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Examen Final: Ensayo

Cesar Alejandro López Chavarría

Faculta De Ciencias Sociales


Fundación Universitaria Colegio Mayor de Antioquia

Docente Santiago Perdomo

6323Z5: Derecho Administrativo

Junio 16,2020
Formas De Organización Del Poder
La administración pública en su concepto, define a todo el grupo de órganos del Estado
que realizan una función administrativa en pro del mismo. Por su oficio, la administración
pública pone en una inmediación directa a la ciudadanía con el poder político, buscando
remediar los intereses públicos de manera inmediata. De este modo se puede deducir que
la administración pública cumple un papel fundamental en la formación y el desarrollo de
los Estados, ya que esta brinda a los individuos los recursos necesarios para que estos
puedan vivir de manera digna.
Es importante aclarar, que, para poder realizar un control efectivo del Estado en todas sus
dimensiones, la administración pública ha propuesto unas maneras de organizar el poder,
con el fin de asegurar las necesidades de la sociedad, al igual que se custodie el orden
interno del país y que se garanticen todos los derechos y los legítimos intereses de los
ciudadanos. Estas maneras organizativas del poder son: la centralización, la
desconcentración, la delegación, la descentralización y la división; esta última se segmenta
en las tres ramas del poder público (ejecutiva, legislativa y judicial).
En primer lugar, centralizar arroja por definición la idea de integrar pluralidad de materias
en un centro común, interpelando la dependencia de un poder central, de esta manera, la
administración del Estado se sostiene en un ordenamiento piramidal, en donde todos los
entes concurren hacia la autoridad principal y entrelazan a los demás entes del sistema.
Desde esta perspectiva, se entiende por centralización al método de constitución
administrativa en el que todos los asuntos de importancia referentes a la acción y relación
de la administración pública son atendidos por los órganos centrales y superiores de la
misma, lo que indica que el grupo de competencias administrativas se unifican en uno o
más órganos superiores de la administración. Esta forma de direccionar el poder se
convierte entonces en el espacio más primitivo de la administración pública, ya que hay
un centro único y permanente, dotado de relaciones puramente internas y de condición
técnica, en el que los órganos comprendidos en esta administración central carecen de
personalidad jurídica y patrimonios propios, solo se hallan asociados entre sí por
relaciones que son de naturaleza e índole jerárquico. El modelo centralista logra entonces
ejercer una vigilancia total, una toma de decisiones única y de igual manera un control de
todos los recursos. En la otra cara de la moneda, lo que se puede rescatar de este modelo,
se puede convierte en su propia debilidad. Al tenerse una vigilancia total se corre el riesgo
de evadir los detalles en todos los procesos de observación, la toma de decisiones
ajustada a una sola figura puede retrasar el desarrollo de situaciones de vital importancia
y un control de recursos enmarcados en una sola visión puede abrir paso a la corrupción.
En segundo lugar, la desconcentración asigna en forma regular y permanente facultades a
entes inferiores dentro de la misma organización de una entidad pública. Este mismo no
cuenta con personalidad jurídica propia y este subordinado a las autoridades superiores
del organismo. La desconcentración se convierte en una simple forma de organización que
busca agilizar la actividad de la administración central. Desconcentrar el poder permite
mantener una unidad administrativa, generar un mayor contacto y conocimiento de las
problemáticas y por ende brindar una respuesta más rápida para solucionarlas, se
beneficia significativamente a las regiones y localidades sin poner en peligro la unidad
administrativa, se evita la acumulación de poder en una sola persona al igual que una
saturación de trabajo entre los funcionarios. Cabe resaltar también, que este modelo
exige una mayor coordinación entre los órganos de la entidad, no habría una total
desconcentración sin una completa coordinación que solo se lograría con la instalación de
una moderna red de los sistemas de comunicación que fomente la transparencia y la
eficiencia en todos los procesos.
En tercer lugar, se encuentra la delegación, es una decisión que le compete al órgano
administrativo a quien legalmente corresponde la función a delegar, en ella se transfiere
el ejercicio de todo o parte de la misma a un órgano inferior. Es importante aclarar, que
en la descentralización y la desconcentración hay una resolución legislativa por la cual,
total o parcialmente se quita la facultad al órgano superior y se le asigna a un órgano
inferior. En caso de la delegación, no se determinan nuevas estructuras de facultades, solo
se interviene en el ámbito de un ordenamiento de competencias ya establecidas y no se
modifica estructuralmente. Este modelo busca la necesidad de optimizar la dinámica de la
administración pública, para mejorar satisfactoriamente todos los procesos del interés
público, cabe resaltar que esta distribución de competencias no implica alterar la
estructura administrativa, sino tan solo su dinámica. Posee una característica excepcional
y es que no impide al delegante retomar un proceso que ya ha sido delegado.
En cuarto lugar, se encuentra la descentralización, este ordenamiento destina facultades
administrativas o idoneidad pública de manera moderada y estable a entidades que
poseen personalidad jurídica, que actúan en su propio nombre y por su propia cuenta,
bajo la mirada del poder ejecutivo. Esta aparece entonces cuando se ha atribuido el poder
a un nuevo ente, separado de la administración central. Este modelo ayuda a contribuir a
una estabilidad y continuidad democrática, que aumenta la participación de la población
en la solución de sus problemas más cercanos y se convierte en un mecanismo útil para
medir la gestión pública. Por otro lado, descongestiona la administración del gobierno
central, fortalece todas las instancias del Estado, involucra en las tareas del gobierno a
otros sectores, facilita un desarrollo territorial equilibrado, apoya la planificación
económica, incorpora a zonas marginadas, privatiza algunas funciones del Estado y
emprende un proceso de transformación de la sociedad en todos sus contextos.
Por último, una de las maneras de organizar el poder es la división. La Constitución Política
de Colombia a dividido en ramas al poder público, esta división busca controlar el poder,
orientar y organizar administrativamente la vida de todas las personas pertenecientes a
un Estado. Las ramas del poder público son tres: la legislativa, la judicial y la ejecutiva.
La Rama Ejecutiva, Se encarga de hacer cumplir las leyes, mantener el orden público,
organizar los servicios para la población y recaudar impuestos para hacer uso de ellos.
Está encabezada por el presidente de la nación Jefe de Gobierno y cabeza del poder
ejecutivo, el cual comparte con un gabinete ministerial. Además, es el comandante en jefe
de las Fuerzas Militares. El vicepresidente se elige por voto popular directo. Los ministros
y los directores administrativos son cargos de libre nombramiento y remoción por parte
del presidente.
La Rama Legislativa, Se encarga de elaborar las leyes y normas. Un Congreso bicameral
formado por el Senado (Senado y Cámara de Representantes). Entre sus funciones más
importantes están: promulgar y modificar las leyes, reformar la Constitución, ejercer
control político sobre las acciones del Gobierno y elegir a altos funcionarios
pertenecientes a la rama judicial, los organismos de control y la Organización Electoral.
La Rama Judicial, Se encarga de aplicar la ley de manera justa y resuelve conflictos entre
las personas de acuerdo a la ley. Es la encargada de administrar justicia en el país, en los
sectores público y privado. La rama judicial vigila el cumplimiento de la ley y castiga a sus
infractores. Según la Constitución, el poder judicial está conformado por la Fiscalía
General de la Nación y por otros cuatro organismos, conocidos en conjunto como las Altas
Cortes: la Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y el
Consejo Superior de la Judicatura.
De manera personal, las ramas del poder público se convierten en un contrapeso para
evitar abusos en el poder. Con el pasar del tiempo, la humanidad ha visto como un poder
mal administrado puede generar violencia abusos, explotación y un sinnúmero de
consecuencias que en su gran mayoría afectan a la ciudadanía. Es por ello, que el mismo
tiempo y las experiencias han dibujado un sistema de gobierno moderno y lo que es más
valioso, democrático. Esta división del poder busca que ese poder entregado por el pueblo
a sus líderes no se salga de control y no se tomen atribuciones propias que solo beneficien
a un sector específico. La separación del poder cimienta su importancia en que ninguna de
sus partes tenga más poder que la otra, sino que por el por el contrario se equilibren
mutuamente.
Construir un Estado democrático y de justicia, no solo les compete a nuestros dirigentes,
es una tarea de todo el pueblo, que desde una posición consiente de edificar la sociedad
asume con sensatez todos sus roles de ciudadano y vela para que sus derechos sean
cumplidos, al igual que asume con responsabilidad todos sus deberes. Asumir el poder, no
es más que velar por una democracia que nos cobije a todos, que quienes nos representan
se conviertan en verdaderos servidores de quienes los eligieron, y que nosotros como
ciudadanía acojamos de manera responsable todos los mecanismos de participación
democrática promulgados en nuestra Constitución.

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