Respeto: El respeto es un valor humano que se caracteriza por el reconocimiento y la
consideración hacia los derechos, la dignidad y la libertad de otra persona. Es importante
tratar a los demás con respeto, independientemente de su origen, género, cultura o religión. Para demostrar respeto es necesario tratar al otro con educación, cordialidad y consideración. Además, se debe tratar de no ofender ni hacer daño al prójimo y de reconocer sus logros y méritos. Probidad: La probidad es una virtud que se relaciona con la honestidad y la rectitud. Se trata de un valor ético que implica actuar con integridad, moralidad y transparencia en todas nuestras acciones. Quienes practican la probidad son personas íntegras, honestas y veraces, que se guían por principios de justicia y equidad. La probidad es fundamental para el desarrollo de una sociedad basada en valores éticos y morales. Eficiencia: La eficiencia hace referencia a la capacidad de cumplir con una tarea o trabajo de forma rápida y con la menor cantidad de recursos posibles, sin que ello afecte la calidad del resultado final. Se trata de una habilidad que se aplica en distintos ámbitos, desde el laboral hasta el personal, pasando por el académico y el social. Ser eficiente implica ser ordenado, planificar, coordinar y ser capaz de adaptarse a los cambios. Idoneidad: La idoneidad se refiere a la capacidad que tiene una persona para realizar una tarea específica. Está relacionada con la formación, la experiencia y las habilidades que posee un individuo, y también con su capacidad de adaptación a las nuevas situaciones. Una persona idónea es aquella que cuenta con los conocimientos y habilidades necesarios para desempeñar una tarea o trabajo con éxito, además de contar con los valores éticos necesarios para hacerlo de manera responsable. Veracidad: La veracidad es una cualidad que se relaciona con la honestidad y la verdad. Se trata de un valor ético que implica decir la verdad en todo momento, incluso aunque esta pueda ser incómoda o desagradable.