Está en la página 1de 6

3.

CAUSAS

3.1. Posibles orígenes

Comentario de Ma. Fernanda Torres


V.

Parece ser que la esquizofrenia afecta principalmente al mundo cognitivo, pero suele
contribuir a la aparición de problemas cónicos de comportamiento y emociones. Según
autores demuestran que las personas con esquizofrenia pueden tener trastornos mentales
adicionales como depresión y trastornos de ansiedad. Hay factores que alteran lo anterior y
es que el origen de la esquizofrenia no se conoce con certeza. No obstante, se tienen
posibles orígenes como el entorno en el que se vive incluso los traumas dentro de la niñez,
por causas genéticas y por último el consumo de drogas por el afectado al menos una vez
en su vida.

3.1.1. Traumas psicológicos

“Las experiencias traumáticas en la infancia se han asociado


ampliamente con enfermedades mentales en la vida adulta.”
(1)
. Estudios más recientes relacionan el hecho de haber sido
víctima de abusos graves en la infancia con el desarrollo de
psicosis.

Desde el punto de vista psicológico, se han postulado dos


vías por las cuales el trauma predispone a la psicosis. La
primera estaría mediada por las consecuencias negativas del
trauma sobre la opinión de uno mismo y de los otros. La otra
vía sería la asociación entre los síntomas postraumáticos de
experimentación y las alucinaciones. Desde el punto de vista
biológico, la exposición a estresores persistentes y de
elevada intensidad induce una secreción crónica de glucocorticoides (2) que produce cambios
permanentes en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal. Esta desregulación en el eje influiría al
alza en los valores dopaminérgicos implicados en la psicosis.

(1) WHITTAKER, James O., Psicología, 2a. ed., México, INTERAMERICANA., 1971., 654 pp.
(2) Hormonas de la familia de los corticosteroides que participan en la regulación del metabolismo de carbohidratos, su acción reguladora se extiende
también al metabolismo intermedio de grasas y proteínas. 

Han concluido que el abuso infantil es un factor causal de la psicosis y la esquizofrenia y, más
específicamente, para la aparición de determinados síntomas como las alucinaciones,
particularmente las voces de comentario y las de orden. Los traumas más asociados con
alucinaciones han sido el abuso sexual infantil y el bullying.

Además, los pacientes psicóticos que sufrieron un trauma, en general, necesitan tratamiento
psiquiátrico a una edad más temprana, tienen síntomas más severos y deben ser
hospitalizados con más frecuencia que aquellos que carecen de historia traumática.

Se destaca la preponderancia de los síntomas positivos, sobre todo alucinaciones y la relación


indirecta y sin que la paciente sea consciente de ello entre el tipo y el contenido de las
alucinaciones y el abuso sexual sufrido. También llama la atención la falta de síntomas
negativos (3) y cognitivos y la repercusión tan sólo moderada en su vida diaria en relación con
los síntomas positivos.

Como repercusiones en la práctica clínica, cabe recordar la necesidad de indagar sobre


vivencias traumáticas en los pacientes con experiencias psicóticas, puesto que conocer estos
antecedentes permitiría responder de forma más adecuada y ofrecer tratamientos
psicosociales junto con el tratamiento farmacológico. En cuanto a prevención primaria en
salud mental, la detección temprana de los niños que han sufrido abusos permitiría realizar
una psicoterapia preventiva.

3.1.2. Alteraciones genéticas o herencia

Aunque el mecanismo de transmisión no se conoce, sí se sabe que el riesgo de padecer la


enfermedad es mayor cuando existen antecedentes familiares de la misma. Sin embargo, la
presencia de antecedentes no es una condición necesaria ni suficiente; muchos pacientes no los
presentan y muchos sanos, sí. Esto indica que otros factores no genéticos también juegan un papel
importante en la génesis del trastorno.

La esquizofrenia puede ser hereditaria. La enfermedad ocurre en menos del 1 por ciento de la
población general, pero ocurre en el 10 por ciento de las personas que tienen un parentesco
de primer grado con alguien que tiene el trastorno, como un padre, hermano o hermana. Las
personas que tienen un parentesco de segundo grado con alguien que tiene la enfermedad
(abuelos, tíos o primos) también desarrollan esquizofrenia con más frecuencia que la
población general. El riesgo es mayor para un gemelo idéntico de una persona con
esquizofrenia.
(3) Falta de interés o iniciativa: Pasar mucho tiempo en la cama sin motivación para hacer nada. Retraimiento social / depresión: Dar la impresión de
que las personas afectadas prefieren estar solas y no quieren ver a otras personas. Apatía: Se experimentan sentimientos de vacío. Incapacidad para
seguir con los planes. Falta de respuesta emocional: Falta de los signos normales de emoción, no sentirse alegre ni triste; por ejemplo, mantener
una expresividad facial reducida. 

En este caso, existe entre un 40 a un 65 por ciento de posibilidad de desarrollar el trastorno.


Aunque estas relaciones genéticas son fuertes, hay muchas personas con esquizofrenia que
no tienen familiares con la enfermedad.

Por otra parte, hay muchas personas con uno o más miembros de la familia con el trastorno,
que no lo desarrollan. No hay un solo gen en particular que cause la esquizofrenia, sino que
hay muchos genes que contribuyen a un mayor riesgo de tener este trastorno. Las personas
con esquizofrenia suelen tener índices más altos de mutaciones genéticas raras. Estas
diferencias genéticas implican cientos de genes diferentes y es probable que interrumpan el
desarrollo del cerebro de manera diversa y sutil.

La investigación de diversos genes que están relacionados con la esquizofrenia, hace posible
usar la información genética para predecir quién tendrá la enfermedad. Los anuncios para
estas pruebas sugieren que, con una muestra de saliva, se puede determinar si una persona
corre riesgo de desarrollar determinadas enfermedades, incluyendo la esquizofrenia. Sin
embargo, no saben todas las variaciones genéticas que contribuyen a la esquizofrenia y las
variaciones que se conocen solamente aumentan el riesgo en un porcentaje muy pequeño.
Por lo tanto, es poco probable que estos “análisis del genoma” ofrezcan un panorama
completo del riesgo que una persona puede tener de desarrollar un trastorno mental como la
esquizofrenia.

Además, ciertamente no son solo los genes los que causan el trastorno. Debe haber una
interacción entre los genes y ciertos aspectos del medio ambiente para que una persona
desarrolle la esquizofrenia. Pueden estar implicados muchos factores ambientales, como la
exposición a un virus o desnutrición en la etapa prenatal, complicaciones durante el parto y
otros factores psicosociales aún no conocidos.

Las técnicas histopatológicas detectan anomalías en la estructura de determinadas regiones


cerebrales. Otras técnicas, como la tomografía de emisión de positrones, han permitido observar
algunas alteraciones en el funcionamiento del cerebro de estos enfermos, en comparación con el
de personas sanas. Conjuntamente, estos hallazgos apoyan la teoría de que la
esquizofrenia puede tener su origen en alteraciones del desarrollo cerebral muy precozmente, en
concreto, durante el desarrollo del cerebro embrionario.
Se ha descubierto que diversas sustancias llamadas neurotransmisores (los responsables de que
las neuronas se comuniquen adecuadamente) pueden estar desequilibradas en la esquizofrenia.
Los estudios sobre estas sustancias están siendo muy importantes para el diseño de fármacos
cada vez más efectivos.
Está en estudio si algunas infecciones por virus que padezca la madre durante el embarazo pueden
ser responsables de alteraciones del desarrollo cerebral normal del feto y que, a cierta edad,
provoquen la enfermedad. Por otra parte, se ha relacionado este trastorno con complicaciones
durante el parto (traumatismos, anoxia cerebral).

La esquizofrenia afecta ligeramente a más hombres que mujeres. Ocurre en todos los grupos étnicos
del mundo. Síntomas como las alucinaciones y los delirios suelen comenzar entre los 16 y 20 años de
edad. Los hombres tienden a tener síntomas un poco antes que las mujeres. Por lo general, la
esquizofrenia se presenta al final de la adolescencia y en la adultez temprana. Es poco común ser
diagnosticado con esquizofrenia después de los 45 años. La esquizofrenia rara vez se da en los niños,
pero cada vez se conoce más sobre casos de esquizofrenia que comienzan en la niñez.

A menudo es difícil diagnosticar la esquizofrenia en adolescentes. Esto se debe a que los


primeros síntomas pueden incluir un cambio de amigos, bajas calificaciones, dificultad para
dormir e irritabilidad; es decir, comportamientos que son comunes entre los adolescentes. Hay
una combinación de factores que puede predecir la esquizofrenia en hasta un 80 por ciento de
los jóvenes que tienen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad. Estos factores incluyen el
aislamiento y alejamiento de las personas, aumento en los pensamientos inusuales y en las
sospechas o desconfianza, y un historial familiar de psicosis. Esta etapa pre-psicótica de la
enfermedad se llama período “prodrómico.” (4)

3.1.3. Uso de drogas

Los trastornos por consumo de sustancias suceden


cuando el consumo frecuente de alcohol o drogas
interfiere con la salud, familia, trabajo, escuela y vida
social de la persona. El consumo de sustancias es el
trastorno concurrente más común en las personas con
esquizofrenia. Las relaciones complejas entre los
trastornos por consumo de sustancias y la esquizofrenia
han sido ampliamente estudiadas. Los trastornos por
consumo de sustancias pueden hacer que el
tratamiento para la esquizofrenia sea menos eficaz, y
las personas también son menos propensas a participar
en tratamientos para su enfermedad mental si están abusando de drogas y otras sustancias.

Es una creencia común que las personas con esquizofrenia que también abusan de
sustancias están tratando de “automedicar” sus síntomas, pero hay poca evidencia de que
comiencen a abusar de sustancias en respuesta a los síntomas o de que el abuso de
sustancias reduzca los síntomas.
La nicotina es la droga más consumida por las personas con esquizofrenia. Son mucho más
propensas a fumar que las personas sin una enfermedad mental, y los investigadores están
explorando si existe una razón biológica para esto.
(4) Síntomas iniciales que preceden al desarrollo de una enfermedad.

Hay algunas pruebas de que la nicotina puede aliviar temporalmente algunos déficits
cognitivos observados frecuentemente en la esquizofrenia, pero los efectos perjudiciales del
hábito de fumar sobre otros aspectos de la cognición y la salud en general no compensan
estos beneficios.

Se ha encontrado que el bupropión (5) es eficaz para que las personas con esquizofrenia dejen
de fumar. La mayoría de los estudios encuentran que dejar de fumar o fumar menos no
empeora los síntomas de la esquizofrenia. Las personas con esquizofrenia con frecuencia
también consumen cannabis (6). Esto puede empeorar el estado de salud. El consumo
intensivo de cannabis se asocia con la aparición más temprana y una mayor gravedad de los
síntomas de esquizofrenia, pero las investigaciones aún no han determinado definitivamente
si el cannabis provoca directamente la esquizofrenia.

El abuso de drogas puede aumentar la tasa de otras enfermedades médicas (tales como la
hepatitis, las enfermedades cardíacas y las enfermedades infecciosas) así como el suicido, el
trauma y la falta de vivienda en las personas con esquizofrenia.

Se entiende que, por lo general, tanto la esquizofrenia como los trastornos por consumo de
sustancias tienen fuertes factores de riesgo genéticos. Mientras que los trastornos por
consumo de sustancias y una historia familiar de psicosis han sido individualmente
identificados como factores de riesgo para la esquizofrenia, aun no se comprende bien si
estos factores se relacionan entre ellos ni cómo se relacionan.

La mejor oportunidad de recuperación para las personas que tienen esquizofrenia y un


trastorno por consumo de sustancias es un programa de tratamiento que integre el tratamiento
de abuso de sustancias y el tratamiento de la esquizofrenia.
(5) Es un fármaco con propiedades psicoestimulantes indicado como antidepresivo y para el cese del tabaquismo, perteneciente a la clase de inhibidores
de la recaptación de dopamina y noradrenalina.
(6) Parece ser tan efectivo como los antipsicóticos de uso común para el tratamiento de la esquizofrenia, y más efectivo que éstos en el caso de los
síntomas negativos.

También podría gustarte