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La autoridad social Introducción

de la ciencia en
la edad postmoderna P ermítanme comenzar resumiendo la
esencia de lo que pretendo decir en
este artículo. Quisiera plantear que
la legitimidad y la credibilidad de nuestro cono-
cimiento más autorizado y especializado, el co-
nocimiento científico, se encuentra en una situa-
cion apurada. Tanto los científicos como los
políticos reconocen que existe un problema. Al-
gunos ensayistas culturales se han basado en esta
Steven Yearley evidencia de confusión para aventurar su opi-
nión de que la ciencia —junto con la arquitectu-
ra, la literatura y los cánones de belleza— manI-
fiesta todos los síntomas del postmodernismo.
En otras palabras, consideran que el desbara-
(Traducción: Juan M. Iranzo) juste de la ciencia debe ser comprendido esen-
cialmente como parte de una enfermedad más
amplia que afecta a todas las empresas de repre-
sentación de las sociedades modernas. (Si un
montón de ladrillos en una sala de la Tate Ga-
llery de Londres puede pasar por una obra de
arte, ¿quién sabe qué podría hacerse pasar por
cíencía?) Creo que están en un error. Bien al
contrario, pienso que el análisis sociológico de
la ciencia —junto con algo de historia— puede in-
formarnos mejor sobre la situación de la ciencia.
En el presente artículo explicaré qué significa
para mi esta afirmación y avanzaré brevemente
sus implicaciones.
Así pues, esta es la oferta. Sin embargo, antes
de comenzar ese camino, creo que debo descar-
tar una objeción probable: ¿qué hace la sociolo-
gía diagnosticando los problemas de la ciencia?
Después de todo, la ciencia natural puede mos-
trar logros ampliamente reconocidos por la so-
ciedad. La ciencia nos proporciona ordenadores
y aviones, rayos X y pilas de larga duración. La
ciencia está tan estrechamente identificada con
los productos innovadores y exitosos que las
empresas intentan llevar su agua al molino de
sus anuncios, se trate de un refrigerador Zanussi
o del detergente Vortex para cuartos de baño.
No seria injusto preguntar, ¿cuándo fue la última
vez que viste un anuncio basado en la opinión
de un experto sociólogo?
La sociología, en cuanto disciplina, ha mante-
nido siempre una actitud ambivalente hacia la
ciencia. Algunos sociólogos, acentuando su iden-
tidad con las artes y las humanidades, han exhi-
bido cierto desprecio por las preocupaciones

Steven Yearly. Universidad del Ulsíer, Jordanstown.


Política y Sociedad, 14/l5(1993-1994), Madrid(pp. 59-66).
poco humanistas de las ciencias. Otros —creo método adecuado al caso. Y, segundo, su disen-
que la mayoría— han padecido «envidia de físi- so está teñido por consideraciones sobre ganan-
ca» y ambicionado la precisión, la elegancia y la cias comerciales u otras de carácter extra-cientí-
influencia de las ciencias físicas. Confío en que fico; los desacuerdos sobre el método devienen
mi argumentación no me alinee con ninguna de de inmediato políticos con «p» minúscula.
estas insalubres posiciones. No pretendo superar Mi segundo ejemplo procede del campo de la
ni contradecir la experiencia de los científicos al preocupación ecológica. Los Estados Unidos
decir que la ciencia tiene problemas. Pienso que fueron considerablemente por delante de la ma-
los científicos estarán de acuerdo. Mi propósito yoría de los países europeos, y ciertamente de
es ser objetivo en la descripción y la explicación Gran Bretaña e Irlanda, en el establecimiento de
de estos problemas. Los sociólogos se han inte- una oficina independiente encargada de la pro-
resado desde hace tiempo por la naturaleza de la tección ambiental. Fundada en 1970, la EPA ga-
autoridad social; es con este espíritu como hoy nó pronto una reputación por ser la pionera en
me intereso por los cambios en la autoridad que la regulación de áreas tales como el control de la
se concede a los científicos. polución atmostérica y los niveles de tolerancia
para sustancias tóxicas. Sin embargo, estas activi-
dades reguladoras levantaron la oposición de
numerosos sectores de la industria que afirma-
ron que estaba reduciendo las ventajas competi-
Problemas de la credibilidad tivas de las empresas americanas a costa de me-
joras ambientales insignificantes.
de los expertos científicos Los intereses corporativos organizaron cabil-
deos políticos, que alcanzaron cierto éxito bajo

A
las presidencias de Reagan y Bush, y los suple-
hora bien, ¿en qué consiste la con- mentaron con iniciativas judiciales. Gracias al
fusión? Esta surge de los problemas sistema norteamericano de controles y equili-
relativos a la credibilidad de las re- brios entre poderes públicos fue posible cuestio-
presentaciones científicas, dificultades que no nar todas las decisiones de la EPA a través de
se resuelven apelando al método científico. los tribunales. Esta táctica se adoptó con cierto
Veamos tres breves ejemplos que lo ilustran. El exito, especialmente —como ha mostrado Jasa-
primero proviene de una historia ocurrida justo noff (1990)— en relación con la evaluación de la
antes de la Semana Santa de 1993. Una infor- toxicidad de productos químicos. Por razones
mación aparecida en Lancet, la más importante obvias, conviene hacer evaluaciones de toxici-
revista médica británica, parecía indicar que los dad antes de comercializar los compuestos y co-
pacientes tratados con el fármaco anti-SJDA múnmente se llevan a cabo mediante ejercicios
AZT «no mostraron ninguna mejoría respecto a de simulación con animales de laboratorio. No
la progresión de la enfermedad o al tiempo de obstante, se sabe que las respuestas pueden va-
supervivencia pese a medicarse con AZT desde ríar impredeciblemente entre animales y entre
una fase inicial de la infección con HIV» (The éstos y los humanos. Consecuentemente, sus re-
Guardian, 8.4.93, pg. 8). Los científicos de la sultados era normalmente cuestionables sobre la
empresa que produce el AZT respondieron que base de que las pruebas no representaban com-
las condiciones de la prueba no reproducían pletamente las condiciones «reales»; y, desde
adecuadamente las circunstancias bajo las cua- luego, de que no eran definitivas respecto a la fi-
les el medicamento es más eficaz; es decir, argu- jación de niveles precisos. Las derrotas y humi-
mentaron que el experimento fue organizado Ilaciones sufridas ante los tribunales coartaron a
contra el medicamento. Por contra, los críticos la EPA y dañaron su credibilidad. Su ciencia no
de Wellcome replicaron que la empresa se preo- resistió una oposición legal decidida, normal-
cupaba más por salvaguardar el precio de sus ac- mente debido a que aspectos clave de la ciencia
cíones que por lograr una estimación correcta de puesta al servicio de la reglamentación estaban
la eficacia del medicamento. Aquí los puntos íntimamente ligados a decisiones políticas —por
claves son, primero, que ambas partes recono- ejemplo, sobre el empleo de pruebas con anima-
cen la validez de «el» método científico, pero no les o el modo en que se establecían los niveles
logran ponerse de acuerdo sobre los detalles del de exposición—. Estas decisiones eran indefen-
La autoridad social de la ciencia caía edad postínoderna 61

diNes sobre la base de «primeros principios» cien- pende de la estimación de hasta qué punto se juz-
tíficos y, por tanto, podían ser presentadas ante un ga informada y digna de crédito la fuente. Este
tribunal como arbitrarias o como mala ciencia. enfoque resulta muy revindicado cuando los
En Gran Bretaña no hemos presenciado un científicos oficiales acaban por reconsiderar su
afloramiento expreso semejante, pues las deci- opinión en el sentido que sostenían y en el que
siones comparables sobre reglamentación de ta- presionaban los grupos vecinales, como ha ocu-
les asuntos suelen tomarse en secreto, si bien las rrido con las estimaciones de mortalidad debida
discusiones sobre el grado de riesgo del BSE o la a un incendio en la planta de Sellaficíd (entonces
enfermedad de las vacas locas si se han divulga- llamada Windscale) hace un cuarto de siglo. En
do. Para muchos de nosotros, la comparación este caso, las cifras oficiales de muertes por can-
mas próxima es posiblemente la que atañe a las cer ascendieron de cero en 1960, pasando por
objeciones que enfrenta la ciencia en las investi- 20 en 1982, y 35 un año después, hasta las últi-
gaciones públicas y el cuestionamiento de la cre- mas estimaciones, que ofrecen un intervalo cuyo
dibilidad de los expertos forenses en los juicios límite superior es 100 (Arnold, 1992:187).
criminales (Yearley, 1989). Suponemos que la ciencia es un conocimiento
Mi tercer ejemplo llega del campo de la bio- ejemplar, el modo más desinteresado y digno de
tecnología. Algunos biotecnólogos punteros se confianza de que disponemos para representar
han turbado al observar que ciertos grupos el mundo natural. Sin embargo, cuando se aplica
locales y los medios de comunicación conceden a importantes tareas prácticas —en relación con
a los asertos de Greenpeace sobre los riesgos de nuestra salud, la protección de nuestro entorno y
la biotecnología el mismo crédito que a las opi- la evaluación de nuevas tecnologías— parece en-
niones de los principales científicos «desintere- contrarse en dificultades; dificultades que no
sados’>. El estado de esta cuestión se recoge en el sólo emanan de una oposición ignorante —de
trabajo de Martin y Tait sobre actitudes públicas gente que desconoce la ciencia— sino de las po-
hacia las opiniones «expertas>’ en biotecnología lémicas entre los productores de ciencia, a través
(1992). Sus datos proceden de una muestra re- del vehículo legítimo de la acción legal y por
presentativa de varios grupos con conocimiento causa de la preocupación de un público infor-
de causa, incluyendo miembros del público que mado y de los principales grupos de opinión.
viven cerca de lugares donde se han liberado ex- Para concluir esta sección y confirmar que
perimentalmente organismos genéticamente mo- estas observaciones no son ajenas al modo como
dificados, empleados sin cualificación técnica de los mismos científicos contemplan el problema,
una empresa multinacional con intereses en bio- quisiera aportar dos evidencias. La primera es
tecnología, miembros de la Federación Escocesa un informe que emitió la Asociación de la In-
de Amigos de la Tierra y científicos universita- dustria Farmacéutica Británica a finales de
nos que investigan en biotecnología. 1992. En él se señala del mismo modo que el go-
En general, los miembros de estos grupos pre- bierno y los ciudadanos parecen prestar poco
ferian buscar información sobre los riesgos de la apoyo a la ciencia; apunta la ambivalencia, cuan-
biotecnología en fuentes relacionadas con sus do no la animadversión, del público y cita como
propias opiniones generales sobre riesgos y re- causa las ansiedades relacionadas con el am-
glamentación. Unos respondentes confiaban mu- biente y la energía nuclear. Sólo se diferencia de
cho en fuentes de información que otros descar- mí análisis en que atribuye el problema de credi-
taban radicalmente. La gran mayoría de los bilidad a la insuficiente información del público
miembros de ciertas muestras confiaban en en lugar de a una característica de la propia co-
Greenpeace, que carecía de credibilidad para munídad científica o del conocimiento científi-
gran número de los miembros de otras. Las em- co. Una inquietud similar subyace a las inciativas
presas y el Departamento de Comercio e Indus- que la Royal Society tomó a finales de los años
tria generaban también amplia desconfianza. ochenta orientadas a aumentar el aprecio de la
De estos estudios parece desprenderse que el ciencia entre el público. Preocupada asimismo
público intenta ser una audiencia selectiva con por la indiferencia y la desconfianza de éste, atri-
respecto a la ciencia, al menos cuando el tema buyó igualmente el problema a la falta de «com-
técnico relevante le afecta de manera práctica y prensión» pública. Su respuesta fue apoyar una
directa. Parece que la información se evalúa de serie de actividades dedicadas a promover el in-
manera «ponderada», y que la «ponderación» de- terés del público por la ciencia y su aprendizaje.

PqLyTRCs,fr
62 Steven Yearly

La interpretación Las generaciones se precipitan unas tras otras


con asombrosa aceleración. (1984:79)
de la enfermedad
La frase clave de esta cita (y, por desgracia, la

¿C
más oscura) es la última. El sentido es que, con
ómo debemos entender velocidad creciente, los innovadores se sobrepu-
jan unos a otros y, en ese proceso, parecen rom-
esta enfermedad?
puesta Una res-
que se escucha a per las reglas del juego. Duchamp introduce el
menudo y que parece bastante general es que el «listo-para-usar» y expone un urinario y un ana-
brete en que se halla la ciencia es parte de una quel de cocina No obstante, al menos expone
crisis cultural más amplia, habitualmente descri- esos objetos como obras de arte. Buren lleva la
ta bajo el término de postmodernidad. Las ideas racionalización más lejos y sitúa su arte en vallas
de un estilo claramente superior, de avance y publicitarias o las hace pasear por hombres-
progreso, han sido cuestionadas aparentemente anuncio.
en todas las esferas culturales —en el arte, en la En cierto modo, lo que parece querer decir es
literatura, en el diseño, etc—. Hoy en día se pre- que los artistas solían hacer de manera inmedia-
fiere la pluralidad y la multiplicidad a la adhe- ta cualquier cosa que hiciesen. El movimiento
sión a una técnica privilegiada de representa- moderno acabó con eso insistiendo en que el ar-
ción. ¿Es tal vez esto lo que le está ocurriendo tista reflexionase y mejorase racionalmente lo
también a la ciencia? que hacía. No obstante, ese impulso modernista
A riesgo de incurrir en argumentos socorridos, que lleva a ser auto-crítico con lo que uno hace
permítaseme delinear brevemente lo que consi- se vuelve auto-destructivo. El modernismo entra
dero son los aspectos más relevantes de la posi- en una crisis que él mismo ha creado y la condi-
ción postmoderna. Los postmodernos arguyen ción postmoderna surge cuando la gente se da
que las empresas artísticas e intelectuales se mo- cuenta de que el juego modernista está acabado.
vían hasta no hace mucho impulsadas por una La cuestión no es que se rechacen los objeti-
creencia moderna (o quizá habría que decir «<mo- vos modernistas de lograr una mejor representa-
dernista») en el progreso. La representación —ya cIón (es decir, no es que se rechacen esos objeti-
fuera la recreación artística o la producción de vos como posibles pero indeseables); de hecho,
modelos científicos— era la mcta y los debates se se los entierra y transciende. La postmodernidad
centraban en los medios mejores para alcanzar es liberadora porque rompe con los viejos cons-
esa representación. En ese proceso, sucesivas in- treñimientos. Los artistas ya no luchan por al-
novaciones en el campo de la representación ar- canzar la mejor manera de contar historias, de
tística cuestionaron el supuesto de que el estilo diseñar edificios o de pintar retratos. La idea
previo fuera «realmente» realista. Los impresio- misma de una representación definitiva se recha-
nístas impugnaron la pretensión de representa- za y en su lugar se difunde la bienvenida a una
ción realista de sus predecesores argumentan- pluralidad de versiones que ofrecen una expre-
do que sus propias representaciones eran más sión múltiple de cualquier tema.
fieles a la realidad instantánea de la percepción.
Los expresionistas intentaron representar un ni-
vel de realidad distinto, el nivel de la experiencia.
Lyotard resumió (de manera compleja) la La postmodernidad
esencia del análisis postmoderno del arte en su en la ciencia
ensayo de 1982 «Qué es la postmodernidad»:

L
¿Qué espacio cuestiona Cézanne? El de los
impresionistas. ¿Qué objetos atacan Picasso y a condición postmoderna en el arte o
Braque? Los de Cézanne. ¿Con qué supuestos en la arquitectura conlíeva una pérdi-
rompe Duchamp en 1912? Con los que dicen da de autoridad de la academia. Sin
que hay que hacer pintura, aunque sea cubista. consenso sobre los objetivos y los medios ade-
Y Buren abjura del último supuesto que cree cuados para la representación artística resulta
ha sobrevivido intacto en el trabajo de Du- mucho más difícil regular quién es y quién no es
champ: el lugar de presentación de la obra. un artista puntero o un arquitecto de vanguardia.
La autoridad social de la ciencia en la edad postmoderna 63

La analogía con la situación de la ciencia es inme- que se da siempre es la batida de una ala de ma-
diata. ¿Quién puede decir que Greenpeace no es riposa, digamos en Acapulco, que causa una tor-
una experta en biotecnología o que los remedios menta en Tokio—. Para Redner, el caos es im-
homeopáticos no son la fuente de la salud? portante como un reto a los supuestos de la
Profundicemos algo más en la analogía. Como ciencia clásica. También Lyotard emplea los tra-
he mencionado repetidas veces, ambas activida- bajos sobre el caos para mostrar que existe «una
des coinciden en ocuparse de la representación. corriente en la matemática contemporánea que
Ambas han presenciado controversias sobre la cuestiona la misma posibilidad de una medición
naturaleza de la representación adecuada (ya he precisa y, por tanto, la predicción de la conducta
descrito el caso del arte; el caso de la ciencia de objetos, incluso a escala humana» (1984:58).
puede ilustrarse con las polémicas sobre la re- Por último, la teoría de las catátrofes ofrece
presentación apropiada de la realidad subatómi- un enfoque matemático para entender por qué
ca o sobre la aceptabilidad de representaciones hay sistemas estables que se derrumban súbita-
de la realidad biológica en términos de la teoría mente, por qué se caen los puentes o, usando el
de juegos) y en ambos casos existe una babel de ejemplo de Lyotard, porqué hay perros mansos
aserciones y contra-aserciones. Los síntomas pa- que de repente muerden (1984:59). Redner la
recen coincidir; la ciencia está en una coyuntura describe como «una teoría de los movimientos
postmoderna. repentinos o discontinuos, en la que pequeños
Autores como el mismo Lyotard se han apresu- cambios pueden generar grandes efectos —las
rado a proponer esta conclusión basándose no llamadas catástrofes—» (1987:276).
sólo en las características superficiales, sino en los Así pues, parece que el juego acabó también
rasgos propios de la ciencia. Afirman haber halla- para la actividad moderna por antonomasia, la
do evidencia en el desarrollo de las ideas científi- ciencia. Como dice Lyotard, hay una «crisis del
cas para su condición postmoderna. En general, determinismo” (1984:53). En el nivel más pro-
los autores que escriben sobre este tema aportan fundo —microfísico—, el mundo natural se resiste
la misma galería de trofeos tras su safari a través a una representación científica unívoca. E inclu-
de la ciencia moderna: incertidumbre cuántica, so al nivel de los fenómenos planetarios —tales
teoría del caos y teoría de las catástrofes. como los sistemas del tiempo y, por supuesto, el
Tomadas una por una, y ofreciendo sólo una modelado del calentamiento global (que no es
rápida visión general de estas potentes ideas, po- más que la predicción del tiempo con treinta
demos derivar de la física cuántica la noción de años de antelación)— no hay esperanza de alcan-
que el estado del mundo físico se ve afectado zar una representación definitiva. Y se da por se-
por las acciones del observador. La antigua idea guro que esas deficiencias —en suma, la ausencia
sobre observación y representación objetivas de iína representación incuestionable— constitu-
queda así sutilmente minada. En esta línea, Lyo- yen el corazón de los problemas prácticos ya
tard argumenta que en microfísica y en física mencionados de la utilidad terapéutica del AZT,
cuántica «la búsqueda de la precisión está limita- la credibilidad de las pruebas de toxicidad y la
da... por la misma naturaleza de la materia» aceptabilidad de las biotecnologías. Los postmo-
(1984:56). Del mismo modo, Redner invoca el demos han dado el tiro de gracia. ¿O no?
principio de indeterminación de Heisemberg
para ilustrar la «interacción entre observador y
objeto» (1987:68).
El siguiente candidato, la teoría del caos, ha Valoración del diagnóstico
sido presentado como un modo de abordar sis- postmoderno
temas que son demasiado complejos para some-
terse a los modelos científicos habituales. Las

L
predicciones meteorológicas aún se resisten a la
ciencia corriente y se afirma de manera generali- a sociología ha sido siempre un cam-
zada que ello se debe a que los modelos existen- po propenso a las modas y el entu-
tes no pueden representar adecuadamente la siasmo con la postmodernidad ha al-
forma en que los factores se influyen y retro-in- canzado dimensiones epidémicas. Sin embargo,
fluyen entre sí y porque cualquier mínimo error mi intención es ir contra la opinión popular y
resulta de inmediato multiplicado —el ejemplo defender que el diagnóstico postmoderno de la
enfermedad que padece la autoridad científica ticas de acuerdo con una lógica interna. Sin em-
es erróneo por dos razones. bargo, eso no ha ocurrido en el caso de la cien-
En primer lugar, las áreas en las que la credi- cia: ni con la fundación de la Royal Society en la
bilidad de la ciencia está sujeta a discusión de segunda mitad del siglo xvii, ni con las revolu-
manera más notoria no son, por lo general, las ciones biológicas del siglo xix, ni con el desarro-
que aparecen como problemáticas en las páginas lío de la «Gran Ciencia» tras la segunda guerra
postmodernas. Los campos científicos amenaza- mundial. La independencia de la ciencia siem-
dos no son habitualmente aquellos cuyos proble- pre ha formado parte importante de la retórica
mas encajan con la presunta «crisis del determi- profesional de los científicos, pero los estudios
nismo». La credibilidad de la ciencia experta ha históricos indican que ésto se ha cumplido más
sido cuestionada en lo que atañe a su capacidad en la oratoria que en la práctica (véase Yearley,
para evaluar el riesgo de las instalaciones nu- 1988:44-66).
cleares o bioteenológicas, al crédito que mere-
cen las pruebas químicas sobre compuestos que
los abogados defensores suelen mostrar en sus
manos y sobre la apertura del aparato médico a
tratamientos nuevos o alternativos. Un diagnóstico alternativo
En el caso del arte, los temas que provocan la

C
inquietud del público fueron también los que
captaron la atención de los postmodernos (el reo que el diagnóstico postmoder-
arte conceptual y el montón de ladrillos en la no fue posible sólo porque los en-
Tate Gallery). Pero todo esto tiene escasa rela- sayistas se basaron en los filósofos
ción con la ciencia. Sin duda, los científicos han de la ciencia y en los relatos anecdóticos de los
sido cuestionados en lo que respecta a la credi- científicos profesionales sobre su actividad cien-
bilidad de sus advertencias sobre el calenta- tífica. Cuando los sociólogos y los historiadores
miento global, pero incluso en ese caso los pro- han investigado etnográficamente la actividad
blemas son por lo común los propios de la científica —cuando han visitado los laboratorios
ciencia convencional —por ejemplo, los de la igual que los antropólogos visitan pueblos extra-
recogida de datos— más que los de la ciencia ños— han producido una imagen diferente de la
postmoderna. actividad científica. Me ceñiré a tres breves pun-
El segundo problema es que la valoración de tos finales para ilustrar lo que quiero decir.
los postmodernos se basa principalmente en de- Primero, como ya mencioné en relación con
sarrollos internos de la ciencia. La esencia del los estudios sobre toxicidad con animales, en la
argumento de Lyotard, por ejemplo, parece ser frontera del conocimiento nunca está claro qué
que la crisis de la postmodernidad es una enfer- es conocimiento aceptado y qué prácticas tradi-
medad interna —una especie de sobre-madura- cionales han de ser revisadas. Cualquier supues-
ción—. La reflexión de los artistas sobre la em- to actualmente aceptado de manera rutinaria
presa de la representación acaba finalmente por puede caer bajo sospecha. Podría ocurrir que el
minar desde dentro la propia empresa. La crisis agente infeccioso de la RSE no actuase en abso-
de la ciencia se presenta del mismo modo. Debo luto como otras patologías; de igual modo, las
dejar a mis colegas historiadores del arte, la lite- pruebas para determinar el modo de transmisión
ratura y la arquitectura la decisión de si ellos podrían tener que ser distintas. Puede que haya
consideran que este relato es buena historia. En que inventar nuevos protocolos. En suma, el mé-
el caso de la ciencia, creo que debemos recha- todo, en cualquier sentido preciso de la palabra,
zarlo. no es suficiente en la frontera de la ciencia y la
En los últimos años, los historiadores y los so- ciencia más controvertida públicamente lo es
ciólogos de la ciencia han invertido una gran porque se encuentra en la vanguardia de la cien-
cantidad de esfuerzo académico para fundamen- cia.
tar que la ciencia no progresa sólo a través del Segundo, sin pretender en ningún caso que la
avance de las ideas. Es posible que las acade- ciencia no sea un asunto metódico, estos estu-
mias artísticas hayan conseguido aislarse tan dios han mostrado también el peso del juicio en
completamente de la sociedad que las rodea que el trabajo científico. Y ese juicio no se limita a
hayan sido capaces de desarrollar sus ideas esté- las cuestiones técnicas, sino que se amplia tam-
La autoridad social de la ciencia en la edad postínoderna 65

bién a juzgar la reputación de las personas. No debido al éxito social de la ciencia. Es a causa de
todos los «hechos» que acceden a la literatura que los científicos se han promovido como fuen-
científica llegan a ser admitidos como hechos y te de respuestas a los problemas de la sociedad,
los buenos científicos tienen que ejercer su jui- y de que los políticos han empezado a delegar
cio para decidir qué hechos han de tomarse en decisiones en ellos, que han alcanzado relieve
serío y cuáles no. Este punto fue señalado hace público los rasgos de negociación, juicio y man-
más de quince años por Thomas Kuhn cuando tenimiento de fronteras que han permitido a la
escribió que: ciencia llegar a ser una actividad con éxito. Y así
han abierto la ciencia a la deconstrucción y al es-
Cuando los científicos deben elegir entre teo- cepticismo.
rías en competencia> dos hombres fieles a la Dije antes que mencionaría algunas implica-
misma lista de criterios de selección pueden ciones de esta posición. Sólo me queda espacio
no obstante alcanzar conclusiones diferentes... para citar dos. La primera se refiere a la educa-
Con respecto a divergencias de este tipo, nin- ción en ciencias. En proporción, cada vez menos
gún conjunto de criterios de selección pro- estudiantes británicos estudian hoy ciencias en
puesto basta hoy posee la menor utilidad. Po- el bachillerato y en la universidad al tiempo que
demos explicar, como suelen hacer los cada vez más ciudadanos necesitan tener una
historiadores, por qué personas concretas buena comprensión de los temas científicos y
tomaron decisiones concretas en momentos técnicos para ejercer su ciudadanía. Estos ciuda-
concretos; pero para ese propósito uno debe danos no sólo precisan un conocimiento frag-
ir más allá de la lista de criterios compartidos mentario sobre la ciencia (por ejemplo, sobre las
hasta las características de los individuos que razones del calentamiento global) sino una com-
tomaron la decisión (1977:324). prensión de la naturaleza de la autoridad cientí-
fica derivada del estudio histórico y sociológico
Por último, para ser estables y productivas, las de la profesión científica.
especialidades científicas dependen de acuerdos La segunda implicación se refiere a la compren-
negociados entre sus miembros sobre los méto- sión pública de la ciencia. De acuerdo con la pers-
dos aceptados, las revistas profesionales más re- pectiva que he ofrecido, ha de vérsela como un
putadas y el marco teórico global de su trabajo. proceso activo de interpretación, no simplemente
Y, para funcionar eficazmente, esta comunidad como la recepción pasiva de información acredita-
debe ser relativamente capaz de resistir las críti- da como experta. Dado que el conocimiento cien-
cas externas. Por eso rechazan los biólogos pro- tífico está basado en el juicio, el público puede
fesionales el gran número de aserciones contra- cuestionar legítimamente ese juicio. No pretendo
dictorias sobre evolución y especiación que afirmar que el público es libre de creer cualquier
llenan toda clase de revistas. Los estudios socio- cosa, sino que, en principio, existe la posibilidad
lógicos indican que estas comunidades efectúan de que pueda conformar el proceso de juicio. Tan-
«operaciones de demarcación» para resistirse a to los científicos sociales como los científicos natu-
los legos —cierran sus filas, los discriminan, etc—. rales pueden beneficiarse de trabajar unidos para
Las fronteras que así trazan tienen la función po- promover una comprensión activa de nuestros
sitiva de proteger su trabajo de objeciones im- problemas urgentes.
pertinentes y posiblemente perniciosas proce-
dentes de críticos no cualificados. El trabajo de
demarcación es, en consecuencia, un aspecto
BIBLIOGRAFÍA
esencial y perfectamente legitimo de la práctica
científica. Sin embargo, los mismos procedi-
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