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Religion y estetica-RosmeryAvila
Religion y estetica-RosmeryAvila
Religión y Estética
A. Religión y otros sistemas de creencias
Suiza es un país de tradición cristiana con una población que es en dos terceras partes
católica o evangélico-reformada. La libertad de culto permite el libre ejercicio de la fe
también a otras comunidades religiosas como la judía, la islámica y la budista.
En Suiza, la libertad religiosa constituye uno de los derechos fundamentales amparados
por la constitución.
Un Informe realizado por La Oficina de Información Diplomática del Ministerio de
Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación nos brinda información de que: “Las
principales religiones practicadas en Suiza son la católica (35% de la población),
protestante (23%), otras comunidades cristianas (7,1%) y musulmana (5,3%). Un 0,3%
practica la religión judía y más de un 28 % se declara sin confesión” (datos 2019).
La religión más predominante en Suiza es la tradición cristiana, los católicos
constituyen la comunidad confesional más importante por delante de los protestantes.
El panorama religioso ha cambiado mucho en las últimas décadas: el porcentaje de los
aconfesionales ha aumentado, mientras que se han sumado muchas otras religiones.
La Confederación Suiza afirma: “La Iglesia católico-romana es con más del 37% la
confesión con mayor representación en la población, por delante de la Iglesia
evangélico-reformada con un 25%. Ambas congregaciones son semioficiales, excepto
en los cantones de Ginebra y Neucastel”.
La Reforma de la Iglesia en Europa se extendió en el siglo XVI desde Ginebra a
la Suiza francófona y desde Zúrich a la Suiza alemánica.
El 24% de la población es hoy aconfesional. En 1970 este porcentaje tan solo era
del 1%.
Los musulmanes representan el 5% de la población en Suiza y viven sobre todo
en las grandes ciudades. La mayoría proviene de los Balcanes y de Turquía.
Entre las demás comunidades cristianas, que representan el 6%, las Iglesias
ortodoxas conforman con un 2% de la población el grupo más importante.
Las comunidades judías representan el 0,2% de la población. Los judíos están
representados en dos docenas de ciudades suizas, siendo las comunidades con
mayor número de fieles las de Zúrich y Ginebra.
La Guardia suiza protege desde hace más de 500 años al Papa y su palacio en el
Vaticano de Roma, en el centro del catolicismo.
Muchas fiestas, costumbres y otras tradiciones locales tienen sus raíces en la
religión.
ESTRUCTURAS ORTODOXAS EN SUIZA
La mayor parte de la población residente en Suiza es cristiana. Además de reformados y
católico-romanos viven en Suiza también cristianos de la Iglesia libre y ortodoxos,
judíos, budistas, musulmanes, hindúes, sikhs y creyentes de otras religiones.
El panorama religioso en Suiza ha cambiado mucho en los últimos 40 años. Los
movimientos migratorios han contribuido a un pluralismo religioso. Por otro lado, ha
aumentado el número de la población aconfesional, sobre todo en las ciudades.
PRINCIPALES RELIGIONES EN SUIZA
CRISTIANISMO
Durante siglos el catolicismo fue determinante para el cristianismo en Suiza. Pero con la
Reforma se produjo un cambio decisivo en la identidad nacional. Todavía hoy católicos
y protestantes siguen formando los grupos confesionales más importantes en Suiza.
El cristianismo se difundió en Suiza a partir del siglo IV a través de las estructuras del
Imperio romano. Se establecieron obispados con extensas propiedades rurales, que
influyeron en el desarrollo de la agricultura y también en la política. En el siglo VII se
fundaron monasterios que se convirtieron en importantes centros de la enseñanza y la
cultura. A partir del siglo XIII empezó a retroceder el poder de la Iglesia, y sobre todo
después con la Reforma y más tarde con la Constitución federal suiza.
Hoy dominan las dos grandes y antiguas iglesias nacionales el cristianismo en Suiza: la
Iglesia católico-romana y la Iglesia evangélico-reformada.
En el siglo XIX aparecieron, además, muchas comunidades cristianas más pequeñas
como las iglesias libres de pietistas y evangélicos, y ya en el siglo XX llegaron las
Iglesias ortodoxo-cristianas.
Todavía en 1970 el 98% de la población suiza pertenecía a una de las distintas iglesias
cristianas. Mientras se mantuvo relativamente estable el porcentaje de la población
perteneciente a la Iglesia católico-romana nacional, gracias a la inmigración procedente
del sur de Europa, disminuyó con fuerza el de la Iglesia evangélico-reformada. Crece el
número de personas que no se sienten pertenecientes a ninguna religión concreta.
CATOLICISMO- ROMANO
La Iglesia católico-romana representa con más de un tercio de la población el grupo
confesional más grande de Suiza. Uri, el Valais, Alto Unterwald y Appenzell Rhodas
Interiores son los cantones con el mayor porcentaje de católicos en la población. La
Iglesia católico-romana suiza se divide en seis diócesis con sedes en Soleura, Friburgo,
Sion, Coira, San Galo y Lugano. Los obispos están subordinados directamente al Papa.
REFORMA PROTESTANTE - PROTESTANTISMO
A principios del siglo XVI, la población urbana y rural de Suiza exigió más autonomía
y participación en los asuntos públicos. Los reformadores Ulrico Zwinglio en Zúrich y
Juan Calvino en Ginebra apoyaron a los magistrados laicos en su afán de emanciparse
de los obispos católicos. El movimiento de la Reforma protestante, en particular el
calvinismo, se extendió rápidamente por Europa. Suiza fue uno de los principales
centros de la Reforma.
El protestantismo atribuye mucha importancia al racionalismo y a la diligencia en el
trabajo. El hecho de que todos los creyentes debían conocer la Biblia, contribuyó a la
alfabetización de todos, incluso de las mujeres, y con ello a un aumento generalizado
del nivel educativo. La ética protestante ha influido de manera decisiva en la forja de la
identidad suiza. A pesar de los conflictos y las tensiones, la Reforma protestante acabó
intensificando las relaciones entre las distintas regiones del país.
Las Iglesias evangélico-reformadas se organizan a nivel cantonal y son dirigidas por un
sínodo y un consejo sinodal. Junto con algunas Iglesias libres forman parte de la Iglesia
Evangélico-Reformada de Suiza (EERS, por sus siglas en francés).
ANEXOS
3. TEATRO
Los teatros en Suiza cuentan con una larga y rica tradición en todas las regiones
lingüísticas del país. Sus representaciones se proyectan también en los países vecinos
del mismo espacio lingüístico. Algunos grandes teatros suizos gozan de una reputación
que va mucho más allá de las fronteras nacionales. Deben su fama, en primer lugar, a
dramaturgos como Friedrich Dürrenmatt y Max Frisch, que han dejado una impronta
imborrable en el teatro contemporáneo. A la heterogeneidad del teatro suizo
contribuyen, además de los teatros municipales tradiciones, una escena independiente
importante y los numerosos teatros populares y de aficionados.
Los principales teatros en la Suiza alemánica constituyen el Teatro de la Ópera y el
Teatro o Schauspielhaus de Zúrich, así como los teatros municipales de Basilea, Berna,
Lucerna, San Galo y el Teatro de actuaciones extraordinarias o Gastspieltheater de
Winterthur. En la Suiza francófona destacan el Gran Teatro y la Nueva Comedia en
Ginebra y el Teatro de Carouge y de Vidy en Lausana. En el Tesino ganaron reputación
el teatro y la academia del famoso clown Dimitri. Por otro lado, se celebran en verano
distintos festivales de teatro como el Espectáculo Teatral en Zúrich, el Festival Teatral
en Basilea, el Festival Internacional del Baluarte o Béluard en Friburgo y el festival de
La Bâtie en Ginebra. Finalmente, se celebra cada año en otro lugar el Encuentro del
Teatro Suizo, una plataforma que ofrece sus escenarios a siete producciones teatrales y
cuyo programa marco sirve como punto de encuentro a los representantes de la escena
nacional.
El teatro de máscaras Mummenschanz se hizo famoso internacionalmente gracias a su
característico estilo de pantomima, lo cual le permitió actuar durante tres temporadas
como conjunto invitado en el Broadway, entre otros escenarios.
Entre los directores de teatro actualmente más influyentes de la Suiza alemana destaca
Christoph Marthaler, ganador del prestigioso premio internacional Ibsen y del anillo
Hans Reinhart en 2011. Otros directores y directoras contemporáneos de renombre
internacional son Robert Bouvier y Omar Porras, de la Suiza francófona, Barbara Frey,
Milo Rau y Jossi Wieler, de la Suiza germanoparlante, y Daniele Finzi Pasca, del
Tesino.
Desde el año 2021, la Oficina Federal de Cultura concede cada año en la categoría de
las artes escénicas diversos premios suizos del teatro.
Teatro popular
En cuanto al teatro popular, se escenifican año tras año en Altdorf e Interlaken algunas
obras de teatro del siglo XIX, como los “Tellspiele” (Juegos de Tell). Además, en el
imponente patio interior del monasterio de Einsiedeln se representa, en ciclos de cinco a
diez años, la obra barroca “El gran teatro del mundo” de Calderón de la Barca. Y el
Teatro de Jorat continúa escenificando aún hoy su repertorio del teatro popular en el
histórico escenario de madera de Mézières.
En Suiza, el teatro destaca por su heterogeneidad. Además, se escenifican en verano obras teatrales en
distintos escenarios al aire libre, como ilustra esta imagen de una función de “Los miserables”
representada a orillas del lago de Thun.
BALLET
La escena suiza de la danza clásica y contemporánea se caracteriza por su gran
diversidad.
La danza como expresión artística echó raíces en Suiza con la introducción del ballet
clásico, en particular gracias a los numerosos bailarines y coreógrafos que se
establecieron en Suiza durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Al mismo
tiempo empezó a extenderse la danza de expresión corporal, que a principios del siglo
XX practicaron algunos evadidos de la sociedad en el monte Verità. Hoy, la escena de
la danza suiza incorpora influencias de todo el mundo.
En la actualidad existen en Suiza alrededor de 300 compañías profesionales de la danza,
siendo seis de ellas conjuntos institucionales vinculados a teatros. Las cuatro compañías
de ballet clásico tienen sus sedes en Basilea, Ginebra, Lausana y Zúrich.
Reconocimiento internacional obtuvieron las obras del Ballet de Zúrich, del Béjart
Ballet de Lausana, de la compañía Philippe Saire y de los coreógrafos Heinz Spoerli y
Gilles Jobin y de la artista Maria Ribot.
En Suiza existen varios festivales de la danza, como el festival de la danza “Steps”, con
giras de compañías nacionales e internacionales, o las Jornadas Suizas de la Danza
(Swiss Dance Days), con sedes itinerantes. Con periodicidad anual se celebran el
Festival de la Danza de Berna y las Jornadas de la Danza de Olten, así como el festival
multidisciplinario de La Bâtie en Ginebra, el Espectáculo Teatral de Zúrich o el Festival
Teatral de Basilea. La Fiesta de la Danza es un acontecimiento especial que se celebra
simultáneamente en aproximadamente 30 lugares distintos en toda la geografía del país.
Su programa incluye cursos, representaciones públicas y fiestas de la danza, con lo cual
se ofrece a los profesionales de la danza un intercambio cultural enriquecedor y al
público general un acceso participativo a las múltiples facetas de la danza.
Con el Premio de Lausana, fundado en 1973, se galardona cada año a los jóvenes
talentos de la danza más prometedores del mundo. Se conceden becas de estudios en
prestigiosas compañías, que en el pasado ya han servido a muchas estrellas de la danza
como trampolín para lanzar sus carreras. Desde el año 2021, la Oficina Federal de
Cultura otorga cada año en la categoría de las artes escénicas varios premios de la
danza. Y cada año empiezan alrededor de 60 aprendices su formación básica de cuatro
años como bailarina o bailarín con certificado federal de capacitación en la especialidad
de la danza clásica, la danza contemporánea o el musical.
“Le Sacre du printemps” (El triunfo de la primavera), una coreografía de Maurice Béjart.
LA DANZA
En Suiza, la danza es un nuevo arte. Impulsado por los artistas alternativos asentados en
Monte Verità ha venido desarrollándose en todas las variedades posibles durante los
últimos cien años. En la actualidad, la danza en Suiza muestra tanta diversidad como su
paisaje.
De Ginebra a Zúrich, de Locarno a Basilea, de San Galo a Friburgo se baila mucho y de
muchas formas: clásico o contemporáneo, flamenco o hip hop, oriental o minimalista, y
no solo en modernos teatros o en salas de ópera neoclásicas, sino también en fábricas,
graneros o escenarios al aire libre. Mientras en muchos teatros institucionales se
promueve tanto la continuidad como la calidad y se cuida el repertorio, los artistas de la
danza consiguen espacios libres de todo tipo para sus experimentos. En los últimos
tiempos, las tendencias más recientes de danza libre en Suiza y las escuelas oficiales
helvéticas se están acercando y creando nuevas estructuras.
Todo empezó en Monte Verità
La danza suiza no goza de una larga tradición, pero se ha ido diversificando con el
tiempo hasta llegar a lo que es hoy en día. El impulso principal proviene de Monte
Verità, en el Tesino, donde se creó a principios del siglo XX una colonia alternativa de
artistas ansiosos de liberarse de todas las convenciones y buscar nuevas formas de arte y
de vida. En la colina de la verdad también dieron clases los pioneros de la danza
expresionista y encontraron numerosos seguidores.
La movida década de los 80
Los años 80 se desarrollaron en una atmósfera plena de optimismo. El inconformismo
juvenil de las grandes ciudades dio pie a centros para actividades artísticas culturales
alternativas donde se desarrolló la escena libre. Ejemplo de estos centros son la Rote
Fabrik en Zúrich, la Kaserne en Basilea, la Dampfzentrale en Berna o el antiguo Cine
Roxy en Birsfelden, cerca de Basilea. En los centros establecidos, el timón cambia de
manos.
El ballet clásico hoy
Suiza cuenta en la actualidad con cuatro compañías de ballet que ofrecen un repertorio
clásico y neoclásico: el Ballet de Zúrich, el Ballet de Basilea, el Ballet Béjart de
Lausana y el Ballett du Grand Théâtre de Genève. Fundadas entre las dos grandes
guerras, son la base para el desarrollo de la danza en Suiza. En un primer momento, los
ballets son el marco del teatro musical. Posteriormente, además de los interludios de
ballet en óperas y operetas, las compañías comienzan a presentar al público auténticos
espectáculos de danza. En la actualidad, cada vez se acercan más a la danza
contemporánea.
El nombre del Ballet de Zúrich está íntimamente ligado a Heinz Spoerli. Nacido en
1940 en Basilea, este bailarín y coreógrafo participó en la creación del Ballet de Zúrich,
la mayor compañía profesional suiza de ballet, y lo dirigió durante 16 años en el Teatro
de la Ópera. Él mismo se denomina artesano de la danza, lo cual suena algo modesto
teniendo en cuenta su gran aportación al ballet clásico en Suiza. Gracias a sus
excelentes coreografías, este excepcional artista consiguió poner el ballet suizo en la
escena internacional.
Danza libre
Además de las compañías y los ballets institucionales, existen numerosas compañías y
bailarines de “danza libre” trabajando en Suiza y en el extranjero. Una perspectiva de su
evolución nos la proporcionan las Jornadas de Danza Contemporánea Suiza que tienen
lugar cada dos años en una ciudad diferente. Durante esos días un grupo de compañías
seleccionadas ofrecen sus últimas producciones o presentan su trabajo en talleres. Para
los participantes, las jornadas de danza son una plataforma de promoción ideal para
llegar, no solo a un público interesado, sino también a organizadores de eventos y a
periodistas especializados.
4. FOLCLORE SUIZA
La Fiesta de los Viticultores de Vevey
Se trata de la primera tradición helvética que fue integrada en 2016, en el Patrimonio
cultural inmaterial de la UNESCO. Este gran encuentro teatralizado celebra y valora un
elemento central de la cultura regional: el trabajo vitícola. Es la Cofradía de los
Viticultores de Vevey quien organiza este evento, en el cual también participan los
productores del Lavaux y del Chablais valesano, contando con el apoyo de numerosos
voluntarios que se unen a los viticultores y artistas locales para organizar un evento de
gran envergadura. Las festividades, que en 1797 se concentraban en un solo día,
actualmente se extienden a nada menos que dos semanas Por otro lado, solamente tienen
lugar una vez por generación.
El Carnaval de Basilea
Este evento tradicional muy codificado es presentado este año a la UNESCO para
formar parte del Patrimonio cultural inmaterial. Las festividades comienzan el lunes
después del Miércoles de Cenizas a las cuatro horas de la mañana con el Morgenstraich.
Ocultados bajo disfraces y máscaras, portando linternas, los grupos de carnaval toman
las calles aún oscuras de Basilea y las llenan de la típica música “Guggenmusik”,
elemento central de las festividades. El carnaval, sin embargo, también sirve de
escenario para caricaturar la actualidad: Los grupos de Schnitzelbank recitan en las
bodegas y en los restaurantes de la ciudad sus originales poemas satíricos. Los orígenes
de este carnaval, hasta hoy elemento constitutivo de la identidad de Basilea, se
encuentran en la Edad Media.
Pastoreo alpino de verano en Suiza
Cada verano los ganaderos suizos llevan a sus rebaños a las praderas de montaña. Esto
constituye una forma de vida que implica una gran variedad de conocimientos, dentro
de la cual la más emblemática es sin duda la elaboración del queso de pastos alpinos.
Para este estilo de ganadería – y con el trasfondo de la creciente mecanización de la
agricultura – que implica el mantenimiento de los prados, son necesarias técnicas
artesanales y ancestrales dignas de protección. Además, las fiestas y tradiciones como el
“inalpe” y el “desalpe” (ascenso y descenso de las vacas), la lucha de vacas o la
Bénichon (fiesta de la cosecha) son inseparables de este modo de vida rural, aparte de
testimoniar la importancia de las tradiciones en Suiza y atraer a curiosos de todo el
mundo. Por todas estas razones, el pastoreo alpino de verano merece figurar en la lista
de la UNESCO.
TRADICIONES Y COSTUMBRES
Las tradiciones y costumbres están firmemente arraigadas en la vida cotidiana de Suiza.
Con frecuencia, mantienen alguna relación con las actividades agrícolas, las temporadas
del año o las fiestas cristianas, pero al mismo tiempo son tan heterogéneas como los
propios habitantes de este país.
El inventario nacional de Suiza, establecido en el marco de las convenciones de
la UNESCO, abarca 167 costumbres vivas, entre las que figuran, por ejemplo, el
Carnaval de Basilea o la Fiesta de los vinateros de Vevey.
El 1 de agosto es el Día de la Fiesta nacional, que se celebra cada año desde
1889. La fecha conmemora la Carta de confederación de 1291, con la que los
tres cantones fundacionales de Suiza prometieron apoyarse mutuamente contra
ataques foráneos.
La Fiesta Federal del Yodel reúne cada trienio a más de 10.000 cantantes,
lanzadores de banderas y músicos de la trompa alpina que compiten por ser los
mejores. La fiesta dura tres días y atrae a más de 150.000 visitantes.
Heidi” de Juana Spyri, novela mística escrita en el siglo XIX que narra las
aventuras de una moza de las montañas suizas, se ha traducido a más de 50
idiomas y se ha llevado a la pantalla ya en varias ocasiones.
Deportes como la lucha del calzón o el hornuss (una mezcla entre golf y béisbol)
forman parte del folklore típico de Suiza.
La federación nacional de la lucha suiza cuenta con más de 50.000 afiliados, y a
la última Fiesta federal de la lucha suiza y de los juegos alpestres acudieron más
de 400.000 visitantes.
El jass es un juego de napies suizo extendido por todo lo ancho y largo del país
hasta el valle más recóndito. Desde el siglo XV se practica este juego con la
baraja francesa o alemana.
La competición de esquí alpino Patrulla de los Glaciares se caracteriza por un
recorrido esquiable de 53 km situado en los Altos Alpes. La carrera tiene lugar
cada dos años y en ella participan más de 4.700 militares y civiles de cerca de 30
países.
Los bordados y las puntas industriales de San Galo, originalmente fabricados
como adornos para los trajes folklóricos, se hicieron famosos en todo el mundo
en el siglo XIX y siguen siendo solicitados hoy en día por la alta costura.
SIMBOLOS RELEVANTES
Bandera
La cruz de plata en campo de gules era un estandarte de las milicias confederadas desde
el siglo XIV. Con la constitución del Estado federal en 1848, el pendón de la cruz
blanca sobre fondo rojo se convirtió en la bandera nacional oficial de Suiza. Su forma
cuadrada la distingue de la gran mayoría de insignias cuadrilongas de otras naciones.
Historia y orígenes de la bandera
El origen de la bandera roja con la cruz blanca se remonta a la batalla de Laupen en el
cantón de Berna en el año 1339. Para distinguirse de otros combatientes en el campo de
batalla, las milicias confederadas llevaban una cruz de plata cosida a sus cotas de malla.
Más tarde apareció la cruz en armas y pendones del ejército confederado.
Durante la época de la República Helvética (1798-1803) Napoleón Bonaparte impuso a
la Confederación una bandera tricolor verde, roja y amarilla, la primera insignia
nacional de Suiza, que, sin embargo, fue suspendida enseguida después de la abolición
de la república.
La bandera de la Confederación Suiza adquirió su forma actual en 1840. En Suiza es
habitual utilizar el término enseña en lugar de bandera. Acerca del significado del rojo
como color de fondo sigue habiendo debates entre los historiadores. Algunos creen que
guarda relación con la sangre de Cristo, otros conjeturan que el rojo tiene su origen en el
color de la bandera bernesa coetánea. La forma cuadrada tiene su origen en el diseño
habitual de los antiguos escudos de guerra. En 1848 se estableció definitivamente la
bandera de gules con la cruz de plata como emblema nacional en la constitución.
Rasgos característicos
La forma cuadrada es un rasgo peculiar de la bandera suiza. Junto con la insignia del
Vaticano, es la única del mundo con estas proporciones. En cambio, no hay diferencia
en Suiza entre el escudo y la bandera nacional como ocurre en otros países: el distintivo
nacional con campo rojo y cruz blanca siempre mantiene su forma cuadrada.
Fiesta Nacional
La Fiesta nacional de Suiza se celebra el 1º de agosto con arengas políticas, hogueras en
la montaña, fuegos artificiales y lampiones. La fiesta oficial de la Confederación tiene
lugar en la legendaria pradera del Rütli. En esta ocasión, el presidente o la presidenta de
la Confederación dirige un discurso a la nación. Luego se canta el himno nacional, que
está en uso desde 1961.
Suiza conmemora el 1º de agosto la Carta de confederación de 1291. En aquel año, las
comarcas de Uri, Schwyz y Unterwald se juraron protección mutua contra amenazas
exteriores. Según cuenta la leyenda, los representantes de las tres comarcas
fundacionales (“los tres confederados”) prestaron un juramento en la pradera del Rütli
en lo alto del lago de los Cuatro Cantones. Se prometieron solemnemente defender su
libertad contra los Habsburgo. La Fiesta oficial de la Confederación tiene lugar el 1º de
agosto en este lugar mítico y se celebra con un discurso del presidente o de la presidenta
de la Confederación dirigido a toda la nación. Gracias al voto favorable del pueblo a una
consulta celebrada en 1993, se declaró en todo el territorio suizo jornada no laborable el
día de la Fiesta nacional.
El 1º de agosto se prende fuego a las hogueras alpinas y se lanzan fuegos artificiales en
toda Suiza. En algunos lugares desfilan niños por las calles con linternas de papel
adornadas con la cruz suiza y los escudos cantonales. Se organizan desfiles con trajes
tradicionales, coros de yodel, trompas alpinas y lanzadores de banderas. Y los políticos,
desde los alcaldes municipales hasta los consejeros federales, pronuncian sus discursos
para solemnizar la Fiesta nacional.
Además, en muchas partes se representa la historia mítica de Guillermo Tell, el
legendario héroe de la soberanía nacional, que supuestamente se opuso al baile imperial
de los Habsburgo. El célebre drama de 1804 protagonizado por este personaje, en el que
Tell se ve obligado a disparar su ballesta contra la manzana colocada sobre la cabeza de
su hijo, es obra del poeta alemán Friedrich Schiller.
Himno Nacional
El primer himno nacional de Suiza fue el cántico “Nos llamas, o patria”, compuesto en
1811 por Johann Rudolf Wyss al compás de la melodía del himno regio británico “Dios
salve a la reina”.
El actual himno nacional es el “Salmo Suizo” creado en 1841. Autor del texto fue el
zuriquense Leonard Widmer y la melodía fue escrita por el compositor Alberik
Zwyssig, un fraile oriundo de Uri. En 1961, el Consejo Federal declaró el “Salmo
Suizo” como himno nacional provisional para actos militares y diplomáticos, antes de
convertirlo, mediante decreto federal, definitivamente en el nuevo himno oficial de la
Confederación en 1981.
El ESCUDO DE SUIZA
El escudo de Suiza consiste en una cruz griega en plata sobre campo de gules y es
idéntico a la Bandera de Suiza. La forma del escudo cambia a menudo, si bien en 1889
hubo una resolución federal, donde se incluía un dibujo del escudo de armas. Al igual
que la bandera suiza, el escudo de armas se utiliza en muchos artículos, como en los
francos suizos, placas de matrícula de los coches, y como marca identificativa en las
exportaciones suizas.
Párrafo del Informe de La Oficina de Información Diplomática del Ministerio de
Asuntos Exteriores, Unión Europea y cooperación.
Autor: Ministerio De Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
Año de Publicación: Mayo 2023
Título de la Página: “Suiza” Confederación Suiza
Nombre de la Página Web: Dirección General de Comunicación, Diplomacia Pública y
Redes. www.exteriores.gob.es
URL: https://www.exteriores.gob.es/documents/fichaspais/suiza_ficha%20pais.pdf
Fecha de Visita: 11 de junio del 2023.