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Intinerario Discutido, interpretaciones

Este argumento expresa la confianza basica del hombre en su pensamiento. No demuestra que
haua Deios, pero hace algo anterior y más validoso: analiza el origen y sentido de su idea en
nuestra vida, descubriendo que ella contituye la verdadmas hoda de aquillo que somos. Esa
idea de Dios no ha brotado a traves de raciocinios que puedem discutirse y rechazarse de un
modo racionalista, sino que forma parte de la misma raiz del pensamiento, apareciendo asi
como principio y garantia de la verdade del hombre, en una linea que ha sido aguadamente
expolorada por Desartes y la filosofia racionalista de Occidente, aunque con una difencia.

- Anselmo ha estudiado esa ideia de Dios , fuente y motor del pensamiento, en una linea
basicamente contempletiva, de admiracion y gozo, agradecimiento y alabanza, afirmando que
el hombrre puede optar por ella (creer) porque confia en su valor y en lo que implica en el
desarrollo de la vida (al servicio del bien de todos los hombres)

- Descartes y muchos ilustrados posteriores han querido explicar esa idea de un modo
racionalista, y de esa forma han terminado desvirtuando su origen y ssentido religioso;
logicamente han afirmado que no tiene valor (o la han convertido en elemento de un sistema
racional, como hará Hegel.

El argumento de Anselmo vale (prueba) sólo em la medida que refleja uma actitud de
confianza básica y gozasa, es decir, uma opcion vital: dudar de la realidade (verdade) de esa
idea de Dios (que es clave de todo pensamento) ssignificaria negar la verdade del ser humano,
su novedad pensante, su capacidade de trascendencia, el valor de su relacion com otros seres
humanos, que piensan de la misma forma.

Si esa ideia fuera solo uma ficcion, los hombres no podrian confiar em su verdade humana
como viventes que se trasciendem a si mismos y se gozan em la vida (al descubrirse fundados
em lo transcendente, acompanhados los unos por los otros, pues todos tienen esa misma idea
que les fundamenta). No es el hombre el que há creado la idea de Dios, sino al contrario: la
Idea de Dios há hecho posible el surgimento del hombre, como ser que, siendo entre las cosas
(com otras ideas), está arraigado em Dios (funado em su Idea)

Este argumento, que há crecido em um suelo creyente (Cristiano),há sido aceptado por
grandes pensadores, de Buenavenura a Descartes y Hegel (em formas distintas como he
dicho), pero há sido rechazado por otros, que quieren apoyarse em um tipo de razon
positivista, que solo concede valor a las cosas medibles, demostradas por razonamiento.
Aquellos que niegan el valor de este argumento se situan em la linea de santo Tomas (una
escolástica de tipo aristotélico): a su juicio, los hombres no empiezan pensando em (desde)
Dios, sino desde el mundo, en el que nacen como tabla rasa, sin presupuesto superior alguno,
suponiendo que esa idea de Deios (anterior al discurso riguroso sobre el mundo) seria solo
uma ficcion mental.

Esta critica es seria, pero no resulta concluyente, puesto que segun Anselmo, la idea de Deios
no es uma entre otras, sino aquela que nos permite confiar em el valor del mismo pensamento
(dando asi sentido a todas nuestras restantes ideas): solo a partir de su intuicion básica,
anterior a todo conocimento concreto, somos capaces de entender y valorar el conjunto de
nuestro pensamento, eso que pudieramos llamar el < mapa madre > de nuestro intinerario
humano.
Esa ideia suprema de Dios nos permite definir y organizar todas las restantes ideas, pues ella
organiza como he dicho el mapoa de nuestra mente, es decir, nuestro intinerario. Teniedo eso
em cuenta, la razon ultima que emplea Kant para negar el valor probativo de ese argumento
(cuando dice que no es lo mismo tener la idea de cien taleros / dólares em la mente que
tenerlos em el bolsillo) es poco seria, porque la idea y funcion de Dios no pueda compararse
com la idea de um punado de taleros, que no son mas que uma cosa utilizada por los hombres,
em um mundo em el que ademas todo tende a verse en perspectiva mercantil (taleros para
comprar y vender cosas)

Em esa linea de los cien taleros Kant convierta la idea de Dios em uma idea sin mas entrer
otras, em contra de lo que há dicho san Anselmo, para quien la idea de Dios no pueda
comparasse a las demas, sino que es origen, matirz y conyrnido de todas. Segun eso, los que
critican a san Anselmo han puesto a Dios em el mismo nível de las restantes cosas (es especial
em el nível del dinero), ompiendo asi la distincion entre idea fundante y realidades fundadas,
entre pensamento originário y cosas derivadas, em uma linea que vale para las ciências
positivas, pero que no puede aplicarse a la idea de aquello más grande que lo cual nada puede
pensarse.

De todas fromas (dejando a um lado la comparacioin poco afortunada de los taleros). Kant há
concedido um gran valor a esta prueba ontológica, entendia como signo de um orden mental
(regulador) del pensamento humano. Anselmo supone que esa idea es la matriz de las
restantes ideas, pensamento que subyace em todos los pensamentos. Sus adversários, em
cambio, la entienden como uma idea más, aunque pueden valorarla de manera positiva o
negativa:

- Interpretacion postiva. Kant explica esa idea de Dios como ideal regulador, que sirve para
organizar el pensamineto humano, pero solo em um plano racional., sin que ello implique que
Dios exista em si (fuera del hombre), pues solo podemos conocer la existência real de las cosas
si tenemos experiência directa de ellas (cosa que no podemos decir de Dios). Ciertament, la
idea de Dios há sido y sigue siendo importante para el pensamento (como ideal organizador de
la razon), pero eso no garantiza su existência.

Como veremos, segun Kant, la realidade de Dios há de probarse em outra linea, desde las
implicaciones de la voluntad y de la accion humana. Em esa direccion avanzara Ludwig
Feurbach (1804-1872); Esencia del cristianismo) afirmando que la idea de Dios es uma buena
proyeccion mental, pues permite que los hombres expresen su vertdad interna como seres
capaces de amor, pero esa proyeccion no prueba que Dios exista em si mismo.

- Interpretacion negativa: Marx retoma esse juico de Feurbach pero anade que la idea de Dios
no há tenido uma funcion positiva (no há ayudado a expressar la verdade humana) sino que se
há usado para mantener a los hombres enganods y oprimidos, permetiendo sobrevivir a los
pobres (como um opio del Pueblo); por eso es preciso abandonarla, para que los hombres
puedan descurbir lo que son y acerptarse, superando las formas de vida (economia) que han
llevado al surgimento de la idea de Dios.

Em esa linea, aunque desde otras perspectivas avanzaran Nietzshe y Freud, afirmando que la
idea de um Dios transcendente (y com rasgos de padre dominador o de ley impositiva) há
impedido que los hombres se conozcan y acepten a si mismos. Solo superando y rechazando
esa idea falsa descubrian los hombres su identidade.
Ambas visiones (la positiva de Kant y la negativa de Marx) tienen certo valor, aunque no han
logrado responder la experiência original de Anselmo. Nadie há demostrado que la idea Dios
sea um puro invento humano (um ideal, como dice Kant; uma proyeccion, como anade
Feuerbach) ni há logrado explicar sus surgimento. Las propuestas de Feuerbach y Marx, de
Nietzsche y Freud no son suficientemente radicales. El hecho de que el hombre tenga idea de
Dios (um ser mayor que el cual nada puede pensarse) nos sigue situando frente a uma opcion
supra-racional, ante la que podemos responder de um modo positivo (optando por la
existência de Dios, com todo lo que ella implica) o negativo (rechazando el valor real de essa
idea)

Ciertamente, Marx, Nietzsche y Freud pueden afirmar que esa idea há sido creada por el
hombre, y quiza tienen razon, em um nível. Pero em outro nível ellos quedan demasiado
cortos: no explican por qué esa idea há surgido em los hombres, de fofrma que al rechazarla
(al decir que es falsa y/o mentirosa) no estan disminuyendo a Dios, sino al mismo ser humano,
a quien niegan lo mas importante, la capcidad de transcenderse a si mismos, pensado em
Aquel que le supera.

Dejando de fundar su pensamento em Dios como limte y presencia transcendente, los


hombres corren el riesgo de mutilarse y convertirse em simples seres racionales (Kant) o em
escravos de su deseos y necessidades econômicas (Feuerbch y Marx). Lop malo no es que
nieguem a Dios, sino que se nieguen a si mismos, limitando su grandeza y su capacidade de
transcendência. Ciertamente, tomado como objeto, Dios há podido parecer um limite mas que
uma apertura creadora para el hombre; pero, em su raiz, su idea há sido clave em el
despliegue de la experiência cultural y social. Em esa linea, el momento decisivo de la prueba
de Dios no es afirmar o negar su existência, sino afirmar o negar la existência y capcidad
creadora del hombre como ser capaz de um pensamento que le trasciende.

Por tanto, el arqumento ontológico sigue abirto. Y no solo desde uma perspectiva de fe
explicita (cf Barth, tema 22), sino en el plano del pensamento y la aceptacion gozosa del don
de la vida. NO puede aceptarse sin mas (no esun argumento cientifico), pero tampoco puede
recharzarse por principio.

No es fácil aclarar por que hemos creado (descubierto) la idea de Dios. Ciertamente, se podra
afirmar (no demostrar) que ella há sido um ideal enganoso y al final uma mentira. Pero
muchos seguimos sospechando que esa idea de aqul que nos trasciende y fundamenta es uma
revelacion de Dios em la vida de los hombres, si es que nos situamos com gozo agradecido
ante nuerstro pensamento.
Itinerário discutido, interpretações

Este argumento expressa a confiança básica do homem em seu pensamento. Não prova que
existe um Deus, mas faz algo anterior e mais válido: analisa a origem e o significado de sua
ideia em nossa vida, descobrindo que ela constitui o mais verdadeiro daqui que estamos. Essa
ideia de Deus não surgiu por meio de raciocínios que podem ser discutidos e rejeitados de
forma racionalista, mas faz parte da própria raiz do pensamento, aparecendo assim como
princípio e garantia da verdade do homem, numa linha que tem foi explorada aguadamente
por Desartes e pela filosofia racionalista do Ocidente, embora com uma diferença.

- Anselmo estudou esta ideia de Deus, fonte e motor do pensamento, numa linha basicamente
contemplativa, de admiração e alegria, gratidão e louvor, afirmando que o homem pode optar
por ela (acreditar) porque confia no seu valor e em o que envolve no desenvolvimento da vida
(ao serviço do bem de todos os homens)

- Descartes e muitos iluminados posteriores quiseram explicar essa ideia de forma racionalista,
e assim acabaram deturpando sua origem e significado religioso; logicamente, eles afirmaram
que não tem valor (ou o transformaram em um elemento de um sistema racional, como Hegel
fará.

O argumento de Anselmo é válido (prova) apenas na medida em que reflete uma atitude de
confiança e gozo básicos, ou seja, uma opção vital: duvidar da realidade (verdade) daquela
ideia de Deus (que é a chave de tudo pensamento) significaria negar a verdade do ser humano,
sua novidade de pensamento, sua capacidade de transcendência, o valor de sua relação com
outros seres humanos, que pensam da mesma forma.

Se esta ideia fosse apenas uma ficção, os homens não poderiam confiar na sua verdade
humana como seres vivos que se transcendem e gozam a vida (descobrindo-se fundados no
transcendente, acompanhados uns dos outros, pois todos têm aquela mesma ideia que os
fundamenta). Não é o homem que criou a ideia de Deus, mas, ao contrário: a ideia de Deus
tornou possível o surgimento do homem, como um ser que, estando entre as coisas (como
outras ideias), está enraizado em Deus (fundado em sua ideia)

Este argumento, que cresceu em solo crente (cristão), foi aceito por grandes pensadores, de
Buenavenura a Descartes e Hegel (de diferentes maneiras, como eu disse), mas foi rejeitado
por outros, que querem se apoiar em um tipo de razão positivista, que só dá valor às coisas
mensuráveis, demonstradas pelo raciocínio. Os que negam o valor desse argumento situam-se
na linha de Santo Tomás (escolástico de tipo aristotélico): em sua opinião, os homens não
começam a pensar (a partir de) Deus, mas a partir do mundo, no qual nascem como uma mesa
rasa, sem qualquer pressuposto superior, supondo que esta ideia de Deus (anterior ao rigoroso
discurso sobre o mundo) seria apenas uma ficção mental.

Essa crítica é séria, mas não é conclusiva, pois segundo Anselmo, a ideia de Deus não é uma
entre outras, mas aquela que nos permite confiar no próprio valor do pensamento (dando
assim sentido a todas as nossas outras idéias): somente a partir de sua intuição básica, anterior
a todo conhecimento concreto, somos capazes de compreender e avaliar a totalidade de nosso
pensamento, o que poderíamos chamar de <mapa-mãe> de nosso itinerário humano.

Esta ideia suprema de Deus permite-nos definir e organizar todas as outras ideias, uma vez que
organiza, como já disse, o mapa da nossa mente, ou seja, o nosso itinerário. Tendo isso em
mente, a última razão que Kant usa para negar o valor probatório desse argumento (quando
ele diz que não é a mesma coisa ter a ideia de cem taleros/dólares na mente do que tê-los no
bolso) não é grave, porque a ideia e a função de Deus não podem ser comparadas à ideia de
um punhado de talers, que nada mais são do que uma coisa usada pelos homens, num mundo
em que, aliás, tudo tende a ser visto em uma perspectiva mercantil (taleros para comprar e
vender coisas)

Nesta linha das cem histórias, Kant converte a ideia de Deus em uma ideia sem mais delongas
entre outras, ao contrário do que disse Santo Anselmo, para quem a ideia de Deus não pode
ser comparada às outras, mas sim é origem, matriz e simpática a todos. Segundo esta, aqueles
que criticam Santo Anselmo colocaram Deus no mesmo nível de todas as outras coisas
(especialmente no nível do dinheiro), quebrando assim a distinção entre ideia fundamental e
realidades fundadas, entre pensamento original e coisas derivadas, em uma linha isso é válido
para as ciências positivas, mas não pode ser aplicado à ideia daquilo maior do que nada pode
ser pensado.

De todas as formas (deixando de lado a infeliz comparação dos táleres). Kant deu grande valor
a essa prova ontológica, entendida como signo de uma ordem mental (reguladora) do
pensamento humano. Anselmo supõe que esta ideia é a matriz das restantes ideias, um
pensamento subjacente a todos os pensamentos. Já seus adversários a entendem como mais
uma ideia, embora possam valorizá-la positiva ou negativamente:

- Interpretação positiva. Kant explica essa ideia de Deus como um ideal regulador, que serve
para organizar o pensamento humano, mas apenas em um nível racional, sem implicar que
Deus exista em si mesmo (fora do homem), pois só podemos conhecer a existência real das
coisas .coisas se tivermos experiência direta delas (o que não podemos dizer de Deus).
Certamente, a ideia de Deus foi e continua sendo importante para o pensamento (como ideal
organizador da razão), mas isso não garante sua existência.

Como veremos, segundo Kant, a realidade de Deus deve ser provada em outra linha, a partir
das implicações da vontade e ação humanas. Ludwig Feurbach (1804-1872) avançará nessa
direção; Essência do Cristianismo) afirmando que a ideia de Deus é uma boa projeção mental,
pois permite ao homem expressar sua verdade interior como seres capazes de amar, mas essa
projeção não prova que Deus existe em si mesmo.

- Interpretação negativa: Marx retoma esse julgamento de Feurbach, mas acrescenta que a
ideia de Deus não teve uma função positiva (não ajudou a expressar a verdade humana), mas
foi usada para manter os homens enganados e oprimidos, permitindo que as pessoas
sobreviver, os pobres (como um ópio do povo); Por isso é necessário abandoná-la, para que os
homens descubram o que são e sejam aceitos, superando as formas de vida (economia) que
levaram ao surgimento da ideia de Deus.

Nessa linha, embora Nietzsche e Freud tenham avançado a partir de outras perspectivas,
afirmando que a ideia de um Deus transcendente (e com traços de pai dominador ou lei
tributária) tem impedido os homens de se conhecerem e se aceitarem. Somente superando e
rejeitando essa falsa ideia, os homens descobriram sua identidade.

Ambas as visões (a positiva de Kant e a negativa de Marx) têm algum valor, embora tenham
falhado em responder à experiência original de Anselmo. Ninguém demonstrou que a ideia de
Deus é uma pura invenção humana (um ideal, como diz Kant; uma projeção, como acrescenta
Feuerbach) ou conseguiu explicar seu surgimento. As propostas de Feuerbach e Marx, de
Nietzsche e Freud não são suficientemente radicais. O facto de o homem ter uma ideia de
Deus (um ser maior do que nada se pode pensar) continua a colocar-nos perante uma opção
supra-racional, à qual podemos responder positivamente (optar pela existência de Deus, como
tudo o que implica) ou negativo (rejeitando o valor real dessa ideia)

Certamente, Marx, Nietzsche e Freud podem afirmar que essa ideia foi criada pelo homem, e
talvez tenham razão, em um nível. Mas em outro nível eles ficam muito aquém: eles não
explicam por que essa ideia surgiu nos homens, de modo que, ao rejeitá-la (dizendo que é
falsa e/ou mentirosa), eles não estão diminuindo Deus, mas o próprio ser humano. , que
negam o mais importante, a capacidade de transcender a si mesmos, pensando naquele que
os supera.

Ao deixar de fundamentar seu pensamento em Deus como presença limite e transcendente, o


homem corre o risco de mutilar-se e tornar-se simples ser racional (Kant) ou escravo de seus
desejos e necessidades econômicas (Feuerbch e Marx). O que é mau não é que neguem a
Deus, mas que neguem a si mesmos, limitando a sua grandeza e a sua capacidade de
transcendência. Certamente, tomado como objeto, Deus poderia parecer mais um limite do
que uma abertura criadora para o homem; mas, em sua raiz, sua ideia foi chave no
desdobramento da experiência cultural e social. Nesse sentido, o momento decisivo na prova
de Deus não é afirmar ou negar sua existência, mas afirmar ou negar a existência e a
capacidade criativa do homem como ser capaz de um pensamento que o transcende.

Portanto, o argumento ontológico permanece em aberto. E não só numa perspectiva de fé


explícita (cf. Barth, tópico 22), mas também ao nível do pensamento e da aceitação alegre do
dom da vida. Não pode ser aceito de cara (não é um argumento científico), mas também não
pode ser rejeitado por princípio.

Não é fácil esclarecer por que criamos (descobrimos) a ideia de Deus. Certamente, poder-se-ia
afirmar (não demonstrar) que foi um ideal enganoso e, no fundo, uma mentira. Mas muitos de
nós continuamos a suspeitar que essa ideia daquele que nos transcende e nos fundamenta é
uma revelação de Deus na vida dos homens, se nos situarmos com grata alegria diante de
nossos pensamentos.

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