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El ciclo de Calvin, también conocido como la fase oscura de la fotosíntesis o

la reacción de fijación de carbono, es una serie de reacciones bioquímicas


que ocurren en el estroma de los cloroplastos en las células de las plantas,
algas y algunas bacterias fotosintéticas. Fue descubierto por el científico
estadounidense Melvin Calvin en la década de 1950 y es fundamental para la
conversión de dióxido de carbono (CO2) en compuestos orgánicos, como
glucosa.

El ciclo de Calvin consta de varias etapas clave:


1. Fijación del CO2: En esta etapa, una molécula de CO2 se combina con una
molécula de ribulosa-1,5-bisfosfato (RuBP) con la ayuda de una enzima
llamada ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa/oxigenasa (RuBisCO). Esto
produce una molécula de 3-fosfoglicerato (3-PGA), que contiene tres átomos
de carbono.

2. Reducción: En esta fase, las moléculas de 3-PGA se convierten en


moléculas de glicerato-3-fosfato (G3P) mediante una serie de reacciones que
requieren energía. Para cada tres moléculas de CO2 fijadas, se forman seis
moléculas de G3P, de las cuales solo una sale del ciclo para formar
carbohidratos. Las otras cinco moléculas continúan el ciclo.

3. Regeneración de RuBP: Las cinco moléculas de G3P restantes se


reorganizan y se utilizan para regenerar tres moléculas de RuBP. Esta
regeneración consume ATP (adenosín trifosfato), que es la fuente principal
de energía química en las células.

4. Producción de carbohidratos: Una de las moléculas de G3P que se regenera


en la etapa anterior se utiliza para sintetizar glucosa y otros carbohidratos a
través de una serie de reacciones adicionales.

Es importante destacar que el ciclo de Calvin se realiza en el estroma de los


cloroplastos, mientras que la etapa de captura de luz (fase luminosa) ocurre
en los tilacoides. La fase luminosa proporciona la energía (en forma de ATP y
NADPH) necesaria para impulsar el ciclo de Calvin.

En resumen, el ciclo de Calvin es esencial para la fotosíntesis, ya que


convierte el dióxido de carbono atmosférico en compuestos orgánicos que
las plantas pueden utilizar como fuente de energía y construcción celular.
Parece que estás buscando información sobre el equilibrio en las plantas.
Las plantas, al igual que otros seres vivos, mantienen diversos equilibrios
internos para sobrevivir y prosperar en su entorno. Aquí hay algunos
aspectos relacionados con el equilibrio en las plantas:

1. **Equilibrio hídrico**: Las plantas necesitan agua para llevar a cabo


procesos vitales como la fotosíntesis y la absorción de nutrientes. El
equilibrio hídrico implica mantener la cantidad adecuada de agua en sus
tejidos, evitando tanto la deshidratación como la sobrehidratación. Las
plantas regulan la pérdida de agua a través de pequeñas aberturas llamadas
estomas y también pueden ajustar la absorción de agua de acuerdo con las
condiciones ambientales.

2. **Equilibrio nutricional**: Las plantas necesitan una variedad de


nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo, potasio y muchos otros
elementos, para su crecimiento y desarrollo. Mantener un equilibrio
nutricional adecuado es fundamental para evitar deficiencias o excesos que
puedan afectar negativamente su salud y productividad.

3. **Equilibrio hormonal**: Las plantas producen hormonas que regulan


diversos procesos, como el crecimiento, la floración y la respuesta a factores
ambientales. El equilibrio hormonal adecuado es importante para coordinar
las respuestas de la planta a su entorno y para garantizar un desarrollo
óptimo.

4. **Equilibrio de luz y sombra**: Las plantas necesitan luz para la


fotosíntesis, pero también pueden ser perjudicadas por la exposición
excesiva a la luz solar intensa. Mantener un equilibrio entre la captura de
luz y la protección contra daños por radiación es crucial.

5. **Equilibrio de carbono y oxígeno**: En el proceso de fotosíntesis, las


plantas toman dióxido de carbono y liberan oxígeno. Mantener un equilibrio
entre estos gases es importante tanto para la planta como para el medio
ambiente circundante.

6. **Equilibrio en la relación planta-microorganismos**: Las plantas


interactúan con una variedad de microorganismos, como hongos y
bacterias, en el suelo y en sus tejidos. Mantener un equilibrio en estas
relaciones puede afectar la absorción de nutrientes, la salud de la planta y la
resistencia a enfermedades.

En resumen, el equilibrio en las plantas se refiere a la capacidad de


mantener condiciones internas adecuadas para sobrevivir y prosperar en su
entorno. Esto implica una regulación cuidadosa de factores como el agua, los
nutrientes, las hormonas y la exposición a la luz y otros estímulos
ambientales.

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