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ALTERACIONES DE LOS ESTADOS PSIQUICOS

El estado psíquico caracteriza a la actividad psíquica durante un período de tiempo determinado ,


influyendo en el decursar de los procesos psíquicos y de la propia personalidad. Digamos por
ejemplo, que cuando existe un estado de depresión, nuestra ideación y conducta se lentifica y
varía en su expresión, cambian nuestras aspiraciones y la propia autoestima.

Aunque no es posible reducir los estados psíquicos a las vivencias, ellas ocupan en éstos un
significativo lugar. En el campo de los estados psíquicos, como en el de los procesos, se
mantiene la clasificación universalmente admitida en estados cognoscitivos, emocionales y
volitivos.

También se puede hacer otras consideraciones, tenemos:

1. Estados personales y situacionales.

2. Estados más profundos y más superficiales: por ejemplo, el estado de pasión y el estado de
ánimo.

3. Estados que actúan sobre el hombre positiva o negativamente: por ejemplo, la apatía y la
inspiración.

4. Estados prolongados y cortos.

5. Estados más o menos conscientes: por ejemplo, la distracción y la decisión.

Existen otros estados psíquicos: de tensión, sugestiibilidad, frustración, ansiedad, etc. que
también se presentan en personas normales.

Otros son los estados patológicos, que son estudiados por los psiquiatras y psicólogos clínicos, y
que se pueden considerar como síntomas de diversas enfermedades. En la práctica habitual, la
diferencia entre un estado normal (Ej. ansiedad o depresión) y uno patológico se realiza
fundamentalmente en base a criterios externos, descriptivos. Se plantea entonces que un estado
es patológico o representa un síntoma (ej. ansiedad patológica) cuando es más intenso, más
duradero, más frecuente y cuando repercute en la adaptación social de la personalidad.

En este sentido señala A. Rodríguez: "La ansiedad en el sujeto normal se describe como un
temor expectante, en que el elemento o situación que lo produce no se ha presentado
completamente o no se ha definido completamente o no es conocida en todos sus detalles, el

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sujeto aún no puede actuar con respecto a ella, y los resultados finales son inciertos y
potencialmente peligrosos para el sujeto, bien física o psíquicamente. Esta situación, debe
además producir una reacción similar en una mayoría de la población o grupo social del sujeto.

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La ansiedad se considera patológica cuando por su intensidad desorganiza la conducta en general
del sujeto, o cuando siendo menos intensa, altera las condiciones psicológicas del individuo y sus
reacciones personales y sociales, y/o cuando el paciente no sabe el por qué de su estado
emocional...".

Refiriéndose a la depresión, apunta H. Hernández"...Una madre que pierde a su hijo debe


sentirse triste, llorosa, recordarlo con dolor, estado de duelo, que puede durar hasta varios meses,
y que no es subsidiario de tratamiento psiquiátrico. Pero si esta misma madre presenta síntomas
psiquiátricos, es decir, hay una modificación tanto cuantitativa como cualitativa de esta tristeza
normal, sí debe ser atendida por el psiquiatra. Esto que aparece ser una verdad de perogrullo no
es seguido en la práctica, y vemos que en la consulta de psiquiatría, asisten personas que son
"tratadas" por manifestaciones normales consecutivas a contingencias ambientales".

Como vemos, los límites son imprecisos y fenomenológicos. A nuestro juicio la diferenciación
fundamental estaría dada por la manera en que ese estado afecte a los procesos psíquicos y a la
personalidad y a su vez si obedece o no una alteración de ésta.

Tal trabajo ha sido desarrollado J. Grau, M. Martín, D. Portero y colaboradores en lo referente a


la ansiedad, a la depresión y otros estados psíquicos.

J. Grau destacó desde el punto de vista conceptual y empírico tres formas fundamentales de
ansiedad (personal, situacional y patológica) y cómo se diferencia una de otra no solo por sus
manifestaciones clínicas, sino por su diferente estructura psicológica, por su dinámica e
influencia sobre los procesos psíquicos y la conducta.

Consideró que la ansiedad patológica es ante todo una alteración de la personalidad, una
alteración de la actividad del hombre, íntimamente relacionada con determinados trastornos de
los procesos psíquicos, del autocontrol de la conducta, con la distorsión de la autovaloración y la
inefectividad de los mecanismos de autorregulación de la personalidad".

La ansiedad personal sobresale como una particularidad de la personalidad, como una


predisposición o un rasgo; la situacional se manifiesta como un estado temporal reactivo ante
determinadas circunstancias estresantes, y la ansiedad patológica, que se expresa como un
síndrome, especialmente en las enfermedades neuróticas.
Existe una interacción entre ellas: La ansiedad personal facilita el surgimiento y manifestación
de la ansiedad situacional en un determinado individuo, al tiempo que los estados repetidos de
tensión y ansiedad influyen en la formación de los rasgos ansiosos de la personalidad. Los
estados patológicos surgen y se desarrollan más fácilmente en personas altamente ansiosas, pre-
dispuestas a una ansiedad situacional repetida.

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Se demuestra la existencia de dos tipos de contradicción. En los neuróticos portadores de
ansiedad patológica, las contradicciones adquieren carácter de "conflictos" pierde su capacidad
mediatizadora y conducen al desarrollo anómalo de la personalidad. En los sujetos con ansiedad
situacional las contradicciones no antagónicas no generan directa y unívocamente un desarrollo
patológico, ellas permiten conservar la capacidad mediatizadora y la autorregulación personal.
Se logran aislar elementos importantes que señalan la bifurcación del desarrollo normal y
anómalo de la personalidad.

Para la constatación de la ansiedad patológica J. Grau creó la Escala de Ansiedad Patológica


(formas A y B), aunque para su determinación final se requiere de la valoración de la persona-
lidad e incluso de la evaluación de los procesos cognitivos, para considerar la inclusión de la
ansiedad en los mismos.

Si bien se ha abordado lo referente a la ansiedad patológica, también se ha trabajado en nuestro


país los estados patológicos de frustración y depresión.

Junto con J. Grau hemos constatado en nuestras investigaciones, que los estados de tensión,
frustración y ansiedad, entre otros, se encuentran genéticamente, vinculados en el proceso de
desorganización patológica de la personalidad en la neurosis.

A continuación presentamos dos tablas elaboradas por J.Grau, M. Martín y D. Portero.

Caracterización de las formas de ansiedad

Ansiedad patológica

Caracterización clínica: Polimorfismo sintomático, rotación de síntomas, inadecuación de


quejas.

Estructura vivencial: Compleja, miedo como componente rector acompañado de desconfianza,


irritabilidad, inseguridad, disforia, etc.

Dinámica: Alta estabilidad, el paciente no siente disminución.

Repercusión en los procesos psíquicos: Distorsión de todos los procesos psíquicos. Incremento
de las fantasías, confusión de pensamientos e ideas con hechos reales, alteraciones en la memoria
mediata e inmediata, distorsiones perceptuales.

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Repercusión en la personalidad: Alteraciones en el autocontrol por daño en los mecanismos de
autorregulación.

Tipo de mecanismos de autorregulación: Inclusión directa de las vivencias en los procesos


psíquicos y la dirección de la conducta.

Ansiedad situacional

Caracterización clínica: Menos síntomas, unilateralidad de las quejas (directamente relacionadas


con la situación amenazante).

Estructura vivencial: Menos compleja. Predominan vivencias de miedo o expectación de un


peligro próximo más “definido”.

Dinámica: Comienzo brusco con poca estabilidad. Disminuye cuando desaparece o cambia la
connotación de la situación amenazante.

Repercusión en los procesos psíquicos: Influencia selectiva de la percepción, memoria,


pensamiento, con contenidos directamente vinculados a la situación desencadenante. Las
alteraciones procesuales son transitorias y no llegan a desestabilizar la actividad.

Repercusión en la personalidad: No se altera establemente la personalidad.

Tipos de mecanismos de autorregulación: Sensibilización o acentuación.

Ansiedad personal

Caracterización clínica: No hay síntomas propiamente dichos. Predomina la inquietud motora.

Estructura vivencial: Vivencias de inquietud. Estructura vivencial lábil, variada en diferentes


personas.

Dinámica: Muy estable (Se considera un rasgo de la personalidad).

Repercusión en los procesos psíquicos: Ligeras y estables distorsiones en la selectividad de la


percepción. El resto de los procesos están conservados.

Repercusión en la personalidad: Refleja el grado de vulnerabilidad a reaccionar con ansiedad,

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guía el autocontrol individual.

Tipo de mecanismos de autorregulación: Defensa perceptual.

Contradicciones tipo de la personalidad como fuente motriz de desarrollo de los estados


emocionales.

Contradicción tipo Estado emocional

Demandas de la situación que no afectan necesidades centrales


Vs. Tensión operacional
Posibilidades de respuesta (seguridad)

Demandas de la situación que no afectan necesidades centrales


Vs. Tensión emocional
Valoración de las posibilidades

Demandas de la situación que afectan necesidades centrales


Necesidad ineludible de dar respuesta a las demandas
Vs. Ansiedad situacional
Valoración de las posibilidades (inseguridad)

Demandas de la situación que afectan necesidades centrales


Vs. Depresión situacional
Vivencia de incapacidad de respuesta

Necesidades contradictorias y absolutizadas.


Necesidad hipertrofiada, absolutizada, patológica de respuesta
Vs. Ansiedad patológica
Tendencias contradictorias en la autovaloración con afectación
en la delimitación del yo

Necesidades contradictorias y abolutizadas.


Necesidad cada vez más patológica de respuesta

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Vs. Depresión patológica
Intima y plena concientización de incapacidad, pérdida de la
autoestima

Consideramos amplio y sugerente el campo de la investigación de los estados psíquicos.

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