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The Bayshore Rivals
The Bayshore Rivals
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SINOPSIS
OLIVER
Rivales desde antes de nacer, nunca ha habido un momento en que mi familia no haya
odiado a los Lockwood y a su hija Harlow.
Hace dos años ella nos tendió una trampa, corrompió nuestra imagen familiar, arruinó la
vida de mi hermano. Ella lo hizo personal. Ya no era solo una rivalidad entre nuestros
padres.
HARLOW
Estaba cansada de ser el títere de mis padres, cansada de los juegos, del odio. Todo lo que
quería era disfrutar de la universidad y seguir adelante con mi vida.
Cuando los hermanos Bishop llegan a mi escuela, no tengo adónde ir. Sé que entonces se
asegurarán de que pague por cada comentario insultante que mis padres o yo hicimos
sobre ellos.
NOTA DEL AUTOR: Este es un romance de acoso universitario, de harén inverso, que
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2 Años Atrás
¿En su bolsillo? De ninguna manera quiero acercarme tanto a este idiota. Intentaré
que Shelby me ayude con esto. No estaré a menos de tres metros de él o de sus hermanos.
Los hermanos Bishop, Sullivan, Oliver y Banks son los hijos de Chloe y George
Bishop, y son nuestros rivales. Son repugnantemente guapos, asquerosamente ricos y
mentirosos manipuladores. Cada incidente que he tenido con ellos fue uno que terminó
conmigo queriendo apuñalarlos en el ojo con el objeto más cercano.
¿Quién hace algo tan cruel? Esto no es lo peor que hicieron, pero es la guinda del
pastel. Últimamente, sus payasadas han afectado a algo más que a mi familia. Su ira va
por debajo de la línea y golpea a nuestros trabajadores. No me preocupo por preguntar
qué hicieron los Bishop esta vez. No importa. Nos vengaremos. Siempre lo hacemos.
Sullivan, el más joven de los hermanos Bishop, tiene mi edad y aunque no vamos
a la misma escuela, nos encontramos ocasionalmente en eventos y fiestas.
Normalmente trato de evitarlo como si fuera una plaga. Pero hoy voy al mismo
lugar que él, y a propósito. Todos los estudiantes de todas las escuelas secundarias del
país estarán allí, sin importar su apellido.
—No hagas preguntas para las que no quieres respuestas, Harlow. Pon la bolsa en
su bolsillo y me aseguraré de que el resto esté hecho —mi padre responde con un tono
que me dice que me calle y haga lo que dice.
realidad, no me gustan los Bishop, de hecho, los odio por lo que han hecho y cómo han
tratado a mi familia durante los últimos dos años, pero estoy cansada de hacer lo que mis
padres ordenan. Cansada del odio constante. Decido no hacer una escena, ese no es el
punto. Voy a terminar haciéndolo de todos modos.
Mirando el documento frente a él, me atraviesa con una mirada de sus ojos azules
que coincide con los míos en profundidad y color.
Una sonrisa siniestra llega a sus labios. —No. Quiero que te quedes. Asegúrate de
que sepan quién organizó esto.
—No olvides todo lo que nos han hecho, cariño. —La voz de mi padre se suaviza—
. No te pediría que hicieras estas cosas si no sintiera que está justificado. Tengo que
protegerte a ti, a mi negocio, a mis hombres y todo lo que estos sucios Bishop hacen es
un ataque directo contra nosotros.
—Lo sé, papá. —Mis labios se curvan en una sonrisa tranquilizadora. Incluso si
odio lo que tengo que hacer, siendo parte de esta rivalidad, sé que no hay nada que pueda
hacer para cambiar eso. Mi apellido es Lockwood, y siempre será la familia por encima
del honor.
Recuerdo cómo Chloe y George Bishop me miran como si fuera chicle pegado a la
suela de sus zapatos cada vez que nos cruzamos. Sus tres hijos no son mucho mejores.
Molestamente guapos y llenos de sí mismos. Sullivan es el peor. Actúa como si fuera el
rey del mundo y todo el mundo estuviera por debajo de él, como si fuera nuestro deber
inclinarnos ante él.
Tan pronto como cumplí dieciocho años y puse mis manos en mi fondo fiduciario,
me fui de la casa de mis padres. No había forma de que me quedara ni un minuto más.
Quería desaparecer, olvidar mi apellido y lo que significaba.
Después de enterarme de las cosas que mi padre había estado haciendo, no quería
tener nada que ver con el negocio familiar.
—Mi culo. —Ella sonríe y golpea sus caderas contra las mías. Pongo los ojos en
blanco como si estuviera molesta con ella cuando en realidad estoy agradecida de que
esté aquí. Realmente tuvo que convencer a sus padres para que la dejaran asistir a la
universidad aquí. Creo que la única razón por la que su padre estuvo de acuerdo es
porque ha tenido un mal año en su bufete de abogados y la matrícula es más barata que
en Stanford, donde se suponía que debía ir Shelby originalmente. Sin embargo, a ella no
parece importarle.
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—Bien, me invitaron a una fiesta un par de chicos que conocí en Starbucks —dice
Shelby, arrojando su cabello rubio sobre su hombro.
Shelby saca su labio inferior en un puchero firme, —Oh, vamos, Harlow, solo fuiste
a un puñado de fiestas cuando estábamos en la secundaria y ahora no quieres disfrutar
de la universidad. Tus padres están fuera del cuadro, básicamente puedes hacer lo que
quieras.
No tiene idea de lo equivocada que está. Sí, me las he arreglado para escapar de
las garras de mi padre por ahora, pero no voy a poder esconderme de él y de mi madre
para siempre.
La diversión brilla en los ojos color avellana de Shelby, —Mmm, dos semanas
como mucho.
Sacudiendo la cabeza, digo: —No eres una ayudante de diversión, eres una
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—Tus padres no están aquí. No tienes nada de qué preocuparte. Eres libre.
—Shelby se levanta de su cama y extiende sus brazos como un pájaro, agitándolos hasta
llegar a mi cama, lanzándose contra ella, haciéndome rebotar y que una burbuja de risa
se escape de mi garganta.
—No estoy preocupada por ellos —miento. Estoy tan preocupada por ellos como
por los Bishop.
En algún punto, mi odio por los Bishop comenzó a disminuir, y en su lugar floreció
el resentimiento hacia mi padre. No quería tener nada que ver con mi antigua vida, el
drama, el odio, la venganza. Quería olvidar que parte de mi vida existió.
—Bien, porque no importaría si lo estuvieras. Ahora, arriba. Déjame ver con qué
tengo que trabajar y luego qué ropa has traído contigo.
—¿Realmente tenemos que ir? —Batí mis largas pestañas sabiendo muy bien que
no funcionaría. No puedo hacerme ver tan inocente y dulce como lo hace Shelby.
Además, le debo a ella al menos salir una vez. Después de todo, se mudó a cientos de
kilómetros de su familia para ser una amiga solidaria.
—Si. —Ella sonríe y debería haber sabido que esa sonrisa iba a ser mi muerte.
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Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad
TIRO de la parte inferior de la minifalda en la que Shelby me metió. No soy
exactamente delgada, es más bien curvilínea, y aunque no tengo ningún problema real
de autoconfianza, esto es tan corto que todos los chicos aquí van a tener un destello de
mi entrepierna al final de la noche.
Si, y esto es bastante importante, si salgo con Shelby de nuevo, ella no me vestirá.
—Lo logramos. —Shelby resopla, una amplia sonrisa en sus labios pintados de rojo
sangre. Actúa como si acabara de superar un examen que ha estado estudiando durante
todo el semestre. Nos paramos juntas, una al lado de la otra, en medio de la sala,
observando cómo la gente se mueve alrededor, charlando y divirtiéndose. Cuanto más
tiempo permanecemos allí, más atención atraemos hacia nosotras mismas.
Puedo sentir los ojos sobre mí, deslizándose sobre mis piernas desnudas y mi blusa
que cuelga de un hombro. Sí, no me gusta esto. Ser el centro de atención. Sintiéndome
fuera de lugar y un poco tímida, me escondo detrás de la cortina de mi cabello mientras
me vuelvo hacia Shelby.
—Vinimos, vimos, nos divertimos, ¿podemos irnos ahora? —Me quejo, tirando de
su brazo. No he ido a una fiesta desde esa noche. Esa desastrosa noche. Un escalofrío recorre
mi espina dorsal ante el recuerdo, ante la ira y la furia latente que transmitieron hacia mí
los tres hermanos Bishop.
—Te haremos pagar por esto, Harlow. Un día no tendrás la protección de tus padres, ¿y
entonces qué harás?
Encogiéndome de hombros, digo: —No les tengo miedo. Son débiles. Patéticos. Como sus
padres.
Oliver entró en mi burbuja de espacio, obligándome a dar un paso atrás o estar pecho con
pecho contra él, —Un día, nos vengaremos de ti. Te romperemos. Desearás no haber nacido nunca.
—Estarás esperando mucho tiempo... —Me burlo, sintiendo el miedo deslizarse por mi
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Hasta donde yo sé, Shelby y yo somos las únicas dos personas que asistimos a esta
universidad con padres que ganan más de un millón al año. Lo que me hace preguntarme
de quién es la casa. ¿Es propiedad de otro estudiante? ¿Sus padres? ¿Por qué te importa,
Harlow?
—Aquí —dice Shelby, sus uñas pintadas de rosa aparecen a la vista mientras
empuja un vaso rojo en mi mano, el contenido salpica contra los lados del vaso. Miro
dentro de él antes de llevarlo a mi nariz para olerlo.
Shelby se encoge de hombros, sus ojos color avellana se entrecierran —Solo bébelo.
Vive un poco, ¿quieres? Si prometes pasar un buen rato, te prometo que no te presionaré
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—Bien. Lo intentaré. —Le doy una débil sonrisa y tomo un trago del líquido de
aspecto rosado. La quemadura que esperaba no llega y me sorprende gratamente el sabor
a cereza que queda en mis labios.
—Cállate. —Se ríe, tomando un trago de su vaso. Los vellos de la nuca se me ponen
de punta y no entiendo por qué. Giro mi mirada alrededor de la habitación, buscando
algo fuera de lugar. ¿Qué está mal conmigo? Creo que estoy perdiendo la cabeza.
Una canción de rap llega a todo volumen a través de los altavoces, vibrando a
través de las masas de cuerpos y dentro de mi cráneo, causando que se forme un dolor
sordo allí. Un libro no me daría este tipo de dolor de cabeza. Sintiendo que lo necesitaré,
bebo el resto del líquido en mi vaso y se lo devuelvo a Shelby con una sonrisa traviesa.
—No seas tan dramática. —Ella toma el vaso y me manda fuera—. Ve al baño.
Estaré aquí cuando vuelvas.
Al salir de la cocina veo que un grupo de mujeres con faldas más cortas que la mía
entran en la casa. Mi corazón se hunde en mi estómago ante la vista. Barbies. Tres chicas
vestidas como muñecas de plástico. Falsas. Populares. Hermosas. Cada universidad y
escuela secundaria las tiene.
Sobresalen como una mala hierba en un lecho de flores. Se ríen y se echan el pelo
sobre los hombros, batiendo las pestañas a cada hombre que mira en su dirección, y hay
muchos hombres mirando en su dirección. Dándome la vuelta, me dirijo hacia la enorme
escalera antes de que se acerquen más conozco su tipo —o quieren hacerse amigas e
iniciarme en su clan, o me convierten en el enemigo público número uno— no quiero
entrar en su radar, quiero tener una experiencia universitaria tranquila y sin incidentes.
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Subo corriendo las escaleras y casi choco de cabeza con una pareja que se está besando
contra la barandilla.
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Murmuro una disculpa a medias y continúo en busca de un baño. Abro una puerta
y encuentro un dormitorio vacío con una cama grande y acogedora en el centro. ¿Qué tan
malo es que prefiera acurrucarme en esa cama y leer un libro que volver al piso de abajo
y divertirme con los otros estudiantes?
Cuando cierro la puerta detrás de mí, un olor familiar que viene del interior de la
habitación me hace cosquillas en la nariz. No puedo ubicar el olor único, algo así como
un bosque después de un día lluvioso.
Solía pensar que esto era todo lo que importaba, dinero, cosas bonitas y gente que
te admiraba. Eso es lo que mi familia me enseñó a pensar y hubo un tiempo en que no
cuestionaba nada de lo que me decían mis padres. Ese tiempo se acabó. Ahora lo sé mejor.
Sigo pensando en el aroma familiar de ese dormitorio mientras me lavo las manos.
Hay algo en eso que me molesta, pero no puedo señalarlo. Mirándome al espejo, me doy
un vistazo antes de salir del baño. Realmente debería actuar más como las otras personas
que hay aquí. Diviértete y disfruta de la vida universitaria. Esto es lo que quería. Me alejé
de mi familia para ser normal. Todo lo que tengo que hacer ahora es salir de mi propia
cabeza y disfrutar de esto.
Estoy momentáneamente aturdida, como una cierva atrapada por los faros de un
coche. Mis gritos se interrumpen, el aire se estanca en mis pulmones. No puedo hacer
nada. Estoy congelada en el lugar. ¿Qué está pasando?
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Todo lo que puedo oír es el zumbido de sangre en mis oídos, mi pecho subiendo
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y bajando con pánico. Abro la boca para gritar de nuevo, pero no sale nada. De repente
me mareo, el olor a lluvia me llena la nariz una vez más y me doy cuenta inmediatamente
de a quién pertenece ese aroma.
—¿Me extrañaste? ¿Es por eso que estás aquí, en mi habitación? ¿Estás ansiosa por
ver lo que tenemos reservado para ti? —La oscura voz de Sullivan llena la habitación y
un escalofrío me recorre. Noto entonces que está parado a unos metros de mí, pero su
voz me afecta como si estuviera a mi lado susurrándome al oído. No importa que no
pueda verlo completamente. No es necesario. Sé que me está mirando con repugnancia.
Dando la vuelta, empujo el firme pecho frente a mí, dándome cuenta rápidamente
de que es Banks, el hermano Bishop de en medio. Una sonrisa siniestra se extiende por
su rostro mientras se lame los labios. —Creo que nos extrañó, ¿por qué más vendría aquí,
a nuestra casa?
—Sí, nuestra casa. —Una tercera voz arrastra las palabras, y mi mirada recorre la
habitación y choca con los ojos marrón chocolate de Oliver—. La compramos
recientemente, pensamos que sería más agradable que vivir en los dormitorios.
Nada tiene sentido ahora mismo. Esto tiene que ser un sueño, borra eso, esto es
una maldita pesadilla. Niego con la cabeza como si pudiera despertarme de esto. Luego
trato de dar un paso hacia la puerta, pero Sullivan coloca una mano sobre la manija
deteniendo mi movimiento.
—No tan rápido —gruñe, su musculosa figura se eleva sobre mí. Es más grande
de lo que era la última vez que lo vi. Más alto, más aterrador, incluso más
repugnantemente guapo de lo que recuerdo—. Hablemos. Queremos decirte cómo va a
ir este año.
¿Qué quiere decir? ¿Cómo va a ir este año? ¿Realmente no puede estar diciendo lo
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que creo que está diciendo? Los hermanos Bishop no están... no pueden estar... Mi pecho
comienza a levantarse, aunque no hay aire llenando mis pulmones. Señor, por favor dime
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—No soy estúpida. —Intento hacer que las palabras suenen fuertes, pero salen
como una suave brisa susurrando entre los árboles.
—Cierto, solo eres una mentirosa —responde Oliver, sus palabras como una
bofetada en la cara.
Apretando los dientes, dejé que el insulto se hundiera. No está equivocado, soy una
mentirosa. Gracias a mi padre he hecho muchas cosas de las que no estoy orgullosa. Lo
seguí como un cordero al matadero, creyéndole con fe ciega. Sabía que algún día el karma
me alcanzaría. Que eventualmente pagaría por mis malas acciones, solo que nunca esperé
que fuera tan pronto.
—¿Recuerdas cuando te dije que te haría pagar por lo que hiciste esa noche?
—Ese pequeño truco arruinó su último año. Hizo que lo suspendieran del equipo.
Manchaste nuestro apellido, pero ese era el punto, ¿verdad? —Oliver sisea, entrecierra
los ojos y su mandíbula angular —lo suficientemente afilada como para cortar vidrio—
se aprieta.
Los Bishop tenían dinero, pero nada podía impedir que los periódicos locales
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publicaran un artículo sobre su hijo consumiendo drogas y siendo expulsado del equipo.
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Mi padre había dado en el blanco y los había hecho sangrar, y peor aún, me había
utilizado para hacerlo.
—Bueno, ahora que nuestro negocio familiar está arruinado, no hay nada que
podamos hacer, así que supongo que todos tenemos que ir a la universidad después de
todo —explica Banks, y finalmente lo entiendo. Los tres asistirán a Bayshore. Esto no puede
estar sucediendo.
—Por favor… mira…. —Una disculpa está situada en el borde de mi lengua, pero
una mano sale de la nada detrás de mí y presiona contra mi boca —otra en mi cadera—
cortando efectivamente las palabras antes de que tenga la oportunidad de decirlas.
Sé quién es el que me tiene agarrada y trato de soltarme del control de Banks, pero
él solo me acerca más, hasta que mi espalda está presionada firmemente contra su
musculoso pecho. El pánico y algo más, algo cálido y eufórico se arremolinan en mi
vientre.
No. No me sentiré atraída por ellos, ni por sus estúpidos músculos, abdominales
duros y sonrisas diabólicas. Son el enemigo, mis rivales.
—Te dije... te prometí que pagarías, y ahora es el momento. Es hora de pagar tus
deudas. —Las lágrimas me pican los ojos. No llores. No llores. No lloraré delante de ellos.
No lo haré.
Doy un paso hacia la puerta que Sullivan ahora está bloqueando con su cuerpo.
Nadie se mueve, ni dice una sola palabra, es casi como si estuvieran esperando a
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que Sullivan tome una decisión y eso me aterroriza. Después de un largo segundo,
finalmente se aparta del camino, con una sonrisa de suficiencia pintada en su rostro.
Agitando su mano sobre la puerta y haciéndome señas para que me vaya, dice: —Puedes
irte esta noche, pero nunca podrás alejarte de nosotros. Te encontraremos donde quiera
que vayas y te haremos pagar por lo que hiciste.
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Bajando las escaleras tan rápido como puedo, casi tropiezo, perdiendo el último
escalón. No puedo formar un solo pensamiento además del que me dice que necesito salir
de aquí. Escaneando la habitación llena de gente busco a Shelby. Ella no está por ningún
lado y me preocupo cada vez más con cada segundo que pasa.
No puedo respirar. Necesito irme, alejarme de este lugar lo más que pueda. Mis
pies comienzan a moverse por sí mismos y me doy cuenta de que me estoy moviendo
entre la multitud de personas, empujando a algunos fuera del camino a medida que
avanzo. Antes de darme cuenta, he llegado a la puerta principal. Aspiro una codiciosa
bocanada de aire fresco, mi corazón se acelera tanto dentro de mi pecho que se siente
como si estuviera teniendo un ataque al corazón.
—¿Sabes quién es el dueño de esta casa? ¿Quién te invitó a esta fiesta? —Tan
pronto como hago la pregunta, sus labios se curvan en una profunda mueca.
—Bueno, al principio no lo sabía, pero como que lo descubrí. No pensé que fuera
a ser un gran problema. Solo quieren ser amigos. ¿Es eso realmente tan malo? No tiene la
menor idea de lo que está hablando.
—¿Les dijiste que iba a venir aquí a la escuela? ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Y por qué? —
Grito, pasando mis dedos por mi largo cabello rubio. La parte racional de mí sabe que no
es culpa suya. Ella no sabe todas las cosas que han sucedido entre los Bishop y mi familia,
nadie lo sabe además de las personas involucradas.
—Se supone que eres mi amiga. ¿Cómo pudiste hacerme esto? —El shock y la
confusión están escritos en todo el rostro de mi mejor amiga mientras le grito las palabras.
No tiene ni idea de lo que ha hecho mal y, sinceramente, no puedo culparla.
—Harlow —me llama Shelby una vez, pero sigo caminando sin prestarle ni una
pizca de atención. Tendré que disculparme más tarde, pero ahora mismo, no puedo lidiar
con eso. Caminando por la larga calzada pateo la tierra. Estúpida. Fui tan estúpida al
pensar que podía alejarme y que mis problemas nunca me encontrarían. Una ligera brisa
sopla desde el océano y azota mi cabello en un millón de direcciones diferentes,
helándome hasta los huesos. Envolviendo mis brazos a mí alrededor, trato de olvidarme
de todo lo que me ha traído hasta aquí.
Todos los errores que cometí, las cosas que hice. No sé cuánto tiempo camino, pero
finalmente llego al final del largo camino de entrada, justo cuando un automóvil entra en
él. No levanto la vista del suelo y espero que el automóvil continúe avanzando, pero me
sorprende cuando se detiene a pocos metros de mí.
Para empeorar las cosas, la ventanilla del lado del conductor baja un momento
después.
—Oye, ¿estás bien? ¿Necesitas que te lleven? —Miro hacia arriba y encuentro a
una chica de mi misma edad mirando por la ventana, con una sonrisa en los labios.
Cuando ve mi cara, su sonrisa se convierte en una mueca.
—No lo sé —me digo más a mí misma que a ella. De verdad, no lo sé. Pensé que
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—Claro. Solo necesito que me lleven a los dormitorios —le digo, caminando hacia
el lado del pasajero. Conduce un jeep viejo, algo que, en mi antigua ciudad, nadie sería
sorprendido conduciendo.
Girando en mi asiento la miro. Es joven, como yo, con el cabello corto y castaño,
casi me recuerda a una Tinker Bell2 morena.
—Bueno, Harlow, parece que realmente te vendría bien un trago. ¿Todo bien?
—Si estoy bien. Solo me encontré con algunas personas de la secundaria. Las cosas
no terminaron bien entre esa gente y yo, así que... —Me detengo, mirando por la ventana.
—Ah, lo entiendo. ¿Una vieja llama de la secundaria? ¿Lo viste con otra chica? —
Casi me río de sus palabras. Desearía que fuera así de simple.
—Si quieres hablar de ello, soy un gran oyente. Oye, ¿en qué dormitorio estás,
nunca lo dijiste?
—Yo también soy estudiante de primer año. Vivo en los dormitorios al otro lado
de la calle, frente al tuyo. En realidad no conozco a nadie aquí todavía, así que en serio,
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si alguna vez quieres salir, soy tu chica. Sin embargo, no hay presión.
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Tinker Bell, conocida como Campanita en Hispanoamérica y Campanilla en España, es un personaje ficticio en la
obra de teatro y posterior novela Peter Pan y Wendy, de J.M. Barrie.
—Gracias, lo tendré en cuenta —digo cuando llegamos al estacionamiento de los
dormitorios—. De verdad, gracias, lo aprecio, y por el viaje también.
—No hay problema. Te veré por ahí, Harlow. —Le doy un saludo a medias y
camino hacia la entrada del dormitorio. Mi mente está tan consumida por mi encuentro
con los hermanos Bishop que no me doy cuenta de lo extraño que fue mi encuentro con
Caroline. Ni siquiera le pregunté por qué llegaba tan tarde a la fiesta, o por qué se
apresuró a traerme a casa cuando ni siquiera había puesto un pie en la fiesta ella misma.
¿Siempre recoge gente al azar?
Empujo mis pensamientos sobre ella al fondo de mi mente y decido digerirlos otro
día. Ahora mismo, tengo que averiguar cómo voy a seguir yendo a la escuela aquí con
esos imbéciles. Cuando entro a mi habitación, me pongo un pantalón de dormir y una
camiseta de gran tamaño. Me quito el maquillaje de la cara y me dejo caer en la pequeña
cama individual.
Las lágrimas pican mis ojos una vez más y esta vez las dejo caer. Caen suavemente
en cascada por mis mejillas. Soy una amiga tan horrible. En mi ataque de pánico y rabia,
arremetí contra la única amiga que tengo aquí. La dejé en esa fiesta sin siquiera pensarlo.
Cerrando mis manos en pequeños puños, las golpeo contra el edredón azul. Dejé que esos
estúpidos imbéciles ganaran cuando salí huyendo. Quiero gritar. Nunca he sido del tipo
que huye, que se esconde, pero no quiero luchar contra ellos. Terminé de pelear, terminé
con las mentiras, con todo el drama.
Mis ojos se cierran y ruego que el sueño llegue. En cambio, las imágenes de los
hermanos se filtran en mi mente. Altos, bronceados, guapos como el infierno. Sería
mucho más fácil odiarlos si no fueran hermosos y si las cosas que mi padre me había
dicho fueran ciertas.
La mejor porque recibí mi primer beso, a pesar de que fue con Sullivan Bishop.
No sé cómo voy a acercarme a él. La casa de Bethany Kingston está llena, lo que dificulta
abrirme paso entre la multitud, y no ayuda que no tenga idea de dónde está. Las fiestas no son mi
escenario y estoy segura de que estoy llamando la atención sobre mí misma ya que sigo
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El paquete se siente pesado en mi bolsillo a pesar de que es tan ligero como una pluma. Todo
lo que tienes que hacer es ponérselo en el bolsillo, me digo a mi misma, inspeccionando la estancia
una vez más en busca de su cabello castaño rojizo. Los hermanos Bishop destacan entre los demás
chicos, no solo por su aspecto, sino por el aire que los rodea. Caminan con un distintivo en los
hombros, uno que dice “Soy mejor que tú”.
—¿Vienes a jugar, princesa? —Una voz profunda dice desde atrás, vibrando a través de
mí y enviando pequeños riachuelos de calor a mi núcleo. No debería sentirme atraída por ellos,
pero al igual que el resto de la población femenina, lo estoy y me odiaba por ello.
—No contigo —me burlo, girándome, me encuentro cara a cara con Sullivan. Ojos tan
azules como el cielo me miran. Están enmarcados por gruesas pestañas por las que la mayoría de
las mujeres en mi escuela morirían. Aprieto los dientes mientras dejo que mi mirada recorra su
rostro. Pómulos altos, hoyuelos y labios rosados suaves y llenos.
Él, Oliver y Banks se ven casi idénticos, aunque Oliver tiene ojos marrones que me
recuerdan al chocolate derretido en lugar de azules como Banks y Sullivan. Tienen una edad
cercana, Oliver es dos años mayor que nosotros, Banks solo un año.
Los labios rosados de Sullivan se convierten en un mohín —Eso es una pena. Me pregunto
¿qué es lo que haces para divertirte? Nunca te veo en fiestas como esta.
—No me gusta la gente que viene a fiestas como esta —miento. Me gusta la mayoría de la
gente de aquí. Simplemente no me gusta cómo actúa la gente en las fiestas. No me gusta la bebida
ni el baile.
—Si no te gusta la multitud, ¿por qué no salimos a dar un paseo? ¿Has visto ya el patio
trasero de Kingston? —He oído hablar del patio trasero. Se supone que es hermoso.
Aparentemente, el Sr. Kingston gasta miles de dólares cada pocas semanas para tener el jardín más
prístino con algunas de las flores más raras. Pero salir con Sullivan… ¿solo nosotros dos?
—Vamos, no voy a morder. —Me guiña un ojo, dándome una sonrisa digna de desmayo.
—Está bien —le digo, sólo en parte para tener la oportunidad de plantar la bolsita. Extiende
su codo y engancho mi brazo con el suyo mientras salimos juntos. Estúpidamente, la bolsa está en
el bolsillo al que no puedo acceder con mi brazo entrelazado así con el suyo.
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Es muy difícil verlo como el malo cuando se comporta tan bien conmigo. Tengo que
recordarme lo que su familia le ha hecho a la mía y dejar de pensar en lo agradable que se siente
caminar tan cerca de él.
—¿Si? Yo también.
—¿Qué estás pensando? —Pregunto con curiosidad. No debería importarme lo que esté
pensando. No estoy aquí para hacer preguntas o acercarme a él.
—¿Eso estaría bien? ¿Si te beso, quiero decir? Sé que nuestros padres se odian y que
tampoco deberíamos interesarnos por el otro, pero es solo un beso. —Su pregunta flota en el aire
por un momento, y me trago mi nerviosa ansiedad, sabiendo que voy a decir que sí. No creo que
quiera besarlo, definitivamente no, pero esta es mi oportunidad de acercarme lo suficiente para
plantar la bolsa.
—Está bien... Un beso... Un beso estaría bien, quiero decir —susurro justo antes de que me
quite un mechón de cabello de la cara. Su pulgar roza mi mejilla dejando mi piel hormigueando
bajo su toque. Se inclina con los ojos bien abiertos, como si no quisiera perder la oportunidad de
ver mi rostro mientras nuestros labios se tocan.
Entonces nuestros labios se unen, presionándose juntos y mis ojos se cierran por sí solos.
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Hormigueos de calor se agitan a través de mí. Todo lo que nos rodea se desvanece como si fuéramos
las dos únicas personas en el mundo. Todo lo que siento son sus labios suaves y llenos contra los
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míos. El beso es suave, conmovedor, y me inclino hacia él mientras nuestros labios se funden entre
sí.
Me doy este segundo para olvidar todo, la razón por la que estoy aquí y la razón por la que
debería odiarlo. Las mariposas revolotean dentro de mi estómago provocando un profundo temblor
en mi interior. Un calor se filtra en mis huesos, derritiéndome como un cono de helado al sol de la
tarde. Quiero perderme en ese sentimiento, no sentir nada más a su lado, pero la voz de mi padre
resuena en mis oídos en ese momento. Necesito recordar lo que su familia ha hecho, el dolor que
han causado.
Con el corazón apesadumbrado y una mano temblorosa, tomo la pequeña bolsa de plástico
de mi bolsillo y la meto en el suyo antes de apartarme rompiendo el beso.
Mi primer beso.
Dejo que mis ojos se ajusten por un momento antes de levantarme de la cama y
caminar hacia mi amiga. —Lo siento, Shelby —le digo mientras la rodeo con los brazos y
entierro mi cara en su espeso cabello rubio—. Lamento mucho haberte gritado. No lo
sabias. No debería haberme desquitado contigo.
—¿Qué no sabía? —Pregunta, mientras me rodea con sus propios brazos—. Dime
qué está pasando, por favor.
Shelby ya se ha ido cuando estoy vestida y lista para partir. Tiene una clase
temprano, mientras que la mía no empieza hasta las diez. Pensé brevemente en cambiar
de escuela, pero decidí que no voy a huir de mis problemas otra vez, Shelby está aquí y
no hay forma de que su padre le permita cambiar de escuela nuevamente y no quiero ir
sola a ningún otro lado. Ya estoy sola, no hay necesidad de aislarme más.
Creo que la mejor manera de tratar con los Bishop es ignorarlos lo mejor que
pueda. No jugaré en sus juegos ni dejaré que me derriben. Vine aquí para ser una
estudiante universitaria normal y eso es lo que voy a ser.
Con los ojos fijos en el papel, ni siquiera veo a la persona que está delante de mí
hasta que es demasiado tarde y mi cuerpo se estrella contra otro. Aferrándome al papel
en mis manos, miro hacia arriba sorprendida.
Estoy a punto de murmurar una disculpa cuando me doy cuenta de que es Banks
quien se alza frente a mí y, a juzgar por la expresión de su rostro, que él esté aquí no es
solo una coincidencia.
—Buenos días, princesa —sonríe, sus ojos azules brillan con diversión unilateral.
—Estaba pensando en lo agradable que sería para mí recogerte para poder caminar
juntos a nuestra clase.
—Sí, nos aseguramos de que al menos uno de nosotros esté siempre en una de tus
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clases, para poder vigilarte —explica—. No queremos que la pases bien ni nada. —Se
inclina hacia adelante y me quita un mechón de cabello suelto de la cara. Su dulce y
embriagador aroma a canela me envuelve, haciéndome difícil respirar. Así de cerca casi
olvido que él es el enemigo. Casi—. Recuerda, estamos aquí para hacerte la vida lo más
difícil posible.
El sonido de sus pesados pasos siguiéndome por las escaleras reverbera alrededor
cubo de la escalera, pero incluso sin el sonido, sabría que está allí. Puedo sentir su
presencia. Puedo sentir su cuerpo cerca del mío, al igual que puedo sentir a cada uno de
los hermanos Bishop cuando están en la misma habitación que yo.
No puedo explicarlo, pero siempre ha sido así. Solía pensar que era porque eran
malos y tengo un sexto sentido sobre las personas malas, pero hace un tiempo descubrí
que la piel de gallina que cubre mi piel no está ahí porque me dan escalofríos, no, es algo
mucho más preocupante que eso.
—Estás mucho menos molesta de que esté aquí de lo que pensé que estrías. Tal
vez incluso te guste tenerme cerca —dice, y puedo sentir mis mejillas calentarse,
delatando mi vergüenza—. ¿Estás emocionada de verme? ¿Es por eso que no te alejaste
cuando estuve de pie detrás de ti la otra noche?
Todo lo que consigo son dos pasos más antes de que Banks me agarre del brazo y
me acerque a él. Nos hace girar y empuja mi cuerpo contra la pared más cercana. Con
mi espalda pegada al frío ladrillo, se inclina, tan cerca que su cuerpo se amolda al mío.
Agacha la cabeza para que su boca esté justo al lado del pabellón de mi oreja y tengo
esta extraña necesidad, incluso deseo, de girar y sentir sus labios contra los míos.
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¿Me devolvería el beso? Esta atracción está mal, pero se siente tan bien.
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—¿Te gustó lo cerca que estuve? ¿Lo cerca que estoy ahora? —Su aliento es
caliente en mi piel y mientras habla, un escalofrío recorre mi cuerpo, desde la parte
superior de mi cabeza hasta los dedos de los pies. Esto está mal, muy mal. Está llenando
mi espacio, mi mente. Haciéndome pensar y sentir cosas que no debería.
Si. —No —gruño. Mi mentira no debe ser muy convincente, porque Banks deja
escapar una suave risa ante mis palabras. Y así, el momento termina y Banks se aleja,
dejándome fría.
—Sigues siendo una mentirosa, pero está bien. Te quitaremos ese pequeño y
desagradable hábito.
—No —gruñe—. No nos iremos. No hasta que hayamos terminado contigo. —Da
un paso atrás, dejando unos centímetros de espacio entre nosotros—. Ahora vámonos.
Puede que no importen por tus calificaciones o clases, pero a mí sí, y no quiero llegar
tarde el primer día, así que muévete o te arrojaré sobre mi hombro y te llevaré.
—No me tientes, Harlow. Puedo, y lo haré —susurra para que solo yo pueda
escucharlo mientras un grupo de personas pasa. El tono de su voz contiene una
advertencia que no debería querer desafiar, pero que me siento tentada a hacer.
—Lo que sea —suspiro, poniendo los ojos en blanco. Si no me dejan en paz y
sienten la necesidad de acompañarme a todas las clases, entonces tendré que encontrar
una manera de hacer que se vayan. Voy a tener que idear un plan.
Mi primera clase con Banks no fue tan mala, pero la siguiente con Oliver fue
horrible. Las chicas halaban con él todo el tiempo y él respondía mientras trataba de
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incluirme en la conversación, pero no de una buena manera. Por supuesto, cuando intenté
hacer que se callaran, el profesor me gritó por interrumpir la clase. Para cuando llega la
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hora del almuerzo, estoy molesta, hambrienta y lista para apuñalar a los tres directamente
en los ojos.
Oliver gira sus ojos marrón chocolate —Puedes luchar contra esto todo lo que
quieras, pero yo no iré a ninguna parte, y tampoco mis hermanos.
Pasa una mano por la espesa mata de cabello castaño que tiene en la cabeza. Me
lamo los labios, preguntándome si es tan suave como parece. ¿Por qué me atraen tanto
estos chicos? Así que, le di a Sullivan mi primer beso, para lo que importa, pero eso no
significa que deba desear a Banks o a Oliver.
—Bueno, vas a tener hambre un poco más porque la princesa dice que no vamos a
almorzar juntos.
Poniendo los ojos en blanco, digo: —Ninguno de los dos almorzará conmigo. Ya
es bastante malo que ni siquiera pueda asistir a clase yo sola. Las chicas siguen
mirándome, mirándome fijamente, y puedo verlas afilando sus garras. Estar cerca de
ustedes añade una atención no deseada. Todo lo que quiero hacer es ir a clase y volver a
mi dormitorio. ¿Es eso mucho pedir?
—Ese es el punto. ¿Cómo crees que se sintió tener todos los ojos puestos en mí?
¿Que la gente difunda mentiras sobre mis padres? ¿Estar bajo el escrutinio de toda una
ciudad? —Sus palabras son entrecortadas y su tono es oscuro.
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por qué está sucediendo esto, qué tan serio es todo. Cuánto me odian, y cómo esa es la
fuerza impulsora detrás de todo lo que hacen, verme sufrir. No puedo distraerme con mi
irracional reacción hormonal hacia ellos.
¿Qué mierda?
—Tienes que estar bromeando —susurro bajo mi aliento. El hambre que sentí hace
un momento se desvanece y es reemplazada por enfermizas náuseas. Nunca he tenido
sexo antes, ¿y ahora supuestamente estoy metida en alguna mierda pervertida de
múltiples parejas?
—Oh, vamos, Harlow, es solo un rumor —bromea Oliver cuando lo empujo para
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pasar por un lado de él. Aferrándome a la correa de mi mochila como si de alguna manera
pudiera salvarme, salgo corriendo de la cafetería, esperando que me den un poco de
espacio. Necesito algo de tiempo para mí, unos segundos para respirar y ordenar mis
pensamientos.
Mierda. Voy a llegar tarde a mi próxima clase. Sin dejar de mirar mi teléfono, ya
que hay un mensaje de texto de Shelby que necesito devolver, empiezo a caminar en
dirección al edificio de ciencias cuando escucho a alguien llamándome por mí nombre.
Estoy agradecida de que no sea uno de los hermanos. Esta voz es femenina.
—Hola, Caroline —la saludo—, Lo siento, pero se me hace tarde. Tengo que llegar
al edificio de ciencias.
—Me dirijo a la misma clase —se ríe, su cabeza morena se agita—. Entonces
supongo que llegaremos tarde juntas.
Por primera vez hoy, sonrío, porque los hermanos no están a la vista y me estoy
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aventurando a hacer amigos. La caminata a clase es corta, pero Caroline llena nuestra
caminata de preguntas. ¿De dónde soy, si realmente estoy saliendo con los tres hermanos
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Bishop? Al parecer, los rumores se difunden más rápido de lo que pensaba en la
universidad.
Genial. Sólo hay dos sillas libres y, por supuesto, Banks está sentado al lado de una
de esas sillas libres. Me da una sonrisa extrañamente cálida, haciéndome señas. Jesús,
¿por qué no pueden simplemente desaparecer? Niego con la cabeza hacia él, pero luego
veo a Caroline tomar la otra silla libre, dejándome sin otra opción.
—Por favor, siéntese, señorita —me regaña el profesor, molestia unida a sus
palabras.
Con la cabeza inclinada por la derrota, me desplomo junto a Banks y abro mi libro
de texto.
—¿Puedo unirme a tu harem, Harlow? —Banks pregunta, y sé que solo está siendo
un idiota, restregándome el rumor en la cara. Usando mi codo lo golpeé en el costado y
sonrío cuando deja escapar un gruñido bajo, haciéndome saber que no lo vio venir.
Caroline me dirige una expresión de desconcierto, y me pregunto si ella me creerá a mi o
a los rumores que se están difundiendo.
—Dame un codazo otra vez y haré una burla de ti delante de todos. —Su
advertencia me hace temblar y no puedo evitar girarme ligeramente hacia él, mi mirada
chocando con la suya. La necesidad de preguntarle qué haría es casi excesiva. Mi mente
imagina todo tipo de cosas, todas las cuales están mal en todos los sentidos.
Una ráfaga de susurros llena la habitación y me doy cuenta de que la gente nos
mira, sonríe, se ríe y solo así, he cometido un error. He alimentado directamente los
rumores que se están difundiendo. La sonrisa que se extiende por el engreído rostro de
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Banks me dice que ese fue su propósito desde el principio y, de repente, vuelvo a odiarlo
a él y a sus hermanos de nuevo.
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La primera semana de clases transcurre sin más incidentes. Aparte de las miradas
sucias y susurros por todas partes, no ha sucedido nada más y, gracias a Dios por eso. Ya
tengo bastante con lo que lidiar.
Odio admitirlo, pero las clases son más difíciles de lo que pensaba. Siempre había
tenido buenas calificaciones en la escuela secundaria sin siquiera esforzarme demasiado
y ahora me doy cuenta de que podría haber tenido algo que ver con que mi padre fuera
un gran donante de fondos para la escuela.
—Todo está bien, supongo, solo creí que la universidad sería diferente —admito—
. Pensé que seríamos nosotras dos divirtiéndonos, pasando nuestros días haciendo lo que
quisiéramos —Shelby está estudiando arte, mientras que yo me especializo en psicología
social. Sabía que no tendríamos muchas clases juntas, pero no esperaba verla tan poco.
—Oh hombre, eso suena mal. —Ella niega con la cabeza—. No puedo creer que
solía estar enamorada de Sullivan.
—Sí, supongo. Hey, escucha, lamento que no pasemos mucho tiempo juntas, y
lamento aún más lo que voy a decirte.
—Oh Dios, ¿qué es? ¿Pasa algo malo? ¿Tu papá te está obligando a regresar? —No
creo que pueda soportar nada más en este momento. Puede que no nos veamos mucho,
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pero saber que ella está aquí, conmigo, me hace sentir mejor, no tan sola.
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—No, no, no es eso. Es solo... —Ella parece estarlo eludiendo, y un nudo de
ansiedad comienza a construirse en mis entrañas—. Es solo que... obtuve una pasantía
remunerada en la galería de arte local. —Finalmente murmura, con la cabeza gacha, como
si estuviera avergonzada.
—¡Oh, Dios mío, Shelby! ¡Eso es genial! Estoy tan orgullosa de ti —grito,
lanzándome hacia ella y rodeando mis brazos alrededor de su cuello—. Espera. ¿Por qué
suenas tan triste por eso? —Debería estar emocionada, saltando arriba y abajo, pero en
cambio parece uno de esos perros en el refugio de animales.
—Porque significa que me ausentaré aún más. Apenas nos veremos y sé que me
necesitas ahora mismo. Estoy siendo una mala amiga. Debería rechazar la oferta. Solo soy
un estudiante de primer año y tampoco necesito el dinero.
De ninguna manera le permitiré renunciar a algo como esto, ella también merece
tener libertad. Sobreviviré, de una forma u otra. No va a sacrificar su felicidad para ser
un escudo humano para mí.
—¿Estás segura? Vine aquí por ti y no quiero ser esa amiga que se esfuma.
—Sí, estoy segura. Si no vas, te obligaré. —Le doy mi mejor mirada malvada que
solo la hace sonreír. Examina mi rostro como si no me creyera, y yo estrecho la mirada,
la seriedad se apodera de mis rasgos.
—Sí, eso estaría genial. Y para que lo sepas, estoy muy orgullosa de ti. Te mereces
esto. Ahora ve y diviértete. De todos modos tengo que darme una ducha. En caso de que
no lo hayas notado, apesto —exclamo, fingiendo oler mi axila mientras agarro mi bolsa
de ducha.
Shelby se echa hacia atrás por completo, pellizcando su nariz. —Eso es lo que
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apesta.
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Entro al baño y encuentro a otras dos chicas dentro que me miran como si no
estuvieran contentas de verme. Ni siquiera estoy en la ducha todavía y puedo escuchar a
dos chicas susurrando en la esquina. No sé si simplemente no les importa o si lo hacen
obvio a propósito, pero es muy molesto. Todos los rumores y susurros me consumen el
alma. Pensé que se calmaría después de un par de días, pero parece que cuanto más lo
ignoro, más fuertes se vuelven los susurros. El hecho de que alguno de los hermanos esté
conmigo todo el tiempo solo aumenta los rumores.
El sonido de una puerta abriéndose y cerrándose llega a mis oídos justo antes de
que me quite la ropa interior y me meta en la ducha, cerrando la cortina detrás de mí.
Con suerte, se fueron, ya que lo último que quiero hacer es lidiar con las perras maliciosas
después de la ducha. Jugando con el agua espero hasta que se caliente y dejo que el agua
humeante calme los rígidos músculos de mi cuello. Mientras me lavo el cabello, el silencio
dentro de la gran habitación se vuelve demasiado y empiezo a tararear para mí misma.
—N-No... Por favor vete, se supone que no debes estar aquí. Este es un baño
exclusivo para chicas. —Digo lo obvio, tratando de no imaginarme a Banks quitándose la
ropa y entrando en la ducha conmigo. Brevemente me pregunto cuál de los hermanos se
ve mejor sin camisa, quién tiene la más grande...
—Lo que sea. —Se encoge de hombros, el fuego ardiente en sus ojos se convierte
en hielo en un instante—. Tu pérdida.
la ducha. Me congelo cuando miro hacia el banco donde deposité todas mis cosas. Se han
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Asistente Residente: Mantienen el orden, sirven como recurso para los residentes de los dormitorios, organizan
eventos y, en general, trabajan para mantener una comunidad de vida y aprendizaje positivos.
Estoy de pie completamente desnuda y sola en el centro de la habitación, mirando
el banco esperando que mis cosas vuelvan a aparecer. Pasan los minutos, las gotas de
agua siguen cayendo por mi cuerpo. Cuando estoy completamente segura de que esta es
la realidad y no estoy simplemente atrapada en una pesadilla, empiezo a revisar los
casilleros, esperando y rezando para que haya algo con qué cubrirme. Al menos para
poder llegar a mi habitación.
Por algún tipo de maldito milagro no hay nadie en el pasillo y llego a mi habitación
sin incidentes. Llego a mi puerta y me detengo por una fracción de segundo. Tampoco
tengo mi llave, estaba en la bolsa que Banks se llevó, y no recuerdo si cerré la puerta con
llave o no. Giro el pomo, rezo una silenciosa oración y le doy las gracias al universo
cuando la puerta se abre.
Gracias al cielo.
—¿Perdiste algo? —Dice una voz profunda y grave. ¡Oh, no, no lo hizo! No pudo
hacerlo, ¿verdad?
Con los ojos muy abiertos, me doy la vuelta agarrando la toalla apenas allí contra
mi pecho. Estoy bastante segura de que se me ven las mejillas del trasero, pero es mejor
que mis tetas o vagina. No puedo creer que Banks tenga el descaro de estar aquí después
de lo que acaba de hacer. Imbécil.
—Tú. —Mi labio inferior se curva de ira cuando lo veo recostado en mi cama, una
sonrisa come-mierda se extiende por su cara.
—¿Yo? —Él suelta una carcajada—. ¿Qué pasa conmigo? He estado sentado aquí
todo el tiempo esperándote. Parece que te olvidaste de llevar tus cosas contigo... ¿Cómo
es eso mi culpa? La sonrisa, el hecho de que esté sentado ahí luciendo guapo y arreglado
mientras yo apenas estoy escasamente cubierta por un hilo, me enfurece.
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—Escucha, puedo lidiar con que me sigan como cachorros perdidos e incluso con
los rumores de que sé que tú y tus hermanos están difundiendo sobre mí, ¡pero esta
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mierda, este pequeño truco va demasiado lejos! Tienes que quedarte fuera de mi
habitación y fuera de las duchas. —Estoy tan enojada que me tiemblan las manos. ¿Cómo
se atreve? Debería haber sabido que intensificarían su juego. Que harían algo más que
difundir rumores y seguirme. Este es el último lugar que me queda, mi oasis. El único
lugar al que puedo ir para escapar de ellos. Puedo manejar muchas cosas, pero esta... esta
invasión de la privacidad. Es la última gota.
—Yo... ¿yo crucé la línea? —Banks se pone de pie de repente y cruza la habitación
antes de que pueda parpadear, deteniéndose a solo unos centímetros de mí. El aire entre
nosotros se vuelve más denso, lo que dificulta mi respiración. Con su grueso dedo
apuntando directamente a mi pecho, continúa— Tú sabes todo acerca de cruzar la línea,
¿no es así? ¿Sobre inventar mentiras y arruinar el futuro de alguien, su vida? —No había
arruinado la vida de Sullivan, ¿verdad?
—Parece que todos están viviendo una gran vida, así que no pudo haber sido tan
malo...
—¿No pudo ser tan malo, eh? —Murmura para sí mismo con incredulidad—
¿Tienes alguna idea de lo que le has hecho a nuestra familia? ¿Cuán devastado estaba
Sullivan cuando fue expulsado del equipo? La gente... —No termina lo que dice y no
estoy segura de querer que lo haga. No necesito escuchar nada más. Sé que lo que hice
estuvo mal, demonios, sabía que estaba mal antes de hacerlo.
Soltando mi agarre de la toalla, dejo que mis brazos caigan a los lados de mi
cuerpo. El aire frío baña mi piel desnuda y mis pezones se endurecen hasta convertirse
en picos apretados.
No sé quién está más sorprendido por lo que acabo de hacer, ¿él o yo? Veo sus ojos
suavizarse y oscurecerse al mismo tiempo. Sus pupilas se dilatan mientras su mirada cae
entre nosotros, vagando sobre mi figura desnuda. Observo su pecho subir y bajar a un
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Poniendo mis brazos alrededor de su cuello, lo acerco más. Mis pezones rozan la
suave tela de su camisa y casi gimo ante la sensación. Sus manos encuentran fácilmente
mis caderas y me acerca más, tan cerca que no queda ni un milímetro de espacio entre
nosotros. Puedo sentir mi núcleo palpitando, mi cuerpo fundiéndose con el suyo. Sé que
me desea, el bulto endurecido en sus jeans me lo dice. Seguimos besándonos, sus labios
presionando contra los míos, sus manos sosteniéndome con una posesividad que me
excita y aterroriza.
—¡No! No vas a lanzar esa mierda sobre mí —gruñe, sacudiendo la cabeza con
molestia—. Esto puede haber funcionado con Sullivan, pero no puedes usar el mismo
truco dos veces y esperar que nadie se dé cuenta.
Sonriendo, dice: —Por supuesto que nos lo dijo, somos sus hermanos. Ahora
mantén tus labios y tu cuerpo para ti, porque la próxima vez no me detendré. La próxima
vez, tomaré y tomaré hasta que no quede nada.
Sin otra mirada, me empuja fuera del camino y sale de la habitación. Llevando una
mano a mis labios, todavía puedo sentir su beso allí, el calor de su cuerpo quemando el
mío y sé que estaré pensando en él durante un largo tiempo.
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Pasan cuatro días sin que Banks se presente. Mi pequeño truco con la toalla debe
haber tenido algún tipo de impacto en él porque ya no me sigue. Sin embargo, eso no
significa que se me permita vagar por mi cuenta. Sullivan y Oliver todavía me acompañan
a cada lugar al que voy. A estas alturas, ya me estoy acostumbrando. También me estoy
acostumbrando a la forma en que la gente me mira embobada y a los comentarios
insolentes que le siguen. Resulta que la universidad es como la secundaria, solo que con
más gente y menos consecuencias.
—Mira, si no me dejas hacer esto... —Me detengo, porque no quiero parecer débil,
ni darles más munición, pero tampoco tengo nada con qué amenazarlo ni quiero
hacerlo—. Reprobaré esta clase si no voy a la biblioteca y luego tendré que dejar la
escuela. ¿Cómo harás de mi vida una pesadilla si ya no vengo a la escuela aquí? ¿Eh?
—Me burlo, la idea de abandonar la escuela no sería tan mala si no tuviera que
enfrentarme a mi padre.
La mirada de Oliver se oscurece y me corta a mitad del paso, mi cuerpo choca con
el suyo, lo que me hace rebotar en él. Puedo sentirme caer hacia atrás cuando su brazo
rodea mi cintura y me empuja hacia su pecho. —Oh, no te dejaremos escapar tan
fácilmente. Terminamos aquí cuando decimos que terminamos y ni un momento antes.
¿Lo entiendes?
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Así de cerca puedo ver lo hermoso que es en verdad, pómulos altos, una
mandíbula fuerte y afilada y labios carnosos que te atraen. Su cabello es una masa
brillante y despeinada de color marrón rojizo por la que quiero pasar mis dedos.
Enemigo. Acosador. Rival. Repito dentro de mi cabeza, para matar de hambre los
pensamientos indecentes que estoy teniendo en este momento.
—Sabes, pensé que Banks estaba bromeando cuando dijo que te arrojaste sobre él,
pero lo veo ahora. Eso es lo tuyo, ¿no? ¿Usas tu cuerpo para conseguir lo que quieres?
¿Con cuántos chicos te has acostado para salirte con la tuya? "
—¡Oh no! Me atrapaste. —Levanto las manos en el aire como una idiota—. Harlow,
la ramera. Solo voy besando a los chicos y llevándolos rápidamente a mi cama para que
hagan lo que quiero. ¿No has oído? —Me inclino hacia su estoico rostro—, mi vagina está
hecha de oro.
Su expresión facial combinada con las palabras que estoy escupiendo me provocan
un ataque de risa que hace que me duela el estómago. Agachándome, me llevo una mano
al vientre y resoplo con fuerza.
Oliver me sigue como si hubiera una cuerda invisible atada entre nosotros. No me
toma mucho tiempo encontrar un asiento y saco la silla asegurándome de no rasparla
contra el piso de madera.
—Te doy una hora, eso es todo. Luego te pondré sobre mi hombro y te llevaré de
regreso al dormitorio. No voy a cuidar tu trasero toda la noche. —Gruñe, tirándose en
una de las sillas de madera. Casi parece demasiado joven para eso.
—Aww, ¿por qué no? ¿Tienes a otra chica a la que traumatizar? —Susurro sacando
mis notas, lápices y libro.
Suspirando, dejo mi lápiz. —Sabes que no tienes que cuidarme, ¿verdad? No estoy
ni cerca de terminar aquí y es dolorosamente obvio que no quieres estar aquí. No
entiendo por qué tienes que vigilarme cada segundo del día. No soy una niña.
Ante mis palabras, levanta la vista de su teléfono, con el que ha estado jugando
durante la mayor parte de la última hora.
—No, tengo una mejor idea. Recoge tus cosas y nos dirigiremos a tu dormitorio.
Te di una hora de mi tiempo, si quieres más tendrás que ganártelo. —Su expresión es
muy seria, nada más que honestidad reflejada en sus ojos y eso me asusta.
—¿Ganármelo? ¿Qué se supone que significa eso? Si crees que me voy a acostar
contigo, estás mentalmente enfermo.
—Pfft, serías afortunada si alguna vez te agraciara con una experiencia tan
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asombrosa.
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Lo miro fijamente, mi expresión en blanco, —No estoy ganándome nada. Soy una
persona adulta y si quiero quedarme aquí, lo haré. Soy un humano, no un objeto.
—Apenas puedo decir las palabras antes de que se ponga de pie y se acerque a la mesa.
Recoge mis papeles y lápices y los mete en mi mochila al azar.
—¡Ustedes dos tienen irse, ahora mismo! —La bibliotecaria que parece tener más
edad que el edificio nos regaña, señalando con el dedo entre nosotros.
—Él tiene que irse. —Señalo con mi pulgar en dirección a Oliver—. Yo me quedaré.
Estoy segura de que puede ver que he estado trabajando durante la última hora. Él no lo
ha hecho.
—¿Qué? No hice nada —grito a través de la biblioteca que de otro modo estaría en
silencio, mientras Oliver me saca como un hombre de las cavernas. Estoy nerviosa,
irritada y confundida. Cerrando mis manos en puños, empiezo a golpear su espalda, pero
ni siquiera parece afectarlo. Simplemente continúa caminando como si estuviera dando
un largo y tranquilo paseo por el parque.
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—Silencio o te azotaré.
—¿Disculpa? —Chillo, insegura de cómo me siento al respecto.
—Me escuchaste.
—No te atreverías. Ahora ponme... —Mis palabras son cortadas por la mano de
Oliver cuando baja con fuerza sobre mi nalga.
Santa mierda, me dio una palmada. Le golpeo la espalda con más fuerza, con la
esperanza de dejarlo con moretones, o al menos algo para recordarme.
Estamos a la mitad del campus cuando finalmente me doy por vencida, agotada
por golpear su espalda y no llegar a ninguna parte, simplemente me dejo caer sobre su
hombro. Entonces me doy cuenta de que la gente debe haber visto la escena en la
biblioteca seguida por Oliver llevándome a través del campus en su hombro. Esto,
literalmente, no podía ser peor.
Oliver sonríe y luego se inclina presionando sus labios contra los míos. Nuestros
labios chocan como la marea contra un acantilado. Mis manos aterrizan en su pecho y
por un breve segundo considero alejarlo. Debería, mi corazón ya es un desastre, mi mente
un completo desorden. Poco a poco me están rompiendo y yo se los permito.
diferente en comparación con sus hermanos. Oliver besa con pasión, con un anhelo que
sientes en el fondo de tu alma.
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Toda la ira que sentía hacia él se desvanece y queda en algún lugar en un charco
en el suelo. Sus manos encuentran mis caderas, atrayéndome hacia él. Su polla
endurecida presiona contra mi muslo haciéndome la boca agua. Todo mi cuerpo está en
llamas. Su lengua se desliza por mi labio inferior, rogando por entrar y sin dudarlo separo
mis labios, un pequeño gemido se escapa en el proceso.
En el segundo en que nuestras lenguas se tocan, estoy acabada. Sabe a menta dulce
y fruta prohibida y me recuerda lo mal que está todo esto, pero no puedo evitar desearlo.
Es como si estuviera poseída o algo así. Como una maldita perra en celo, deseo a los tres
hermanos.
La sangre en mis oídos ruge y muerdo el labio de Oliver, el gruñido que emite su
garganta se dispara directamente a mi núcleo, y me aferro a él con más fuerza. Esto es
malo, pero es mucho mejor que toda la lucha y el odio. Me gusta esto, este lugar donde
solo existimos en el momento, sin que nadie ni nada viva en el mismo mundo.
Por supuesto, tan pronto como empiezo a pensar eso, el momento entre nosotros
termina.
Oliver se aleja, dejándome sin aliento, con mis labios hinchados ardiendo por él.
—Joder, mis hermanos tenían razón, tienes un sabor pecaminoso, pero también
extrañamente dulce. —Sus ojos reflejan hambre y cuando se toca el labio inferior con el
pulgar, casi me deshago.
—Quédate en tu dormitorio. Si descubro que te fuiste, le daré una paliza a ese sexy
trasero hasta que se ponga rojo. —Mi mirada se amplía en parte porque él es tan directo
sobre el castigo y en parte porque quiero romper las reglas solo para ver si lo hace.
—Pero…
Sacude la cabeza y arquea una ceja en señal de advertencia: —Sé una buena chica
ahora. —Las palabras salen en un susurro y antes de que pueda reunir una respuesta se
ha ido, caminando por el pasillo. Miro su espalda hasta que se pierde de vista y luego
suspiro contra la puerta.
—Oh, Dios mío, estás totalmente acostándote con los tres. Wow, realmente eres
Página
una puta. Será mejor que no te pille tratando de seducir a mi novio con uno de tus
festivales de sexo pervertido. —Una chica que no noté de pie en el pasillo gruñe. El
horror, la conmoción y el disgusto se reflejan en sus rasgos.
Jesús, ¿cuánto tiempo ha estado parada allí? Pasando una mano por mi rostro, la
ignoro, y solo entonces me doy cuenta de que los chicos han ido empeorando lentamente
los rumores, apareciendo aquí, besándome, saliendo de mi dormitorio en momentos
aleatorios. Pensé que era malo que me siguieran, pero ahora me besan, me tocan y mi
cuerpo hace un cortocircuito.
Ese imbécil con su estúpidamente buena habilidad para besar me distrajo. Empujo
la puerta para abrirla y salgo a la noche, el aire fresco besando mis calientes mejillas. Miro
alrededor del césped bien cuidado buscando a alguien que pueda parecerse a Oliver pero
no encuentro a nadie.
Atrapada en mis propios pensamientos, doblo la esquina y choco con otro cuerpo,
un cuerpo que es mucho más grande, mucho más fuerte que el mío. El impacto me hace
rebotar como una pelota y aterrizar duramente en la acera de concreto.
Boo, ¿por qué no pueden dejar de verse hermosos, y mientras lo hacen, dejan de
seguirme también? Estos jueguitos se están haciendo viejos.
—No soy un caballero, ¿pero pensé que ya lo sabías? —La sonrisa infantil que me
da hace que mi corazón se acelere. Si estos tres no dejan de joderme, voy a sufrir un paro
cardíaco. Siento que cada vez que escapo de la sartén uno de ellos me encuentra y me
arroja de nuevo al fuego. Es más que agotador.
—¿No es esa la verdad? —Murmuro en voz baja, todavía tengo el dolor punzante
en la columna, pero me impulso y me levanto de la acera. Me limpio las sudorosas manos
en la parte delantera de mis ajustados jeans.
—No necesito una niñera, así que puedes ir y hacer lo que sea que hagan tus
hermanos cuando no están haciendo de mi vida un infierno.
Estrechando mi mirada, digo: —No me gusta. Todo lo que quiero es que me dejen
en paz. Vine aquí para olvidarme de mi pasado, y luego apareces aquí y arruinas todo.
Sullivan encoge sus esculpidos hombros —Diría que lo siento, pero no es así. Me
jodiste esa noche, Harlow. —Da un paso hacia adelante, su enorme mano se extiende
hacia mí, ahuecando suavemente mi mejilla. Debería alejarme, correr de regreso a mi
dormitorio, pero no puedo. Anhelo su atención tanto como la odio. Necesito más, mucho
más.
—Pensé que eras diferente, dulce e inocente. Esa noche, estaba seguro de que vi
un atisbo de una chica a la que le importaba, y luego, como una serpiente deslizándose
por la hierba, mostraste tu verdadero ser, hundiendo tus dientes en mi piel,
inyectándome con un desagradable veneno —gruñe, e incluso enojado se ve hermoso,
como una ola alta y yo soy la costa que se interpone en su camino.
—Eres una tentadora, y yo soy débil, tan jodidamente débil por ti —susurra,
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—Me deseas, ¿no? —Hay una ronquera en su voz y asiento con la cabeza, incapaz
de formar una sola palabra. Hay algo en el fondo de mi mente que me dice que es una
mala idea, pero alejo ese pensamiento. Todo lo que quiero es sentirme querida, amada,
cuidada y, de alguna manera retorcida, los hermanos Bishop me hacen sentir todas esas
cosas, incluso si no se dan cuenta.
Desliza su mano desde mi cadera hasta mi cuerpo, hasta que ahueca mi pecho a
través de la sedosa tela de mi sostén. Mis rodillas tiemblan cuando la lava fundida se
acumula en mi vientre mientras pasa el pulgar sobre la endurecida protuberancia.
—A veces, por la noche, cuando no puedo dormir, pienso en cómo te verás cuando
te corres. Y me pregunto, ¿piensas solo en mí o en mí y en mis hermanos?
—Oh Dios —suspiro, mi núcleo se aprieta alrededor de nada más que aire. Quiero
sus dedos ahí, su lengua, su… entonces me doy cuenta, ¿realmente quiero que sea mi
primero?
¡Oh Dios mío! Sin pensarlo, estoy empujando el pecho de Sullivan. Da un paso
Página
atrás, con el pecho agitado, los ojos parpadeando con fuego mientras me mira con
confusión. Sin su cuerpo protegiendo el mío, dos chicas aparecen a la vista. Ambos tienen
la misma mirada de asco y me doy cuenta de que también hay un chico con ellos.
—Sí, ¿terminaste con eso, Sullivan? —Una de ellas se ríe. Las lágrimas brillan en
mis ojos. No podría evitar que se formaran incluso si quisiera. Hay una sensación
enfermiza que cubre mis entrañas al ser atrapada aquí, dejando que me sienta como una
puta barata.
Son acosadores y yo soy víctima de su tormento, así que, ¿por qué tengo ganas de
caer de rodillas por ellos? ¿Por qué al verlos con otra persona siento como si me
arrancaran el corazón del pecho?
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Banks regresa al servicio de Harlow después de la vergüenza de la otra noche. No
menciona nuestro beso, y odio admitirlo, pero después de lo que pasó con Sullivan y
Oliver, lo extrañé un poco.
—No te preocupes, tú y tus hermanos son la principal causa de mi miseria, así que
ten la seguridad de que estás haciendo tu trabajo. Tres estrellas doradas para los imbéciles
que me siguen como si no tuvieran nada mejor que hacer con su tiempo. —Hoy es más
difícil ocultar el desdén que siento por ellos. Especialmente porque tengo un chupetón
gigante a un lado de mi cuello.
Intenté todo lo que pude para taparlo, pero nada parece ocultar la mancha púrpura
y roja en mi pálida piel.
—Estás irritable. Tal vez solo necesitas relajarte un poco, pero por el chupetón en
tu cuello ¿tal vez estás haciendo demasiado para relajarte? —Mi cara es inexpresiva, estoy
tan cerca de perder el control y golpearlo, que da miedo.
—Oh, sé la cosa perfecta. ¿Qué tal una fiesta? Podrías aprender a vivir un poco.
Todo lo que haces es ir a tus clases, y volver a tu dormitorio.
Parpadeando lentamente, tengo medio pensado decir, me pregunto por qué, pero no
lo hago porque no quiero involucrarme en un combate verbal más de lo necesario.
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—Ese es un duro pase. Gracias por preguntar —murmuro sarcásticamente. No hay
forma en el infierno de que vaya a una fiesta con él o sus hermanos. Eso es prácticamente
suplicar que suceda algo malo.
—Haz lo que quieras. Pero no te quejes y llores después diciendo que nunca
puedes hacer nada. —En serio, suena como una mezcla entre mi papá y el director de una
prisión.
—Que tengas una noche totalmente aburrida, Harlow —resopla Banks, cuando
llegamos a mi dormitorio y mete las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans. No lo
mires. No dejes que su buen aspecto confunda tu cabeza. Es un acosador, el enemigo, un
imbécil con una cara bonita, eso es todo.
—Oye, pensé que estarías fuera toda la noche —La saludo y le doy un rápido
abrazo.
—Lo sé, pero la exposición de arte se postergó hasta la próxima semana y quise
venir y sorprender a mi mejor amiga porque la extraño, y no soy la única sorpresa —su
sonrisa se ensancha—. ¡Hice que nos invitaran a una fiesta en barco!—Sus ojos se
iluminan y está radiante como si fuera la cosa más emocionante que jamás haya
escuchado—. ¡Una fiesta en barco, Harlow! No voy a aceptar un no por respuesta, así que
ni siquiera pierdas el tiempo diciéndolo, y si estás preocupada por los chicos de Bishop,
te ayudaré a deshacerte de ellos.
No puedo detener el suspiro que pasa por mis labios. No quiero ir a una fiesta,
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pero tampoco quiero decepcionar a Shelby. Los chicos estarán allí, no hay duda al
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respecto, y si aparezco, lo más probable es que me sigan. Por otro lado, no puedo seguir
escondiéndome en mi dormitorio sin hacer nada todos los fines de semana debido a ellos.
Si me quedo en casa, ganan. Además, las fiestas son parte de la vida universitaria,
¿verdad? Debería disfrutar este momento de mi vida al máximo.
—Está bien, iré —digo y veo su rostro pasar de severa a sorprendida, y luego a
excitada.
—Santa mierda, Estaba preparada para hacer una gran charla dulce, y un montón
de persuasión para que fueras, pero esto de que estés de acuerdo tan fácilmente es mucho
mejor. Si tan sólo pudieras ser así de fácil todo el tiempo.
—Cierto, ya que no me has quitado todo el tiempo hablando, ahora tenemos más
tiempo para elegir vestidos —se ríe y corre hacia el armario. Mientras empieza a sacar un
vestido tras otro del armario y forma una fila en su cama, tomo asiento en el borde de la
mía.
Cruzando las piernas, espero a que me dé mi elección para esta noche. Mi teléfono
comienza a vibrar en mi bolsillo. Me da miedo incluso mirarlo, de alguna manera los
chicos obtuvieron mi número de teléfono y cuando no están ocupados caminando
conmigo por el campus, me envían mensajes de texto o me llaman. Son los peores.
—Puedo escuchar el teléfono vibrar desde aquí —dice Shelby por encima del
hombro—, ¿quién es? ¿Uno de tus Romeos?
Ella se da vuelta, una minifalda en sus manos. —¿Por qué dejas que te acechen?
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¿Intentaste hablar con la seguridad del campus o con la oficina del decano, o incluso con
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la policía? Quiero decir, te están legítimamente acosando, pero no haces nada al respecto,
así que tal vez no quieras estar con ellos, pero tampoco es como si los estuvieras
deteniendo.
Porque me lo merezco. Pienso para mí misma, pero las palabras en realidad no salen
de mi boca, estoy demasiado avergonzada para admitir cómo me siento. En cambio, le
digo la otra razón por la que no he dicho nada todavía. —Ya sabes cómo es, Shelby.
Tienen toneladas de dinero, ¿de verdad crees que no han pensado en esto? ¿No han hecho
una considerable donación a la escuela para asegurarse de que no pueden hacer nada
malo? Además, en el momento en que diga algo, tomarán represalias haciendo algo aún
peor.
—¿Qué podría ser peor que lo que ya han hecho? No es como si te hicieran daño
físicamente. Son un montón de perros que muerden los tobillos.
Frotando una mano por el frente de mi cara, murmuro —Dios, no. Déjalos hacer
lo suyo. Solo ganan si los dejo. Una vez que vean que no reaccionaré, simplemente se
rendirán y seguirán adelante. Quiero decir, ¿qué tan divertido puede ser seguir a una
chica todo el día? Seguramente se aburrirán muy pronto de esto.
Ella se ríe —Ni idea. Ahora ponte esto, necesito asegurarme de que tenemos
suficiente tiempo para maquillarte. Si los hermanos Bishop te van a seguir toda la noche,
lo menos que puedo hacer es lograr que te deseen más de lo que ya lo hacen.
—No, tienes razón, somos adultos, así que las apuestas son más altas. Te desean,
Harlow, y creo que estás jugando con eso.
Antes de que pueda pensar demasiado en lo que está diciendo, mi teléfono suena
de nuevo en mi bolsillo, demasiado molesto para dejar que continúe, finalmente lo saco
para ver quién llama. Lo juro por Dios, si no dejan de atormentarme, me veré obligada a
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—¿Cuál de los tres mosqueteros es esta vez? —Pregunta Shelby, mientras aplica
su base con una gran brocha de maquillaje.
Ella levanta una ceja con curiosidad, —Wow, ¿qué podría querer?
—No lo sé, no me importa. —Si hay una persona con la que me gustaría hablar
menos que con los Bishop, es con mi padre. Presionando el botón de rechazar, miro
fijamente la pantalla antes de apagarla. Sea lo que sea que tenga que decir, no quiero oírlo.
No estoy segura si los chicos saben que me he ido o que me dirijo a una fiesta.
Parece que me vigilan bastante bien. A veces incluso me pregunto si me colocaron un
rastreador. Son muy buenos para saber dónde estoy y cuándo.
—Estoy tan emocionada. ¿No estás emocionada? —Pregunta Shelby, y juro que
debe haber tomado dos bebidas energéticas y comido un kilo de azúcar antes de que nos
fuéramos porque no hay ninguna razón lógica para que ella esté saltando en su asiento
con la sonrisa que lleva.
—Un poco, supongo. —Me encojo de hombros. Estoy más nerviosa que cualquier
otra cosa. Sobre todo porque no he estado en otra fiesta desde la noche en que los
hermanos me confrontaron. Sé que esta noche será aun peor después de todos los
rumores que se han difundido sobre mí.
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—Nos divertiremos. Sólo no dejes que te afecten. Como dijiste antes, no dejes que
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te molesten. De hecho, tal vez deberías encontrar a otro chico, explorar tus opciones.
—Sé que tiene razón, pero no puedo evitarlo. Mi historial con las fiestas es horrendo.
Cada vez que voy a algún lugar, termina siendo un desastre. Llaman a la policía o soy
metida en cuartos oscuros por amenazadores hermanos.
La lista continúa.
Llegamos al puerto unos minutos más tarde para encontrar que el estacionamiento
que conduce al muelle ya se está llenando. Rápidamente encontramos un lugar y salimos
del auto. Lo primero que noto es que la mayoría de los autos en el estacionamiento tienen
una calcomanía de estacionamiento permanente de la Universidad de Bayshore en el
parabrisas trasero. Realmente esperaba que hubiera más gente de fuera de la ciudad en
lugar de toda la universidad.
Aparentemente sin darse cuenta de mi estado de ánimo cada vez más oscuro,
Shelby toma mi mano y me lleva hasta el muelle donde está atracado el yate. La música
suena a todo volumen desde el interior y las luces están encendidas en el exterior,
iluminando la oscuridad. El yate ya está lleno de gente, su charla llega a mis oídos.
—Oh, Dios mío, esto es tan bonito —jadea Shelby, su emoción es contagiosa.
Sonrío mientras cruzamos el pequeño puente de metal hacia el barco. El entusiasmo de
mi mejor amiga finalmente me alcanza y parte de la tensión comienza a disiparse.
Al pisar la cubierta brillante, mis zapatos de cuña apenas hacen ruido. Shelby me
arrastra por la cubierta siguiendo una cadena de luces que conducen a la fiesta.
—¿Pensé que no ibas a venir? —Mi cuerpo se tensa ante la ronca voz detrás de mí.
Con mi mano todavía conectada a la de Shelby, me doy la vuelta para enfrentar a Banks.
Estoy a punto de escupir un comentario sarcástico, pero lo que sea que iba a decir se me
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queda atascado en la garganta cuando lo veo parado allí. Parece que acaba de salir de un
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set de películas.
Mi boca se hace agua y los músculos de mi vientre se tensan. Me observa con la
misma mirada acalorada con la que yo lo estoy mirando, y juro que es algo bueno que
estemos en el agua porque todo esto podría arder con estas calurosas miradas.
Lo bebo con los ojos. Lleva una camisa negra con el botón superior desabrochado
y pantalones grises a medida. Con una mano en el bolsillo, parece un modelo haciendo
una pose y, lo que es peor, no requiere ningún esfuerzo. Tiene un aspecto impecable, sin
una sola imperfección, y aunque yo tampoco me veo mal, no me parezco a las otras chicas
de aquí.
—No, no —Shelby levanta el dedo hacia Banks—, ella está aquí conmigo, no tú,
así que sigue adelante y busca a alguien más a quien acosar.
—Veremos a quién tengo ganas de acosar más tarde, por ahora, eres libre de irte
—dice con desdén, como si tuviera un control real sobre mí. Se necesita todo dentro de
mí para no arremeter y montar una escena. Nunca ha habido un momento en mi vida en
el que haya tenido el control. Pensé que la universidad sería mi oportunidad, pero parece
que no tuve suerte, una vez más.
—Salud —es todo lo que digo antes de tragar el vaso entero. No soy muy bebedora,
pero en este momento ponerme un poco achispada no suena tan mal. Tal vez me ayude
a dejar de pensar en hombres en los que no tengo que pensar.
—Ahora estamos llegando a alguna parte —ella sonríe, llenando mi vaso una vez
más. No me trago este, pero aunque lo beba a sorbos, no va a durar ni cinco minutos.
Mirando a la multitud, siento que cada una de estas personas se está divirtiendo
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como nunca, todos menos yo. Me detengo en una de esas caras sonrientes y la reconozco.
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Como una buena amiga, Shelby sigue llenando mi vaso cada vez que se vacía.
—¿Me pregunto qué tan lejos estamos? Hemos estado en el agua por un tiempo
—pregunta Shelby. Solo me encojo de hombros. No me importa lo lejos que estemos o lo
que esté sucediendo a mi alrededor. Lo único que quiero es disfrutar de la noche y seguir
bebiendo mi champán en paz. El líquido burbujeante hace que el dolor en mi pecho
desaparezca y lo reemplaza con una difusa sensación.
—Está bien —se ríe, y noto el brillo de diversión en sus ojos—. Iba a preguntarte
si querías bailar, pero esto también está bien.
Se me escapa una risita nerviosa y por un momento olvido por qué no quería venir
aquí. Esto es divertido, beber, relacionarse y la tranquilidad del océano que nos rodea.
—Bailar también estaría bien —trato de decir con voz coqueta, una sonrisa real
tirando de mis labios. Las palabras salen mal pronunciadas y decido que tal vez es hora
de dejar el champán por un tiempo.
acompañada de un brazo que me rodea los hombros. Miro de reojo y veo a Sullivan, que
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me acerca a su lado, lejos del agradable tipo con el que estoy hablando. Su toque parece
protector, pero incluso yo sé que es mejor no asumir que ese es su motivo.
Está tramando algo y no es bueno.
Aun así, no puedo evitar notar lo delicioso que se ve, como un trozo de tarta de
queso esperando a ser devorado. Viste algo parecido a Banks, su camisa de un rojo
llamativo, lo que parece apropiado ya que quiero hacerlo sangrar en este momento.
El chico misterioso se echa hacia atrás, con los ojos muy abiertos, mientras levanta
las manos. —Lo siento, no sabía que ella estaba aquí con alguien.
—No es tu culpa, hombre, a ella le gusta ponerme celoso durmiendo por ahí. Sin
resentimientos. La vigilaré por el resto de la noche, me aseguraré de que no se la chupe a
un chico cualquiera en el baño, de nuevo. —Sullivan dice dramáticamente. Mi boca se
abre, la conmoción me supera.
¿Qué. Mierda?
Los ojos del otro chico se agrandan, si es posible, sus mejillas se vuelven de un rojo
carmesí, antes de murmurar un perdón y se aleje. Una vez que el pobre tipo se pierde de
vista, me vuelvo hacia Sullivan con los puños cerrados, la ira ardiendo en mis venas.
—¿Quién demonios te crees que eres? —Grito, empujando su pecho con ambas
manos.
Espero que diga algo, que haga algo, cualquier cosa, pero en lugar de eso, echa la
cabeza hacia atrás y empieza a reír, y no es una risa normal tampoco. Esto es un temblor
de vientre, morirse en tu cara de la risa. Si quería avergonzarme, hacerme sentir como
una basura, entonces lo ha conseguido, de nuevo.
—Eres un pedazo de mierda, Sullivan, y desearía nunca haberte besado esa noche.
Lamento lo que pasó, ¿de acuerdo? Lo siento, ¿pero esto? Esto es demasiado. No importa
que te haya hecho daño, nada justifica esto. Nada. —Gruño y lo empujo de nuevo. Mi
pequeño arrebato está llamando la atención y ya puedo oír los susurros arremolinándose.
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Girando sobre mis cuñas, comienzo a alejarme, pero doy menos de un paso antes de que
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Sus palabras me lastimaron más de lo que él podría imaginar. El golpe hace que
dé un paso atrás, y por el rabillo del ojo veo que su mirada se ensancha, sus cejas se elevan
hasta la línea del cabello por la conmoción. Como un pez que jadea por aire, su boca se
abre de golpe. Llevando una mano a su mejilla, toca la marca roja que dejé como si no
pudiera creer que realmente lo abofeteé.
Justo antes de salir, veo a Oliver y Banks sentados en un sofá de cuero cerca de la
puerta. Cada uno tiene una chica acurrucada a su lado. Sé que no debería molestarme
tanto verlos con otras chicas, demonios, no debería molestarme en absoluto, no después
de lo que acaba de pasar. Pero no puedo evitar el aguijón de los celos que me atraviesa.
Es como si alguien vertiera ácido en mi pecho y me quemara dolorosamente de adentro
hacia afuera.
Ambos miran hacia arriba cuando me acerco. Mi pecho palpita y siento que no
puedo conseguir suficiente aire en mis pulmones. Oliver me mira a los ojos primero, su
sonrisa de suficiencia se convierte en un ceño fruncido, pero no sé por qué. Antes de que
pueda estudiar más su expresión, la rubia de piernas largas se desliza sobre su regazo y
cubre sus labios con los suyos.
Labios que besé hace solo unos días. Labios que todavía puedo sentir en los míos.
Cierro mis manos en puños apretados y miro a Banks, sus cejas están juntas casi
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—Eso es. Corre, pequeña —la tonta del brazo de Banks me grita. No le doy una
segunda mirada. Ella no lo vale. No vale la pena la ira. El dolor. Ella se merece a Banks.
Empujo la puerta y salgo a la fría noche de septiembre. La embriaguez que sentí hace
unos momentos se desvaneció por completo. La realidad de todo lo que me golpea es
más seria que un cubo lleno de agua helada cayendo sobre mí.
La pregunta ha estado corriendo por mi mente desde hace un tiempo. ¿Cómo llegó
a esto? ¿Fue todo culpa mía? ¿De mi padre? ¿O tal vez no fue culpa de nadie y todos
necesitamos vivir con las cartas que nos repartieron? De alguna manera, no creo eso.
Una lágrima tras otra cae en cascada por mi rostro y en el océano azul oscuro
debajo de mí. Todo lo que quiero es que alguien me abrace. Que me tome en sus brazos
y me diga que voy a estar bien, que todo va a estar bien.
Empujo y empujo, dando todo de mí, pero si he aprendido algo, es que a veces dar
a alguien o a algo tu todo, no es suficiente.
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Mi pecho contrae los músculos tan fuerte que apenas puedo respirar. Intento
tragar, pero me duelen tanto la garganta y los pulmones que siento como si un elefante
estuviera sentado en mi pecho.
De alguna manera, consigo que entre aire en mis pulmones, aunque se siente como
si estuviera respirando a través de una pajita. La oscuridad todavía me tiene sujeta, sus
garras se hunden profundamente en mi subconsciente negándose a soltarme, y dejarme
abrir los ojos.
Aunque no puedo abrir los ojos, mis oídos siguen funcionando. Hay voces a mi
alrededor, la mayoría de las cuales no conozco. Hay un jadeo y una ráfaga de susurros
que flotan a mí alrededor como nubes en el aire.
—Harlow, ¿puedes oírme? —La voz de Sullivan acaricia mi oído. Hay una súplica
en su voz, que me dice que está preocupado, y hago todo lo posible por responderle, o al
menos, abrir los ojos, pero no puedo hacer ninguna de las dos cosas. Mis labios se
separan, mi boca se abre, pero las palabras nunca salen. Todo lo que consigo son mis
dientes castañeteando.
Solo ahora, con el toque de la mano de Oliver, me doy cuenta de lo fría que estoy.
Más que fría, helada.
—Tenemos que secarla y calentarla —dice Banks, justo a mi lado, dos manos
fuertes frotando mi brazo arriba y abajo.
contra su pecho.
Extrañamente, eso es todo lo que necesito escuchar para saber que todo estará bien.
Dijo que me tiene y, por primera vez, le creo porque sé, en el fondo, que no dejará que
nada me pase. En sus brazos estoy resguardada, segura y protegida, al menos por ahora.
Dejo que el sueño me arrastre una vez más. Incluso en la oscuridad me siento segura
sabiendo que me está sosteniendo.
—Que gracioso. Estoy bien aquí. Me ocuparé de las bolas azules más tarde. Ya
hiciste tu parte saltando para salvarla. ¿Cuándo vamos a volver a tierra firme y adónde
demonios se fue Shelby? —gruñe Sullivan.
¿Qué me pasó?
—¿Por qué se haría eso a sí misma? ¿Realmente hemos sido tan horribles con ella?
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Abofeteando a Sullivan.
Saliendo.
Llorando.
—No lo sé, Sullivan, tal vez hemos estado calculando mal todo esto. Tenía muy
mal aspecto cuando salió corriendo de allí —le dice Banks.
—Si me preguntas, hemos sido más amables con ella de lo que su familia ha sido
con nosotros. —Sullivan dice, esta vez—. Pero no lo sé, tal vez tengas razón. Tal vez
hemos llevado las cosas demasiado lejos.
Cavando profundamente, encuentro la fuerza para abrir mis ojos. Lleva lo que
parecen horas, pero no puede ser más de un minuto. Parpadeo un par de veces y mis
alrededores aparecen a la vista. Todavía estamos en el barco, lo que puedo decir por el
ligero movimiento de balanceo, pero estamos en lo que parece una de las cabinas debajo
de la cubierta.
La habitación es pequeña y con los tres hermanos dentro, parece aún más pequeña.
Banks está sentado en una silla a mi izquierda y Oliver está sentado en el borde de la
cama. Me aclaro la garganta y levanto la cabeza un poco, y me doy cuenta de que estoy
acostada en una cama con Sullivan acurrucándome, con ambos brazos envueltos con
fuerza alrededor de mí. Moviéndome un poquito siento una suave tela contra mi piel
desnuda.
Como si pudiera leer el horror en mi cara, Banks dice: —Tuvimos que desnudarte.
No te tocamos y te miramos solo cuando tuvimos que hacerlo, lo prometo. — El guiño
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que me hace es uno que estoy segura que es para aliviar la tensión, pero no lo hace.
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—Sí, estabas helada, tus labios azules y tu piel cenicienta. —Dice Oliver, y mi
mirada se dirige hacia él. Puedo ver el dolor en sus profundos ojos marrones, pero no lo
entiendo. No sé por qué les importa si vivo o muero. Ciertamente no les importaba antes
con esas chicas en sus brazos. Mis ojos se cierran por un momento mientras trato de
ordenar mis pensamientos. No puedo pensar en nada de eso ahora mismo. Casi muero,
alguien me empujó fuera del barco.
—Nos alegra que estés bien. —Banks susurra, su voz es espesa como la miel.
Débilmente, giro la cabeza y lo miro, el azul de sus ojos brilla con ira y tristeza, las dos
emociones se arremolinan juntas, sangrando entre sí.
Antes de todo esto, habría pensado que ellos lo hacían. Pero entonces, ¿por qué me
salvarían? No tiene ningún sentido.
—Shhh, podemos hablar de esto más tarde. —Sullivan apacigua. Quiero decirle
que hablaré de esto ahora, pero estoy demasiado exhausta para que me importe o para
defenderme. Dejo que el calor de su cuerpo me rodee. Me envuelve como una manta que
mantiene juntas todas mis piezas rotas. Lentamente lo respiro, huele a lluvia y cítricos,
alivia el dolor que se forma en mi pecho.
Cerrando los ojos de nuevo, el sueño no tarda mucho en arrastrarme. Esta vez es
un sueño más ligero y sin preocupaciones. Como si solo estuviera tomando una pequeña
siesta por la tarde en lugar de recuperarme de casi ahogarme.
La siguiente vez que me despierto, me están sacando del barco. Ni siquiera puedo
mover los brazos porque todo mi cuerpo está envuelto en una manta. Parpadeando y
abriendo los ojos, veo que Banks es el que me lleva esta vez. Lo miro por un largo
momento, asimilando sus rasgos. Sé que es estúpido y que tengo otras cosas mucho más
importantes de las que preocuparme, pero quiero besarlo. Solo para ver si todo esto es
real, si realmente casi muero, si realmente me salvaron.
—¿A dónde crees que la llevas? —Shelby chilla. Suena sin aliento, como si hubiera
estado corriendo o algo así.
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—No —grazno—. Sin hospital. —Su paso se desacelera cuando escucha mi voz, la
preocupación está grabada en sus hermosos rasgos.
—Por favor, sólo quiero ir a casa y dormir —suplico. Lo último que necesito es ir
al hospital porque entonces llamarán a mi padre y preferiría morir antes que tratar con él
ahora mismo.
—Te dije que ella no querría ir. Odia los hospitales —dice Shelby, de hecho, con
los brazos cruzados sobre el pecho.
—Lo prometo. Estoy bien. Ya me siento mejor. Nada que un poco de sopa y sueño
no pueda arreglar.
Los chicos intercambian una mirada, ¿qué es esta mirada? no lo sé. Ni siquiera
puedo explicarlo realmente. Es como si estuvieran de acuerdo en algo sin siquiera hablar.
Los tres asienten con la cabeza y luego Sullivan dice: —Bien, pero vienes con
nosotros.
—Ella vendrá con nosotros, al menos hasta que se sienta mejor —anuncia Sullivan,
lo que parece molestar aún más a Shelby.
—Espera, ¿me estás diciendo que vas a llevarla a tu casa? ¿Con ustedes? ¿Las
mismas personas que la odian?
Shelby gruñe —No lo sé, ¿quizás? Parece que todo esto es un juego para ustedes.
¿Quién puede decir que no la quieres muerta? ¿O tal vez solo quieres jugar al héroe?
Una cruel burbuja de risa pasa por los labios de Oliver —Si la quisiéramos muerta,
ya estaría muerta.
—Basta ya ustedes dos. —Sullivan ladra—: Ya está decidido. Ella viene con
nosotros. —Se vuelve hacia Shelby, que pone los ojos en blanco.
¿Estoy bien? Alguien intentó matarme. No lo sé. No tengo la fuerza para pelear con
nadie en este momento. Todo lo que sé es que no quiero ir al hospital y si eso significa
que tengo que ir con ellos, lo haré.
—¡Si algo le pasa, iré por ustedes tres! —Shelby grita, desde algún lugar lejano,
pero sólo puedo concentrarme en las palabras de Banks.
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Nuestra chica.
CUANDO LLEGAMOS a la mansión, estoy lo suficientemente alerta como para
caminar por mí misma, pero Banks, siendo autoritario, insiste en llevarme.
—Ni siquiera estás usando zapatos —señala y yo miro mis pies, mis dedos se
mueven libremente. Supongo que tiene razón, aun así no quiero ser una damisela en
apuros. Puede que casi haya muerto, pero mis piernas todavía funcionan.
Oliver se adelanta y abre la puerta para nosotros. Al entrar, Sullivan enciende las
luces a medida que avanzamos. Es extraño estar a solas con los tres, casi íntimo, como si
estuviéramos en nuestro propio pequeño mundo secreto donde no tenemos que
odiarnos.
Entonces, algo hace clic en mi cerebro. Él me salvó la vida. Saltó al océano en medio
de la noche y de alguna manera me encontró, sacándome de ahí.
Pensar en ello una vez no termina de profundizar, así que lo dejo correr por mi
cabeza otra vez.
Él salvó mi vida.
Oliver me salvó la vida. Mi mente todavía se tambalea por esta revelación mientras
Banks y Sullivan me llevan arriba y al baño adjunto a uno de los dormitorios de invitados.
Veo a Sullivan abrir el grifo y verter un poco de jabón de baño, mientras Banks se
sienta en el borde de la bañera, todavía me acuna contra su pecho, envuelta en una manta
como un bebé recién nacido. Veo caer el agua en la enorme bañera de la esquina, las
burbujas forman pequeñas nubes como montañas a medida que se llena. Cuando está
medio llena, Banks comienza a quitar la manta.
Banks intercambia una mirada de incredulidad con Sullivan antes de negar con la
cabeza. —No creo que debas estar sola en este momento.
Recordarlo me hace estremecer. ¿Quién querría hacerme daño? Nadie más que los
Bishop, pero los hermanos no lo hicieron, me salvaron.
—De cualquier manera, casi mueres esta noche, no deberías estar sola ahora.
Déjame ayudarte a entrar en la bañera y luego nos sentaremos en el suelo para hacerte
compañía.
—Está bien, pero no mires... quiero decir, a mí... de nuevo —digo de repente
sintiéndome cohibida. No soy nada espectacular a la vista, nada que ver con las chicas
con las que estuvieron esta noche. Mis caderas son anchas y mis muslos son un poco
gruesos, mis tetas son bastante espectaculares o al menos eso me han dicho. Soy bajita,
con el cabello del color del sol, pero no soy nada especial y, sin embargo, Banks y Sullivan
me miran como si lo fuera.
en mi vida pensé que estaría en esta situación. Se supone que los hermanos Bishop son
Página
—Tu espalda está un poco magullada. ¿Puedo ponerle un poco de crema de árnica
cuando salgas si quieres? —Sullivan pregunta, mientras él y Banks se sientan en el suelo
junto a la bañera. No estoy segura de qué es la crema de árnica, pero cualquier cosa que
quiera frotarme en este momento suena bien. Todo mi cuerpo es un gran desastre
doloroso.
El agua se llena hasta casi el borde antes de que Sullivan se levante y la cierre.
Durante unos minutos me sumerjo en el agua y dejo que la tensión se escape de mi
cuerpo.
—No —lo interrumpo—. No quiero llamar a la policía. Uno, no tengo nada que
decirles. No vi nada, además estaba bebiendo... menor de edad bebiendo. Ya soy el centro
de atención en la escuela, no hay necesidad de empeorar las cosas para mí. Quizás quien
me empujó no quiso matarme. ¿Quizás fue solo una broma que fue demasiado lejos? No
lo sé, pero no quiero hacer nada que pueda añadirse a mis problemas.
—¿Realmente crees eso? —No, pero quiero creer que eso es todo, porque la
alternativa es demasiado aterradora para considerarla.
—No sé qué creer, pero sí sé que quiero que esto termine. Quiero ser una
estudiante universitaria normal y olvidar que todo esto sucedió. Probablemente ahora
soy el hazmerreír del campus. —Frunzo el ceño mirando el agua burbujeante—. Bueno,
más de lo que ya era.
—Mira... —Le echo un vistazo a Sullivan. Esos orbes azules suyos sangran en los
míos, haciendo que mi corazón se salte un latido o cinco. Casi puedo ver la disculpa
formándose en la punta de su lengua. Niego ligeramente con la cabeza, esperando que él
entienda. No quiero una disculpa. Debería ser yo quien se disculpe. Todo esto es culpa
mía.
hablando, no está equivocado, si no fue solo una broma enfermiza, entonces eso significa
Página
—Si no te quisiéramos aquí te diríamos que te fueras, debes saberlo. Quiero que te
quedes, y aunque no puedo hablar por mis hermanos, estoy seguro de que ellos sienten
lo mismo.
—¿Sentir lo mismo sobre qué? — dice Oliver, entrando al baño, gotas de agua se
aferran a su cabello. Se ve limpio y feliz.
—Harlow se queda aquí por ahora —explica Sullivan—. Banks cree que no debería
volver a los dormitorios si alguien intenta matarla y yo estoy de acuerdo. Eso haría que
vigilarla fuera más fácil.
—Sí, yo también estoy de acuerdo —dice Oliver, sin pensarlo—. Está arreglado,
ella se queda. —Decide chocando sus manos.
—Mhm, ella está aquí, y debería poder opinar sobre dónde se queda, ¿verdad?
—Digo en la habitación, sabiendo muy bien que todos van a estar en desacuerdo
conmigo.
—No. —Los tres dicen casi al mismo tiempo. Cada uno de sus rostros tiene la
misma expresión, una mezcla entre pelear conmigo y molestia.
—Lo que sea. —Pongo los ojos en blanco y me hundo un poco más hasta que tengo
la barbilla en el agua. Si quieren jugar al hotel durante los próximos días, que así sea. No
es como si no tuvieran espacio aquí para una persona más y no voy a mentir, esto es
mucho mejor que las duchas de los dormitorios. Me permito remojarme un poco más
mientras los tres se ponen de pie y se ciernen sobre mí amenazantemente, como si alguien
pudiera llegar a mí en su baño de invitados. Es un poco lindo lo protectores que están
siendo. Casi lo suficiente para hacerme olvidar sus formas de acoso.
Cuando llega el momento de salir de la bañera, es tan incómodo como entrar. Los
chicos desvían la mirada pero insisten en ayudarme. Sullivan me envuelve en una toalla
grande y esponjosa y, antes de que pueda dar un solo paso, se inclina para levantarme.
Ni siquiera digo nada sabiendo que no me va a bajar. ¿Qué sentido tiene desperdiciar mi
energía?
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—Te quedarás aquí esta noche —dice, volviendo a la cama y colocando la ropa a
mi lado.
—Tus sueños se están haciendo realidad, princesa, podrás dormir con cada uno de
los hermanos Bishop —bromea Banks desde la puerta y le doy una mirada de
descontento.
—No. Tiene que haber como tres habitaciones extra en esta casa. Solo tomaré una
de esas. No necesito una niñera mientras duermo.
Sullivan niega con la cabeza, sus rasgos se endurecen mientras se inclina hacia mi
rostro. Debería retroceder, levantarme, correr hacia la puerta, salir de esta casa, pero no
puedo, no solo eso, sino que realmente no quiero.
71
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Su gran mano se extiende y ahueca mi mejilla y me muerdo el labio necesitando
algo en lo que concentrarme para no restregar mi rostro con su mano como un perro no
deseado que necesita dueño.
—No luches contra nosotros, por favor, porque no ganarás. Hay tres de nosotros
y uno de ti. De una forma u otra conseguiremos lo que queremos. Así que déjanos hacer
esto por ti. Déjanos cuidar de ti. Es lo mínimo que podemos hacer.
Sullivan sonríe, sonríe de verdad y cuando habla, juro que todo mi cuerpo se
estremece: —Rivales o no, siempre te he querido aquí. —Él se retira, su mano cae de mi
mejilla, el momento termina demasiado pronto—. Ahora, vayamos a la cama. Podemos
resolver las cosas mañana.
Esto no tiene ningún sentido, pero estoy demasiado agotada para intentar
resolverlo ahora mismo. Quizás estoy tan cansada que me estoy inventando todo esto en
mi cabeza. Debería irme a dormir y reevaluar todo este día mañana.
En su mayor parte, estoy casi encima de él con mi pierna sobre la suya, mi brazo
envuelto alrededor de su cintura, esos abdominales perfectamente formados
presionando contra mi piel, con mi cabeza apoyada sobre su firme pecho. No recuerdo
haberme quedado dormida así, pero no me quejo de despertarme en esta posición.
Mi mejilla está caliente donde mi piel está presionada contra la suya y cuando trato
de moverme, me doy cuenta de que sus brazos me enjaulan, sujetándome con fuerza a su
costado. Sé que no debería, pero me siento segura y protegida en sus brazos. Estoy
contenta, tan contenta que casi olvido que casi muero anoche. El pensamiento
desagradable envía un escalofrío por mi espalda y me acurruco aún más profundamente,
como si tratara de incrustarme en su piel.
—¿Tienes frío? —La voz soñolienta de Sullivan vibra a través de mí. Es ronca y
acaricia algo profundo en mi vientre. Mis sentimientos por él —al infierno, por los tres—
están fuera de control.
—Estoy bien —susurro, mi propia voz ronca y mi garganta adolorida por haberme
tragado ayer toda el agua del océano.
—¿Cómo está tu espalda? ¿Te duele en alguna parte? —Él pregunta, su voz firme.
—Solo dolorida, pero estaré bien. Soy más fuerte de lo que parezco —le digo
mientras comienza a frotar suavemente sus manos arriba y abajo por mi espalda. Me
muerdo los labios para evitar soltar un fuerte maullido.
—Déjame verla. Olvidé ponerle un poco de crema anoche. Puedo hacer eso ahora
—ofrece, empujándome lejos de él. Me alejo y me acuesto boca abajo a su lado. Esto es
malo, pero muy bueno. Él quita la manta y suavemente tira de la camisa que estoy
usando.
El frío aire de la habitación besa mi piel desnuda y siseo entre dientes ante la
sensación.
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tan mandón, es casi exasperante. No lo miro, en lugar de eso, entierro mis mejillas
calientes en el colchón. Su aroma gira a mí alrededor, está dentro de mí, en mis poros,
girando alrededor de mi cabeza. Se supone que debo odiarlo, pero el odio es lo último
que siento en este momento.
—Oh Dios, eso se siente bien. —Gimo contra el colchón sin pensarlo.
—Te dije que podía hacerte sentir mejor —susurra, su aliento caliente acaricia mi
oído. Casi puedo ver la expresión engreída en su rostro, el brillo de maldad en sus ojos.
No me toma mucho tiempo convertirme en un montón de papilla bajo sus fuertes manos.
Sus dedos recorren mi piel, la crema que usó penetró profundamente en mis músculos.
Él se aleja y no estoy segura de qué me domina, pero siento la necesidad de disculparme,
de decirle que lamento haberle arruinado todo el año pasado. Nunca debí haber
escuchado a mi padre, creído sus mentiras, no cuando él era mucho peor que los Bishop.
Mierda, es enorme y duro como una piedra. Levanto la mirada a su rostro antes
de decir algo que me avergüence.
—Yo... solo quiero pedir perdón, por esa noche, por arruinar...
Levantando mis manos las coloco sobre sus hombros y me inclino, mis labios
encuentran los suyos firmes y llenos. El beso está saturado de lujuria, con una necesidad
Página
primitiva de algo más y como dos almas que intentan encontrar su lugar en la otra,
chocamos con un calor que podría rivalizar con el sol. La lengua de Sullivan se desliza
por su labio inferior y se presiona contra mí suplicando entrar en mi boca. Sin dudarlo
separo los labios y nuestras lenguas se encuentran, acariciándose tiernamente.
Mis manos se mueven por sí solas, deslizándose sobre sus fuertes hombros y
bajando por su firme pecho, sobre paquete abdominal de ocho y hasta su estrecha cintura,
antes de volver a subir, hasta que mis dedos encuentran agarre en los mechones más
largos de su cabello. Bajo esta luz, es casi un oxidado color que le sienta bien.
Sin aliento, se aleja, el azul de sus ojos del color de una tormenta antes de que
llueva, sus pupilas dilatadas —Joder, Harlow, quiero besarte en todas partes, saborear
cada centímetro de ti.
Su confesión debería asustarme por lo inexperta que soy, pero eso no pasa, me
excita, porque nada me gustaría más que tener sus labios sobre mi piel, su lengua
acariciándome de formas que nunca podría imaginar.
—Si. —Respondo con voz ronca, sintiéndome solo un poco tímida cuando él se
aparta y agarra el dobladillo de la camiseta que estoy usando, tirándolo hacia arriba y
por encima de mi cabeza. La camiseta cae al colchón a nuestro lado, y de repente estoy
sentada en su regazo, mis pechos expuestos y mis mejillas sintiendo cincuenta tonos de
rojo. Instintivamente, levanto mis manos para cubrir mis pechos pero Sullivan no lo
permite, él niega con la cabeza y agarra mis muñecas, llevando mis manos de regreso a
sus hombros.
Mi coño se aprieta alrededor de nada más que aire, y deseo tanto que él alivie el
dolor que se está formando allí. Alejándose, libera mi pezón con un fuerte pop y se mueve
para prestar la misma atención al otro.
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—Hueles a vainilla dulce. Eres intoxicante y sabes a fresas recién cortadas. Joder,
podría besarte todo el día y chupar estos bonitos pezones rosados durante horas. —Dios
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Apartando las palmas de las manos de ambos pechos, sus ojos brillan con una
necesidad apenas contenida y en este momento, quiero que se rompa. Quiero que me
tome, que me dé el placer que sé que puede. El placer que me dará, si se lo pido.
—Te necesito…
—Aprieta tu coño contra mi polla. Quiero ver cómo te ves cuando te corres.
—Gruñe, y como un niño al que le dicen que pueden comer el postre antes de la cena,
presiono mi coño contra su polla —nuestra fina capa de ropa no hace nada para ocultar
nuestra excitación— tomando lo que sea que me dé.
—Tan hermosa, tan jodidamente hermosa —murmura, mirándome a los ojos, sus
dedos tirando de mis pezones con un ritmo constante. Dejo que la reacción de mi cuerpo
ante él me supere y empiezo a frotarme contra él, encontrando el ángulo perfecto que me
proporciona la presión justa para hacerme estallar.
Mis movimientos se vuelven salvajes, mis caderas se mueven cada vez más rápido,
a medida que el placer aumenta, y santo infierno, desearía que hubiera menos tela entre
nosotros en este momento.
—Córrete para mí, Harlow, muéstrame cuánto quieres mi polla y tal vez la
próxima vez te la dé. —La profundidad de su voz y las palabras eróticas me encienden,
el calor se acumula dentro de mí y luego, como fuegos artificiales, exploto. Todo mi ser
se estremece, mi pulso golpea en mis oídos mientras mi coño se aprieta una y otra vez
alrededor de la nada.
Mis ojos se abren y trago saliva, preguntándome cuándo será la próxima vez. Mi
estómago está hecho un nudo, pero el resto de mi cuerpo está relajado, un charco de
papilla. Me aparto, mi boca se abre con una pregunta en mi lengua, cuando la puerta del
dormitorio se abre y entra Banks. No puedo imaginar lo que está pensando mientras nos
mira, su rostro es una máscara sin emoción y antes de que alguno de nosotros puede decir
cualquier cosa, sale de la habitación y cierra la puerta detrás de él.
—No podemos evitarlo, los tres te deseamos. La pregunta es, ¿nos deseas a todos?
Mirando hacia atrás no puedo decir que alguna vez sentí que yo misma los odiaba,
ya que nunca hicieron nada para herirme directamente. Todo lo que escuché sobre los
Bishop vino de mi padre y ahora que sé que mi padre me mintió, no puedo evitar
preguntarme si él también mintió sobre otras cosas. Mi madre nunca habló de ellos, pero
cuando lo hizo fue con el mismo desdén que mi padre.
Pensar en mis padres siempre me deja un sabor amargo en la boca. Tomo un sorbo
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de café y trato de borrar los recuerdos no deseados. En lugar de pensar en el pasado, miro
Página
a los tres hombres que están sentados a la mesa conmigo. Nunca los había visto tan
relajados y despreocupados.
—Estaré fuera la mayor parte del día, pero estoy seguro de que Banks y Oliver
pueden mantenerte ocupada —dice Sullivan, entre bocados de su bagel.
—¿A dónde vas? —Pregunto por curiosidad, solo después de que las palabras
salen de mi boca me doy cuenta de lo entrometida que estoy siendo. Internamente
maldigo por lo ridículo que suena todo esto, Jesús, Harlow, te dio un orgasmo, no un
anillo de bodas.
—Solo tengo que atender algunas cosas —me mira brevemente, obviamente no
está dispuesto a compartir. Acepto la indirecta y no le pido que dé más detalles.
Realmente no es de mi incumbencia.
—Ya hablamos de esto. Te quedarás aquí hasta que averigüemos quién te empujo
del barco. —La voz de Oliver tiene un carácter definitivo, como lo que él dice, y sé que
una vez más que me han derribado. Frunzo el ceño y miro al suelo, cruzando los brazos
sobre el pecho. Todavía estoy usando la camisa de Sullivan. Sin sostén, por supuesto, y
sus pantalones cortos, sin, lo adivinaste, sin bragas.
Incluso con la ropa que tengo puesta, me siento desnuda y fuera de lugar.
—¿Por qué no vemos una película o algo así? —Sugiere Banks, claramente
intentando aligerar el ambiente—. Podemos pasar el resto del día en el sofá, tal vez pedir
algo para llevar, descansar y ser perezosos.
—En realidad, eso suena muy bien —sonrío—. Pero, necesito al menos llamar a
Shelby y hacerle saber que estoy bien. La conozco, y a estas alturas probablemente esté
preocupada hasta el límite. Estará esperando todo el día para que la llame o vuelva a casa.
entonces, día de descanso en el sofá. Toma, llama a Shelby —dice, deslizando su teléfono
Página
¿Qué demonios fue eso? Fuera lo que fuera, era intenso. Con el teléfono en la mano,
marco uno de los pocos números que me sé de memoria.
—Hola soy yo. Solo llamo para decir que estoy viva.
—Dios, Harlow, he estado muy preocupada por ti. No creo que quedarte allí sea
seguro. Me siento como una amiga de mierda por haber dejado que esto sucediera.
Debería haber llamado a la policía en su lugar. Dios, por favor dime que no te han hecho
daño. Juro que los mataré. Sé cómo esconder un cuerpo.
—¿Qué? ¡No! Detente, Shelby. Estoy bien. —Le aseguro, pero puedo decir por la
respiración agitada que está sonando a través del teléfono que está al borde de un colapso.
—Casi mueres, Harlow. ¿Tienes idea de lo que se siente al ver que te sacan del
agua de esa manera? Sabes que no respirabas cuando te sacaron, ¿verdad? —Por un
momento no digo nada. Eso explica el dolor en mi pecho, supongo. Alguien debió
haberme hecho RCP. Me lamo los labios, preparándome para decir algo, para asegurarle
que estoy bien, pero las palabras no salen. No lo sabía y, sinceramente, no estoy segura
de querer saberlo. No quiero que me recuerden lo cerca que estuve de no despertarme
nunca, de no volver a ver a Shelby ni a los chicos nunca más. Tragando el miedo y la
tristeza que brota dentro de mí, me obligo a hablar.
—Fue un extraño accidente. Probablemente solo una broma que salió mal. Lo
prometo, estoy bien —digo débilmente, deseando ser lo suficientemente fuerte para creer
las palabras que estoy diciendo. Suspira profundamente en el teléfono y sé que no me
cree. Ella me conoce lo suficiente como para saber que no estoy bien, pero también sabe
que no estoy lista para hablar de eso.
—Bien, pero llámame si me necesitas y oh, casi lo olvido. Esta chica vino a nuestra
habitación esta mañana, preguntando si estabas bien. Creo que Carole era su nombre.
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—¿Caroline?
Página
—Sí, eso es, ella dijo que estaba preocupada por ti anoche y que quería ver como
estabas.
—Voy a ir a la galería por unas horas, pero tendré mi teléfono conmigo, y lo digo
en serio. Cualquier cosa, Harlow, incluso si solo quieres hablar.
—Lo juro, llamaré si pasa algo —le aseguro—. Gracias por ser una increíble amiga,
te amo.
—Sí, sí. Yo también te amo, mejor amiga. Hablamos luego. —Presiono la tecla roja
del teléfono y me quedo allí un momento, recuperando la compostura. ¿No estaba
respirando? Literalmente podría haber muerto, estuve muy cerca de la muerte, pero
Oliver me salvó.
Él me salvó.
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9
Si alguien me hubiera preguntado hace dos días cómo iba a pasar mi sábado, este
habría sido, por mucho, el escenario más alejado de mi mente. Banks, Oliver y yo estamos
tumbados en el sofá de gran tamaño, cada uno comiendo de una caja de comida china
para llevar, mientras vemos todas las películas de Die Hard4.
—Está mejor, esa cosa que Sullivan puso allí realmente ayudó.
—¿Es eso lo que estaban haciendo ustedes dos esta mañana? —Se burla—. Tal vez
también yo pueda poner un poco de crema sobre ti.
—Eres linda cuando te sonrojas —dice Oliver mientras se sienta y se inclina hacia
mí—. Veamos tu espalda. —Tira de mi camiseta instándome a levantarla.
Con ambos tocándome al mismo tiempo, mis sentidos se aceleran. Antes de saber
lo que estoy haciendo, me quito la camiseta por completo y la dejo caer al suelo junto a
mis pies.
4
Die Hard (titulada Duro de matar en Hispanoamérica y La jungla de cristal en España)
su longitud, pero realmente lo pierdo cuando toma uno de mis pezones en su boca y hace
girar su lengua alrededor del apretado capullo.
—No seas tan codicioso, hermano —gruñe Banks a nuestro lado y Oliver suelta mi
pezón con un pop.
Banks sonríe y toma uno de mis pechos antes de inclinarse para llevar el otro a su
boca mientras todavía estoy a horcajadas sobre Oliver. Lo incorrecto de todo esto es tan
estimulante. Tuve a Sullivan esta mañana y ahora estoy con sus hermanos.
—¿Quieres que te hagamos sentir bien? —pregunta Oliver, con su intoxicante voz,
mientras pasa su mano hacia arriba y hacia abajo por la parte interna de mis muslos. Mi
corazón comienza a latir rápidamente, el deseo se acumula en lo profundo de mis
entrañas.
—Sí —digo sin aliento, mi lengua se lanza sobre mi labio inferior para mojarlo.
Levanto las caderas para darle un mejor acceso y luego miro mientras baja la tela
por mis piernas lentamente, muy lentamente, dejándome completamente desnuda. Mis
ojos se mueven entre los dos mientras me miran como si yo fuera un buffet de todo lo
que puedas comer y ellos son dos hombres hambrientos que no han comido en semanas.
Banks toma mi mejilla e impulsa mi rostro hacia él. Inclinándose, presiona sus
labios contra los míos, este beso me consume, arrancando el aire de mis pulmones. Estoy
tan abrumada por ese beso que es difícil para mí seguir la pista de dónde están las manos
de Oliver.
—Sí, por favor —las palabras salen en un jadeo porque justo cuando las estoy
diciendo, Oliver desliza con destreza uno de sus gruesos dedos dentro de mí.
—Joder, Banks, ella está apretada como el infierno. —La voz de Oliver es tensa, los
músculos de su cuello están rígidos. Parece que está listo para explotar.
—Mmm, tan apretada y lista para nosotros —murmura Banks contra mis labios,
antes de profundizar el beso. Segundos después, mi pezón está siendo rodado entre dos
dedos, mi pecho palpita. Mi cuerpo se estremece de placer ante las exploradoras manos
de estos dos hombres.
Gimoteo, la humedad entre mis piernas crece, ahora goteando. Estoy tan mojada,
tan lista, es casi vergonzoso. Como si pudiera sentir mi incomodidad y necesidad de más,
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Oliver comienza a moverse, su dedo bombeando dentro y fuera de mí con empujes poco
Página
profundos.
—Joder, eres tan hermosa, Harlow, tu coño está tomando el dedo de mi hermano
con tanta facilidad. Puedo imaginarte con mi polla metida dentro.
Querido señor, mis mejillas se arden con la admisión. ¿Podría soportar ser tomada
por dos de los Bishop? Más aún, ¿querría serlo? Ya conozco la respuesta a esa pregunta
y, por muy equivocada que sea, sí. Me gustaría que me tomaran juntos.
Banks es sucio, sus palabras me incitan, me empujan cada vez más cerca. Mis
piernas se separan por completo, mis caderas se elevan ligeramente con cada empuje
superficial, mientras Banks continúa tirando de mis pezones, alternando entre los dos
mientras susurra pensamientos sucios en mis oídos.
—Eres tan codiciosa, tan dispuesta y lista para nosotros —gruñe Oliver, agregando
un segundo dedo. Hace una breve pausa, antes de volver a moverse, dándome tiempo
para adaptarme a él. Es casi como si supiera que nunca he hecho esto antes.
Me siento llena, tan llena, y la presión en mi vientre aumenta cuando Oliver hace
esta cosa extraña en la que cruza los dedos dentro de mí, frotando el tierno tejido en la
parte superior de mi canal.
Una termina en el cabello de Banks, mis dedos se clavan en sus mechones castaños.
Mi otra mano agarra un puño lleno de la camisa de Oliver, tirando de él hacia mí,
mientras me tambaleo al borde de la locura entre los dos.
—Así es. Córrete para nosotros. Córrete sobre sus dedos, derrama ese bonito coño
por toda su mano —susurra Banks contra mi caliente piel, alentando el orgasmo. Mis
muslos tiemblan y mis músculos se tensan, el placer me ciega mientras recorre mi ser de
la cabeza a los pies. Siento que mi canal tiene espasmos alrededor de los dedos de Oliver,
me aferro a él y me niego a soltarlo. Mis dientes se hunden en mi labio inferior para evitar
que gritos de placer se escapen, pero algunos se derraman de todos modos, arrancados
de mi garganta y desde algún lugar profundo dentro de mí.
—Ahhhh... —El ruido vibra en las paredes. Cierro los ojos con fuerza y disfruto de
la última oleada del orgasmo mientras me recorre con pequeñas réplicas. Lentamente,
vuelvo a flotar hacia la tierra como una hoja que cae de un árbol.
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Página
Los segundos pasan y aprieto los párpados con más fuerza deseando que el
momento dure para siempre, pero mientras los pulsos eufóricos de placer me abandonan,
me quedo preguntándome ¿qué pasa después?
No solo los he besado a los tres. También he hecho cosas sexuales con todos ellos.
¿Dónde me deja esto? ¿Intercalada justo en el medio? Con el parpadeo de mis ojos,
la primera persona que veo es Oliver. Retira su mano de entre mis muslos y lleva los dos
dedos, ahora chorreando mi excitación a sus labios.
Se los mete en la boca y cierra los ojos mientras chupa. Se toma su tiempo, como si
estuviera chupando una piruleta. Me está probando, saboreando mi excitación, mi
corrida y que me condenen si no es tan caliente como en el infierno verlo
—Tu sabor es divino. No puedo esperar a tener esos muslos tuyos envueltos
alrededor de mi cara, con mi lengua en tu coño.
—No te avergüences, fue increíble. —Me asegura Oliver, sus ojos oscurecidos por
la excitación.
—Joder, sí, lo fue. Eso va a mi banco de azotes para la próxima vez —Banks se ríe,
mientras suavemente pasa su pulgar por mi frente. Mi respiración vuelve a un ritmo
semi-normal. Mi corazón, por otro lado, todavía está galopando como si quisiera salir de
mi pecho y no creo que vuelva a un ritmo más lento en el corto plazo. No con Banks y
Oliver mirándome como si estuvieran a punto de devorarme de nuevo.
Puedo sentir sus dos pollas presionando contra mi piel desnuda, y por un segundo
tengo miedo de lo que vendrá después. Quiero satisfacerlos a ambos como acaban de
hacer por mí, pero ¿puedo?
Banks debe ver la preocupación destellando en mis ojos porque comienza a negar
con la cabeza.
—No tienes que hacer nada —me asegura, mientras pasa sus dedos por mi cabello.
Se siente como… no hay manera de describirlo. Es como un masaje pero para tu cuero
cabelludo.
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—Quiero hacerlo, es solo que... —El sonido de una puerta abriéndose y cerrándose
Página
hace eco en la casa, seguido de fuertes pisadas que se dirigen hacia nosotros. Sullivan.
Sé que no he hecho nada malo, Sullivan y yo no somos pareja, pero todavía me
escapo de sus regazos con mi camisa en la mano, agarrando mis pantalones cortos del
piso. Me pongo la camiseta por la cabeza y me cubre las tetas cuando Sullivan entra
caminando a la sala de estar. Al detenerse en la puerta, observa la escena con las cejas
levantadas, como si estuviera tratando de resolver un rompecabezas.
—Oh, ¿con nosotros? —Banks sonríe, recostándose contra el sofá con las manos
detrás de la cabeza. Mis ojos se mueven entre Sullivan, Oliver y Banks. Sullivan tiene una
mirada oscura en sus ojos, mientras que Banks sonríe como un tonto.
—¿Y bien? Será mejor que alguien me diga qué diablos están haciendo. —Sullivan
hace una pausa, su mirada me recorre una vez, y luego una segunda vez, excepto que
esta vez su mirada se detiene en mis piernas desnudas. Siento como si me estuviera
inspeccionando.
Intento mirar a cualquier parte menos a Sullivan o a los otros dos, pero mi mirada
sigue atrapada en dos pollas endurecidas que se tensan contra la tela de sus pantalones
cortos. Joder, parece que eso duele.
—¿Por qué no tiene los pantalones cortos? —Sullivan pregunta, y Banks se echa a
reír. El tono de la voz de Sullivan es profundo, protector, como un alfa y me pregunto
por qué. ¿Está tratando de reclamarme? Suena así.
Las cejas de Sullivan se juntan, y luego sus labios se contraen antes de formar una
sonrisa —Veo que has hecho tu elección entonces —dice, recordándome la pregunta que
me hizo esa mañana.
¿Es esta una terrible idea que me explotará en la cara? Sí. Esto está mal y no solo
porque se supone que son mis enemigos, porque nuestras familias se han odiado durante
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años. No, está mal porque me estoy enamorando de tres hombres que me acosaron, que
pensé que seguramente me odiaban, pero que claramente no me odiaban lo suficiente.
Página
Y si las cosas terminan mal, lo cual estoy segura que sucederá, soy yo la que
conseguirá que le rompan el corazón, no ellos.
Girando sobre las puntas de mis pies salgo de la sala. Necesito algo de espacio,
estar en algún lugar donde no esté rodeada por ellos y su intoxicante aroma. Algún lugar
donde pueda respirar sin tener un Bishop pegado a mi trasero. Ya no sé lo que está
pasando, todo lo que sé es que ya no somos enemigos.
—Oye, espera, ¿a dónde vas? —pregunta Sullivan, el sonido de sus pies golpeando
contra el suelo detrás de mí me dice que me está siguiendo. Genial.
—¿Puedes darme algo para ponerme? ¿Cómo unos pantalones de ejercicio o algo
así? —Pregunto, deteniéndome en medio del pasillo.
De repente mi garganta, mis labios, todo se siente seco. —Si. —Digo, el tono de mi
voz es más suave de lo que esperaba que fuera — Todo es un poco demasiado y está
sucediendo tan rápido. Quiero decir, un día me odias y al siguiente me quieres para…
—Whoa, más lento. Siempre te he querido —admite, por segunda vez. Al mirarlo
a los ojos, no veo nada más que honestidad reflejada en mí.
Una vez que estoy vestida, me siento un poco mejor, menos expuesta y más
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preparada, pero no segura. Estos hombres tienen el poder de desnudarme con una sola
Página
mirada.
—Esta noche dormirás con Banks —me recuerda, y juro que puedo sentir un
cambio en su comportamiento. Se pasa la mano por el cabello como si fuera un gesto
nervioso.
—Todavía no estás lista para lo que quiero, pero lo estarás pronto, muy pronto.
—La seducción que gotea de sus palabras casi me hace arrancarme la ropa de nuevo.
Estúpidas hormonas, estúpidos sentimientos. Tengo que dejar de pensar con mi vagina.
Hay un sonido de timbre bajo que resuena por toda la casa. Las cejas de Sullivan
se fruncen en confusión. ¿Alguien acaba de tocar el timbre? ¿A las diez de la noche?
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Dicen que siempre hay calma antes de la tormenta, pero no había nada de calma
en lo que estaba a punto de ocurrir. Tres voces distintas atravesaron el aire a la vez. Las
tres las conocía, pero había una que no había escuchado en meses. No desde el día en que
me fui de casa.
Cada una de las voces está cubierta de veneno mientras recorren la casa haciendo
vibrar las paredes furiosamente. Sullivan comienza a correr, pero yo no estoy muy lejos
de él, ya que ambos bajamos el pasillo y las escaleras hacia Oliver y Banks. El pánico sube
por mi garganta, y cuanto más nos acercamos al vestíbulo, más claras se vuelven las
voces.
Oliver, Banks y mi papá. Están discutiendo, las palabras son lanzadas como
puñetazos por el aire. —Tienes jodidas pelotas viniendo aquí, después de lo que tú y tu
hija le hicieron a mi hermano, a mi familia. —Mi corazón corre fuera de mi pecho, los
peores pensamientos posibles tienen lugar en el primer plano de la mente.
—¿Dónde está ella? —Su voz es como ácido lloviendo sobre mí.
Mis pies ni siquiera tocan el último escalón y mi madre está sobre mí, envolviendo
sus delgados brazos a mí alrededor, abrazándome con todas sus fuerzas, y parece como
si le importara, como si estuviera preocupada.
—Estamos aquí ahora, estás a salvo —dice en mi cabello con un suspiro de alivio,
sus brazos se aprietan alrededor de mí, exprimiéndome la vida.
Estoy tan desconcertado por toda la situación que casi olvido apartar a mi madre,
casi. La aparto con un suave empujón y ella me mira con una expresión de asombro, como
si debiera recibirla con los brazos abiertos. Sin embargo, no podría importarme menos
sus sentimientos. Miro más allá de ella para encontrarme con la mirada de Oliver. Hay
una furia que se agita en sus profundidades marrones, ojos que hace poco tiempo tenían
pasión, lujuria y necesidad por mí en ellos. Pero eso ya se ha ido, puedo decirlo incluso
antes de abrir la boca para preguntar qué está pasando.
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—¡Lárgate de mi casa y llévate a tu mentirosa hija contigo! —Oliver exige, su
cuerpo entero vibra mientras da un paso hacia adelante para pararse cara a cara con mi
padre.
—¿Qué...? —es todo lo que digo antes de que Banks comience a gritarme.
—No puedo creer que hayamos caído en tus mentiras otra vez. Eres una actriz
increíble, te lo reconozco —sus palabras destilan odio. La forma en que sus ojos me
recorren con puro disgusto me hace sentir como un pedazo de basura flotando en el
viento.
Sacudiendo la cabeza, giro la mirada hacia Sullivan, tal vez él me hable, trate de
resolver esto, pero debería saberlo mejor. Su confusión se convierte en odio ante mis ojos.
No me deja explicarlo. Está inventando su propia historia en su mente, y en esa historia,
yo soy la mala.
—¡Cállate! ¡Cállate y lárgate! Ustedes, los Lockwood, no son más que basura,
mentirosos y ladrones. —Las palabras duelen y me pican las mejillas como si me hubiera
abofeteado. Estoy tan aturdida que no puedo moverme. Todo lo que puedo hacer es
mirarlo y preguntarme si alguna vez volveré a ver al Sullivan que amo.
—Yo no... —Oliver da un paso amenazante hacia mí y yo doy uno hacia atrás por
instinto, mi cuerpo me dice que corra. La mirada que me está lanzando en este momento
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me asusta hasta la médula. Pero no solo por el disgusto, sino por el odio y la rabia
Página
implacable. Quiere hacerme daño, hacerme sentir la traición que está sintiendo en este
momento.
Mi mamá me arrastra a través del camino de entrada hacia su auto, las rocas se
clavan en la parte inferior de mis pies cubiertos con calcetines, cavan lo suficientemente
profundo como para cortar, pero no siento el dolor, si es que hay alguno. Nada podría
compararse con el dolor que reside dentro de mi pecho. Mi padre abre la puerta trasera
del pasajero y mi madre me lleva al asiento. Estoy rota, confundida, una cascara de mí
misma.
Se suben a los asientos delanteros y nos vamos a toda velocidad por el camino de
entrada, la grava se levanta bajo los neumáticos.
—¿Los Bishop, Harlow? ¿Que estabas pensando? ¿Te acostaste con uno de ellos?
Oh Dios, por favor no me digas que dejaste que alguno de ellos te tocara. —Mi madre
gime, puro disgusto en su tono. Me lanza unas diez preguntas más antes de que consiga
encontrar mi voz, mis pensamientos se arremolinan y el pánico aumenta.
—Te salvamos del mayor error de tu vida —ladra mi padre—. Eso fue lo que paso.
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—Que sabemos que tuvieron algo que ver contigo casi muriendo anoche y que
tenemos muchas personas que estaban en ese barco dispuestas a testificar.
Oh, mí jodido Dios. —Les dejaste pensar que yo los engañé… otra vez. ¿No es así?
—¡No hay manera de que lo hayan hecho! Ninguno de los Bishop me empujó.
Oliver fue quien me salvó. ¿Cómo sabes siquiera sobre el barco?
—No importa cómo lo supimos. ¿De verdad pensaste que dejaríamos que nuestra
única hija se fuera sola sin cuidarla? —Pregunta mi madre, y supongo que no debería
sorprenderme. Debería haberlo sabido mejor, saber que alguien me estaría vigilando,
informándoles de cada pequeño detalle.
—¡Sí, deberían haberlo hecho! Pensé que había dejado claro la noche que me fui,
que no quiero volver a verlos. Si hubiera querido tener algo que ver con ustedes, habría
respondido cuando me llamaron. Los hubiera visitado durante el verano. —Puedo contar
con una mano la cantidad de veces que le he gritado a cualquiera de mis padres, pero
esta noche se siente como un déjà vu. Grité la noche que me fui y estoy gritando ahora,
con razón. ¿Cómo carajo se atreven a aparecer aquí, escupiendo mentiras e interfiriendo
en mi vida?
—No seas tan dramática, ya no tienes que defenderlos. Me he pasado toda la vida
luchando contra esa familia y me niego a permitir que mi hija sea corrompida por esos
malvados bastardos. —Mis ojos casi se salen de mi cabeza ante las palabras de mi padre.
podría importarme menos. Estoy tan enojada con ellos. No pensé que pudiera odiarlos
más de lo que ya lo hago, pero una vez más me han demostrado que estoy equivocada.
Página
—Lo juro, Harlow. ¡No fui yo! No he visto ni hablado con tus padres desde antes
de la graduación. Lo prometo, no les dije nada. —Observo su rostro de cerca y no
encuentro nada más que sinceridad. Mis hombros se hunden con la derrota. No fue Shelby.
La conozco lo suficiente como para reconocer si dice una mentira y no miente, pero si no
fue ella, ¿quién fue?
Sosteniendo mi cabeza entre mis manos, digo: —Lo siento. No debería haberte
acusado. Es solo que mis padres pueden ser muy manipuladores. Podrían tenerte
haciendo el trabajo sucio sin que te des cuenta.
—Lo sé, y no te sientas mal, has pasado por mucho últimamente. —Coloca su
mano en mi hombro y levanto la cabeza. Ella me da una débil sonrisa—. Entonces dame
los detalles, ¿enviaste a tus padres a empacar?
—Les dije que me dejaran en paz o iría a la policía. —No quería que llegara a esto.
Incluso después de todo, odio haber amenazado a mis padres, pero no veía ninguna otra
forma de protegerme.
Ya me había mudado a cientos de millas de distancia, les dije que no quería volver
a verlos y aun así me siguieron, intentaban controlarme, manipularme. ¿Qué más se
suponía que debía hacer para alejarme de ellos?
—¿Recuerdas cuando te dije que escuché a mis padres hablar sobre los Bishop?
—Sí, por supuesto.
Ya era tarde y era una noche de escuela, por eso estaba bajando a escondidas a la cocina
para tomar un bocadillo. Me sorprendí cuando escuché voces provenientes de la sala de estar porque
mis padres generalmente se iban a la cama temprano, pero no pensé mucho en eso hasta que escuché
una tercera voz que no reconocí.
—Como siempre, ha sido un placer hacer negocios contigo —dijo un hombre, su voz era
profunda y había una oscuridad cautivadora en su tono que me hizo detenerme a medio paso.
—Creo que hemos sido socios el tiempo suficiente para que empiecen a llamarme Xander
—dijo el hombre.
—Muy bien, Xander —ronroneó mi mamá. Seguido de una risita de niña—. Gracias de
nuevo por ayudarnos con la situación de los Bishop. —Mi mamá dijo su nombre como si le dejara
un mal sabor de boca.
—No hay ningún problema, incriminar a las personas es mi segundo trabajo favorito.
Risa nerviosa burbujeó de las gargantas de mis padres mientras la bilis subía por la mía.
Me tapé la boca con la mano y corrí escaleras arriba. Apenas llegué al baño antes de vomitar el
contenido de mi estómago.
Una vez que pude levantarme del piso del baño, volví a mi habitación y abrí la computadora
portátil. Xander Rossi era su nombre, lo escribí en la barra de búsqueda y oprimí "enter".
Inmediatamente surgió un artículo tras otro. La mayoría de ellos eran del canal de noticias local y
de periódicos.
Shelby me mira en silencio, y luego sus labios se abren —¿La mafia? —pregunta
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—Wow, eso es... wow —dice con los ojos muy abiertos.
—Sí, así que he terminado con ellos. No sé qué estaban tratando de hacer
apareciendo aquí y actuando como si nada hubiera pasado, pero los detuve.
¿Quieren ser mis enemigos de nuevo? Bien. No los necesito ni los quiero. Eran una
molestia, de todos modos, o al menos eso es lo que me digo a mí misma mientras me
preparo para las clases.
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Me paso los siguientes dos días dividida entre querer acercarme a los chicos y
hacer mi mejor esfuerzo para evitarlos. Aparentemente, están haciendo lo último, porque
ni Sullivan ni Banks se presentaron a las clases que compartimos.
Como la adolescente deprimida que soy, camino a la cafetería local por la tarde,
por un chocolate caliente y el más grande brownie de chocolate que tienen.
—¿Para aquí o para llevar? —Pregunta la chica con el cabello de color rosa brillante
y morado que está detrás del mostrador.
—Hola, Harlow —dice una voz familiar. Me vuelvo y encuentro a Caroline parada
a unos metros de distancia—. Parece que tuviste la misma idea que yo —sonríe—. Tomaré
el segundo brownie más grande —le dice a la barista.
—Suena increíble.
—Realmente nos asustaste a todos en el barco, la otra noche. Cuando Oliver te sacó
del agua, tus labios estaban azules. Me preocupaba que no lo lograras.
—En realidad no fue un gran problema —miento. Si fue un gran problema, alguien
había querido lastimarme, quien, no lo sabía, pero tampoco quería preocupar a Caroline
con esa admisión. Espero que no me pregunte si salté.
Tampoco quiero que la gente piense que soy suicida, aunque estoy segura de que
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si pongo mi oreja lo suficientemente cerca del suelo dentro de los círculos de chismes
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—Mhm, entonces ¿por qué parece que estás teniendo la peor semana de su vida?
Una suave risa se escapa de sus rosados labios. —Esa soy yo, el hada madrina de
la amistad. —Una charla suave nos rodea mientras mordisqueamos nuestros brownies.
Me sumerjo aún más en mi bondad azucarada, con la esperanza de que el subidón de
azúcar me dé la fuerza suficiente para pasar el resto del día. Por mucho que no quiera
admitirlo, los hermanos me han arruinado.
—¿Estás segura de que estás bien? —Caroline pregunta de nuevo, colocando una
mano gentil en mi hombro, la preocupación parpadean sus ojos.
—Bueno, pero... —trago, sintiendo la garganta seca de repente—. ¿Qué pasa si son
tres tipos con los que no deberías querer estar? ¿Que fueran malos para ti, pero no puedes
evitarlo?
—Ooo, ¿cómo estos brownies? —Dice, moviendo las cejas y metiéndose otro
pedazo de bondad pegajosa en su boca.
—Te das el gusto, supongo. No lo sé, ¿haces lo que crees que es correcto?
Quiero decirle que no tengo ni idea de lo que está bien o mal, pero no la tengo. No
la aburriré con los detalles de mi dramático fin de semana. No quiero enviarla corriendo
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—Si todavía tiene problemas con inglés, puedo ayudarte. Podríamos encontrarnos
en la biblioteca o algo así una de estas noches. ¿Repasar los apuntes?
—¿Harías eso por mí? —Pregunto, mientras salimos de la cafetería y nos dirigimos
al patio donde probablemente terminaré viendo al menos a uno hermanos e los Bishop.
Es extraño, porque ahora que no me siguen como cachorros perdidos, me encuentro
buscándolos. Quiero verlos. Demonios, los anhelo, mi vientre se aprieta, el calor florece
profundamente dentro de mí cuando pienso en ellos.
—Por supuesto, tienes muchas cosas que hacer y ¿qué tipo de amiga sería yo si no
me ofreciera a ayudarte?
Alegría. Otro truco de los Bishop. Debería haber sabido que las cosas irían de mal
en peor.
—Como, oh Dios mío, es Harlow la puta en carne y hueso —se burla una chica a
unos metros de distancia. Miro hacia arriba y veo que es una de las groupies de la otra
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noche. La que estaba arrastrándose sobre Oliver, o tal vez era Banks, no lo recuerdo, y
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Dispuesto(a) A Follar
Me digo a mí misma que mire hacia otro lado, que reprima mis sentimientos, me
trague mi orgullo y ponga la otra mejilla, pero no puedo evitarlo. Como bilis subiendo
por mi garganta, la ira y la rabia al rojo vivo me atraviesan, y me encuentro cruzando la
distancia que nos separa sin pensarlo.
—Tal vez. ¿Tal vez no? ¿Por qué importa? Lo último que escuché es que si puedes
manejar a tres, puedes manejarlos a todos. —La risa sale a borbotones de ella y de la chica
que está a su lado. Ella también me resulta familiar, pero mi cabeza no está con ella, está
con su amiga.
Ella piensa que es perfecta con su cabello rubio platino y su rostro maquillado,
pero es como el resto, una arrogante zorra. Mis manos se cierran en puños, mis uñas se
clavan en mis palmas.
—¿Qué vas a hacer si lo hice? —Estrecha la mirada y se burla de mí con una sonrisa
come-mierda en los labios. Ya he soportado suficientes tonterías. Vine aquí para escapar,
para alejarme del dolor, el drama, pero parece que simplemente me ha seguido y ya
terminé, terminé.
Reacciono sin pensar y me abalanzo sobre ella como un gato. Retrocedo mi puño
y le doy un golpe en la cara. El dolor irradia por mi brazo mientras un grito que suena
como si la estuviera asesinando sale de sus labios. Nos peleamos por la hierba, sus dedos
se excavan en mi cabello, tirando de las hebras, provocando un dolor ardiente en mi cuero
cabelludo.
Perra. Yo hago lo mismo, y cuando ella comienza a chillar como un cerdo, sus
brazos se agitan y sus manos aterrizan en cualquier lugar que pueden, sonrío,
sintiéndome completamente satisfecho conmigo misma.
—Sé que lo que hizo estuvo mal, pero no puedes ir por ahí golpeando a la gente
—regaña Caroline mientras niega con la cabeza, lanzando mechones de su cabello oscuro
por su cara de pánico. Mierda, sé que tiene razón, pero Dios, eso se sintió bien. Caroline
comienza a alejarme de la multitud y la sigo con gusto, lista para alejarme del embobado
público.
—Bueno, mira quién es —sisea una voz familiar y me hace detenerme a medio
paso—. No puedo tener suficiente atención, ¿verdad?
—Espero que estén felices —les escupo—. ¿Supongo que tuvieron algo que ver con
esto? —Señalo la pancarta.
—No es nuestra culpa que seas tan puta —dice Banks, y veo rojo. Como un toro,
ataco contra él, empujando su pecho con tanta fuerza que retrocede unos pasos hacia
atrás.
—Ojalá fuera cierto. —Oh Dios, espero que tenga razón. ¿Va a estar todo bien?
¿Puedo resolver esto? ¿O esta será mi vida a partir de ahora?
Mi habitación está vacía cuando entro por la puerta. Shelby se ha ido de nuevo y
cuando me doy cuenta de que estoy sola, me rompo. Caigo al suelo como una muñeca de
trapo, cubriéndome la cara con las manos mientras dejo salir todo.
Todo lo que quería era escapar, pero parece que cambié una prisión por otra, la
única diferencia es que esta vez mi corazón está pagando el precio.
EL DÍA SIGUIENTE va igual de mal, tal vez incluso peor. No puedo ir a ningún
lado sin que la gente me mire como si fuera un pedazo de mierda. Las burlas, las risas y
los comentarios de mierda me siguen a donde quiera que voy. Ignorar mi entorno es cada
vez más difícil de hacer.
Intento mantener la cabeza gacha y en uno de mis libros, pero mi mente sigue
vagando hacia los Bishop. No puedo olvidar la forma en que me miraron. Estoy tan
enojada con ellos, por negarse a dejarme hablar, por avergonzarme aún más frente a
todos, pero me duele al mismo tiempo. Mi corazón es un sangriento desastre porque por
alguna razón pensé que tal vez les importaba, que tal vez me amaban.
Mientras camino hacia mi próxima clase por lado oeste del campus, noto a dos
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puedo ver dos sonrisas con hoyuelos formándose en sus labios y solo sé que van a hacer
un comentario sobre mí cuando pasen. Todos los demás lo han hecho, así que no espero
que sean diferentes.
En lugar de eso, uno de ellos hace algo peor, me agarra el trasero. El idiota agarra
mi trasero, sus gruesos dedos se hunden firmemente en la tela de mis jeans. Luego aprieta
con fuerza.
Gritando, me doy la vuelta con los puños cerrados y las fosas nasales dilatadas
—¿Qué demonios te pasa? —digo con los dientes apretados.
Se aleja, siguiendo a su amigo que está un par de pasos por delante, también
sonriendo y riendo. Pendejos. Ambos tienen suerte de haberse marchado. Les habría
pateado el culo si tuviera que hacerlo.
No es hasta que llego al aula que me doy cuenta de que estoy temblando. No estoy
segura si es solo por la ira o si estoy un poco conmocionada porque ese tipo me agarró.
Mis emociones están tan fuera de control que es difícil determinar su origen.
Como imanes atraídos entre sí, sus ojos encuentran los míos inmediatamente. Por
el momento más breve, creo que está feliz de verme, con una sonrisa en sus labios, luego,
como si recordara dónde estamos, su rostro se vuelve de piedra. Con una máscara
cuidadosamente colocada sobre sus rasgos, entra y toma asiento dos filas frente a mí. Mi
corazón comienza a latir salvajemente, mi garganta se aprieta y mi pecho duele.
Verlo es una tortura, especialmente ahora cuando todo lo que quiero hacer es
correr hacia él, enterrar mi cara en su pecho e inhalar su dulce aroma. Me siento débil por
necesitarlo y se siente tan mal que todavía lo desee como lo hago.
que debería pensar con quién comparto clases antes de decidir lanzarme sobre ellos.
Ella levanta la nariz y se pavonea por el salón como si fuera su propia pasarela
personal, y espero que alguien ponga un pie para poder verla caer al suelo. Naturalmente,
se sienta junto a Banks, quien, por supuesto, pasa el brazo por el respaldo de la silla.
Exhalando, aprieto los dientes.
Me digo a mí mismo que no importa, que ella no, que él no, pero sería mucho más
fácil si realmente pudiera creer lo que me digo a mi misma. Mirándome por encima del
hombro, me da una sonrisa de petulante, como si hubiera ganado algo, y no puedo evitar
apreciar la forma en que su sonrisa es un poco desigual. Es posible que haya podido
cubrir la piel azul y negra con maquillaje, pero no puede ocultar que su mejilla todavía
está hinchada por el golpe. Esperaba meterme en algún tipo de problema, pero nunca
sucedió.
—Deja de verte tan horrible —respondo, cruzando los brazos sobre mi pecho. Ella
ya piensa que soy una perra y prefiero que me vean como eso a que me empujen. Me
tumbé, tomé el odio, dejé que los Bishop me intimidaran, pero terminé.
—No estoy celosa —miento, porque seamos honestos, estoy celosa—. Mayormente
enojada, pero también, siento lastima por ti, que hayas tenido que caer tan bajo y
engancharte con alguien así —levanto mi barbilla hacia Tiffany—. Es triste que estés
tratando de reemplazarme, como si ella pudiera hacerlo alguna vez, pero como sea, ella
puede tener mis sobras.
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La alarma de mi teléfono suena, el molesto timbre me hace saber que mi ropa está
seca. Dejo mi kindle, agarro mi cuchara, la tiro al fregadero y vuelvo a poner el tarro de
helado en el congelador. La mayoría de las personas de mi edad salen de fiesta los viernes
por la noche, pero yo prefiero leer y relajarme en el dormitorio. Sería bueno si Shelby
estuviera aquí, pero tienen un artista muy importante viniendo a la ciudad, por lo que se
quedará trabajando en la galería de arte todo el fin de semana. Sin embargo, sea lo que
sea, mientras ella esté feliz, yo estaré feliz por ella.
Salgo de mi dormitorio y me dirijo hacia abajo, mis pies cubiertos con zapatos tenis
apenas hacen ruido contra los escalones mientras salgo al edificio lateral. Allí se
encuentra la lavandería de los estudiantes. Si mi mamá se enterara de que estoy lavando
mi propia ropa, se horrorizaría. No lavé mi primera carga hasta hace unas semanas, y al
principio fue una especie de pesadilla, tanto para Shelby como para mí. Me enorgullece
decir que he mantenido los trabajos de teñido accidental y las manchas de lejía al mínimo.
Son las diez pasadas y la mayoría de los estudiantes están de fiesta, lo que deja el
área de dormitorios tranquila y vacía. Doy la vuelta al edificio en la oscuridad de la noche.
Solo dos lámparas iluminan la acera mientras me apresuro alrededor del edificio.
Probablemente me lo esté imaginando, pero tengo la extraña sensación de que alguien
me está mirando. Como un sexto sentido, los vellos de la parte posterior de mi cuello se
erizan cuando un escalofrío me recorre.
tan inmaduro, saco otro puñado de ropa. Rezo para que ese sea el final de la crueldad,
pero debería saberlo mejor. Uno de mis suéteres favoritos ha sido destruido. Me
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estremezco cuando veo la palabra PUTA escrita en la tela rosa, rayas de tinta negra se
filtran en el suéter y sé que tendré que tirarlo. Sé que es solo un suéter, pero es mío, me
pertenecía.
Una a una, reviso cada pieza de ropa. Cada una tiene algo escrito en ella, algo
horrible y ofensivo, y algo que no me representa como persona en absoluto. Pero la
persona que escribió estas odiosas palabras no lo sabría, porque cree solo lo que quiere.
Querían venganza, bueno, la habían conseguido y la próxima vez que los viera les
iba a decir eso. Voy a dejarles ver lo rota que estoy. Merecía el dolor, el odio, la ira la
primera vez, pero ¿esto? No. Ya es suficiente. La aparición de mis padres no fue culpa
mía, alguien me tendió una trampa, al igual que con el barco, y si me hubieran escuchado,
tal vez las cosas serían diferentes.
Con mi cesta llena con ropa destruida en la mano, camino rápidamente de regreso
a mi dormitorio. Mi visión está borrosa con lágrimas no derramadas que trato de apartar.
Hay un hormigueo en la parte posterior de mi cuello, es la misma sensación que tuve
antes.
Alguien me está mirando. ¿Y si es la misma persona que me empujó fuera del barco?
El pánico se apodera de mí y tomo la esquina un poco demasiado rápido, golpeando el
borde del cesto contra la pared. El impacto envía el cesto al suelo tirándolo fuera de mis
manos. La ropa se derrama sobre la acera y forma una gran pila de prendas.
A la mierda mi vida.
estómago, como si algo malo estuviera a punto de suceder. Tengo esta repentina
necesidad de gritar, y así lo hago.
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Un grito espeluznante sale de mi garganta justo cuando una figura grande aparece
a mi lado. Me apresuro hacia atrás, aterrizando sobre mi trasero, el dolor recorre ambas
mejillas mientras la figura se agacha a mi lado. Su gran mano se extiende hacia mí y si no
hubiera reconocido el rostro unido a esa mano, probablemente habría sufrido un ataque
al corazón.
—Cálmate —la voz profunda de Oliver llega a mis oídos, sus ojos escudriñan mi
rostro. ¿Puede ver las lágrimas, la tristeza en mis ojos?— ¿Qué sucede contigo? Te ves
como si alguien hubiera pateado a tu perro y orinado en tus Cheerios6.
—¿Que pasa conmigo? ¿Qué pasa contigo? En realidad, ¿qué les pasa a todos
ustedes? ¿Me has estado vigilando de nuevo? Puedo sentir ojos sobre mí.
—Detente, nadie te ha estado vigilando. —Lo dice como si estuviera loca por
pensarlo, y demonios, tal vez lo esté, tal vez todo esté en mi cabeza.
—¿Qué pasa? —pregunta de nuevo, su voz más suave y no puedo evitar estallar
en carcajadas. No es una risa de "ja, ja, eso es gracioso", es una risa triste y sin humor con
un sollozo de por medio.
Y como un río con orillas desbordantes, las palabras fluyen libremente por mis
labios.
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Cereal con forma de aritos.
—¿Quieres saber qué pasa? Te quiero, los quiero a los tres, incluso después de
todo, te quiero y confía en mí, sé que no debería, sé que está mal y nunca, nunca
funcionará, y sé que has vuelto a odiarme. Pero, al menos admito cómo me siento. —Un
momento de silencio se instala entre nosotros mientras deja que las palabras se hundan
mientras continúa acariciando mis mejillas con tal suavidad que se necesita todo en mí
para no sumergirme en su toque.
Juro que mi corazón se rompe un poco más dentro de mi pecho cuando se inclina
hacia adelante y presiona un suave beso en mi sien. Sus labios arden en mi piel y todo mi
cuerpo comienza a temblar.
¿Amor? Veo su nuez de Adán moverse hacia arriba y hacia abajo mientras traga.
Se vuelve para alejarse y yo anclo los pies al suelo para evitar ir tras él.
Me giro y doy un paso antes de detenerme repentinamente una vez más. De pie a
unos metros de mí, con los brazos cruzados sobre el pecho está Shelby.
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—¿Qué demonios estás haciendo, Harlow? ¿No han hecho lo suficiente? —Me
regaña.
—Tienes toda la razón, no lo entiendo. No entiendo cómo puedes ser tan ingenua
y dejar que jueguen así contigo. ¿No han demostrado una y otra vez que están tras de ti?
No te aman, ni siquiera les gustas. Dejaste que te hicieran esto, dejaste que te rompieran y
luego soy yo a quien acudes para recoger los pedazos.
Sus palabras me rebanan como un cuchillo sin filo. Duelen increíblemente mucho,
especialmente porque en cierto nivel sé que ella tiene razón. Los dejé acercarse, dejé que
me tocaran y me besaran, porque quería que lo hicieran, sin importar las consecuencias.
Querían herirme, y los dejé, pero la forma en que Oliver me miró, las palabras que dijo.
Dijo amor, dijo que me amaba y en el fondo de mi corazón siento que no estaba
mintiendo. Él me ama y yo lo amo.
—Lamento que te sientas así, Shelby. Pero no puedo evitar cómo me siento, y creo
que en el fondo ellos sienten lo mismo por mí.
Gira sobre sus talones y antes de que pueda decir una palabra más, veo a mi mejor
amiga alejarse. La única persona que se ha quedado conmigo a lo largo de los años se está
alejando de mí, y no hay nada que pueda hacer para impedirlo.
Todo lo que sé es que pueden cortarme con sus ojos y matarme con su odio, pero
aun así me levantaré al día siguiente, como el sol elevándose en lo alto en el cielo. No
dejaré que me impidan brillar.
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A la mañana siguiente, me despierto con los ojos hinchados y una costra pegada a
mis pestañas por haber llorado toda la noche. Frotándome la mugre de los ojos, me siento
en la cama, por un momento creo que mi visión está alterada, pero luego veo que la cama
individual al otro lado de la habitación está vacía.
Estoy sola, la cama de Shelby todavía está hecha, haciéndome saber que anoche no
volvió a casa. ¿Perdí a mi mejor amiga? Tomo mi teléfono de la mesa de noche y
compruebo si ella si me llamó, o incluso envió un mensaje de texto. Cuando veo que no
hizo ninguna de las dos cosas, mi corazón se hunde un poco más en mi estómago.
¿Qué me está pasando, y a mi vida? Se suponía que mudarme aquí mejoraría las
cosas, pero parece que solo me aisló, me hizo más débil, más triste, lo cual es difícil de
creer ya que estaba segura de que nada podría destruirme como lo habían hecho las
mentiras de mi padre.
Guardo mis libros y cuadernos en mi mochila y tomo una barra de granola para
comer de camino a Psicología Social. Es la única clase que comparto con Sullivan y he
estado temiendo ir toda la semana. De los tres hermanos, Sullivan es el que más me ha
evitado.
Arrastrando mis pies hacia la clase, llego justo a tiempo. Sullivan ya está sentado
en su asiento, con los ojos fijos en el profesor, como si no pudiera esperar a que comience
la clase. Sus brazos están cruzados sobre su pecho, la tela de su camisa se tensa, haciendo
que sus brazos parezcan aún más musculosos. Internamente me maldigo a mí misma por
haberme dado cuenta, por pensar en lo fuertes que se sentían sus brazos cuando me
envolvían, haciéndome sentir segura, protegida.
No debería codiciar a uno de los hombres que han hecho de mi vida un infierno,
al enemigo, al acosador. Pero como un mal hábito, simplemente no puedo dejar mi
adicción a los Bishop. Todo el camino hacia mi mesa lo miro por el rabillo del ojo. Los
ojos de Sullivan nunca se apartan de la pizarra. Ni siquiera me mira cuando paso junto a
él, pero sé que sabe que estoy allí. No necesito que me mire para saber que mi presencia
lo afecta.
Sé que él puede sentir cuando estoy cerca, como yo puedo hacer con él y sus
hermanos. Puedo decirlo por la forma en que su mandíbula se flexiona y su espalda se
endereza ligeramente, como si estuviera nervioso. Si fuera un perro, sus orejas estarían
levantadas en este momento, escuchando y vigilando el peligro.
Cuando llego a mi asiento, me desplomo en él, haciendo todo lo posible por fingir
que no me afecta que él esté aquí. Dejando mis libros y mi cuaderno sobre el escritorio,
me mantengo ocupada, haciendo que parezca que estoy haciendo algo. El profesor
comienza su conferencia, pero no importa cuánto trato de prestar atención, no puedo.
Como una señal nerviosa, paso toda la clase masticando la punta de mi lápiz. He
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escrito algunas notas, pero para ser honesta no escuché ni la mitad de lo que se dijo, mi
mente estaba ocupada con el idiota de cabello castaño y ojos azules sentado a cinco
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asientos de mí, el imbécil que ni siquiera me ha mirado una vez. Esperaba que se enojara
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Pie Grande o Sasquatch --según el nombre que le dan los pueblos indígenas originarios de Norteamérica, es una
criatura legendaria con el aspecto de un primate de gran tamaño.
por la aparición de mis padres, por las cosas que le dijeron a sus hermanos, pero nunca
esperé que me diera la espalda. Supongo que, en todo caso, estoy decepcionada de él, del
hecho de que de los tres hermanos él ni siquiera me escuchó.
Todo sobre nosotros está mal. Querer estar con ellos, está prohibido, como una
fruta envenenada que cuelga frente a mí. Pero siempre se me escapan de entre los dedos.
Escapo de los confines del salón y salgo por las puertas dobles hacia la acera.
Con mi mochila colgada del hombro y mi libro de Literatura inglesa debajo del
brazo, comienzo a caminar hacia mi próxima clase. Me apresuro, no quiero llegar tarde a
otra clase. Poniendo un pie delante del otro, concentrándome en mis pasos, no noto a la
persona que se me acerca hasta que es demasiado tarde.
número de móvil pintado en ella—. ¿Qué carajo? Te envié algunas bonitas fotos de penes,
pollas y bolas, y esperaba que me enviaras algo a cambio.
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—¿No sabes que es de mala educación no devolver el favor? Supongo que
podemos dejarlo pasar, pero solo si nos dejas ver lo que tienes debajo de ese suéter
—interviene el segundo tipo, lamiendo sus labios como si fuera un filete medio crudo
esperando a ser devorado.
—Whoa, ¿a dónde demonios crees que vas? No hemos terminado aquí, cariño. Te
mostré la mía y ahora me vas a mostrar la tuya —dice con lascivia, su mirada vagando
sobre mi pecho y aunque no estoy mostrando escote, nada de piel en realidad, me siento
expuesta.
—No lo creo —espeto, tratando de liberar mi brazo de su agarre, pero eso solo lo
anima más, y clava sus dedos más profundamente en mi carne. Para empeorar las cosas,
el segundo hombre me agarra del otro brazo y, antes de que pueda detenerlos, me
arrastran hacia la parte trasera del edificio.
—¡Suéltenme! —El pánico recubre mis palabras. Bien podría no haberlas dicho en
absoluto porque me ignoran como si no hubiera dicho nada.
Nunca escaparé, nunca podré luchar contra ellos. Temor oscuro como la tinta
nubla mi mente, y siento lágrimas formándose en mis ojos.
—Generalmente, cuando una mujer dice que no, quiere decir que no. —Sullivan
gruñe, el sonido de su voz calma el pánico que amenaza con apoderarse de mi cuerpo.
Estoy tan aliviada que podría arrodillarme en el suelo para darle las gracias.
a ella le gusta que más de un chico la folle, de ahí que tú y tus hermanos la usen —replica.
Sus risas suenan extrañas.
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Sullivan no responde, al menos no con palabras. Con una velocidad sobrehumana,
catapulta su puño a la cara de uno de los idiotas que se ríen entre dientes, silenciándolo
en un instante. El tipo se tambalea hacia atrás por el golpe, soltando mi brazo mientras lo
hace.
Por un momento estoy aturdida, como un ciervo en medio de la carretera, con los
faros encendidos. El otro tipo cierra sus manos en puños y parece que los tres podrían
comenzar a pelear, pero luego Sullivan da un paso amenazante hacia adelante, su pecho
inflado, su rostro en un gesto furioso, esas enormes manos cerradas en puños apretados.
Parece un vikingo en pie de guerra, listo para destruir y matar todo y cualquier cosa que
se interponga en su camino.
A pesar de que son dos contra uno, se acobardan ante él, dando unos pasos hacia
atrás antes de darse la vuelta para alejarse, bueno, más bien para correr.
Me froto los brazos donde la piel se siente magullada por ser agarrada con tanta
fuerza. Sullivan mira en dirección a los dos imbéciles, antes de volver su atención hacia
mí. Con la mandíbula apretada y el asesinato en sus ojos azules, parece que quiere
perseguirlos para darles una lección. Solo entonces dejo que lo que casi sucedió, lo que
hubiera sucedido si él no hubiera estado allí, se asimile. El miedo inunda mis venas,
convirtiendo la sangre caliente en aguanieve helada. Todo mi cuerpo comienza a temblar,
mi corazón amenaza con salirse de mi pecho. Un brillo de sudor se forma en mi frente.
—¿Ha ocurrido esto antes? —Exige, su mano agarrando los músculos tensos de su
cuello. La tensión se escapa de él y golpea contra mí. Estoy aterrorizada, pero debajo de
ese miedo hay algo más, ira, tristeza, dolor, y sale a la superficie como un submarino
rompiendo el agua del océano.
abrazo. El silencio se extiende entre nosotros, estar tan cerca de él me jode la cabeza.
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Quiero besarlo y golpearlo. Decirle que no hice nada malo y hacer que me ruegue por
perdón, pero antes de que pueda hacer cualquiera de esas cosas, su sensual voz rompe el
silencio.
Sin siquiera mirarme, comienza a caminar hacia el edificio principal. Sé que espera
que lo siga, pero no puedo hacer que mis pies se muevan. Parada allí como si tuviera
raíces, lo veo alejarse. Se detiene después de unos metros cuando se da cuenta de que no
lo estoy siguiendo. Quiero que siga caminando, pero también quiero rogarle que se dé la
vuelta, que me tome en sus brazos. Estoy en conflicto, confundida, rota.
—No seas estúpida, vamos, no te voy a hacer nada. Solo me aseguro de que llegues
a la clase —dice por encima del hombro.
Sacudiendo la cabeza, digo —Creo que ya tuve suficiente por hoy. No puedo hacer
esto ahora. Voy a volver a los dormitorios —le digo, pero aun así mis piernas no avanzan,
se siente como si estuviera atascada en el barro. No atascada, ahogada. Todo lo que quiero
hacer es volver a mi habitación, encerrarme dentro, meterme en la cama, cubrirme la
cabeza con la manta y olvidar. Olvidar a los hermanos, lo que acaba de pasar, la rivalidad
y todo el drama familiar que conlleva. Quiero enterrarlo todo, cavar un hoyo y tirarlo
adentro.
—Bien, te llevaré allí en su lugar. —Se da la vuelta y comienza a caminar hacia mí,
pero aun así no me muevo, a menos que cuentes que mis rodillas golpeándose juntas.
Cuando se da cuenta de que no planeo moverme, suspira, como si yo fuera una molestia
para él.
No quiero necesitarlo a él, a ellos, pero no puedo evitarlo. Soy débil, débil por la
única cosa que no debería querer, el enemigo.
Sorprendiéndome aún más con sus acciones, se acerca y me rodea con un brazo.
Sujetándome cerca de su lado, suavemente comienza a guiarme de regreso a los
dormitorios. Mis pasos aún son inseguros, pero con él a mi lado, estabilizándome, mis
piernas parecen estar bien. El camino a los dormitorios no es largo, pero hoy parece que
lleva una eternidad. Lo cual no me importa, no cuando me da más tiempo con Sullivan.
cerca como para sentir el calor desprendiéndose de él, se siente como el cielo, como un
Página
bálsamo curativo contra una herida. Mi visión se nubla, grandes y gordas lágrimas
comienzan a caer de mis ojos deslizándose por mis mejillas. Llorar es debilidad, pero
estoy exhausta, cansada de apenas mantenerme unida.
—Sí, conmigo, ¿a la casa? —Su pulgar roza mi labio inferior. El gesto acaricia algo
profundo dentro de mí, algo primitivo, algo que está esperando florecer y liberarse. No
puedo explicarlo, pero lo siento.
—¿Todavía me quieres? —No sé cómo se las arreglan las palabras para salir de mis
labios.
Los ojos azules de Sullivan brillan con calor —Querer no es exactamente la palabra
que usaría. Te necesitamos, como tú nos necesitas. La forma en que actúas, es la misma
forma en que Oliver, Banks y yo hemos estado actuando desde que aparecieron tus
padres.
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Sullivan niega con la cabeza —Ven conmigo, al menos por esta noche.
Debería decir que no, entrar en mi dormitorio y acostarme en mi cama, sola, para
siempre sola, pero no puedo. Físicamente, emocionalmente, no puedo y no quiero. Los
necesito, igual que ellos me necesitan a mí.
—¿Les dirás que no fui yo, que no llamé a mis padres? ¿Me ayudarás a hacerles
entender? —Pregunto.
—Me crees, ¿verdad? —El aire se evapora de mis pulmones mientras espero su
respuesta. Observo su nuez de Adán mientras traga.
—Sí, Harlow. Te creo, ahora vamos. Hablaré con mis hermanos, los haré volver al
equipo Harlow. —Alejando su brazo, me envuelvo alrededor de su cintura de nuevo,
sosteniéndolo con fuerza, solo para asegurarme de que esto es real y no un sueño
enfermizo.
—Estás bien ahora, todo está bien. —Sullivan susurra, una mano acariciando mi
espalda. Cierro los ojos con fuerza y disfruto de sus palabras.
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Me quedo dormida de camino a la residencia Bishop, acurrucada de costado contra
la puerta del jeep de Sullivan. Mis ojos parpadean y se abren cuando el coche se detiene.
Me toma un momento darme cuenta de que hemos llegado a la casa. Estoy más que
exhausta, mi vida se está oficialmente desmoronando y todo lo que quiero hacer es
arrastrarme debajo de una roca y esconderme del mundo entero. Miro fijamente a la
monstruosa casa frente a mí a través del parabrisas. Estoy preocupada. Tengo miedo de
cómo van a reaccionar Oliver y Banks cuando me vean entrar por la puerta principal.
—Un poco —confieso, sintiendo que todas mis emociones están en exhibición.
—Todo estará bien —murmura con dulzura antes de salir del coche. Abro mi
propia puerta y salgo. El corto paseo hasta la puerta de entrada pasa en un instante.
Sullivan gira la perilla y entra conmigo siguiéndolo de cerca.
Lo sigo paso a paso mientras entra a la sala de estar, casi como si fuera mi escudo
humano, protegiéndome de la ira de sus hermanos.
Banks está sentado a su lado, mirándome, pero sin decir nada y tengo la necesidad
de darme la vuelta y salir corriendo por la puerta principal.
—A la mierda con eso. No hay forma de que la dejemos quedarse aquí —habla
Banks por primera vez, su voz tan dura como sus rasgos faciales—. He terminado. He
terminado con todo esto. —Declara.
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Mi corazón se hunde aún más. Me van a echar. Sabía que lo harían, pero todavía
me duele aceptarlo. Dejo que mi cabeza cuelgue hacia abajo, pegando mi barbilla a mi
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pecho, y me doy la vuelta para irme, pero Sullivan me detiene, su cálida mano agarrando
mi codo.
—Sube a mi habitación, enseguida voy —me dice, levantando la barbilla hacia la
escalera.
—Positivo —me asegura—. Ve, ahora mismo voy. —Me da una sonrisa
tranquilizadora y llámalo debilidad o necesidad de atención, pero en contra de mi mejor
juicio, hago lo que dice. Dejo que mis pies me lleven por la gran escalera.
—Esto tiene que parar, Sullivan, acordamos que esto no iba a suceder, que tú no
ibas a... —La voz de Oliver baja peligrosamente y la bloqueo, iniciando mi caminata por
las escaleras. Arrastro mis pies por el alfombrado pasillo, hasta que llego a la habitación
de Sullivan.
Mis ojos se cierran, mientras inhalo y exhalo lentamente, el aire pasa por mis labios
con facilidad. Permanezco así durante mucho tiempo, hasta que finalmente el cansancio,
el miedo y el dolor de fingir que todo está bien se apoderan de mí y me quedo dormida,
con el aroma calmante de Sullivan rodeándome.
Sentándome en la cama, paso una mano por mi pecho alisando mi ahora arrugado
suéter. El agua se cierra y escucho que la puerta de la ducha se abre y se cierra. Solo
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entonces me doy cuenta de que Sullivan debe estar detrás de esa puerta y, obviamente,
muy desnudo. Mis mejillas se calientan estúpidamente y mi vientre se estremece al
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pensarlo.
La puerta se abre y Sullivan entra en la habitación vestido nada más que con una
toalla blanca envuelta alrededor de su cintura. Se me seca la boca y creo que mi corazón
da un vuelco. No sé dónde mirar primero, sus cincelados abdominales, o sus hombros, o
su rostro, o la deliciosa V de músculo que conduce a una tierra en la que no debería estar
pensando. Ningún hombre debería verse tan bien como él, simplemente no es justo.
Sullivan comienza a dirigirse hacia la cama, con cada uno de sus pasos mi pulso
se acelera, zumbando fuertemente en mis oídos. Muerdo mi labio inferior, haciendo todo
lo posible por ignorar su presencia, pero es mucho más difícil de lo que uno pensaría. No
debería pensar en él así, desnudo, mojado, nuestros cuerpos deslizándose juntos. Para
cuando él está de pie frente a la cama, y a solo unos centímetros de mí, mi pulso está todo
acelerado.
—Me estás mirando como si tuvieras miedo de que te coma. —La sonrisa que me
da podría prender fuego a las bragas.
—Y-yo acabo de despertar —digo, sobre todo porque no puedo pensar en nada
más que decir.
—Lo noté —esa característica sonrisa se ensancha, como si supiera el poder que
tiene sobre mí—. ¿Quieres darte una ducha también?
—Bueno, me acabo de dar una ducha, pero podría ayudarte a quitarte la ropa... Y
con otras cosas, por supuesto. —Sus espesas cejas se mueven juguetonamente.
desnudos. Juntos. Puede que no tenga experiencia, pero no soy estúpida. Sé lo que pasa
cuando la gente se desnuda y no habla mucho.
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Trago, pero no queda saliva en mi garganta, mi boca se siente seca como si hubiera
tragado una taza de arena. —Bien —respondo dócilmente, mis mejillas arden.
Me lamo los labios. Quiero esto ¿A él y sus hermanos? Obviamente, los quiero,
pero ¿quiero tener sexo? ¿Quiero que mi primera vez sea con el mismo chico que me dio
mi primer beso, mi primer orgasmo? No debería querer que fuera él, no después de todo
lo ocurrido, pero se siente como si estuviera completa cuando estamos juntos y quiero
estar completa, tanto.
Con una sonrisa, se acerca, sus movimientos son elegantes, suaves, como un gato
caminando por la noche. Mi cuerpo está ardiendo, siento como si tuviera fiebre. Empiezo
a levantar mi blusa y hago una pausa.
—También los quieres, ¿no? Nos quieres a los tres. —No hay juicio en sus ojos, no
hay ira. Simplemente está diciendo la verdad.
—Y puedes tenernos, a todos nosotros, pero no esta noche. Esta noche eres toda
mía. —Su voz es baja, seductora. Estirándose hacia mí, me quita algunos mechones de
cabello de la cara, el simple toque envía mis terminaciones nerviosas ya estimuladas a
toda marcha.
Considero decirle que soy virgen, pero decido no hacerlo. ¿Y si cambia de opinión
por eso? No quiero arruinar el momento. Tengo poco tiempo para detenerme en ese
pensamiento antes de que Sullivan se abalance sobre mí. La toalla alrededor de su cintura
se desliza hasta el suelo y jadeo, justo cuando él toma mis mejillas entre sus manos. Me
besa, suavemente, pero con un hambre subyacente que me tiene ansiosa por más. Me
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besa hasta que me quedo sin aliento, hasta que mi pecho palpita y mis manos tiemblan,
hasta que mis labios se hinchan. Hasta que no queda nada más que nosotros dos.
Página
Solo deja de besarme el tiempo suficiente para ayudarme a quitarme la ropa.
Sumergiendo sus dedos en la cintura de mis jeans, los arrastra por mis piernas junto con
mis bragas, dejándome desnuda ante él. Lanzándolos por encima de su hombro, aterrizan
en el suelo en algún lugar detrás de él. Mi sostén es el siguiente en irse. Extiende la mano
a mí alrededor y con hábiles dedos de alguna manera es capaz de deshacer el cierre. Mis
pechos caen hacia adelante sin el soporte de mi sostén.
Con una sonrisa diabólica que siento hasta los dedos de mis pies, arroja el artilugio
sobre su hombro al igual que hizo con el resto de mi ropa. Luego hay silencio mientras
se toma un momento y solo me mira y yo hago lo mismo en respuesta.
Sus pupilas están dilatadas, sus ojos parecen negros en lugar de su azul tormentoso
normal. Su pecho sube y baja rápidamente, y su mandíbula está apretada en una dura
línea. Se ve muy guapo. Mis ojos vagan más abajo, pasando por su estómago bien
definido y por el rastro de vello castaño rojizo que me lleva directamente a su muy erecto
pene. Trago saliva, he visto pollas antes, pero nada podría prepararme para que una de
ese tamaño entrara en mí.
Arrogante imbécil.
—Voy a ser amable contigo, princesa. —Su guiño me hace sonreír tímidamente,
no puedo evitarlo. No tengo idea de qué demonios estoy haciendo aquí—. Pero primero...
—Se inclina sobre mí, su cuerpo se cierne sobre el mío mientras baja su cabeza hacia mi
pecho. Su lengua caliente y húmeda se arrastra sobre mi hinchado pezón antes de cerrar
la boca alrededor del apretado pico y comenzar a chupar.
Gimo, mis manos vagan sobre la tonificada espalda y los hombros de Sullivan,
acercándolo aún más. Incapaz de quedarme quieta, mi cuerpo se mueve como una
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Trago el nudo de miedo que se forma en mi garganta y asiento con la cabeza, mis
manos se aferran a las sábanas mientras él se sitúa sobre su vientre, abriendo más mis
piernas para acomodar su enorme cuerpo entre mis muslos.
Baja la cabeza, llevando su boca a mi centro. Puedo sentir su aliento caliente en mis
ya resbaladizos pliegues, y me estremezco ante la avalancha de sensaciones que me
recorren. Apenas me aferro a la realidad, estoy colgando de un hilo y luego siento su
lengua arrastrándose por mis partes más sensibles. Es un breve toque, una caricia, una
sensación tan extraña, tan intensa, que apenas puedo manejarla. Nadie me ha hecho esto
nunca, nadie me ha tocado de esta manera y todo lo que puedo pensar es que quiero más,
necesito más. Como una adicta, estoy desesperada, dispuesta a vender mi alma por mi
próxima dosis.
Mis manos abandonan las sábanas y encuentran su camino hacia su espeso, sedoso
y suave cabello. Pasando mis dedos a través de los mechones, paso mis uñas por su cuero
cabelludo. Él suelta un gemido gutural, el sonido vibra a través de mi núcleo, haciendo
salir un gemido de mis propios labios.
—Ahhhh...
—Sabes exactamente como sabía que lo harías. Como fresas con crema —su hábil
lengua se desliza sobre el sensible haz de nervios y mis caderas se elevan, una sacudida
de placer recorre mi columna.
La necesidad crece, comenzando desde detrás de mis ojos y a través de cada centímetro
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de mi cuerpo, por reflejo aprieto mis muslos, pero a Sullivan no le importa, él continúa
lamiendo y chupando mientras yo me pongo más y más resbaladiza, mi excitación casi
se derrama fuera de mí.
Cuando estoy segura de que las cosas no pueden mejorar, desliza un dedo en mi
canal, sin dejar de presionar mi clítoris. Bombea dentro y fuera de mí unas cuantas veces,
antes de agregar un segundo dedo y estirarme deliciosamente. Cayendo contra las
almohadas, muerdo mi puño para evitar gritar en voz alta mientras me toca, mientras
chupa mi clítoris con una necesidad implacable.
Una luz cegadora destella ante mis ojos, y mis caderas suben y bajan mientras un
placer indescriptible se apodera de mi alma. Las embestidas de Sullivan disminuyen,
mientras me deslizo por la montaña del placer.
—Oh, Dios mío —gimoteo cuando las últimas ondas de placer han atravesado mi
cuerpo. Sullivan se ríe contra la piel sensible de mi muslo, su aliento me hace cosquillas.
Ni siquiera quiero saber qué tan bien se sentirá el sexo si esto se siente así de
increíble y todo lo que hizo fue usar sus dedos y lengua.
Antes de que pueda recuperar el aliento, comienza a besar ese mismo trozo de piel
y continúa moviéndose hacia arriba, salpicando besos con la boca abierta sobre mis
muslos, vientre, costillas y todo el camino hasta mis pechos.
Condón. Oh mierda, casi lo olvido. Mirándome con cruda necesidad, abre el plateado
cuadrado con los dientes. Sacando el condón, estira una mano entre nosotros. Una parte
de mí quiere echar un vistazo y ver cómo se lo pone, pero no creo que pueda apartar mis
ojos de los suyos. Es como si estuviéramos conectados el uno al otro, una sujeción
invisible nos ata.
centro, y abro mis piernas aún más para él. La suave cabeza choca contra mí todavía
sensible clítoris y mis muslos se aprietan automáticamente con la sensación.
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—Relájate —susurra en mi oído mientras comienza a frotar la cabeza de su polla
hacia arriba y hacia abajo, a través de mis pliegues, esparciendo mis jugos sobre su polla
antes de regresar a mi entrada.
Sosteniendo con un brazo la parte inferior de su cuerpo contra el mío, sus caderas
se presionan contra las mías como la pieza faltante de un rompecabezas, la cabeza de su
polla presionando contra mi entrada. Con una dulzura que no sabía que podía poseer,
entra en mí lentamente, estirando mis paredes, haciéndome tomar todo su grosor.
Me siento llena, tan llena, y sé que solo ha entrado unos centímetros. Jadeo cuando
un pequeño pinchazo y una leve quemadura recorren mi centro mientras su polla rompe
la resistencia, tomando mi virginidad. Le he dado todas mis primeras veces y mi corazón.
Sullivan ni siquiera debe darse cuenta, porque sigue empujando dentro de mí hasta que
no hay ningún otro lugar a donde ir, la cabeza de su polla chocando contra el fondo de
mi canal.
—¿Quieres que te folle duro y rápido o lento y suave? —El filo de su voz y la
crudeza de sus palabras me asustan un poco, pero me recuerdo a mí misma que éste es
Sullivan.
Mi Sullivan.
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—Lento, por favor —respondo con voz firme. Con la mandíbula apretada, sale
de mí del todo, el aire se escapa de mis pulmones con la sensación, y antes de que
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—Siempre supe que sería así de bueno. —Sullivan gruñe, y se ve tan hermoso en
este momento, con los ojos cerrados, su cuerpo tensándose sobre el mío. Quiero recordar
este momento por el resto de mi vida, el único y singular momento de la historia cuando
Lockwood y Bishop se convirtieron en uno. Porque eso es lo que es la historia y la vamos
a reescribir.
—Quiero que me digas cuando estés cerca —ordena Sullivan, y asiento sin poder
formar una palabra coherente.
Mis labios se abren formando una O. Y cada vez que él toca fondo dentro de mí,
una onda de placer me recorre. Con una sonrisa salvaje, Sullivan coloca su pulgar contra
mi sumamente sensible manojo de nervios y con todas esas sensaciones que me invaden,
no me toma mucho tiempo alcanzar mi punto máximo.
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—Y-yo... me corro —jadeo, apenas dejando salir las palabras antes de que mis
muslos comiencen a temblar y los dedos de mis pies se curven. Mi espalda se arquea
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sobre la cama, y Sullivan comienza a maldecir mientras me sostiene en mi lugar, mi coño
apretando su polla con una malvada venganza.
—Jódeme —su ritmo se acelera, su agarre se aprieta en mis caderas con más fuerza,
su cabeza se inclina hacia atrás mientras el eufórico placer se apodera de su cuerpo. Y
luego siento su polla palpitar dentro de mí mientras deja escapar un profundo gruñido
animal antes de estrellarse contra mí por última vez.
Sin querer que deje de tocarme, me doy la vuelta hacia él, planto mi cabeza en su
pecho y coloco mi brazo sobre su torso. Cierro los ojos y aspiro profundamente. Con mi
oído justo encima de su corazón, puedo escuchar el ritmo constante con claridad, como
mi propia canción de cuna personal.
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—Esto se siente bien —susurro contra la piel de Sullivan a la mañana siguiente.
Tomando una respiración profunda, saboreando su aroma, paso mis dedos por su
estómago, trazando cada músculo a medida que avanzo. He estado despierta durante
diez minutos, y dediqué cada segundo a abrazar y tocar a Sullivan.
Solo se despertó hace unos cinco minutos y no estoy segura si es por todos mis
toques y caricias o si solo tiene un leño matutino, pero su polla está dura como el acero.
Una considerable tienda de campaña se forma entre sus piernas. A mi cabeza le gustaría
repetir lo que hicimos ayer, pero el dolor sordo entre mis piernas dice lo contrario.
Entonces, en lugar de instigar el sexo, simplemente sigo pasando mis dedos por su piel.
—Sí, se siente bien. Desearía que fuera real —dice casi distraídamente.
Sonrío ante sus palabras. —Por supuesto que esto es real, ¿por qué pensarías otra
cosa? —Pregunto sin levantar la vista.
—Sé que esto no es real para ti. Sé que en realidad no me quieres. —Mi mano en
su estómago se detiene. Confundida, levanto la cabeza para poder ver su rostro. Miro su
sombría expresión y me pregunto por qué de repente está de este humor.
Sin dejar de sonreír, le pregunto: —Si esto no es real para mí y no me gustas, ¿por
qué te habría dado todas mis primeras veces?
Estoy tan aturdida por toda esta situación, que me quedo literalmente sin palabras.
Sacude la cabeza y se levanta de la cama. Pisando fuerte hacia su vestidor, saca un cajón
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con tal fuerza que casi se sale del todo. Agarra un par de pantalones cortos de adentro y
se los pone, malditamente cerca de romperlos en el proceso.
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—Sullivan, no estoy mintiendo, la pasada noche... —digo, una vez que encuentro
mi voz de nuevo. ¿Por qué se siente como si nos estuviéramos desmoronando?
—Te mereces un Oscar, ¿sabes? —Me interrumpe, dándome una fría mirada—.
Tus habilidades de actuación están a punto. Tal vez comiences tu carrera como actriz con
el video que tomé de nosotros follando anoche.
—¿Tú... tú... nos filmaste teniendo sexo? —Tartamudeo, me tiemblan las manos,
las lágrimas se forman instantáneamente en mis ojos.
Con todo menos mis jeans, miro a Sullivan, quien se queda ahí mirándome con
una expresión ilegible.
—Tienes razón, soy una gran actriz. Tan comprometida estoy con mi papel, que
volví a hacer crecer mi himen para ti, para hacer esto más creíble —escupo, metiendo mis
piernas en mis pantalones, señalo mis muslos que todavía tienen vetas de sangre. Sullivan
sigue mi mirada, su boca se abre cuando ve las pequeñas manchas de sangre—. No me
creas, imbécil, revisa el condón, o tal vez piensa en la forma en que me follaste, en lo
nerviosa que estaba —me subo los pantalones el resto del camino y los abotono.
Parece que Sullivan está a punto de decir algo, pero he terminado. No voy a
esperar para escuchar lo que tiene que decir. Alguna disculpa tonta que no significa nada.
Porque no significo nada para él. Para ellos. He terminado definitivamente. Terminé con
las mentiras. Terminé con los juegos. Terminé con él y sus hermanos, su familia, todo.
¡Acabado!
—Que tengas una buena vida —murmuro al salir por la puerta de su dormitorio.
Las lágrimas escapan de mis ojos mientras corro por la casa.
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—Espera —escucho a Sullivan llamar desde arriba justo antes de que cierre la
puerta de entrada detrás de mí.
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¿Cómo he podido ser tan estúpida? Me entregué a él. Lo amaba, los amaba a los
tres y todo lo que hacían era jugar. No soy más que un peón para él y sus hermanos.
Corro por la acera, mis zapatos golpean el pavimento y las lágrimas corren por mi
rostro sin control. Impulsando mis piernas lo más rápido que puedo, solo reduzco la
velocidad cuando me mareo. Necesito recuperar el aliento después de correr por el
vecindario, durante no sé cuánto tiempo. Me duele el pecho, me arden los pulmones y
un dolor de cabeza mortal se ha formado justo detrás de mis ojos.
Caroline responde después del tercer timbre. —Harlow, ¿qué pasa? —Su voz es
alegre, como siempre. Completamente ajena a mi desesperación.
—Sí, no, Dios, no lo sé. Estoy en... —Miro a mi alrededor, tratando de encontrar
un letrero en la calle—. McKinley Road —digo cuando finalmente encuentro uno.
—Oh Dios mío, ¿qué pasó? —Ella se arrodilla a mi lado, sus brazos me rodean—.
Por favor, dime. ¿Qué está mal?
—Todo fue una mentira... Sullivan y sus hermanos jugaron conmigo —digo entre
sollozos—. Los amaba y...
—No, no quiero ir a casa. Necesito hablar con Shelby. ¿Puedes llevarme a la galería
del centro?
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Necesito disculparme con mi amiga, ella me advirtió sobre los Bishop y no la
escuché. Ella ha sido la única constante en mi vida, la única que siempre estuvo a mi lado.
Ella es la única en quien puedo confiar y la he estado descuidando. La necesito, ahora
más que nunca.
—Por supuesto, vamos —me lleva al asiento del pasajero, e incluso me abrocha el
cinturón cuando no me muevo para hacerlo.
—¿Me vas a contar lo que pasó? —Caroline pregunta a mitad de camino hacia la
ciudad.
No me hace más preguntas y estoy más que agradecida por el silencio. De todos
modos, no creo que pueda responder a más de sus preguntas.
—Gracias, Caroline —la miro cuando nos detenemos frente a la galería de arte—.
Lo digo en serio, gracias. Has sido una gran amiga.
Respiro profundamente, abro las puertas de la galería, suena una campana sobre
mi cabeza y entro en el espacio abierto. Esculturas de aspecto moderno están colocadas
en altos pedestales en el centro del lugar y cuadros de todos los tamaños decoran cada
pared de la galería.
Una mujer menuda entra en la sala de exposición y me saluda con una amplia
sonrisa. Lleva una falda lápiz ceñida, un top corto a juego y tacones de diez centímetros
que parece que podrían romper algunos tobillos.
—Sí, estoy buscando a Shelby. Lamento aparecer aquí, sé que está trabajando, pero
esto es una especie de emergencia.
—Shelby —digo más alto, ella no debe haberme escuchado con claridad.
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Nada tiene sentido, todo lo que pensé que sabía está mal. Mi vida está construida
con bloques de mentiras y engaños y, como una torre Jenga, alguien tiró de la única pieza
que hace que todo se derrumbe.
Siento que estoy atrapada en este momento, mi mente congelada en el tiempo. Mis
pensamientos flotan en algún lugar entre la incredulidad y la increíble desesperación.
Vuelvo a salir y camino por la acera. Sé que hay gente que camina por la acera
como yo, coches que circulan por la carretera, sé que están ahí, pero no los veo con
claridad. Todo a mí alrededor es borroso. Mi mente abrumada por todo lo que ha pasado
hoy.
Poniendo un pie delante del otro, al menos creo que eso es lo que estoy haciendo.
Miro hacia arriba, el paisaje cambia a mí alrededor, el suelo debajo de mí de repente
parece diferente. Sonidos atraviesan la niebla que rodea mi cerebro. Alguien está
gritando, pero no puedo entender lo que dice. Entonces algo me llama la atención. Miro
hacia adelante para ver dos luces brillantes que se dirigen directamente hacia mí. Pero no
soy lo suficientemente rápida, no hay tiempo...
OSCURIDAD.
No estoy segura de dónde estoy. Pero dondequiera que esté, todo lo que reconozco
Página
es la oscuridad. Este lugar no tiene fin, ni principio, ni arriba, ni abajo, ni bien ni mal.
No hay amor ni odio, no hay dolor, pero tampoco felicidad.
Intento recordar cómo llegué aquí, o de dónde vengo, pero mi mente no es más
que un páramo.
BIP.
BIP.
BIP.
—Han pasado diez días — la voz de una mujer se abre paso de repente.
—Señora. Lockwood, estas cosas llevan tiempo. Harlow sufrió una importante
lesión cerebral. Le llevará tiempo recuperarse. Les puedo asegurar que ella está en las
mejores manos aquí en la clínica.
—Más vale que lo esté, considerando lo que le estamos pagando —la voces de otro
hombre llega a mis oídos. Es profunda, incluso aterradora y tomo nota mental de no
meterme con ese hombre.
—Escuchaste al hombre, amor, vamos a casa, no hay nada que podamos hacer por
ella ahora mismo.
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De repente, tengo la abrumadora necesidad de abrir los ojos, quiero que vean que
estoy aquí, que estoy despierta. No quiero volver a quedarme sola en la oscuridad. Desear
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que mis ojos se abran, requiere cada gramo de fuerza que tengo. Siento que mis párpados
se han convertido en plomo y mi fuerza ha disminuido al uno por ciento.
Aun así, por algún milagro mis ojos se abren lentamente. La luz amarilla brillante
que viene del techo me ciega momentáneamente, pero sigo entrecerrando los ojos y
parpadeando hasta que puedo distinguir la habitación y su contenido.
—¡Oh Dios mío! ¡Está despertando! —La voz aguda de la mujer hace que me
duelan un poco los oídos, pero sus manos que cubren las mías son suaves y cálidas y
compensan el dolor—. Oh, Harlow, estás bien. Todo va a estar bien ahora, lo prometo.
Miro hacia sus grandes ojos azules llenos de lágrimas, el horror y la conmoción se
reflejan en mí y hago la única pregunta que puedo —¿Quién eres tú?
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SINOPSIS
HARLOW
Supongo que vivía una vida perfecta antes de mi accidente. Lo tenía todo, así que trato
de recordar. Trato de seguir viviendo mi vida, pero no puedo evitar la sensación de que
algo está mal. Me doy cuenta de que las cosas no tienen sentido. Atrapo a la gente a mí
alrededor mintiendo y sé que algo está terriblemente mal.
SULLIVAN
¿Cómo he podido ser tan estúpido? ¿Cómo pude dejar que me engañaran así? Todo esto
es mi culpa. La lastimé, dejé que esto sucediera, y ahora está nuevamente en las garras de
sus padres. Peor aún, ella no recuerda nada... no nos recuerda.
Odio a mis padres por jugar su parte en esto y mis hermanos me odian por jugar el mío.
Necesito arreglar esto. Necesito hacer que mis hermanos me perdonen para poder
salvarla, tenemos que hacerle recordar qué tipo de personas son realmente sus padres...
antes de que sea demasiado tarde.
Sullivan
Me paso toda la noche dejando que los acontecimientos de ayer corran por mi
mente. Joder, ¿cómo pude haber sido tan estúpido? En el momento en que vi las manchas
rojas en la parte interior de sus muslos, mi corazón cayó en mi estómago y supe que ella
no estaba mintiendo. Todavía no entiendo cómo no lo vi antes. ¿Cómo pude haber estado
tan ciego? Lo que teníamos era real y la usé. Yo la rompí.
Lo pude ver en sus hermosos ojos azules, el momento en que su corazón se agrietó
y se partió en un millón de pedazos. La luz dentro de ellos se atenuó y todo por mí culpa.
Joder, me duelen las tripas sólo de pensarlo. Desearía poder olvidar, pero no lo haré.
Podríamos haber sido felices, pero ahora ya no importa, es demasiado tarde. Nada
de lo que diga deshará lo que ya se ha hecho. Lo único que queda por hacer ahora es
averiguar por qué nuestros padres nos dijeron esas mentiras sobre Harlow.
Después de esconderme en mi habitación la mayor parte del día, bajo las escaleras
para comer algo, esperando que Oliver y Banks se hayan ido. No sé si puedo soportar
más de su odio en este momento. Acordamos no seguir con nuestro plan y lo hice de
todas formas. Ellos le creyeron y yo no. Ellos tenían razón y yo estaba equivocado,
terriblemente equivocado. Los defraudé a todos, porque creí en las mentiras, tantas
jodidas mentiras.
Cuando entro a la cocina, casi me doy la vuelta. Ambos están allí, sentados a la
mesa de la cocina, hablando de comprar un auto nuevo.
Lo pesco, esperando todo el tiempo que tal vez, solo tal vez, sea Harlow. Mis
Página
pegajosas manos casi me hacen dejarlo caer mientras deslizo la pantalla para
desbloquearla, la decepción me atraviesa el corazón como una flecha.
La tensión se enrosca en mi estómago. Solo es Marc, uno de los chicos de la escuela.
Dentro del mensaje hay un enlace, sobre el que presiono, y que me lleva a un
artículo del periódico de Bayshore. Primero, estoy confundido, pero luego empiezo a leer
el titular y mi corazón se hunde en mi estómago.
No sé por qué, ni cómo, pero sé sin duda alguna que la estudiante de la que están
hablando es Harlow. Llámalo instinto o como quieras, pero lo sé. Aun así sigo leyendo,
mis ojos no pueden moverse lo suficientemente rápido.
Una joven mujer, que al parecer asiste a la Universidad de Bayshore, fue atropellada por
un automóvil en el centro de la ciudad, cerca de la galería de arte, según testigos. El coche huyó de
la escena y la mujer fue trasladada de urgencia al hospital. El incidente aún está bajo
investigación...
Incapaz de leer una palabra más, apago mi teléfono y lo coloco sobre la encimera
de mármol, antes de desplomarme contra ella.
—Es ella, sé que es ella —digo, más para mí que para mis hermanos. Cuando miro
hacia arriba, Oliver me está mirando, hay una mirada salvaje en sus ojos, una que nunca
antes había visto dirigida hacia mí y estaría mintiendo si dijera que no me odiaba a mí
mismo en ese momento.
—Si ella muere, entonces también tú podrías estar muerto. —La ira y el dolor en
su voz me enfrían hasta los huesos.
Oliver camina y se detiene al otro lado de la isla. Sus manos están apretadas en puños a
los costados y no me sorprendería si intentara golpearme ahora mismo.
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No es que no me lo merezca.
—No importa si no tenías la intención de que sucediera, lo hizo, y las
consecuencias ahora recaen sobre tus hombros. Solo quiero que sepas que si ella muere,
será en parte culpa tuya. Si le hubieras creído, estaría con nosotros ahora mismo… a salvo.
No se merecía lo que le hiciste. —Su voz tiembla, su mirada se endurece y yo asiento
reconociendo sus palabras, porque como siempre, tiene razón.
Tuvo razón cuando dijo que no deberíamos hacerlo. Tuvo razón cuando dijo que
Harlow era más importante que cualquier rivalidad familiar.
Debí haberlo escuchado. Debí haber seguido mi corazón, pero no lo hice, y ahora
la única persona que no debería haber pagado el precio, lo ha hecho. Pero soy un Bishop
y, sobre todo, un hombre, así que haré lo que tenga que hacer para arreglar las cosas.
Harlow Lockwood volverá a ser nuestra y esta rivalidad familiar termina ahora.
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HARLOW
UN MES DESPUES
No hay recuerdos; felices o tristes, no hay nada —un oscuro e interminable mar de
espacios en blanco. Es tan extraño pensar que un día estás completa, tu vida plena y
vibrante, y al siguiente eres simplemente una envoltura de lo que solías ser. Suena un
golpe suave contra la puerta de mi dormitorio y miro hacia arriba, sabiendo que es la
mujer que se llama a si misma mi madre.
—Sé que esto es mucho para que lo asimiles y todo, pero tu padre quiere que te
haga saber que Matt, tu prometido, vendrá mañana. Tu aparición mientras él esté aquí
será muy apreciada.
Quiero que mi boca trabaje, para que las palabras salgan, pero simplemente no lo
harán. Todos los días desde que llegué a casa, mi madre o mi padre han estado conmigo,
tratando de hacerme recordar una vida que dicen que disfruté. Aunque en el fondo de
mis entrañas, nada de eso se siente bien; esta casa enorme, los vestidos caros y las criadas
para hacer lo que yo quiera. No parece algo que me hubiera gustado, y mucho menos
disfrutado.
De hecho, este lugar se siente como una prisión, pero no entiendo por qué. Estoy
segura de que cualquier chica de mi edad disfrutaría teniendo el mundo al alcance de la
mano, lo cual claramente, yo tenía y todavía lo hago, así que por qué se siente como si
ninguna de esas cosas me importara.
—Si. Estaré allí. —Le digo en voz baja, insegura de cómo debería responder, cómo
habría respondido antes. ¿Estoy siendo yo misma? No lo sé. Entonces se me ocurre,
¿dónde más estaría? No tengo adónde ir, no tengo amigos, además de Shelby, quien vino
a visitarme algunas veces, pero no fue de ayuda. Un prometido que no recuerdo y que
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—Claro, me gustaría eso —le digo mientras me bajo de la cama de cuatro postes y
plataforma en el suelo. Me sonríe, pero la sonrisa no llega a sus ojos, se ve forzada, incluso
incómoda, como si fuera algo que no hace a menudo.
—Es muy amable de tu parte unirte a nosotros para la cena, Harlow. ¿Ha regresado
alguno de sus recuerdos? —pregunta, casi de forma robótica. Saco la silla a su lado y me
dejo caer en el asiento, aunque preferiría haberme sentado en el otro extremo de la mesa.
Margaret, así como otra criada, traen la cena, colocan platos frente a nosotros como
si fuera un restaurante, y no fuéramos capaces de servir nuestros propios platos.
—Entonces, ¿qué hacía para divertirme? ¿Iba a alguna parte? ¿Pasaba el rato con
alguien? —Solté, haciendo que mis padres me miraran como si les acabara de pedir que
resolvieran un problema de matemáticas—. El médico dijo que se supone que debo hacer
cosas que hacía antes para estimular mi memoria, pero no sé exactamente qué era eso, y
me he aburrido un poco. ¿Entonces qué hacía?
Papá vuelve a colocar sus cubiertos sobre la mesa, mirando a mi madre antes de
volverse hacia mí —Ah, bueno… te gustaba ir de compras y pasar el rato con Shelby.
Matt y tú solían salir en citas, pero una vez que él se fue a Francia para dirigir la sucursal
francesa de la empresa de su padre, hablaban mucho por teléfono.
Lo miro, estupefacta —Eso... eso suena genial. ¿Algo más? ¿Montar en bicicleta?
¿Senderismo? ¿Me gustaba hacer la tarea o la odiaba? ¿Shelby era mi única amiga o había
otras? —Su rostro parece tensarse con cada pregunta, una vena sobresale en su frente
bajo la presión.
—Eso es realmente todo, pasaste la mayor parte de tu tiempo con Shelby o Matt
después de graduarte de la secundaria. Como ya te dijimos, querías tomarte un año libre
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—No tienes que hacerlo —interrumpo a mi madre antes de que pueda terminar—
. Puedo ir sola. No quiero agobiarlos más de lo que ya lo he hecho.
—No sé si es una buena idea. —La voz de papá corta el aire y lo miro, sorprendida.
¿Que no puedo salir sola? —Como si pudiera escuchar mis pensamientos, se aclara
la garganta y dice— Lo que quise decir es que aún no conoces esta zona, debes
familiarizarte con todo nuevamente antes de salir a la ciudad por tu cuenta. No es seguro.
—Perfecto, vayamos juntas entonces —digo, forzando una sonrisa porque todavía
no estoy segura de cómo sonreír de verdad.
entusiasmo. Me estremezco ante la idea de soportar otras tres horas de compras esta
tarde.
Página
Subimos al auto que se estaciona frente a la boutique y el conductor nos lleva a la
gran tienda departamental, que está a un par de manzanas de distancia, y nos deja en la
entrada principal, como si fuéramos demasiado buenas para cruzar el estacionamiento, o
algo así. Todo lo que puedo pensar es que esta no soy yo, de ninguna manera. No se
siente bien. No parece que sea yo. Puede que no sepa quién soy, o que tenga algún
recuerdo de quién fui alguna vez, pero en mi interior, sé que esta persona no soy yo.
Una vez dentro, mamá se dirige directamente a los zapatos, arrastrándome detrás
de ella. Con las manos colgando a los lados, la veo probarse unos veinte pares diferentes
antes de dirigirnos a la sección de vestidos de la tienda.
Como si finalmente notara que estoy con ella, su mirada recorre mis manos vacías,
—No has comprado nada todavía, necesitas comprar algo aquí. Algo bonito para llevar
esta tarde cuando llegue Matt. ¿Qué tal esto? —sugiere, entregándome un vestido de
verano sin tirantes con cerezas en el.
—Tal vez —le digo mientras inspecciono el vestido. No es terrible, tal vez un poco
más corto de lo que me gusta, pero aun así se puede usar.
—Bueno, ve, ve a los vestidores y mira si te queda bien —ordena, sus ojos ni
siquiera se encuentran con los míos, sino que vagan por los estantes—. Oh, mira este de
aquí... —camina y se aleja, actuando como una niña distraída por un brillante juguete
nuevo.
De pie allí, la miro fijamente por un largo momento, con el vestido en mis manos,
antes de decidir probármelo. Consiguiendo un vestidor sin ningún problema, dejo el
vestido en la percha y comienzo a quitarme la blusa. La tela apenas pasa por encima de
mi cabeza cuando la puerta se abre de repente. Un grito se aloja en mi garganta, y antes
de que pueda pasar por mis labios, el hombre que ha invadido el pequeño espacio usa su
mano para cubrir mi boca. Al mirar hacia sus ojos azules, siento que esta extraña ola de
déjà vu me alcanza.
—Por favor, Harlow, solo un minuto y luego me iré, te prometo que no estoy aquí
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para hacerte daño. —Mi frente se frunce en confusión. Suena sincero y honestamente un
poco desesperado, y no sé qué hacer. Si debiera gritar y alejarlo o dejar que se explique.
Página
—Voy a apartar mi mano, por favor no grites. —Esos ojos, esos grandes y
penetrantes ojos azules sostienen los míos, y algo me obliga a asentir con la cabeza.
Haciendo saber al extraño que no gritaré, aunque sé que debería hacerlo.
Lo miro fijamente, escuchando cada palabra que pasa por sus labios, tratando de
encontrarle sentido a cada una. ¿Quién es este tipo y por qué me dice todas estas cosas?
¿Cómo conoce a mis padres? ¿Cómo sabe que yo no era feliz aquí? Tengo tantas
preguntas, pero no hay respuestas, al menos no a la vista.
—Mis hermanos y yo creemos que estás en peligro aquí. Quiero ayudarte, ¿me
dejarás por favor ayudarte?
Suspirando, dice —Nada, ahora mismo. No vine aquí por mis propios deseos. Vine
aquí porque estoy preocupado por ti. Casi mueres, Harlow. —Su voz se quiebra al final,
mostrando la cruda emoción que está sintiendo.
Niego con la cabeza, cada vez más confundida. El aire se calienta entre nosotros y
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todo lo que puedo sentir y oler en el espacio confinado es a él. Es molesto y reconfortante
a la vez.
Página
—Harlow, cariño, ¿cómo te queda el vestido? Déjame verlo. —La voz de mi madre
se filtra a través de la puerta cerrada. Antes de que pueda abrir la boca, Sullivan me pone
un dedo en los labios.
—No entraba. Estoy a punto de salir —digo a través de la puerta cerrada. Solo
entonces me doy cuenta de que me he quitado la blusa y que he estado parada aquí todo
el tiempo sin nada más que mi sostén y jeans. El calor sube por mi pecho y se desliza en
mis mejillas mientras Sullivan se agacha recogiendo la blusa que dejé caer cuando
irrumpió aquí. Me la entrega, y la tomo de él articulando un “gracias”, antes de
deslizarme de nuevo en ella.
—Oh, realmente quería verte en él. No importa, tienes muchos vestidos en casa.
Tenemos que irnos si vamos a estar en casa cuando Matt y su padre lleguen.
—Uhh —me aclaro la garganta—, estoy bien, solo lista para irme a casa, eso es
todo.
—Genial. —Esbozo una sonrisa en mi rostro y salimos de la tienda, pero con cada
paso que doy, no puedo evitar preguntarme quién es Sullivan Bishop y por qué cree que
Página
—Voy a colgar estos vestidos nuevos —dice mi madre, subiendo las escaleras.
—Oh, Dios, Harlow. Sullivan es una persona terrible, te aterrorizó durante toda la
secundaria. Te acosó y puso a todos tus amigos en tu contra. Shelby, bendita sea, fue la
única que se mantuvo a tu lado. —Bueno, eso explica por qué no tengo otros amigos,
supongo.
—Sus padres no son mejores. Llevan años intentando arruinar nuestro negocio.
Ese no es el tipo de recuerdos que quería que recordaras, cariño. Sullivan Bishop es
alguien de quien deseas mantenerte lo más lejos posible. Es un maestro de la
manipulación, y por alguna enfermiza razón, siempre te ha odiado y ha hecho todo lo
posible para lastimarte.
¿Me odia? No sé por qué me hieren tanto esas palabras, pero siento un dolor
distintivo en mi pecho. ¿Por qué me odiaría? ¿Por qué alguien me odiaría?
—Harlow, si alguna vez se acerca a ti, quiero que nos lo digas, ¿de acuerdo?
—dice, pero suena casi como una advertencia.
Parpadeando desde el trance, digo —Sí, por supuesto. —Aunque es una mentira.
Sullivan Bishop ya se me acercó y, por alguna extraña razón, tengo la sensación de que
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El sonido del timbre, aunque débil, llega a mis oídos. Matt y su padre deben estar
aquí. Aplico una pequeña cantidad de bálsamo labial antes de darme la vuelta y salir de
mi habitación. Me pregunto cómo será Matt. ¿Nos conocemos desde que éramos niños?
Mi padre nunca me explicó realmente cómo había surgido nuestra relación, y parece que
cada vez que hago preguntas, no obtengo nada a cambio, ninguna respuesta, solo más
confusión.
Si no supiera que no es así, pensaría que mis padres están ocultando algo, pero esa
es la cuestión, todo parece un secreto, escondido bajo un velo, eso es lo que se siente
cuando ni siquiera puedes recordar cuál es tu es su color favorito, o tu comida favorita.
Exhalando mientras bajo las escaleras, cada paso que doy hacia el comedor, me
pone más y más nerviosa por esta cena. Conozco a este Matt, con quien se supone que
debo casarme, incluso menos de lo que conozco a mis propios padres, y apenas los
conozco.
Esto no podría ser más incómodo. Desde que desperté en el hospital, me siento
como si estuviera en un estado constante de incomodidad. Sin saber las cosas que debería,
sintiéndome siempre relegada y excluida de cada conversación.
Todo lo que tengo que hacer son las cosas que me dicen mis padres, y está claro
que solo me dicen lo que quieren que sepa. Lo que me lleva a preguntarme... ¿y si ese
tipo, Sullivan, de antes, tenía razón? ¿Qué pasa si no pertenezco aquí, y si nunca fui feliz
aquí? Y si no era feliz aquí, ¿dónde era feliz? ¿Era feliz en absoluto? Necesito más
respuestas.
—Harlow —me llama mi madre cuando entra en el vestíbulo, con una mirada de
asombro en sus ojos, como si estuviera sorprendida de ver que en realidad bajé por mi
Página
cuenta, o que me vestí bien. Podría ser cualquiera de las dos cosas, supongo.
—Tú... te ves hermosa, ha pasado un tiempo desde que te vi con un vestido. —Sus
ojos rebosan de alegría, una sonrisa contagiosa asoma a sus labios.
—De todos modos, Matt será el perfecto caballero, él sabe que todavía estás
trabajando en tus recuerdos, así que prometió darte espacio y mucha paciencia.
Casi resoplo, ¿prometía darme espacio y paciencia? Ella habla como si él fuera mi
dueño, como si lo que él dijera se hiciera. No estamos casados y, en mi opinión, ni siquiera
estamos comprometidos hasta que recuerde el compromiso. No puedo estar con un
hombre que ni siquiera conozco o no recuerdo. Necesita esperar hasta que lo haga, o tiene
que hacer que me enamore de él de nuevo.
Tres voces profundas se filtran a través de las paredes, están charlando sobre un
partido de fútbol o algún tipo de deporte, realmente no me importa. Cesa tan pronto
como entramos en la habitación. Como un perro adiestrado, Matt se levanta y camina
hacia mí, y por primera vez, miro hacia un par de profundos ojos marrones que
pertenecen al hombre del que se supone que estoy locamente enamorado. Entonces, ¿por
qué no siento nada? Sentí una conexión con Sullivan, y se supone que nos odiamos.
—Hola, Harlow. Lamento no haber estado aquí para verte en el hospital, y cuando
regresaste a casa —sonríe, y aunque tiene una dulce sonrisa con dientes blancos
perfectamente rectos asomando por sus labios entreabiertos rosados, nada en él parece
amigable o amable. Sí, es guapo con una mandíbula angular y mejillas perfectamente
esculpidas, y es alto con un cabello por el que podrías pasar los dedos, pero nada de él
me atrae.
—Está bien, siempre podemos crear nuevos recuerdos. Nuestra relación fue
Página
—Uhh... —me tropiezo, mis ojos se lanzan a Matt, quien parece animarse ante la
sugerencia—. Claro, aunque no tengo ni idea de dónde está nada... probablemente nos
perderemos.
—He estado aquí suficientes veces por los dos —dice Matt, moviéndose hacia mí.
Mi madre sonríe obviamente complacida consigo misma. Demasiado para escapar de este
vestido y zapatos por mi pijama, cama y un buen libro. Parece que estoy dando un paseo
por la casa que no recuerdo con un hombre que no conozco. Suena como el comienzo de
una película de asesinos en serie.
Matt toma mi húmeda mano en la suya y nos guía fuera del comedor, tirando de
mí hacia un par de puertas francesas en la cocina, que conducen al exterior.
Mordisqueando mi labio inferior, me pregunto con aprensión si debería permitirle tomar
mi mano o si debería alejarme. Ciertamente no tengo ganas de tomar su mano.
Antes de darme cuenta, llegamos al jardín, hay una enorme fuente de agua en el
centro y, por un momento, estoy hipnotizada, atrapada en un trance por la profunda
belleza que tengo ante mí.
Santa mierda, ¿este tipo no acaba de decir eso? Debo haberlo escuchado mal,
¿verdad? Mi boca se abre y cruzo los brazos sobre mi pecho, llamas de furioso fuego
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ardiendo en mi vientre. Quiero abofetearlo, patearlo en las bolas y gritarle, pero no lo
hago.
—Bien, supongo que eso es un no —dice, riendo y, por primera vez, lo veo sonreír,
sonreír de verdad. Suspira y se hunde en uno de los bancos de mármol que miran al
jardín. Observo mientras golpea el banco junto a él, obviamente indicándome que me
siente, pero lo último que quiero hacer es sentarme a su lado ahora.
De hecho, puedo pensar en un par de cientos de otras cosas que preferiría hacer.
Frustrado por mi falta de movimiento, gruñe —Jesús, Harlow, fue una broma. Sé
que tus recuerdos se han ido, pero no pensé que tu sentido del humor también lo hubiera
hecho.
Él pone los ojos en blanco y saca un paquete de cigarrillos de su bolsillo —Lo que
sea, tu sentido del humor obviamente apesta, por cierto.
—Tal vez simplemente no eres bueno contando chistes —inclino la cabeza hacia
un lado, observando cómo enciende la punta de su cigarrillo, una brillante braza aparece
al final. Tomando una bocanada de nicotina, retiene el aire dentro de sus pulmones por
un momento antes de soltarlo, una columna de humo serpentea fuera de su nariz hacia
el aire frío de la noche.
—¿Me extrañaste? —pregunta, sus ojos perforando los míos antes de que rompa
la conexión y mire hacia otro lado.
—Puedo ayudarte a recordarme... —su voz se apaga—, quiero decir, si quieres que
lo haga. —Sé que ya debería estar metiendo mi pie en el trasero de este tipo, pero mi
curiosidad supera mi necesidad de hacerle daño.
—¿Follamos? —Matt sisea en el aire— No, nunca me dejaste entrar en esas bragas
de algodón tuyas. —Da otra calada a su cigarrillo, exhala el humo, antes de frotar la punta
contra la suela de su zapato. Su insulto no pasa desapercibido. Para mí está claro que era
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una buena chica antes de que todo esto sucediera, o al menos algo así si me aferraba a mi
tarjeta V.
Página
Me quedo sin palabras por su admisión. Eso es mucho para asimilar, y necesito un
minuto para comprender todo lo que acaba de decir. A pesar de que su confesión dolió,
en cierto modo, también fue honesta, y después de sentir que mis padres me han estado
escondiendo cosas, aprecio esa honestidad. Aun así, escuchar que acepté casarme por
razones distintas al amor me hace doler el pecho.
Matt se encoge de hombros —Sobre todo porque nuestros padres hacen muchos
negocios juntos y planean fusionar sus empresas después de nuestro matrimonio. Les
demostraría a los miembros de la junta que esto seguiría siendo un negocio familiar, lo que
tu padre siempre ha afirmado que es. Además, mi padre quiere que me haga cargo de la
empresa en unos años y es posible que tenga un lado un poco salvaje. Prostitutas y fiesta
toda la noche. Es un poco desagradable para algunos inversores, casarme y establecerme
los tranquilizaría.
—Entonces, ¿lo que estás diciendo es que nos vamos a casar para el público, para
mejorar las imágenes de nuestras familias?
—No tiene por qué ser así. Quiero decir, me gustas... eres muy bonita —dice, sus
ojos examinando brevemente mi cuerpo.
—Ah gracias. —Supongo que dijo eso como un cumplido, pero se siente más como
un insulto. ¿Mi apariencia es todo lo que le gusta de mí? ¿Es eso en lo que basa mi
personalidad?
—Podríamos tener una buena vida juntos y yo cuidaría de ti. Quiero decir, soy un
imbécil, pero protejo lo que es mío.
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—No les diré, y gracias por ser honesto conmigo. Realmente lo aprecio.
—No hay problema, aquí está mi número. Llámame si quieres hablar más. —Me
entrega una tarjeta de visita. La tomo y la aprieto con fuerza como si fuera un salvavidas.
Siento que podría necesitar su honestidad en el futuro.
Dándome la vuelta para irme, algo se me ocurre, tengo una pregunta más ardiendo
en el fondo de mi mente y solo quiero una respuesta honesta.
Ante la mención del nombre, la cara de Matt se arruga como si acabara de oler algo
desagradable. Se inclina hacia adelante en el banco, mirándome fijamente, —Conozco
bien a los Bishop, y tú también, bueno, lo hiciste. Tu familia y la de los Bishop han sido
enemigos desde siempre, desde que tengo memoria. Es gracioso que preguntes eso
porque tú y Sullivan tienen historia.
Mis ojos se amplían y me pregunto por un momento si es por eso que me siento
tan conectada con él. Como si Matt pudiera ver las ruedas dentro de mi cabeza girando,
continúa —No ese tipo de historia. Creo que preferirían matarse el uno al otro antes que
follar. Ustedes dos se odian desde que eran niños, y en el último año plantaste drogas en
su bolsillo en una fiesta. Hiciste que lo arrestaran y lo echaran de la escuela. Hicieron un
artículo en el periódico al respecto, pusieron el apellido Bishop en todas partes. Sullivan
perdió su beca para jugar a la pelota, pero su familia perdió mucho más que eso. Desde
entonces han desaparecido de la ciudad.
—¿Te sorprende tanto? —Matt frunce el ceño con confusión—, sé que no recuerdas
cosas, pero estoy seguro de que aún puedes decir quién eres por dentro, ¿verdad?
Página
Además, no es como si no se lo merecieran. Tu padre tiene razones para hacer las cosas
que hace.
—No me importa cuáles sean sus razones, esa no soy yo. Eso no puede ser. No
quiero herir a la gente, lo merezca o no. —Matt se pasa una mano por la cara y deja
escapar un suspiro de frustración.
—El daño ya está hecho, Princesa. Sullivan Bishop ha estado buscando venganza
durante mucho tiempo, Así que no te sorprendas si viene por ti.
Matt se levanta del banco y camina hacia mí, se detiene a unos treinta centímetros
de distancia, dejando el espacio suficiente entre nuestros cuerpos, para que no me sienta
sofocada por su presencia. Aun así, su cuerpo se eleva sobre el mío y no me gusta. No me
gusta la fragilidad que siento. Hay una dulzura en su aroma y me hace cosquillas en la
nariz. Sus dedos levantan mi barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos mientras habla.
Cuando me libera, me siento obligado a preguntarle qué quiere decir con que mi
padre me recuperó. ¿Se refiere al accidente? ¿O se está refiriendo a otra cosa? Matt no me
da la oportunidad de digerir mis pensamientos completamente antes de tomar mi mano,
llevándome de regreso por donde vinimos.
—Soy una adulta, ya sabes, no una niña de seis años, y no soy una princesa, deja
de llamarme así —gruño en voz baja mientras me lleva de regreso a la casa.
Se detiene una vez que llegamos a la gran escalera, con una sonrisa apretada en
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sus labios —Puede que seas una adulta, pero eres frágil, como la pieza más hermosa de
vidrio marino, y ahora mismo necesitas descansar. Todavía te estás recuperando y si no
Página
—Está bien... Un beso... Un beso estaría bien, quiero decir —susurro justo antes de que me
quite un mechón de cabello de la cara. Su pulgar roza mi mejilla dejando mi piel hormigueando
bajo su toque. Se inclina con los ojos bien abiertos, como si no quisiera perder la oportunidad de
ver mi rostro mientras nuestros labios se tocan.
Entonces nuestros labios se unen, presionándose juntos y mis ojos se cierran por sí solos.
Hormigueos de calor se agitan a través de mí. Todo lo que nos rodea se desvanece como si fuéramos
las dos únicas personas en el mundo. Todo lo que siento son sus labios suaves y llenos contra los
míos. El beso es suave, conmovedor, y me inclino hacia él mientras nuestros labios se funden entre
sí.
Me doy este segundo para olvidar todo, la razón por la que estoy aquí y la razón por la que
debería odiarlo. Las mariposas revolotean dentro de mi estómago provocando un profundo temblor
en mi interior. Un calor se filtra en mis huesos, derritiéndome como un cono de helado al sol de la
tarde. Quiero perderme en ese sentimiento, no sentir nada más a su lado, pero la voz de mi padre
resuena en mis oídos en ese momento. Necesito recordar lo que su familia ha hecho, el dolor que
han causado.
Con el corazón apesadumbrado y una mano temblorosa, tomo la pequeña bolsa de plástico
de mi bolsillo y la meto en el suyo antes de apartarme rompiendo el beso.
Por mucho que intento aferrarme a ese recuerdo, se desliza entre mis dedos como
pequeños granos de arena, el beso con Matt también termina y me quedo preguntándome
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Como todas las mañanas, durante las últimas semanas, me despierto confundida.
Me toma un tiempo orientarme y encontrarle sentido a cualquier cosa a primera hora de
la mañana. Siempre estoy buscando en la habitación algo familiar... algo que me haga
recordar este lugar, pero nunca sucede.
Cada día que me despierto aquí, me siento como una visita, un huésped alojado
en un hotel de cinco estrellas. Todavía en pijama, deambulo por mi habitación, sintiendo
la repentina necesidad de encontrar algo, cualquier cosa que se vea o al menos se sienta
familiar.
Caminando hacia mi estantería, dejo que mis dedos recorran el lomo de los libros,
hay innumerables libros, algunos de los cuales he leído y amado, pero nada parece
reconocible. Saco el libro más cercano, busco entre cada página, buscando algo, cualquier
cosa, pero no aparece nada. Lo hago con cada uno de los libros, pero el resultado es el
mismo.
Con la cabeza gacha, salgo del vestidor, pero al cruzar el umbral, veo algo por el
rabillo del ojo. Una mochila. Está tirada descuidadamente en un rincón junto a la puerta.
Está escondida a plena vista, y me pregunto por qué nunca la había notado antes.
Libros, papeles, carpetas y bolígrafos sueltos caen al azar sobre mi cama. Esta debe
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dentro, algo se desliza de uno de los libros y cae al suelo a mis pies.
Mi mirada se dirige a una tarjeta de identificación laminada y rectangular de
estudiante. Sé que es mía porque tiene una foto mía en ella y mi nombre está impreso en
la esquina superior derecha, debajo de las palabras: Bayshore University.
Mis ojos se dirigen al elegante dispositivo celular que está en mi mesita de noche.
Desde que llegué a casa, lo he examinado varias veces. No hay nada en él. Lo he revisado,
contiene algunos números, pero eso es todo. Es prácticamente nuevo y dudo que se haya
utilizado alguna vez.
—Harlow Lockwood.
—Es una larga historia, pero puedo confirmar mi fecha de nacimiento y el posible
número de identificación de estudiante si eso ayuda en algo. —El sonido de dedos en un
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—Está bien, Harlow, puedo confirmar que eras una estudiante aquí. Parece que
todavía estás inscrita, pero con un permiso de ausencia. ¿Hay algo más que quisieras
saber?
¿Permiso de ausencia?
Por lo que puedo ver, está solo, nadie más está en la oficina con él.
Afortunadamente, se ha girado hacia la ventana, de espaldas a mí.
La persona del otro lado de la línea debe decir algo porque un momento después
responde —Sí, espera ahí, desnuda en la cama, como siempre, y por favor la próxima vez
no llames a mi oficina. Cualquiera podría responder. Tengo que volver al trabajo, te veo
más tarde, cariño.
—¿Harlow? —La conmoción llena sus rasgos. ¿Por qué está tan sorprendido de
verme? No me detengo en el pensamiento por mucho tiempo, ya que hay otros asuntos
urgentes.
—De ser lastimada. No estabas a salvo allí. ¡Alguien intentó matarte dos veces!
—gruñe—. Eres una Lockwood y, como tu padre, es mi trabajo protegerte.
—¿Qué quieres que diga, Harlow? —Lanza sus manos al aire, la frustración se
filtra en el espacio entre nosotros—. No había forma de que te hubieras curado si te
hubiéramos sometido a más estrés. Te traje a casa y te oculté cosas porque quería
ayudarte a sanar más rápido, y no iba a tenerte a kilómetros de distancia de tu familia,
sólo para que alguien tuviera éxito en matarte.
A decir verdad, no lo sé, todo lo que sé es que si este lugar fuera mi hogar, si fuera
el lugar al que pertenezco, seguramente recordaría las cosas más simples. Tal como están
Página
—¿Y quién crees que va a pagar por eso, jovencita? —escupe, y tengo la repentina
necesidad de pisar fuerte. Que me trate como a una niña, me hace querer actuar como tal.
—Te escuché al teléfono antes de entrar. —No veo el sentido de mentirle, ahora
tengo influencia y la voy a usar.
—No me importa con quién estás o qué estás haciendo. Todo lo que quiero es
volver a Bayshore. No pertenezco aquí.
—Lo haces, pero no estaba mintiendo acerca de estar preocupado por ti. Alguien
está tratando de lastimarte y no puedo protegerte desde aquí. Entonces, si debe ir,
entonces enviaré a dos de mis hombres contigo.
—Sí, exactamente así. Debes pensar que soy un estúpido si piensas que te enviaré
allí sin protección.
mientes a la gente que te importa —le digo, y salgo de su oficina sin mirar atrás. Cuando
cierro la puerta detrás de mí, sonrío, porque por primera vez desde que llegué aquí, siento
que podría tener el control de mi vida.
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Con mi gastada mochila colgada al hombro, cruzo el campus por primera vez.
Bueno, la primera vez que puedo recordar. No estoy segura de sí soy yo o los dos tipos
corpulentos que me siguen los que tienen a todos mirando hacia mí con curiosidad. De
cualquier manera, me siento un poco como un espectáculo ambulante con el mundo
mirándome así.
Trato de ignorar todas las miradas puestas en mí mientras entro al salón de clases.
Afortunadamente, mis dos gorilas, Ernie y Bert8, como me gusta llamarlos, esperan fuera
de la puerta. Tomo asiento en la parte de atrás y saco mi libro de texto. Estamos a mitad
del semestre y no tengo ninguna posibilidad de aprobar esta o cualquier otra clase, pero
no es por eso que estoy aquí.
Es alguien que se parece mucho a él, el mismo cabello castaño rojizo, el mismo
tono azul de ojos e incluso algo en su suave sonrisa me resulta familiar.
—Harlow —mi nombre cae de sus labios como si lo hubiera dicho un millón de
veces antes—. Estábamos realmente preocupados por ti —continúa, tomando asiento a
mi lado.
—¿Te conozco?
—Shh, princesa. No dijimos que pudieras hablar. Mantén la boca cerrada, de lo contrario,
encontraremos un mejor uso para ella. —Clara como el día, la voz de Banks resuena en mis
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8
Hace referencia a los personajes de marionetas Epi y Blas en España, Beto y Enrique en Hispanoamérica de
Sesame Street, Barrio Sésamo de España y Plaza Sésamo de Hispanoamérica.
contra su pecho mientras susurra la amenaza en mi oído. El pánico surge dentro de mí como
un volcán, y alejo el recuerdo. No quiero recordar esto.
Al escapar de la habitación, paso corriendo junto a los dos tipos que hacen guardia
en la puerta sin mirar atrás.
Ella está en medio del pliegue, sus ojos se agrandan cuando me ve.
decido mentir.
Página
Gruñendo, digo —Simplemente no entendí nada de lo que el profesor estaba
diciendo. Es inútil, no recuerdo nada. —La mentira se desliza fácilmente de mi lengua,
uno pensaría que miento todo el tiempo, y tal vez lo hice antes.
—No sé por qué vas de todos modos. Quiero decir, sé por qué, pero puedes hacer
otras cosas por aquí para estimular tu memoria. La universidad no se trata solo de tomar
clases.
—Ya te lo he dicho —pone los ojos en blanco—, fuimos a fiestas antes. Deberíamos
ir a fiestas ahora, puede que te ayude a recordar algo, y si no es así, tal vez te ayude a
conocer gente, para salir y andar por ahí.
—¡Si! Esto va a ser muy divertido. Lo juro, Harlow, te encantaba vestirte y salir.
Gah, no puedo esperar para ayudarte a elegir tu ropa. —Envuelve sus brazos alrededor
de mí y me abraza con fuerza contra su pecho—. Te extrañé, Harlow, realmente lo hice,
y estoy tan contenta de que estés bien.
Se necesita un poco de fineza para salir del dormitorio sin que mis guardaespaldas se
enteren. Afortunadamente, la universidad les dijo que no pueden quedarse dentro de los
dormitorios, así que después de un rato se van a su alquiler, y es entonces cuando Shelby
y yo hacemos nuestra escapada.
de la habitación, tratando de ver si algo de este lugar o de la gente de aquí despierta una
emoción o incluso un recuerdo, siento miradas sobre mí.
Página
Al otro lado de la habitación, alguien me está mirando. Lo sé. Puedo sentir el calor
de su mirada arrastrándose por mi espalda. Giro mi cabeza en su dirección, y mi mirada
choca con orbes de color marrón chocolate.
—Ese tipo parado en el rincón más alejado de la habitación con los brazos cruzados
sobre el pecho, ¿quién es? —Pregunto de nuevo.
El rostro de Shelby se pone amargo —Oliver Bishop. No nos asociamos con ellos,
Harlow. Son basura. —Ellos. Eso me hace pensar en lo que dijo Matt: Sullivan y sus
hermanos, supongo que eso explica por qué todos se parecen. Sullivan, Banks y Oliver
deben ser los hermanos. Hermanos de los que se supone que debo mantenerme alejada.
—Todos siguen advirtiéndome que me aleje de ellos —me muerdo el labio inferior,
el recuerdo de antes entra en mi mente una vez más. Banks dijo nosotros en ese recuerdo...
¿estaban sus hermanos con él esa noche? ¿Todos me amenazaron? Aunque intenté
olvidarlo antes, ahora desearía haberlo retenido, tal vez lo recordaría todo entonces.
—Oh Dios mío, me encanta esta canción —grita, ya sea ignorando mi pregunta o
sin haberla escuchado en absoluto. Mientras mueve su cabeza al ritmo de la canción,
cantando la letra, me arrastra hasta llegar a la isla que está llena de vasos y botellas de
licor. Hay un barril de cerveza centrado en lo que sería el rincón del desayuno con unos
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cinco chicos de fraternidad alrededor. Todos se ríen de algo que dijo uno de los chicos,
distrayéndome momentáneamente.
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Eso es hasta que siento un calor subiendo por mi espalda, siento como si el sol
estuviera cayendo sobre mí, suelto la mano de Shelby y me doy la vuelta, para encontrar
a Oliver a solo unos metros de distancia, una esquiva sonrisa en sus labios.
De cerca, se ve aún más guapo, como una versión más vieja de Banks y Sullivan.
Cada uno de los hermanos me recuerda a esos soldados romanos del siglo XV, todos
musculosos y hermosos, solo les faltan sus togas, una espada y el escudo.
Sus rostros de aspecto angelical, con mandíbulas afiladas y pómulos altos. Sus
dientes perfectamente rectos y blancos, y su cabello peinado a la perfección como si
acabaran de salir de la portada de una novela romántica. Nadie debería poder verse tan
bien como ellos tres, y sin embargo, lo hacen.
—No, no lo creo —interviene Shelby, pero Oliver pone los ojos en blanco,
ignorándola y cerrando la distancia entre nosotros en un solo paso.
—Ella puede hablar con quien quiera, tú no eres su guardián. —Las palabras de
Oliver están dirigidas a Shelby, pero no aparta la mirada de mí cuando las dice.
—Te… Te conozco... —Parpadeo lentamente, hablando más para mí que para él.
Inhalando lentamente, el aroma de los cítricos y la lluvia llena mis fosas nasales
calmándome casi al instante.
—Ugh, esos chicos Bishop son tan molestos. —Shelby pone los ojos en blanco—.
Quédate aquí, entraré y te prepararé una bebida, y en serio, mantente alejada de ellos, no
son más que problemas, además se supone que los odias.
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—¿Se supone que los odio? —Le pregunto, pero Shelby no me responde y, en
cambio, regresa por donde acabamos de llegar. Me quedo ahí por un minuto o dos, y
cuando ella regresa con dos vasos rojos en sus manos, sonrío.
—Toma, bebe esto, déjate llevar y disfrutemos la noche. —Le quito el vaso de la
mano y tomo un gran sorbo, dejando que el líquido afrutado calme mis nervios.
—Por supuesto que lo es, es tu favorito —Shelby me guiña un ojo, y tomo otro
trago, engullendo la mitad del líquido sin pensarlo.
Hablamos un poco, reímos y bailamos, y antes de darme cuenta, mi vaso está vacío
y me siento mucho mejor. Como si el alcohol le diera a mi mente un descanso de intentar
recordar algo y darle sentido a todo, me siento un poco más tranquila, más a gusto y, de
repente, quiero otra copa.
—Te traeré un poco, quédate aquí, amiga —se ríe, claramente ella misma un poco
achispada. La veo caminar de regreso a la casa antes de mirar alrededor del patio trasero.
Hay un montón de gente afuera, la mayoría jugando a beber. Algunas parejas bailan en
el césped, el ambiente aquí parece más relajado que adentro.
—Oh, está bien... —Tomo el vaso de su mano y lo veo girar y caminar hacia el otro
lado. Extraño. Sin pensar en eso, tomo un sorbo de mi nueva bebida y busco a Shelby.
Doy unos pasos hacia la puerta que conduce de regreso a la casa cuando alguien
se para delante de mí, interrumpiéndome y haciendo que me detenga o choque de frente
con él.
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—Oye, Sexy, me alegro de verte de nuevo en pie —dice el tipo que me interrumpió.
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Parece vagamente familiar, pero no sé por qué. Creo que estaba sentado en la mesa de
adentro antes. Tal vez incluso lo conocí de antes, de cualquier manera, no me agrada. No
solo por cómo me llamó Sexy. No, hay algo más en él que no me gusta. Algo que me hace
sentir enferma.
Ahora que está cerca, puedo oler el alcohol en él, sale de su boca, haciendo que mi
nariz se arrugue de disgusto. Huele como una maldita destilería. —Mis amigos y yo
queremos que vayas a nuestro lugar. Somos tres, tres pollas gordas, como a ti te gusta
—se ríe, mirando por encima del hombro, a los que supongo que son sus amigos.
Habla como si eso fuera algo que me gusta o algo que hice antes.
Sostiene sus manos en el aire como si se estuviera rindiendo, pero algo me dice
que si no estuviéramos en una fiesta con un montón de gente mirándonos, esta situación
habría terminado de manera muy diferente. Dándome la vuelta, me alejo de él y me meto
entre la multitud, sintiéndome de repente más segura allí. Tomo otro trago de mi bebida,
esperando que el fresco líquido enfríe mi sangre caliente. Ese tipo es un idiota, un
estúpido.
Por un momento, cierro los ojos y me olvido del mundo que me rodea. Casi me rio
a carcajadas. Estoy tratando de olvidar cuando todo lo que he estado haciendo durante
las últimas semanas es tratar de recordar. Aspiro una profunda bocanada de aire en mis
pulmones, mis ojos se abren de nuevo. Me siento diferente. Hay una sensación extraña
en mi estómago que parece extenderse por mis extremidades a un ritmo rápido. Dando
unos pasos, noto como mis piernas están temblorosas e inestables, como un cervatillo
recién nacido.
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¿Qué demonios?
Miro hacia arriba para ver si todavía estoy yendo en la dirección correcta, pero ya
no puedo distinguir la puerta, todo lo que veo es gente bailando, hablando y bebiendo.
El mundo continúa a mí alrededor mientras me estoy desvaneciendo lentamente, y no
hay nada que pueda hacer al respecto.
—¿Cambiaste de opinión, Sexy? —La voz del asqueroso de antes se filtra en mis
oídos mientras dedos húmedos rodean mi muñeca, alejándome de la pista de baile.
Quiero gritar, pero no sale nada. Quiero pelear con él, pero mis miembros no se mueven.
El pánico me inunda las venas, y todo en lo que puedo pensar es en lo estúpida que fui
al venir aquí.
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En algún lugar de mi estado de pánico y mi mente confusa, los dedos carnosos son
reemplazados por manos suaves. El olor a sudor y alcohol es reemplazado por el limpio
aroma de los cítricos y la lluvia. El terror que siento en mi interior, reemplazado por una
eterna calma.
—No vuelvas a tocarla nunca más... —Una familiar voz gruñe, el sonido vibra a
través de mí mientras mi oído presiona contra un pecho cálido y firme.
—Tienes suerte de que haya gente aquí, si solo fuéramos tú y yo, tu mandíbula
estaría rota en este momento —amenaza Oliver al asqueroso—. Quizás algunos dedos
también...
No estoy segura de cómo llegué allí, pero la próxima vez que abro los ojos, estoy
en el asiento trasero de un auto. Mi cuerpo se siente pesado e inútil, mis extremidades
débiles como si tuvieran rocas atadas a sus extremos. Cuando intento sentarme para
mirar a mí alrededor, me doy cuenta de que no estoy sola. Oliver está conmigo, y yo estoy
acostada en su regazo, su brazo acunando mi cabeza.
—Hola —susurra, sus dedos rozan mi cara, haciendo que mi piel se estremezca y
algo profundo en mi mente se encienda con vida.
—¿Quieres que te hagamos sentir bien? Puedo escuchar la voz de Oliver en mi oído,
pero no estoy segura si esto es real o un recuerdo.
Pasa su mano hacia arriba y hacia abajo por la parte interna de mis muslos. Mi corazón
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—Sí —digo sin aliento, mi lengua se lanza sobre mi labio inferior para mojarlo.
—Quiero tocarte —ronronea Oliver.
—Quiero tocarte aquí —murmura y deja que su pulgar se deslice sobre los pantalones
cortos que cubren mi coño. Entendiendo la indirecta, separo más mis piernas para él. Toma la
invitación y pasa los dedos por la tela antes de meter el pulgar en la cintura de mis pantalones
cortos y empezar a bajarlos…
—Estoy bien —digo, mi voz sale extraña y rota, pero al menos logro pronunciar
las palabras. Tratando de mantener los ojos abiertos, quiero mirar su rostro, pero mi
visión es borrosa y no puedo distinguir todos sus rasgos. Así que cierro los ojos y trato
de recordarlo, pero cuando lo hago, no veo a Oliver... es Banks.
Estoy tan confundida... ¿está Banks aquí? No... Creo que estoy soñando o
recordando algo. Incapaz de aferrarme a la realidad, dejo que mi mente me hunda,
arrastrándome más y más profundamente.
—Sí, por favor —las palabras salen en un jadeo porque justo cuando las estoy diciendo,
Oliver desliza con destreza uno de sus gruesos dedos dentro de mí.
—Joder, Banks, ella está apretada como el infierno. —La voz de Oliver es tensa, los
músculos de su cuello están rígidos. Parece que está listo para explotar.
Intento abrir mis ojos una vez más, quiero preguntarle a Oliver qué pasó entre
nosotros, pero mis párpados están demasiado pesados, mi cabeza demasiado confusa.
Siento su mano tomar mi mejilla, su pulgar recorriendo suavemente mi piel, y eso me
reconforta. Su toque es tierno, amable, y antes de que me dé cuenta, me estoy quedando
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dormida.
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La siguiente vez que abro los ojos, la niebla que rodea mi cabeza se ha disipado un
poco. Mi mente está más clara, mis pensamientos más nítidos. Todavía estoy en el asiento
trasero de un auto y Oliver sigue sosteniéndome en su regazo, aunque sus ojos están
cerrados ahora, su cabeza inclinada hacia atrás descansando en el respaldo.
Durante un largo rato, me quedo allí tumbada mirando su rostro dormido. Está
completamente oscuro afuera, pero hay una lámpara no muy lejos de nosotros que brilla
lo suficiente en el auto para dejarme ver lo tranquilo que se ve. Tan angelical, que no
quiero despertarlo, pero también quiero hablar con él. Necesito hablar con él.
—Oye, tú. ¿Te sientes mejor? —Su somnolienta voz es ronca, pero la mano que
sostiene mi cabeza es cálida y gentil.
—Sí... no sé qué pasó, creo que bebí demasiado —admito. Solo entonces recuerdo
al asqueroso que se puso a manosearme—. Gracias por ayudarme con ese chico, hace un
rato.
No entiendo por qué si todo el mundo me dice que me mantenga alejada de ellos,
él me protegería o incluso diría que somos amigos. ¿Todavía estoy soñando?
—¿Fuimos... fuimos alguna vez más que amigos? —Tartamudeo sobre las palabras,
haciendo la pregunta. ¿Realmente quiero saber la respuesta? Todos estos recuerdos y
pensamientos, las cosas que ese chico me dijo antes sobre querer tres... pollas. Era casi
como si estuviera insinuando que me estaba acostando con los tres.
—Es complicado... solo debes saber que nos preocupamos por ti y estamos
tratando de cuidarte. Nadie te va a hacer daño, nunca más.
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—Sí, todos nos preocupamos por ti. —Sus ojos se apartan y mira por la ventana
hacia la oscuridad de la noche. Hay una larga pausa antes de que vuelva a hablar, y es
casi como si estuviera ordenando sus propios pensamientos—. Debería llevarte de
regreso a tu dormitorio, ahora que te sientes mejor.
Uno de ellos me abre la puerta con una expresión sombría en el rostro. —Señorita
Harlow, debería haberse quedado en su dormitorio. Eso fue muy peligroso, y debido a
su comportamiento imprudente, tenemos que informar esto a su padre.
—Oh no, cualquier cosa menos eso… —digo, sarcásticamente, dejando escapar un
jadeo exagerado y rodando los ojos—. Te das cuenta de que soy una adulta, ¿verdad?
¿Qué estoy en la universidad y que en realidad no estoy obligada a escucharte ni a ti ni a
él?
—Su padre solo quiere que esté a salvo. —Así que sigue diciendo, casi como si
estuviera tratando de convencer a todos los que me rodean de que sus intenciones son
puras, pero no todos saben las cosas que yo sé o los presentimientos que estoy
experimentando.
—Buenas noches, Harlow —me dice Oliver desde el asiento delantero antes de que
yo salga del coche, obviamente habiendo escuchado todo el intercambio.
—Buenas noches —respondo y cierro la puerta detrás de mí. Tan pronto como lo
hago, acelera. Supongo que no podía esperar a salir de aquí. Encogiéndome de hombros,
camino de regreso al dormitorio, ignorando los dos idiotas que me siguen hasta que llego
a la puerta. Escapando hacia el interior, subo las escaleras, deteniéndome una vez que
llego a la puerta de mi dormitorio.
Entonces me doy cuenta de que nunca encontré a Shelby, y la idea de que ella esté
sola en esa fiesta es inquietante. ¿Tal vez pueda volver a buscarla? No, estoy demasiado
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agotada para eso. Estoy a segundos de sufrir una crisis nerviosa cuando se abre la puerta
de mi habitación y Shelby aparece ante mí, sus delgados brazos me rodean y me atraen
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hacia su pecho. Me percato brevemente de que ella me jala dentro de la habitación y cierra
la puerta detrás de nosotros.
—¡Oh Dios mío! Estaba muy preocupada, Harlow. Fui a buscarte y alguien dijo
que te vio salir con Oliver. ¿Qué pasó? ¿Te lastimó? —El pánico en su rostro hace que mis
rodillas se doblen. Todo este tiempo estuve preocupado por ella, mientras ella estaba aquí
buscándome.
—Antes del accidente, los Bishop te siguieron hasta aquí, a Bayshore. Querían
venganza, y estoy bastante segura, sin embargo, no tengo pruebas, pero estoy segura, de
que fue uno de ellos el que te golpeó con el coche. No me sorprendería en absoluto.
Intentaron matarte una vez antes, empujándote de un barco en el que estábamos de fiesta.
¡Casi te ahogas!
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—¿Por qué? ¿Por qué harían eso? ¿Por qué la policía no sabe estas cosas?
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Shelby se burla, —No son estúpidos, cubrieron sus huellas, pero si estás buscando
pruebas de que han tratado de lastimarte, puedo darte mucho de eso y algo más.
Shelby toma mi mano, un gesto frunce sus labios —No solo intentaron lastimarte
físicamente. Te acosaron todo el tiempo que estuviste aquí. Puedes preguntarle a casi
cualquier estudiante de la universidad. La mayoría lo sabe o lo ha visto de primera mano.
Difundieron rumores sobre ti, diciendo que te acostaste con un montón de chicos, y peor
aún, le dijeron a la gente que te gustaban los tríos, el sexo pervertido y que estabas
patéticamente enamorada de ellos porque te rechazaron.
Shelby niega con la cabeza y saca su teléfono, buscando algo en Facebook. —Como
si eso no fuera suficiente, incluso hicieron una pancarta y la colgaron en el campus con
tu número. —Me pasa el teléfono. Hay algunas fotos tomadas del perfil de una chica
llamada Tiffany. La primera es de ella sentada en el regazo de Oliver mordisqueando su
cuello. Los celos inundan mi sistema y no sé qué hacer con eso. No tengo ningún derecho
sobre él, y aparentemente, nunca lo tuve, así que ¿por qué diablos me siento así?
Al desplazarme hacia abajo en las imágenes, solo empeora. Más de ella y Oliver,
otras de ella con Banks. Luego Banks con otra chica. Sullivan también está en algunas.
Todas me hacen sentir lo mismo. Celosa y traicionada, ninguno de esos sentimientos es
justificado ni explicable.
Luego encuentro una imagen que me impresiona. Tiffany, otras dos chicas y los
hermanos Bishop están parados frente a una pancarta, posando con ella y riendo. Se lee
Harlow Necesita Más Polla - ¡Envía fotos si estás DAF! Un número, que supongo que
solía ser mío, está escrito en ella.
—Lo siento, Harlow. Traté de detenerlo, pero era prácticamente toda la escuela
contra nosotras dos. Entonces ocurrió el accidente y estuve tan preocupada por ti. —Sus
Página
—Bueno, ¿para qué son los amigos si no es para proteger a aquellos que les
importan? Tú habrías hecho lo mismo por mí. Ahora intentemos dormir un poco antes
de que salga el sol.
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Han pasado dos días desde la fiesta, pero el dolor en mi pecho por lo que Shelby
compartió conmigo no ha dejado de palpitar. Se siente como un moretón que
continuamente es golpeado, sin tener la oportunidad de sanar. Afortunadamente, no he
visto a ninguno de los hermanos Bishop, y estoy más que de acuerdo con eso. No estoy
muy segura de cómo acercarme a ellos ahora que sé la verdad. Demonios, ni siquiera
entiendo realmente todo esto.
Mis emociones son un paseo en montaña rusa, subiendo y bajando con cada curva,
luego un bucle como golpe final. Quiero odiarlos a los tres, pero en el fondo de la boca
del estómago, hay un atisbo de duda de si podría llegar a odiarlos. Si pudiera recuperar
mi estúpida memoria, tal vez finalmente podría encontrarle sentido a todo.
Al entrar en clase, recuerdo las palabras de Shelby “Te siguieron hasta aquí para
vengarse”. —Esas solas palabras, junto con las que Matt me dijo “Creo que preferirían
matarse el uno al otro antes que follar.
Todo apunta a lo que todos me han dicho... que no hemos sido nada más que
enemigos, rivales.
Una chica de apariencia menuda con cabello castaño corto aparece de la nada,
deslizándose en el asiento a mi lado. Ella sonríe felizmente, y mientras la miro, tal vez
demasiado tiempo, no puedo evitar pensar que se ve como una versión adulta de Tinker
Bell.
suficientemente feliz en este momento como para reunir la más pequeña de las sonrisas,
y fingir ya no es suficiente.
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—Supongo que nos conocemos, ¿y así es como sabes mi nombre? —Trato de no
sonar molesta, porque en verdad no lo estoy, pero esta cosa de la pérdida de memoria
empieza a abrumarme, entre otras cosas.
—Sí, somos amigas, o al menos espero que todavía lo seamos —levanta una ceja
como si esperara una respuesta.
—Tal vez… supongo que tenemos que empezar de nuevo. Mi cerebro se parece un
poco a los huevos revueltos ahora mismo.
—Estoy tan contenta de que estés bien, menos los problemas de memoria y todo.
—Vuelve a sonreír y me pregunto cómo lo hace, parece estar feliz todo el tiempo.
—Hola, Harlow —dice otra chica, mientras se acerca a nuestra mesa. Mirándola,
me doy cuenta de que es esa chica Tiffany, la de las fotos que Shelby me mostró la otra
noche. Entonces mi estado de ánimo se vuelve aún más amargo.
—¿Qué pasa? ¿Demasiado bueno para decir hola ahora? —Tiffany resopla,
apoyándose contra la mesa, los brazaletes de su muñeca tintinean ruidosamente contra
la madera—. Parece que me recuerdas muy bien. Así que supongo que todo el asunto de
perder la memoria es solo una farsa para llamar la atención. ¿Crees que así conseguirás
que los Bishop se fijen en ti?
siquiera mereces estar en su presencia. No eres más que una gran acosadora.
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Tiffany entrecierra los ojos y se inclina aún más sobre la mesa, y tengo la intención
de empujar sus brazos hacia atrás y verla caer de cara contra la superficie de madera.
—¿Eso es gracioso, como si los hermanos Bishop no tuvieran nada que ver con
eso? ¿Quién crees que me dijo que lo hiciera? ¿Crees que la pancarta fue idea mía?
Piénsalo de nuevo.
—Estoy segura de que tuviste que ser convencida —Caroline la fulmina con la
mirada, sus ojos arden como lava fundida—. Que no disfrutaste ni un segundo de ello.
—Tiffany, por favor busca un asiento. —El profesor grita desde el frente del aula,
su voz resuena por el espacio, atrayendo excesiva atención sobre nosotras tres.
—Tienen suerte, las dos —Tiffany prácticamente escupe las palabras, antes de
girar sobre sus talones para encontrar un asiento vacío. Tan pronto como ella se ha ido,
casi me derrito en mi silla.
El profesor nos dice que abramos nuestros libros en la página setenta y cinco y
comienza a hablar sobre algo de la clase de la semana pasada. Intento concentrarme en la
pizarra y en las notas, pero cada vez que miro hacia la pizarra, veo la estúpida cabeza
rubia de Tiffany.
Caroline se inclina y susurra —Lamento que hayas tenido que ver eso y que
hayamos hablado como si no estuvieras aquí. Ella me hace tanto enojar. Siempre jugando
a ser la víctima. —El fuego todavía parpadea en sus ojos y sé que sus intenciones son
puras. Ella solo está tratando de ser una amiga.
El resto de la clase pasa en un instante, es decir, una vez que me olvido de la zorra
rubia sentada a unos metros de distancia. Con el recuerdo de ella desapareciendo, en
realidad empiezo a disfrutar. Eso es justo hasta que llega el momento de que se realiza el
experimento práctico.
—Estás mirando en directo a una estudiante con sobresaliente —me guiña un ojo,
y la veo encender el mechero antes de reorganizar todos los recipientes y tubos de
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ensayo—. Siéntate ahí y luce bonita, y déjame hacer todas las cosas difíciles —se ríe y
hace crujir sus nudillos.
Página
Ella comienza a mezclar algunos de los líquidos y los pone sobre la llama, mientras
yo observo medio curiosa, medio cautelosa por lo que pueda suceder a continuación.
Cuando el líquido comienza a hervir, cierra la perilla del mechero, pero la llama aumenta
en lugar de disminuir. Las señales de peligro comienzan a sonar en mi cerebro como
señales de tráfico de color rojo brillante.
—Mhh, eso es extraño —su frente se arruga y sus palabras deben ser lo
suficientemente fuertes como para que el profesor las escuche porque lo veo acercarse
por el rabillo del ojo—, creo que este mechero podría estar estropeado.
El profesor Keller se acerca a nuestra mesa y mira más de cerca, cuando toca la
perilla, la llama se dispara como si la hubiera abierto por completo. La llama es tan grande
que puedo sentir su calor en mi cara. Por instinto, Caroline y yo nos apartamos de la
mesa, mientras el profesor Keller intenta apagar el mechero. Tan pronto como toca la
perilla, todo estalla en su cara. Un grito se atora en mi garganta mientras toda la clase
estalla en un caos.
Todo sucede tan rápido que mi cerebro apenas puede seguir el ritmo. El rostro del
profesor Keller está muy quemado y, aunque quiero ayudarlo, no sé cómo. Estoy
demasiado conmocionada para saber algo en este momento. Caroline me agarra del brazo
y me aleja más, mientras un tipo ayuda al profesor a sentarse en una silla cercana. Otros
a nuestro alrededor salen corriendo de la clase, y dos personas están hablando por
teléfono con los servicios de emergencia.
Cuando miro a Caroline, me doy cuenta de que tiene su teléfono afuera y le está
enviando un mensaje de texto a alguien. Me pregunto brevemente si debería enviarle un
mensaje de texto a alguien, ¿necesito hacerle saber a Shelby que estoy bien? Mi
pensamiento se interrumpe cuando las sirenas de la ambulancia y la policía se acercan a
gran velocidad.
—Salgamos del camino —me dice Caroline y comienza a tirar de mí. La sigo sin
pensar hasta el costado del edificio.
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—¿No crees que querrán hablar con nosotras? Quizás deberíamos volver —señalo
cuando ya estamos en la esquina. Caroline se detiene y me mira con una expresión
Página
ilegible en su rostro.
—Harlow, escucha, tienes que creerme cuando digo que soy tu amiga. Puede que
no haya comenzado de esa manera, y lo siento, pero ahora soy tu amiga y estoy haciendo
esto para ayudarte.
—¿Haciendo qué para ayudarme? —Apenas puedo decir las palabras antes de que
alguien me agarre por detrás. Una mano cubre mi boca, amortiguando mi grito. Un par
de musculosos brazos rodean mi cintura y me jalan hacia un pecho firme mientras me
arrastran hacia atrás.
Mis ojos buscan a Caroline y veo su rostro antes de que me dé la espalda. Estaba
en blanco como si estuviera tratando de ignorar mi lucha, como si no quisiera reconocer
mi miedo. En medio de mi rabia, mi instinto de lucha se activa y empiezo a patear con
mis piernas y a agitar los brazos a mí alrededor, pero no sirve de nada, básicamente estoy
inmovilizada. Las lágrimas crecen en mis ojos y caen por mis mejillas.
Cuando me doy cuenta de que mi agresor me está llevando hacia un viejo camión,
clavo los talones en el suelo, pero él simplemente me levanta y me lleva hasta allí. Se abre
la puerta del conductor y sale un segundo tipo. Tan pronto como aparece a la vista, mi
corazón se detiene. Banks.
Banks abre la puerta trasera para que quien esté detrás de mí pueda empujarme
hacia adentro. Supongo que es Sullivan u Oliver quien me tiene en un agarre de acero.
Mi pecho se aprieta y más lágrimas escapan de mis ojos, haciendo que mi visión sea
borrosa.
—No llores, no te haremos daño —la suave voz de Oliver me hace cosquillas en el
oído, lo que confirma mi suposición. Esperaba que me empujara hacia la parte de atrás,
pero en cambio, me sujeta mientras se desliza él mismo al asiento trasero. Banks cierra la
puerta detrás de nosotros y se sube al asiento delantero. Tan pronto como lo hace, nos
vamos.
Solo entonces me doy cuenta del peligro que corro. Me están secuestrando. Me
llevarán a Dios sabe dónde, con la intención de hacer quién sabe qué.
Cada mal escenario pasa por mi cabeza. El miedo y el terror se extienden a través
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—Shh, está bien —Oliver trata de calmarme, su voz baja y reconfortante. No puedo
Página
evitar preguntarme si este es un enfermizo juego para él. En realidad, no puede esperar
que le crea. Por supuesto, él no sabe que yo lo sé ahora—. Voy a quitar mi mano. Preferiría
que no gritaras.
Lentamente, quita su mano de mi boca y aspiro con avidez. No grito, sobre todo
porque realmente no tiene sentido. Estamos en un camión que va por la carretera.
¿Quién va a escucharme?
Cavando profundo, encuentro la fuerza para hablar, para luchar. —¿A dónde me
llevas? ¿Qué vas a hacer?
—No somos amigos —gruño, tratando de luchar contra sus musculosos brazos—.
Y me has hecho daño. Sé que lo has hecho. Shelby me lo contó todo. No tiene sentido que
trates de ocultarlo.
—No sé por qué te diría eso, pero puedo asegurarles que no hice tal cosa. ¿Cuál
sería mi motivo para hacer eso?
—No lo sé, ¿por qué no me lo dices? Ella me dijo que no la dejaste volver afuera y
que le pediste a un tipo que me llevara una bebida con drogas.
—En primer lugar, ¿por qué te drogaría, y luego me sentaría en un coche contigo
durante tres horas hasta que estuvieras sobria, sólo para llevarte a casa? Segundo, si
realmente hubiera hecho eso, ¿por qué Shelby no llamó a la policía?
No tiene sentido para mí. Se supone que Shelby es mi amiga. Se supone que ella
debe ayudarme, no lastimarme. ¿Por qué haría tal cosa? Banks da un giro brusco que nos
hace deslizarnos por el asiento de cuero. El movimiento interrumpe mis pensamientos.
El aire sale de mis pulmones cuando casi impacto con la ventana. Me habría
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golpeado la cabeza contra ella si no fuera por los fuertes brazos de Oliver que me rodean.
Página
Es entonces cuando me doy cuenta de que todavía estoy sentada en su regazo.
Alejándome de él, me escabullo de su regazo, me siento junto a él e intento ordenar mis
pensamientos.
La cara de Oliver cae ante la mención de esas cosas, y sé que son ciertas.
—No voy a mentirte, Harlow. Todas esas cosas son ciertas, pero eso fue antes...
—Su voz se apaga y parece como si estuviera avergonzado.
Sus palabras duelen más de lo que esperaba. Ya sabía la verdad, pero parte de mí
esperaba que no fuera cierto, que tal vez él lo negara o tuviera una explicación de sus
acciones, pero no es así. La decepción y los celos se asientan profundamente en mi
estómago.
—¿Por qué iba a creer algo de lo que dices ahora? Acabas de admitir haberme
intimidado. Hiciste de mi vida un infierno y ahora, de repente, ¿quieres ayudarme? —Me
burlo, en realidad no pueden esperar que me trague esta historia de mierda.
Oliver parece despechado, pero no derrotado. —Tú tampoco eres inocente. Sí, he
hecho cosas y mis hermanos también, pero tú hiciste algo igual de malo. Queríamos
arruinar tu vida porque arruinaste nuestras vidas cuando le plantaste drogas a Sullivan.
Banks aprovecha ese momento para decir algo por primera vez —Lo que hiciste
hace dos años afectó a toda nuestra familia. El negocio de nuestro padre quebró, tuvimos
que mudarnos, empezar por completo de nuevo. Así que sí, queríamos venganza. Pero
nunca te lastimaríamos físicamente... nunca. —Por alguna estúpida razón, miro hacia el
asiento delantero y mis ojos se encuentran con los de Banks en el espejo retrovisor.
—Todo lo que acabas de decir solo demuestra que debes odiarme y que no debo
confiar en ti.
Oliver suspira en voz alta y se frota la cara con las manos, frustrado —Tendrás que
confiar en nosotros, supongo.
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—Ya casi estamos ahí —dice Banks, y me pregunto dónde demonios es ahí.
Mirando por la ventana, está claro que hemos dejado la ciudad, dados todos los árboles.
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Banks sale de la autopista y se dirige a una carretera más pequeña. Después de algunos
kilómetros más, gira por un camino de tierra y mi pánico comienza a aumentar.
—¿A dónde vamos? —Pregunto, haciendo todo lo posible por mantener la voz
firme.
—Nadie está tratando de hacerme daño, y si lo están, estoy más segura en los
dormitorios con tonto y más tonto de lo que nunca estaré aquí con ninguno de ustedes.
—Al final del día, los Bishop y yo siempre seremos rivales, y nada de lo que me digan
cambiará eso.
—Claro, puedes pensar eso todo lo que quieras, pero no saldrás de nuestra vista
hasta que decidamos que es seguro hacerlo —sisea Banks.
Cruzando mis brazos sobre el pecho, miro por la ventana, observando mientras
nos adentramos más y más en la naturaleza.
—Puedes decirme lo que quieras, nunca creeré nada de lo que digas. —Las
palabras salen con más fuerza de lo que esperaba, aunque me siento como si fuera un
pedazo de roca que se desmorona al borde de un acantilado.
Oliver habla esta vez —Está bien. Tal vez no nos creas, pero no puedes negar la
verdad cuando está justo frente a ti, ¿verdad?
—La creeré cuando la vea, y secuestrarme no se ve muy bien para ti. —No me
atrevo a mirarlo, porque en el fondo sé que tiene razón. En el fondo, no hay forma de que
pueda apartar la vista de la verdad. Ahora la verdadera pregunta es... ¿cuál es toda la
verdad?
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Llegamos a una cabaña en medio de la nada. Probablemente estemos a kilómetros
de distancia de cualquier otra casa, y aunque no sé hacia donde correr, no dejaré que me
lleven dentro de esa cabaña.
Banks apaga el motor y yo abro la puerta al mismo tiempo. Antes de que se den
cuenta de lo que estoy haciendo, salgo corriendo del coche, dejando la cabaña y a ellos
detrás de mí.
Alguien gruñe pesadamente detrás de mí, pero su agarre sobre mí sigue siendo el
mismo. —Mierda… eso dolió. ¿Estás bien? —Sullivan gime en mi oído.
Oliver y Banks están de pie en la puerta, ambos con los brazos cruzados sobre el
pecho, dándome una mirada de desaprobación. Oliver en realidad niega con la cabeza
cuando paso junto a él, y siento la necesidad de patearle la pierna.
—Eres un dolor en el trasero —murmura Banks en voz baja en algún lugar detrás
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de mí.
Ignoro su comentario.
Página
Cruzando el umbral, entro en la pequeña cabaña, que es básicamente una
habitación grande. Mis ojos se mueven rápidamente, hay una pequeña cocina, una sala
de estar con una pantalla plana, un sillón reclinable, un sofá seccional y en la esquina hay
una cama tamaño king. Solo hay otra puerta además de la puerta principal, y supongo
que conduce a un baño.
—Nunca —frunzo mi labio. Dando otro paso hacia atrás, casi tropiezo con mis
propios pies. Sullivan viene a mi rescate, una vez más, su mano agarrando suavemente
mi bíceps.
Con su mano todavía envuelta alrededor de mi brazo, Sullivan se vuelve hacia sus
hermanos. —¿Le explicaste por qué está aquí?
Oliver lanza sus manos al aire, su hermoso rostro plagado de frustración. —Le
dijimos que estaba en peligro, de lo que no hemos explicado. No importa en este
momento, porque ella no va a creer una maldita cosa que le digamos. Shelby le tiene tan
lavado el cerebro que ni siquiera es gracioso. Nada de lo que le digamos hará que nos
crea.
seccional. Nos sentamos y Banks y Oliver hacen lo mismo. Oliver se sienta a mi lado,
dejándome encajada entre él y Sullivan, mientras Banks se sienta en el sillón reclinable.
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Un largo y tenso momento de silencio llena la habitación, y todo lo que puedo
pensar es en lo que van a hacer a continuación. ¿Cuánto tiempo pueden tenerme aquí?
¿Cuánto tiempo pasará antes de que alguien se dé cuenta de que no estoy? En realidad,
no me han lastimado, y ya han tenido muchas oportunidades para hacerlo, así que tal vez
estén diciendo la verdad, al menos sobre eso.
—Bueno —Banks se ríe y juro que se ve aún más guapo cuando sonríe—. Tú. Tú
como que cambiaste todo eso por tu cuenta. No mentimos cuando dijimos que queríamos
venganza. Supongo que nunca tuvimos en cuenta que el odio podía convertirse en algo
más, algo que comenzó a parecerse mucho menos al odio. Cada uno de nosotros pasó
mucho tiempo contigo, y supongo que creciste en nosotros, en más de una forma. —Una
sonrisa traviesa aparece en sus labios y me dice que está hablando de algo más que de la
amistad.
—No creo que los amigos hagan lo que nosotros hicimos —se ríe Banks.
Mis ojos se mueven entre los tres. Realmente no pueden estar diciendo lo que creo
que están diciendo, ¿verdad?
—Yo… —Mis mejillas se calientan y una roca del tamaño de Texas comienza a
formarse en mi garganta. Ese chico de la fiesta, dijo que me gustaban los tríos.
Suponiendo que lo que están diciendo sea cierto, ¿entonces tenía razón?
—¿Me... me acosté con ustedes tres? —Me estremezco cuando hago la pregunta,
aunque hay una pequeña chispa, una pequeña llama de curiosidad que parpadea dentro
de mí. Avergonzada, entierro mi rostro entre mis manos. Esto está mal, muy mal.
—No te acostaste con los tres. Solo con Sullivan. —Oliver habla entre dientes, su
tono, lleno de veneno, indica su disgusto por el tema. Dejando caer las manos de mi cara,
me vuelvo para enfrentar a Sullivan.
—¿Por qué? —Oliver sisea como una serpiente, y la mirada de Sullivan se vuelve
de acero, su mandíbula se aprieta tan fuerte que podría cortar vidrio con el borde.
—Sí, porque te pintaría bajo una luz de mierda, y Dios no permita que eso suceda
—gruñe Oliver, y noto que está vibrando de rabia, todo su cuerpo tenso—. Voy a salir
antes de hacer algo estúpido.
Oliver intenta levantarse, pero lo agarro del brazo tirando de él hacia atrás. —No
te vayas. —No estoy segura de qué me impulsa a decirlo y el sentimiento hay detrás de
eso, pero tan pronto como las palabras salen, Oliver se relaja a mi lado—. Por favor,
cuéntame qué pasó… todo. Lo bueno y lo malo. Quiero recordarlo, pero no puedo, así
que necesito que me lo digas.
Sullivan parpadea, sus ojos encuentran los míos. —Estaba enojado, pensé que me
habías hecho enamorarme de ti como parte de un complot contra nosotros. No tenía idea
Página
de que fueras tan inocente. Iba a publicar el video para que todos lo vieran, mostrarte
como la sucia puta que creía que eras, pero no lo hice. Te juro que no, nadie lo vio nunca.
Supe en el segundo que vi la sangre en tus muslos, era yo quien te había hecho daño.
Nuestros padres querían asegurarse de que siguiéramos siendo enemigos, y yo me había
tragado esa mierda. Me tenían comiendo de sus manos. —Sacudiendo la cabeza, mira
hacia otro lado, como si no pudiera seguir mirándome por más tiempo.
—¿La tienes o no? —Pregunto de nuevo. El aire se espesa cuando todos los ojos se
mueven hacia Sullivan.
Su rostro palidece un poco, y luego dice —Juro que nadie la ha visto excepto yo.
—Jesús amigo, ¿no la borraste? —Oliver ladra, y juro que solo busca una razón
para golpear a su hermano. Por otra parte, estoy un poco interesada en verla.
—Quiero verla. Quiero ver la grabación —Ni siquiera pienso en las repercusiones
o en cómo me va a hacer sentir después. Todo lo que quiero es verla, porque quizás, solo
quizás, revivir mi pasado me haga recordarlo por completo. Sullivan saca su teléfono y
lo revisa, haciendo una pausa tan pronto como encuentra el video.
—¿Quieres que te folle duro y rápido o lento y suave? —La voz de Sullivan sale por el
altavoz y mi respiración se entrecorta. Suena diferente, su tono está lleno de lujuria, su
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—Lento, por favor —mi voz sale fuerte, y observo con atención cómo comienza a
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moverse, sus caderas empujando hacia adelante con determinación. Los músculos de su
espalda se ondulan y parece un hombre con una misión, una misión de placer. Mientras
miro, el calor se arrastra por mi cuello y mejillas, mientras que un hormigueo de calor se
extiende por todo mi centro.
—¿Desearías que los tres hiciéramos esto contigo ahora mismo? ¿Qué nos turnáramos
contigo? Haciéndote correr una y otra vez. —Santa mierda. Casi dejo caer el teléfono. ¿Por
qué me preguntaría eso? Tragando fuerte, miro a Oliver y Banks, que me están mirando
y creando agujeros a través de mí.
Alguien, por favor máteme ahora. O al menos me deje desaparecer por un rato.
—No tienes que sentirte avergonzada, Harlow —dice Oliver—. Los tres sabíamos
en lo que nos estábamos metiendo. Habíamos hablado mucho de ello cuando las cosas
empezaron a cambiar entre nosotros. Te deseamos tanto como tú nos deseas a nosotros.
—¿Quieres decir, deseaba? —lo corrijo, sin embargo, todos sabemos que estoy
mintiendo. Incluso si no los recuerdo completamente, de alguna manera mi cuerpo lo
hace, se siente atraído por cada uno de ellos a su manera, cada uno de ellos toma algo
diferente de mí, entregándome de regreso un pedacito de ellos mismos.
—Deja de negarlo. Sabemos que nos quieres y sabes que te queremos a ti. Ya se ha
hecho suficiente daño, se ha perdido suficiente tiempo y no quiero jugar más. —Banks
afirma, de hecho.
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—No es tan fácil para mí. Mi cuerpo te recuerda, pero mi cerebro no. Tengo miedo,
¿de acuerdo? ¿Cómo puedo confiar en alguien o en algo, cuando ni siquiera puedo confiar
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en mi propio cerebro?
—Puedes confiar en nosotros —asegura Sullivan, su mano alcanzando la mía.
—Las lesiones cerebrales tardan un tiempo en sanar y, a veces, los recuerdos nunca
regresan, pero eso no significa que nos vayamos a ir o que dejemos que te pase algo.
—Los dedos de Sullivan se entrelazan con los míos y, por primera vez hoy, me siento
segura.
—¿Por qué no comemos algo y hablamos de lo que pasó hoy? —Oliver sugiere, y
todos asienten en acuerdo.
Banks se ríe —Por supuesto que lo hizo. Sin embargo, no tienes ninguna razón
para estar celosa de ella. La usamos para ponerte celosa, nada más que eso.
—¿Te acostaste con ella? —No sé qué me impulsa a preguntar, pero tengo que
saberlo.
—No, ninguno de nosotros se acostó con ella ni con ninguna de sus amigas
—interrumpe Sullivan. A pesar de todo esto, sé que debería ser más precavida, debería
preocuparme por lo que está sucediendo, pero no lo hago. Los hermanos son las únicas
personas que han sido honestas conmigo. Son las únicas personas que se han esforzado
por contarme mi pasado, nuestro pasado.
—Bueno, supongo que eso me hace sentir un poco mejor —digo las palabras en
voz alta, aunque no era mi intención.
sonido me atraviesa. Es tan profundo y cálido, y solo quiero decirle que siga hablando y
riendo, pero eso sería extraño, ¿verdad? Dejando caer mi mirada hacia mi comida,
Página
¿Caroline? Me levanto de la silla, casi tirando la cosa al suelo. Ella está parada en
la entrada, su rostro contraído, la culpa parpadeando en sus ojos.
—Harlow, lo siento —dice, tan pronto como cruza el umbral. En el fondo, sé que
debería estar enojada con ella por haberme traído aquí, pero no lo estoy. No puedo
estarlo. Parece que los hermanos Bishop y Caroline son las únicas personas que me dicen
la verdad, o realmente cualquier cosa en este momento.
—No lo sientas. Está bien. —Le aseguro con una suave sonrisa. Ella asiente como
si aceptara mi palabra, y Oliver cierra la puerta, sellándonos a todos adentro.
¿Prima? Me quedo mirando, pensando que tal vez lo escuché mal. Sullivan capta
mi desconcertada expresión facial e interrumpe antes de que Caroline pueda empezar a
hablar.
ha sido suficiente trabajo. —Oliver bromea antes de darme una brillante sonrisa, los
efectos de dicha sonrisa envían una oleada de calor hasta los dedos de mis pies.
Página
Caroline se encoge de hombros —Supongo que no importa. Es bueno que la hayas
sacado de ahí. No sé qué demonios está pasando. No hubo evidencia de nada, ningún
juego sucio, dicen que fue el mechero el que funcionó mal, pero todos sabemos que sería
demasiada coincidencia.
—Me muero de hambre... déjame tomar un poco de esto —señala Caroline al pastel
de carne. Me doy cuenta de que solo hay cuatro sillas, y todas están ocupadas, así que me
levanto para sentarme en el sofá.
—Ya terminé de comer, puedes quedarte con mi silla —le digo—, pero cuando
trato de pasar junto a Banks, me agarra por la cadera y me pone en su regazo.
—No seas ridícula. Puedes sentarte conmigo —sonríe, mientras mi trasero hace
contacto con su pierna. Debería alejarme, pero sentarse en su regazo se siente normal, y
se siente aún mejor tener su pesado brazo envuelto alrededor de mi cintura, sujetándome
fuertemente a él.
Caroline come y habla un poco más antes de despedirse. Cuando se va, me siento
ansiosa e insegura.
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23
Los chicos hablan entre ellos por un rato, y luego todos nos trasladamos a la sala
de estar y vemos un poco de televisión. La habitación parece tan pequeña con los cuatro
dentro, y juro que la temperatura también sube. Intercalada entre Banks y Sullivan en el
sofá, mis ojos comienzan a ponerse pesados por el cansancio.
—Nah, haremos que Sullivan duerma en el sofá. Es una cama tamaño king,
cabemos tres de nosotros, así que tú, yo y Oliver podemos dormir juntos. ¿A menos que
no estés de acuerdo con eso?
—No, está bien. —Mis ojos vuelven a la cama. Es enorme, y no sería justo hacer
que dos de ellos duerman en el suelo mientras yo tengo esa enorme cama para mí sola—
. Tienes razón, es lo suficientemente grande para nosotros tres.
Banks sonríe y siento este estúpido impulso de trazar sus labios con los míos. Me
pregunto a qué sabrá. ¿Si será tan embriagador para mis papilas gustativas como lo es
para mis otros sentidos?
Sacudiendo la sensación, salgo del baño y descubro que ya se han puesto cómodos.
Sullivan está tirado en el sofá con las manos detrás de la cabeza, le falta la camisa y su
cuerpo perfectamente esculpido está en exhibición. Mojándome los labios con la lengua,
trato de desviar la mirada, pero es muy difícil. Las cimas y valles de su pecho me siguen
llamando.
—Si esto te molesta, dímelo, pero te quiero cerca. Sólo para abrazarte, nada más
—Susurra Oliver en mi oído, y me estremezco al sentir el cálido aliento que se desliza
sobre mi fría piel. Puedo sentir la dureza de su cuerpo moldeándose contra el mío como
dos piezas de arcilla uniéndose.
Acurrucada contra su costado, inhalo el aroma limpio del jabón y el agua de lluvia.
Me calma y me hace sentir cálida y cómoda. Banks se mueve sobre el colchón antes de
darse la vuelta para mirarme. Al igual que sus hermanos, parece un dios griego, tallado
en piedra, su cuerpo perfectamente esculpido, su mandíbula firme y su cabello revuelto.
Nuestros ojos chocan entonces, y en el fondo de su mirada, veo un huracán de emociones
arremolinándose.
Con una mano gentil, se extiende y aparta algunos mechones de cabello sueltos de
mi cara.
—Bueno, estoy aquí ahora. —Las palabras apenas salen de mis labios. Siento como
si estuviera atrapada entre el fuego y el hielo, mi cuerpo es empujado en dos direcciones
diferentes.
—Sí. Sí, lo estás. —Él sonríe, su pulgar vagando sobre mi labio inferior. Sus ojos
siguen el movimiento, su color se oscurece, lujuria y necesidad dando vueltas y vueltas.
Bésame. Grito internamente, aunque no estoy segura de por qué. La atracción que
siento hacia estos chicos es magnética, e incluso si mi cerebro no puede recordar por qué
son importantes, mi cuerpo y mi corazón sí lo hacen.
—Dulces sueños, Harlow. —Oliver acaricia mi cabello y siento sus palabras en mis
huesos. La habitación se vuelve silenciosa y parece que me lleva una eternidad cerrar mis
Página
propios ojos. Después de un tiempo, el calor en mis venas se apaga y el agotamiento gana,
arrastrándome profundamente a la oscuridad. Con los tres hermanos en la habitación,
nada puede tocarme, herirme, y dejo que eso se hunda en mi mente mientras me
adormezco.
Un grito desgarrador sale de mi pecho y pasa rápidamente por mis labios un momento antes
de que mi cuerpo golpee el implacable mar. El dolor me recorre con el impacto, petrificando mis
huesos mientras una aterradora oscuridad me traga por completo. Hundiéndose como una roca
hasta el fondo del mar. El pánico se apodera de cada célula de mi cuerpo, robando a mi cerebro
cualquier pensamiento menos uno. Supervivencia.
Se necesita todo dentro de mí para hacer a un lado la sensación de mil agujas pinchando en
mi piel que el agua helada me deja. Me arden los pulmones, rogando, suplicando por aire, pero no
tengo nada que darles. Cerrando los ojos con fuerza, supero la rigidez de mis miembros y empiezo
a patear mis piernas con todo lo que me queda. No moriré sin luchar.
El aire llena mis pulmones y mis ojos se abren mientras me siento y miro a mí
alrededor para orientarme. ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? Por un momento estoy
suspendida en el tiempo, insegura de todo lo que me rodea. El sudor gotea por un lado
de mi cara, y el sonido de los latidos de mi corazón zumba en mis oídos. Algo se mueve
a mi lado y miro, volviendo lentamente a mis sentidos.
—Fue solo una pesadilla, todo está bien, tú estás bien —me tranquiliza Oliver. Mi
garganta se aprieta, las palabras se niegan a salir en ese momento. No estaba bien, sin
embargo. Me estaba muriendo, ahogándome, sola en la oscuridad. El mar me tragaba
196
entera.
me hubiera pasado a mí, y luego me doy cuenta de que... así fue. Casi me ahogo. Alguien
me empujó fuera de un barco. Alguien me quiere muerta y no sé por qué. El miedo dentro
de mí se dispara y me encuentro rodando y enterrando mi rostro en el pecho desnudo de
Oliver. Inhalando su aroma masculino, trato de alejar las preocupaciones.
—Shh, nunca dejaré que nada te vuelva a pasar —murmura Oliver, sus labios
suaves contra mi frente. Todo mi cuerpo está temblando ahora, pero le creo. Su mano
extendida sobre mí, acaricia suavemente mi espalda de arriba a abajo, el solo movimiento
me aparta del brumoso miedo que me rodea. Con cada roce de su mano, siento menos
miedo y más excitación. Un fuego se enciende en lo profundo de mis entrañas.
Echando la cabeza hacia atrás, miro a Oliver, su rostro está surcada por el sueño,
pero sus ojos son magníficos, profundos y oscuros, como chocolate derretido.
—¿Estás bien? —La apagada voz de Banks suena detrás de mí. Las sábanas crujen
y luego lo siento más cerca, su duro cuerpo rozando el mío. Oliver mueve su mano y
Banks se acerca aún más hasta que me pone entre él y Oliver.
—Salté al agua esa noche para salvarte. De ninguna manera iba a dejar que te
ahogaras. No estabas sola, Harlow, y nunca volverás a estarlo.
¿Él me salvó? ¿Saltó al agua y me salvó? Antes de que pueda captar completamente
el significado de la declaración, sus labios están sobre los míos. Soy vagamente consciente
de los dedos de Banks hundiéndose posesivamente en mi cadera, jalando mi culo hacia
su dureza. Con los labios de Oliver sobre los míos, Banks me quita el cabello de la nuca y
me salpica la piel de besos. Instantáneamente mi cuerpo se derrite, mi interior se
convierte en lava fundida.
Oliver acuna mi cara entre sus manos y continúa su asalto a mis labios, besándome
como un hombre hambriento de comida. Bebe de mis labios como si fuera un dulce
néctar, su lengua se desliza en mi boca y acaricia la mía. El más mínimo de los gemidos
se desliza por mi boca mientras el agarre que Banks tiene sobre mí se hace más fuerte, sus
dedos se clavan en la tierna carne. Oliver se traga mi gemido, pero no antes de que Banks
pueda oírlo. De nuevo, aprieta la carne, amasándola en su mano, sus dedos jugando con
la cintura de mis pantalones cortos.
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Oh, demonios, quiero sus dedos en mí, no, los necesito en mí. Necesito que el dolor
Página
—No tienes que hacerlo. No se trata de eso. Sí, te deseamos, pero es más profundo
que eso. Es mucho más que sexo, Harlow.
No puedo comprender sus palabras en este momento, no con los labios de Banks
en mi piel, y Oliver a mi lado, sus labios hinchados y sus ojos salvajes por la necesidad.
Él está diciendo una cosa, pero su cuerpo está actuando de otra manera, el gran bulto
presionando contra mi muslo lo delata. Quiere esto tanto, como yo, y necesito
demostrárselo.
—Sé que no se trata de sexo, pero los quiero a los dos. Siento como si me estuviera
quemando por dentro. No entiendo la necesidad, o por qué, todo lo que sé es que tengo
esta conexión con cada uno de ustedes y quiero fortalecerla. Me duele estar tan cerca y
no tener las mismas cosas con ustedes dos que con Sullivan. Quiero que esa conexión
crezca.
—Sexo o no sexo, estamos conectados. Eso nunca cambiará —susurra Banks contra
mi piel, su voz profunda y ahumada.
—Por favor —suplico una última vez, y como si la sola palabra tuviera poder, la
resolución de Oliver se rompe. Alejándose, se quita los pantalones cortos. Banks hace lo
mismo y luego juntos me ayudan a quitarme la ropa. Haciéndome rodar sobre mi
espalda, Oliver lentamente me quita la camisa mientras su hermano hace lo mismo con
mis pantalones cortos. No les toma mucho tiempo, y antes de que me dé cuenta, estoy
completamente desnuda, no solo en un sentido físico sino también en uno emocional.
Siento como si le estuviera dando a cada uno de ellos un pedazo de mi quebrado corazón.
Banks se inclina hacia adelante, presionando sus labios contra los míos, su beso es
más caliente, más profundo, más salvaje que el de Oliver y me marca con sus labios,
dejándome ardiendo. Puedo sentir a Oliver moviéndose contra las sábanas, y luego siento
sus dedos, rozando suavemente mi vientre, moviéndose más y más abajo. Mis piernas se
abren solas y tiemblo de anticipación.
—Tu cuerpo es un templo, Harlow, y merece ser adorado —susurra Oliver, su tono
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Oh Dios, sí, por favor, sí. Mis dedos aprietan las sábanas y mi corazón galopa en mi
pecho cuando siento la primera lamida de la lengua de Oliver.
Banks rompe el beso y un bajo gemido se escapa de mis labios. —Tan jodidamente
bonita y perfecta. Fuiste hecha para nosotros, tu cuerpo, tu corazón y tu alma —sisea, sus
manos encuentran mis dos pechos. Amasa la carne, haciendo rodar mis fruncidos
pezones entre dos dedos. Con los ojos muy abiertos, miro fijamente sus orbes de cristal
azul, quedándome fascinada por ellos. Me arqueo ante su toque mientras al mismo
tiempo levanto mis caderas, necesitando más, mucho más.
—Codiciosa. Qué chica tan codiciosa —Oliver se ríe contra mis pliegues, y como
si tuviera una línea directa en mi mente, comienza a devorarme, acariciando su nariz
contra mi clítoris, lamiendo mi entrada. Dentro y fuera, dentro y fuera, su lengua girando
en círculos.
—Puedo ver lo mojada que estás, cuánto nos deseas. Córrete por toda la lengua de
mi hermano para que podamos reclamarte... —Banks ordena con voz ronca, y juro que
solo su voz tiene algún tipo de hechizo sobre mí. El calor en mi vientre se extiende hacia
afuera, y mientras Oliver me lame más rápido, alternando entre lamidas y chupadas, me
encuentro acercándome más y más al borde del precipicio.
Dos dedos me entran sin previo aviso, extendiéndome. Espero que haya algo de
dolor, pero no lo hay, de hecho, no hay nada más que placer. Provocan chispas,
encendiendo mi orgasmo como un cohete que se dirige hacia la luna. Un tirón más de mi
pezón, y dos inmersiones más dentro de mi estrechez y estoy volando por el aire, todo
mi cuerpo ardiendo, como una estrella fugaz, ardo a través del cielo nocturno.
lo que me pide, retomando la misma posición en la que estábamos antes. Oliver está
frente a mí y Banks está detrás de mí. La única diferencia ahora… es que estamos todos
Página
desnudos.
Puedo sentir la dura longitud de Banks presionando contra las mejillas de mi culo
mientras besa mi hombro desnudo, antes de rozar mi oreja con sus dientes —Esta noche,
vamos a hacerte el amor lentamente. Mostrarte lo mucho que nos importas, y cómo
realmente somos uno. Nos perteneces y nunca más tendrás que estar sola.
Al tragar, alejo todos y cada uno de los pensamientos. Pase lo que pase mañana,
me ocuparé de ello, de mis emociones, de mis pensamientos. Todo puede esperar.
Cayendo en la sensación de nada, excepto ellos dos, gimo cuando Banks una vez más
comienza a besarme, sus labios chupan la tierna carne debajo de mi oreja.
Oliver levanta mi pierna y la coloca sobre la suya, abriendo mi centro hacia él. Me
jala hacia su cuerpo, su polla rozando mi sensible clítoris mientras se alinea con mi
entrada. Un suave jadeo llena el aire mientras se desliza dentro, estirándome lentamente,
tan lentamente, que creo que podría morir.
Banks gime en mi oído como si fuera él quien se deslizara dentro de mí. Sus manos
recorren cada centímetro de carne, mi pecho, cuello y caderas, mientras su hermano se
hunde dentro de mí, más y más profundamente hasta que no siento nada más que a él.
El aire sale de mis pulmones y mi cuerpo una vez más se siente como si estuviera
ardiendo.
Oliver sale de mí casi por completo, solo para volver a entrar. Su movimiento hace
que mi espalda presione con más firmeza contra Banks. Cada terminación nerviosa de mi
cuerpo comienza a hormiguear, necesitando más, y como si Banks entendiera esa
necesidad, comienza a tocarme de nuevo, pasando sus dedos por mi espalda, hombros,
brazos y viene a descansar contra mi culo. Me pregunto si él quiere reclamar esa parte de
mí también.
—Sé que estás pensando en ello. En dejarme tomar tu culo virgen, y lo haré, pero
no esta noche... —Oh, Dios. El gruñido que emite podría despertar a los muertos, y cuando
200
fuerza, sus dedos se clavan en mi piel mientras me mira con tanta necesidad y certeza
que podría llorar. Su cuerpo está tenso, sus músculos tiemblan con cada empuje,
diciéndome cuánto quiere esto, cuánto lo necesita.
—He soñado con esta noche, con tenerte por primera vez, con correrme dentro de
ti. —Sus ojos son salvajes y llenos de vida. Es arriesgado, lo sé, pero estoy tomando la
píldora y sé que nunca me pondrían en peligro de esa manera.
Nuestros labios todavía se tocan cuando él se retira de mí. Tan pronto como lo
hace, Banks aprieta mi cadera y me empuja hacia su ingle. Su polla se desliza entre mis
pliegues desde atrás con facilidad, por la liberación de su hermano y la mía.
—Señor, ayúdame, haces que sea muy difícil ser un caballero cuando dices cosas
así. —Sin previo aviso, se desliza dentro de mí, tocando fondo con facilidad, la cabeza de
su polla se encuentra con el extremo de mi cérvix. Una vez más, estoy llena, tan llena,
pero como mi cuerpo debería, se ajusta a la longitud de Banks de la misma manera que
lo hizo con la de Oliver.
Por una fracción de segundo, creo que debería estar callada, pero no se me ocurre
una buena razón. Estamos en medio de la nada, ¿quién me va a escuchar? ¿Sullivan? Ya
he tenido sexo con él y él sabe que deseo a sus hermanos tanto como a él. Si se despierta,
estoy segura de que no le importará, es decir, si no está ya despierto.
—Mierda, estás tan apretada y perfecta. Me has arruinado para cualquiera, lo has
hecho, Harlow. —Banks gruñe cada palabra, y suena como si apenas estuviera
aguantando. Su agarre se aprieta, su fuerza aumenta, y quiero caer profundamente en su
toque. Quiero dejar que me trague entera.
—Sí... sí... —gimoteo, jadeo tan fuerte que podría desmayarme. El placer florece
dentro de mí como una flor que se abre por primera vez. Oliver chupa mi pecho con tanta
fuerza que hay un borde de dolor en el placer. Con la otra mano, amasa la sensible carne,
recorriendo la línea entre el placer y el dolor.
202
Los dedos de Banks se clavan en la piel alrededor de mis caderas mientras se aferra
a mí con todas sus fuerzas, como si tuviera miedo de que desapareciera. Empuja dentro
Página
de mí una y otra vez, y siento que va más profundo cada vez. Se siente como si se
estuviera marcando a sí mismo dentro de mí, asegurándose de que nunca olvide lo que
es tenerlo allí.
—Me corro —apenas consigo decir antes de explotar, estallando como una bomba.
El orgasmo es tan poderoso, que veo estrellas ante mis ojos, cada músculo de mi cuerpo
convulsiona en su agarre. Cada célula de mi ser está en llamas, y por un momento, no sé
dónde estoy, todo lo que conozco es un placer inquebrantable.
Sullivan.
pronto.
Página
Entonces descubro, mientras estoy a medio camino entre el sueño y la vigilia, que
no importa si mi cerebro no puede recordarlos, porque mi corazón y mi cuerpo nunca los
olvidará.
204
Página
24
A la mañana siguiente, espero que las cosas sean un poco incómodas, pero me
sorprende gratamente cuando no es así. De hecho, es todo lo contrario. Todo se siente
bien, como debe ser. Estoy deliciosamente adolorida y termino pasando unos buenos
treinta minutos en la ducha dejando que el agua caliente golpee mi espalda antes de salir
y vestirme.
Cuando regreso a la sala de estar, Oliver está parado frente a la estufa preparando
el desayuno, mientras Banks desaparece en el baño. Sullivan está sentado en el sofá,
navegando por los canales, así que decido unirme a él. Me siento a su lado, dejando unos
centímetros entre nosotros, pero él niega con la cabeza y agarra mi brazo, tirando de mí
hacia su costado.
—Creo que merezco un abrazo, al menos —sonríe Sullivan, y puedo sentir mis
mejillas calentarse al pensar en lo de anoche.
Unos minutos después, Banks sale del baño, recién duchado y vestido para el día,
y todos nos sentamos a la mesa a comer juntos.
mechero fue un accidente real? Los accidentes ocurren todo el tiempo —respondo,
agarrando mi vaso de leche.
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—¿Y tú siendo empujada fuera del barco? ¿Y atropellada por un coche? ¿Y drogada
en una fiesta? ¿Todo eso es coincidencia? ¿Cada uno de ellos fue un extraño accidente?
—señala Sullivan, y no puedo discutir con eso. Uno podría considerarlo un accidente,
pero todos ellos, sí, no. Lo que significa que debo aceptar el hecho de que alguien está
tratando de matarme.
—Ya atrapamos a Shelby en una mentira, ¿tal vez ella tuvo algo que ver con eso?
—sugiere Banks.
—No lo sé... —Pienso en todo el tiempo que he pasado con ella en las últimas
semanas. Nunca ha habido nada extraño en ella. Parece una gran amiga, mis padres
parecen quererla, y había fotos de nosotros en mi habitación, fotos en las que me veía
muy feliz.
—No estoy seguro —responde Banks—. Realmente no sé por qué alguien querría
que murieras.
—Me odiaste en un momento dado, entonces, ¿quién puede decir que otras
personas no lo hagan? —Ante la mención de nuestro pasado, el rostro de Banks se tensa,
un músculo de su mandíbula salta.
—No creo que nuestro odio fuera totalmente merecido, no para ti, de todos modos.
Creo que tu padre tiene la mayor parte de la culpa... en realidad, todos nuestros padres.
Antes de tu accidente, siempre creímos lo que nuestros padres nos dijeron sobre tu
familia, pero después de contratar a nuestro propio investigador privado, descubrimos
que, aunque tu padre parecía ser el principal instigador, nuestro padre tampoco estaba
tan limpio como se hizo a si mismo parecer.
—¿Saben por qué nuestros padres han tenido esta disputa durante tanto tiempo?
—Por lo que he podido averiguar hasta ahora, la rivalidad de nuestras familias comenzó
hace años por algunos negocios. Se culparon mutuamente por intentar destruir el negocio
del otro, sabotear los acuerdos inmobiliarios y arrebatar clientes de alto perfil. Sonaba
horrible para todos los involucrados.
—¿Amigos? —La forma en que escuché a mi mamá hablar sobre los Bishop hace
que sea difícil creer que haya algo más que odio entre esos dos, pero tiene sentido. Para
odiar a alguien, tienen que haberte hecho daño de una manera que corte más profundo
que la superficie.
Metiendo mis manos debajo de mi barbilla, pregunto —¿Qué pasó? ¿Qué los hizo
convertirse en enemigos?
¿Me controlen? ¿Mi padre me pidió que le pusiera esas drogas a Sullivan? ¿Me
estaba usando, o tomé la decisión de hacerlo por mi cuenta? Mirando el panorama
general, actualmente, sí, pero antes, no lo sé. Sé que mi padre está teniendo una aventura
con alguien, pero ¿eso significa que me mintió sobre todo lo demás... o que me quiere
muerta? No puedo pensar que mi propio padre me quiera muerta, pero ya no sé qué es
verdad y qué es mentira. Incluso los pocos recuerdos que me han vuelto están
difuminados... como si hubieran pasado por una licuadora.
—No te disculpes. Todos hemos hecho cosas de las que nos arrepentimos, cosas
que se hicieron para otra persona. Ya no somos esas personas. —Sullivan se calma, y
quiero inclinarme hacia él, dejar que me sostenga en sus brazos, pero en vez de eso,
extiendo mi mano hacia él. La toma, frotando su pulgar sobre la parte superior, calmando
lentamente el dolor en mi pecho.
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—Me gustaría poder recordar todo. Si pudiera entonces tal vez sería capaz de
ayudar más.
Página
Banks niega con la cabeza: —Sería bueno que recordaras, pero no creo que el hecho
de recordar cambie nada. No viste quién te empujó fuera del barco, y dudo que puedas
recordar quién te golpeó con el auto.
Como si supiera que estaba pensando en él, la puerta del baño se abre y aparece
Sullivan. Intento apartar la mirada, pero ¿cuál es el punto? En cambio, me permito
beberlo, mis ojos vagan sobre su recién duchado y esculpido cuerpo. Maldición. Casi me
trago la lengua, la misma lengua que me gustaría usar para lamer las gotas de agua
restantes de su piel. Jesús, necesito dejar de pensar con mi vagina. Pero es tan
malditamente difícil cuando, además de la fina toalla que cuelga de sus caderas, está
completamente desnudo.
Debo dejar de mirar. Cuando mis mejillas comienzan a arder, desvío la mirada hacia
su rostro.
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Su cabello está mojado, lo que hace que el color marrón rojizo parezca casi negro,
lo que resalta el azul marino de sus ojos, haciéndolos parecer más brillantes. Sabiendo
muy bien que lo estoy mirando, me da una sonrisa descarada.
—¿Ves algo que te guste? —Mueve sus espesas cejas, y juro que mi rostro se vuelve
cincuenta tonos de rojo. No debería ser tímida sobre esto, sobre ellos, pero por alguna
razón, todavía lo soy. Quiero decir, me he acostado con cada uno de ellos, así que no
tengo ninguna razón para que mi cara se ponga cara roja simplemente mirándolos, pero
no puedo detenerme.
—¿Estás seguro? Parece que Harlow quiere ver mi polla, tal vez incluso tocarla.
—Harlow, esto no está sujeto a negociación. Eres una Lockwood y debes proteger a esta
familia, su nombre y su negocio. Si eso significa hacer algunas cosas a la gente que se lo merece,
que así sea.
Esa es la cosa. Ya no me importa si son culpables o inocentes. Estoy cansada de ser una
Lockwood, cansada de cumplir las órdenes de mi padre.
—He terminado. Ya no voy a ser tu marioneta. Encuentra a alguien más —hablo entre
dientes, empujándome de la silla para salir de su oficina. Quiero ser mi propia persona, y no puedo
hacer eso mientras esté atrapada bajo el pulgar de mi padre.
—No es que los Bishop sean inocentes, Harlow. Se lo han buscado ellos mismos.
La ira hierve a fuego lento en mis venas, casi llegando al punto de ebullición. —
Sullivan no se lo buscó. ¡Me hiciste plantar esas drogas! Me hiciste arruinar su vida. Nunca debí
haberte escuchado. Si esto es lo que significa ser una Lockwood, ¡entonces no quiero ser parte de
esta familia nunca más!
209
Una mirada de sorpresa se apodera de sus rasgos —No quieres decir eso.
Curvando los labios, dejo que cada gramo de rabia que siento cubra mis palabras: —Si
Página
quiero. He terminado. Quiero salir. Si no me dejas ir, entonces encontraré otra forma. De una
forma u otra, esta farsa se acabó. —No me molesto en mirarlo mientras salgo de su oficina. Hice
mi elección porque, a mis ojos, aunque los Bishop no son inocentes, tampoco mi padre lo es.
—Oye, ¿estás bien? —La voz de Sullivan está cubierta de preocupación, su tono
burlón desapareció—. Solo estaba bromeando... Me pondré algo de ropa.
—No, no es eso.
—¿Qué pasa? —Oliver deja lo que está haciendo en la cocina y se acerca a la cama.
Toma mi mejilla y examina mi rostro como si fuera a encontrar alguna dolencia
subyacente—. Te ves pálida.
—Acabo de recordar algo… una pelea con mi padre. Debe haber sido antes de que
yo viniera aquí. Le dije que había terminado. Ya no quería ser más una Lockwood. —La
habitación se queda en silencio a mí alrededor, los tres hermanos me miran. Una
sensación de malestar instalándose en mi interior—. ¿No piensan que es... es mi padre,
quien me querría muerta? —Pregunto, mirando a los ojos preocupados de Oliver.
—No lo sé. Nada ni nadie está fuera de la mesa en este momento. —Asiento con la
cabeza. Supongo que tiene razón, aunque mi instinto me dice lo contrario... no pudo
haber sido mi propio padre. Estamos caminando por una pendiente resbaladiza, y si su
odio hacia los Bishop es tan profundo como creo que es, entonces muy bien podría haber
sido él.
—También recordé algo más, que mi padre fue quien me hizo plantarte las drogas,
Sullivan.
—Ya nos lo imaginábamos —dice Sullivan, como si hacer lo que hice no hubiera
arruinado todos los aspectos de su vida. Por la forma en que Matt lo hizo sonar, él lo tenía
todo, y luego aparecí arrancándolo todo de debajo de sus pies.
—Bueno, es posible que lo hayas hecho. Pensé que antes de mi accidente yo era
una perra, e incluso pensé que podría haber sido mi idea destruir tu vida. Así que es
bueno saber que al menos no fue idea mía. No era yo quien quería hacerte esto. Yo era
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simplemente un peón, alimentado con mentiras y me dijeron que hiciera cosas en honor
al nombre de Lockwood.
Página
—Lo que sea que hicimos en el pasado, está en el pasado ahora. No te culpes por
nada. Te perdoné hace mucho tiempo, y me alegro de que me hayas perdonado a cambio
—dice, tomando mi mano, y así como así, me siento mucho mejor. Sí, ambos cometimos
errores, pero todos los cometemos, algunos simplemente más grandes que otros.
Miro entre ellos, y ambos me miran con un calor en sus ojos que conozco bastante
bien ahora. Han pasado tres días desde que tuve sexo con Oliver y Banks, y desde ese
día, ha sido cada vez más difícil alejar mi deseo y necesidad por los tres. Los deseo a todos
juntos, pero no estoy segura de poder manejar eso todavía.
—Está bien, ¿quieres que me una? —Sullivan mueve las cejas hacia arriba y hacia
abajo, la sonrisa que me está dando va directo a mi núcleo. Muerdo mi labio inferior para
sofocar mi gemido. Si dijera que sí, eso dejaría a Banks aquí solo, y no podría hacerle eso.
Poniéndome de pie, pongo mi labio inferior entre los dientes y lo miro, batiendo
mis pestañas seductoramente —¿Y si lo hiciera? ¿Vendrías?
—Si lo llevas a la ducha, entonces yo también voy —nos informa Banks, dándome
también una sonrisa derrite-bragas, lo cual está bien ya que no llevo ninguna. Solo tenía
un par, y después de lavarlas una vez, decidí solo usar mis pantalones cortos.
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hubieran ideado un plan secreto del que yo no sé nada. Poniéndose de pie, acechan hacia
mí mientras camino hacia atrás. No les tengo miedo, en todo caso, es todo lo contrario.
Estoy excitada, mi sangre zumba, mi cuerpo entero está electrificado esperando que uno
de ellos haga un movimiento, que ponga sus manos sobre mí.
—Y todo en lo que yo podía pensar era en lo celoso que estaba de que mis
hermanos tuvieran una probada de ti, pero yo no, —sonríe Sullivan, su mano se mueve
hacia la parte delantera de sus holgados pantalones cortos de gimnasia—. Mi polla ha
estado dura durante días repitiendo esa noche en mi cabeza una y otra vez. La forma en
que te desintegraste cuando te llevaron al orgasmo una y otra vez. Tus gemidos y jadeos.
Los dulces sonidos que hiciste quedarán grabados para siempre en mi mente.
Casi jadeo cuando la parte de atrás de mis rodillas hace contacto con la cama,
afortunadamente, debido a que se tambalean tanto, estoy segura de que me caeré en
cualquier segundo. Observo como Sullivan merodea hacia mí desde el frente, mientras
Banks viene hacia mí desde un lado. Tan depredador.
En segundos, estoy desnuda y ni siquiera estoy segura de cómo sucedió tan rápido.
Todo lo que sé es que el aire fresco se siente bien contra mi piel caliente. Caigo sobre el
suave edredón, mientras los dos chicos me contemplan con miradas salvajes; como si yo
fuera una solitaria cierva vagando por el bosque y ellos fueran dos lobos que no han
comido en semanas.
No tuve la oportunidad de mirarlo antes, estaba oscuro y todo eso, así que ahora
lo estoy mirando como si fuera un lingote de oro que alguien ha puesto frente a mí. Es
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—¿Quieres esto? —pregunta Banks, su voz baja y gruesa. Toca algo profundo
dentro de mí. Asintiendo con entusiasmo, muerdo mi labio inferior cuando me hace la
siguiente pregunta— ¿Dónde lo quieres?
Banks sonríe, y mi atención se aleja de él cuando mis ojos se fijan en Sullivan, que
también está de pie frente a mí, desnudo como el día en que nació. Su cuerpo es
magnífico, y mi boca se abre cuando mis ojos se mueven sobre cada músculo
perfectamente esculpido. Hombros que están desarrollados y parecen hechos para
sostener el mundo, abdominales como una tabla de lavar, que me dan ganas de lamer
entre cada división.
Quiero besarlo y tocarlo. Todo mi cuerpo está ansioso por estos dos hombres.
Inclinándose hacia adelante, Sullivan toma mi barbilla con dos dedos y me atrae hacia él.
Sus labios aterrizan contra los míos, el beso es fuego, y dientes y pasión devoradora. Las
sábanas susurran a mi lado y siento a Banks acercarse a mí.
Sus dedos se posan en mi hombro mientras aparta los sedosos mechones rubios.
—Un día, te follaré tan fuerte que me sentirás en cada célula de tu cuerpo por el resto de
tu vida.
Qué declaración tan audaz. Quiero decírselo, pero todo lo que sale es un gemido
gutural que es amortiguado por los labios de Sullivan mientras mordisquea mi labio
inferior, sus dientes rastrillando la tierna carne. Banks me salpica la garganta y el hombro
con besos calientes, chupando la piel con fuerza antes de lamer el dolor con la lengua.
—Ponte a cuatro patas para mí, bebé —murmura Sullivan, su pecho sube y baja
rápidamente. Me toma un momento comenzar a moverme, mi cabeza todavía está en las
nubes, pero una vez que llego a la posición de manos y rodillas, estoy de regreso.
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Jadeando con fuerza, me doy cuenta de que mi excitación gotea vergonzosamente por
mis muslos.
Página
—Mierda, estás tan mojada. Es tan jodidamente excitante saber que te hacemos
esto. —Sullivan desliza una mano por mi espalda y miro a Banks, que me contempla con
ojos entrecerrados y oscuros. Se parece al lobo feroz, y quiero desesperadamente que me
coman.
Se acerca a mí, usa una mano para llevar su polla a mis labios y la otra para levantar
mi barbilla. La suave y aterciopelada cabeza de su polla roza mis labios, justo cuando
Sullivan entra en mí con dos dedos. Buen señor. Mi boca se abre, un gemido sin aliento
llenando el aire mientras la calidez recorre mis venas. Paso mi lengua, sobre la hendidura
y debajo de la cabeza de la polla de Banks, una picante salinidad explota contra mi lengua.
Los ojos de Banks parecen ensancharse mientras hago esto una y otra vez hasta
que él está gimiendo y yo estoy montando la mano de Sullivan, meciéndome hacia
adelante y hacia atrás contra sus dedos.
—Chúpale la polla, Harlow. Toma su polla a esa boca virgen y déjalo correrse en
ella —me anima Sullivan, y no puedo evitarlo. Hago lo que me ordena, succionando solo
la cabeza en mi boca. Banks suelta su polla y echa la cabeza hacia atrás, un gemido que
suena más como un gruñido es arrancado de su musculoso pecho.
Para el momento en que Sullivan entra en mí, Banks tiene toda su polla en mi boca
y sus caderas empujan suavemente. La punta de su longitud golpea la parte posterior de
mi garganta y me atraganto, pero eso no detiene a Banks ni a Sullivan.
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La habitación se llena con nada más que nuestros gemidos y la bofetada de su piel
contra la mía. Estoy ardiendo, el sudor se forma en mi frente, y gimo alrededor de la
longitud de Banks mientras Sullivan aprieta mis caderas. Con sus dedos clavándose en
mi piel, sé que habrá moretones y quiero que los haya. Quiero recordar esto, sentirlo
durante todo el tiempo que pueda después.
—Joder, estás tan apretado, tan caliente... —Él se estrella contra mí, y es como si
estuviera perfectamente equilibrada entre los dos, con cada embestida, chupo más fuerte
a Banks empujándonos a los tres más y más cerca de la imaginaria línea de meta.
—Estoy cerca... —sisea Banks entre dientes, su rostro se tensa—. Me voy a correr
en tu boca. Si no quieres que lo haga, tienes que parar ahora. —En respuesta, succiono
más fuerte y él entrelaza sus dedos en mi cabello, animándome a ir más rápido. La saliva
gotea por mi barbilla, mientras le dejo usar mi boca como su hermano usa mi coño.
Con mi barbilla apretada entre sus dos dedos, me obliga a mirarlo —Es tu turno,
bebé. Córrete por toda la polla de mi hermano.
—Sí... —Jadeo, sintiendo nada más que a Sullivan mientras entra en mí, una y otra
vez, follándome como una salvaje bestia.
—Santo jodido, Jesús —nunca había escuchado a Sullivan sonar tan sin aliento,
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como en ese momento. Banks me suelta la barbilla y me desplomo hacia delante sintiendo
que la pegajosa corrida de Sullivan cubre el interior de mi útero.
Página
—Eso fue... —Trago contra el edredón.
—Creo que Oliver realmente se va a arrepentir de haber hecho esa carrera —se ríe
Banks, lo que me hace reír también. Sullivan se aleja lentamente de mí y me da un suave
beso en la mejilla. En ese momento, la puerta principal de la cabaña se abre y entra un
sudoroso Oliver.
Banks se baja de la cama y se vuelve a poner los pantalones cortos —Solo la jodida
cosa más sexy de la historia, pero me aseguraré de contártelo todo más tarde.
Oliver pone los ojos en blanco, pero no me pierdo la primitiva mirada que me está
dando. Eventualmente, tendré que tener los tres a la vez, y estoy empezando a pensar
que podría ser lo suficientemente fuerte para eso.
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Oliver anduvo deprimido durante unas horas, claramente descontento por
perderse la diversión. Sullivan y Banks también se aseguraron de burlarse de él sin
descanso. Después de tomar una ducha, volví y me encontré con Banks revisando su
teléfono nuevamente. No pasó mucho tiempo antes de que diera malas noticias. Mis
padres habían ido a la policía y habían presentado un informe de persona desaparecida
porque no habían tenido noticias mías, y los guardias que había enviado mi padre, así
como Shelby, no me habían visto en tres días. Ahora hay policías haciendo preguntas por
todo el campus.
—Está bien, déjenme primero en el campus. Hablaré con la policía y aclararé esto.
Luego puedo pasar por los dormitorios y recoger algo de ropa y un par de cosas más.
—No creo que sea una buena idea, podemos pasar por la estación de policía de
camino a nuestra casa —dice Oliver.
Estoy casi segura de que van a decir que no, así que me preparo para una
discusión, pero me sorprende cuando Sullivan dice —Está bien, puedes hacer lo que
tienes que hacer y nos quedaremos en el campus cercano.
Cuando llegamos a los dormitorios un rato más tarde. Hay dos coches de policía
Página
aparcados justo enfrente, pero no veo a los agentes de policía hasta que salgo del coche.
Antes incluso de tener la oportunidad de explicar, dos policías más vienen corriendo
hacia nosotros, con las armas desenfundadas, gritándonos a todos que nos tiremos al
suelo.
Estoy tan sorprendido, que no sé qué hacer, o decir, o incluso pensar. Estoy a punto
de tirarme al suelo cuando me doy cuenta de que no me están hablando a mí, sino a los
chicos.
—¿Qué... qué pasa? —Le pregunto a uno de los policías, que actualmente está
poniendo un par de esposas a Banks.
—¿Por qué me harían daño? No hicieron nada. Por favor, deténganse —le suplico.
—Sus padres nos dijeron que la habían secuestrado tres hombres —me dice el
policía. La preocupación y la confusión se convierten en ira y comprensión en un abrir y
cerrar de ojos.
—¡Libérelos ahora! Nadie me secuestró. Fui con ellos por mi propia voluntad, y la
última vez que lo comprobé soy una adulta que puede tomar sus propias decisiones.
Casi inmediatamente son liberados y se acercan para estar a mi lado. Banks se frota
las muñecas y le da una al policía mirada asesina, pero no dice nada.
—¿Estás bien? —pregunta Oliver, tomando mi mano entre las suyas. Fuerzo una
sonrisa tranquilizadora y asiento.
—Nos gustaría tomar una declaración, solo para nuestros registros —me dice uno
de los policías.
—¿Qué hay que decir? No pasó nada. Fui a una cabaña con mis amigos durante
tres días, fin de la declaración —digo bruscamente.
Sé que no es culpa del policía, pero él está aquí ahora mismo, y mis padres no, así
que supongo que tendrá que lidiar con mi ira.
—Bien, te dejaremos con eso entonces. —Los policías se miran unos a otros antes
de volver a subir a sus coches patrulla. Los veo alejarse, incapaz de ocultar la sucia mirada
en mi cara.
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Una vez que se pierden de vista, vuelvo mi atención a los chicos. Los tres me miran
sin nada más que preocupación y sólo entonces me doy cuenta de que estoy temblando.
Página
Tengo esta abrumadora necesidad de abrazarlos a todos, y como Oliver es el más cercano,
lo abrazo primero. Me sostiene cerca de su pecho por un momento antes de soltarme, así
puedo abrazar a Sullivan y Banks también.
—Está bien… chicos, esperen aquí. Subiré realmente rápido y recogeré mis cosas.
—Iré contigo —anuncia Banks, y puedo decir por su tono y la tensión de su cuerpo
que no va a aceptar un no por respuesta. Mientras que Oliver y Sullivan están felices de
que yo tome la delantera, la preocupación de Banks por mí supera su habitual naturaleza
despreocupada. Ofreciéndole mi mano, la toma y entrelaza nuestros dedos.
—Shelby está aquí, ¿te importaría esperar en el pasillo? Quiero hablar con ella a
solas. Necesito saber por qué me mintió sobre Oliver en la fiesta.
No podría evitar poner los ojos en blanco ante sus tendencias alfa aun si lo
intentara. —Mhh, ¿qué tal si la dejo abierta y así puedes entrar de la manera normal?
corriendo por la habitación, viene directamente hacia mí, como un toro furioso. Su cuerpo
choca contra el mío, sus brazos me rodean, envolviéndome en un fuerte abrazo.
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9
Demostración Pública de Afecto
—Harlow, oh, Dios mío. ¡Estaba tan preocupada por ti! ¿Dónde estabas y por qué
no tenías tu teléfono contigo? No tuve otra opción. Esos estúpidos guardaespaldas que
envió tu padre no se iban, y no sabía dónde estabas, y traté de encubrirte, pero...
Ella sigue y sigue, y de ninguna manera voy a decir una palabra si no consigo que
tome un respiro y deje de hablar.
Shelby se aleja, sus ojos se llenan de lágrimas —Estaba tan preocupada por ti. Eres
mi mejor amiga, y ya te han pasado suficientes cosas últimamente. No puedo arriesgarme
a perderte de nuevo.
Sus palabras no tienen sentido para mí, especialmente si ella es quien puso las
drogas en mi bebida, pero no puedo ignorarlas.
Tiran de las fibras de mi corazón, y creo que es porque no quiero creer que una de
mis únicas amigas, mi mejor amiga, pueda ser quien me lastime.
—¿Qué? Yo... —Por un momento, creo que lo va a negar. Tal vez invente otra
mentira, pero luego, en lugar de decir algo, comienza a llorar. Se cubre la cara con las
manos, todo su cuerpo tiembla, porque está llorando muy fuerte, y todo lo que puedo
hacer es envolver mi brazo alrededor de ella.
—¿Drogándome?
—Shelby, sé que estás tratando de ser una buena amiga, pero debes confiar en mí
en esto. No son los hermanos Bishop los que están detrás de mí. Sí, me acosaron antes del
accidente, pero ya no es así, las cosas han cambiado entre nosotros.
—Hay más, Harlow… —Shelby se limpia algunas lágrimas de sus ojos, que ahora
están hinchados y rojos, con la manga—. Sus padres me contactaron hace un tiempo.
Querían que te espiara. No quise hacerlo. Les dije que no, que nunca te traicionaría. Pero
luego me amenazaron. Me dijeron que si no les daba información, lastimarían a mi familia
y con todo lo que pasó con mi papá, no podía arriesgarme a que lo lastimaran a él, ni a
mi mamá. —Por alguna razón, estoy frenética, necesito saber de qué está hablando. ¿Por
qué irían a Shelby?
—¿Qué quieres decir con espiar? ¿Cuando? ¿Qué querían saber y qué les dijiste?
—Me estoy agarrando a un clavo tratando de encajar todas las piezas del rompecabezas.
Hay cosas que sé ahora y cosas que no entiendo del todo, o que todavía no recuerdo, y
todo es tan confuso.
Shelby exhala un suspiro. —Me contactaron justo antes del incidente del barco. Al
principio, solo querían saber cosas como si estabas viendo a alguno de sus hijos. Les dije,
no, por supuesto, ustedes se odiaban. Luego sucedió el accidente automovilístico y
siguieron contactándome, queriendo actualizaciones. Me preguntaron si habías
recuperado la memoria y cosas así. No sé qué querían, Harlow, pero estoy preocupada
por ti. No se puede confiar en los Bishop, quiero decir, me amenazaron para obtener
información sobre ti.
Por primera vez en tres días, mi corazón está en mi estómago. No sé qué pensar ni
qué sentir. ¿Me han estado mintiendo los hermanos? ¿Saben acerca de esto? Cada vez que
siento que estoy recuperando el equilibrio, sucede algo más.
—No sé qué está pasando entre tú y ellos, pero sentí que deberías saberlo. Creo
que es muy probable que sean ellos los que intentan lastimarte. ¿Por qué más querrían
saber sobre ti y sus hijos? Ninguna de estas cosas comenzaron a suceder hasta que se
acercaron a mí. —Dios, espero que no. Un escalofrío recorre mi cuerpo al pensarlo.
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Los padres de los hermanos no intentarían matarme por alguna estúpida rivalidad
familiar, ¿verdad? Hay tantas piezas que faltan en este rompecabezas, y un dolor de
Página
—No, no las he visto, ¿y a dónde vas de todos modos? Acabas de regresar. Pensé
que tal vez podríamos tener una noche de cine y ponernos al día, pasar un tiempo juntas.
Parece que ya no nos vemos nunca.
—Vamos, chica, no hemos salido en toda la semana. —La voz de Shelby hace eco en mi
cabeza, un recuerdo comienza a aflorar.
—Bien, ¿qué tal si vemos una película divertida? —Realmente necesito reírme después de
la semana que he tenido.
—Oh, Harlow... lamento mucho que lo estés pasando mal. ¿Quieres que les patee el culo?
¡Porque lo haré! —Shelby lanza su brazo por encima de mi hombro, acercándome a su lado.
—Los Bishop realmente están empezando a afectarme. Así no es como pensé que sería la
vida universitaria —me inclino hacia ella, dejando que mi mejor amiga me consuele.
—Prometo que saldremos pronto, pero no hoy. Me quedaré con los chicos.
—Shelby suspira profundamente ante la mención de ellos, pero no dice nada para
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detenerme—. Confío en ellos, y lo que sea que hicieron sus padres, no es cosa suya.
Página
Shelby cruza las manos en su regazo —Está bien, Harlow, pero ten cuidado.
10
Comedia Romántica
—Lo haré —le digo y sigo recogiendo mis cosas. Finalmente encuentro mis
anticonceptivos en uno de mis cajones. Los meto en mi bolsa con el resto de mis
pertenencias—. Tengo mi teléfono conmigo esta vez. Te escribiré un mensaje.
—Lo hice —dice entre dientes. Toma mi mano y comienza a tirar de mí por el
pasillo.
—¿Qué estás pensando? —Supongo que todavía piensa que Shelby está
mintiendo, especialmente ahora que ha acusado a sus padres. Por eso me quedo muy
sorprendida cuando escucho lo que tiene que decir a continuación.
—¿Crees que... me quieren muerta? —No sé mucho sobre sus padres o la relación
que los hermanos tienen con ellos, pero la necesidad de amenazar a Shelby para obtener
información sobre mí me tiene aterrorizada. Por el rabillo del ojo, veo la cara de Banks
transformarse con dolor. Parece enojado y frustrado pero, sobre todo, decepcionado.
—No puedes usar los dormitorios como un lugar para prostituirte, ¿sabes?
Algunas personas vienen a esta universidad para recibir una educación.
Sin siquiera darme cuenta, encuentro mis manos formando puños apretados.
Quiero quitarle esa mirada de la cara.
Página
Mis hombros se encogen. —No lo sé. Solo quería que se comieran sus palabras.
Cuando regresamos al coche, Sullivan y Oliver parecen tensos. —¿Qué les tomó
tanto tiempo? Estábamos a punto de irrumpir allí y empezar a golpear cabezas
—reprende Oliver.
—Shelby dice que nuestros padres la contrataron para espiar a Harlow —anuncia
Banks tan pronto como estamos de vuelta en el coche con todas las puertas cerradas.
—Hijo de puta —gruñe Sullivan mientras golpea el tablero con el puño cerrado—
. No es sorprendente, en absoluto, pero me sorprende que hayan ido a Shelby.
—Voy a tener una charla con mamá y papá, y veré si puedo llegar al fondo de esto.
Y sobre esas chicas, no son nadie.
Todo lo que puedo hacer es encogerme de hombros. Quiero decirles que es fácil
decir algo así cuando no son ellos los que están siendo llamados puta o son mirados con
asco. ¿Cómo se supone que voy a dejar ir las cosas que dijeron e hicieron?
Sé que no debería importarme lo que piensen los demás... lo sé, pero eso no
significa que pueda simplemente apagar mis sentimientos u olvidar lo que dijeron.
—Olvídate de ellas —confirma Banks con una mano suave, y algo me dice que va
a ser mucho más difícil que simplemente olvidarme de ellas. 224
Página
26
Caminando hacia el frente de la clase, le entrego mi ensayo al profesor Paulson,
quien me da un breve asentimiento mientras salgo del salón. Oliver camina con paso
firme a mi lado, nuestros dedos entrelazados mientras vamos juntos hacia el pasillo. Los
hermanos encuentran el camino a cada una de mis clases, asegurándose de que esté a
salvo. Ajustándome la mochila, camino por el largo pasillo con Oliver a cuestas. He
avanzado unos tres metros cuando una mano se posa en mi hombro, deteniendo
cualquier paso más.
En serio. Casi espero que sea uno de los estúpidos guardias, así que cuando me doy
la vuelta no hay nada más que rabia apenas contenida reflejada en mi rostro.
—Oye, lo siento, pensé que eras uno de los guardias asignados por mi padre.
Oliver mira a nuestro alrededor, escaneando el área. —Ahora que lo pienso, hace
tiempo que no vemos a ninguno de ellos. —Él se encoge de hombros—. Esperemos que
los hayan despedido. Quiero decir, hicieron un trabajo terrible. Te secuestramos a plena
luz del día, y ni siquiera pudieron averiguar dónde estabas —bromea, con los ojos
brillantes de diversión.
—Por supuesto. Ya terminé con las clases del día y me vendría bien una galleta y
un café ahora mismo.
—Lo que quieras —me guiña un ojo y me da un suave beso en la mano que me
hace temblar el estómago. Ante las palabras de Oliver, ella abre el camino y nos lleva a
esta pequeña cafetería a un par de calles de la biblioteca. Nos sentamos en una pequeña
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mesa cerca de la ventana, y veo como Oliver se acerca al mostrador y nos pide algunos
cafés y pasteles. Nuestras miradas chocan cuando me atrapa mirándolo, y yo miro hacia
Página
—Ha ido bien —sonrío—. De hecho, ha sido genial. —Ya sé que me estoy
sonrojando hasta la línea del cabello, revelando mis indecentes pensamientos, pero no es
como si tuviera algo que ocultar, y menos aún, a Caroline.
—Eso está bien, ¿y cómo han ido las clases? Sé que la fábrica de rumores ha vuelto
a funcionar, como estoy segura de que has oído.
—¿Alguien dijo algo? —La voz de Oliver corta el aire, mientras pone dos tazas
frente a nosotras.
—No me molesta —miento—. Pueden decir lo que quieran. La única persona que
sabe la verdad soy yo.
—Amigo, ese es Oliver Bishop, y Harlow, ya sabes, a la que le gusta ser doblemente
rellena —se ríe uno de ellos, y puedo ver la ira brotando de Oliver como un río.
—Está bien —susurro, aunque no lo está. No está bien que digan cosas tan malas,
o que hablen de mí de una manera tan degradante como si no estuviera aquí.
—¿Crees que la compartiría con nosotros? ¿Llevarla a dar una vuelta? —Otro chico
se ríe, su voz baja y un poco más cercana que la de los otros chicos.
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—Lo siento, fue un accidente, no es que importe... —El imbécil se queja, como si
no fuera gran cosa o grosero como la mierda.
Los ojos del tipo se salen de su cabeza y luego se ríe, su voz rebota en las paredes
dentro de mi cabeza.
—Este idiota cree que voy a disculparme con su zorra. —Le da un codazo a su
amigo, quien también se une a la risa. Un nudo de preocupación comienza a formarse en
mi estómago cuando veo los puños cerrados de Oliver, apretándose y se aflojándose.
Mierda. Se va a meter en problemas por nada. Todo por culpa de unos estúpidos idiotas.
Estoy tan atrapada en mis pensamientos que no me doy cuenta de que Oliver se
mueve hasta que es demasiado tarde. Su puño se conecta con la cara del perdedor justo
cuando me levanto, la silla de madera golpea el suelo, atrayendo aún más la atención.
Pero no me importa. Tengo que detenerlo antes de que se meta en problemas.
Moviéndome rápido, enrollo mi mano alrededor de su bíceps y lo jalo hacia mí, pero es
como intentar mover una pared de ladrillos. Inútil.
—El jodido idiota me acaba de dar un puñetazo, y todo por un estirado coño.
Ni siquiera dejo que las palabras que está diciendo me afecten. No significan nada,
ni una maldita cosa. Oliver, sin embargo, piensa lo contrario y se lanza hacia adelante,
con la esperanza de conseguir otro puñetazo, pero esta vez soy más rápida y, en cambio,
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—Lo que sea, ella no vale la pena. —Uno murmura y otro dice —Quédate con la
puta. —De nuevo, los ignoro y me aferro con más fuerza a Oliver. El tintineo de la puerta
me dice que finalmente se han ido, y solo entonces me despego de su pecho.
—¡Oh, Dios mío, Harlow! Nuestro dormitorio ha sido... es... —Hay un llanto
ahogado, seguido de un chillido. Al instante, me levanto, lista para hacer mi camino hacia
la puerta, necesitando asegurarme de que Shelby esté bien.
—Estoy bien, pero nuestra habitación no. Ven aquí pronto, por favor —suplica
Shelby.
—Voy en camino. Estaré ahí pronto. —Cuelgo el teléfono y me doy cuenta que
Oliver y Caroline están de pie ahora. Me miran confundidos y sé que tengo que
explicarles.
—Shelby dijo que algo le pasó a nuestra habitación. —El miedo irradia por mi
columna vertebral como un goteo interminable de agua helada.
estuviera enferma.
—Yo también.
—¿Qué está pasando? —Ambos preguntan con igual cantidad de miedo en sus
ojos. Oliver abre la boca, respondiendo por mí.
—¡Harlow! —Ella llora y me jala hacia su pecho, envolviendo sus brazos alrededor
de mí. Es entonces cuando me doy cuenta de que todas mis cosas están destruidas, mi
cama está volcada, mis pertenencias tiradas por la habitación. Pero nada podría haberme
preparado para lo que veo a continuación; la palabra PUTA pintada con aerosol en mi
colchón con pintura roja brillante, el mismo color que se usó para hacer la pancarta.
Recuerdo haber visto la misma palabra... con una escritura casi idéntica antes. Alguien lo
escribió en mis camisetas cuando estaba lavando la ropa.
—Creo que fueron Tiffany y sus amigas, tienen que ser —grita Shelby—. Mira la
letra, la pintura, todo es igual.
—Ella pagará por esto, sin duda alguna. Voy a hacer de su vida un infierno —dice
Oliver a continuación, pero ni siquiera siento el efecto de sus palabras. Sé qué hará
exactamente lo que dice, pero ahora mismo me siento humillada, tan condenadamente
humillada.
—Yo... —Me aparto del abrazo de Shelby, mi pecho vibra, mientras aspiro aire en
mis pulmones. Estoy enojada, pero también estoy triste. Odio a esta gente. Di lo que
quieras sobre mí, pero no toques mis cosas y no te metas con las personas que me
importan.
229
Página
—Lo siento, Harlow. No sé cómo entró —dice Shelby, y puedo decir que todo esto
la está afectando a un nivel más profundo—. Te he defraudado —confiesa un momento
después.
—Shh, todo va a estar bien —le digo porque sé que así será—. No me defraudaste,
nunca.
—¿Crees que harían algo? ¿Investigar una broma, incluso si fue llevada demasiado
lejos? —Banks tiene un buen punto. ¿Qué va a hacer la policía?
—No, ayudaré. Shelby me necesita, siempre ha estado ahí para mí, y no puedo
dejarla ahora, especialmente porque es mi culpa que nuestra habitación haya sido
destruida.
—Está bien —responde Sullivan esta vez, y puedo decir que no está contento con
mi respuesta, pero no me presiona para que me vaya. Sabe que necesito esto ahora
mismo.
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27
—¿Por qué no puedo sentarme en esta clase? —Banks básicamente está gritando
en este punto, con las manos apretadas a los costados. El profesor parece más que
molesto, su rostro casi siempre tranquilo comienza a ponerse rojo de ira, mientras que el
mío se pone rojo por una razón completamente diferente.
—Porque ya no está inscrito en esta clase, señor Bishop —ladra el profesor Brown,
con la voz tensa, como si estuviera a punto de perder su último hilo de paciencia—. Tiene
que salir de mi clase ahora, o llamaré a la seguridad del campus y haré que lo retiren.
Sus palabras salen como una amenaza, pero algo me dice que hará exactamente lo
que dice. No queriendo que la situación se agrave más, me dirijo a Banks.
—Oye, está bien. Prometo que estaré bien —susurro, tratando de calmarlo, todo
mientras él continúa frunciendo el ceño al profesor Brown. Pasan unos momentos, y me
preocupa que Banks empuje el asunto, pero luego me mira, sus ojos se suavizan cuando
se conectan con los míos.
—Bien —gruñe Banks, esa única palabra goteaba con asfixiante desdén—. Te
recogeré al final de la clase —me dirige las palabras, antes de levantarse de su asiento.
Luego se inclina hacia adelante y me da un rápido beso en los labios antes de girarse hacia
la puerta.
Cuando un fuerte golpe interrumpe el discurso del profesor sobre los diferentes
métodos de investigación, casi espero que la puerta se abra y esté allí uno de los hermanos
Bishop. En cambio, el marco de la puerta está lleno con mis dos guardaespaldas, Ernie y
Bert. Al verlos, me agacho en mi silla, cojo uno de mis libros de texto, lo levanto y lo
sostengo frente a mi cara.
231
¿Emergencia familiar?
Molesta como el infierno, sigo a los dos gorilas, esperando que Banks me esté
esperando fuera de la puerta. La decepción llena mis entrañas cuando él no está, y me
quedo sola con los guardias de seguridad que envió mi padre. No es hasta que estamos
afuera y caminando hacia el estacionamiento que me doy cuenta de que no están tratando
de evitar que alguien llegue a mí, sino que están tratando de evitar que me vaya.
Bert, creo, me aprieta el brazo —Su padre nos pidió que la lleváramos con él, está
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¿Mi seguridad?
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—Me importa una mierda lo que mi padre les pidió que hicieran o lo que le
preocupa. Soy una adulta. No pueden simplemente sacarme de la clase y obligarme a ir
con ustedes. Es un secuestro.
Antes de darme cuenta, estoy siendo arrastrada por el estacionamiento, los dos
tipos me están tirando de los brazos. Por mucho que intente clavar mis pies en el asfalto,
nada detiene sus movimientos, y pronto llegamos a una SUV negra.
—¡Ayuda! ¡Me están secuestrando! —Grito a todo pulmón mientras intento pisar
el suelo con mis pies y hacer el mayor ruido posible. Los dos hombres ni siquiera
parpadean.
Uno de los tipos abre la puerta de la SUV mientras el otro me empuja adentro,
sosteniendo mi cabeza hacia abajo, para que no la golpee contra el marco de la puerta.
Tan pronto como estoy dentro, cierra la puerta detrás de mí. Agarro la manija y tiro de
ella frenéticamente, pero por supuesto, está bloqueada. Cruzo el asiento y me dirijo al
otro lado y pruebo esa puerta.
—No pueden hacer esto —gruño, cuando los hombres suben al auto un momento
después de depositarme dentro.
Haciendo caso omiso de mi comentario, Bert se vuelve hacia mí. —Por favor,
abróchese el cinturón, señorita. —Cruzando los brazos sobre mi pecho, niego con la
cabeza.
Uf, podría patearme a mí misma por ser tan estúpida. Nunca debí haberme
levantado y salido de esa clase. Debería haber mantenido mi trasero pegado a mi silla,
negándome a ir a ningún lado, ¿qué es lo peor que podrían haber hecho? Hundiéndome
más profundamente en el asiento de cuero, todo lo que puedo esperar es que alguien me
haya visto irme y tal vez, solo tal vez le haya dicho a uno de los chicos lo que sucedió.
Enojada, miro por la ventana, y tan pronto como doblan a la derecha en la autopista en
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dirección norte, sé que me llevarán de regreso a la casa de mis padres ... de regreso a
North Woods.
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—¿Qué tipo de emergencia es esta?
—Su padre nos dijo que era importante que no le informáramos del asunto. En
cambio, compartirá los detalles con usted cuando llegue a la casa.
Quiero gritar, golpear el asiento. Hacer cualquier cosa menos sentarme en este
asiento olvidado de Dios como una niña y esperar a que mi padre me informe por qué
hizo que sus guardaespaldas me sacaran de la clase.
Me paso el resto del viaje abatida, dejando que la ira hierva a fuego lento debajo
de la superficie y pensando en todas las cosas que voy a decir... no, gritarle a mi padre,
una vez que esté en su presencia.
—Lloyd, Milton, gracias por traerla aquí —saluda mi padre a los dos hombres que
me arrastraron hasta aquí. Lloyd y Milton deben ser sus verdaderos nombres, bueno, me
gustan más Ernie y Bert… encaja con estos dos títeres. Alejando ese pensamiento sin
importancia, me preparo para liberar mi ira.
—No seas tan dramática, esos chicos Bishop fueron los que te secuestraron y te
mantuvieron como rehén durante tres días —espeta mi papá. Puede que tenga razón en
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—No regresarás a Bayshore, y no volverás a ver a esos chicos Bishop —la voz de
mi padre es inquietantemente tranquila—. Te quedarás aquí, serás parte de esta familia
y te casarás con Matt la semana que viene.
Por lo que parecen minutos, todos nos sentamos en silencio, luego empiezo a reír,
a reír de verdad.
Echo la cabeza hacia atrás y me abrazo, me río tan fuerte que me duele la barriga.
Me toma un minuto recomponerme lo suficiente para responder a mis padres, que están
sentados en el sofá estoicamente sin entender la broma.
—¿Y por qué iba a hacer algo de eso? Soy una adulta, no puedes darme órdenes.
O forzarme a casarme con alguien de tu elección.
—Por supuesto, es tu elección, Harlow, pero habrá consecuencias por tus acciones.
Si te niegas a casarte con Matt, algo podría pasarle a Sullivan... o tal vez a Banks esta vez.
—Dejé que la amenaza de mi padre flotara en el aire por un momento antes de responder.
—Muy bien, Xander —la voz de mi madre de repente llena mi cabeza, y me aferro
a ese recuerdo, sabiendo en un instante que es importante. —Gracias de nuevo por
ayudarnos con la situación de los Bishop.
—No hay ningún problema, incriminar a las personas es mi segundo trabajo favorito, dijo
el hombre llamado Xander.
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Xander Rossi... finalmente hace clic en mi cabeza. Xander Rossi, el jefe de la mafia
local.
Mis padres están trabajando con la mafia. Darme cuenta me deja atónita. No es
alguien a quien simplemente pueda sacar de la situación. Esta es la mafia, y con ellos en
el bolsillo de mi padre, es hacer lo que me dicen o enfrentar las consecuencias.
—No quieren lo mejor para mí, quieren lo mejor para ustedes, al menos
admitámoslo. —Me levanto, incapaz de sentarme aquí con ellos un segundo más—.
Supongo que no importa lo que quiera, ustedes ganas. Me casaré con Matt.
—Y llamaré a Matt para darle la buena noticia —dice mi padre con aire de
suficiencia, mientras me alejo de ellos y me dirijo a mi habitación. No les daré la
satisfacción de verme llorar. Contengo mis lágrimas hasta que cierro la puerta detrás de
mí, encerrándome dentro de la habitación con nada más que mis pensamientos. Me voy
a casar con Matt, un hombre al que no amo, para que las personas que amo puedan estar
a salvo.
por mi rostro. Pasan horas antes de que esté tan exhausta que finalmente me duermo y
ni siquiera me despierto más tarde esa mañana cuando alguien entra en mi habitación y
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se sienta en mi cama. Solo cuando me tocan el hombro, sacudiéndome suavemente, abro
los ojos.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Quién te dejó entrar? —Mi voz se eleva
con cada pregunta, todavía rebosante de sueño.
—Suena como el comienzo de una épica historia de amor. —Las palabras salen
más como una broma, pero dan en el blanco. Como si no hubiera llorado ya lo suficiente,
una lágrima se desliza de mi ojo, rodando por mi mejilla y salpicando la sábana blanca
que estoy apretando contra mi pecho.
—Harlow, mierda, lo siento. ¿Por qué estás llorando? —Matt me alcanza, pero
niego con la cabeza, deteniendo sus movimientos.
—Ya te lo dije una vez, pero te lo voy a decir de nuevo... podemos hacer que esto
funcione. Podemos tener una gran vida y te protegeré, incluso de tu familia, si eso es lo
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que necesitas.
Antes de que pueda detenerme, estoy haciendo la única pregunta que ha estado
pesando en mi mente desde que comenzó a hablar.
—¿Qué... qué pasa si estoy enamorada de otra persona? ¿Te importaría eso?
—No sé si puedo hacer eso. Si nos casamos, entonces estoy totalmente dentro. No
sería justo para ti o para quien amo salirme.
—Bueno. Adiós, Princesa. Habla pronto —guiña un ojo antes de darse la vuelta y
salir de la habitación, cerrando la puerta suavemente detrás de él.
Página
Tan pronto como la cerradura hace clic, tiro la manta y me levanto. Agarrando mi
mochila, dejo su contenido en mi cama y hurgo hasta encontrar mi teléfono. Todavía está
en silencio como lo tenía cuando estaba en clase, y esa es la razón por la que no escuché
las 92 llamadas telefónicas perdidas y los 38 mensajes de texto no leídos. La mayoría de
ellos son de Oliver, Banks y Sullivan, pero algunos también son de Caroline.
Banks: Solo envíame un mensaje de texto o llámame, solo queremos saber que
estás bien. Si no quieres estar con nosotros, está bien, solo estamos preocupados.
Estoy muy enojada. Enojada con mis padres, enojada conmigo misma por dejar
que se llegara a esto, y por alguna razón inexplicable, incluso estoy enojada con el
teléfono. Estoy a punto de tirar la maldita cosa al otro lado de la habitación cuando vibra
en mi mano y el nombre de Oliver ilumina la pantalla.
—Harlow... Harlow, ¿estás bien? —Su voz me golpea como un tren de carga. Es
áspera, dolorosa, suave y tranquilizadora a la vez
—Sí, soy yo. —Mi voz sale temblorosa y tan silenciosa que me pregunto si siquiera
me escuchó.
—Dios, ¿sabes lo preocupados que hemos estado? ¿Dónde estás? ¿Estás a salvo?
¿Qué diablos pasó? —Oliver me bombardea con más preguntas antes de que pueda
obtener una sola respuesta.
—Sí... —es todo lo que puedo decir en este momento, demasiadas emociones
dando vueltas dentro de mí, justo debajo de la superficie, esperando salir.
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—No podemos estar juntos —digo, tratando de mantener mi voz lo más firme
posible—. No nos pertenecemos, y lo que hicimos fue un error. Nunca debería haber
sucedido.
—¿De qué estás hablando? Nos pertenecemos —la dulce voz de Sullivan acaricia
mi oído.
—No, no lo hacemos, y nunca lo hicimos —me obligo a decir. Las palabras dejan
un sabor amargo en la punta de mi lengua.
—¿Tu papá te está haciendo decir esto? ¿Te está haciendo daño? —Oliver
interrumpe, el teléfono ahora en altavoz.
—Estás mintiendo —dice Sullivan, y se necesita todo lo que tengo para no confesar
la verdad, pero luego pienso en lo que dijo mi padre. Él los lastimará… necesito
mantenerlos a salvo. Porque por duro que sea perderlos, sería inimaginablemente más
duro saber que saldrán lastimados o algo peor por mi culpa. No podría vivir conmigo
misma si... ni siquiera puedo terminar ese pensamiento.
—Harlow, ¿es esto realmente lo que quieres? —Banks pregunta, y puedo escuchar
el dolor que siente a través del teléfono.
—Sí, esto es lo que quiero. Necesitan dejarme en paz, olvídense de mí. Sigan
adelante... yo ya lo he hecho. Termino la llamada al final de la oración. No puedo decir
una palabra más sin llorar. Apago mi teléfono antes de que puedan llamarme o enviarme
un mensaje de nuevo.
Desde que volví aquí, han resurgido pequeños recuerdos de mi infancia, ninguno
de ellos es particularmente bueno, pero tampoco alarmante. En el papel, parece que tuve
una buena infancia. Recuerdo haber amado a mis padres en algún momento. Recuerdo
el sentimiento de querer complacerlos y la necesidad de su afecto. Todavía no recuerdo
ni de cerca todo, así que no sé exactamente cuándo cambiaron mis sentimientos hacia mi
familia, todo lo que sé es que esos sentimientos de quererlos cerca se han ido hace mucho,
y dudo que alguna vez los recupere.
—Harlow, ¿cuál te gusta más? —Mi madre interrumpe mis pensamientos. Miro
los tres vestidos de novia que la costurera colgó para mostrarme. Me encojo de hombros,
no puedo ni siquiera animarme a sentir una pizca de felicidad. No me importa lo que me
ponga para casarme. Me casaría con un par de jeans y una camiseta sin mangas, por lo
que a mí respecta.
—Solo elige uno —insta mi mamá con impaciencia unida a sus palabras —o elegiré
uno por ti.
—Es un corte sirena, y es el vestido para tener esta temporada. Sin embargo, no
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todos el mundo puede llevarlo. Tú, sin embargo… bueno, déjame decirte que te ves
hermosa con él, —dice María efusivamente. Intento sonreír, pero mis labios se niegan a
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levantarse. Sé que no es culpa suya, que simplemente está tratando de ser amable, pero
no me importa.
—Tal vez no, pero preferiría que me enviaran al matadero en este momento.
—María, por favor, danos un momento a mi hija ya mí. —Como la buena esclava
que es, María sale de la habitación sin decir una palabra.
Mi madre cruza el espacio que nos separa, sus amenazantes ojos encuentran los
míos en el espejo.
—Tal vez no quieras casarte con Matt, pero a veces tenemos que hacer cosas que
no queremos hacer. La vida está llena de elecciones y, a veces, esas elecciones no siempre
son las que queremos tener que tomar, eso no significa que tengas que estar tan amargada
por ello. ¿Sabes cuántas chicas matarían por estar en tu posición ahora mismo?
Una burbuja de risa se escapa de mis labios —¿Quieres decir que hay otras que
quieren ser forzadas a un matrimonio sin amor? ¿Quizás deberías ir a buscar una de
ellas?
—No actúes como una malcriada mocosa. Tomaste la decisión correcta al regresar
a casa y aceptar casarse con Matt. Ahora haz lo mejor que puedas.
—Es gracioso, actúas como si esta fuera una decisión que tengo que tomar. Esta
nunca fue una elección. Me obligaron a hacerlo. Era hacer esto o enfrentar las
consecuencias de que los hombres que amo resultaran heridos, o peor aún, eso ni siquiera
es una decisión que pueda tomar.
Sus labios pintados de rojo se curvan hacia arriba con desdén, y puedo sentir la
rabia que emana de ella, golpeándome como olas contra la costa. Su ira amenaza con
hundirme en profundas y oscuras aguas.
—Tuviste una opción, podrías haber dejado que tu padre se ocupara de esos chicos
Bishop, mejor aún, tal vez si nos deshacemos de ellos, finalmente olvidarás que existen y
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entrarás en razón.
Actúa como si yo fuera una adolescente hormonal que está haciendo una rabieta
porque no puedo salirme con la mía, cuando en realidad ese no es el caso en absoluto.
Ella es la que está delirando y no puedo soportar estar en esta habitación un momento
más con ella. Sin preocuparme por la tela de diez mil dólares, me quito el vestido y me
vuelvo a poner mi propia ropa.
La conmoción colorea los rasgos de mi madre —¿Adónde crees que vas? No hemos
terminado aquí. Todavía tenemos que encontrar zapatos a juego y un velo.
—Voy a llamar a Matt y pedirle que me saque de aquí por unas horas. Ha pasado
un tiempo desde que nos vimos. —No pensé que alguna vez terminaría aceptando su
oferta, pero tengo que salir. Necesito alejarme de aquí y, lo más importante, de ella.
Poniendo los ojos en blanco una vez más, escapo de la sofocante habitación y tomo
una bocanada de aire fresco o al menos una que no esté llena de mierda. Sacando mi
teléfono, encuentro el contacto de Matt y presiono mi pulgar sobre la tecla verde de
llamada.
¿Realmente quiero hacer esto? La idea de pasar el rato con él, de acercarme a él,
me hace sentir enferma, me hace sentir como si estuviera traicionando a los hermanos y,
en cierto modo, supongo que así es. Aun así, es esto o algo mucho peor, y preferiría
herirme a mí misma antes que dejar que les pase algo. Mi amor por ellos es infinito.
y curiosidad.
—¿Qué está pasando? ¿Necesitas que te salven? —pregunta.
—Sí, realmente solo necesito alejarme de mi mamá por unas horas, y mis padres
no me perderán de vista a menos que esté contigo así que...
—Dios, sí. Mi mamá me tiene con una dieta ridícula, así estaré más delgada para
la boda —explico mientras me abrocho el cinturón. Los ojos de Matt abandonan mi rostro
y vagan brevemente por mi cuerpo, haciéndome sentir inmediatamente expuesta a pesar
de que estoy completamente vestida.
—No sé cuánto más delgada puedes estar sin parecer enferma. — Vuelve a prestar
atención a la carretera y sale del lugar de estacionamiento—. Entonces, ¿lugar de
hamburguesas?
—Demonios, sí.
Después de un corto viaje, paramos en una pequeña cafetería. Matt aparca al frente
y ambos salimos al mismo tiempo. La anfitriona nos saluda con una amigable sonrisa
cuando entramos, y luego nos sienta, entregándonos los menús mientras tomamos
asiento. Lo hojeo de inmediato, se me hace la boca agua ante las imágenes que veo. Quiero
uno de cada cosa.
—Me alegra que hayas llamado. Tenía planeado invitarte a salir esta noche o
mañana de todos modos, así que el momento fue perfecto —me dice Matt.
—Iba a darte esto —la voz de Matt es suave, echo un vistazo sobre menú y miro
hacia abajo. En su mano hay una pequeña caja de terciopelo negro. Eso no es... Señor, por
favor dime que no es lo que creo que es. Al pensarlo, pierdo el apetito.
—Me imaginé que la gente levantaría las cejas al llegar a la boda y se dieran cuenta
de que jamás te di un anillo de compromiso.
Dejo caer el menú, poniéndolo sobre la mesa mientras Matt desliza la caja del anillo
Página
por la superficie de madera. Haciendo una pausa, miro fijamente la caja como si fuera a
saltar y atacarme.
Una parte de mí todavía se pregunta si todo esto es un sueño. Con vacilación,
extiendo la mano y la tomo. La caja es suave, pero el significado de lo que hay dentro es
lo que más me aterroriza. Hace que todo esto sea real, ya no es solo algo dentro de mi
cabeza. Es real, físicamente real. Abriendo la caja lentamente, jadeo al ver el anillo por
primera vez. Enorme, brillante, con suficientes diamantes como para hundir mi mano.
¿Cómo voy a usar esta cosa?
—¿Te lo vas a poner? —pregunta después de que lo miro por unos segundos más.
Asiento y saco suavemente de la caja la hermosa pieza de joyería como si se pudiera
romper. Se siente tan pesado como parece. Lentamente, lo deslizo en su lugar en mi dedo
anular.
—Mi mamá debe haber medido mi dedo mientras dormía o algo así.
No tienes ni idea.
—Oh, bueno, felicitaciones. Ese anillo está para morirse. Él realmente debe amarte
mucho —se ríe la camarera, con los ojos muy abiertos y las mejillas rojas como si acabara
de descubrir algún secreto. —Sí, toneladas. Miro a Matt, que me mira, su rostro es una
máscara vacía. Es imposible de leer y no estoy segura de sí debería responder. ¿Me ama?
¿Lo hará alguna vez? A pesar de todo esto, nunca me molesté en preguntarle cuáles eran
sus sentimientos sobre nuestro matrimonio. Él siempre parece estar bien con esto.
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Colocando mis manos frente a mí, mis ojos se fijan en el anillo de nuevo. Me llevará
algún tiempo acostumbrarme a usar esta cosa.
—No para mi chica. Te mereces lo mejor, y te dije que cuidaría de ti. Este es
simplemente el comienzo. En el momento en que tengas mi apellido, te proporcionaré
todo lo que necesita y más. Nunca carecerás de nada.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho. Pronto tomaré su apellido, sellando para
siempre mi destino de no volver a estar nunca más con los hermanos Bishop. Duele,
mucho, demasiado, pero tengo que recordarme a mí misma que esto es lo que hay que
hacer. Estoy haciendo esto por ellos.
—Oye, ¿estás bien? —La suave voz de Matt interrumpe mis pensamientos, y
parpadeo para alejarlos, mi corazón aún pesa en mi pecho cuando encuentro su mano
apoyada contra la mía. Debería sentir algo, cualquier cosa al tocarlo, pero no es así.
—Uhh, sí. Si, estoy bien. Simplemente pérdida en mis pensamientos. —Me obligo
a sonreír.
Hablamos un poco más hasta que finalmente llega nuestra comida y, después de
eso, estoy tan ocupada llenándome la cara de grasienta bondad que no tengo tiempo para
hablar.
—Vaya, no pensé que realmente ibas a comerte toda esa hamburguesa —las cejas
de Matt se levantan con sorpresa, mientras me meto las últimas papas fritas en la boca.
—Yo tampoco, pero me moría de hambre —señalo—. Aunque ya no, estoy llena.
Iré al baño y me lavaré las manos. Huelen a tocino y no quiero que mi mamá tenga un
ataque al corazón cuando llegue a casa —me disculpo mientras Matt termina su
hamburguesa.
Caminando por el restaurante, sigo la gran señal del baño que está encima de mí.
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La puerta se abre de repente detrás de mí, y levanto la vista de mis manos y miro
hacia el espejo, lista para fingir una sonrisa a cualquier mujer que acaba de entrar. Pero
no es una mujer. Mi rostro cae, mi estómago se aprieta, mi corazón late con furia.
Banks no dice nada, en cambio, acorta la distancia entre nosotros en una sola
zancada. Estoy mareada de necesidad, deseando su toque, aunque sé que no puede salir
nada de ello. Levanta las manos y coloca una a cada lado de mi cara, acunando mis
mejillas. Su aroma único llena mis fosas nasales, huele picante como a canela y limpio, y
una sensación cálida y difusa se extiende por todo mi cuerpo ante el familiar aroma.
—Solo estamos nosotros ahora, dime qué pasó en realidad. Dime qué está pasando
realmente. Su voz está llena de emoción, y la intensidad de ella me sacude hasta la
médula.
—Esto... —Mi garganta se aprieta, las palabras casi se niegan a salir—. Esta es mi
elección… quiero casarme con Matt. Me casaré con él. —Ante mis palabras, las manos de
Banks se apartan y una mirada de incredulidad se apodera de sus rasgos. Parpadea
lentamente, casi como si quisiera que todo esto fuera un sueño.
—Estás mintiendo, no quieres a ese idiota. Dime la verdad. Dime que esto no es lo
que quieres, Harlow. —La desesperación gotea de cada palabra y puedo escuchar el dolor
en su voz. Siento como si un cuchillo estuviera cortando mi corazón.
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No. No puedo dejar que sean lastimados. Sacudiendo la cabeza, doy un paso atrás,
poniendo algo de distancia entre nosotros. Tenerlo tan cerca me hace querer estar de
acuerdo con todo lo que dice.
—No quiero que me cuides ni trates de protegerme. Quiero que me dejes en paz.
—Las lágrimas se forman en mis ojos cuando las palabras que estoy a punto de decir
salen de mi lengua—. Ya no te quiero. Tú y tus hermanos no son nada para mí.
Banks niega con la cabeza, su pecho sube y baja rápidamente. Puedo ver la
conmoción y la tristeza echando raíces. —¿Por qué? ¿Por qué dices estas cosas? Sé que no
te lo dijimos antes, pero te amamos y sabemos que nos amas. No hagas esto.
—¿Cómo qué?
—Lo siento, Harlow, desearía poder cambiar el pasado, pero no puedo, y el pasado
no cambia lo que siento por ti ahora.
—Harlow, ¿estás bien ahí? —La voz apagada de Matt llega a través de la puerta.
Respiro temblorosamente antes de gritar —Sí, ahora mismo salgo... —Antes de que
pueda terminar la frase, Banks se da la vuelta y se dirige hacia la puerta, la destraba y la
abre de golpe. No puedo moverme, estoy de pie allí como una estatua, mis rodillas
tiemblan.
—Tienes que estar jodidamente bromeando —se enfurece Matt cuando ve a Banks
dentro del pequeño baño conmigo.
—¿Qué le hiciste? ¿La estás obligando a casarse contigo? —Banks acusa a Matt, su
voz goteando odio, mientras sus bíceps se tensan y sus manos se aprietan en puños.
Los siempre juguetones ojos de Matt se vuelven fríos, haciéndome temblar. —No
seas jodidamente ridículo. Ella accedió a casarse conmigo. Supéralo y capta la indirecta.
Ella no te quiere, imbécil —Matt escupe de regreso.
—Banks, ya te lo dije... quiero estar con Matt. Ahora, por favor, déjame ir y deja de
seguirme. Esto es el fin; tiene que serlo. —Doy un paso hacia atrás hasta que mi espalda
está pegada al pecho de Matt. Puedo sentir el calor de su cuerpo irradiando al mío, y
como si estuviera tratando de llevar el punto a casa, Matt levanta la mano y la apoya en
mi cadera. El dolor y la decepción en los ojos de Banks son casi demasiado para soportar.
Todo mi cuerpo me suplica que vaya hacia él, mi corazón no es más que un desastre
sangrante. Poniendo el último clavo en el ataúd, me alejo de él y miro a Matt, que sigue
mirando a Banks.
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Matt me abre la puerta y me ayuda a subir al coche. Tan pronto como cierra la
puerta detrás de mí, dejo escapar las lágrimas que estaba conteniendo. Se deslizan de mis
ojos y bajan por mis mejillas con facilidad. Estoy tan avergonzada, tan desconsolada.
Ojalá las cosas fueran diferentes.
—Oye, está bien —Matt trata de calmarme cuando entra al auto, pero eso solo me
hace llorar más. No va a estar bien. Nada está bien Todo está irremediablemente roto y
no hay nada que pueda hacer para volver a arreglar las cosas. Los Bishop ya no son míos,
y esa comprensión me duele más de lo que nunca pensé.
Todo lo que puedo hacer ahora es asentir. Amo a Banks… y a Oliver y a Sullivan.
Dios, esto es malo, muy malo. Mi corazón se está rompiendo, haciéndose añicos en un
millón de pedazos, y no hay nada que pueda hacer para detenerlo. —Los amo a los tres.
—¿Qué quieres decir con los tres? Como... ¿estabas con los tres Bishop? No me
pierdo el tono condescendiente de su voz ante mi confesión, pero sigo manteniendo mi
declaración. Puede que nunca vuelva a ser de ellos, o ellos míos, pero admitiré libremente
mis sentimientos por ellos.
Matt agarra el volante con más fuerza —Bueno, con suerte, podrás seguir adelante,
porque ninguna esposa mía será vista con un Bishop. No lo permitiré, Harlow. —Hay
una finalidad en sus palabras, y sé que no puedo arruinar esto. Si voy a protegerlos,
tendré que hacer todo lo que pueda para asegurarme de que las cosas con Matt funcionen.
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Es el día de la cena de ensayo y la casa está llena de emoción. Emoción que no
comparto. Parece que soy la única persona infeliz con esta boda. No importa lo que haga,
parece que no puedo aceptar lo que han hecho mis padres. Me sacaron de la escuela,
amenazaron a las únicas personas que he amado y luego me obligaron a entrar en una
situación en la que no hay escapatoria. Es como si me estuviera hundiendo en arenas
movedizas, y cuanto más lucho, más rápido me hundo. No hay un plan B, no hay solución
para esta situación.
—Gracias —de alguna manera me las arreglo para decir. Dirigiendo mi atención
al espejo frente a mí, miro fijamente mi reflejo durante unos largos segundos. No
reconozco a la chica que me está mirando. Es débil y le falta una columna vertebral, pero
no estoy segura de cómo ayudarla, cómo hacerla más fuerte, sin poner en peligro a a los
que me importan.
Junto con mi madre, salgo del dormitorio, recorro el pasillo y me dirijo a la gran
escalera. Mientras bajamos las escaleras, mi madre se inclina hacia mí. Ella le sonríe a
Matt, a su padre y a mi padre, que esperan al pie de la escalera.
—No hagas nada para estropear esto; de lo contrario, sabes lo que pasará. —La
advertencia es clara y deseo tanto no tener que seguir sus reglas. Mi mandíbula se aprieta,
mis dientes rechinan juntos por el esfuerzo que me cuesta mantener la boca cerrada.
Quiero gritarle, pero ¿cuál es el punto? No cambiará lo que sucederá.
que sea todo esto, ha sido la única persona que me ha mostrado incluso un poquito de
compasión.
Página
—Nos encontraremos con ustedes en la iglesia. —La voz autoritaria de mi padre
cae sobre mí como ácido. Lo ignoro por completo, sin importarme lo que tenga que decir
en este momento.
—¿Estás bien? —Matt susurra en mi oído mientras salimos por la puerta principal
y nos dirigimos al coche que espera por nosotros.
—Sí —miento. No estoy bien, ni siquiera cerca, pero quejarme no cambiará nada.
—Bien, te ves hermosa esta noche, y aún más hermosa con ese anillo de
compromiso en tu dedo. No puedo esperar para mostrarte al mundo como mi esposa
—bromea Matt, con un toque de coqueteo en sus palabras, pero no tengo fuerzas para
siquiera hacer un esfuerzo por coquetear de vuelta.
—Lo siento, esto es solo... es difícil para mí —le digo mientras me ayuda a subir al
auto.
—Nos vamos a casar mañana, y aunque nuestro amor no es real, tenemos que
fingir ante toda una sala de personas hoy y mañana que lo es.
Tiene razón, pero no me importa. No quiero fingir más. Solo quiero casarme y
escapar de la torre en la que mis padres me han encerrado.
—Lo siento —digo en voz baja—. Realmente lo siento. Desearía que las cosas
fueran diferentes.
Repasamos los eventos que tendrán lugar mañana y se necesita todo dentro de mí
para seguir con cada paso y cada palabra. Matt no se salta un in paso, e incluso me sonríe
un par de veces, pero en sus ojos, debajo de la fachada falsa, puedo ver la ira que se está
gestando.
Antes siempre fue, sí, voy a hacer esto, pero ahora realmente está sucediendo. En
solo veinticuatro horas me voy a casar con un hombre al que no amo.
Como siempre, Matt es atento y cariñoso, aunque sus ojos dicen lo contrario, y
para cuando llegamos a la cena que mis padres han organizado para nosotros, me siento
un poco menos que nauseabunda. Mi madre está radiante, está sobre la luna cuando
entramos en el área de recepción que está llena de miembros de ambos lados de nuestras
familias.
Muchos rostros me son desconocidos, así que mantengo la mirada baja y dejo que
Matt me guíe por la habitación. Me presenta a casi todos los que conoce, mientras yo finjo
una sonrisa y hago como si me importara lo que tienen que decirme.
Odio este lugar. Odio a mi padre. Odio que me obliguen a hacer algo que no quiero
hacer. Solo quiero huir y olvidarme de todo.
Comemos una cena ligera y Matt conversa con su padre y algunos de los otros
empresarios. Hago todo lo posible por bloquear la mayor parte de la conversación y me
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quedo allí como una estatua, dejándolo tomar mi mano y presumirme, como si fuera una
rara joya.
Página
—Toma, bebe otra —Shelby se acerca a mí, susurrándome al oído mientras me
entrega una copa—. Parece que te vendría bien.
—Gracias —digo, y por primera vez esta noche, el fantasma de una sonrisa que no
es forzada, juega en mis labios. Estoy muy contenta de que Shelby esté aquí, la única
amiga que siempre me ha apoyado—. No sé cómo podré pagarte por ser mi amiga. Has
estado ahí para mí a través de todo.
El tiempo pasa lentamente y veo como Matt ordena bebida tras bebida. Parece que
no soy la única que intenta ahogar sus penas. La diferencia es que yo me detuve después
de la tercera copa de champán, aunque quiero beber más. No me gustó cómo el alcohol
nubló mi mente, así que me obligué a parar.
A medida que avanza la noche, Matt se embriaga cada vez más, pero su mano
permanece envuelta alrededor de la mía, manteniéndome cerca de él. No es lo ideal, pero
es mejor que andar por ahí sola. Al menos de esta manera, tengo a Matt para que actúe
como un amortiguador entre mis padres y yo, y cualquier otra persona con la que no
quiera hablar.
Cuando llego al baño y entro al cubículo, casi me desplomo contra la pared. Las
lágrimas me pican los ojos. Tengo tantas ganas de llorar, dejar salir todas las cosas que
siento, pero no puedo. Tengo que mantenerme firme. Tengo que ser fuerte. En el instante
en que demuestre debilidad, mi madre y mi padre se abalanzarán.
Tragándome las lágrimas y el dolor, uso el baño, tiro de la cadena y me lavo las
manos. Al salir del baño, mantengo la vista fija en el suelo. Al no darme cuenta de la
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—¿Lo sientes lo suficiente como para darme un beso? —dice, sus ojos están
inyectados en sangre y vidriosos, no me di cuenta de que estaba tan ebrio antes de irme.
Lamiendo mis labios, estoy lista para decirle que no cuando se acerca y me empuja
suavemente contra la pared.
La preocupación roe mis entrañas, pero una pequeña parte de mí sabe que Matt
no es un mal tipo. Realmente no me haría daño.
—No quiero besarte —le digo mientras se inclina hacia adelante, soplando aliento
caliente contra mis labios. Huele como una destilería y mi nariz se arruga por el olor.
—Por supuesto que no. ¿Por qué querrías besar a tu futuro esposo? ¿Por qué
querrías mostrar siquiera una pizca de afecto? —Una risa amarga se desliza más allá de
sus labios y en el espacio entre nosotros. Trato de quitarme su agarre de encima, pero sus
dedos se clavan más profundamente en mi piel, manteniéndome en mi sitio. El dolor
irradia por mis brazos desde donde me sostiene, y no puedo detener el gemido que pasa
por mis labios.
—Me estás lastimando —susurro, esperando que las palabras se abran paso a
través de su nublada mente, pero no es así, de hecho, hacen lo contrario. Sin previo aviso,
sus labios descienden sobre los míos, chocando contra mis labios con una fiereza que me
aterroriza.
No hay forma de escapar de él, sus labios, sus manos, me mantienen en mi sitio.
Mis pulmones arden cuando me olvido de respirar y, en cambio, comienzo a luchar
contra su agarre, presionando mis palmas contra su pecho en un esfuerzo por poner
espacio entre nosotros.
—¿Esperas que nos casemos y nunca nos besemos? No puedes ser tan ingenua.
—Lo que sea. Mañana nos casaremos y tú serás mi esposa. Tendrás que dormir
conmigo eventualmente. Puede que no sea un Bishop, pero llegarás a amar mi polla tanto
como amaste la de ellos... —Su rostro se retuerce en una sonrisa cruel. El amable hombre
que conocí hace no mucho tiempo, se ha convertido en alguien que no conozco, y sin
siquiera pensarlo, cruzo el espacio que hay entre nosotros, tiro mi mano hacia atrás y le
doy una fuerte bofetada en la mejilla.
Matt aprieta la mandíbula y sus ojos, una vez suaves, se oscurecen. Da un paso
amenazante hacia mí, con la mano levantada, y me pregunto brevemente si me va a
pegar. Antes de que tenga la oportunidad de hacer lo que sea que planea hacer, aparece
uno de los guardias de mi padre.
—Su padre ha pedido su presencia... a solas —dice Bert en voz baja, sus ojos
asimilando la situación frente a él.
—Buenas noches. Te veré mañana, esposa. —Me estremezco ante el tono de las
palabras de Matt, pero asiento. ¿Cómo voy a hacer esto? ¿Cómo voy a casarme con un
hombre que se impone a sí mismo en mí? Antes de esta noche, pensé que podía hacer
esto, pero ahora, no tanto. Matt es tan despiadado y aterrador como mi padre. Sus
verdaderos colores finalmente salen a la luz.
Matt desaparece por el pasillo, la ira brotando por cada poro de su cuerpo. Me
desplomo contra la pared de ladrillo una vez que esta fuera de mi vista, el alivio
inundando mis venas. ¿Cómo terminé aquí? No hay suficientes lágrimas en el mundo.
Estoy exhausta, cansada de llorar, de pretender, de fingir.
—Gracias, Milton.
Caminamos por un pasillo, y luego por otro hasta llegar a un par de puertas
francesas. Bert las abre y me lleva afuera. El aire de la noche es frío contra mi piel desnuda
y la piel de gallina se me eriza en los brazos.
—¿Dónde está mi padre? —Pregunto, cruzando los brazos sobre mi pecho. Bert no
responde y, en cambio, se gira para volver al interior. El miedo se desliza por mi columna
vertebral, la preocupación me consume, y entonces lo veo.
Sullivan. No puede ser. Esto tiene que ser un sueño. Todos mis sentimientos
anteriores se desvanecen, y corro hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura
y enterrando mi nariz en su camisa, inhalando su aroma familiar en mis fosas nasales.
Una risa suave se escapa de sus labios y lo miro a través de mi cabello.
—Banks estaba tan seguro de que habías seguido adelante, pero no me abrazarías
así si eso fuera cierto. —Sus brazos me rodean también, apretándome casi como si
estuviera tratando de incrustarme en su pecho. Puedo escucharlo inhalar mi aroma, mi
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Sullivan sonríe, y juro que mi núcleo se aprieta cien veces. Extraño esa sonrisa, su
toque, su olor. Lo extraño a él y a sus hermanos, y la forma en que me hacen sentir, tan
querida, tan amada. Los extraño, muchísimo. Tengo muchas más preguntas que quiero
hacerle, pero todas esas cosas desaparecen ahora que estoy en sus brazos. Sin romper
nuestro abrazo, me lleva por las escaleras hasta el jardín. Hay un pequeño laberinto y nos
escondemos detrás de una de las paredes cubiertas de hiedra. De esta manera,
permanecemos ocultos de cualquier mirada errante.
Tan pronto como estamos escondidos, Sullivan se aleja, su agarre sobre mí se afloja
y sus dedos recorren mi piel, deteniéndose una vez que llegan a mis mejillas acunándolas.
—Tengo conexiones, gente que me ayuda. Ahora necesito que me digas qué está pasando.
No sé cuánto tiempo tenemos y necesito saberlo todo. No me mientas ni me ahorres los
detalles. Vamos a sacarte de esto.
Las lágrimas comienzan a caer de mis ojos de nuevo, y Sullivan enjuga cada una
de ellas con el pulgar, sus ojos azul marino se clavan en los míos, mientras lo hace. Se ve
en conflicto, como si quisiera besarme pero también estrangularme al mismo tiempo.
—Joder, Harlow, no llores —me suplica, y el dolor en su voz solo me hace llorar
más fuerte.
—No puedo evitarlo. No quiero hacer esto. Quiero estar con ustedes, pero no hay
nada que pueda hacer y no dejaré que él les haga más daño del que ya les ha hecho. —A
estas alturas estoy sollozando, mi maquillaje está completamente arruinado y me veo
como un desastre, estoy segura, pero no me importa, no cuando estoy en los brazos de
Sullivan.
258
boda...
Mis dedos se clavan en el costoso traje que lleva. —No. No puedes. Él encontrará
una forma de hacerte daño. No puedo permitirlo. —Estoy frenética. Solo trato de
protegerlos. Conozco a mi padre y sé que hará todo lo posible para salirse con la suya.
—Detente, Harlow —susurra Sullivan y luego me calla con un beso que es duro,
feroz y necesitado. En ese beso, siento cada gramo de dolor, cada gota de necesidad.
Siento el amor que me tiene y nunca quiero dejarlo ir. Agarrándome de él, profundizo el
beso, volviéndome loca de necesidad. Mis manos recorren cada centímetro de él, mientras
él hace lo mismo, abrazándome como si fuera un frágil trozo de cristal.
—Te necesito —jadeo contra sus labios mientras rompo el beso un momento
después. Mirándolo, puedo ver el hambre parpadeando en su ardiente mirada. Él me
desea tanto como yo lo deseo a él, y si esta va a ser la última vez que estamos juntos, para
siempre, como tiene que ser, entonces la aceptaré. Voy a llenarme de él hasta que no haya
nada más que tomar.
Con sus manos en mis caderas, me levanta y yo rodeo con mis brazos alrededor
de su cuello, un pequeño maullido de placer escapa de mis labios, mientras su polla roza
mis empapados pliegues.
—Te amo a ti y a tus hermanos. Solo a ustedes… —Las palabras salen en un jadeo
mientras Sullivan me hace rebotar en su polla, sus musculosos muslos y bíceps me
sostienen como si no pesara nada.
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El sudor perla mi frente y ya sé que necesito más, mucho más. Me está follando,
pero no es lo que necesito. Como si supiera esto, Sullivan me mueve, hasta que mi espalda
Página
está contra la pared de ladrillos. Luego comienza a empujar hacia arriba, entrando en mí
a tal ritmo que incluso mis ojos no pueden seguirlo. La sangre fluye en mis oídos y mis
pulmones se llenan de aire. Por primera vez desde que mi padre me secuestró, siento que
puedo respirar de nuevo.
Las lágrimas comienzan a caer de mis ojos de nuevo cuando él me lleva al orgasmo,
todo mi cuerpo tiembla mientras el placer me recorre como olas en la costa. No pasa
mucho tiempo antes de que él mismo comience a correrse, llenándome con su pegajosa
semilla caliente. Suspiro profundamente ante la sensación, tratando con todas mis fuerzas
de memorizar exactamente cómo se siente este momento.
Siempre será mi recuerdo más preciado de él. Me sostiene en sus brazos por un
rato más, antes de volver a ponerme de pie.
Todo lo que puedo hacer es mirar al suelo, el frío se filtra de nuevo en mi piel por
la pérdida del calor de su cuerpo.
Con dos dedos, inclina mi barbilla hacia arriba, obligándome a mirarlo. —No, no
tienes que hacerlo. Oliver, Banks y yo no dejaremos que suceda. Tendrán que matarnos
primero.
Eso es lo que me preocupa. Pienso para mí misma, pero no lo digo en voz alta.
Sullivan me mira fijamente durante un largo momento, antes de comenzar a meterse en
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los pantalones y arreglarse la camisa lo mejor que puede. A medida que nuestro tiempo
llega a su fin, contengo las lágrimas, negándome a dejar que manchen el último recuerdo
Página
—Yo también te amo. A los tres. Por favor, dile eso a tus hermanos. No quise
lastimar a Banks el otro día, no quise lastimar a ninguno de ustedes, solo...
El ceño de Sullivan se arruga. —Deja de actuar como si esto fuera el final, no lo es.
Sullivan abre la boca para decir algo, pero los pasos que se acercan le impiden
hablar. Mirando a través de los arbustos, veo a Bert parado en lo alto de los escalones.
—Tengo que irme —digo, sin siquiera mirar a Sullivan mientras digo las palabras.
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Página
30
Este no es el final, Harlow, es simplemente el comienzo.
Las palabras de Sullivan me persiguen más tarde esa noche mientras estoy
despierta en la cama, sin poder dormir. Doy vueltas y vueltas, todo lo que puedo hacer
es pensar, mi cerebro se niega a apagarse.
No, no puedo dejar que esto me suceda, tengo que intentar salvarme a mí misma,
sin poner en peligro a los chicos. Tiene que haber una forma de luchar, de salir de esta
situación. No puedo casarme con Matt, pero tampoco puedo permitir que mi padre
lastime a los hombres que amo. Tengo que hacer algo... cualquier cosa. Llena de energía
nerviosa, ni siquiera lo pienso mientras salgo de la cama de puntillas.
Como un ninja, me muevo por la casa vistiendo nada más que mi pijama. Me dirijo
al lugar más probable en el que encontraría algo... la oficina de mi padre. Cuando está en
casa, generalmente está allí, trabajando o tal vez simplemente escondiéndose de mi
mamá. No sé qué hace allí, pero pasa mucho tiempo encerrado ahí.
comienzo a revisar los cajones. El primero no tiene más que puros, encendedores y
11
Bar con un lavabo o fregadero con agua corriente.
cortadores de puros en su interior. El segundo tiene una variedad de contenidos, el cajón
parece ser un comodín. Revuelvo en él, con náuseas cuando encuentro dos condones y...
lubricante. ¿Qué mierda? Cerrando el cajón rápidamente, me trago el vómito que amenaza
con subir por mi garganta.
Alcanzo la manija de latón del tercer cajón, tiro de ella, pero encuentro que no se
abre. Me desanima y me da esperanza, todo al mismo tiempo. Puede que no sea capaz de
entrar allí, pero debe contener algo que valga la pena. Algo que está escondiendo.
Todo lo que necesito es alguna cosa, una prueba para usar en su contra.
Agarro su pesado abrecartas de encima del escritorio y lo uso para intentar abrir
el cajón. Después de unos minutos, casi me rindo, pero luego lo escucho, un chasquido
suena dentro del cajón, casi como si algo se estuviera rompiendo.
¡Si! La emoción llena mis venas, le doy un último empujón y la estúpida cerradura
se abre. ¡Gracias a Dios! Podría llorar, estoy tan feliz.
Han pasado días desde la última vez que vi tu rostro. Todas las noches me duermo soñando
con el día en que serás mía. Sé que George piensa que el bebé es suyo, pero sé que es mío. Estamos
destinados a estar juntos, como una familia. Por favor, vuelve a mí, mi amor.
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TE AMA SIEMPRE
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Lionel
EL AIRE SE NIEGA a entrar en mis pulmones. Hay numerosas cartas, todas muy
parecidas a la que acabo de leer. Carta tras carta escrita a mano. Mis manos comienzan a
temblar, mientras la confusión se intensifica. Volviendo a colocar la carta en su sitio, me
aparto del escritorio. Es entonces cuando una foto de la pila me llama la atención.
No estoy segura de quién es, pero si tuviera que ubicarlo en algún lugar de mi
cabeza, diría que podría ser un hermano Bishop perdido. Tiene los ojos marrón chocolate
de Oliver, la masculina mandíbula de Sullivan y la sonrisa traviesa de Banks. Volteando
la imagen, leo tres nombres escritos con tinta negra en la parte de atrás.
George, Phoebe y Lionel. ¿George? Entonces, como una pieza faltante del
rompecabezas, todo encaja.
George Bishop... el papá de los hermanos. Las preguntas parecen apilarse más y más
con cada cosa nueva que descubro. ¿Por qué mi padre guardaría una foto de él y George?
¿Especialmente una en la que parecen amigos en lugar de enemigos? Si bien esas
preguntas son de peso, la más importante es, ¿quién es Phoebe? Más confundida que
nunca, busco más fotos y más respuestas, pero sigo sin encontrar nada. Es como buscar
oro y esperar encontrar la pepita más grande.
Encuentro algunas fotos más con George y mi padre, algunas con los tres, pero la
mayoría tienen a la chica llamada Phoebe en ellas. Hasta el fondo del cajón, encuentro
una foto grande, es la única que está enmarcada, lo que demuestra su importancia.
En su regazo hay una manta de bebé doblada con letras bordadas en color rosa
que dicen Harlow.
No sé cuánto tiempo me quedo sentada mirando la imagen, dejando que toda esta
264
nueva información se asimile, pero se siente como una eternidad. Estoy conmocionada,
desesperada por más respuestas, respuestas que sé que no obtendré a menos que acuda
Página
con mi padre. La ira hierve a fuego lento justo debajo de la superficie. Todavía no sé quién
es Phoebe, pero sé que ella es importante para mí.
Un distante ruido llena el aire, una risa suave es lo que suena. ¿Quién está riéndose
a esta hora? Me obligo a apartar la mirada de la imagen. Puedo distinguir el sonido de
pasos que se acercan, hay dos pares, unos suaves y los otros más pesados. Saltando de la
silla, meto todo el contenido del cajón en su interior. Lo cierro, haciendo todo lo posible
para que parezca que no pasó nada. Corriendo a través de la habitación, apago el
interruptor de la luz.
Tan rápido como puedo sin caerme, uso mis manos y palmeo a lo largo de la
estantería en la oscuridad hasta que llego al borde. Justo cuando la puerta se abre, me
deslizo detrás del lateral, aplastándome contra la pared tanto como puedo, esperando y
rezando para que no me vean en esta posición.
Conteniendo la respiración, mis pulmones arden por aire. Espero que se encienda
la luz del techo, pero en su lugar, suena un suave clic y la lámpara del escritorio se
enciende, iluminando solo la mitad de la habitación con un tenue resplandor que deja la
parte donde estoy oculta, bañada en la oscuridad.
Mis ojos solo tardan un segundo en adaptarse, y cuando veo a Shelby y a mi padre
juntos, tengo que morderme el interior de la mejilla para sofocar el jadeo que está tratando
de liberarse.
Oh Dios mío. Mi padre tiene una aventura con mi mejor amiga. La persona con la
que se iba a reunir en el hotel era Shelby. Miro horrorizada como se besan, mi padre la
levanta y coloca su trasero contra el escritorio antes de subirle el vestido. Ella ni siquiera
se ha cambiado; sigue llevando el mismo vestido que usó en la cena de ensayo.
No puedo creerles. Que Shelby me haya traicionado, que mi padre tenga una
aventura con mi mejor amiga. No puedo creerlo. Todo lo que descubrí esta noche pesa
mucho sobre mis hombros. Mi padre y Shelby. Las misteriosas cartas y fotos. Siento como
si me estuviera asfixiando, ahogándome en todas las mentiras que parecen rodearme.
Tengo que encontrar una manera de salir de este lío, de la vida de mi padre.
Tengo que escapar. Liberarme. Ya lo hice una vez antes y lo haré de nuevo.
—Ella no puede saber nunca sobre esto. Mantén la boca y las piernas cerradas o
habrá consecuencias, ¿me entiendes?
—Sí, señor —responde Shelby en voz baja. En sus ojos, veo el amor por mi padre,
y eso me pone enferma, tan jodidamente enferma. Salen de la habitación unos momentos
después y yo me quedo de pie, apenas manteniéndome a mí misma unida.
—Shhh, todo va a estar bien —susurra una voz en mi oído, pero estoy demasiado
ida, a la deriva en la oscuridad, para saber si es una voz familiar o no.
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Página
Página
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SINOPSIS
HARLOW
Los hermanos Bishop son el único faro de luz en mi oscuro mundo. Son los únicos que
pueden protegerme, los únicos que realmente se preocupan por mí.
Tengo la ventaja que necesito para escapar de las garras de mi padre, para luchar, pero
cuando la verdad sale a la luz y las piezas del rompecabezas de nuestro pasado
comienzan a juntarse... me pregunto si alguna vez tendremos nuestro Felices para Siempre.
BANKS
Amar a una Lockwood está prohibido, es tabú, está mal en muchos sentidos, pero no nos
importa lo que nuestro padre o cualquier otra persona piense. Todo lo que nos importa
es Harlow.
Ella nos pertenece y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para mantenerla a salvo...
todo para liberarla del dominio que su familia tiene sobre ella.
Para nosotros, ella no es solo una Lockwood y nosotros no somos Bishop atrapados en el
mismo círculo vicioso de odio y amor.
¿Qué demonios?
Sus ojos encuentran los míos en el espejo retrovisor —Lo siento mucho, Harlow,
pero no estabas a salvo en la casa, y es mi trabajo mantenerte a salvo. —No hay ni una
pizca de remordimiento o arrepentimiento en su voz, y tengo que preguntarme que tan
cuerdo está ahora mismo.
¿Esto es una broma? ¿Alguna enfermiza y retorcida mierda que mi padre está
haciendo?
—Lamento lo del cloroformo, pero necesitaba sacarte de la casa rápido y sabía que
no habrías venido conmigo voluntariamente —sigue explicando.
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Él tiene razón en eso, no habría venido con él porque al irme estoy poniendo en
Página
peligro a las personas que amo, pero Milton no lo sabe, o si lo sabe, no le importa. Mi
mirada gira alrededor del oscurecido SUV y luego por la ventana. Está tan oscuro que no
puedo distinguir hacia dónde nos dirigimos.
—¿Qué demonios tiene que ver una camarera tropezando y dejando caer mi
comida con que me secuestres?
—Tiene que ver con el hecho de que alguien estaba tratando de envenenarte. Vi a
alguien poner algo en tu comida mientras la servían.
Oh, Dios, tal vez él no esté equivocado. Tal vez yo sí. Quizás alguien está tratando de
matarme. Tiene sentido, los hermanos me dijeron que alguien estaba tratando de hacerme
daño, pero nunca quise creerlo. ¿Por qué alguien me querría muerta?
—¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué no se lo dijiste a mi padre? —Grito mientras
me acerco hacia la puerta.
Estoy asustada y enojada. No entiendo por qué alguien querría hacerme daño.
Después de todo lo que descubrí esta noche sobre mi padre y los Bishop, queda muy poco
espacio dentro de mí para lidiar con cualquier cosa. Estoy agotada, tanto física como
mentalmente.
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—Tienes que llevarme de regreso ahora mismo —ordeno, pero Milton continúa
conduciendo como si no hubiera dicho nada en absoluto—. ¡Lo digo en serio, llévame de
vuelta! —Estoy a segundos de patear el respaldo de su asiento para llamar su atención.
—A un lugar donde estarás a salvo. —Genial, eso no me dice nada. Cruzando los
brazos sobre mi pecho, me quedo sentada haciendo pucheros como una adolescente,
porque en realidad, no hay nada más que pueda hacer. No con el coche yendo por la
autopista a noventa kilómetros por hora.
Necesito que se detenga para poder huir. El déjà vu se instala en mi mente, ese era
mi plan la última vez que me secuestraron. No funcionó tan bien entonces, pero ¿qué más
puedo hacer? No tengo oportunidad luchando con un hombre que tiene el doble de mi
tamaño y trabaja como guardaespaldas, pero no voy a permitir que esto suceda sin, al
menos, contraatacar, hay mucho en juego.
Conducimos por la autopista de dos carriles durante un rato más hasta que Milton
de repente enciende la señal de vuelta y cambia de carril para tomar la salida. Me animo,
mis ojos se fijan en la señal de parada de descanso que iluminó el haz de los faros.
Manteniendo mis labios firmemente juntos, aunque tengo mucho que decir, espero
a que el auto se detenga. Con suficiente adrenalina corriendo por mis venas, alcanzo la
manija justo cuando el auto se detiene. Pero todos mis planes cambian en un instante
porque incluso antes de que toque la manija, la puerta se abre para mí.
Levantando mi pie, estoy a punto de patear a este bastardo en la cara cuando mis
Página
—En realidad no pensaste que íbamos a dejar que te casaras con ese imbécil de
Matt, ¿verdad?
—Tenemos pruebas contra tu padre. Influencias. No tienes que casarte con ese
idiota para proteger a nadie. Ya no estás bajo el control de tu padre.
Mi rostro cae, mis ojos se mueven hacia donde nuestros dedos se unen. No
entiendo cómo. No pude encontrar ninguna evidencia, nada que impida que mi padre
lastime a los Bishop. Si no vuelvo ahora...
—Deja de pensar, puedo ver todos los pensamientos corriendo por tu cabeza. Estás
a salvo, nosotros estamos a salvo, no va a pasar nada.
Incluso en la oscuridad, puedo sentir sus ojos quemando un camino sobre mi piel.
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—Y nosotros tampoco podemos dejar que te pase nada a ti. Además de todo el
asunto del matrimonio fraudulento, no estabas a salvo allí. Alguien está tratando de
hacerte daño. —El dolor en su voz me atraviesa como cuchillas de afeitar, y todo en lo
que puedo pensar es en hacer que se sienta mejor. Arrastrándome a su regazo, envuelvo
mis brazos alrededor de su cuello y entierro mi cara en su cuello. Inmediatamente
envuelve sus brazos alrededor de mí, apretándome contra su pecho. Todo lo que puedo
escuchar es el fuerte latido de su corazón en mi oído mientras late contra su pecho, su
embriagador aroma llena mis fosas nasales.
—¿Dónde es aquí?
—Nos quedaremos en este hotel, por ahora, hay seguridad en todas partes y nadie
esperaría que estuviéramos aquí. Es seguro —promete Oliver. Me toma de la mano y me
ayuda a salir del coche. Cerramos la puerta del coche y Milton se dirige a quién sabe
dónde. En este momento, estoy demasiado cansada para que me importe. Oliver me lleva
adentro, y solo entonces me doy cuenta de que estoy en pijama. Afortunadamente, no
hay nadie en el vestíbulo cuando pasamos. No estoy segura de qué hora es, pero todavía
está oscuro afuera, por lo que debe ser muy temprano en la mañana.
Se detiene y pasa una tarjeta por la cerradura de la puerta, haciendo que se abra
con un clic. Juntos entramos en la habitación, que parece más un apartamento. Hay una
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gran cocina que se conecta a un salón con una zona para sentarse, hay un enorme televisor
e incluso una chimenea.
Página
—Wow, esto es lindo...
Mis palabras se desvanecen cuando lo que supongo que es la puerta del dormitorio
se abre y dos familiares rostros entran en la habitación. Oliver me libera para que Banks
pueda tomarme en sus brazos. Me abraza fuerte durante unos segundos, enterrando su
rostro en mi cabello, inhalando mi aroma mientras yo hago lo mismo con él. Una calma
se apodera de mí, toda la ansiedad, el miedo y la tristeza se desvanecen.
Me suelta y deja que Sullivan tenga su turno. Sullivan rodea mi cintura con sus
brazos y me lleva contra su pecho, dándome un abrazo de oso.
—Eso es demasiado tiempo, necesitamos verte todos los días —responde Sullivan
con voz ronca.
—¡Oye! No la vi ayer, así que muévete... —Banks se queja, agarrándome del brazo
y alejándome de Sullivan—. Te ves cansada. ¿Quieres ir a la cama?
Lo correcto sería quedarme despierta y hablar con ellos, ya que necesito saber qué
tipo de evidencia tienen contra mi padre, por no hablar de contarles las cosas que
encontré en el escritorio de mi padre y lo que pasó con Shelby en la oficina.
Hay tantas preguntas que deben responderse, tantas cosas que deben decirse, pero
todo lo que puedo pensar en hacer ahora es cerrar los ojos y quedarme dormida.
—Gracias —digo, riendo suavemente—, tengo tanto de lo que quiero hablar, pero
estoy muerta de cansancio. Como muerta para el mundo.
hundo profundamente en el material parecido a una nube. Una pesada manta me sube
hasta la barbilla, el peso de la misma contra mi cuerpo, hace que se me dificulte mantener
Página
—Milton grabó una reunión entre tu padre y Xander Rossi, ¿sabes quién es?
—Milton corrió un gran riesgo, pero afortunadamente tu padre nunca tuvo una
razón para no confiar en él.
—¿Por qué Milton está haciendo esto? ¿Cómo empezó a trabajar contigo?
275
—Siento haberte despertado —le digo, girando mi cabeza para encontrarme con
sus ojos.
—Está bien, no me importa despertar mientras estés en mis brazos. —Banks me
acerca más a él, y puedo sentir su dura longitud presionando contra mi trasero.
—Sí, cuando volviste a Bayshore después de tu accidente. Nos dijo que había
estado en tu destacamento personal durante mucho tiempo y que no podía soportar cómo
tus padres te trataban y te mentían.
—Él estaba aún más en desacuerdo con que te casaras con Matt —interviene
Oliver—. No le gustaba cómo tu familia te empujaba a ese matrimonio, y sabía que Matt
era un imbécil con solo su propio beneficio en mente. Entonces, nos ayudó a mantenerte
a salvo.
—Antes de que pueda siquiera pensar en eso, necesito decirte lo que vi anoche en
la oficina de mi papá. Necesito decírselo a los tres.
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Página
32
—¿Tu papá y Shelby? —pregunta Sullivan, con la misma cantidad de sorpresa y
asco entrelazados en su voz.
—No sé qué es lo que más me sorprende. Que Shelby tenga una aventura con tu
padre o que nuestros padres hayan sido amigos —agrega Banks—. Incluso si fue hace
mucho tiempo, simplemente no puedo entenderlo.
Todos estamos sentados en la sala de estar de la enorme suite del hotel y acabo de
terminar de contarles todo lo que vi anoche. Sobre mi papá teniendo una aventura con
mi mejor amiga, así como sobre las fotos y la carta de amor en el escritorio.
—¿Quién crees que es Phoebe? ¿Crees que realmente podría ser tu madre?
—pregunta Oliver con cuidado.
Cuando Banks asiente, aprieto el botón de llamar y pongo el altavoz para que los
chicos también puedan oír. Responde después de solo dos timbres.
—Hola —su voz llega a través del teléfono, y ya puedo decir por la profundidad
de su tono, que está alterado.
—Harlow, ¿Dónde demonios estás? Hemos estado muy preocupados. ¿Estás con
esos Bishop otra vez?
¿Solo sucedió? No entiendo cómo puede solo suceder, pero no pienso mucho en el
asunto. No me importa a quién se esté follando mi padre.
—¿Quién es Phoebe? —Mi pregunta parece dejarlo sin palabras una vez más.
Demostrándome lo importante que es esta Phoebe.
—No puedo hacer esto por teléfono, Harlow. Ven a casa y hablaremos. Te lo
explicaré todo. —Ante las palabras de mi padre, los tres chicos niegan con la cabeza.
—No voy a volver a casa. Hoy no y tal vez nunca más. No después de que
intentaras forzarme a casarme con alguien para tu propio beneficio
—Quiero que te cases con Matt por tu propio bien, no por el mío. Todo lo que he
hecho ha sido por ti. ¿Por qué es tan difícil para ti entender o ver eso?
—Es difícil creerte cuando sé que estás trabajando con la mafia. Eres un criminal,
y peor aún, me convertiste en uno también, cuando me hiciste plantar drogas en Sullivan.
¿Fue eso también por mi propio bien? ¿Fue solo entrenamiento para un trabajo futuro?
¿Para la Universidad?
—No podemos hablar de nada de esto por teléfono, Harlow. Tienes que reunirte
conmigo para que pueda explicarlo todo. No conoces toda la historia y no voy a dejar que
creas algunas de las mentiras que te están diciendo esos Bishop.
—Tengo pruebas, ¿sabes? Evidencias de que estás trabajando con Xander Rossi.
—Entonces supongo que nunca obtendrás ninguna respuesta… —La línea se corta,
y por un momento, miro el teléfono en estado de shock.
—De ninguna manera —dice Oliver antes de que pueda terminar mi frase, su
rostro severo y sus brazos cruzados sobre su pecho.
Mi mirada se dirige a Sullivan, y ya sé que su respuesta también será no. Aquí son
tres contra uno, pero eso no significa que me vaya a rendir. Necesito respuestas, todas
ellas.
—Tu papá tiene todo un ejército de seguridad, además de la mafia detrás de él. El
lugar más seguro para ti es estar con nosotros. No vamos a ceder en esto —anuncia
Sullivan, y puedo escuchar la promesa en su declaración. No va a cambiar de opinión.
—Bien... —resoplo con derrota—. ¿Qué hay de Shelby? ¿Quizás podría hablar con
ella y obtener algunas respuestas de esa manera?
—Supongo que podríamos ver si regresó a Bayshore. Hasta donde yo sé, todavía
tiene ese trabajo en la galería. Tal vez podamos encontrarla allí o en clase —sugiere
Oliver—. Pero si ella no está allí, no volveremos a North Woods.
—De acuerdo... volvamos a Bayshore. —Me levanto, lista para ponerme en marcha
cuando me doy cuenta de que todo lo que llevo puesto es mi pijama.
—No tenemos que hacer esto. Los tres, quiero decir... Si es demasiado, solo tienes
que decírnoslo. Lo entenderemos. —Aprecio que Banks intente darme una salida, pero
no tiene por qué hacerlo. Los quiero a los tres, y sé que no me harán daño ni pondrán a
prueba mis límites. No se trata solo de sexo. Es más profundo que eso. Se trata de forjar
una conexión que no se pueda romper.
—No. Esto es lo que quiero. Estar con ustedes tres, a la vez. —Admito sin reservas.
—Se los diré si lo hago —prometo, y todos nos dirigimos al dormitorio. Una vez
que llegamos a la cama, Oliver y Banks comienzan a quitarme la ropa. Sus manos se
mueven a una velocidad vertiginosa. Una vez desnuda y al descubierto, veo a cada uno
de ellos quitarse rápidamente su propia ropa, mi boca se hace agua por la anticipación.
He estado con cada uno de ellos, y con dos de ellos a la vez, pero nunca con los
tres, y aunque estoy un poco nerviosa por lo que vendrá, hay todo un caleidoscopio de
mariposas revoloteando en mi estómago. El calor hormiguea en mi vientre al ver a los
tres sin camisa —cincelados músculos que parece que hubieran sido tallados en piedra.
Mientras se suben a la cama, nadie dice una palabra. Principalmente porque no hay
palabras que decir.
importantes.
En un segundo, estoy acostada sobre mi espalda, los tres se ciernen sobre mí con
sus ojos mirando mi cuerpo como si fuera una especie de cordero de sacrificio. Sullivan
desliza sus manos por mi cuerpo, mientras Oliver extiende mis muslos. Una corriente
eléctrica me recorre. Siento como si hubiera sido alcanzada por un rayo.
—Oh, Dios... —Las palabras simplemente salen de mi boca cuando los labios de
Banks rodean mi pezón, y Oliver me lame desde el culo hasta el coño.
—Joder —exhala Sullivan, lamiendo sus labios una última vez antes de que se
estrellen contra los míos. Oliver me adora con su lengua, dándose un festín conmigo
como si fuera su última cena. Banks alterna entre cada pecho lamiendo y chupando
furiosamente cada apretada protuberancia antes de reducir la velocidad, burlándose de
mí con su insidioso ritmo.
Mientras que Sullivan puede parecer como si no estuviera haciendo nada, me está
besando como se debe besar a una mujer, con amor y adoración. Gimo entre nuestros
besos, sintiendo mi pulso palpitar en mis oídos, y mi cuerpo se estremece cuando un calor
al rojo vivo se extiende por mis miembros.
—¿Tienes idea de lo bonita que eres cuando te corres? —Sullivan susurra contra el
contorno de mi oído mientras espolvorea besos a lo largo de mi garganta—. Tus pálidas
mejillas están teñidas del color de las rosas, y tu pecho sube y baja muy rápidamente.
Nunca he visto tus ojos tan grandes y brillantes. Déjate ir, cariño, y te prometo que te
atraparemos.
Oliver me extiende con sus dedos y lame mi clítoris con un hambre desenfrenada.
Siento el hormigueo acumularse profundamente dentro de mi núcleo nuevamente, mi
espalda se arquea ligeramente fuera de la cama, cuando los dedos de Oliver se mueven
hacia mi otro orificio. Antes de que pueda pensar en lo mal que está esto, su dedo me
masajea allí, y todo lo que queda en mi mente es lo bien que se siente.
—Sí —admito entre fuertes jadeos. Mis gemidos se vuelven aún más fuertes
cuando Oliver empuja la punta de su dedo hacia adentro, sondeando el apretado anillo
de músculo mientras simultáneamente trabaja mi clítoris con su lengua. Banks y Sullivan
también tienen sus manos sobre mí, he perdido la pista de quién me está tocando y dónde.
Todo lo que sé es que siento que estoy siendo adorada por estos hombres.
Cuando Oliver sumerge su dedo aún más en mi culo, mientras chupa mi clítoris
con todo dentro de él, estoy al borde del precipicio una vez más. Despego como un cohete,
surcando el aire, estallando en un millón de pedacitos en el cielo nocturno. Los temblores
sacuden mi cuerpo después del orgasmo, y gimoteo como un animal herido mientras
Oliver libera el agarre que tiene sobre mis muslos.
Se sube a la cama tamaño king y se acuesta a mi lado, gira mi cabeza hacia él para
que pueda verlo. Todavía estoy bajando del segundo orgasmo, mis extremidades se
sienten pesadas y ligeras al mismo tiempo.
—Quiero que me montes, bebé, y mientras haces eso, Banks va a reclamar tu culo
—me ordena Oliver, haciéndome una seña con su dedo para que vaya hacia él.
Una traviesa sonrisa aparece en los carnosos labios de Oliver. —No te preocupes
por eso, cariño. Él va a bajar por tu bonita garganta mientras te corres una y otra vez.
—Relájate, bebé, no tomaré este agujero virgen hasta que estés lista. Hasta que te
estés consumiendo, hasta que no seas nada más que un desastre abrasador. —Su pulgar
presiona contra mi estrechez y, sin pensarlo, me empujo hacia atrás, deseándolo allí.
Mi culo palpita y, aunque hay presión y un rastro de dolor, éste disminuye cuando
283
Oliver me acaricia profundamente con su polla. Banks mueve su dedo hacia adentro y
hacia afuera gradualmente, tan lentamente que casi olvido que está allí.
Página
El agarre que tengo sobre la polla de Sullivan se aprieta y me inclino hacia
adelante, llevando mis labios a la suave cabeza. Gime mientras envuelvo mis labios a su
alrededor y arrastro mi lengua por su parte inferior. Una gota de líquido salado y tibio
golpea mi lengua, y hay algo tan erótico en eso, que no puedo evitar gemir alrededor de
su longitud.
Con Sullivan en mi boca, Oliver en mi coño y Banks jugando con mi culo, todo mi
cuerpo está en llamas. Mis sentidos están abrumados y mi cerebro está inundado de
endorfinas, por lo que es imposible pensar en nada más que en lo que estoy sintiendo en
este momento. Y lo que siento es que cada terminación nerviosa en mí está cargada y lista
para estallar, enviándome al olvido.
Banks añade un segundo dedo, estirando mi estrecho agujero justo cuando Oliver
aumenta la velocidad. Sullivan también está cada vez más ansioso. Sus grandes manos
ahuecan mi cabeza, sosteniéndome en mi sitio mientras empuja en mi boca, su dura
longitud se desliza dentro y fuera sobre mi lengua hasta que golpea la parte posterior de
mi garganta y me ahoga un poco.
No creí que pudiera volver a correrme porque ya lo había hecho dos veces, pero
de alguna manera, ya me estoy tambaleando en el borde de nuevo. Estoy siendo
consumida por la necesidad que tengo de ellos. Mi cuerpo grita por su toque. Mi mente
está al borde de la locura. Me siento como creo que un drogadicto debe sentirse cuando
obtiene su siguiente dosis. Oliver, Banks y Sullivan son mi droga, una dosis que anhelo
más que cualquier otra cosa.
Abrumada por la necesidad, chupo a Sullivan tan fuerte como puedo, deseando
que se corra, deseando darle tanto placer como él me da a mí. Gruñe como una especie
de animal mientras su polla se hincha en mi boca, sus dedos se retuercen en mi cabello,
tirando de algunos mechones. No sé qué pasa con ese pequeño dolor en el cuero
cabelludo, pero me lleva al límite. El dolor y el placer se mezclan, creando una hermosa
sinfonía de placer. Me corro con fuerza, gimiendo alrededor de Sullivan, y como una
reacción en cadena, él también se desmorona. Cálida y salada semilla llena mi garganta
mientras el éxtasis me atraviesa.
prolonga mi orgasmo.
Página
Mi mente se queda en blanco y mi cuerpo se debilita cuando bajo de mi tercer
clímax. Sullivan sale lentamente de mi boca, dejando un salado hilo de semen en mi
lengua. Todavía acuna mi cabeza cuando me besa suavemente antes de bajar de la cama.
Tan pronto como desaparece, colapso sobre Oliver.
—Creo que estás lo suficientemente relajada ahora —anuncia Banks, riendo detrás
de mí—. ¿Estás lista para mí, bebé? —Pasa su mano por mi trasero y por mi espalda baja,
su simple toque se siente tan intenso.
Banks saca sus dedos de mí y los reemplaza con la suave cabeza de su polla.
Empuja contra el apretado anillo, y todo lo que puedo sentir es presión. Su polla es mucho
más grande que sus dedos y, por un momento, no creo que vaya a encajar.
—Ahí tienes —gruñe Banks, su voz tensa como si estuviera tratando de contenerse.
Lentamente, se abre camino dentro de mí mientras Oliver se queda quieto
momentáneamente—. ¿Cómo se siente?
—Me siento... llena, tan llena... —Mi voz sale sin aliento, al igual que todo mi
cuerpo se siente ahora mismo—. Pero se siente bien... tan bien.
Al oír mis palabras, Banks comienza a moverse un poco más y un pequeño gemido
se escapa de mis labios.
—¿Estás segura? —Oliver pregunta, pasando sus manos por mis brazos y
hombros.
—Sí, quiero que se muevan. Ambos —les pido, y no necesitan otra invitación.
Oliver comienza a moverse, empujando de nuevo, y Banks comienza a igualar el ritmo
de Oliver. La sensación es nueva y casi excesiva, pero no quiero que se detenga.
—No voy a durar mucho tiempo así —dice Oliver, su voz tensa como si apenas se
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estuviera conteniendo.
Página
—Yo tampoco, estoy a punto de correrme —gruñe Banks, y poco después, puedo
sentirlo crecer aún más dentro de mí, sus movimientos cada vez más frenéticos, y su
mano aterriza entre mis omóplatos, empujándome hacia abajo contra pecho de Oliver.
Entierro mi cara en el hueco de su cuello mientras Oliver intenta igualar los golpes de su
hermano. Ambos empujan furiosamente dentro de mí ahora, y todo lo que puedo hacer
es quedarme allí y tomar la enorme cantidad de placer que me brindan.
Nunca me había sentido tan agotada en mi vida. Estoy físicamente vacía pero
emocionalmente llena. Esto es mucho más que sexo; somos nosotros convirtiéndonos en
uno. Cuatro personas unidas y probando lo mucho que se pertenecen al formar solo una.
—No tienes idea de cuánto te amo —dice Banks entre besos a mi acalorada piel.
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Página
33
Es raro estar de vuelta en Bayshore, tal vez porque pensé que nunca volvería aquí.
Todo se ve igual, como la ciudad universitaria que recordaba que era. Con bares,
cafeterías, librerías y pequeñas tiendas de 24 horas en cada esquina; para satisfacer las
necesidades de cada estudiante.
—Estaré bien. Es una galería de arte, y nadie esperaría que estuviera aquí. Sólo
voy a entrar y ver si Shelby está aquí para poder hablar con ella. Si no está, volveré a salir
y pensaremos en otro plan, ¿de acuerdo? —Miro entre los chicos y espero a que los tres
me den un pequeño asentimiento antes de abrir la puerta y salir del auto.
Puedo sentir sus ojos en mí mientras camino por la acera hacia el escaparate de la
galería. Un golpeteo se forma detrás de mis ojos y la sensación de déjà vu me invade.
Continúo caminando hasta que estoy frente a la puerta de vidrio, mi mano en la manija
lista para abrir la puerta cuando el recuerdo se precipita como agua inundando un sótano,
filtrándose a través de todas las grietas abiertas.
—Estoy buscando a Shelby. Lamento aparecer aquí, sé que está trabajando, pero esto es una
especie de emergencia.
—Shelby —digo más alto, ella no debe haberme escuchado con claridad.
—Oh... ah, tal vez... tal vez, estoy en la galería equivocada, lo siento —digo avergonzada,
antes de girar sobre mis talones.
Me congelo con mi mano flotando a centímetros del pomo de la puerta. Mi mente se queda
en blanco y luego esta sensación de pavor absoluto se arrastra por mi columna vertebral y se instala
en la base de mi cráneo.
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Nada tiene sentido, todo lo que pensé que sabía está mal. Mi vida está construida con
bloques de mentiras y engaños y, como una torre Jenga, alguien tiró de la única pieza que hace que
Página
todo se derrumbe.
Siento que estoy atrapada en este momento, mi mente congelada en el tiempo. Mis
pensamientos flotan en algún lugar entre la incredulidad y la increíble desesperación.
Por alguna razón, no puedo evitar la sensación de que hay más... más en esta
historia... más que necesito recordar. No es hasta que estamos a punto de cruzar la calle
que me golpea. El recuerdo más importante de todos. La última pieza del rompecabezas...
Miro hacia arriba, el paisaje cambia a mí alrededor, el suelo debajo de mí de repente parece
diferente. Sonidos atraviesan la niebla que rodea mi cerebro. Alguien está gritando, pero no puedo
entender lo que dice. Entonces algo me llama la atención. Miro hacia adelante para ver dos luces
brillantes que se dirigen directamente hacia mí. Pero no soy lo suficientemente rápida, no hay
tiempo.
Miro conmocionada mientras el motor acelera, el auto viene hacia mí, y todo lo que puedo
hacer es quedarme allí como un ciervo deslumbrado por los faros... literalmente.
Hay un momento, justo antes del impacto, en el que los faros están tan cerca que no me
ciegan, puedo mirar por encima de ellos, ver a través del parabrisas y distinguir a la persona que
está tratando de matarme.
Es solo por una fracción de segundo que veo sus ojos; fríos y distantes, llenos de odio, y no
entiendo ¿por qué? ¿Por qué me odia tanto? ¿Por qué Shelby intentaría matarme?
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—¿Harlow? —Banks está de repente justo frente a mí, sus manos sobre mis
hombros, sacudiéndome suavemente como si estuviera tratando de despertarme de una
Página
¿Por qué? ¿Por qué me querría muerta? ¿Hice algo que no recuerdo?
—¿Harlow? ¡Harlow! Me estás asustando. Por favor, dime qué pasa —pregunta
Banks frenéticamente. Puedo verlo, pero no realmente. Es como si estuviera perdida en
mis pensamientos, tratando de volver a unirlos.
—Fue Shelby… yo… lo recuerdo. Shelby fue la que intentó matarme. Ella me
golpeó con el auto a propósito. La vi, era ella… —continúo divagando, mientras Banks
me guía al auto, medio cargándome en un momento dado.
—¿Qué pasó? —pregunta Oliver, pero no puedo decir las palabras en voz alta otra
vez, duelen demasiado.
Para cuando llegamos al hotel, mi visión es borrosa y hay una presión palpitante
dentro de mi cráneo que parece aumentar con cada segundo. Oliver entra a registrarnos
para que cuando salgamos del auto, podamos ir directamente a la habitación.
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Puedo sentir los ojos de los hermanos sobre mí, y cuando miro hacia arriba, no veo
nada más que angustia y preocupación parpadeando en sus miradas.
—Shhh, cariño, está bien. —Oliver me calma esta vez. ¿Qué haría si no los tuviera
ahora mismo? ¿Si estuviera atrapada en la mansión de mi padre? Shelby fácilmente
podría llegar a mí allí. Entonces me golpea de lleno.
—Podría haber muerto. Ella podría haberme matado y salirse con la suya, y nadie
lo habría sabido. —El peso de ese conocimiento se siente como un elefante sentado en mi
pecho.
—Si fue Shelby quien te golpeó con el auto en la galería de arte, entonces apuesto
lo que sea a que fue ella quien te empujó del bote la noche en que casi te ahogas. —dice
Banks.
—Solo quiero saber por qué. ¿Qué ganaba ella con matarme? —Las lágrimas
empiezan a caer de nuevo y no entiendo por qué estoy llorando por ella. No se merece
mis lágrimas.
Al abrir la boca para decir algo, las palabras desaparecen, se me pegan al paladar
como mantequilla de maní, y luego me doy cuenta de que no eran palabras las que
necesitaba expulsar. Siento que mi estómago se revuelve como si acabara de estar en la
montaña rusa más larga de todos los tiempos. En un segundo, salgo volando del sofá y
me dirijo a la puerta más cercana.
Ni siquiera llego a la mitad del camino al baño antes de que el vómito salga de mi
garganta salpicando el prístino suelo. Vacío todo el contenido de mi estómago mientras
Página
alguien sostiene mi cabello y alguien más frota relajantes círculos sobre mi espalda baja.
No miro hacia atrás para ver quién es, principalmente porque me da vergüenza ver a
alguien en este momento.
—Lo siento…
—No seas ridícula y te disculpes por estar enferma —me dice Sullivan—. Vamos,
te limpiaremos. —Suavemente toma mi brazo y me empuja hacia el baño.
—Está bien, eso fue mucho para asimilar. No sé si yo podría haber soportado todo
esto tampoco. En serio, no te sientas mal porque no hay nada por lo que sentirse mal
—me apacigua Sullivan, tratando de calmarme.
Cerrando los ojos, les dejo masajear y limpiar cada centímetro de mi carne. Sus
manos se mueven sobre mi piel, y como si hubiera algún tipo de magia involucrada, toda
la tensión y preocupación se evapora en el aire.
puede tocarme ahora mismo. Al final de mi baño, mi cuerpo está tan relajado, que me
siento sin huesos, mis músculos se han convertido en gelatina en algún momento de los
Página
últimos treinta minutos, y ahora apenas puedo mantener los ojos abiertos.
—¿Estás lista para salir?
Banks me ofrece su mano y me ayuda a salir del baño mientras Sullivan agarra un
albornoz y lo mantiene abierto para mí. Mis brazos se deslizan en la esponjosa tela uno a
la vez, y Sullivan cierra el cinturón alrededor de mi cintura, atándome como un regalo
perfectamente envuelto.
—Me gusta esto —me rio—. Ustedes chicos, me están cuidando. Me hacen sentir
como una princesa. Como si fuera importante.
—Será mejor que te acostumbres —me dice Banks, justo antes de que me
sorprenda cargándome al estilo nupcial. Dejando escapar un chillido de sorpresa, le
rodeo el cuello con los brazos—. Porque no estamos planeando detenernos pronto.
Banks me coloca en la cama y, como si fuera una señal, Oliver entra con una
bandeja de comida en la mano y la pone sobre la mesita de noche. La miro con cansancio.
Frente a mí hay galletas saladas, una variedad de frutas preparadas, té caliente y agua
helada. Nada parece muy apetitoso, pero, de nuevo, vomité por todo el suelo.
—Les pedí que trajeran cosas que sé que aliviarán un malestar estomacal —explica
Oliver como si pudiera leer mi mente. No sé qué decir, así que me enderezo un poco en
la cama y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Oliver se inclina y me devuelve
el abrazo.
Lágrimas asoman en mis ojos. Estoy consumida por ellos. Mi corazón late a su
manera por cada uno de ellos. No hay yo sin ellos.
Página
—Se supone que debemos odiarnos, pero parece que todo lo que hemos hecho es
amarnos.
Por el rabillo del ojo, veo a Banks frotándose la barbilla. Parece estar perdido en
sus pensamientos y me pregunto en qué estará reflexionando. Cada hermano es guapo
más allá de toda medida, ¿cómo demonios terminé con los tres?
—Dijiste que nuestro padre estaba en las fotos que encontraste en el escritorio de
tu padre. Y la de la mujer misteriosa... ¿Phoebe?
—Porque Shelby todavía sigue libre —Oliver agrega otro ladrillo de preocupación
a su creciente cantidad—. Tenemos que decírselo a la policía, Harlow. ¿Estás preparada
para eso?
Todas sus preocupaciones pesan mucho sobre mí, me oprimen el corazón. No las
tomo a la ligera porque veo lo mucho que significo para ellos ahora y también sé lo
peligrosas que son realmente las cosas, pero no escapé de una torre de marfil solo para
quedar atrapada en otra.
—Sí —suspiro—. Llamaré, pero todavía quiero hablar con mi padre. —Mirando el
edredón, digo— Entiendo por qué no quieres que lo vea ahora, y estoy de acuerdo con
eso, pero no soy un frágil trozo de cristal. No solo quiero respuestas... las necesito, lo que
293
significa que eventualmente no tendré otra opción más que volver a ver a mi padre. —El
silencio cubre la habitación y miro a través de mis pestañas para ver si han desaparecido
Página
en el aire.
No, todavía están dentro de la habitación y actualmente están perforando agujeros
a través de mi carne.
Sullivan se encoge de hombros —¿Qué es lo peor que podría hacer? ¿Decirnos que
nos vayamos? No podemos dejar que te acerques a tu padre en este momento, así que lo
mejor sería nuestro padre.
—O podría ser un gran imbécil y hacer las cosas diez veces peor —murmura Banks
en voz baja. Oliver y Sullivan lo miran, sus rasgos se endurecen.
Banks levanta las manos como diciendo que es inocente. —Mira, no estoy tratando
de ser una nelly negativa 12 aquí. Quiero que Harlow obtenga todas las respuestas que
necesita tanto como ustedes, pero a papá no le va a gustar que llevemos a una Lockwood
a casa. —Nuestras miradas se encuentran cuando él dice las siguientes palabras— Los
apellidos no significan una mierda para nosotros, pero papá todavía la ve como el
enemigo, y no quiero que quede atrapada en su mira.
Para muchos, puedo ser débil, pero soy fuerte, y si quiero respuestas, es posible
que tenga que cruzar puentes que no deberían cruzarse. Puede que tenga que hacer cosas
que no debería hacer, pero haré lo que tenga que hacer. Ya nadie va a dictar lo que pasa
en mi vida.
—Vamos a hacerlo.
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—¿En serio? —Banks se pasa una mano por el cabello como si estuviera agitado.
¿No esperaba que yo estuviera de acuerdo con esto?
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12
Alguien que es negativo , que no ve el lado bueno de las cosas.
—Sí, quiero respuestas. Tu papá tiene algunas. Vamos a hacerlo. ¿Qué es lo peor
que puede pasar?
—Bien, haré los arreglos y mañana haremos una visita a nuestros padres —anuncia
Oliver a sus hermanos, como si fuera definitivo.
—¿Va a estar bien? —Pregunto. Quiero seguirlo, pero sé que necesita el espacio.
—Él estará bien. Solo está preocupado por lo que nuestro padre dirá o intentará
hacerte.
Oliver saca su teléfono y me lo entrega. —Ahora viene la parte difícil. Debes llamar
al detective que investiga tu caso de atropello y fuga y decirle lo que sabes.
—¿Estás segura de que estás bien? —pregunta Sullivan, su frente arrugada por la
preocupación.
—Si estoy bien. Como dijiste, es un poco difícil de soportar todo esto. Todas estas
emociones, todas estas preguntas que rodean mi vida, me están afectando. Con suerte, tu
padre puede aclarar al menos parte de la confusión.
Estirándome a través del asiento trasero para llegar a Banks, me aferro a una de
sus muñecas y lo acerco a mí. Casi espero que se aleje y me diga que no, pero me deja
entrelazar mis dedos con los suyos sin quejarse. Cuando finalmente gira la cabeza, sus
ojos azul marino encuentran los míos, y la preocupación nadando en sus profundidades
se estrella contra mí como un maremoto.
—Vamos a estar bien —le aseguro. Suena como una promesa, y aunque no tengo
forma de cumplirla, no me importa decirlo de esta manera. Tal vez porque haré todo lo
que pueda, lo que sea necesario, para que suceda. Hemos soportado demasiada angustia
como para no tener nuestro felices para siempre.
—Ya casi llegamos —dice Oliver desde el asiento del conductor, y Banks se pone
tenso a mi lado. Aprieto su mano, con la esperanza de calmarlo, pero cuanto más nos
acercamos a la casa, más nervioso parece. Su cuerpo se pone rígido, tensándose como una
banda elástica que se aprieta cada vez más fuerte.
—¿Estás seguro que es una buena idea aparecer sin llamar primero?
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—Somos sus hijos, no tenemos que anunciar nuestra visita —me dice Sullivan.
—A mi mamá le gusta fingir que es una reina —dice Sullivan, guiándome un ojo.
—Mamá… papá… —Oliver grita tan fuerte que todos en la casa deberían estar
aquí, incluso considerando el tamaño de la misma. Un momento después, el sonido de
zapatos de tacón alto contra el suelo de baldosas resuena en el vestíbulo.
—¿Oliver? —Una voz chillona llena el espacio un momento antes de que una
pequeña mujer rubia aparezca en la puerta—. Chicos... —Su tono es alegre, emocionada
de ver a sus hijos, sonríe ampliamente. Eso es hasta que me ve de pie detrás de Oliver y
Sullivan.
Prácticamente puedo ver la sangre salir del rostro de Chloe Bishop, sus ojos se
agrandan y da un paso atrás como si estuviera tratando de alejarse de la situación.
—¿Cómo... cómo sabes... sobre eso? —Ella tropieza con sus palabras, luciendo
incómoda y cautelosa.
—Por padre de Harlow. Bueno, él no nos lo dijo, pero Harlow encontró algunas
fotos y algunas cartas en su escritorio —explica Oliver.
—Ya veo —dice, y como si se acordara que tiene que recomponerse, se anima. Una
sonrisa falsa se extiende por su rostro—. Bueno, vengan chicos... y Harlow. —El agarre
de Banks alrededor de mi mano se aprieta por la forma en que ella dice mi nombre, pero
le doy una mirada que le dice en silencio que está bien. Puedo defenderme sola. No dejaré
que nadie lastime a los hombres que amo o a mí, para el caso.
Nos hace señas para que pasemos y la seguimos por la casa como pequeñas ovejas.
—Su padre está en su oficina trabajando, pero estoy segura de que puede hacer
tiempo para ustedes —dice ella, su voz aguda y de alguna manera tensa. Obviamente
está nerviosa por llevarnos con su esposo. La tensión entre todos nosotros se vuelve más
espesa. Ahora tengo que forzar la entrada de aire a mis pulmones. Cada vez es más difícil
respirar.
Cuando llegamos a un gran conjunto de puertas dobles, se detiene y nos mira una
vez más, como si estuviera esperando que alguien diga algo. Quizás ella espera que le
digamos que es una broma o algo así. Cuando nadie dice nada, levanta la mano y golpea
suavemente la puerta.
La Sra. Bishop abre la puerta y entra vacilante, todos la seguimos de cerca. George
Bishop está sentado detrás de su escritorio, con un teléfono al oído y está escribiendo algo
en un papel. Sus ojos están enfocados en lo que sea que esté frente a él. Ahora veo de
dónde sacan sus hijos su apariencia. A pesar de que es tan mayor como mi padre, todavía
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—Chloe... Chicos... ¿de qué se trata todo esto? —pregunta con cuidado.
Los ojos de George encuentran los míos, y me sorprende la forma en que me mira.
Esperaba animosidad, resentimiento, tal vez incluso odio. En cambio, todo lo que
encuentro es tristeza y reminiscencia. Casi como si yo fuera una vieja amiga que no ha
visto en años, y está triste por el hecho de que haya pasado tanto tiempo.
—¿Por qué no toman asiento? —Ofrece George, señalando con la mano la zona de
asientos en la esquina de la enorme oficina—. Esta es una larga historia.
Sin soltar mi mano, Banks tira de mí hacia una de las sillas. Sullivan y Oliver están
a nuestro lado. Todos nos sentamos en las sillas de cuero. George se une a nosotros,
sentándose justo enfrente de mí.
—Primero, tengo que preguntar, no es que importe porque ahora ya lo sabes, pero
¿cómo te enteraste de Phoebe? —George inicia la conversación.
—Sí, solíamos ser amigos mientras crecíamos… los tres. Mejores amigos, en
realidad.
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Él sonríe, sus ojos brillan —Sí, estaba enamorado de ella. Fui su primer novio… o
eso creía. Verás, tu padre también estaba enamorado de ella y Phoebe... bueno, ella estaba
enamorada de los dos, y eso nos llevó al mayor error de nuestras vidas... —George se
aleja, mira por la ventana, sus ojos se vuelven vidriosos y desenfocados mientras habla.
—Le dijimos que tenía que elegir a uno de nosotros. Nos peleamos por ella, ambos
terriblemente celosos del otro. Fuimos tan egoístas en nuestra lucha por ella que ninguno
de los dos se dio cuenta de lo infeliz que era y de lo mucho que le dolía nuestra lucha.
—Una de las cartas que encontré decía que estaba embarazada… —Contengo la
respiración, esperando que la verdad salga a raudales.
—Sí, Phoebe quedó embarazada. Ella estaba con los dos en ese momento, así que
hubo una duda sobre quién era el padre por un tiempo, pero resultó ser Lionel.
—¿Soy yo...? —Mi voz se quiebra al final. No sé si puedo hacer la pregunta en voz
alta. Todavía es demasiado surrealista.
—Sí, Harlow. Eres la hija de Phoebe. Tu papá conoció a su nueva esposa cuando
eras solo un bebé. Siempre me pregunté si te habló de tu madre. Supongo que no lo hizo.
Para mi sorpresa, no estoy tan sorprendida como pensé que estaría. Supongo que
parte de mí ya lo esperaba. O tal vez la revelación de que mi vida había sido una mentira
no me molesta tanto porque de alguna manera mi vida ya era una mentira, estaba
estropeada mucho antes de que perdiera la memoria.
—¿Estás bien? —pregunta Banks, su voz preocupada y gentil como si tuviera esta
necesidad de calmarme.
—Tu padre y yo hemos tenido muchas diferencias a lo largo de los años, como
bien sabes, pero puedo decirte que él amaba a tu madre, a tu verdadera madre... y yo
Página
George suspira profundamente y se inclina hacia adelante. Con los codos sobre las
rodillas, deja caer la cara entre sus manos. Claramente, todavía está destrozado por ello.
Incluso después de todo este tiempo, parece que revivir los recuerdos es
extraordinariamente duro para él.
—Al final, fue nuestra rivalidad lo que la mató —admite, y el dolor en su voz es
casi demasiado para mí—. Nos amaba a los dos, y aunque tenía un hijo con Lionel,
todavía iba a verme. Él trató de prohibirlo, por supuesto, pero ella era un poco indomable.
Esa era una de las cosas que amaba de ella... era como un caballo salvaje, galopaba hacia
donde se le daba la gana... —se apaga aparentemente perdido en sus recuerdos.
Una lágrima se desliza por mi mejilla mientras lamento la muerte de una mujer
que no conocía y que nunca conoceré. La mujer que me dio la vida. La madre que ni
siquiera sabía que existía. La madre que sólo conocería a través de historias e imágenes.
—Sí… fue la semilla que comenzó todo, la semilla que brotó del odio y el
resentimiento a lo largo de los años y llevó a una rivalidad que ahora ha afectado a la
siguiente generación, o eso pensé. Obviamente, de alguna manera has sobrescrito en el
odio entre nuestras familias. —George mira a Banks y a nuestros dedos entrelazados.
—¿Pero a qué costo? —Oliver espeta—. Hemos estado peleando durante años,
Sullivan casi lo pierde todo, Harlow ha pasado por el infierno y ha vuelto… Cristo, casi
muere, ¿y por qué? ¿Porque ustedes dos no pudieron compartir la culpa? Porque desde
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—¿Sabes lo que quiero para el futuro? Quiero que Harlow esté a salvo —ladra
Banks—. Quiero a Shelby y a quienquiera que haya estado tratando de lastimar a Harlow
tras las rejas para siempre. Y luego quiero que todos nos dejen en paz y vivamos nuestras
vidas como nos plazca.
—Espera, ¿por qué quieres a Shelby tras las rejas? ¿No es ella tu amiga? —George
pregunta, mirándonos a todos con confusión.
—Recordé algo… sobre Shelby. Ella fue la que me golpeó con el auto.
La mirada de George choca con la de Banks cuando vuelve a hablar. —Quiero que
se mantengan al margen de esto. Todos ustedes —mira a Sullivan y luego a Oliver—. Sé
que quieren ayudar a Harlow, pero realmente necesitan mantenerse al margen y dejar
que la policía se encargue de ello.
Banks suspira a mi lado, sus dedos apretando los míos. No responde, pero ya sé lo
que diría si lo hiciera. Algo así como: no me digas qué hacer porque haré lo que quiera.
—Creo que es hora de que nos vayamos —anuncia Oliver y se levanta de la silla.
Su cuerpo vibra con una emoción desconocida. Los hermanos siguen el ejemplo de
Oliver, y yo también me levanto, lentamente, con mis rodillas chocando suavemente.
Estoy tan cansada.
Cuando llegamos al coche, me siento culpable. ¿Soy la razón por la que los chicos
tienen una mala relación con sus padres? Cuando Oliver enciende el auto y se aleja, no
puedo esperar más. Necesito saber si todo esto se debe a mí. —¿Pelean con sus padres
por mi culpa?
—Peleamos con nuestros padres porque son idiotas —gruñe Banks—. No debieron
tratarte como lo hicieron, no deberían tratar a nadie así.
—Eso se siente bien —murmuro antes de que no pueda mantener los ojos abiertos
por más tiempo, y rápidamente caigo en un sueño profundo y sin sueños.
303
Página
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Los días con los hermanos se mezclan, y aunque estoy feliz y contenta de
quedarme con ellos en una casa de alquiler lejos del mundo, sé que esto no durará para
siempre. No podemos escondernos de todos por el resto de nuestras vidas.
—¿Que estás haciendo hermosa? —La voz ronca de Sullivan me hace cosquillas en
la oreja y se me pone la piel de gallina con el tono.
—Pensando... —respondo—. ¿Crees que mi padre sabía que Shelby fue la que
intentó matarme? —No puedo imaginarlo sabiendo y no haciendo nada, por otra parte,
es el mismo hombre que trató de casarme con alguien, como si yo fuera un contrato de
negocios, y no un humano con sentimientos y elecciones propias.
—No lo sé. —Saca una manzana de la canasta de frutas frente a mí, su tonificado
cuerpo se presiona contra el mío, y una chispa de electricidad me atraviesa hasta mi
núcleo—. No me sorprendería que lo hiciera.
—Eventualmente, quiero volver a las clases, pero mientras Shelby esté ahí fuera,
no estoy segura de hacerlo.
—No, pero me sentiría mejor si estuviera encerrada. No sé por qué hizo las cosas
que hizo, pero me aterra que algo vuelva a suceder y no puedo esperar que uno de
ustedes esté siempre conmigo. —No trato de ocultar mi ansiedad a los hermanos. No hay
nada que esconder. Saben lo preocupada que estoy.
304
—Sí, voy a tener que estar de acuerdo con el Sr. Alpha. —Oliver apunta con el
pulgar en dirección a Banks—. Por encima de mi cadáver te acercarás a menos de tres
metros de esa perra.
Todo lo que puedo hacer es poner los ojos en blanco ante su protección. ¿Como si
realmente fuera a salir a buscarla? Una parte de mí quiere encontrarla y preguntarle por
qué hizo las cosas que hizo, mientras que la otra parte de mí tiene miedo de saber la
respuesta. ¿Por qué mi mejor amiga por más de 10 años querría matarme? Sí, estaba
teniendo una aventura con mi padre, pero no puede ser por eso.
—Mejor que no o te pondré sobre mis rodillas —dice Oliver, el tono de su voz es
serio, y cuando lo miro, incluso su rostro dice que lo haría—. Y lo digo en serio, Harlow,
si haces algo para arriesgar tu vida por nosotros o te pones en peligro, te haré una ampolla
tan grande en el trasero que no podrás sentarte durante una semana. Significas el mundo
para nosotros, y perderte nos mataría. —Su confesión hace que mi corazón lata un poco
más rápido.
Necesito un poco de aire, aire que no esté lleno de la esencia Bishop, porque ahora
mismo mi cuerpo está en llamas, necesidad pulsa a través de mis venas.
—Me uniré a ti —ofrece Banks, pero niego con la cabeza mientras me levanto de
la silla, con mi taza de café en la mano.
hermoso rostro de Banks cae—. No eres tú, de verdad que no. Yo solo…
—Lo entendemos, no sientas que tienes que explicarte —responde Oliver antes de
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que cualquiera de los otros hermanos pueda hacerlo, y yo asiento, pasando junto a
Sullivan y luego a Banks en la salida. Saliendo por las puertas francesas adjuntas a la
cocina, las cierro detrás de mí y me acomodo en el columpio del porche. El teléfono de
Sullivan se siente pesado en mi bolsillo. Tomando el café de mi taza, sé lo que tengo que
hacer y espero que los hermanos no se enojen conmigo por hacerlo.
—Ah, sí. ¿Podrías esperar, por favor? —pregunta la mujer del otro lado, sonando
un poco cansada.
—Dios mío, Harlow. ¿Dónde estás? Dime, ahora mismo —exige como si fuera a
decirle.
—Estoy bien, gracias por preguntar —respondo con sarcasmo—. No te diré dónde
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estoy, y definitivamente no necesito que me recojas. Solo te llamo para preguntarte una
cosa...
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—Ya te dije que si quieres saber sobre Phoebe, debes reunirte conmigo.
—Ya sé quién era Phoebe... y que soy su hija. —A pesar de que lo sé desde hace
algunas semanas, las palabras todavía suenan extrañas en mi boca.
—¿Quién te lo dijo?
—No importa. Lo único que importa es que me has estado mintiendo toda mi vida.
Pero no es por eso que llamo. Solo quiero saber una cosa, y luego puedes volver a tu
pequeña vida perfecta. ¿Lo sabías? ¿Sabías que fue Shelby quien intentó matarme?
—Aguanto la respiración, los segundos pasan mientras espero su respuesta.
—Ella no lo haría... —dice finalmente—. ¿Quién te dijo que fue ella? ¿Te dijeron
eso los Bishop? Lo juro, acabaré con ellos para siempre esta vez. —El desprecio gotea de
sus palabras.
—No... debe haber sido un accidente. —Mi padre suena un poco asombrado y, por
un momento, trato de averiguar si está realmente sorprendido o está fingiendo. Luego,
como si reuniera sus pensamientos, dice con una voz más fuerte— No te creo. O viste mal
o simplemente fue un accidente.
—¿Qué pruebas tienes? —Me duele la mandíbula mientras rechino los dientes.
—¿Pruebas? ¿Qué pruebas necesito? Lo vi con mis propios ojos. Pasó la señal de
alto... ¡aceleró! Ella me golpeó con su maldito auto. Sé que ella me vio, ¿cómo no iba a
hacerlo?
—¿Estás segura?
—Sí, estoy segura, y si la ves, hazle saber que la policía la está buscando. Ni
siquiera puedo volver a clases porque me preocupa que me haga daño, o algo peor.
—Harlow —la desesperación en su voz me hace hacer una pausa—. Yo... no puedo
hacer esto por teléfono. Necesitamos encontrarnos en persona y te lo contaré todo. No sé
qué te dijo George, pero estoy seguro de que no todo es verdad.
—No queda nada que decir, y de todos modos no estoy segura de creer lo que
tengas que decir. —La única razón por la que quiere verme en persona es para poder
arrastrarme de regreso a casa y encerrarme en mi habitación. ¿Cree que soy estúpida?
—Sé dónde está Shelby —espeta, sorprendiéndome una vez más—. ¿Me
perdonarías todo si le digo a la policía dónde está?
¿Perdonarlo? Tengo que reprimir una risa. —¿Qué tal si le dices a la policía dónde
está porque es lo correcto?
—Lo haré, pero que sepas que lo hago por ti. Todo lo que he hecho es por ti. Eres
mi hija, lo único que me queda de tu madre y no puedo perderte.
Ojalá pudiera creerle. Desearía poder amar a mi padre como una hija debería amar
a su padre, pero han pasado demasiadas cosas y no creo que podamos reparar nuestra
rota relación.
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Han pasado unos días desde la llamada telefónica con mi padre... una llamada
telefónica que los chicos aún no conocen. Me siento mal por haberlo ocultarlo, pero
tampoco quiero decepcionarlos ni herir sus sentimientos. Sé que solo quieren protegerme,
pero tenía que hablar con él.
Con todo eso, me encuentro con la fiebre de la cabaña, las mismas cuatro paredes
de esta casa de alquiler se cierran sobre mí un poco más cada día. Arrastrándome fuera
de la cama, me quito la camisa de Banks y entro en el baño conectado al dormitorio. He
estado saltando de cama en cama desde que llegamos aquí, cada hermano tiene su propio
tiempo conmigo. Anoche, me quedé dormida en el sofá y me desperté en la cama con
Oliver, todo mientras vestía la camisa de su hermano. Extraño, pero normal para
nosotros.
Abriendo la ducha, dejo que el baño empiece a vaporizar antes de ponerme bajo el
chorro de agua caliente, dejándolo masajear mi cuello y hombros. Un gemido se escapa
de mis labios mientras mis músculos se relajan bajo el rocío.
—Me gusta mucho ese sonido, pero preferiría que lo hicieras mientras estoy
contigo —murmura Oliver, riendo mientras lo hace. Antes de que me dé cuenta, se quita
la ropa y se une a mí en la ducha extra grande. No me sorprende ver su polla ya dura,
apuntándome con enojo. Las venas sobresalen, palpitan y suplican por ser tocadas.
—Lo es. Estoy tan duro que duele. Es lo que me haces, Harlow. Siempre. Cada vez
que estoy en tu presencia, mi polla está dura.
—Nunca pensé que sería posible para mí quererlos a los tres, pero lo hago. Cada
uno de ustedes me hace algo que no puedo explicar.
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Los ojos de Oliver se abren entonces, el castaño en ellos casi negro, dejando solo
un pequeño anillo de color marrón detrás —Tú nos completas. —Sisea, su pecho
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musculoso sube y baja mientras inhala. No hay nada como el poder que tengo sobre estos
tres hombres. La forma en que caen de rodillas por mí. Acariciándolo más rápido, giro
mi pulgar sobre la cabeza de su polla y por su hendidura. Pre-semen gotea de la punta, y
lo unto sobre su longitud, mis ojos quedan fascinados con el movimiento.
—Necesito follarte, Harlow —la voz de Oliver está llena de emociones y llega hasta
mi interior, hundiendo sus garras profundamente en mi núcleo.
—Te deseo tanto... —murmuro, mientras suelto su polla, y doy un paso atrás. Sus
ojos arden mientras acecha hacia a mí, levantándome con un movimiento fluido. En
segundos, estoy en sus brazos, mi espalda presionada contra la pared de azulejos de la
ducha, mis piernas envueltas alrededor de su cintura. Su polla hinchada choca contra mi
clítoris y aspiro con dificultad a través de mis dientes. Oliver me mira fijamente,
observándome, sabiendo que tiene poder sobre mi cuerpo y mi corazón.
—Cada noche… —Su polla roza mi empapada entrada, y hundo mis uñas en su
hombro, instándolo a seguir—. Pienso en robarte de la cama de mis hermanos para hacer
lo que quiera contigo.
Eso debe provocarlo porque retrocede y golpea contra mí, haciendo que el aire de
mis pulmones se estanque y todo mi cuerpo se estremezca con temblores de placer.
—Joder, no hay nada como hundirse en ti. Tan apretada, tan cálida, tan
jodidamente perfecta —jadea, moviendo sus caderas, hundiéndose más profundamente
dentro de mí. Sus dedos se clavan en mi carne lo suficientemente fuerte como para dejar
moretones, y quiero que lo haga. Quiero que me marque. Todo a mí alrededor se
desvanece cuando Oliver me folla hasta el olvido. Mis uñas se clavan en su pecho y él
sisea por el dolor.
—Voy a correrme... —lloriqueo, mirando a Oliver a los ojos. Me mira con una
determinación que nunca había visto, una sonrisa malvada en su hermoso rostro.
Página
—Joder, sí, lo harás, sobre toda mi polla... —Sus sucias palabras solo aumentan el
placer, y en unos segundos me voy, lanzándome al espacio como un cohete. Mi coño se
aprieta alrededor de su longitud, y solo por los gruñidos y jadeos que está haciendo, sé
que está cerca, y extrañamente, quiero que se corra como nunca lo he querido antes. Lo
quiero dentro de mí, marcándome, reclamándome.
Arrastrado lejos por el dolor de mi mordida, espero a que vuelva flotando hacia
mí. Segundos después, él me mira fijamente y me pone de pie suavemente, y con la
pérdida de su polla de dentro de mí, siento como si hubiera perdido un pedazo de mi
alma.
—De nada, y el sentimiento es mutuo, definitivamente sabes cómo hacer que una
chica se sienta bien.
Oliver sonríe. —Todo para ti, bebé, todo para ti. —Me da un beso más, un beso
que me da ganas de treparlo como si fuera un árbol y no ducharme en absoluto. Pero
entonces no haríamos nada, y por mucho que me gusta estar aquí con ellos, realmente
quiero volver a vivir una vida normal. Así que, en lugar de rogarle que me tome de
nuevo, me concentro más en lavarme el cuerpo y el cabello, y menos en el latido entre
mis piernas.
Una vez que terminamos de ducharnos y nos vestimos, salimos a la sala de estar.
Sullivan y Banks ya están descansando en el sofá, ambos con sonrisas de come mierda en
sus rostros.
—Sí, ¿limpiaron bien todo? —Banks interviene —Sonó como si lo hubieran hecho.
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limpios. —Ante las palabras de Oliver, mi cara se pone cinco tonos más roja.
—No te avergüences —me dice Sullivan, frotándome la espalda cuando tomo
asiento junto a él.
—No puedo evitarlo —digo, aún más avergonzada. Si bien me he vuelto más
abierta sexualmente, hablar de ello todavía es mucho para mí. Después de todo el acoso
y el odio que he recibido por estar con los tres, es difícil para mí manejar cualquier tipo
de burla sin sentir ganas de hundirme en mi misma.
Oliver abre la boca y parece que está a punto de decir algo cuando su teléfono
comienza a sonar. Lo saca del bolsillo y mira la pantalla con las cejas juntas. —Es el
detective.
Antes de que alguien pueda decir algo, contesta el teléfono y lo coloca en altavoz
para que todos lo escuchemos. —Hola…
—Sí, estoy aquí —digo antes de que nadie más pueda responder.
—Excelente. Hola, Harlow. Espero que estés bien. Sé que has pasado por mucho,
así que quería llamarte de inmediato para informarte que hemos arrestado a Shelby hace
unas horas.
Sé que debería decir algo. Sé que probablemente debería estar feliz y aliviada de
estar a salvo ahora, pero por alguna razón, no siento ninguna de las dos cosas. Todo lo
que siento es la necesidad de respuestas.
—¿Dijo ella por qué lo hizo? ¿Por qué me quiere muerta? —No saber me ha estado
devorando. Pensé que era mi mejor amiga antes de todo esto, así que ¿por qué me quería
muerta?
—No, lo siento. No nos dio una razón real de por qué, pero confesó que quería
lastimarte.
saldrá pronto?
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—En realidad... —El detective hace una pausa, y siento el aire atascarse en mis
pulmones—. Ella no está en la cárcel, tuvimos que llevarla a una institución psiquiátrica
privada después de lo que sucedió.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó? —Quiero decir, sé que tenía algunos problemas
mentales por lo que me hizo, pero aun así. Una institución psiquiátrica parece ser un poco
demasiado.
—Harlow, ¿sabes que fue tu padre quien llamó para dar su ubicación?
Casi sin pensarlo, asiento, antes de darme cuenta de que no puede verme. —Sí
—digo, después de un momento—. Hablé con él sobre Shelby y... —me apago, sin querer
decir las palabras en voz alta. Shelby y mi padre. Todavía estoy tan asqueada por el
pensamiento, y ahora estoy aún más avergonzada... avergonzada por la clase de hombre
que es mi padre.
—Cuando la arrestamos, y se dio cuenta de que fue tu padre quien nos había
llamado, tuvo un completo colapso mental. Ella estaba gritando y chillando, diciendo que
está enamorada de él y que necesita matarte para tenerlo para ella. Luego trató de hacerse
daño, no tuvimos más remedio que enviarla para que evaluaran su estado mental.
—Le harán una evaluación completa y luego tomarán una decisión, pero a partir
de ahora, allí es donde se quedará. Si tengo más actualizaciones, me aseguraré de
llamarlos y avisarles.
Un pedacito de mi corazón late por el hombre que me dio la vida porque, al final,
él sí me eligió a mí sobre ella, pero tuvieron que pasarme todas estas cosas malas para
que lo hiciera.
—No hay problema, que tengan un buen día. —La línea se corta, dejándome sin
nada más que mis pensamientos y los tres hombres que poseen mi corazón. Cuando miro
hacia arriba, encuentro a los tres mirándome. Cada uno con su propia expresión confusa.
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—Si querías llamar a tu padre, todo lo que tenías que hacer era pedirlo. No tenías
Página
que escabullirte a nuestras espaldas. —Oliver grita, y el tono de su voz me hace temblar.
Sé, sin siquiera mirarlo, que está decepcionado de mí. Demonios, yo también estoy
decepcionada de mí.
—Lo que Oliver quiere decir es que queremos protegerte y no podemos protegerte
cuando haces cosas a nuestras espaldas. Se supone que somos un equipo —la voz de
Sullivan es suave y cariñosa, y por alguna estúpida razón, quiero llorar. No entiendo por
qué, pero lo hago. Cuando levanto la vista de mis manos de nuevo, hay lágrimas en mis
ojos, y no importa cuánto intente parpadear para eliminarlas, continúan cayendo.
—Mierda —murmura Oliver entre dientes y viene a pararse frente a mí. Me rodea
con sus brazos, y yo lo inhalo. Mi cuerpo se ilumina con su toque. Esto es lo que me hace,
lo que todos me hacen.
—Yo... lo siento. No lo estaba ocultando. Solo quería saber si él sabía que Shelby
era quien me quería hacer daño. Sé que debería haber acudido a ustedes, pero...
—Shhh, bebé, no eres una decepción. Estás tan lejos de ser una decepción cómo es
posible. —La fuerte voz de Banks me atraviesa los oídos y lo siento a lo largo de mi
espalda, su cuerpo duro rozando el mío. Él aparta el cabello de mi cuello y presiona besos
calientes en mi hombro y cuello, chupando la tierna carne a lo largo de mi clavícula. Al
instante, me derrito en una pila de papilla, las lágrimas se detienen de repente.
—¿No puedes llorar cuando mis labios están sobre ti? —Él bromea, y puedo sentir
que mi interior se convierte en lava fundida. Esa conexión que tengo con cada uno de
ellos arde cada vez más y más caliente.
—No —susurro con voz ronca. Solo soy vagamente consciente de que Oliver me
libera y me gira para enfrentar a Banks.
—Siento que mis hermanos sean unos idiotas. Te lo compensaré. —La rosada
lengua de Banks se desliza sobre su labio inferior, sus ojos azules resplandecen con una
desenfrenada necesidad bajo el divertido brillo. Quiero rendirme ante él. Quiero que los
tres vuelvan a tener una oportunidad conmigo... pero...
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De la nada, una ola de mareo me golpea y me invade la náusea. La bilis sube por
Página
—Tenemos que llevarte a un médico —dice uno de ellos, pero no puedo decir
quién es. Todo lo que puedo hacer es concentrarme en la estúpida necesidad de vomitar.
Banks toma mi cabello entre sus manos y lo aleja de mi cara. Mis dedos se agarran a la
encimera mientras todo sale de mí. Cuando termino, mis ojos están llorosos y mi garganta
está ardiendo.
Sé que tienen razón; los vómitos y el cansancio no son normales, y debería hacerme
un chequeo, pero una parte de mí no quiere saber qué es lo que está mal. Una parte de
mí espera que lo que está pasando desaparezca. ¿Quizás es solo estrés? Quiero decir, ¿qué
más podría ser?
—Creo que es solo estrés, todo esto es demasiado... —Gimo, tomando la toalla de
papel que Oliver me ofrece. Limpiándome la boca y los ojos, hago todo lo posible para
asegurarme de que no haya vómito en la barbilla o los labios.
—¿Y si resulta ser algo más? —Pregunto, el miedo suena en mi voz—. Los médicos
me dijeron que posiblemente podría tener más problemas por el accidente. Quizás de esto
es de lo que estaban hablando.
Sabiendo que no tiene sentido tratar de luchar contra esto, estoy de acuerdo.
—Está bien, haré una cita.
—Gracias, eso es todo lo que queremos. Tú eres lo más importante para nosotros
y, si está enferma, debemos encontrar una manera de arreglarlo.
—A veces, las cosas no se pueden arreglar. —Dejo caer mi mirada hacia mis manos.
Shelby ha sido atrapada, la vida es buena y, sin embargo, de alguna manera, todo parece
temporal, como si en cualquier momento la alfombra fuera a ser arrancada de debajo de
nuestros pies.
315
poco de descanso.
—Sullivan y yo arreglaremos todo para que podamos volver a clases —anuncia
Oliver.
Eso me anima. La emoción burbujea a través de mí. Esto es justo lo que necesitaba
escuchar.
—Sí, finalmente nos vamos y volvemos a clases. Ahora que han atrapado a Shelby,
no tenemos nada de qué preocuparnos.
—Por fin podemos estar todos juntos y asistir a clases como se suponía. Todo
volverá a la normalidad ahora. Llegaremos a ser normales, o tan normales como podamos
ser como estudiantes universitarios.
Sonrío porque en el fondo soy feliz, pero no puedo evitar el miedo de que algo
malo suceda. Siempre lo hace. Siempre encuentra la manera de arruinar lo bueno en mi
vida.
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—¿Pensé que estarías emocionada de volver a clases? —Caroline dice desde su
asiento a mi lado. Ella debe ver el permanente ceño que parece haberse fijado en mi rostro
esta semana.
Las cosas han vuelto a la normalidad, incluso Tiffany y sus amigas me tratan igual
que siempre, no importa cuánto trate de ignorar sus burlas, parece que no puedo. El solo
hecho de pensar en su nombre hace que mi cerebro grite.
—Eso es porque lo estaba. —Miro a Tiffany de nuevo. Se echa el pelo por encima
del hombro y se ríe a carcajadas de algo que dice una de sus amigas. Perras. Malditas
perras engreídas. Eso es todo lo que son—. No entiendo por qué tienen que ser tan idiotas.
No es que lo que hago con mi vida tuviera algún efecto en ellas. —Simplemente me estoy
desahogando ahora, y aunque debería detenerme y guardarlo para cuando vuelva a casa,
se siente bien dejarlo salir ahora mismo.
—Ella siempre sentirá que le robaste a Oliver. —La respuesta de Caroline me hace
apretar los dientes—. Antes de que embolsaras a mis primos, ella tenía la mirada puesta
en él, y por lo que parece, todavía lo hace. Apuesto a que te odia por tener sus corazones
cuando ella ni siquiera puede llamar su atención. Nunca pudo. Incluso cuando fingían
que ella les gustaba, de lo único que hablaban era de ti.
—Bueno, tal vez si no fuera una perra furiosa todo el tiempo, podría gustarle a
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algún chico por más que su boca o la cosa entre sus piernas.
Página
—¿Tienes prisa por llegar con tu novio? —Una de las amigas de Tiffany gruñe, su
voz es condescendiente.
—Por favor, Claire, no seas ridícula y llámalos sus novios —Tiffany decide agregar
su opinión—. Ella no es más que su pequeño juguete. ¿No recuerdas cómo solían hablar
de ella? ¿Cómo solíamos burlarnos de ella con los chicos? No la quieren, al menos, no
como nos querrían a ti o a mí. —No puedo evitarlo. Miro a la perra directamente a los
ojos y simplemente la observo, deseando poder mostrarle cuánto no la quieren.
—¿Por qué no se pierden, chicas? —Espeta Caroline—. Están celosas porque ella
tiene lo que ustedes quieren.
—Ja, ¿celosa? ¿De ella? —La nariz de Tiffany se arruga y aprieto mi mano libre en
un puño apretado. No la golpees. Mis músculos arden, mientras la ira palpita a través de
mí. Concentrándome en no borrar la sonrisa de suficiencia de su rostro… con mi puño.
—Oops —se ríe y se aleja mientras la bolsa se desliza por mi brazo y cae al suelo.
Dios, la odio.
—Felicidades por tener tanto autocontrol como tienes. Pensé con seguridad que
estabas a punto de pelear con ella —me dice Caroline cuando se van, y somos las únicas
dos personas que quedan en el salón de clases.
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—Hola, ustedes dos —nos saluda Oliver cuando estamos a sólo unos metros de
distancia.
Tengo este impulso animal de darle un beso a cada uno de ellos, pero no nos
sentimos tan cómodos con el afecto en público mientras estamos al aire libre así, y no es
porque no queramos que nos vean el uno con el otro o porque escondamos que estamos
juntos.
Es más bien porque no queremos llamar ningún tipo de atención hacia nosotros, y
tener tres novios definitivamente hará eso.
Entrando juntos al restaurante, Oliver encuentra una mesa en la parte de atrás que
se adapta a todos nosotros.
—¿Cómo fue tu clase? —Sullivan pregunta mientras tomo asiento y leo el menú.
Antes de que pueda responder, Caroline abre su boca grande y gorda —Tiffany
estaba siendo una gran perra en la última clase, pero aparte de eso, hoy ha estado bien.
—La miro de reojo.
¿Por qué no puede mantener la boca cerrada? Esto solo va a preocupar aún más a los
chicos.
—¿Qué quieres decir con que estaba siendo una perra? ¿Te está molestando de
nuevo? —Sullivan pregunta, la preocupación grabada en sus hermosos rasgos. Una parte
de mí quiere barrer el asunto bajo la alfombra y decirles que no es nada, pero si no se los
digo y se enteran después, me sentiré mal por no haber sido honesta.
319
—Bueno, parece que tiene la impresión de que le robé a Oliver, así que está
tratando, como siempre, de iniciar una pelea. Eso es todo. No hay razón para
Página
preocuparse. ¿Podemos comer ahora? Voy a comerme mi brazo izquierdo si no me meto
algo en la barriga pronto.
—Lo siento, Harlow... Todo esto es culpa nuestra —resopla Oliver, apartando la
mirada de mí como si estuviera demasiado avergonzado para mirarme. Mis ojos se fijan
en su brillante cabello castaño mientras se pasa una mano por los gruesos mechones.
Cuando me mira, puedo ver el arrepentimiento acumulándose allí—. Yo como que fingí
que ella me gustaba.
—Eso está en el pasado, esto es el presente, y solo vamos a mirar hacia adelante, y
desde donde estoy sentada, el futuro se ve bastante bien —sonrío—. Quiero decir, veo un
delicioso sándwich italiano en un futuro próximo... así que... —La camarera debe
haberme escuchado, porque en ese momento se acerca a la mesa, con una tableta en la
mano, lista para tomar nuestros pedidos.
¿A dónde va?
—Voy a salir. Quiero llegar a mi próxima clase un poco antes. Los veré más tarde
—realmente no le habla a nadie en particular y comienza a alejarse antes de que ninguno
de nosotros pueda responder. Siento como si alguien hubiera clavado un pequeño
cuchillo en un rincón de mi corazón. Realmente no lastima, pero deja un notable dolor
detrás.
Eso es lo que me acaba de hacer Sullivan. Ha dejado un dolor atrás, y sé sin siquiera
preguntar que algo está pasando con él.
—¿Que está mal con él? —Oliver pregunta en voz alta lo que yo me estaba
preguntando en silencio.
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—Sí, pero eso no significa que tenga que ser grosero —gruñe Oliver, empujando
una cuchara llena de sopa en sus labios.
—Solo espero que esté bien. Hablaré con él más tarde esta noche —anuncio antes
de tomar un sorbo de mi soda.
—Será mejor que nos vayamos también —Banks se inclina y susurra en mi oído.
Su cálido aliento abanica contra mí y se me pone la piel de gallina. La siguiente clase la
tenemos juntos, y el pensamiento me deja sintiéndome toda cálida por dentro. Podré
sostener su mano durante la próxima hora, y si esa no es una buena manera de pasar por
cálculo, entonces no sé qué lo es.
—Sí, estoy bien —le digo, concentrándome en no vomitar sobre su traje marrón.
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—La ayudaré con su tarea —corta Banks, con sus ojos azules ardiendo—. Ella
estará bien.
Los ojos del Sr. Clarkson se entrecierran y parece que quiere decir algo más, pero
en cambio, aprieta los labios en una línea firme. Me mira fijamente durante un largo
segundo antes de volver a hablar.
—Muy bien entonces. Espero que sus calificaciones mejoren en las próximas
semanas. Nos vemos la semana que viene —dice mientras cierra su computadora portátil.
—Estoy bien —jadeo, mis pulmones todavía arden mientras me apoyo contra la
pared más cercana, mi cuerpo se balancea como un edificio durante un terremoto—.
Simplemente no podía soportar el olor de su colonia. Era tan fuerte que olía como si se
hubiera vertido todo el frasco sobre sí mismo.
—¿Estás segura de que es solo eso? —Banks me mira con fatiga —Porque parece
que si la pared no te estuviera sosteniendo estarías en el suelo.
—¿Esto es demasiado para ti? —La ronca voz de Banks llena mis oídos e
Página
interrumpe mis pensamientos. Me mira fijamente con un hambre que solo yo puedo
saciar, y lo deseo, incluso ahora, aquí mismo, en medio del pasillo. Entonces me di cuenta,
me hizo una pregunta...
—Dios, no... esto es... ya me siento mejor —susurro, justo antes de que sus labios
desciendan sobre los míos, haciendo que cualquier incomodidad que hubiera sentido
hace unos momentos se desvanezca en el aire. Me besa con tanto amor como si yo fuera
la tierra y él es el sol. Como si fuera su primer sorbo de agua después de meses de sequía.
—Eso no es lo que quise decir, bebé. Quiero decir, yo, mis hermanos, ¿es todo esto
demasiado para ti? Toda esta mierda con Tiffany, con nuestros padres y los tuyos. Nadie,
incluyéndome a mí, se ha detenido a preguntarte cómo estás manejando todo esto. ¿Si tú
estás bien? —Susurra la última parte, su aliento caliente abanicando mis labios mientras
empuja su frente contra la mía.
—Por supuesto, estoy bien. Yo quería esto, los he querido a cada uno de ustedes
durante tanto tiempo, y no quiero renunciar a ustedes. Son todo lo que me queda. Ustedes
son las únicas personas que se preocupan por mí, que no intentan controlarme.
—Si esto alguna vez se vuelve demasiado para ti, quiero que me lo digas. Por
favor, Harlow… —La desesperación en su voz llega a mi interior y hunde sus garras en
mi corazón.
—Nunca tendrás que preocuparte por eso porque nunca será demasiado para mí.
Tú y tus hermanos son todo lo que quiero. Todo lo que siempre necesitaré.
—Te amo. Me crees, ¿no? ¿Que esto no es demasiado? ¿Qué te quiero a ti y a tus
323
—Te creo y también te amo. —Su voz es suave, más suave de lo normal, y cuando
Página
presiona un beso en mi frente, parece que todo va a salir bien. Tomando mi mano en la
suya, salimos del edificio y me siento un poco mejor con cada paso que doy. No sé qué
me está pasando últimamente, pero tengo que averiguarlo. Los mareos, la fatiga y los
vómitos. Nada de esto es normal, pero después de todo lo que ya hemos pasado, lo último
que quiero hacer es agregar más a nuestra ya desbordante olla.
Una sonrisa se dibuja en mis labios cuando el colgante sol se encuentra con mi piel.
El calor irradia a través de mí, dejándome con una sensación de bienestar por todas
partes. No puedo esperar a llegar a casa y relajarme con mis chicos, acurrucada en el sofá,
donde nadie puede juzgarnos o despreciarnos solo por amarnos. Cuando estamos en
casa, somos solo nosotros, y así es como prefiero que sea.
Mientras nos dirigimos al coche, pasamos junto a un grupo de personas que están
fuera de la biblioteca. Inmediatamente, reconozco la risa molesta de Tiffany. Intento
ignorarla, pero todavía no puedo evitar mirar hacia allí. Lo que veo me hace detenerme
en seco.
Sullivan está de pie con Tiffany y sus amigos. Peor aún, parece estar hablando con
ellos, diciendo algo que la hizo reír. ¿Qué demonios?
Por suerte, Banks tiene la misma idea. Con su brazo alrededor de mí como una
manta de seguridad, me acompaña al estacionamiento, mis piernas se mueven solas y
cuando llegamos al auto, Banks me ayuda a sentarme en el asiento del pasajero.
—No lo sé, pero puede viajar a casa con Oliver —gruñe enojado—. O puede
quedarse aquí, para lo que me importa.
Conducimos a la casa en silencio, cada vez que miro a Banks, su rostro está
grabado en piedra, y está agarrando el volante con tanta fuerza que sus nudillos están
completamente blancos. Casi desearía que no estuviera tan enojado por ello. Desearía que
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me dijera que no fue nada, que Sullivan nunca iría a mis espaldas. Ver a Banks tan
molesto por esto solo empeora todo el asunto.
Página
Cuando llegamos al camino de entrada y Banks apaga el motor, no salimos de
inmediato. Banks toma algunas respiraciones profundas como si estuviera tratando de
calmarse antes de abrir la boca para hablar. —Lo siento, no quiero estar enojado. Quiero
decir, estoy enojado, pero no contigo. No quiero dejar que mi rabia se desahogue en ti.
No sé qué demonios estaba pensando Sullivan, pero realmente me molesta verte herida.
Ya te lastimaron lo suficiente, y nuestro trabajo es evitar que te lastimen más. —Todavía
estoy enojada con Sullivan, pero que Banks me diga esto me hace sentir mucho mejor.
—Tal vez no era lo que parecía. Que vuelva a casa y se explique antes de que
saquemos conclusiones apresuradas —sugiero, y Banks asiente.
—Mientras tanto, tenemos la casa para nosotros solos durante las próximas dos
horas. —Una sonrisa traviesa se extiende por su rostro—. ¿Qué podríamos hacer con todo
ese tiempo libre?
—Desnuda.
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Cuando Oliver y Sullivan entran por la puerta, Banks y yo acabamos de terminar
de preparar la cena. Todo el tiempo que hemos estado esperando, mis emociones han
estado por todas partes. Trato de no interpretar erróneamente la escena que presencié
antes; quiero hablar con Sullivan antes de pensarlo mucho.
—Me voy a la cama —dice Sullivan, de la nada y mis manos se aprietan en puños.
Por supuesto que sí.
Sullivan niega con la cabeza. Ni siquiera puede levantar la cabeza para mirar a su
hermano mientras habla.
—De ninguna jodida manera —grita Banks, haciendo que todos miren en su
dirección. La ira se derrama de él cuando levanta un puño cerrado y lo golpea contra la
isla de mármol—. Vas a explicarnos, pero lo más importante, a Harlow, ¿qué demonios
estabas haciendo con Tiffany antes?
—No estaba haciendo nada —responde Sullivan a la defensiva. Sus ojos se mueven
por la habitación antes de detenerse en los míos. En sus profundidades azules, veo la
326
desesperación y la ira— Solo estaba hablando. ¿Ya no se me permite hablar con nadie?
Página
—Jesús, ¿qué mierda, amigo? —Oliver grita, su despreocupado y feliz humor
cambiando con cada segundo que pasa.
—Solo cálmate, no estaba haciendo nada malo. ¡Estás arruinando todo esto!
—Gruñe, despidiéndonos antes de salir de la habitación. Escucho sus pasos mientras se
alejan hacia la otra habitación y luego suben las escaleras. Mi mente está confundida, mi
corazón hecho añicos. ¿Qué está pasando y cómo demonios voy a solucionarlo? ¿Sullivan
realmente se está haciendo amigo de la persona que más me odia?
Banks entra pisando fuerte en la cocina —Cerró la puerta con llave y se niega a
abrirla. —No entiendo. ¿Cómo llegamos aquí? Pensé que todo estaba bien. Pensé que
todos éramos felices. Debo estar mostrando mis emociones en mi rostro porque un
momento después, Banks está a mi lado, con su brazo envolviéndome— Si quieres que
lo haga, puedo volver allí y patear la puerta, pero no creo que sirva de nada.
Niego con la cabeza —No. Si quiere hablar, hablará. No podemos obligarlo a hacer
algo que no quiere hacer, y si lo que dice es cierto, entonces no hay nada más que pueda
decir.
—¿Alguien podría decirme qué demonios pasó? —La grave voz de Oliver me
perfora los oídos y lo miro, casi olvidando que estaba en la habitación.
Antes de que pueda callarlo, Banks vuelve a hablar. —Vimos a Sullivan, Tiffany y
sus amigos parados fuera de la biblioteca más temprano. Él estaba parado allí hablando
con ellos, y aunque parece inofensivo, está mal. Después de todo lo que le hizo a Harlow,
después de todas las cosas que dijo y sigue diciendo.
327
Oliver solo nos mira a ambos, absorbiendo cada palabra que su hermano le dice.
—Hablaré con él. Descubriré qué demonios está pasando. —El entusiasmo en su
voz me da esperanza. Si alguien puede meter algo de sentido común a Sullivan, es su
hermano mayor, pero incluso si lo hace, en realidad no cambia nada. Sullivan todavía
tomó la decisión de conversar con Tiffany, y puedo sentir que se aleja de mí. Poniendo
distancia entre nosotros.
Oliver sirve la comida y los chicos comen, pero todo lo que hago es mirar fijamente
mi plato.
Se supone que todos deberíamos estar sentados para comer, pero en lugar de estar
juntos, se siente como si nos estuviéramos separando y no hay manera de que pueda
soportar una comida con la forma en que me siento ahora. No con la cantidad de distancia
y la tensión que hay entre todos nosotros esta noche.
—Síp, estoy bien. Solo quiero irme a dormir y dejar que este día termine. —Con
suerte, mañana será mejor.
—¿Por qué no se van a la cama ustedes dos? Limpiaré esto y me reuniré con
ustedes en algunos minutos —sugiere Oliver con una sonrisa, y yo estoy a favor de eso.
Banks asiente y se levanta conmigo. Juntos subimos las escaleras y entramos en su
habitación.
Estoy casi dormida cuando la puerta cruje al abrirse y la luz del pasillo se derrama
en la habitación. Levanto la vista, esperando que pueda ser Sullivan después de todo, él
nunca se ha ido a la cama sin decirme primero buenas noches. Cuando veo que es Oliver,
328
Aquí estoy con dos chicos, dos hombres que me aman, pero aun así, no puedo ser
feliz porque me falta un tercero. Sullivan está destinado a estar aquí, y sin él, parece estar
perdida una gran parte de lo que soy, de lo que somos.
No puedo evitarlo... no importa lo mucho que Oliver y Banks signifiquen para mí,
no me siento completa a menos que tenga a Sullivan también. Tenerlo alejándose de mí...
alejándose de nosotros, duele. Duele más que cualquier otra cosa por la que haya pasado
hasta ahora.
Todo el día, estuve esperando nuestra clase de la tarde juntos, esperando que tal
vez entonces él me hablará, pero mientras me siento en el salón de clases esperándolo, el
asiento a mi lado permanece vacío. Por supuesto, me abandonó.
Durante los siguientes minutos, dejo que la madre naturaleza calme un poco mi
mente mientras veo cómo el viento hace bailar las hojas en los árboles. Finalmente estoy
empezando a respirar un poco mejor, el dolor en mi pecho se alivia un poco cuando mi
mirada se fija en algo en la distancia.
Sullivan acercarse y saludarla, ese mal humor se convierte en ira al rojo vivo.
Pasea tranquilamente a su lado, como si fueran los mejores amigos. Por supuesto,
Página
no puedo escuchar lo que está diciendo, pero por su lenguaje corporal, puedo decir que
están teniendo una conversación amistosa... demasiado amistosa cuando se trata de ella.
Tal vez no reaccionaría tan fuertemente si fuera alguien más... cualquier otra persona.
¿Pero Tiffany? Se siente como si mil cuchillos diminutos estuvieran apuñalando mi
corazón ahora mismo.
Cuando llego al pasillo, las lágrimas han comenzado a caer, cada una dejando una
mancha en mi mejilla. Mi visión se vuelve borrosa, ya sea por todas las lágrimas o por
algo más. Antes de que pueda comprender lo que está pasando, mi cabeza da vueltas, o
tal vez sea el mundo que me rodea. Realmente no puedo decirlo. Siento como si estuviera
en una montaña rusa, mi cuerpo subiendo y bajando, arriba y abajo.
—Sí, ¿puedes por favor solo venir a buscarme? —El suelo se inclina bajo mis pies
y no estoy segura de cuánto tiempo más podré aguantar.
—Por supuesto, ahora mismo voy. —Cuelga antes de que pueda decir algo más, y
todo lo que puedo hacer es esperar que me pondré bien, que todo estará bien. Porque si
no es así, no estoy segura de qué haré.
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Página
39
—Tienes que decirnos, jodidamente ahora mismo, ¿qué estabas haciendo con
Tiffany? —Oliver habla entre dientes, recibiendo a Sullivan tan pronto como entra a la
sala de estar. Por supuesto, el cuerpo comienza a dolerme físicamente cuando nuestros
ojos se bloquean. Sus cejas se juntan con preocupación mientras mira entre sus hermanos
y yo. Oliver está a mi lado en el sofá, Banks en el otro lado, ambos se aferran a mí,
manteniéndome unida.
—¿Desde cuándo te has ganado el derecho de hacerle una pregunta? Ella ha estado
tratando de hablar contigo toda la semana y todo lo que haces es ignorarla. —Banks
arremete contra Sullivan a continuación. En el fondo, no quiero que peleen, ni siquiera
por mí.
—Harlow —Sullivan da un paso vacilante hacia mí, y no puedo evitar que las
lágrimas se formen en mis ojos. Las aparto con un parpadeo, pero permanecen allí, un
recordatorio de lo descontroladas que se han vuelto mis emociones—. ¿Estás bien? ¿Qué
ha pasado? Dímelo, y lo haré mejor. Haré lo que sea necesario para arreglarlo.
Arreglarlo. Por alguna razón, mis oídos captan esas tres palabras.
Sullivan se ve como si lo hubiera abofeteado, sus fosas nasales se dilatan y sus ojos
parpadean con ira.
¿Qué? No entiendo.
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—¿De qué estás hablando? —pregunta Banks, la misma confusión llenando su
rostro como así como el mío.
—La semana pasada fui a hablar con ella para decirle que te dejara en paz. Me dijo
que ella no es la única por la que debemos preocuparnos, que había otras personas
buscando a Harlow, haciendo preguntas sobre ella...
—¿Y por qué demonios no nos dijiste nada de esto? —Oliver grita, sus mejillas se
calientan.
—Supongo que te preocupé mucho por no decirte lo que estaba haciendo —dice,
sonando completamente derrotado.
Antes de que sepa lo que está sucediendo, Sullivan empuja la mesa de café fuera
del camino y se arrodilla a mis pies. Sus manos suben por mis piernas y se posan en mis
caderas, donde me da un apretón firme. Enterrando su rostro en mis muslos cubiertos de
jeans, inhala, y yo hago lo mismo, moviendo mi mano hacia su cabeza, para poder pasar
mis dedos a través de esos largos mechones color chocolate.
Sullivan levanta la cabeza, una sonrisa con hoyuelos aparece en sus labios —¿Pero
lo habrías hecho? Si te hubiera dicho lo que iba a hacer, te habrías asustado y me habrías
dicho que no lo hiciera, y aunque era muy difícil no mirarte o decirte lo que sabía.
Necesitaba ser fuerte si quería respuestas.
poder decir lo que necesito—. Estaba segura de que habías terminado conmigo.
Página
Sullivan me mira conmocionado, como si no pudiera creer que yo pensara algo así.
Sus orbes azules son brillantes y rebosan de tristeza, una tristeza que estoy segura que se
refleja en él por igual.
Volviéndome hacia Oliver, le digo —¿Puedo tener un momento a solas con él?
Oliver asiente y luego me vuelvo hacia Banks. Mira a su hermano con una mezcla
de emociones antes de hablar. —Los dejaremos solos un rato. —Banks mira a Sullivan
con los ojos entrecerrados—. Pero si la haces llorar de nuevo, personalmente te arrancaré
una de tus pelotas y jugaré al golf con ella.
Oliver resopla y me suelta para que me levante del sofá. —Ni siquiera juegas al
golf.
—Honestamente, Harlow, los últimos días fueron horribles para mí. Estaba tan
absorto en averiguar qué está pasando, para poder protegerte, que pensé que era mejor
mantener mi distancia. Pero no pensé que distanciarme fuera a ser un gran problema para
ti.
—Bueno, pensé, dado que todavía tenías a Banks y Oliver, que no estarías sola y
no me echarías mucho de menos.
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—Sullivan, no es así como funciona esto. Te necesito; los necesito a los tres y los
amo. Cuando no estás aquí, no me siento completa, es como una parte de mí estuviera
Página
—Lo haré, lo juro, pero primero, necesito que hagas algo por mí —dice, levantando
la cabeza para mirarme.
Una malvada sonrisa se extiende por su rostro. —Esperaba que dijeras eso. Dios,
te extrañé mucho. —Con sus manos subiendo por mi cuerpo, provocando un fuego de
placer, presiona sus labios contra los míos. El beso me consume y agarro su camisa como
un animal hambriento.
—Yo igual. Te necesito tanto —murmuro mientras nos quitamos la ropa antes de
finalmente unirnos. Hundiéndome sobre su polla, me deleito en la forma en que me
estira, la circunferencia de su polla me llena mientras mi canal devora cada centímetro de
él.
Sullivan debe sentir el calor, el placer en aumento, porque con una necesidad
febril, enrosca sus dedos en mi cabello y tira, forzando mis labios a los suyos. Mordisquea
mi labio inferior, todo mientras golpea hacia arriba como un martillo neumático,
empujando tan fuerte que si no fuera por su agarre en mí, en ese momento estaría fuera
de su regazo.
—Estoy cerca —jadeo, corcoveando mis caderas, necesitando más, siempre más.
Estoy segura de que Banks y Oliver pueden oírnos ahora, nuestros sonidos se dispersan
a otras partes de la casa, pero no me importa, y creo que a ellos tampoco.
—Quiero verte cuando te corras, ver el calor en tus mejillas, el color de tus ojos.
Quiero ver lo que te hago...
—Mierda —estoy perdida, girando mis caderas febrilmente, buscando ese lugar,
ese único... cuando siento su pulgar presionando contra mi hinchado clítoris, es todo lo
que necesito para llegar al límite. Mis ojos se abren y mi boca forma esa perfecta O de la
que siempre escuchas hablar. Sullivan me observa atentamente como un hombre con una
misión.
Como una cometa en el cielo, me elevo por el aire, montando las olas del placer,
flotando sin ninguna preocupación en el mundo. Mi orgasmo provoca una reacción en
cadena, y cuando empiezo a correrme, también lo hace Sullivan, su polla me golpea
ferozmente, hasta que estoy segura de que lo sentiré todavía mañana. Sin embargo, sus
ojos permanecen en los míos, desenfocados, y yo me descubro, apretando su longitud,
asegurándome de que se aloje profundamente dentro de mí.
—No está completamente en el pasado. Todavía hay cosas de las que tenemos que
hablar, pero nada de eso importa en este momento. Lo único que me importa es llevarte
arriba para que podamos hacer esto de nuevo.
Esa sonrisa, es la misma que siempre me ha dado, la que me debilita las rodillas y
hace que el corazón me dé vueltas en el pecho.
—Cuando se trata de ti, Harlow, estoy dispuesto y listo para cualquier cosa... en
cualquier momento.
Y si esas no son las palabras más verdaderas que he escuchado, no sé qué lo son.
No hay nada que los hermanos no hagan por mí, y no hay nada que yo no haga por ellos,
y si queremos superar esto, si queremos nuestro felices para siempre, vamos tener que
seguir por este camino.
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A la mañana siguiente, todos nos sentamos a la mesa de la cocina. Después de que
Sullivan y yo nos pusiéramos al día con una semana de sexo perdido, estábamos
demasiado cansados para hablar de todo el asunto de Tiffany, pero no podemos posponer
esto más.
—Como ya dije, comenzó cuando fui a ver a Tiffany para decirle que dejara en paz
a Harlow. Cuando lo hice, me dijo que no debería preocuparme por ella cuando sucedían
cosas más importantes. Supuestamente, hay unos tipos buscando a Harlow. Le pregunté
de qué demonios estaba hablando y me dijo que había unos tipos de aspecto rudo en el
campus preguntando por Harlow
—Bueno, eso es lo que he estado tratando de averiguar. Cada vez que hablo con
Tiffany, ella solo revela un poco. Está claro que estaba disfrutando tenerme cerca, así que
se aseguró de darme solo una pizca de información cada vez que la veía. Me dijo que si
quería más información, tenía que ser amable con ella. —La irritación rodea sus palabras,
y solo puedo imaginar lo difícil que debe haber sido esto para él. Odio a Tiffany, la odio
tanto en este momento.
—Según Tiffany, estos hombres mostraron fotos tuyas y preguntaron qué clases
tenías y dónde te alojabas. Estaba tan obsesionado por encontrarlos que incluso hablé con
la seguridad del campus, pero como esperaba, me ignoraron por completo. Estoy
bastante seguro de que piensan que ahora soy un novio loco y sobreprotector. —Sullivan
suspira y, una vez más, quiero meterme en la cama con él y olvidarme de nuestra loca
vida. Pero no puedo ignorar esto, no importa cuánto lo deseé. Alguien está ahí fuera
buscándome, y no sé por qué.
Sullivan niega con la cabeza. —No sé por qué lo haría. Quiero decir, él sabe dónde
Página
—No lo sé, pero creo que deberíamos considerar contratar algún tipo de seguridad
nuevamente. Solo para asegurarnos de que esté a salvo en los momentos en que no
estemos contigo. Es una pena que Milton se esté escondiendo.
Frunciendo el ceño, digo —Tenía la esperanza de haber superado esto, pero parece
que cada vez que las cosas comienzan a mejorar, algo tiene que pasar. Sólo quiero ser
feliz.
—Todavía puedes ser feliz. Estamos todos juntos en esto, Harlow. Dónde tú vayas,
nosotros vamos. Si tenemos que contratar un poco más de protección, eso es lo que
haremos. Como siempre, tu seguridad es lo más importante para nosotros. —Oliver habla
esta vez, dándome una deslumbrante sonrisa que derrite mi corazón.
—Lo sé, pero ¿cuándo se acabará esto? ¿Cuándo llegaremos a ser personas
normales? No soy nada especial y, sin embargo, me he acercado más a la muerte que la
gente promedio.
Banks se ríe. —Bueno, puedo decirte ahora mismo que eres jodidamente especial.
En cuanto a por qué la gente quiere hacerte daño, nadie sabe realmente por qué la gente
hace las cosas que hace. Shelby está loca, y ahora que la han encerrado, el mayor riesgo
ha desaparecido. Ahora, solo tenemos que averiguar quiénes son estos tipos y qué
quieren.
—¿Están esperando a alguien? —Le pregunto a Sullivan, justo cuando Oliver llega
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a la puerta.
Página
—No, por eso no tengo un buen presentimiento sobre esto. —Sus palabras apenas
han salido de su boca cuando miro hacia arriba y veo a Oliver abriendo la puerta.
Entonces se desata el infierno. Inmediatamente la puerta se abre a la fuerza, golpeando a
Oliver contra la pared.
Me levanto tan rápido que la silla en la que estaba sentada cae hacia atrás y se
estrella contra el suelo. Mi cabeza está aturdida, y el miedo tiene un fuerte agarre
alrededor de mi garganta, dificultando mi respiración. Quiero ir con Oliver, pero eso solo
me pondría en peligro.
Uno de los intrusos comienza a gritar algo, pero de alguna manera mi cerebro no
puede descifrar lo que está diciendo. Mis manos comienzan a temblar y mis labios
tiemblan. Tal vez estoy en shock, o tal vez es el miedo que tengo de ver a alguien que
amo siendo herido o algo peor.
—Todos, cálmense —ordena una voz ronca—. Hacen lo que les decimos y nadie
tiene que salir herido. Hacen lo contrario, y bueno, estoy seguro de que saben lo que va
a pasar. —Frialdad me recorre, y hago todo lo posible por seguir respirando, se forman
pequeños puntos negros sobre mi visión, el burbujeante pánico que reside dentro de mí
solo empeora.
—Ahora mismo, quiero que todos tomen lentamente una silla y se sienten con la
espalda contra esa pared de allí. —Echando un vistazo alrededor de Banks, puedo ver
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que el hombre está señalando un lugar en el comedor—. Vamos a tener una pequeña
charla.
Página
Trato de caminar alrededor de Banks y Sullivan, pero no me dejan pasar. Son como
una montaña inamovible. En vez de eso, me empujan contra la pared, manteniéndome
protegida del hombre que hace las demandas.
—Relájense y tomen asiento —ordena una segunda voz, y solo entonces Banks
acerca una silla y me hace un gesto para que me siente. Oliver llega al otro lado con dos
sillas más, una mirada amenazadora en sus ojos. Un momento después, los cuatro
estamos alineados contra la pared.
Cada uno de los dos hombres toma su propia silla y se sientan frente a nosotros,
con sus armas en la mano, pero no nos apuntan, al menos no ahora mismo. Mis ojos
permanecen enfocados en las armas. Sé que no se necesitaría mucho para levantar la
mano y disparar a uno de nosotros. A todos nosotros. Con solo pensarlo, mi corazón late
contra mi caja torácica con la fuerza de un mazo.
Ahora que tengo una mejor vista de los hombres, me permito echarles un buen
vistazo cuando están mirando hacia otro lado. Ambos son altos y musculosos como
paredes de ladrillo.
Algo me dice que probablemente no necesiten esas armas para infligir un daño
importante a su enemigo. Uno de ellos tiene una enorme cicatriz en la cara, lo que lo hace
parecer una especie de gladiador antiguo. El otro tiene tatuajes en las manos, el cuello e
incluso algunos en un lado de la cara. De un vistazo, puedo decir que me daría la vuelta
y caminaría hacia el otro lado si estos tipos se me acercaran en cualquier momento.
—Nos hemos enterado de que ustedes cuatro han estado haciendo amenazas
contra nuestro jefe, y no nos tomamos las amenazas de ningún tipo a la ligera
—Debe haber un error, ni siquiera sabemos quién es su jefe, así que ¿cómo
demonios podríamos estar amenazándolo? —Interviene Sullivan, y quiero decirle que su
tono condescendiente no nos va a ayudar, pero ni siquiera puedo hacer que mis labios se
muevan.
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Página
—¿No? —El tipo con un millón de tatuajes inclina la cabeza hacia un lado—. Tu
noviecita debería saberlo. ¿O niegas tener un video de su padre y Xander Rossi haciendo
negocios?
El de la cara con la cicatriz sonríe, y tal vez sea una sonrisa real, no lo sé. Pero es
tan amenazante como si un león te mostrara los dientes justo antes de despedazarte.
—Realmente no nos importa un carajo cuáles fueron tus motivos. El hecho es que
tienes algo que no deberías tener y estamos aquí para recogerlo.
—¿Eso es todo lo que quieres? ¿El video? Obligo a las palabras sin aliento a salir.
—Sí, eso es todo, mejillas dulces —el tipo del tatuaje me guiña el ojo, y escucho a
Oliver gruñir a mi lado, haciendo reír a los dos hombres.
El rostro con la cicatriz asiente hacia su amigo, que se levanta y sube las escaleras.
—¿Seguros que no está en ningún otro sitio? ¿Algún lugar en línea, tal vez? ¿En
una de sus computadoras? —Su mirada recorre a Sullivan y Banks.
—No, eso es todo lo que tenemos —gruñe Banks, y puedo ver por la forma en que
está sentado con la espalda recta, los músculos tensos y los puños apretados con fuerza
que está apenas lidiando con estos tipos sin perder la cabeza.
problema, le dijimos dónde está e incluso lo ayudaremos a destruir todos los archivos.
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El tipo frente a nosotros asiente y se acaricia la barbilla como si estuviera pensando
intensamente en algo. Un momento después, el tipo de los tatuajes regresa con tres
computadoras portátiles en sus brazos.
—¿Y la memoria USB? —Rostro con cicatriz me inmoviliza con una mirada.
—Estaba en mi escritorio y no la he tocado desde que la puse allí. —El terror vuelve
a echar raíces. Tiene que estar sobre el escritorio, ese es el último lugar donde la puse. La
idea de que no esté allí, oh, Dios. No puedo pensar en eso...
—Está bien, vamos a dar un paseo, rubia. Puedes encontrar la memoria para mí y
así podremos largarnos como el infierno de aquí.
Cuando rostro con cicatriz aleja el arma y apunta hacia el suelo, finalmente
empiezo a respirar de nuevo. Respirando entrecortadamente, me empujo de la silla y
lentamente me pongo de pie. Mis piernas se tambalean, y Oliver envuelve un brazo
alrededor de mi cadera para estabilizarme. No me atrevo a mirarlo. La idea de que algo
les ocurra por mi culpa... nunca me perdonaría a mí misma.
Con piernas temblorosas, salgo de la cocina sin mirar atrás. No tengo que darme
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la vuelta para saber que el hombre camina detrás de mí. En ese momento, todo lo que
puedo escuchar son los atronadores latidos de mi corazón y el sonido de sus pesados
Página
Cada segundo sin encontrarla se siente como una eternidad. El miedo aumenta
rápidamente y, por un momento, me pregunto si tal vez se ha perdido.
Envolviendo mis dedos alrededor del pequeño dispositivo, casi caigo al suelo de
alivio. —Aquí está. Esta es —básicamente estoy jadeando mientras se la entrego.
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Él sonríe y me deja con una sensación de frío en lugar de calor. —Ahí tienes. Mira,
eso no fue tan difícil, ¿verdad? Volvamos abajo. Camina delante de mí —ordena y apunta
Página
su arma hacia la puerta. Solo me siento un poco mejor cuando salgo de la habitación,
recorro el pasillo y luego las escaleras. Cuando volvemos a entrar en la cocina, encuentro
a los tres hermanos mirándome fijamente. Una mirada más intensa que la siguiente, y
fuerzo la más mínima sonrisa porque ahora mismo, esa es la única forma en que puedo
hacerles saber que estoy bien.
—La tengo —le dice rostro con cicatriz al tipo de los tatuajes, una sonrisa de
satisfacción aparece en sus labios.
—Excelente. Bueno, gracias por recibirnos a esta hora tan tarde —se ríe el
hombre—. Espero que no haga falta decir que nunca estuvimos aquí, el video nunca
existió y que olviden el nombre Xander Rossi para siempre. No tengo que decirles qué
pasará si no lo hacen, ¿verdad?
—Estaremos felices de olvidar todo esto —digo rápidamente, deseando que este
momento termine.
—Perfecto. ¿Te importaría salir con nosotros, chico amante? —pregunta, mirando
a Oliver. La forma en que lo ve me da escalofríos y me hace sentir que algo malo va a
suceder. Todo dentro de mí me dice que no deje que Oliver se vaya con él, pero cuando
Oliver se levanta de su silla, me encuentro atrapada en el lugar, mis pies se hunden en el
piso de madera como si fueran arenas movedizas.
Con Oliver liderando el camino, miro mientras los tres hombres caminan hacia la
puerta, la terrible sensación de que algo malo está a punto de suceder solo se amplifica
con cada paso que dan.
Justo antes de que Oliver llegue a la puerta, rostro con cicatriz se interpone en su
camino, y sin decir una sola palabra, echa el puño hacia atrás y golpea a Oliver en el
estómago, la fuerza del golpe lo hace tropezar hacia atrás.
que lo que le están haciendo pasar a Oliver. Sin embargo, no me importa, no con Oliver
en el suelo.
Página
—¡Deténganse! —Grito y salto de la silla, mi cuerpo se inunda de adrenalina,
permitiéndome moverme a velocidades que no sabía que fueran posibles. Estoy al otro
lado de la habitación en segundos, pero los chicos están justo detrás de mí, agarrándome
por los brazos y arrastrándome hacia atrás antes de que pueda atender a Oliver.
Rostro con cicatriz se gira entonces, apuntándonos con su arma. Sacude la cabeza
como si lo hubiera decepcionado de alguna manera al no quedarme en mi asiento.
—¡Detente, prometiste que no les harías daño! —Grito, mi visión se vuelve borrosa
por la avalancha de lágrimas. Lucho contra Banks y Sullivan, pero no tiene sentido. Sus
manos son como pesados grilletes de hierro alrededor de mis miembros.
—Prometí que no pasaría nada malo. Esto no es tan malo... no, si consideras lo que
podría haberles hecho por amenazar a la familia Rossi.
Más lágrimas se deslizan por mis mejillas, mi pecho sube y baja rápidamente
mientras los veo aterrizar otra patada en el estómago de Oliver.
—Está bien, bueno, ya lo has dejado claro. Por favor, solo... solo vete —apenas
puedo decir las palabras mientras hablo entre sollozos—. Lo juro, nunca volverá a
suceder.
—Lo entendemos —jadeo. Todo lo que quiero que hagan es que se vayan para
poder cuidar de Oliver. Mirando su cuerpo inconsciente, todo lo que puedo pensar es
que esto es mi culpa, si no hubiera amenazado a mi padre, entonces tal vez nada de esto
habría sucedido. Esto es culpa mía, toda mía.
—Excelente —sonríe rostro con cicatriz y le hace un gesto al otro tipo para que se
acerque a él—. Fue un placer hacer negocios con ustedes. Que tengan un buen descanso.
Juntos, los dos hombres se van como si nunca hubieran estado aquí. Tan pronto
como la puerta se cierra detrás de ellos, Sullivan y Banks me sueltan.
—Cerraré la puerta —le dice Sullivan a Banks—, asegúrate de que él esté bien.
necesidad de llegar a Oliver que ni siquiera presto atención a lo que están haciendo.
Corriendo, me arrodillo cerca de la cabeza de Oliver. Un sollozo gimoteante se escapa de
Página
mis labios cuando veo su rostro. Parece que está durmiendo, sin dolor en sus rasgos, pero
sé que una vez que se despierte, va a estar en un mundo de dolor. Solo espero que esté
bien... tiene que estarlo.
—Tiene algunos moretones, pero se pondrá bien. Tendrá mucho dolor, pero vivirá,
—nos dice Sullivan tanto a Banks como a mí, y aunque sé que estará bien, no hace más
fácil de manejar que nada de esto habría sucedido si no hubiera sido por mí.
—Detente, Harlow. No te culpes. Nada de esto es culpa tuya. No todo lo malo que
sucede es culpa tuya. —Banks hace todo lo posible por calmarme, su es voz suave y
amable, pero no quiero escucharlo decirme que no es mi culpa, no cuando sé en el fondo
que lo es.
—Esto podría haber sido mucho peor, así que tenemos suerte de que haya
terminado así, y no contigo herida o con uno de nosotros muerto. A la gente la asaltan
sus casas todo el tiempo. —Como siempre, los chicos fingen que estas cosas malas les
habrían pasado incluso si yo no fuera parte de sus vidas. Esto no fue un robo al azar. Esta
gente estuvo aquí por mi culpa. Soy un veneno, destruyendo e infectando todo a mi paso.
Cada vez que necesito ser salvada, ellos están ahí para mí, rescatándome como
caballeros blancos, pero ya no quiero ser una princesa que necesite ser salvada.
—Lo siento —hago un puchero—. Me siento fatal por lo que pasó, y tú haces un
gesto de dolor cada vez que caminas. Me hace…
—Lo sé, has dicho eso unas cuantas veces, pero todavía me siento mal.
—No puedo concentrarme contigo haciendo eso... —Mi voz es jadeante, mis
pensamientos se arremolinan, dirigiéndose a un lugar que nos involucra a los dos
desnudos, sudando y sin hacer la tarea.
Mis pezones se endurecen contra la tela de mi sujetador y dejo caer el lápiz. Oliver
suelta una risita y juntos metemos todo rápidamente en nuestras mochilas. Antes de que
pueda empezar a caminar hacia la salida, toma mi mano entre las suyas y me jala hacia
347
él.
Página
Dándole una confusa mirada, dejo que me guíe a donde sea que quiera llevarme.
Un corto paseo más tarde, estamos en lo que parece ser la parte superior de la biblioteca.
Nos rodean libros antiguos y el polvo se aferra al aire como si fuera una segunda piel.
Oliver me lleva a una puerta que tiene un pequeño letrero que dice NO ENTRAR.
—¿Que estamos haciendo? —Susurro, con miedo de que nos atrapen estando en
un lugar en el que claramente no deberíamos estar.
—Follar —me sonríe Oliver por encima del hombro—, eso es si quieres. —La
forma en que sus dientes se hunden en su labio inferior y la profundidad de su voz
mientras habla, todo actúa como fuegos artificiales para mí ya palpitante núcleo.
—Eres tan jodidamente hermosa y perfecta, Harlow. Sé que piensas que todo lo
malo que pasa es tu culpa, pero no ves la alegría que traes. No ves lo felices que nos haces;
lo mucho mejor que son nuestras vidas gracias a ti.
Jadeo, porque sus palabras me afectan, no de una manera sexual, sino de una
manera que hace un poco más llevadera la punzante culpa.
Rompiendo el beso, me empuja hacia atrás hasta que mi trasero golpea el borde de
un escritorio. Sonrío como una tonta, mis manos se deslizan debajo de su camisa y se
mueven sobre los músculos perfectamente esculpidos que hay allí. Está lastimado, y en
lo único que puedo pensar es en besar todos y cada uno de los pequeños moretones, y
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Sin embargo, antes de que pueda llegar tan lejos, él está sobre mí, sus manos
Página
tirando de mi blusa, su boca lamiendo mi carne. Todo lo que puedo escuchar son nuestros
fuertes jadeos y mi propio pulso en mis oídos. Sin mi blusa, desliza los tirantes de mi
sujetador de los hombros y saca cada pecho de su copa antes de llevarse un duro pezón
a la boca.
—Mis ojos están aquí arriba —dice, riendo, y no puedo evitar sonreír.
Sus manos recorren mi cuerpo hasta llegar a mis caderas, una vez allí se detienen,
aprieta mi carne antes de levantarme para colocar mi trasero en el borde de la mesa.
vertebral.
Página
—Córrete para mí, córrete por toda mi lengua. —La ronca voz de Oliver vibra a
través de mi núcleo, y en unos segundos me estoy desmoronando, mis caderas se sacuden
contra su rostro mientras él continúa lamiendo, saboreando hasta la última gota de mi
liberación como si fuera un buen vino.
Como una ola, vuelvo a estrellarme, mi cuerpo es una masa líquida contra la mesa.
Oliver se levanta de entre mis piernas y se pone de pie. Hay una mirada carnal en sus
ojos y, en ese momento, estoy atrapada, atrapada en su red, una víctima voluntaria del
placer que me brindará.
Mis mejillas arden, pero lo digo de todos modos porque ya no soy una tímida e
ingenua virgen. Soy una mujer quien es amada por tres diferentes hombres. —Por favor,
fóllame.
—Con gusto —gruñe, agarrándose a una cadera con una posesividad que me
calienta por dentro. Llevando su polla a mi húmeda entrada, me penetra de un solo
empujón, y por un diminuto segundo, todo está bien en el mundo. Nada más que
nosotros importa. No lo que pueda pasar mañana, ni mi padre, nada. Solo estamos
nosotros y nuestros cuerpos unidos.
Todo lo que puedo hacer es gemir mientras él empuja dentro y fuera de mí,
expulsando hasta la última gota de necesidad carnal que tiene. Alcanzándolo, dejo que
mis dedos recorran sus abdominales y su pecho perfectamente esculpidos. Ambos
estamos ardiendo, al borde de la combustión.
porque comienza a empujar más fuerte y más rápido, llevándome al borde con solo unos
pocos golpes.
Página
—Me corro —jadeo, mis uñas rastrillando su carne.
—Sí, córrete para mí. Apriétame. Ordeña mi polla. —Su sucia boca solo me
estimula, y en unos segundos me rompo como un vaso que ha sido apretado con
demasiada fuerza. Mis caderas se retuercen y mis ojos se cierran mientras el eufórico
placer me consume, envolviéndome en una cálida manta.
Mientras bajo de mi cumbre, flotando por el cielo como una pluma, Oliver
comienza a derrumbarse, sus movimientos se vuelven bruscos y abro los ojos para
mirarlo, necesitando verlo deshacerse.
El marrón de sus ojos es más oscuro ahora, y se muerde el labio inferior para
reprimir un gemido. Maldita sea, es sexy. Quiero hacerlo sentir de la misma manera que
él me hizo sentir.
—Córrete dentro de mí, por favor... —Me lamo los labios y espero con la
respiración contenida a que me llene con su corrida.
—Jodido Cristo, Harlow —maldice, apretando mis caderas con ambas manos. Sus
caderas se mueven como un pistón, y todo lo que puedo sentir es a él empalándome,
despedazándome para volver a unirme. Y me encanta. Lo amo. Tres empujones más tarde
y con un gemido, que estoy bastante segura que toda la biblioteca escuchó, comienza a
correrse, su polla pulsando profundamente dentro de mí, llenándome con su pegajosa
liberación.
—Eso fue increíble —jadea Oliver—, ¿estás bien? —Siempre tan sincero, tan
cariñoso. Sin embargo, así es Oliver. Siempre se asegura de que esté bien. Que me haya
corrido.
—Bien, porque ha pasado un tiempo desde que me vine tan rápidamente —la
abrasadora sonrisa que me da me calienta de adentro hacia afuera. Después de unos
minutos de estar acostados juntos, nos levantamos y él me ayuda a vestirme, sin las
351
—Ugh, otra vez no —gimo, todo mientras sonrío. Después de lo que hicimos, diría
que llegar tarde a clase valió la pena.
—No tendré tiempo de acompañarte a tu clase si quiero llegar a mi clase sin que
el profesor me regañe. Entonces, te acompañaré hasta el edificio y luego cruzaré la calle.
—Está bien —tomo su mano, y juntos bajamos las escaleras y entramos en la parte
inferior de la biblioteca. Cuando pasamos por entre la gente, se siente como si todos nos
estuvieran mirando fijamente, casi como si supieran lo que estábamos haciendo. ¿Quizás
nos escucharon? Pero como ninguno de ellos se ríe o sonríe cuando pasamos, no deben
habernos oído. Me digo a mí misma que todo está en mi cabeza.
Para cuando llego a la cima, me cuesta respirar. Mierda, no me había dado cuenta
de lo fuera de forma que estoy. Tal vez necesito comenzar a hacer ejercicio.
Dando unos pocos pasos, más despacio esta vez, trato de regular mi respiración,
pero parece que solo empeora. Esta extraña sensación de que algo anda mal me invade.
No estoy segura de lo que siento. No estoy segura de lo que está sucediendo, así que sigo
adelante, esperando que se me pase. Estoy a la mitad del pasillo cuando una ola de mareo
me golpea. Aparece de la nada y casi me tira sobre mis rodillas. Cerrando los ojos, me
apoyo contra una fría pared de ladrillos.
Tal vez solo necesito respirar profundamente. Forzando al aire a entrar en mis
pulmones, trato de concentrarme en nada más que en mi respiración. Hay gotas de sudor
sobre mi frente, la respiración obviamente no ayuda ya que todo mi cuerpo de repente
comienza a sentirse como si estuviera encendido en llamas.
puedo abrir los ojos sin que el mundo dé vueltas a mí alrededor, y el pánico que siento
parece empeorar las cosas.
Página
De repente, mi visión se oscurece. Mis ojos se vuelven más y más pesados hasta
que los cierro de nuevo. Mi mente se desliza lentamente hacia la inconsciencia. Intento
de nuevo abrir los ojos, pero no puedo. Simplemente no se mueven. Soy ligeramente
consciente de pasos que se acercan y de que alguien me pregunta si estoy bien. Quiero
decirles que no, que no estoy bien, pero mi lengua no funciona. Todas las palabras se
niegan a salir de mi boca.
Otra ola de mareo se apodera de mí, y esta vez cuando golpea, trae consigo el
poder de romperme en dos. Extendiendo la mano, intento encontrar algo a lo largo de la
pared para sostener mi cuerpo. Sé que voy a desmayarme, puedo sentirlo en mis entrañas.
Una mano roza mi brazo justo cuando mis rodillas ceden y mi cuerpo se dobla por
la mitad. Solo soy parcialmente consciente de que mi cuerpo se desploma en el suelo, mis
rodillas chocan contra la baldosa. Ni siquiera siento el impacto, no hay dolor.
353
Página
42
Maldita sea.
Tengo que dejar de despertarme así. Sé incluso antes de abrir los ojos dónde estoy.
El ritmo constante del monitor cardíaco llena mis oídos, y el olor a antiséptico y lejía me
hace cosquillas en la nariz. El hospital. Me he puesto a mí misma de nuevo en el hospital.
Parpadeando y abriendo los ojos, las luces del techo me ciegan momentáneamente.
—Oh, Dios mío, está despierta. —La voz de mi madre es la primera que escucho,
y ya sé que esto va a ser malo. ¿Por qué están ellos aquí? ¿Y dónde están los chicos?
—Retrocede, cariño, dale algo de espacio. —Mi padre ordena, y lo miro, notando
las oscuras bolsas debajo de sus ojos y la preocupación en sus profundidades. Parece
angustiado, pero eso no puede ser correcto. ¿Por qué se preocuparía por mí? No lo ha
hecho en ningún otro momento, hasta ahora.
—¿Qué están haciendo aquí? —Pregunto, entrecerrando los ojos porque la luz
todavía me ciega.
Mi padre cruza los brazos sobre el pecho, su mirada se endurece con cada segundo.
—Esperaba algo mejor de ti, Harlow. No pensé que fueras tan irresponsable, pero
después de todo, supongo que no estoy realmente sorprendido.
Vaya, todo lo que hice fue desmayarme. Tal vez necesito cuidarme mejor. Estar menos
estresada, comer más... no lo sé. Lo que sí sé es que no es nada tan malo como él lo está
haciendo parecer.
—Disculpa, pero soy tu padre, incluso aunque no quieras que lo sea, y tengo todo
el derecho, como la persona que paga por tu seguro médico, a saber lo qué está pasando.
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No puedo evitarlo. Mis ojos giran hacia atrás de mi cabeza por instinto. —Sólo
Página
porque pagues mis facturas médicas no significa que seas mi padre. Tienes que actuar
como tal para ser considerado uno, y en mi opinión, no lo has hecho, al menos conmigo.
Además, no te pedí que pagaras por nada. Deja la cuenta y déjame a mí.
—Tu madre y yo somos los únicos aquí. No veo a tus preciosos hermanos Bishop
de pie junto a tu cama, cuidándote. Como siempre, han hecho mal y han dejado el
desastre para que alguien más lo limpie.
—¿De qué estás hablando? No hay ningún desastre. Estoy bien. Solo necesito
cuidarme un poco mejor. Esto no tiene nada que ver con ellos, y la única razón por la que
no están aquí ahora es porque no saben que estoy aquí. —Mis defensas están levantadas.
Como siempre, mi padre encuentra la manera de hacerme sentir pequeña e insignificante.
Una sonrisa como nunca antes había visto aparece en sus labios. No es una sonrisa
amable, ni es realmente cruel. Es más bien, sé algo que tú no sabes, y eso hace que mi
estómago se revuelva, se retuerza y se anude.
—Oh, esto tiene todo que ver con ellos. Todo. —La forma en que habla, con tanto
desdén, tanto odio vil hacia los Bishop, me hace querer lastimarlo. ¿Cómo se atreve a
hablar de ellos de una manera tan mala? ¿Cómo se atreve a venir aquí y actuar como si le
preocupara?
—Quiero que te vayas, ahora —gruño, apretando las sábanas con los puños para
evitar levantarme y golpearlo. Puede que sea mi padre en el sentido de que su nombre
figura en mi certificado de nacimiento, pero bien podría estar muerto. No lo quiero ni lo
necesito en mi vida. Todas las mentiras, los secretos, la forma en que trató de
manipularme. Nunca lo olvidaré ni lo perdonaré por eso.
—No por mucho tiempo más —regaña mi padre, mirándome como si fuera una
decepción para el mundo. Bueno, igualmente, querido papá.
—Es bueno que no tengas voz ni voto en esto, ¿no? Ahora vete. ¡Nunca pedí que
estuvieras aquí y no dejaré que dictes nada más en mi vida! —Grito, reuniendo cada
gramo de fuerza que tengo para sentarme un poco más derecha. Tal vez antes podía
presionarme, hacerme su pequeña marioneta, pero ya no.
Estoy a punto de gritar, para decirles de nuevo que se larguen, cuando alguien
llama a la puerta, interrumpiendo mi pequeño arrebato.
—Matt, muchas gracias por venir —lo saluda mi padre, haciéndolo sonar más
como un acuerdo de negocios.
—Terrible, y el hecho de que estés aquí no ayuda —le grito. Sin importarme lo
grosera que deba sonar. Lo último que quiero es estar rodeada de esta gente a la que no
le importa si soy feliz o no, gente que solo quiere que yo juegue un papel en su historia
de mierda.
—Sé amable —regaña mi madre, y apenas reprimo el gruñido mientras mis labios
se curvan de ira—. Vamos a darles un momento. No lo estropees, Harlow. Esta podría
356
Dándome una sonrisa juvenil, dice —Escuché que uno de esos hermanos Bishop
te dejó embarazada.
Matt se encoge de hombros —Tu padre quiere que te deshagas del bebé, pero
tengo una idea mejor. Una forma que te permitirá quedártelo. Desde el principio, te dije
que estaba aquí para ayudar.
Lo que yo tenga que decir no le importa. Lo sé. Lo he sabido todo el tiempo. Tal
vez esperaba que fuera diferente, que se convirtiera en un amigo para mí. Eso resultó ser
nada más que una mentira también.
—Nadie tiene que saber quién es el verdadero padre. Estoy dispuesto a criarlo
como si fuera mío, a darle, y a ti un hogar, una vida. Te protegeré, me aseguraré de que
ustedes estén felices y saludables.
—Eres un demente si crees que voy a estar de acuerdo con esto. Nunca me casaré
contigo. Con o sin este bebé. No va a suceder —gruño. Siento el impulso de arrancarle
los ojos, de hacer todo lo que pueda para sacarlo de esta habitación y alejarlo de mí. No
lo necesito a él ni a mis padres. Puedo hacer todo esto por mi cuenta.
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Matt suelta una risa sin humor. —Tú eres la demente. Si no haces esto, tu padre te
obligará a abortar. No te dejará tener este bebé de ninguna otra manera. —Hace una
Página
pausa y espero que ya se calle y se vaya, pero no lo hace. En vez de eso, abre la boca de
nuevo. —¿Sabes qué tipo de vergüenza sería esto para él? ¿Un bebé con el hijo de su
enemigo jurado? Demonios, ni siquiera sabes quién es el padre.
Él despliega sus brazos y se pasa una mano por el cabello, antes de exhalar un
profundo suspiro. —Mira, no va a dejar que salgas de este hospital con ese bebé dentro
de ti. No a menos que aceptes casarte conmigo. El aborto de hará hoy, no tienes nada que
decir.
—¡No puede hacer eso! Él no lo haría... —discuto, pero incluso cuando las palabras
salen de mi boca, sé que la verdad es que lo haría. Probablemente esté pagando a este
hospital media fortuna para hacer esto sin mi consentimiento, o tal vez simplemente los
esté amenazando con cualquier cosa enferma que se le ocurra. El nudo en mi garganta se
hace más espeso mientras sopeso mis opciones. Siento como si toda esperanza estuviera
perdida.
—Sólo estoy tratando de ayudar —me dice Matt, y la ira reemplaza mi miedo
momentáneamente.
Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa, pero sus ojos guardan sus
emociones en su interior. Como una casa de cristal, Matt es el tipo de persona que se
resquebrajará, se romperá, se hará añicos si lo golpeas suficientes veces.
—Lo admito, estaba borracho y fuera de lugar. Intentaré que no vuelva a suceder.
—Intento serlo, pero eso no significa que no cometa errores. Con toda seriedad, no
sabes lo que tu padre está dispuesto a hacer. No sabes hasta dónde llegará para conseguir
lo que quiere. Soy tu mejor opción en este momento. De hecho, soy tu única opción.
—Solo entonces la realidad de todo esto me golpea. Estoy embarazada. Llevo un niño
dentro de mí y mi padre quiere matarlo. El miedo se instala en lo más profundo de mis
huesos, y sé que tengo que hacer todo lo posible para salvar la vida dentro de mí, pero
casarme con Matt no puede ser la respuesta.
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—Puede que seas el menor de dos males, pero eso no significa que simplemente
Página
Matt deja escapar un suspiro de frustración. —¿Y en qué me beneficiaría eso? ¿No
escuchaste nada de lo que te dije? Ir en contra de tu padre nunca termina bien, eso no me
excluye. Si voy en su contra, si trato de salvarte, tomará represalias y no puedo
permitirme eso. Él haría…
—Está bien, tómate tu tiempo —la voz apagada de mi padre se filtra a través de la
puerta, e incluso desde aquí, puedo escuchar el tono triunfal en su voz. Ya asume que
ganó. Cree que estoy de acuerdo con la propuesta de Matt. Sin embargo, la broma es para
él. Moriré antes de hacer una sola cosa que él quiera que haga.
En cambio, sé que tendré que convencer a Matt de cualquier manera que pueda.
Matt, por favor ayúdame. Ayúdame de verdad. No lo dejes hacer esto. No dejes
que maten a mi bebé, por favor... —No me importa si estoy suplicando o lo desesperada
que pueda parecer. Me pondré de rodillas si eso es lo que hace que me ayude.
Por primera vez, veo una empatía real reflejada hacia mí. Se levanta de la silla y se
acerca mucho, tomando mi mano entre las suyas.
—No dejaré que mate al bebé ¿está bien? —Baja la voz y se inclina hacia mí—. Le
diré que quiero que sigas embarazada, pero tienes que aceptar casarte conmigo ahora,
aunque sea solo para ganarte tiempo. No podré ayudarte a contactar a tus novios, y si no
aparecen por su cuenta, es posible que tengas que casarte conmigo, después de todo. No
puedo ir en contra de tu padre.
—Está bien, gracias... —No puedo creer lo que voy a decir a continuación, pero
como dijo, en este momento, él es mi mejor apuesta—. ¿Te quedarás aquí conmigo? No
quiero estar a solas con mis padres.
Asiente y vuelve a sentarse, justo cuando alguien llama a la puerta una vez más.
— Ya puedes entrar —grito, y la puerta se abre. Mis padres entran, mi padre tiene
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—Me casaré con Matt —dejo salir roncamente. Esa sonrisa siniestra en el rostro de
mi padre solo crece.
—Y estoy de acuerdo con que ella se quede con el bebé —anuncia Matt—. Nadie
necesita saber que no soy el padre.
Me obligo a sonreír y asiento ligeramente, esperando con todo mi corazón que los
chicos me encuentren antes de que sea demasiado tarde porque si no lo hacen... no quiero
ni pensar en el desastre que se producirá cuando todas las piezas caigan.
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Página
43
Mis padres se fueron después de nuestra charla de ayer, y aunque me sentí bien
después de que me inyectaron algunos líquidos, el médico insistió en mantenerme en
observación durante la noche. Matt terminó quedándose conmigo en el hospital toda la
noche, durmiendo en una silla plegable que trajo una enfermera. Una parte de mí está
contenta de que él esté aquí, y no estoy sola con los gorilas de mi padre que están
apostados fuera de mi puerta. . Pero hay otra parte de mí que tiene dificultades para
confiar en Matt, considerando la forma en que me ha tratado en el pasado.
Veo la breve conmoción en sus ojos antes de que baje la mirada al suelo. —Lo
siento. No puedo ayudarte. —Su disculpa suena genuina y sé que mi padre debe haber
amenazado al personal de aquí—. Lo siento. De verdad.
—No, en realidad no... —Tan pronto como digo las palabras, ella se escabulle fuera
de la habitación, susurrando otro lo siento al salir.
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Uso el baño por mi cuenta antes de cepillarme los dientes y lavarme la cara. Cada
movimiento que hago es en piloto automático, mi mente está demasiado ocupada,
Página
—No te rindes fácilmente, te concedo eso. Creí que después de tres veces, dejarías
de intentarlo —dice Matt, cubriéndose con una manta—. Estoy tomando una siesta;
Anoche apenas pude dormir con tus ronquidos tan fuertes.
—¡No ronco!
—Lo que tengas que decirte a ti misma, princesa —Matt se ríe, cerrando los ojos.
Me arrastro de nuevo a mi cama, con cuidado de no tirar de la aguja que aún está
clavada en mi brazo. Enciendo la televisión, paseo por los canales y aterrizo en un
programa de cocina. Realmente no me importa, pero necesito algo que me distraiga de la
realidad en la que me encuentro.
Mi padre. Mierda.
Página
Su voz se está acercando y me apresuro a regresar a la cama con el corazón latiendo
con fuerza en mi pecho. Apenas consigo volver a subir a la cama y poner la manta sobre
mi brazo, antes de que la puerta se abra y mi padre entre sin llamar.
—De hecho, vine a hablar con Matt —me frunce el ceño—. Sin embargo, te
agradecería que dejaras de acosar a tus enfermeras para usar sus teléfonos.
—Claro —responde Matt, levantándose de su silla, me echa una mirada que dice
compórtate al salir.
—Decirle que te quedarías con el bebé fue una estupidez, Matt —gruñe mi padre—
. No quiero que ella tenga ese hijo. Si ella desea tanto a un bebé, tendrás que hacérselo tú,
no puedo ver crecer a un hijo de ellos delante de mis narices, escupe mi padre—. Vamos
a seguir adelante con el aborto. No me importa lo que ella quiera. Si no quería que esto
sucediera, entonces tal vez debería haber mantenido las piernas cerradas.
El miedo corre por mi columna. ¡No! ¡Él no puede hacer eso! No hay forma de que le
permita hacer esto, y si lo hace, nunca lo perdonaré.
La voz de Matt lo interrumpe. —Estoy preocupado por ella, y no creo que sea una
buena idea hacer esto. Harlow y yo estamos en un buen lugar ahora. Ella acaba de
empezar a sentirse bien conmigo, y hacer esto arruinaría todo por lo que he trabajado.
No tienes que hacer esto. Criaré al bebé como si fuera mío. Nadie tiene que saber quién
es el padre, y nadie se atrevería a cuestionar a mi familia y a mí.
—¡No, no puedes hacer esto! —Grito y doy unos pasos hacia atrás, solo para chocar
contra la pared. Estoy atrapada. No hay lugar adonde ir. —Por favor —les ruego, pero
nadie escucha. Sus rostros están en blanco como si ni siquiera estuvieran aquí
mentalmente.
El enfermero agarra uno de mis brazos con tanta fuerza que sé que habrá
moretones. Aun así, peleo, haciendo todo lo posible para defenderme contra ellos. No
caeré sin pelear.
—Por favor, no hagas esto —miro a mi padre, quien me mira fijamente con nada
más que decepción en sus ojos. Se supone que es mi padre. Se supone que debe
preocuparse por mí. ¿Cómo puede hacer esto? ¿A mí? ¿A su nieto por nacer, y todo por
su apellido?
—Tú misma te lo has buscado, Harlow —dice mi padre, con la voz entrecortada.
Las lágrimas me arden en los ojos, y hago una mueca cuando la enfermera me
agarra el otro brazo, sus dedos muerden mi carne con la misma dureza.
Incluso con la jeringa vacía y el hecho de que he dejado de pelear, las enfermeras
todavía me agarran como si fuera a correr hacia la puerta, por otro lado, si me soltaran,
haría precisamente eso.
—Está bien, eso es suficiente. Déjenla ir. —Matt gruñe, la mirada en sus ojos es
asesina, e inmediatamente las manos sobre mí desaparecen, pero todavía puedo sentirlas.
Todavía, siento el dolor. Todavía, siento la aguja en mi brazo.
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Mi cuerpo comienza a hundirse hacia el suelo como una sustancia gelatinosa, pero
Matt se acerca y me agarra en el último minuto. Sus brazos rodean mi cintura, soportando
Página
Quiero decirle que desearía poder creerle. Que tengo tantas ganas de creerle a él y
a sus palabras, pero no puedo. No puedo confiar en nadie. Aun así, una parte de mí se
aferra a la esperanza de que tal vez, solo tal vez, no me defraude esta vez. ¿Pero cómo?
¿Cómo me puede ayudar? ¿Cómo puede evitar que esto suceda? Él mismo lo dijo, no irá
en contra de mi padre. Nadie lo hace. Ni el personal del hospital, ni Matt, ni los Bishop.
Estoy condenada. Mi hijo morirá y no hay nada que pueda hacer al respecto. Se forman
manchas sobre mi visión, y no importa cuánto trate de aferrarme a ese último fragmento
de luz, se va debilitando lentamente, volviéndose cada vez más y más tenue.
Mi último pensamiento antes de que todo se vuelva negro es que espero que los
chicos me perdonen por esto. Que me perdonen por haber fallado en proteger a nuestro
hijo.
Nunca antes me había considerado una persona violenta, pero si tuviera la fuerza
para hacerlo ahora, lo mataría. Si nunca volviera a ver a este hombre que se hace llamar
a si mismo mi padre, sería una persona más feliz... eso es si alguna vez puedo encontrar
la felicidad después de lo que me hicieron.
—Dejaré que te ocupes de esto —la voz de mi padre atraviesa la niebla que rodea
mi cabeza como las nubes rodean la cima de una montaña—. Ya que ustedes dos parecen
llevarse tan bien ahora —continúa, y por un momento, no entiendo con quién está
hablando.
—Nos llevábamos muy bien, pero después de lo que le hiciste, ella nunca volverá a
confiar en mí —ladra Matt.
—La confianza está sobrevalorada. Hay otras formas de mantener a la gente a raya.
Formas más efectivas —declara mi padre. Puedo escucharlo girarse, sus caros zapatos de
cuero haciendo un chirrido contra el piso del hospital mientras lo hace. Escucho cada uno
de sus pasos mientras sale de la habitación. La puerta se abre y se cierra, dejándome sola
con el hombre que prometió mantenernos a mi hijo y a mí a salvo.
No me había dado cuenta de lo fría que estaba hasta que una mano grande y cálida
se posa sobre mis helados dedos. A pesar de que el calor se siente bien sobre mi piel
congelada, aparto mi mano de inmediato, sin querer sentir ni una pizca de consuelo y
comodidad. Porque no me merezco ninguno. Merezco tener frío, estar sola y sentir dolor
después de haber fallado... Les fallé a todos los que amaba.
—Harlow —susurra Matt mientras trata de capturar mi mano una vez más. De
nuevo, me aparto, y cuando intenta tocar mi mejilla, también aparto la cara.
—No me toques —grazno, apenas soy capaz de hacer que salgan las palabras.
—Harlow, escúchame... —Matt me suplica, pero todo lo que hago es negar con la
cabeza—. Abre los ojos y mírame.
366
—No —sollozo, dándome cuenta de que ya estoy llorando otra vez. Las lágrimas
ruedan por mis mejillas, dejando huellas frías al caer—. Vete…
Página
—No te dejaré aquí —me dice Matt mientras coloca una mano sobre mi estómago.
Mis ojos se abren en estado de shock, y una ola de ira que lo consume todo me envuelve.
¿Cómo se atreve a tocarme allí... cómo se atreve a tocarme en absoluto?
Matt atrapa mis brazos agitados en el aire, envolviendo sus dedos alrededor de
mis ya adoloridas muñecas y sujetándolas junto a mi cuerpo.
¿No sucedió? ¿Qué se supone que significa eso? ¿Me está diciendo que lo olvide?
¿Olvidar lo que él y mi padre me hicieron?
Aparte del sofocante dolor en mi pecho, ¿quiere decir? —Sí, me duele todo el
maldito cuerpo.
Parpadeo para quitar algunas lágrimas, tratando de mirar su rostro y darle sentido
a lo que está tratando de decirme. Una sonrisa se dibuja en sus labios, y cuando
finalmente dejo de pelear contra él, suelta mis muñecas. No, ahora que me estoy
concentrando en sentir cada parte de mi cuerpo, me doy cuenta de que tiene razón. La
parte baja de mi abdomen no duele, y no hay dolor entre mis piernas. Si hubiera abortado,
¿no sentiría las dos cosas?
—¿El bebé?
—Sí, todavía estás embarazada, y ahora, con tu padre fuera de tu espalda, deberías
ser capaz de poder permanecer así.
Página
Meto el brazo debajo de la manta para poner mi mano sobre mí todavía plano
estómago, frotando la piel de allí como si el bebé pudiera sentirlo de alguna manera.
—¿Por qué? ¿Por qué me ayudaste?
—Te dije que lo haría. Lo que hizo tu padre fue imperdonable y no pude verlo
seguir adelante. Fue demasiado lejos, incluso para mis estándares, y yo soy un gran
imbécil.
Yo también solía pensar eso. Pensaba que Matt era un gran imbécil, y tal vez lo
siga siendo según otros criterios, pero después de que se arriesgó a ir en contra de mi
padre para ayudarme, no puedo sentir nada más que gratitud hacia él.
—No puedo quedarme aquí, Matt, no puedo quedarme contigo, lo sabes. No solo
por el bebé, sino por mi padre. No estaré atrapada bajo su pulgar. No me casarán ni me
tirarán como basura.
Matt se pasa una mano por la cara con frustración, y un pedacito de mi corazón se
siente mal por ponerlo en esta situación.
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—No te obligaré a hacer nada, y haré lo que pueda para ayudarte, pero no puedo
hacer ninguna promesa —dice finalmente.
Página
—Eso es todo lo que estoy pidiendo. Eso es todo lo que necesito. Yo haré el resto
por mi cuenta.
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44
Ninguno de mis padres ha vuelto al hospital hoy, y estoy más que feliz de que no
lo hayan hecho. No creo que pueda soportar estar en la misma habitación con ninguno
de ellos en este momento.
—¿Estás segura de que vas a estar bien por tu cuenta? —Matt pregunta por tercera
y, con suerte, última vez.
—Está bien... —Trato de forzar una sonrisa cuando él mira en mi dirección, pero
no creo que sea muy convincente.
—¿Sabes que tu papá tiene dos guardias apostados afuera de esa puerta todo el
tiempo? —Matt suspira. Por supuesto, lo ha descubierto. Es así de intuitivo. Me alegro de
que no esté intentando detenerme.
Mi pulso se acelera y mis rodillas tiemblan, pero mi mente está afilada como una
cuchilla. Puede que haya algunos hombres del tamaño de un camión al otro lado de esta
puerta, pero mi determinación de dejar este lugar es más fuerte que cualquier hombre de
90 kilos.
Respirando profundamente, dejo que el plan pase por mi cabeza por última vez.
Salgo y encuentro a dos tipos sentados al otro lado del pasillo mirándome
simultáneamente. —Necesito una enfermera en este momento, este jugo es malo —me
quejo como si fuera un cliente enojado en un restaurante, y ellos fueran los gerentes.
—Vuelve ahí dentro —me gruñe uno de ellos, sin ocultar su molestia por mi
petición.
Mientras corro por el pasillo, dejo caer las dos cajas de jugo detrás de mí.
No puedo evitar sonreír ante este pequeño triunfo, aunque sé muy bien que
todavía no estoy a salvo. Mis pies cubiertos con calcetines golpean contra el piso del
hospital mientras dejo que las brillantes señales rojas de SALIDA me guíen hacia la
libertad.
nada ni por nadie hasta que esté afuera. Paso por delante de algunas enfermeras y
pacientes sorprendidos y confundidos, pero no me detengo. Sigo corriendo por los
Página
cegadores pasillos blancos del hospital como una loca en una misión, porque lo soy.
Después de lo que parece una eternidad de correr por el laberinto de pasillos,
finalmente llego a un par de puertas corredizas de vidrio. A través de ellos veo un
estacionamiento, autos, gente… libertad.
Haciendo caso omiso del palpitar de mis pies sin zapatos con cada golpe contra el
concreto, corro hacia la carretera principal. Sin querer perder el tiempo, doblo la esquina
bruscamente, demasiado bruscamente al parecer, porque tan pronto como rodeo el borde
de la pared, mi cuerpo se estrella contra otra persona. El impacto saca el aire de mis
pulmones, y si la persona no me estuviera sujetando, probablemente me habría caído de
culo.
Incluso antes de que levante la vista del pecho del chico, sé quién es. El olor
familiar del bosque y la lluvia me hace cosquillas en la nariz, y como una niña pequeña,
envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y entierro mi rostro en su pecho.
Me alejo de él, a pesar de que mi cuerpo se opone, queriendo quedarme aquí con
él. Justo así, en una perfecta pequeña burbuja donde nadie pueda hacernos daño.
Sullivan abre la puerta, ayudándome a subir al asiento trasero, justo cuando Banks
372
se acerca por el otro lado, subiendo al asiento del pasajero en la parte delantera.
Página
Tan pronto como estamos todos en el auto, Oliver presiona su pie en el pedal, y
salimos a toda velocidad. La aceleración me empuja a los asientos de cuero con alivio, y
una felicidad infinita me envuelve. Ahora estoy a salvo.
Sullivan no ha dejado de tocarme. Pasa sus manos por todo mi cuerpo como si
estuviera buscando alguna herida.
—Matt nos llamó cuando salió del hospital —explica Oliver—. Nos dijo dónde
estabas y que probablemente ibas a huir.
—Llegamos aquí tan rápido como pudimos —dice Banks sin aliento—. Hemos
estado tan jodidamente preocupados; te hemos estado buscando por todas partes.
—Lo prometo, estoy bien. No puedo creer que finalmente haya salido de ese
hospital, y no puedo creer que Matt los haya llamado. Pero, por supuesto, me alegro de
que lo hiciera. Solo me preocupa a qué precio. —Alejando el pensamiento, pregunto algo
más que tengo en mente—. ¿Les dijo algo más?
—Eso es todo lo que dijo cuando llamó —confirma Sullivan antes de interrogarme
frenéticamente—. ¿Qué pasa? ¿Estás herida? ¿Alguien te lastimó?
—No, no. Se los dije, estoy bien. No es nada malo. Quiero decir, al menos espero
que no sientan que es algo malo. No creo que sea algo malo. Supongo que nunca
hablamos de eso... —Sigo divagando nerviosamente.
Banks se gira una vez más, para que pueda ver su rostro de nuevo. Para mí alivio,
hay una enorme sonrisa en sus labios. —¿Vamos a tener un bebé? —pregunta, su voz
llena de felicidad y emoción.
—Sí, lo tendremos
—Y-yo sólo estoy sorprendido. Quiero decir, ¿pensé que estabas tomando la
píldora? —Oliver comienza, pero se detiene de inmediato—. Mierda, eso salió mal. Lo
siento, no estoy diciendo que sea culpa tuya ni nada. No digo que sea culpa de nadie...
Ugh, eso también salió mal.
—Amigo, deja de hablar —regaña Banks a su hermano—. Por ahora, solo mete un
pie en tu boca, ¿quieres?
Hago todo lo posible para no fruncir el ceño. Por alguna razón, pensé que Oliver
sería el más feliz de tener un bebé, considerando que es el mayor. Aparentemente, estaba
equivocada. No estoy enojada ni nada, y sé que esto no fue planeado y no es lo ideal, pero
esto es lo que sucede cuando las personas tienen sexo.
—Ahora, por favor dinos qué demonios pasó. ¿Cómo terminó Matt ayudándote?
—Supongo que eso era lo único bueno del lugar. —No podría estar más de
acuerdo. Odiaba el lugar y odiaba que mi padre hubiera tratado de lastimar a mi bebé no
nacido allí.
Al entrar, Banks cierra la puerta detrás de él, girando todas las cerraduras en su
lugar. Oliver abre el camino hacia la sala de estar, y el resto de nosotros lo seguimos. Una
vez que estamos todos sentados en el sofá, dirijo toda mi atención a Oliver. No puedo
dejar que esto cuelgue en el aire entre nosotros. Necesito saber qué está pensando. Si está
de acuerdo con el bebé.
—¿Que yo esté embarazada es tan malo? ¿No quieres esto... a nosotros? —Mi voz
375
se quiebra al final, las emociones superan mi capacidad para hablar de manera uniforme.
El angelical rostro de Oliver cae. —Lo siento, Harlow. Todavía estoy tratando de
Página
entenderlo. Tú... nosotros, teniendo un hijo juntos. La idea de ello hace que mi corazón
estalle de felicidad. Yo solo… —se calla, pasando sus dedos por su espeso cabello castaño.
Puedo sentir su frustración desde donde está sentado.
—¿Cuál es el problema? Si estás tan feliz, ¿por qué pareces tan frustrado? ¿Por qué
pareces tan infeliz? —La mirada de Oliver choca con la mía y todo lo que nos rodea se
desvanece.
—Apenas podemos protegerte, Harlow. Cada vez que pensamos que estás a salvo,
parece haber otra amenaza acechando en las sombras, lista para alejarte de nosotros.
—La tristeza que irradia de él es sofocante—. ¿Tienes idea de cómo han sido los últimos
días para nosotros? Ahora que estás embarazada, solo va a empeorar. Es como si nunca
pudiéramos tener un descanso.
—Oliver tiene razón —murmura Banks después de un rato—. Hay algo que
debemos decirte. Otra cosa contra la que tenemos que protegerte.
Girando en el regazo de Oliver, miro hacia arriba entre los tres, esperando que uno
de ellos continúe. Cuando no lo hacen, abro la boca para hablar.
—¿Qué es?
Sullivan me lanza una mirada triste. —La policía llamó hoy más temprano... para
advertirnos —explica Sullivan—, Shelby escapó de la sala de psiquiatría anoche.
—¿Qué? ¿Qué quieres decir con que escapó? ¿Cómo pudo escapar? Se suponía que
debía estar encerrada. —Esto es malo, muy malo. Ya puedo sentir la presión de lo que
esto significa asentarse sobre mis hombros. Ella escapó, está fuera, libre, haciendo Dios
sabe qué. Antes de saber lo que estoy haciendo, mis manos descansan sobre mi estómago,
acunando mi bulto imaginario. Hay mucho más en juego ahora, mucho más que solo
protegerme.
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El peso del mundo parece descansar sobre mis hombros. Hago lo básico;
ducharme, comer y tratar de dormir. Pasan los días y, una vez más, me encuentro
atrapada en esta casa, escondiéndome del mundo. Oliver y Sullivan se van a clase,
mientras que Banks se queda conmigo. Todos estuvimos de acuerdo en que regresar a
clases de nuevo era casi como apuntar una brillante flecha roja hacia donde estaba. Shelby
fácilmente podría llegar a mí si quisiera.
—Por favor, deja de fruncir el ceño, tu triste cara me entristece. —Banks hace
pucheros.
Eso me hace sonreír. —Es difícil ser feliz cuando parece como si todo se estuviera
derrumbando. Pensé que la habían encerrado para siempre. —Dejo caer mi mirada hacia
mis manos. —Pensé que estábamos a salvo. Ahora parece que todo lo que estábamos
haciendo era estar a la espera.
Las manos de Banks cubren las mías y se sienta en el cojín a mi lado. —Todo lo
que podemos hacer es esperar a que la policía la encuentre y, ahora mismo, nadie sabe
dónde está. ¿Quizás ella huyo lejos? ¿Tal vez decidió que lastimarte no era realmente lo
que quería después de todo?
—¿Realmente crees que ella escaparía sólo para ser libre, y no para rastrearme y
herirme más? —Levanto la mirada y lo miro con incredulidad. Si dice que sí, me veré
obligada a golpearlo con algo de sentido común.
—No, pero solo puedo esperar. Lo último que quiero es que ella intente ir tras de
ti.
—Igual. Todo lo que quiero es que desaparezcan todas las amenazas, todo el estrés.
—Haciendo una pausa, puedo sentir las emociones arremolinándose dentro de mí, como
lo hace una tormenta eléctrica—. Tengo miedo, y no solo por mí, sino también por el bebé.
¿Y si me encuentra? ¿Y si lastima al bebé?
—No sé lo que quiere, pero puedo decirte que no es nada bueno. Si tiene algo que
decir, dejará un mensaje de voz —dice Banks. Moviéndose del sofá y dirigiéndose a la
cocina—. ¿Tienes hambre? Tienes que tenerla. Sé que si estuviera embarazado, me estaría
comiendo la casa.
—Te comes la casa normalmente, así que, ¿cuál es la diferencia? —Me río.
—Hola, cariño, soy yo. Solo quería llamar y asegurarme de que estuvieras bien.
Nos enteramos de que Shelby escapó de la sala de psiquiatría y quería advertirle y
asegurarme de que estuviera a salvo. Sé que terminamos mal las cosas en el hospital, pero
tu padre y yo solo queremos lo mejor para ti. Tenemos a la policía buscando a Shelby y
haremos todo lo posible para protegerte. Te amamos. Llámame a mí o a tu padre si
necesitas algo.
El mensaje de voz termina y me quedo con la boca abierta. ¿Cómo puede actuar
con tanta normalidad después de todo lo que pasó en el hospital? ¿Cómo pueden actuar
como si les importara una mierda lo que me pase?
—Te dije que nada bueno saldría de esa mujer —Banks interrumpe mis
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pensamientos.
Página
—Afirma que quieren advertirme sobre Shelby, y que están trabajando con la
policía para atraparla. Que harán todo lo posible para protegerme.
Banks pone en blanco sus brillantes ojos azules, sacando cosas para hacer unos
sándwiches. —Pfft, ¿protegerte de qué? Ellos son la razón por la que todo esto sucedió.
Tu padre y Shelby son perfectos el uno para el otro, y tu madrastra es una perra caza-
fortunas. Todos deberían estar juntos en ese hospital psiquiátrico.
No se equivoca.
—Todo lo que quiero es que todo termine, que mi padre me deje en paz y me deje
ser feliz, y que Shelby obtenga lo que se merece.
En ese momento, no sabía que esta era la calma antes de la tormenta. Un momento
de dichosa felicidad antes de que todo se derrumbe sobre mí. Antes de que mi vida diera
un giro para peor.
—Creo que voy a tomar una siesta —bostezo después de haber estado acostados
por un tiempo.
—Muy bien, intentaré esperarte despierta —le digo y le planto un rápido beso en
sus muy besables labios. Quiero quedarme allí más tiempo, pero sé que si lo hago, nunca
podré tomar una siesta, y últimamente, eso es todo lo que quiero hacer. Dormir, comer y
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de ropa, ya que me quedé en pijama todo el día. Me meto en mi cama, en la que raras
veces duermo. Normalmente paso la noche en una de las habitaciones de los chicos, pero
ellos todavía querían que tuviera mi propia habitación.
—¡Quédate arriba! —Banks grita desde algún lugar del primer piso,
escuchándome claramente—. Ve a tu habitación y cierra la puerta con llave.
Por un momento, me quedo ahí parada, con los pies pegados al suelo. Quiero
escucharlo, quiero estar a salvo, pero ¿cómo puedo dejarlo allí solo? ¿Y si Xander envió a
más tipos? ¿Y si...? No, no puedo pensar así.
Tengo que... ¿qué debo hacer? Oh Dios. Puedo sentir el aire entrando en mis
pulmones, pero no estoy respirando, no realmente. El aire dentro de ellos se calma.
Entonces me golpea. Necesito llamar a la policía. Dándome palmaditas, me doy cuenta
rápidamente de que no traje mi teléfono conmigo.
Más cristales se rompen abajo, y me encuentro con que mis pies se mueven sin
pensarlo. No... espera... eso no fue abajo. Me doy la vuelta y miro en la dirección de donde
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creo que vino el sonido. Creo que esta vez vino de arriba. Alguien rompió una ventana
aquí arriba. Antes de que pueda empezar a moverme de nuevo, veo aparecer una figura
al final del pasillo.
Shelby.
—Shelby, por favor... —Levanto las manos con las palmas hacia arriba—. Por
favor, no hagas esto —le ruego, pero ella solo sonríe ante mi súplica. Sonríe como si esto
fuera una especie de broma para ella.
Banks debe escucharme, porque lo siguiente que sé es que está subiendo las
escaleras corriendo y llamándome.
No miro atrás hacia Banks, pero puedo oír sus pasos vacilar en algún lugar detrás
de mí.
Shelby se burla. —Todo esto es culpa tuya, ¿sabes? Tu papá y yo podríamos haber
Página
sido felices. Podría haberlo tenido todo. Él me ama, y la única razón por la que no
podemos estar juntos eres tú. —Me apunta con el arma mientras habla.
—¿Qué tengo que ver con la relación entre tú y mi padre? Si tengo algo que decir
al respecto, nunca lo volveré a ver. Puedes quedártelo.
Sus pálidas mejillas se sonrojan de ira. —¡Tiene todo que ver contigo! Cada vez
que estaba con él, de lo único que quería hablar era de ti. ¿Que estabas haciendo? ¿A
quién estabas viendo? Nunca le interesó lo que yo estaba haciendo. Todo lo que yo quería
era su atención. Quería que me viera a mi, y la única forma en que puedo tenerlo es
deshaciéndome de ti. Entonces todo será perfecto. —Su sonrisa es aterradora y hace que
la sangre de mis venas se convierta en hielo.
—Lo sé —se ríe—. El plan no salió como esperaba. —Sacude la cabeza y apunta
con el arma al suelo.
—¿Cómo crees que te quedaste embarazada en primer lugar? Cambié tus pastillas
por placebo. No has estado tomando nada más que caramelos de azúcar —admite,
sorprendiéndome como el infierno. Mi boca se abre y, por una vez, me quedo sin
palabras. ¿Ella...? ¿ella hizo esto?
—¿Esperando a alguien?
Nadie se mueve por un momento, y luego el timbre suena una vez más. Entonces
esa misma impaciente persona comienza a golpear la puerta principal, el repentino y
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—Bueno, supongo que será mejor que la dejes entrar. Puedo seguir adelante y
matar dos pájaros de un tiro... O dos personas con un arma —se ríe Shelby.
—Si la lastimas, te juro por Dios que desearás no haber nacido nunca —amenaza
Banks.
Ella pone los ojos en blanco. —Ve a abrir la puerta, Romeo, o le dispararé ahora
mismo, y no podrás hacer nada para detenerme.
—No tienes que hacer esto. Siempre hemos sido amigas y todavía podemos serlo.
Solo baja el arma. —Hago todo lo que puedo para mantener mi voz tranquila, pero Shelby
puede ver a través de mí, y en cambio, da un paso más cerca, sus ojos se oscurecen.
—Quizás hace mucho tiempo éramos amigas, pero ya no. Nunca más —se me
llenan los ojos de lágrimas porque, aunque Shelby esté loca y tan perdida como está, sigo
queriendo a la persona que una vez conocí. La persona que era mi amiga.
Puedo escuchar a alguien subir las escaleras, y cuando miro por encima del
hombro, encuentro a mi madrastra en lo alto del rellano. ¿Qué demonios está pasando?
Mi cuerpo está atrapado en la mira de dos mujeres locas.
—Shelby, no seas estúpida, suelta el arma. Harlow, todo va a estar bien. —Puedo
escuchar a mi madrastra hablando, pero no siento la emoción que hay en sus palabras.
Esto no va a estar bien. Nada de esto está bien.
Lentamente, me llevo la mano a la boca para evitar que salga el grito. Banks. Oh,
Dios, no lo haría. Ella no lo haría.
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—Ja, entonces ¿por qué está conmigo? ¿Por qué llamó a la policía y te envió a un
manicomio? —Es como si estuviera viendo una pesadilla frente a mis ojos. Quiero apartar
la mirada, pero no puedo. Shelby levanta el arma hacia la cabeza de mi madrastra, pero
eso no parece desconcertarla—. ¿Eh? ¿Eso fue porque te ama?
—¡Detente, solo detente! —Shelby grita aún más fuerte esta vez, el sonido resuena
en mis oídos como una sirena. Levanta las manos, las presiona contra sus oídos y, como
un halcón, mis ojos permanecen en la pistola que aún está en sus manos. Con ella
apuntando lejos de nosotros, ahora es nuestra oportunidad. Entonces sucede.
Un sollozo se escapa de mis labios mientras miro impotente cómo la mujer que
siempre he conocido como mi madre clava el cuchillo ya ensangrentado en el pecho de
Shelby.
Puedo ver el momento exacto en que toda la vida la abandona. Un segundo ella
está de pie, al siguiente se derrumba al suelo, aterrizando en un montón. No sé por qué,
pero no puedo dejar de mirar la forma sin vida en el suelo. No puedo entender ni
comprender nada de lo que está sucediendo. Esto no puede ser real. Esto tiene que ser un
sueño.
Una pesadilla.
Sé que no debería, pero mis ojos se mueven por sí mismos desde su cuerpo
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desplomado y hacia sus ojos. Me quedo boquiabierta ante la mirada vacía allí, de alguna
manera esperando que regrese algún tipo de chispa. Para que se despierte... pero es
Página
demasiado tarde. Ella se ha ido, toda su vida, todas las esperanzas y sueños, cada
recuerdo que alguna vez tuvo... desapareció. Así como así…
—¿Y qué? Ella se lo merecía. A decir verdad, debería haberla matado hace mucho
tiempo —admite. Inclinándose hacia donde el cuerpo de Shelby está tendido en el suelo,
saca el arma de su mano sin vida—. Y debería haberte matado cuando tu madre estaba
embarazada de ti. Me disculpo por haberte hecho pasar por todo esto solo para que
termine con el mismo resultado.
Conmoción es todo lo que siento. Temor. Ira. Tristeza. No siento ninguna de esas
emociones en ese momento. No como debería. Es como si estuviera teniendo una
experiencia extra corporal.
Tragando saliva, empujo todo hacia abajo. Si voy a sobrevivir, tendré que
encontrar una forma de escapar de ella.
—¿Por qué… por qué la mataste? ¿Qué hizo ella para que quisieras matarla?
—Me quitó a tu padre, eso es lo que hizo. Se suponía que él siempre estaría
conmigo. Estábamos juntos y ella lo arruinó todo. Como ahora, cómo tú lo arruinaste
todo. Debería haberte matado junto con ella, pero tu padre y yo descubrimos desde el
principio que yo no podía tener hijos propios, así que pensé que podía criarte. Pensé que
él me amaría aún más por ello. —Oscuridad se apodera de sus rasgos. —De hecho pensé
que podía amarte, pero al igual que tu madre, no eres más que un inconveniente.
¿Un inconveniente?
Todo este tiempo, pensé que mi padre era el monstruo más grande, pero resultó que había
un mal peor al acecho.
Página
Quiero llorar, gritar, destruir a la mujer que tengo enfrente. La llamé mamá… a la
mujer que me arrebató a mi verdadera madre. Las paredes alrededor de mi frágil corazón
se derrumban cuando la realidad de todo se estrella contra mí.
Todo lo que pasó, cada cosa mala que me pasó, todo se reduce a la persona frente
a mí. Todo fue culpa suya, la rivalidad, las peleas entre las familias, todo fue culpa suya.
No sé qué me impulsa a hacerlo en ese momento, pero la empujo por los hombros.
Una mirada de horror parpadea en sus ojos y se tambalea hacia atrás, la pistola en su
mano cae al suelo con un ruido sordo. Mi corazón se acelera en mi pecho, el sonido de la
sangre golpea mis oídos, y me lanzo hacia ella sabiendo que si no la consigo, ella lo hará.
Se trata estrictamente de supervivencia ahora, y si alguien va a salir viva de esto, seré yo.
Mis dedos se envuelven alrededor del frío metal y me tambaleo hacia atrás, casi
tropezando con mis pies en el proceso. Temblores de miedo azotan mi cuerpo, y mi
mirada salvaje se dirige a mi madrastra. El peso de la pistola en mi mano es grande, pero
no me impide levantarla apuntando el cañón directamente a ella.
—No puedes hacerlo, Harlow. No eres una asesina. —Ella se burla, y mi dedo
tiembla mientras lo muevo hacia el gatillo.
Ella tiene razón, no soy una asesina, pero cuando se trata de proteger a mi bebé no
nacido, a los hombres que amo y a mí misma, me convertiré en lo que sea necesario.
—Harlow, no hagas algo con lo que no puedas vivir... —Su voz se desvanece, y
antes de que pueda siquiera pensar en ello, aprieto el gatillo. El retroceso del arma vibra
a través de mí, y observo completamente impasible cómo la bala atraviesa su pecho. Sus
ojos se agrandan y su boca se abre, pero las palabras nunca salen.
Un segundo después, cae, al igual que lo hizo Shelby. Todo mi cuerpo se contrae,
y luego empiezo a temblar viendo como muere la única persona que he tenido como
figura materna. Obligándome a moverme, dejo caer el arma y doy la vuelta corriendo
escaleras abajo.
—Por favor, no te mueras, Banks. —Las lágrimas caen, patinando por mis mejillas,
pero ni siquiera las siento. Todo lo que puedo ver es sangre, está por todas partes, en mis
manos, en el suelo. La muerte me rodea y me niego a dejar que reclame a otra persona.
—Te amo —dice, pero suena como un resuello. Sus brillantes ojos azules se cierran
y el pánico se apodera de mi corazón.
—No lo hagas. Detente. Este no es el final. ¡Banks! —Grito, presionando más fuerte
contra la herida. Las sirenas suenan en la distancia, pero parece que es demasiado tarde.
Puedo sentirlo dejándome.
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EPÍLOGO
Un Año Después
Dicen que el tiempo cura todas las heridas, y yo lo creo. Creo que a medida que
pasa el tiempo el dolor y la pérdida, todo se vuelve más fácil de manejar. El dolor se
vuelve menor, la tristeza no es tan sofocante y, poco a poco, la ira hacia todo eso se
desvanece.
—¿Estás segura de que estás lista para hacer esto? —Pregunta Sullivan.
—Oh, Dios, ya no puedo escuchar más esa canción —frunce el ceño Sullivan.
—Ustedes sólo necesitan un descanso, eso es todo. Así que, vayan, salgan de la
casa. Vayan a divertirse. Les enviaré actualizaciones cada diez minutos si eso calma su
mente. Por favor, vayan a hacer algo. —Sé que está bromeando, pero en realidad me gusta
la idea de la actualización cada diez minutos. El último año ha sido una locura y proteger
a nuestra hija es lo más importante para mí. Desde su nacimiento, he estado con ella cada
segundo de cada día.
—No la tientes; ella te obligará a hacerlo —se ríe Oliver, caminando hacia la sala
de estar.
Caroline arruga la nariz. —Ew, eso es asqueroso. No quiero oír hablar de su vida
Página
sexual.
Sacudiendo la cabeza, le doy a Phoebe un último beso antes de asegurarla al
asiento del coche.
Puedes hacerlo. Puedes hacerlo. Son solo unas pocas horas. Me digo a mí misma.
—Muy bien, los veremos más tarde —anuncia Caroline mientras sale por la puerta,
llevándose toda mi vida con ella.
Observo desde la ventana como una niña pequeña mientras la mete en el auto,
asegurando el asiento del auto en la base.
—Lo sé, pero es tan difícil. Nunca he estado lejos de ella, y todo en lo que puedo
pensar es si va a tener suficientes abrazos. ¿Me va a extrañar? ¿Y si llora y Caroline no
sabe qué hacer? —Estoy divagando ahora, pero estas son todas las cosas que me
preocupan como madre primeriza.
—Permítanos sacar de tu mente las cosas pequeñas durante unas horas. —Banks
se acerca sigilosamente detrás de mí, me rodea con sus brazos y me lleva de vuelta a su
pecho. Su calidez me cubre y me derrito ante su toque, dejándolo que me guíe al
dormitorio. Desde todo lo que pasó, conseguimos una nueva casa en una nueva zona,
lejos de Bayshore. Queríamos una nueva vida, un nuevo comienzo, y eso significaba dejar
atrás el pasado.
Con Shelby y mi madrastra muertas, las cosas finalmente se han vuelto más fáciles,
más seguras y mucho menos complicadas. Pero el pasado siempre será parte de mí, no
importa cuánto intente olvidarlo. Siempre estará allí.
conocerla.
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—¿Qué es exactamente lo que vas a hacer para ayudar a olvidarme de las cosas? —
Sonrío, sabiendo muy bien lo que todos han planeado—. ¿No le dijimos a Caroline que
íbamos a cenar y a beber algo?
Sullivan se ríe y puedo sentir ese profundo sonido ronco en mis huesos. —Sí,
todavía podríamos hacer eso, pero realmente pensamos en otra cosa... algo mejor.
—Oh, chicos. Me encanta —digo, teniendo que contener las lágrimas. Lágrimas de
felicidad, por supuesto. Soy tan feliz e increíblemente afortunada. No solo encontré al
hombre de mis sueños, sino que encontré a tres. Tres hombres maravillosos que me aman
y harían cualquier cosa por mí y mi felicidad.
Tan pronto como la parte superior del cuerpo de Banks está libre, paso mis manos
Página
—Vamos a darte un masaje relajante —sonríe Oliver, dejando que Sullivan le eche
un poco de líquido en la palma de la mano.
—Sí, un masaje muy, muy relajante —agrega Banks con un guiño, mientras
también recibe lo que parece ser aceite de masaje en sus manos.
Sus grandes manos trabajan mis músculos tensos y mi tierna carne hasta que no
soy más que una masa líquida flotando en el centro de la cama.
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—Espero que estés lista para nosotros —susurra Sullivan mientras se inclina y
mordisquea el lóbulo de mi oreja. Banks aprovecha ese momento para chupar uno de mis
pezones en su boca y Oliver, bueno, extiende mis muslos y se instala entre ellos. Puedo
sentir el calor de su aliento contra mi núcleo y me estremezco.
—Oh, Dios. No me va a tomar mucho tiempo con ustedes tres —me quejo, aunque
en realidad no es una queja—. Pero aun así, no puedo tener suficiente de ustedes. No creo
que nunca sea suficiente...
—Eso está bien. Tenemos horas y días, y si eso no es suficiente, también tenemos
años. —Sullivan dice, chupando mi garganta lo suficientemente fuerte como para dejar
un chupetón. Abro la boca para hablar, pero las palabras se pierden cuando siento la
áspera lengua de Oliver contra mi hendidura. Al mismo tiempo, Banks pellizca uno de
mis pezones y no puedo evitarlo.
Mi coño chorrea a borbotones y mis muslos tiemblan con el inminente placer que
está a punto de ser traído sobre mí. Con mi clítoris en su boca, Oliver entra en mí con dos
dedos, bombeando dentro y fuera de mí con una pizca de resistencia.
—Jódeme, mi polla está más dura que el acero en este momento —dice Banks, su
voz amortiguada en mi pecho. Intento concentrarme en cada uno de ellos
individualmente, pero no puedo. El placer aumenta segundo a segundo y no me lleva
mucho tiempo salir disparada.
—Vente, bebé, córrete por toda la lengua de mi hermano —las sucias palabras de
Sullivan solo me animan a seguir adelante, y con un grito ahogado, levanto las caderas y
me deshago, presionando mi núcleo contra la cara de Oliver. Como un animal salvaje,
continúa dándose un festín conmigo, sin dejar ni una gota de mi liberación. Cuando
termina, estoy completamente agotada y los hermanos se alejan de mí para quitarse su
propia ropa.
Mirándolos a través de mis ojos entrecerrados, admiro cada uno de sus cuerpos,
mi boca se hace agua cuando sus pollas duras como una roca aparecen a la vista.
—¿Estás listo para ser follada? —Banks gruñe y muerdo mi labio inferior
seductoramente antes de asentir con la cabeza. Acaricia su polla arriba y abajo un par de
veces con el aceite que usaron antes en mi cuerpo. Entonces me están moviendo.
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—Sí —jadeo, justo cuando Sullivan comienza a lubricar mi fruncido culo con el
aceite. Sus dedos sondean la entrada antes de deslizarse con facilidad. Lentamente me
folla el culo con los dedos mientras Banks entra y sale de mí de manera constante.
Como una gata en celo, maúllo, el sonido irradia a través de la polla de Oliver, que
estoy chupando como una paleta. Meciéndome de un lado a otro entre Sullivan y Banks,
poco a poco encontramos un ritmo que funciona para todos nosotros.
—Joder, sí, chúpame, bebé. Quiero bajar por tu garganta. Llenar tu vientre con mi
semen. —Mmm sí. Chupándolo más fuerte, lo llevo más profundo en mi boca,
atragantándome cuando pasa sus dedos por mi cabello y me sostiene contra su ingle. Mis
pulmones arden y mis ojos lloran, pero tan pronto como él se retira y veo el placer
acumulándose en sus ojos, lo hago de nuevo. Con cada agujero lleno, no me toma mucho
tiempo derrumbarme, y con mi orgasmo atraigo los orgasmos de los hermanos.
Con dos de los tres ya terminados, empujo hacia atrás contra Sullivan, y él
responde a mi empuje, golpeándome con la misma intensa necesidad. Su toque es duro,
y todo lo que puedo sentir es su polla tomando mi culo.
—Por favor, llena mi culo con tu semen —lloriqueo, sabiendo cómo le encanta
cuando hablo sucio. Mirándolo por encima del hombro, nos miramos a los ojos, y sus
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embestidas se vuelven más duras, casi dolorosas, pero como una erupción volcánica,
siento que mi propio clímax se acerca sigilosamente. Empujón. Empujón. El sonido de
Página
nuestra piel golpeando llena la habitación, y mi boca se abre, dejando escapar un
placentero gemido.
Banks me sonríe, y puedo sentir la mordedura del dolor cuando hace rodar mis
endurecidos pezones entre dos dedos.
—Vamos, bebé, puedes correrte otra vez. Sé que puedes… —Banks me alienta, la
mirada en sus ojos es oscura, ardiente, y como olas golpeando en la playa, mi orgasmo
golpea contra mí. Al mismo tiempo, un rugido que podría despertar a los muertos
atraviesa el aire. Dejándome caer contra el sudoroso cuerpo de Banks, sonrío flotando
desde mi propio orgasmo mientras Sullivan me llena con cada gota de su liberación.
Eso hace que me anime- —¿Segunda ronda? —Ruedo fuera de Banks y me siento
en la cama, mis ojos se mueven entre los tres hombres que amo.
Oliver pone los ojos en blanco. —Creo que lo entiende. Queremos follarla
—Nos hemos salvado el uno al otro y hemos tenido un bebé —agrega Banks.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué le digo a eso? ¿Después de todo lo que hemos pasado?
Después de todo lo que ha pasado, no hay forma de que pueda decir que no.
Algo que se asemeja al alivio aparece en cada uno de sus rostros, y en segundos el
pesado anillo con tres piedras de diamante es colocado en mi dedo. Ubicado entre los tres
diamantes hay uno más pequeño, y sé de inmediato el simbolismo de ese anillo. Fue
diseñado con un propósito. Nuestra historia.
Tres hermanos.
FIN
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Página
SOBRE LAS AUTORAS
J.L. Beck y C. Hallman son un dúo de autoras internacionales que escriben
romance contemporáneo y oscuro.
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Traducción y Corrección realizadas por:
MR
Para:
La Magia
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Página