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HOPSEP F] 8 orem ja eaiued anb opesysp spur vursyqord [y oder PP OVWoruTUIadsIC] 6 Perspectivas teoldgicas 538 entre nosotros de Aquel que es. Los milagros actuales no son ca r aquel momento inico. Ademas, la razén exfticg, tiene necesidad actualmente més me que de reproduci 1 existia ya en tiempos de Jestis, ‘ nunca de la verficacion cientifica, Lo cierto es que el milagro in slo por uno de sus aspectos: el aspecto ee saa Ja ciencia tan so) de fenémeno fuera de serie. NIVELES DE DISCERNIMIENTO Por eso creemos que el problema del discernimiento del milagro tiene que ser estudiado ante todo en el nivel del discernimiento espontaneo, tal como lo efectia el hombre que se ve confrontado tanto si es un hombre sencillo y poco siibitamente con el milagro, culto como los pescadores de Galilea, como si es instruido y exigen- te al estilo del hombre del siglo XX. La razén teoldgica puede a continuacién descomponer y analizar cada uno de los momentos de la dialéctica que conduce al espiritu desde el fenémeno observado hasta el juicio que reconoce en el prodigio un signo de Dios, pero alineandose siempre en el discernimiento espontaneo. Discernimien- to espontdneo y discernimiento teolégico no deben por tanto oponer- se como religioso a no religioso, sino como dos niveles y dos modos de conocimiento: intuitivo en el primer caso, discursivo y sistemiti- © St dsc mimo ; iscernimiento espontaneo se presenta como un problema Seales pche eee rnacen eee se presenta como la fire mi de un creyente que somete a anilisis cada uno co del discernimiento espontaneo, para ello a histérica a fin de establecer la del hecho, a los Papas inal aro ar Discernimnento del milegro aan | discernimiento teol6gico, es la inteligencia del milagro como od de prodigio-significante lo que = en cuestién desde el ae punto de partida. Asi Pues, conviene ame todo ver cémo curren las cosas en el nivel del discernimiento espontineo' JL DISCERNIMIENTO ESPONTANEO Examinaremos dos relatos: el uno es el que nos narra la curacién del ciego de nacimiento en el capitulo 9 de san Juan; el otro, el que nos narra una curacién que tuvo lugar en Lou irdes y que nos refiere el doctor Alexis Carrel, actor y testigo del aciiheralenad Lo que i nos interesa captar es el dinamismo del milagro y la dialéctica alfesbdsiou que lo reconoce como tal. ‘ct 1. La euracién del ciego de nacimiento Qu 9) Desde el comienzo del relato el lector se siente captado y metido en pleno contexto religioso. Si Jesis cura al ci de nacimiento es «para que las obras de Dios se pongan de nei en su personas Jn 9, 3). Para san Juan (prélogo), Cristo ha venido a pronunciar el juicio entre la luz y las tinieblas, y son sus milagros los que actian este juicio, ya que son luz para unos y ceguera para otros, Una vez realizado el prodigio, su légica se pone en movimiento: a los testigos y éstos reaccionan segin las disposiciones de su corazén; cada uno pronuncia sobre si mismo el juicio que puede perderlo o salvarlo, evitar y que es jos?» (v. 10), y es coDende eb Perspectives teolépicas ya? do. Saliendo a su encuen to |, ec as que lo ib ssure Mes a el Hijo del hombre? El respondis: ¢Y quig Senor, para que crea en él? - Lo estis viendo, = ss habla ‘contigo... i , Sefior Y se postro ante él» (vv. 35.37 que Poco importa que quizds el ciego curado no haya en momento, en SU acto de fe toda aquella plenitu t0, en Juan. Lo esencial €s Que todo milagro de Jess aed aqui entido y con esta dialéctica. Todo milagro de ieee la conversion y # la fe en su mision, con ee ms una nvierte de hecho en acept: aan Por eso mismo todo milagro s¢ ©°: Jesiis y del reino, © en rechazo de Jestis ¥ del reino ofrecido. En consiste para san Juan © lo el drama del hombre: en su ae e8to Dios o en su actitud de cerraz6n ¥ de ceguera frente a la mi me a milagro s€ convierte en Un juicio. «E] juicio es éste: vino ie? ‘odo mundo y los hombres prefirieron Jas tinieblas a la luz, oe Us obras eran malas» (Jn 3, 19). aquel indica llamada 8 2, La curacin de Maria Ferrand en Lourdes de un hecho reciente, constatado y narra un sabio muy conocido, Alexis Carrel’. Lo mismo ai en ee del ciego de nacimiento, Jo que nos interesa en primer lu —. marcha del espiritu que conduce desde el fenémeno pane di as, hasta convertirse en Esta vez se trata Discermimiento del milagro 343 indulgente» ®. «Despreciaba ; ins y de los y admiraba 2 Greta en la fuerza de eee sdocaiieg el fanatismo fersiosa TNC inspiraba Lourdes, y de exahacion, de cane beatifica en las curaciones de feheraha ‘no en log mils, sobrexcitacién ro de algunas curaciones ex; eddades orginices “Hig ni mucho Rudder, pero incluso ante ca erations coma leido el alguien engafe © se engaiie a St caadantes dein; — Pedro de Ferrand, Carrel antadia: «Si és ‘SemmeamctAcA, Se 5 pasible que milageo. Creeria en todo y mete seria ep Maria mismo segui ria monje’, ent sec ee Pace feo mae sin; Carrel tuvo que po estado de Maria Ferrand oo ei, Carel cov que Ponerle uns inyecign de ban mds que unos ‘ites se encontraba en fase En el momento sia de vida dearth transportarla a la n arrel se acercé a la gruta, Maria F, una mejoria répida y cident = roa meth respiracidn, el color de la pi te en su estado ee een del vientre. Carrel piel, la reduccién ripida de pulso, la Varn se qued6 sin rapida de la hinch: cfa estar sofiando. Baj palabra, bloqueado, aténito; le pare, prodigiosa; la moriby 0 sus ojos se habia producido 0; fe pare prodigiors; la moribunda estabmcasi rardab Garrel ok pre iterate uede ser una peritonitis nerviosa; sea hotel eae hoeheiae eee fsseLa in Gasrel scat 1abra convertido en realidad?» eee: perfectamente curada. a Maria Ferrand, La joven se declai Siitcslal aierOhstiablerrinceshidericaPos a . «Pero Perspectivas teoldgicas Carrel tenia la impresién de haber Tecibide cabeza. Estaba desconcertado. Se decia; «Es Ly un Mazarn e le. Tuve que haberme equivocadg en el dig tizacisn nL, quizas de una peritonitis nerviosay 10 ‘Sin conto, Sey? signos de peritonitis nerviosa, sino que todos los 2 TBO, np 5 una peritonitis tuberculosa. No era Posible razonaby my otra hipétesis. Sus padres murieron tisicos, lo misc Mente 4 : nos, Ella tuvo una pleuresia tuberculosa, de repeti AS Sus hers médico le sacé dos litros de liquido. Tuvo tul clon hemoptisis. Luego, los médicos y los cirujanos cron , ba de una peritonitis tuberculosa, No es posible haces ue se trae? hipotesis, cuando se tocaba su vientre. Si yo no hubie, Stra biendo mis observaciones, podria dudar de la exactitud, af Ser, cuerdos. Es absolutamente cierto que su estado Ms te mente grave. Y se ha curado.., iEstoy mezclado en eta =~ final, come ser milagro! {Tanto peor! Pase lo que pase, lleparé ha En el fondo, no comprendo nada de esto Aipdtests, para escapar de da hipétesis. Los médicos empiezan a desfilar ara constatar la curacién, Ca. trel se encontraba en un completo ee No tenia ni opinién; no podia ofrecer ninguna explicacién. Por otra parte se decia: «gY si la santisima biera querido dar una prueba Discernimiento del milagro ss gonitis tuberculosa que se habria curado realmente, Se ha- Fivocado lamentablemente © habja explotada an milagro ante bu jos? Y su pensamiento iba mas lejos todavia: cui es Tsiteusa on n Baits! =a la gruta de Lourdes, Carrel > Fendimenos inexplicables son nuevo, re; hay que estudiar en sus menores detalles» i, pares y sobre todo estudiarlos concienzu desdefiarlos. Esas creo que son las Ultimas conclusion den sacar de nuestro milagro» "7, Desde el comienzo, Carrel se endurecia sesiva de las escenas que habia visto. «gH 20 hechos pertenecientes al terreno se nil? Esos hechos eran de una gravedad taba de una simple adhesin a un teorema de ria, unas cosas que pueden cambiar la orientacién de vid. habia sido antes. catélico, luego estoico, mas tarde kantiano. rormente escéptico y dilettante, y siempre cada vez mis do. Estaba Seguro de haber asistido a una gran curacién, 2is, en su pensamiento més fntimo, le era i i alli» ®. Rezaba y decia: «Dulce Perspectrvas teologecas sas ra y su paz, tan profundamente que, sin ninguna angustig shin @ para siempre una vuelta a las dudas amenazadoras,21 “a. alial “Al final, Cazrel no habla ya siemplemente como sant tea aoe valora unas hipétesis. Su actitud es la de un rather Plan, se reconoce débil y pecador, desgraciado, endurecide para pero que se abre a Dios, que «se derrite» en él, en esas moras des del alma en que se lleva a cabo el encuentro misterioso ms ne con el hombre: A continuacion, Cartel tuvo que defender q¢* Ds Giones ante los hombres de ciencia, subrayando que es preci - trar los hechos de Lourdes antes de negarlos, y luego, ear aye examinarlos sin prejuicios filoséficos o cientificos Y Que En el caso de la curacidn del ciego de nacimiento en tiempos de Jesés, como en el de Ja curacién de Maria Ferrand en ceémo no advertr la semejanza de las actitudes? En los doo vee ideen de una forma éficaz y privilegiads unos resultados tober, mk improbables. Si se produjera una gran fluctuacién, Podrig way bic presentar la apariencia de un prodigio, pero de un p; ‘sin ificacién alguna, por estar fuera CORLEXTO, seria ung See Se fatat vocts, un ruido vacio de sentido. No podria tratarye de una palabra de Dios”. 4. La certeza de que un milagro no es el resultado de una dey viacién prevista por la misma ley estadistica aumenta més ain « tenemos en cuenta el hecho de que algunos oe religiosos se presentan como un verdadero manojo de hechos fuera de serie. Tol es el caso del abate Fiamma curado instantaneamente, en 1908, de varices enormes y declaradas incurables. La curacién supuso toda una acumulacién de varios prodigios: el acdelpezeciiened de las pare. des de las venas en todos los lugares donde el tejido era duro y espeso, el espesor en donde se habia adelgazado, la vuelta de las venas a su longitud normal, la desaparicién de los dlceras *, 5. La inversosimilitud de la explicacién por las leyes estadisticas aumenta mds ain si se piensa que un mismo antecedente (por ejem- plo, el agua de la piscina de Lourdes) produce los efectos mas diver. sos: curaciones de cancer, de tuberculosis, de gangrena, etc..., 0 por el contrario que un mismo hecho se obtiene como consecuencia de distintos: de la piscina, bendicién del Santisimo Discernimiento det milagro = i pupotesis de las fuerzas desconocidas del psiquisma human ciencia moderna ha puesto de manifies fanda que tienen los factores psiquicos en En consecuencia se plantea Ja cuestién: las curaciones califica z de «milagrosas» ¢no sern simplemente un efecto de la sugestin jcoldgica o de una emocién religiosa de particular intensidad? Sa. s realmente qué grado de intensidad puede llegar a alcanzar una conviccién religiosa y qué repercusiones puede tener sobre la vida psiquica. Pero ese intento de explicacién no es menos inconsis- tente que los anteriores, 1. Es verdad que la psicologia y el psicoanilisis han descubierto la amplitud de las influencias de lo psiquico sobre lo somatico, pero al mismo tiempo nos han revelado los limites de estas influencias. En las curaciones obtenidas por psicoterapias, tal como las describe por ejemplo P. Janet*, nunca aparecen curaciones de tuberculosis, de cincer, de esclerosis, de lepra, de ceguera. 2. Los tratamientos psicolégicos y psiquiitricos pueden obtener la curacién lenta y progresiva 7 ciertas perturbaciones funcionales o de una lesién orginica que sea a su vez el resultado de una pertur- bacién funcional previamente curada. Pero no obtienen jamas la curacién instantanea o incomparablemente Beads ane enferme- dad organica, como la lepra, el céncer o la tu is. Incluso la fe religiosa, sistematicamente promovida, como se hace en las sectas del tipo de Christian Science, no obtiene ningun resultado que pueda compararse, ni muy de lejos, con el milagro cristiano, 3. Sin hablar de los prodigios to la influencia tan _ los procesos somiti- Pp Perspectives teokigicas fo estaba ya en coma terminal * ys anales de paicoterapia a oO se encuenthi ’ Ne Finalmente, si estos proe poe lemente : la confianza 0 de una emocion re sarticularmente Nels buirse con bastante amplicud entre las dife lio de Cristo y de au 4 anc ina meningitis, Cu Lourdes, nada semejante en k ligios religiowos fuer ligiona i efecto d a istril nrensa, deberian « i ates confesiones religiosas, sin ser mon lak rarlas concretumente en esas Confesiones so jal jnvensi ioso se manifiesta con ¢ yy en el islamismo, Pues bien, de ia, Se deberfa encont a parte, fuera de la comunidad Igles rH f en donde el sentimiento relig’ dad, por ejemplo en el hindu hecho, no encontramos en nin : cristiana y catdlica, fendmenos sélidamente atestiguados y relariva mente numerosos que puedan compararse con los prodigios recono cidos como milagros en los relatos evangélicos, en los procesos de canonizacién, en los anales de Lourdes“. La bipdtests de la magia Desde Jos orignes del cristianismo se bused en el recurso a la magia un expediente para climinar los milagros de Jesds. Ya un texto del Talmud de Babilonia (Sanhédrin 43a), recopilacién de an- tiguas tradiciones judfas realizada por el sigho VI een que Jesiis fue condenado a muerte por «haber practicado la magia y seducido iendo indefinida- a Israel» ®. Esta acusacién de magia se ha ido repiti mente a lo largo de los siglos para explicar cémodamente los relatos a de mil ta hipétesis no tiene mas fallo: i ox d oath tare as eee Sete tence algunas ene sobre todo oie el enfrentamient de Jestis y mago con la enfermedad; esas ; a la situacién del 3 Discernimento del milagro nds yre todo entre los dos algunas divergencias irreducti- esencial de la aceion de Jestis se reduce a su palabra (Mc i, bles. Mt 3, 5, 5,8) 9, 25; 10, 52); una palabra sencilla, pero sobe pi cure exorciza, calma la tempestad, resucita; una palabra ani sc poderosa que palabra cr a del universo (Gén 1; ins 9, 147, 15-20), También el mago recurre a palabras, gene a jente abundantes, y sobre todo a medicinas, a técnicas, ala invo & sén de los dioses, de los demonias, de los antepasados, a danzas ‘mica a formulas herméticas, al empleo de amuletos. Pero la diferencia especifica entre Jests y el mago o el hechicero reside en el sentido de sus mx vs y en la constelacién de elementos we constituyen su especificidad. Los milagros son ante todo obras t amor, que tienen como finalidad la conversién y la salvacién del hombre, Jestis no se detiene en el milagro-prodigio. Cuando realiza un milagro, la verdad es que ampara con su amor omnipotente a un pobre, a un enfermo, a un marginado, y lo invita a una comunién de amor con Dios, El milagro se encuentra en los antipodas de la magia, que a menudo se ejerce en un clima de temor, de angustia y hasta de muerte. El milagro, por el contrario, se lleva a cabo en un cima de amor, de fe, de conversién y de vida, Invita a entrar en el reino, establece entre Jestis y la persona favorecida una relacin per- sonal y transformante, promueve al hombre a una vida nueva, antici- pa el mundo venidero, plantea una cuestién sobre la identidad de Aquel que posee un ret semejante de salvacién. No hay nada que pueda compararse con esto en el mundo de la magia. pero hay sol 4. Signo divino verdadero y signo divino simulado finalm: Satands puede ser el autor de P pe ee : ente que Pp a pager de 1. Ante todo, conviene aqui evocar el contexto religioso medzato inmediato en qui aan el milagro iaco por el contrario busca no puede trabajar € ird siempre, en la st ir su Pon ol santidad Jo maravi- 7 Si ati eu ti Hi if laa dap si iat ang E oY ET Sh

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