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Versos de Orgia

A Tullo Cestero.

¡ Bebamos, bebamos !, las copas nos brindan


diabólico absintio de suave color;
{ bebamos !^ la vida es nn copo de espuma
que irisan los rayos fecundos del Sol.

¡ Oh ! Bardo, apuremos la copa de plata,


lancemos un terno canalla al Dolor ;

la noche se acerca , bebamos, cantemos

la estrofa del alma, la vieja canción.

Mujeres risueñas que piden abrazos


prended en mi pecho de olvido una flor,
¡ la vida es muy triste, la vida es muy larga !
] la noche en el alma su manto extendió I

Los bardos son viejos dolores del mundo,


sonrisas muy tristes que el tiempo formó;
mujeres son flores, las flores mujeres
perfuman y mueren á un beso dulzón.

¡Juguemos! ¡que salgan las áureas monedas,


¡ barajen los naipes ; banquero es Amor I ;
¡son triunfos mujeres!; yo juego á esta carta
las curvas de Ofelia, los ojos de Chió.

227

Las dulces cerezas del rostro de Otilia,


las verdes pupilas que tiene Leonor,
las frescas manzanas del cuerpo de Celia
la miel que destilan los labios de Chon.

¿ Perdí ?, ; qué me importa ! ; ¡ poned en mi vaso


diabólico absintio, champán juguetón;
j yo SO}' golondrina que cruzo los mares,
muy lejos se encuentran mis playas de Amor !

Junio 1003
Las tribulaciones

¡Oh! tardes otoñales color de la violeta,


bellas imitadoras de la tristeza mía,
dejad que mis ensueños morbosos de poeta
se pierdan en la sombra donde se esconde el día.

¡Oh! tardes barnizadas de gris melancolía,


llevadme en vuestras llamas cual bíblico profeta
hacia el palacio negro, la clásica armería
donde el dolor se oculta como un anacoreta.

Allí, en las tinieblas feroz le arrancaría


en titanesca lucha, la espada y la careta,
el filtro donde guarda la santa poesía,

(la peregrina novia de ese infernal atleta).


¡Oh! tardes otoñales color de la violeta,
bellas imitadoras de la tristeza mía.

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