Índice

3 Quiénes somos
3 Amistades para (des)armar
5 Ficha técnica

6 Parte 1 De las Ideas a las prácticas

13 Nosotros y los otros
15 Cuidarnos, una política de la amistad

17 Parte 2. El lugar de los vínculos amistosos en nuestras vidas

23 Cuando la patria son las amigas
24 10.000 kilómetros de amor

26 Parte 3 Ruptura y duelos en las amistades

29 Las amigas que se van

31 Parte 4. El deseo y el erotismo en la amistad

34 Un baile más
36 ¿Cómo armar una banda de rock y no morir de amor en el intento?

38 Ideas para un final abierto

40 Referencias

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 2
Quiénes somos
QUEPA es un laboratorio social autogestivo que
surge para experimentar, ensayar e impulsar la
acción y la reflexión sobre temáticas sociales
desde una mirada situada e interdisciplinar.
Apostamos al trabajo colaborativo a partir
de la creación de redes afectivas, móviles
y dinámicas, ligadas a la solidaridad y a la
preocupación por lo común.
Nos interesa pensar la construcción de
conocimiento a través de una polifonía de
voces, de fuentes, de metodologías. Nos gusta
crear conocimiento que se mueva, que llegue,
que interpele. Nos interesa la comunicación,
la cultura, los derechos humanos y la política.
Asumimos el enfoque de género y diversidad
como nuestro prisma y nuestro modo de
observar y hacer.
Nacimos en pandemia, como muchos otros
espacios e iniciativas que buscaron una
bocanada de aire colectivo.
Amistades para (des)armar
En el año 2022 lanzamos nuestro proyecto
“Amistades para desarmar”. Se trata de una
de nuestras primeras experiencias de trabajo
autónomo, donde quisimos conjugar técnicas
y herramientas para construir conocimiento
sobre una temática que nos atraviesa de una
forma particular, como es la amistad.
Desde muy pequeños y pequeñas tejemos
vínculos amistosos, pero ¿qué lugar ocupan
entre las relaciones que sostenemos? ¿Es
la amistad un lazo incondicional o hay
condiciones? ¿Se vive del mismo modo entre
3 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Somos colegas, profesionales, investigadoras
y activistas de la ciudad de Rosario. Nos
conocimos en espacios de trabajo formal y nos
dimos cuenta que teníamos intereses y deseos
comunes más allá de esos espacios.
Asesoramos a instituciones y organizaciones,
producimos contenidos, sistematizamos
experiencias, generamos estrategias de
comunicación. Animamos debates, entrevistas e
intercambios. Generamos datos e información
y buscamos visualizarlos de forma accesible.
Dictamos talleres de sensibilización, diseñamos
proyectos y planes de acción. Participamos en
congresos, jornadas y simposios, así como en
espacios culturales y comunitarios de la ciudad
de Rosario.
Queremos politizar los vínculos y la vida
cotidiana para transformar los entornos y los
espacios que habitamos.
los géneros? ¿Romantizamos los vínculos de
amistad?
Rosario —la ciudad donde vivimos— es
reconocida por ser una ciudad amiguera.
Cada año, el 20 de julio se vuelve una fecha
emblema. En ese marco, quisimos repensar
y reflexionar sobre esos vínculos. Así es
que implementamos un relevamiento para
conocer cómo pensamos y cómo actuamos
en estas relaciones. Una primera etapa de
esta investigación ha tenido que ver con la
puesta en marcha de un relevamiento llamado
“Amistades para (des)armar”. La metodología
seleccionada (bola de nieve) dice mucho de la
forma en que pensamos el trabajo y los modos
de producir: colaborativamente, en cadena, en
red. Sobre los resultados del mismo surge el
presente informe, el cual incluye datos, ideas y
reflexiones.
Los datos fueron procesados en alianza con
el grupo Usuaries de R en Rosario, ligado
a promocionar y difundir dicho entorno y
lenguaje de programación, el cual es abierto,
libre y gratuito, a través de una variedad de
técnicas estadísticas y gráficas.
A partir de la investigación, el relevamiento
y el procesamiento de datos, realizamos una
aproximación cualitativa y cuantitativa de la
temática. Se trata de un trabajo exploratorio.
La información reunida ilustra percepciones,
opiniones y modos de comportamiento de
un grupo específico de personas que fue
seleccionado aleatoriamente y que componen
una muestra, lo cual no es indicativo de
tendencias ni generalidades. No obstante, a
partir de los insumos que aquí se presentan,
podemos reflexionar y elaborar ideas que nos
ayuden a pensar de un modo complejo un
fenómeno también complejo, como son los
vínculos afectivos.
Mccarthy, Gilles Deleuze, Chantal Mouffe,
Eleonor Faur, Morena García, Elizabet Jelin,
Hannah Arendt, entre otras.
Además de las lecturas, esta experiencia
incluyó voces amigas. Reflexiones, ideas,
anécdotas de amigas, amigues, amigos, a
quienes invitamos a pensar con nosotras
eso que en la vida es una práctica cotidiana
y permanente: querernos. ¿Cómo se siente?
¿Cómo se vive? ¿Qué pasa cuando estamos
lejos? ¿Qué nos mueve a hacer cosas juntas?
¿Hay lugar para el erotismo? Sobre algunas de
estas preguntas y otras tantas, las voces amigas
se cuelan en este informe animando al debate
desde un gesto amoroso: el de regalarnos sus
palabras.
“Eso es lo importante: no el
amigo de hecho, sino que la
amistad como categoría es
una condición para pensar”
Gilles Deleuze

Sabemos que la amistad, la alteridad, la

convivencia, lo común, la política, han sido
temáticas exploradas por otras, otros y otres
de quienes nos nutrimos. Sus lecturas nos han
movilizado para poder pensar esta temática
anclada en nuestros ámbitos más cercanos,
comunitarios e íntimos. A lo largo de esta
investigación que devino en experiencia nos
acompañaron las voces de Vir Cano, Suely
Rolnik, Brigitte Vasallo, Sara Ahmed, Camila
Sosa Villada, Chimamanda Ngozi Adichie, Mary

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 4
Ficha Técnica:
● Metodología: Bola de nieve. Es una técnica de muestreo no probabilística en la que las personas
seleccionadas para ser encuestadas reclutan a nuevas personas entre sus conocidos
● Herramienta: Google Form
● Fecha de aplicaciòn de la encuesta: entre el 3/7 al 12/7 del 2022
● Total de respuestas: 502

Edades:
1%
43%

22%
30%
1%

76%
12%
9%
2% 4% MUJER NO BINARIE
VARÓN OTROS GÉNEROS
-20 21 - 30 31 - 40 41 - 50 51 - 60 +61

5 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Parte 1

De las Ideas a las prácticas

Una de las primeras inquietudes que nos surgió como grupo fue preguntarnos qué nos lleva a
entablar un vínculo de amistad con alguien. Esa atracción que sucede desde nuestra infancia, que
nos lleva a querer compartir momentos con una persona. Frente a esa pregunta quienes respondieron
la encuesta podían elegir hasta tres opciones de una lista que se ofrecía.

¿Por qué entablas una amistad con alguien?

40%

35%
36%
30%

25%

20%

15% 17% 18%

10%
9% 10% 10%
5%

0%
Tenemos Comparti mos Es diferente Registra Es una Tenemos
ideas, círculos a mí y su mis persona una
gustos e cercanos mirada me necesidades diverti da historia
intereses interpela en común
en común

Entre las respuestas se pueden ubicar tres “Porque compartimos círculos cercanos” (18%).
como las más seleccionadas: “Porque tenemos El porcentaje más reducido se registra en la
ideas, gustos e intereses en común”(36%), opción porque “es diferente a mi y su mirada me
“Porque tenemos una historia en común” (18%), interpela”.

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 6
 ¿Por qué entablas una amistad con alguien? Desagregaciones por edad.
100%

11%
90%
16% 17% 19% 20%
28%
80%

70%
44% 36% 35%
36%
60% 40%
36%
50%

7%
10%
40% 10%
9%
15% 11% 8%
30% 28% 9%
10% 2%
7% 9% 10% 8%
20%
7%
6%
10% 19% 18%
17% 17% 13%
11%
0%
Menos de Entre Entre Entre Entre Más de
20 años 21 y 30 31 y 40 41 y 50 51 y 60 61 años
años años años años

Porque comparti mos círculos cercanos Porque es diferente a mí y su mirada me interpela

Porque es una persona divertida Porque registra mis necesidades
Porque tenemos ideas, gustos e intereses en común Porque tenemos una historia en común

Al desagregar la información por rangos etarios
observamos algunas diferencias:
• A medida que vamos creciendo la variable
diversión pierde importancia a la hora de
entablar una amistad con alguien.
• Se mantiene (al igual que en los valores
generales) los mayores porcentajes en las
opciones relativas a las ideas, gustos e intereses
en común.
• La opción “registra mis necesidades”, en
el rango etario de menos de 20 años no
aparece, mientras que en los otros rangos
etarios - mayores de 30 a 50- años sostiene un
porcentaje del 10%.
De acuerdo a la información relevada, uno de los
datos que sobresale es que la variable diversión
comienza a devaluarse con el tiempo y crece
en cambio la idea de que la amistad está ligada
a registrar la necesidad de la otra persona. En
este sentido, podemos pensar en lo que nos
propone Sara Ahmed acerca de la felicidad en
tanto promesa, la cual “implica la comodidad de
la repetición, de seguir los lineamientos que ya
han sido planteados”, algo así como si la felicidad
estuviera asociada a “permanecer en el camino
recto” (Ahmed, 2010 ), y cuando nos desviamos
del camino de hacer felices a los demás, eso
perturba todo. Ese desvío resulta caótico.
Traemos este debate a colación para pensar
que la idea de registrar las necesidades de las

7 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
personas con las que tramamos amistades, puede
estar condicionada por esa promesa de felicidad.
Por la idea de que, siguiendo ese camino, la
felicidad será un hecho.
Pero ¿qué hay con la diversión? Si bien divertirse
no es un acto individual, o no solamente
individual, claro está que para que algo sea
divertido nos tiene que divertir a todes. Hay una
implicancia directa de las personas, algo que
no admite juegos de cálculos, o expectativas,
sino que se trata de algo que implosiona, surge,
emerge de forma sorpresiva y nos convierte en
aliadas, al menos de ese momento o quizás, por
una buena parte de nuestras vidas.
Entonces, si intentamos salir del juego de
individualismo vs. colectivismo y podemos pensar
en relaciones que provoquen mayor implicancia,
—no por el hecho de la necesidad, sino por el
hecho de sabernos parte de algo común, un
chiste, un juego, una descarga afectiva—, quizás
así podamos salirnos de esos mandatos que nos
rigen en tanto cálculo; de ese pacto basado en la
necesidad.
Sin embargo, podemos ver cómo la opción
más elegida en casi todos los grupos etarios
se relaciona con la idea de tener intereses y
gustos en común. Si bien es esperable que nos
acerquemos afectivamente a las personas por
tales motivos, es posible problematizar estas
ideas. Este dato, revisado a la luz de la diversidad
y de la idea de otredad, puede pensarse como
una tendencia a suturar más que abrir las redes
afectivas en el marco de las prácticas amistosas,
reforzando la tendencia a homogeneizar los lazos
más que a diversificarlos.
Esta información nos permite pensar cómo,
dentro de las tramas afectivas y amorosas
prevalecen las identificaciones, los intereses y
los gustos en común. Si tomamos estos insumos
no solo en clave afectiva sino también en clave
democrática —aspectos que en realidad resultan
indisociables— es decir, desde la lógica de las
alteridades, los agonismos, las diferencias y los
conflictos1, los mismos pueden indicar cuáles
son las prácticas que prevalecen en nuestra
vida cotidiana y que favorecen a lógicas de
convivencia más o menos democráticas.

Los datos nos invitan a recuperar la diversión
como puerta de entrada y, por qué no, como
plataforma de encuentro para los vínculos
de amistad, en los que sin duda ingresan las
necesidades, los dolores, las búsquedas y
el acompañarse, pero ya no como un pacto
preestablecido, sino como una parte más de la
historia que nos une.
Nos interesa pensar lo afectivo en clave política
y en ello las tramas amorosas, las amistades, y
los vínculos impactan también en nuestra vida
en común y en cómo nos integramos o no con
identidades diversas y diferentes de las propias.

1 Tomamos aquí las ideas de Chantal Mouffe en torno a lo que ella llama “pluralismo agonístico”, el cual implica invertir al
enemigo por el adversario, es decir, reemplazar al antagonismo por el agonismo. Lo que permite comprender que el conflicto,
propio de la constitución de una comunidad política, lejos de representar un peligro para la democracia es, en realidad, su
condición misma de existencia. Mouffe, Chantal (2003). La Paradoja Democrática. Barcelona, Editorial Gedisa.

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 8
¿Por qué entablas una amistad con alguien? Desagregaciones por géneros.

100%
8%
90% 18% 22%

80% 40%
33%
70%

37% 33%
60%
7%
50%
25%
20% 7%
40% 10%

11%
30% 10%
13% 17%
9% 9%
20%

10%
17% 20% 17% 17%

0%
Mujer No binarie Otros géneros Varón

Porque comparti mos círculos cercanos Porque es diferente a mí y su mirada me interpela

Porque es una persona divertida Porque registra mis necesidades
Porque tenemos ideas, gustos e intereses en común Porque tenemos una historia en común

Al desagregar la información desde los géneros, También se consultó a las personas cómo
podemos ver que quienes se identifican bajo un definirían la amistad. En esta pregunta se dio la
género no binario o dentro de otras identidades posibilidad de elegir hasta tres opciones de una
dan lugar a mayores porcentajes relativos a la lista que se ofrecía en la encuesta.
diversión y a la diferencia. Entonces podemos
preguntarnos, ¿qué sucede con los vínculos
heterosexuales en relación a la diversión en la
amistad? ¿Qué impactos implica la heteronorma
a la hora de entablar amistad con otras personas
que no eligen lo mismo?

9 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
 ¿Cómo definirías a la amistad?
35%

30%
30%

25%

24%

20%
21%

15%
16%

10%

5%
5%
1% 3% 1%
0%

Es para toda la vida

Es azarosa y no tiene resultados garantizados
Cambia y varía de intensidad, de frecuencia, de potencia, no es siempre igual
Es sinónimo de incondicionalidad
Se basa en vínculos de reciprocidad
Se da sobre la base de vínculos cercanos, con contacto cotidiano o frecuente
No depende de la frecuencia de los encuentros
Se da entre personas que elegimos como familia

En los valores generales, la definición se no depende de la frecuencia de los encuentros.

concentra en las siguientes variables: “La amistad Podemos estar años sin vernos y seguir siendo
cambia y varía de intensidad, de frecuencia, de amigues” (24 %), “La amistad se basa en vínculos
potencia, no es siempre igual” (30 %), “La amistad de reciprocidad” (21 %).

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 10
 ¿Cómo definirías a la amistad? Desagregaciones por géneros

1% 2%
13%
16% 15%
29%
20%
21% 20%

12%

27% 22%
25%
24%
2% 4%
1% 7% 1%
4% 6% 6%

20%
30% 29% 29%
13%

Mujer No binarie Otros géneros Varón

La amistad cambia y varía de intensidad, de frecuencia, de potencia, no es siempre igual

La amistad es azarosa y no ti ene resultados garanti zados
La amistad es para toda la vida
La amistad es sinónimo de incondicionalidad
La amistad no depende de la frecuencia de los encuentros. Podemos estar años sin vernos y seguir siendo amigues
La amistad se basa en vínculos de reciprocidad
La amistad se da entre personas que elegimos como familia (“la familia elegida”)
La amistad se da sobre la base de vínculos cercanos, con contacto coti diano o frecuente

Desagregando los datos por género, se sostienen
las mismas tendencias que en los datos
generales, salvo algunas variaciones. En quienes
indicaron percibirse como varones y mujeres,
aparece con un porcentaje muy reducido la
variable “la amistad es para toda la vida”, la cual
no tiene ningún tipo de incidencia en las otras
identidades. “La amistad como familia elegida”
aparece en un porcentaje levemente superior
entre las personas que indicaron como su género
el no binario.
A diferencia del dato que nos brindó la pregunta
anterior que refiere a las prácticas afectivas,
las ideas en torno a la amistad parecen admitir
mayor diversidad, variabilidad y flexibilidad.
La posibilidad de sostener vínculos afectivos
sin la exigencia de determinada frecuencia o
bien, asumiendo que son vínculos que varían
a lo largo de la vida, nos colocaría frente a una
idea de lo afectivo alejado de la noción de
incondicionalidad.
Otro aspecto a señalar es que se valora la
reciprocidad como valor para sostener una
amistad. Pero aquí: ¿qué entendemos por
reciprocidad? También podríamos problematizar
estas ideas en torno a las nociones de necesidad
y demanda. Si bien admitimos que la amistad
no se asocia a la obligatoriedad en la frecuencia
de los encuentros, o en la presencia, nos
preguntamos ¿en qué otros vínculos estamos

11 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
depositando esas demandas? En este sentido,
es posible considerar la opción que ocupó un
cuarto lugar entre las elegidas y es aquella que
sostiene que “la amistad se da entre personas
que elegimos como familia (la familia elegida)”.
La idea de lo familiar aparece aquí ocupando un
lugar, aunque no prioritario, sí relevante.
¿Buscamos con los vínculos afectivos de amistad
reemplazar la idea de lo familiar? ¿Formar otra
familia? ¿Es la idea de familia lo que se pone en
tensión? ¿O es el modo de vincularnos lo que
buscamos tensionar o modificar?
Es interesante señalar también que algunos
comentarios en la opción “otros” señalaron al
respecto estar en contra de la idea de llamar a les
amigues con el título de lo filiatorio, el cual alude
a lo biológico o lo sanguíneo. Y en ese caso,
se pretende reivindicar a la amistad como algo
estrictamente diferente de lo familiar. Entonces,
podemos preguntarnos: ¿cómo impacta la idea
de lo familiar en las ideas en torno a la amistad?
¿Necesitamos ese antagónico para construir algo
propio? ¿Y qué sucede entonces con la familia
en sí? ¿Es posible democratizarla? ¿Queremos
democratizarla?
de la vida cotidiana y de la extensión del derecho
a tener derechos” (Jelin, 2010: p. 41).
Por ello pareciera necesario incorporar nuevos
modos de familias que supongan vínculos de
protección, solidaridad, compromiso, afectos y
responsabilidad a partir de lazos afectivos que
puedan o no estar basados en la consanguinidad.
Entonces, ¿cuál es la relación entre las amistades
(basadas en ideas democratizadoras, aunque esto
no se refleje totalmente en la práctica) y la familia
(basada en una lógica verticalista, aunque no
necesariamente siempre ni en todos los casos)?
¿Cómo se afectan mutuamente y cómo pueden
transformarse?
La información que recogimos en estas primeras
preguntas nos invita a preguntarnos cómo
tejer puentes entre las ideas que tenemos
sobre la amistad y las prácticas amistosas que
efectivamente sostenemos. Cómo ir de las
ideas a las prácticas y al revés, en un ejercicio
movedizo y audaz, buscando expandir el universo
afectivo y, con ello, el mundo social y político que
nos rodea y del cual formamos parte.

No podemos desconocer que la noción de familia

ha ido atravesando múltiples transformaciones
a lo largo de los años, pese a las resistencias y
los conservadurismos. Es oportuno reconocer
que la familia nuclear arquetípica está muy lejos
de cualquier ideal democrático: se trata de una
organización social patriarcal, donde el jefe de
familia concentra el poder y, tanto los hijos y
las hijas como la esposa-madre desempeñan
papeles anclados en la subordinación del jefe
como sostiene Jelin (2010) y, por otro lado,
es necesario admitir la “aparición de una
multiplicidad de formas de familia y convivencia
como parte de los procesos de democratización

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 12
Nosotros y los otros
Damian Ciappina*
Una de las características principales de los diálogos
cotidianos pasa por interrogar a los demás sobre
ciertos saberes que el otro debería tener por su
praxis o condición social-profesional. Por ejemplo,
le preguntamos a un mecánico la razón de por qué
el auto no enciende tal lucecita en el tablero, a un
abogado sobre el sentido de una noticia judicial o
a un historiador acerca de aquello que ocurrió en
agosto de 1324. Las personas que optaron por
profesionalizarse en filosofía no logran huir de ese
tipo de interrogatorios que pueden ser de lo más
variado. ¿Los perros piensan? ¿Hay vida después de
la muerte? ¿Qué es lo bueno?
Pero esto no debería ser un problema para el
filósofo, ya que el juego interrogativo infinito
es lo específico de esta actividad humana
llamada Filosofía. A su vez, hay que agregar una
característica fundamental de la misma: es un
saber sin supuestos. Una búsqueda constante
que no se asentaría en nada previo puesto que
su objetivo sería derrumbar para reconstruir. Esta
actividad indagatoria discurre sobre los “problemas
perennes”, es decir, se aplicaría la capacidad de
razonar a grandes cuestiones transhistóricas y
transociales. Una de esas cuestiones que se han
explorado a lo largo de la historia de esta disciplina,
indudablemente occidental, es la demarcación
entre el nosotros y los otros.
¿Quiénes somos nosotros y quiénes son ellos?
¿Cómo es posible diferenciar a los unos de los
otros? ¿Cómo se fundamenta ese nosotros?
Dichas preguntas rodean al tema fundamental:
la comunidad. ¿Qué es la comunidad? ¿Quiénes
forman parte de ella y quiénes no? ¿Cómo podemos
defender a la comunidad? ¿Quién es el amigo y el
enemigo?
13 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
De este cúmulo de interrogantes tomaremos como
guía la amistad, más precisamente, la pregunta: ¿qué
es la amistad? para esbozar una especie de historia
del objeto en cuestión.
La palabra viene del latín amicitas (amistad) que a su
vez deriva de amare (amor), que tiene su equivalente
en griego antiguo en philia. Fue Aristóteles uno
de los primeros en reflexionar sobre la amistad.
En la Ética Nicomáquea hay dos libros dedicados
a desentrañar ese vínculo que lleva el nombre de
philia. Para él es el amor que se tiene hacia otra
persona sin ningún tipo de interés que lo mediatice.
Es decir, quiero al otro, deseo su bien sin obtener
ningún beneficio más que el compartir y convivir
en la virtud de los buenos. La auténtica amistad
solo puede darse entre iguales, semejantes y en
reciprocidad.
Realicemos un salto temporal hasta el Renacimiento,
allí nos encontramos con uno de los escritores
más interesantes de las letras occidentales, Michel
de Montaigne, que a los desarrollos aristotélicos
le agrega un par de elementos fundamentales: la
libertad de nuestra voluntad para elegir a los amigos
(por ello no puede existir amistad entre familiares) y
la pasión. Es así que la amistad es elección, libertad
y efusividad. Un deseo de estar con el otro, pero no
leído en el sentido erótico, sino una pasión o calor
sosegado, constante y que no se agota en un acto,
sino que se alimenta y crece a medida que se van
compartiendo situaciones. Llegando al momento
en que las almas, según Montaigne, “se mezclan
y confunden la una con la otra, en tan completa
amalgama, que borran la sutura que las ha unido y
no la vuelven a encontrar. Si me instan a decir por
qué lo amaba, siento que eso solo puede expresarse
respondiendo: porque era él, porque era yo”.
En este brevísimo recorrido podemos escuchar una
voz discordante: la de Nietzsche, que sobre este
tema tuvo posturas que implicaban la ruptura con
el orden moral judeocristiano y la reafirmación del
yo mediante una voluntad de poder. Nietzsche
boga por abandonar la ética de la compasión, la
cual entristece la vida y a su vez impide el desarrollo
de las potencialidades individuales. Realiza una
valoración de los enemigos por sobre la amistad, ya
que el contrincante obligará a mejorar. El desafío
constante por parte del enemigo es un estímulo para
la superación, para la trascendencia. Por lo tanto,
un amigo si no es un antagonista es lo peor que
puede ocurrir, ya que produce un estancamiento
del desarrollo vital. No tiene que existir ningún tipo
de unión ni fusión con el otro, sino que se debe
mantener en su propia individualidad. Y desafiante
en sus principios, ideales y valores frente a los
nuestros, debe actuar como un buen enemigo.
A finales del siglo XX, fue Derrida quien puso el ojo
en este desarrollo histórico del concepto sin olvidar
la imbricación entre política y amistad. Por ello se
pregunta el pensador de origen argelino: “¿cómo se
ha impuesto?, ¿de dónde le viene la fuerza?, ¿cómo
ha excluido lo femenino o la heterosexualidad, la
amistad entre mujeres o la amistad entre hombre
y mujer? (…) la cuestión de la amistad podría ser al
menos un ejemplo (…) de la historia sin más, y la del
falocentrismo”.
La abrumadora mayoría de los discursos filosóficos
sobre la amistad son o han sido masculinos. La
masculinización del vínculo amistoso. Casi todos
los pensadores citados tienen su lado b (por decirlo
de manera leve) al dejar por fuera a la mujer del
vínculo amoroso-amistoso. Es así que, un repaso
por las diferentes formas de entender la amistad
muestra también cómo se han construido discursos
androcéntricos y patriarcales.
*Damián Ciappina, un curioso devenido profesor de historia y filosofía. Le gusta indagar en el pasado para conocer, entender,
reconstruir o deconstruir los relatos que nos contamos como sociedad. En sus clases adopta la postura de que el conocimiento se
construye en el diálogo y el intercambio crítico.
Afrontar las preguntas desde la filosofía es ensayar
una respuesta a contrapelo de la tradición. Mirar la
historia del relato filosófico para identificar puntos
oscuros, tramas ocultas. Toda amistad es política.
El componente político de las relaciones humanas
es inocultable. Los amigos no quedan por fuera
de ello. Los amigos forman un nosotros, un grupo
unido, abroquelado en torno a x. Una x que puede ir
variando de acuerdo con el grupo y la época. Implica
que la amistad es lo que Jean Luc Nancy llamó el “ser
singular plural”. Nos delimita un adentro y un afuera
de la comunidad política, de la comunidad humana.
Crear comunidad, componer un adentro y un
afuera implica necesariamente un grupo que no
está con nosotros. Por ello, a la hora de hablar de
amistad-comunidad, a la hora de mirar los discursos
construidos por los grandes pensadores de la
historia, tenemos que leer esa falta y vislumbrar
quiénes son esos otros que han quedado excluidos.
Por ello, pensar la amistad es también pensar qué
hacemos con la otredad. ¿Quiénes son los otros?
¿Los bárbaros, las mujeres y los esclavos como
pensaban los griegos? ¿Posibles autómatas que
portaban capas y sombreros como sospechaba
Descartes? ¿Homúnculos como Colón caracterizó a
los pueblos del Caribe? ¿La epifanía de Dios según
Levinas o la del pueblo para Dussel?
Las comunidades se construyen sobre la tramitación
de las otredades y de las relaciones de poder que se
establezcan en ellas y entre ellas.
Al final de este recorrido, sigue resonando la
pregunta: “¿Y entonces qué es la amistad?” Una
respuesta posible tal vez pueda venirnos de la
literatura. Como escribió el chileno Pedro Lemebel:
“No tengo amigos, tengo amores”.
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 14
Cuidarnos, una política de la amistad
Ana Sagües*
¿Qué sensibilidad nos permite transitar vitalmente
en este sistema social tan desigual, injusto y
triste? Me lo pregunto a partir de la experiencia
inigualable que me da el aliento para transitarlo,
me refiero a las vivencias de la amistad.
Circunstancias adversas, difíciles, a veces
traumáticas son aliviadas por los gestos
amigables de las personas entrañables,
pero también de aquellas no tan cercanas o
desconocidas que empatizan y acompañan
el tránsito en la vida simplemente por estar
permeables a esa fuerza amorosa de la amistad
que conmueve.
También pienso en las innumerables
experiencias amigables con los animales; la
mía con gatos y perros, algún que otro colibrí
y mariposas, que se acercan, comparten,
acompañan, comunican con su presencia.
Donna Haraway nos propone incluir esos
lazos como modo de crear otra comunidad,
más respetuosa, libre, vital y alegre, que nos
saque de las habitualidades hegemónicas del
capitalismo actual. La amistad como fuerza que
compone comunidad entre seres. Pienso en la
vejez, cuando las situaciones a compartir con
les amigues construidas a lo largo de la vida se
van espaciando o desaparecen, esa fuerza vital
de la amistad perdura, no solo en los recuerdos
de lo vivido sino, justamente, como “fuerza”,
como potencia, en la creación de nuevos
lazos, circunstanciales también, pero fuertes y
consistentes para componer con las condiciones
de la vida. Mientras escribo, una de mis gatas
me distrae con su presencia, recostada en la
mesa del patio, a mi lado, me toca mientras
contempla el ritmo de la mañana. Creo que mira
15 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
las plantas, el cielo, algún movimiento sutil, la
brisa que por momentos corre en este tórrido
enero rosarino; atenta a mis movimientos
responde a mi contacto y vuelve a su estado
contemplativo. Me enseña un modo de estar en
la vida, inmanente, móvil, dinámico, desapegado
y, sin embargo, amoroso. Nuestra recíproca
compañía es amigable, hay signos y gestos de
comunicación entre nosotras. Una sinergia
de afectaciones mutuas que resulta en el
convencimiento de sentirnos cuidadas.
Cuidarnos constituye una política de la amistad,
parafraseando a Spinoza.
Cuidarnos frente a situaciones inciertas y
de fragilidad, como así también en otras de
exploración, descubrimiento, aprendizaje y
alegría. Recuerdo el trekking por los cerros
jujeños que realicé en el invierno pasado:
cuatro días de caminata, entre diez y trece
horas diarias, cerca de 67 kilómetros recorridos
por senderos pedregosos, frente a paisajes de
una belleza inmensa que solo se experimentan
caminando, desafiando cautelosamente al
físico, compartiendo tiempo, percepciones,
consejos de cuidados para los pies, para
el uso benéfico de los bastones y el peso
de la mochila sobre la cintura, historias,
temores, relatos, con personas desconocidas,
microacompañamientos empáticos y solidarios,
de colaboración y risas. Cuidados sensibles y
generosos, una política de la amistad. Es decir,
siguiendo a Spinoza, trabar lazos sensibles con
personas y seres que aman sinceramente la
verdad; concordar con su naturaleza, provocar
encuentros con otros libres, perseverar en lo
vital, seguir produciendo vida.
La amistad abre la posibilidad de una liberación
en tanto se propone como una ética, que
colabora en conectarnos con lo máximo que
podemos cada vez y así componer un cuerpo,
un conjunto, una comunidad potente, y agrega
Spinoza: “Una persona libre procura unirse a
los demás por amistad y funda una experiencia
política”.

Mientras escribo, escucho a La Delio Valdez que

dice: “No hay virtud en el amor, solo personas
que comparten un atardecer sin decir nada y
es cuidar. Amar es cuidar”. Y me convenzo de
que estas ideas sensibles del cuidar y la amistad
constituyen una forma del amor.

*Ana Sagües, psicóloga y analista. Interesada por las condiciones sociopolíticas que intervienen en los procesos de subjeti-
vación. Coordinadora de grupos con mujeres y de grupos terapéuticos con varones. Feminista, nacional y popular. Caminante
en distintos paisajes. Ama a los gatos, hacer escultura en arcilla y objetos en alambre. Practica yoga y curiosea la medicina que
aportan las hierbas y flores.

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 16
Parte 2

El lugar de los vínculos

amistosos en nuestras vidas
Para conocer cuál es el lugar que ocupan los
vínculos amistosos, consultamos si la amistad se
circunscribe o no a un momento particular de la
vida. La mayoría de las personas respondieron
que no (70 %), mientras que un grupo
considerablemente menor respondió que sí (20
%) y un (10 %) prefirió no contestar, como se
puede ver en el siguiente gráfico.

¿Considerás que la amistad se circunscribe a un momento particular de la vida?

10%
20%

70%

NO CONTESTA
NO
SÍ

Sobre este dato, podemos pensar que resulta
alentadora la idea que no acota la amistad a
determinados momentos de la vida.
La posibilidad de estar abiertos/as y dispuestos/as a
generar nuevos vínculos afectivos a lo largo de la
vida nos coloca frente a la idea de que la amistad
no es algo propio de la juventud o de la infancia,
y que de hecho puede renovarse y reconfigurarse
en distintos momentos, con distintas personas.
El movimiento prevalece y no somos las mismas
cada vez.
En este sentido, consultamos si esos vínculos
de amistad se pueden sostener a la distancia. La
gran mayoría afirmó que sí (97 %). Este dato es
coherente con las ideas o definiciones en torno a
la amistad, las cuales afirman no tener necesidad
de frecuencia o encuentros determinados.

17 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
 ¿Creés que es posible sostener un vínculo de amistad a distancia?
4%
96%
NO
SÍ
Sin embargo, si cruzamos esta información
con aquella obtenida en torno a por qué nos
hacemos amigues de otres, la relación se
vuelve más forzada, ya que en este último
caso pareciera que son necesarios los hábitos,
las costumbres, las prácticas y los intereses
en común que, podríamos pensar, derivan de
espacios en común. No obstante, lo común
también puede construirse a la distancia, sin una
localización específica. La potencia del vínculo
afectivo de la amistad podría radicar en este
aspecto, lo común, ya sea con más tendencia
a la homogeneidad o con más tendencia a la
diversidad y puede construirse en diversos
escenarios y paisajes.
² Ernesto, Laclau (1997) Deconstrucción, Pragmatismo y Hegemonía, Agora, Cuadernos de estudios Políticos, Nº6, Bs. As., 1997, p. 73.
Tal vez sería importante revisar el vínculo que
a veces se teje entre lo común y lo igual. ¿Qué
lugar le damos a lo diferente en lo común?
¿Ideas en común e historia compartida implican
decisiones de vidas equivalentes? El sentido de
comunidad tiene sus raíces en la creación de un
espacio de pertenencia y la pertenencia muchas
veces funciona como refugio. Pero los refugios
a veces se convierten en ámbitos demasiado
estáticos que terminan por suturar el sentido en
vez de explorarlo2.
Preguntamos también si era posible hacerse
amigues en el trabajo, poniendo en tensión
la idea de que en el trabajo no se hacen
amigues sino que les amigues son de otros
lados, la escuela, el club, el barrio. Es decir, de
espacios donde pareciera no existir la lógica
de la competencia, el rendimiento o incluso el
crecimiento personal. El 85% respondió que sí,
que incluso “son vínculos que pueden ir más
allá de lo laboral”, el 7 % contestó también que
“sí, pero que son amistades de coyuntura y que
no trascienden en el tiempo”, mientras que el
5 % contestó que “no, les amigues los prefiero
en otros ámbitos, diferentes del laboral” y,
finalmente, un 3 % eligió “otros”.
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 18
 ¿Es posible hacerse amigues en el trabajo?

5%
8%

87%

No, les amigues los prefiero en otros ámbitos, diferentes del laboral

Sí, pero son amistades de coyuntura y no trascienden en el tiempo

Sí, son vínculos que pueden ir más allá de lo laboral

¿Es posible hacerse amigues en el trabajo? Desagregaciones por géneros

89%
80% 79%

100%

16%
6% 20%
5% 5%
Mujer No binarie Otros Varón
géneros

No, les amigues los prefiero en otros ámbitos, diferentes del laboral
Sí, pero son amistades de coyuntura y no trascienden en el tiempo
Sí, son vínculos que pueden ir más allá de lo laboral

19 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Es interesante ver cómo en los espacios
laborales es posible la afectividad y el
crecimiento de los vínculos amistosos. Hay
algo de la ternura y de lo amoroso que hace
que los tránsitos por el mundo del trabajo sean
seguramente más amenos. En efecto, el espacio
de trabajo muchas veces está delimitado por el
desarrollo profesional y la competitividad. Por
ello, tejer alianzas, brindar ayuda, preparar a
otres para ocupar los puestos en paridad, abrir la
información, compartir los conocimientos, hacer
de ese proceso algo que apueste a la cocreación
es un desafío, asumiendo que muchas veces
¿Cuáles son los vínculos a los que acudís en caso de atravesar un problema?
38,5%
27,1%
15,0%
Pareja amiga, Madre,
amigo, Padre
amigue
Podemos pensar que la amistad entonces es
mucho más que intereses o gustos en común,
y se posiciona como un vínculo de confianza
al cual acudir ante un problema o un conflicto.
Sin embargo, nos preguntamos cómo podemos
sostener esos lazos de confidencialidad y seguridad,
en términos de soporte ante situaciones adversas,
en contextos de variabilidad y flexibilidad, tal como
surgió en los datos anteriormente relevados.
¿Qué le pedimos a la amistad y qué apuestas
estamos dispuestas/os/es a hacer en torno a
ella? Más allá de los problemas estrictamente
trabajamos más de lo que estamos en casa y
son muchas horas las que compartimos con
compañeres de trabajo. En efecto, esos espacios
en ocasiones se convierten en semilleros para
otras discusiones o luchas por los derechos
sociales y laborales dentro y fuera del trabajo.
Se consultó también cuáles eran los vínculos a
los que acudían las personas cuando tenían algún
problema, pudiendo seleccionar hasta tres opciones.
En primer lugar, aparecieron las amistades, en
segundo lugar la pareja, en tercer lugar los vínculos
familiares y, por último, madre/padre.
15,8%
3,3%
0,2%
Hermanes Ninguno Otro
de esos
emocionales ¿qué sucede con problemas de
índole económica, de salud, de vivienda? ¿Es
posible pensar incluso lógicas económicas, de
supervivencia, soluciones habitacionales, cuestiones
de herencias, desde los vínculos de amistad? Si
vamos a reconocer esto ¿no necesitamos también
legislación que nos ampare y permita reconocer
estos vínculos? Si vivo con una amiga, un amigo
o amigue, ¿por qué no puedo brindarle mi obra
social, por ejemplo? ¿Hay vínculos que son más
habilitantes socialmente que otros? ¿Solo está
permitido si puedo demostrar que se trata de una
pareja o de un vínculo filiatorio?
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 20
 ¿Cuáles son los vínculos a los que acudís en caso de atravesar un problema?
Desagregaciones por géneros

2,89% 3,29%
0,83%
13,33%
20,00% 10,70%
17,45%
6,67%
11,93%
6,67%
15,74%
20,00%
13,33%

40,74%
37,79%
40,00%
46,67%

32,51%
26,02%
20,00%
13,33%

Mujer No binarie Otros géneros Varón

Pareja Amiga / Amigo / Amigue Madre / Padre

Hermanes Ninguno de esos Otro

21 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
 ¿Cuáles son los vínculos a los que acudís en caso de atravesar un problema?
Desagregaciones por rangos etarios
2,01% 2,32% 3,77% 3,67%
11,76% 11,36%
12,08%
15,28%
17,25% 19,27%
11,76% 15,91%
21,48% 15,86% 5,50%
14,82% 4,55%
23,53%

41,28%
37,91% 37,74% 40,91%
38,93%

47,06%

28,24% 26,42% 30,28% 27,27%

24,83%

5,88%
Menos Entre Entre Entre Entre Más
de 20 21 y 30 31 y 40 41 y 50 51 y 60 de 61

Pareja Amiga / Amigo / Amigue Madre / Padre

Hermanes Ninguno de esos Otro

Realizando una mirada de las respuestas en clave
de edades y géneros vemos algunas diferencias:
• A medida que crecemos disminuye la incidencia
de la variable madre/padre como el vínculo al cual
se recurre por ayuda.
• Los varones se apoyan más en sus parejas que
las mujeres. En el caso de las mujeres aparecen
con mayor incidencia hermanos y madre o
padre que en el caso de los varones. En todos
los géneros la mayor incidencia aparece en les
amigues y en segundo lugar las parejas.
Salir de la mirada de estos vínculos como
hecho individual y pensarlos en clave social
nos permite revisar la forma que asumen las
redes de cuidado. La amistad emerge como
lugar privilegiado en términos de refugio que
nos sostiene y nos acompaña. Sin embargo, las
instituciones sociales, los marcos normativos,
el andamiaje sociocultural aún no terminan por
legitimar o legalizar estos vínculos en el lugar
prioritario que los ubicamos.
Pensar el cuidado como categoría política y
como una condición que atraviesa a la amistad
pone en evidencia estereotipos y mandatos
cristalizados. ¿Es preciso abogar por un marco
normativo que reconozca la posibilidad de estos
vínculos, con sus derechos y obligaciones? ¿Es
necesario? ¿Esto generaría conflictos a la hora
de pensar otras instituciones sociales como la
familia, la pareja, el matrimonio?

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 22
Cuando la patria son las amigas
Briseida Millan*

De mi país de origen extraño solo unas cuantas
cosas. Algunos días extraño la comida, otros
menos extraño sentir que íbamos a cambiarlo
todo. Aunque le tenga cariño a mi familia, toda
mi vida adulta preferí la familia que hice con
mis amigas. A ellas las extraño siempre.
Cambiar de país y hacer amigas y grupos
de amistades nuevas es trabajo de tiempo
completo. Cosa a la que te invitan, cosa a la
que vas, aunque hayas trabajado todo el día
y hagas un doctorado. Nunca se dice que no.
Fue hasta casi los tres años que pude empezar
a preferir quedarme en casa viendo una serie
y decir que nos veíamos otro día. Que pude
empezar a sentir que aquí me quedaban todos
los “otro día” del mundo.
El otro lado de descubrir que podés hacer
hogares nuevos es darte cuenta de que hay
otros que ya no existen. Aunque algunas de las
amistades que extraño siempre se mantienen
más firmes que la constitución, otras ya no
están o ahora son diferentes. Que dejé mil
cosas horribles de mi país, pero también las
dejé a ellas.
Mi papá vino de visita hace poquito y le
preguntaron qué era lo que más le había
gustado de la ciudad; respondió que mis
amiguis. Si pienso en los últimos diez años
de mi vida la mayor constante son ellas, allá y
aquí. Sin planearlo, mis elecciones me llevaron
a que mi patria sean mis amigas.

Un trabajo, estudio, proyecto, lo que sea que

te motive, más una casita segura, aunque sea
temporal, más diez amigas y ya, de repente,
te hacés una vida. Y qué amigas las que me
conseguí aquí. Escribir sobre esto también
es intentar no parecer totalmente feliz ni
totalmente triste, porque hacer vida en otro
lugar también es eso: aprender que podés ser
muy plena y extrañar mucho al mismo tiempo.
Desde que empecé a sentir que vivo en esta
ciudad me di cuenta de que nunca más voy a
tener el corazón completo. Siempre va a haber
un “allá” donde sea que esté mi “aquí” y creo
que cada día me pesa menos esa condición.

* Briseida Milián, doctoranda en ciencia política. De Ciudad de Guatemala, vive en Buenos Aires desde hace cuatro años.
Activista del estallido social de Guatemala en 2015 y posteriormente asociada en iniciativas de formación e incidencia
política. Escribe sobre democracia, movimientos sociales y racismo y trabaja en gestión de proyectos de derechos humanos.

23 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
10000 kilómetros de amor
Florencia Bottazzi*
Un verano cuando la vida que me había armado
implosionó por los aires, descubrí algo que
entendí mucho después, alguien más podía
salvarme y eso nunca lo iba a poder devolver.
Con el tiempo maceré y mastiqué esa idea,
buscando la forma de dar algo equivalente,
pero nada era realmente parecido, porque lo
que se había roto era mío y lo que se había
recompuesto, sobre la base del amor de las
amigas, también era mío, no les pertenecía a
ellas, aunque habían sido partes vitales de esa
revuelta.
Un amor así es difícil de entender, de digerir.
Hace poco una amiga me escribió: “Te mando
un abrazo gigante que te llegue hasta Rosario y
cualquier cosa que te pueda ayudar ahora (más
si pasas por momentos difíciles) házmelo saber!
Te quiero”. Ana vive en Bogotá, nos conocimos
en Buenos Aires, y decidimos ser amigas. Ese
mensaje llegó como una señal. Ana no tenía
información precisa, creo que interpretó algún
signo, incluso alguno involuntario de mi parte.
La disponibilidad a interpretarnos más allá de
la literalidad, hace que me olvide a veces de los
kilómetros que nos separan.
La última vez que hablamos con Agus escuché
su respiración agitada por alguna calle empinada
que estaba subiendo. Sentí el frío cuando hablaba,
creo que por el juego que se da en el tono de la
voz. Me contó cómo fue su día, aunque yo no
pueda compararlo con sus otros días, supe que
*Florencia Bottazzi, politóloga especializada en derechos humanos y democracia. Docente y activista en espacios comunitarios y
vecinales. Investigadora y asesora en temas de infancias y juventudes. Cofundadora del Club de Lectura Feminista y cofundadora
de Quepa laboratorio social. Miembro de la Red de Politólogas #Nosinmujeres. Le gusta leer, escribir, explorar formas del
movimiento y la danza, tocar la guitarra y desafinar en las sobremesas mientras rejunta amigues de diferentes lugares.
ese miércoles fue a trabajar, que la cosa estaba a
tope porque es año electoral, que eso le encanta
y a la vez la vuelve loca. Que además antes de
la oficina dejó a León en el jardín, y que Vera
está resfriada, que fue todo el año así, mocos,
fiebre, gripe/mocos fiebre, gripe. Me dice que me
entiende cuando le hablo de las expectativas de
pasar las fiestas en casa y que en realidad nada
salió como lo había planeado. Habla en plural y
dice que somos ansiosas, a veces controladoras,
que eso hace que sea duro incluso hacer las cosas
que queremos. Pero que bueno en definitiva a
fin de año todo es un desastre emocional. Una
avalancha dice ella, que aunque allá mucho no se
vive así, a ella le pasa igual.
Miro el patio y puedo entender que había pasado
una avalancha por mí o que estaba adentro de una
y que no lo había podido decir así, hasta ese día.
Un fin de semana hicimos una cita con Bris, que
vive en Buenos Aires, le dije vayamos a pasar
una noche a la isla las dos solas. Cruzamos el
Paraná y le pregunté qué le parecía. Siempre
que hacemos un paseo nuevo tengo el fetiche
de escuchar su comparación con la capital o
con su querida Guate. Parte de nuestras charlas
empiezan por lo que pasa allá, o acá, o en el
medio. Pero después eso se diluye y podemos
estar conversando de lo que hicimos ayer, o de
la charla con una compañera del trabajo que
nos dejó pensando, o los planes que tenemos
para el futuro.
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 24
Nuestros kilómetros se van borrando y
componemos un aquí y un ahora. Incluso nos
damos el lujo de estar un rato largo en silencio.

Guada me manda canciones desde el DF. Lo hace

de forma ininterrumpida desde hace más de diez
años. La canción que mandó para mi cumple
decía así:

Cuando la luna sale y el sol se esconde

se enciende un farolito

sale la gente no sé de dónde

Se escuchan las canciones en la serranía:

Saca tu butaquito

velo jalando,

que si tú tienes miedo

yo estoy temblando.

La última foto que tenemos juntas es un saludo

a la Guada y a la Flor del futuro, desde el Zócalo,
estamos saludando a la cámara y nos decimos
acá estamos.

Un verano hace muchos años viajamos al

Uruguay con Ceci y Vane en un Clío de dos
puertas cargado de fernet. Majo nos enseñaba la
flora autóctona y a nosotras, tan ciencia política,
nos fascinaba escucharla. Cuando la revolución
estalle en mi pobre corazón yo estaré en el medio
de la ruta, cantábamos, mientras sonaba Morris
y fumábamos adentro del auto. No lo sabía
entonces, pero en ese verano que todo había
implosionado los kilómetros hicieron lo suyo, lo
mismo que las amigas.

25 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Parte 3

Ruptura y duelos
en las amistades
Preguntamos acerca de las pérdidas y las una separación que se produce en una pareja
rupturas en la amistad. Eso que muchas veces sexoafectiva, pero ¿qué pasa cuando un vínculo
parece que no tuviera lugar a tanto duelo. Existe de amistad se termina?
toda una dimensión y reconocimiento social a

¿Viviste una ruptura con un vínculo de amistad?

1%

8%

91%

NO CONTESTA
NO
SÍ

Preguntamos si las personas encuestadas habían una situación muy recurrente y que casi todes
vivido una ruptura con un vínculo de amistad, reconocen que ha sucedido. Indagando sobre esa
y casi un 90 % contestó que sí. Es decir que es ruptura preguntamos cómo la habían vivido.

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 26
 ¿Cómo describirías ese proceso?

10%

39%
34%

17%

Como una forma de liberación.

Difícil de atravesar. No pudimos conversarlo bien.
Simplemente dejamos de vernos y cada una/o/e siguió en la suya.
Son cosas que pasan, las personas cambian y se producen distancias.

¿Cómo describirías ese proceso? Desagregaciones por géneros

29%
37% 40% 44%

Como una forma de liberación.

15% 29% Difícil de atravesar.

20% No pudimos conversarlo bien.
28% Simplemente dejamos de vernos
y cada una/o/e siguió en la suya.
Son cosas que pasan, las personas
38%
cambian y se producen distancias.
43% 40%
21%

10% 7%
Mujer No binarie Otros géneros Varón

27 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
En los datos generales vemos que el mayor
porcentaje (39 %) respondió “son cosas que pasan,
las personas cambian y se producen distancias”. En
segundo lugar (un 34 %) respondió que “fue difícil
de atravesar. No pudieron conversar bien”. Un 17
% respondió “simplemente dejamos de vernos y
cada una/o/e siguió en la suya” y finalmente un
10% respondió que fue una “forma de liberación”.
Desagregando las respuestas por género se
observan algunas variaciones. Para mujeres y
personas que se identifican con otros géneros,
el hecho de asumir lo difícil del proceso de
ruptura aparece con el mayor porcentaje, con una
diferencia de casi 20 puntos en dicha respuesta en
el caso de los varones. En el caso de los varones,
eligieron con mayor incidencia (44 %) la respuesta
“son cosas que pasan, las personas cambian y se
producen distancias”. El reconocimiento de que
se trató de una situación difícil y dolorosa en el
caso de los varones aparece como tercera opción
elegida con un 21 % en contraposición con el 38
% que aparece en las mujeres.
En el caso de las personas cuya identidad de
género es no binaria, la opción de percibir esa
separación como una liberación aparece con el
porcentaje mayoritario con un 43 %.
Con estos porcentajes desagregados se puede
inferir que en el caso de los varones encuestados
se produce una minimización de estas
separaciones, no dando lugar a la emocionalidad
o dificultad que pudo traer aparejado el proceso.
Estos datos resultan reveladores, en primer lugar,
porque las personas encuestadas afirmaron haber
atravesado una pérdida de un vínculo de amistad,
es decir, se asume la existencia de la pérdida y la
ruptura en la amistad (más allá de la pérdida física),
lo que da cuenta de vivencias que nos atraviesan
y nos constituyen, pero de las que habitualmente
hablamos poco.
Sara Ahmed, retomando a su vez a Audre Lorde,
reflexiona al respecto: “¿Significa esto que
podemos concedernos una rotura? ¿Significa esto
que existe una manera de relacionarse con la
rotura que no aspira a la restauración? ¿Pueden
los fragmentos recomponerse mientras se rompen
en pedazos o después de hacerlo? Uso y desgaste:
huellas del tiempo en la superficie de tu cuerpo,
la calidez de un afecto, idas y venidas, la aspereza
de un borde, cosas que aguantamos; una voz que
se alza, quebradiza. Audre Lorde escribe en Sister
Outsider: ‘Para sobrevivir a la intemperie tenemos
que volvernos de piedra’”(1984: 160).
La pérdida de un amigue no suele ser un tema
por el cual vayamos a un espacio de terapia, o
bien por los cuales las demás personas estén
atentas a cómo estamos, o si necesitamos algún
acompañamiento especial por estar atravesado
dicha situación. No obstante, la pérdida como tal
existe y nos atraviesa y pareciera que, a la luz de
los datos, es importante poder darle un lugar en
nuestras vidas. El modo en el que se atraviesan
tales pérdidas varía, como pudimos ver en las
respuestas, aunque prevalece la idea de que es
un tránsito doloroso, donde la instancia de la
conversación de ruptura, esa que muchas veces se
da en las parejas sexoafectivas, no tiene lugar. La
pérdida aparece aquí como una disolución lenta,
silenciosa y dolorosa, más que como un evento
disruptivo con formas claras y precisiones de
tiempo/espacio.
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 28
Las amigas que se van
Vir Giacosa*
Hay amigas que te abandonan y no te dan
explicaciones. Simplemente lo hacen, siguen con su
vida y ya no quieren tener una conversación.
Hay otras amigas que se alejan de a poco, como en
una muerte lenta. Espacian los llamados, estiran los
intervalos entre un encuentro y otro, dejan de estar
en tu vida en cuentagotas.
Hay amigas que al irse te lastiman o, tal vez, es al
revés: tienen que dañarte para poder salir corriendo
de tu lado.
¿Se corta una amistad como se corta una pareja?
¿Se duela del mismo modo ese lazo afectivo que se
termina?
Me alejé de mis amigas del barrio cuando empecé a
estudiar en la facultad. No pude con mi ñoñez y me
despedí sin previo aviso, como si no hubiese sido
posible equilibrar la revelación de un mundo nuevo
que se abría con las horas vacías en la esquina
mirando varones montar sus motocicletas. Me llevó
menos de un año darme cuenta de que podía salir
a bailar, emborracharme en alguna peña, y también
sacarme buenas notas.
Hice otras amigas. Algunas de las nuevas vivían solas
o con otras amigas porque venían desde un pueblo
a estudiar a la ciudad. Empecé a frecuentar sus casas
y me alejé cada vez más de mi familia y de aquellas
amigas cuyo destino fue similar: casarse con el novio
de la adolescencia.
Con las amigas de la facultad leí, discutí el futuro
con entusiasmo hasta entrada la madrugada, milité
actividades diversas, aprendí recetas nuevas, pensé
revistas, rodé cortos, armé carpas, viajé de mochilera
y a dedo: primero al sur y después al norte del país.
29 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
“¿Por qué las chicas nos separamos de nuestras
amigas?” se llama un poema de Marina Yuszczuk y
dice así:
Nos deslumbramos
hacemos un viaje juntas
y algún día nos dejamos de ver.
Una amiga se alejó de manera precipitada y me
dijo que nuestra relación había cambiado cuando
me fanaticé con el feminismo. Me alivió ver que
con los años en sus redes sociales ella volcaba
ideas de igualdad parecidas a las mías.
Una amiga se alejó cuando se puso de novia con
el chico que me gustaba. Vino a verme, me dio la
noticia y me regaló una bolsa de ropa linda que
ya no usaba. Con los años retomamos el vínculo
y entendí que aquella distancia no pasaba por el
chico en cuestión.
Vi cómo un grupo de amigas no soportó que una
de ellas eligiera ser mamá joven y abandonara
sus estudios universitarios para criar. En manada
desaparecieron de su vida y no le hablaron más.
Y vi cómo se diluían amistades cuando se
terminaban proyectos de trabajo y sociedades
en común. Como si acaso todo aquel universo
afectivo no tuviese lugar más allá del orden que
da una tarea.
Cuando tenía 17 años, acompañé a una amiga a
abortar y una noche de borrachera a esa misma
chica le pedí que me metiera los dedos en la
garganta para vomitar. No sé por qué, pero hasta
el día de hoy esas dos imágenes me parecen
perfectas como sello de la amistad entre chicas.
Aunque aparecieron vínculos nuevos y cotidianos,
el que mantengo con esa amiga de la adolescencia
cambió de forma con los años, se hizo esporádico,
pero no por eso dejó de ser imprescindible.
Cuando una amiga emigró a otro país me regaló
su membresía en el gimnasio. Hacía años que no
iba a uno y ni siquiera tenía la ropa adecuada para
entrenar. El primer día abrí su casillero y me vestí
con la suya que todavía olía a ella. Lo recuerdo
casi como un acto performático y también como
una confirmación: “una amiga es una misma pero
con otra piel”³. O, como en este caso, con otra
ropa que es también una segunda piel.
Hace unos meses soñé que una amiga se moría y
alguien venía a mí con la mala noticia. Sentía tristeza,
pero una pregunta me aquejaba: “¿Con quién voy a
tener las charlas que hasta ayer mantenía con ella?”.
Me gusta que la palabra que apareció mientras
dormía haya sido “charla” y no otra.
Charla es: conversación amistosa, cercana, en
confianza. Charla se llama también la hembra
del zorzal. Cuando sueño, busco más y leo que
este pájaro anuncia la muerte de una persona.
Entonces sobreviene la pregunta: ¿podrá una
amistad seguir viva si lo que se mueren son las
charlas? Sostengo amistades que perduran a
kilómetros y kilómetros de distancia porque lo que
viven son las charlas.
Dice Yuszczuk en su poema:
La última vez
que no sabíamos que iba a ser la última
nos pareció solamente una más.
¿Cómo fue la última vez con las amigas que ya
no están? ¿Quién se fue primero? ¿Quién dejó a
quién? ¿Ellas a mí o yo a ellas? ¿Nos distanciamos
porque nos peleamos? ¿Nos dejamos de querer?
A veces no nos acordamos del final de una
amistad como nos acordamos de la separación de
una pareja. Otras, retenemos algo de esa ruptura
que ni siquiera tiene nombre. La mayoría de las
veces fantaseamos con aquello que se truncó de
golpe y le buscamos una respuesta.
Marina Yuszczuk dice en aquel poema:
Las mejores amigas no se van
las mejores amigas se disuelven
como un gas en el aire, sin límites
las amigas se disuelven.
Como experiencia vital que es, la amistad en
su estado más sólido también está destinada
a desvanecerse. Pero nunca sin dejar de
transformarnos en lo que sabemos y en lo que
somos.

3 A partir de la idea de Atahualpa Yupanqui de “un amigo es uno mismo, con otro cuero, con otra piel”.

*Vir Giacosa, es comunicadora social, periodista y docente. Trabajó en radio, televisión, gráfica, web y cine. Escribe sobre
feminismos y cultura. Es cofundadora de Quepa Laboratorio Social, coautora del libro de literatura infantil y juvenil Un
hechizo pluripotente y coeditora de Revista REA. Todas sus incursiones deportivas además de ser fallidas fueron individuales,
por eso a la hora de crear le encanta armar equipa, pensar con otres y tejer comunidad.

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 30
Parte 4

El deseo y el erotismo
en la amistad
El deseo, el erotismo, la atracción son temas Desde Quepa nos pareció interesante indagar
que parecieran tener una distancia segura de los sobre el tema.
vínculos que construimos de amistad.

¿Hay lugar para el erotismo en la amistad?

20%
41%

39%

NO CONTESTA
NO
SÍ

Como se puede leer en los datos generales, las
respuestas aparecen bastante equitativas. Ante
la pregunta ¿hay lugar para el erotismo en la
amistad? un 41 % contestó que “Sí”, mientras que
el 39 % refirió que “No”. No obstante, es elevado
el porcentaje de respuestas que indicaron “NC”
con un 20 %. En este sentido, entre quienes
contestaron que “No” y “NC” estamos en casi el
60 %. Por tanto, se vuelve un tema controversial
interesante de seguir indagando.

31 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
 ¿Hay lugar para el erotismo en la amistad? Desagregaciones por géneros

35%
57%
67%

NO CONTESTA
100%
44% NO

26% SI

33%
21% 17%

Mujer No binarie Otros géneros Varón

En las desagregaciones por género, se puede
observar que son las mujeres quienes en mayor
medida respondieron que “No” (44 %) o “NC” (21
%). En el caso de varones y otras identidades,
por el contrario, el porcentaje mayoritario
corresponde al “Sí”. En otras identidades
las respuestas vinculadas al “Sí” parecen
mayoritarias. ¿Será que las mujeres tenemos
mayores dificultades para pensar y desplegar
nuestros deseos? ¿Cuáles podrían haber sido
los costos de mover esos deseos? ¿Qué habría
sucedido en esas experiencias? ¿Se nos juegan
mandatos heteronormativos para dar estas
respuestas? O bien, ¿cuánto lugar hay para el
juego o la exploración por parte de las identidades
feminizadas en el marco de vínculos afectivos?
Son algunas de las preguntas que nos hicimos
sobre la base de los datos recabados.

¿Hay lugar para el erotismo en la amistad? Desagregaciones por rangos etarios.

30%
38% 42% 43% 37%
44%

25% NO CONTESTA
50%
36% NO
39% 39% 52%
SI

38%
16% 22% 18% 20%
11%
Menos Entre Entre Entre Entre Más
de 20 21 y 30 31 y 40 41 y 50 51 y 60 de 61

Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 32
Por otro lado, realizando la desagregación por
rangos etarios podemos ver que en las edades más
jóvenes el porcentaje que duda en su respuesta es
más grande, de manera que entre el “Sí” y él “No”
las respuestas no se vuelven tan polares. Pareciera
existir más lugar para probar y dudar. Mientras
que, a medida que nos hacemos más grandes, las
respuestas se vuelven más polares.
entrada para pensar al respecto sea preguntarnos
qué es el erotismo. Qué nos erotiza, nos produce
placer o mueve nuestro deseo. Esto, además,
va cambiando a lo largo del tiempo. ¿Podemos
erotizarnos con más de una persona? ¿Ese
erotismo siempre tiene su traducción en prácticas
sexoafectivas? ¿Podemos trazar fronteras tan
tajantes entre los distintos vínculos?

Sin dudas, este aspecto toca fibras sensibles sobre
muchos otros componentes de la vida afectiva.
Quizás la más sensible de ellas sea la idea de
que la exclusividad muchas veces condiciona la
sexualidad o el erotismo. Quizás una puerta de
Podemos ver que coexisten un sinfín de sentidos
y contrasentidos que ponen en jaque nuestra idea
de placer y de deseo, pero también de afectividad,
lo cual denota cierta compartimentalización en las
formas de demostrar afecto y amor.

“El erotismo es excitante. Nadie quiere librarse de él. La vida

sería una lata o una rutina si careciéramos de él. ¿Por qué toda
la alegría y excitación ha sido concentrada y unificada en una
parcela estrecha y difícil de alcanzar de la experiencia humana,
dejando a baldío todo lo demás?”.

Shulamith Firestone
(p.196, 1976)

33 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Un baile más
Virginia Luco*
¿Qué nos colma de deseo? ¿Qué nos genera placer?
¿Si siento atracción por alguien que considero mi
amigx se supone que estoy queriendo algo más?
¿Qué significa querer algo más? ¿Una amistad
también es producto de una atracción? ¿Acaso es
preciso categorizar los vínculos que se trazan entre
las personas? ¿Y qué hay de lo que canta Rosalía: “las
amigas que se besan son la mejor compañía”?
El deseo y la atracción pueden sentirse a
veces como desborde. Buscamos fronteras por
seguridad, por comodidad, por miedo o a veces
por complacencia. El deseo asusta porque invita a
vernos con otres en libertad. ¿Qué pasa cuando eso
que sentimos queda fuera de los bordes? ¿Qué se
juega cuando nos negamos a mover las fronteras?
Me indago y pienso en qué es lo que mueve mi
deseo. Durante mucho tiempo no tuve clara la
respuesta, me siento en una búsqueda constante
al respecto y eso realmente me gusta. Aun así,
puedo decir que me erotizan y me conmueven
muchas cosas. Objetos, libros, dibujos, películas,
palabras (¡qué haría sin ellas!), textos, poemas,
canciones, escenas y sobre todo personas. Escribo
casi como sinónimos erotizar y conmover y no
hay ninguna casualidad en hacerlo. Necesito creer
que en el deseo y en la atracción también puede
emerger la ternura.
Creo en lo erótico como emoción, como sensación
que recorre el cuerpo, que quita el aire, pero al
mismo tiempo electrifica. Es eso que veo, pienso,
escucho, siento, palpo, soboreo, huelo. Es una
sensación que solo se produce en el roce con un
“otro”. No es solo corpórea, en mí sé que tiene que
4 Roland Barthes (1977). Fragmentos de un Discurso Amoroso. Siglo XXI
ver sobre todo con las palabras. Dice Barthes: “El
lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el
otro. Es como si tuviera palabras a guisa de dedos,
o dedos en la punta de mis palabras. Mi lenguaje
tiembla de deseo”4. Tiene que ver con el registro
y la exploración con todos los sentidos. El deseo
me impulsa a poner (en juego) mi cuerpo, no como
mero envase, pero sí a disposición y en acción. Es un
juego que se teje sin muchas instrucciones, pero sí
con varios permisos: abrirse al otro, dejarse afectar y
animarse a sentir.
“No quiero que nada/nadie me afecte”, “si te hace
mal no es por ahí” ¿Cuándo la palabra afectar se
volvió tan negativa? ¿Por qué queremos que “la
otredad” no nos afecte? ¿Afectar, afecto, amor,
ternura están a contrapelo del deseo?
Mientras escribo esto me imagino una escena. Dos
personas desnudas, tiradas en una cama que hablan
sobre aquello que las lleva a estar ahí, en ese lugar,
en ese momento. No buscan rotular el vínculo,
aunque barajan opciones de cómo nombrarlo. En
ese momento se gustan, se acarician, se buscan,
se tocan, se rozan, se besan, hablan, se ríen, se
provocan. En ese instante se dicen amigos, dos
personas que gustan de hablarse, de tocarse, que
se miran y se escuchan. Tal vez se dicen cosas que
a una pareja no les dirían. Para uno de ellos es el
deseo de compartir la cotidianidad lo que le da la
condición de pareja a un vínculo. Para el otro, entre
lo cotidiano de la pareja y la confianza que puede
proponer una amistad a veces se traza un abismo.
Sigo imaginando esa escena, pero la contrasto con
anécdotas tanto mías como de otres y pienso cómo
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 34
pasamos de sujetos deseantes a objetos deseados y
de ahí a un paso de ser desechables, sea en vínculos
de amistad, de pareja, casuales, de hermandad,
familiares, filiatorios. ¿En qué momento convertimos
al otre en un medio de satisfacción? No doy señales,
no respondo, desaparezco y aparezco cuando
quiero. Te encierro en un territorio al que acudo
cuando quiero. No registro. No doy lugar a que
me interpeles. A la primera incomodidad desecho
el vínculo porque no hay satisfacción inmediata
garantizada. ¿Estar con otre es estar cómodo?
razones en juego— la condición de afectación, de
atravesamiento que genera encontrarnos con otres?
¿Hay espacio para el cuidado cuando exploro mi
deseo? ¿Dejo que me atraviesen con preguntas?
Mientras escribo, sin dar ninguna respuesta a todas
las preguntas que aparecen, viene a mí la escena
final de una película6 que termina con una canción
de Queen y Bowie:
¿Por qué no podemos darle al amor

“Estoy con esa persona porque me da todo lo que
yo necesito”, me dijeron hace un tiempo. Me quedé
pensando. ¿Me dejo atravesar por eso que la otra
persona siente, necesita, busca y desea? ¿Me animo
a sentir esa experiencia?
El deseo, la atracción, el erotismo ponen en juego
nuestra sexualidad, nuestros cuerpos, nuestros
sentidos. Ya sea en una charla con una amiga tirada
en un sillón una tarde de verano, como en abrazos
y caricias, bailando en un bar, en un diálogo que
provoca risa hasta incluso enojo o en una discusión
acalorada con alguien que te interpela.
Pienso en el erotismo, el placer y el deseo
convertidos en mercancías y me acuerdo de una
conversación con un amigo, en la que jugábamos
con las palabras a razón de un libro que decía
“Todo culo es político (...) El culo es deseo. El culo
es zona de guerra. Es inmoral.”5 Descubrir, explorar,
conquistar, imperio, poder, colonia. ¿Podemos
explorar nuestros deseos sin convertir al otro en un
territorio de conquista? ¿Estamos eludiendo —sea
por miedo, por individualismo, o por otras tantas
esa otra oportunidad?
¿Por qué no podemos dar amor, dar amor, dar
amor…?
Y el amor te reta a cuidar
la gente (que está) sobre el filo de la noche.
Y el amor te reta a cambiar
nuestra manera de preocuparnos
por nosotros mismos.
Este es nuestro último baile.
Se repite una y otra vez esa canción en mi cabeza.
No me había detenido nunca en su letra. Solo
quisiera cambiarle una cosa: no quiero tan solo un
último baile. Quiero bailar hasta que el cuerpo se
canse, hasta abajo si las rodillas lo permiten. Quiero
muchos, quiero miles, quiero todos los que se
puedan compartir.

*Virginia Luco es politóloga. Trabaja en temas de infancias, juventudes, género y políticas públicas. Es coautora del libro para niñes Un
Hechizo Pluripontente y forma parte del proyecto Magas del Litoral. Es cofundadora de Quepa Laboratorio Social. Disfruta leer y escribir
frases sueltas. Necesita moverse todo el tiempo. Le gustan los objetos sin utilidad aparente, las librerías y los cafés. En la búsqueda de
nuevos -y en apariencia contradictorios conocimientos- se volvió aficionada al tarot y la astrología.
5 Serio, Rodolfo Omar. “Los Brasileros”. Omnivora Editora.
6 La Película Aftersun de la directora Charlotte Wells cierra con la canción Under Preasure de Queen y David Bowie.

35 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
¿Cómo armar una banda de rock
y no morir de amor en el intento?
Estefanía Invernizzi*
Cuando se proyecta un deseo compartido,
pueden dispararse innumerables posibilidades. Y, a
veces, sucede un comienzo. Conectamos nuestros
instrumentos, nos conectamos entre nosotres
y nuestros relojes de plastilina comienzan a
sincronizarse.
Lo primero que se suele acordar entre el grupo
es alguna progresión de acordes para empezar a
improvisar. Una conversación digamos.
Los ensayos son momentos sagrados.
Generalmente, somos reacios a que ingrese
alguna persona externa a la banda, porque
se tratan de instancias muy íntimas. En los
ensayos, tanto las canciones como lo que
somos, como si se tratara de un mismo
elemento, se ponen a prueba.
Es bastante desconcertante la amistad que
surge en estas relaciones. No es muy clara
por momentos y parece sostenerse a partir de
compartir un interés común y por supuesto, eso
no la hace menos válida.
Pupilas dilatadas de amor
Una banda tiene esa potencia de ser fuente
de admiración e inspiración compartida. Y, si
agudizamos el oído, podemos percibir el erotismo
como una nota pedal, completamente mezclada
con la armonía, envolviendo y sosteniéndolo todo.
Lo que experimentamos en esos momentos,
poco tiene que ver con racionalidades y
convencionalismos y mucho con el placer y las
múltiples posibilidades de conexión. Y eso, ¿no es
erotismo?
Ahora bien, es probable que no nos demos cuenta
de todo lo que se pone en juego en estas formas
de amor, porque ni siquiera lo nombramos así.
Nombramos al amor cuando aparece en su forma
tradicional: pareja, hijes, familia. Y, si todavía no
queda claro qué queremos decir por amistad o
por amor, aún más relegado nos queda pensar
el amor en el marco de compartir un proyecto,
cualquiera sea, como puede ser una banda de
rock, organizaciones sociales, militancia, etc.
Aun así, apostar a este “amor en banda” no deja
de ser un respiro, un gesto vital, donde todo está
más o menos bien.
Durante el tiempo que dure la banda se cuenta
con la posibilidad de tener un refugio: paredes a
prueba de sonido, puertas gruesas que nos aíslan
por un par de horas del sistema de dolor que nos
rodea cotidianamente. Es un espacio que hackea
ese sistema y donde nos sentimos menos solxs.
Las canciones se hacen cargo de lo que nosotrxs
no podemos a veces. No estamos cerca de la
revolución ni nada parecido, simplemente se trata
de construir, al decir de Foucault, prácticas de
libertad, junto a otres.
Dream is over
Dicen que la música es el arte de combinar los
sonidos, pero nadie te dice todo lo demás que hay
que enlazar y armonizar: intensidades, disonancias,
distorsiones, silencios.
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 36
Transitar los conflictos es una de las cosas más
difíciles. A veces se atraviesan y se logra crear
nuevos elementos y herramientas para fortalecer
los vínculos. Y otras veces las energías comienzan
a desencontrarse. Podemos agrietarnos y salir
disparadxs para cualquier lado.

Así como hay pocas herramientas disponibles

para aprender a duelar amigues, es difícil cuando
se trata de proyectos compartidos y puede llegar
a ser profundamente doloroso dejar morir un
proyecto, así como irnos o dejar ir a aquellas
personas que nos formaron parte.

Pero algo pasa en estos proyectos que a veces

quedan truncos o finalizan. Algo pasa ahí, en lo
que creemos que salió mal, que sale bien. Tal vez
son las canciones.

En definitiva, no hay amigue que no tenga su

canción.

…recordarte es un hermoso lugar. lugar.

*Estefanía Invernizzi nació un 1 de febrero de frío y lluvia en 1986. Estudió música y antropología hace muchos años. Vive con su familia
multiespecie y se sostiene en esa convivencia, entre animales humanos y no humanos, porque aprende otras formas de amistad y
porque es contrahegemónico en este mundo antropocéntrico y en ruinas.

37 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
Ideas para un final abierto
Parece una obviedad o una frase repetida, pero
son tiempos en que necesitamos recuperar las
redes afectivas, el hacer comunidad, el contacto
de las corporalidades. Luego del confinamiento,
el intercambio de flujos, el abrazo, la caricia, el
scrolleo más allá de la pantalla del celular es vital.
Es un síntoma de este tiempo. De nuestra época,
pensar los modos en que nuestros cuerpos se
ligan a otros, las formas de afectarnos, de tejer
redes de acompañamiento frente a la hostilidad de
la vida cotidiana.
Somos interdependientes, pero hay distintos
modos para construir esa interdependencia. La
intemperie y la vulnerabilidad no es singular, es
plural y colectiva. La alegría y la felicidad como
resistencia precisa ser compartida.
El recorrido de voces y datos que nos
propusimos tramar responde a un interés grupal
motivado por nuestras vivencias, nuestras
lecturas, análisis y recorridos. Tanto la amistad
como el amor, si bien objetos de reflexión de la
filosofía, entendidos como relaciones sociales
han sido difíciles de politizar y gracias a los
feminismos y los estudios culturales de las
emociones, hoy podemos desentrañar mandatos
y estereotipos en los vínculos que nos atraviesan,
o al menos hacer el intento.
Nuestro interés con esta publicación fue
reconocer el lugar preponderante que asumen
estos vínculos en nuestras vidas, sin caer por ello
en una romantización de los mismos, ya que como
relaciones sociales que son, no están exentas de
idealizaciones o expectativas. Sin embargo, más
allá de toda pregunta o cuestionamiento que
hagamos a sus modos y tensiones, solo podemos
reconocerlos como un espacio vital, necesario y
prioritario en nuestras vidas.
Estamos en un momento que evidencia
la tensión entre distintos modos de
concebirse a nosotres mismos y a nuestros
vínculos. La tensión entre la solidaridad y la
competencia, el juego entre la individualidad
y la construcción colectiva, lo común y lo
individual, la homogeneidad y la diversidad.
De las concepciones monolíticas, polarizadas e
invariables a las concepciones fluidas, duales y
pendulares. No siempre se puede, estamos en
tensión, estamos tratando de aprender.
Cuando nos preguntamos sobre el porqué de la
amistad, lo primero que emergió fue la historia
compartida, lo común. Cuando preguntamos por
su definición, en cambio, aparecieron ideas más
flexibles y espacios más habilitantes a la diferencia.
La tensión entre las ideas y las prácticas. Podemos
estar convencidas y convencidos en nuestros
conceptos, pero a la hora de abrirnos a quienes
piensan, sienten y se identifican diferente, nuestro
sentido de “comunidad” muchas veces se cierra.
Comunidad y cuidado fueron palabras que
surgieron tanto en el relevamiento como en cada
una de las voces amigas. La amistad con sus
dudas, con sus tensiones emerge como espacio,
como refugio donde nos sentimos cuidados,
donde se permite la circulación de deseos, risas,
dolores. No es la reciprocidad en el vínculo lo que
buscamos como intercambio, sino el tejido de
redes donde podamos sentirnos cuidades.
Ese refugio no está exento de conflictos, ni menos
aún de cambios. ¿Cómo podría estarlo? Estar con
otre es un conflicto. La esencia de la democracia
Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R • 38
y de la política es asumir a la otredad como un
conflicto, entendiendo que el conflicto no es de
por sí un acto de violencia ni de cercenamiento,
sino que se trata de gestionar una vida con otre
que no sea yo mismo, lo que implica acercar
fronteras, mover bordes, atravesar y dejarse
atravesar.
Si la amistad se relaciona con el cuidado entonces,
la distancia y el ámbito en que se gesta pueden
ser variables y no determinan su posibilidad. Así
lo vimos al reflexionar sobre las amistades que
surgen en los ámbitos laborales, en proyectos
profesionales, así como en el sostenimiento de
vínculos a la distancia sin importar la periodicidad
en los encuentros. La amistad puede admitir
mutaciones, multiplicidad de territorios y ablanda
sus condiciones si al cuidado se le permite circular.
Quisimos crear conocimientos flexibles que no
marquen fronteras sino que las abran. Queremos
reflexiones que nos ayuden a pensar en clave
de afectos, en plural y en constante cambio,
asumiendo que no siempre nos resulta. Queremos
una vida vivible compartida que dé lugar a la
alegría pero que no nos obligue a la sonrisa.
Que nos ayuden a entender que en los caminos
podemos encontrarnos, desencontrarnos y tal vez
volvernos a buscar.
Transformar el mundo no pareciera estar separado
de pensar también las configuraciones afectivas
que nos atraviesan. A fin de cuentas, se trata de
circular afectos, cuidados y abrir opciones a las
diversas formas del amor.

“Cuanta más parcialidad más libertad. Aprender a pensar es

aprender a relacionarnos con lo que no sabemos. Aprender
a escuchar y a contar historias, también. En ambos casos
en vez de la transparencia, la acumulación y la posesión de
información, lo que se precisa es confianza”.

Sara Ahmed

39 • Q U E PA • A M I S TA D E S PA R A ( D E S ) A R M A R
 Referencias
• Hannah Arendt (2007). ¿Qué es la política?
Buenos Aires, Paidós.
• Hannah Arendt (1974). La condición Humana.
Barcelona, Seix Barral.
• Cornelius, Castoriadis. (2013) [1975] La
institución imaginaria de la sociedad. México D.F.,
Fábula Tusquets editores.
• Cornelius, Castoriadis (1997). El avance de la
insignificancia. Buenos Aires, Eudeba.
• Chantal, Mouffe (2003). La Paradoja
Democrática. Barcelona, Editorial Gedisa. Felix
Guattari, (2013). Líneas de fuga. Por otro mundo
de posibles. Ed. Cactus.
• Suely Rolnik, (2022) [2005]. Antropofagia zombi:
consumo, flexibilidad, servidumbre voluntaria.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Hekht Libros.
• Elizabeth, Jelin (2016) [2010]. Pan y afectos. La
transformación de las familias. Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
• Eleonor, Faur (2017). Mujeres y varones en
la Argentina de hoy. Géneros en movimiento.
Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.
• Roland Barthes (1977). Fragmentos de un
Discurso Amoroso. Siglo XXI.
• Ernesto, Laclau (1997). Deconstrucción,
Pragmatismo y Hegemonía, Agora, Cuadernos de
estudios Políticos, Nº6, Bs. As.
• Sara, Ahmed, 2010. La promesa de la felicidad
• Shulamith, Firestone (1976). La dialéctica del
sexo. Kairos

• Elizabeth, Jelin (2017). Familia. Un modelo

para desarmar. En: Faur, Eleonor (2017). Mujeres
y varones en la Argentina de hoy. Géneros
en movimiento. Buenos Aires, Siglo Veintiuno
Editores.

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 Idea y producción general
Quepa. Laboratorio Social.
Virginia Giacosa, Virginia Luco y Florencia Bottazzi

Redacción
Virginia Luco y Florencia Bottazzi

Sistematización de datos
Noelia Hegi

Edición y corrección
Emilia Pérez

Diseño Gráfico
Agustín Segarra

Voces amigas
Damián Ciappina, Ana Sagües, Briseida Milián, Estefanía Invernizzi, Florencia
Bottazzi, Virginia Luco, Virginia Giacosa

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