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CAPITULO VIII EL SIGLO XVII EL EQUILIBRIO EUROPEO. EF! a tN ALEMANIA Y FRANCIA Las guerras de religion en Alemania, — El absolutismo en Francia, \\ [ais XIII y Richelieu: su orientacién politica. — La regencia de e de Austria. Mazarino y la Fronda. Condé. “a L comenzar el siglo XVII se produjo en la Europa occiden- A tal una casi simulténea renovacién de los jefes de las principales potencias; a la muerte de Felipe II en 1598 siguié Ja de Isabel de Inglaterra en 1603 y, més tarde, la de Enr que IV en 1610; asi se inicié por entonces una nueva era carac terizada por la orientacién que imprimieron a su politica los sucesores de esos reyes, porque mientras los de Francia e Ingla- terra afirmaron el principio absolutista y supieron Hevarlo a la préetica con decision y en benefic paises, los de Espafia, sin abandonarlo, dejaron que su auloridad se relajara y que la nacién fuera relegada a una posicién secundaria. El absolutismo mondrquico es el carécter _predominante del siglo. Siguiendo la tendencia gencral, Alemania hard un “supremo -esfuerzo por establecerlo, pero — tras la guerra de los Treinta Afios — fracasard en su intento debido a la presién , ode Francia, que temia la constitucién de una nueva gran poten- cia en Europa. Inglaterra lo Mev hasta su punto més alto y To vio caer luego por obra de una fir entretanto, Prusia y Rusia logrardn consolidarlo hasta alesnzee categoria de grandes potencias absolutistas en las postrimerias “A del siglo. Sin embargo, seguinin siendo. Francia, Inglaterra, Espafia las naciones directoras de la politica intemacional, val ciianido la primera legue a al ’ ‘canzar una posicién ventaj con respecto a las otras dos, FE entajosa me resistencia interior; y, Historta ‘Moperna y ContemporANea 135 A esta época corresponde una etapa de extraordinario prillo en la vida del espfritu; culmina en ella la cultura inte- Jectual moderna y produce entonces sus mas granados frutos en la filosofia, en las ciencias fisico-matematicas y, en cierta me- dida, en la literatura. No es posible olvidar, ademas, que con Ja experiencia politica inglesa, surgirian, a fines de este siglo, los primeros elementos de la concepcién del poder legal restrin- gido, concepcién que Locke elevard a Ja categoria de doctrina politica. — ‘ Desde la Edad Media,.Alemania’ mantenia LAS GUERRAS e los sucesivos DE RELIGION — una organizacién disgregada; EN ALEMANIA. — emperadores, desde Otén el Grande, habian luchado inttilmente por-afianzar el poder nstituir una firme unidad politica, pero los 7 imperial y por coi Ja lu- principes habian logrado hacer fracasar esos propésitos; cha de los protestantes contra Carlos V constitufa, en rigor, s6lo un conflicto religioso, sino también un episodio mas de ese proceso de resistencia de los principes contra la autoridad imperial; asi, al legar el siglo XVII, cuando el principio ab- solutista sefioreaba en casi toda Ey un emperador, Fer- nando II, pretendid, en 1619, renovar los esfuerzos para lograr ~aquel viejo ideal que ahora parecia més urgente, porque sélo de esa manera podria Alemania llegar a significar algo frente a las grandes potencias unidas y centralizadas de la Europa occidental. Fernando II era absolutista y catélico; la unificacién de Alemania sélo le parecia convebible por la imposicién de estos dos principios y, al poner en ejecucién su plan, comenzé por perseguir a los calvinistas de Bohemia, de la que era rey desde 1618. Los checos 0 bohemios se sublevaron ante el cierre de sus templos y ese mismo afio atacaron a los funcionarios del rey, al que declararon depuesto al afio siguiente. La corona de Bohemia fue entregada al elector del Palatinado, Federico V —que ejercia la presidencia de la Unién Evangélica, con la que se habfan aliado los calvinistas alemanes—, y el rey no 136 José Luts Romero + depuesto, ahora también emperador de Alemania recién elegido, acudié a los principes catélicos y luteranos para luchar contra el usurpador. Muy pronto, el conflicto bohemio degeneré en una guerra civil alemana. Con el auxilio del duque de Baviera, Maximiliano, el emperador derroté en 1620 a Federico V y a los bohemios y reconquis- t6 su reino, ejerciendo sobre sobre los subleva- dos una terrible repre- sin. Pero al terminar esta fase del conflicto, Fernando II, fiel a sus planes, entregé el Palati- nado a Maximiliano, dan- do ast predominio poli. lico a los catélicos, lo cual indujo a los lutera- nos a unirse con los cal- vinistas para luchar con- tra el emperador, cuyos verdaderos propésitos co- menzaban a entrever. Los principes pro. testantes iniciaron una politica de alianzas; po- Wallenstein, et conductor de tos ejércitos im. “ian contar con algunas periales, se hizo famoso por su energia y su potenci: crueldad. El poeta alemén Federico Schill ete evocd en uno de sus mejores dramas su figu. WUC, ademas, se sentian ta grandiosa y siniestra, y el pintor flaneico amenaza, : Antonio Van Dick pints su ‘retrato’ con ao das por el pro. habitual maestria, yecto de constituir una Alemania unida, y ast, pi- Fig. 37.— Alberto, duque de Wallenstein, dieron auxilio primeramente a la vecina Dinamarea, cuyo rey Cristién IV entré en la contienda en ia contien 1625. Cristian IV fracasé en la empresa; los ejércitos imperiales que mandaba Alberto i RN kf i ll Historia ‘Moperna ¥ ConremrorANnea 137 ‘de Wallenstein (fig. 37) asolaron las zonas enemigas y poco después el rey de Dinamarca fue vencido en la batalla de Lutter (1626), con Jo cual Ja alianza protestante quedé aba- tida y, aunque mantuvo la guerra algunos ajfios, debié firmar » 1a paz de Liibeck en 1629, por la que Cristian se comprometia a abandonar a los aliados alemanes. Fernando II dio entonces el Edicto de Restitucién por el que obligaba a todos los principes a entregar al emperador los bienes eclesidsticos que habian adquirido anteriormente; esta resolucion, asi como el propésito — ahora explicito — de reor- ganizar el régimen imperial en favor de la centralizacién poli- tica, suscité una nueva resistencia; esta vez los principes ale- manes contaron con la ayuda del rey de Suecia, Gustavo Adolfo, y con el apoyo secreto de Francia, Gustavo Adolfo era el mds grande estratego de su tiempo y su ejército desembarcé en Alemania en 1630; poco después ze enfrentaba con los imperiales y los derrotaba en Leipzig (1631), continuando Iuego su marcha por territorio aleman hasta ocupar a Munich. La campafia estaba esta vez en términos muy favorables a los protestantes; pero cn la batalla de Lutzen (1632) murié Gustavo Adolfo, y las venta} habia conseguido hasta entonces se perdieron rapidamente, hasta ser vencidos los suecos en Nordlingen en 1634, después de lo cual se vieron en serio peligro. Pero para entonces se habia formalizado ya la entrada de Francia en la guerra, en favor de los protestantes. Richelieu dio al problema alemdn trascendencia europea y logré la alian- za de Holanda; asi, unida a Suecia y a otros pequefios estados, inicié la lucha contra Alemania al tiempo que declaraba la guerra a Espafia, que, por razones dindsticas, estaba dispuesta a favorecer a la rama austriaca de los Habsburgo. El iltimo perfodo de la guerra se inicid en 1635. Tras algunos contrastes, Francia logré establecerse en las regiones espafiolas del Pirineo y de Artois, y vencer a los ejércitos de esa nacionalidad en dos acciones decisivas, en Rocroi (1643) y en Lens (1648), gracias a la peticia del duque de Enghien, é Luts RomERO 138 José Lut ¢ Condé, Finalmente, con 4nimo de hallar a, los aliados organizaron una operacién mis tarde principe di al peligro inminente de perder una solucion definitiv: ontra Viena y, ant | emperador pidio 1a paz. e] emperador Pevaron, en Munster y en Osnabruck, "\lemania y los aliados, Los n anterior a los inten- conjunta © su capital, ‘A fines de 1648 se Jos tratados de Westfalia entre tratados volvian a ‘Alemania a la situacié psolutistas de Fernando II y condenaban tos centralizadores y @l o bar a Alemania a una posicién secundaria en Europa, bajo la vigi- lancia de Suecia y de Francia. La situacién asi creada se CO- noeié con el nombre de equilibrio europeo, porque constitufa un freno para las pretensiones de los Habsburgo a reconquistar su predominio. Pero entretanto, Espafia continud la guerra du- rante doce afios, esperanzada en aprovechar ciertos conflictos internos de Francia para reconquistar sus perdidas posiciones. Sin embargo, pese al entendimiento de los espafioles con la vobleza francesa, los ejércitos fieles al rey, ayudados por In- glaterra, los vencieron en la batalla de las Dunas (1659) y Espafia se avino a firmar ese mismo afio el tratado de los Pirineos, mediante el cual aceptaba la pérdida de Artois y el Rosellén. _ Asi fracasaba el intento centralizador de Alemania y el ao oe able Kaba alana possion en Europa y pasaba’a ejercer un sais eis iene jorio predominio. Be oa La intervencién de Francia en las guerras Z Nera. de religisn de Alemania — mas conocidas ‘Afios — formaba far el nombre de guerra de los Treinta een Parte le un plan politico que esa potencia se Geter ae roan ee de Maus Ne | COnmnay oa pai r, en eninet definitivamente el poder que cjercia la religion de la oe See eee an ad del siglo XVI; principal era acabar con |; 8 3 pero su punto A . ‘a preponderanci eligrs ae incia de | peligro formidable que exigia una atenetin corctene yn stante y una Historta Moperna y ConTemporANea 139 accién enérgica. Enrique IV consideré que esa politica exterior era inseparable del afianzamiento de la autoridad real y dio los primeros pasos para lograrla. Sus planes fueron continuados por sus sucesores. Su hijo, Luis XIII, cumplié, por intermedio de su gran ministro Riche- lieu, la etapa mas dificil de la labor abatiendo todas las fuerzas ue en Francia parecian oponerse al ejercicio absoluto de la autoridad real, Por su parte, el sucesor de Richelieu, Mazarino, supo sortear las dificultades que trajo aparejadas Ja minoria de Luis XIV y, no sin inconvenientes, pudo paralizar la reaccién de Ja nobleza; de modo que, cuando el nuevo rey comenzé su reinado personal, le bast6 persistir en aquellas directivas para alcanzar resultados definitivos. El siglo XVII fue asi, en Francia, la época de culminacién del absolutismo. Gracias al ejercicio de ese tipo de autoridad y a los recursos que esa politica deparé a Francia, Luis XIV pudo aleanzar la segunda finalidad prefijada por la tradicién iniciada por Enrique IV, que consistia en asegurar el predo- minio francés en Europa. LUIS X11 Y RICHELIEU: A Ja muerte de Enrique IV, su SU ORIENTACION PoLitica. hijo Luis tenia apenas nueve afios y, en consecuencia, el gobierno recayé en manos de su madre, Maria de Médicis. Desde -1610 hasta 1617 la reina madre y regente del reino vivié bajo la tutela de algunas personas de su séquito, causando con ello la invitacién de la nobleza y poniéndose en peligro la paz inte- nor tan trabajosamente conseguida por Enrique. Ese afio pare- ¢ié que cambiaban las cosas porque el joven Luis pretendié itervenir en el gobierno; pero sdlo logré el cambio de un favorito por otro, pues Luynes —a quien el rey concedié el poder — no posefa capacidad suficiente ni estaba animado por una preocupacién seria por los problemas del Estado. fete at en 1621; desde entonces comenz6 a avanzar primer plano un hombre de condiciones notables y que pertenecia ya al consejo de estado: el cardenal de Richelieu. 140 José Luts Romero Poco después, en 1624, lograba ore Sai ae a ser jefe del consejo con poderes. a el gobierno asec ejerciendo hasta 1642, desde ese puesto, ianiadseeene en nombre del rey, a a ee de unt Pt y' i oluta proclamaba le! fi ee Tas XII yo ry como su pede, un gobemante expan de aplicarse con constancia y tenacidad a la direccién de los nego- cios piblicos; débil de cardcter y de gustos superficiales, supo, sin embargo, comprender las exigencias de su tiempo y se re- signé a entregar la direccién politica de su reino a Richelieu, en quien reconocia excepcionales virtudes de gobernante, Richelieu, por su parte, se distinguia por la firmeza de su voluntad y por la fidelidad a ciertos principios que orientaron su politica, En sus tiltimos afios resumi6 de este modo sus ideas fundamentales acerea de las necesidades del pais: Cuando Vuestra Majestad se resolvié a darme cuenta en sus Consejos y, al mismo tiempo, gran parte de para la direccién de sus asuntos, puedo decir sin los hugonotes compartian el estado con V. I. se conducian como si no fueran sus sitbdito sos gobernadores de las provincias como en sus cargos, Puedo deci; despreciadas, los intereses su confianza exagerar que que los grandes s, ¥ los mds podero- si fueran soberanos r que las alianzas extranjeras eran part idos a los pibli- b dignidad de Vuestra Majestad Real ae tal modo y era tan diferente de lo que Historia MoperNA ¥ ConTEMPORANEA Mi propésitos en lo interior y lo exterior. Durante el largo periodo de su gobierno alcanzé sus fines. En lo interior combatié a los hugonotes, a quienes arrancé — después del largo asedio del baluarte de La Rochela — los privilegios politicos que les con- cedia el Edicto de Nantes; sin embargo les mantuvo la libertad religiosa y la igualdad civil. En cuanto a los nobles, limité sus prerrogativas y los sometié a la mas estricta obediencia, merced ‘a severas medidas que llegaban hasta la pena capital cuando Ja insolencia amenazaba transformarse en abierta sublevacién. De ese modo, la autoridad real quedé firmemente arraigada, pese al odio que su politica desperté en la nobleza y aun en el pueblo, al que cargé de impuestos para robustecer el tesoro real. A su muerte, en 1642, el reino estaba transformado. Luis XIII habia desempefiado durante su reinado un papel pa- sivo, pero habia permitido, pesa a la presién de los nobles, que se llevara hasta su fin el plan de Richelieu. Y al morir, poco tiempo después que su ministro, legaha a su hijo Luis XIV —entonces de cinco afios de edad— no sdlo un Estado en orden, sino también una linea politica destinada a lograr la grandeza de Francia. LA REGENCIA DE ANA Durante la minoria de Luis XIV el DE AUSTRIA, MAZARINO gobierno debia quedar en manos de Y LA FRONDA. CONDE. la reina madre, Ana de Austria. Pese a los esfuerzos de la nobleza, la regente encomendé la direccién de los negocios ptiblicos al cardena] Mazarino, un hombre formado en la escuela de Riche- lieu y que, aunque con menos tino, debia continuar la obra de su antecesor, Durante los primeros afios (1643 - 1648), Mazarino logré salvar las dificultades que le planteaba la hostilidad de la nobleza; pero su deserédito crecié con el tiempo, especialmente por su mala fama como administrador de la hacienda publica, ¥ esta circunstancia provocé una reaccién del parlamento de Paris, institucién que, olvidando sus meras funciones judiciales, quiso arrogarse atribuciones politicas y exigir su intervencién é Luis ROMERO 142 José conocido con el nombre de El tumulto popular, f nb) La Fronde por la honda que usaban los muchachos parialen en su juegos, fue aprovechado por la nobleza para we har ae Mazarino, y el principe de Condé se puso a la cabeza de tos insurgentes. 7 : i Fronda fue contenida, pero Condé comenz6 a manifestar o de Borgofia y Guyena, que exigencias inmoderadas; el gobiern : ( dl le fue concedido, no le satisfizo y Mazarino ordené su prisién, pero como la agitacién creciera, se vio obligado a ponerlo en libertad y abandonar Francia. Sin embargo, Condé, que solo aspiraba a hacerse cargo de] poder, no vacilé en entenderse con Espafia, que por entonces mantenia la guerra con su patria. Duefio de Paris, hubiera podido dominar pronto la situacién, pero se atrajo el odio del parlamento por su soberbia y al cabo de algin tiempo debié escapar de la capital, en la que entrd Luis XIV, en 1652, seguido, poco después por Mazarino. Asi fracasé La Fronda, y, con ella la nobleza que habia realizado su iiltimo intento de contener la marcha del poder real hacia el absolutismo, en el gobierno. CAPITULO IX HACIA EL EQUILIBRIO EUROPEO. EL SIGLO XVII EN ESPANA E INGLATERRA Espaiia bajo los tiltimos Habsburgo. — Los reinados de Felipe III y Felipe IV. — El reinado de Carlos 11. — La guerra por la sucesién de Espaiia y el tratado de Utrecht. EL absolutismo en Inglaterra: los Estuardo. — Reinado de Jacobo I. — Carlos I y el origen de la revolucién. — El parlamento largo. Crom- well y la repitblica, El acta de navegacién, — La restauracion de los Estuardo. Carlos II. Torys y Whigs. — Jacobo II y la revolucién de 1868, — La declaracién de derechos y el “bill” de tolerancia. L era del absolutismo dio sus frutos més granados en Fran- cia. Durante el siglo XVII, Luis X1V Hlevé hasta sus alti mos extremos esa doctrina politica y parecié asentarla defini- tivamente. Entretanto, en Espafia se suceden tres reinados que — aunque basados en el mismo principio — malogran su reali- zacién por la incapacidad de los reyes y la confluencia de algunas circunstancias desgraciadas. Espafia, brillante por su cultura, entra en el ocaso de su poder durante ese siglo y pierde, poco a poco, la categoria internacional que le habian dado los primeros Austria, Por su parte, también Inglaterra pretendié Mevar hasta sus Ultimas posibilidades la politica absolutista que ya habian desarrollado los Tudor. La dinastia de los Estuardo procedié con la certeza de que no habja fuerza alguna en el pais que Se opusiera a esos propésitos; pero la burguesia era alli muy poderosa y se levanté por dos veces, contra Carlos I en 1642, y contra ‘Jacobo II en 1688, José Luis ROMERO 144 a tendencia absolu- jones result se vigorosamente Y Sj vencida 1 En esas revoluci : po mantener F 2 Pas cae : n oe ti al al para toda Europa. Eg aan ti i couiente se inspiraran, en ©! » ¥ Ta accién politica del siglo sist ree ae Ja monarquia cons- titucional inglesa tal como surge de la revolucién de 1688. ESPANA BAJO Los ULTIMOS HABSBURGO. Cuando Felipe I murié en 1598, he- red6 el trono su hi- jo Felipe III, de cardcter despreocu- pado y amable, que se apresuré a dele- gar su autoridad en sus favoritos, Esta tendencia se mantu- Velizquet sorprende en este cuadro —acnso uno de vo con sus § las mejores que pintd— una escena de la vida intima ee eee det palacio ‘rea El pintor se retrata a si mismo Y durante todo el mientras trabaja en un aposento de las damas de curso del si 7] honor de la reina, Una monja, varias cortesanas, un prs? de] siglo XVIT hnufén yun perro cuidan o entretienen a las infantas. lESpaiia se vio go- Tas inijeres lucen sus_ampias fais armas con yernada por los pri- inate, personajes que reunii vados de los reyes, eunie Pan hee oy iene de euma del poder i¢ a su accidn en sus propios intereses y en las pequefias pasions oiginadas en el ambiente pelacego oc oe 60. tid ee jposteién internacional de Espafia fue 3 Sus ejército: i emanate elfen fueron venidos en In guerva de Ts con Francia que le siguié, forma- Fig. 38.—Las meninas. Hisrorta Moperna y ContemporAnea 45 lizdndose su fracaso en el tratado de los. Pirineos. Y frente a las pretensiones de Luis XIV, el estado esp iol cedia por el temor o por la fuerza y aceplaba su declinacién con hechos lamentables como el reco- nocimiento de la preceden- cia del embajador francés con respecto al suyo en los actos oficiales. En la tiltima época de los Austria, el palacio real fue el centro de una vasta maquinacién diplomatica en la que se jugaba el des- tino de Espaiia sin que ella misma interviniera en la decisién sino en calidad de segunda figura. Y sin em- bargo, el espfritu espafiol era lo suficientemente ro- busto como para producir todavia un Calderén o un Veldzquez, un Quevedo o un Murillo, Con el fin del siglo, la corona espafiala pasaria a una rama de los Borbones franceses y su po- litica seria desde entonces la subsidiaria de la que se- guia la rama principal de la dinastia. Fig. 39.—Felipe IV, rey de Espafia, Diego Velézquez de Silva es, sin discusién, el mds grande pintor espaol y uno de los més notables de la historia de la pintura universal, Fue pintor de la corte de Feli- pe IV, de quien hizo varios retratos. En éste lo representa en traje de caza, deporte al que el rey dedicaba sus ‘ocios. LOS REINADOS DE FE- Al hacerse cargo del poder, Felipe II LIPE I ¥ FELIPE Iv. (1598 - 1621) no vacilé en confiar la custodia de los secretos de estado a su favorito el marqués de Denia — luego Duque de Lerma —, que, a su vez, puso el manejo de los negocios piiblicos en las José Luis RoMERO 146 gon Rodrigo Calderon, La politica del rey fue estrecha y circunscripta a algunos asuntos que le interesa- ban; muy catélico, defendié la fe y persigui6 a los moros due ain quedaban, al tiempo que conseguia del Papado la canoni- yacién de Santa Teresa y de San Ignacio. En lo demas, su interés por los problemas de gobierno fue escaso y el Estado no tomé la inicia- tiva para ponerse a tono con el desarrollo maritimo e industrial de la época. Las posesiones espafiolas en ‘América dejaban poco @ poco de producir las rique- zas en que se confiaba du- rante el siglo XVI y no se ponia remedio a ello con otras medidas que compen- saran e] empobrecimiento de las arcas fiscales y, sobre todo, de la nacién misma. Fj Pero lo mas grave fue Fig, 40.—El conde-duque de Olivares. Ja corcupeién de nk aad manos de su amigo Contrastando con la declinacién politica, las EK] mismo rey vendia su artes alcanzaron en Espaita, en el siglo XVI, - “he . su mayor esplendor. Los’ peores reyes, tu. PTESENCIA, recibiendo creci- tieron al mejor pintor. En este dibujo esbozé das sumas de las ciudades Velézques la cabeza del conde-duque de Oli- Wrest quien, alemds, piné un euadro en que deseaban hospedar @ el que lo representa a caballo, la corte, mientras sus pri- ee vados vendian los cargos publicos y las mercedes en América enriqueciéndose Reba: mente y estancando el desarrollo econdémico del pais. = Durante al sana de Felipe IV (1621-1665) las cosas ‘on (fig. 39). Esta vez fue el cor i i I nde-duque de Oliva- res quien go76 de la confianza del soberano (fig. 10) su poder inmenso y con él pretendié afrontar algunos problemas Hisrorta Moperna y Contemrorines 147 graves del momento sin descuidar los pequefios conflictos pala- ciegos que le preocupaban, Olivares procuré investigar el origen de ciertas fortunas que habian aparecido de improviso durante el reinado de Fe- lipe II; la averiguacién fue tristemente reveladora y el duque de Lerma, ahora cardenal de la Iglesia, tavo que devolver un millén y medio de escudos, en tanto que Rodrigo Calderén aparecia como acusado de miltiples irregularidades y fue, final- mente, condenado a muerte. Sin embargo, no mejoraron mucho las cosas y los miembros de los grupos que ahora recibian el favor de] rey aprovecharon como pudieron su privilegiada situa- cién. Fue por entonces cuando el gran poeta espafiol Francisco de Quevedo escribié su vibrante condenacién de la ruindad moral que descubria en el reinoz Sefior excelentisimo: mi llanto ya no consiente margenes ni orillas: inundacién seré la de mi canto. Ya sumergirse miro mis mejillas, Ia vista por dos urnas derramada sobre las aras de las dos Castillas. Yace aquella virtud desalifiade que fue, si rica menos, mas teri: en vanidad y en suefio sepultada, Y aquella libertad esclarecida que en donde supo hallar honrada muerte nunca quiso tener més larga vida. (Francisco pe Quevevo y Vittecas, Epistola satirica y censoria contra las costumbres presentes de los castellunos, escrita al Conde-Duque de Olivares) En lo politico, la situacién del reino no era mejor. Aspiré el duque de Osuna a independizar a Napoles — de donde era virrey— y fue menester destituirlo y mantenerlo prisionero; Catalufia, a la que Olivares pretendiéd hacer pagar impuestos como a las otras regiones, se separé de Espafia uniéndose tran- Jost Luis Rostero Ms ; desde la época de ia: y Portugal, que . a itori Francia; re ° Fane Il « toe caida a Hepa, se sublevé y logré su inde. clipe II es aoe ior; el conflicto con a tae i litica exterior; el con: més feliz Ia poli Bs elite a ri io ‘aargs por la esperanza que alenté Olivares i ler raxivs la ayuda de la nobleza descontenta con anos " ra Espafi 7 os terminé al fin con menoscabo para Espafia, ue 7 en fl teatado de los Pirineos: (1659), el esa ue x 7 Pe inacién espafiola y, ie a poco se acentuaba la declinacién : eu prestigio hacia que todavia se respetara su oa en al campo de las realidades politicas y econémicas era visible qi iba perdiendo su categoria de primera potencia, EL REINADO La situacién espafiola empeoré a partir de DE CARLOS I. 1665. Al morir ese afio Felipe IV, subié al trono su hijo Carlos II, de sélo cuatro afios de edad, que quedé bajo la regencia de Ja reina Maria Ana de Austria, EI nuevo rey era tan enfermizo y raquitico que todas Jas cortes extranjeras tuvieron Ia certidumbre d= que muy pronto guedaria vacante el trono espafiol. Debido = ello, comenzé en seguida una vasta maquinacién diplométics sara resolver el Problema de la herencias el confesor de la reina, el padre je suita Nithard, se transformé en el hombre todopoderoso de la corte y a su alrededor comenzaron @ moverse, por una parte, las influencias de los que aspiraban a reemplazarlo, como don Juan de Austria, y por la otra, la de los embajadores extran- Jeros que querian pesar con su influencia en el Palacio. ; ‘Sin embargo, Carlos II —a quien Hamaron el Hechizado— reind treinta y cinco afios, aguardando siempre las cortes ex- tanjeras su muerte inminente, Historia Moperna y ContemporAnea 149 rador Leopoldo de Alemania firmaron un tratado de reparto de las posesiones espafiolas; nuevas negociaciones condujeron a la firma de otro tratado en 1700, por el cual se convenia en que el archiduque Carlos de Austria serfa el nuevo rey de Espafia, obteniendo Francia las ventajas lerritoriales que deseaba. Pero, secretamente, las cortes de Viena y de Paris trataban de obtener del rey de Espafia un testamento que le entregara la totalidad de la herencia. Francia obtuvo el triunfo diplomatico y, en octubre de 1700, Carlos II estaba a favor de Felipe, duque de.Anjou, nieto de Luis XIV. Asi-las cosas, el 1° de noviembre de ese mismo afio moria el desgraciado rey de Es- pafia, extinguiéndose la dinastia de los Habsburgo espafioles. LA GUERRA POR LA__ Hecho piblico el testamento, Felipe SUCESION DE ESPANA y de. Anjou —ahora Felipe V de EI TRATADO DE UTRECHT. _ Espafia — fue reconocido como rey de Espaiia por toda Europa, ex- cepto por el emperador de Austria, Pero Luis XIV no mantuvo la moderacién necesaria para hacerse perdonar su triunfo di- plomatico y, al mismo tiempo que aseguraba al nuevo rey de Espafia sus posibles derechos al trono francés, ocupé algunas ciudades de los Paises Bajos con sus tropas. Lz alscsua europea cristaliz6 en una alianza, gestionada por Guillers:o M1 de In- glaterra, que se firmé en 1702 entre Hola tria, los 1 da, principes alemanes e Inglaterra, y poco después comenzaba la guerra, Tanto Felipe V como el archiduque Carlos pudieron poner pie en Espafia y la guerra se desarrollé alli por largos afios; entretanto los citos enemigos se alinearon sobre el Rin y la diplomacia anglo-austriaea lograba que el rey de Portugal y el principe Eugenio de Saboya abandonaran a Luis XIV y se pasaran a su bando. Francia debié adoptar una actitud defen- siva y tuvo que recurrir a toda su energia para salvar su terri- torio. Sin embargo, mientras Jas fucrzas anglo-austriacas inva- dian a Francia, el duque de Venddme consiguié derrotar al enemigo en Espajia, en la batalla de Villaviciosa (1710), solu- José Luts RoMERO 150 ‘ente: del mismo modo, dos afios ‘ en ese frente; cionando la eG el principe de Saboya estaba a punto de = ia aie el mariscal Villars pudo derrotarlo en Denain alcanzat y (libro Ja situacién como para llegar a una su victoria equ , Jegociaeion decorosa entre los contendientes. El tratado de Utrecht, firmado en 1713, reglé la paz entre Inglaterra y Francia; poco después, otro firmado en Rastadt en 1714, solucion6 el conflicto entre Francia y el Imperio, Por ellos se reconocia a Felipe V como rey de Espafia y sus colonias, ‘a cambio de su formal renuncia a la corona francesa; el Im- perio recibia a Napoles, Cerdefia y el Milanesado, asi como los Paises Bajos, en tanto que Sicilia era entregada al principe de Saboya; Inglaterra, por su parte, obtenia a Gibraltar, algunas colonias en América y algunas concesiones importantes para el tréfico comercial con las colonias espafiolas. Las tnicas difi- cultades provenian de que Espafia se ness pérdida de sus posesiones italianas y el a Felipe V; pero tras nuevas guerras y ne; de Viena de 1725 consiguié satisfacer a | cambios insignificantes. a reconocer la rio no reconocia aciones, el tratado ries, con algunos EL ABSOLUTISMO EN INGLATERRA: LOS ESTUARDO. El siglo XVII es el perfodo mas turbulento de la historia moderna en Inglaterra. Des- de fines de la Edad Media, el pais poseia una organizacién politica firme, asentada en la colaboracién de 1, * la monarquia ‘laments —repre= sentante de la nacién — ‘quia y el parlamento — repre: anes para la solucién de todos los problemas ie gebiemos pero a partir de los Tudor se habia notado una aa cae Eat la monarquia a prescindir del parla- mia le qui; Y La burguesia ingles neo SVU puesta a tolerar los eae Tica y poderosa, no se mostré dis- se afirmé por razonen rie’, oo les Estuardo; pero su decision la iglesia, offs 2 Junto a los anglicanos, parti- oficial del estado, habia por entonces 0 terianos y puritanos — estos es, cal- Historia Moperna y Conremporinea 151 vinistas— asi como también muchos miembros de la secta radical de los independientes y aun bastantes catdlicos. A todos ellos quiso obligar el go- bierno inglés a que acep- taran la religin del estado, pero lejos de conseguirlo, las persecuciones acentua- ron su celo religioso, de modo que cuando loz Es- tuardo, siguiendo su plan, pretendieron decidir la cuestién religiosa, chocaron con la resistencia mas enérgica de su pueblo. Asi, el absolutismo, que, como en Francia, se manifestaba en lo politico y en Io reli- gioso, condujo en Inglate- rra a la revolucién. REINADO DE JACOBO I. AI morir Isabel, la’ corona de Inglaterra pasé a manos del heredero més cercano que era el rey Jacobo de Escocia, cono- cido en la historia de In- glaterra con el nombre de Jacobo I. Desde 1603 has- ta 1625 gobernd sus dos paises con notoria torpeza. En Escocia como en Ingla- Fig, 41. — Francisco Bacon, Francisco Bacon, lord Verulam, fue canci- Uer de Inglaterra en tiempos del rey Ja- cobo I. Como politico merecié la reproba- cidn de sus conciudadanos y el Parlamento exigié que abandonara su cargo. Pero su gloria reside en su valor como fildsofo. En su obra El nuevo érgano, Bacon sienta las bases del método experimental, al que se debié el posterior desarrollo de las ciencias de la Naturaleza, “Es penoso —dice Ma- caulay en el Ensayo que le dedicé— con- templar la vida de Bacon después de haber contemplado su filosofia”. terra persiguié a los calvinistas y a los catélicos con safia y sostuvo la teorfa de que su autoridad, que consideraba de origen José Luis RomMERO 152 i reconocia otro ]imite. que su yoluntad. Su politica divino, no reco dificultades; ol parlamento se resistié a cuit Je trajo Sa pailven y los fieles de las religiones no oficiales ee eootea rsecucion, de modo que a la se irritaron cont sl perset a su tenaz muerte del rey 4a §) jno amenazaba c una grave crisis. tuacion del re Carlos I Hegé al poder en 1625; su pueblo acariciaba la esperanza de que no seguiria’ la conducta de su padre, y todo hacfa suponer que el rey estaba animado de las mejores intenciones y que poseia el tino necesario para conducir las cosas hacia la tranquilidad. Sin embargo, en el breve periodo que transcurrié desde 1625 hasta 1628 la situacién fue empeo- rando y se advirtié que el nuevo rey participaba de las creencias de su antecesor y que era, ademas, particularmente tenaz y sos- tenido en su actitud. } Asi,necesitado de dinero para sostener la guerra con Es- pafia, no vacilé en contratar empréstitos ni ce disolver el parla- mento cuando encontré en él resistencia pra sus planes. En 1627 declaré la guerra a Francia para ayucry a los protestantes sitiados por Richelieu en La Rochela, pero como necesitara nuevamente dinero, volvié a convocar al parlamento para que se lo concediera, ocasién que aproveché éste para formular la peticién de derechos”, documento en el cual recordaba al rey ate eed a ae después disolvis aed 609 lencia la sugestién pero poco Desde entonces : De See ‘ Jos impuestos ave ests ea Soe a su arbitrio. Fijé y cobré otter Sora Geand alemins nat fueron el conde de Straffor 1 ian caducado, Sus consejeros Guillermo Laud, quienes diri ae el arzobispo de Canterbury, politico. y en lo religioso, oo la _accién del estado, en lo Carlos T: absolutiome real ¢ at it? finslidades deseadas po popular crecia y en 1698 Hee So" nica. Pero Ia inquietud scocia se sublevé y su ejército in- CARLOS T y EL ORIGEN DE LA REVOLUCION. Historta Moperna Y ConTemporANeA 153 vadi6 a Inglaterra; Carlos I fue derrotado rapidamente y se vio obligado a convocar al parlamento inglés para afrontar la guerra que comenzaba. EL PARLAMENTO LARGO. Reunido el parlamento en 1640, CROMWELL Y LA REPUBLICA. muy pronto se advirtié que el EL ACTA DE NAVEGACION. rey no encontrarfa en él apoyo incondicional, y que el espiritu que habia movido a los escoceses latia también en sus stbditos de Inglaterra. Se conoce esta asamblea con el nombre de parla- mento largo, porque se mantuvo ininterrumpidamente hasta 1653. La actitud del parlamento fue enérgica. Los ministros res- ponsables de la politica estatal y religiosa de Carlos I fueron encarcelados y condenados, en tanto que se establecia que la asamblea sélo podria disolverse pot su. propia decisién; y ‘al producirse la sublevacién de los catélicos. de Irlanda contra Jos protestantes, se dirigié al rey formulando uria “‘solemne amonestacién” en la que se enjuiciaba a Ja corona, reprochén- dole todos los abusos cometidos en los tiltimos tiempos. Carlos I respondié con un acto de fuerza y ordené la prisién de los parlamentarios més héstiles (1642) : sin'éttibargo, no logré cumplir su propésito porque pudicron escapar a tiem- po, en tanto que el pueblo de la capital se ievantaba en franca insurreccién, El rey se vio obligado a salir de Londres y se refugio en Irlanda, prepardndose ingleses y escoceses para lu- char unidos contra él, En la guerra civil que comenzé en seguida, los ejércitos del rey obtuvieron ventajas en los primeros tiempos; pero en 1644 aparecié en el primer plano de la escena politica un hom- bre que debia torcer el curso de los acontecimientos: Oliverio Cromwell. Perteneciente a la secta de los independientes, Crom- well organizé un ejéreito con los’fieles de su misma fe, a quie- nes movia el celo religioso, y con é pudo lograr sefialados éxitos. Poco después, en 1645, e] rey se consideré derrotado y buscé refugio en Escocia; pero alli le exigieron, para defen- derlo, que se adhiriera al pacto que los unia a los ingleses y 154 José Luis Romero que aseguraba la libertad religiosa, y, como se negara, fue entregado al pueblo en calidad de prisionero, Duefios de la situacién, los insurgentes no pudieron ponerse de acuerdo acerca de la solucién del problema politico debide Fig. 42.—Juan Milton. Juan Milton (1608-1674) ex el més grande poeta ingles luego de Shake- speare, Puritano ferviente, partic 6 en las luchas revolucionarias y, Postergando su vocacién poética, de- dicé su ingenio a defender la causa de la libertad: de esta época (1644) es su famosa Areopagitica, en la que defiende la libertad de pensamiento. Su gloria, sin embargo, proviene del largo poema que, ya anciano ¥ cie- £0, compuso con el titulo de El par raiso perdido. En un verso de ini- gualable grandeza, Milton evoca la caida del género humano, leno de Jervor biblico ¥ de sublime despre- cio hacia las vanidades humanas. Jos comunes como érgano leg; y encomendé el poder ejecut parte Cromwell. a sus discrepancias religiosas; ¢] ejército de Cromwell estaba com. puesto por miembros de la secta de los independientes y en el parlamento, en cambio, predomi- naban los puritanos, razén por la cual surgieron entre ambos gru- pos algunas diferencias que Car- los I quiso explotar en su pro- vecho pactando con unos y otros. Cromwell exigié entonces el cas- ligo del rey y el parlamento res- pondié aliaudose con Carlos I; entonces e} eicrcito consumé su plan expuisaxts de dicho cuerpo a los diputsccs que no le respon- dian y dejande clo a sus adictos (1648). La revolucién quedé asenta- da entonces sobre bases firmes. El rey fue depuesto y fue supti mida la monarquia, proclaman- dose la repiblica al tiempo que se ordenaba el enjuiciamiento de aquél, E] parlamento — llamado “parlamento rabadilla” porque lo constituian los restos del antiguo cuerpo — mantuvo la camara de islativo, suprimié la de los lores ivo a un consejo del que formé 7 Historta Moperna y ContemrorAnea 155 La repiblica siguié una politica enérgica. Irlanda fue castigada por la matanza de 1641 y sus habitantes desposeidos de sus propiedades; Escocia fue sometida y obligada a unirse a Inglaterra; y en lo exterior, no vacilé en desencadenar un conflicto con Holanda promulgando el Acta de navegacién, segiin la cual quedaba vedado a todos los barcos de bandera extranjera llegar a Inglaterra con productos que no fueran de su pais de origen. Por esta ultima medida, Cromwell quiso estimular la formacién de una flota mercante inglesa, logrando su propésito en poco tiempo y echando las bases de la prepon- derancia maritima de Inglaterra (1651). En el orden politico, Cromwell tuvo que afrontar la opo- sicién del parlamento; pero el ejército dio la solucién disol- viéndolo y otorgando a Cromwell la dictadura con el titulo de lord protector (1653). Su poder fue absoluto hasta su muerte y pudo haber tomado el titulo de rey; pero lo rechazé, aun cuando designé sucesor a su hijo Ricardo. Entre tanto, concluyé la guerra con Holanda, se alié a Francia contra Espafia y organiz6 el régimen interior sobre bases centralistas. LA RESTAURACION DE Al morir Oliverio Cromwell en LOS ESTUARDO. CARLOS II. 1658, lo sucedié en el cargo su TORYS Y¥ WHIGS. hijo Ricardo; pero diversas cir- cunstancias — entre ellas su falta de interés por el ejercicio del poder — lo Ievaron a abdicar, y la situacién se torné dificil por los sucesivos choques entre el ejército y el parlamento. Finalmente, en 1660 le fue ofrecido el trono a Carlos II, hijo del rey destronado, quien regresé a Inglaterra y se hizo cargo del poder entre las aprobaciones del pueblo. Pese a que compartia las ideas absolutistas de sus ante- pasados, Carlos II supo contemporizar con el parlamento en las principales cuestiones politicas y administrativas; pero en lo religioso suscité una diferencia porque el rey se habia aproximado a los eatélicos y pretendié suspender las leyes que antes se habian dictado contra ellos. El] parlamento: reaccioné 156 José Luis RoMERO interpretando el sentimiento.de Iq, mayoria del pueblo, acentud la persecucién de los. “papistas” y obligé a Jos funcionarios a que prestaran un juramento por el que de-

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