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Quién juega a una guerra larga, USA o Rusia??

La economía mundial está bastante movida por estos días y con un panorama bastante
desolador. El conflicto en Ucrania ha abierto una caja de Pandora que, hasta ahora, muestra
como los países europeos han actuado como simples peones de un ajedrez donde solo
juegan los de siempre, USA y Rusia. La pusilánime actitud de la Unión Europea (UE) ante un
Estados Unidos que presiona, no solamente por mantener su estatus como super potencia
económica, sino por tratar de desprestigiar y desfondar a una Rusia que parece haber
calculado al dedillo todas las consecuencias de su movimiento bélico.
En este sentido la fotografía de Europa parece ser la consecuencia directa de una
tormenta perfecta. Las sanciones hacia rusa solo han servido para convertir la economía
mundial en un caldero, donde los precios del gas ruso han logrado subir a máximos
históricos1; de forma idéntica los precios del crudo se han visto impactados y con ellos los
precios de los combustibles. En el caso de Europa es aún mas traumático, ya que el el euro
cotiza en proporción 1/1 con respecto al dólar luego de 20 años 2.
Así mismo, el pánico en los mercados de materias primas, las cuales se comercian
principalmente en dólares americanos, hace que muchos agentes quieran o tengan que salir
de sus euros para comprar dólares para realizar estas operaciones, lo que conlleva a un
debilitamiento de la moneda. Como si fuera poco, la gran dependencia alemana al gas ruso
ha logrado frenar de forma importante la industria de este país, que sin duda es la economía
más fuerte de la zona euro, logrando así que el debilitamiento de esta moneda sea aún más
fuerte.
De lo anterior, lo más lógico sería una Europa más independiente que repensara las
consecuencias de las sanciones para su economía, toda vez que las mismas vienen regidas
por la presión estadounidense a las mismas. Este encarecimiento generalizado de las
materias primas golpea directamente los alimentos, cuya oferta no solo se ha visto
restringida por la parálisis de la economía ucraniana (no por nada conocida como “el granero
del mundo”3), sino por una “agenda verde” donde el segundo mayor exportador de alimentos
del mundo4 (en millones de dólares) está viendo paralizadas sus granjas por orden
gubernamental, al aludir la generación de nitrógeno por las vacas 5 (!).
En el mismo orden de ideas, hay una sequía de la que poco se habla por Europa, que
tiene Italia como el más afectado, que observa como uno de sus principales ríos (el río Po)
se encuentra prácticamente seco 6, con todo lo que ello implica. Y en medio de todo esto,
apenas hace poco, el Banco Central Europeo (BCE) decidió subir tipos de interés 7, cuando la
Reserva Federal (FED) decidió hacerlo hace varios días ya 8, atrayendo los capitales que
salen de la zona euro buscando más rentabilidad a sus inversiones con las subidas de tipos
de interés por parte de la FED, poniendo más presión sobre la moneda común europea.
Así pues, el momento histórico en Europa se presenta bastante desolador, aún más
cuando el 10 de julio de este 2022, Gazprom cerró el gaseoducto Nordstream 1, por un
mantenimiento programado, pero que tiene en vilo sobre todo a Alemania, que espera un
corte total de suministro por parte de Rusia una vez finalizados los trabajos 9. El sobre
endeudamiento de los países del sur de Europa, sobre todo Italia y España, que tienen
deudas ya 150% y 118% de su PIB, respectivamente 10, hace que la recesión sea el
panorama más factible11.
Con todo esto, los Estados Unidos siguen apostando por una política de sanciones y
ahora presentan un proyecto para constituir un cartel de compradores de crudo, para obligar
a una bajada de los precios que afecte la capacidad monetaria rusa en el conflicto que ya
cumple cinco meses de haber comenzado y aún sin posibilidad que termine en el corto o
mediano plazo. Estados Unidos sigue empujando a Europa al desastre económico y
financiero, mientras Rusia parece inmutada a pesar de las sanciones.
De igual forma, Ucrania sigue endeudándose de forma creciente con el conflicto
recibiendo armamento por parte de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), aunque no sin algunas trampas por el camino. En este sentido, Estados
Unidos utiliza su conocida “Ley de Préstamo y Arriendo” con lo cual puede transferir
armamento a Ucrania, sin embargo, dicho armamento está sujeto a devolución, reembolso y
pago de los mismos. También, los mismos Estados Unidos instan a Europa a entregar parte
de su equipo militar, sobre todo los de fabricación soviética, y con ello logran un doble
objetivo: primero, debilitar las capacidades de defensa de Europa, que unido al sentimiento
antiruso, hace que la UE permite que no quieran tener nada que ver con Rusia y entreguen
cuanto artefacto de fabricación ruso/soviética tengan en su poder. Con ello, limita el mercado
de armas de sus socios solo hacias sus compañías, ya que los grandes consorcios Europeos
muy probablemente sean
que acrecienten los temores de una invasión rusa, eviten acercamientos políticos entre
alguna potencia Europea con Rusia, muy especialmente, Alemania.

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