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CARRERA: LIC.

EN GESTION ORGANIZACIONAL Y RRHH


CATEDRA: ETICA PROFESIONAL Y LABORAL
UNIDAD II: LOS VALORES

Carrión López, por su parte, en su Curso de Máster en PNL, Ediciones Obelisco 2005,
define a los valores como “generalizaciones y nominalizaciones acerca de aquello con
lo que estamos dispuestos a relacionarnos o a conseguir, aquello a lo que aspiramos
y, por lo tanto, nos acerca o aleja de ello.”

Por su parte, Anthony Robbins, en Poder sin límites, Ediciones Grijalbo, 1997,
manifiesta que son “creencias particulares, personales, individuales que se sustentan
en relación con lo que se considera importante, sistemas de creencias sobre lo bueno
y lo malo, lo justo e injusto”.

La diferencia entre creencias y valores puede llegar a ser casi una cuestión de matiz,
pero en algunos casos es muy importante. En su categoría más elevada los valores
rozan la identidad y prevalecen sobre cualquier otra consideración. Nuestros valores
más importantes, aún cuando habitualmente no somos conscientes de ellos, son los
principios fundamentales que guían nuestras vidas, son parte de nuestra identidad; son
las capitales en nuestro mapa del mundo porque, al determinar aquello que es
importante para nosotros, motivan y guían nuestras decisiones.

Condiciones que deben cumplir los valores

Carrión López, en el libro citado, sostiene que “los valores no pueden existir con
independencia de las cosas, pero a la vez no son las cosas en sí. Por lo tanto, algo
adquirirá la categoría de valor siempre que reúna una serie de condiciones:

 VINCULACION

Que dependa de. No existe independencia del valor y la cosa o el objeto. Eso no
quiere decir que exista una subordinación, sino adherencia manifestada como
predicación del ser.

 POLARIDAD

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Que tenga dos caras. Sólo es posible conocer estas realidades por la
manifestación de sus opuestos. Los valores, como las virtudes, no existen de
forma aislada, sino que se aprecian a partir de la presencia o ausencia de su
polaridad. Así, frente a la amistad está siempre la enemistad, frente a la bondad,
la maldad, la cara opuesta de la espiritualidad la ocupará el materialismo.

 CUALIDAD

Los valores no se pueden medir cuantitativamente, aunque sí por la experiencia


y sentimiento que percibimos.

 JERARQUIA

Rango de importancia. El conjunto de valores en el hombre se organiza


jerárquicamente, ya que cada uno participa en un orden de importancia.

Las 4 Etapas de los Valores

Los valores son filtros culturales que se van adquiriendo desde el nacimiento. Los
padres, desde la primera infancia, inculcan lo que hay que hacer o no, lo que es bueno
o no, deseable o indeseable, con el ejemplo fundamentalmente pero también con el
apoyo de premios y castigos. A esta primera etapa Carrión López la denomina “fase
esponja”; el niño absorbe indiscriminadamente, de forma inconsciente pero muy
profunda. En general, a partir de los cuatro años queda instalada la programación de
valores básicos que regirán durante toda la vida, a no ser que se tome conciencia de
ellos y se los quiera cambiar. Por lo general esos valores permanecen. Esta etapa dura
desde el nacimiento hasta los 8 años

Cuando el chico va al colegio y comienza a interactuar con sus compañeros, se


encuentra con valores diferentes, producto de otros contextos. Ahí empieza la “fase
de copiado”, que se extiende de los 8 a los 13 años. Allí se incorporan valores del
grupo, por un deseo inconsciente de pertenencia. Los chicos funcionan grupalmente,
para ellos es terrible no ser admitidos en los juegos, sentirse aislados, de manera que
suelen adoptar fácilmente nuevos valores o modificar los propios. En esta segunda
etapa también se modelan conscientemente los valores que resultan atractivos, como
los que proporcionan los héroes de ficción, cantantes, actores, etc.

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Luego, entre los 13 y los 21 años, se entra en la “fase de socialización”. Allí se
incorporan valores de grupos de pertenencia más grandes, como clubes, pandillas, etc.
Dice Anthony Robbins en el libro citado: “En el curso de su vida, usted ha ido creándose
nuevos grupos de compañeros, ha aceptado nuevos valores, o los ha adaptado, y ha
implantado los suyos en otras personas. En su vida habrá tenido además héroes, o tal
vez antihéroes; y como admiraba su conducta, procuraba emularla tal como la veía.
Muchos jóvenes se inician en las drogas porque sus héroes, aquellos cuya música
idolatran, dan muestras de apreciar las drogas. Hoy, por fortuna, muchos de esos
héroes, dándose cuenta de su responsabilidad, y de que, en tanto personajes públicos,
tienen oportunidad de configurar los valores de un gran número de individuos, procuran
dejar bien sentado que ellos no consumen ni promueven el consumo de drogas.
Muchos artistas se han declarado partidarios de cambios positivos en el mundo, con lo
que configuran los valores de muchísimas personas… Con su esfuerzo colectivo y su
ejemplo, ellos ayudaron a consolidar el valor de la generosidad y el altruismo para con
el prójimo. Muchos, que no creían que ese valor pudiera ser tan importante en su vida,
cambiaron de conducta cuando vieron que sus héroes (Bruce Springsteen, Kenny
Rogers, Bob Dylan, Stevie Wonder, Diana Ross, Lionel Richie y tantos más) les decían
directa y diariamente, a través de su música y sus videos, que hay seres humanos en
peligro de muerte y que es preciso hacer algo.”

La última fase, la “fase práctica”, arranca desde los 21 años y puede durar toda la
vida. Por lo general, se reajustan los valores que ya se poseen en función de las
experiencias que se van viviendo. En la vida laboral sigue funcionando el sistema de
premios y castigos, sobre todo cuando se trabaja en relación de dependencia. En ese
ámbito los valores son frecuente causa de conflicto, ya sea interno o externo. Puede
darse que los valores de la persona no concuerdan con los de la empresa, o que haya
valores personales que entran en conflicto, por ejemplo, si alguien valora al mismo
tiempo la seguridad y la independencia, al trabajar por su cuenta es probable que le
falte la seguridad, y si tiene un empleo extrañará la independencia.

Ante un conflicto de valores hay que conocer cuáles son los más importantes, esta
jerarquía marcará el límite, más allá del cual no se negocia. No hay éxito verdadero si
no se respetan los valores fundamentales. En los ejemplos anteriores, si estos valores
han sido ignorados, por más importante, seguro y bien pago que sea el empleo que

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esta persona tenga, jamás se sentirá verdaderamente satisfecha. Siempre llevará
consigo la sensación incómoda de su incongruencia.

No hay valores correctos o incorrectos, cada cual tiene los suyos, lo importante es
conocerlos; así mismo, todos tenemos algún o algunos valores superiores que no son
negociables, lo que más apreciamos, lo que más deseamos. Eso es lo más importante,
y conocerlos es tener una guía segura para tomar decisiones, para saber si una
relación, un trabajo, una situación cualquiera va a ser o no satisfactoria. Los valores
son la base de la motivación, son lo que nos proporciona el empuje necesario para
mantener la tensión creativa que nos llevará del estado actual al estado deseado.

En el caso de un conflicto externo en el que estén involucrados distintos valores, la


única solución posible ocurre cuando las dos partes encuentran un valor en común de
índole más elevada. Por ejemplo, si en una familia los padres valoran el orden y la
disciplina y el hijo adolescente valora su incipiente independencia, lo único que puede
restaurar el equilibrio es el encuentro de un valor común de orden superior, que puede
ser el amor y la armonía familiar. Como dijo Einstein, “los problemas significativos que
afrontamos no pueden solucionarse en el mismo nivel de pensamiento en el que
estábamos cuando los creamos.”

Es importante también anotar, que tomamos conciencia de nuestros valores más


profundos de maneras distintas. Una de ellas es cuando sentimos que han sido
violados; una situación de injusticia, la deshonestidad, el atropello, nos lleva a
conectarnos con los valores que han sido ignorados: la justicia, el respeto, la honradez.
También podemos conectarnos con nuestros valores más importantes en el caso
contrario, cuando los vemos en acción, como por ejemplo cuando nos enteramos de
que alguien ha devuelto una importante suma de dinero que había sido extraviada,
sobre todo si quien lo hace no tiene muchos recursos; igualmente cuando leemos un
buen libro, vemos un excelente espectáculo teatral y apreciamos la su belleza, o cuando
vamos a un negocio y nos atienden con deferencia y respeto.

Identificar los propios valores es el comienzo del liderazgo personal, el más difícil pero
a la vez el más importante; sólo quien es capaz de liderarse a sí mismo puede liderar a
los demás. Es característica de los líderes ser promotores de valores, en vez de
detectores de defectos. Pensar y actuar desde los valores nos va revelando en cada

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momento el camino para lograr nuestras metas. Es pensar y actuar desde lo positivo,
desde lo que anhelamos y no desde lo que evitamos.

Más que hablar de valores es importante vivirlos, y eso se demuestra con hechos
concretos, que es lo que da congruencia al mensaje y a quien lo emite. Cuando se
pierde la conexión con los valores, se pierde también la motivación y la posibilidad de
influir sobre los demás. Esta conexión debe darse no solamente dentro de los valores
propios, sino también desde los valores de los demás. Si ignoramos qué es importante
para el otro, no seremos capaces de darle lo que necesita, y así, por ejemplo, daremos
algo material cuando alguien está necesitando una palabra de afecto.

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