vivían dos niños pequeños que se llamaban David y Juan. David era un niño muy alegre que le gustaba mucho salir a pasear con sus compañeritos de su escuelita, él era muy feliz con lo que hacía, Juan era un niño que le gustaba mucho pelear con sus amigos el era todo lo contrario a David. Un día salió al campo con todos sus amigos, estaban jugando futbol y en ese momento Diego quien era amigo de David dio un fuerte golpe a la pelota la cual le cayó a un niño que estaba sentado en una banca, ese niño era Juan quien en ese momento se levantó enfurecido y pregunto: - ¿Quién fue? – todos asustados se miraban unos a otros sin saber que decir ya que sabían que Juan era un niño muy agresivo, nadie sabía que decir hasta que en ese momento Diego se acercó a Juan y le dijo que él había sido. Juan empezó insultar a Diego y a él solo le quedo llorar y llorar, a pesar de las lágrimas Juan cogió la pelota y se marchó, David se acercó a Diego y le dijo: - Tranquilo amigo, no te preocupes, no llores, tu eres un gran niño y muy valiente y no tienes por qué llorar, iré a resolver este problema con Juan. En ese momento David se fue siguiendo a Juan hasta que logro alcanzarlo, sin pensarlo dos veces empezó hablar con él, por la cual Juan le respondió mal a David y como él era un niño bien tranquilo y le gustaba solucionar los problemas seguía hablando, llego un momento que David le invito a sentarse a Juan, paso bastante tiempo. Se levantaron de la banca y fueron con todos sus amigos después de hablar, primero todos miraban mal a Juan porque sabían cómo era incluso David lo invito a jugar con ellos y todos seguían con miedo hasta que David hablo con todos sus amiguitos y comprendieron lo que pasaba, desde ese entonces todos se volvieron muy buenos amigos y Juan dejo de ser ese niño agresivo y enojón que todos conocían.