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Centenaria, Piadosa, Ilustre y Primitiva

H e r m a nd a d d e N t r a . S r a . d e V i l l a v i c i o s a
y Beato Cristóbal de Santa Catalina
Parroquia de San Lorenzo. Córdoba.
¡HÁGASE!
Boletín formativo

Vocalía N. º 266,
de Formación abril, 2023
OREMOS EN HERMANDAD
Oración del buen humor (atribuida a santo Tomás Moro)
Dame, Señor, un poco de sol, algo de trabajo y un poco de alegría.
Dame el pan de cada día, un poco de mantequilla, una buena digestión y algo
para digerir.
Dame una manera de ser que ignore el aburrimiento, los lamentos y los suspiros.
No permitas que me preocupe demasiado por esta cosa embarazosa que soy
yo.
Dame, Señor, la dosis de humor suficiente como para encontrar la felicidad en
esta vida y ser provechoso para los demás.
Que siempre haya en mis labios una canción, una poesía o una historia para
distraerme.
Enséñame a comprender los sufrimientos y a no ver en ellos una maldición.
Concédeme tener buen sentido, pues tengo mucha necesidad de él.
Señor, concédeme la gracia, en este momento supremo de miedo y angustia,
de recurrir al gran miedo y a la asombrosa angustia que tú experimentaste en el
Monte de los Olivos antes de tu pasión.
Haz que, a fuerza de meditar tu agonía, reciba el consuelo espiritual necesario
para provecho de mi alma.
Concédeme, Señor, un espíritu abandonado, sosegado, apacible, caritativo, be-
névolo, dulce y compasivo.
Que en todas mis acciones, palabras y pensamientos experimente el gusto de
tu Espíritu santo y bendito.
Dame, Señor, una fe plena, una esperanza firme y una ardiente caridad.
Que yo no ame a nadie contra tu voluntad, sino a todas las cosas en función de
tu querer. Rodéame de tu amor y de tu favor.
ALIMENTA TU FE LIBRO DEL MES
Título: Tomás Moro. Apóstol del buen humor. Autor: Equipo San Pablo.
Editorial: San Pablo. Precio: 1,80 €. Reseña: Este pequeño folleto presenta
una breve biografía y una selección de textos de santo Tomás Moro (1478-
1535), tomados de sus obras espirituales y de sus cartas. Incluye también la
oración del buen humor, que el papa Francisco recomienda rezar en la
exhortación «Gaudete et exsultate».

APUNTES PARA VIVIR CON DIOS


Alegría y sentido del humor
Tomado de la exhortación apostólica “Gaudete et exsultate” del santo padre
Francisco sobre la llamada a la santidad en el mundo actual (19/03/18)

Lo dicho hasta ahora no implica un espíritu apocado, tristón, agriado, melancó-


lico, o un bajo perfil sin energía. El santo es capaz de vivir con alegría y sentido
del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y
esperanzado. Ser cristianos es «gozo en el Espíritu Santo» (Rm 14,17), porque
«al amor de caridad le sigue necesariamente el gozo, pues todo amante se goza
en la unión con el amado […] De ahí que la consecuencia de la caridad sea el
gozo». Hemos recibido la hermosura de su Palabra y la abrazamos «en medio
de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo» (1Ts 1,6). Si dejamos
que el Señor nos saque de nuestro caparazón y nos cambie la vida, entonces
podremos hacer realidad lo que pedía san Pablo: «Alegraos siempre en el Se-
ñor; os lo repito, alegraos» (Flp 4,4).

Los profetas anunciaban el tiempo de Jesús, que nosotros estamos viviendo,


como una revelación de la alegría: «Gritad jubilosos» (Is 12,6). «Súbete a un
monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén» (Is
40,9). «Romped a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y se
compadece de los desamparados» (Is 49,13). «¡Salta de gozo, Sión; alégrate,
Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador» (Za 9,9). Y no olvidemos la
exhortación de Nehemías: «¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra
fuerza!» (8,10).

María, que supo descubrir la novedad que Jesús traía, cantaba: «Se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador» (Lc 1,47) y el mismo Jesús «se llenó de alegría
en el Espíritu Santo» (Lc 10,21). Cuando él pasaba «toda la gente se alegraba»
(Lc 13,17). Después de su resurrección, donde llegaban los discípulos había
una gran alegría (cf. Hch 8,8). A nosotros, Jesús nos da una seguridad: «Esta-
réis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. […] Volveré a veros, y
se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría» (Jn 16,20.22).
«Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría
llegue a plenitud» (Jn 15,11).
Hay momentos duros, tiempos de cruz, pero nada puede destruir la alegría so-
brenatural, que «se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos
como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente
amado, más allá de todo». Es una seguridad interior, una serenidad esperan-
zada que brinda una satisfacción espiritual incomprensible para los parámetros
mundanos.

Ordinariamente la alegría cristiana está acompañada del sentido del humor, tan
destacado, por ejemplo, en santo Tomás Moro, en san Vicente de Paúl o en san
Felipe Neri. El mal humor no es un signo de santidad: «Aparta de tu corazón la
tristeza» (Qo 11,10). Es tanto lo que recibimos del Señor, «para que lo disfrute-
mos» (1 Tm 6,17), que a veces la tristeza tiene que ver con la ingratitud, con
estar tan encerrado en sí mismo que uno se vuelve incapaz de reconocer los
regalos de Dios.

Su amor paterno nos invita: «Hijo, en cuanto te sea posible, cuida de ti mismo
[…]. No te prives de pasar un día feliz» (Si 14,11.14). Nos quiere positivos, agra-
decidos y no demasiado complicados: «En tiempo de prosperidad disfruta […].
Dios hizo a los humanos equilibrados, pero ellos se buscaron preocupaciones
sin cuento» (Qo 7,14.29). En todo caso, hay que mantener un espíritu flexible, y
hacer como san Pablo: «Yo he aprendido a bastarme con lo que tengo» (Flp
4,11). Es lo que vivía san Francisco de Asís, capaz de conmoverse de gratitud
ante un pedazo de pan duro, o de alabar feliz a Dios solo por la brisa que acari-
ciaba su rostro.

No estoy hablando de la alegría consumista e individualista tan presente en al-


gunas experiencias culturales de hoy. Porque el consumismo solo empacha el
corazón; puede brindar placeres ocasionales y pasajeros, pero no gozo. Me re-
fiero más bien a esa alegría que se vive en comunión, que se comparte y se
reparte, porque «hay más dicha en dar que en recibir» (Hch 20,35) y «Dios ama
al que da con alegría» (2 Co 9,7). El amor fraterno multiplica nuestra capacidad
de gozo, ya que nos vuelve capaces de gozar con el bien de los otros: «Alegraos
con los que están alegres» (Rm 12,15). «Nos alegramos siendo débiles, con tal
de que vosotros seáis fuertes» (2 Co 13,9). En cambio, si «nos concentramos
en nuestras propias necesidades, nos condenamos a vivir con poca alegría».

EL GUSTO DE VIVIR (de santo Tomás Moro)


Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de diver-
tirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrecita, porque evitarán
muchos inconvenientes.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas porque llegarán a
ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio,
porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse in-
dispensables, porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las
cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su
camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se
turbarán por los imprevisible.
Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se
los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a pe-
netrar en su corazón.
Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las ac-
titudes de los demás aun cuando las apariencias sean contrarias. Pasarán por
ingenuos: es el precio de la caridad.
Felices, sobre todo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que en-
cuentran entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.

 Sabías que...
Como cada año, el Domingo de la
Misericordia disfrutaremos del
Aniversario de la beatificación del
Padre Cristóbal de Santa Catalina.
Este 2023 es un encuentro especial
porque contamos el X aniversario de
dicha beatificación. Y, además,
coincide con el 350 aniversario de la
fundación de la Congregación de
Hermanas Hospitalarias de Jesús
Nazareno.
El encuentro será en el Desierto del
Bañuelo, donde se sitúa la iglesia de Ntra. Sra. de Villaviciosa y donde el Padre
Cristóbal vivió como ermitaño.

El próximo sábado 7 de mayo se celebrará, como es costumbre en nuestra


parroquia, la tradicional sabatina a nuestra querida Virgen de Villaviciosa,
a las 8 de la tarde.

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