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TRATADO DE LA ORACIÓN Y MEDITACIÓN.

CAPÍTULO 1º
AUTOR: San Pedro de Alcántara

1.- En el capítulo primero se habla del fruto que se puede sacar del ejercicio de la oración;
sabiendo qué fruto nos espera, nos entregamos a su consecución con alegre corazón.

2.- Impedimento y dificultad que tenemos para conseguir la última felicidad y bienaventuranza es
la mala inclinación del corazón y la dificultad y trabajo para el bien obrar. Si esto no se diese en
nosotros, sería facilísimo correr por el camino de las virtudes y alcanzar el fin para el que fuimos
creados. Pero, ahí está lo que comenta el Apóstol (Rm 7,1-25): tengo la ley de Dios y siento una
tendencia en mis miembros que contradice la ley del Espíritu. Es la causa universal de todo
nuestro mal.

3.- Para este trabajo y facilitar el negocio de nuestra vida está LA DEVOCIÓN, que es prontitud y
ligereza para bien obrar, nos hace ligeros para todo bien. (Hchos 2). La devoción es: refección
espiritual, refresco y rocío del cielo, soplo y aliento del Espíritu Santo y un afecto sobrenatural;
regala, esfuerza y transforma el corazón que pone nuevo gusto para las cosas espirituales y
nuevo disgusto y aborrecimiento de las sensuales.

4.- Esto se comprueba cada día, cuando una persona sale de la oración profunda y devota, allí se
renueva, viene las determinaciones, nace el deseo de agradar a su señor, padecer y aun ser
mártir. ALLÍ REVERDECE Y SE RENUEVA TODA LA FRESCURA DE NUESTRA ALMA.

5.- ¿Medios para conseguir tan poderoso y noble afecto de devoción? Por la meditación y
contemplación de las cosas divinas; de ellas nace el afecto y sentimiento de la voluntad, que
llamamos devoción, que nos incita y mueve a todo bien

6.- LA DEVOCIÓN, aunque no es más que una sola virtud, NOS HABILITA Y MUEVE A TODAS
LAS VIRTUDES, es como un estímulo general para todas ellas.

7.- Lo dice san Buenaventura, las escrituras divinas, y los vemos cada día en personas sencillas,
que consiguen todas las virtudes mediante el ejercicio de la oración. Lo dice también san Lorenzo
Justiniano ( In ligno vitae: De oratione, cap. 2).

8.- ¿Qué tesoro, qué tienda se puede hallar más rica o más llena de todos los bienes que la
DEVOCIÓN?

9.- Con la oración reverdece y se renueva toda la frescura de nuestra alma.

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