Está en la página 1de 16
Posfacio Marx y el robo de lefia Del derecho consuetudinario de los pobres al bien comin de la humanidad Elarticulo de Mars: «Los debates sobre la Lay acerca del Robo de Lefiax, se publicé en varias entregas en la Gaceta Renana, entre el 26 de octubre y el 5 de noviembre de 1842. La sacie- dad civil renana habia heredado, de la Revolucién y de la presencia francesas, una rel aa centrada en la libre disposicién de la propiedad privada y en la jgualdad abstracta de los sujetos de derechos, en abierta ruptura con las tradiciones feudales del derecho germénico. Asi surgia una sociedad civil moderna en conflicto con el Estado prusiano. Un movimiento reivindicativo difuso, avegado a la defensa de estas libertades _y opuesto a la restauracién del viejo orden, permanecia bajo la hegemon‘a de una burguesia industrial y comer mente influenciada por Inglaterra, mientras que le pequetia burguesia intelectual lo estaba més bien por la vida politica francesa. En su conjunto, esta burguesfe liberal renaoa defen- di6 algunos legados de la Revelucién francesa, entre ellos la preservaciGn de los eédigos juridicos franceses, la reforma co- munal y las kbertades publicas. El sistem renano se presentaba claramente como una ex- cepcion dep. 4 del imperio prusiano, Durante treinta y cinco aos, el gos, spo berlings we empeRé en combatirlo me ataques frontales, pero también mediante una seric de ataques oblicuos y reformas que conllevaron una expansién de la bue inistrativa prusiana encargada de controlar su ate rocracia adh I Kear Mansy aplicacién local. Las medidas de censura que afectaron a la Prensa, y que en Ia primavera del ato 1845 conducirfan al vie. tre de la Gacetu Renana y al exilio voluatario de Ma ‘a, se inseribtan en esta Idgica de reaceién. Si el derecho renano siguid siendo, hasta 1848, el eje de us prueba de fuerza entre ol permanente ecalismo renano y la monarq ‘na, no pudo sin embargo escapar a la normalizacién bu. rocrética. FI 6 de marzo de 1821, el derecho francés fue off clalmente abcogacio y rcemplazado por el derecho imperante ened resto del reino. En 1824, por orden del Gabinete, se dis- puse la introduceién del derecho prusiano en la legislaeién Procesal penal. Ese mismo afio fueron restablecidos los easti- ges eorporales en el régimen penitenciaric renano. En 1826, otra orden impugné el principio de igualdad civil, dando ast satisfaccign a la noblera en cuanto a la restauraciéa del dere- cho de primogeniturs. Huyéndo de esa reaccién, en 1831, Heinrich Heine se adélanté a Marx en los eaminos del exili¢ En el marco de esta pruisba de fuerza prolongada entre beralicmo renano y Ii autéoracia prusiana, la Gaceta Renan de la cual Marx fue redactot jefe a partir de 1849, decemperia. ba el papel de un protéparttlo de la sociedad civ. Su cocres, Pondencia con Bruno Sauer, en los afios 1841-1849, da cuenta dle la impoctancia que se le otorgaba entonces a la prensa én tanto realizaci6n préetiea dela teoria desarrollada por el movi- miento filoséfico, En su articalo del 12de mayo de 1842, Marx spore « la ley preventita sobre la consura ~que wdle ley no tie- ne mis que Ia orma—la ley sobre la prensas, que «es una ley real porque es la existe: posi En sus are ticulos de enero cle 1845, subraya los estrechos lazos que unen a Js prensa con el pueblo, l'prenea de ua pueblo y el espititu de un pueblo, en la formaciéh de un espacio piblico y de una opinién publica, El 21 de enero, los ministros pri ‘ianos de Dinesion Clasca ogstat inantn ea la censura decidieron que la Gaveia Renana carraria sus pu el Ide abril as En sus articulos del 15 de enero, que apoyaban fos del «: in de los «periodis rresponsal ¢’ \Mosela sobre la situ: FA cciceoxareronvegue con su mejt_Zonciencia las voces populares que Ilegan a su fdo», y que sélo puede jlnventario edificante! Se trata entonces de hienes co- los y atros fi ba cada vez mas sometido a la cireulacién merean\ Laseoumes y Hastwig resumen bien el fondo del «El Estado prusiano se hallaba en la abligacién de resolver, de una vez por todas, los problemas jucidicos ligados ala eon- tradiecién entre el derecho de los poseedores ge diay jerecho de propiedad. Esta cuestién debfa desembocar en pau de un bien adquiride ia madera el problema del be 5. Hans Stein, «Kar ss cen ol Jabrbreb ae Kinch 1332. nische Paurperismus der Vermiirze, 1m Beant Mary tribuida a los poseedores de derecho come propied mismos, o bien se la debta e que sélo puede ser ido en funcicn de la satisfaccidn inme- diaia de necesidades clementales? Se en importancia adel fisco no nguna manera, admitir que unos simples pescedo- res de derecho actuascn como propi como concurreni en un mereade monopolizacdo que el fisco gestionaba segiin el principio de la venta al mejor postor»." El dilema proviene precisamente del hecho de que la integracién dela madera en el circuito de valorizacién mercantil hace in- separables eu valor de uso y su valor de cambio. Lo que este- ba en juego en la nueva legislucién era, efectivamente, hacor valer el derecho de propiedad, distinguiendo rigurosamente los titulos de propiedad de los titulos de necesidad, es decir, luna economia de interedmbid de una economia de subsisten- cia. En consecuencia, la ev lucién del dispositive de sancio- nuevas formas de de cuencia artfoulo publicadé por Marx, entre el 26 de cctubre y el 5 de noviembre, sobré los debates acerca del robo de lena formaba parte de un conjunto de cuatro articulos dedicados alos debates de la Dieta renana, Es al tinico, junto con el ticulo ulterior sobr que trata directame: curestidn social, En 1851, Ide de Colonia, Hermans Becker, de los articulos de Marx jem royeeté una edicion icados entre 1842 y 1851. El de la Gaceta Renana que contenta el articule sobre el robo de lefia, corregido por la mano de Marx con ocasis: de esa edicis Colonia ¢ encontrado en los archivos municipales de 6. Lascoumes y Zanden iets pe 104 Diastidn Clin © gation 1.os pxnates HLA Dist Hi 03 Para abordar n terrena- de «la pareclacién de las propiedades ruraless, el autor recanace inmediatamente no solamente de «al- gtunos agregados apenas besqu ieta y de un ac- ta de sus deliberaciones. Lo que esta en juego en el que no dispone de la propuesta de ley, debate cs, efectivamente, la del de lena ajenas, y por consiguiente de un delito tipificable co- mo «robor: «Para apropiarse de levia verde hay que separarla con violencia de su conjunto orgiinico. Es un abierto atentado al arbol y por lo mismo un abierto atentado al propiecario del arbol. Por otra parte, 1c a un rereero lena cortada, la lefia cortada es un producto del propietaria, Esta es y raclaborada. En lugar de la relacién natural con la propiedad se sust cortada, sustrae propiedad. En el caso de Ia Jona suelta, en cambio, nada ce separa de la propicdad. Lo ya separado de la propiedad se s propiedad. El ladrén de lena di n juicio arbitrario contra la propiedad. El recolector de lefia suelta sélo leva a cabo un juicis que ba dietado la misma na a de la propiedad, pues poseéis solamente el drbal y el Srbol ya no posce esas ramas. La recoleecién de lefia suelta y el robo de lena son por lo tanto cosas esencialmente diferen- EL objeto es diferente, la accién en referencia al objeto no es menos diferente, y la intencién por lo tanto tiene que ser objetiva le pondriamas a imbién diferente, pues qué la intencién que no fuera el contenido y Ia forma de la accién? Ya pesar de esta diferencia esencial denomindis aambos robo y los pendis coma tal». Marx parece impugnar la léica de la ley, aceptando adoptar el punto de vista del propietario, para tho de propiedad al drbo! que erece en su terri- 104 oan Mans lefia modificada (transformada por el trabajo) que es fruto del mismo. El recolector de ramas podrfa entonees oponerle un argumento fundado en la interpretacién legitima de este derecho que se postula como natur rtaya no pertenece al arbol y, como consectencia, al propietario del bol. De lo cual se desprende que no se puede reunir ambos actos bajo un mismo delito, sino ignorando la diferencia ontre los actos « través de los cuales, tinicamente, se maniliesia la intencién, Maliciosamente, Marx sugiers que tal confusién podria actuar en contra de los intereses del propietario, Fsta «brutal opinign» que «mantiene une determinacién comtin en accio- nes diferentes y hace abstraccién de la diferencia» terminarta or negarse a sf misma: «Si toda lesiGn de la propiedad, sin di- Ferencia, sin determinacidn mis precisa, es robo, tno seria toda propiedad privada un robo? por ende, de la cuestién de la d timo de propiedad a la dela l oversia se desplaza, idm de un derecho legi- timidad de la propiedad priva cuestién planicada dos aiios antes por Proudkon en su obra Qader le proptided? El segundo angula del atique de Marx en contra de la Propuesta de ley se refieie a lo relacin problemtica del de- Lito con la pena: «Resulfa evidente la importancia del valor para determinar la pena en las lesiones de In propiedad. Si el concepto de delito exige fa pena, del mismo modo la realidad del delito exige una medida de la pena, El delito real es limita do. La pena tencira que ser limitada para ser real,y tendré que ser limitada de acuerde ega un princi juridico para ser jus. ta. De lo que se trata es de conyertir la pena en c: real del delito. Tiene que aparvcerle al delincuente como un efecto de su propia accién, y po lo tanto come su propio he- cho. El limite de apt O mie eae: Dimesan Chines o ete Los Wins tn DEA RENAN es de dela pro- que en cual lad std siempre completa, la propiedad s6lo existe dentro de un limite que no sélo ¢s determinable si- na determinado, no sélo medible sino medido. El valor es la ticia cuantificable se presenta como sistema de seid cias de medidas y de proporciones cuantitativas entre los delitos y las penas. Entonces, en un atentado en contra de la i juc sc manifiesta a través de la medida de eed inreli y comunicable» de 1: Ta pena es la medida social propiedad. Ahora bien, al entregar al guardabosque, que est cio del propistario del bosque y [es] remunerado por él», la cevaluaeién de los daiios eausados, garantizando «la inamovi dad del guard I servis propictario, la propuesta de ley se muestra incxpaz de selevar- seal punto de vista del Estado: ésta se rebaja «a los medios més contrarios ‘ forma a les servidores del propietario forestal en wutoridades ades del Estado en ser- del Estado» y «transforma alas. > vidores del propietario forestal>, us decir, esta conlusidn entre fo privado, entre el gendarme sefiorial y cl juez ¢i- wil perp as yen porjuicia del Estnde de Derecharaciona lo piblicg Rane Mane Esto es lo que estd en juego en el debate de robo de lef co, y ea ap! Dieta sobre el : la distincion moderna entre le privadeyy lo pubi- aplicacién al derecho de propiedad. La inportan cuantitativa del robo de lena, documentada por las estadiaticas judiciales de la época,ilusiva a la ver el vigor de les prieri. cas consuetudin ias del derecho de uso y la penalizacién cre. de esas précticas por parte de la sociedad capitalista en ‘ormacién, Este perforo de transicién constituye, por lo tanto, un momento decisivo en la redefinicién de las relaciones de Propiedad. Tal como constata el historiador E. P. Thompson refirigndose 2 Inglaterra en el siglo Xvitt el derecho se convire ti6 entonces en un instrumento privileziado para imponer *nuevas deliniciones de la propiedad» a beneficio de los pro- pietarios «haciendo desapareces los derechos de uso ayarioa 20 definidos, o acelerando el movimiento de los cereados.." Se or lo tanto, mediante la supresion del embrollo de derechos personales y colectivos ejerciéndose sobre un mismo bien, de una oposicién entre dos concepciones antagénicas de Ja propiedad que ibaa girar a favor del dominio absoluto del privado: «La importancia de los litigios en el émbi- to forestal ds cuenta, por un lado, de la implantacién de un ién de la propiedad y, mas ampliamen- te, de la imposicién de un sisteina juridico fandado ot el indi. vidualismo (condicién del intercambio generalizade) en rup- tura con los principios consuett cient narioss.? Eso es justamente lo que soviala el articulo de Marx, al re- cordar de qué manera la clausura de los conventos y la supre- idn de Ia asistencia otorgad Bor ese medio a los pobres los abia. arrojado esin indemnizacisn», y «lesprovistos de tn 8. P. Thompson, tela Recherche see cer oun tor viejo der. fo», al mercado del trabajo, ya que «todos los de- rechos ei, getudinarios de los pobres se besaban en que cier= ta propiedid tenfa un eardeter fluetuante que no hacfa de ella con claridad una propiedad priveda, pero tampoco con ela dad una propieda publica». La supresién brutal de jarmacioner bebridas y flucteantes de le propiedad \mplicaba la supeesién si- rulténea de las obligaciones hacia los pobres de aquella de los objetos parece referirse a la tradicién de un derecho natural, y la in- vacacién del «derecho de ocup: ins nuit, que otor- ga un derecho al primer oeupante sobre un bien que no es de legalizar la apropiaeién co- i virgenes. Marx lleva més lejos propiedad no esté le- r una aceién die, lo que haba servido pat lonial de las tierras decretad a logiea del argumento: cuan imada, como en al pensamiento de Locke, p ransformadora del abjeto (por un trabajo), el derecho de ccupacién cupone un golpe de fuer inieial (una -toma de te- reno» en el caso de las conquistas coloniales). Tal derecho 08 Kant, Maes ¢s universalizable y debe beneficiar a la clase que, habiendo sido excluida de la sociedad civ objetos aquellos, en u vil o prejuri , se encuentra, asf como los a suerte de estado de naturaleza preci- ©. Estas formulaciones anuneian aquellas que, de manera mucho mis elaborada, encontraremos en la Jos Suse te crtca 2s la fasta 82 derecho ie Hegel. La posbilid de la emancipacién alema cisn de una clase cuyas eadenas sean radicales, de una elase dle la sociedad eivil burguesa que no sea una clase de la ex, ciedad civil burguesa, de un Estado que sea la disolucién de todos los estados sociales.» Es entonces cuando esta clase eneontrard por fin la apelacién que le correspond: «Esta di. tolucién de la sociedad en tanto estado particular, es el prole. tariado~. radicarg entonces #en la fo ma- éSe conten! Marx con opontr el viejo derecho consuetud: nario al formalismo contractual del derecho juridico, o a simplemente para poner al desnudo las contrad nes de la nueva legislicién? Sin duda le preocupa més la segunda opcidn. Se trata de mo: surgen de la tensién entte wn Ins incoherencias que sociedad civil fundada en la Seneralizacién de las relacio:ies contractuales y un Estado ue, Se supons, representa racionalmente un interés general no contractual. Estas contradicciones maccan los limites de la emancipacién «meramente politica» analizados un ano después en La cacstisn judte, Hera la referencia al derecho consuetudinario no asume el lugar, por lo mi ple téctica discursiva, Bajo Ia influoncia de la Revolucion francesa, los de-echoe fiscales habfan tenico que eeder terreno al eampesinado ne. diante el reconceimiento é 0, de una sim- los antiguas usos en los basques domaniales. La indeterminacién de cierto tipo de propiedad, hibrida o incierta, a medio can i 10 entre propiedad privada y p90 wpe eps Los preis pe ua Darra RENAN “oy ban prineipalmente a la ganaderia (derecho al pasaje, de pas- os bosty los nuc- turaje, derecho a espigar) y ala ex (recoleccién de leia muerta). A partir del siglo x: vos nobles se eslorzaron por recortar esos derechos populare: Asf, en Francia, La Gran Ordenanza de Colbert sobre Aguas y Bosques, de agosto de 1669, limitaba el derecho a espigar a “cuatro meses del afo, prohibiendo el pastoreo de ovinos yl zsas medidas provocaron mov sue actualmente son bien conoci- colecta de lefia muerte. pe dos por los historiadores. Cuando el Hombre, convierte en medida de lus précticas sociales, la propiedad se define en relacién con él coma propiedad privada. Ass, el es- tatuto de la propiedad evoluciona progresivamente, en la Edad Olésica, hacia un «absoluciamo de la propiedad». Esta pasa «de un estado de carge natural al de un derecho basicon, del estado de bien al de derecho subjetivo: «E] absahuticmo de 1h propicilad es, ante todo, Ia abolicidn de la relativided de la propiedad feudal segtn la cual uno podfa ser a ae rio frente a una persona y testes ace els jones interindividuales, . La ngeién moderna de tos de resistenci toy parte del contrato, se aotra, en relacién con la vo no se contenta con regular las re comes jurtdi sino que autori, propiedad adopta entonces ina di de expansién pasiva. Asi, el movimiento de los cereados (de apropiacién de 16, Lascauraes y Zander 1. Zenats, Bad ereegee. ‘copia. Loa, documento RR RR SSS RRS itd _ ian Marae s tiereas comunales por los gra 's (erratenientes} comenzé. s del siglo XV, pero Fue en ittié en instrumento de expoliacién» Esta evolueién fue acompafada de v ales. Kar] Polany’ subrayé «un importante hecho de solidari- dad social» que retras6 cerca de cuarentitufios en Inglaterra la instauracisn de un mereado competitive. Este hecho ¢s cono- ido, desde esa é asegurar alos pobres de cada parroquia, tuvieran o no trabsjo, ne vital indexado sobre el precio del pan y teniendo en cuenta las cargas familiares. Sdlo en 1834 este istema, que se habta expandido en el intervalo, fue reemplazado por una nue- valey sobre los pobses. Reconaciendo un «derecho de vivirw la ley de Speenhamland, sostiene Polanyi, eprohtbe eficazmente, hasta su abrogacién en 1834, ld ereacién de un mercado com. petitivo del trabajo. La ley sobre los pobres de 1834 si abelicién del sderecho de vivire: «1s erveldad cientiica de la ley choos has- ta tal punta on el sentimiento publica en los afios 1850 y 1840 las protestas de los conteinporéneos fueron tan vehementes, que la posteridad se hizo una iclea deformada de la situacién. Es cierto: muchos de los pabres rads necesitados fueron aban donados a su suerte cuande la asistencia a domi mida, y entre los que o fue supri- irieron inds amargamente se hallaban los pobres meritorios, demasiado orgullosos para ir al asilo Georkbouses), qu 6e habia transformado en la estancia de la ver- 12, Renst Block naturel et Mani beasaine, Peeks, Pay imtara y Sgr leanana, Matic, Agila, 1980, 13. Karl Polanyi, La Grande imeferneain Ca 1976. [Perec J Disses Cisco gdinn Los penaris be ta Di sta RIAN OF lr €poca moderna, un iienza. Quid ay x eee ndo meramen- acto tan impindoso de re te entregar un criterio del despojo auténtico, mediante la prue- ba de la workhouse, éste aplasté a multitudes de vidas [...] Sin embargo, el grueso de las protestas provenia en realidad de la brutalidad com la que se habta extirpado ona inst ‘gua y aplicado con precipitacidn una reforma radical. No obs- , no se habria tardado en e habia mejorado [...] Si, con Speenhamland, se habfa tratado a Ja gente ¢¢” pa animales de poco valor; ahora se esperaba que dase de si no aun teniéndolo todo en contra. cada cual jedor se encontrabe sin proteecién Jofa abusado de los valores a el tral enla sociedad. Si Speenhamlan de la localidad, de la familia y del marco rural, ahora el hom- bre se hallaba aislado de su hogar y as sus padres, hab ie rrancado de sus raices y de todo medio que tuviera un sent in creeectiea tn amland era ka podredumbre de Ia inmovilidad; el riesgo pasé a ser morir de frie». Esté claro, Se a situacién social ont, segiin que uno la mida de los pobres es radioalmente d en términos de solvencia monetaria 0 de garantize de neces daces elementales. notacién and Joga cuando distingue en ka fatrodueciin de (84d a la sien a Ia filosofia de! derecho la pobreza que és consecuencia de les condiciones naturales (casstrofes naturales, ceprichos elimé- ficialmente» por las rela- se encuentra una ticos) de «la pobreza producida ai ciones sociales de explotacién moderna. y de Speenhamland no eran, cierta- Zntropos. Si bien se esforzaban por amorti Los iniciadores de la mente, meros 14. tbr, p. seumulzcién primitiva dél mpedta preservar un «ate quo en las rela- les y familiares. Pero probablemente entraba tam- visién del mundo, una mezela de considerac iosas y de tradiciones ligadas « lo que el historiador 3 ‘Thompson ha definido, en referencia a lis revueltas de subsis- tencia en Europa, como una «economia moral» popular, es decir, una «el manifiesto filosdfico de la escuela del derecho histérieo» que dl carecteriza en términos de «tcoria slemana del Antiguo del robo Marx trata de que adquiere la deslegiti- jas constitucionales, de la Regimen francés». hacer emerger el macién, en nombre de los p: : costumbre es tanto fuente contradictoria del derecho. Y justa- mente en cont ion m, de Savigny y de Beseler, en nombre de una continui- jones consuetudinarias ancladas en una do‘reglemen storia nacional especifica. La postura de Mars es de otro tipo. trds del ecumenismo de la costumbre, | trata de buscar, de- conilicto entre dos WW — rechos sntagénicos: «Si estos derechos consuctudinarios imbres contrarias al concepto de derecho racional, los derechos consuetudinaries de los pobres son rechos contra la costumbre del derecho positives. ¥ esos dere. ches eonsuetudinaries de le pobreza, y no los prvilegios con. suerudinarios, son los que resultan atacados con pareialidad por «las legisliciones iluministas». A través de las costumbres, «la clase pobre» sabia tomar, «con seguro instinta la parte mie indecisa de la propiedad, para satislacer sus necesidades na- les. Esia consideraba clas limosnas de la naturaleran como 84 propiedad legitima: «En la tecoleccién, la clase clemental dle la sociedad humana se enfrenta, ordenandolos, a los pro- duetos del poder natural elemental. Algo similar oeurre con les productos que crecen salves formando un accidente pu Famente casual de la propiedad y que por su poca importan. Gia no se constituyen en objein de la actividad del auténtico Proniatari: algo similar ceurre con fa rebusca, el espigueo y derechos consuetudinarias de ese tipo». A menudo presents. ‘a exréneamente como vente natural del derecho, la costutn, bre es, por el contrari social contradicto- in a la costumbre de | recho reputade consuetudin: de fuerza, ivilegios. El de- io traduce tambi¢n relaciones En este sentido, el derecho consuetudinario de los pobres puede ser contrapuesto a la igualdad formal de las partes de ‘un contrato engaiioso, sacrifichda en nombre de tin derecho que disimula, detrds de su universalidad proclamada, el inte, és particular de una clase do:ninante: «Nosotros, en cambi hombres poco précticos, reclamamos para la multitud politica, mente pobre y socialmente desposeida aquello que la servi dumbre erudita y déeil de los tlamados “histéricos” ha deseu., bierto a modo de piedra flosofal transformar en ora reps sore womeancs ann i juridico toda prete ol dere nario, por su naturaleza, sélo puede ser el derecho de esta ma sa inferior, despaseida y elemental Entre dos derechos consvetudinarios contrarios, es la fuer- na: aBntre dos d guales esc 1 la fucrza eslaque cis za la que dieta Marx posteriormenie en Eleapt Se puede seguir, a rravés de Ia historia, el hilo rojo que el antiguo derecho consuetudinario« la «economia moral» de los pobres, alos derechos a la vida, a la existencia, al trabajo, alos ingresos, « la vivienda, derechos oponibles a los de la pro- piedad privada, Durante ol invierno del Ro TI, la hicha de clases habsfa conducido esta oposicién a un punto de ruptura, Algunas décadas més tarde, Hegel reconoefa todavia, en sus Principios ela. flosofia del devecho, la prinsacia del «derecho de emergencia» sobre el derecho de propiedad! «En un peligro extrema y en el coaflicto con la propiedad jurdiea de otro la vida tiene un derecho de emergencia (no come coneesién, sino como derecho), pues por un lado esti Ie lesién infinita de la existencia y por lo tanto la total falta de derecho, mientras que por el otro s¢lo la lesién de una existencia singular limitada de hy 176 mare fe Je lefia. Eser +En estas costurbres de aE NG xu, Mans, iad [...] Del derecho de emergencia se desprende el be- nreficio de inmunidad por el cual se le dejan al deudor instr mentos de trabajo, ropas y en general la porcién de su forttina que, aun siondo propiedad del acreedor, se considera necesae rig para su manutencién, de acuerdo con su po: social. la finitnd y por lo tanto lk contingeneia del derecho y del bicnestar».!" BI derecho de emergencia no ¢s, sostiene Hegel, una «conce- sin», una forma publica y compasiva de la earidad, sino real- mente un derecha oponible al derecho de propiedad en situa ciones de emergencia social. Al tomar la defensa del corresponeal del Mosela de la Gace- ‘a Renana, en contra de los ataques del presidente de la Dicta ‘on Schaper, Marx reincorpora el término de «emergencia». n su artfculo del 18 de enero de 1845, ju so de aquel que «percibe direstamente y con frecuencia en la poblacién que le rodea la vor, brutal de la miseria». Entonces, es «un deber politico» sostene publicamente «ese lenguaje de a misetias, Las situaciones de miseria y emergencia revel ica el estilo rugo- En los articulos sobre el robo de lefia y sobre le situacién de los vitadores del Moscla, la cuestién de la propiedad permite, ante todo, revelar las contradieciones que existen en La rela. encre sociedad civil y Estado, Pero Marx las encara toda- vin desde un punto de lista liberal. Su superacién serd ol resultado de la evolucién de los afios 1843-1844, de los maruscritos de losofia he echo; de le eritica de los derectos del ho: re y de la emanci- 19. Hegel, Prin dele fille del decebe, Buenos Aires, Fedor f i a) iy h del acign politica en Le exvitin jedi, el paso hacia la critica de la E i de 1844. A través inoe hegelia- ncoherencias economfa politica en los Marmwerias par de la cuestién del derecho, y todavia en los 842 su preten: nos, el articulo del o del Estado moderno, q) snes a una racio- nalidad universal: «Pero si aquf se muesica vente que el interés privado quiere y tiene que degradar el Estado a medio vado, jem no habria de seguirse que wna ce- presentaciéa de los intereses privados de los estamentos quie- ray tenga que dearadar el Estado a los pensaiientos del interés privado? Todo Estado moderno, par poco que corresponda a primer in- lor lagislativ de este tipa: “Tas eami- educe sv su concepto, se veré obligado a exclamar, ante tento priictico de un nos no son mis cuminos, tus pensamientos no som mis pensa~ mientos Esta refutacién prictica de las pretensiones del Estado moderne se ve {60 de la velacién que se supo- ne debe mantener con la sociedad civil. A través de una legis- lacién como la del robo de lef, las autoridades péiblicas se radi en vex de enearnar, fren- a aen ponen al servicio del interés te ad), el interés general. Red sin sintesis de las relaciones contractush aa ei on la ciéndose 1a do contradice sociedad civ que le otorgaba Hegel: «Pero contrato (vénse § 75), ni su eset incondicionado, la proteccidn y la seguridad de la vida y dela ‘duos singulares. Estado no es en absoluto un a sustancial es, de un modo propiedad de los ind contrario, lo mas elevado, y reivindica pa propiedad y exige su s 20, Hegel Principio lo iden dl ere, $ U0. Es terior de los Pinip atada tampose cadies oun slactn contesctual cin explicita a un ext «Del mismo mo: doy la naturaloza cel e relaciones intercontractuales privadas se mani stay gegtin Marx, de manera patente en el sistema de san- ciones infligidas por la ley a los «culpabl les. Al acién de trabajos forzados a su servi pena publica se transforma en compensacin privad: de el propletario forestal avegurar ou lea mejor que c cocurrido aqui, donde el delito se ha transformado en una ren- t87 Como un hébil general, transforma el ataque de que es ob- 0 en ocasion infalible de una ganancia triunfal», En el ejer- de su in de otorgar regalias, el Estado acta entonces como vulgar prestador de seguros para propietarios: «La pena en cuanto tal, la restauracién del derecho, que debe diferenciarse de la restitueién del valor y la indemnizacién, é convierte de una pena priblica en una compensacién privada, las multas no fluyen a la caja del Estado sio a la caja privada del propietario forestal (...] La lefia posee Ia notable propic- dad, apenas se la roba, de torgar a su propietario la calidad de Estado que antes no tent [...] EI ladrén ha sustrafdo lefia al propiet: ladrén pars 0 de todes con las relaciones de Is prnpied: len las cues provacado las mayores eonf¥siones en deg. Ash deberes del Estado fue- duos particulares y aston ua épo- prfacipe ydlel Ea ee eatin unidas ed wer wotenner Dimesin Cie © cian El asunto del robo de lena de sacar conelusiones generales en cuanto a Estadoy de sus funciones en relacién con Ia sociedad ci Dieta renana no renuncié a su misién de interés general. Sue ce la oportuni po, al contrario, cu fendido un determinado do convecada~ y lo ha tratado como su objetivo final. Que al hacer esto haya pisoteado al derecho es uaa simple consecuen- i rea, pures el interss es por su propia naturaleza ci desmedido, unilateral, en tna palabra, sin ley.» Si bi plir «perfectamente su: misidns. «H: 1erés especial pidos», sin embargo Marx no se aerepiente del tiempo que les dedicé. Valla la pena, ya que se trats de deseubris y de mos- svar por intermedio de ese ejemplo «qué eabe esperar de una asamblea estamentaria (etdnde) de intereses particulares, en caso de que se la Hlamara seriamente a legislars, Por eso de~ fenderd apasionadamente, cn contra de este tipo de asamblea sgo de su- corporativa, el suftagio u bestimar el hecho de que un sulragio como ése también puede desembocar, indirectamente, en euna asamblea de intereses particularess, En estos textos de 1849-1843, Ja confrontacién de te tema volver transformado, bajo la perspectiva de la wcrisis del Estado, no por disolueisn del Estado y del derecho en la sues, 0 por desaparicidn de la poltica en no por Supt sociedad civil bu: bene! cidn efectiva de la gran eacisién moderna entre sociedad de las cosas, y vatlo y puiblico, derechos del economfa y pol ea a Kant Mans Los nenmss et Dies REAR oi hombre y derechos del ciudadano, revolucién politica y revo- lucién social Hey lectura de wx en la Gaccta Renana ade quiere una extrafia actualidad en el contexta de la globsliza cin mereantil y de la privatizacién generalizada del mund privatizacién no sélo de las empresas de Estado, sino también de los servicios, de la educacién, de la informacién, del saber yde la violencia, 0 sea, del espacio piblico en su conjunto, Al respecto, James Boyle establecis un paralelismo entre los scercados» de la acumulacién primitiva y los «nuevos cerca: dos» de los bienes intelectuales.” Asf como el acaparamicnto privatizador de tierras fue defendido en su tiempo en nombre de un crecimiento de In productividad agraria que supuestar ‘mente iba a terminar eon Jas hambrunas y la eseasez aunque fuera al procio de una ierrible miseria urbana, hey estaria- ‘mos asistienclo a una «nueva ola de cereados», dos por la carrera hacia alimentacién mundi embargo, sovacién © por las urgencias de Entre los dos movimientas exister fierra es mutuamente exclusive (lo que uno se ha apropiado, no podra ser usado por otra}; el de los conoeimientor y sabe. res, frenéticamente patcntades, «no tiene rival: el bien no se extingue con el uso de tina sécuen ma informatico 0 de ur 21 os Boyl, the Seon Ealosre Movement and the Consruston ofthe Pike Dans, chplfancebeslecom «Carle de propiedad se estahlere sebre un bion informaci nic nen eae tenements rst benoficiario de dic h a n es enteegar al eonaumidar *e privado mediante vn sistema de precios discriminatorions So bre estas Contretempn n° & (septiembre de ses @ ony eye 1 no ha dejado de bajar, desde el pasando por la im- el coste de la reproduc: copis presidn tradicional o la fotoeopia, Y es también por eso que Invoea mis bien, coma justly ta el correo clectréni hoy dia Ia apropixeién priva cacién, la estimulacién de la investigacién que el uso del pro- ducto Las controversias sobre lus maltiples formas de patentes jento del genoma) (entre Jas om» se encuentra el seeuenci plantean ¢f-sjoblema de la distincién entre descubrimiento ¢ é -a, {Es posible priv invenciény, je su Henn una DTG; bniondo'en cits queda‘ Reade Gi’ prsgee> \ds que un elemento de la légica apli- cada, es decir, una parcela de trabajo intelectual muerto laclo? Seguin esta légica de apropiacién nos atreveriamos = patentar inchiso las matemd ma informdtico no es ‘vatizadora, act i meterlas al derecho de propiedad” La soci jo intelectual comienza desde la pritctica del lenguaje, el cual constituye, indiscutiblemente y hasta que se demuestre lo contrario, un bien comtin de la h oui pide que de propiedad clésico y su legitimacién de la propiedad por el trabajo. Nacen asf oscuras pugnas juridicas sobre la explotacidn del genoma, eleyylet, 0 el Digital Millenium Act de 1998, que otorga alos editores un pod gar a hacer ua lector con un bezes filosético-juridicos son ruto de vez mas explosivas, entre la so ada de ideas, por una parte; entre el telect contradicciones, cada n del trabajo intelec- jo abstracto, cuyo sostén es la medida mereantilay elt able que desempefia un rol bajo concreto reciente en el proceso de trabaja complejo, por otra parte. El 1 Keel Manx tallzada de la ley del valor en tanto medida miserable de la ri. in aus ditimaos libros, David Harvey i 4s general- la globalizacién como nueva fase «de acumulaciéa Por desposesiéns, Con esta se refiere ala evolucién oa la reto- made ‘acticas calificadas por Marx camo «primitivas» u inarias», caracterfsticas de los inicios del capitalismo. Fe. ‘as incluyen la mercantilizacién y-Ia privatizacign de la tierra (tal como se produce atin hoy dfa en México o en la India): Ia supresién de diferentes formas de derechos consuetudinarios comunales 2 beneficio de derechos exclusivos de propiedad privada; la mercantiliz in de la fuerza cle trabajo: la apropia- i6n imperial © neocolonial :le recursos naturale: zacién de los intercamhios de bienes de uso y la gndeudamiento para generar nucvas formas de dependencia y dominacidn, «La supresién de derechos comunes conquiista- dos 2 lo largo de aos de teriares I cién social, la salud pul 1 de las formas politicas mas agresivas de desposesién llevadas a cabo en nombre de la ia neoliberal.» Esta cacumulacisn por desposesién» es, segtin Har vey, una condicién necesaria para la supervivencia del capitalismo, as, de los recur- acluye Ia apro- historia cultural bajo una ereantil 0 incluso a través del saqueo de patrimonios turales. La desposesidn se reali en efecto, por distintes medios, que van desde la coercivn externa a la canibalizacién Por la lgica mereautil de formas de actividad y de produecién 22. David Harvey, Verso, 2005, p. 45, Bepacins ebennital th id, Akal, 2007 ] sepeto mien enact Dinetide Clie © gine ary Rn toi que se le escapal lona las p sa por scion de pretexto de legislaciones «an i mo se instala todo un espectro de disposiciones que configu- raf una suerte de nueva ley sobre los pobres que busca refor- zar su control social ¢ impones; mediante In precariedad ¥ d i flexible Bajo estas condiciones, estamos en presencia de nuevas 4a de los «sin» (sin papeles, sin domicilio defensa formas de resiste! sin techo, sin empleo, sin derechos) en nombre de de los servicios pablicos, de la sobcranfa imenti- cia de pafses sometidos il saqueo impe re, mundo viviente) cod nes (agu sea resas canfbales 0 por Fagen ecleten patentables, 0 simplemente en nombre del nes de recone os. Las derecho a tener dere ; miento de las lenguas y de las eulturas indigenas (en México, Venezuela, Eeu pero también en Africa o en Asia) en contra de una globalizacién uniformadora, toman istencias a la despose- lenamente lugar en el mareo de un Sia menudo us Luchas se llevan a cabo en nombre dela defiensa de los « nes, es im= portante retomar al res} -y distinguir os y costumbrese,o de las tradi 1 0 la postura d los antayonismos que, latent tumbres aparentemente consensuales. Los articulos de 1842 y de 1843 sobre el robo d sitwacién de los vifadores del Mosela se pueden considerer coma el punta de partida, en la abra de Marx, de una eritica de la propieded privada de los medios de produecién y a de cambio. Cinco afivs mas Comuni piente movimiento con mir su teorfa en esta fSrmul ide, en el Aherifieite del Partido hard de esta euestién la piedra de toque del inci- «Los comunistas pueden resu- aboliciéa de la propiedad priva. da». Por es0, en atodos los mo: ientos» ellos «ponen en relieve cuestién de la propiedad, sea cual sea el nivel de eva ién que ésta haya podido aleanvzar, camo la cuestion funda- mental del movimiento». En lo que se refiere a los diez puntos rograméticos generales con que coneluye el primer capitulo ete se refieren muy directamente a las formas propiedad: 1) expropiacién de la propiedad territorial y empleo de la renta de la tierra para los gestos del Estado; 3) fuerte impuesta progresivo; 5) abolicién del derecho de heren- cia; 4) eonfiseacién de la sediciosos: 6) centrs acién en manos del Estado de los me- dios de transportes, y 7) muhiplicacién de las empresas fabri« les pertenecientes al Estado y de los instcumentos de produe- Gién y roturacién de los terrenos incultos. Todas estas medidas significarfan una primacta de «la eco- nomfa moral» mas alld de la competencia de todos contra to- dos, della solidaridad sobre el edleulo egoista, del derecha cone suetudinario de los pobres sobre los privilegios de los que poseen, del interés pablico sobre la codicia privada, No se ta, por lo misma, de abol piedad, sino ala actual propiedad privada, la propiedad burguesa»; dicho de otca forma, «cel modo de apropiacién funda « eién del trabajo Jsando una formula de apariencia opondra, as, la propiedad individeal ala ta de produceiéa y de y por tanto la propiedad privada capitalista, es la primera negacién de la propiedad privada individual, fundada en el trabajo propio. La negacisn de la produceidn capitalista se produce por si misma, con la nec a a explota- lad de un proceso natu- Hp @ cio aleanza- Dimesdn Civics © entinn oh

También podría gustarte