Está en la página 1de 2

CONTABILIZARTE

Por Carlos Pérez Vaquero Redactor jefe de Cont4bl3 [cpvaquero@gmail.com]

Dickens y la prisión
por deudas

A
comienzos del siglo XIX, los presos
La prisión condenados por insolvencia debían
londinense de permanecer recluidos en las masifica-
Marshalsea das cárceles británicas hasta que liquidaran el
pago de sus deudas; lo que significaba que, si el
era una cárcel moroso o sus allegados carecían de recursos, el
para deudo- preso podía estar encerrado de por vida en la
res en la que prisión y morirse de viejo tras unos barrotes. La
se encerraba situación se agravaba en el caso de que el insol-
vente tuviera familia, porque la ley les permitía
también a los residir en la cárcel junto al convicto, compar-
infractores de tiendo su celda con él. Esta situación perduró
las leyes sobre hasta que se aprobó la nueva Ley de Quiebras
impuestos y (Bankruptcy Act) de 1869.
tarifas adua-
De esta forma transcurrió la infancia del nove-
neras lista más famoso de la Inglaterra victoriana,
Charles Dickens (Portsmouth, 7 de febrero
de 1812 – mansión de Gad´s Hill Place, Kent,
9 de junio de 1870), encerrado con sus padres
y hermanos en la prisión londinense de Mar-
shalsea. Una experiencia infantil traumática
que explica por qué ningún otro autor ha sabi- surrealistas como este que forma parte de La
do plasmar como él las penurias de los niños pequeña Dorrit:
y la vida carcelaria; sobre todo en sus novelas
David Copperfield (probablemente, la más auto- • ¿Ha alquilado una habitación? –le preguntó el carce-
biográfica de todas), La casa desolada, Oliver Twist lero al preso por deudas.
y, sobre todo, en La pequeña Dorrit. • Sí, tengo una habitación excelente.
• ¿Amueblada?
En esta obra –una de las menos conocidas • Esta tarde me traerán en un carro lo más indispen-
de Dickens– el escritor describió la prisión sable.
en la que transcurrió parte de su niñez como • ¿La esposa y el niño se quedarán a vivir con usted?
una construcción oblonga dividida en pequeñas edifi­ • Naturalmente. Hemos pensado que no valía la pena
caciones unidas por la parte posterior de manera que separarnos, aunque sólo sea por algunas semanas.
no que­daran patios abiertos. La rodeaba un estrecho
y enlosado recinto que a su vez circundaba un muro Desgraciadamente, aquellas semanas podían
rematado con estacas en lo alto. Era aquélla una cárcel convertirse en meses, años, lustros, décadas e
para deudores y en su interior se había dispuesto una incluso, en una condena a perpetuidad… o en
prisión mucho más severa para contraban­distas. Allá tan solo unas cuantas horas; todo dependía de
se encerraban también los infractores de las leyes sobre la rapidez con la que el preso por deudas pagase
impuestos y tarifas aduaneras. Consistía en varias para recobrar su libertad, malvendiendo sus
celdas y un pasillo de metro y medio de anchura que escasas pertenencias o logrando que su mujer o
desembocaba en un espacio libre dedicado a campo de hijos encontraran un empleo con el que mante-
bolos donde los presos por deudas pasaban el tiempo. nerse y liquidar sus cuentas pendientes.

La convivencia entre los funcionarios, los dete- Ese fue el caso de John Dickens (1785-1851).
nidos y sus familias daba lugar a diálogos tan El padre del escritor fue un buen hombre que

III TRIMESTRE 2011 34


CONTABILIZARTE

trabajaba en Londres pagando las nóminas Catherine Hogarth (1815-1879), hija del
en las oficinas de la Armada Británica pero editor y madre de sus diez hijos con la que, a Hasta media-
siempre fue un terrible manirroto, incluso pesar de todo, nunca llegó a ser feliz. dos del siglo
cuando pasó el tiempo y su hijo se convirtió XIX, la prisión
en un novelista de éxito internacional, éste Si los personajes de Dickens reflejaron las
tuvo que seguir haciendo frente a las deudas deplorables condiciones sociales y laborales de
por deudas
paternas. En 1809, John se casó con Eliza- mediados del siglo XIX; el mejor exponente de Marshal-
beth Barrow (1789-1863), con la que tuvo son los niños de Oliver Twist, obligados a robar sea, como las
ocho hijos (Charles fue el segundogénito) y la pañuelos, relojes y carteras en las calles de Lon- demás prisio-
familia se acostumbró a vivir muy por encima dres por orden del anciano Fagin, que dirige a
de sus posibilidades económicas reales, cada una pandilla de ladrones. Con grandes dosis
nes británicas,
vez debían más dinero y se tenían que mudar de humor negro, esta fue una de las primeras era privada y
continuamente de casa hasta que, en 1824, novelas sociales que denunció temas tan sór- se gestionaba
las deudas con varios de los tenderos habi- didos para aquella sociedad victoriana como mediante los
tuales acabaron poniendo al padre entre rejas la delincuencia, el crimen, la marginación o la
beneficios
en la prisión de Marshalsea. Los Dickens se prostitución.
instalaron juntos en una celda y John acabó que obtenían
presidiendo el Comité de Deudores, una ins- En cuanto a la cárcel de Marshalsea, actual- de una renta
titución propia de la cárcel formada por él y mente apenas se conservan un par de tapias de alquiler
otros nueve presos que se reunían el último de ladrillo de la famosa prisión por deudas denominada
miércoles de cada mes para imponer sanciones que se encontraba situada en el barrio lon-
a los compañeros que hubieran incumplido el dinense de Southwark, al lado del Táme-
jailer’s fee, los
reglamento de régimen interno (organizando sis y muy cerca del actual puente del Milenio honorarios del
altercados, haciendo ruido, etc.). que salva ese río a la altura de la catedral de carcelero
San Pablo. Estuvo en activo casi seiscientos
Su famoso hijo permaneció prácticamente años, desde el siglo XIV hasta mediados del
sin escolarizar hasta que cumplió los 9 años, XIX en que fue clausurada cuando las prisio-
lo que le obligó a convertirse en un completo nes británicas comenzaron a ser gestionadas
autodidacta. Sólo pudo estudiar un par de por el Estado; hasta ese momento, los presi-
cursos antes de tener que ponerse a trabajar, dios funcionaban como entidades privadas
a los 12, en una fábrica que envasaba betún que obtenían sus beneficios de una renta de
para zapatos, la Warren’s Blacking Factory. Con alquiler denominada jailer’s fee, los honorarios
su miserable sueldo –unos seis chelines a del carcelero.
cambio de diez horas de jornada laboral– el
adolescente Charles malvivió en el suburbio Para terminar, una última curiosidad: si existe
de Candem Town pero logró sacar adelante a un animal que esté ligado a las cárceles británi-
su familia, a los que continuó visitando cada cas ese es el cuervo; hasta el punto de que una
domingo en la prisión hasta que consiguió que tradición de origen celta afirma que cuando
su padre saldara sus deudas con el panadero estas aves desaparezcan de la Torre de Londres
y el carnicero. A partir de aquel momento, la –la célebre prisión real– será el fin de la monar-
situación económica de los Dickens mejoró quía británica. Como recuerdo de su infancia,
gracias a la herencia de su abuela y a las cró- Charles Dickens tenía uno de mascota –un
nicas de tribunales que el escritor empezó a cuervo llamado Grip– que fue el animal que
escribir para el Morning Chronicle, el periódico inspiró a Edgar Allan Poe su famoso poema
donde –años más tarde– también se publica- de terror, publicado en 1845, cuando ambos
ron por entregas sus famosas novelas y donde autores coincidieron en Baltimore (EE.UU.) tres
conoció a la que sería su mujer, la escocesa años antes.

35

También podría gustarte