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MÁSTER : EL MALTRATO INFANTIL:

ASPECTOS CLÍNICOS, PREVENCIÓN


Y TRATAMIENTO
MÓDULO V
Pruebas de Evaluación
SISTEMA DE PROTECCIÓN AL MENOR EN EL
MALTRATO INFANTIL: INTERVENCIÓN Y
MEDIACIÓN CON MENORES
Máster. UNED 2022

FRANCISCO MIGUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ .


Abogado. https://orcid.org/0000-0002-6443-5842

CÓMO CITAR: 
Rodríguez Rodríguez, F. M.  (2022). “Prueba Evaluación Final. Máster “EL MALTRATO 
INFANTIL: ASPECTOS CLÍNICOS, PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO”. MÓDULO V (Unidades 
Didácticas 26‐31). Pag 1–45. https://uned‐es.academia.edu/FRODRIGUEZ 
Módulo V
Unidad Didáctica 26
INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL EN SITUACIONES
DE DESPROTECCIÓN INFANTIL
Cuestionario de Evaluación
1.- ¿Por qué Javier Martín afirma en su libro La intervención ante el maltrato
infantil (2015) que “debemos intervenir lo menos posible en la dinámica
de familia” (Martín, 2015, p. 120)? Ponga dos ejemplos concretos
(ficticios) que constituirían excepciones a esta premisa.

Las dificultades por las que atraviesan algunas familias, en especial


las más deprivadas a nivel socioeconómico, conllevaría a la necesidad
de una actuación global en los distintos aspectos implicados: laboral,
económico, educativo, relacional, personal y social.

Asimismo, también se debe intervenir con familias donde imperen


constantes fluctuaciones y altibajos, (períodos de sintonía y de buen
funcionamiento se suceden ininterrumpidamente con épocas de graves
crisis familiar).

Especial seguimiento merecen las disfunciones más habituales en el


funcionamiento familiar, que se convierten en crónicas y recurrentes, (las
disputas de pareja, el excesivo consumo de alcohol, la falta de hábitos de
higiene o el descuido en el cuidado de los niños).

En estos casos, en que las recaídas y empeoramientos son


frecuentes, una mejoría temporal no debe suponer el fin de la actuación, sino
un buen momento para afianzar los cambios, sin dejar de supervisar la
situación.
En ocasiones se precisa, incluso, prever las recaídas y anticiparse a
los empeoramientos, prestando especial atención a las posibles señales
iniciales conflictivas, con el fin de reconducir la situación.
La labor profesional pasa, entonces, por hacer hincapié en la forma
de superar las dificultades, practicar y reforzar las actuaciones alternativas y
mostrar la forma en que su comportamiento puede evitar los problemas o
bien empeorarlos.

En definitiva, la cronicidad de los problemas puede requerir una


intervención en la dinámica familiar prolongada en el tiempo, y en los
servicios a aplicar.
2.- Explique en qué consiste la intervención centrada en los objetivos y dé
su opinión sobre cuáles cree que son las ventajas principales de elegir
este tipo de intervención, haciendo también referencia a sus posibles
riesgos.

Una de las características de este formato de intervención es que,


más que en los problemas que existen o en sus causas, sitúa el foco de la
intervención en los objetivos y en las soluciones para alcanzarlos.

La solución se sitúa en una dimensión diferente del problema,


teniendo más que ver con los objetivos y los recursos que se puedan aportar.

El objetivo general es el de «proporcionar un medio social


normalizado y estable a los menores que se encuentren en situaciones
de riesgo social o desamparo, con el fin de proporcionarles la
educación y cuidados necesarios para un correcto desarrollo».

Llevando a cabo el objetivo mediante las siguientes acciones:

 Promover en las familias con condiciones inseguras, pautas


educativas y hábitos socioculturales adecuados a su entorno,
dotándoles de los recursos necesarios para reducir y/o eliminar
las circunstancias desfavorables.
 Mantener al niño en su medio sociofamiliar, siempre que las
condiciones lo permitan, o procurar su reintegración lo antes
posible, en caso de separación.
 Ofrecer al menor un núcleo familiar alternativo, cuando el de
origen no pueda asegurarle una correcta atención.

Para la consecución de estos objetivos, la pregunta clave no es «¿qué


está mal? o ¿cuáles son los problemas o las dificultades o los indicadores
del maltrato?», sino, «si hay algo que está mal, ¿qué haremos al
respecto?, y ¿qué deben hacer los padres para que el hijo reciba
cuidados apropiados?».

La dificultad para resolver el problema no reside, pues, en la


complejidad de su origen o la lejanía de la meta, sino en las operaciones
necesarias para resolverlo (Schlemenson, 1990).

Normalmente, los objetivos a lograr con la familia vienen definidos por


los indicadores (atención a la salud, pautas de relación adecuadas a la
edad del menor, adaptación social, etc.), existiendo diversos factores
que pueden dificultar su consecución y que habrá que intentar resolver:
 desempleo, deprivación sociocultural, conductas o hábitos
inapropiados, deficiencia mental, toxicomanías ...
Mediante la herramienta del “cuestionario”, podremos evaluar las
necesidades, comprobar el grado de acercamiento a los objetivos y saber
cuándo hemos alcanzado la meta final.
El punto de partida para alcanzar las metas debe ser, por un lado, la
confianza en las personas y en sus inherentes habilidades para resolver los
problemas, y por otro, confiar en las posibilidades de que la situación pueda
cambiar.
Los elementos que nos guían en la búsqueda y mantenimiento de los
cambios son:
Procurar el ajuste con los interlocutores: adaptar la intervención a
las peculiaridades de cada familia (lenguaje, visión del mundo, hábitos,
normas), admitir que pueden elegir la forma de solucionar sus problemas y
apoyar ese camino. Tanto los objetivos como la manera de conseguirlos se
establecen conjuntamente con las familias afectadas.

A menudo, la falta de cooperación de los afectados sólo es el


resultado de la falta de adaptación de «nuestras» soluciones a sus
problemas o a su forma de vida (Berg y Kelly, 2000).

- Intervención centrada en el presente y orientada hacia el futuro, a


través de una constante negociación de los objetivos y la búsqueda de metas
intermedias como paso 'previo.
Los objetivos deben ser accesibles (que se puedan cumplir),
concretos (que se pueda comprobar su cumplimiento) y que motiven a la
acción (definidos como «hacer algo» mejor que «dejar de hacer»).

- Mostrar una predisposición positiva hacia las posibilidades de


cambio de la situación; partiendo de la suposición de que el cambio es
inevitable, se trata de generar hipótesis positivas acerca del mismo y de la
búsqueda de excepciones.
Incidir en los factores de protección y de apoyo con los que cuenta la
familia; centrarse en los aspectos positivos, las soluciones exitosas y los
recursos.
Por encima de los déficits y debilidades, acomodarse a los recursos
de la familia significa destacar sus fuerzas y habilidades, aspectos que,
constituyen el recurso más potente de que dispone un profesional.

Asimismo, trabajar sobre las excepciones a los problemas, los


avances, los momentos en que fueron capaces de superar sus dificultades,
transmitirá a las personas un mensaje rotundo acerca de su competencia y
contribuye, así, a restaurar su moral y a facilitar éxitos futuros (Beyebach,
1995).
3.- La alianza se define como “el encaje y colaboración entre el cliente y el
profesional” (Martín, 2015, p. 125). Imagínese que usted estuviera dando un
curso de formación en intervención psicosocial en situaciones de
desprotección infantil. Escriba un guion de cómo explicaría de forma
amena y práctica a futuros profesionales:

- El concepto de alianza

Es el encaje y colaboración entre la familia (cliente) y el profesional,


configurada por tres componentes:

 Acuerdo en los objetivos. Vínculo positivo e implicación, y


acuerdo en las tareas a llevar a cabo (Corbella y Botella,2003).

Aunque tanto el profesional como el usuario contribuyen al desarrollo


y el mantenimiento de la alianza, creemos que el técnico es el principal
responsable de asegurarla.

- Las diversas estrategias para favorecerla

Algunos indicios (subjetivos y no operacionalizados) de que la entrevista


está promoviendo una buena alianza terapéutica, son:

 Una entrevista cálida, fluida y constructiva, con un diálogo claro


y sin tapujos.
 La percepción de que la familia se expresa confiadamente, sin
reservas ni temor.
 Que el profesional se sienta cómodo, relajado y con sensación
de ser útil.
 Conseguir acuerdos acerca de los objetivos y las medidas.

- Los elementos que dificultan la alianza

Pueden ser indicios de que la relación no es positiva ni la alianza


adecuada los siguientes:
 Una entrevista correosa, en la que los clientes hablan a
regañadientes o sólo cuando se les pregunta expresamente.
 Que los clientes mientan o muestre temor a decir algo que les
pueda
 perjudicar.
 Cuando reiteradamente expresan su desacuerdo con la
intervención, (No sé por qué tenemos que venir aquí), con las
metas, o con las medidas que les proponen.
 Cuando el profesional se siente amenazado, asustado o
incómodo.
4.- Explique por qué tanto los objetivos de la intervención como la manera
de conseguirlos se establecen conjuntamente con los usuarios.

Lo que se intenta es que los clientes colaboren en todo el proceso de


la intervención y acordar con ellos, tanto los objetivos a lograr como las
soluciones o recursos que se van a emplear.

La investigación en contextos de psicoterapia parece demostrar que


la percepción de alianza con el profesional que tienen los clientes es el mejor
predictor de un buen resultado .

La manera de afrontar la intervención conlleva los siguientes


supuestos encadenados:

 La intervención más útil y eficaz es aquella que utiliza los


propios recursos de los clientes.
 Para poder disponer de los recursos de los usuarios es
necesario contar con su colaboración.
 Conseguir una relación de alianza con los clientes es la manera
más segura de lograr su colaboración.

De forma que la calidad de la relación profesional-familia es el criterio


prioritario de éxito de la intervención (Fernández del Valle, 1999), resultando
especialmente valiosos los aspectos de confianza, transparencia,
honestidad y accesibilidad de los expertos.

La relación de alianza entre la familia y los técnicos puede suponer una


diferencia cualitativa en la intervención, constituyendo, probablemente, el
factor más determinante en su eficacia.

Los recursos, las medidas administrativas, los medios utilizados, los factores
económicos, todos ellos son factores secundarios ante la importancia de
alcanzar una relación personal positiva.

Se trata de involucrar a los miembros de la familia en todo el proceso de la


intervención, mediante las siguientes estrategias:

 Acordar los objetivos y los recursos, a través de la negociación.


 Promover la participación constructiva de la familia.
 Solicitar sugerencias y aceptarlas en lo posible.
5.- Reflexione sobre aquellos aspectos que cree que usted que resultan
más difíciles emocionalmente para un profesional que interviene en
situaciones de desprotección infantil.

Se supone que el profesional debe mantener el control de la relación


con la familia, sin permitir que sus sentimientos afloren; su labor debe ser,
por definición, imparcial y objetiva, guardando las distancias que le permitan
no verse involucrado emocionalmente en la situación que intenta resolver.

En este mismo sentido, se piensa que no debe mostrarse


amedrentado o temeroso ante algún cliente agresivo, sino procurar mantener
una postura hierática.

Sin embargo, nada impide que el profesional exponga su lógico


malestar cuando alguna situación le produce incomodidad o miedo o
rechazo.

Por ejemplo, puede hacer explícito el sentimiento de temor ante un


padre que amenaza, indicándole que ante esa actitud no podrá continuar
atendiéndole.

Igualmente, puede solicitar aclaración de algún aspecto si «siente»


que algo no va bien, o que ese algo se interpone y parece enturbiar la
relación.
Son factores poco definibles que hacen relación a aspectos
subjetivos, interpersonales, «intuitivos», que resultan especialmente
significativos en contextos coactivos donde los clientes no siempre son
voluntarios.

Estos factores emocionales, en lo que tienen de reciprocidad (Rojí,


1991), también sirven como indicadores y evaluadores de la situación.
Las sensaciones que remueve una familia es una herramienta muy
útil en el reconocimiento de la violencia; si nos sentimos incómodos,
amenazados o asustados, es muy probable que otros miembros de la familia
se sientan del mismo modo.
Unidad Didáctica 27
FAMILIAS GENERADORAS DE RIESGO VS.
FAMILIAS PROTECTORAS
Cuestionario de Evaluación

1.- “La familia constituye la célula social fundamental para formar


individuos adaptados al entorno en que se desenvuelven” (Martín,
2015, p. 55). Comente cuales son las funciones que cumple la familia y
cómo los profesionales o la Administración pueden ayudar a que esas
funciones se vean adecuadamente realizadas sin recurrir a medidas
que separan al menor de la familia.

Las funciones que cumple la familia son las siguientes (López,


1995):
 Satisface las necesidades fundamentales de sus miembros,
especialmente de los más pequeños.
 Es fuente de información y de transmisión de valores y
creencias básicas, de la cultura en que se desarrolla.
 Ofrece a los niños modelos de imitación e identificación.
 Enseña a sus miembros a comportarse de manera socialmente
aceptable (habilidades y convenciones sociales).

Asimismo, la familia es la institución que mejor posibilita el desarrollo


armónico de sus miembros más jóvenes, a la vez que constituye la célula
social fundamental para formar individuos adaptados al entorno en que se
desenvuelven.

Así lo reconoce la legislación civil cuando pone el énfasis en las


medidas de apoyo al grupo de origen como recurso preventivo ante
situaciones de riesgo infantil.

Resulta fundamental establecer un contexto de colaboración y ayuda


entre los padres y los profesionales.

Las necesidades a cubrir pueden ser sociales, educativas, sanitarias,


económicas, psicológicas ... que pueden precisar el concurso de distintos
profesionales a la vez.

Los recursos que se utilicen están en función de su disponibilidad,


pero también de la iniciativa, la inventiva y la capacidad de los profesionales
y de la administración para conseguirlos, encontrarlos o crearlos.
De igual forma sólo una serie completa y flexible de servicios puede
mejorar (aunque nunca garantizar) la protección del menor en su propio
domicilio.

 Soporte económico, acceso a vivienda.


 Ayudas a domicilio en tareas domésticas; guarderías o centros de
atención de día, para los chicos.
 Atención extraescolar: refuerzo escolar y actividades de ocio; trabajo
educativo con los niños que presentan problemas de conducta.
 Educador de domicilio para el asesoramiento en el cuidado de los niños
(higiene, alimentación, salud) y sostén en la organización doméstica y
económica.
 Programas de capacitación laboral; ayuda en la búsqueda de empleo, y
formación en las habilidades para hallarlo.
 Tratamiento de toxicomanías (alcohol, drogas); tratamiento terapéutico
para problemas de convivencia.
2.- Explique brevemente qué es la patria potestad y cómo está regulada en
la legislación española.

Los elementos personales de la patria potestad son, a tenor del


artículo 154 Código Civil, los hijos e hijas no emancipadas, y los
progenitores a quienes corresponde su ejercicio.
Este artículo, reformado por la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio,
establece literalmente lo siguiente:
"Los hijos e hijas no emancipados están bajo la patria potestad de los
progenitores.
La patria potestad, como responsabilidad parental, se ejercerá
siempre en interés de los hijos e hijas, de acuerdo con su personalidad, y
con respeto a sus derechos, su integridad física y mental. (…).

Respecto a los progenitores, el artículo 156 del Código Civil


establece lo siguiente: "La patria potestad se ejercerá conjuntamente
por ambos progenitores o por uno solo con el consentimiento expreso
o tácito del otro. Serán válidos los actos que realice uno de ellos conforme
al uso social y a las circunstancias o en situaciones de urgente necesidad.

Como norma especial, el artículo 157 del Código Civil establece que
cuando el progenitor sea un menor no emancipado, ejercerá la patria
potestad sobre sus hijos con la asistencia de sus padres y, a falta de ambos,
de su tutor; en casos de desacuerdo o imposibilidad, con la del Juez.

Asimismo, ha de tenerse presente que de conformidad con el artículo


111 del Código Civil, quedará excluido de la patria potestad y demás
funciones tuitivas, el progenitor cuando haya sido condenado a causa de las
relaciones a que obedezca la generación, según Sentencia penal firme o
cuando la filiación haya sido judicialmente determinada contra su oposición.
La patria potestad, es el conjunto de derechos que la Ley
concede a los padres sobre la persona y sobre los bienes de sus hijos
en tanto son menores y no emancipados para facilitar el cumplimiento
de los deberes de sostenimiento y de educación que pesan sobre
dichos padres; y constituye una relación central de la que irradian multitud
de derechos y deberes, instituidos todos, no en interés del titular, sino en el
del menor.
La patria potestad es en el derecho moderno, y concretamente en el
derecho positivo español, una función al servicio de los hijos, que entraña
fundamentalmente deberes a cargo de los progenitores, encaminados a
prestarles asistencia de todo orden, como proclaman los apartados 2 y 3
del artículo 39 de la Constitución Española.

El derecho de los progenitores a la patria potestad con relación a sus


hijos menores hace que su ejercicio se constituya, no en meramente
facultativo para su titular -como sucede en la generalidad de los derechos
subjetivos- sino en obligatorio para quien lo ostenta, toda vez que adecuado
cumplimiento llena unas finalidades sociales -en este caso de interés
familiar- que le hacen especialmente preciado para el ordenamiento jurídico.
Por ello, la patria potestad es irrenunciable, intransmisible e
imprescriptible.
3.- Explique con sus propias palabras por qué “la separación [del niño/a de
su familia] es el método menos apropiado para satisfacer las
necesidades de protección y cuidado del menor” (Marín, 2015, p. 57).

Marín es de la opinión que los padres tienen la obligación de hacerse


cargo de los hijos, en especial de los hijos irresponsables, por lo que la
administración debería intervenir solamente en situaciones muy graves de
desamparo del menor; sin embargo esto conlleva a que la administración
lleve a cabo su intervención de otra manera menos intrusiva, y
exclusivamente dentro del ámbito familiar.

A mi entender lo que el respeto al derecho impone con carácter


fundamental es que la separación solamente se dé cuando las
circunstancias concurrentes en el caso revelen que ésta es
absolutamente necesaria de acuerdo al bienestar o interés del niño.

Asimismo, se ha observado que los niños privados de figuras de


apego estables, exclusivas y afectivas (madre, padre, abuelos, nodriza)
sufren, a largo plazo, un retraso general y problemas en sus relaciones
sociales.
En este sentido, no podemos olvidar que la convivencia en los
internados es muy distinta a la de una familia, y que difícilmente pueden
ofrecer la estimulación adecuada al niño, en relación a las conductas de
apego (López, 1985).
4.- Reflexione sobre cómo una visión de la familia “normal” (Marín, 2015, p.
39) puede obstaculizar la labor adecuada de los profesionales que
intervienen en situaciones de desprotección infantil.

Los profesionales parecen encontrar pocas cualidades positivas en la


familia, especialmente en las de los niños en riesgo, que son vistas bajo un
prisma de recelo y sospecha:

 Los juicios que se vierten acerca de la actuación de los padres


tienden a inclinarse hacia una visión potencialmente negativa.
 Las dificultades de los niños (ya sea a nivel personal, escolar o
social) se relacionan y atribuyen al entorno familiar.
 Las manifestaciones de afecto entre los miembros son, o bien
ignoradas, o bien se connotan negativamente.

La visión de la familia «normal» excluye las situaciones de crisis


transicionales, los períodos de confusión o las circunstancias estresantes.

Se tiende a dar una importancia exagerada a aspectos que forman


parte de cualquier convivencia habitual, de manera que las crisis familiares,
las fases de transición y acomodación o los conflictos y dificultades
personales y sociales, son vistos como permanentes y como síntomas de un
funcionamiento patológico.
Unidad Didáctica 28
ACCIONES Y RECURSOS UTILIZADOS EN LA
PROTECCIÓN AL MENOR: INTERNAMIENTO,
ACOGIMIENTO Y ADOPCIÓN
Cuestionario de Evaluación

1.- Desarrolle en qué consisten la tutela y la guarda. Reflexione sobre


cuándo es apropiado optar por cada una de estas medidas poniendo
dos breves ejemplos de casos reales o ficticios en los que se decide
optar por estas actuaciones.

La tutela es aquella institución de derecho de familia cuya finalidad es la


de proteger a un menor de edad.

Se puede afirmar que la tutela es similar a la patria potestad (artículo 154


del Código Civil) en cuanto que ambas instituciones tienen como finalidad
prioritaria la de protección de las personas sujetas a las mismas, pero difiere de
aquella en cuanto que las instituciones tutelares se hallan sujetas a un
control y supervisión judicial.

Ello permite concluir que la tutela es subsidiaria respecto de la patria


potestad en relación con los tutelados menores de edad.

El artículo 200 del Código Civil señala que las funciones tutelares
constituyen un deber y que se ejerce en beneficio del tutelado. La autoridad
judicial es la que debe de constituir la tutela mediante un expediente de
jurisdicción voluntaria siguiendo los trámites previstos legalmente (artículo
208 del Código Civil).

La tutela puede organizarse según dos sistemas, a saber:

a) La tutela de familia. Este sistema comporta que todas las instituciones


tutelares, los órganos y el control pertenecen a la familia del tutelado, aunque
coexista con cierto control y supervisión, bien de la autoridad judicial bien de los
órganos administrativos competentes. En este tipo de sistema la función tutelar
la ejerce la familia del menor sujeto a tutela.
b) La tutela de autoridad. Este sistema se basa en que el tutor, que
de modo general será un familiar del tutelado, estará bajo la supervisión y
control de la autoridad judicial u órgano administrativo. En este sistema la
función tutelar corresponde al Estado, el cual puede ejecutarla bien por
medio de autoridades bien a través de organismos especializados.
Se encuentran sujetos a la institución de la tutela (artículo 199 del
Código Civil):
 Los menores no emancipados en situación de desamparo.
 Los menores no emancipados no sujetos a patria potestad.
La guarda.- figura jurídica destinada a proteger a un menor sin que
haya habido previamente un nombramiento judicial al efecto.
La regulación conforme al artículo 238 del Código Civil son
aplicables a la guarda de hecho del menor, con carácter supletorio, las
normas de la guarda de hecho de las personas con discapacidad.
El artículo 237 del Código Civil establece, en primer lugar, que
cuando la autoridad judicial tenga conocimiento de la existencia de un
guardador de hecho podrá requerirle para que informe de la situación de la
persona y los bienes del menor y de su actuación en relación con los mismos,
pudiendo establecer las medidas de control y vigilancia que considere
oportunas.
En segundo lugar, señala el mismo artículo que cautelarmente,
mientras se mantenga la situación de guarda de hecho y hasta que se
constituya la medida de protección adecuada, si procediera, se podrán
otorgar judicialmente facultades tutelares a los guardadores. Igualmente se
podrá constituir un acogimiento temporal, siendo acogedores los
guardadores.
En tercer lugar, si se dan los presupuestos objetivos de la asistencia
contemplados en el artículo 172, se procederá a la declaración de
situación de desamparo de los menores.
Finalmente, en los demás casos, el guardador de hecho podrá
promover la privación o suspensión de la patria potestad, remoción de la
tutela o el nombramiento de tutor.
La guarda se realiza mediante acogimiento familiar y no siendo
posible o conveniente, mediante acogimiento residencial (artículo 173).
El acogimiento familiar puede tener lugar en la propia familia extensa
del menor o en familia ajena (artículo 173 bis), pudiendo este último adoptar
distintas modalidades, de urgencia, temporal o permanente.
Finalmente, en cuando exista un pronóstico fundado de imposibilidad
definitiva de retorno a la familia de origen, se puede acordar la propuesta de
adopción.
2.- Explique en qué consiste el recurso del internamiento y reflexione sobre
por qué se debe tratar de evitar.

El internamiento es una medida de protección que satisface


convenientemente las necesidades de los niños. A la vez que protege a los
menores de la deficiente actuación familiar, el centro les aportaría lo que
necesitan para alcanzar un correcto desarrollo.
El sistema se apoya en la idea de que un menor guardado por la
Administración se encuentra asistido moral y materialmente, ya que pensar
lo contrario derribaría los pilares del sistema (Pérez, 1998).
Este supuesto es puesto en entredicho por diversos autores, que
coinciden en que, como norma general, el internamiento prolongado, y
particularmente en edades tempranas, no es aconsejable.

La opción prioritaria es el mantenimiento o


reinserción/integración del niño, niña o adolescente en la familia de
origen. Sólo cuando se haya valorado que esto no es posible, deberán
estudiarse las restantes alternativas.

Se debe tratar de evitar el recurso al internamiento, entre otras


causas por las siguientes:
 No cubre suficientemente las necesidades emocionales (Palacios, 2003), ni
ofrece la estimulación adecuada al niño, en relación a las conductas de
vinculación y apego (López, 1985).
 Despersonaliza, masifica y estandariza (González y Morales, 1998); los
niños que están durante mucho tiempo en los centros de protección,
terminan por degenerar en la inadaptación y su conducta se vuelve atípica.
 En un reciente estudio de la Universidad de Sevilla, se analiza
longitudinalmente el grado de ajuste, en niños procedentes de cuatro
situaciones distintas: niños adoptados, chicos procedentes de ambientes
normalizados, niños relacionados con un medio deprivado y marginal y, por
último, niños acogidos en centros de protección.
Los resultados de la Universidad de Sevilla indican que,
estadísticamente, los niños institucionalizados obtienen los niveles más
bajos de ajuste, en los tres indicadores analizados: manifestación de
problemas, ajuste escolar, y autoestima y satisfacción vital (Sánchez
Sandoval, 2003).

Los centros de protección resuelven suficientemente la vida cotidiana


de los niños, pero no sus perspectivas de futuro (Palacios, 2003; Palacios y
cols., 1997); la experiencia en la familia es insustituible.

No podemos olvidar que «el estilo de vida en estas instituciones es


muy diferente a la convivencia en una familia» (Sánchez Sandoval, 2003, p.
369) ni que, aunque no sean la causa de los problemas de los niños (más
bien el origen parece estar en las experiencias previas a la
institucionalización), tampoco son capaces de solucionarlos.
Además de que la forma de vida y el tipo de estimulación que recibe
un niño en una institución es distinta a la de una familia, el contacto
prolongado con profesionales puede crear una realidad perturbada que tiene
poco que ver con la cotidianidad.
3.-Explique en qué consiste el recurso del acogimiento y reflexione acerca
de sus ventajas y sus posibles riesgos asociados.

La medida del acogimiento se emplea cuando el núcleo de origen no


reúne condiciones suficientes para atenderle, y existe otra familia -extensa o
ajena- que puede y quiere cuidarle. Supone el acogimiento, por tanto, una
forma de protección que cumple un papel muy importante, en la medida en
que, a la vez que promueve la integración plena en una familia, evita la
institucionalización.
Se trata de un recurso que sólo cobra utilidad cuando se aplica, no
como un fin (Barjau, 2001), sino como el medio para conseguir un doble
objetivo:
 Que el niño tenga cubiertas sus necesidades básicas, mediante la integración en una
familia.
 Que pueda retornar a su domicilio cuando se den las condiciones propicias para ello, lo que
le otorga un carácter de temporalidad y provisionalidad.
El carácter temporal no está reñido con la larga duración que puede
alcanzar algún acogimiento, si las condiciones originales no varían. Cuando
esto ocurre, entendemos que sigue siendo un recurso valioso, en la medida
en que el menor se encuentra integrado en una familia. Es de desear que se
trate de figuras allegadas o parientes, ya que así sigue incluido en su medio
de origen.

Por otro lado, la figura del «acogimiento administrativo provisional» se


regula en la Ley 1/1996, con el fin de evitar que el menor deba ser internado,
cuando los padres se oponen a que sea acogido por algún familiar.
En ese sentido, ningún chico debería ingresar en un centro sin
haber consultado antes con todos los parientes válidos la posibilidad
del acogimiento.
No es excepcional que se comience a investigar si hay allegados que
puedan hacerse cargo, cuando el menor lleva un tiempo internado o tras el
fracaso de otros acogimientos con familia ajena.

Pueden aparecer ciertos riesgos asociados, con la aplicación de


este recurso, ya que, durante el acogimiento, se dificulta la relación del
menor con sus padres, lo cual desvirtúa el objetivo de la reagrupación
familiar. Es muy improbable que un niño acogido retorne definitivamente a
su domicilio, lo que convierte esta figura en una especie de adopción
encubierta.
Al igual que en los internamientos, la posibilidad del retorno está en
relación directa con los contactos que mantengan, por lo que debería
hacerse un especial esfuerzo por conservar el mayor trato posible entre los
padres y el niño. La crianza, la educación y socialización del niño puede y
debe contar con la presencia simultánea de ambas familias (la de origen y la
de acogida), de forma que el acogimiento no suponga una ruptura en la
historia personal del menor.
La figura del acogimiento sólo tiene sentido si conserva su carácter de
provisionalidad ante una posible reintegración, con lo que, en el caso de que
los acogedores impidan los contactos con el hijo (sin motivos razonables), el
acogimiento pierde su razón de ser y debería evaluarse la viabilidad de su
cese.
4.- Explique en qué consiste el recurso de la adopción y bajo qué
condiciones suele ser aconsejable.

La adopción viene regulada en el Código Civil, Libro I, Título VII "De


las relaciones paternofiliales", Capítulo V "De la adopción y otras formas de
protección de menores", y más concretamente en la Sección Segunda, de
los artículos 175 a180 CC.
La adopción se constituye por resolución judicial pero precisa de un
requisito previo, cual, salvo excepciones, es el de la "propuesta".
Así el artículo 176.2 del Código Civil dispone que "para iniciar el
expediente de adopción es necesaria la propuesta previa de la entidad
pública a favor del adoptante o adoptantes que dicha entidad pública haya
declarado idóneos para el ejercicio de la patria potestad". Dicha entidad será
aquella que tenga atribuidas competencias sobre la protección de los
menores en el respectivo territorio.
Como excepciones a la regla general expuesta, y según el precepto
anteriormente referenciado, no se requerirá tal propuesta cuando en el
adoptando concurra alguna de las circunstancias siguientes:
1. Ser huérfano y pariente del adoptante en tercer grado por
consanguinidad o afinidad.
2. Ser hijo del cónyuge o de la persona unida al adoptante por análoga
relación de afectividad a la conyugal.
3. Llevar más de un año en guarda con fines de adopción o haber
estado bajo tutela del adoptante por el mismo tiempo.
4. Ser mayor de edad o menor emancipado.

Es un hecho que algunas personas son incapaces de atender a sus


hijos de una manera razonable.
Los intentos por lograr su rehabilitación deben tener, pues, una
limitación temporal, pues el menor no puede esperar indefinidamente.
Esta duración se suele situar entre los 12 y 18 meses (López y cols.,
1995; Arruabarrena, 2001), período tras el cual, si se prevé que la familia de
origen será incapaz de asumir, a corto o medio plazo, el cuidado de sus hijos,
lo habitual es que se proponga la adopción.
Realizar una predicción así requiere un ejercicio de imaginación y
suposición, y de elucubrar acerca del futuro, pero en esta ocasión es un
ejercicio inevitable.
En estos casos, la adopción puede ser la solución ideal para
proporcionar una familia alternativa válida al menor.

Sin embargo, no se debe olvidar que esta medida:

 Se configura como un instrumento de protección del


menor y no como medida de sanción a los padres
(Iglesias, 1997).
 No se trata de un objetivo a alcanzar, sino una
alternativa a la familia de origen y el final de un
proceso.
 No constituye la panacea que puede resolver todas
las situaciones de riesgo; los niños adoptados y las
familias que les adoptan pueden tener los mismos
problemas que cualquiera otros.
Es necesario tener en cuenta estas premisas para evitar que, de
antemano, la búsqueda de una familia alternativa guíe los pasos de la
intervención, lo cual es una adulteración de lo que la legislación pretende.
Hay procedimientos (buscar un acogedor entre los familiares del niño) y
plazos (intentar la recuperación del entorno de origen durante un tiempo
razonable) que no se pueden obviar, por más loable que sea el fin buscado.
5.- Reflexione acerca de los criterios que usan los profesionales a la hora
de optar por uno u otro recurso de los comentados en las preguntas
anteriores.
Las prioridades que intentan aplicar en su trabajo los profesionales, a
la hora de optar por uno u otro recurso, se guían por los siguientes criterios:

El elemento principal del que parten es el de que la intervención en


situaciones de riesgo para los menores debe basarse en la protección de
la familia.
Creen entender bien el sentido de la ley, afirmando que el objetivo de
los servicios de protección es mantener los hijos en su familia, garantizando
su seguridad; esto es, «quitar los riesgos, no los niños» (Berg y Kelly,
2000, p. 4).

En caso de que exista peligro a corto plazo para la integridad


física y/o psicológica del niño, el punto central es aplicar las medidas
oportunas que garanticen su seguridad.
En los casos menos urgentes:
Procuran comenzar por los recursos que suponen una menor
intromisión en la dinámica familiar.
Tienen en cuenta los intereses de los implicados, procurando
comenzar por los problemas que quieren resolver.
Aplican los recursos de más fácil acceso y que permitan alcanzar
metas cercanas.

Como criterios genéricos:


- Utilizan recursos que supongan un soporte global para la familia,
buscando la estabilidad y eliminar los factores de inseguridad. Asimismo,
eligen aquellos que cuentan con el beneplácito y la colaboración de la familia
y que son aceptados por ellos.
- Los niños deben residir en su hogar, salvo situaciones de grave
riesgo; las dificultades de una familia son susceptibles de resolverse con
medidas de apoyo, sin necesidad de alejar al menor.
- El internamiento debe durar el tiempo estrictamente necesario, hasta
que pueda ser reintegrado a su medio. En caso de que no sea posible la
reintegración, el acogimiento en familia ajena o la adopción son los recursos
a aplicar.

Salvo casos especialmente graves o urgentes, el orden de prioridad


en el uso de los recursos sigue el criterio de proporcionar los servicios en el
contexto más normalizado posible; este orden es el siguiente:

Medidas de apoyo: psicoeducativas, educador familiar, atención de


día, inserción sociolaboral, equipo de integración familiar.
Acogimiento en familia extensa.
Acogimiento en familia ajena.
Internamiento.
Adopción.
6.- Define los siguientes conceptos: a) tutela; b) guarda; c) custodia; d)
acogimiento; e) adopción.

La tutela.- es la institución jurídica responsable de proteger la


persona, el patrimonio o ambas de un menor de edad en situación de
desamparo.
Esta figura se encuentra sujeta a la supervisión de la autoridad
judicial.
Las funciones tutelares constituyen un deber, se ejercerán en
beneficio del tutelado y estarán bajo la salvaguarda de la autoridad judicial.
(...). Artículo 200 del Código Civil
Son personas sujetas a tutela:
Los menores no emancipados en situación de desamparo.
Menores no emancipados no sujetos a patria potestad.
Por tutela ex lege se entiende aquella acordada por la entidad pública,
cuando a la misma le constan situaciones de menores en desamparo,
adoptándose por ésta una serie de medidas entre la que destaca la
suspensión de la patria potestad de los padres, tutores o guardadores del
menor que se hallare en la referida situación

La guarda.- La guarda legal, bien interesada por los padres o tutores,


bien acordada judicialmente, se regula para situaciones de semidesamparo
como resultado de un inadecuado ejercicio de la patria potestad, sin que
conlleve el efecto de la suspensión de la tutela

Custodia.- También denominada custodia legal, consiste en la


convivencia, cuidado y asistencia de los hijos menores de edad. En caso de
nulidad matrimonial, separación o divorcio de los padres, se deberá acordar
cómo se organizarán los progenitores para facilitar la guarda y custodia de
los menores.
La guarda y custodia puede ser ejercida por ambos cónyuges
(custodia compartida) o en exclusiva por uno de ellos (custodia
monoparental).
El régimen de guarda y custodia se regula en el artículo 92 del Código
Civil.

El acogimiento de menores es aquella institución que ejerce la tutela


y la guarda de los menores en situación de desamparo.
• El acogimiento residencial se ejercerá por el director o responsable
del centro donde esté acogido.
• El acogimiento familiar se realizará por la persona que determine la
Entidad Pública, y podrá ser: de urgencia, no superior a 6 meses; temporal,
no superior a 2 años; o permanente.
• El documento de formalización del acogimiento recogerá: los
consentimientos necesarios; la modalidad y duración; los derechos y
deberes de las partes; el sistema de seguimiento; la compensación
económica, en su caso; el carácter profesional o no de los acogedores; y el
informe de los servicios de atención de menores.
• El Fiscal comprobará, al menos semestralmente, la situación del
menor.
El desamparo se podría definir, por tanto, como aquella situación que
se produce de hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o
inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes
para la guarda de los menores, cuando éstos queden privados de la
necesaria asistencia moral o material (párrafo segundo del artículo 172.1 del
Código Civil).

Adopción.- La adopción es el acto de autoridad por el cual se


constituye la relación de filiación entre el adoptante y el adoptado.
○ El adoptante ha de ser mayor de 25 años y la diferencia de edad
con el adoptado será de, al menos, 16 años, e inferior a 45.
○ La Entidad Pública que tenga atribuidas competencias sobre la
protección de menores iniciará el expediente de adopción con la propuesta
previa de aquellos que considere idóneos para el ejercicio de la patria
potestad.
○ La adopción produce la extinción de los vínculos jurídicos entre el
adoptado y su familia de origen y, por tanto, los progenitores por naturaleza
pierden la patria potestad.
○ Entre el adoptante y el adoptado se establece una relación de
filiación a todos los efectos, sin ninguna diferencia con la filiación por
naturaleza.
Como regla general únicamente podrán ser adoptados los menores
no emancipados (artículo 175.2 del Código Civil), existiendo como única
excepción posible la adopción de un mayor de edad o de un menor
emancipado cuando, inmediatamente antes de la emancipación, hubiere
existido una situación de acogimiento con los futuros adoptantes o de
convivencia estable con ellos de, al menos, un año.
No puede adoptarse (artículo 175.3 del Código Civil):

 A un descendiente.
 A un pariente en segundo grado de la línea colateral por
consanguinidad o afinidad.
 A un pupilo por su tutor hasta que haya sido aprobada
definitivamente la cuenta general justificada de la tutela.

La adopción se constituye por resolución judicial pero precisa de un


requisito previo, cual, salvo excepciones, es el de la "propuesta". Así el
artículo 176.2 del Código Civil dispone que "para iniciar el expediente de
adopción es necesaria la propuesta previa de la entidad pública a favor del
adoptante o adoptantes que dicha entidad pública haya declarado idóneos
para el ejercicio de la patria potestad". Dicha entidad será aquella que tenga
atribuidas competencias sobre la protección de los menores en el respectivo
territorio.
7.- Explique la diferencia entre servicios sociales de atención primaria y
atención especializada.

Servicios Sociales de Atención Primaria

Asumen las competencias de atención a las necesidades de


intervención social, de carácter individual o colectiva, proporcionando a tal
efecto:
 La prestación de trabajo social por medio de profesionales
especializados, a través de los Centros Municipales de Servicios
Sociales,
 Desarrollando los programas que ya se están prestando en esta
ámbito comunitario, y los que puedan ir incorporándose
paulatinamente, orientados a garantizar las prestaciones básicas de
servicios sociales.
Funciones Generales:

 Primera orientación e información.


 Detectar y valorar situaciones de necesidad.
 Proporcionar recursos que faciliten la integración y la
participación social.
 Realizar actuaciones preventivas.
 Gestionar los Servicios Sociales de Atención Primaria.
 Colaborar con Servicios Sociales de Atención Especializada.
Servicios Sociales Especializados
Desarrollan programas de intervención social, individual o colectiva,
que se desarrollan en la actualidad y los que puedan incorporarse,
orientados a colectivos específicos (mayores, prevención y detección de
menores en situación de riesgo social, discapacitados, prevención de
adicciones y drogodependencias, y los programas de integración de
inmigrantes).
El fin de estos programas es el fomento de actitudes y niveles
convivenciales de respeto y tolerancia mutua, aceptando el hecho diferencial
como una riqueza multicultural, así como la implantación de programas
sociales relacionados en el ámbito de la salud.
También les corresponde la propuesta, implantación y desarrollo de
los programas de igualdad, y la prevención y atención al maltrato y a la
violencia sobre la mujer.
Funciones generales:
 Evaluar y diagnosticar situaciones de desprotección severa.
 Prevenir y atender situaciones de dependencia y promover la
autonomía personal.
 Valorar y determinar el acceso a las prestaciones económicas
propias.
 Resolver intervenciones específicas con personas en situación
de necesidad.
 Gestionar centros, recursos, programas y prestaciones
específicas.
 Dar apoyo técnico y prestar colaboración a Servicios Sociales
de Atención Primaria.
Unidad Didáctica 29
INTERVENCIÓN CON LAS FAMILIAS Y LOS
MENORES: PUNTOS DE ENCUENTRO FAMILIAR
Cuestionario de Evaluación

Imagínese que usted es un trabajador social de la Administración. Recibe un


informe de un instituto público en el que se expone que Jeniffer, de 15 años, falta
a clase unos dos días cada semana y sale antes de la hora otros días. Su padre
justifica las faltas de asistencia argumentando visitas médicas y complicaciones
de salud menores. Desde el colegio, sospechan que la razón real del absentismo
escolar de Jeniffer es que está ayudando a su padre en el negocio familiar (venta
de chatarra entre diario y mercadillo el fin de semana) y en el cuidado de su
hermano pequeño (Izan, 1’5 años). La madre de Jeniffer está gravemente
enferma desde hace dos años. Pasa temporadas ingresada en el hospital y no
puede llevar una vida normal.

Partiendo del caso ficticio expuesto, conteste a las siguientes preguntas:

- ¿Cómo abordaría la primera entrevista? Ponga un ejemplo breve de un


posible diálogo entre usted y el padre de Jeniffer (la madre no puede acudir
debido a su estado de salud).

Presentación de mi condición de trabajador social del Ayuntamiento.


Llamándoles por su nombre
Invitándole a que exponga la situación escolar de Jeniffer.
Invitándole a que exponga la situación de su hijo Izán.
Preguntándole por el estado de su esposa.
Despidiéndome amigablemente y agradeciéndole su apoyo

¿Cómo se encuentra su esposa?


Jeniffer falta a la escuela con demasiada frecuencia, le ayuda en su trabajo y ese
es el motivo?
Jeniffer falta a la escuela con demasiada frecuencia, le ayuda a cuidar a su hijo
Izán, y ese es el motivo?
¿Tiene familiares cercanos que le puedan ayudar con sus hijos?

- ¿Cómo propiciaría una relación positiva entre usted y la familia


implicada?
Comprendiendo la situación del padre y cómo se siente al tener a su
mujer enferma y asumir la educación del hijo de 1,5 años y compaginar con el
trabajo y sustento de la familia.
Escuchando activamente sus problemas, e invitándole a que los
exponga.
Efectuar preguntas abiertas; el empleo de paráfrasis; Reflejo;
reconocer sus esfuerzos por mejorar; hacerle ver que sus ideas son acogidas
con interés; respetar la jerarquía como padre, y rol que desempeña en la
familia.

- ¿Qué medidas tomaría ante este caso? Razone la respuesta.

Consensuar con el padre que Jeniffer no falte a la escuela entre


semana, y que le ayuda en su trabajo sólo los fines de semana.
Consensuar con el padre que Jenifer no falte a la escuela entre semana
para cuidar a su hermano Izán.
Consensuar con el padre que su hijo Izán, debería asistir a un centro
de día para que le atiendan y cuiden, dado que su madre no puede hacerlo al
estar enferma con periodos largos de internamiento hospitalario, y su hijo
Jeniffer no puede seguir faltando a la escuela.
Consensuar con el padre que su hijo Izán, que a su hijo lo cuiden
familiares cercanos y allegados, mientras él esté en horario laboral.
Proponer al padre servicios de apoyo (guardería, ayuda en el hogar)
puede ser capaz de mantener la responsabilidad del cuidado del menor.

- Una vez ha finalizado la intervención, ¿cómo plantearía el


seguimiento de este caso?

Cobertura de las necesidades infantiles , factores de riesgo y de


protección (de los padres, menores y entorno).
Gravedad y riesgo de las situaciones de abandono infantil.
Entrevista semi-estructurada.
Escala de recuperabilidad familiar
Unidad Didáctica 30
DESARROLLOS RECIENTES EN EL SISTEMA DE
PROTECCIÓN AL MENOR
Cuestionario de Evaluación

1.- Exponga cuál es su opinión sobre la situación actual del sistema de


protección a la infancia y de los servicios sociales. Tenga
especialmente en cuenta la adecuación del sistema a la casuística más
común y las posibles contradicciones de los procedimientos actuales.

Protección a la infancia.-

El análisis de la legislación y la práctica española nos permite afirmar


que, al menos en el plano legislativo, el cambio de paradigma que implica
reconocer al niño como sujeto de derecho, como ciudadano, se ha
consagrado en España.
Ahora bien, una cosa es reconocer que se ha dado el cambio de
paradigma en el marco legislativo y otra muy diferente afirmar que la
legislación española esté completamente adaptada a la Convención de los
derechos del niño, quedan retos legislativos importantes.
Por otra parte, el marco legislativo es importante, pero, de una parte,
el reparto constitucional de competencias entre el Estado y las Comunidades
Autónomas y, de otra parte, la necesidad de adoptar medidas de aplicación
de las disposiciones legislativas, plantean retos aún mayores.
Son muchas las Comunidades Autónomas que aún no han adaptado
su legislación a los cambios introducidos hace ya más de seis años en la
legislación nacional.
Son muchas las medidas de aplicación necesarias para garantizar los
derechos reconocidos en la Convención que faltan por adoptar.
Ello no nos debe llevar a una visión negativa de la situación actual de
la legislación y la práctica española en el ámbito de los derechos de la
infancia. Si contemplamos los avances llevados a cabo durante los 30 años
de vigencia de la Convención de los derechos del niño, hemos de reconocer
que se ha avanzado mucho.
Pero tampoco podemos ser conformistas. Si contemplamos el camino
que queda por recorrer para conseguir el pleno respeto de los derechos de
los niños y niñas en España, tanto en la legislación como en la práctica,
vemos que ese camino aún es muy largo.
En este sentido, desearía realizar dos puntualizaciones: la primera
que el tiempo para un niño se mide de forma distinta que para un adulto. Si
se tarda en llegar al pleno respeto de los derechos de un niño, ese niño deja
de ser niño y los daños producidos pueden ser irreparables. La segunda, que
lo urgente no debe hacer perder de vista lo importante. Es necesario tener
una visión holística de los derechos y comprender que la clave está en
conseguir que se acepte el cambio de paradigma que consagró la
Convención en 1989.
Se atribuye a Nelson Mandela la frase: «No puede haber una
revelación más intensa del alma de una sociedad, que la forma en la que
trata a sus niños». Esperemos que el alma de la sociedad española no tarde
otros 30 años en revelarse en toda su intensidad.

Actualmente mediante la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de


protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia,
tenemos las herramientas que dan respuesta Institucional al maltrato
infantil.

Se trata de una ley integral sobre la violencia contra los niños, niñas y
adolescentes. Sus disposiciones finales afectan a una gran cantidad de
leyes, entre ellas, cuatro artículos del Código Civil.

Servicios sociales.

Desde el punto de vista de la coordinación entre sistemas de


protección, parece que es muy deficitaria y, del mismo modo, aunque con
más proximidad, tampoco existen unos grados de coordinación satisfactorios
con organizaciones sociales de base o de denuncia social.

Finalmente, existe una cierta deseabilidad en el papel de la


aproximación comunitaria y de la conformación de equipos interdisciplinares.
Sin embargo, el verdadero consenso (que se mantiene respectos a Informes
sobre los Servicios Sociales en España anteriores) es el alto grado de
acuerdo en todos los territorios que suscita la conformación de una Ley
estatal de servicios sociales, matizándose estas posiciones en los territorios
asociados a identidades nacionales y nacionalistas.
2.- Reflexione sobre las propuestas en relación a los ámbitos legal,
administrativo, preventivo y social, a las que se refiere Javier Martín en
el capítulo 4 de su libro La intervención ante el maltrato infantil (Martín,
2015). ¿Está de acuerdo con todas ellas? ¿Cuáles cree que serían más
difíciles de conseguir?

Totalmente de acuerdo con todas las medidas reflejadas en dichos ámbitos


(legal, administrativo, preventivo y social), paso a relacionar una síntesis con las
que también creo que serían más difíciles de implementar por las
administraciones públicas.

Ámbito legal.- De acuerdo con lo propuesto en la rehabilitación de la propia


familia mediante soportes económicos, técnicos e institucionales; debiera ser el
recurso prioritario.

También de acuerdo con que las demás medidas (acogimiento, guarda, tutela y
adopción) serían recursos subsidiarios del anterior.

Totalmente de acuerdo respecto la mejor manera de defender los derechos de


la infancia radica en la salvaguarda de los principios democráticos y del estado
de derecho, y en las garantías jurídicas que éste conlleva.

Totalmente de acuerdo con que la protección no debería basarse


primordialmente en la medida de tutela, sino en el fortalecimiento y recuperación
de la propia familia.

Más difíciles de conseguir.-

La legislación debería aclarar que la privacidad de la familia y el derecho a


educar a los hijos como consideren oportuno son valores positivos en sí mismos,
y que deben compaginarse con la defensa de la infancia.
Habría que restituir a los padres la autoridad que se les ha ido minando,
retomando la potestad de educar y de poner normas y límites. Los límites de
estos derechos vendrán marcados por el respeto de la legalidad y del trato y
cuidado adecuados, según los usos sociales.
La legislación debería poner un límite de tiempo a aquellas intervenciones que
suponen una intromisión grave en la vida del menor, de tal manera que los
recursos, de por sí temporales, no devengan indefinidos, normalmente se tutelan
hasta los 18 años , con la mayoría de edad quedan a su suerte.

Ámbito administrativo.-

De acuerdo en promocionar servicios, como guarderías, plazas de atención de


día o la figura del educador familiar, infradotadas en la actualidad.

Totalmente de acuerdo: Ningún niño debería salir de su familia extensa por falta
de recursos para atenderle, lo que requeriría ampliar la remuneración de los
acogimientos familiares: «se dedica más tiempo, más recursos y más dinero a
mantener al niño separado en otros recursos, que el que se destina a la familia
extensa»
Sí tras la aplicación de estos recursos la situación no varía lo suficiente, se darían
condiciones propicias para proceder a otras actuaciones y con carácter
resolutivo, tales como el acogimiento permanente o la adopción
Más difíciles de conseguir.-
El sostén se concretará a través de ayudas económicas de carácter preventivo
y temporal que eviten que las carencias de que pueda adolecer la familia
aboquen a una situación de desamparo.
Proporcionar un empleo suficientemente remunerado, dotar de una vivienda
digna, ayudas económicas, programas a domicilio o educador social, plazas de
guardería o de atención de día, refuerzo escolar o atención terapéutica.

Ámbito de la prevención.-

Promover el acceso al mundo laboral, con salarios suficientes, de aquellos


trabajadores poco cualificados.
Se debería transformar el actual carácter «caritativo» de estas ayudas para pasar
a ser un «derecho» universal, tal y como se entiende hoy la atención sanitaria o
la educación obligatoria.

Más difíciles de conseguir.-


favorecer una progresiva autonomía de los jóvenes con políticas específicas de
empleo, acceso a viviendas...

Ámbito social.-

La intervención no puede consistir en el desarraigo del menor, sino en la mejora


de su entorno. Cada organismo tiene sus propios cometidos: los sistemas
educativos y de servicios sociales, el de lograr que todos los niños tengan las
mismas oportunidades, compensando las desigualdades debidas a su origen
social, y el sistema de protección, el de intervenir ante situaciones graves de
maltrato.
El control social a través de una labor de apoyo y colaboración que recupere y
capacite a la familia.
La rehabilitación de la familia como medida preferente de protección, las medidas
de apoyo y el acogimiento como recursos prioritarios.
Una progresiva reducción en el número de niños a los que se necesita proteger,
ése sí sería un buen indicador de que la senda es correcta.

Más difíciles de conseguir.-

Defender a ultranza el derecho del menor de pertenecer a su propio clan, de


mantener los lazos tribales y de valorar la propia familia por encima de cualquier
otro recurso.
Tolerancia y respeto ante la labor de los padres. No se precisan medios coactivos
cuando se negocian y acuerdan los objetivos y medidas a emplear.
3.- ¿A qué se refiere el “principio de integridad familiar” (Martín, 2015, p.
77)?

En opinión de Martín La permanencia de los vínculos afectivos con las


personas adultas de referencia resulta un elemento vital en el desarrollo del
niño; los aspectos que hacen referencia a los hábitos y a las condiciones de
la vida en el hogar, aun siendo importantes, son secundarios y pueden ser
objeto de reeducación y mejora. Por lo que Martín opina que el interés del
niño pasa por crecer y educarse en su propia familia, salvo que
circunstancias graves lo impidan; el desarrollo de los hijos corre paralelo al
de sus padres, en el sentido de que sus destinos (en especial cuando son
menores de edad) están estrechamente ligados.

Asimismo, considera que la legislación debería considerar a la familia


como la figura primordial a proteger, privilegiando su unidad y evitando la
dicotomía actual entre familia y menor; afirmando que la disgregación del
grupo familiar, lejos de reforzar al menor, lo debilita. Las prácticas de
intervención, por tanto, no pueden situar al niño frente, contra, lejos de sus
progenitores, sino al lado de, junto con ellos.

Por lo que Martín entiende que la protección de la infancia sólo será


efectiva si se dirige al núcleo al que pertenece el niño, con el objetivo, no
sólo de dar fin al maltrato, sino de incrementar la calidad de vida del contexto
familiar y, por ende, de los menores. Este tipo de intervención lleva implícita
la atribución de un valor positivo acerca del proceso familiar; la asunción de
que hay algo intrínsecamente bueno en los vínculos de parentesco, que vale
la pena proteger y realzar, siempre que sea posible.

Así opina que los siguientes derechos y actitudes son los que les
corresponden:

a) Derechos que les asisten


 Derecho a la intimidad y al respeto hacia las propias circunstancias
familiares; derecho, asimismo, a ser diferentes (de lo habitual, de lo normal)
y a controlar y decidir su forma de vida.
 Derecho del menor a permanecer en su propio entorno familiar y social, con
servicios que garanticen su protección y cuidado.
 Derecho del menor a crecer en un hogar sustituto, en caso de que en el suyo
no puedan atenderle correctamente.
b) Actitudes que les atribuimos (mientras no se demuestre lo
contrario).
 Los adultos desean ser personas responsables en el cuidado de sus hijos
e intentan conseguir lo mejor para éstos.
 La familia es la experta en el problema, por lo que resulta útil conocer su
opinión sobre el problema y posibles soluciones; sus sugerencias son
necesarias y sus críticas pueden ser útiles.
 Desean colaborar en la solución del problema y pueden elegir la forma de
resolverlo (cuando sea posible); algunos precisan más ayudas que otros
para resolverlo.
4.- Imagínese que usted siguiera impartiendo el curso de formación
anteriormente señalado en intervención psicosocial en situaciones de
desprotección infantil. Elabore un guion de cómo explicaría con sus
propias palabras a futuros profesionales lo qué es una intervención
compensadora (Marín, 2015, p. 80) y cuáles son sus principales rasgos
y ventajas [puede utilizar un espacio máximo de 4 páginas para contestar
esta pregunta].

Intervención compensadora.-

Deberemos intervenir cuando las circunstancias que rodean al niño


suponen un peligro grave e inminente para su seguridad, es decir, que
comprometen sus necesidades básicas, lo prioritario es evitarle el peligro a
través de los medios necesarios.
Sin embargo, el tipo de intervención vendrá determinada por las
características específicas del contexto, que precisa ser examinado con
detalle.

Deben tener muy presente que la relación entre una situación de


maltrato o desprotección y la declaración de desamparo no es una relación
directa; en una parte importante de los casos que llegan a un servicio de
menores se pueden constatar señales de algún tipo de desprotección o
descuido en la atención a los niños, sin que ello suponga que deban ser
tutelados.

La constatación de que un menor está padeciendo algún tipo de


desprotección es condición necesaria, pero no suficiente, para decretar su
desamparo y proceder a aplicar medidas tutelares de protección; lo que
determinará la aplicación de alguna de estas medidas es que se compruebe
la imposibilidad de evitar las condiciones adversas y de proteger
adecuadamente al menor.
Por ejemplo, el maltrato prenatal o el abuso sexual son situaciones
graves de desprotección, pero que no deberían considerarse como tal si uno
de los progenitores no está implicado en el origen de la desatención y puede
proteger adecuadamente a su hijo; en ese caso, no podría hablarse de
desamparo.

Tampoco si existen parientes directos (abuelos, tíos, hermanos) que


puedan acoger al menor, con el acuerdo de los padres.
Siempre ha habido niños atendidos por personas allegadas, sin
mediar la intervención de la administración, cuando los padres, por diversas
circunstancias (dificultades económicas, problemas personales, emigración,
enfermedades ...), no han podido atenderlos.

De forma que la necesidad de aplicar medidas tutelares, ante un


escenario de posible desatención, está en función de dos parámetros:

 La existencia de circunstancias que comprometen gravemente


la seguridad del menor.
 La incapacidad del medio familiar de proporcionar y/o restituir
las necesarias condiciones de protección.
Por otro lado, la actuación profesional debe regirse por el sentido
de la proporción.
En la mayor parte de los casos entendemos que la manera más lógica
de entender y practicar la protección no consiste en tutelar y separar al
menor de su domicilio, sino en arbitrar las medidas de apoyo necesarias para
atajar las deficiencias existentes.

A través de la intervención y el seguimiento se irá comprobando si las


condiciones mejoran o no, en cuyo caso procedería buscar otra medida
tutelar mediante el acogimiento, el internamiento o la adopción.

De esta manera, la actuación protectora debería seguir una vía


distinta en función de la gravedad, la urgencia y las posibilidades de mejora:

1. Cuando las condiciones que afectan a la seguridad son


claramente deficitarias y la integridad del niño corre un serio peligro
(que no se puede evitar con recursos propios del entorno cercano), estarían
indicadas las medidas de alejamiento del menor que garanticen su
seguridad. Se trata de aquellos casos en que la gravedad de las
circunstancias exige una inmediata intervención que proteja al menor

1. Aquellos casos donde existen circunstancias que afectan


negativamente al cuidado y bienestar del menor, pero no comprometen
su seguridad, al menos a corto plazo.

El prototipo son las situaciones de negligencia, de carácter no grave.

En estos casos, la intervención consistiría en modificar, reconducir y


mejorar las condiciones deficientes, pudiendo presentarse dos alternativas:

 Que la situación mejore o se mantenga, con lo que la provisión


de apoyos puede continuar sin límite de tiempo, ya que el
objetivo principal (que la familia permanezca unida) está
conseguido.

 Que las condiciones empeoren y el niño pueda sufrir un daño


grave, en cuyo caso procedería aplicar otras medidas tutelares.

La representación esquemática de estas opciones es la siguiente:

1. Las condiciones comprometen seriamente la seguridad del menor


2. El entorno familiar no puede protegerle.
Medidas. tutelares: - Internamiento - Acogimiento
Según la estadística aportada por Martín, esta situación se produce
en un 10 por 100 de los casos; en ocasiones, la urgencia surge desde la
apertura del expediente en el servicio de menores, y otras veces, durante el
seguimiento.
3. Condiciones que comprometen el bienestar del menor:

Intervención con la familia: Mejoría o Empeoramiento.


Empeoramiento con riesgo grave.
Seguir hasta lograr las mejores condiciones posibles

Medida tutelar: - Acogimiento. – Internamiento. -Adopción

La conclusión principal que se les trasmite a los alumnos es que la


constatación de que un chico no está siendo correctamente atendido
no es condición suficiente para proceder a aplicar medidas tutelares de
protección; el requisito esencial es que se compruebe la imposibilidad de
evitar y/o remediar esa situación y de proteger adecuadamente al menor.

Así las medidas tutelares de protección se aplicarían cuando se


den las siguientes condiciones:

 Cuando exista un peligro grave e inminente para el niño y se


requiera una actuación inmediata.
 Cuando no sea posible modificar las circunstancias
desfavorables coyunturales, y el menor pueda correr serios
riesgos.

Respecto a los niños que permanecen en casa, incluidos en algún


programa de intervención o de seguimiento, siempre existe la preocupación
de si estarán bien atendidos, pero, en condiciones normales, cualquier niño
está en continuo contacto con diversas instancias (pediatra, colegio, vecinos,
familiares), lo que, junto a la supervisión de los profesionales específicos,
reduce las posibilidades de que un caso grave pase inadvertido.
Unidad Didáctica 31
NUEVOS MODELOS DE INTERVENCIÓN:
EL SISTEMA DE PROTECCIÓN DE
LA FAMILIA NATURAL
Cuestionario de Evaluación

1.- ¿En qué consiste el modelo normativo o de deficiencia? Reflexione


sobre cuáles son sus puntos fuertes y débiles, según su punto de vista.

Consiste en la introducción de la «autoridad», en la intervención


con las familias de los menores en riesgo social (Barudy, 1998; Cirillo,
1991, 1994; Cirillo y Di Blasio, 1991).

Supuesto en los que la autoridad puede intervenir:

 Los derechos de los padres respecto de sus hijos son limitados;


el interés del menor es independiente del de sus allegados
y en ocasiones contrapuesto.
 Las familias multiproblemáticas se caracterizan por el caos y la
ausencia de límites y normas, tanto en las relaciones entre
sus miembros como fuera de ellas (profesionales,
instituciones...).
 Los usuarios no tienen conciencia del problema ni motivación
para cambiar; muestran una intensa resistencia al cambio
que no resulta abordable fuera de contextos de coerción.

Puntos fuertes en sus objetivos, con la finalidad de concienciar a la


familia al cambio.

 El primer objetivo es generar en los adultos conciencia de sus


problemas y motivación interna para el cambio. El deseo de
recuperar a los hijos, previamente alejados de su domicilio,
puede ser un incentivo para el cambio.

 La intervención debe tener un efecto movilizador que elimine la


resistencia de los clientes; se trata de generar una crisis que
suponga la base del cambio.
 Los padres deben asumir las metas que les propongan los
profesionales, así como las medidas y recursos que se
consideren oportunos.

Punto débil.- Predomina el uso de medidas institucionales,


administrativas y judiciales.
 El tratamiento con familias maltratantes se enmarca en un
contexto de control y autoridad, ejercido por los Servicios de
Protección Infantil y los Servicios Judiciales.

 La intervención supone la representación de la ley, mediante el


establecimiento de límites y normas en la vida en común.
2.- ¿En qué consiste el modelo de competencia o de apoyo? Reflexione
sobre cuáles son sus puntos fuertes y débiles, según su punto de vista.

Consiste en un servicio de apoyo a las familias en crisis, desde una


postura de colaboración mutua (Minuchin, 1985; Minuchin y cols., 2000;
Turnell y Edwards, 1999; Berg y Kelly, 2000; Ausloos, 1995).

Supuestos de colaboración con familias en crisis:


 Los padres tienen el derecho a educar a sus hijos de la manera que
consideren oportuna; donde mejor se expresa el interés del menor
es dentro de su familia.
 Los adultos desean ejercer adecuadamente su rol parental y
pueden ser motivados para cambiar y para colaborar con los
profesionales.
 Puede establecerse una buena relación de trabajo, con las familias
multiproblemáticas, mediante un acercamiento positivo y con la
expectativa de que quieren cambiar.

Intervención en el modelo de competencia o apoyo, pautas a seguir


 Debe predominar la actitud de soporte y de ayuda, lo que implica
tener sensibilidad de respuesta para los requerimientos de los
padres y de los hijos. Esto no significa plegarse a sus condiciones,
sino escuchar y entender razones.
 Resulta fundamental establecer un contexto de negociación y
colaboración, en el que las metas y recursos se fijen
conjuntamente.
 Predomina el uso de medidas de apoyo al entorno.
Puntos fuertes
 La actuación del experto tiene como objetivo general lograr que el
menor resida en su propia familia, con lo que buscará los recursos
necesarios para lograr que ésta recupere sus funciones
protectoras.
 Asegurar una alianza terapéutica. Es importante integrarse de un
modo positivo y alentador con familias desorganizadas, que están
impregnadas por la culpa y el negativismo.
 Implicar a los padres en los objetivos a conseguir, y en los medios
y recursos a emplear.
Punto débil.-
 Que el chico se eduque en la mejor familia posible o en una que no
tenga problemas aparentes, por lo que la acción irá encaminada a
lograr que el menor se ubique fuera de la familia, cuando ésta
presenta deficiencias en el cuidado.
3.- ¿Considera usted que en el sistema de protección infantil predomina un
enfoque coercitivo? Razone su respuesta

Siguiendo con la opinión de Javier Martín, en relación con darle


enfoque coercitivo al sistema de protección infantil, se deben tener presente
las circunstancias siguientes:

- Por influencia del mundo judicial, de donde procede, se ha


producido una identificación del Sistema de Protección con el principio
de coactividad, de tal manera que la posibilidad de utilizar disposiciones
legales, para hacer que se cumplan las medidas adoptadas, se ha
transformado en la norma habitual.

Por otro lado, el compromiso de control social, esto es, la obligación


de los poderes públicos de asegurar que los menores reciben una
correcta atención. Este fin influye estableciendo un sesgo respecto de los
métodos a utilizar, al suponer que, dado que el fin es el control, los
métodos también deban ser controladores o coercitivos.

- Asimismo la suposición previa de que -en virtud de la problemática


que se aborda-, las familias no desean colaborar con la intervención ni con
las medidas administrativas. Por ello, desde los primeros contactos, o ante
las primeras discrepancias, se establece un contexto de coacción y
control, con el fin de que no puedan rehuir la intervención.

Según Martín, los criterios que se deberían seguir durante la


intervención para atenuar el foque coercitivo al sistema de protección infantil
serían los siguientes:

 Partiendo de una actuación que pueda calificarse de cordial y


cercana, asumiendo y suponiendo una colaboración voluntaria
y voluntariosa.
En cualquier caso, incluso en las situaciones más graves,
habría que tratar de implicar, a las personas afectadas, en el
proceso de intervención, evitando cualquier medida de
coerción que no sea estrictamente necesaria.

 Cuando se considere adoptar alguna medida de protección del


menor, se le debe propone a los padres, familiares, en un
marco de colaboración y negociación.
Entendiendo que las medidas o recursos no son en sí mismos
coercitivos; lo que hace que una medida sea un instrumento
de coacción es su carácter impositivo; cualquier medida
puede ser considerada «de apoyo» si se enmarca en un
contexto de negociación y colaboración.
 En ocasiones se precisa actuar con benevolente autoridad,
poniendo límites, marcando reglas, o señalando el marco legal
en que se desenvuelve la intervención de los profesionales. En
ese sentido, a veces se precisa informar a los padres de las
consecuencias que se pueden derivar del no cumplimiento de
los objetivos, o de la falta de colaboración.
Incluso puede que se tenga que hacer uso de medidas
coactivas y legales para evitar situaciones de claro peligro,
pero esto no impide aspirar a construir una relación
cooperativa; pensamos que la coerción y la cooperación
pueden coexistir y, en todo caso, se trata de mantener a salvo
el trato personal.

Asimismo, se deben reservar las acciones estrictamente coercitivas


para aquellas situaciones en que se han agotado todas las posibilidades de
alcanzar un mínimo consenso.

Para lograr este tipo de intervención se precisa un cambio en el


sistema que puede provenir, bien de una reforma en la legislación, o bien de
una modificación en la actitud de los profesionales, de tal manera que se
promueva una actuación diferente ante las familias con situación de
protección infantil.
4.- Imagínese que usted siguiera impartiendo el curso de formación
anteriormente señalado en intervención psicosocial en situaciones de
desprotección infantil. Elabore un guion de cómo explicaría con sus
propias palabras a futuros profesionales los principios teóricos del
modelo de competencia (Marín, 2015, p. 95-98).

Principios teóricos del modelo de competencia.-


Fishman (1990) estima que la terapia familiar sistémica es un enfoque
adecuado para ayudar a los adolescentes y a sus familias a superar los
problemas que entraña enfrentarse a una difícil etapa del ciclo vital como es
la adolescencia. La familia es el principal contexto en el que se desarrolla el
adolescente, si este contexto cambia, cada miembro del sistema familiar -
incluido el muchacho adolescente- podrá «desplegar» nuevas pautas de
conducta más funcionales. Por consiguiente, este enfoque terapéutico no
contempla a la familia como un estorbo externo del que el terapeuta deba
desembarazarse, sino como un recurso que es preciso potenciar para
facilitar el restablecimiento del adolescente.
El «ciclo vital» ha sido un hilo conductor de la orientación de la terapia
familiar sistémica, que ha dejado su huella en uno u otro momento del
desarrollo de cada enfoque. Autores como Minuchin y Fishman (1988), y
Haley(1985), hacen mención explícita en sus escritos a dicho concepto.

Palo Alto.- Enfoque de terapia breve (Watzlawick, Weakland, Fish y Segal).


Su trabajo se caracteriza por intervenir sobre aquellas respuestas que los
pacientes y sus familias desarrollan para solucionar la situación sintomática
y que han resultado infructuosas.
Apuestan por una terapia breve, cuya duración no sobrepase las diez
sesiones espaciadas semanalmente, basada en estrategias eficaces para
evitar que sigan vigentes los factores mantenedores del problema que
motiva la consulta. Las estrategias se apoyan en una hábil utilización de la
postura del paciente y de sus familiares ante el problema, la terapia y el
terapeuta con la finalidad de evitar confrontaciones que dificulten el
desarrollo del tratamiento.

Teoría del cambio.- El objetivo terapéutico es alcanzar un «cambio 2» en


relación a la clase de solución intentada. (Watzlawick, Weakland, Fish y
Segal), distinguen entre cambio 1* y cambio 2*. El primero comprende
cambios dentro de la misma clase de soluciones intentadas, que únicamente
contribuyen al mantenimiento del síntoma. Por el contrario, el cambio 2
supone la creación de una nueva clase de intentos de solución, lo que reduce
y/o hace desaparecer la sintomatología.

Metas.- Se pide a los pacientes y a sus familias que definan las metas
concretas que quieren conseguir con el tratamiento, de forma que el trabajo
terapéutico se oriente, tanto por parte del terapeuta como por parte de los
pacientes, a la consecución de dichos objetivos.
Por otro lado, la concreción permite que ambas partes sepan cuándo finalizar
la terapia -cuando se alcancen las metas- y tengan una referencia de su
eficacia.
Totalidad. La conducta del sistema familiar no puede entenderse como la
suma de las conductas de sus miembros, se trata de algo cualitativamente
distinto, que incluye además las relaciones existentes entre ellos. En
consecuencia, de la evaluación de los individuos no puede deducirse el
funcionamiento del grupo al que pertenecen, para ello es necesario obtener
información de sus interacciones.

Causalidad circular.- La «causalidad circular» describe las relaciones


familiares como recíprocas, pautadas y repetitivas lo cual conduce a la
noción de secuencia de conductas.
Entre las conductas de los miembros de un sistema existe una
codeterminación recíproca, de forma que en una secuencia de conductas
muy simplificada se observa que la respuesta de un miembro A del sistema
a la conducta de otro miembro B es un estímulo para que B a su vez dé una
respuesta, que nuevamente puede servir de estímulo a A.
Las familias regulan su funcionamiento incorporando ciertas secuencias de
interacción que se repiten de forma pautada, lo cual no es patológico en sí
mismo, sino que facilita la vida cotidiana de sus integrantes.
Cuando hablamos de «secuencia sintomática» nos referimos al
encadenamiento de conductas que se articulan en torno al síntoma
reguladas por una causalidad circular.
Una de las consecuencias más notorias de esta concepción circular es que
el interés terapéutico resida en el «qué», «dónde» y «cuándo» ocurre algo
en lugar de centrarse en el «porqué».

Equifinalidad.- La noción de equifinalidad alude al hecho de que un sistema


puede alcanzar el mismo estado final a partir de condiciones iniciales
distintas, lo que dificulta buscar una causa única del problema.
Equicausalidad. La denominación «equicausalidad» se refiere a que la
misma condición inicial puede dar lugar a estados finales distintos; Esta
propiedad y la anterior establecen la conveniencia de que el terapeuta
abandone la búsqueda de una causa pasada originaria del síntoma. Como
consecuencia, para ayudar a la familia a resolver el problema hay que
centrarse fundamentalmente en el momento presente. Por tanto, la
evaluación se orienta a conocer los factores que contribuyen al
mantenimiento del problema - no a descubrir los factores etiológicos- de tal
forma que se pueda influir en ellos para iniciar el cambio terapéutico.
Terapia estratégica.- (Haley) consiste en unir a los progenitores para que
ayuden a su hijo a superar el problema. Se trata de conseguir un cambio «in
situ», durante la propia entrevista, fundamentalmente a través de: técnicas
de escenificación basadas en el desafío, técnicas reestructurantes como la
fijación de límites y el desequilibrio de las jerarquías familiares, y técnicas
cognitivas como el reencuadre y la connotación positiva, dirigida a resaltar
los aspectos positivos y competentes de los integrantes del grupo familiar.
Por otro lado, es esencial que el mensaje que el terapeuta transmite a la
familia cobre la suficiente intensidad para alterar las pautas disfuncionales y
promover otras nuevas más adecuadas.

Martín expone que no hay datos sobre la eficacia de la terapia sistémica,


reseñando a Arruabarrena y de Paúl (2002), pero termina alegando que
esta terapia es un medio especialmente valioso para abordar la
problemática de los menores y familias en riesgo.
5.- Reflexione sobre la postura de “no normativismo” que caracteriza al
modelo de competencia, haciendo especial hincapié en: (1) cuándo no
cabría adoptar esta postura, (2) cómo se manifiesta esta postura en los
medios que se utilizan.

El supuesto de no normativismo conlleva repercusiones éticas que


afectan a la práctica, especialmente un profundo respeto por las diferentes
manifestaciones de la conducta, los valores o las formas de convivencia.

La riqueza de posibilidades también afecta a los estilos educativos en


el seno familiar. No existen pautas educativas universalmente válidas ni un
único modo perfecto de cuidar a los niños; cada familia puede establecer
unos modelos educativos que logren desarrollar hijos socialmente
adaptados.

Por ello, está carente de sentido plantear un método de enseñanza o


de pautas educativas modélico o universal.
Esto supone que cada grupo familiar puede elegir el estilo educativo
que prefiera, siempre que los niños estén bien atendidos y su adaptación
escolar, familiar y social sea correcta.
Lo que habrá que observar es si, en cada caso particular, el método
cumple los objetivos que se buscan o no, interviniendo únicamente cuando
los resultados no son los deseables.
Del mismo modo, plantear que la realidad puede verse desde distintos
puntos de vista y que ninguno es más real que otro, lleva a la tolerancia ante
las diferentes opiniones.
Las circunstancias que rodean las situaciones sociales conformanꞏ
una nebulosa que se puede ordenar de muy diversas maneras.
En el mare mágnum de información que se nos ofrece, elegimos
aquellos aspectos que resultan congruentes con nuestros puntos de vista, y
los elementos que no encajan con esos principios personales son obviados,
desechados o incluso no percibidos.
Las interpretaciones que se establecen a partir de los datos y a partir
de los hechos, son creadas por el observador; no hay una explicación última
de la realidad (Selekman, 1996) ni una única forma «correcta» de ver las
cosas; una determinada explicación no es más verdadera ni más real que
otra.

Esta postura de «no normativismo» tiene dos excepciones que


afectan al trabajo de los profesionales dedicados a la protección a la infancia:

Menores en grave riesgo. En los casos graves de maltrato, lo


primordial es velar por la seguridad de las víctimas, por lo que resulta
obligado asumir el rol de agentes de control social.

Adolescentes conflictivos. Por un lado, como agentes de control, el


objetivo a lograr es el cumplimiento de las normas sociales, por parte del
joven. De otro lado, en tanto que educadores, procurarán que la intervención
vaya encaminada a la independencia y la autonomía del adolescente.

En cambio, el tipo de relación que establecen los miembros de la


familia y los aspectos concretos de su convivencia los marcan ellos, sin que
tengamos nada que aportar al respecto.

El «no normativismo» también se manifiesta respecto de los medios


a utilizar. Si entendemos que se puede llegar a un mismo fin desde distintos
orígenes y por diversos caminos, se deduce que no hay un solo método
válido. Desde este punto de vista, la elección del tipo de intervención se guía,
en nuestro caso, por los siguientes parámetros:

 Respeto: optar por aquella que sea más respetuosa con los derechos de los
implicados y con su privacidad.
 Utilidad: elegir la intervención que se revele más útil y capaz de modificar el
contexto. Normalmente habrá que recurrir a experiencias anteriores que se
revelaron exitosas ante situaciones similares.
 Factibilidad y sencillez: escoger las opciones que sea posible llevar a cabo y
cuya puesta en práctica resulte más fácil de desarrollar; por ejemplo, la que
menos recursos ajenos precisa.

La elección de la intervención también precisa el concurso de la


familia, pero ésa no es una cuestión estrictamente metodológica, sino
también relacional.

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