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a mr 3 HISTORIA EL SEGUNDO IMPERIO BRASILENO Por Manuel Lucena Salmoral ENCOMIENDAS EN EL NUEVO REINO DE GRANADA DURANTE EL PERIODO PRESIDENCIAL DEL DOCTOR ANTONIO GONZALEZ (1590 - 1597) Por Guillermo Ramén Garcfa-Herreros, LA ESCLAVITUD EN COLOMBIA DURANTE EL PERIODO REPUBLICANO (1825 - 1851) Por Antonio José Galvis Noyes LA PROTECCION INDIGENA DURANTE LA PRESIDENCIA DEL DOCTOR ANDRES DIAZ VENERO DE LEYVA (1564-1572) Por Mary Jane Vaugham Riceurte CATALOGO DE DOCUMENTOS EXISTENTES EN EI. ARCHIVO HISTORICO NACIONAL PARA EL PERIODO DE 1597-1605, PERIODO DEL PRESIDENTE TOGADO FRANCISCO DE SANDE ¥ DEL GOBIERNO INTERINO DE LA REAL AUDIENCIA Por Mary Jane Vaugham Ricaurte y Guillermo Ramén Garefa-Herreros EL SEGUNDO IMPERIO BRASILENO MANUEL LUCENA SALMORAL. Dentro de la complejisima Historia de Hispanoamérica en el siglo XIX, hay un conjunto perfectamente definido, que es el rela- tivo al Brasil entre los afios 1831 y 1889, conocido como el Segundo Imperio Brasilefio. Durante esos 58 afios el Brasil realizé su gran transformacién nacional. En 1831 este pais llevaba el mismo cami- no que la Gran Colombia y amenazaba fraccionarse en multitud de pequefias reptiblicas, seguramente mds débiles que las del norte de Suramérica, pues Brasil tenfa un bagaje colonial mucho més pobre. En 1889 Brasil era ya uno de los colosos de Hispanoamérica, con una enorme extensién territorial, dentro de unas fronteras defini- das, un potencial demogréfico apreciable, una conciencia nacional, y una econom{a en desarrollo. El cambio se habfa realizado precisa: mente durante el gobierno del emperador Don Pedro IT. Pero la transformacién del Brasil, presidida por un emperador tropical con poderes casi omnimodos, reconocidos por la Constitu- cidn, no se realizé bajo el signo del caudillismo o la dictadura, como seria l6gico pensar, sino dentro del modelo del liberalismo hispano- americano de su tiempo. Don Pedro TI dej6 gobernar a los partidos, amd ‘a sus ministerios a representantes de Ia oposicién, sostuvo las cémaras, permitié la libertad de expresion_y de asociacion, fue el campedn de la libertad de fos eaclaves, defendis te Horted de credos y de ensefianza, impulsé el Progreso, con “P” maydscula (ferrocarriles, telégrafos, caminos, colonizaciones), se exilé antes de emprender una guerra civil —en la que probablemente habria triun- fado— y guardé finalmente un prudente silencio sobre los militares que Te habian dado el golpe de estado U). Don Pedte IT fue el (La bibliografia general sobre el tema del Segundo Imperio Brasilefio fue publicada en el niimero 4 de “Universitas Humanistica” (vide Manuel Lucena Salmoral: Bibliografia sobre el Segundo Imperio Brasileno (1831-1889), En Rev. Universitas Humanistica, nimero 4, Bogota, Edic. Guadalupe, 1972, p. 247-256), a donde remitimos al lector. Las notas del presente articulo estén por ello reducidas a simples citas. us simbolo de la democracia coronada que admiraba Mitre 0 el mismo Maximilian de Méjico (2). IA QUEDA DE DON PEDRO I (1831) El gobierno de Don Pedro II viene encuadrado entre dos golpes revolucionarios, el del 7 de abril de 1831 y el del 15 de noviembre de 1889. El primero es el de “a queda” o salida de don Pedro I, el segundo es el de “a queda” o salida de don Pedro II. Ambos golpes son similares en su configuracién: un grupo de descontentos capi- tanea una rebelién en la cual no participa el pueblo, que viene a enterarse tardiamente de lo que estaba sucediendo. ‘Don Pedro 1 pudo reunir a sus partidarios y vencer fécilmente a los sediciosos, pero prefirié exilarse y no provocar Ja violencia. Don Pedro II tuvo exactamente la misma oportunidad, pero hizo igual que su padre. ‘Mucho debe el Brasil a este par de excelentes emperadores, que amaron més a su pueblo que a sus personas (3). a) LA ABDICACION La abdicacién fue en realidad, una catarsis necesaria para la nacionalidad brasilefia, y culminé un proceso iniciado con la guerra pernambucana, y epilogado con la “noite das garrafadas” del 13 de marzo anterior. Los brasilefios necesitaban librarse de la imagen de que un portugués, don Pedro I, hubiera fundado su nacionalidad y su sistema politico (4). @—En su carta de & de diciembre de 1865, que se conserva inédita en et ‘Archivo de Petrépolis, Maximiliano escribe a Don Pedrot “Si logro algo én mi nueva querida patria, lo debo en gran parte a Jos estudios que he podklo hacer en 1860 en la parte de ucstro continente, que Vuestra Majestad gobierna con tanta sabiduria y Uberalidad, El ejemplo de usted me da fuerzas y fe en el porvenir”. Arquivo Imperial de Petrdpolis, ago 173, niimero 6734, Sobre la correspondencia sostenida entre los dos emperadares, vide Manuel Lucena Salmoral: El Segundo Tmperio Brasileiro, modelo del Segundo Imperio Mexicano. En Rev, Historiogra: fia y Bibliografia Americanistas, Sevilla, 1973, vol. XVL, p. 377388. (3)-EI historiador Tobias Monteiro, en su famosa obra Historia do Imperio, hhace el siguiente elogio de Don Pedro I: “Os erros commettidos pelo Principe nada valem deante do servigo inestimavel de constituirse © nucleo de attracglo das provincias e tornar possivel a Independencia, com a incorporacéo de todas ellas do Imperio. Esta é a sux gloria no ‘Brasil. Outra elle conquiston alem dos mares”. Monteiro, Tobias: Histo- ria do Imperio, Rio de Janeiro, 1927, p. 854. (Bien lo comprendié el Emperador Pedro I cuando dijo estas palabras 2 Edouard Pontois, ministro de negocios de Francia: “Ngo me querem ‘para governo, porque seu portuguez. Meu filho tem una ventagem sobre Unaverseras Husanfstica 5 Al clarear las primeras luces del dia 7 de abril, la pequefia comi- tiva real, integrada por don Pedro, su sefiora y su hija dofia Maria, cubrié la distancia que separgha a la, quinta Boa Vista del Puerto embarcé en la nao britdnica “Volage”, a la gee escoltaba Ja charria rancesa “La Seine”. Durante dicha espera don Pedro tuvo la satis- faccién de saber que su hijo, el menino don Pedro, era aceptado como un nuevo emperador de los brasilefios. Pudo’ asi hacer con toda tranguilidad el viaje de regreso a Lisboa, de donde habia veni- do hacia 23 afios, también bajo pabellén britanico. b) EL MENINO EMPERADOR Don Pedro de Aledntara, el menino de 5 afios que quedaba como “jefe” de Ia familia imperial de Brasil, estaba llamado a ser un buen gobernante y a darle al pais aquello para lo que se le re- clamaba: paz, progreso y unidad nacional. Viviria 66 afios y tres dias hasta su fallecimiento en Parfs el 5 de diciembre de 1891 y rei narfa 58 afios: 9 bajo regencia y 49 de gobierno personal. Don Pedro nacié el 2 de diciembre de 1825 y fue el sexto hijo del emperador don Pedro I y de su primera esposa dofia Marfa Leo- poldina Carolina de Hagsbuirgo (5). ‘Su primera educacién estuvo bajo Ia tutela de dofia Mariana Carlota Verna quien actué como una verdadera madre, ya que dofia Marfa Leopoldina murié cuando el principe tenia solo un afio, y su madrastra, dofia Maria Amelia Augusta Napoleona de Leuchtem- berg, partié con don Pedro I al exilio, después de escribir al menino una patética y romantica carta, La educacién intelectual del menino imperador se realiz6 con un buen equipo de profesores, entre los cuales destacaron Taunay y el glotélogo aleman Koch. Fue especialmente rica en lingiiistica, ya que el joven monarca mostré cierta disposicién para el aprendi- zaje de idiomas. Don Pedro iuvo as{ excelentes conocimientos de sdnscrito, hebreo, griego y latin, y hablé correctamente el espafiol, inglés, francés, italiano y aleman. Se interesé mucho por algunas cfencias exactas (Astronomia, principalmente) y por las Humanida- mim: € brasileiro ¢ os brasileios gostam delle: reinard sem difficultade, A Constitugéo the garante os direitos”. Contribugses para a Biographi de D. Pedro Il. Rio de Janeiro, 1925, Cap. I por Max Fleiuss, p. 50. ()—Don Pedro hereds mucho de los Hagsburgos. Pedro Calmon Io retrate de esta forma: “Nada tinha, no fisico, dos parentes portugueses, Era loiro, prognata, macrocefalo, delgado e manso como un pequeno atgui- dique vienensse. Os seus retratos, aos 14 afios, lembram un poco 0 primoirmao, duque de Reichstadt; aos 23 se pareceria com os primos Maximiliano, © que acabou no Mexico, e Francisco José, 0 longevo impe rador’, Calmon, Pedro: O Rel Fllosofo, So Paulo, 1938, Cap. IV, p. 38. 16 des, El Rey Filésofo, como Je Ham Lamartine, hizo la version por- tuguesa de Ta oda “Cinco de Maio” de Manzoni, “The Story of the King Robert of Sicily’, de Longfellow, y de varias obras de Shakes peare, Goethe, Heine, Victor Hugo, Calderén, Campoamor, etc. Don Pedro goz6 de una reputacién de intelectual. ¢Lo fue real- mente? Probablemente su fama de intelectual procede de la sorpre: sa de Darwin, Pasteur, Victor Hugo, etc., al encontrar a un monar- ca interesado’ por-la Genética, la Medicina, la Literatura, ete. Pero sino fue un intelectual, por io menos fue uno de los monarcas mas cultos de su tiempo. Una de las facetas mas interesantes de la personalidad de don Pedro fue su enorme interés por la Historia. Leyé vorazmente cuan- 's obras llegaron a sus manos; sintié una enorme satisfaccién al sitar los lugares histricos, durante sus viajes a Europa y a Egip- to; asistio frecuentemente a las sesiones del Instituto Histérico y Geogréfico del Brasil, y en calidad de miembro activo; mandé una comisién a Lisboa pare que copiara en la Torre do Tombo todos los documentos relativos al Brasil; conservé una excelente docu- mentacin sobre su reinado, y privd al Paraguay, después de la guerra de la triplice, de su més preciado tesoro histérico: el archi- vo. Su conciencia histérica fue seguramente lo que Ilevé a don Pedro a.un silencio absoluto durante sti exilio, para no enturbiar Ia histo- ria contempornea del Brasil. IL —EL GOBIERNO DE LA REGENCIA (1831-1840) El perfodo de Ja Regencia fue muy tumultuoso, pues como tan acertadamente sefialé el historiador Pedro Calmon: “Si el dia de | abdicacién el problema era la libertad, el 8 de abril era el orden" El pais hizo una breve tregua para el cambio de Gobierno, pero una vez instalado este, se recrudecieron los problemas que amenazaban la unidad politica brasilefia: lucha entre los partidos extremistas, enfrentamiento entre portugueses y brasileiros, brotes federalistas en las zonas periféricas, y desaciértos parlamentarios. La sombra de la monarquia, representada por el menino-imperador, y la habi- lidad de algunos politicos, tales como el Padre Feijéo y Araujo y Lima, lograron, sin embargo, evitar el caos, y estructurar el nuevo orden: sé perfilaron los partidos politicos, se legs a dominar la compleja maquinaria parlamentaria, y se impuso la necesidad de configurar un ejecutivo macho més fuerte del que hasta entonces gobernaba a) LOS PRIMEROS PASOS Alas 10:30 de la mafiana del 7 de abril de 1831 Lima e Silva entr6 en el Senado y procedié a leer la abdicacin de Pedro I. Inmediata- mente se-eligié una regencia formada por tres miembros, que actué Untvnesimas Humantstaca at con toda diplomacia: confirmé el gabinete del 5 de abril, hecho que teanguiliz6 al pugblo; lanz6 una proclama "ads Representantes de Nacao” sobre la “eloriosa revolucién del dia 7”; realizo Ia aclama- cién de Don Pedro Ti el dia 9, y mantuvo bajo control de seguridad a Ja flotilla que debia conducit a°Europa a don Pedro I, que zarpé finalmente el dia 10 de abril. b) LOS REVOLUCIONARIOS MODERADOS Uno de los fenémenos mas interesantes de Ia regencia es obser var que los revolucionarios se transformaron en moderados, y los moderados en revolucfonarios. En efecto, los causantes del goipe del ‘T de abril, con Evaristo Ferreira da Veiga y Lima e Silva a la cabe- za, se convittiergn en defensores del nuevo orden. Evaristo funds la’'Sociedad Defensora de la Libertad y de la Independencia”, en la que se agruparon los gubernamentales, mientras los antiguos realistag integraron el partido, “Caramurt” que pretendia la restau racién de Pedro I. Los federalistas se alinearon también a la opos: cin de la Regencia, pues deseaban implantar una monarqufa federal. Los “caramurtis” quedaron sin objetivo al morir Pedro I en 1834, y pasaron a integrar la Sociedad Militar o Sociedad Conserva- dora. Los federalistas perdieron fuerza a través de una serie de des- calabros, y se opacaron a partir del movimiento mayorista. Queda. ron asi fos dos grandes partidos: Liberal y Conservador. ©) EL AUTOGOLPE DEL PADRE FEIJOO La situacién de desorden en el pais (lusofobia en Bahia,. que Juego pasé al Matto Grosso, Maranhao y Para) (6), asf. como la inferioridad del ejecutivo frente a la Cémara, condujeron a la re- gencia a buscar un ministro de Justicia de gran energia: el Padre. Diego Antonio Feijéo, Este acepté la cartera con una serie de con- diciones, que le convirtieron practicamente en Primer Ministro. Feijéo gobernd.con acierto, logrando mantener la unidad y. el orden, pero considers que la situacién politica aconsejaba un viraje hacia la monarguia federal. Propuso ast, a fines de 1831, una serie de reformas, tales como Ia ‘sustitucién de don José Bonifacio como tutor (por ser caramuni), la abolicién del senado vitalicio, la. unici- dad de la regencia, etc. El senado negé las reformas y Feijéo pre- paré entonces un autogolpe de estado, que debia estallar el 30 de (@—Calmon afirma lo siguiente: “Essa iusofobia tinka o carécter duma luta social, de pobres-contra ricos, dado o virtual monopélio do comércio, has mios dos portuguéses. Que se nacionalizasse, era a exigéncia dos liberais, que abriram os trabelhos parlamentares de 1831 con varios projetos neste sentido...” Calmon, Pedro: Historia do Brasil, Rio de Janeiro, 1959,,t. 5, nota 4 de la p. 1584. ug Julio de 1832. Bstaba planeado de la siguiente forma: ante Ia impo- Sibilidad de cubrir las carteras de ministros, la Regencia se consi- deraria dimitida, Se nombraria entonces una comisin para estudiar la situacién, que sugerirfa a la Camara transformarse en Asamblea Nacional y dar una nueva Constitucién para el pais. La sorpresa del Padre Feijéo ha sido largamente repetida en la Historia del Brasil. Varios diputados reaccionarios, dirigidos por Honorio Hermeto, atacaron el dictamen de la comision y pidieron que todo se arreglara dentro de la Constitucién y de las leyes impe- rantes. Feijéo cayé ruidosamente y se retiré a Sao Paulo. d) EL TRIUNFO DE FELJOO El verdadero triunfo de Feijéo se produjo después de su caida, pues los gobiernos que le sucedieron realizaron las reformas que él ideara. Asi, se obligo a dimitir de su cargo de tutor 2 don José Bo- nifacio de Andrada; se emprendié una reforma de la Constitucién, para orientarla hacia una monarquia federal y representativa (1834); se suprimid el Consejo de Estado, y la regencia trina se transform en unipersonal y por un perfodo de cuatro afios. En el momento buscar una persona capaz de desempefiar con dignidad el cargo de regente, las miradas de todos volvieron hacia cl antiguo ministro de estado ¥ el Padre Feijéo fue nombrado el 12 de octubre de 1835. ) LA REGENCIA UNIPERSONAL {La regencia fue muy difcll, pues el Padre Feijéo contaba s6lo con una minoria parlamentaria. Surgieron ademas numerosos. le- Yantamientos de tipo federal, destacando los de Rio Grande y Par Finalmente hubo tensiones con la Santa Sede, a propésito de la in- vestidura del obispo de Rio, don Antonio Marfa Moura. Vigadolo todo perdido, Feijéo escogié a lo menos a su sucesor, don Pedro de Araujo y Lima, quien fue nombrado el 18 de septiem- bre de 1837. Feijéo renuncié'a la regencia y se retiré a a Sao Paulo, donde vivi6 sus tiltimos afios. £)” EL MINISTERIO DAS CAPACIDADES Araujo y Lima organizé un gobierno conservador, conocido comtinmenté como el de “as capacidades”, que tuvo que’ enfrentar- se a una gravisima situacién de desorden én el pais. En 1837 estallé la “sabinada” en Bahia (dirigido por el médico liberal Sabino Alva- rez de Rocha), que pudo ser dominado dificilmente al afio siguien- te. En 1838 estallé la "balaiada” en Maranhio (dirigido por Antonio dos Anjos, apodado Balaio), que reprimié Luis Alves de Lima. Universreas Humanterroa, ab El caos aconsejaba un viraje répido en politica, que se canalizé hacia un movimiento liberal, favorable a anticipar la mayoria de edad de don Pedro II. LA MAIORIDAD La “amaioridad” fue un golpe de estado de los liberales contra el partido conservador en el gobierno (esta vez con el respaldo po- pul far), violando la Constitucion, donde se determinaba que el mo- harea no podria reinar hasta los 18 aftos. a revoluciin blanca se incié en 1838 y concluyé Finalmente en. 1840. Una comisién parlamentaria dirigida por Antonio Carlos Ribeiro de Andrada se presenté el dia 22 de julio ante el principe don Pedro, para preguntarle si deseaba ser aclamado emperador. El menino contests afirmativamente y Ribeiro regres6 a la Cémara y dijo con toda solemnidad: "S. M. fespondera que queria ja”. Pa- Fece que este es el origen del famoso “Quero j4” que probablemen- te nunca dijo don Pedro 11. Don Pedro II fue declarado mayor de edad el dia 23 de julio, La jura de la Constitucién y la ceremonia de coronacién constitu: yeron otro gran espectaculo del fervor monérquico. Ii—LA PRIMERA DECADA DEL SEGUNDO IMPERIO (1840-1850) La primera década asent6 finalmente la monarqufa, despertan- do una gran corriente de simpatia en todos los estamentos. Don Pedro contrajo matrimonio en 1843 con dofia Teresa Cristina Maria, hija de Francisco I de Napoles y hermana de Fernando II, El em perador tuvo cuatro hijos: dos ‘arones, que murieron al cumplir Jos dos afios (don Alfonso y don Pedro) y dos hembras: dofia Isabel (casada luego con el conde de Eu) y dofia Leopoldina (casada con el luque. de Sajonia). El emperador logré enormes progresos en el dominio del siste- ma parlamentario y bipartidista, cerrando y abriendo la Asamblea y turnando en el gobierno a liberales y conservadores. Especialmen- te notable fue el gobierno conservador de 1840 a 1842, que robuste- cié el centralismo mediante la creacion del Consejo de Estado y la elaboracién de un nuevo Cédigo de Proceso Criminal. Los tres aspectos que cabe destacar en este periodo son: la pacificacion del pafs, la imtervencioa del Uruguay, y Ia cuestion esclavista, 120 a) LA PACIFICACION DEL PAIS La reaccién centralista originé el levantamiento de los libera- les, principalmente federalista, en Minas Gerdes, Sao Paulo y Rio Grande do Sul. La corona concentré todos sus’ esfuerzos cn esta empresa de sostener la unidad politica del pais, y tuvo la fortuna- de contar con un gran militar, Luis Alves de Lima e Silva, marqués de Caxias, quien logré pacificar totalmente la nacion en 1843. b) LA INTERVENCION EN EL URUGUAY Cuando el dictador Rosas presté su ayuda al dirigente Blanco Oribe, el Brasil se considerd llamado a defender los intereses del gobierno constitucional del Uruguay, representado por el presiden- te'colorado Rivera. La sittiacién se agravé en 1843, cuando la flota argentina impuso el bloqueo a Montevideo. El imperio envié enton- ces al diplomético Sinumba, quien logré que la armada se retirase, no sin antes haber amenazado con la misma flota brasileira. Garantizada la paz, en cl Uruguay, Brasil firmé unos tratados ofensivo-defensivos y de comercio y navegacién con el Paraguay. Pero este iltimo pais se alié con la provincia de Corrientes, en con- tra del dictador Rosas, lo que arrastré nuevamente al Imperio a este conflicto, La victoria rosista sobre Corrientes marcé un com pas de espera, que se resolveria con el enfrentamiento de Rosas y de Urquiza. ©) LA CUESTION ESCLAVISTA, El trafico de esclavos-fue un motivo de friccién continua entre Inglaterra y Brasil. Teoricamente se habia resuelto desde la Inde- pendencia, ‘pues una de las condiciones britanicas al reconocimien- to de Brasil como pais, fue precisamente la abolicién de este traft- co. En la practica no se hizo nada por evitarlo hasta 1831, cuando la Regencia decreté Ia libertad de todos los esclavos que: entraran en el pais, pero esto resulié también incficaz, pues los bugues ne- greros. seguian afluyendo a las costas brasilefias. En 1845 Inglaterra puso en practica la aplicacién del bill “Aberdeen”, mediante el cual se.reservaba el derecho de visita a los bugues sospechosos del trafi- co. y los tribunales:ingleses juzgarian en el: futuro a las. tripulacio- nes de los navios negreros, Esto indignd, y.con razén, al gobierno Imperial y las relaciones anglo-blasileiras estuvieron’ a punto de romperse, Finalmente el asunto se solucioné en 1850 con la. ley Eusebio de Queiroz, que decreté la abolicion definitiva del trafico de esclavos, Desde 1831 hasta entonces habian entrado en el Brasil mas de medio millon de esclavos, Esclavos inexistentes para las leyes, claro esta. IV.—EL APOGEO DEL IMPERIO (1850-1864) El imperio aleanza su apogeo a mediados de siglo, cuando ‘ini- cia la gran construccién interna del pais, y don Pedro TI logra una ‘Uwivenarmas Humanterica 1 formula politica “a la brasileira”, como es conjugar el parlamenta- sino con el poder moderador. En el orden internacional destacan durante este periodo la cuestién de Christie y la participacién en la guerra del Uruguay. a) LAS NUEVAS COMUNICACIONES EL “milagro brasileiro” del siglo XIX es consecuencia de la introduccién en el pais de una serie de inventos, capaces de acortar las enormes distancias, tales como el ferrocarvil, el telégrafo y la navegacién a vapor, asi como de una politica interna de paz, que atrajo capitales ¢ inmigrantes, La politica de tendidos de ferrocarril en un pafs fundamental- mente tropical, con mas de ocho millones de kilémetros cuadrados, tenia prioridad en cualquier plan de desarrollo. Por ello fue prote- gida directamente por la corona. Don Pedro II firmé un decreto en 1852 por el cual se concedia privilegio de explotacion por 90 afios y garantia de un 5% de interés, a las compafiias que estuvieran inté- resadas en construir ferrocarriles para unir a Rio de Janeiro con Minas Gerfes. Uno de los primeros licitadores fue don Treneu Evan- gelista de Sousa, mas tarde vizconde de Maud, quien en 1854 inau- ur6 el ferrocarril que iba desde la estacién maritima de Maud, en No, hasta PetrGpolis. Vino luego la Estrada de Ferro don Pedro I finalmente infinidad de tendidos, hasta completar los nueve mail Tilémetros que el Impesio entrego a [a Republica, La primera Linea telegréfica del Brasil se inauguré también en 1852. y unia la quinta imperial de San Cristdbal con el cuartel gene- ral del ejército de Santa Ana, Luego siguid la de Petropolis (1857) y mas tarde una serie de tendidos hacia el norte. La guerra contra #1 Paraguay obligé a mirar hacia el. sur. La capital de Rio Grande do Sul y Rio se unieron telegraficamente en solo seis meses. En 1879 se enlaz6 con Uruguay y en 1883 con la Argentina, En 1889 Brasil tenia once mil kilémetros de lineas telegréficas con 182 estaciones. El vizconde de Maud obtuvo también Ja concesién para tender un cable submarino entre Brasil y Portugal, Maud transpas6 sus dere- chos a la “Western Telegraph Company”, que lo terminé en 1874. La navegacion a vapor recibié también un gran impulso y en el Perfodo comprendido entre 1839 y 1874 el movimiento porttario aumenté en 130% para los buques nacionales y en 41% para los extranjeros. El comercio desarrollé enormemente el capitalismo. Las socie« dades andnimas proliferaron por todo el pais, asi como-los bancos, y la situacién econdmica era tan_satisfactoria a fines del imperio gue, como afirma Joto Pandié, se estaba tratando de volver conver tible la moneda fiduciaria cireulante. 2. b) EL PODER MODERADOR En politica interna se califica usualmente éste perfodo como el del poder personal del monarca, Ciertamente don Pedro II tenia 4m gran poder, regonocido por la Gonstitucién con el nombre de "poder moderador”, que le daba el derecho de terna en el nombra- miento de senadores; la facultad de convocar extraordinariamente a la Asamblea General, prorrogar o disminuir las sesiones de esia; as{ como poder disolver la Camara de diputados, nombrar o desti tuir a los ministros de Estado, conceder la amnistia, aprobar 0 sus- pender las resoluciones de los’ Consejos de las provincias, etc. Contra este poder se alzaba el del parlamentarismo, sin ningu- na reglamentacién constitucional, pero respetado por la propia yoluntad-del monarca, quien hizo'as{ una interpretacién “sui, gene- ris”, a'la brasileira, del sistema inglés. Pedro II procuraba sostener el libre juego parlamentario, pero dentro de ciertos limites. ©) LA POLITICA INTERNACIONAL: LA CUESTION DE “CHRISTIE” ¥ LA GUERRA DEL URUGUAY El embajador briténico, William Douglas Christie, que habia manifestado el disgusto de su gobierno por la falta de ¢olaboracion brasileira en la represién del trafico de esclavos y por el pillaje efec- tuado en la fragata “Prince of Walles” consider, una afrenta la captura de tres oficiales ingles, de, a fragata “Fort”, detenidos por armar alboroto en Tijuca. EL 5 de diciembre de 1862'lanz6 un “ulti- matum” de dos semanas, para que se hicieran las debidas repara- ciones. El gobierno del Brasil se negé a dar satisfacciones y anun- cid que negociaria directamente con Londres. Christie amenaz6 con la flota, y el almirante briténico Warren apres6 algunos buques brasileiros. La guerra se venia encima, cuando felizmente se busco Ja formula de someter la cuestién al’ arbitrio del rey de Bélgica, quien dio un fallo favorable a los brasiletios. Las relaciones anglo- brasileiras no se reanudaron hasta 1865. a cuestién uruguaya se habia agravado a rair de Ja retirada de las flotas inglesa y francesa..Oribe, sostenido por Rosas, man- tenia el cerco a Montevideo, Brasil decidié intervenir en la Alianza antirrosista (Paraguay, Corrientes y Entre Rios) y mandé un ejérci- to con el conde de Caxias, para que apoyara a Urquiza. La fuerza argentina de Urquiza actus con més rapidez, y venci6 a Oribe ol 8 de octubre. Cuatro dias més.tarde Brasil firmé cuatro tratados con el Dr. Andrés Lamas, representante del Uruguay, fijando las fron- teras entre ambos pafses. Brasil continué ayudando posteriormen- te a Urquiza, hasta la accién de Monte Caseros (3 de febrero de 1852), que puso fin al problema rosista. Los cuatro tratados de 1851 despertaron el descontento de mu chos uruguayos del partido blanco, dirigido por el presidente Ber- ‘Univensins Hustanfsriea 123 nardo P. Berro, quien traté de hacer una politica nacionalista. Ar ntina y Brasil apoyaron entonces al colorado Venancio Flores, fevantado en armas contra el gobierno de Montevideo. El Imperio envi6 al diplomédtico Saraiva a la capital uruguaya, con la misién de exigir respeto hacia los intereses brasileiros y solicitar del pre- sidente blanco Aguirre, sucesor de Berro, que se celebraran eleccio- nes. Aguirre rechaz6 la propuesta y Saraiva lanzé un “ultimatum”. Abandoné finalmente-a Montevideo y ordend al almirante Taman. daré que, tomara represalias. La flota brasileira capturé el vapor oriental “Villa del Salto”, mientras el general Flores se apoderaba de la ciudad de Mercedes. El presidente Aguirre, contando con. el respaldo de Paraguay, no tuvo inconveniente en oficializar Ia guerra. La guerra del Uruguay se convirtié luego en la guerra grande del Paraguay, pero por lo que respecta a la banda oriental se de- sarrollé muy répidamente. Montevideo sucumbis al asedio de Florez y de la flota de Tamandaré el 20 de febrero de 1865. El presidente Aguirre entregé la plaza y firmé el tratado de az, por medio del cual Uruguay entré en guerra contra su antiguo aliado el Paraguay, formando parte de la Triple Alianza. 'V.=LA GUERRA ‘CONTRA EL PARAGUAY (18641870) BI perfodo de 1864 a 1870 viene totalmente dominado por Ja guerra contra el Paraguay, conflicto en el cual algunos historiado- res brasileiros, tales como Rocha Pombo o Miguel Carvalho, han querido ver un interés del gobierno imperial por acaliar las disen- clones internas. Desde luego es poco probable que Ja politica inter- na del pals necesitase de este conflicto, que vino ademas rodado sobre el del Uruguay, pero ciertamente sirvié para digir la politica. Asi, por ejemplo, en. 1868 don Pedro le quité el gobierno a los libe- rales,-con el pretexto de que el Conde de Caxias debfa dirigir las topas contra el Paraguay. ¥ que, siendo este conservador, se negaba a servir a un gobierno liberal La guerra contra el Paraguay, sirvié. ademés, para unificar me- jor el pais, toda vez que las gentes del norte sintieron la Hamada de'la patria, al entolarse en los ejércitos que combatian en el sur. Finalmente, ¢] .conflicto absorvid por ‘completo el interés de los brasileiros, acabando provisionalmente con los problemas internos. La guerra fue pieseitada a los brasileiros como una lucha con- tra la dictadura, En ninguna carta de Pedro II, en ningun documen- to oficial, se habla de otra cosa que la guerra “contra el dictador del Paraguay”. Era una guerra contra un tirano, y no contra una nacién, con la cual, ademés, se habian tenido buenas relaciones recientemente. Lo que muy pocos vieron era que el “tirano” era el 124 jefe del estado paraguayo y que su derrocamiento acarrearia Ia fina del mismo pueblo que gobernaba (). La guerra fue mucho mas larga de lo que todos predijeron, pues Solano Lopez contaba con una pequetta flota y un ejército. de casi 15.000 hombres, ademas de unos planes perfectamente estudiados @). Brasil era un coloso de pies de barro, con un ejército de unos 15.000 hombres, aunque con una buena flota, y tenia su talén de Aquiles en e] Matto Grosso, para Tlegar al cual debia pasar precisa- mente por Paraguay. Adems habia descontento en sus. provincias surefias de Santa Catharina y Rio Grande do Sul, muy afines al Uruguay. Argentina, el otro gigante, tenia también su punto. debil en la frontera con el Paraguay y concretamente en las provincias de Corrientes y Entre Rios. E] estudio de la guerra contra el Paraguay queremos realizarlo gn otra ocasioa, En lo que respecta al Brasil, digamos simplemen- te que comenzé con el descalabro del fuerte de Coimbra y siguie: ron otros hasta la victoria brasileira de Uruguaiana. Las tropas imperiales lucharon contra un ejército heréico en Paso de la Patria, Uapird, Humaita, Tuiuti, Curupaitt, etc., hasta culminar en la accién de Cerro Cord en’ marzo de 1870. Don Pedro II actué como un, verdadero beligerante. No solo viajé a Rio Grande do Sul para dirigir las primeras operaciones, sing que se ocup6 continuamente del envio de tropas y municiones al frente, de la suerte de los heridos, de las desavenencias entre Mitre y Caxias, etc., tal y como lo demuestra su correspondenci: con el vigeonde de Rio Branco y con el consejero Saraiva. Para di rigir las tropas brasileiras mand6 a su amigo el conde de Caxias y luego a su propio yerno, el conde de Eu, quien concluyé la guerra. (En el Archivo Nacional de Rio, hay una copiosa informacién sobre las, excelentes relaciones entre el Brasil y el Paraguay. Asi, un informe de le legacién imperial en Asuncién fechado el 19 de agosto de 1852 sefale {que el Capitan Hermenegildo de Albuquerque Portocarrero y el Tenien- te Jodo Carlos Villagrén, ambos del primer batallén de Artillerfa del efército imperial, regresan al pais después de haber instrufdo a los arti- Heros paraguayos. Albuquerque, incluso, escribié para estos, un com. pendio de manejos y maniobras, Otro informe de la misma legacién, de fecha 6 dé diciembre de 1852, anota que el presidente Lépez. recibié el obsequio del gobierno imperial, consistente en “tina bateria de seis cafiones 0 buses de calibre 12 con ssus reparaciones y municiones competentes”. Lépez mandé emplazar la bateria en Itapué. Arquivo Nacional, Relagdes Exteriores, I. G. 1443. (®)—En un recorte de un periédico argentino enviado por la legacién impe- rial en Buenos Aires, al ministro de guerra, barén de Muiritiva, se espe- cifica que el Ejército paraguayo estaba compuesto de 4 generales, 190 jefes, 1.025 oficiales y 14,763 soldados. Arquivo Nacional, Relagées Exteriores. (Sin catalogar).. ‘Uwrvnnsrras Hustanfstica 125 VI—LA POSTGUERRA (1870-1878) Los ocho afios de la postguerra fueron de gran, reconstruccién interna. Se tendieron més de dos mil setecientos kmts. de ferro- carril, se mejoraron las industrias azucareras, se amplié el cultivo del café, aumenté la produccién de oro y se pasé a exportar papel en cantidades apreciables, figurando ya junto a los renglones tra dicionales de café pilado, azicar, algodén, cueros y hierba mate (9). La inmigracién europea subié considerablemente, pasando de cinco mail personas en 1870 a treinta mil en 1876. También se registraron avances en el campo educativo. Se crearon nuevas escuelas de pri- maria; se funds la escuela Agricola de San Bento das Lages y en 1878 surgieron las primeras escuelas con cursos nocturnos. Los grandes acontecimientos del periodo fueron tres: la liqui dacién de Ja triple alianza, la ley de libertad de vientres y la cues- tidn religiosa. a) LIQUIDACION DE LA TRIPLE ALIANZA El tratado de la Triple Alianza habia sido suscrito el 1° de mayo de 1865 por los gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay, compro- metiéndose a derribar al dictador Solano Lépez, a respetar la inte pridad territorial del Paraguay,y a mantener la libre navezacién por los rfos Parana y Paraguay. Terminado el conflicto, se iniciaron nepociaciones conjuntas para la firma del tratado dé paz, pero el delegado argentino Varela argumenté que Ia victoria no creaba derecho, y que sélo se podria negociar con un gobierno soberano, elegido libremente por los paraguayos. Uruguay se uni a la posit cidn argentina y las conversaciones se estancaron. Brasil envid a Buenos Aires a Rio Branco, quien no logré nada. Los negociadores ge tyasladaron entonces a Asuncion. Cotegipe, el nuevo delezado brasileiro, fracasé igualmente con los aliados € inicié conversacio- nes unilaterales con el presidente paraguayo don Salvador Jovella- nos, concluyendo un tratado definitivo de paz el 9 de enero de 1872; se especificd la libertad de navegacién en los rios y se sefialé que se haria un tratado de limites entre ambos paises, que se firmé simul- téneamente, estableciendo la actual frontera brasileiro-paraguaya. (®—BI historiador Rocha Pombo afirma: “No quinquénio de 1840 2 1844 0 valor das transagées no excedia & média anual de pouco mais de 96.000 contos... no quinguénio de 1870 a 1874, atingir a perto de 350.009 con tos”. Y ahade: “Para reforear a Igica desses algarismos, é preciso ain- da ter presentes as nossas relagées de permuta nos dois quinquenios, de 1865 a 1869, e de 1870 a 1874. No primeiro a nossa importagio fol, em cifra redonda, de 723.978 contos, tendo a nosa exportagio ascendido a. ‘87.418 contos, dandonos, por tanto, um saldo de 123.440 contos". Pom: bo, Rocha: Histéria do Brasil, Rio de Janeiro, 1912, vol. V, p. 264 126 El tratado unilateral enfrié nuevamente las relaciones entre Brasil y Argentina. Este ultimo pais firmé la paz con Paraguay en b) LA LEY DE LIBERTAD DE VIENTRES A comienzos de 1871 don Pedro Tt planed un viaje a Europa, en momentos en que las cémaras discutian acaloradamente el pro- yecto de la ley de libertad de vientres. El historiador Viveiros de Castro sefialé que el Emperador deseaba Hegar a Europa como el redentor de los esclavos, apreciacién que nos parece injusta por cuanto el proyecto data en realidad de 1867. Es posible, sin embar- g0, que el Emperador tratar por entonces ‘de acelerar Ia tramita- cién del viejo proyecto, en el que tenia un gran interés. Don Pedro IT no logré su objetivo y salié para Europa el 25 de mayo de 1871. El proyecto siguié en discusién hasta que finalmen- fe fue aprobado ef 27 de septiembre de 1871 y la resente dota Tse bal To sanciond cuando sui padre se encontraba en Alejandeia. Con la ley de Rio Branco, como se conoce normalmente a esta de la libertad de vientres, y la ley Eusebio de Queiroz, extinguiendo el tréfico, Ia esclavitud quedaba practicamente extirpada en el pats. ©) LA CUESTION RELIGIOSA Debia Iamarse en realidad la cuestién masénica, pues vino a surgir como consecuencia de la presencia de numerosos masones dentro de la Iglesia brasileira El problema comenzé en 1871, cuando las logias de Rio deci dieron celebrar la ley de libertad de vientres con una sesién solem- ne, en la cual el discurso de fondo fue confiado al Rdo. Padre Alm da’ Martins. El Obispo de Rio suspendié al Padre Martins de confe- sar y dar la comunién. Siguié luego en Bahia, donde una logia decidié conmemorar el aniversario de su fundacién, mandando celebrar una misa. El obis- po don Vital Marfa Goncalves inicié entonces una campafia de pure- za de fe en su didcesis, obligando a los sacerdotes a abjurar de la masoneria y a las cofradias a expulsar a los miembros masones. La cofradia de Nuestra Sefiora de la Soledad se declard en rebeldia y demandé al Obispo. Algo similar ocurrié en Pard, donde varias co- fradias se rebelaron contra el obispo don Antonio Macedo. ___Las demandas terminaron en un escandaloso juicio, donde sa- lieron condenados los dos obispos. Esto enfrié el fervor’ mondrqui- co de numerosos catélicos. ‘Univensreas Husanfortes 17 VIL—EL GRAN PERIODO LIBERAL (1878-1887) Aunque toda la politica imperial puede calificarse de liberal —realizada incluso por gobiernos conservadores— acentia sus pla. taformas durante este periodo, cuando don Pedro IT sustituye en el gobierno a los conservadores, con el pretexto de dar paso a la refor- ‘ma electoral. a) LA REFORMA ELECTORAL Consistia sencillamente en implantar Ia elecctén directa. El rinistro,Sinumbit aconsej6 al monarca el procedimiento de que el electorado entregara poderes constituyentes a la Cémara. Don Pedro II acept6, pero anotando muy claramente que tales poderes se res- tringirfan nicamente a lo electoral En 1879 la Camara aprobé el proyecto Presentado, pero el Se- nado ge optiso. Se produjergn algunos disturbios populares y el Em- perador se vio en la necesidad de cambiar @ Sinuraba por Saraiva, quien concilié los animos y presenté otro nuevo proyecto que me. recié la aprobacién de Camara y Senado el 9 de enero de 1880. b) LA ABOLICION DE LA ESCLAVITUD En las nuevas elecciones celebradas por el sistema de votacién directa salié triunfante una cémara de mayoria liberal, en la cual habia muchos diputados jovenes partidarios de Ia suptesion de la esclavitu La cuestin esclavista brasileira era tericamente inexistente, suprimido el trafico, y decretada la libertad de vientres. La libertad completa de los esclavos era una simple cuestion de tiempo, pero algunos caudillos liberales quisieron anticiparla, contando con la aguiescencia del monarca (10). El 13 de mayo de 1888 se dio final- mente la famosa Ley Aurea, conteniendo dos lacénicos articulos, el primero de los cuales declaraba extinguida la esclavitud en el Brasil y el segundo revocaba cualquier otra disposicion en contratio, (10}-EI_periodista argentino Héctor Varela escribié estas palabras, que le dijera el monarca brasileiro antes de Ia famosa Ley Atirea: “jLa esclavi- ud! ¢Cree Ud. que haya en el Brasil nadie, ninguno de mis compatrio- tas que desee 1a abolicién més ardientemente que yo? Ninguno, sefior Varela: y los primeros en saberlo son los mismos que se hallan al fren. te del hermoso movimiento de emancipacién, algunos de los que me atacan con tan marcada injusticia, ereyendo que yo retardo la hora més feliz de mi reinado, aquella en que pueda anunciar al mundo que ya no existe tn solo esclavo en mi patria y que el tiltimo de esos desgraciados 3 tan libre como yo”. Contribugées para a Biographla de D. Pedro II, edie. cit., cap. IX, por Agenor de Roure, p. 684. 128 ©) LALIBERTAD DE ENSENANZA Fue otro de los grandes objetivos liberales. El Brasil, como es sabido, habia partido de la colonia ‘con un pobrisimo bagaje en materia de engefianza, que habjan intentado subsanar en algo los gobiernos de Joao VI'y de Pedro 1, pero fue realmente don Pedro TI quien senté las bases docentes del nuevo pais, mediante la crea- cion del Conservatorio de Musica; la reorganizacién de las Escuelas de Medicina y Derecho; la reglamentacién de los cursos médicos, de la ensefianza primaria y secundaria; el nuevo reglamento orgini- co de las escuelas militares; la creacién definitiva de la escuela de Minas, y la creacién de infinitas escuelas. Baste decir, a este ultimo Prppstito, que el Brasil duplicé su poblacién escolar ene! periodo 1871 a 1884, Pero la reforma docente se orienté mas que a aumentar el niimero de escuelas, a establecer Ia libertad de enseffanza, como sefialado tan acertadamente el historiador Agenor de Roure y como el mismo Emperador reconocié en 1891, durante su exilio en Cannes. @) EL DESARROLLO DEL SUR Y LA EMIGRACION Durante los afios comprendidos entre 1878 y 1887 se realiza en el Brasil el desplazamiento de la economia hacia el sur, como con- secuencia de la corriente migratoria, el desarrollo del'cultivo del café y el cambio efectuado en las vias de comunicacién, La supresién progresiva de la esclavitud permiti al gobierno tun sistema de sustitucidn de la mano de obra, mediante Ta inmi- gracién europea. Brasil intenté desviar a su pais la corriente migra- toria a Estados Unidos y aunque no lo logré6, pudo, sin embargo, recibir dos millones y medio de europeos entre 1820 y 1907. La ma: yoria de estos emigrantes se establecieron en el sur —donde existfa um clima continental— estableciendo las bases de su enorme pros- peridad. La zona de Santa Catharina destacé por la ganaderi, y paulista por la gran produccién cafetera, que superé pronto a'la azucarera (11). VIII—PREPARATIVOS DE LA CRISIS (1887-1889) En el derrocamiento del Imperio intervinieron una serie de Factores tales como la ausencia de heredero, el sentimiento republi- (1) Ea el decenio 1831 a 1840 Brasil export6 s6lo 9.744 millares de sacas, En €l decenio 1871 a 1880 esta exportacidn subid a 36.336 millares de sacas, yen el decenio siguiente, del 81 al 99, ascendié a 53326 millares de Sacas, Bandecchi, Brasil: Historia da Civilizagao Brasileira, S20 Paulo, 1970, p. 196. UNIvERsMaS HumaNtortea 129 cano y, sobre todo, la actitud politica de los militares, que realiza- ron un auténtico gélpe de estado (12). a) LA AUSENCIA DE HEREDERO En 1889 don Pedro If era ya un anciano de 64 aiios de edad, atacaco de una seria enfermedad de diabetes -y sin esperanzas dé un heredero que cificra la corona imperial. EI trono irfa a parar irremisiblemente a su hija dofia Isabel, casada con el conde de Eu, hombre sumamente impopular, tanto por su condicién de extranje. ro, como por la sequedad de su cardcter. La corona no ofrecia por consiguiente ningtin futuro al Brasil. b) EL SENTIMIENTO REPUBLICANO Realmente el sentimiento republicano fue siempre muy débil en el Brasil. Se inicis en 1870 y tuvo sus centros principales en las escuelas Politécnicas y de Medicina, ast como en el nticleo de inte- Jectuales agrupados en torno a la publicacién “La Repiblica”; pero Jos verdaderos republicanos surgieron en 1888 y 1889 y eran monar. quicos resentidos por la ley de supresion de la esclavitud 0 por la falta de apoyo del Emperador al partido conservador. Muchos de ellos aparecieron en 1888, cuando el Emperador cometié la impru- dencia de sustituir al gobierno conservador por el liberal dirigido Por Ourg Preto, sin advertir que la mayoria de las camarce cise conservadoras. Asi, por ejemplo, el caso de diputado Joao Manuel quien atacé duramente al monatca por este acto despotista, y ter- sino declaréndose republicano. Bl epublicanismo, brasileiro, como ha sefialado Nabuco, no procede de su interior, de causas internas, sino del hecho acciden- tal de que el pais se encontraba rodeado de republicas. ©) LA ACTITUD POLITICA DE LOS MILITARES Fue ¢l factor decisivo en el derrocamiento de la monarquia, El ejército brasileiro tenfa un fuerte substrato indisciplinario, pues como sefialé el conde de Pelotas la mitad de sus efectivos proedian de las carceles. La guerra contra el Paraguay habla fortalecido su espiritu corporativo y, al llegar la postguerra, se sintié relegado a un segundo plano de interés, considerando que los politicos querfan (2}-E! historiador Rocha Pombo sefiala que “Entre las causas inme- dietas que determinarén a queda da monarquia indicamse principal mente as seguintes: o espfrito liberal do imperador; a indiferenga dos grandes chefes politicos pelas institugses; a questo religiosa; a questo militar; a aboliggo de escravatura; © a propaganda”. Pombo, Rocha: opus cit. p. 305. 130 acabar con las fuerzas militares. Comenzaron entonces a criticar a los “‘cidadaos fardados” o civiles, a Jos cuales consideraban enemi- g0s de los “‘cidadaos de casaca” 0 militares. Dentro del ejército habia dos grupos: los “collarinhos de ouro”o la aristocracia castrense surgida en las guerras del Plata, ditigida por Diodoro da Fonseca, y los "cadetes philosophos”, que acaudillaba el republicano Benjamin Constant, La republica resulté Cuando los primeros se dejaron arrastrar por los segundos, después de una intensa campafia de desprestigio contra los politicos la monarquia. Los enfrentamientos entre fardados y casacas,, se sueedieron répidamente. Primero fue el caso de Cunha Mattos, Iuego el asunto Madureira, que provocé una gran reaccién en el ejército, A conti- nuigcién vino cl asunto de Leite Lobo, y mas tarde el incidente con el jefe de policia de Séo Paulo (13). Finalmente dos intervenciones desafortunadas del ministro Ouro Preto, terminaron de preparar el clima sedicioso. Por todas las guarniciones corrié el falso rumor de que Ouro Preto habia mandado apresar a Diodoro da Fonseca y dado drdenes de embarcar a varios batallones, para dispersarlos por todo el pats. IX.—A QUEDA DO IMPERIO (1889) La crisis cristalizé en el golpe del 15 de noviembre, que sor- yrendié al gobierno, al Emperador, al pueblo brasileiro e incluso a los mismos militares que lo planeaton. (13) —Doscientos oficiales se reunleron en el teatro Recreio Dramitico, presi: didos por Diodoro da Fonseca, ¥ secretariados por el insubordinado Madureira. Redactaron entonces Ia siguiente mocién, que explica clara- mente el climax aleanzado por el problema: “Os officiies de terra e mar, presentes 4 esta reunigo, nao julgam terminedo con hionra para a classe militar 0 conflieto suscitado entre esta y 0 Govérno en quanto perdurarem os effeitos dos avisos inconstitucionaes, que foram justa- mente condemnados pela imperial resoluego de 3 de novembro ultimo, tomada sébre a consulta do venerande Supremo Conselho Militar. 2° Pensam tambem que s6 a cessagio de qualquler medida, tendente a perseguir os officiaes pelo facto de terem adherido 4 questo militar, potierd acalmar a irritacdo e o desgosto que reinam nas fileiras do Exer- cito, 3° Recorrem conflantes 4 augusta justiea do illustre chefe da Na- 40, pata por termo a agitagso em que se acha ainda a classe militar, que 56 provas de resignagio e disciplina até hoje tem dado. 4° Resol vem dar plenos poderes a3 Exmo. Sr. marechal Diodoro da Fonseca, presidente desta reuniéo para representalos juncto ab Govérno de S. M. © Imperador, no intuito de conseguir uma solucio completa do conflic to, digna de mesmo Govérno e dos brios de classe militar”. Contriba- es para a Biographia de D. Pedro Il, edic. cit, cap. XI, por Alfonso Celso, p. 855-56. UNiveRsiras HUMANEsTICA 131 a) EL GOLPE DEL 15 DE NOVIEMBRE. El golpe militar fue plangado por Diodoro da Fonseca y su grupo de “collarinhos de ouro” para derribar el gobierno de Ouro Preto y demostrar al Emperador la importancia y fuerza del ejér- cito, Benjamin Constant fue quien verdaderamente logré cambiar el objetivo de la revuelta, cuatro dias antes de producirse (Il de noviembre), en una conferencia sostenida con 10s altos mandos, tales como Diodoro, Quintino, Aristides Lobo y Glycerio (14). Dio. doro da Fonseca parece que nunca estuvo muy convencido de ia ne- cesidad de instalar un gobierno republicano, y el hecho de que horas después de dar el golpe siguiera sin proclamarse la Republica, pare- ce que alarmé a muchos seguidores de Constant. EI 15 de noviembre de 1889 don Pedro II recibié en su palacio de Petropolis varios telegramas del Presidente del Consejo de ME nistros, anuncidndole un levantamiento militar. Tnmediatamente se diri a la estacién de ferrocarril y bajé a Rio en un tren espe- cial. Una vez instalado en el edificio de Telégrafos mand lamar 2 Ouro Preto, quien le informé de la situacic Los militares rebel- des pedian que dimitiera el jefe del gobierno y en consecuencia presentaba su renuncia. Don Pedro se negé a recibirla, pero ante la Insistencia de Quro Preto no tuvo més remedio que aceptarla, Sole citd entonces el monarca que le sugiriera el nombre de la persona que podria sucederle, y Ouro Preto sefiald a Gaspar da Silveira, quien Iamentablemente estaba fuera de Rio. El Eraperador rouié gross el Consejo de Estado y ete cord noma ite dl gx bierno a Saraiva. El primero y titimo acto de goblemo’de Saraiva fue escribir una carta a Diodoro da Fonseca, que jamés tuvo res: puesta, E115 por Ia noche los militares rebeldes perfilaron ya el nuevo objetivo republicano y el 16, a las tres de la tarde, enviaron al Em- (14)—Oliveira Viana seftala a este propésito: “Os republicanos assediarom. Diodoro, e Benjamin tese o papel principal no trabalho de convergao do caudilho. Em 10 ou 11 de novembro reuniramsse todos elles, Benjamin, Quintino, Aristides Lobo, Glycerio e outros na casa do proprio Diodoro para leva-lo ao golpe republicano. Diodoro ficou longamente hesitante, Devia ser grande a lucta intima que travou consigo mesmo; com a sua propria consciencia. Por fin, a uma exhortagéo mais vehemente de Ben- Jamin, cedeu. “Eu queria accompanhar 0 caixao do Tmperador, que esta velho, ¢ a quem respeito muito” disse, tomado de uma subita onda de ‘temnura pelo imperante, a quem era grato e de quem era amigo. E de ois, J “fixado": Elle assim o quer, fagamos a Republica”. Contribu- 0es para a Biographia de D. Pedro II, edic. cit., eap. XT, por Affonso Celso, p. 871. 132, perador una carta firmada por Diodoro da Fonseca, en Ja cual Ie ro- gaba que abandonara el pais en 24 horas (15). Don Pedro If medité sw respuesta: Tenia en stis manos la alter- native de declarar una guerra civil, en la que probablemente triun- faria aunque @ costa de mucha sangre brasilefia— o abandonar Ja patria que tanto amaba, Era la misma alternativa que tuviera su padre, y don Pedro escogié exactamente la solucién de su antece- Jor! el exilto. Su contestacion tiene fecha del 16 de noviembre y con ella vino “a queda do Tmperio” (16) (15}4La carta de Diodoro en nombre del gobierno provisorio, dice ast: “Em face desta situagao, peza-nos dizer-vo-o, 0 nfo o fazemos singo em cum: primento do mais custoso dos deveres, a presenca da Familia Imperial hho paiz, ante a nova sifuago que Ihe creou a resolugéo irrevogavel do dia 15, seria absurda, impossivel e provocadora de desgostos, que a sal vacao publica nos impoe a necessidade de evitar”. Y afiade més adelan- te: “com todo respeito.... somos forgados a notificarvos que o Govérno Provisorio espera de vosso patriotismo o sactificio de deixardes o terri- torio brasileiro, com a vossa familia, no mais breve tempo possivel. Para esse fim se vos establece 0 prazo maximo de 24 horas, que conta- mos nfo tentareis exceder. 0 transporte vosso ¢ dos vossos para um porto da Europa correré por ‘conta do Estado, proporcionando-vos para isso o Govérno Provisorio um nevio com a guamigio militar precisa, effetuandose o embarque ‘com 2 mais absoluta segurangs de vossa pessoa e de toda a vossa fa- millia, cuja commodidade e saude sero zeladas com 0 maior desvelo za. travessia, continuando-se a contar-vos a dotacio que a lei vos asse- gura até que sébre esse ponto se pronuncie a proxima Assembléa Cons- tituinto”. Finalmente afiade: “O paiz conta que sabereis imitar na submissio as ‘seus desejos 0 exemplo do primeiro imperador, em 7 de abril de 1831”. Contribugses para a Biographia de,D. Pedro Il, edie. cit. cap. XI, por ‘Affonso Celso, p. 889. (16)—La carta del Emperador dice Io siguiente: “A'vista da representagio es ctipta que me foi entregue hoje, és 3 horas da tarde, resolvo, cedendo a imperio das circunstancias; partir, com toda a minha familia, para a Europa, amanhan, delxando esta patria, de nds extremecida, & qual me esforcel por dar constantes testimunhos de entranhado amor a dedica- ‘eGo, durante quasi meio seculo, em que desempenhei 0 cargo de chefe de Estado, Ausentandome, pois, com todas as pessaoas de minha fami- lia, conservairel do Brasil’ a mais saudosa lembranca, fazendo os mais ardentes votos por sua grancleza e prosperidade, —Rio de Janeiro, 16 de novembro de 1889— D. Pedro de Alcantara". Contribueées para a Bio- sraphia de D. Pedro Il, edic. cit, eap. XI, por Affonso, Celso, p, 889-890. —— ‘Usivensinas Humasisrica 133 b) EL EXILIO Don Pedro II y su familia embarcaron en el crucero Parahiba en la madrugada del 17 de noviembre (17). EI buque se dirigié hacia San Vicente, para cargar combustible, tinico puerto brasileiro que estaba autorizado a tocar. Don Pedro eseribié en dicho puerto una carta al Gobierno Provisorio, rechazando el generoso olrecimicnto que le hacfa de 5.000 contos’para su sostenimiento. Durante la travesia a Lisboa, el 2 de diciembre, don Pedro cum: pli6 los 64 afios. El dia 7 de diciembre Ilegé a la capital portuguesa y se dirigié a la Iglesia de San Vicente, para orar ante la tumba de Su padre. Mas tarde fue recibido por el’ rey Carlos. De Lisboa pasé a Oporto, donde murié su esposa el 28 de di- ciembre de 1890. Luego viajé a Coimbra y finalmente a Francia. El Emperador ocupé sus largas horas de exilio en su actividad preferida: la lectura. No quiso redactar sus memorias, ni recibir periodistas, ni hablar del nuevo gobierno que le habia depuesto. Nada gue pudiera manchar el nombre de Brasil, pais al que sega amando profundamente. A fines de noviembre de 1891 se instalé en el hotel Bedford de Paris. Una noche de crudo invierno asistié a la sesion del Insit tuto de Francis y enfermo de neumonia, Murié en la madrugada del 4 al 5 de diciembre de 1891, a los 66 afios. Su ultima voluntad fue que su cabeza reposase para’ siempre sobre un pufado de tierra brasileira, la tierra caliente y tropical que habia querido mas que a'su propia vida; la tietra ardiente donde sone establecer una gran civilizacion. (EI Barén de Jaceguai nos refiere estos whtimos minutos del emperador fen Rio, de Ja siguiente forma: “Eram duas horas da madrugada, e 0 imperador parecia resolvido a nio embarcar. “Ngo sou nenhum fugido”, dizia com insistencia Sua Magestade —"De certo nao, é, concordou o sr. bario, mas @ hora indicada parece 2 mais conveniente. Que quer dizer ficar Vossa Magestade, com sua augusta famili, sujeito 4 curiost dade banal de toda uma populacio agglomerada nos telhados, nos cées © nos morros para ver a sua partida? Ou podergo dar-se violentas mei festacies a fim de se obstar o embarque— en este caso correré muito sangue esse sangue brasileiro que Vossa Magestade poupou sempe tan- , sendo talvez vietimas pessoas da sua affeigéo”. Y més adelante: ‘0 imperador, deixando cair a cabeoa sébre o peito, disse afinal com os othos a meio cerrados e depois de uma pausa: “O sr. tem razio; eu arto”. Taunay, vizconde de: A partida da Familia Imperial, en Rev. do Instituto Historico e Geographico Brasileiro, 1916, t. LXXVIJ, p. 112. ENCOMIENDAS EN EL NUEVO REINO DE GRANADA DURANTE EL PERIODO PRESIDENCIAL DEL DOCTOR ANTONIO GONZALEZ (1590 - 1597) GUILLERMO RAMON GARCIAHERREROS I— INTRODUCCION A- OBJETIVOS Dentro de nuestra historia americana uno de los temas mis controvertidos ha sido el de Ja Encomienda. Sus causas, sus me- dios y sus consecuencias se han criticado hasta el punto de conver- tirse en una leyenda aterradora, muchas veces basadas en graves prejuicios. Se han realizado estudios de fondo que tratan el problema ex clusivamente desde el lado cualitativo. Han estudiado los rasgos de Bondad 'y preocupacién presentados, por los reves espafoles con respecto del, ndfgena, las leyes que To apoyaron y se ha llegado a especular sobre [os problemas de exterminacién premeditada, ex- plotacién sistematica y justicia inhumana cometida por esta insti- tucién. Pero para poder especular cualitativamente, hay que tener una base cuantitativa que sustente los argumentos expuestos. Sin el afan de “probar” que el indio fue robado 9 no, maltra- tado 0 explotado, hemos realizado el presente estudio en ‘base, ex- clusiva de datos ‘cuantitativos. Mostraremos una realidad tangible sobre nimeros y localidades precisos, con precios y porcentajes mi- nuciosos que expondran claramente los hechos. La idea principal, por tanto, sera la de citar encomienda por encomienda, él nombre del encomendero, el precio de Ja misma, el titulo con que fue concedida, la vecindad del encomendero y su lo- calizacion geogréfica, dentro’de una época muy limitada como es la del periodo presidencial del doctor Antonio Gonzalez (1950-1597) en el Nuevo Reino de Granada. A pesar de que el estudio estd hecho, a scala, pequeti, tanto geografica como cronolégicamente, nos da una visién més clara 136 de lo que fue la encomienda en una parte de América. Ayudaré a explicar, hasta cierto punto, en qué lugares del pais fue el indfee- na mas afectado, dénde y por qué se mestizé mas, en qué territo- rios su desaparicidn encuentra causa justificable numericamente. Las zonas se ver’in claramente delimitadas, coincidiendo os lugares donde no. lleg6 Ia encomienda, con los’ sitios donde boy in subsisten los indigenas. Escogimos este periodo de nuestra historia para el estudio de las encomiendas, porque es precisamente durante Ia presidencia del doctor Antonio Gonzélez cuando las encomiendas toman mayor fuerza en el Nuevo Reino y se establece la institucién definitivamen- te como algo estable. Ademds, por ser parte de la investigacién que estamos haciendo sobre el’ period completo en todos sus as- pectos. Durante el tiempo de su presidencia, 7 afios, se encuentran en el Nuevo Reino de Granada 210 encomiendas, distribufdas por la casi totalidad de su territorio. En la relacién del juicio de residen- cia de Gonzalez se hallan registradas solamente 193, Los encomen- deros de las mismas se encuentran localizados en 25 ciudades del Nuevo Reino, En base a estos datos globales hemos trabajado, agrupando los datos particulares segun sus especificaciones, para lograr una relacién de valorlocalizacién. Se encontraré que hay vecindades con mayor demanda de encomiendas, que a mayor de- manda, hay menor costo de las mismas y que el factor tierra es determinante en su cuantificacisn, Este estudio sera una conclusién de datos cuantitativos locali- zados geogréficamente, de conclusiones numéricas, que mostrarén objetivamente cuales fueron las encomiendas en el Nuevo Reino de Granada durante esos afios: cuanto costaron, quiénes las tenian, dénde vivian, dénde quedaban y bajo qué titulo se concedian. Ade més, se mostrara4n comparativamente todas las relaciones posibles de estos datos, para poder determinar cudles eran los sitios mas so- licitados para tener encomienda, dénde eran mas caras, dénde se concedieron mis, etc, Si se lograré hacer estudios cuantitativos durante todo el tiempo gus,duré Is\encomienda y en toda la América expafiola, quizis se llegarfan a aclarar varios conceptos erréneos, exentos de fundamen- to histérico. Se verfan las alzas y bajas de las encomiendas, la pro- porcin de las mismas en las diferentes épocas, el aumento 0 la disminucién de los indigenas en determinados lugares y épocas, pudigndose hacer balances claros sobre esta institucién. Aparte de sefialar solamente el aspecto cuantitativo, hicimos una transeripcién de todo el material documental existeate en el Archivo Histérico Nacional de Bogota, referente a las encomien- das concedidas en este perfodo presidencial, ademas de los. doc. mentos de épocas anteriores, relacionados con algun encomendero que poseia encomienda desde antes y que hab{a sostenido pleitos por las’ mismas. El enunciado de estos documentos nos da una —— ‘Univensimas Humanisrica 197 idea ostensiblemente diciente de los permanentes pleitos sosteni- dos por los indigenas contra sus encomenderos, por abusos come. tidos por éstos, tanto en sus personas como en’ sus mujeres, hijos y bienes. Estos pleitos son de Jos que tuvieron acceso a la justicia y siguieron en proceso de verificacin: ¢Cuéntos pasarian inadver- tidos, o sin ser atendidos por las autoridades del momento? Es un juicio a priori y sin bases concretas, pero, una posibilidad, Con ellos podemos ir intuyendo ciertos negocios de interés con funda- mentos probables. La extensién de este ramo, tanto en su ditec- cidn cualitativa, como en la cuantitativa antes expuesta, sera de gran ayuda para esclarecer notablemente nuestra historia. B— LIMITES DE TRABAJO Para Ilevar una metodologia exacta no siempre satisfacen las herramientas de trabajo y se ven abocadas certas difcultades, En el caso presente, los documentos carecen, algunas veces de tn informacién necesaria para un balance completo. Las limitaciones que impiden basicamente el mayor perfeccionamiento de la inves. tigaci6n, son las siguiente: 1. En el juicio de residencia del doctor Antonio Gonzdlez se encuentran el nombre del encomendero y el de la vecindad, pero no el de la encomienda, exceptuando algunos casos, Para conocer: el nombre hicimos uso ‘del indice de documentos existentes en el Archivo Nacional de Bogota sobre el presente perfodo (*), Allf encontramos el nombre de 121 encomenderos y 154 enco- miendas de los 193 encomenderos, y especificamente 90 sitios y pueblos indigenas. Con estos nombres tratamos de localizarlos en ‘mapas politioas, sin lograrse la ubieactén de todos, debido a que los nombres de los diferentes lugares han variado con el tiempo (”). 2. La mayoria de las encomiendas se encuentran frecuente- mente dentro del perimetro de la vecindad de su encomendero. Pe- ro se dan varios casos, debidamente comprobados, en que la en- comienda est4 lejana del lugar de residencia de st: encomendero: v.gr. a. La encomienda dada a Gonzalo de Leon Venero, vecino de ‘Tenerife (Departamento del Magdalena), se encuentra en el Iimite de los Departamentos de Santander y Cundinamarca, b. Las encomiendas de los vecinos encomenderos de Toro (De partamento del Valle del Cauca) se encuentran en el Departamento de Cundinamarca, en Mariquita y Tolima. (©) Mary Jane Vanghan Ricaurte y Guillermo Ramén Garcia-Herreros “Cats Jogo de documentos existentes en el Archivo Hist6rico Nacional para el petfodo de los presidentes togados (1S641608).“Bogoté, Ediciones. Gua galune, 1971 y 1972. Separatas de la Revista Universitas Humanisticas, (os, 3 (*) Diccionario Histérico y geogréfico de Colombia, Bogota, Banco de la Republica, 1971, 2 tomos. 138 Debido a las anteriores divergencias, los cuadros de valores no se pueden hacer segtin el lugar de las encomiendas, ya que no se conocen todas y se dan diferencias del sitio de vecindad. Por ello unificamos el criterio de clasificacién y hacemos el balance y los cuadros segéin un factor constante: la vecindad. Las cantidades resultantes no variarian esencialmente el valor de las encomiendas en los diferentes sectores del Nuevo Reino de Granada, ‘debido a que muchas veces vecindad y encomienda estan juntas. 3. Los titulos con que se adjudican las encomiendas no son claros en el documento y no hemos hallado referencias bibliogra- ficas que logren definirnos més los términos. Por ello, aunque po- siblemente algunos titulos tengan la misma acepcién, Themos dec dido considerarlos todos por aparte. De las cinco clases de titulos que se dan, a saber: Nueva Enco- mienda, Aprobacién, Composicién, Sucesién y Confirmacién, se pueden dilucidar los’ siguientes significados: a. Nueva encomlenda: Encomienda que se da por primera vez a un determinado individuo, Antes de su adjudicacion se dan. tres posibilidades: de que los indios estuviesen “puestos en la real coro- ha’, 0 sea bajo las érdenes directas del rey; de que estos indios se éncontrasen ya encomendados, pero que el encomendero hicie- se “dexacién de ellos”; de que se los hubiese obligado a dejarlos al anterior encomendero. b. Aprobacién: Encomienda que se habia adjudicado en el pe- riodo presidencial anterior o anteriores y que en el nuevo periodo se ratifica el titulo. c. Composicisn: Segin las diferentes referencias parece indi- car que con este titulo se “adjudicaban titularmente” las encomien- das que se tenian de éstos sin ninguna probanza. d, Sucesién: La misma palabra es clara en cuanto a la clase de titulo que es. Por medio de éste se hacia la prolongacién de de- 's sobre una ecomienda a una segunda y hasta una tercera ge- neracion. ¢. Confirmacién: Es evidente gue este titulo posee Ja misma connotacién que el de “Aprobacién”, pero que por especificarse en el documento, aunque fuese una sola vez (Ver encomiendas de Tun- ja), se ha clasificado por aparte, pues es posible que Ilegue a tener otro significado. 4. Sdlo se conoce el ntimero de indios concedidos en cinco en- comiendas de Jas 193 denunciadas (Ver referencias de encomien- das ntimeros 20, 25, 32, 65, 91). Utilizando los datos suministrados por estas cinco encomiendas (°) hemos dividido el valor de la mis- ma por el nimero de indios de cada una, para conseguir un su- pusto,precio de cada indlo. El resultado va a oscilar entre los 1$6t asta 6§ 4t 8,11 cada indigena. Universiras Humawistica 139 be preguntarse: ¢Bs el valor de Jas encomiendas relativo a ta calidad del indigena 6 a la tierra donde estan localizados? Este interrogante se presenta como una limitacién més para el presente estudio, debido a que no se conoce el ntimero de indigenas Ge todas las encomiendas, ni Ia calidad de estos (edad y sexo) para hhacer un balance por regiones sobre el valor del indigena. Neale Ne de indica Valor do ‘Promedlo valor Ceoronat, sncomfonds il indo yy 10 indios 20 § -t- 28 cada_uno (26) 12 indios 44 $3 6 35 5t 4,5 ofa 33) 20 indios 358 4 5 18 Gt 2,65 c/u (66) 7 indios 263 5t 4 38 6t 3,71 c/u 2) 27 indios 177 $ 6t_3 6§ 4t 81 c/a (C— UBICACION DOCUMENTADA Esta investigacién esta realizada exclusivamente sobre fuentes documentales manuscritas de la segunda mitad del siglo XVI y no posee ninguna referencia bibliogréfica actual, exceptuando un indi- ce de documentos. El estudio propiamente dicho se estructura base a un documento clave que es el Juicio de Residencia del doc. tor Antonio Gonzélez donde, en lo concerniente a Ia evolucién eco- némica de su administracién, hace constancia de las encomiendas gue adjudics, Los datos que suministra son referentes al nombre lel encomendero, su vecindad y el precio que éste pag por ust fructuar de su beneficio durante esta administracién. Las caracteristicas de este documento son: 1. Origen Por varias cédulas reales se encomienda al doctor Francisco de Sande hacer la residencia al Dr. Antonio Gonzdlez, Gobernador, Capitan General y Presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada, firmados el 22 de mayo de 1596, y cuyo traslado se en cuentra en la residencia del mismo (). Se le manda al Dr. Gonzdlez: “Dar relacién aparte que las encomyendas de yndios que el Sr. doctor Antonto Gonzdlez del servicio rreal dé losyndios ha aprovado con compusicién o sin ella de los que ha dado de nuc- vo a recontando vidas con compusicién o: sin ella durante el tiempo que sirvié el cargo de governador ut eapitan general deste rreyno 0 uso de sus comisiones particulares tocantes esto en el y en el distrito desta rreal audiencia que como pre- () Archivo Histérico Nacional de Bogoté, “Residencia de_cundinamarca”” 1. 10, "Residencias del doctor Antonio Gonzalez”, fl. TrISt. 140 sidente de la real caja de santa fee y de las cantidades de las dichas compusiciones nombre vezindad de cada una de las personas con quien se hizieron ellos y las tales encomiendas y acrecentamyentos de vidas y las causas en que se fund6 hazer- lay el tiempo y ante que escrivannos” (2). Esta residencia se comenzé a realizar el 22 de septiembre de 1597 ante el doctor Sande (3). 2. Contenido del documento En esta relacién de encomiendas no se encuentra ningiin or den ni sigue pautas de ningtin tipo en su agrupacion, Se encuentra sencillamente el titulo con que concede l2 encomienda, el nombre del encomendero, la vecindad de éste y el valor que pagé a la ad- ministracion por gozar de sus bienes. Omnite por lo general el nom: bre de la poblacién indfgena que se’ encomienda o la prodecencia de sus integrantes. Solo sanciona 193 encomiendas de las 219 exis- tentes en el Nuevo Reino de Granada, segin datos suministrados por otros documentos (Ver “Referencias de Encomiendas no men- cionadas” Para la declaracién de cada encomienda se menciona el si- guiente formato tipo: “Yten dio titulo de Nueva Encomienda a Pedro Nifio vezino de esta ciudad de Tunja de los yndios de su encomienda en cuatrocientos cuarenta y cuatro pesos, tres tonines y sels gra- pos. del dicho buen oro de veinte y dos kilates y' medio” 44 $ 3t . Documentos complementarios: a. Para poder identificar las encomiendas de los 121 encomen- deros ubicados, ya que el, documento, base, no especificaba sino fmos al estudio de los indices de documentos existen- tes en el Archivo Historico Nacional concernientes a este periodo @) ¢ hicimos la transcripcién de sus.enunciados para ampliar las Bosibilidades de estudio sobre cada encomendero, (Ver “Referen- cia de encomiendas”). Atn asi quedaron 72 encomiendas sin pre- cisar su situacién o la procedencia de sus integrantes. b. Aparte de las 193 encomiendas citadas en el juicio de resi dencia del Dr. Gonzalez, pudimos identificar 26 mas en base a los indices de documentos antes mencionados. Encontramos que exis. tian documentos fechados entre 1590 y 1597, sobre pleitos de enco- menderos con sus indios que no habian sido incluidos en la lista @ Wid, 6. 13r45v, rengiones 3235, 1.16 G) Archivo Histérico Nacional de Bogota “residencias de cundinamarca” «, 10, “Residencia del doctor Antonio Gonralez", fl Iv seaglones 31. @ Mary Jane Vaughan y Guillermo Ramén Garcia Herreros “Catdlogo de documentos existentes en el Archivo Historico Nacional para ps iodo de los presidentes togados. (18641605)". Ustvensiras Humanfsrica ui de residencia. Debido a que no pudimos averiguar la vecindad de estos encomenderos ni el precio por el cual adquirié la encomien- da, decidimos omitirlos en los balances de valores, sin descontar- Tos en las listas de encomenderos. c. En un minucioso estudio de los indices documentales al- cangainos a seguir el rastyo @ 24 encomenderos que aparecen, po seedores de encomiendas desde épocas anteriores hasta el presente perfodo, Las mas antiguas que encontramos fueron. concedidas du- rante la administracién del primer presidente togado Dr. Venero de Leyva (1564-1574) (Ver “Referencias de Encomiendas” Nos. 9, 12, 32, 38, 47, 53, 54, 79, 119). En resumen, hemos transcrito 205 enunciados de documentos complementarios para el presente estudio, que son una guia orde- nada para la ampliacién directa de cualguier aspecto. aqui tratado. D— METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION De acuerdo con el tratamiento que se le dé a un documento, 5 como este nos va\a responder, Ef presente documento ‘nos ha: cfa una enunciacién sencilla de los datos sin orden ni relacién al- guna, tanto cualitativa como cuantitativamente. Experimentando todas las posibilidades de agrupaciéa de datos, segdn diversas es- pecificaciones, logramos obtener varias tablas’ cuantificables que ordenamos dé la siguiente manera: 1. La relacién de todos los encomenderos en orden alfabético, afiadiendo los datos de vecindad, nombre de la encomienda (cuan do son conocidas) y el titulo con que fue concedida (colocado con siglas para facilidad tipogréfica). 2. La relacin de Jos encomenderos semiin la vecindad._ __a. dentro de cada vecindad dividimos sus encomenderos se- fain el titulo conaue les fue concedida Ta encomienda y colocéndo- (os a su vez en orden alfabético dentro de ellas. b, Colocamos los valores a cada encomienda en columnas ac- les a las operaciones numerarias, c. Sacamos el valor total de las encomiendas segtin cada titulo y el valor promedio dentro del mismo. V. gra Dentro de Ios encomenderos que tenfan su residencia en ‘Tunja se encuentran catorce a quienes se les adjudicé la encomien- da a titulo de Nueva Encomienda. Sumando los valores de estos dio un total de 6.711 pesos, un tomin y dos granos de oro. Divi diendo por catorce nos daria el valor promedio de las encomien- das en Tunja a titulo de Nueva Encomienda, siendo este 479 pe- sos, 2 tomines, 11,27 granos de oro. Realizando Jo mismo, con las encomiendas dadas bajo otros titulos se sumaban después los totales para dar un gran Total det 2. valor de todas las encomiendas en Tunja durante este perfodo. Pa- ra sacar un promedio total se unian los promedios parciales y se dividian por el nimero de ellos. Esto nos daria el valor promedio de una encomienda en Tunja. 3. Después de tener todos los datos de cada vecindad, proce- dimos a encontrarlos dentro de tablas para hallar las relaciones existentes entre los encomenderos de una y otra vecindad, segdn el valor y néimero de las encomiendas, tanto a nivel de titulo, como a nivel total. (Tablas 1-22). 4. En base a esas tablas hicimos conclusiones particulares de cada yecindad para saber su posicién exacta con respecto a las de- mas, bajo todos los aspectos. Estas conclusiones se encuentran anexas a cada relacién de vecindad. 5. En las listas de encomiendas agrupadas por vecindad con- sideramos conveniente afiadir un niimero entre paréntesis coloca- do al margen izquierdo para indicar Iz existencia de uno o varios documentos referentes a ese encomendero, tanto en esta 6poca Co- mo en las anteriores al period de Gonzélez. Estas listas se encuentran después de las conclusiones, a ma- nera de Referencias. 6. Hicimos una relacién de las monedas existentes, en esta época, unificando el criterio a pesos de oro de veinte y dos quila- tes y medio, Su relacién, se encuentra como referencia después de las conclusiones. 7. Tratamos de ubicar geogréficamente las zonas que poseian encomiendas en mapa adjunto. Es un mapa de todo el Nuevo Reino que presenta la densi- dad de encomiendas segin las vecindades. Concluye hasta cierto punto, todo un gsqueme de tendencias de agrupacién por zonas eréficas, dando fuertes bases para explicar desplazamientos in- ligenas, extincién localizada, mestizajes ubicados, etc. Debido a que este estudio es la presentacién de un hecho es- cueto, sin inferpretaciones ‘ni discusiones, hemos considerado ne. cesaria la aneyion de bibliografias sobre’el tema de las encomies das en general. No tratamos de discutir o refutar, sino de mostrar tim aspecto de ese vasto y complicado tema, Su valor es exclusiva mente documental y no bibliogrdfica, JI RELACION ALFABETICA DE LOS ENCOMENDEROS EN EL NUEVO REINO DE GRANADA DE 1509 A 1597 En esta relacin hemos agrupado alfabéticamente los nombres de todos los encomenderos conocidos en el Nuevo Reino de Granada durante los afios 1590 a 1597. EI principal objetivo que persegui- Usiverstras Huntantsrros, 443 mos con ello, es procurar la facilidad de buscar cualquier nombre Y poder suministrar los datos més importantes sobre dl, A partir de'esta tabla se puede averiguar el resto de datos en las siguien- tes relaciones. No consideramos conveniente afiadir todos los datos, como se- rian el precio de la encomienda y la cita de referencia a cada uno, ues consideramos que cada dato tiene relacién dentro de. una ta’ Bia‘en cuanto que es util para [a misma La lista se fundamenta en los datos del documento base (jui- cio de residencia del Dr. Antonio Gonzdiez); en, todos los datos suministrados por las “Referencias de encomiendas”; en las refe- rencias.dadas por e! capitulo de encomenderos no mencionados. En la primera columna se encontrarén los nombtes de los en- comenderos colocados alfabéticamente; en la segunda, los nombres de las vecindades a que pertenecen cera, los nombres de aquellas encomiendas que se pudieron lo- calizar (puede advertirse que aparecen varios encomenderos con mas de una encomienda). En la ultima aparecerén, entre parénte- sis, las abreyiaturas de los tftulos con que se concedieron esas en- comiendas ("). En nueve casos un encomendero aparece con dos abreviatu- ras, lo cual indica que se conocen el titulo y el valor con que se le adjudicaron dos encomiendas. Se encuentran también 26 encomenderos con el signo (@) al margen izquierdo, lo cual indica que el nombre de este encomen- dero no se encuentra en el Juicio de Residencia de Gonzélez, sino 1ue fue extraido de otros documentos. Por Io general no se congce el lugar de su vecindad y munca se da el titulo con que le fue concedida la encomienda. Estos encomenderos no se tuvieron en cuenta para la divisién por vecindades puesto que no tienen los da- tos necesarios para los balances. Los colocamos aqui para dar la lista de encomenderos de esta época, lo mas completamente posible. Para averiguar algtin dato sobre cualquier encomendero ha- lado en la siguiente lista, se le debe buscar en el capitulo “Valor de las encomiendas”, donde, a su vez, tendré una cita al margen iz- quierdo que indicara los documentos en que se puede averiguar més sobre él. Al final de la siguiente tabla se encontrardn las cuan- tificaciones resultantes que indican cifras globales sobre el mimero de encomiendas y encomenderos, con sus variantes. =) (&) = Aprobecion, QW) = Nueva encomiends). (C) = Composicién. (S) © lessidt (ea) = Contrmacion ea is Nombre del encomendero eatoe Aguilar Santa Ana, Francisco ‘Aguilar, Joan de Aguirre, Gabriel de © Alateén, Bartolomé de Albercon, Pedro Martyn del Albete, Pedro ®) Alcald, Diego de Jonso,, Martyn. ‘Alvarado, Alonso de Alvarez, Melchor Amurro, Juan de ‘Angulta, Francisco de ‘Aponte,’ Alonso de @) Arévalo, Pedro Arias, Guillermo ‘Avendatio, Goneslo de (©) Avila, "Maria de Avia, Manuel de wila, Gaspar de Avilla, Gasnar de Aspeleta, Juan de =BH (® Barrera, Hernando Basto, Andrés det Basto, Maria del (hijo de) Basto, Simén del Beltran de Cavzedo, Francisco Bermudez, Luis Bolivar, Pedro de Borrero, Joan =c- Caceres, Alonso de Calderdn, Bartolomé, (menor) €alderén,, Bartolomé: Galdersn, Martyn @) Calvete, Juan Campo, Hernando de Cérdenas,, Francisco de Cardoso, ‘Luis Carrillo, Hernando Carvajal, Alonso, Castiblanque, Miguel de (@ Castro. Francisco de @)Cerrada, Hernando ferrato, Juan Martyn Céspedés, Antonio de Galmonates, Tae” ‘po, oan,” Baptista, del (rue! Francisco. dea Gisllar, Joan de ‘Vectndad Tanja Muso ‘Timané San Cristébal Velez Velez Muso Toro, Trujillo ‘San Cristobal Onda Pamplona Merida ‘Toro Toro Cartago Remedios Pamplona Pamplona Toro. Tanja Pamplona Pamplona ‘uso Tene Timand Tocayma Tunja Mariquita Pamplona, Tanja La’ Palma Mérida Merida Tania Tania Santa Fe Muso Muso La Palma Indiosde Titulo Chicuinguirs =) if 8 o Noes @ Sto seg2oUgh 8 aye om San Cristébal —(N) Llanos ® Banpione mpone Manda & Siauina Toro % a Punchina &) Motabre Moniouid Servith 8 : i ® Gecunsos © i o " A) ‘ ‘“ Saboya Toostnn Gsiandaima (A) Bona @ Tune ® i ® Serta Sitoaa BY paaae Woaaue a) @ ® ‘subia w in’ Paima Oy Se Univeesiras Homanfstica Nombre del encomendero : = ch Chaves, Juan Clemente de Chica, ‘Margarita de la —p- Daza, Pedro Fernindez Gallegos, Pedro Fernindes de Rojas, Lorenzo Forte de Morales, Rodrigo Fuenmayor, Diego de -GH Gano de la Ceruela, Alonso Galindo, Juan Garefa, Luis Garcia, Certefio, Juan (en compatia de Joan Pérez) Garcia Montatio, Crisptoval Garcia Roman, Pedro Garcia de Caving, Pedro witia, Antonio de Gémez, Monso (menor) @) Gomez de Silva, Cristobal Gongalez Galeote, Blas Goncalez, Hernan Goncalez, Marti Gutiérrer, Luis Guzman, ‘Francisco de tr a Hernandez Florian, Francisco (2) Herrera, Ana de Hincapie, Joan Alonso Hospina,’ Diego de Vecindad ‘Muso Cartago Tanja Cartago Muso: Anserma Pamplona, Vélez Tocayma Pamplona La’ Palma uso La Palma Toro Pamplona Mérida Merida Velez ka Patna focayma’ Paina Muso, Merida Antiochia La Palma Toro Remedios us Tndiosde Titulo ry a Busbanva Pesca SRenmncre eau @ Mota Nara 8 ‘ompamene entimall Cachaha Buraca © one Buteregua Chocoa’ ” (N) y (ND ®) 0 @ Ae Cavecadas @ cag ia » me wy "oO Mérida S Voice j Gitruaca @ & w Panches &® Penderisco “ Bonza a Pinte Grtaties 0 146 Nombre det encomendero Hosoina, Diego de a=s- Jove, Diego Tove: Rodi Sars, Ped aes Laso de la Vega, Sebastién Leon Garavito, Diego, de Leon Vegoya, Diego de ‘Leon Venero, Gongalo de Leuro, Yoan de Ceased, Guillermo de Lifrues, oan de Ei i ae ay , Jean (Licenciado) Tope, Manuel Taper de Aviles, Diego Groner Carb, Rodtigo Lover’ Deizade, Miguet Lopez Matoso,’ Francisco pez de Tortes, Alonso aa Maciha, Martyn de Madrigal, Alonso. de () Maldboado, Rod ialdonado, Rodrigo © Maldonade, Francisco, (hijo) ') Maldonado Meadoza, Feo, fangano, Cristoval, Martyn, Andres Martyn, Gomez Martyn, Toan (9) Martyn, Pedro ‘Martynez, Francisco Martynez, Miguel Mazmela,’ Bartolome de Melo, Joan de ©) Mendez, Manuel Mendez de ‘Valdivieso, Francisco Meneses, Alonso de Merchan, Alonso de Mexia, Maria Moiiea, Bernardino de ‘Molina, Carlos de Montoya, Francisco de Morn, Diego. de Marz Barrientos, Tuan Myllan Orosco Tas ‘Vecindad Indios de ‘Titulo Mariquita a Pamplona Pamplona Permplona, ® Pamplona (N) ‘Mérida, Mérida g Mariauita : @ eae Seneia” Agueda a Tenerife Tausa @ oo Statause oe Tae Oeabita © La Palma a Remedios os Remedios 1G) Tenerife . ie Antiochia Antiochia a ‘Tirana i @ Marequita Mareauita e Thagué (A) Maso aca Q La Palma g 1 Palme LaPaima ay * Somondoco y Somondoco Bogota San Cristobal w Mievida ‘s} Muso a) Cartago a ta Fain Ati ima ipar _ Mora wy ® Pamplona Muso- Ubaté a) Toro a Sean doles Liaos © tanaos 8 Toague Anacaline ae sits 8 Tocaima ) (Gaachets) Guachete C) Marequita Marequita (N) y (A) Calanoina y Llanos Mérida © Pamplona w Pamplona 8 Mompés Mompés @) ‘Usivenstmas Humantsrica Nombre del encomendero -N- Nieto, Alonso Nifio,” Francisco Nilio, Francisco Nilfo; Pedro -o- Olarte, Martin de Olivas, Joan de @) Olmos, Alonso de Orejucla, Rstevan de Oreitela, Juan de y Orejusla, Pedro de SFE Biancses Se San Cy Sidon, Juan de -Fo Paez de Sotomevor, Juan Farrar Hernando de ie Ease, ann Patino, Anes Poke, Big Patito’ de Horo, Hemando aso de Haro’ i re, Diego Barer EratEloco Pérez de Busai, Joan Perez de Conan oan Poco acess dal Pot’ de Lach Pedro Prado, Francis Se -o- Quintero, Pedro a BEE Bo, ea ao (®) Rodriguez Casalla, Antén Veeindsd San Cristobal inja Tanja Tunja Vélez Tocayma, Santa Fe ba Senta re Marequita La Palma Tunja Tunja Pamplona Pamplona En Patina Tanja Patna Muso Muso 1 Patma Panola amptone Merida Ancora ‘Pocayma Teceymna Pamplona, Pamplona Anserma Mariquita Tanja Indios de San Cristobal Satifia Suxa Chivata Suta, Combita Pansaga Beeacen Subs Chines Usagan ‘Toca Siachoque Uguaque Tpuaque Pamplona Tanja Sosa Mérida Panche Gualana Alimbapi Laguataque Ambalema’ Totara Casava Pamplona Anserma Herver 147 ‘Titulo © @) & a @ © 8 wo ‘ay Busbanza (A) y Mensa Tobacia (N) 8 © 148 Nombre det encomendero _Vecindad Tndlos de Titulo Rodriguez Galén Bartolomé Tocayma Viruyma a Rodriguez de Rueda, Francisco Timand ® Rodrigue de Soto blego La Haina Ja Palme x jguez de Vergara, Yoon Tunja on Rojas, Cristobal Tuna Tape im Rojas, Martyn de Tanja, Firauitoba oO Romén, Gabriel San. Cristobal w Rueda, Pedro de ta Palma wy) Ruiz Clavijo, Juan Kuso Pease, a saa . Ruiz Gasjosa, Alonso Thagus © Rutz de Osma, Pedro, Los Remedios Ss Ruiz de Piedrola, Pedro Tanja © ©) Ratz de Quesada, Isabel Tupia Cultiva —s— @), Sauiguacho, Die chia Ghar, Hletchot de (Governador)Cartago “ Sanchez de Cepeda, Alonso Muso Yoopa © Séncher Hurtado, Juan Tunja ® Sénchec Merchén, Alonso Tunja : wo Siuches dela Parra, Juan Tumja Victoria ® Sant Yuan, Xproval de Tocayma B @) Santiago, Maria de Cot Sepulveda, Nicolas de Toro Gachancipa 8) (Silva Collantes, Tuan de Nemeza Soraree, Gabriel de Timand a Solis, Lucas de Gartaco @ Suarez, Agustin Senta Fé 9 Sure de Fizueros, Gémez Merida Chivaque Suero’de Cangas, Garcia Toro a _ Tercera, Pedro Alonso Pamplona ® Torre Aibarran, Hernando de la Merida . Torres, Joan de (Guaguire) Guaguira ® Tuesta Salazar, Joan de Toagus Sagas ) au Usrieta, Miguel de Antiochia “ -v- Valdelumar, Bachiller Tunja wo Vargas, Diego de Tanja Totasa Chictasa ay Vayona, Tuan de uso Mase oy Vege, Guillermo de Ta Palma Ta Palma & Velasco, Maria de Pamplona a () Nentgas Pedro Sana Fe Guatavita fenero, Matta Muse Q Velasquez de Velasco, Juan Mérida La Grita © ‘tcabueo Yera, Joan de Tocaima a) Verenra, Andrés de Mérida Mérida snueva, Juan de (Capitin) Tunja ® ‘Universizas Humanisrica 49 Nombre del encomendero __Vecindad Indios de. Titulo -x- Ximénez, Alonso San Cristébal San Cristébal —(N) ayo ‘Ybdiiez de Yturmandi, Juan Pamplona Pamplona iy Yearra, Guillermo de Merida wD -2- © Zarate, Juan de Ubeita Chaine Sata Teusa Total: 210 25 154 Iugares 184 + =() 26 9121 encomenderos 9 184 nombres Be vecinaades 1 ‘Tenemos, de las anteriores sumas, los siguientes datos: 1. Un total de 210 nombres de encomenderos, De ellos hay 26 nombres a quienes no se les conoce el titulo ni el valor de sus encomiendas, para darnos un total de 184 encomenderos cuyos datos no son’ conocidos. 2.—Un total de 25 vecindades entre las cuales se encuentran dis- tribuidas las 154 encomiendas conocidas, los 184 encomenderos y los 193 titulos de encomiendas. 3.—Un total de 154 nombres de poblaciones indigenas 0 proceden- cia de los mismos. Estas se distribuyen en 121 encomenderos, dado que varios de ellos poseen més de una encomienda. Un total de 193 titulos de encomiendas dados a 184 encomen- deros. (En otras palabras, se encuentran 9 encomenderos, de Jos 184, que poseen dos titulos de encomiendas). En referencia global se encuentran 193 titulos de encomiendas distribuidos entre 184 encomenderos, de los 210 conocidos en este periodo, que se distribuyen cn 25 vecindades. Se conoce, también, el lugar-o el nombre de 154 encomiendas que estén distribuidas entre 121 encomenderos. Estos son Jos datos generales con los cuales hemos trabajado en el contexto de este estudio, desglosando cada ndmero en los de- mas, hasta dar densidades y porcentajes. precisos y especificos.

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