La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por
cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX. Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, también algunos historiadores consideran a Félix Valencia Vizuete latacungeño como los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cinco escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del Siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses, y se les conoció como la "generación decapitada" por el hecho de que todos estos poetas murieron a muy temprana edad, Silva a los 21 años, Borja a los 20 años, Fierro a los 39 años, Noboa a los 38 años, Valencia a los 32; tres de ellos se suicidaron. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria. El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX, cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores, también sostienen que el nombre de Generación decapitada es otorgado ya que los poetas se suicidaron o fallecieron a temprana edad. El libro El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva, es una colección de bellos poemas. La poesía El alma en los labios, que Medardo escribió días antes de su muerte y que estaba dedicada a Rosa Amada Villegas,1 se convirtió en un popular pasillo interpretado por Julio Jaramillo con música de Francisco Paredes Herrera, dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de hermosos versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora. Así mismo podemos encontrar en los poemas de Félix Valencia una considerable cantidad de poemas todos estos inspirados especialmente en la muerte como Ante un cementerio y La Morgue , poemas escritos desde un punto de vista artístico y muy melancólico que era lo que el autor quería transmitir. De igual modo, el poema Para mí tu recuerdo, de Arturo Borja, fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, pasando a ser interpretado por destacados vocalistas como Carlota Jaramillo y Bolívar “El pollo” Ortiz. Meardo Ángel Silva
Era originario de Guayaquil. Nació en 1898,
un 8 de junio. Su vida estuvo marcada la pobreza; esta generó un sentimiento propio de rechazo y oprobio, a pesar de poseer un talento inmenso para las letras.
Por dificultades económicas debió abandonar
sus estudios en el Colegio Vicente Rocafuerte. Eso no impidió que siguiera escribiendo y que su poesía, a tan temprana edad, fuera reconocida a nivel nacional e internacional.
Para ayudarse y colaborar con la familia, entró a trabajar a una
imprenta. Estar trabajando allí le facilitó en 1918 la publicación de su primer y único libro de poemas: El árbol del bien y el mal.
Un año después de publicar su libro, el poeta tomó la cruenta
decisión de acabar con su vida en frente de su amada. Según cuentan, era un amor no correspondido. Su poesía está marcada por ese aire melancólico y con una sabiduría que no correspondía con su edad.
Ernesto Noboa y Caamaño
Era originario de Guayaquil. Nació en 1891 y
tuvo una posición acomodada desde la cuna. Leyó de pequeño a los poetas malditos y desarrollo una poesía delicada, nunca antes vista en Ecuador.
Era común verle en las noches de bohemia,
habiendo consumido opio, recitando los poemas propios y de los grandes de Europa y América.
Tenía una sensibilidad desbordada que se vio
elevada luego de su viaje al Viejo Continente a encontrarse con parte crucial de las raíces de sus letras.
Su vida no fue fácil por el hecho de ser adinerado, como creen
muchos. Padeció de episodios de neurosis que le hacían consumir morfina para poder calmarse.
Publicó su libro Romanza de las horas en 1922. Por esta obra recibió
grandes elogios, pero el reconocimiento no bastó y siguió la suerte de los decapitados cinco años después. En 1927 se suicidó, dejando un legado literario inconmensurable al modernismo latinoamericano y a la poesía ecuatoriana.
Arturo Borja
Originario de Quito, nació en
1892. También tenía una posición acomodada, de ascendencia real. Fue uno de los más jóvenes en despedirse morir.
Su obra no es muy amplia,
pero tiene un peso literario considerable; de hecho, fue el primero de los decapitados en mostrar claros rasgos modernistas en sus letras.
Con marcadas tendencias depresivas en sus poemas y en su vida
misma, fue inspirado también por los poetas malditos, a quienes leyó y siguió. Viajó a Europa con su padre por problemas de salud en un ojo; allí tuvo contacto con las letras francesas.
A la corta edad de 20 años se casó y luego se suicidó con una
sobredosis de morfina. Después de su muerte se publica formalmente su poemario La flauta de ónix y seis poemas más. Humberto Fierro
Es originario de Quito. Nació en 1890, en el seno de una familia
aristócrata ecuatoriana. Tuvo contacto con la poesía gracias a los libros de la biblioteca familiar; allí quedó prendado de las letras por el resto de su vida. Si bien tenía gran influencia de los poetas simbolistas y parnasianos franceses, los cuales leía sin mesura, su poesía era pura y de lenguaje sencillo. Hizo una gran amistad con Arturo Borja y fue él quien lo convenció de publicar su primer libro. En 1929, y luego de la insistencia de Borja, publicó El laúd del valle. Esa obra fue su logro más significativo. La muerte lo recibió 10 años después de la publicación de su libro; luego de su muerte se publicó su otro libro: Velada palatina. Aún hay dudas sobre si fue un accidente o suicidio; lo cierto es que el último de los decapitados se despidió en 1939. Con él se fue el último respiro de aquellos que, sin buscar ser mucho, cambiaron la historia literaria de un país.