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Algunas Reflexiones en Torno A Las Bondades Del Notariado Latino
Algunas Reflexiones en Torno A Las Bondades Del Notariado Latino
INTRODUCCIÓN
*
Prof. Titular de Derechos Reales de la Universidad Nacional de Córdoba; Profesor Titular de Derecho No-
tarial de la Universidad Nacional de Córdoba, Profesor Titular de Derecho Notarial de la Universidad Católi-
ca de Córdoba.
1
En realidad existen también otros, como el germánico y el notariado judicial, pero en los tres tipos enun-
ciados pueden sintetizarse básicamente las principales tendencias. Ver sobre el punto BELLVER CANO,
Antonio “Principios de régimen notarial comparado”, Ed. Victoriano Suárez, Madrid, pág. 19 y ss. Igualmen-
te hay una completa síntesis en Carlos E. GONZÁLEZ en su “Derecho notarial”, Ed. La Ley, Bs. As. págs.
102 a 104.
2
Sin dudas la decisión del legislador se vio influida por la reciente sanción de la ley orgánica del notariado
español de 1862, que distingue y clasifica los principios de manera tan clara que se la considera el primer
documento legal en el que aparece de manera armónica un notariado tipo latino, junto con la ley francesa
del 25 ventoso. Hasta el doctrinario concepto de protocolo como “la colección ordenada de escrituras públi-
cas matrices otorgadas en un año” ha sido tomado del art. 17 de la ley orgánica del notariado español de
1962.
2
ción que para ellos representa el estar incluídos y ser protagonistas de tan
importante menester3.
3
En nuestras clases denominamos esa toma de conciencia como “el orgullo funcional” y
le atribuímos el efecto psicológico notarial de colocar una valla frente a la corrupción y
deformación de los fines notariales. Quien siente verdadero orgullo de haber sido admiti-
do en la función notarial difícilmente se preste a la mentira y a la estafa; fraudes y simula-
ciones.
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Existe discusión doctrinaria en torno a la naturaleza de funcionario público del notario.
Mientras algunos sostienen que se trata de un profesional del derecho en ejercicio de
una función pública; para otro sector, en el que nos enrolamos, el notario es funcionario
público justamente por ejercer esa función pública. Esta última pareciera ser, por otra
parte, la postura de nuestro ilustre codificador Dalmacio Vélez Sársfield, cuando coloca
como ejemplo de funcionario, en la nota al art. 1112 a los escribanos públicos.
5
A decir verdad, la adopción por parte de algunos estados en Estados Unidos del siste-
ma notarial latino obedece, en algunos casos a razones histórica, como ocurre con Lui-
siana y en otros por decisiones puramente políticas, como ocurre, por ejemplo, con la in-
corporación de un “notario civil” en el quehacer jurídico de Nueva York, que obedece sólo
a la necesidad de que los títulos provenientes de ese estado puedan ofrecerse en garan-
tía en Europa, en donde exigieron títulos con más fuerza probatoria para posibilitar la ce-
sión de hipotecas por efecto de la “securitización”.
3
FE PÚBLICA:
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En materia de derecho registral, se atribuye la consagración de los llamados principios
hipotecarios a González y Martínez, Jerónimo, con sus “Principios Hipotecarios”, que co-
menzó a publicar, en el año 1929, la “Revista Crítica de Derecho Inmobiliario”, Madrid,
España. Ver recopilación de los trabajos de González y Martínez publicados en la Revis-
ta Crítica de Derecho Inmobiliario, Ed. de la Asociación de Registradores de la Propie-
dad, 1931, Madrid, España.
7
González y Martínez, Jerónimo, Ob.Cit. pág. 1 El citado autor reflexionando sobre lo
que estamos analizando en el texto dice que principio es “...el punto de partida o base
discursiva que, si es fundamental para las demás verdades estudiadas, no tiene funda-
mento dialéctico o no lo necesita por su propia evidencia”. Sobre el punto es muy reco-
mendable también López de Zavalía, Fernando; “Curso Introductorio al Derecho Regis-
tral”, Ed. Zavalía, Bs.As. 1983, pág. 287, 288 quien defiende y fundamenta el aporte
científico de los principios, haciendo un prolijo y sintético análisis de las diversas acepcio-
nes que le ha dado la doctrina a la palabra “principio”.
4
8
En nuestras clases al tratar este tema expresamos a los alumnos que si hay algún ex-
tranjero en el aula que por favor levante la mano. Los alumnos comienzan a mirarse en-
tre ellos y generalmente negando con la cabeza nadie levanta su mano. Allí aprovecha-
mos para concluir: acaban Uds. de demostrar que son personas de fe; pues esa verdad,
que constituye su nacionalidad, sólo ha llegado a vuestro conocimiento a través de actos
de fe, ya que nadie ha asistido consciente a su nacimiento por lo que no puede saber, a
ciencia cierta, dónde se produjo el alumbramiento, ni su fecha, ni la filiación.
5
pudiera conocer otras verdades que las que por sí, propia y directamente
percibiera, bien escaso sería su patrimonio intelectual”9.
Divisiones de la Fe:
Esta fe, según el evangelio, es un don divino que hay que merecer.
Recordemos que cuando los discípulos preguntan a Jesús porqué habla
en parábolas él les responde; “para que no entienda quien no deba en-
tender, no sea que crean y sean salvos”. Obviamente, esta manifesta-
ción, no tiene relación con nuestra disciplina, como no sea por la conduc-
ta que imponen las religiones a sus feligreses que, también repercutirá di-
recta o indirectamente en el obrar de quienes tienen a su cargo el ejerci-
cio de la dación de fe.
FE HUMANA:
9
FERNANDEZ CASADO; “Tratado de Notaría”, Tomo I, pág 345
6
10
GIMENEZ ARNAU, Enrique; “Derecho Notarial”, Ed. Universidad de Navarra S.A., pág.
37.
7
También objeto de tutela en el Código Penal, a partir del art. 282 (Delitos
contra la fe pública).
11
GIMENEZ ARNAU, Enrique; Ob.Cit. pág. 38.
12
FERRNANDEZ CASADO; Ob.Cit., pág.142.
8
Autenticidad:
por lo que no necesita ningún otro aporte probatorio para probarse a sí mismo. Decimos
que instrumento público es el otorgado por un oficial público, en ejercicio de su atribución
fedataria, con la formalidades exigidas por ley y que por eso es auténtico y completo.
1
pues se le estaria imputando de falsedad (art. 993 del C.C. y 244 del Cód.
de Proc. de Cordoba y 395 del Código Procesal de La Nación). La escritu-
ra pública comienza por probarse a sí misma, según reza el brocárdico
“scripta publica probant se ipsa” y ello posibilita tener una seguridad jurídi-
ca total, la misma de la que gozan los instrumentos públicos judiciales y
administrativos15 y quien quiera contradecirlo debe probar su falsedad.
15
GONZALEZ, Carlos E. “Derecho Notarial”, Ed. La Ley, Bs.As. 1971, pág. 214, 215.
16
PELOSI, Carlos; “El Documento Notarial”, Ed. Astrea, Bs.As. 1980, pág. 90.
17
VENTURA, Gabriel B. “Tracto abreviado registral”, Ed. Hammurabi, Bs. As. 2005, pág.
24.
1
Extraneidad:
18
Art. 1, ley 4183 (De ejercicio del notariado): “Para acceder al ejercicio del notariado se
requiere: (...) c) Poseer título habilitante de notario expedido por Universidad
Argentina...”.
19
Resta remarcar que, para más, amén del título especializado (que hoy otorgan varias
universidades en la ciudad de Córdoba: Nacional de Córdoba, Católica de Córdoba y
Blas Pascal), el aspirante al ejercicio notarial todavia deberá aprobar un concurso de an-
tecedentes u oposición por ante el Tribunal de Calificaciones Notarial de la Provincia,
que elabora una lista de orden de méritos conforme al puntaje obtenido por cada aspiran-
te. El Tribunal de Calificaciones Notarial constituye el primer antecedente provincial de
asignación de funciones públicas por concurso.
20
MUSTAPICH, José M. “Principios generales de la responsabilidad civil de los escriba-
nos”, Ed. Abeledo, Bs.As. 1936, pág. 17.
21
MUSTAPICH, José M. Ob.Cit., pág. 130.
1
público en asunto en que él o sus parientes dentro del cuarto grado fue-
sen personalmente interesados...”
Principio de registro:
22
Córdoba, 2 y 3 de julio de 2004, Despacho del Tema I que analizó “La imparcialidad
del Notario como garantía del orden contractual”.
23
Justamente la expresión “protocolo” proviene del latín “proto” y “collum” que se traduce
correctamente como “primer ejemplar encolado”. Alguna doctrina incorrectamente tradu-
ce la expresión completa como “primera hoja encolada”, lo que no le atribuye el verdade-
ro sentido al giro; así por ej. lo hace González, Carlos E. Ob.Cit. pág. 481.
1
24
GONZÁLEZ, Carlos E. Ob.Cit., pág. 486, dice: “Corresponde pues, que si el Estado le
da el poder de dar fe, (se refiere al notario) lo invista igualmente del carácter de custodio
de tantos negocios ajenos” (lo entre paréntesis es nuestro).
25
VENTURA, Gabriel B. “Algunos problemas vinculados a los testimonios y copias de es-
crituras”, Revista Notarial de Córdoba, Nro. 73.
1
Gabriel B. Ventura