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© 2023

Culturas Originarias
4º volumen

Editores
Aline Lara Galicia
Luis A. Martos López

PUBLICACIONES ENREDARS COLECCIÓN CULTURAS ORIGINARIAS


Director Enredars Directoras
Fernando Quiles García María del Carmen Castillo
Lorenza López Mestas
Coordinador editorial Ana Cielo Quiñones
Juan Ramón Rodríguez-Mateo

Administración y gestión
María de los Ángeles Fernández Valle
Zara Mª Ruiz Romero

Gestión de contenidos digitales y redes


Victoria Sánchez Mellado y Elisa Quiles Aranda

Imagen de portada y contraportada


Petrograbado en Tastil, Argentina. Luis Martos
Cueva de Aktunkoot, Quintana Roo. Patricia Carrillo

Diseño de portada y maquetación


Aline Lara Galicia

Fotografías y dibujos

© de los autores. excepto que se especifique el autor de


la imagen

© De la edición:
E.R.A. Arte, Creación y Patrimonio
Iberoamericano en Redes / Universidad
Pablo de Olavide

ISBN: 978-84-09-48468-3
2023, Sevilla, España
Comité asesor Comité Académico Colección Culturas
Originarias

Dora Arizaga Guzmán, arquitecta. Quito, Gabriel Arriarán. Centro Bartolomé de las
Ecuador Casas, Cusco, Perú
Alicia Cámara. Universidad Nacional de Fidencio Briceño Chel. INAH-Yucatán,
Educación a Distancia (UNED). Madrid, México
España Beatriz Carrera Maldonado. Universidad
Elena Díez Jorge. Universidad de Granada, Autónoma de Zacatecas, México
España Alba Choque Porras. Universidad La Salle,
Marcello Fagiolo. Centro Studi Cultura e Perú
Immagine di Roma, Italia Óscar Flores Flores. IIE-UNAM, México
Martha Fernández. Universidad Nacional Selene Yuridia Galindo Cumplido. FAD-
Autónoma de México. México DF, México UNAM, México
Jaime García Bernal. Universidad de Raquel Güereca Durán. IIH-UNAM Unidad
Sevilla, España Oaxaca, México
María Pilar García Cuetos. Universidad de Mariella Hernández Moncada. Consultora en
Oviedo, España proyectos sociales y culturales, El Salvador
Lena Saladina Iglesias Rouco. Universidad Peter Jiménez Betts. Arqueólogo e
de Burgos, España investigador del Centro INAH Zacatecas,
Ilona Katzew. Curator and Department Head México
of Latin American Art. Los Angeles County Cebaldo de León Inawinapi. Antropólogo,
Museum of Art (LACMA). Los Ángeles, Pueblo Guna Dule, Panamá
Estados Unidos Leonardo López Luján. INAH,México
Mercedes Elizabeth Kuon Arce. Elena Mazzetto. FFyL-UNAM, México
Antropóloga. Cusco, Perú Silvia María del Socorro Mesa Dávila.
Luciano Migliaccio. Universidade de São Arqueóloga Directora del Registro Público
Paulo, Brasil de Monumentos y Zonas Arqueológicos e
Víctor Mínguez Cornelles. Universitat Históricos del INAH, México
Jaume I. Castellón, España Jorge Antonio Ñancucheo. Presidente de la
Macarena Moralejo. Universidad de ONPIA, Argentina
Granada, España Susana Ramírez Urrea. Arqueóloga e
Ramón Mújica Pinilla. Lima, Perú investigadora de la Universidad de
Francisco Javier Pizarro. Universidad de Guadalajara, México
Extremadura. Cáceres, España Henry Vargas Benavides. FAL-Universidad
Ana Cielo Quiñones Aguilar. Pontificia de Costa Rica
Universidad Javeriana. Bogotá. Colombia Juan Villanueva Criales. Museo Nacional de
Delfín Rodríguez. Universidad Complutense Etnografía y Folklore, La Paz, Bolivia.
de Madrid, España COLMIX. Colectivo Mixe, México
Janeth Rodriguez Nóbrega. Universidad
Central de Venezuela. Caracas, Venezuela
Olaya Sanfuentes. Pontificia Universidad
Católica de Chile. Santiago, Chile
Pedro Flor. Univ. Aberta / Instituto de
História da Arte - NOVA/FCSH, Portugal
Lista de autoras y autores

Luis A. Martos López Philippe Costa


Instituto Nacional de Antropología e Historia, México Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos
EN EL VIENTRE DE LA TIERRA: LAS CUEVAS UMR 8096, CNRS
MAYAS EN EL CORREDOR KÁRSTICO DE Université Paris 1 - Panthéon-Sorbonne, Francia
YUCATÁN, MÉXICO ARTE RUPESTRE, TERRITORIOS Y
CRONOLOGÍA EN EL SALVADOR
Carlos Viramontes Anzures PREHISPÁNICO
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
CUEVAS Y GEMELOS EN EL ARTE RUPESTRE Carmen Pérez Maestro
DE EL TEPOZÁN, GUANAJUATO, MÉXICO Universidad de Alcalá, España
PAISAJE Y ARTE RUPESTRE EN LA CUENCA
María de Lourdes Hernández Jiménez ALTA DEL RÍO NEPEÑA, ANCASH, PERÚ
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
Manuel Moreno Díaz Pilar Fatás Monforte
Universidad para el Bienestar Benito Juárez García, Directora del Museo Nacional y Centro de
México Investigación de Altamira, España
LLANTOS DE LLUVIA. CUEVA DE ARTE RUPESTRE DE PARAGUAY: GRABADOS
PALANCARES, UMBRAL DEL PRINCIPIO DUAL DE PISADAS Y ABSTRACTOS
DE LOS PUEBLOS DE LA TIERRA DE HULE, SUR
DE VERACRUZ, MÉXICO Leonel Cabrera Pérez
Universidad de la República, Uruguay
Martha Cabrera Guerrero NUEVOS TERRITORIOS RUPESTRES EN EL
Investigadora independiente, México NORTE DE URUGUAY
TRES IMÁGENES QUE HECHIZAN EN EL ARTE
RUPESTRE DE TRADICIÓN OLMECA EN LAS
CUEVAS DEL ESTADO DE GUERRERO, MÉXICO Christian Vitry Di Bello
Universidad Nacional de Salta. Argentina
Sandra L. Ramírez Barrera Bernardo Gabriel Cornejo Maltz, ICSOH-CONICET.
Escuela Nacional de Antropología e Historia, México Argentina
IMÁGENES, ESPACIOS Y TIEMPO EN OAXACA, Gastón Vitry
MÉXICO. EL ARTE RUPESTRE Y LOS USOS DEL Universidad Nacional de Córdoba. Argentina
MEDIO NATURAL COMO EXPRESIÓN Ana Paula Cevidanes
CULTURAL Universidad de Buenos Aires, Argentina
Mariano Cornejo
Fundación El Abra, Argentina
Luis Alberto Martos López
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
ARTE RUPESTRE DE TASTIL (PROVINCIA DE
SALTA, ARGENTINA). PROPUESTA
METODOLÓGICA Y RESULTADOS
PRELIMINARES
Índice general

1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

1. EN EL VIENTRE DE LA TIERRA: LAS CUEVAS MAYAS EN EL CORREDOR


KÁRSTICO DE YUCATÁN, MÉXICO 10
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2. Las cuevas yucatecas durante la prehistoria . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3. Entre lo profano y lo sagrado: el uso de las cuevas por los mayas de Yucatán 16
4. La gráfica rupestre en cuevas mayas de Yucatán . . . . . . . . . . . . . . . 35
4.1. Los petrograbados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
4.2. La pintura rupestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
5. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
6. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52

2. CUEVAS Y GEMELOS EN EL ARTE RUPESTRE DE EL TEPOZÁN,


GUANAJUATO, MÉXICO 56
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
2. El sitio arqueológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3. De cavidades y gemelos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
4. El mitema de los gemelos/ héroes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
5. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
6. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

3. LLANTOS DE LLUVIA. CUEVA DE PALANCARES, UMBRAL DEL PRINCIPIO


DUAL DE LOS PUEBLOS DE LA TIERRA DE HULE, SUR DE VERACRUZ,
MÉXICO 68
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
2. La región . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
3. Panorama arqueológico de la región . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
3.1. Ocupaciones humanas prehispánicas en la región sur de Veracruz . 72
4. Cuevas con manifestaciones gráfico rupestres . . . . . . . . . . . . . . . . 74
4.1. La cueva de Chalchijapa 24 de febrero . . . . . . . . . . . . . . . 74

1
4.2. La Cueva de El Satélite . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.3. Cueva Ventura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.4. Cueva de Palancares o del Tigre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
5. El paisaje sagrado prehispánico en el sur de Veracruz . . . . . . . . . . . . 82
6. Pinturas rupestres y los monumentos olmecas: consideraciones . . . . . . . 84
7. Rutas fluviales como caminos de peregrinación . . . . . . . . . . . . . . . 86
8. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
9. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

4. TRES IMÁGENES QUE HECHIZAN EN EL ARTE RUPESTRE DE TRADICIÓN


OLMECA EN LAS CUEVAS DEL ESTADO DE GUERRERO, MÉXICO 92
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
2. Meta imágenes en cuevas. Imágenes materiales “mágicas” que se transforman
y/o se ocultan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
3. Las Grutas de Juxtlahuaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
4. La Cueva de Oxtotitlán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
5. El abrigo rocoso de Cauadzidziqui . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
7. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

5. IMÁGENES, ESPACIOS Y TIEMPO EN OAXACA, MÉXICO. EL ARTE


RUPESTRE Y LOS USOS DEL MEDIO NATURAL COMO EXPRESIÓN
CULTURAL 119
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
2. La biósfera Tehuacán – Cuicatlán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
3. Aspectos generales en torno a la cueva como formación natural y como
formación cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
4. El paisaje cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
5. El arte rupestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
5.1. Cerro Dade . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
5.2. Cueva de los Músicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
7. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133

6. ARTE RUPESTRE, TERRITORIOS Y CRONOLOGÍA EN EL SALVADOR


PREHISPÁNICO 135
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
2. Contexto geográfico, geológico y cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
3. Tradiciones rupestres en El Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137

2
3.1. Panorama diacrónico de las grandes etapas del arte rupestre de El
Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
4. El Posclásico (900 a 1534 d.C.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
4.1. El Posclásico temprano y la tradición Tláloc (1000 a 1200-1250 d.C.)148
4.2. El Posclásico tardı́o (1200-1250 a 1537 d.C.) . . . . . . . . . . . . 149
5. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

7. PAISAJE Y ARTE RUPESTRE EN LA CUENCA ALTA DEL RÍO NEPEÑA,


ANCASH, PERÚ 153
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
2. Principales aportaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
3. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
4. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166

8. WAK’AS PODEROSAS: MANIFESTACIONES RUPESTRES Y PAISAJES


SACRALIZADOS EN EL ALTIPLANO NORTE DE BOLIVIA 168
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
2. Paisajes sacralizados y manifestaciones rupestres en el Altiplano Norte . . . 168
3. Espacios sagrados y wak’as . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
4. Wak’as de los cerros: el cerro Wiraconi en Peñas . . . . . . . . . . . . . . 178
4.1. El cerro Wiraconi en el contexto regional . . . . . . . . . . . . . . 183
5. Wak’as de los lagos: las lagunas de Achocalla . . . . . . . . . . . . . . . . 194
6. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202

9. ARTE RUPESTRE DE PARAGUAY: GRABADOS DE PISADAS Y


ABSTRACTOS 206
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
2. Sitios con arte rupestre en Paraguay . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
2.1. Caracterı́sticas del arte rupestre de Paraguay . . . . . . . . . . . . . 209
2.2. El arte rupestre de Amambay . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211
2.3. El arte rupestre de Guairá: Ita Letra . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
3. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
4. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232

10. NUEVOS TERRITORIOS RUPESTRES EN EL NORTE DE URUGUAY 234


1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 234
2. Las Piedras Grabadas de Salto Grande . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
3. Los petroglifos del norte del territorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

3
3.1. Modalidad de Registro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
3.2. Los sitios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
3.3. Caracterı́sticas generales y técnicas de ejecución . . . . . . . . . . 248
3.4. Los Motivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
3.5. Categorı́as de análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
3.6. Cronologı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
4. Reflexiones finales: Un patrimonio en alto riesgo . . . . . . . . . . . . . . 257
5. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 258

11. ARTE RUPESTRE DE TASTIL (PROVINCIA DE SALTA, ARGENTINA).


PROPUESTA METODOLÓGICA Y RESULTADOS PRELIMINARES 261
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
2. Tastil, uno de los poblados prehispánicos más extensos de Argentina . . . . 262
3. Tastil como asentamiento eje de caravaneros . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
3.1. Desarticulación socioespacial y despoblamiento de Tastil . . . . . . 267
4. El proyecto arte rupestre de Tastil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
5. Propuesta metodológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
6. El registro sonoro del arte rupestre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
7. Dibujos técnicos/cientı́ficos aplicados al arte rupestre . . . . . . . . . . . . 273
8. Registro fotográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
9. Sistemas de Información Geográfica, imágenes de dron y base de datos . . . 276
10. Marco temporal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276
11. Reflexiones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
12. Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 280

4
1 INTRODUCCIÓN

Aline Lara Galicia


Universidad de Sevilla

Luis A. Martos López


Instituto Nacional de Antropologı́a e Historia

Las manifestaciones rupestres hoy por hoy se constituyen como las más antiguas formas
de expresión del ser humano, pues se las encuentra desde épocas muy tempranas de la
prehistoria, ya sea en forma de petrograbados, pinturas rupestres, o geoglifos. Lo cierto es
que desde la simple impresión de una mano, quizá la más noble y genuina expresión del
ser humano, hasta los meandros, diseños complejos y laberintos, bisontes, rinocerontes,
caballos, camélidos y felinos, ballenas y peces, o escenas de caza, de ceremonias y danzas
en donde son los humanos los actores, la gráfica rupestre es sin lugar a dudas reflejo de
diversas maneras de ver y aprehender el mundo, de interactuar con él, de transformarlo, al
menos en un plano simbólico e ideológico.
Es por esto que, como bien ha señalado Rocchietti (2011), la gráfica rupestre es un tipo
de expresión de una intención codificada, pretérita y prácticamente ininteligible, y por ello,
los enfoques interpretativos resultan muy versátiles, pero a la vez poseen un alto grado de
ambigüedad e incertidumbre.
Y en efecto, sin lugar a dudas, la gráfica rupestre es un tópico que resulta sumamente
atractivo para la investigación, pero también muy complicado en su estudio y análisis, porque
se discurre a través de caminos que a veces son muy frágiles, no sólo por los problemas
de fechamiento, sino por lo difı́cil que resulta plantear interpretaciones adecuadas y sobre
todo, bien fundamentadas. (Faugère, en Viramontes, 2005).
Lo cierto es que hay en la gráfica rupestre ciertos convencionalismos y una evidente
influencia del medio ambiente geográfico y natural. Por lo anterior, resulta indispensable
realizar trabajos minuciosos y precisos de registro arqueológico, tomando en cuenta no
sólo el bloque, paredón o caverna en donde se localiza la gráfica, sino también el contexto,
es decir la vinculación del sitio en cuestión, tanto con su espacio inmediato, como del
área en general, con énfasis en el medio ambiente, cuya percepción y conocimiento fueron
fundamentales para las antiguas comunidades que con éste interactuaron.
Se ha planteado que la gráfica rupestre es un hecho social, pues es resultado de cierta
conducta social en el pasado; es un hecho semasiográfico, pues es un tipo de expresión y
comunicación visual, no fonética; es un hecho simbólico, es un hecho plástico que implica
ciertas convenciones figurativas y expresivas y es además un hecho simbólico, pues encierra

5
ideas codificadas, pensamientos, conceptos y creencias (Martos et al., 2021).
La capacidad de crear sı́mbolos es en sı́ misma, una cuestión epistemológica que
involucra aspectos sociales, culturales, filosóficos, y lingüı́sticos; es una de las formas
que el ser humano ha desarrollado para comunicarse, para procesar, codificar, recordar,
transmitir y compartir información.
A fin de cuentas, la gráfica rupestre no es sino reflejo de la complejidad del pensamiento
antiguo, por lo que, acercarse a su significado conlleva a un mayor conocimiento sobre la
forma de vida de los grupos humanos que los elaboraron, de sus preocupaciones, valores y
prioridades y es que, a través de este peculiar tipo de gráfica podemos asomarnos al mundo,
a través de los ojos de gente ya perdida en la oscuridad de los tiempos.
La temática de este nuevo libro en torno a las manifestaciones rupestres surgió a partir de
la nominación del 2021, como el “Año Internacional de Cuevas y Karst” por la UNESCO,
lo que abarca diversos espacios que “comparten” las manifestaciones rupestres con otros
contextos como son los territorios sagrados, los lugares turı́sticos y las áreas naturales.
Asimismo, y continuando con la ardua tarea de la divulgación de investigaciones en América
Central y Sudamérica, el IV seminario “Manifestaciones rupestres en América Latina” quiso
plantear la idea de territorio como un concepto que engloba diversas ideas como son la
geografı́a, la cosmovisión y la simbologı́a. Consideramos el territorio como el hábitat
delimitado por fronteras naturales y simbólicas, el medio como fuente de recursos y el
vı́nculo con la memoria, pues es en el territorio en donde se vive y con el que se interactúa
y por supuesto, es también un elemento fundamental y uno de los soportes de la identidad.
Al respecto y considerando las ideas ya desarrolladas desde la antropologı́a cognitiva,
lo rupestre en América Latina comparte un corpus metodológico interdisciplinar con la
lingüistica, la etnologı́a y la misma antropologı́a, desde la cosmovisión de los grupos
originarios que habitaron y perviven aún en este territorio. Siendo casi imposible, despren-
derse de las formas de interactuar y de los mapas cognitivos de dichas culturas, aplicables
a la definición y simbolización de territorios rupestres (Lara, 2015).
El primer capı́tulo corresponde al trabajo: En el vientre de la tierra: las cuevas mayas
en el corredor kárstico de Yucatán de Luis Alberto Martos López, en donde el tópico
central lo constituyen las cuevas mayas de Yucatán y su uso desde la prehistoria, a través
de una revisión de los espectaculares hallazgos arqueológicos realizados en cenotes y
cavernas inundadas. Más tarde, los mayas aprovecharon estas formaciones tanto para fines
profanos, como rituales, pero quizá el aspecto más notable es que se convirtieron en una
suerte de portal mágico, que posibilitaba la comunicación con el mundo inmaterial. Las
manifestaciones rupestres también son especialmente abundantes en las cuevas mayas, tanto
petrograbados, como pinturas, algunas de las cuales podrı́an ser muy tempranas.
El segundo capı́tulo es el trabajo de Carlos Viramontes Anzures: Cuevas y gemelos
en el arte rupestre de El tepozán; Guanajuato, México. Enclavado en la cañada de los
murciélagos, en el valle intermontano de Victoria, se localiza el sitio pame de El Tepozan,
cuyas especiales caracterı́sticas y temática de su gráfica rupestre, lo convierten en uno de los

6
mejores ejemplos de imaginerı́a rupestre del nororiente del estado mexicano de Guanajuato.
El autor se enfoca en un tipo particular de diseño que consiste en figuras antropomorfas
dispuestas en pares, lo que lleva a sugerir que podrı́an ser reflejo del mito de los gemelos
héroes divinos, tan extendido por todo el mundo. Estos seres que entrañan lo opuesto, pero
también lo complementario, salvan al mundo cuando está amenazado por fuerzas oscuras.
En el tercer capı́tulo: Llantos de lluvia: Cueva de Palancares, umbral del principio dual
de los pueblos de la tierra de hule, sur de Veracruz, México, Marı́a de Lourdes Hernández
Jiménez y Manuel Moreno Dı́az, abordan el tema de la montaña como lugar sagrado, sede
de númenes del agua y espı́ritus guardianes y, por ende, lugar de culto y petición de lluvias,
fertilidad y buenas cosechas.
La investigación se centra en recorridos arqueológicos en una región de lomerı́os
en la llanura costera del sur de Veracruz, en donde se han registrado y documentado
numerosos sitios arqueológicos resultado de 3000 años de ocupación. Una parte del trabajo
de prospección se centró en la localización de cuevas con gráfica rupestre destacando cuatro
de ellas, siendo la más notable, la de Palancares en donde se registraron 25 rostros grabados
en la roca y pintura rupestre con diseños abstractos, impresiones de manos, cartuchos, glifos
y otros diseños, lo que hace pensar en que la cueva haya sido utilizada por los antiguos
olmecas como un sitio de peregrinación y ritualidad.
El siguiente trabajo, Tres imágenes que hechizan en el arte rupestre de tradición olmeca
en las cuevas del estado de Guerrero, México de Martha Cabrera Guerrero, aborda el tópico
de la representación de la cueva en el discurso gráfico olmeca, particularmente se centra en
tres meta-imágenes localizadas en las cavernas Juxtlahuaca, Oxtotitlan y Cacahuatziziqui,
en el estado mexicano de Guerrero. A partir de estas tres figuras, la autora desarrolla un
vasto y profundo análisis, para colocarlas en otros horizontes visuales y mostrar otros
tipos de interpretaciones, señalando una variedad de artificios visuales para representar la
transmutación antropomorfa-zoomorfa, tan importante y trascendental dentro del antiguo
pensamiento olmeca.
El Capı́tulo 5, intitulado Imágenes, espacios y tiempo en Oaxaca, México, el arte rupestre
y los usos del medio natural como expresión cultural, de Sandra L. Ramı́rez Barrera, es un
ejercicio para vincular el espacio natural, con la gráfica rupestre en la Reserva de la Biósfera
de Tehuacán-Cuicatlán, de los estados de Puebla y Oaxaca, México. Para la autora, cuevas
y abrigos rocosos son espacios de resguardo de imágenes rupestres y evidencian el acto de
exhibir u ocultar la gráfica rupestre, dependiendo del tipo de actividad desarrollada en el
lugar, por lo que el arte rupestre, según sea el caso, es un campo generador de información
dirigida que puede expresar igualdad y pertenencia, o bien, desigualdad y exclusión.
En el Capı́tulo 6, Arte rupestre, territorios y cronologı́a en El Salvador prehispánico,
Philippe Costa, presentan los resultados de un amplio proyecto arqueológico, en el que se
registraron cerca de 70 sitos con gráfica rupestre en este paı́s centroamericano, de cuyo
análisis se trata de encontrar tradiciones estilı́sticas y su ubicación tanto cronológica, como
cultural. Un aspecto importante es la utilización de la gráfica rupestre, como una herramienta

7
para definir geográficamente, fronteras culturales. Otro aspecto importante que se toma en
cuenta es la posición geográfica de El Salvador, la que fue centro de interacciones culturales
que también repercutieron y se materializaron en las expresiones plasmadas en los sitios
rupestres.
La siguiente colaboración es la de Carmen Pérez Maestro: Paisaje y arte rupestre en
la cuenca alta del rı́o Nepeña, Ancash, Perú. Dejamos ası́ las tierras mesoamericanas
y centroamericanas, para trasladarnos hacia la gran área cultural que fue Sudamérica.
El trabajo da cuenta de los resultados de un proyecto realizado en colaboración entre
Perú, España y Colombia, a lo largo de la cuenca del rı́o Loco en el Departamento de
Ancash en donde se existen tanto sitios de petrograbados, como con pinturas rupestres.
Las excavaciones realizadas en algunos de ellos también arrojaron luz sobre entierros
y materiales asociados. Los análisis incluyeron la descomposición de las caracterı́sticas
semióticas de las pictografı́as, método muy útil no sólo para la definición de territorios
identitarios, sino también a la determinación de las caracterı́sticas de cada uno.
El Capı́tulo 8 lleva por tı́tulo Wak�as poderosas: manifestaciones rupestres y paisajes
sacralizados en el altiplano norte de Bolivia, y es de la autorı́a de Claudia Rivera Casanovas.
Este trabajo se ubica en el Altiplano Norte de Bolivia, en donde se localiza el lago Titikaka,
sin lugar a dudas una de las regiones más interesantes de Sudamérica por los complejos
procesos culturales de los que fue escenario, además de que el propio entorno natural
favoreció la construcción de paisajes sagrados, los que están estrechamente relacionados
con las wak�as, sitios en donde habitan fuerzas sobrenaturales que trascienden lo humano.
En este contexto, la autora describe las diferentes categorı́as de sitios sagrados, los que
pueden ser yapu positivos o yuruma negativos. Se centra luego el trabajo en la wak�a de
Cerro Wiraconi, en Peñas en donde se han localizado 35 sitios históricos/arqueológicos
de los que 24 son aleros, paredes y cuevas con gráfica rupestre, de los que no sólo se
ofrecen descripciones, sino un completı́simo análisis iconográfico, enriquecido con mucha
información histórica y etnográfica.
Desde Bolivia discurrimos ahora hacia el Paraguay, con la colaboración de Pilar Fatás
Monforte: Arte Rupestre de Paraguay: grabados de pisadas y abstractos, en donde se
presentan los resultados de un par de proyectos dirigidos al estudio del arte rupestre
en Paraguay, un tema muy poco trabajado y, por tanto, poco conocido. El arte rupestre
identificado en trece sitios estudiados, ha traı́do como resultado las primeros reflexiones
a un arte homogéneo (Fatás, en este libro), a lo que se ha denominado estilo de pisadas,
presente desde el nordeste de Brasil hasta el sur de Argentina.
El Capı́tulo 10, Nuevos territorios rupestres en el norte de Uruguay, de Leonel Cabrera
Pérez. De forma semejante al caso anterior, el arte rupestre del Uruguay por largo tiempo
fue considerado periférico, sino hasta marginal al desarrollo de las grandes culturas
sudamericanas generadoras de este tipo de expresiones. Sin embargo, los trabajos realizados
en los últimos años han posibilitado la localización de numerosos sitios y de una riqueza
rupestre equiparable al de otras regiones. El autor aborda aquı́ especı́ficamente el área norte

8
de paı́s, cuyas manifestaciones rupestres que están inmersas dentro de un vasto sistema que
involucra tradiciones distintas y que suponen discursos visuales-narrativos de las culturas
que los produjeron.
El último Capı́tulo, de esta antologı́a, Arte rupestre de Tastil (Provincia de Salta,
Argentina). Propuesta metodológica y resultados preliminares, de Bernardo Cornejo,
Christian Vitry..., Luis Alberto Martos, como promete en el tı́tulo, ofrece al lector una
sı́ntesis de los trabajos recientes de prospección y registro de gráfica rupestre en un
importante sitio patrimonial del Noroeste argentino: Tastil. Se trata de un asentamiento
que se desarrolló vigorosamente durante los siglos XI al XV en el llamado Periodo Tardı́o
o de los Desarrollos Regionales y que fungió como un notable centro de organización,
intercambio y distribución de productos enlazando regiones diversas y distantes. Se calcula
que la gráfica rupestre podrı́a alcanzar los 8000 bloques, lo que lo convertirı́a en el sitio
con mayor concentración de arte rupestre en la Argentina. En este trabajo se describe el
marco teórico metodológico que se ha aplicado en la intensa labor del registro de la gráfica
rupestre y que ha permitido alcanzar muy buenos resultados.
Esta obra incluye entonces tanto estudios a nivel general, como de sitios especı́ficos;
trabajos sobre espacios abiertos como confinados; análisis tanto estilı́sticos, como simbólicos;
una riqueza de tópicos, de áreas y regiones, en fin, que enriquece esta obra y que sin duda
alguna será valorada por el lector y por el estudioso, y que será valorada como un aporte y un
referente importante en el arduo estudio de la gráfica rupestre de nuestro vasto continente.

Agradecimientos

Queremos agradecer a Fernando Quiles director de esta editorial. A Carmen Pérez y a


Juan P. Domı́nguez por su apoyo al texto. A todos los investigadores del III y IV seminario
de Manifestaciones Rupestres en América Latina.

Referencias

Faugère, Brigitte (2005). Prólogo, En Carlos Viramontes Anzures (coord). Gràfica


Rupestre y paisaje ritual. La cosmovisión de los recolectores-cazadores de Querétaro.
México, (pp.11-15). INAH.
Lara, Aline (2015) Xiupohualli: le calendrier mésoaméricain dans les manifestations
rupestres de la Vallée du Mezquital, Hidalgo, Mexique. ANRT- Université de Lille.
Rocchietti, Ana Marı́a (2011). Pinturas rupestres de India muerta, provincia de Córdoba,
Argentina. Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/indiamuerta.html.
Martos L. L.A., C. Vitry, B. Cornejo y M. Cornejo (2001). Arqueologı́a y Arte Rupestre
en el Cordón de Lampasillos, Salta, Argentina, En Aline Lara Galicia (Ed) Manifestaciones
rupestres en América Latina, (pp. 184-203). IEAL- Universidad de Sevilla.

9
Capı́tulo 10
NUEVOS TERRITORIOS RUPESTRES EN EL NORTE DE URUGUAY

Leonel Cabrera Pérez


Universidad de la República

1 Introducción
En los últimos años se han ubicado en Uruguay un muy alto número de grabados
rupestres (petroglifos), pasando de esta forma nuestro territorio de carecer prácticamente de
tales manifestaciones prehistóricas, a constituir uno de los exponentes más significativos del
Continente. Tales testimonios comprenden expresiones de grupos cazadores que habitaron
la región en los últimos milenios, los que implican numerosos testimonios gráficos, que
la investigación ha ido poniendo de manifiesto en los últimos veinte años. Tal hecho
ha permitido acceder a documentos que encierran visiones sensibles, emocionales de
sociedades pasadas, las que ilustran las relaciones con el territorio, con las poblaciones de
cada época, de los conflictos entre los hombres y de éstos con el más allá. Son expresiones
de las cosmovisiones e ideologı́as que, aunque hoy nos resultan incomprensibles, ya que no
conocemos los códigos que le daban coherencia y sentido, tuvieron el cometido de darle
orden a la realidad de su tiempo.
Nuestra región al igual que muchos territorios del Continente, encierra múltiples
espacios, cuyo pasado prehistórico es una incógnita, ya que a la fecha no se han realizado
proyectos de investigación en el área, salvo abordajes puntuales asistemáticos, que fueron
generando amplias colecciones arqueológicas, que hoy yacen en los reservorios de nuestros
museos. El arte rupestre del Uruguay fue considerado como periférico a los centros
generadores o directamente omitido en los diversos modelos y estilos de representación
propuestos para el continente y particularmente para la América meridional atlántica. En
tal sentido se han definido dos grandes regiones (Consens, 1985; Femenı́as et al., 2004): La
región sur con un área nuclear en los departamentos de Flores y Durazno, área central del
territorio, caracterizada por la existencia de pictografı́as con algunas decenas de testimonios
y por otro, como veremos, la región que se extiende al norte del Rı́o Negro, en la que hasta
hace poco años, se habı́an ubicado un número muy reducido de petroglifos y que en el último

234
tiempo, se han localizado miles de grabados rupestres con una particular dispersión. Pinturas
y grabados se presentan con una marcada diferenciación en cuanto a su ubicación espacial y
de sustratos. También se diferencian en cuanto a sus diseños y composiciones. No obstante,
ambas modalidades, con muy pocas excepciones, exhiben geometrismos abstractos, en
prácticamente su totalidad (Figura 1).

Figura 1 Mapa de Uruguay con la ubicación de las distintas áreas con arte rupestre. 1) Área central de
pictografı́as. 2) Área central de petroglifos. 3) Petroglifos de Cuchilla del Fuego, Paysandú. 4) Sitio Bañadero
(Piedras Grabadas). 5) Petroglifo de Ñandubay, Tres Cruces, Artigas.

El Uruguay curiosamente, muestra desde muy temprano el reconocimiento e interés por


testimonios rupestres con un pasado remoto, aunque tal hecho quedara circunscripto a un
ámbito restringido de intelectuales de la época y totalmente ajeno a la sociedad uruguaya:
A manera de ejemplo, varios años antes que se descubriera Altamira, un agrimensor
español, Clemente Barrial Posada, repara y procede al registro de una pictografı́a en
1874 en la margen derecha del Arroyo la Virgen, departamento de San José, sur del paı́s,

235
lamentablemente hoy destruida, la que tendrı́a una gran difusión (Freitas y Figueira, 1953,
p. 195). Una reproducción de la misma fue publicada tempranamente en Londres (Cabrera,
2012, p. 738) (Figura 2).

Figura 2 Pictografı́a del Arroyo de la Virgen.

Nuevas pictografı́as fueron detectadas a lo largo del siglo XX en las áreas centrales de
la región sur del territorio. En las mismas, el estilo de representación geométrico abstracto
es ampliamente predominante. Han sido frecuentes los problemas de conservación que
hoy impiden recuperar los diseños debido a que están borrados o presentan porciones
destruidas por agentes naturales o vandalismos. En la segunda mitad del siglo XX se
explotaron los granitos de la región con fines de exportar la roca, lo que supuso una notoria
pérdida de referentes. Claramente la gran mayorı́a de los bloques pintados responden a
formas abstractas, equiparables al denominado según el modelo clásico, al Estilo de Grecas
(Menghin, 1957), caracterizado por la presencia de escalonados, almenados y cruciformes,
o a la tendencia estilı́stica abstracta geométrica compleja (Gradı́n, 1999), propuesta a partir
de un marco teórico menos idealista. Los motivos que más se repiten en los paneles son
el losange en disposición horizontal o vertical (en este último a veces con una lı́nea que
atraviesa su eje de simetrı́a), el cruciforme con sus variantes siempre en secuencia vertical

236
(dos o tres) unidos por su eje de simetrı́a por medio de una lı́nea, la greca, el rectángulo,
el zigzag en disposición vertical y horizontal, las lı́neas paralelas en disposición vertical,
la lı́nea con “dientes” tipo peine y figuras angulares con rayado oblicuo interno (Florines,
2002, 2004; Cabrera y Florines, 2015) (Figura 3).

Figura 3 Motivos presentes en las pinturas rupestres según A. Florines. Autores: Cabrera y Florines (2015,
p. 236).

2 Las Piedras Grabadas de Salto Grande


Otro de los elementos de arte de singular importancia dentro del territorio por distintas
razones, son las denominadas “Placas Grabadas de Salto Grande” las que cumplieron un rol
singular en el surgimiento de la arqueologı́a uruguaya. Tales artefactos, que podrı́amos
incluir dentro del “arte mueble” de la región, concitaron el interés de coleccionistas
y aficionados a la arqueologı́a hacia fines de la década de los ’60 ’70, del siglo XX
y directa o indirectamente, fueron las responsables de inducir a las autoridades de la
época, a promover la creación, dentro de la Universidad de la República, de la formación
de arqueólogos profesionales, a la vez que, promovieron la presencia de misiones de
investigación arqueológica de extranjeros en el ámbito nacional.
El centro de localización de dichas “piedras grabadas”, se ubicaba en el rı́o Uruguay

237
Medio, unos tres kilómetros al sur de la cascada o salto de agua, el memorable Itú de la
cartografı́a histórica misionera. Dicho sitio arqueológico habı́a sido denominado por los
aficionados a la arqueologı́a salteña como “Bañadero” y más tarde como Y62 por la Misión
Unesco de Salto Grande (31º 14 S, 57º 54 W), hoy bajo el lago de la represa binacional
de Salto Grande. En la margen oriental, separado del Rı́o Uruguay por un depósito fluvial
subparalelo a dicho rı́o, dentro de un contexto acerámico se localizaban estratigráficamente,
dichos litos cuyas caras mostraban distintos grabados geométricos.
El sitio tenı́a la particularidad de ser el único en el que se han recuperado las llamadas
piedras grabadas (Femenı́as, 1985) en excavaciones arqueológicas, si bien en territorio
argentino, se han localizado igualmente tales artefactos, sin contextos definidos de manera
precisa, pero siempre en el entorno del Salto Grande. Estos elementos, con una frecuencia
significativa en el sitio aludido, constituyen un tipo particular de arte prehistórico mueble,
con motivos geométricos que cubren parcial o totalmente la superficie del artefacto. Tales
artefactos, como señalábamos, curiosamente, en función del interés que suscitan en la década
de 1970, serı́an los responsables del inicio de la arqueologı́a, como quehacer académico en
el Uruguay (Cabrera y Gazzán, 2015). La denominación mayoritariamente utilizada en la
época, es el de “placa grabada”, en función de la similitud con los artefactos a los que de
alguna forma se las asociaba, propia de la región patagónica (Boschin, 2009; Fernández,
1997; Losada, 1980).
Dichos artefactos presentan un tamaño variable, con valores que se ubican dentro de
intervalos de 8 y 23 centı́metros de longitud, de 5 y 13 centı́metros de ancho y un espesor
entre 1 y 5 centı́metros, elaboradas mediante pulimento por abrasión y grabado, utilizándose
en la mayorı́a de los casos preformas naturales aproximadas a la forma deseada (Rodrı́guez y
Rodrı́guez, 1985). En cuanto a la técnica utilizada para grabar la roca, “. . . consistió en grabar
y/o taladrar la superficie con un instrumento aguzado (buril o perforador probablemente
lı́tico)” (Rodrı́guez y Rodrı́guez, 1985, p. 34). La forma de las piedras grabadas es variable,
encontrándose subrectangulares, ovales, esféricas o de forma irregular, de sección oval
o rectangular; fusiformes de sección circular, etc. La caracterı́stica común a todas es el
grabado de distintos motivos geométricos que pueden cubrir una de las caras mayores,
ambas, o con más frecuencia, toda la superficie de la pieza (Femenı́as, 1985, p. 2).
Las intervenciones sistemáticas en el sitio de localización de tales artefactos fueron
desarrolladas por aficionados o en un marco de salvataje, debido a las urgencias generadas
por la construcción de la represa hidroeléctrica binacional (Argentina-Uruguay), cuyo lago
hoy inunda el área. Los trabajos de investigación fueron realizados, por un lado, por el
Centro de Estudios Arqueológicos de Montevideo (CEA) y la Facultad de Humanidades
y Ciencias a cargo de Antonio Austral, y por otro lado, las desarrolladas por la Misión
UNESCO de Rescate Arqueológico de Salto Grande, bajo la dirección de Niède Guidón.
A través de ésta, el componente arqueológico correspondiente a las piedras grabadas fue
datado a partir de una muestra de carbón, en 4660 ± 270 C14 AP (MEC 1987). A pesar del
rol inicial que tales artefactos tuvieron en el surgimiento de la arqueologı́a en el medio, la

238
información hoy disponible respecto de éstos, sigue siendo prácticamente el mismo que se
contaba previo a la realización de los trabajos, salvo su ubicación cronológica.

Recientemente se retomó el análisis de dichas piedras grabadas, buscando acceder a las


variables necesarias para interpretar el contexto de recuperación, ası́ como la funcionalidad
del sitio, profundizando en los posibles contextos de producción, uso y/o descarte de
las mismas. El objetivo fue plantear nuevas lı́neas interpretativas, acerca de los contextos
sistémicos y arqueológicos de las denominadas placas grabadas, ya que no se habı́a avanzado
en torno a la generación de marcos explicativos acerca de tales artefactos o la relación de
éstos con el resto del material recuperado, o las relaciones estratigráficas involucradas
(Figura 4). Las piedras grabadas analizadas en general, muestran reutilización a través de la
presencia de marcas de percusión, hoyuelos y fracturas. Estas evidencias materiales, podrı́an
ser atribuidas a la reutilización de estas, al ubicarse dichas marcas de forma sobrepuesta a
los surcos del grabado original. De las 19 piezas analizadas, 4 de ellas presentan hoyuelos
realizados a partir de técnicas de picado y abrasión (una de estas presenta un pequeño
hoyuelo con surco alargado en el centro de la pieza) y 2 presentan marcas en sus caras,
posiblemente originadas por su utilización como percutor. De las 19 piezas analizadas,
únicamente 5 de ellas se encuentran enteras, siendo la mayorı́a de las piezas pequeños
fragmentos. La observación de la posición estratigráfica en que mayoritariamente aparecı́an
las denominadas piedras grabadas, parecerı́a mostrar situaciones tafonómicas particulares.

Mayoritariamente las piezas se localizan dentro de pequeños conglomerados de nódulos


y desechos de talla diversos y pocas veces de manera aislada. Es decir, la pregunta es si los
mismos responden a factores antrópicos o a procesos naturales de arrastre y transporte, en
función de las corrientes de agua ocasionales, durante la crecida del rı́o y su reubicación en
áreas deprimidas, o en función de barreras orgánicas, troncos, ramas, etc., que represaron y
retuvieron los materiales en arrastre, que incluı́an las piedras grabadas. Esta última situación
parece haber predominado ampliamente y serı́a la explicación de tales conjuntos. Tal hecho
llevarı́a a sostener igualmente que tales artefactos no se encontrarı́an en posición primaria,
aunque no deba pensarse en desplazamientos que involucren distancias considerables.
Repárese el tamaño y peso especı́fico de muchos de los artefactos arrastrados, incluyendo las
piedras grabadas. Esto nos lleva a suponer que no estamos ante un contexto de elaboración
de tales artefactos, ya que no se identificaron desechos atribuibles al proceso de fabricación.
Por lo tanto, se podrı́a concluir que el área de elaboración está fuera del sitio en cuestión.

Sobre la base del resultado alcanzado en el re- análisis de los materiales del sito
Bañadero, se podrı́a considerar que se trata de un escenario complejo, ya que se registran
elementos, qué a priori, corresponderı́an a distintos tipos de contextos arqueológicos.

239
240

Figura 4 Piedras grabadas de Salto Grande. Autores: Cabrera y Florines (2015, p.236).
Se observan caracterı́sticas de sitio taller, ası́ como también de áreas domésticas de
descarte, mostrando buena parte de los materiales analizados, claros signos de rodamiento,
en especial aquellos de arenisca silicificada, al ser una roca más friable que las restantes
(calcedonia y cuarzo). Por este motivo se podrı́a plantear, que posiblemente parte de los
elementos, fueron transportados por las corrientes de agua, aspecto que es coherente con
la ubicación del sitio sobre un albardón medio del Rı́o Uruguay. Esta ubicación geográfica
pudo ser la responsable, durante episodios de inundación, de haber generado el transporte,
rodamiento, y mezcla de materiales procedentes de distintas áreas del sitio.
Al no poderse realizar interpretaciones directas, por no contar ya con los sitios, se
proponen dos lı́neas hipotéticas posibles, dentro del contexto sistémico del que formaron
parte dichos artefactos: A)Las piedras grabadas, concebidas como ideofactos, son elementos
anteriores al fechado que ubica temporalmente el componente en 4660 ± 270 C14 AP. Con
el paso del tiempo, estos elementos fueron utilizados como instrumentos lı́ticos (piedras con
hoyuelo, percutores, etc.), habiendo perdido su potencial simbólico/ritual original. B) Las
piedras grabadas fueron concebidas desde su elaboración, como instrumentos destinados
a cumplir funciones especı́ficas, estando interrelacionados el subsistema tecnológico con
el ideológico. De esta forma, podrı́a subyacer la idea de “ritualización” de determinadas
actividades, con fuerte localización en el sitio Bañadero (Cabrera y Gazzán, 2015, p. 283).
A la luz de la información disponible, la primera de las hipótesis parecerı́a contar con más
posibilidades de ser admitida.

3 Los petroglifos del norte del territorio


El Norte del territorio uruguayo presenta un relieve levemente ondulado, con suaves
pendientes modeladas por la acción fluvial Terciaria. La altura media sobre el nivel del mar es
de 140 metros, donde se suceden lomas, sierras y/o mesetas con formas predominantemente
alargadas. Este paisaje de penillanura no debió diferir mayormente de aquel prehistórico. La
red hidrográfica es extensa y ramificada y tiene como principal exponente al rı́o Uruguay.
Los afluentes más importante en el área de estudio son, de norte a Sur, los rı́os: Cuareim, que
marca la frontera con la República Federativa del Brasil, sucediéndose luego los rı́os Arapey,
Daymán, Queguay y limitando la región por el Sur, el rı́o Negro, todos con desplazamiento
Este–Oeste. Dicha cuesta basáltica ocupa una superficie mayor a los 60.000 Km2, cubriendo
los departamentos de, Artigas, Salto, Paysandú, Rı́o Negro y parte de Tacuarembó y Rivera.
La zona más elevada, alcanza en los puntos más altos, poco más de 300 metros sobre el
nivel del mar, se extiende por aproximadamente 200 km, tornándose más escarpadas a
medida que nos alejamos hacia el Este. La red hidrográfica menor es extensa y ramificada.
El área ofrece afloramientos primarios de la Formación Arapey (Mesozoico), que incluyen
ágata-calcedonias, jaspe, cuarzo, arenisca silicificada en forma de diques clásticos y calizas
silicificadas en los departamentos de Artigas y Paysandú (Suárez y Piñeiro, 2002).

241
La vegetación hoy es exuberante en las riberas de los grandes rı́os y arroyos, donde se
destaca el monte autóctono con las especies arbóreas actualmente más altas del paı́s, las
que llegan a alcanzar los 10 y 25 metros y en las quebradas de la cuesta basáltica. Las
zonas abiertas de praderas naturales se caracteriza por pastizales, los que están formados
predominantemente por gramı́neas y entre la vegetación más baja, dominan los chircales
(Baccharis). Los cursos de agua más significativos ofrecen asimismo extensas playas de
cantos rodados y bloques, recursos de materias primas que fueron explotados por las
poblaciones prehistóricas que habitaron la región.
Dentro de este paisaje, los afloramientos rocosos, en particular los de arenisca silicificada,
aportan el soporte para las manifestaciones rupestres. Los petroglifos pueden aparecer
agrupados en un número mayor a los 100 por sitio, o aislados, con bajo número de
representaciones. La roca soporte puede tener tamaños muy variados de más de un metro a
unos pocos centı́metros. Muchos de los sitios muestran material arqueológico en superficie
y/o en capa. El material lı́tico recuperado en los sitios con arte rupestre, es propio de grupos
cazadores, comprende tanto instrumentos aparentemente relacionados con la realización de
los grabados, como de carácter utilitario general, logrados tanto por técnicas de percusión
como de abrasión, siendo numerosas las piedras de boleadoras y las “lenticulares” en la
región. Las actividades de talla en estos sitios, son en general reducidas. La materia prima
utilizada mayoritariamente incluye cuarcita o arenisca silicificada y en menor número
calcedonia y proceden frecuentemente, de canteras locales. Las ocupaciones se desarrollan,
en las áreas más próximas al afloramiento (área con petroglifos), raleando rápidamente a
medida que nos alejamos del mismo (Cabrera, 2012).
Los primeros petroglifos ubicados en Uruguay fueron localizados en el Departamento
de Artigas, en el arroyo Tres Cruces, próximo a su desembocadura en el Rı́o Cuareim
en la localidad denominada Ñandubay. Comprende seis grabados, y fueron investigados
por J.J. Figueira en 1956 (Figueira, 1956; 1968; 1972; Castellanos, 1974). De todas
formas el hallazgo es tomado como una manifestación aislada, sin continuidad en el área.
Posteriormente, muchos años después, las investigaciones en la zona son retomadas por M.
Consens. En 1991, se localiza un segundo sitio con arte rupestre en la Cuchilla del Fuego,
próximo al rı́o Queguay, Departamento de Paysandú. Comprende un petroglifo aislado de
caracterı́sticas singulares, el cual hoy está desplazado de su ubicación original (1995, p.172;
1998) (Figura 5).
En el año 1995 en forma fortuita el geólogo Jorge Montaño ubica en las proximidades
de Colonia Itapebı́, Departamento de Salto, diseños que no podı́an atribuirse a procesos
naturales. Dicho técnico se encontraba mediante contrato con la Intendencia de Salto,
asistiendo a los pobladores rurales respecto de como cortar la arenisca local con fines
industriales. En el año 1998 se elabora un primer proyecto de relevamiento -Proyecto Santo
Domingo1- a partir del Museo Arqueológico de Salto bajo la dirección de Jorge Rodrı́guez,

1Nombre del establecimiento rural donde se ubicó la primera manifestación rupestre.

242
sumándose el suscrito posteriormente al equipo de investigación. Los objetivos de dicho
proyecto comprendı́an fundamentalmente el relevamiento del área, por demás extensa, a
los efectos de evaluar las caracterı́sticas y magnitud del fenómeno con el fin de poder
recomendar las medidas necesarias de protección, a la vez de disponer de testimonios
suficientes, que permitieran el diseño de posteriores estrategias de investigación.

Figura 5 Petroglifo de Cuchilla del Fuego, Departamento de Paysandú.

Los emplazamientos arqueológicos conformaban manifestaciones estratificadas y/o


superficiales con extensiones variables, poniendo de manifiesto un muy rico patrimonio,
que involucraba un alto número de petroglifos. Dentro de este marco de urgencias y
dificultades, el proyecto canalizó sus objetivos, hacia dos vertientes fundamentales: a) La
investigación de un área por demás extensa y compleja en función de la diversidad de sitios
y manifestaciones, con ausencia prácticamente total de información previa aun de carácter
general. b) Dado lo relevante del fenómeno y su alta visibilidad, transformar parcialmente
dichas manifestaciones en un bien patrimonial de uso y disfrute de la comunidad, mediante
su adecuada puesta en valor, procurando que la gestión de estos constituyera un mecanismo
de desarrollo regional, que involucrara a las instituciones y entidades locales. Esto último,
si bien luego no se pudo materializar, además de cumplir con el legı́timo derecho de
la población de acceder a su patrimonio, lo entendı́amos como una manera ineludible de
comprometer a la comunidad en la preservación y cuidado de dicho patrimonio arqueológico,
dada las constantes acciones vandálicas ocasionadas por el uso de la roca soporte en la

243
extracción de piedra para la construcción (Cabrera, 2008) (Figura 6).

Figura 6 Área de estudio y localización de los principales sitios arqueológicos con petroglifos. Autor: N.
Gazzán.

Será recién a partir del año 2009 que se adquiere un ritmo sostenido en la investigación
del área. Se suceden distintos proyectos que han permitido delimitar una extensa área,
ubicándose más de ciento cincuenta nuevos sitos con manifestaciones rupestres y miles de
petroglifos. Estos proyectos fueron: “Petroglifos del Dpto. de Salto: Investigación y diseño
de un Parque Arqueológico”. ANII – Fondo Clemente Estable. (2009–2011) (Cabrera,
2011); Proyecto: “Gestión e Investigación del patrimonio arqueológico prehistórico (‘Arte
Rupestre’), de la región Norte de Uruguay” del Consejo Superior de Investigaciones
Cientı́ficas (CSIC) (2011- 2013), (Cabrera, 2014) y posteriormente, el Proyecto “Contenidos
simbólicos y técnicas de grabado en las manifestaciones rupestre del norte uruguayo. Un
abordaje desde la Arqueologı́a Experimental” ANII – Fondo Clemente Estable (2015-2017)
(Cabrera, 2020). Simultáneamente se desarrolló el Programa de intercambio Ecos-Sud:
Dirección General de Relaciones y Cooperación de la Universidad de la República, Uruguay

244
– Gobierno Francés – Instituto de Paleontologı́a Humana – Museo del Hombre de Parı́s
2009-2011 (Pailletet al., 2011a, 2011b). A su vez, se desarrollo una extensa actividad de
divulgación mediante distintas convocatorias de la Agencia Nacional de Investigación e
Innovación (ANII), a través de Trama y la creación de un Centro de Interpretación del Arte
Rupestre del Norte de Uruguay a través de la convocatoria para la “Popularización de la
Ciencia y la Tecnologı́a 2016” (ANII-PCT-X-2016-1-132682), ejecutado entre 2017- 2018.
Las manifestaciones rupestres del norte de Uruguay se inscriben, como se ha señalado,
en el marco de un sistema, que comprende diferentes tradiciones y que encierran discursos
visuales y narrativos, los cuales dentro del mundo cultural que lo produjo, encierra lenguajes
propios y definidos. En este sentido, como se ha señalado, los petroglifos pueden ser tratados
como “acontecimiento”, que, a través de códigos concretos, adquieren materialidad visual
y aluden a la dialéctica entre los hombres y las cosas (Rocchietti, 2000, p.123). En su seno
y en su tiempo, el campo social se constituye de varias maneras: magia, supervivencia,
comunicación, juego, lenguaje. Los trabajos cumplidos han permitido ubicar diversos sitios
arqueológicos, los que encierran miles de grabados prehistóricos de singular interés a la
fecha no conocidos. Los mismos se encuentran integrados en algunos casos, a extensos
sitios, los que, a partir de los escasos cortes estratigráficos efectuados, muestran un muy
rico registro, tanto en superficie como en capa, el cual incluye diferentes testimonios
socioculturales de los grupos cazadores que en el pasado habitaron el área. Las caracterı́sticas
y la densidad de los testimonios ubicados constituyen sin ninguna duda, uno de los
descubrimientos prehistóricos más importante del ámbito regional (Figura 7).

Figura 7 Relevamiento en la localidad aqueológica de San Luis de Arapey, Departamento de Salto.

245
3.1 Modalidad de Registro
Para realizar el registro de los petroglifos se relevó la información de cada uno de ellos
mediante estrategias visuales y escritas. Para ello, aplicando diferentes técnicas, se tomaron
fotografı́as del sitio y de cada uno de los petroglifos ubicados, se numeraron los paneles y
se confeccionó fichas descriptivas, del sitio, del entorno y de cada uno de los petroglifos por
separado. En dichas fichas se registraron dimensiones y caracterı́sticas de la roca soporte,
grado y agentes de deterioro que afectan los grabados, caracterı́sticas del grabado mismo,
tales como motivos, técnica utilizada, morfologı́a, tamaño, ubicación, etc. El objetivo fue
establecer pautas para el relevamiento de la información para llegar a una base de datos
coherente y uniforme (Rosete, 2015).
Para rescatar con la mayor objetividad los trazos del motivo, siempre que se pudo se
tomaron fotografı́as en distintas horas del dı́a y épocas del año, por lo tanto bajo diferentes
condiciones de iluminación y aplicando, a su vez, dos técnicas complementarias: tomas
fotográficas con luz natural y artificial. Es un trabajo que permite en algunos casos rescatar
motivos invisibles a primera vista. El éxito de este registro se basa en la utilización de la
tecnologı́a digital y en el uso óptimo de las fuentes de luz. La rigurosidad en el registro de los
motivos es un trabajo necesario y previo, a partir de los cuales se harán análisis de distinto
tipo. Con respecto a las representaciones, se registraron, entre otras variables, ubicación
del soporte y estado de conservación, identificación primaria de los motivos, ası́ como una
primera descripción y clasificación, tratamientos de las formas, técnica y caracterı́sticas de
manufactura. Los datos relevados se procesaron en el laboratorio, volcándolos en planillas
de Excel, SPSS o Filemaker. A partir del uso de programas informáticos, se posibilita la
obtención de totales absolutos de variables y la elaboración de cuadros demostrativos de
comportamientos y tendencias.

3.2 Los sitios


Los sitios se encuentran en terrenos de pradera natural, los menos en pradera artificial
o monte nativo; la actividad principal desarrollada en el terreno es la ganaderı́a. Un
porcentaje de los sitios se encuentran altamente afectados por haber sufrido el afloramiento
de arenisca, la explotación como cantera. Por lo tanto, hay una pérdida no cuantificable de
manifestaciones rupestres en buena parte de la región. El tamaño de los sitios varı́a desde 10
x 5 a 100 x 80 metros, ası́ como también es muy variada la cantidad de grabados relevados
en cada uno de ellos. La roca soporte puede tener tamaños igualmente muy variados: de más
de un metro a unos pocos centı́metros. Desde el punto de vista morfológico, encontramos
diseños que muestran motivos simples o con cierta complejidad, efectuados con trazos,
en los que frecuentemente, todas las lı́neas o superficies se vinculan en una sola entidad.
Igualmente existen motivos compuestos sencillos, resultados de la reiteración de figuras
simples o diseños complicados, de tipo “meandriformes” o grillados, muchas veces sin

246
rigor geométrico, ası́ como motivos indeterminados o sobrepuestos (Cabrera, 2011, 2012).
El espacio que queda dentro del formato adquiere en general lı́mites definidos, aunque hay
que tener en cuenta como ha incidido los procesos erosivos naturales, en la transformación
de los diseños.
En muchos casos, la representación apenas se destaca del fondo, generando muy poco
contraste, dependiendo éste de la incidencia de la luz, lo que hace que en determinadas horas
del dı́a, la visibilidad aumente o disminuya considerablemente. En oportunidades, el plano
cobra volumen y los motivos se destacan mediante un mayor grosor o profundidad de las
lı́neas, o vaciado del diseño. En la cadena productiva, no se observan aparentemente en la
mayorı́a de los casos, preparación de la superficie. El espacio que queda dentro del formato
adquiere en general lı́mites definidos, aunque hay que tener en cuenta como han incidido
los procesos erosivos naturales, en la transformación de los diseños. Se ha constatado la
existencia de sitios en los que la temática de los grabados, es significativamente uniforme,
con recurrencia de unos pocos motivos. Dichos motivos, además de ser preponderantes en
el conjunto, están presentes también en otros sitios de la región (Figura 8).

Figura 8 Afloramientos y paisaje caracterı́sticos de la región norte de Uruguay.

A los efectos de abordar inicialmente las manifestaciones y dado la amplitud de las


mismas y el desconocimiento de su extensión real, se tomaron inicialmente dos áreas
con diversos sitios, distantes unos 60 kms., entre sı́. La región primeramente abordada,
donde se localizan inicialmente las manifestaciones, denominada genéricamente “Santo
Domingo”, en la localidad de Colonia Itapebı́ con cuatro sitios investigados, donde se

247
realizaron pequeñas excavaciones y sondeos (sitios CI12b01 y CI14c04) y por otro lado,
la localidad de Puntas del Aº Valentı́n Grande (Sitio CD8g01), donde los relevamientos
incluyeron la excavación de un área superior a los 20 m2. Los paisajes en los que se
inscriben ambas regiones son similares: Terrenos llanos de origen basáltico con elevaciones
estructurales de poca entidad, donde afloran filones de areniscas silicificada o de tipo
basáltico. Dichos afloramientos, en particular los de arenisca silicificada, aportan el soporte
para las manifestaciones de “arte rupestre” aludidas (Figura 9). El abundante material
lı́tico recuperado, comprende tanto instrumentos muy posiblemente relacionados con la
realización de los grabados, como de carácter utilitario general, o restos de elaboración de
estos (instrumentos de corte, desechos de talla, etc.). La materia prima utilizada mayoritaria-
mente incluye arenisca silicificada o cuarcita y en menor número calcedonia.

Figura 9 Petroglifo fragmentado de la Localidad Rupestre de Colonia Itapebı́, Departamento de Salto.

3.3 Caracterı́sticas generales y técnicas de ejecución


El análisis de los datos del relevamiento procesados en las fecha y asumiéndolas
como una muestra (Rosete, 2015), podemos concluir que los grabados fueron ejecutados
primordialmente sobre paneles de arenisca silicificada de afloramientos rocosos a cielo
abierto, de fácil acceso, dispuestos mayoritariamente en forma inclinada, aunque los hay
también en horizontal y vertical. En cuanto a sus dimensiones, en general los grabados
se ubican en bloques medianos a pequeños y a poca altura del suelo2. Se trata de alturas
2El largo de la cara grabada en más de un 73 % de los casos registrados, no supera el metro, y dentro de estos,
un 20 % no supera los 0,5 m. Respecto a la altura en que se encuentran, más del 70 % está emplazado a una

248
relativas respecto del piso actual, aunque el potencial de acumulación de sedimentos en
los sitios, por tratarse de zonas de basalto superficial, no supera los 0,5 m. en la mayorı́a
de los cortes estratigráficos efectuados. En cuanto al porcentaje que ocupa el grabado en
el soporte rocoso, casi el 70 % ocupa menos de la mitad de la misma y solo un 20 % del
área grabada lo está en un 95 % de la superficie. Las técnicas de grabado son extractivas y
suponen la sustracción de parte de la superficie rocosa sobre la que se ejecuta. Se registraron
distintas técnicas: el picado en sus diversas formas, raspado, pulido, diferenciándose tanto
por los movimientos que requieren, como por la mecánica ejercida: percusión y presión
respectivamente (Figura 10).

Figura 10 Petroglifo del Sitio Yucutujá, Departamento de Artigas.

Uno de los elementos de sumo interés y de alguna forma llamativo, es la muy alta
variedad de técnicas y tipos de instrumentos de grabado utilizados. Éstas van desde
picoteados continuos con un claro objetivo de obtener una superficie hendida continua,
hasta puntos equidistantes muy controlados en cuanto a tamaño y profundidad, que muestran
desconchado en pequeñas cúpulas muy simétricas. Vaciados con el fin de obtener rellenos en
las figuras, picado y raspado muy finos a efectos de obtener lı́neas, pulidos y áreas de abrasión
que conforman relieves profundos y hasta algún caso de modelado. Si observamos el tipo de
incisiones, estas muestran igualmente una variedad de puntas y filos que estarı́an insinuando
un muy variado catálogo de instrumentos: Incisiones romas propios de instrumentos con

altura menor a los 0,5 m., y solamente un 5 % se encuentra ubicado a una altura mayor a 1 m.

249
un área de trabajo poco aguda, por el contrario puntos muy agudos o incisiones alargadas
obtenidas con un filo alargado no puntiforme (Cabrera et al., 2016) (Figura 11).
En muchos casos, los motivos se destacan mediante un mayor grosor o profundidad de
las lı́neas, o vaciado (relleno) de la figura. No faltan incluso, motivos que adoptan aspectos
de “bajo relieve”, los que combinan diversas técnicas de ejecución: picoteado con intervalos
rı́tmicos, picoteados continuo y raspado, raspado fino. Desde incisiones continuas y unidas,
formando surcos a punteados esparcidos y equidistantes. Los surcos o trazos rectilı́neos
presentan sección en “V”, en “U” o en “caja” (Rosete, 2013; 2015). Las técnicas de grabado
obviamente se diferencian por los movimientos que requieren y también por la mecánica
ejercida; percusión y presión respectivamente (Fiore, 1996). En la muestra manejada, la
técnica con la que se ejecutó el grabado, prácticamente en el 90 %, es el picoteado en sus
distintas modalidades y el restante 10 % combina ésta con el raspado y pulido. La forma de
surco que aparece más representada es la “U” con más de un 70 %, le sigue en porcentaje
el picoteo continuo, luego en forma de “caja” y con menor porcentaje en forma de “V”. El
contorno en la mayorı́a de los casos se presenta como ı̈rregular en un escaso número se
2

presenta combinando contornos regulares e irregulares.

Figura 11 Algunos de los tipos de grabado que se pueden localizar en la región.

Respecto a las alteraciones observadas, tanto de los petroglifos como de la roca soporte

250
se debe, mayoritaria pero no exclusivamente, a factores biogénicos, producidos por la
acción quı́mica de los ácidos liquénicos y a la presencia de pátinas, factores abióticos como
la erosión de la roca, etc. A éstas, debemos agregar las alteraciones antrópicas intencionales
o no, difı́ciles de ponderar, al faltar de hecho ya muchos sitios no registrados previamente,
ante lo reciente de la investigación en curso y las canteras de extracción de roca, que a lo
largo del tiempo se han desarrollado en toda la región. La alteración antrópica de todas
formas, resulta notoria y muy grave en mucha de las áreas en estudio.

3.4 Los Motivos


Al intentar profundizar en el análisis de los motivos y sus “estilos”, se buscó responder,
entre otras cuestiones, en qué medida se podı́an incluir dichos testimonios culturales en los
modelos regionales propuestos para las áreas vecinas. Por lo tanto para la caracterización
estilı́stica, y con el solo fin de establecer parámetros homologables, comparaciones y
discusiones con los trabajos de la región, se partió del modelo clásico de O. Menghin
(1957) y la posterior propuesta de C. Gradin (1988) para la región de Pampa-Patagónica.
Para su identificación, se procedió a adscribir los diseños inicialmente, a uno u otro de los
dos grandes grupos que se manejan en la clasificación de las manifestaciones rupestres:
figurativos y abstractos. Para ello se consideró si las representaciones presentan analogı́as o
no con referentes existenciales o naturales. Las manifestaciones rupestres son un producto
colectivo, en el sentido que son inteligibles para los miembros de la comunidad, para quienes
manejan un mismo código. Éste puede ser más o menos explı́cito o abstracto. Algunos de
los motivos podrı́an presentar analogı́as con referentes naturales, pero por ser escaso el
número de los mismos y siendo difı́cil saber el grado de abstracción que presentan los
grabados rupestres en estudio, al no conocer su significado real, el 100 % de los motivos
fueron clasificados en una primera instancia, como abstractos. Sin embargo y siguiendo los
parámetros regionales y viendo cómo se interpretan éstos por los distintos autores, se debe
señalar que un porcentaje menor al 10 % del total, podrı́an adscribirse dentro de motivos
“antropomorfos”,“zoomorfo” o “fitomorfos”.
A partir del registro llevado a cabo, se analizaron los motivos, los que comprenden
representaciones realizadas en un momento determinado (unidad de ejecución), con un
sentido determinado (unidad de motivación); estos, pueden ser simples o compuestos. Un
motivo simple es aquel que se ha ejecutado sin diferenciación técnica, mediante un trazo
aparentemente unitario en el que todas sus lı́neas, se conectan en una sola entidad. Un
motivo compuesto es aquel que presenta dos o más elementos vinculables entre sı́ por
razones técnicas, morfológicas o de contenido. Por ejemplo, por su afinidad geométrica,
tres lı́neas rectas paralelas ejecutadas en un espacio más o menos delimitado y sin variación
morfológica ni técnica, tienen un nexo formal de realización y forman un motivo (Gradin,
1978). Más del 87 % de los grabados presenta tratamiento lineal y los puntiformes llegan
apenas al 1,5 % (Figura 12).

251
3.5 Categorı́as de análisis
Dejando de lado las técnicas de ejecución y partiendo de nuestra realidad empı́rica,
donde la casi totalidad de los diseños escapan a un arte “figurativo”, en el cual ni siquiera
de forma tentativa se pueden “identificar” elementos reconocibles del “mundo real”, fue
necesario estructurar formas de análisis que tuvieran particularmente en cuenta, las unidades
morfológicas mı́nimas, a partir de las cuales definir las series gráficas existentes y los
criterios dominantes que estas encierran. El objetivo buscado en una primera etapa de
la investigación fue por lo tanto desagregar rasgos con estructuras geométricas, que en
una instancia posterior se buscarı́an reagrupar de manera natural, destacando a aquellas
que muestran tendencias a aparecer juntas o estar directamente relacionadas. Inicialmente
entonces, el análisis formal partió de categorı́as amplias, teniendo presente que las mismas
son ideadas dentro de nuestra propia cultura, con el fin de buscar criterios clasificatorios
básicos, a partir de rasgos recurrentes. Se buscaron ası́, “tendencias”, desagregando rasgos
a partir de estructuras geométricas, que en una etapa posterior, se buscarı́an reagrupar de
manera natural, destacando a aquellas unidades morfológicas, que tienden a aparecer juntas
o estar directamente relacionadas y que nos remiten necesariamente, a las bases simbólicas
de la sociedad que las generó.

Figura 12 Posibles motivos “antropomorfos” y “zoomorfos”.

A través de este proceso se intentó dejar fuera del análisis toda subjetividad, que de
alguna forma intentara una interpretación en función de analogı́as simples, de “se puede
parecerse a” o “podrı́a ser” tal o cual elemento conocido, siempre influenciado por nuestro
presente y que de alguna forma, consciente o inconscientemente, puede direccionar el
análisis gráfico. Estas categorı́as de partida fueron:
1) Circulares Lineales: (Circunferencia (circulo, ovalo, etc.) cerrada; circunferencia
cerrada unida a lı́nea; circunferencias unidas por lı́neas; circunferencia concéntrica; concéntri-
ca con trazos interiores, con apéndices y con ambas, circunferencias adosadas; adosadas
con apéndice, con trazo interior y con ambos; espiral; espiral con apéndice, etc.),
2) Curvilı́neos Lineales: (Lı́nea curvada; lı́nea sinuosa; curvilı́nea cerrada; curvilı́nea
cerrada con apéndice, con trazo interior y con ambos. . . ),

252
3) Rectangulares Lineales: (Rectangular cerrado; rectangular cerrado con apéndice,
unido a lı́nea, yuxtapuestos o adosados, yuxtapuestos o adosados con apéndice, unidos a
lı́nea. . . ),
4) Rectilı́neos Lineales: (Lı́nea recta; lı́neas rectas que convergen en un punto, que se
cruzan, que se interceptan, paralelas, paralelas de trazo corto; lı́nea quebrada mayor a 45°...),
5) Combinados Lineales: (Lı́neas combinadas, que se cruzan, que se interceptan, que
convergen en un punto; circunferencia cerrada unidas por lı́neas, unida a lı́nea; circunferencia
concéntrica radiada; circunferencia concéntrica adosada unida a lı́nea; circunferencia concén-
trica con trazo interior unida a lı́nea; combinados cerrados, adosados, unidos a lı́nea;
circunferencia adosada a rectángulo; circunferencia adosada unida a lı́nea; trazo en U con
trazo interior...),
6) Rectilı́neos Puntiformes: (Lı́nea recta, lı́nea recta paralelas. . . ),
7) Circulares Puntiformes: (Circunferencia. . . ),
8) Curvilı́neos Puntiformes: (Lı́nea curvada; curvilı́nea cerrada y adosada. . . ),
9) Circulares de Cuerpo Lleno: (Circunferencia cerrada de cuerpo lleno. . . ),
10) Rectangulares de Cuerpo Lleno: (Rectangular de cuerpo lleno. . . ).
A manera de ejemplo, en lo que respecta a la localidad de San Luis de Arapey, los
datos arrojan que la categorı́a Rectilı́neo Lineales, es la de mayor presencia, seguido por
la categorı́a Circulares Lineales y la categorı́a Combinados Lineales, ambos con alrededor
de un 35 %. Las categorı́as correspondientes a motivos de Cuerpo Lleno son las menos
representadas, alcanzando solo un 3 % de presencia. Si sumamos las diferentes modalidades
en las que se presentan lı́neas circulares en las diferentes categorı́as (cerradas, concéntricas,
radiadas, unidas por lı́neas, con apéndice, adosadas, etc.), llegan a contar con un 50 % de
presencia, lo que hace de la circunferencia y sus variables, la figura con mayor recurrencia
(Rosete, 2015) (Figura 13).
En relación con la posible sincronı́a o diacronı́a de ejecución de los grabados, debemos
tener en cuenta que las representaciones pueden haberse realizado de una sola vez o con
agregados y modificaciones posteriores (Aschero, 1996), lo cual no siempre es posible
discernir (Gradin, 1978), cuales corresponden a ejecuciones sucesivas y cuales a una
ejecución unitaria. Ası́, los grabados que se observan en la actualidad podrı́an ser el producto
de sucesivos eventos de retorno a los sitios; aunque no podemos precisar la extensión
temporal de esta posible reutilización del espacio. Es posible observar en varios paneles,
motivos que presentan apariencia diferente, en cuanto al surco, profundidad, erosión, diseño,
etc., aunque en muchos casos se ha podido constatar la constancia en la que determinada
categorı́a de motivos se repite en un mismo sitio, como ya hemos señalado. Es decir, según
las regiones en estudio, se puede percibir una alta recurrencia de algunos de los motivos y
la ausencia de otros, alternándose la situación en las distintas áreas (Cabrera, 2021).

253
Figura 13 Gráfica mostrando el porcentaje de presencia de cada categorı́a por región. Autor: D. Rosete
(2015).

En una segunda etapa del proceso clasificatorio, se procedió a identificar la convergencia


de muchas de las categorı́as geométricas, o unidades morfológicas mı́nimas, con una
clara tendencia a aparecer juntas, conformando ası́ “motivos” que se repetı́an con distinta
intensidad en los diferentes sitios y regiones. Este proceso nos llevó a identificar formas
recurrentes que podemos observar parcialmente en el siguiente cuadro, tanto por su frecuen-
cia como localización y que manifiestamente configuran un simbolismo claro y definido,
aunque no podamos alcanzar una definición precisa de su contenido especı́fico.
En una etapa posterior, se procederá a profundizar en los “motivos” obtenidos y
recurrentes en las distintas regiones, pero reparando en la conformación de dichos motivos.
Es decir, como articulan las unidades morfológicas mı́nimas dentro de las unidades definidas:
Si se trata de una nube de puntos, cuántos de estos la conforman y las variantes que se
puedan dar en cuanto al número y su forma. Si se trata de una lı́nea ondulada, cuántas
“onda” podemos encontrar en las distintas figuras de este tipo, localizadas en los diferentes
sitios o regiones, o cuántas veces se repite la unidad de la figura, sean lı́neas (rayas),
cı́rculos, meandros, etc. Como vemos en la planilla anterior (Figura 14), si bien se puede
reconocer tendencias que nos llevan a definir las figuras tipos, hacia adentro de las mismas,
hay variantes notorias en la composición, tanto por las formas como por el número de
repeticiones de las mismas. El poder ver y clasificar las variables dentro de un mismo
motivo, tanto de forma cuantitativa como cualitativa, nos parece una forma de avanzar en
la clasificación, tanto desde lo espacial como en lo temporal, ya que tales variables pueden
encerrar diacronı́as de muy difı́cil resolución al menos por el momento. Claramente, cada
uno de estos motivos encierra “significados” especı́ficos hacia dentro de la sociedad que

254
los generó y conforman parte del sistema simbólico de la misma, más allá que no podamos
identificar hoy su contenido.

Figura 14 Una de las planillas que intenta agrupar diseños según las localidades arqueológicas en proceso
de investigación. Autora: Diana Rosete (izquierda). Variabilidad dentro de los motivos identificados como
recurrentes en las distintas regiones de estudio (derecha).

3.6 Cronologı́a
Si bien se han extremado las técnicas de recuperación, a efectos de obtener materia
orgánica que posibilitara la realización de fechados, dadas las caracterı́sticas de los sitios
excavados, esto hasta el presente no ha sido posible. Los estudios edafológicos mostrarı́an
en principio, un desfase entre la ocupación del área y el inicio del proceso que genera la
formación de suelos, el que terminarı́a finalmente, por cubrir los testimonios arqueológicos
que rodean los grabados. Tal hecho explicarı́a, sumado a las caracterı́sticas fı́sicas del
entorno, la casi total ausencia de restos orgánicos y por ende las dificultades para establecer
cronologı́as absolutas. El comportamiento de los sitios estarı́a indicando una ocupación
desarrollada en un entorno paisajı́stico diferente al actual, lo cual aportarı́a indicios cronoló-
gicos.
Los intentos de fechar el sedimento, dada la escasa potencia de los suelos, solo dio
resultados en el sitio TG18c01, Yucutujá, Artigas. La fecha 2821+/- 35 (NSF-Arizona
AMS Laboratory, TGM 5214), corresponde a una depresión con un comportamiento no
totalmente concordante con las áreas de grabados, por lo que serı́a necesario corroborar
dicha cronologı́a con los restantes sitios. De todas formas, la fecha aportada por dicha
muestra no es discordante con las referencias generales de la manifestación en el ámbito
regional. Igualmente se ha intentado datar sedimento de sitios de San Luis de Arapey y

255
Cuatro Cerros a través de Beta Analytic, sin que aportaran resultados positivos, dada la
escasa potencia de suelo de dichas áreas.
A falta de otro recurso, dado lo incipiente de la investigación y dada la aparente
coincidencia de alguno de los diseños, con aquellos de las “Piedras Grabadas” de Salto
Grande, sumado a la proximidad geográfica del fenómeno, en principio y hasta no contar
con datos más precisos, se podrı́a tentativamente relacionar ambos testimonios (4600 A.
P.). Entendemos que el exhaustivo análisis regional de los motivos y su composición, la
profundización en las posibles diacronı́as presentes, el análisis contextual y la comparación
con los relevamientos de las áreas vecinas, nos permitirı́a profundizar en la estructuración
de patrones más precisos, a efectos de poder alcanzar una mayor resolución del arte rupestre
de la región norte del territorio uruguayo y su relación con las áreas vecinas (Cabrera, 2012,
2014b, 2015).
En cuanto a las relaciones manejadas con las áreas vecinas y de acuerdo con la literatura
existente, se ha constatado cierto número de motivos que podrı́an adscribirse a estilos y
tradiciones formuladas como modo de explicación de las manifestaciones rupestres tanto
del sur del Brasil como de la Argentina. Entre éstas destaca como luego veremos, el llamado
“Estilo de Pisadas” o la “Tradición Meridional” (Schobinger y Gradin, 1985; Prous, 1992,
2003, 2007). Igualmente se podrı́a aludir para un número reducido de testimonios, la
denominada “Tendencia Abstracta Geométrica Compleja”. Este último término fue acuñado
por Gradin hacia fines del siglo pasado y engloba el “Estilos de Grecas” y el “Estilo de
Miniaturas”, definidos anteriormente por O. Menghin. Se caracteriza por representaciones
de tipo abstracto, cuyo patrón formal básico está compuesto por un trazo lineal recto y corto,
dispuesto en ángulo recto, que conforma lı́neas escalonadas o almenadas. También las hay
en ángulo agudo que componen lı́neas en zigzag. Mediante la unión de estos trazos se
organizan figuras geométricas simples y complejas. En su conformación más elaborada la
lı́nea de patrón escalonado-almenado-zigzag define a las grecas. La lı́nea recta sin quebrar
se utiliza en general para limitar los enmarcados y para figuras de rombos y tridı́gitos,
entre otros. Los motivos combinados más comunes son los cı́rculos simples y concéntricos.
(Podestá et al., 2005). El “Estilo de Miniaturas” es muy semejante al “Estilo de Grecas”
pero los diseños son confeccionados a escala pequeña, es decir, la diferencia entre ambos
estilos es, principalmente, su tamaño.
Gradin (1970) ya se habı́a referido a la existencia de sitios en Uruguay que se podrı́an
incluir dentro del “Estilo de Grecas”, pero referidos a pinturas y ubicados en la región centro
sur, departamentos de Flores y Durazno (Podestá et al., 2011). Por otra parte, también
podrı́a encontrarse representado el último estilo definido por O. Menghin (1957), el “Estilo
de Sı́mbolos Complicados”, caracterizado por complejas formas curvilı́neas serie de rayas,
zig-zags, cruces, cuadrados o por figuras antropomorfas esquemáticas. Se trata de pinturas y
grabados de diversa extracción, resultante de recı́procas influencias de estilos anteriores. En
el “Estilo de Sı́mbolos Complicados” agrupa un conjunto diverso de elementos geométricos
de composición intrincada, en el que predominan las lı́neas arqueadas, las series y campos

256
de puntos, rayas, algunas figuras humanas muy esquemáticas, junto con pisadas de animales,
tanto pintadas como grabadas, y de amplia difusión en toda la Patagonia (Boschı́n y
Llamazares, 1992). De todas formas, tales aparentes coincidencias deben ser procesadas
dentro de un contexto sistemático amplio, como se ha señalado, a efectos de no sesgar los
enfoques a partir de elementos “llamativo” para nuestra mirada actual, la que deja fuera el
grueso de la manifestación.

4 Reflexiones finales: Un patrimonio en alto riesgo


A pesar del aislamiento y el desconocimiento que muestran los numerosos sitios de
la región, se han podido constatar numerosas alteraciones ocurridas en épocas reciente,
donde se desarrollaron acciones que han puesto en serio riesgo el patrimonio cultural
involucrado.A las alteraciones de carácter geofı́sico y geoquı́mico, se les han agregado
acciones vandálicas, intencionales o no, que han llevado a algunos paneles y aún a sitios
enteros, a su destrucción o al menos alteración. En la región resulta relativamente intensa
la extracción de piedra (lajas), a través de la explotación de diferentes canteras, por lo que
los riesgos del patrimonio arqueológico regional son realmente altos. Ello llevó a que desde
el comienzo, se instrumentaran acciones, a efectos de preservar el patrimonio rupestre,
solicitando a las autoridades las medidas pertinentes para evitar, o al menos mitigar al
máximo los riesgos. Igualmente en el ámbito local, se han instrumentado a través del Museo
de Arqueologı́a de la ciudad de Salto, un plan de difusión que ha implicado exposiciones,
charlas en los centros de enseñanza y con relación a público en general, prensa, etc.

257
Las dificultades tanto para investigar como para proteger el patrimonio arqueológico
involucrado, han sido y son notorias. Al hecho de la enorme extensión a abordar, la alta
densidad de manifestaciones culturales sobre las cuales se está generando aun, información
inicial, o la falta de recursos suficientes para planificar estrategias inscriptas dentro de un plan
director preciso, se le ha agregado ahora, las dificultades con algunos de los propietarios,
dada la ignorancia existente respecto de la temática, su verdadero potencial y los vacı́os
legales y administrativos existentes, por todos conocidos.

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