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¿Qué son los 5 Ritmos?

Los 5 Ritmos son una práctica de movimiento y danza consciente. Fue creada hace mas
de tres décadas por Gabrielle Roth, artista norteamericana, directora de teatro, filósofa y
escritora. Trabajó por años en el Instituto Esalen y fue miembro del Actor´s Studio.

Ella identificó 5 Ritmos universales según los cuales se manifiestan los patrones de
energía de todo cuanto existe: Fluido, Staccato, Caos, Lírico y Quietud.

 Los 5 Ritmos guardan enseñanzas sobre nuestro mundo. Están presentes por ejemplo
durante el parto, en una relación sexual, a lo largo de las edades del hombre, así como
también en las fases de un proyecto.

Guiados por la danza aprendemos, a través de nuestro cuerpo y sus movimientos, las
manifestaciones de cada uno de ellos. Esto nos permite ir descubriendo y tomando
consciencia de los diferentes aspectos de nuestro ser, aprendiendo a armonizarnos con
todo lo que existe .

“Tenemos que aprender a saber en que ritmo estamos, como avanzar en él, como
cambiarlo; percibir en que ritmo están otras personas y hasta que punto los diferentes
ritmos son complementarios o discordantes” (Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis)

 Este es un camino de exploración artístico,  creativo, orgánico, terapéutico, lúdico,


extático, meditativo, que nos ayuda a ser testigos de nuestra fascinante existencia.

 No se necesita tener ningún conocimiento de danza para practicarlos, ni bailar de forma
estética, esta práctica invita a descubrir el movimiento auténtico de cada persona.

 Fluido:

Es el profesor de la fluidez y gracia. Es un ritmo que busca encontrar una continuidad


en el movimiento, mediante la consciencia del peso del propio cuerpo. 

Es un movimiento continuo, circular, pesado, en contacto con la tierra, el movimiento


de una cosa transformándose en otra, la etapa de la primera infancia, la madre y el útero.

Es el ritmo que se manifiesta en todo aquello que es de naturaleza femenina. Circular,


continuo, cíclico y receptivo, haciéndose énfasis en el enraizamiento .

Para bailarlo, comienza a moverte de a poco, lentamente. Siente los pies firmes sobre la
tierra y deja que tus piernas, brazos y manos ondulen. Centra la atención en el vientre,
todo comienza y termina ahí. Estírate, elévate y expande profundamente al inhalar ,
bajando y contrayendo al exhalar.

“No hay bordes agudos en tus movimientos sino sólo curvas, interminables círculos en
cada gesto va transformándose en el siguiente. Tu cuerpo ya es un mar de olas,
movimiento rítmico potente, constante, afirmado en la tierra, relajado y concentrado,
fluyendo en todas las direcciones” (Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis)
 

Staccato :

Es el profesor de la definición y el refinamiento.

Es el ritmo en el que expresamos lo que hemos escuchado con movimientos enfáticos,


expresivos, angulosos.

Empezamos a decir “sí” a esto y “no” a lo otro, abriéndonos a algo o apartándolo. Es el


ritmo del padre, del fuego y del corazón. La etapa de la niñez a la pubertad.

Aquí los movimientos tienen un claro y definido principio y fin. Inspiramos y


expulsamos el aire de manera explosiva, en estallido de sonidos.

Bailamos centrando la atención en los huesos y los movimientos son fuertes, duros,
dinámicos y cortos-

 Caos:

Es un anuncio de creatividad que busca forma. Consiste en permitir, invitar, animar,


dejar ir; la relajación de la mente.

Es el encuentro de la  energía femenina y masculina, la energía de la madre y del padre,


del fluído y el caos. Los movimientos son a la vez continuos, circulares y también
definidos, cortos y precisos. Es el ritmo de la adolescencia.

Representa lo incontrolable, la disolución de las estructuras, la liberación. En él


aprendemos a través de nuestro cuerpo, a soltar aquello que no necesitamos más en
nuestras vida .

“Sacudidas, giros, liberaciones desatadas, llevando cada movimiento más allá del límite,
pero los pies totalmente conectados a la tierra. Te dejas llevar, te rindes a las oleadas de
música. Dejas fuera el cerebro y la mente controladora y sueltas el cuerpo; sin trabas,
inhibiciones ni dudas, giros y giros puramente animales” (Gabrielle Roth, Mapas para el
éxtasis)

 Lírico:

Es el profesor de la síntesis y la integración.

Posterior a la liberación del caos viene el vacío expansivo de este ritmo. En él se


manifiesta todo lo que es liviano, sutil, sin esfuerzo. Tomamos consciencia del lugar que
ocupamos en el grupo, de la unidad que somos en la colectividad . Es el ritmo de la
fascinación que  produce el propio movimiento a través de olas y formas y la disolución,
en cierto sentido, de la forma sólida. Aquí el  movimiento está trascendiendo del cuerpo
físico. Es el ritmo de la madurez, en donde estás conectado a la tierra, pero elevándote.
“Hay una ligereza del ser en tus pies, la sensación de estar en el aire en tu baile. Tu
cuerpo se mece en elegantes rizos, como un pájaro en el viento, ondulando, subiendo,
bajando en picada, zambulléndose” (Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis)

 Quietud:

Es la profesora del contento y de la paz

La danza es el vehículo, el destino final es el ritmo de la quietud. Tras la liberación de la


energía del cuerpo, habiendo pasado por los otros ritmos, se entra en un estado de calma
que vibra internamente conectándonos con la unidad.

El movimiento, quien baila, la respiración y el espacio externo “es uno” y por tanto, este
es el ritmo que probablemente más se asemeja a una meditación de pie o en
movimiento.

Es un enlace entre lo mundano y lo mágico, lo ordinario y lo sagrado. El ritmo de la


compasión y el éter. La etapa de la vejez y nos conecta con nuestra alma.

“El movimiento se hace interior, una sensación de plenitud vacía, de concentración, de


presencia vibrante. Te mueves lentamente, o te mueves y te paras , te mueves y te
paras , sintiendo los pies, la cara, las manos, un cuerpo total…La respiración es fuerte,
la vitalidad intensa. El tiempo es ahora, el lugar es aquí…” (Gabrielle Roth, Mapas para
el éxtasis)

La Ola (Wave)

 Una wave completa es la danza continua de los 5 ritmos. Esta práctica nos lleva a
través de una onda de energía y movimiento que parte de un "despertar" íntimo y
pausado para ir creciendo en intensidad, hasta llegar a un clímax desde el que
gradualmente desciende hasta la quietud. Están unidos por la energía que asciende y
desciende volviéndose cada vez más refinada y sutil. Cada ritmo está relacionado con
los demás y fluyen unos en otros como los colores del arco iris. Sin embargo, al igual
que los chacras, tienen lecciones distintas y características que enseñarnos. Están fuera
y dentro. Cuando empezamos a centrarnos en los ritmos desde el interior, los
reconocemos en la existencia y empezamos automáticamente a entrar en relación con
ellos.

 En esta práctica avanzamos en el desbloqueo de cada una de estas cualidades y en el


transitar de unas a otras, aumentando así nuestra capacidad de estar presentes con
totalidad en el ir y venir de la vida.

Práctica de los 5 Ritmos


El baile es la manera más inmediata de expresar los ritmos esenciales del cuerpo. La
manera más sencilla, más natural de hacerlos es bailarlos y confiar en que nuestro
cuerpo, nuestra energía, son nuestros maestros. Los ritmos son la práctica, por lo tanto
baila todo lo que puedas.

Al hacer los ritmos las personas tienden a identificarse más con uno que con otro y a
practicarlos según esas preferencias. Es esencial entrar en los ritmos a los que nos
resistimos naturalmente, porque representan las dimensiones desconocidas de nuestro
ser.

Los 5 Ritmos y la práctica del coaching.

Los 5 Ritmos son un mapa, un vehículo que nos permite acercarnos a la profundidad de
nuestro ser en toda su integridad, ya que considera nuestro cuerpo, emociones,
pensamientos y espiritualidad como facetas inseparables de una unidad.

Comprender los 5 Ritmos nos abre a nuevas percepciones, nos permite “sintonizar”. Ser
inconscientemente staccato en un lugar quieto puede ser desincronizado e incluso
irrespetuoso. Personas que se irritan mutuamente, sin darse cuenta de que uno actúa en
un ritmo y otro en otro.

Es necesario captar los ritmos de las conversaciones, los seres, las personas, los lugares,
las organizaciones para poder danzar con ellas.

La manera más fácil de descubrir los ritmos es colocando atención, observando cual es
la dinámica, la forma de moverse o actuar. El ritmo esencial de cada persona es como su
firma y dado que somos seres complejos, podemos combinar contradictorias mezclas de
ritmos. Llegar al equilibrio es nuestro norte.

Sin necesariamente constituir una regla, el fluido me parece necesario para la


construcción del contexto y las primeras etapas de la fase de indagación…tomamos
conciencia de nosotros y del otro, enraizamos, nos damos el permiso para comenzar a
transformarnos mutuamente.

Considero que el staccato es el ritmo de la indagación ortogonal. Ambos buscan la


definición, la voz, transparentar de forma profunda y limpia al verdadero ser del
coachee, despejando lo que no sirve. La metáfora es “meter cuchillo”

El caos también es parte de la indagación y nos permite perdernos con el coachee,


cambiar el rumbo si es necesario, soltar la cabeza para ponernos al servicio, dar nuevas
interpretaciones, explorar posibilidades, ir y venir.

El lírico a su vez, coincide con la articulación del quiebre, con el momento en que
sintetizamos, integramos y logramos ser consientes de aquello que habitaba en nuestra
transparencia y que es parte de nosotros. Nos trascendemos para cambiar y producir
nuevas formas.
La quietud representa la paz, el vibrante vacío que se produce al recordar el poder de
hacernos cargo de ser quienes queremos ser. El encuentro y unidad de nuestra luz,
sombra, cuerpo, mente y espíritu. Todos habitando en equilibrio.

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