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Dolor Orofacial
Dolor Orofacial
Además, el área corporal inervada por el nervio trigémino es una de las que más
densidad de terminaciones nerviosas contiene y con una mayor superficie de representación
topográfica en el córtex cerebral sensorial. Si a esto le añadimos la importancia de la cara y
de la boca en la imagen del individuo, la repercusión del dolor orofacial puede
considerarse, en todos los sentidos, mucho mayor que la del dolor originado en otras
regiones corporales.
Tomando como referencia este concepto, la Inter- national Association for the
Study of Pain (IASP), en el año 1979, definió el dolor como una “experiencia sen- sorial y
emocional desagradable asociada con daño tisular real o potencial, o descrita en términos
de este daño”, definición que se mantiene en la actualidad y que resalta su carácter
multidimensional, la interrelación con los aspectos afectivo-emocionales y vincula la exis
tencia de dolor a la referencia subjetiva por parte del paciente, independientemente de que
el clínico pueda encontrar una causa que lo justifique. Es decir, es el paciente y no el
clínico quien determina la existencia del proceso doloroso.
La característica que mayor impacto tiene sobre las diferentes dimensiones del dolor
es la duración del mismo. En los procesos que cursan con dolor agudo, el componente más
importante es el sensorial-discriminativo, mientras que en los procesos crónicos de dolor,
los aspectos afectivo-emocionales y cognitivo-evaluativos adquieren una mayor relevancia.
De hecho, el dolor, especialmente el crónico, puede ser un factor precipi- tante de
alteraciones psiquiátricas como la depresión y, viceversa, determinadas alteraciones de los
perfiles psi- copatológicos y enfermedades psiquiátricas se consideran posibles factores
causales de la aparición de dolor crónico.
Además de los efectos psicológicos que puede des- encadenar el dolor crónico, los
estímulos nociceptivos mantenidos, en especial cuando son muy intensos y pro- ceden de
estructuras profundas, alteran en mayor o menor grado la forma en la que el sistema
nervioso modula el dolor. Por regla general, el dolor provoca una reducción de las
influencias inhibitorias que constantemente gene- ra el sistema nervioso central,
contribuyendo a un incre- mento de la sensación dolorosa, la aparición de otras alteraciones
sensoriales e, incluso, en la extensión a nue- vas localizaciones de dolor. Son lo que
denominamos genéricamente “respuestas de mediación central”.
TABLA I
Visceral (pulpar, sinusal) • Mucoso Visceral (pulpar, sinusal) Cuadros sistémicos de dolor
Cutáneo (fibromialgia)
Periodontal
Muscular
Articular Polineuropatías
Muscular Óseo Poliartropatías
Articular Polimiositis
Óseo
Periodontal (cordales) • Vascular,
Vascular
meníngeo Dolor mantenido simpáticamente Dolor
Neuropático
Neuropático paroxístico cardíaco
Glandular
El dolor en la región orofacial puede tener su ori- gen en una gran variedad de
tejidos como los vasos sanguíneos, los nervios, los componentes músculo-esqueléticos, las
glándulas, los tejidos cutáneo y mucoso, etc. En cuanto a su localización orgánica, puede
estar originado en el aparato masticatorio o presentarse como dolor orofacial relacionado
con los aparatos digestivo y respiratorio o con las estructuras nasales, oftálmicas o
auditivas, cuyo tratamiento corresponde a diferentes especialidades médicas (Tabla I).
TABLA II
Dolor somático Dolor neuropático Dolor somatomorfo Dolor visceral Dolor neurovascular
Dolor sordo, opresivo, Dolor ardiente, eléctrico, Sin causa médica Dolor sordo, mal Preferentemente unilateral.
localizado. quemante, frío, que lo justifique. localizado y descrito
hormigueo... como difuso. Puede ser
Episódico, intenso y
pulsátil.
Relacionado con la En más de un lugar pulsátil.
función o estímulos Generalmente unilateral. o más de un tipo de
físicos. dolor. Suele referirse a la
Frecuente aparición
• Interés del paciente superficie corporal, casi
Espontáneo o provocado nocturna.
en mostrar la siempre siguiendo las
Intensidad proporcional por puntos gatillo.
realidad de su dolor. metámeras.
al estímulo.
Suele acompañarse de
Desproporcionado al manifestaciones
Negación de Suele acompañarse de
No suele haber estímulo aplicado. autonómicas (lagrimeo,
cualquier alteración manifestaciones
síntomas neurológicos conjuntivitis, tumefacción,
emocional. autonómicas locales y/o
acompañantes. etc.).
Frecuentes síntomas generales.
neurológicos:
La historia suele hiperalgesia, disestesia, Frecuentes síntomas
Refiere armonía o No se relaciona con la
relacionar el proceso anestesia. sistémicos (náuseas,
equilibrio psíquico función.
con antecedentes vómitos, fotofobia,
exagerados.
etiopatogénicos. fonofobia).
Historia clínica poco
Tiene un umbral alto y
orientativa.
Varía en función de la respuesta al estímulo
Las pruebas de Con frecuencia refieren
las relaciones no es gradual.
provocación dolor intraoral.
Exploración clínica personales.
(funcionales o físicas)
anodina (sin origen
suelen ser positivas. Suele generar
evidente). Más frecuentes en el tercio
respuestas de
superior del cráneo.
Singularidad u mediación central.
El dolor no desaparece
Suele ceder con el sueño. originalidad
con el sueño.
exagerada.
Puede iniciarse o
El dolor se interrumpe
acentuarse por actividad
por bloqueo anestésico.
simpática. Idealización del
médico como único
Suele generar capaz de curar el
El bloqueo anestésico
respuestas de dolor.
mitiga o elimina el dolor.
mediación central.
A pesar del
tratamiento el dolor
permanece estable
de manera
antinatural.
Aunque de una forma todavía tímida, en los estu- dios de grado de muchas
universidades españolas se han diseñado asignaturas que recogen contenidos específicos de
estas materias y que, paulatinamente, contribuirán a mejorar la formación del odontólogo
en este campo.
El dolor orofacial es un área multidisciplinar en la que el odontólogo debe jugar un
papel mucho más rele- vante que en la actualidad y es labor de todos, en especial de las
personas que nos dedicamos a la docencia, conseguir que así sea. Con este pequeño
manual, pre- tendemos aportar nuestro granito de arena a esta tarea y hemos intentado
presentar de una forma resumida, práctica y muy sencilla los cuadros más frecuentes de
dolor orofacial que el odontólogo debe conocer.
Se han propuesto dos formas básicas para efectuar la historia clínica: la más cómoda
es el cuestiona- rio autopase al paciente y la más larga, el interrogatorio directo sobre todas
las cuestiones relacionadas con su salud. Nosotros utilizamos cuestionarios autopase,
aunque al final es obligatorio interrogar directamente al paciente sobre muchos de los
aspectos recogidos en la historia. Es imprescindible invertir un tiempo considerable en la
historia clínica del paciente con dolor; de otra forma, no podremos contar con los datos
necesarios para efectuar un diagnóstico razonable.
En cualquier cuadro patológico que curse con dolor es necesario recoger el mayor
número de datos posi- bles sobre este síntoma. En la tabla II, del capítulo 1, hemos descrito
las características generales de cada tipo de dolor estableciendo unos patrones diferen-
ciados. Esto mismo es lo que buscamos al efectuar la historia del proceso doloroso y para
ello es imprescin- dible recoger datos acerca de la localización, inicio, fre- cuencia y
duración, intensidad, cualidad, síntomas aso- ciados, factores mitigantes, agravantes o
desencade- nantes, etc.
Localización. La capacidad del paciente para indi- car con precisión la localización
del dolor tiene gran importancia diagnóstica. Tendremos en cuenta que el sitio en el que se
percibe el dolor no siempre se corres- ponde con su origen y que resulta imprescindible
iden- tificar su localización primaria, que puede estar cer- cana al dolor o situarse alejada
del mismo.
Es importante pedirle al paciente que indique físicamente con un dedo y/o la mano
el área dolorosa, ya que este simple gesto puede aportar valiosa información. El dolor
puede ser localizado (como el articular), difuso (como el visceral y muscular), irradiado
(como el de la pulpitis y pericoronaritis de cordales inferiores) o migratorio (como en la
fibromialgia), características que conviene representar de forma gráfica en un esquema
topográfico del dolor.
Por otro lado, el hecho de que el paciente dibuje la topografía del dolor corporal nos
ayuda a saber si se trata de un proceso local, regional o generalizado, evitando tratamientos
locales insuficientes en procesos amplios, que no reducen el dolor y conllevan retraso en el
establecimiento de un diagnóstico y tratamiento adecuados.
En los cuadros episódicos la duración del dolor y su frecuencia pueden ser de gran
utilidad en el diag- nóstico diferencial, como es el caso de las cefaleas autonómicas
trigeminales que presentan patro- nes repetitivos y diferenciables. También es característica
la aparición recidivante del dolor en cuadros mus- culares que aparecen en épocas de mayor
tensión emocional.
El aspecto de mayor relevancia en cuanto a estos parámetros del dolor es la duración
por encima de los 3-6 meses de un dolor constante, ya que, casi de forma inexorable, se
acompaña de alteraciones relacionadas con el dolor crónico, como un incremento en las
dimensiones afectivo-emocional y evaluativa del dolor, mayor frecuencia de alteraciones
psicológicas concomitantes –especialmente la depresión, alteraciones del sueño, etc.
Aunque la cuantificación del dolor es muy subjetiva, también puede servirnos como
referencia general para el diagnóstico del DOF. De hecho, todos sabemos que existen
cuadros como la neuralgia del trigémino o la cefalea en racimos que se caracterizan por un
dolor extremo, mientras que otros cuadros como el dolor muscular por sobrecarga se suelen
referir con una intensidad leve-moderada.
Existen diversas escalas para cuantificar el dolor y sus efectos, la más conocida y
utilizada es la escala visual analógica (EVA), en sus distintas variantes, aunque cada día
existe una tendencia mayor a utilizar esca- las de tipo multidimensional.
Uno de los cuestionarios más utilizados para caracterizar los cuadros de dolor es el
de McGill, compuesto por diferentes descriptores del dolor agrupados por categorías, entre
los que el paciente elige aquellos que se corresponden con su enfermedad. Se han efectua-
do bastantes trabajos con este cuestionario en los que se establece el perfil de cada tipo de
dolor de acuerdo con los descriptores utilizados con mayor frecuencia, proponiéndose su
uso como una herramienta de aproximación diagnóstica inicial.
Aunque se ha descrito que determinados tipos de dolor se agravan con el estrés, por
regla general, todos los dolores empeoran en situaciones de estrés/ansiedad y con las
alteraciones del sueño.
Síntomas asociados
Cualquier síntoma que refiera el paciente con DOF deber ser recogido en la historia
para su posterior estudio, ya que puede estar relacionado con el proceso doloroso o formar
parte de otros cuadros concomitan- tes, puesto que es frecuente la aparición simultánea de
diferentes cuadros de DOF. En especial habrá que interrogar al paciente sobre la presencia
de:
Síntomas sistémicos, sobre todo los relacionados con cuadros de dolor generalizado
y enfermedades reumáticas como poliartritis o polimiositis.
Es frecuente que el paciente que acude a nuestra consulta con un cuadro de DOF ya
haya sido tratado previamente. En ese caso, debemos conocer los diagnósticos y
tratamientos efectuados con el fin de evitar repetir terapias que ya han demostrado no haber
tenido buenos resultados o de implementar aquellas que fueron beneficiosas. Es importante
establecer contacto con los profesionales que hayan tratado al paciente con anterioridad
para obtener el máximo de información posible de una fuente fiable. Además, esta
información puede ayudarnos a entender la evolución de la enfermedad en el tiempo.
Como hemos explicado en el apartado anterior, tras recoger los datos de la historia
clínica y establecer un diagnóstico de presunción, la exploración nos va a servir para
corroborar o desechar este diagnóstico inicial (Fig. 3). Esto vamos a efectuarlo, sobre todo,
mediante el uso de pruebas específicas dirigidas a provocar o bloquear el dolor, tomando
como referencia las estructuras a las que, inicialmente, responsabilizamos del mismo.
Mucosa
Ante la más mínima duda hay que recurrir al empleo de técnicas diagnósticas de
provocación mediante estímulos térmicos o eléctricos, percusión y anestesia selectiva que
anulará el dolor si el origen es dentario. En la exploración dental es necesario registrar
cualquier proceso patológico y evaluar las restau- raciones existentes en boca, generalmente
con la ayuda una sonda dental y la radiología (Cap. 3).
Articular
Recogeremos información sobre los ruidos articu- lares, que valoraremos mediante
palpación de los cón- dilos durante el movimiento. También sobre los cón- dilos
efectuaremos la palpación de los polos lateral y posterior para averiguar si el dolor está
relacionado con procesos inflamatorios de capsulitis/sinovitis.
Muscular
Los músculos son uno de los orígenes más frecuentes de DOF por lo que su
exploración es obliga- da en todos los protocolos clínicos. De hecho, además de la
musculatura masticatoria se deben explorar otros músculos craneocervicales y escapulares,
debido a la comorbilidad descrita para los procesos dolorosos en estas localizaciones.
En este apartado realizaremos una exploración bre- ve de los pares craneales para
valorar la participación del sistema nervioso en el DOF, bien por la existencia de neuropatía
periférica o debido a procesos centrales, como resultado de enfermedades autoinmunes,
degenerativas, vasculares o neoplásicas, etc., que, en muchas ocasiones, deberán
descartarse utilizando técnicas de imagen.
Cada día utilizamos técnicas de imagen más sofisticadas que nos proporcionan una
gran cantidad de información muy precisa acerca de los tejidos orofaciales. La resonancia
magnética (RM) nos permite visualizar con detalle los tejidos blandos, en especial los
músculo-esqueléticos, y el exudado inflamatorio. La tomografía computarizada (TC), en
especial la de haz de cono corto, aporta información fidedigna preferentemente de las
estructuras óseas y dentarias, además de proporcionarnos imágenes tridimensionales que
facilitan sobremanera el diagnóstico. El uso de estas técnicas es tan frecuente actualmente,
que se han utilizado para establecer los criterios diagnósticos de algunos de los trastornos
temporomandibulares.
En algunos pacientes con DOF habrá que recu- rrir al empleo de técnicas a las que
el odontólogo no tiene acceso directo, como los escáneres cerebrales, ecografías,
angiorresonancias, etc., para descartar que el dolor tenga un origen central.
Estudios de laboratorio
Otra de las herramientas que el odontólogo tiene que hacer habitual en su trabajo es
la solicitud de análisis clínicos que nos proporcionan información sobre procesos
relacionados con el DOF y que pueden ayudarnos a establecer el diagnóstico diferencial .
Estudios electrofisiológicos
Se han probado diferentes técnicas electrofisioló- gicas para el diagnóstico del DOF,
como la electromio- grafía o la electroneurografía y, más recientemente, las pruebas de
evaluación sensorial cuantitativa (QST, por sus siglas en inglés Quantitative Sensory
Testing). Estos métodos evalúan y cuantifican las funciones sensoria- les y motoras en
aquellos pacientes en los que sospe- chamos daño o enfermedad neurológica. Todavía tie-
nen una utilidad limitada, aunque los estudios efectuados con el QST están proporcionando
datos pro- metedores.
FIGURA 2
CUESTIONARIOS DE SALUD, ALTERACIONES DEL SUEÑO,
CUESTIONARIOS DE PERFILES PSICOPATOLÓGICOS, TESTS ESPECÍFICOS
DE ENFERMEDADES MENTALES
La información obtenida mediante estos tests resulta muy útil para estudiar las
enfermedades que se aso- cian al dolor crónico y también para valorar los efectos del dolor
en el tiempo. En muchas ocasiones, el fracaso del tratamiento del DOF está condicionado
por un inadecuado tratamiento de estos problemas concomitantes.
FIGURA 3
MÉTODOS COMUNES DE MEDICIÓN DEL DOLOR
Aunque la valoración del dolor es uno de los aspectos que se recoge en la historia
clínica, hemos decidido hacer un apartado específico para hablar de las escalas de medición
del dolor, porque se trata de una herramienta imprescindible para valorar la evolución del
DOF.
Escalas unidimensionales
Miden la intensidad sólo como un aspecto senso- rial del dolor, sin tener en cuenta
las dimensiones afec- tivo-emocional y cognitivo-evaluativa.
Escalas multidimensionales
Existen distintos cuestionario diseñados para con- seguir una valoración más amplia
del dolor, entre los más conocidos se encuentran el cuestionario de McGill y el CBD/BPI
(Cuestionario Breve de
Dolor/Brief Pain Inventory). Estos cuestionarios per- miten evaluar diferentes
componentes del dolor, apor- tándonos una información multidimensional mucho más
completa, aunque requieren una mayor inver- sión de tiempo.
Otro cuestionario diseñado como una escala multidimensional específica para los
TTM es el RDC/TMD (Research Diagnostic Criteria for Temporomadibular Disorders), en
el que se recoge información sobre el dolor, además de otros muchos aspectos relacionados
con los TTM. Es un cuestionario muy útil en investigación específica sobre los TTM, pero
de escaso valor en el DOF en general.
BIBLIOGRAFÍA