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Nicolás Federico Gigante

Dni: 32875992
Mail: nicolas.gigante@mi.unc.edu.ar

Hal Ashby: Shampoo (Shampoo, 1975)

Hal Ashby es quizá uno de los directores más rebeldes del New Hollywood. Ashby nació el 2 de
septiembre del año 1929, en la ciudad de Ogden, Utah, pertenecía a una familia de origen
mormón siendo el menor de cuatro hermanos y fue testigo del divorcio de sus padres cuando
tenía alrededor de 6 años. Su padre era dueño de una granja lechera pero cuando hubo que
comenzar a pasteurizar la leche para poder comercializarla el padre de Ashby se negó a hacerlo
por lo que terminó por fundirse económicamente. Tras no poder soportar las consecuencias de
su decisión, se suicidó de un disparo en la cabeza. Ashby que en ese entonces tenía 12 años fue
el que descubrió el cadáver de su padre en el granero de la propiedad, hecho que lo marcó
definitivamente para el resto de su vida en la que abiertamente dialogaba de la muerte y el
suicidio. Cuando Ashby tenía unos 15 años decidió irse del lugar donde vivía y comenzó una
vida de autoestopista y busca en la que tuvo infinidad de trabajos para subsistir habiendo tenido
que vivir en muchas ocasiones en la calle o en condiciones muy precarias, dándole así una
experiencia única y una visión de la sociedad tan única como la vida que había tenido hasta
entonces. A diferencia de directores como Spielberg, Friedkin o Scorsese, Ashby comenzó a
trabajar en la industria de manera prácticamente casual, en un momento donde no conseguía
trabajo y estaba prácticamente en la ruina, pudo conseguir trabajo gracias a la oficina de
desempleo de California como operador de una Multilith en Universal donde fue ascendiendo
primero a aprendiz de montador y luego como montador, de hecho se convirtió en un trabajador
único por la dedicación que ponía en su trabajo. Ashby conoció el cine en la sala de montaje y
trabajaba sin descanso en turnos de hasta 16 horas, logrando así en el año 1967 ganar su primer
Oscar como montajista. Ashby militó en la política social desde muy joven con seriedad y
firmeza, tenía una visión pesimista y crítica del sistema en general, sobre todo en lo que
correspondía a las distintas clases sociales, esta visión se manifestaba en sus películas. En
Harold and Maude (Harold and Maude, 1971) Ashby ironiza sobre la clase alta presentando a
Harold, un joven de 21 años de alta alcurnia con el futuro prácticamente diagramado, Harold
intenta llamar la atención de su madre fingiendo reiteradamente suicidarse a lo que su madre
hace caso omiso en todas las veces, que se enamora de una mujer de 80 años libre de todo
prejuicio. Tal como había pasado con El graduado (The graduate, 1967) fue de las primeras
veces donde se presentaba a un joven sin pretensiones y perdido ante la vida. La película fue un
fracaso económico a pesar de ser una maravillosa obra, única en su género, debido a que el
público no pudo soportar la incomodidad que le generó el planteo de una pareja tan alejada de
las convenciones sociales del momento, incluso de las actuales. A pesar de este fracaso Ashby
pudo sobreponerse a partir de dirigir El último deber (The last detail, 1973), una película que
hacía una crítica profunda del ejército estadounidense protagonizada por Jack Nicholson. Fue
así como Warren Beatty le ofreció llevar a cabo Shampoo (Shampoo, 1975), un guión en el que
había estado trabajando desde que había tenido su primer éxito sin precedentes en el cine como
había sido Bonnie and Clyde (Bonnie and Clyde, 1967).

Shampoo se puede decir sin temor a cometer un error que fue para Ashby un guión hecho por
encargo más que un proyecto propio, dado que a este film Beatty llevaba años queriéndolo
llevar a cabo sin éxito dado que trabajar con Warren Beatty era extremadamente difícil por su
necesidad de tener el control de todo lo relacionado con las películas que Beatty hacía como
productor. Ashby también tenía obsesión por controlarlo todo por lo que fue una tarea
Nicolás Federico Gigante
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sumamente ardua llevar a cabo la película debido a la fuerte personalidad de ambos. Shampoo
cuenta la historia de George, Warren Beatty, un peluquero de Beverly Hills seductor y
mujeriego, que busca independizarse y abrir su propia peluquería alentado por su novia Jill,
Goldie Hawn. Para conseguirlo se pone en contacto con un empresario con contactos políticos
esposo de una de sus clientas y amantes, que busca confiar en el peluquero para poder invertir
en él desconociendo que el mismo se acuesta con su mujer, su amante y su hija. Todo sucede en
un contexto de elecciones políticas en el país que termina desembocando en el Watergate, en
una de las secuencias más icónicas de Shampoo que sucede en una gala de apoyo a uno de los
candidatos es donde Ashby puede poner en la pantalla todo su sarcasmo y su visión cínica de la
aristocracia, la política y las relaciones en esos sectores de poder que también podrían verse
como una simbolización de lo que era en ese momento el sistema donde el New Hollywood
buscaba romper un sistema de estudios más clásico buscaba controlar cada decisión desde el
rodaje, la producción y la distribución de las películas, sistema con el que tanto Beatty como
Ashby, incluso su guionista Robert Towne, lucharon fervientemente para poder hacerse con el
poder que tanto anhelaban los estudios, sabiendo que el éxito se debía a la visión del director y
el productor tenían respecto al mercado y al público a quienes buscaban dirigir la película, un
público adulto, intelectual o al menos culturizado lo suficiente para poder cuestionarse muchas
de las reglas que estuvieron impuestas durante muchos años en los Estados Unidos y que se
empezaron a romper a partir de los movimientos sociales de la juventud de los años 60 donde
Ashby y Beatty tuvieron su formación social y humana. Se podría decir que Shampoo es un
drama de enredos con rasgos del fino humor negro que caracterizó a Hal Ashby durante toda su
obra especialmente en sus primeras películas. Esta visión del director y el momento que
atravesaba el protagonista y productor de la película donde de alguna manera estaba echando
por tierra el personaje emblemático que había construido como playboy desde los inicios de su
carrera, llevando a cabo en la pantalla un personaje que actúa más por instinto y por impulso
que por deseo propio, un personaje ambiguo y eternamente infeliz que busca llegar a lograr un
avance en su carrera para el que no necesariamente está preparado ni sabe cómo conseguir,
atravesado por la revelación de un caso de extrema corrupción del gobierno que destroza la
imagen virtuosa y de gran nación que caracteriza comúnmente a los Estados Unidos. Fue de este
modo que a pesar de no haber quedado conforme, Ashby consiguió realizar uno de los últimos
films estrictamente adultos que se hicieron en el New Holywood, consiguiendo un buen
resultado en las taquillas e incluso varias nominaciones al Oscar y una estatuilla ganadora a la
mejor actriz de reparto. También le permitió a Ashby hacerse un lugar firme en el movimiento y
en la industria que luego reafirmaría con la dirección de la película El regreso (Coming home,
1978) con la cual consiguió una nominación al mejor director que terminó quedando para
Michael Cimino.

Su siguiente film fue Bienvenido Mr. Chance (Being there, 1979) donde Ashby vuelve a
ridiculizar al sistema político y de clases estadounidense presentando Chance, encarnado por
Peter Sellers como un personaje totalmente fuera de la sociedad que aprendió todo a través de
programas de televisión, que sólo habla de su experiencia como jardinero y al que todo el
mundo reinterpreta como un sabio hablando metafóricamente, que se abre camino de esta
manera para llegar a ser considerado como el próximo candidato a presidente del país. Como
dice el personaje que trabajaba con Chance, una mujer afroamericana que era ama de llaves en
la mansión: “Yo eduqué a este chico y puedo decir que nunca aprendió a leer y a escribir, es tan
tonto como un asno. Sí señor, en América lo único que se necesita es ser blanco para conseguir
lo que quieres”, esta afirmación puede describir de una manera casi completa cómo Ashby veía
al sistema estadounidense desde su forma de vida rebelde y anárquica.

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