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Retenciones IVA

Una particularidad de nuestra normativa, es que los sujetos pasivos especiales


también deben efectuar la exacción a otros contribuyentes especiales, lo que pareciese
ser una distorsión conceptual si analizamos el objetivo inicial del mecanismo.

Sin embargo a todo lo anterior, la norma no incluye ningún supuesto para los casos en
los cuales los sujetos pasivos especiales tienen excedentes de créditos fiscales de tal
magnitud que haga técnicamente imposible descontar las retenciones practicadas, lo
que genera un activo por este concepto que aumenta de manera constante en el
tiempo.

En cuanto a los porcentajes de retención, la providencia vigente incluye un setenta y


cinco por ciento  (75%) del impuesto al valor agregado para todos los casos y  un cien
por ciento (100%) del impuesto causado, cuando:

a) El monto del impuesto no esté discriminado en la factura o documento


equivalente;
b) La factura no cumpla con los requisitos y formalidades dispuestos en la Ley y
su Reglamento;
c) El proveedor no esté inscrito en el RIF, o cuando los datos no coincidan (ver
página web);
d) El proveedor hubiere omitido la presentación de alguna de sus declaraciones
de IVA(ver página web);
e) Se trate de operaciones de compra de metales o piedras preciosas de
conformidad con el Artículo 2 de la Providencia.

Como ya les adelanté, el contribuyente especial tiene una misión de investigación a


fin de verificar si efectivamente aplica o no la retención del cien por ciento (100%),
trabajo y responsabilidad del sujeto pasivo especial, a expensas de ser sancionado en
caso de incumplimiento.
Siempre ha sido resaltante el hecho de la existencia de una retención del cien por
ciento (100%) en ciertos supuestos, considerando que una entidad que reciba una
factura que no cumpla con los requisitos, deberá retener la totalidad del IVA, pero en
paralelo pudiese no poder utilizar el crédito fiscal que se origine en la transacción y
dependiendo de la gravedad no poder deducirla del Impuesto sobre la Renta (ISLR)

En función a esto, considero que no debería existir un caso en el cual se deba retener
el cien por ciento (100%), sino por el contrario debería atacarse la fuente del
problema en cuanto a que los proveedores de bienes y servicios que contraten los
sujetos pasivos especiales deben ser fieles cumplidores del ordenamiento jurídico.

No tendrá ningún beneficio para el sujeto pasivo especial, practicar una retención de
IVA del cien por ciento (100%), pero a la vez contar con la imposibilidad de utilizar
la misma factura tanto para efectos del mismo IVA (como contribuyente) como del
ISLR, lo cual se traduce en un beneficio total para la Administración Tributaria.

Si nos comparamos con otras jurisdicciones, nos encontramos ante un trabajo más
complejo aún; sin embargo, es interesante ver casos como los de Argentina y
Ecuador, en los cuales tienen porcentajes de retención dependiendo si son bienes o
servicios, el caso de Colombia, donde el porcentaje de retención es de
aproximadamente el cincuenta por ciento (50%) y el caso de Perú que va en función a
la base imponible y no del IVA generado en la operación.

Lo que si vemos uniformemente es que los porcentajes no son tan elevados como el
caso venezolano y que además, la recuperación del mismo es más expedita. El caso
de Argentina, las retenciones no compensadas pueden ser utilizadas para extinguir
deudas tributarias de pleno derecho, lo que resulta más oportuno para los
contribuyentes y obviamente menos burocrático para la Administración Tributaria,
siempre reservándose la posibilidad de fiscalizar el correcto cumplimiento de los
extremos legales.
La doctrina y jurisprudencia en Venezuela ha sido consistente al hecho de que los
créditos fiscales líquidos y exigibles pueden ser dispuestos de pleno derecho; sin
embargo, para este caso puntual esas interpretaciones no han sido acogidas por la
Administración Tributaria.

Ya que tocamos el tema de la recuperación; ¿qué hacer con los excedentes?, ¿qué
hacer en una jurisdicción con controles de precios al público?, ¿cómo  hacer para
seguir siendo eficientes bajo estas circunstancias?, ¿realmente la Administración
Tributaria recauda algo, que no está obligado a devolver posteriormente mediante los
mecanismos previstos en la norma?

Son muchas preguntas que trataremos de responder en las siguientes líneas, aún
cuando lamentablemente es poco probable que tenga una respuesta satisfactoria para
todas, o al menos para alguna.

Si los créditos fiscales de la entidad son superiores a los débitos fiscales, y por
consiguiente no tiene cuota tributaria a pagar y adicional a esto estuvo sujeta a
retención de impuesto al momento del pago, pues nos encontramos ante un caso bien
complejo si esto se vuele una constante en el tiempo.

Desde el punto de vista cuantitativo se ha demostrado que lo común es que las


entidades operativas al generar la cuota tributaria se encuentren ante el hecho de que
las retenciones que les han practicado sus clientes es mayor a la cuota tributaria que
les corresponde pagar.

Considero que para efectos del presente estudio no hace falta hacer una demostración
numérica; sin embargo, si una entidad de manera lícita revende un artículo gravado
en BsF 1.000,00, por el 12% de IVA, por el 75% de retención, veremos que el
adelanto que se hará mediante la retención será de  BsF90,00. Ahora bien, la
interrogante es conocer con cuántos créditos fiscales esa entidad pudiese
cuantitativamente permanecer en un punto de equilibrio cero.
Una vez cuantificado, vemos que con unas compras gravadas equivalentes a
BsF250,00, que a su vez generen unos créditos fiscales de BsF30,00, el sujeto pasivo
no deberá pagar impuesto alguno, ni tendrá retención alguna no descontada

Ventas 1.000,00

Débito Fiscal  12%   120,00

Compras gravadas 250,00

Crédito Fiscal 12% 30,00

Cuota tributaria 90,00

Retenciones IVA 75% -90,00

Impuesto a pagar 0,00

               

En este sentido, fíjense que la venta de cada producto debería tener una rentabilidad
importante, para que pudiese generarse el efecto en el cual no se produzcan
excedentes de retenciones a ser compensadas en el futuro o en el peor de los casos, a
ser solicitada su aprobación para ceder o utilizar ante la Administración Tributaria.

En cuanto a ello, la providencia establece que si transcurridos 3 períodos de


imposición aún subsiste algún excedente sin descontar puede solicitarse la
recuperación total o parcial de dicho tributo retenido, más no compensado a fin de
extinguir una eventual deuda tributaria.

Como habíamos adelantado, dicha compensación no opera de pleno derecho y allí es


donde comienza la cuesta arriba para los contribuyentes, dado que la compensación
es de oficio de acuerdo al Artículo 49 del COT, debiéndose elevar un escrito ante la
División de Recaudación, de Gerencia Regional de Tributos Internos del domicilio
fiscal del contribuyente, sólo pudiendo presentar una (1) solicitud por mes.

El Jefe de División de Recaudación correspondiente deberá decidir la solicitud en un


plazo no mayor de 30 días hábiles contados a partir de la fecha de recepción
definitiva de la solicitud.

Dado que la providencia actual tiene una predecesora, las solicitudes que comprendan
saldos acumulados de períodos anteriores a la entrada en vigencia de la Providencia
vigente, la Administración Tributaria deberá pronunciarse en un plazo no mayor de
90 días hábiles contados a partir de la fecha de recepción definitiva de la solicitud. A
la fecha, no me atrevo a aseverar que deben quedar pocos casos en los cuales aplique
la Providencia derogada.

Como es costumbre en el Derecho Tributario, la falta de pronunciamiento por parte


de la Administración Tributaria dentro de los plazos es igual a silencio administrativo
negativo, de acuerdo al  Artículo 4 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos.

Si no estuviese equivocado, y existiesen casos en los cuales aplique la Providencia


derogada, los contribuyentes que efectúen solicitudes que contemplen saldos
acumulados correspondientes a períodos de imposición anteriores de la entrada en
vigencia de la Providencia Administrativa vigente, no podrán introducir nuevas
solicitudes hasta tanto la Administración Tributaria no se haya pronunciado sobre la
misma.

Otro punto resaltante es que en la misma solicitud, el contribuyente deberá indicar,


para el caso que la misma resulte favorable, su decisión de compensar o ceder,
identificando tributos, montos y cesionario; y el tributo sobre el cual el cesionario
efectuará la imputación respectiva, no siendo oponibles a la República las
compensaciones y cesiones que se hubieren efectuado en contravención al
procedimiento dispuesto en la Providencia.

Aplicar esto es bastante complejo. No es sencillo planificar como vamos a disponer


de las retenciones en exceso, sin saber exactamente cuándo vamos a recibir la
aprobación. Definitivamente sería bien difícil negociar la cesión de dichos créditos
fiscales líquidos y exigibles con un tercero, que seguramente tiene un plazo corto para
utilizarlos.

Incluso, no vayamos al extremo de la cesión; concentrémonos en el caso en el cual


una entidad le corresponda pagar una cuantía importante por impuesto sobre la renta
y que este a la espera de aprobación de las retenciones de IVA y la misma no se
complete hasta después de la presentación de la referida declaración.

Esto tendría sin duda alguna un efecto importante en el flujo de caja de la entidad,
teniendo contradictoriamente un activo en su estado de situación financiera que
pudiese doctrinal y jurisprudencialmente disponer de él para los fines fiscales.

¿Efectos? Muchos. En los estados financieros de los sujetos pasivos nos haremos una
pregunta una y mil veces: ¿Es recuperable? ¿En su totalidad? ¿En qué tiempo? ¿Debe
ser llevado a valor presente?

La NIC 39, la cual regula los Instrumentos Financieros, establece que si la


recuperación se hará en un plazo mayor a un año,  requiere registrarse y revelarse a su
valor razonable.

Registrarse a su valor razonable implica que la gerencia de la entidad deberá contratar


especialistas que se encarguen de aplicar fórmulas de matemática financiera que
determinen el valor que debe quedar registrado en los estados financieros, producto
de la antigüedad del activo en cuestión.
El no hacer este tipo de valorización pudiese generar posibles problemas en la
opinión que sus auditores tendrán a bien emitir, como resultado de la auditoria a los
estados financieros del año sujeto a examen.

Ahora bien, si seguimos reteniéndole a una entidad que no puede técnicamente


descontar las retenciones, ¿podrá la Administración Tributaria dar una cifra confiable
de recaudación en este apartado? ¿Se está disponiendo de unos recursos que deben ser
reintegrados? ¿Es correcto?

Me devuelvo a las estadísticas según las cifras develadas por la Administración


Tributaria, las cuales plasman que la participación del impuesto al valor agregado ha
sido más del cincuenta por ciento (50%) de lo recaudado total por el SENIAT,
apoyado en gran medida por el grandioso trabajo ad honorem que han realizado los
sujetos pasivos especiales desde el 2002 hasta la fecha y que además ha sido hecho
prácticamente contra amenaza de sanción y hasta cierre (el no reflejar las retenciones
de IVA en los libros de compras y ventas es causal de cierre hasta por setenta y dos
horas).

En conclusión pareciese que la Administración Tributaria consiguió un mecanismo


sencillo y económico a fin de recaudar el impuesto al valor agregado que en
ocasiones se les hacía esquivo, principalmente en las entidades de pequeño tamaño
interesadas en ofrecer bienes y servicios a sujetos pasivos especiales.

Dado que el sector informal no ha sido coaccionado a incursionar en ese mercado,


siguen haciendo operaciones que desde el punto de vista técnico son gravables, pero
del cual no pagan un centavo a la Administración Tributaria, aunque en ocasiones
pudiésemos pensar que son hasta suntuarios los bienes que venden por el precio que
tienen al público, determinados en esos niveles por razones especulativas.

Ahora bien, no todo puede estar a espaldas de los contribuyentes. Obviamente nuestro
ordenamiento jurídico tributario, encabezado por el Código Orgánico Tributario
establece una serie de mecanismos que van en pro de dar la legítima defensa a toda
persona física o jurídica que haga actividades lícitas de negocio en el país y entre
ellas nos encontramos con la figura del Amparo.

El Artículo 302 de Código Orgánico Tributario establece que “procederá la acción de


amparo tributario cuando la Administración Tributaria incurra en demoras excesivas
en resolver peticiones de los interesados y ellas causen perjuicios no reparables por
los medios establecidos en este Código o en leyes especiales”.

De igual forma, el Artículo 303 ejusdem establece que  “la acción podrá ser


interpuesta por cualquier persona afectada, mediante escrito presentado ante el
Tribunal competente.

La demanda especificará las gestiones realizadas y el perjuicio que ocasiona la


demora. Con ella se presentará copia de los escritos mediante los cuales se ha urgido
el trámite”.

Por último y no menos importante, el Artículo 304 reza que “si la acción apareciere
razonablemente fundada el Tribunal requerirá informes sobre la causa de la demora y
fijará un término para la respuesta no menor de tres (3) días de despacho ni mayor de
cinco (5), contados a partir de la fecha de notificación. Vencido el lapso, el Tribunal
dictará la decisión que corresponda dentro de los cinco (5) días de despacho
siguientes.

En ella fijará un término a la Administración Tributaria para que se pronuncie sobre


el trámite omitido. Asimismo, el Tribunal podrá, cuando el caso así lo amerite,
sustituir la decisión administrativa previo afianzamiento del interés fiscal
comprometido. Las fianzas serán otorgadas conforme a lo dispuesto en el artículo 72
de este Código.
De la decisión dictada se oirá apelación en el solo efecto devolutivo dentro de los diez
(10) días de despacho siguientes”.

Así tenemos que los contribuyentes no están a la deriva en cuanto a sus derechos y de
allí toma protagonismo un precedente de mucha importancia sobre Amparo
interpuesto contra la demora incurrida por la Gerencia Regional de Tributos Internos
de Contribuyentes Especiales de la Región Capital del Servicio Nacional Integrado de
Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), en resolver la solicitud de
recuperación de créditos fiscales producto de retenciones acumuladas del impuesto al
valor agregado soportadas.

Allí Se verificaron dos solicitudes ante el SENIAT   de recuperación de créditos


fiscales producto de retenciones acumuladas de impuesto al valor agregado
soportadas desde el mes de marzo de 2003 hasta diciembre de 2006.

En esta no se demostró que la Administración Tributaria cumpliera con su obligación


de dar oportuna respuesta a las peticiones efectuadas por la contribuyente accionante
en fechas 31 de marzo de 2006 y 11 de abril de 2007.

Producto del análisis del caso, se concluyó que la Administración Tributaria había
incurrido en una demora injustificada en responder a las solicitudes realizadas),
causándole en razón de ello un perjuicio, dado que las declaraciones de impuesto
sobre la renta así como la relación de retenciones por concepto de impuesto al valor
agregado acumuladas hasta octubre de 2008, no habían podido ser compensadas
mientras la Administración Tributaria no haya dado respuesta a las peticiones de la
sociedad mercantil accionante.

El Tribunal ordenó al SENIAT dar respuesta a la empresa dentro de cinco (5) días
hábiles siguientes a la publicación del presente fallo y ordenó notificar al ciudadano
Superintendente Nacional Tributario del SENIAT, a los fines de que determine las
responsabilidades por la tardanza en dar respuesta a las solicitudes que han originado
la presente acción y decisión, sin que esta orden limite el cumplimiento de la
sentencia referida.

Este caso es muestra fiel de que nuestro sistema tributario cuenta con las herramientas
necesarias para lograr que los principios tributarios se apliquen de manera acertada y
oportuna y se honre de esta forma las mejores prácticas que debemos demandar como
ciudadanos.

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