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CURSO DE ANTROPOLOGÍA FILOSOSÓFICA

EPOCA MODERNA

La modernidad es un periodo histórico caracterizado por un conjunto de ideas y cambios profundos


en la sociedad occidental, que se manifestó en los ámbitos de la filosofía, la ciencia, la política y el
arte y en los modos de vida en general. Eventos que influenciaron el cambio de paradigma social y
filosófico:

• Caída del imperio romano,


• Reforma protestante,
• Renacimiento,
• El “descubrimiento de América”.

El Renacimiento es la etapa que comprende los siglos XVI, y tradicionalmente se lo conoce como
una vuelta hacia la cultura griega y el florecimiento de las artes y la ciencia. Durante este periodo
hay un fuerte desarrollo de la filosofía neoplatónica, pero no en menor medida del escepticismo.
Los períodos posteriores (barroco, siglo XVII e iluminismo o ilustración, siglo XVIII) son, sin lugar a
dudas, de lo más ricos para la historia de la filosofía. El desarrollo del racionalismo con figuras como
Descartes y Spinoza, o del empirismo con Locke y Hume, el impulso que adquiere la filosofía política
con Hobbes o Rouseau, el desarrollo de la filosofía crítica de Kant, llevan a un creciente proceso de
secularización y separación de la filosofía y la fe, y devuelven a la primera a un lugar de privilegio
como disciplina que debe dar los fundamentos de la cultura, el saber científico, la moral y la
organización social.

Es sin duda la época del desarrollo de los grandes sistemas, pero también es la época donde los
desarrollos conceptuales alcanzan sus propios límites y llegan a planteos tan o más escépticos que
la de sus predecesores. La modernidad propone una liberación del pensamiento doctrinario a
cambio de la subjetividad y el pensamiento individual. Según esta corriente de pensamiento, la
razón y la lógica deben desplazar a la doctrina religiosa como recurso para explicar la naturaleza de
las cosas.

“El ser humano se piensa y explica a sí mismo”. Surge el pensamiento humanista (el ser humano
centro del conocimiento, el arte y la Filosofía) La edad moderna transcurre más o menos desde
mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII. Se presentan algunas concepciones antropológicas
de algunos de los filósofos, los más representativos de eta época.

René Descartes (1596-1650)

Intenta reconstruir todo el saber filosófico desde sus fundamentos basándose en evidencias claras
y distintas, para otorgar a la filosofía el grado de certeza necesario para avanzar por el camino del
progreso acumulativo que ya habían comenzado a experimentar el resto de las ciencias.

La Antropología de Descartes repone la visión dualista del ser humano, como espíritu pensante que
vive en una realidad material extensa.

Descartes afirma el hombre "real o verdadero" es una unidad compuesta de alma (mente) y cuerpo
en interacción constante y recíproca. En Las pasiones del alma Descartes analiza la naturaleza
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humana como unidad. De la diversidad de pensamientos que tiene el alma, son precisamente sus
pasiones -también llamadas sentimientos- las que dan cuenta de la peculiaridad de la esencia
humana porque... "de todas las clases de pensamientos que el alma puede tener, ninguno la agita y
la conmueve tan fuertemente como estas pasiones". Ellas resultan, pues, de la estrecha alianza del
cuerpo con el alma, punto de partida en el que habrá que situarse para acceder al análisis de la
conducta humana.

Descartes llama «res extensa» a los cuerpos. La característica esencial o atributo de los cuerpos es
la extensión, es decir, el estar en el espacio, y sus modificaciones variables o modos la cantidad, la
forma y el movimiento. Como consecuencia de ello, los cuerpos se someten a la cantidad y pueden
ser explicados en términos mecanicistas. Los seres humanos no son pura extensión, puro cuerpo,
pues poseen mentes; los animales son pura extensión, puro cuerpo, son como máquinas y pueden
ser explicados en términos mecanicistas.

La res cogitans designa a las mentes. Es la realidad de la que cabe el conocimiento más cierto,
conocimiento que Descartes describe con la frase «pienso luego existo». La característica esencial o
atributo de la res cogitans es el pensamiento, entendido como el «ser consciente de», y las formas
variables de darse o modos el pensamiento en sentido estricto, la voluntad, los sentimientos, los
recuerdos y, en general lo que ahora llamamos vivencias. Descartes defenderá también tres tesis
fundamentales respecto de las mentes:

• En la mente se encuentran las ideas innatas,


• La mente es radicalmente distinta del cuerpo,
• La mente es propiedad exclusiva de los seres humanos.

Así pues, la substancia es el sujeto inmediato de cualquier atributo del que tengamos una idea real.
Existen, por consiguiente, tres substancias: Dios o la substancia infinita y necesaria (res cogitans
infinita), la substancia pensante (res cogitans) y la sustancia extensa (res extensa).

Immanuel Kant (1724-1804)

Intenta superar la brecha abierta en el conocimiento por Descartes, y aborda en sus críticas una
profunda reflexión sobre el poder y los límites de la razón humana. Kant concluye que no es posible
alcanzar un conocimiento científico sobre el alma humana, el mundo o Dios; por lo que, aborda el
estudio del hombre desde una doble vertiente: la Antropología Pragmática —como descripción de
los caracteres humanos y su dinámica-.

Para Kant el hombre es un ser autónomo, que expresa su autonomía a través de la razón y de la
libertad. Para ser autónomo, el hombre debe usar su razón independientemente. Desde aquí parte
lo que Kant denomina la razón pura, que es por sí sola práctica y da al hombre una ley universal
denominada la ley moral.

Kant señala que el ser humano es el único animal moral, debido a que la razón, característica propia
de los seres humanos, ha permitido dotar de valor a todas las acciones que el ser humano realiza,
un valor positivo o valor negativo (los buenos y los malos actos), los cuales permiten al ser humano
vivir en libertad y poder vivir con otras personas.
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Por tal razón el ser humano tiene la razón que le permite evaluar sus actos, mucho antes de
realizarlos, por lo que el ser humano está obligado a actuar según lo establece la moral, porque no
le es ajena o desconocida. Por tanto solo existen actos buenos y malos, y el fin no justifica la toma
de dediciones negativa, es decir que no se puede elegir un acto que la moral califique como malo,
para justificar una acción que conlleve un buen sentido, se debe juzgar el acto como tal.

Kant propone que los seres humanos están constituidos por dos mundos: el mundo natural, en el
cual el ser humano comparte las necesidades y funciones que otros animales del mundo. Y el
mundo de la libertad o moralidad, en donde el ser humano debe cumplir con formas de vida, para
poder ser libre, respetar los derechos de los demás, así como el uso de la razón.

Kant indica que el ser humano es un fin en sí mismo, por lo que nunca debe ser visto ni utilizado
como medio, advierto con esta afirmación que la esclavitud es intolerable para una moralidad
racional. Propuso una ley máxima para medir nuestros actos, llamado imperativo categórico, la
cual indica:

“Actuemos de tal modo, que nuestro actuar pueda convertirse en una ley universal”

En otras palabras, que nuestra forma de actuar y como tratamos a los demás, sea la forma en la cual
queramos ser tratados y tratados a nuestros seres queridos, si no resulta así, entonces no estas
obrando bien.

Soren Kierkegaard (1813-1855)

Para Kierkegaard, el hombre es algo concreto, temporal, que existen en un constante devenir,
luchando entre lo temporal-terrenal y lo eterno. En este modo de ser existente y libre, el quién soy
yo como ser que existe en una realidad concreta, vive sumergido en la angustia, en un constante
movimiento.

El ser humanno es un ser constituido por alma y cuerpo, pero mortal, finito. Fue creado por un ser
infinito que le ha dado la libertad para que pueda hacer de su vida algo bello o bien puede arruinar
su existencia a travez de sus decidiones. Es decir que el ser humano no es un ser predispuesto por
su Dios creador, sino un ser que tiene en sus manos sus propio destino.

La existencia humana es un acto individual, y que esta dotado de posibilidades de poder ser,
entiende que la existencia humana es pura posibilidad, una posibilidad del “si”, por lo que es un ser
libre que esta orientado a elegir posibilidades. Esta situación de tener que elegir, es lo que produce
en el ser humano la angustia.

Propone de que el ser humano debe vivir una existencia autentica, esto se logra cuando se es
consciente de lo que se elige, por lo que se debe ser un actor de la vida, antes de ser una espectador
de la misma. La angustia se experiementa ante la gran cantidad de posibilidades que hay por elegir.
Por lo que este filósofo propone tres estadios que debe experimentar el ser humano para vivir una
vida autentica.

El Estadio estetico: el cual se experimenta cuando se elige en función de la sensibilidad y la emoción,


las pasiones y los deseos. No se consideran los principios morales y es un elegir sin pensar en lo
correcto o incorrecto de las elecciones.
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El Estadio ético: consiste en aceptar algunos principios morales al momento de elegir, hacer uso de
la razón y encaminar sus acciones en lo que la razón le dicta, hace referencia a ser fiel a los ideas,
principios y normas que constituyen un ser moral y racional.

El Estadio religioso: aquí se elige no con la razón, sino con la fe, apoyandose en lo que le apasiona
a cada persona, puede ser que no se relacione con la razón, pero si con ese deseo de que va suceder
algo o que las elecciones le daran un sentido superior a la vida. Considera que la fe es el valor mas
grande de los seres humanos. Por lo que en este punto su filosofía invita a elegir como un acto de
fe o un salto de fe.

Señala que la vida del ser humano se desarrolla entre dos planos: lo finito y lo infinito. Lo finito: es
la vida cotidiana, las acciones que el ser humao controla y pueden organizar su vida. El plano
infinito: son las posibilidades que tiene para existir. Las posiblidades que tien para elegir. Por lo
que el ser humano es un ser finito ante un universo infinito. Cuando el ser humano no decir o no
elige de ese mundo de posibilidades es una existencia estancada. La forma en la cual deberia vivir
el ser humano es con la verdad, entendida para estefilosofo como : la congruensia entre la forma
de pensar y la forma de vivir.

Thomas Hobbes (1588 1679)

"El hombre es un lobo para el hombre" (en latín, homo homini lupus) es una frase utilizada por este
filósofo inglés del siglo XVIII Thomas Hobbes en su obra El Leviatán (1651) para referirse a que el
estado natural del hombre es la maldad y el egoísmo, lo lleva a una la lucha continua contra su
prójimo. La frase de Hobbes, en ese sentido, se convierte en la metáfora del animal salvaje que el
hombre lleva por dentro, siendo capaz de realizar grandes atrocidades y barbaridades contra su
propia especie. Algunas de esas acciones son dirigir guerras, practicar exterminio contra un grupo
social, realizar atentados, asesinatos y secuestros, someter a otros individuos a la esclavitud, tráfico
ilegal de personas, etc.

No obstante, Thomas Hobbes indica que la paz y la unión social pueden ser alcanzadas cuando son
establecidas en un contrato social (el origen de la vida en sociedad y el estado) en el que se define
un poder centralizado que tenga la autoridad absoluta para proteger a la sociedad, creando una
comunidad civilizada. En esta comunidad el hombre abandona su fuerza y salvajismo, buscando
garantizar su vida, derechos y la posibilidad de satisfacer sus necesidades. Es de considerar que el
hombre puede presentar una conducta buena e intachable, pero también destructiva y egoísta,
específicamente cuando se mueve por sus propios intereses. La frase opuesta a "el hombre es un
lobo para el hombre" es aquella que sentencia que "el hombre es bueno por naturaleza", de Jean-
Jacques Rousseau, quien, contrariamente a Hobbes, sostenía que los seres humanos nacen buenos
y libres, pero el mundo los corrompe.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

Rousseau habla de un estado natural del hombre el que vive en estado de naturaleza, con rasgos
como la comprensión, sin preocupaciones, sin lenguaje y sin hogar, ajeno a toda guerra y toda
atadura. Este ser se movía por dos impulsos básicos: el amor a sí mismo y la compasión. Es un ser
inocente, como un niño pequeño. No hay separación entre lo que es y lo que parece. Define al
hombre como un buen salvaje, un hombre primitivo que vive en paz y armonía con la naturaleza.
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El hombre contemporáneo es distinto. Según Rousseau es un hombre histórico, un hombre que ha


perdido la bondad original. Es un ser vil, egoísta, depravado, lleno de odio. Es un ser degenerado.
Pero este hombre histórico no puede mostrar públicamente su degeneración: ha de enmascarar, de
ocultar, su vileza, su egoísmo y sus pasiones. Por ello adopta un comportamiento social: la cortesía,
la retórica, la técnica de las apariencias, todo aquello de que se preocupan las ciencias y las artes,
todo lo que nos sirve para enmascarar temores, odios, traiciones, todo esto que adoptamos para
esconder nuestra maldad es la educación. Esta máscara que adoptamos es, además, doblemente
odiosa ya que evita reconocer la degeneración e imposibilita la regeneración del ser humano. Todo
este proceso de degeneración se lleva a cabo a raíz de la aparición de dos factores que no tienen
presencia en un idealizado Estado de Naturaleza: la riqueza y el poder. El lograr ejercer paz a través
de más violencia haciendo todo un bucle que parece infinito. Como no se puede volver al pasado
natural del hombre, Rousseau propone el contrato social entre el individuo y la sociedad, con el fin
de armonizar la convivencia humana. Esta es la única posibilidad de regeneración moral.

John Locke (1632-1704)

Considerado el padre del individualismo liberal, es un filósofo coherente, un racionalista y un


empirista.

Para Locke el hombre es un ser razonable y esa capacidad razonadora le hace ver que el fin de toda
política y organización social es la búsqueda de la felicidad, una felicidad que, según Locke, reside
en la paz, la armonía y la seguridad, de tal forma que no hay felicidad sin garantías políticas que
aseguren la libertad. Precisamente, en su "Segundo Tratado sobre el gobierno civil" (1690), Locke
trata de garantizar los derechos y libertades del hombre. Para él, el mejor método de conseguirlos
es a través de un estado civil. Su estado de la naturaleza no es espantoso, como el de Hobbes, ni
perfecto hasta la utopía, como el de Rousseau. Pero en el estado de naturaleza faltan ventajas que
pueden ser realizadas bajo el estado civil. Una vez que este estado está establecido, los hombres
retienen el derecho limitado de la resistencia. Para Locke, el estado de naturaleza es un estado de
perfecta libertad y perfecta igualdad. Dentro de los límites de la ley de la naturaleza, cada hombre
puede controlar su vida, sus acciones y sus pasiones.

Este filosofo argumenta que el vivir en sociedad es producto de la razón, por lo que señala que los
seres humanos tienen tres derechos naturales que no deben perderse bajo ningún poder o política:
la vida, la libertad y la propiedad privada.

Locke defiende la propiedad privada como el resultado del trabajo de un hombre, algo que él ha
modificado por sí mismo. De ese principio se deriva su defensa del comercio y de las desigualdades
de la riqueza.

Nicolas Maquiavelo (1469-1527)

Maquiavelo considera al ser humano, como una dualidad que se debate entre su condición humana
y su condición animal. Es capaz de hazañas, logros y luchas, pero para alcanzarlas toma el camino
del egoísmo y del instinto. He aquí la palabra clave: instinto. La naturaleza humana es
predominantemente instintiva. Pero, ¿cómo describe Maquiavelo con sus propias palabras al
hombre? Veamos lo que le dice al Príncipe, cuando le aconseja que entre ser amado o temido es
mejor optar por lo segundo, cuando lo primero sea del todo imposible:
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“Y los hombres tienen menos consideración en ofender a uno que se haga amar que a uno que se
haga temer; pues el amor se retiene por el vínculo de la gratitud, el cual, debido a la perversidad de
los hombres es roto en toda ocasión de propia utilidad; pero el temor se mantiene con un miedo al
castigo que no abandona a los hombres nunca …el príncipe debe hacerse temer de modo que, si no
se granjea el amor, evite el odio; porque puede muy bien conseguir al mismo tiempo ser temido y
no odiado” (Maquiavelo)

Esta cita a simple vista pareciera que Maquiavelo está impresionado por las acciones de los hombres
que le tocó conocer, observar y con las que le correspondió convivir. Son el resultado de la
observación y el análisis concienzudo de los hechos y de la experiencia que brinda la historia. Para
él, por consiguiente, la repetición de las mismas acciones perversas de los hombres, es prueba
suficiente de que su naturaleza no cambia. La explicación que nos da Maquiavelo es que estando
los hombres naturalmente inclinados al bien, como su naturaleza es frágil y dualista, las ocasiones
que los incitan al mal son infinitas y se alejan del bien fácilmente por su egoísmo natural y sus
propios intereses.

Artur Schopenhauer (1788-1860)

Para éste filosofo el ser humano es un individuo en relación con el mundo y al igual que él existe
como fenómeno, pero también existe como voluntad, que es aquello más íntimo y esencial que
guía todas y cada una de sus acciones. Sin embargo, por el hecho de ser un fenómeno más entre
los otros, se encuentra sometido a las mismas leyes que el resto de los fenómenos, es decir, al
tiempo, al espacio y a la causalidad, pero si ellos se dan en toda su existencia, no podríamos hablar
de libertad en su actuar, puesto que sus acciones se realizarían en una realidad que está dominada
por una cadena causal que no es perceptible de manera inmediata.

El ser humano se concibe como libre, en tanto la voluntad del individuo no está determinada en
sus acciones por causas o razones suficientes que obliguen o direccionen de alguna manera su
querer. Es decir, el hombre cree que es libre porque es él quien decide su propio querer y lo
manifiesta en su hacer.

Tradicionalmente se ha sostenido que el dolor solo existe negativamente como ausencia de


bienestar; que el mal solo existe como ausencia del bien. Schopenhauer sostiene lo contrario: la
maldad es lo que en realidad posee una existencia positiva. El dolor es el pan nuestro de cada día,
y el placer tan solo es la ausencia de dolor; así como el hambre es lo que nos acompaña como
carencia y necesidad día con día, y los momentos de barriga llena tan solo son instantes de
mitigación de esta sensación que, ciertamente, en el mejor de los casos, son bastante placenteros,
pero que siempre devendrán hambre o empacho.

El dolor nace junto con el hombre, diríamos más bien, el hombre cuando llega al mundo nace al
dolor. La miseria que llena la existencia humana no es accidental, es inherente, intrínseca a la vida.
La vida es deseo siempre insatisfecho; la vida oscila como un péndulo entre el aburrimiento y el
dolor, transitando de un lado a otro a través de breves momentos de alegría pasajera. El corazón
del hombre nunca encuentra sosiego, es un pozo sin fondo que mientras más se intente llenar,
más vacío se siente.

Para esclarecer la exposición se puede resumir lo anterior de la siguiente forma:


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• 1.- El hombre es contingente.


• 2.- El hombre es carencia.
• 3.- El deseo es una manifestación de la carencia.
• 4.- El deseo, sí se satisface, nos sume en el tedio, en el aburrimiento, en el hastío.
• 5.- El deseo, sí no se satisface, nos deja en el estado inicial, de necesidad, de carencia, pero
ahora bajo la forma de frustración.
• 6.- El hastío, el aburrimiento, el tedio, y la frustración son dolor.
• 7.- El dolor nos hace desear.
• 8.- La vida es carencia, la carencia es deseo.
• 9.- Vivir es querer, el deseo es sufrimiento.
• 10.- Vivir es sufrir.

La voluntad en el hombre se manifiesta como una fuerza interna que lo hace representarse
diversos motivos del querer a partir de lo externo. Pero, por otra parte, el hombre se compone de
un carácter que es aquello que lo distingue como especie de las otras especies y a su vez, como ser
humano único dentro de su especie. Aunque cada hombre tenga su propio carácter, esto no
significa que él lo maneje a su antojo, más bien en Schopenhauer el carácter corresponde a los
grados de virtud y vicio que están previamente determinados en el individuo y que nuevamente
condicionan su actuar. Entonces, pueden cambiar los motivos, pero el hombre tarde o temprano
actuará conforme a su determinación dada por el carácter.

Entonces, si el hombre es principalmente voluntad ¿es libre su querer? No, en tanto el carácter del
hombre es aquello que da la determinación a su actuar, aunque a él se le presenten diferentes
motivos, puesto que finalmente su elección se inclinará por aquel que tenga una primacía sobre
los otros en función del carácter. Según Schopenhauer el carácter puede entenderse como
carácter inteligible, que es aquella parte que se corresponde con la cosa en sí, como carácter
empírico en el ámbito de lo fenoménico, y como carácter adquirido, que surge del trato con el
mundo y es el punto donde se produce la modificación en los actos de cada individuo y que lo
hacer ser de un modo diferente al resto de su especie, más esto nunca afecta al querer, en tanto
los actos determinados por el carácter son un reflejo del querer mismo. El hombre en tanto
carácter adquirido se cree un ser libre, lo que tiene directa conexión con la voluntad entendida de
un modo empírico.

Para este filosofo el hombre es perfectible, el hombre muere, vive constantemente en carencia, a
lo largo de su vida necesita y desea. El hombre es necesidad y es deseo. Si fuera un ser completo
no le haría falta nada, pero le falta alimento, salud, compañía, etc. El ser humano es incompleto
porque siempre le falta alto y está en busca de algo, sin importar cuanto tenga; siempre sentirá
que le hace falta la vida. Porque el hombre desea, más de algo en cada momento de su vida, vive
en sufrimiento. Y cuando consigue lo que desea surge el aburrimiento o el hastío. El placer
conduce al hastío, y la insatisfacción a la frustración. El hombre sufre: el hombre desea. Ese es el
círculo vicioso en el que nos encontramos prisioneros, esclavos de la voluntad de vivir.

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