Está en la página 1de 13

COLUMNA DE OPINIÓN}

Abajo el neoliberalismo, pero ¿que es el neoliberalismo?


08.11.2019
Por José Ossandón1
INDICE

● - INICIO
● - 1. EL NEOLIBERALISMO ES UNA FASE DEL CAPITALISMO
● - 2. EL NEOLIBERALISMO ES UNA FORMA DE GOBERNAR LOS PROBLEMAS PÚBLICOS
● - 3. EL NEOLIBERALISMO ES UNA RED DE PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO
● - 4. EL NEOLIBERALISMO DESCRIBE UNA PARTICULAR FORMA DE EXPERIENCIA DE LA VIDA
COTIDIANA

● - 5. EL NEOLIBERALISMO Y LOS NUEVOS ESPACIOS PARA LA ACCIÓN COLECTIVA


● - LOS DIFERENTES NEOLIBERALISMOS

El Neoliberalismo, junto a la Constitución, concentra las iras del movimiento social


del 18/O. Pero exactamente ¿qué es? ¿Sólo una forma de organizar la economía y el
Estado? Con ánimo de enriquecer el debate el autor analiza las principales

1 https://www.ciperchile.cl/2019/11/08/abajo-el-neoliberalismo-pero-que-es-el-neoliberalismo/
definiciones y debates en torno a un concepto que se puede encontrar en el origen
de las AFPs o el CAE, y que ha sido defendido por economistas (Chicago Boys y
otros) que “se han presentado como expertos en pensiones, salud, educación y no
lo son”.
El neoliberalismo está en el centro del movimiento social en Chile. Pero, ¿qué es? No es
una pregunta fácil de responder. No hay una sola definición y el mismo término se usa
para enfatizar cosas muy distintas. Algunos, incluso, han dicho que no deberíamos usar
un concepto con definiciones tan diferentes. Pero, así pasa con casi todas las palabras
que usamos para discutir nuestra vida en común. Capitalismo, democracia, modernidad,
mercados, clases sociales, son todos conceptos que usamos de muchas formas y no por
eso los dejamos de lado. Son términos que nos permiten pensar y dialogar sobre asuntos
colectivos en discusiones donde muchas veces la definición de los términos es parte de la
discusión.
El concepto de neoliberalismo nos permite pensar críticamente sobre lo que
caracteriza el momento histórico que vivimos. Es importante, sin embargo, tener en
cuenta que cuando describimos el presente como neoliberal podemos estar invocando
diferentes tipos de énfasis y problemas.
En pos de ayudar un poco en la conversación, lo que sigue es un intento por organizar las
formas en que hablamos de neoliberalismo. La propuesta es que (sin pretender
exhaustividad, la discusión es tan grande que es inabarcable) en las ciencias sociales el
término se usa como respuesta a cinco preguntas diferentes.
Uno, el neoliberalismo es una respuesta a la pregunta por el momento actual del
capitalismo. Describe el tipo de capitalismo post-1973.
Dos, el neoliberalismo describe una forma específica de gobierno de los problemas
sociales. Es un tipo de gobierno que usa al mercado como modelo.
Tres, se refiere a una red de producción de conocimiento. El neoliberalismo es la red
que construye el ‘técnico’ de think tank,
Cuatro, describe una particular forma de vida cotidiana, la experiencia de lidiar con los
roles que el neoliberalismo imaginó para nosotros.
Cinco, el neoliberalismo corresponde a un nuevo espacio de disputa de formas de
acción colectiva.
En lo que sigue se desarrollan estos cinco puntos.
1. EL NEOLIBERALISMO ES UNA FASE DEL CAPITALISMO
La gente que trabaja en investigación en economía política se pregunta por las etapas
del capitalismo. Desde esta perspectiva, neoliberalismo es el nombre que denomina
la fase del capitalismo que empieza en 1973.
El capitalismo se puede caracterizar por el conflicto básico entre los dueños de las
empresas y aquellos que deben trabajar para asegurar su existencia. Desde la revolución
industrial, los trabajadores se organizaron como actores colectivos en su lucha por
mejores condiciones laborarles y de vida. En respuesta a este conflicto, durante el siglo
veinte el Estado fue adquiriendo un nuevo rol.
En especial entre los 30s y los 60s, los gobiernos de los países capitalistas asumieron un
papel de mediador en el conflicto entre empresas y trabajadores. El Estado pasó a ser
algo así como el que ponía la mesa para que las organizaciones de trabajadores y de
empresarios lograran acuerdos para seguir funcionando. Gobernar era una forma de
mediar. A su vez, el gobierno de la época tomaba un rol activo en la administración de la
economía con tal de empujar el desarrollo industrial.
Desde el Golpe de 1973 en Chile -y desde los gobiernos de Thatcher y Reagan para el
resto del mundo- las prioridades giraron radicalmente.
“Lo que hicieron los Chicago Boys –y los economistas que siguieron llegando
luego a las oficinas de ODEPLAN-, fue convencer al resto de que ellos eran
expertos en todo. Educación, pensiones, recursos naturales, salud. Esto no era
cierto”.
El gobierno neoliberal perdió interés en el desarrollo de la industrialización nacional y dejó
de asumir un rol de mediador del conflicto entre empresas y trabajadores. La meta de los
gobiernos neoliberales es producir las condiciones para el crecimiento económico. Por
eso es que el ministro de Hacienda pasó a ser el ministro más importante de
todos. El supuesto ya no es, como en los 60, que la economía encierra un conflicto que
requiere mediación. La nueva convicción es que si mejoran las estadísticas de
crecimiento, mejorará la vida de todos. Pero no es que el gobierno neoliberal deje de
actuar. Es muy activo, pero de una forma diferente. Algunos ejemplos de política
económica en este contexto son la invención de la idea del Banco Central autónomo, la
firma de tratados de libre comercio, liberación de mercado cambiarios, atracción de
inversión extranjera, etc.
Para el caso de Chile, quizás una de las políticas económicas más relevantes fue el
sistema de previsión y pensiones que se implementó desde la Constitución de 1980. Las
reformas laborales de la dictadura no solo prohibieron la acción política organizada
(negociación por sector, etc.). Ahora todos son obligados a formar parte de un sistema
donde ya no se diferencia según el sector en que trabajas sino que por la empresa que
administra tu pensión.
Las AFP´s (Administradoras de Fondos de Pensiones –muy similares a las
Administradoras Federales de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) que funcionaron en
Argentina desde al año 1994 hasta el 2008-), a su vez, ilustran otra de las características
del capitalismo neoliberal. La economía se construye de una forma en que el sistema
financiero se hace cada vez más central.  Las AFPs son tanto un sistema de
pensiones, como un instrumento para alimentar al mercado de capitales (otorgan
préstamos al sector público y privado, compras acciones y títulos, entre otras
acciones financieras). Desde ahí, la suerte de todos los trabajadores se conecta
inexorablemente al crecimiento. Si las inversiones de los fondos de pensiones no son
rentables, las jubilaciones empeorarán.
En estas nuevas condiciones, la empresa cambia también. La gran empresa ya no es
simplemente nacional. Los tratados de libre comercio, el mercado cambiario, los sistemas
financieros globales, hacen posible que las organizaciones implementen sus cadenas
productivas entre países. Por ejemplo, las grandes tiendas en Chile, ya no dependen de
empresas textiles en el país, sino que ellas mismas comienzan a producir donde existan
condiciones más favorables, por ejemplo, en China. La política económica no intenta
protegerse frente a estos cambios. La nueva política económica busca liderar la
adaptación. El mantra es competitividad, flexibilidad, emprendimiento, crecimiento,
innovación. Nada de esto cambió dramáticamente durante los gobiernos post-dictadura.
2. EL NEOLIBERALISMO ES UNA FORMA DE GOBERNAR LOS PROBLEMAS
PÚBLICOS
Una segunda pregunta surge de investigación en historia del pensamiento político.
El punto central desde esta perspectiva es que el neoliberalismo no es simplemente un
cambio en la economía, el neoliberalismo es una nueva forma de gobernar y entender
los problemas colectivos.
El concepto clave en el pensamiento neoliberal es mercado. La transición del liberalismo
clásico al ‘nuevo liberalismo’ (neo significa nuevo), es que se abandona la idea de que el
rol de los gobiernos es simplemente dejar que los mercados existentes funcionen.
Desde la perspectiva neoliberal, el gobierno debe crear activamente las condiciones
para el desarrollo de nuevos mercados. Esto no solo implica un cambio en la forma de
administración de la economía, cambia también como se concibe y organiza la solución a
los problemas públicos. Lo que hace el gobierno neoliberal es crear políticas públicas que
empujan a sectores enteros a que sean organizados según los atributos que los
economistas le asignan al mercado.
Unos de los ejemplos más importantes en Chile es la educación escolar. Las
reformas iniciadas durante la dictadura asumen la mirada propuesta por el economista de
Chicago Milton Friedman. Según Friedman la educación pública es mala e ineficiente.
No es que él haya estudiado cuando las escuelas funcionan bien o mal. Para
Friedman un sistema donde las decisiones las toman funcionarios públicos que
administren un sistema centralizado es siempre ineficiente.
Por el contrario, si la educación se organizara de una forma parecida a como se supone
que funcionan los mercados mejorarían tanto la eficiencia como la calidad. La solución
que inventó Friedman es el voucher. El voucher es un instrumento de política pública que
cambia como se distribuyen los recursos del sistema escolar. Con el voucher son las
familias –mediante la elección de escuelas– las que deciden donde gastar los fondos
públicos. Las escuelas, por su parte, pasan a ser vistas como organizaciones que deben
competir unas con otras por atraer estudiantes.
“Los economistas inventaron la figura del experto ignorante. El experto ignorante
se presenta como científico, pero no hace ciencia. Es un científico que no cree en la
necesidad de investigar, pues no cree que la realidad empírica pueda contrastar lo
que asume como dogma”.
El rol del gobierno es organizar todas las áreas de políticas sociales según los atributos
que los economistas le asignan a los mercados. El mantra es: competencia, elección,
proveedores privados. Los mismos principios – aunque con diferentes instrumentos – se
fueron aplicando a la educación, la salud, las políticas de contaminación, el transporte
público, la energía, el agua, incluso en asuntos como la construcción de prisiones,
viviendas sociales, e infraestructura.
No sólo cambian las áreas que se privatizan. Cambia también la forma de administración
del sector público. El supuesto deja de ser que la administración pública responde a
principios de organización diferente a las empresas privadas. Así -con lo que se conoce
como la Nueva Administración Pública- se empiezan a introducir formas de
competencia en las organizaciones del sector público.
Obviamente, sería erróneo decir que nada cambió con la vuelta de la democracia. Los
gobiernos de la Concertación implementaron muchos programas sociales en diversas
direcciones. Lo que no cambió fueron los principios generales. Quizás el ejemplo más
radical es el Crédito con Aval del Estado. Con el fin de aumentar el acceso a la educación
universitaria, lo que el gobierno (de izquierda) hace es inventar un instrumento (el CAE)
que genere un nuevo mercado para los bancos.
Desde los 90, sin embargo, se fue generando un nuevo tipo de reformismo. Las nuevas
políticas públicas empiezan a asumir que los mercados no funcionan solos, pero
que se necesitan a expertos e instituciones que los ayuden a hacer bien su
tarea. Por ejemplo, si la competencia en educación escolar no aumenta la calidad por si
sola, la solución no es dejar de esperar que sea la competencia el principio de
organización básica, sino que se construye un sistema de aseguramiento de la calidad
que ayude a las familias a tomar decisiones mejor informadas.
Otros ejemplos son el AUGE, el Transantiago y las diferentes reformas al sistema de
pensiones. Ninguna de esas políticas cambió el principio de que los mercados son la
solución a problemas públicos; lo que intentan es introducir nuevos instrumentos o
diseños con el fin de hacer que los mercados funcionen como mejor solución.
Por su parte, las empresas públicas siguen siendo administradas como si
estuvieran en competencia. Basta pensar en TVN. El único canal público es una
organización que se financia por su capacidad de atraer publicidad y se le evalúa según
su éxito relativo en competencia con los otros canales.
3. EL NEOLIBERALISMO ES UNA RED DE PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO
Una tercera discusión proviene de la historia del pensamiento económico. Desde
esta literatura el neoliberalismo es descrito como una muy exitosa red de producción de
conocimiento. Lo que se ha investigado en este contexto es cómo es que el
pensamiento neoliberal pasó de un movimiento relativamente marginal, a
constituirse en el discurso dominante en el gobierno de tantos países.
El neoliberalismo como movimiento intelectual empieza en un encuentro en Paris en 1938
(“El Coloquio Walter Lippmann”) y se fue consolidando en las diferentes reuniones de la
Sociedad Mont Pelerin (algunos de los nombres claves de este momento son gente como
Friedrich Hayek, Walter Eucken, Milton Friedman, Gary Becker, Ronald Coase y James
M. Buchanan), para para luego ir repartiéndose en múltiples centros de pensamiento (los
famosos think tanks) por el mundo.
Para el caso de Chile, el punto clave es la red que se construyó en torno a los Chicago
Boys. Chicago Boys es el nombre que se le dio a un grupo de economistas, la mayoría
educados en la Universidad Católica, que se beneficiaron de un acuerdo de intercambio
de estudiantes con la Universidad de Chicago. Gracias al intercambio, el grupo de
economistas chilenos terminó participando en cursos de post-grado en el período en que
algunos economistas claves de la red neoliberal (Friedman, Becker, Stigler, Harberger)
trabajaban en Chicago. Estos mismos economistas, cuando volvieron a Chile, terminaron
escribiendo el famoso El Ladrillo, el documento que terminó estableciendo las bases para
las reformas económicas y sociales de los siguientes años en el país.
Los Chicago Boys no son solo importantes por las reformas que iniciaron. Son muy
importantes también por la nueva red de producción y discusión de conocimiento
que ayudaron a establecer. El invento clave es la figura del tecnócrata. El éxito de
los Chicago Boys fue convencer a las autoridades de la dictadura de que ellos eran
expertos en lo que estaban haciendo. Uno podría decir que si de algo sabían era en
algunos temas de economía (política monetaria, inflación). Lo que hicieron los Chicago
Boys – y los economistas que siguieron llegando luego a las oficinas de ODEPLAN,
desde donde se organizaron las reformas sectoriales- fue convencer al resto de que
ellos eran expertos en todo. Educación, pensiones, recursos naturales, salud. Esto
no era cierto.
Lo que muestran estudios posteriores es que los economistas lideraron reformas de
sectores que jamás habían estudiado, ni tenían experiencia previa. Sin embargo, lograron
ser vistos como ‘técnicos’.
“Mientras la subcontratación se justifica como una decisión económica, para los
que lo padecen se vive como una manera de destrucción de las formas de
representación que los trabajadores tenían para defenderse”.
En esto, sin duda, les ayudó la convicción en lo que José Piñera -quizás el más
importante de los economistas en las reformas sectoriales- denominó como ‘teoría
económica básica’. El supuesto era que uno no necesitaba investigar cada área de
reforma, pues, sabían de antemano que la administración pública es siempre ineficiente, y
la competencia, la elección, la descentralización, y la propiedad privada harán las cosas
mejor.
Los economistas inventaron la figura del experto ignorante. El experto ignorante se
presenta como científico, pero no hace ciencia. Es un científico que no cree en la
necesidad de investigar, pues no cree que la realidad empírica pueda contrastar lo que
asume como dogma. El truco es que para ser efectivo el experto ignorante necesita que
los otros actores relevantes en la toma de decisiones los tomen como si fueran
expertos. Desde los 80s, lo que hacen los antiguos boys es construir una
infraestructura institucional en que el experto ignorante siga cumpliendo un rol
central. Ahí surgen una serie de muy bien financiados centros de pensamiento. El más
importante, tanto en nivel de recursos como de influencia, es el Centro de Estudios
Públicos, aunque hay otros, como Libertad y Desarrollo.
Los centros de pensamiento se fueron haciendo actores claves en la discusión pública.
Son ellos los que producen documentos que informan a los parlamentarios y gobiernos.
Las noticias de TV y los diarios empezarán a tratar a los no expertos como si fueran los
expertos. Así, cada vez que se debate un asunto público, los medios entrevistan a los
representantes de los centros de pensamiento. La izquierda, por su parte, en vez de
poner en cuestión la figura del experto ignorante, y de los centros de pensamiento
como sitio de producción de conocimiento válido, empezaron a copiar la estrategia.
Cada expresidente trata de fundar su propio think tank, y cuando se hace necesario
construir comisiones de expertos, los gobiernos de la Concertación siempre han caído
en la trampa de tratar a los representantes de los centros de pensamientos como si
fueran expertos de verdad.
El trabajo de los tecnócratas no se ha limitado a influir en la discusión pública. Igualmente
relevante ha sido la construcción de una red prácticamente hegemónica en la formación
de administradores de empresas. Durante los 70s, los Chicago Boys intervienen y
exterminan otras formas de pensar la economía en las universidades públicas. Además,
crean un nuevo modelo de educación de la ingeniería comercial, donde se asume que la
base técnica en la educación del administrador es la teoría micro-económica a la Chicago.
Esto es muy importante, pues, esta teoría trae consigo formas específicas de concebir
asuntos como competencia y estrategia, contabilidad e impuestos, el rol de la empresa en
la sociedad, la sub-contratación, el sueldo mínimo, el medio ambiente, etc.
Desde fines de los 80s, este modelo de formación de administradores comenzó a
expandirse con el despliegue de las universidades privadas que pasaron a ser parte de la
red de formación de gestores formados en economía a la Chicago. Con el tiempo esta
forma de concebir la empresa se transformó en el sentido común de los grandes
empresarios y en sus vehículos de discusión, como los cuerpos económicos en los
diarios, los congresos de empresas, etc.
4. EL NEOLIBERALISMO DESCRIBE UNA PARTICULAR FORMA DE EXPERIENCIA
DE LA VIDA COTIDIANA
Un cuarto tipo de pregunta viene de investigación de antropología, sociología y
psicología social que investiga la experiencia cotidiana. Desde la vida cotidiana, el
neoliberalismo se vive como una serie de papeles que se nos imponen, y lo que intentan
las investigaciones en este contexto es describir cómo es que las personas experimentan
y viven con estos nuevos roles.
Un área que ha sido bien analizada en Chile es el caso de las escuelas. La relación entre
familias, estudiantes y profesores ha cambiado radicalmente. Por supuesto, todos siguen
relacionándose, pero se les ha impuesto un nuevo guión en esta interacción. Por
ejemplo, de las familias se espera que actúen como si fueran consumidores. Se les
ha impuesto que deben escoger, se les responsabiliza y además se espera que
digieran todo tipo de información sobre rankings, pruebas estandarizadas, etc.
Lo que los estudios muestran no es que las familias simplemente repitan el guión que
imaginó Friedman para ellas. Lo que hay es el lento desarrollo de prácticas y tácticas de
cómo navegar este nuevo rol. Por ejemplo, sobre cómo identificar un colegio seguro. Algo
similar pasa con los que trabajan en los establecimientos educativos. Distintos estudios
han seguido la identidad que construyen los profesores de colegios, ya sean
privados o municipales, cuando son parte de un sistema cada vez más complicado
de producción de competencia.
Así como con los profesores, otros estudios han investigado cómo es que las personas
lidian con la figura del trabajador flexible. Un ejemplo notorio es el área del retail. No hace
muchos años atrás, los supermercados organizaban a sus trabajadores en oficios. Los
empleados tenían una práctica con la que se identificaban. Por ejemplo, trabajo en
panadería, carnicería, pescadería, o las mismas cajeras. Hoy, en cambio, se espera que
los trabajadores sean flexibles, que puedan pasar de una tarea a otra. Esto genera una
reformulación de la identidad y de lo que significa identificarse con una ocupación. Otros
han analizado las nuevas caras del trabajo ‘industrial’ en Chile. Por ejemplo, mujeres que
participan en la producción de ropa donde deben coser y cumplir metas desde sus casas,
o trabajadores en el sector forestal y minero que mediante complicados mecanismos de
subcontratación no tienen ninguna relación judicial directa con las empresas que los
emplean. Mientras la subcontratación se justifica como una decisión económica,
para los que lo padecen se vive como una manera de destrucción de las formas de
representación que los trabajadores tenían para defenderse.
“Lo que vemos son colectivos que no surgen del trabajo, pero tampoco del
consumidor feliz que se imaginó la publicidad y la sociología de los 90, sino que de
la sensación de explotación cotidiana que ha ido apareciendo consistentemente en
los estudios cualitativos de las últimas décadas”.
Otra área en que hay diversas investigaciones es sobre la experiencia de ser
endeudados. En un contexto de sueldos muy bajos, baja inflación relativa, y regulación
financiera laxa, las empresas del comercio han encontrado en los créditos de consumo
una forma de construir consumidores a partir de clientes pobres. Lo que los estudios
etnográficos describen es la experiencia de la deuda. Hay muchas historias de procesos
traumáticos, deudas sin control, el stress de deber a muchas fuentes.
A su vez, así como en el sistema escolar, estudios muestran que las familias van
desarrollando tácticas creativas para navegar las condiciones que enfrentan. Uno
de los ejemplos es el caso de las dueñas de casa sin ingreso. Las casas comerciales
sistemáticamente otorgan crédito a dueñas de casa, pues sus estadísticas le han
demostrado que son buenas pagadoras. Esto ha generado un nuevo tipo de actividad e
identidad económica. El cupo de la tarjeta de las dueñas de casa se transforma en un
ingreso virtual al que pueden acceder las personas sin tarjetas, o con tarjetas con menos
cupo. Las dueñas de casa pasan así a ser intermediarias claves en emergentes redes
sociales de préstamo.
Otros tipos de áreas de experiencia cotidiana relevante son cómo se experimenta la
ciudad, las frustraciones y tácticas de la movilidad cotidiana, qué significa viajar en metros
y buses reventados de gente, la experiencia de los hospitales, del AUGE, de las AFPs, de
los servicios que otorgan beneficios a los más pobres, etc.
5. EL NEOLIBERALISMO Y LOS NUEVOS ESPACIOS PARA LA ACCIÓN COLECTIVA
La quinta, y última, pregunta se refiere a las formas de acción colectiva que surgen en un
contexto neoliberal.
Uno de los aspectos claves del momento neoliberal es la desmovilización de las
categorías de representación colectiva anteriores. En el capitalismo industrial (o en la
versión de capitalismo desarrollista en América Latina), la política reconocía y
representaba a las personas como trabajadores. Además, en países como Chile, existían
otras categorías sociales de representación, por ejemplo, según la situación habitacional,
como pobladores, o como trabajadores del campo. Lo que pasa en Chile desde la
dictadura es que el gobierno simplemente deja de reconocer categorías como
“trabajador”, obrero, o “empleados públicos”. A cambio, la dictadura ofrece otras formas
de identidad colectiva.
Una categoría clave de la época es la del inversionista. Con la privatización de las
empresas públicas y las AFP se buscaba que los trabajadores se vean a sí mismos como
pequeños capitalistas. La ficción legal que hace posible las AFP es que los trabajadores
son dueños de la cotización obligatoria y lo que hacen es invertir su dinero mediante los
fondos de pensiones. Similarmente, las políticas habitacionales que empiezan con la
dictadura intentan transformar el problema de vivienda de un asunto de organización
colectiva a uno de pequeños y atomizados propietarios.
Quizás una de las figuras más importantes es la construcción del pobre.
Obviamente, no es que la pobreza empiece con la dictadura. Lo que cambia es como se
gobierna la pobreza. El pobre deviene una estadística que se mide
sistemáticamente en términos de líneas de pobreza y canastas básicas. A su vez, la
política subsidiaria hace que sean aquellos que cumplan ciertos parámetros estadísticos,
los que se demuestren como pobres, los que reciban subsidios y apoyos públicos.
"Lo que muestran estudios posteriores es que los economistas lideraron reformas
de sectores que jamás habían estudiado, ni tenían experiencia previa. Sin embargo,
lograron ser vistos como ‘técnicos’".
Un asunto que ha interesado a la sociología nacional es entender las nuevas formas de
representación política que surgen en este nuevo contexto. Un tipo de trabajo ha
analizado como es que los gobiernos de la Concertación no hicieron ningún esfuerzo
sostenido en recuperar formas de representación colectiva a nivel de vecindario o de
trabajadores. Tal como en la dictadura, la política social se siguió orientado a la figura del
pobre.
Otra línea de investigación, que se desarrolla principalmente en los 90s, se preguntó si el
nuevo tipo de actor colectivo es el consumidor. Mucha de la discusión de la época asumía
en un tono optimista que el nuevo espacio público es el Mall, que la nueva forma de
mostrarnos frente a otros es según lo que compramos, y que, el consumidor remplazaría
al trabajador como categoría de representación colectiva. De hecho, los partidos y
candidatos políticos tomaron esto muy en serio y empezaron a pensar sus votantes
como consumidores. El focus group, la encuesta, el asesor de marketing, – y más tarde
las redes sociales, como Facebook – se transformaron en los nuevos mediadores entre
ciudadanos y políticos. Tanto la derecha como la izquierda asumió que lo que tenía al
frente eran consumidores.
Lo que los grandes movimientos sociales de los últimos años han ido demostrando
es que si bien el neoliberalismo ha erosionado las categorías de representación
colectiva tradicionales – el empleado público, el obrero-, los nuevos movimientos
no se contentan con aceptar los personajes que el neoliberalismo les ha
propuesto. Quizás el mejor ejemplo es el movimiento de los estudiantes en el 2011. El
CAE los trató como inversionistas. El guion decía: la educación terciaria es una inversión
en capital humano con retornos privados, los préstamos son la forma de financiar esta
inversión. El movimiento estudiantil respondió: ¡no somos inversionistas somos deudores!
El deudor no recibe réditos, el deudor gana un sueldo que no le alcanza para vivir y pagar
su deuda, el deudor es perseguido por las agencias crediticias, el deudor no puede
acceder a otros créditos y además debe lidiar con que sus padres empiezan a jubilar con
pensiones miserables. El movimiento del 2011 transforma la experiencia de la deuda
educativa, un asunto que se presenta como una decisión individual, en un problema
colectivo y político.
Lo que parece enseñar el movimiento de los estudiantes es de donde surgen los
nuevos colectivos. Los partidos y movimientos de trabajadores del capitalismo industrial
surgen de la experiencia básica de la explotación. Los trabajadores responden
colectivamente a la explotación en la mina, la industria, el trabajo pesquero. Hoy,
pareciera, no son sólo los trabajadores en cuanto trabajadores que son explotados. Las
personas en Chile experimentan explotación como usuarios de un sistema escolar que los
obliga a competir, como pasajeros de un sistema de transporte que los trata como masas,
como usuarios de un sistema de pensiones que los administra como pequeños
inversionistas, como dueñas de casa que deben trabajar por la deuda con la casa
comercial. Lo que vemos son colectivos que no surgen del trabajo, pero tampoco
del consumidor feliz que se imaginó la publicidad y la sociología de los 90, sino que
de la sensación de explotación cotidiana que ha ido apareciendo consistentemente
en los estudios cualitativos de las últimas décadas.
LOS DIFERENTES NEOLIBERALISMOS
Lo que los párrafos anteriores intentan es ordenar la conversación sobre neoliberalismo
en las ciencias sociales recientes. El resumen es que el neoliberalismo es un concepto
con diferentes usos: es una respuesta al menos cinco diferentes preguntas. Tiene que
ver con la economía, el gobierno de los problemas sociales, la producción de
conocimiento social, la vida cotidiana y la acción colectiva. Por supuesto, todo esto
no significa que el neoliberalismo describa todo. Hay procesos (tales como el mismo
capitalismo y la desigualdad de clases) que vienen de mucho antes. Hay otros asuntos
más nuevos o que van en direcciones diferentes. Para lo que sirve el concepto de
neoliberalismo es para describir algunos de los ejes claves del presente que se ha ido
construyendo en Chile. También nos sirve para pensar que podría ser un presente no-
neoliberal. Pero eso ya no es tarea de las ciencias sociales, sino que de la imaginación de
aquellas y aquellos que construyen la historia.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca
ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos
fundacionales que inspiran a nuestro medio.
CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional
e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica.
Hasta el momento, CIPER/Académico recibe aportes de cuatro centros de estudios:
el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), el Centro de
Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), el Instituto Milenio Fundamentos de los Datos
(IMFD) y el Observatorio del Gasto Fiscal. Estos aportes no condicionan la libertad
editorial de CIPER.

También podría gustarte