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Lo Que Ocurre en Nicaragua
Lo Que Ocurre en Nicaragua
Familia Somoza
Nicaragua vivió la dictadura militar de la familia Somoza desde 1937 hasta
1979, primero con el padre y después con el hijo. Durante ese periodo, la
pobreza, las desigualdades, la corrupción y la represión fueron
constantes. Los Somoza, que llegaron al poder mediante un golpe de
Estado, tuvieron el apoyo incondicional de Estados Unidos y lograron
amasar una de las mayores fortunas del continente. Se calcula que
cuando dejaron el poder el patrimonio de la familia rondaba los 500
millones de dólares de la época.
El pueblo nicaragüense se agrupó en torno al levantamiento armado del
Frente Sandinista de Liberación Nacional y las columnas guerrilleras
entraron en Managua el 19 de julio de 1979 en medio del clamor popular
derrocando así la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Se instauró una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (1979-
1985) con carácter transitorio con representantes de diferentes sectores
sociales, políticos, comunitarios y religiosos, que ideológicamente se
movían en un espectro que iba desde la socialdemocracia al marxismo,
pasando por la teología de la liberación.
Pero la realidad fue otra. Fueron unos días de violencia con los que la
oposición intentó derribar al legítimo Gobierno de Nicaragua. Exigían la
dimisión de Daniel Ortega porque discrepaban de un proyecto de ley de la
Seguridad Social y le siguieron exigiendo la dimisión incluso después de
que el Gobierno retirara el proyecto. El saldo fue de al menos 250
muertos, entre ellos 22 policías y 48 sandinistas, según la Comisión de la
Verdad del Gobierno.
Lo indiscutible es que todas las instituciones se mantuvieron fieles al
poder legítimo, prueba de la fortaleza del sistema democrático
nicaragüense.
El periodista francés de Le Monde Diplomatique Maurice Lemoine explica
su experiencia vivida en primera persona durante aquellos
acontecimientos:
"Hubo un intento extraconstitucional de derrocar al presidente elegido. Lo
que generalmente se ha descrito como manifestaciones pacíficas tenía
todas las características de una rebelión antidemocrática llevada a cabo
mediante la violencia insurreccional. A ella se opusieron, de manera
igualmente rugosa, el Gobierno y su base social sandinista, un
movimiento de masas organizado, endurecido por una larga historia de
agresiones, y ampliamente subestimado tanto por la oposición como por
el cártel de observadores que le son afines".
Una vez más, la prensa occidental presentó aquellos acontecimientos
como la violencia y la represión de Daniel Ortega y su Gobierno
dictatorial, ignorando, no solo que es el presidente legítimo, sino también
el apoyo masivo de la ciudadanía al Gobierno sandinista y la financiación
y manipulación que había detrás de las protestas pilotadas por la
derecha.
El sandinismo aguantó la embestida pero se logró acuñar la imagen de un
gobierno despótico y represor en gran parte de la opinión pública
internacional, incluso en algunos sectores de la izquierda.
Sanciones de Trump
Esta situación la aprovechó Donald Trump para imponer duras sanciones
económicas y políticas a la administración sandinista mediante la
ley Nicaraguan Investment and Conditionality Act, conocida como NICA
Act. Una ley que no solo penaliza a funcionarios del Gobierno sandinista,
sino que condiciona los préstamos ante organismos multilaterales para
Nicaragua, algo que supone un duro golpe al plan de inversión pública de
este país.
Previamente, y casi como si de una advertencia de cara al futuro se
tratara, el asesor de seguridad John Bolton, catalogó a los gobiernos de
Nicaragua, Cuba y Venezuela como la "troika de la tiranía de
Latinoamérica".
Una de las promotoras de la ley contra Nicaragua fue la congresista de
origen cubano Ileana Ros-Lehtinen, muy conocida por su beligerancia y
apoyo a todo tipo de medidas incluso violentas contra Cuba.
Logros sandinistas
Pero este análisis no sería útil si no investigamos cómo ha evolucionado
en los últimos años Nicaragua bajo el Gobierno sandinista. Según
el Informe de Desarrollo Humano del año 2020 elaborado por las Naciones
Unidas, en los últimos nueve años de Gobierno sandinista, desde 2010 a
2019, el Índice de Desarrollo Humano de Nicaragua aumentó de 0,622 a
0,660 y la esperanza de vida ha pasado de 72,4 años a 74,5.
Los años promedio de escolaridad en ese mismo periodo han aumentado
de 6 a 6,9. El Ingreso Nacional Bruto per cápita sube de 4.487 dólares a
5.284 dólares.
El Gobierno ha aprobado un 57,1% del presupuesto de 2021 para gasto
social, es decir para los sectores de educación, salud, viviendas y
servicios comunitarios, entre otros. Un porcentaje impensable con los
anteriores gobiernos neoliberales.
También según el PNUD, en Nicaragua, el 44.6% de los escaños
parlamentarios están ocupados por mujeres, y el 48.5% de las mujeres
adultas ha alcanzado al menos un año de educación secundaria, frente al
46.8% de los hombres adultos. Una de las reformas electorales que entran
en vigor en las próximas elecciones establece que cada sexo debe tener
el 50% de representación en cada candidatura.
Encuestas electorales
Sobre el próximo plebiscito, las encuestas electorales han dado en todo
momento al Frente Sandinista y a Daniel Ortega como candidatos
preferidos para lograr la presidencia. La última encuesta preelectoral, de
este mes de julio, por la única firma nicaragüense de estudios de opinión,
M&R Consultores, mostraba una previsión de voto de 60,2% para el FSLN,
un 13,7% para la oposición y un 26,2% de indecisos. Al consultar por la
aprobación del Gobierno nacional en comparación a todos los otros
gobiernos de los últimos 50 años, la administración de Daniel
Ortega aparece en primer lugar con el 28,2% de las preferencias.
Es por eso, que ante esta probable victoria sandinista, Estados Unidos ya
tiene previsto su escenario de subversión que pasa, como no podría ser
de otra manera, por no reconocer el resultado electoral. Un patrón ya
utilizado en Venezuela y en Bolivia.
El periodista Maurice Lemoine revela que el plan estadounidense para
después de las elecciones se denomina Responsive Assistance in
Nicaragua (RAIN). Este programa prevé, desde el 11 de agosto de 2020
hasta el 10 de febrero de 2022, la asignación de 2 millones de dólares para
lograr "una transición ordenada" del gobierno de Ortega hacia "un
gobierno comprometido con el estado de derecho, las libertades civiles y
una sociedad civil libre". Sin siquiera tratar de ocultar su estrategia, el
documento utiliza cien veces la expresión "régimen de transición" y
prevé de antemano una purga dentro del ejército y la policía sandinistas.
Es decir, el derrocamiento del Gobierno sandinista aunque gane
legítimamente las elecciones de noviembre. Tampoco es para
sorprenderse, es lo que lleva haciendo, o intentando hacer durante
décadas, Estados Unidos en América Latina.
Sin duda el sandinismo a lo largo de la historia y el Frente actual de
Daniel Ortega, habrán tenido errores y deficiencias. Quizás hasta abusos
de poder asociados a tantos años en el gobierno, aunque no tantos como
Helmut Kohl o Angela Merkel en Alemania o Jordi Pujol en Cataluña.
Lo que sí debe saber cualquier persona honesta y respetuosa con la
soberanía de América Latina es que ninguna alternativa promovida por
Estados Unidos, ninguna opción de gobierno crecida con los dólares de
sus empresas, ningún partido o líder diseñado en sus despachos, ni
ninguno de los sistemas de cambio de poder que se traman en sus
agencias de inteligencia tienen como objetivo mejorar las condiciones de
vida ni de los nicaragüenses ni de de ningún otro pueblo de América.
Pascual Serrano