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GÓNZALEZ, Moreno Félix. Pablo, Apóstol Del Señor. de - Jerusalén A Damasco
GÓNZALEZ, Moreno Félix. Pablo, Apóstol Del Señor. de - Jerusalén A Damasco
Jerusalén a Damasco
P
ABLO
,
APOSTOL DEL
S
EÑOR
.
DE
J
ERUSALÉN A
D
AMASCO
. V
OL
. 1 © 2018 por el autor: Félix González
Autor: Félix González
Printed in Spain
Índice
Introducción 9
25. Los reparos de Ananías (9:13-16) 147 26. Lo que hizo Ananías con sus
reparos (9:13-16) 153 27. Cómo Jesús ayudó a Ananías en sus reparos
(9:15-16) 159 28. Los designios de Jesús son irrevocables (9:15.16) 165 29.
Lo que dice la expresión “instrumento de Jesús”
a los que trabajan en la viña del Señor (9:15) 171 30. Lo que dice la
expresión “instrumentos de Jesús”
a aquellos para los que trabajan los siervos de Dios (9:15) 177 31. Modestia
y estímulo del término
Introducción
Pablo, apóstol del Señor
es una obra en doce volúmenes, el primero de los
cuales tiene el lector en sus manos. Subtitulamos este primer tomo “De
Jerusalén a Damasco”, y en él tratamos exhaustivamente la conversión de
Pablo.
En esta obra nos ocuparemos del ministerio y del mensaje del apóstol
Pablo. Veremos cómo la poderosa mano de Dios se manifiesta en la vida de
un hombre transformándole por completo, guiándole y estableciéndole por
bendición para multitud de personas.
A pesar de tratar con Pablo y los personajes que le rodean en todo tiempo,
no nos quedaremos anclados en el hombre, sino que glorificaremos, sobre
todo, a Jesús. Pues es Jesús quien le transforma y le convierte en testigo
poderoso, en dócil instrumento, en hombre de oración y en hermano entre
hermanos.
Capítulo 1
y
Vio a un hombre de fe
Un hombre con una fe tan firme como una roca, inamovible corno un
Gibraltar. Un hombre cuya fe estaba plenamente en consonancia con la
palabra de Dios, y de la cual recibía fuerzas para padecer hasta lo más
difícil: la muerte violenta a manos de una jauría ignorante, soberbia,
sedienta de sangre y convulsionada por el odio más ruin.
Para aguantar todo esto hace falta tener una gran fe. Y Esteban estimó su
vida menos valiosa que su fe. Y nosotros, ¿en cuánto apreciamos nuestra
fe? Por no negar a Cristo, Esteban negó su propia vida.
´
La primera aparición de Pablo en la Biblia¨
y
Vio a un hombre de amor
Era evidente que la fe de Esteban era mejor que la suya y que Esteban
mismo era mejor hombre que él. Esto se le quedó grabado a Pablo, y desde
aquel día comenzó la lucha en su corazón.
y
Vio a un hombre con una esperanza viva ante la muerte
Pablo vio, además, en Esteban a un hombre con una esperanza viva ante la
muerte, un hombre que veía el “cielo abierto”, siempre señal de bendición,
y que entró en él de manera triunfal aquel día.
Esto es lo que busca el hombre, lo que necesita, una fe que le ayude a vivir
y a morir, mejor dicho, a vivir bien y a morir bien, porque todo el mundo
vive y muere de cualquier manera. Pero no se trata de esto, sino de vivir y
morir como Dios manda.
Así vivió y murió Esteban gracias a su fe. Y Pablo vio todo esto aquel día, y
quedó fuertemente impresionado.
De tales hombres como Esteban, que creen lo que predican, que aman de
verdad y que enfrentan la muerte con firme y gozosa decisión emana un
poder de atracción que este pobre y ciego mundo desconoce. ¡Cuán a
menudo ocurrió en el pasado que los verdugos de los mártires cristianos se
convirtieron a Cristo gracias al testimonio de aquellos cristianos que morían
a sus manos! ¡Cuántos de los que se han convertido confesaron después que
su fe recibió el primer impulso ante el testimonio de cristianos verdaderos y
felices en las más duras tribulaciones!
¿Pueden decir lo mismo de nosotros aquellos que aún no creen y ven cómo
vivimos cada día? Quiera Dios que nuestro testimonio sea tan elocuente y
poderoso como el de Esteban. De esta manera se convenirlo a Jesús muchos
escépticos y fanáticos como Pablo.
´¨
Capítulo 2
Gracia previa
“Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta
ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la
ley de nuestros padres, celoso de Dios...
Las tres grandes corrientes que dan forma a la vida de toda persona son su
patria, su familia y su escuela. Estas son las poderosas fuerzas que cincelan
nuestra personalidad y que determinan en gran medida el futuro de cada
hombre y mujer.
y
Su patria
¿No era este el lugar adecuado para el nacimiento de aquel que habría de
ser el apóstol de los gentiles? Pablo crecería en Tarso familiarizándose en el
trato con los hombres de todas las razas y culturas. Tarso le hizo más
comprensivo y tolerante con los hábitos y costumbres de otras gentes, y le
preparó para su posterior ministerio entre los gentiles. ¿Acaso no se
advierte esta comprensión y tolerancia en sus luchas con los judaizantes de
Jerusalén que pretendían lastrar la vida espiritual de los cristianos gentiles
con una sarta de preceptos tan inútiles como equivocados? Nacido en una
gran ciudad, Pablo era un amante de las ciudades. Su estrategia misionera
consistía en alcanzar con el evangelio las grandes urbes, para que desde allí
pudiera llegar su mensaje con más facilidad a los hombres y mujeres de las
ciudades más pequeñas. Sus grandes cartas están dirigidas a iglesias
situadas en grandes ciudades: Roma, Corinto, Éfeso, Filipos, Tesalónica,
Colosas, Laodicea...
Así como Dios preparó a José y templó su espíritu por medio del
sufrimiento de la esclavitud, de la deshonra y de la cárcel en Egipto, para
convertirlo en un gran gobernante salvador de pueblos, así también preparó
Dios a Pablo por medio de su nacimiento y vivencias en Tarso para su
posterior ministerio misionero entre las naciones. También nuestro lugar de
nacimiento y vivencia no es ninguna casualidad. Ese lugar nos forma y nos
capacita en las manos de Dios para llevar a cabo las divinas tareas.
Nosotros podemos pasar esto por alto, pero en muchas ocasiones hemos
comprendido que lo que hoy somos y hacemos, lo debemos en buena
medida a esos lugares que nos vieron nacer y crecer.
y
Su familia
Pablo nació en el seno de una familia judía que pertenecía al grupo religioso
de los fariseos. Estos se tomaban muy en serio la observancia de la ley de
los padres en todos sus detalles. Eran buenos estudiantes de su Biblia
(Antiguo Testamento), la que consideraban una autoridad intocable.
Pablo fue instruido en la voluntad de Dios por sus padres. Y lo fue desde
muy pequeño. Uno de los requisitos que establecía la ley de Dios era que
todo varón debía presentarse en el santuario de Dios tres veces al año
(Éxodo 23:17; 34:23.24). Tan pronto como los niños cumplían los doce
años de edad, tenían la obligación y el privilegio de subir a Jerusalén.
También Pablo tomaría parte en estas peregrinaciones, pues años más tarde
no podría decir que había observado la ley de Dios intachablemente si no
había cumplido con estos requisitos.
¿Gozan nuestros hijos del privilegio del Pablo infante? ¿Estamos inspirando
en ellos el amor a los mandamientos de Dios, el respeto a la palabra divina
y el deseo de participar con alegría y entrega en la vida de la iglesia? En la
eternidad habrá hijos de familias cristianas que maldecirán a sus padres por
el lamentable ejemplo que le fueron de vida cristiana y de irresponsabilidad
espiritual. Pero también tenemos que decir que ya aquí debajo del sol hay
hijos que dan gracias a Dios por haberles permitido nacer en un hogar
donde recibieron amor y toda instrucción y ejemplo en los caminos del
Señor. ¿Harán esto último nuestros hijos? Dios lo quiere y lo espera.
y
Su escuela
cristiano debe aprovechar su oficio para dar testimonio del evangelio a los
trabajadores de su ramo, para lograr la conversión de
muchos.
pleno tiempo.
conocía ni le servía.
´¨
Capítulo 3
(Hechos 22:3)
Ésta era el centro del saber rabínico. Allí estaban los mejores rabinos y las
mejores escuelas de religión. Además, la ciudad entera
allí ministraban los sacerdotes escogidos por el Señor; y desde allí habían
gobernado los reyes ungidos del país. Jerusalén era la ciudad de Dios; allí
había puesto su templo el Señor; y allí tenía que aparecer el mesías
prometido. Estudiar en Jerusalén era todo
un privilegio.
esta ciudad tan querida y venerada por todo israelita. Pablo tuvo
y
¿Quién fue su maestro?
Pero, por otra parte, nos vemos en la necesidad de decir que tal vez era el
peor de los maestros, el más peligroso de todos. Porque ese día, en el
concilio que juzgaba a los apóstoles Pedro y Juan, tuvo la gran oportunidad
de inclinar el corazón de los judíos a Cristo; pero no lo hizo. Y de esta
manera su piedad y erudición se convirtieron para muchos en una
maldición, pues si el gran maestro Gamaliel no había reconocido a Jesús
como el mesías de Israel, tampoco lo reconocerían las muchas personas que
en todo el país veneraban a este anciano por su conocimiento y piedad.
y
¿En qué consistía su estudio?
El objeto de sus estudios era “la ley de los padres”. Con esto se
sobreentiende todo el Antiguo Testamento, que constituía la base de la
instrucción religiosa de todo israelita ortodoxo y de todo aquel que a su vez
aspiraba a ser maestro para dedicarse a la enseñanza.
y
¿Cuáles fueron los frutos de esa enseñanza?
voluntad de Dios.
convertido en un ciego opositor a los caminos del Señor. Así que, se puede
licenciar uno en las escuelas que cuenten
nosotros con el toque de la gracia divina. Ahora que nuestros ojos están
abiertos por esta gracia, pidámosle a Dios que nuestro estudio de su palabra
redunde para nosotros en mayor beneficio que en la vida del joven Saulo de
Tarso. Que el estudio de la palabra divina nos haga realmente más dóciles a
la voluntad de Dios.
´¨
Capítulo 4
Saulo y la persecución de los
cristianos
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de
Damasco, a fin de que si hallase a algunos hombres o mujeres de este
Camino, los trajese presos a Jerusalén...”
(Hechos 9:1-2).
(Hechos 22:4-5)
y
El perseguidor
Dice que Saulo respiraba aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor. Estas palabras nos recuerdan la forma de ser de los animales
predadores. Cuando divisan a su víctima comienzan a respirar de manera
amenazante, a duras penas contienen su aliento, hasta que por fin saltan
sobre la presa. Así era también Saulo en relación con los cristianos, estaba
lleno de un celo rabioso, combatía fervientemente a los discípulos de Cristo.
Era semejante a una alimaña con una sed insaciable de sangre.
¡Verdaderamente un cuadro terrible!
La imagen que nos ofrece Saulo, cargado de odio y rechazo contra los
cristianos debe ayudarnos para que seamos capaces de deponer nuestro
rechazo y nuestra violencia contra nuestro prójimo, y especialmente contra
los que profesan nuestra misma fe. El cristiano no debe ofrecer nunca la
loca imagen de la violencia desenfrenada contra su prójimo.
y
Los perseguidos
´
Saulo y la persecución de los cristianos ¨
¡Cuánto puede cegar a los hombres el odio contra los cristianos! Este odio
les quita toda claridad mental y los priva del más elemental sentido de la
justicia.
y
La persecución
Verdaderamente no podía decir que hizo este trabajo sin que le gustara.
´¨
Capítulo 5
Tres características comunes a
Saulo antes y después de su
conversión
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de
Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este
Camino, los trajese presos a Jerusalén... Yo de cierto soy judío, nacido
en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de
Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de los padres, celoso de Dios
como hoy lo sois todos vosotros. Perseguía yo este Camino hasta la
muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres;
como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de
quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para
traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que
fuesen castigados.”
y
Su laboriosidad
y
Su exhaustividad
Otra virtud que observamos en la vida de Pablo es su exhaustividad, es
decir, su minuciosidad en el trabajo, su exactitud, su perfección. Porque
creía que la adoración de Jesús era algo erróneo y lamentable, se dispuso a
erradicar este culto con todos los medios a su alcance. No se contentó con
medias faenas. Participó activamente en la primera persecución de
cristianos en Jerusalén y mientras que muchos de sus correligionarios se
dieron por satisfechos al acabar esta labor, él pidió cartas para ir mucho más
allá de Jerusalén, a Damasco, en Siria, para que tampoco allí hubieran
cristianos, para que éstos no se sintieran seguros en ninguna parte.
A los cristianos de Asia Menor les dirá, con motivo de su despedida final,
que no ha rehuido enseñarles todo el consejo de Dios. Pablo no se limitaba
a tratar en sus predicaciones y enseñanzas sus temas favoritos, que también
los tendría, sino que instruía a las iglesias en todas las verdades del
evangelio. Esto requiere planificación y esfuerzo. Y Pablo no escatimaba
esfuerzos en esta dirección, porque sabía lo importante y lo necesario que
era este precioso conocimiento para la iglesia.
y
Su celo misionero
Lo que hemos observado en la vida de Pablo nos enseña que hoy puede
haber también personas que, a pesar de estar espiritualmente ciegas y lejos
de Dios, como era el caso del apóstol Pablo antes de su conversión, puedan
tener, no obstante, muchos y nobles talentos naturales. Talentos que su
ceguera espiritual les conduce a ponerlos al servicio del mal, pero que tan
pronto como se convierten a Cristo pueden ser transformados en dones
espirituales y usados para la gloria del Señor y para bendición de muchas
personas (Romanos 10:1,2).
´¨
Capítulo 6
(Hechos 9:1-2)
y
En su cabeza
Pero como muchas veces ocurre, estas mentes privilegiadas por su propia
condición y por sus circunstancias, no siempre aciertan a entender las cosas
espirituales en su justa medida. ¡Cuántos son los intelectuales y teólogos
que tienen ideas y creencias contrapuestas a la revelación de Dios! Y al
decir esto no estamos haciendo apología de la ignorancia ni de la incultura.
Lo que sí decimos es que a Dios no se llega por la cabeza, por la razón, por
el intelecto. Jesús no dijo: “Bienaventurados los inteligentes, porque ellos
verán a Dios”, sino “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos
verán a Dios.” Y el corazón solo lo limpia la sangre de Cristo.
Saulo tenía, pues, aquella gran riqueza religiosa en su mente. Pero le faltaba
el conocimiento que procede del Espíritu Santo y la iluminación que
procede del cielo. Sin ambas Saulo y cualquier otra persona están sumidos
en la ignorancia más lamentable. Porque todo su saber no les lleva a
ninguna parte. Es más precioso y de más valor el conocimiento de una
sencilla ama de casa o de un peón del calzado, pero que saben que Cristo es
su Salvador y Señor, que el de un profesor universitario o el de un doctor en
Teología, que ignoran esto último. Pues el conocimiento del ama de casa y
del zapatero les llevará al cielo, mientras que el de los intelectuales no les
llevará a ninguna parte, ni les librará de la condenación eterna. Recordemos
que es mejor ser un paciente de Jesucristo que un Doctor en Teología.
y
En su mano
Saulo llevaba en su mano unas cartas, unos poderes, del sumo sacerdote de
Jerusalén, que le revestían de autoridad para detener en Damasco a
cualquier judío que se identificase con Cristo y conducirle a Jerusalén ante
el consejo supremo. Estas cartas oficiales realzaban la figura de Saulo a los
ojos de sus paisanos. Eran cartas extendidas por el sumo sacerdote y, por
supuesto, estos documentos no se facilitaban a cualquier persona. Tenían
que ser personas que mereciesen la confianza del sumo sacerdote. ¿Acaso
escribiríamos nosotros una carta de recomendación a cualquier extraño que
nos la pidiese? ¿La escribiríamos incluso a favor de todas las personas que
conocemos? No, seguro que no. Sentimos que no podemos recomendar a
cualquier persona. Y máxime cuando se trata de asuntos muy delicados.
De manera que Saulo tenía que ser bien conocido del sumo sacerdote, y sus
ideas tenían que ser muy afines con las de los gobernantes de Jerusalén.
Pero no contaba con el poder del Espíritu Santo, con ese poder que sólo
puede facilitar el Sumo Sacerdote celestial, Jesucristo. Esta es la única
autorización que capacita y legitima a una persona para prestar un servicio a
Dios. Este es el único poder con el que una persona puede atreverse a dejar
su casa y su tierra y dedicarse a hacer la obra de Dios. Los colegios
pastorales y los organismos religiosos pueden extender cartas de
recomendación, los seminarios teológicos pueden extender también
certificados de estudios y notas de recomendación. Pero todo esto no sirve
de nada positivo a menos que el Sumo Sacerdote celestial, Cristo Jesús, nos
haya dotado del poder del Espíritu Santo.
Y Saulo no contaba con este poder. Por eso el fruto de su obra no era bueno.
Su presencia llenaba de miedo y espanto a los sencillos cristianos, su
autoridad le conducía a la crueldad, al separar a las familias cristianas. No
sembraba paz, sino dolor y lágrimas. Donde llegaba este religioso sin
autoridad espiritual divina, llegaban también la muerte y el drama. Y todo
esto gracias a unas cartas humanas extendidas a su favor. Todo esto gracias
al ejercicio de una autoridad sin autorización divina.
y
En su corazón
Saulo tenía un gran celo religioso, pero le faltaba el celo del amor del
Señor, un celo del que él mismo escribirá años más tarde a los cristianos de
Corinto, diciéndoles: “El amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:14).
El fanatismo religioso es una cosa muy distinta del celo que provoca en
nosotros el amor del Señor, un amor que sólo busca ayudar al prójimo y
glorificar el nombre de Jesús. Nosotros necesitamos de este amor al hablar
con las personas que no tienen nuestra misma fe. No podemos odiar ni
maltratar con palabras ni argumentos a los que no creen como nosotros.
Esto es lo que hacía Saulo con los primeros cristianos, y todos
comprendemos lo equivocado y lamentable de su conducta.
´¨
Capítulo 7
Un hombre confundido camino de
Damasco
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del
Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de
Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este
Camino, los trajese presos a Jerusalén.”
(Hechos 9:1-2)
y
Confundido en su interpretación de las Escrituras
Cuando salió hacia Damasco creía conocer bien las Escrituras, pero la
verdad era que estaba totalmente ciego para ellas y muy equivocado en su
interpretación. Hay mucha gente que lee las Escrituras sin entenderla y,
peor aún, torciendo su significado para su propia perdición (2 Pedro 3:16).
La interpretación correcta de las Escrituras es una gracia de Dios y no un
logro humano. Camino por el desierto de Judá, un etíope, ministro de
economía de la reina Candace, iba leyendo en su carro una porción del libro
del profeta Isaías. El evangelista Felipe se le acercó y le preguntó: “Pero
¿entiendes lo que lees?” Leer la Biblia está bien. Pero lo más importante es
entenderla. Y muchos no la entienden. Y por eso se confunden y echan a
andar por caminos equivocados.
y
Confundido en la interpretación de su celo
y
Confundido en la interpretación de su trabajo
Pablo creía que estaba haciendo que las personas volvieran al buen camino.
Para esto se valía de métodos brutales, como brutal es toda persecución.
Perseguía el Camino del Señor “hasta la muerte, prendiendo y entregando
en cárceles a hombres y mujeres”. Él mismo dice de sus actividades: “Yo
encerré en cárceles a muchos de los santos,... y cuando los mataron, yo di
mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a
blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las
ciudades extranjeras” (Hechos 26:10 y 11). Este Pablo era pues el peor de
los engañadores. En su ceguera y confusión apartaba a los hombres del
verdadero camino de salvación y los obligaba con violencia a andar por la
vía de la condenación. Justo lo contrario de lo que pretendía. ¡Hasta este
extremo puede estar confundida una persona!
´¨
Capítulo 8
(Hechos 9:3-6)
Pablo andaba por un camino tortuoso y Dios decidió que este camino había
llegado a su fin. Un potente resplandor de luz del cielo lo arroja a tierra y le
deja ciego. El Señor Jesús se le aparece y le habla. Una luz celestial ha
venido a brillar en su camino de errores lamentables. Y con este suceso en
el camino de Damasco se hacen polvo los tres pilares que sustentaban la
vida de ese celoso fariseo llamado Saulo de Tarso: Su erudición, su
religiosidad y sus proyectos de futuro.
y
Destruida quedó su erudición
y
Destruida quedó su religiosidad
y
Destruidos quedaron todos sus planes de futuro
También los planes de futuro que Saulo había concebido fueron hechos
añicos por la irrupción de Jesús en su vida. Su proyecto de detención de los
cristianos que vivían en Siria y su deportación a las cárceles de Jerusalén se
esfumó del todo. Había sonado para Pablo la hora de su encuentro con Jesús
y, consecuentemente, la hora de servir a otros intereses, a los intereses de
Cristo. Jesús decidió poner fin a aquella persecución y lo logró
conquistando para su causa a su enemigo más rabioso, a Pablo de Tarso.
Desde ahora en adelante Pablo tendría delante de sus ojos un único
objetivo: Predicar al Cristo que hasta este instante había combatido, vivir
para él y hacer su voluntad. ¡Cuántas cosas cambian en la vida de una
persona cuando Jesús le sale al paso!
Conozco a muchas personas que tuvieron que sufrir el doloroso
derrumbamiento de los pilares básicos que sustentaban su existencia antes
de encontrarse con el Cristo salvador. El amor que Jesús nos tiene le
conducirá a destruir en nuestra vida todo aquello que no procede de él ni
conduce a él. Y nosotros debemos estar contentos de que esto ocurra así.
Pues esta bancarrota existencial es necesaria para nuestra salvación eterna.
´¨
Capítulo 9
El descubrimiento de la verdad
“Más yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco,
repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en
tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú
persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo:
Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”
(Hechos 9:3-6)
y
Reconoció el verdadero objeto de su persecución
Ese día Pablo reconoció el verdadero objeto de su persecución. Hasta ahora
había pensado que toda su violencia y su rabia iban dirigidas contra un
grupo de hombres y mujeres sectarios, personas equivocadas que
equivocaban y perdían a otros con su celo y fanatismo religiosos. Pero
ahora se daba cuenta de que el objeto de su persecución era la misma
persona de Jesús. La voz que le interpelaba desde el resplandor celestial le
dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues,”
Hasta este instante Pablo había creído que estaba combatiendo contra una
serie de falsas ideas religiosas. Pero ahora descubría con horror que en su
ceguera espiritual estaba combatiendo contra aquel que tiene todo poder en
el cielo y en la tierra. ¡Este fue un descubrimiento terrible!
Debió ser muy doloroso para Pablo descubrir y reconocer que se había
equivocado tanto. Máxime cuando su error tuvieron que pagarlo tan caro
tantas personas por él insultadas, maltratadas, perseguidas y asesinadas.
Hoy también hay personas que sienten profunda aversión y que detestan a
otras personas porque no creen como ellas, porque no adoran como ellas o
porque no expresan su fe con los mismos parámetros. Y mientras obran así
piensan que están agradando a Jesús. ¿Acaso no dijo el mismo Jesús a sus
discípulos: “Viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde
servicio a Dios” (Juan 16,2). Esto pensaba Pablo, y esto piensa hoy también
mucha gente en nuestro mundo. Pero lo más doloroso es que este fenómeno
se da también entre gente que cree conocer y servir a Jesucristo. En una
iglesia del noroeste de España le dijo un miembro de la congregación al
dirigente de la misma: “¡Aquí que no predique ningún bautista! ¡Los
bautistas no son cristianos! Yo, que soy bautista, no tuve más remedio que
reírme ante el osado juicio de aquel querido hermano, aunque confieso que
en el fondo de mi risa había algo de tristeza y dolor. ¿Qué pensamos los
bautistas de los pentecostales? ¿Qué piensan los pentecostales de nosotros?
Y con semejantes preguntas podríamos ir recorriendo el amplio espectro
denominacional evangélico. ¡El que levante su voz o disponga su ánimo
contra otras personas que viven su fe en Dios, en Jesús, de manera distinta,
mire que no esté hablando o combatiendo al Señor a quien pretende servir!
y
Reconociendo la verdadera identidad de sus víctimas
No, no eran los cristianos los que estaban equivocados, era él mismo, Pablo,
quien se encontraba en el camino del error más lamentable al perseguir el
evangelio. En las iglesias evangélicas hay multitud de personas que un día
se parecían a este Pablo confundido y engañado. Gente que pensaba muy
mal sobre los cristianos evangélicos. Hasta que un buen día tuvieron, como
Pablo, su experiencia de conversión y reconocieron su error.
y
Reconociendo el error de su nefasto plan
Pablo podía luchar contra los hombres y podía vencerlos llegado el caso.
Pero contra el Señor del cielo y de la Tierra era imposible luchar. Todo
intento de aniquilar de la tierra a la iglesia de Jesús, por muy débil que fuera
la apariencia de esta, era una tarea tan insensata como imposible. Luchar
contra Dios es una locura, además de un terrible pecado. A otros que
precedieron a Pablo en esta lucha contra la iglesia de Jesús, les dijo un sabio
judío llamado Gamaliel, (¡curiosamente maestro espiritual de Pablo
también! ¡Está visto que algunos alumnos no aprenden de sus maestros todo
lo que debieran!): “Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este
consejo o esta obra es de los hombres. se desvanecerá; mas si es de Dios,
no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios”
(Hechos 5:38-39).
Pablo desconocía estas tres verdades hasta ahora. Las reconoció por primera
vez en el camino de Damasco, cuando Jesús le salió al paso para enderezar
sus sendas y ponerle en el camino de la verdad. ¡Cuánta luz pueda darnos
Dios en un instante!
¿Sabes tú ya también que has estado viviendo en muerte? ¿Sabes que has
pasado de muerte a vida? Tú dices: ¡No, yo nunca estuve en muerte, yo fui
siempre una persona honrada y respetable! Pues bien, si tú no sabes que un
día estuviste en el reino de la muerte, entonces es que lo estás todavía. De
esto no hay duda. Es posible que tú no recuerdes el día exacto de tu
conversión a Cristo, pero en la vida de toda persona tiene que haber un
momento en el que pasemos de la muerte a la vida. Y Dios quiere conceder
esta oportunidad a todas las personas del mundo.
´¨
Capítulo 10
y
Diferencia en la experiencia exterior
Sin embargo, Pablo lo experimentó todo con mayor intensidad y con mayor
intimidad. Él reconoció en medio de la luz al Jesús a quien él perseguía. En
1 Corintios 15:5-8 Pablo habla de las apariciones del Jesús resucitado,
visibles al ojo humano, y se refiere a la suya en el camino de Damasco
corno semejante a la visión que gustaron los doce apóstoles y centenares de
miembros de la iglesia primitiva durante los cuarenta días posteriores a la
resurrección de Jesús. También en 1 Corintios 9:1 dice: “¿No he
visto a
Jesús el Señor nuestro?” Además, el autor de los Hechos de los Apóstoles
afirma que Pablo vio con sus ojos a Jesús al hacer decir a Ananías:
“Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde
venías...” (9:17) y: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que
conozcas su voluntad, y veas al Justo y oigas la voz de su boca” (22:14).
La aparición de Jesús que gustó Pablo, al igual que la que gustaron los
hermanos en Judea y Galilea, era una aparición de gracia. Los pecados de
Pablo eran grandes, pero la gracia de Dios es más grande todavía. Los
padres de Sansón temieron y creyeron morir cuando se dieron cuenta de que
habían visto al ángel de Jehová, pero con aquella visión recibieron en su
interior el convencimiento de que Dios no estaba viendo en ellos sus
pecados, sino su gran necesidad. Jesús apareció a Pablo en el camino de
Damasco y puso fin a la necesidad espiritual de este hombre profundamente
confundido en su interior.
y
Diferencia en la experiencia interior
Todos los que hoy conocemos a Jesús hemos tenido nuestra prehistoria,
momentos y experiencias que nos prepararon para nuestro encuentro
particular de fe con Jesús. En esto se diferencian también los hombres, en el
signo que dejan en su alma las experiencias vividas. Experiencias que a
unos apartan de Dios, mientras que a otros los vuelven a él. ¿Quién
entenderá este misterio?
y
Diferentes para siempre
´¨
Capítulo 11
(Hechos 9:4)
y
Saulo mismo es interpelado
Hay una gran bendición en sentir que la voz de Dios nos habla
“¡Eso va para fulano! ¡Y esto, para mengano! ¡Y esto otro para zutano!” Y
no sienten que Dios les interpele a ellos de manera personal
hay momentos en los que podemos decir: “Ahora Dios me está hablando
personalmente”. Quiera el Señor darnos oídos atentos. Dios trata con sus
hijos ahora personalmente; nos habla por
y
Saulo estaba siendo observado desde el cielo por Jesús
Allí arriba había una figura maravillosa envuelta en luz divina que estaba
tratando con él personalmente y que conocía perfectamente todos sus pasos.
Pablo se sintió descubierto y desnudo delante de Jesús. Sintió la vergüenza
de Adán y el horror de su pecado. No hay cosa que escape a los ojos de
Jesús. Él mismo dijo a sus discípulos: “No hay nada oculto que no haya de
ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz” (Marcos 4:22).
Para nosotros será una buena cosa saber que los ojos del Señor están sobre
nosotros y miran nuestro caminar. Agar pudo huir de la presencia de Sara,
escapando de sus malos tratos; pero no pudo huir de Dios. Y cuando el
Señor se le aparece en el desierto en forma de ángel, le confiesa: “Tú eres
Dios que me ve” (Génesis 15:13). ¡Dios nos ve! El salmista dice: “Oh
Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y
mi levantarme: has entendido desde lejos mis pensamientos. Has
escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos...
¿A dónde huiré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Salmo
139:1-3). ¡Dios nos ve! Apocalipsis 1:14 y 2:18 nos presenta a Jesús como
“el que tiene ojos como llama de fuego”. Esto significa que a Jesús no lo
podernos engañar; él lo ve todo. Delante de él somos como un libro abierto.
Y nuestra aspiración debe ser esta misma. Por eso debemos hacer nuestra la
oración del salmista cuando dice: “Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino
de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24).
y
Dios reprobaba la obra de Saulo
Aquí se cumplen las palabras del Señor: “Mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová” (Isaías 55:8).
y
Pablo es juzgado por Jesús
Las palabras de Jesús: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” no son
únicamente un intento de hacer reflexionar a Saulo, son también un
reproche. Pero más aún, son un juicio. Jesús pide a Saulo cuenta de sus
acciones. Y cuando Jesús entra en juicio con una persona ésta no puede
mantenerse en pie. Delante de Jesús, el juez de vivos y muertos, el hombre
es menos que nada.
¿Cómo juzgaría Jesús nuestra vida hoy? ¿Nos hallaría siervos fieles y
buenos? ¿O pronunciaría sobre nosotros y nuestra obra personal el terrible
“MENE, MENE, TEKEL”? (Daniel 5:25). Juzgando, Jesús condena y
salva; humilla hasta el polvo y levanta hasta la gloria. Pablo fue aquel día
juzgado, condenado y salvo, porque Dios quiso manifestar en él toda su
gracia, para ejemplo alentador a todos los hombres. ¿Hemos tenido nosotros
la experiencia de Pablo en el camino de Damasco? ¿Hemos gustado ya este
encuentro terrible y, a la vez, maravilloso con Jesús? ¿Hemos gustado ya su
juicio, al descubrirnos nuestra maldad y lo equivocado de nuestros caminos,
y hemos gustado su gracia renovadora? Esta debe ser la aspiración de todos
los hombres y mujeres del mundo.
´¨
Capítulo 12
Las dos preguntas que Pablo hace a Jesús en el camino de Damasco nos
muestran cuál es la postura que Pablo toma frente a Jesús desde que le
conoció por primera vez con motivo de su aparición en el desierto
damasceno.
y
Bancarrota total
Sin embargo, algo debió de haber en el tono con que Jesús pronunció estas
palabras. Creemos que contenían un tono de juicio, pero también de amor,
invitaban a Pablo a la reflexión, a dar una respuesta. Y fue esto lo que
condujo a Pablo a formular su segunda pregunta: “Señor, ¿qué quieres que
yo haga?” Pablo reconoció su ceguera y toda su incapacidad para
justificarse y salir airoso de aquella situación.
Cuando una persona llega a este extremo y lo hace con la actitud debida, se
encuentra en el comienzo del camino que le llevará a la vida eterna.
y
Sumisión total
¡De qué manera más plena se rindió y se entregó Pablo a Jesús! A partir de
su primer encuentro con Jesús nunca más consideró suyo nada. Su entrega a
Jesús fue plena y permanente. Era tan absoluta y tan auténtica, que podía
decir: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. El lugar de su yo lo ocupó
Jesús; su voluntad llegó a ser la de su Señor. Y lo más admirable es que esto
no significaba para él esfuerzo ni sufrimiento, sino que podía decir: “Para
mí el vivir es Cristo”. De Jesús sacaba las fuerzas para vivir, la alegría para
su ministerio, el consuelo para sus sufrimientos y el valor para confesar su
fe ante reyes y gobernadores. La fuente de su energía era Jesús.
El que se someta a Jesús de una manera tan radical y absoluta gustará las
mismas experiencias que el apóstol Pablo. El que no las guste, el que aún
no tenga en Jesús su pleno gozo, es que todavía no se ha rendido totalmente
a Jesús. Delante de Jesús sólo cabe una actitud: La sumisión presta y
gozosa. Esta es la actitud de toda verdadera conversión.
y
Confianza total
Con su pregunta Pablo pide a Jesús luz y entendimiento para dirigir sus
próximos pasos en la vida. Hasta ahora le había combatido y tenido por un
falso mesías. Pero en ese instante nace en Pablo una confianza total en
Jesús, hasta el extremo de confiar su vida en sus manos. Pablo siente con la
certeza de la fe incipiente que se puede confiar plenamente en Jesús. De ahí
también su pregunta: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Esta demanda por un rayo de luz, este ruego por instrucción fue la primera
chispa de una fe ejemplar. No podía ser de otra manera, porque Pablo pidió
con fe, y al que pide con fe Dios no le niega nada. El que gime por la luz de
Dios, está cerca del trono de la gracia.
Dichosos todos los que han sido tocados por la gracia de Jesús, y
reconociendo su ceguera personal se someten al Señor pidiéndole
instrucción para vivir. El Señor no dejará a estas personas en su angustia y
necesidad, sino que los guiará y les mostrará la senda de la vida (Salmo
25:1-5).
´¨
Capítulo 13
El aguijón
“Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”
(Hechos 9:5b)
Este texto nos ofrece un bello ejemplo de la lucha y del tesón con que el
Señor Jesús aspira a conquistar el corazón de las personas, aún de las más
duras.
y
Resistir a Dios es una insensatez
Con las palabras “dura cosa te es dar coces contra el aguijón”, el Señor
Jesús conmina a Saulo a deponer definitivamente toda resistencia contra él.
Resistir a Dios es una insensatez por parte del ser humano. Dios siempre es
más fuerte y nos puede. Jacob luchó con el ángel del Señor, y fue vencido.
Saulo también lo será. En muchos casos el Señor nos habla a través de
determinados acontecimientos para hacernos claudicar ante él. Así lo hizo
con Saulo. Aunque éste se resistía con todas sus fuerzas a reconocer lo
evidente, el aguijón penetraba en él cada vez más profunda y
dolorosamente. Saulo se negaba a reconocer a Jesús como el mesías de
Israel; se negaba a reconocer a sus discípulos como el pueblo del Señor.
Pero lo que él veía en aquellos hombres y mujeres cristianos no se podía
explicar sino por una intervención divina. ¿Cómo podían aquellas personas
haber cambiado tanto? ¿Cómo podía explicarse el amor que sentían y
transmitían? ¿Cómo entender aquella solicitud por los pobres, aquellos
actos de generoso desprendimiento, el orden que se manifestaba en sus
reuniones, el celo misionero que les llenaba por completo, aquella entereza
y fidelidad en medio de la persecución y del sufrimiento más atroz?
¿Estaban locos estos hombres que se manifestaban, sin embargo, tan
cuerdos, tan justos, tan espirituales y tan humanos?
y
Resistir a Dios acarrea sufrimiento
En Israel los animales de tiro eran dirigidos por un palo largo, una de cuyas
puntas acababa en un aguijón. Si el animal daba una coz contra esta vara
puntiaguda, la consecuencia era que el aguijón se clavaba en su carne
produciéndole un gran dolor. Cuantas más coces daba la bestia contra el
aguijón, tanto más daño y dolor se producía a sí misma. De igual manera,
cada intento de Saulo de resistir al llamado del Señor le producía
únicamente nuevo dolor.
Esto era lo que Pablo descubría con asombro al mirar en las filas de los
cristianos.
¿Cómo era posible que estos nazarenos pudieran guardar como nadie las
palabras que Dios dio al pueblo a través de Moisés, aquellas palabras que
decían: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”? (Levítico 19:18).
De esta manera Saulo se hacía más daño a sí mismo, al dar coces contra el
aguijón. De alguna manera estaba siguiendo el camino y la conducta de
aquel profeta de Dios llamado Jonás. Este hombre oyó la clara voz de Dios
llamándole a predicar el arrepentimiento a la ciudad de Nínive. Pero Jonás
no quería predicar la gracia de Dios en esta ciudad. De manera que se
embarcó con un destino totalmente opuesto, en la esperanza de escapar a la
voz de Dios. Y por desobedecer el llamado divino Jonás tuvo que sufrir
mucho, a la vez que hizo sufrir a otras personas, poniendo sus vidas en
peligro de muerte. En medio del mar Dios hizo levantar una terrible
tempestad que amenaza con hundir el barco. El profeta entendió que esto
venía de Dios, y así lo declaró a los marinos, quienes le arrojaron al mar por
la borda. En seguida el mar se calmó, pero un gran pez se tragó a Jonás. Y
el profeta se sintió morir en aquella tumba viva, y en las profundidades del
mar. ¿Podemos hacernos una vaga idea de todo el sufrimiento que Jonás
padeció en el vientre del pez? Y todo este sufrimiento se lo infligió él
mismo por su propia desobediencia.
Tanto Jonás corno Saulo nos muestran que no podemos escapar de Dios.
Negarnos al llamado del Señor nos conducirá al sufrimiento y a hacer sufrir
a otros.
y
Obedecer a Dios es lo mejor para nosotros
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Capítulo 14
La primera instrucción
“Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que
debes hacer.”
(Hechos 9:6b)
y
Dios nos guía paso a paso
a esta luz que tenemos, tengamos por seguro que Dios nos dará
seres humanos tener luz sobre su futuro. Creo que a todos nos
tenemos.
la vida con otra actitud. A nosotros debe bastarnos saber que Dios
Por eso nos contentamos con la luz que Dios nos regala para cada
´
La primera instrucción¨
y
Dios nos guía soberanamente
El orgulloso fariseo, hasta ahora líder de hombres, tiene que acceder a ser
guiado por un hombre. Llegó a las puertas de Damasco altivo, seguro y
confiado en sí mismo. Tenía clara conciencia de lo que iba a hacer y de
cómo iba a desarrollar sus planes. Pero entra en la ciudad ciego, temblando
y temeroso, sin saber a dónde le llevan. Y, sorpresas de la vida. ¡los
hombres que él perseguía son los que ahora le van a mostrar el camino de la
voluntad de Dios!
y
Dios nos guía por medio de la iglesia
Por último, la palabra “se” nos enseña otra lección importante. A menudo
nos inclinamos a esperar de Dios alguna revelación sobrenatural acerca del
rumbo que deben tomar nuestros pasos, cuando la realidad es que Dios nos
quiere instruir por medio de hermanos experimentados a los que él ha dado
luz para nuestra instrucción. Dios nos habla también por medio de los
hermanos. La conversación con un hermano espiritual, versado en las
escrituras y experimentado en la vida cristiana puede ser un instrumento en
las manos de Jesús para orientar nuestros pasos en la vida.
Dios nos habla por medio de los hermanos que tenemos a nuestro alrededor,
y esto hemos de considerarlo como una preciosa gracia del cielo.
´¨
Capítulo 15
y
¿Cuándo se produjo la ceguera?
y
¿Por medio de quién se produjo la ceguera?
Cuando cesó la voz y desapareció la luz, Pablo se levantó del suelo, pero
¡no podía ver! La potente luz de Jesús le había cegado. La gracia de Cristo
se le había revelado de una manera maravillosa y absoluta, perdonándole
sus graves pecados, incorporándole a la iglesia como miembro de pleno
derecho y, además, llamándole al ministerio. Pero ahora llevaba también en
su propio cuerpo una señal de la gravedad que esa gracia encierra. Ese día
Pablo no se separó de Jesús únicamente con alborozo y gratitud en el alma,
sino también profundamente humillado como un hombre ciego a quien sus
acompañantes tuvieron que introducir de la mano en Damasco.
y
¿De qué manera se produjo la ceguera?
Según el texto bíblico, la persona de Jesús irradiaba una luz tan potente que
sus rayos deslumbraron los ojos de Pablo, produciéndole inmediatamente la
ceguera.
Esto nos muestra algo de la gloria de nuestro redentor glorificado. Él, que
se despojó a sí mismo de su gloria, al tomar forma de siervo, ha vuelto de
nuevo a vestirse de hermosura y de luz. Se acabaron los días de debilidad.
Pasaron los días de la carne. Ahora ha vuelto a aquella gloria que tuvo con
el Padre antes de que el mundo fuese. El profeta Isaías nos dice del Cristo
encarnado; “Le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.” No había
nada en el exterior de Jesús que atrajese a la gente. Era pobre, recordemos
que no tenía lugar donde reclinar su cabeza; no tenía casa en propiedad, ni
tenía criados que le sirviesen. Estuvo entre los hombres como el sirviente de
todos. No tenía vestidos lujosos, ni nunca le sobró el dinero. Vivía de la
caridad ajena. Su lecho mortuorio fue una cruz. Fue literalmente machacado
por el poder de Roma. Verdaderamente no había en él esos atractivos de
riqueza, poder y gloria que tanto gusta a nuestro mundo y que con tanto
afán persigue la mayoría de la gente.
A pesar de toda la confianza con que el Señor nos invita a acercamos a él,
no debemos olvidar que él es el glorioso Señor y nosotros criaturas del
polvo de la tierra. Nuestro trato y adoración de Jesús deben estar
caracterizados por la más infantil confianza y, a la vez, por la reverencia
más exquisita y respetuosa.
´¨
Capítulo 16
La duración de la ceguera
“Estuvo tres días sin ver”
(Hechos 9:9a)
Como buen conocedor de las sagradas escrituras, Pablo sabía cuáles eran
las señales milagrosas que habrían de acompañar al mesías de Israel en su
manifestación pública. Isaías 29:18 dice acerca de estas señales: “En aquel
tiempo los ojos de los ciegos verán”; y en Isaías 35:5 vuelve a decir el
profeta: “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos.” Los cristianos
primitivos sostenían que Jesús había hecho estas señales entre ellos. Sin
embargo, en el caso de Pablo Jesús hizo todo lo contrario: le cegó. ¿Qué
significaba esto? ¿No estaba siendo Jesús demasiado duro con él? Sí, Jesús
puede ser duro cuando lo cree conveniente. ¿Se acordó Pablo de aquel otro
célebre ciego bíblico llamado Sansón?
La ceguera de Sansón era señal evidente del abandono por parte de Dios.
Los ojos de Sansón le habían llevado a pecar en más de una ocasión. Su
debilidad por las mujeres hermosas nubló su espíritu y por un tiempo le
cegó espiritualmente. Entonces Dios permitió que perdiera su vista física
para que pudiera recuperar a cambio su visión espiritual. He aquí otro ciego
que empezó a ver precisamente cuando dejó de ver. Dios había puesto a
Sansón bajo disciplina para hacer de él de nuevo un líder espiritual.
Hebreos 12:6,11 dice: “Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a
todo el que recibe por hijo... Es verdad que ninguna disciplina al presente
parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de
justicia a los que en ella han sido ejercitados.” ¡Dios disciplina a sus hijos!
Dios había tomado a Sansón bajo su disciplina, y lo mismo hace con Pablo
ahora. Pero esta era una disciplina para bien, para templar el carácter, y
perfeccionar el conocimiento y la fe de este especial instrumento suyo
llamado Pablo. Y como Sansón fue restituido a su ministerio después de la
disciplina, así también lo fue Pablo. Por eso, no obstante la severidad de la
prueba, nuestro apóstol pudo considerar su ceguera como una bendición
especial, porque ella le ayudó espiritualmente en un triple sentido:
y
Le libró de distracciones innecesarias
y
Una cura de humildad
y
Una lección de paciencia
´¨
Capítulo 17
La sanidad de la ceguera
“Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las
manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el
camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y
seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como
escamas, y recibió al instante la vista.”
(Hechos 9: 17-18)
y
Ocurrió por medio de un sencillo cristiano
Cuando traemos a la memoria las personas por medio de las cuales Dios nos
ha bendecido ricamente, solemos pensar en primer lugar en personajes
famosos, en personas que han destacado por alguna habilidad. Pensamos en
algún gran predicador o tal vez en el autor de una serie de libros que nos
impactaron; acude a nuestra mente un gran teólogo o un cristiano destacado
en alguna disciplina. Naturalmente que Dios se vale de estos hombres y
mujeres para bendecir a cientos de miles de personas. Pero si continuamos
pensando, descubrimos que Dios no utiliza únicamente a estas personas
para bendecir a otros, sino que se sirve también de muchas otras personas
sencillas, de gente normal. Quizá nos bendijo en cierta ocasión por medio
de un humilde anciano cuya fidelidad y dulzura causó gran impacto en
nosotros, motivándonos a la misma fidelidad, o tal vez nos bendijo a través
de un pobre enfermo, cuyo rostro reflejaba una paz y una calma
inmaculadas incluso en las horas más oscuras y difíciles. Es maravilloso ver
de cuánta gente se vale Dios como instrumentos para bendecir y elevar a las
personas.
La Biblia nos presenta a Ananías como “un discípulo”. ¿Qué significa esto?
Significa que era un hombre que seguía al Señor de manera sencilla y fiel.
Sin buscar honores ni reconocimientos y sin temor a las opiniones de la
gente. Y a este tipo de persona utiliza Jesús como instrumentos de
bendición. A menudo pensamos que si fuéramos grandes como éste o aquél
podríamos ser útiles al Señor. Pero si pensamos así, nos equivocamos. Para
que el Señor nos utilice no hace falta que tengamos grandes dones, sino que
seamos fieles con lo poco o lo mucho que él nos haya confiado.
Spurgeon, posiblemente el mejor predicador de todos los tiempos, fue
convertido a la edad de quince años, por medio del sermón de un sencillo
predicador laico que trabajaba en el ramo del calzado. Spurgeon entró
aquella tarde en una pequeña capilla metodista. El predicador estaba
exponiendo el texto de Isaías 45:22 que dice: “Mirad a mí, y sed salvos
todos los términos de la tierra”. Vio la desazón espiritual en el rostro del
joven y, clavando los ojos en él, gritó: “¡Joven, mira, mira, mira a Jesús!” Y
el joven dirigió su mirada al crucificado y fue salvo. De esta manera utilizó
Dios a un sencillo zapatero para prestar el mayor servicio al gran predicador
Spurgeon.
Creo que la lección está clara para nosotros, y es que Dios no utiliza
únicamente para sus grandes obras a personas con grandes dones y talentos,
sino también a hombres y mujeres con dones humildes y sencillos, tal como
era Ananías. Lo importante es que, como Ananías, nosotros le seamos
siempre fieles.
y
Ocurrió por medio de la palabra
y
Ocurrió en un instante
Dios tiene su tiempo para cada uno de sus hijos. El salmista dice: “En tu
mano están mis tiempos.” Una de las verdades bíblicas básicas es que Dios
dispone el tiempo y la hora en que determinadas cosas van a ocurrir en el
mundo en general, en la iglesia en especial y en la vida del cristiano en
particular. Las cosas no ocurren porque sí, sino que tienen lugar cuando el
tiempo de Dios ha llegado (Daniel 2:21; 7:12,25; 8:13s; 9:24ss; 12:7, 11s.
comparar con 1 Reyes 11:12; Salmo 31:15; Isaías 39:6; Mateo 24:36;
Marcos 1:15; Lucas 22:53; Hechos 1:7; Gálatas 4:4; 1 Tesalonicenses 5:1).
Intentar adelantar este tiempo o querer evitarlo no tiene ningún sentido, ni
es conveniente. Es un error hacer lo correcto en un tiempo inadecuado, lo
mismo que es un error hacer lo incorrecto en el tiempo indebido. Las cosas
hay que hacerlas bien y a su debido tiempo. Jesús fue tentado en numerosas
ocasiones a anticiparse a su tiempo, a hacer cosas que aún no debían ser
hechas. Pero él no sucumbió a esta sútil tentación. Siempre la rechazó
diciendo: “Aún no ha llegado mi tiempo” y “Mi hora aún no ha llegado.”
Pablo tuvo que esperar al tiempo de Dios para ser sanado. Y nosotros
también tenemos que aprender a esperar los tiempos de Dios. José supo
esperarlos, Jesús los esperó también y Pablo aprendería igualmente la
lección. Las sanidades y los cambios llegarán a nuestra vida cuando Dios lo
haya determinado. Hasta ahí lo nuestro debe ser confiar, esperar y obrar
conforme los tiempos nos vayan permitiendo y sugiriendo.
Así lo experimentó Pablo al ser sanado por un humilde cristiano que sólo se
valió de la palabra del Señor para ayudarle en un instante.
´¨
Capítulo 18
(Hechos 9:9b)
Pablo estuvo en Damasco tres días sin ver, y durante este tiempo no comió
ni bebió nada. ¿Qué nos enseña este ayuno?
y
Que Dios obra siempre con sabiduría
Nos enseña que Dios obra siempre con sabiduría. Durante tres días y tres
noches Pablo no comió ni bebió nada. Todo este tiempo Pablo lo pasó en su
habitación orando, llorando y clamando a Dios. Su boca no probó bocado
alguno y posiblemente tampoco durmió nada. Encontrarse con el Jesús
glorificado y ser hallado su encarnizado enemigo debió ser una de esas
experiencias que quitan el sueño. Allí estaba Pablo en su habitación sentado
o tendido, orando y rogando a Dios en la profunda convicción de que toda
su vida había sido un lamentable error. ¿Y Dios? ¿Qué hacía Dios mientras
tanto? Dios lo veía y callaba. Observaba atentamente la evolución que
sufría su interior. Tenía puestos sus ojos en él, le oía. Sabía que Pablo oraba
como nunca lo había hecho hasta ahora. El Señor Jesús le dijo a Ananías:
“He aquí, él ora.” Pero Dios no tiene prisa por enviarle aún a su siervo
Ananías. Sino que le deja durante tres días en medio de ese agudo conflicto.
y
Que Pablo experimentó un arrepentimiento genuino y profundo
Los tres días de ayuno de Pablo nos dicen también que éste experimentó un
arrepentimiento genuino y profundo. El Señor Jesús habló del ayuno y lo
relacionó con el sufrimiento. Un día vinieron a él los discípulos de Juan el
Bautista y le preguntaron: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos
muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden
los que están de bodas tener luto entretanto que el esposo está con ellos?
Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”
(Mateo 7:14,15). Según Jesucristo, cuando una persona ayuna es porque
algo le hace sufrir. El Antiguo Testamento sostiene también esta
interpretación sobre el ayuno. En Joel 2:12 se nos dice: “Así dice Jehová,
convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.”
Dios no sólo le está haciendo recordar a Pablo sus muchos pecados, sino
que le está haciendo ver que toda su vida ha sido hasta ahora un solo y
único error. ¡Cuánto se había esforzado Pablo en ser hallado intachable en
toda la ley, cuánto se había esforzado en honrar a Dios! Y en un instante
todo esto se quiebra y se rompe delante de sus ojos. ¡Qué quiebra más
terrible acaba de gustar! Todo el pasado perdido, y el futuro sin esperanza.
¿Qué será ahora de él? ¡Él, que se creía el más celoso paladín de la
ortodoxia, ha sido hallado un enemigo de la verdad y un luchador contra
Dios! ¡Cuán equivocados podemos estar los hombres!
Y en esta angustia le deja Dios durante tres días y tres noches. Sólo cuando
el arrepentimiento es lo suficiente claro y profundo, podemos valorar la
gracia divina en su debida extensión.
y
Que Pablo adquirió un conocimiento nuevo de sí mismo
´¨
Capítulo 19
Ananías, un creyente de buen
testimonio
“Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía
buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,”
(Hechos 22:12)
y
La importancia de tener un buen testimonio
(1 Crónicas 28:3,6).
dice: “De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
una isla. Nadie vive únicamente para sí mismo. Por eso, es importante lo
que los demás piensen de nosotros. Tener un “buen nombre”, tener buena
fama, es más importante que tener muchas riquezas. Pues es mucho más
difícil conseguir lo primero que lo
astucia y suerte, pero para hacerse un buen nombre hay que demostrar
virtud en todas las facetas de la vida humana, y esto no es
fácil.
interés en lo que los demás digan de ellos. Ya que, como dice Proverbios
27:21: “El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, y al
corrector y en enseñanza.
y
¿Cómo había alcanzado Ananías este buen testimonio?
También hoy es este el mejor medio y el camino más seguro para hacerse
un buen nombre. El que ama a Dios y en todo se atiene a la enseñanza de su
palabra, la Biblia, a la larga disfrutará también del reconocimiento de todos.
y
¿Hasta dónde alcanzó su buena fama?
La buena fama de Ananías era notoria entre todos los judíos que vivían en
Damasco. Como es natural, en la colonia judía de esta ciudad había
simpatizantes del cristianismo y también su grupo de detractores. Unos
pensaban una cosa y otros, otra distinta. De cualquier manera, en una cosa
coincidían todos, y era en el respeto que les infundía la vida intachable y la
piedad de este cristiano llamado Ananías. ¡Cuánto decía esto a favor de este
hombre! ¡Qué gran apoyo significó el testimonio de Ananías para la causa
de Cristo en la ciudad de Damasco! Estos hombres admirables por su vida y
conducta son un bello ejemplo, cuyas vidas invitan a todos a creer y seguir
en pos de su mismo Señor y Dios.
y
¿En qué se hizo manifiesta la buena fama de Ananías?
´¨
Capítulo 20
(Hechos 9:11)
Pablo ora. Y su oración es como un grito que busca el aire del Espíritu
divino y la ayuda del hermano. Su oración es el comienzo mismo de su vida
espiritual. Porque la vida espiritual comienza con el grito de la oración.
“Él ora”, dice Jesús acerca de Pablo. Con esto nos dice que ha comenzado
en Pablo algo nuevo. Este hombre ya no es el perseguidor, porque ahora
está “orando”. Así que, Ananías no tiene nada que temer. Porque no hay
nada que temer de un hombre que ora. La frase “He aquí, él ora” encierra
un juicio, una consolación y una exhortación.
y
El juicio
Jesús está enjuiciando toda otra actividad anterior del fariseo Pablo
sus oraciones, este hombre estaría orando. Pero para Jesús la vida
Dios.
Por boca del profeta Isaías dice Dios a Israel acerca de sus oraciones:
“Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros
y
La consolación
Pero las palabras: “He aquí, él ora”, no contienen únicamente ese elemento
de juicio, sino que encierran también un tono de consolación. A estas
alturas de su experiencia espiritual con Dios, la clara luz del evangelio no
ha penetrado aun totalmente en el corazón y en la mente de Pablo, pero sin
embargo, las palabras de Jesús reconocen su oración como auténtica.
Las palabras: “He aquí, él ora”, referidas al abatido Pablo, son un aliento
para la fe débil e incipiente de muchas personas que a tientas y ciegas
aspiran al conocimiento de Dios y a la salvación de sus almas. El que ora
con esta insistencia (tres días de ayuno y oración) y con su espíritu
quebrantado, será oído por la gracia de Dios, lo mismo que fue oída aquella
pobre viuda por el juez injusto de la parábola, y lo mismo que también fue
oído el publicano que, lamentando sus pecados, oraba en el templo,
diciendo: “Dios, sé propicio a mí, pecador.”
y
La exhortación
En relación con nosotros, el Señor Jesús tampoco nos juzga hoy por los
pecados cometidos en nuestros días de oscuridad y tinieblas espirituales,
sino por lo que hoy somos y hacemos en relación con Jesús mismo. Lo
verdaderamente importante es si hoy se puede decir de nosotros que
estamos orando de veras; si somos hombres y mujeres para los cuales la
comunión con Jesucristo está por encima de todo lo demás.
Si el Señor confiere a la oración semejante importancia, también nosotros
deberíamos conferirle la misma. La palabra de Dios nos exhorta en
repetidas ocasiones a la práctica de la oración, rogando a Dios por nosotros
mismos y por los demás, en la firme confianza de que seremos oídos por un
Dios benigno que atenderá nuestro ruego con su divina gracia.
Jesús podría decir de nosotros ahora mismo muchas cosas, pero ¿podría
decir sobre todo esto: “He aquí, él/ella ora”? Esto sería lo mejor que podría
decir de nosotros, porque significaría que, sobre todas las cosas, nosotros
valoramos la comunión con Dios. Y el que de veras busca a Dios, está
viviendo de manera tal, que su vida es de bendición para todas las personas
que le tratan.
´¨
Capítulo 21
Se dice que “hay imágenes que valen más que mil palabras”, y esto bien es
cierto en algunas ocasiones. La imagen de Saulo ciego y orando en
Damasco es un cuadro que puede servir de inspiración y consuelo a un buen
grupo de personas en nuestros días.
y
Primera consolación: Un solitario en la mejor compañía
Hay viudas que han perdido a sus esposos. A éstas la Biblia les indica el
camino de la más excelsa comunión: el camino de la súplica y de la oración
constante (1 Timoteo 5:5).
y
Segunda consolación: Un parado que se ocupa en la labor más
importante
Sin embargo, Saulo no estaba sin hacer nada. Se envolvió en un trabajo que
supera a todo otro en importancia. Saulo oraba. Y
´
Una imagen tres veces consoladora ¨
por sus oraciones llegó a realizar una obra superior a la que había ejercido
durante todos los años anteriores llevado de su celo de religioso fariseo. He
aquí una labor abierta a todos.
Hoy hay mucho para obrero. Hay creyentes que están en el paro y otros que
están jubilados del trabajo y no saben qué hacer con su tiempo. Algunos
enfermos postrados en cama experimentan gran contrariedad por no poder
trabajar. Es comprensible. Pero cuando se descubre a nuestra vista la
actividad que realiza Pablo durante los días de su ceguera en Damasco,
entonces se abre ante nosotros todo un mundo de posibilidades. Para los
cristianos que oran, no hay paro obrero ni tiempo perdido.
y
Tercera consolación: Un hombre en oscuridad alumbrado por la luz
más excelente
Tiempo atrás vivió a la luz de los hombres. Ahora le alumbra una luz mejor.
Como le ocurrió a otros también, ahora Saulo discernía realidades que antes
no le decían absolutamente nada. Ahora la muerte de Esteban le aparecía
bajo una luz totalmente nueva. Ahora tenía nueva luz sobre numerosos
textos de las escrituras antiguas que antes había captado únicamente desde
la óptica de su esfuerzo personal y humano. Ahora le fueron abiertos los
ojos para mirar en las profundidades de su propio corazón y mucho más.
Ahora podía ver a Dios, a Jesús.
´¨
Capítulo 22
y
Jesús ve en lo oculto
Lo primero que nos dice es que Jesús es capaz de ver a través de todas las
puertas. Jesús ve en lo profundo del corazón a través de todas las puertas y
paredes. Jesús nos ve dondequiera que nos encontremos y mira en lo más
recóndito de nuestro corazón. Según nuestro texto, Saulo se encontraba en
aquella habitación de la casa de Judas sin que fuera visto por nadie. Nadie
sabía lo que estaba haciendo. Y, sin embargo, había unos ojos que le
miraban atentamente. Eran los ojos de Jesús. Él, que había visto a Natanael
debajo de la higuera (Juan 1:48); él, que conocía al detalle los oscuros
negocios de Judas Iscariote; él, que dijo a las siete iglesias del Apocalipsis:
“Yo conozco tus obras” (Apocalipsis 2:2.9); él era el que estaba viendo a
Saulo orar en la soledad de su habitación. Y lo que el Señor dijo un día al
rey Ezequías, se aplica ahora a Saulo también: “Yo he oído tu oración y he
visto tus lágrimas” (Isaías 38:5).
Aquellos ojos que veían a Saulo orar son los ojos que nos miran a nosotros
también. Jesús ve lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Él ve la
pureza de nuestras intenciones y también ve las oscuras maquinaciones de
nuestro corazón. Él ve nuestras luchas internas con la tentación y el pecado
y ve también nuestras debilidades.
Para nosotros debe ser muy consolador saber que el Señor nos mira y nos
ve dondequiera que estemos. En ningún lugar estamos fuera de su mirada.
En los momentos difíciles de la vida esta idea debe inspirarnos confianza y
valor. Pues si el Señor nos ve, entonces no hay nada que temer. Pero esta
misma idea debe ser una advertencia para nosotros, pues esto significa que
el Señor ve también cuales son nuestras motivaciones. Podemos engañar a
los hombres, pero no podemos engañar a Jesús.
y
Jesús introduce a su siervo en sus secretos
Con las palabras “he aquí, él ora”. El Señor descorre una cortina de los ojos
de su siervo Ananías y le deja mirar en un secreto que todavía no conocía
ningún cristiano de Damasco.
¿Qué intención tenía el Señor con esto? Indudablemente no obró así para
satisfacer ninguna curiosidad, sino para fortalecer a uno de sus siervos en el
cumplimiento de una misión osada y delicada.
Así también, en esta ocasión, por medio de las palabras “he aquí, él ora”, el
Señor da a Ananías la suficiente luz que él necesita para realizar su
ministerio.
En ocasiones el Señor nos puede hablar también a nosotros por medio de las
circunstancias o por la palabra de un hermano que nos alienta para la
realización de una determinada tarea.
y
Jesús habla sabiamente sobre los procesos internos de las personas
A menudo solemos hablar de una manera indebida sobre esas personas que
han sido tocadas por el Señor y que se encuentran en un momento de
transición hacia la vida de fe. En ocasiones se emplea en relación con ellos
ciertas expresiones que dicen mucho. Estamos muy inclinados a decir de
ellos: “¡Se ha convertido!”, cuando en realidad sólo ha comenzado ese
proceso que culminará en la vida eterna.
Al hablar de las experiencias que atraviesan las personas, tenemos que ser
prudentes y más bien reservados. Nosotros podemos alegrarnos en esa obra
que el Señor está haciendo en determinadas personas que conocemos, una
obra visible a nuestros ojos. Sin embargo, deberemos ser prudentes a la hora
de hablar de ellas, para que no traspasemos los límites de la verdad ni
caigamos en exageraciones innecesarias. Jesús evitó, al respecto, hablar
más de la cuenta. Y su ejemplo es norma para nosotros.
(Hechos 9:12)
Para las almas que buscan a Dios de todo corazón es muy importante que en
sus primeros pasos en el camino de la verdad sean guiados por personas
adecuadas. El hombre o la mujer que conducen a otro a Jesús tienen sobre
él una gran influencia. Los primeros impulsos en el camino de la fe pueden
ser decisivos para el posterior desarrollo espiritual de las personas. Y estos
impulsos solemos recibirlos casi siempre de nuestros progenitores
espirituales, de esas personas que nos acercaron a Jesús. Algunos cristianos
tuvieron que andar durante muchos años por caminos torcidos o
equivocados debido a que en los primeros momentos de su vida espiritual
cayeron en manos de algún dirigente espiritual lamentable, que los ató a su
propia persona o a sus ideas partidistas, en lugar de atarlos a Jesús. Siempre
ha habido dentro del cristianismo líderes espirituales enfermos de la mente
y del alma que no forjan iglesia conduciendo a la gente sólo a Jesús, sino
que crean partidos, atando a los convertidos a sus propias personas, ideas o
intereses. Nuestro texto nos muestra a Pablo desde el principio en las manos
de un buen dirigente espiritual, que le ayudó con sus consejos a dar sus
primeros pasos en la fe.
y
¿Quién dirigió a este hombre a Saulo?
espiritual.
poder y la destreza. Con esto se nos dice que el Señor los controla y los
pone donde él quiere. Si creemos que Jesús es el Señor de la iglesia,
creeremos también en la necesidad de dejarnos mostrar por él quienes han
de ser los hombres que deberán guiarnos espiritualmente en las distintas
etapas de nuestra vida personal y co
munitaria.
Señor a nuestro hombre, sin que para ello tenga que recurrir a una
visión especial.
y
¿Cómo recibió Saulo el don divino del consejero idóneo?
No fue por reflexión ni por selección humana que Pablo recibió el don
divino del consejero idóneo. Mientras que Pablo estaba orando, Ananías
recibía la visión de ir al encuentro de Saulo. Pablo, pues, recibió su
consejero espiritual por medio de la oración. Este es también el medio
adecuado para que nosotros recibamos a nuestros instructores en la fe, a
nuestros consejeros.
y
¿En qué debía reconocer Saulo al verdadero consejero?
Todo hombre enviado por Dios viene para traer bendición y vida. Y su
proceder y sus palabras concuerdan siempre con el espíritu y las palabras de
Jesús.
´¨
Capítulo 24
(Hechos 9:12)
y
Una visión para la esperanza
Para el arrepentido Pablo, esta visión fue un destello de luz y un claro signo
de gracia de parte de Jesús. Esta visión le manifestaba la preocupación y la
solicitud del Señor por él. A través de ella Jesús le hace entender que muy
pronto recibirá la ayuda que necesita y la instrucción que aguarda. Y
aunque una visión no es todavía la realidad, apunta a ella claramente y se
convierte en signo de esperanza. La visión sostuvo a Pablo en su singular
combate ¿Acaso no constituyeron los antiguos sueños o visiones un
poderoso sostén para José en Egipto durante los largos años de su
humillación? Podemos imaginarnos que José se inspiró en aquellas visiones
para no sucumbir ante el cúmulo de contrariedades que estaba viviendo. Un
hombre de su condición espiritual conocía el alcance profético de aquellas
visiones que Dios le había concedido. Las visiones procedían de Dios, y en
este sentido eran claro signo de gracia.
Las tinieblas sólo duran tres días, es decir, lo que Dios dispone. Nuestra
vida no está a merced de las circunstancias, sino en las manos de Dios. “En
tu mano están mis tiempos”, dice el salmista. Y esta debe ser también
nuestra convicción.
y
Una visión para el valor
Los siervos de Jesús experimentarán una y otra vez que su Señor les ha
abierto el camino y lo ha preparado todo para ellos. Las conversiones y los
progresos de la iglesia no son nunca un logro humano. Son siempre obra de
Jesús. La única aportación del hombre a ella es la obediencia. El ser
humano es sólo herramienta en las manos del divino hacedor. Así lo
entenderá y lo expondrá el mismo Saulo al dirigirse años más tarde a los
corintios, diciéndoles: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores
por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno
concedió el Señor” (1 Corintios 3:5). Cuando el evangelista Felipe recibe en
Samaria la orden de ir al camino que va de Jerusalén a Gaza, encontrará que
el Señor le ha preparado un encuentro con una persona que le está buscando
y que ya está dispuesta para recibir a Jesús como Salvador y Señor (Hechos
8:26-39). Cuando Pedro en Jope recibe la orden de ir a casa del centurión
romano Cornelio, que vive en Cesarea a dos días de viaje, encontrará
también que el Señor ha preparado el terreno para que la predicación de su
evangelio encuentre cabida en el corazón de toda una familia (Hechos 10).
Los siervos de Cristo gustarán una y otra vez esta alentadora experiencia.
También hoy el Espíritu Santo mueve a los cristianos a dar pasos concretos
hacia el encuentro de personas que Dios ha preparado. Estos pasos pueden
emprenderse con temor, con cierta reserva o con incomprensión, pero la
obediencia nos mostrará que fuimos guiados por Dios. Un cristiano se había
acostado temprano, después de un día de duro trabajo. De repente sintió que
una voz le decía en su interior: “Ve a visitar a X en la calle tal.” La persona
a visitar era un antiguo cristiano, cuya vida disoluta había hecho mucho
daño a otras personas y al testimonio cristiano en el lugar. Este hombre se
había apartado de los cristianos que le habían exhortado a cambiar de vida.
Y siguió su camino al margen de la iglesia. X vivía al otro lado de la
ciudad. El creyente luchó un poco consigo mismo: “¿Tengo que ir a
visitarle ahora que estoy acostado, siendo también tan tarde? ¿No sería
mejor quedarme en la cama y visitarle en otra ocasión?” Finalmente se
levantó y se fue en busca de X. Cuando llegó a la casa vio que había luz en
su interior. Llamó a la puerta. Al poco tiempo oyó pasos en su dirección. El
señor X le abrió la puerta a la vez que le preguntaba sorprendido: “¿Qué
haces tú por aquí?” El otro creyente le respondió: “No lo sé; lo único que te
puedo decir es que sentí que una voz me decía que tenía que visitarte
ahora.” A estas palabras siguió una confesión sorprendente por parte de X:
“Ahora mismo, mientras golpeabas en la puerta, yo estaba subido a una silla
con una soga al cuello y con la intención de ahorcarme. Cuando oí los
golpes, me dije: “Puedes ver quien llama.” A continuación siguió una
conversación que condujo a X a un reencuentro con Jesús.
Ananías recibió valor y ánimo por medio de la visión, y esta historia bíblica
debe y quiere provocar en nosotros los mismos sentimientos cuando nos
encontremos ante una situación semejante, que sentimos que no podernos
eludir. El Señor va delante de nosotros preparándonos el terreno. ¿No es
este el pensamiento de Efesios 2:10, donde se nos dice que “somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas”? Sí, Dios prepara el camino que
debemos andar, las obras que debernos realizar, las visitas que tenemos que
hacer. Y nuestra más solicita preocupación debe ser andar en esas obras.
´¨
Capítulo 25
Hechos 9:13-16
y
Ananías sabía lo que Saulo había hecho a Jesús, pero no sabía lo que
Jesús había hecho a Saulo
Los hombres aplican “castigos ejemplares” para hacer saber que con ellos
no se juega. Cuando en un sector de una ciudad se denuncian continuos
robos protagonizados por una banda de delincuentes, de la que sólo se ha
podido prender a un par de miembros, los jueces suelen aplicar a éstos un
castigo ejemplar para que la delincuencia no continúe su ritmo de
expansión.
y
Ananías sabía del poder que Saulo tenía de parte del sumo sacerdote
(v. 14), pero no sabía nada del poder que el sumo sacerdote celestial
había manifestado en Saulo a las puertas de Damasco
Como vemos, otra vez la información que tenía Ananías era deficiente, de
ahí sus reparos para acercarse a Pablo. No tengamos reparos en acercarnos a
hablarle a las gentes en el Nombre de Jesús. Con frecuencia
experimentaremos que Jesús ha hablado ya con ellos y que las personas
están preparadas para oírnos y recibir nuestras palabras.
y
Ananías sabía que el objetivo del viaje de Saulo era prender a todos
los que invocaban el nombre de Jesús, pero no sabía nada del objetivo
que Jesús se había propuesto alcanzar con este perseguidor
(Hechos 9:13-16)
y
Con franca rebeldía
Pero el hombre no puede burlar a Dios. El brazo del Señor es muy largo. No
podemos huir de él. Cuando Dios nos encomienda una tarea, lo mejor que
podemos hacer es obedecer en el acto. Y si hubiere algo que no
entendernos, podemos hablarlo con él en oración.
Jonás pagó un precio muy caro por su rebeldía. Gustó una terrible
tempestad marina y vio muy de cerca el rostro de la muerte al ser arrojado
al mar embravecido y ser tragado por un gran pez, en cuyo vientre pasó tres
interminables días con sus noches. Dios le tuvo bajo su disciplina hasta que
el profeta admitió su pecado y estuvo dispuesto a rectificar el rumbo de su
vida por medio de una clara obediencia al Señor.
y
Con incredulidad
y
Dialogando con Dios
12). Y aunque volvía a su tierra, a Canaán, por una revelación divina, ahora,
no obstante, le asaltaban temores y reparos. Sin embargo, en lugar de
torturarse inútilmente con pensamientos
paz.
1:6). Este fue igualmente el sabio proceder de Ananías. No hay nada que
objetar contra este proceder de exponer a
“Heme aquí, Señor. Envíame”, nuestros reparos serán bien recibidos por
Jesús.
´¨
Capítulo 27
(Hechos 9: 15-16)
Verdaderamente Ananías recibió una tarea difícil de parte del Señor cuando
le fue dicho: “Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en
casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso.” Ananías escuchó hasta estas
palabras. No oyó más. La sola mención del nombre de Saulo le impresionó
tanto, que no oyó el resto de lo que le dijo el Señor. Si hubiese continuado
oyendo atentamente, no habría tenido ninguna necesidad de replicar a Jesús.
Pues el Señor le había dicho acerca de este terrible perseguidor: “He aquí,
él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone
las manos encima para que recobre la vista.” Si hubiese oído bien, se habría
dado cuenta desde un principio de que el Señor le había preparado el
camino hacia este hombre, cuyo solo nombre hacía temblar a los cristianos
de Damasco.
¡Ay, hermanos, qué torpes somos cuando creemos que las tareas que nos
confía el Señor son demasiado difíciles para nosotros! ¡Como si el Señor
nos llamase a realizar un trabajo sin capacitarnos previamente! Cuando
Dios asigna a alguien una obra, le reviste de gracia, sabiduría y fuerza para
su realización. Dios no llama a todos los capacitados, pero capacita a todos
los llamados. Si nosotros prestamos atención a lo que nos dice Dios,
escucharemos junto a su comisión las palabras que nos aseguran que él
estará con nosotros y nos ayudará.
Pero justamente esto fue lo que no escuchó Ananías. Y por eso respondió:
“Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, de cuántos males ha
hecho a tus santos en Jerusalén; y aún aquí tiene autoridad de los
principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.”
y
Dándole a conocer sus propósitos para con Saulo
La réplica de Ananías a Jesús daba a entender que él tenía que hacer saber
al Señor quién era Saulo y qué estaba haciendo ese hombre. Parecía como si
Jesús no supiera nada sobre Saulo o como si no le importase en absoluto las
atrocidades que este hombre había cometido y planeaba continuar
cometiendo en las personas de los discípulos de Jesús. Pero el Señor le dice
a Ananías: No eres tú el que tienes que contar cosas sobre Saulo, sino yo.
Tú no eres el perfecto conocedor de los hombres y las cosas, sino yo.
¡Cuántas veces olvidamos que el Señor lo sabe todo mucho mejor que
nosotros!
y
Dándole a entender hasta dónde alcanza su gracia misericordiosa
Sabemos muy bien que los reparos de Ananías no estaban inspirados por la
soberbia farisea, sino más bien por un temor sincero y por la incapacidad de
comprender humanamente aquella orden. Sin embargo, él corría el peligro
de menospreciar a aquel hombre que tantos males y tanto daño había hecho
a los cristianos. ¿No había ocupado durante mucho tiempo la mente de los
piadosos judíos la cuestión de la justicia divina en relación con los
pecadores notorios? ¿Debía, pues, predicarle Ananías a un hombre que
había caído tan bajo y que había amontonado tanta culpa sobre sí, al
perseguir a la iglesia de Cristo? ¿Tenía Saulo aún perdón de Dios? ¿Hasta
dónde alcanza la gracia restituyente del Señor? ¿Hasta Saulo? Esto era
difícil de entender para un hombre como Ananías. Para nosotros también.
Corrie ten Boom nos cuenta que en una ocasión en que predicaba en una
iglesia en Alemania, después de terminada la segunda guerra mundial, vino
hacia ella un hombre que le extendió la mano para saludarla. Ella quedó
profundamente confundida e indignada al reconocer que aquel hombre era
uno de los guardianes del campo de concentración nazi, donde su querida y
frágil hermana había perdido la vida, y donde ella misma había sufrido
tanto física, mental y espiritualmente. Se reveló contra el saludo. Hasta que
finalmente pudo perdonar y aceptar aquella mano. Este era el peligro que
corría Ananías.
Pero el Señor salió al paso de este peligro que afectaba a su siervo y con sus
palabras, le dijo: No es que Saulo sea indigno de ser servido por ti, Ananías,
sino que eres tú el indigno de servirle a él. La comprensión de la gran obra a
la que Saulo había sido llamado por Jesús haría que Ananías se guardase
muy bien de sentirse superior a Saulo en lo más mínimo.
y
Ayudándole a superar su incredulidad
un clarín de la verdad y del evangelio. Tienes que entender las palabras del
profeta Isaías cuando dice: “Con los fuertes repartirá
´¨
Capítulo 28
(Hechos 9:15-16)
y
Irrevocables son sus determinaciones
Todas estas palabras son irrevocables, como irrevocable fue la orden dada a
Ananías: “Ve”. Y exigen de nosotros una obediencia sencilla y pronta, sin
especulaciones que las enturbien y las anulen.
y
Irrevocable es su elección
y
Irrevocable es su plan
Las palabras de Hechos 9:15 nos muestran inequívocamente que Dios tenía
un plan muy definido en relación con Saulo, y que este plan estaba ya
perfectamente trazado mientras Saulo se encontraba ciego y orando y
ayunando en la casa de Judas. Más aún, este plan estaba divinamente
trazado desde que Saulo estaba en el vientre de su madre. El mismo Saulo
escribirá a los Gálatas diciéndoles: “Pero cuando agradó a Dios, que me
apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su
Hijo vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo 16).
El plan divinamente trazado desde antes de su nacimiento comienza a
realizarse ahora que la voz de Dios le ha alcanzado en el camino de
Damasco. Ahora el instrumento humano llamado Saulo está plenamente
preparado. Mostrándole a Ananías el futuro de Saulo, le muestra que toda la
vida de Saulo ha de servir a un determinado plan divino, firmemente
establecido en la eternidad.
También con cada uno de nosotros tiene Dios su plan particular. Un plan
que él hará que se realice. Un plan que otros, como Ananías, no entienden
por momentos; un plan que a veces no entendemos nosotros mismos, como
era el caso de Saulo; pero que llegaremos a entender si nuestro único anhelo
en la vida consiste en servir al Señor. Pero servirle no como nosotros
entendemos y queremos, como fue el error de Saulo durante muchos y
tristes años, sino como el Señor quiera y conforme él nos vaya guiando.
Esta convicción será lo que nos sostenga en tiempos de confusión. Dios
tiene un plan grandioso en el que ha ordenado que participen y colaboren
con sus dones, talentos y bienes, todos sus hijos. Este plan consiste en la
glorificación de Jesús. Filipenses 2:10,11 dice: “... para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para
gloria de Dios Padre.”
Todos los cristianos estamos llamados, como Saulo, a trabajar en este plan
divino. ¿Qué estás haciendo tú al respecto?
´¨
Capítulo 29
(Hechos 9:15)
En Hechos 9:15 Jesús hace referencia a Saulo llamándole instrumento
escogido. Esta expresión tiene un profundo y especial significado para
todos aquellos que trabajan en la viña del Señor, ya sea en el ministerio de
la predicación, en la pastoral o en cualquier otro ministerio. Creo que los
pastores son “instrumentos escogidos” de Jesús, pues nadie se hace pastor a
sí mismo, sino que es el Espíritu de Cristo el que los capacita con dones
para este ministerio.
A todos los que están en el servicio del Señor les dice, como mínimo, tres
cosas:
y
No confiéis en vuestra propia fuerza y sabiduría
´
Lo que dice la expresión «instrumento de Jesús» a los que
trabajan en la viña del Señor¨
y
La pequeñez del hombre no es problema para Jesús
Hace un par de años recibí una visita de un matrimonio suizo que venía de
su país distribuyendo por media España decenas de miles de calendarios
con hojas de lecturas diarias. Ambos tenían más de setenta y cinco años de
edad y estaban gravemente enfermos. Pero sentían que Dios les había
escogido para este ministerio y cada año recorren varios países de Europa
empeñados en esta hermosa tarea. Para mi constituyó una gran bendición
tenerles en mi casa por un par de horas, y para otros también.
´
Lo que dice la expresión «instrumento de Jesús» a aquellos
para los que trabajan los siervos de Dios¨
las vidas de Noé, Abrahán, Jacob, Sansón, David, Pedro, Juan y el mismo
Pablo. No es el instrumento, es Dios quien decide llevar a cabo una obra
por medio de un instrumento escogido, sobre el que manifestará su gracia y
su poder de manera especial.
y
¡Que no se os suban los éxitos a la cabeza!
´¨
Capítulo 30
Lo que dice la expresión
“instrumento de Jesús” a aquellos
para los que trabajan los siervos de
Dios
“Instrumento escogido me es éste”
(Hechos 9:15)
(1 Tesalonicenses 5:12-13)
y
No ensalcéis al hombre
Es conveniente que todas las personas que integran la iglesia del Señor y
que reciben con alegría y gratitud la palabra de Dios por medio de la boca
de sus predicadores y pastores, siendo bendecidos espiritualmente por esta
palabra, no olviden nunca que la expresión “instrumento escogido”, o
“instrumento de Jesús”, nos recuerda que no debemos idolatrar al hombre o
a los hombres por medio de los cuales Dios nos ha bendecido. Vivimos en
unos tiempos donde se tiende a idolatrar al ser humano. Se le diviniza por
su aportación al arte, a la técnica, a la cultura y, sobre todo, se le diviniza en
el depone. A mediados de la década de los noventa El País Dominical
editaba un largo comentario acerca de las virtudes atléticas de Miguel
Induráin. En este artículo su autor se refería a Induráin llamándole dios en
más de seis ocasiones: “Dios se sube a la bicicleta... Dios baja de la
bicicleta”, este era el tono blasfemo del escritor. Ese año el ciclista español
se presentaba al Tour de Francia con más fuerza que nunca. Todo apuntaba
a la consecución de su sexto Tour. Pero “dios” no pudo acabar el Tour, se
desfondó en las primeras etapas y acabó ese año su carrera deportiva.
Ironías de la vida.
y
No os opongáis a Dios
´¨
Capítulo 31
(Hechos 9:15)
y
La modestia del vocablo “instrumento”
Saberse simplemente “instrumento” de Dios conduce a los siervos de Cristo
a tener un concepto humilde de sus propias personas y de sus obras, porque
la palabra instrumento deja entrever claramente que los siervos no pueden
hacer nada por sí mismos ni tampoco deben. Esta idea los libra de caer en la
presunción, en la jactancia y en la vanidad en las que incurrió, por ejemplo,
el rey Senaquerib. Este monarca llegó a creer que había conquistado los
reinos del mundo gracias a su propia sabiduría y fuerza, y no llegó a darse
cuenta de que él era simplemente un instrumento, una vara, en las manos de
Dios para corregir a las naciones (Isaías 10:5-19). Tanto se ensoberbeció y
se envaneció este monarca que, después de acabar Dios su obra por medio
de él, dijo el profeta Isaías por inspiración divina: “... castigará (Dios) el
fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de
sus ojos. Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi
sabiduría, porque he sido prudente” (Isaías 10:12-13). A esta necedad
responde Dios: “Se gloriará el hacha contra el que con ella corta? ¿Se
ensoberbecerá la sierra contra el que la mueve? ¡Como si la vara levantase
al que la levanta: como si levantase el bastón al que no es un leño!” (Isaías
10:15).
Por todo esto, los siervos de Jesús, los instrumentos del Señor, no deben
jactarse nunca de sus obras, ni tampoco deben envidiar la gloria de otros
instrumentos. No hay razón para la jactancia ni para la envidia, porque es el
mismo Señor quien obra en cada uno y por medio de cada uno de los
instrumentos como a él le place y cree conveniente.
y
Lo alentador del vocablo “instrumento”
Cuando un siervo de Dios que trabaja en una tarea pesada y difícil enferma
y no puede trabajar ya más, no enferma ni se paraliza la mano divina que se
servía de él. Dios continua rigiendo desde su trono celeste los destinos del
mundo y de su obra. Así se lo hizo entender Dios al profeta Isaías, cuando
éste estaba entristecido y preocupado por la muerte del rey Uzías y por el
destino inmediato del pueblo de Dios. Desde su trono Dios realiza sus
propósitos. Por eso Jesús nos enseñó a “rogar al Señor de la mies que envíe
obreros a su mies” (Lucas 10:2). La obra es de Dios y él la lleva adelante.
El hombre es sólo su instrumento.
´¨
Capítulo 32
(Hechos 9:15)
Nuestro texto nos habla también del ministerio que le fue asignado a Saulo;
un ministerio para su vida; un ministerio que iba a determinar por completo
su futuro. Vamos a contemplarlo más de cerca.
y
¿Quién determinó el ministerio de Saulo?
y
¿En qué consistía el ministerio de Saulo?
Con motivo de las elecciones políticas, los militantes de todas las ideologías
emprenden una campaña con la que recorren todo el país, intentando ganar
adeptos para sus respectivos partidos y para un líder concreto. Saulo tenía
que emprender una campaña que le llevaría por numerosos países y
ciudades. Pero él no debía hacer campaña para una iglesia, ni para un
partido u organización. Él no tenía que predicar que en Jerusalén había un
hombre llamado Pedro liderando una iglesia, en la que todos debían
integrarse responsablemente. ¡No! Él no tenía que anunciar un nombre
humano, ni una organización eclesiástica. Su único deber era anunciar al
mundo el nombre de Jesús.
¡Hasta los niños están llamados a esto! Con motivo de la entrada triunfal de
Jesús en Jerusalén, los jovencitos de la ciudad aclamaban: “¡Hosanna al
Hijo de David!” Oyéndolo los principales sacerdotes y los escribas, se
indignaron y le dijeron a Jesús: “¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo:
Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman
perfeccionaste la alabanza?” (Mateo 21:15,16; Salmo 8:2). Otra jovencita
fue la que llevó el nombre de Dios a la ciudad de Damasco, a la casa de
Naamán. El señor al que servía tenía una grave enfermedad. Nadie podía
ayudarle. Entonces esta muchacha creyente les habló del profeta Eliseo, el
poderoso siervo de Dios que vivía en Israel (2 Reyes 5:2,3), y así llegó la
salvación a Naamán y a toda su casa. Alguien habló también a la reina de
Sabá, muy lejos de Jerusalén. Le habló de la sabiduría de Salomón y del
Dios que le daba toda esta sabiduría y gloria. Y la reina de Sabá no pudo
quedarse en su país. Emprendió un largo viaje hasta la ciudad de Dios, y allí
fue ricamente bendecida, volviendo de nuevo a su país con un precioso
conocimiento de Dios (1 Reyes 10:1). También nosotros podemos llevar a
otros el nombre de Jesús de esta misma manera. Estemos atentos a las
necesidades de las gentes con quienes vivimos. Unos tendrán enfermedades,
como Naamán; otros tendrán preguntas sin respuestas, como la reina de
Sabá. A unos y a otros podemos hablarles de Jesús; después el Señor hará el
resto.
´¨
Capítulo 33
(Hechos 9:15)
y
Saulo debía llevar el nombre de Jesús a los gentiles
Los gentiles eran todas aquellas personas que no formaban parte del pueblo
de Israel. Eran mirados con cierto desprecio por los judíos, quienes tenían
prohibido entrar en sus casas y comer a la mesa con ellos (Hechos 11:3).
Aunque en honor a la verdad tenemos que decir que los judíos apenas
oponían reparos a la conversión de los gentiles a su religión, y que hay
indicios que apuntan a que en esa época los judíos desarrollaban una,
aunque débil, obra misionera entre los gentiles. Con todo, había una seria
reserva hacia los gentiles. Una reserva que aún la primitiva iglesia de
Jerusalén superaría sólo a duras penas y gracias a la intervención milagrosa
del mismo Jesús (Hechos 10:9-11,18). Los israelitas habían olvidado las
exhortaciones de la palabra de Dios que les conminaba a proclamar la
salvación de Dios entre las naciones del mundo. Por ejemplo, en el Salmo
93:3 y 10 se les dice: “Proclamad entre las naciones su gloria, en todos los
pueblos sus maravillas... Decid entre las naciones: Jehová reina. También
afirmó el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos en justicia.”
Dios nunca se desentendió de las naciones del mundo y siempre quiso que
estas conocieran sus maravillas, o sea, su salvación. Procuremos nosotros
como iglesia no caer en el error en que incurrió Israel al creerse un fin en el
plan de Dios y no un medio para bendición de otros pueblos.
y
Saulo debía llevar el nombre de Jesús ante los reyes
y
Saulo debía llevar el nombre de Jesús a los hijos de Israel
El tercer grupo de personas que Saulo debía alcanzar con el evangelio era el
constituido por los “hijos de Israel”, o sea, por la nación judía. Aquí
aparecen en último lugar porque Saulo fue constituido en principio apóstol
de los gentiles. Pero él tendría siempre por principio y estrategia dirigirse en
toda ciudad primero a los judíos, sus paisanos. No fue fácil para Pablo
llevar el evangelio a los judíos, pues, de ellos recibiría siempre la oposición
más radical y violenta, hasta el atentar contra su vida en numerosas
ocasiones. ¡Verdaderamente no le faltaban razones para indignarse contra
ellos y negarse a continuar anunciándoles el evangelio! Pero no lo haría.
Hasta el fin de sus días permaneció fiel a la instrucción de Jesús y
predicaría el evangelio en primer lugar a los de su nación. Así lo confirma
su arresto domiciliario en Roma. Tres días después de llegar a la ciudad
convoca a los principales de los judíos y les predica el evangelio. Sólo
después de que los suyos hayan rechazado el evangelio se dedicará a
predicar a “todos los que a él venían” (Hechos 28:17-31).
Por lo que a nosotros respecta, también debemos estar dispuestos a anunciar
el evangelio a todo el mundo, incluidas esas personas que nos lo ponen
difícil debido a su resistencia y a su rechazo violento.
´¨
Capítulo 34
(Hechos 9:16)
No fue fácil el camino que tuvo que andar Saulo mientras realizaba la tarea
que Jesús le había encomendado. El suyo no fue un camino de rosas, como
suele decirse, sino de cardos y espinos. Un camino plagado de toda clase de
sufrimientos. Vamos a meditar a continuación en la magnitud del
sufrimiento que le fue predicho al gran apóstol de los gentiles.
Tres veces he sido azotado con varas; tres veces he padecido naufragio; una
noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas
veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y
en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la
preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A
quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?... En Damasco, el
gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los
damascenos para prenderme; y fui descolgado del muro en un canasto por
una ventana, y escapé de sus manos” (2 Co 11:23-33). Unos renglones más
adelante de esta misma epístola continua diciendo Pablo: “Y para que la
grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado
un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee” (2
Corintios 12: 7). Todo esto tuvo que sufrir Pablo por causa de Jesús. Y
nosotros podemos aprender tres cosas de este gran sufrimiento:
y
No envidiéis a los instrumentos escogidos de Dios
Al comparar nuestras vidas con las de estos hombres y nuestras obras con
las de ellos podríamos sentir cierta envidia. Ellos tuvieron con Jesús una
comunión que nosotros no hemos alcanzado todavía. Ellos brillan en el
firmamento de la iglesia con una luz que tal vez nosotros nunca lograremos.
Admiramos a estos gigantes de la fe y hasta casi los envidiamos, pero esto
es insensatez por nuestra parte, pues cada uno de ellos ha recibido por su
obra una porción semejante de sufrimiento. ¡Las grandes obras no se
pueden hacer sin grandes sufrimientos! Muchos ignoran cuánto están
soportando y sufriendo ciertos hermanos que ocupan lugares destacados en
la iglesia del Señor a nivel nacional o internacional. Si lo supieran, no
desearían ocupar su lugar. Muchos cristianos tienen un concepto romántico
del pastorado o de la obra misionera, y envidian la buena suerte que le ha
tocado a pastores y misioneros; pero si ellos conocieran el precio que hay
que pagar por ello, no envidiarían estos ministerios, pues, su precio les
parecería excesivo.
Los cristianos que Dios ha usado más poderosamente tuvieron que pagar un
precio por ello. Fue el precio de una entrega incondicional al Señor, el
precio de la negación continua de sí mismo. William Carey, el padre de las
misiones modernas, llevó a cabo una tarea gigantesca y sorprendente. Este
misionero bautista es admirado por todo cristiano que conoce su obra.
Muchos jóvenes que aman la obra misionera sueñan emularle, ¿pero están
dispuestos a pagar el elevado coste en sufrimientos de toda clase que tuvo
que afrontar William Carey? Al leer detenidamente su biografía muchos
dicen: No, yo no quiero pasar por todo eso. Pero no hay grandes obras sin
esfuerzos, ni hay grandeza sin sufrimiento.
y
No juzguéis a los que sufren
y
No te desalientes en medio de tus sufrimientos
´¨
Capítulo 35
(Hechos 9:16)
y
La necesidad del sufrimiento de Saulo
La Biblia utiliza la imagen del barro y del alfarero para decimos que Dios
nos moldea a su parecer. Este trato divino puede producirnos dolor aquí y
allá, pero es algo que da a nuestra vida claro perfil. La idea del barro en
manos del alfarero nos dice que Dios nos educa para que nuestra vida sea
de provecho (Isaías 45:9; 64:7; Jeremías 18:6). El que quiera que su vida
tenga perfiles divinamente trazados ha de permitirle a Dios que produzca en
él cierto dolor. Algunos peldaños en la escala de la perfección cristiana sólo
se ascienden desde la escuela del sufrimiento. Pero debido a que nosotros
sólo experimentamos el sufrimiento como algo negativo, nos revelamos
contra Dios, en lugar de aprender de él. Por eso es que hoy tenemos tan
poca base para nuestra fe. Y por eso, cualquier nuevo viento de doctrina
desarraiga y tira por tierra a tantos cristianos.
Cristo quiere que nosotros estemos bien arraigados en él. Pues cuanto más
profundas sean nuestras raíces, tanto más firme se mantendrá el árbol de
nuestra existencia en medio de los vientos tormentosos de la vida. Según
Colosenses 2:7 el arraigamiento en Cristo y la firmeza en la fe son dos
cosas que van unidas. ¿Cómo podernos lograr que una planta eche raíces
profundas? En una plantación de palmeras en Israel podía observarse que
cada joven palmera tenía una piedra colocada en la cruz de su tronco. Con
esto se pretendía impedir el rápido crecimiento de las plantas. Se buscaba
obligar a sus raíces a profundizar en el suelo. ¡Este es un cuadro perfecto de
nuestra vida!
En ocasiones Dios pone una carga sobre nosotros. Pero no lo hace para
dañamos y maltratarnos, sino para arraigarnos en la fe en él. Para que las
tormentas de la vida no nos desarraiguen y nuestra vida se convierta en un
árbol inútil. Dios tiene con nosotros un objetivo: quiere que alcancemos la
meta de la eternidad. Y para eso se vale del amor y del dolor, del bienestar y
del sufrimiento.
Lo decisivo frente al dolor es nuestra actitud hacia él. Si nos reconocemos
como hijos de Dios y le dejamos a él obrar como Padre. Al proceder así
descubriremos que Dios siempre piensa en nuestro bienestar final. Y que
todos sus planes para conmigo son buenos y me ayudan. Nuestra postura
debe ser la de andar confiados nuestro camino con la fe puesta en él.
Cuando nos dedicamos a hacerle la contra a Dios lo complicamos todo,
pues los cristianos que observan una continua actitud de oposición, de
protesta, a Dios, no podrán descubrir los planes divinos y, en muchos casos,
los complicarán innecesariamente.
y
La razón del sufrimiento de Saulo
´¨
Capítulo 36
Un conocimiento alentador
“Fue entonces Ananías y entró en la casa”
(Hechos 9:17a)
“Ananías fue”, dice nuestro texto. No postergó lo que era su obligación por
causa del riesgo que podía entrañar, sino que se dispuso inmediatamente a
cumplirla. Nunca una obligación ha llegado a ser más fácil porque se haya
pospuesto. Por regla general se complica más, pues, el enemigo de nuestras
almas argumentará siempre nuevas razones por las que no debernos cumplir
esa tarea que sentimos divinamente asignada.
Pero Ananías fue. Él era un hombre de fe, y los hombres de fe son también
hombres de obediencia. Un triple conocimiento le fortaleció en los primeros
pasos del cumplimiento de su misión:
y
Conocía al hombre a quien debía buscar
que sólo conocía su pasado tenía todas las razones del mundo
para temer y para evitar un encuentro con él. Ir al encuentro de ese hombre
era como meterse en la boca del lobo o introducirse
tenía nada en común con el Saulo del pasado. Era un hombre distinto. Ya no
era aquella fiera peligrosa sedienta de sangre. Pero la voluntad de Ananías
de visitar a Saulo se afirmó definitivamente cuando oyó acerca del futuro de
Saulo. Aquí sus últimos resquicios de temor se diluyeron totalmente
transformándose
que, Saulo había sido escogido por el Señor para predicar a Jesús
a los pueblos del mundo! Por lo tanto, había que salir a toda prisa
y
Conocía la tarea asignada
Creemos que cuando Jesús nos asigna una misión nos abre las puertas para
que podamos realizarla. Una mujer cristiana visitó a su hermana que vivía
en una ciudad lejana. Le habló de Jesús y de nuestra necesidad de
convertirnos a él. Pero sus palabras encontraron un corazón cerrado. Ni su
hermana ni su cuñado manifestaron el más mínimo interés en las cosas del
espíritu. Llegó el día de la despedida, y la condición espiritual de su familia
continuaba pesando en su corazón. La mujer sabía que en aquella ciudad
vivía un par de mujeres cristianas de buen testimonio. Fue a ellas y les pidió
que visitasen a su familia. Aquellas mujeres sintieron el encargo como una
tarea muy difícil, pues conocían a aquella familia. Pero prometieron
cumplirla.
¡Oh, señora D cuánto me alegro de que haya venido! ¡Por favor, ore Vd. por
mí! Y la señora D tuvo que acercarse a la cama de la enferma y orar por su
cuerpo y por su alma.
Cuando el Señor nos encarga una misión, nos abre también la puerta. Por
eso, no te resistas ni te niegues, cuando sientas que Dios te pide que hagas
algo concreto, sino obedece. Y no olvides lo hermoso que es sentirse
utilizado por Dios. El Señor pone en nuestros corazones carga por la
necesidad espiritual de personas concretas. Cuando sintamos esta carga
sobre nosotros, debemos orar y tomar las medidas oportunas para visitar a
esas personas y hablarles del evangelio. Un ángel de Dios dijo a Felipe que
fuera a un determinado camino para encontrarse con un hombre particular,
con el tesorero de la reina Candace. Otro ángel de Dios avisó a Pedro para
que acudiese al encuentro de un centurión romano llamado Cornelio. Tanto
el tesorero como el centurión recibieron a aquellos hombres, y se
convirtieron a Dios. Y si nosotros tuviésemos una mayor sensibilidad
espiritual y un mayor deseo de obedecer a Dios, recibiríamos también
encargos concretos de parte de Dios de visitar a determinadas personas para
ser instrumentos de su salvación.
y
Conocía el final de su visita
Ananías conocía también el final de su visita. Sabía que iba a ser bien
recibido y que el resultado de su visita sería de gran provecho espiritual.
Jesús acababa de decirle que Pablo recibiría la vista y sería lleno del
Espíritu Santo. De manera que con todo este conocimiento no era necesario
hacer aquella visita con temor, con inseguridad o con titubeos. Él podía
acudir al encuentro de Saulo con confianza infantil, feliz y con la mayor
seguridad. Y con esta misma fe y confianza debemos hacer nosotros esas
visitas que sentimos como encargadas por nuestro Señor.
´¨
Capítulo 37
(Hechos 9:17)
y
Un encuentro en la intimidad
De la mano de nuestra imaginación vamos a entrar en aquella habitación
que ocupa Pablo en la casa de Judas, en la calle Derecha de Damasco, y
vamos a ver lo que ocurre allí.
y
Una instrucción llena de amor fraternal
Hasta hacía pocos días Saulo ponía sus manos sobre los cristianos para
encarcelarlos, maltratarlos y, en algunos casos, matarlos. Ahora uno de
estos cristianos ponía sus manos sobre él para bendecirle, sanándole de su
ceguera y llenándole del Espíritu Santo. ¿Estaría recordando Pablo estos
precisos momentos cuando le escribe a los romanos diciéndoles: “No os
venguéis vosotros mismos, amados míos... Así que, si tu enemigo tuviere
hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto,
ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza” (Romanos 12:19,20). La
bendición de Ananías llenó de paz su corazón y su espíritu de poder, pero
creemos que Pablo llegó a sentir también en esta ocasión algo de estas
ascuas de fuego de las que él habla a los romanos.
¡Cuánto bien tuvo que hacerle esta palabra al abatido Saulo, y el tono con
que fue pronunciada! Seguramente que Pablo no lo olvidaría nunca.
y
Una exhortación llena de poder
´¨
Capítulo 38
y
Lo que calló y lo que recordó del pasado de Saulo
Resaltamos, en primer lugar, que Ananías no usó ni una sola palabra para
referirse a los gravísimos crímenes y abusos que Saulo había cometido en la
persona de los cristianos. No hay en el texto ni una sola palabra al respecto.
Cuando tengamos delante de nosotros a una persona abatida por la
conciencia de sus culpas, no debemos recordarle una vez más la gravedad
de sus pecados. Referirnos a ellos sería como hurgar con nuestros dedos en
una herida delicada. Y esto sería ocasionar un daño tan innecesario como
inútil. ¡Qué distinta la cura de almas que practica Ananías de aquella otra en
la que tenías que contarle al sacerdote cada uno de los pecados cometido
desde la última confesión; y él te preguntaba, además, ¡cómo lo habías
hecho! No, no es necesario llegar a estos extremos.
Lo que sí le dijo Ananías a Saulo fue que lavase sus pecados. Apuntando así
a todo aquello que en la vida de Saulo tenía necesidad de ser perdonado por
Dios. Pero, aun así, no hurgó en los viejos pecados que Saulo había
cometido.
Pero lo que sí le recordó Ananías a Saulo fue su encuentro con Jesús a las
puertas de Damasco. Le dijo: “El Señor Jesús, que se te apareció en el
camino por donde venías, me ha enviado.” Este recuerdo sí era conveniente
que Saulo lo agitase en su mente. Pues este encuentro había estado lleno de
gracia y de misericordia. Su recuerdo, pues, infundiría ánimo, confianza y
fe en el turbado Saulo. El recuerdo de sus errores y pecados le habría
abatido aún más, pero la memoria de su encuentro con Jesús le llenaría de
esperanza, y esto es lo que necesita toda persona que lamenta y se duele
sinceramente de los males y de las injusticias que cometió en otro tiempo.
Esta es la finalidad de la consejería espiritual cristiana: perdonar, consolar y
restituir.
y
Lo que dijo y lo que calló en relación con el futuro de Saulo
Hay personas que tienen especial predilección por comunicar siempre malas
noticias. Parece como si las malas noticias captasen más atención. Pero una
persona emocionalmente equilibrada preferirá comunicar siempre mensajes
de ilusión y de esperanza. Estos son los mensajes que esperan los abatidos
de nuestro mundo. Este era el mensaje que necesitaba Saulo en aquellos
instantes.
y
Ananías habló del Señor Jesús y no de sí mismo
´¨
Capítulo 39
y
¿De dónde procedía este conocimiento
y
¿En qué consistía el conocimiento de la voluntad de Dios?
La voluntad de Dios que Saulo llegó a conocer aquel día consistía, pues, en
“que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles
en cuenta a los hombres sus pecados” (2 Corintios 5:19). Hoy ocurre lo
mismo. Sólo cuando hemos comprendido nuestra total necesidad de Jesús y
de su obra, hemos comprendido la voluntad de Dios.
y
¿Cuál era el fin de este conocimiento?
Dios facilitó este conocimiento a Saulo para que “fuera testigo suyo a todos
los hombres” (Hechos 22:15a). No únicamente para su bienestar personal,
sino sobre todo por causa de los demás. Dios iluminó la mente de Saulo con
el conocimiento del evangelio para que otras muchas personas a su través
pudiesen adquirir este mismo conocimiento salvador. Saulo debía propagar
este conocimiento a todo el mundo. Hoy lo sigue haciendo a través de sus
epístolas. Su ministerio aún no ha acabado. La segunda parte de 2 Corintios
5:19 dice: “Y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
Con esta misma finalidad ilumina Dios hoy nuestros corazones, para que
también nosotros ayudemos a otros a conocer la voluntad de Dios. Aunque
nosotros no hayamos sido dotados con el don de misionero y no hayamos
sido llamados por Dios a recorrer las naciones con el mensaje del evangelio,
sí que hemos sido llamados a alumbrar en el mundo, siendo testigos de la
gracia de Dios en Cristo allí donde vivimos, trabajamos y nos
desenvolvemos diariamente. Jesús nos dice a todos nosotros: “Vosotros sois
la luz del mundo.” Y solamente somos luz cuando vivimos y hablamos de
aquel que dijo: “Yo soy la luz del mundo.” Nosotros, como cristianos,
somos deudores a todos los hombres. Debemos el evangelio al mundo, es
decir, debemos anunciárselo. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”
(2 Corintios 4:6).
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Capítulo 40
(Hechos 22:12-16)
Un día recibí una llamada telefónica de una señora que necesitaba ayuda.
Muy afligida al otro extremo del teléfono me dijo que un miembro de una
secta la había encontrado sentada y llorando en un banco de un parque de la
ciudad. Ella le expuso su problema y le manifestó su esperanza de que Dios
hiciera un milagro para aliviar su situación. Pero aquel hombre le
respondió: “Dios ya no hace milagros.” Con esta frase asestó un duro golpe
a su esperanza, pero la fe de la mujer pudo más que esta mentira y continuó
esperando en Dios. ¿Que Dios ya no hace milagros? La conversión de un
hombre a Dios es el mayor de los milagros posibles, es la prueba evidente
de que Dios todavía está entre nosotros, y está ayudando. ¿De qué sirve que
anden los cojos, que sanen los sidosos y que desaparezcan los cánceres, si el
corazón de estos hombres y mujeres continua en su natural rebeldía contra
Dios? Una pierna sanada, una úlcera curada, puede ser señal de la bondad
divina, pero un corazón transformado es mayor señal de gracia y de poder
divinos.
y
Atiende su necesidad física
y
Le habló de los buenos propósitos de Dios para con él
Si las personas han de convertirse tienen que oír el mensaje del evangelio.
Y este mensaje se comunica básicamente por medio de la palabra. Las
buenas obras del cristiano acompañan y adornan el anuncio verbal del
evangelio, pero nunca pueden sustituirlo. En Romanos 10:17 se nos dice
que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Los que hemos
experimentado el amor de Dios, estamos obligados a hablar a otros de ese
amor.
Una joven cristiana me dijo que ella no predicaba con la palabra, sino que
se limitaba a vivir el evangelio. Esta joven se equivocaba, pues, la vivencia
del evangelio implica también su transmisión verbal. Si de verdad vivimos
el evangelio, nuestras bocas no podrán permanecer cerradas.
Jesús compara el reino de los cielos a una semilla que es sembrada en tierra
y que brota sólo después de un tiempo. La palabra sembrada trabajará en
silencio y en quietud en el interior del corazón que la ha recibido, y después
de pasado un tiempo la veremos brotar en forma de una sencilla y
comprometida declaración de fe en Jesucristo.
y
Le exhortó a convertirse inmediatamente a Jesús
Hay momentos en los que tenemos que ser decididos y conminar a las
personas a una conversión. Hay momentos en los que tenemos que decir a
las personas lo mismo que Ananías dijo a Santo: “Ahora, pues, ¿por qué te
detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.”
´¨
Capítulo 41
(Hechos 22:16a)
Lo que había vivido en las tres últimas jornadas era tanto, tan dramático, tan
inesperado y tan sorprendente, que Saulo parece dudar por un instante sobre
su decisión. ¿Le paraliza la sorpresa, la manera como ha ocurrido todo, o
tiene dudas? De cualquier manera, Ananías no le da más tiempo. A su juicio
Saulo sabe ya lo suficiente. Así, pues, Saulo, “¿a qué esperas?” Bautízate e
invoca a Jesús por Señor y Salvador.”
Con sus palabras, Ananías le indica el falso camino que debe evitar, y el
buen camino que debe tomar.
y
Cuándo es bueno demorarse
Cristo es algo tan común, que creo que todos conocemos a personas
sea bueno. Al contrario, es algo delicado y muy peligroso. Junto a esto hay
también situaciones en las que conviene esperar y en las que Dios mismo
nos aconseja a no apresurarnos.
como está escrito: “Todo hombre sea tardo para airarse; porque la
la cruz que está llevando, ya sea esta cambiar de trabajo por causa de ciertas
desavenencias con los compañeros o encargados, o ya sea ésta abandonar la
iglesia por causa de ciertas diferencias con determinados miembros de la
misma, conviene no apresurarse y esperar hasta que Dios mismo sea quien
nos quite nuestra cruz personal. No hay cristianismo sin cruz. La cruz sólo
será removida de nuestra vida cuando Dios se haya glorificado. Y glorificar
al Señor debe ser nuestro primero y más preciado objetivo en la
vida.
cualquier parte.
y
Cuándo no es bueno demorarse
Pero hay otros casos en los que las sagradas Escrituras nos advierten en
contra de cualquier dilación. Así, por ejemplo, Éxodo 23:4,5 nos dice que
cuando encontremos el buey o el asno de nuestro vecino extraviado, se lo
llevemos, o cuando encontremos el asno de nuestro vecino que nos aborrece
caído debajo de su carga, le ayudemos a levantarlo inmediatamente,
dejando nuestros propios intereses a un lado. Estas eran situaciones que
ocurrían a menudo en aquel mundo agrícola y ganadero. Pero nuestro
mundo ya no es ese. Por lo tanto, su traducción contemporánea diría:
Cuando veas a tu enemigo con su coche tirado en la cuneta por causa de una
avería, te pararás y le ayudarás. O, cuando vieres que alguna desgracia se
cierne sobre los intereses de tu vecino, que te aborrece, le avisarás para que
eso no ocurra. Realmente lo que nos está diciendo el texto citado es que no
debemos titubear ni ser lo más mínimamente reticentes en el ejercicio del
amor al prójimo, aunque este prójimo sea nuestro enemigo.
También Jesús enseñó que si alguien “al traer su ofrenda al altar, allí se
acuerda de que su hermano tiene algo contra él”, no debe esperar. Debe
dejar su ofrenda delante del altar y buscar la reconciliación inmediata con
su hermano (Maleo 5:23-26). Postergar la reconciliación para otro momento
u otro día no es conveniente, es dar pie al Maligno.
Pero, sobre todo, lo más delicado es postergar la decisión por Cristo cuando
el Espíritu Santo nos está llamando a ello. Cuando el Espíritu le dice a una
persona: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te
alumbrará Cristo”, no se debe dudar lo más mínimo ni detenerse un solo
instante, pues “el Espíritu de Dios no contenderá con el hombre para
siempre.”
y
Los peligros que envuelve la demora
Pero todavía había más: ¿Cómo había podido elegirle Jesús a él, que era un
odioso tirano, con las manos manchadas de sangre? Mirando hacia atrás
Saulo descubría una terrible montaña de culpas. Y esto le hacía dudar:
¿Será verdad que Jesús me ha perdonado toda esta inmensa culpa? Y si
miraba a sus debilidades personales o a su fogoso temperamento, se
preguntaba desconcertado si sería capaz de andar con éxito hasta el final el
nuevo camino que se le acababa de abrir por delante, tras su encuentro con
Jesús. Sí, todas estas son preguntas y cuestiones que hacen dudar a mucha
gente. Pero al dar un paso de fe, confiándonos en las manos de Jesús,
descubriremos que la bondad y la gracia del Señor obran en nosotros
maravillas. Este Saulo llegaría a decir muchos años más tarde: “Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece.” También nosotros hemos podido
mantenernos fieles al Señor hasta este día, aunque al principio de nuestra
conversión había muchas cosas que nos hacían dudar. Por eso, cuando nos
encontremos con alguien que duda en seguir a Jesús y que posterga este
compromiso para un mañana incierto, digámosle con decisión y con amor:
“¿Por qué dudas todavía? ¡Vamos! Bautízate, y lava tus pecados, invocando
su nombre.”
´¨
Capítulo 42
Cambio total
“Bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”
(Hechos 22:16)
Ananías muestra a Saulo en pocas palabras el nuevo rumbo que debe dar a
su vida. Se trata de un cambio total. Esto es la conversión: cambio. Un
cambio orientado plenamente hacia Jesús. El camino nuevo que debe
emprender Saulo es completamente opuesto a la senda por la que ha
transitado hasta este día. Ananías lo expresa en tres brevísimas frases:
“Bautízate, lava tus pecados, invoca el nombre de Jesús.” Todo nacido de
nuevo ha seguido estos pasos.
y
“¡Bautízate!”
Toda aquella persona que quiera seguir a Cristo, debe bautizarse. Con
frecuencia los nuevos convertidos postergan su bautismo más allá de lo
prudente. Un día pregunté a un joven que cuánto tiempo hacía que se había
convertido. Según él, hacía ya varios años. De nuevo le pregunté qué
cuándo pensaba bautizarse. Y me respondió “que no lo sentía.” He
descubierto que este es un pensamiento bastante extendido, sobre todo,
entre los hijos de padres cristianos. Pero es un pensamiento equivocado.
Uno no tiene que sentir la necesidad de bautizarse; uno tiene que sentir la
necesidad de obedecer en todo al Señor y a su divina palabra. Nos
bautizamos, pues, en obediencia a la palabra de Dios; los sentimientos
vendrán después. El cristiano no anda por sentimientos ni emociones, por
muy loables que estos sean, el cristiano debe andar por fe y en obediencia a
la palabra de Dios. Y ésta enseña que a la conversión debe seguir el
bautismo. Tan pronto, pues, una persona se convierta, debe prepararse para
el bautismo. La conversión de Saulo así lo enseña también.
y
“¡Lava tus pecados!”
´
Cambio total¨
único Cordero de Dios que quita los pecados del mundo: Cristo Jesús. Esto
era un duro golpe para la conciencia de Saulo, pues, la ley declaraba
maldito a todo aquel que era colgado de un madero. ¿Cómo podía
justificarle la sangre del crucificado? El Espíritu Santo le ayudó a
comprenderlo.
y
“¡Invoca su nombre!”
Hasta hace dos días Saulo había maldecido el, para él, odiado nombre de
Jesús; ahora debía invocarlo en su auxilio para su perdón y salvación. Esta
invocación significaba, junto al bautismo, el reconocimiento de su
necesidad de Jesús como Salvador a la vez que el reconocimiento del
señorío de Cristo sobre su vida. Saulo no se arrepentirá jamás de esta
invocación. Desde ese instante no habrá para él nombre más precioso bajo
el cielo que el nombre de Jesús. Este será para él el “nombre sobre todo
nombre” (Filipenses 2:9); nombre amado, nombre adorado, nombre
predicado, nombre al que sacrificar su vida toda, sus días y sus fuerzas ¡Qué
cambio! ¡Qué camino más distinto al que Saulo ha andado hasta ahora!
¿Qué sentimientos provoca en nosotros el nombre de Jesús? ¿Ha cambiado
este nombre nuestra vida?
El cristiano debe andar todos los días por el camino que Ananías mostró a
Saulo. Diariamente debe confesar a Cristo, continuamente debe buscar la
comunión con el Señor (1 Tesalonicenses 5:17), siempre debe identificarse
con el pueblo del Señor. El camino de Ananías es el camino correcto para
nosotros.
´¨
Capítulo 43
El bautismo de Saulo
“Y levantándose, fue bautizado”
(Hechos 9:18)
Y a ese encuentro con Jesús sigue un paso muy concreto. Es el mismo Jesús
quien estableció para todos los convertidos a él la ordenanza del bautismo.
Hechos 9:16 nos dice que Pablo, después de haber oído las palabras de
Ananías, “levantándose, fue bautizado.”
y
Una ruptura
y
Una confesión
su bautismo estaba diciendo: Tan cierto como que las aguas del
bienaventuranza.
decisión para este hombre que hacía sólo tres días había estado
y
Una admisión
y
Una promesa
Como bautizados, nos cubre la señal del nuevo pacto, las aguas del
bautismo. Hoy dejamos oficialmente de ser nuestros, hoy se quiebra sobre
nosotros definitivamente cualquier pretensión del diablo sobre nuestras
personas. Hoy, al ser pronunciado sobre nosotros el nombre de la santísima
Trinidad, pasamos oficial y públicamente a ser especial posesión de Dios.
Ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, ni al mundo, ni al demonio.
Hoy somos de Cristo y Cristo es nuestro para siempre.
´¨
Capítulo 44
El texto que meditamos dice enfáticamente que Saulo después de haber sido
bautizado comió, dando así por terminado su ayuno. De este comer de
Saulo podemos aprender tres cosas valiosas para nuestra instrucción:
y
¿Cuándo comió Saulo?
que tomó hacía tres días la había gustado como enemigo feroz de
después del bautismo. Así que Saulo lo dejó todo quieto, incluso
obediencia a las instrucciones del Señor, después habrá ocasión para los
propios deseos y necesidades. ¡Procuremos no alterar nunca este orden!
Lamentablemente hemos oído a personas religiosas decir: “Primero es la
obligación y después la devoción.” ¡Triste error!, pues el mismo Señor
Jesús nos dice: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo
demás se os dará por aña
didura.”
conversión y que espera de todos los que colaboran con él. Pensemos, por
ejemplo, en el comentario que Pablo hace de
a Tesalónica solo para sentirse más seguro. Unos años antes Pablo
ahora, de cara a sus propios colaboradores, tiene que constatar con tristeza y
dolor que “todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús”
(Filipenses 2:21). ¿Qué diría Pablo sobre nosotros si pudiera tener una
visión de nuestra vida y ministerios? Felizmente le quedaba un Timoteo.
Éste era distinto a los demás. Había aprendido de su padre y maestro
espiritual. Para Timoteo, como para Pablo, lo primero era lo de Cristo, lo
suyo personal venía después. Aprendamos nosotros de estos dos hombres e
imitemos su conducta y fe.
y
¿Cuál fue el objeto de su comida?
Pero la comida de Saulo tenía por objetivo reponer las mermadas fuerzas de
este hombre que añadía a un viaje largo y pesado el sobresalto del
encuentro con el Jesús glorificado y tres días de ayuno.
Ahora Saulo debía comer, porque iba a necesitar nuevas fuerzas para su
nuevo ministerio. También nuestro comer debe servir al fin de reponer
fuerzas para servir mejor a Jesucristo.
Saulo comió después de bautizarse. Y muy bien podemos creer que esta
comida estaría presidida por aquella alegría y alabanza a Dios que
caracterizaba el comer de los primeros cristianos de Jerusalén (Hechos
2:46). Esta fue su primera comida en la que dio gracias a Dios (1 Timoteo
4:4) por medio de Jesucristo. Era su primera comida como cristiano.
y
¿Qué significa la comida de Saulo?
El comer de Saulo significa que ha llegado a su fin ese tiempo de ayuno tan
especial. Durante tres días y tres noches no tomó ninguna clase de alimento,
tan impresionante y conmovedor fue su encuentro con Jesús. Pero ahora
que comenzaba a disfrutar de la gracia, de la paz y del perdón divinos sería
algo impropio continuar con ese ayuno, que como tal es signo de
sufrimiento y de dolor (Mateo 9:14.15). Ahora él se asemejaba a esos
discípulos de los que dice Jesús: “Acaso pueden los que están de bodas
(ayunar y) tener luto entre tanto que el esposo está con ellos?” (Mateo
9:15). Este esposo celestial estaba ahora con él, ¡cómo podía Saulo
continuar ayunando! Su última comida la había gustado como enemigo de
los cristianos. La comida de ahora la gusta como amigo y hermano de los
cristianos y con la paz de Dios en su corazón.
Dichoso el que come su pan en paz con Dios y con los hombres.
El fin del ayuno nos dice que Saulo ha sido plenamente restaurado, tal
como lo fue la hija de Jairo, a quien se le dio de comer en señal de que no
solamente había resucitado de verdad, sino que también había desaparecido
la enfermedad que le produjo la muerte y que durante días le impidió tomar
alimentos.
´¨
Capítulo 45
(Hechos 9:18-20)
y
La identificación con Cristo
y
La identificación con la iglesia
Para el apóstol Juan el amor hacia los hermanos en la fe es una señal de que
una persona ha pasado de muerte a vida (1 Juan 4:7). Y ese amor hace que
nos interesemos por nuestros hermanos y su bienestar espiritual y general.
¡Qué privilegio más grande este de poder tener comunión los hermanos
unos con otros! ¡Cuánto ayuda esto a la fe! ¡Cómo nos libra la comunión de
introducirnos en caminos equivocados! ¡Cómo fortalece y reconforta la
comunión espiritual cuando estamos abatidos y confusos! El que tiene este
privilegio, debe cultivarlo. Y el que no lo tiene, debe buscarlo.
¡No hay verdadera conversión sin una identificación positiva con la iglesia,
con los hijos de Dios! Esta es la segunda gran señal de toda verdadera
conversión, así lo vemos en la vida del apóstol Pablo. ¿Es para nosotros la
comunión de los santos algo de vital importancia o podemos pasar sin ella?
Hay cristianos que acuden a los cultos únicamente para oír la palabra de
Dios, pero no manifiestan ningún interés en la comunión de los santos. Tan
pronto termina la predicación desaparecen. Esto no es buscar la comunión.
¡Recordemos que la comunión es una señal de amor fraterno y que este
amor es una señal de vida eterna! Donde no se busca la comunión hay crisis
de fe y hay crisis de amor.
y
El amor por los perdidos
El que ha experimentado una verdadera conversión a Dios no puede
mantenerlo oculto, no puede callarse. El ejemplo de Pablo nos lo muestra
así. Tan pronto se convirtió y recobró fuerzas, Pablo comenzó a hablar a
otros de Jesús (v. 20). Con las escrituras en la mano y con su propia
experiencia Pablo demostraba que Jesús era el Cristo, el Mesías prometido.
¡Oh, si todos los hijos de Dios diéramos ante el mundo un testimonio como
el de Pablo! ¡Si todos nosotros confesásemos con nuestras palabras y obras
quien es Jesús y lo bien que se vive junto a él! Este testimonio forma parte
de toda verdadera conversión. Y lo más bonito es que cuando vivimos una
vida de comunión con Jesús no damos este testimonio por obligación, sino
porque el amor de Cristo nos constriñe a ello. Entonces decimos como el
apóstol Pedro: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”
(Hechos 4:20).
´¨
Capítulo 46
(Gálatas 1:15-17)
Todos tenemos nuestro desierto particular, esos días en que aislados de todo
y de todos hemos podido oír la voz de Dios hablándonos al corazón,
enseñándonos a diferenciar lo importante de lo superfluo, ayudándonos a
ordenar los pensamientos y forjando en nosotros un propósito firme de
llevar a cabo la tarea que el Espíritu nos asigna en la vida.
Saulo no consulta con nadie la llamada del desierto. Hace bien. De haberlo
hecho, los discípulos no lo habrían entendido y seguro que habrían
amontonado argumentos para retenerle con ellos en Damasco.
¿Qué hace Pablo en estas inmensas soledades rocosas? Tres cosas: estudiar,
orar, recibir revelaciones del Señor y predicar.
y
Estudia
Una de las cosas de las que hoy tenemos verdadera necesidad es de tiempo
y quietud para la reflexión y el estudio. Pablo dispuso de este tiempo y
oportunidad en la inmensa soledad del desierto. Allí el Espíritu Santo le
abrió las Escrituras sagradas desde una perspectiva totalmente novedosa
para el joven rabino tarsiota. De la mano del Espíritu Pablo se introduce en
las profundidades de la palabra divina. Es cierto que a estas alturas Pablo
era un celoso rabino, un maestro de religión que conocía perfectamente las
Escrituras sagradas de su pueblo. Pero ahora el Espíritu hace que las
entienda a la luz de la cruz. Ahora es cuando Pablo comienza a entender
correctamente su Biblia. Y descubre que todo el Antiguo Testamento no
habla de otra cosa sino de Jesús y su sacrificio expiatorio. Comprende que
el cordero pascual judío no es otra cosa que un anuncio profético de aquel
otro cordero de la cruz, Jesús, por cuyo sacrificio todos hemos recibido la
vida. Comprende que el macho cabrío de la expiación es un símbolo de
Jesús, cordero de Dios que quita el pecado del mundo; y que la serpiente de
bronce que Moisés levantó en el desierto es también un claro símbolo del
Jesús crucificado.
¿No es esto lo que nos falta a nosotros hoy? ¿No tenemos hoy necesidad de
una lectura tranquila de la Biblia a través de la cual Dios pueda hablarnos?
Hoy leemos la Biblia rápidamente, sin tiempo para la reflexión, sin dejarle
ocasión al Espíritu para que nos hable y nos descubra sus profundas
verdades. La lectura fugaz de la Biblia trae poca bendición.
y
Ora
De sus cartas se deduce que orar era para Pablo tan natural
cuando no tenemos nada que hacer, nos aburrimos en lugar de orar. Hemos
dejado de orar sin cesar porque no contamos con Dios como una realidad en
nuestra vida capaz de ayudar, sostener
y transformar.
ser bendición, tenemos que ser hombres y mujeres de oración. Pablo lo fue,
y su bendición perdura hasta el día de hoy en los que
y
Recibe revelaciones
Pablo no había sido testigo de Jesús como lo habían sido los otros
apóstoles, que habían estado con el Señor desde el comienzo de su
ministerio hasta el día de su ascensión a los cielos. Pero Pablo había sido
escogido para ser el apóstol de los gentiles, y para esto necesitaba
revelaciones especiales que le pusiesen a la altura de los demás apóstoles.
A los Gálatas les escribirá (1:11-12): “Mas os hago saber, hermanos, que el
evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo
aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” De manera
que el tiempo en el desierto fue un tiempo de gran bendición para Pablo.
Allí se le reveló el Señor y le comunicó todo lo que le era necesario saber
para su posterior ministerio.
Así continua siendo hoy. El rocío del cielo cae en la quietud de la noche.
Cuando nosotros permanezcamos en quietud delante de Dios, él también se
nos revelará y nos hará comprender preciosas verdades para nuestra vida y
ministerio. Por eso es que el diablo es un enemigo mortal de la quietud. Por
eso hace todo lo posible para que no tengamos descanso. ¿Acaso no notas
tú cómo te interrumpe el diablo cada vez que tomas tu Biblia para leer o te
decides a orar? Con frecuencia surge algún imprevisto, de manera que
decimos: ¡La verdad es que ahora mismo no puedo! ¡Tengo que acabar esto!
Sí, el diablo sabe perfectamente que si nos roba la quietud, nos roba nuestra
fuerza y nuestras mayores bendiciones.
y
Predica
solo unos pocos días después, sale rumbo a Arabia, donde permanecerá
durante tres años. Allí predicará entre los judíos, siguiendo
Pablo en Arabia, que duró tres años, seguramente tuvo sus éxitos,
´¨
Capítulo 47
(Hechos 9:20-22)
y
Lugar y tiempo de la predicación
recién convertidas. Hay textos bíblicos que nos lo indican así, por
Algunos podrán pensar que con este consejo Pablo está contradiciendo su
propia experiencia. Pero si examinamos la situación más detenidamente,
encontraremos que a la altura de su conversión Pablo ocupaba ya un lugar
importante en la sinagoga judía, lo que le obligaba a menudo a tomar la
palabra en público. Él era un rabino, o sea, un maestro de las escrituras. Y
apasionado, como le conocemos, no dudamos de que haría uso de la palabra
públicamente en repetidas ocasiones. Al predicar en la sinagoga de
Damasco, no está buscando renombre, ni alimentando vanidades; está
haciendo un uso correcto del privilegio que le concedía la sinagoga por su
condición de rabino.
y
Contenido de la predicación
En cierto sentido era natural que esto ocurriese, pues, Pablo venía precedido
de cierta fama de rabioso perseguidor de los cristiano y enemigo mortal de
Jesús de Nazaret. Por eso, sus oyentes esperarían de sus labios una enérgica
repulsa de la secta de los nazarenos, una aguda crítica de sus creencias y
una seria advertencia sobre su peligrosidad. Pero en lugar de esto oyeron
todo lo contrario. Le oyeron predicar a Cristo junto a la exhortación de
convertirse en fieles discípulos del nazareno. ¡Y se quedaron atónitos! No
podían entender cómo, en tan poco tiempo, un hombre podía convertirse de
fiero perseguidor en ferviente predicador de Jesús. Esta perplejidad
continua existiendo hoy en nuestra sociedad cada vez que un joven
abandona sus viejas creencias y prácticas y se convierte en fiel seguidor de
Jesucristo.
´¨
Capítulo 48
¡Comienza la lucha!
“Fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco”
(Gálatas 1:17)
(Hechos 9:23-25)
(2 Corintios 11:32-33)
Entre Hechos 9:22 y 9:23 median dos años y medio, que Pablo pasa en
Arabia tras su conversión, y de donde regresa a Damasco. Tras su regreso a
la ciudad donde Cristo le salió al paso por primera vez, la actividad pública
del apóstol Pablo en la ciudad no duró muchos meses. Muy pronto los
judíos del lugar acordaron asesinarle. Puesto que no podían hacer nada
contra el apóstol con armas espirituales, recurrieron a las armas carnales. En
este acuerdo de los judíos estaba implícita su capitulación. No podían hacer
frente a Pablo. Así que, no se les ocurrió otra cosa mejor que asesinar al
nuevo y poderoso testigo de Jesucristo. Contaron para ello con la
colaboración de los soldados del gobernador nabateo del rey Aretas. Aquí
comienzan los sufrimientos de Pablo. El perseguidor se convierte en un
perseguido por amor de Jesús.
y
El sufrimiento comienza con el testimonio
y
El sufrimiento no debe sorprendernos
y
El sufrimiento prueba la autenticidad de la fe
En el capítulo 8 del evangelio de Lucas expone Jesús la parábola del
sembrador, y nos dice que “la semilla que cayó sobre la piedra son los que
habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces;
creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan.” Hay
personas que reciben el evangelio con un entusiasmo superficial. En los
días de bonanza pasan por auténticos cristianos, pero cuando llegan las
pruebas y dificultades se pone en evidencia lo que son y se descubre que
nunca estuvieron firmemente anclados en Jesús, razón por la que retroceden
visiblemente a su primera condición de hijos del mundo. Así hemos visto
entrar y salir a mucha gente en nuestras iglesias. Cuando seguir a Jesús
significó el más mínimo esfuerzo, se marcharon para no volver. Esto es
necesario que suceda para que se manifieste quienes son los verdaderos
cristianos.
y
Dios nos ayuda en el sufrimiento
No hay razón para el temor. ¿Acaso no vela por nosotros aquel que dijo:
“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”? Aunque el
diablo concibiera planes para atentar contra la vida y la seguridad del
apóstol, aunque indispusiere a ciudades enteras contra Pablo, Dios mantenía
sus manos sobre su siervo y lo salvaba. De manera que Pablo no partió de
esta vida ni una hora, ni un día, antes del momento determinado por Dios.
El diablo no pudo aniquilarlo a pesar de toda su furia.
Así es, ¡Jesús lo vale todo! Nada, absolutamente nada bajo el sol es
comparable a Jesús. ¡Es una bienaventuranza sufrir por el nombre de Jesús
y cargar su vituperio! Consideremos cualquier cosa, objeto o persona, como
pérdida, y cultivemos la disposición de sufrir por causa de Jesús. Así le
glorificaremos y él nos glorificará con él, después de habernos ayudado a
serle fieles durante los días de nuestra vida terrenal.
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Capítulo 49
(Hechos 9:26)
y
Una decepción dolorosa
Tan pronto como llegó a Jerusalén intentó contactar con los cristianos.
Posiblemente se dirigió a algunas casas donde él sabía que había discípulos
de Jesús. Su anterior etapa de perseguidor le había facilitado este
conocimiento. Pero el recibimiento que le dispensaron fue decepcionante.
Esperaba que le recibieran con los brazos abiertos, pero en lugar de esto se
encontró con un silencio sepulcral y una actitud de reserva fría y distante.
De esta manera Pablo encontró por todas partes donde llamaba corazones
cerrados y un frío rechazo. Era natural. Después de todo lo que este hombre
había hecho a la iglesia de Jerusalén, no podía esperar un recibimiento
alborozado. Las heridas de los crímenes y atropellos cometidos por él en las
personas de los miembros de la iglesia todavía estaban frescas en la
memoria de los familiares y hermanos de fe. Lo último que recordaban de
él en Jerusalén eran amenazas y palabras de insulto y calumnias contra
Jesús. Es posible que Pablo encontrase en estos días a algunos cristianos
cuya detención y tortura él mismo había ordenado, o hijos y esposas cuyos
padres y maridos habían muerto por su culpa. La iglesia de Jerusalén
enfrentaba a Pablo con los mismos reparos que tuvo Ananías en Damasco:
¿Sería verdad que el perseguidor se había convertido en un hermano?
¿Podía convertirse un hombre con semejante pasado, y podía, además,
recibir del Señor un llamamiento tan maravilloso y sublime como el
apostolado?
El perdonar a los que nos hacen mal es una cosa muy importante, porque
Jesús nos enseñó a orar diciendo: “Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores”, y añade: “Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas,
tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:12.14-15).
y
Una situación peligrosa
Las iglesias deben recibir a todas las personas que llegan a ellas con claras
muestras de fe como Pablo mismo aconsejará más tarde a la iglesia de
Roma: “Recibíos los unos a los otros, corno también Cristo nos recibió,
para gloria de Dios” (Romanos 15:7). ¿Cómo nos recibió Cristo?: Con
amor, con prontitud, con alegría.
y
Pablo supera la prueba
alguna ocasión.
Pensaste que repararían más en ti, y que serías mejor reconocido. Creíste
que te alabarían por lo que has hecho o por lo que
Quizá contabas con que este año te eligieran para el diaconado; pero no
alcanzaste el suficiente número de votos. ¿Qué sucedió después? Tal vez
pensaste: “Si aquí no se reconocen mis cualidades, me marcho a otra parte
donde tengan más visión.” O tal vez te prometiste a ti mismo vengarte no
atendiendo en el futuro ninguna invitación a trabajar en la iglesia. Ambas
actitudes son erróneas. Muchos desgarros y divisiones en las iglesias
proceden de la incapacidad de sus miembros para soportar y sobre
podía soportar.
Pero no, la carga que Dios pone sobre nosotros no es nunca insoportable,
pues, él tiene cuidado de que cada tentación no sobrepase
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Capítulo 50
y
Un discípulo con ojos y oídos para sus hermanos
Bernabé era un levita
natural de Chipre, convertido a Cristo.
cambio de nombre tuvo lugar cuando Bernabé vendió una heredad que tenía
en Jerusalén y entregó todo el dinero de la venta a los apóstoles, para alivio
de los numerosos pobres que había en la iglesia. Esta acción provocó un
gran impacto en la iglesia, de manera que con el paso del tiempo su
verdadero nombre se fue olvidando cada vez más, hasta que fue plenamente
sustituido por el de Bernabé. Esta acción nos muestra ya la gran
sensibilidad que Bernabé tenía hacia las necesidades de los hermanos. Sus
ojos y sus oídos detectaban las angustias de los creyentes y no se cerraban
él, y que se tomase tiempo para oír! Así Pablo pudo contarle
mejor, sino que eran las palabras de un hombre que había tenido
estos creyentes tal como los discípulos de Jerusalén lo hicieron con Pablo al
principio, con demasiado recelo. Hay también en nuestras iglesias grupos
formados que no permiten la inclusión en él de otros creyentes. Por eso
necesitamos entre nosotros de hombres y mujeres con el espíritu de
Bernabé, que acojan a los nuevos convertidos ofreciéndoles su amistad, y
que tengan ojos y oídos abiertos por el Espíritu Santo para la necesidad de
sus hermanos.
y
Un hombre que tenía la osadía del don de la fe
Bernabé era un cristiano que tenía el don de la fe. Esa fe que emprende
acciones que a otros producen vértigo; esa fe que hace al cristiano valiente
y osado. Gracias a ella Bernabé tuvo la osadía de buscar a Pablo, hablar con
él e introducirle al corazón de la iglesia, a la presencia de los apóstoles. Allí
Pablo volvió a contar su historia, con el resultado de que fue admitido como
uno más entre los discípulos de Jerusalén. Ahora podía entrar y salir, y
predicar el nombre al que consagró toda su vida, el nombre de Jesús. Todo
esto lo debía Pablo, humanamente hablando, a la fe y al amor de Bernabé; a
esos ojos y oídos siempre abiertos para las necesidades de cualquiera de sus
hermanos.
y
Un hombre con un corazón lleno de amor
Bernabé era un cristiano con un corazón lleno de amor. ¡Qué bueno fue que
el Señor le pusiera en el momento oportuno junto a Pablo! Su amor le
acercó a Pablo y convirtió en propio su problema. ¿Quién sabe cómo habría
acabado todo de no estar allí Bernabé? Bernabé amaba, y por eso vio en el
rostro de Pablo la preocupación originada por el rechazo continuo de los
discípulos, por eso se acercó a él y le dejó que le contara su historia. Pues el
amor tiene ojos abiertos, oídos agudos y corazón accesible.
¿Amas tú? ¿Tienes los ojos, los oídos y el corazón del amor? ¡Ah, a veces
somos tan egoístas! Sólo pensamos en nosotros mismos y en nuestras
necesidades. Lo que le ocurra a los demás, no nos preocupa. ¿No es así con
demasiada frecuencia? Si Bernabé hubiese obrado así, ¿qué habría pasado
con Pablo? Tal vez se habría marchado de Jerusalén solitario y triste, para
nunca más volver. Pero gracias a Dios que Bernabé tenía ojos para ver,
oídos para oír y corazón para sentir.
¿Puedes tú ver? ¿Puedes ver con ojos llenos de amor? ¿No hay nadie en tu
trabajo, en tu vecindario o en tu iglesia, con un rostro abatido? ¿No le has
preguntado aun qué le ocurre? ¿No tienes ojos para él/ella? ¿Dónde está tu
amor?
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Capítulo 51
y
La última lección
El Señor Jesús había llamado a Pablo a realizar una gran obra. Su trabajo
consistiría en anunciar el evangelio de la paz en una vasta zona del mundo
conocido. Pero para llevar a cabo esta tarea necesitaba una preparación
adecuada. Y para esto tenía que visitar la escuela divina superior. Por lo
general, esta escuela es profunda, profunda en el sentido más amplio de la
palabra. Conduce a las profundidades del anonimato. Hasta ahí será guiado
ahora el apóstol. El Señor sembró la semilla en el corazón de Pablo en el
camino de Damasco. En el desierto de Arabia comenzó a germinar. Pero
para su eclosión definitiva son necesarios los años de silencio y anonimato
en Tarso. El apasionado Pablo habría emprendido inmediatamente su labor,
pero el calendario de Dios no es el de los hombres. Pablo tendrá que pasar
en Tarso más de cuatro largos años.
En Tarso Dios está preparando su instrumento, tal como hizo con Abrahán
durante los veinticinco años que le hizo esperar al hijo de la promesa, o con
José durante los trece años que duró su esclavitud y encarcelamiento en
Egipto, o con Moisés durante los cuarenta años de anonimato y soledad en
el desierto. En la vida de los siervos de Dios, así como en la de cualquier
cristiano que conscientemente pone su vida en las manos de Dios como un
sacrificio vivo, las cosas no ocurren simplemente porque sí, sino porque
Dios las prepara y las dirige. Uno de nuestros himnos dice:
“Todo lo que pasa en mi vida aquí, Mi Dios lo prepara, trae bien a mí. En
mis pruebas duras, Dios me es siempre fiel:
y
Las pruebas del lugar
Hasta ese día sus estaciones de la vida cristiana estuvieron jalonadas por la
persecución y el sufrimiento. Sufre durante los días de ceguera en Damasco,
sufre al intentar predicarle a las comunidades judías asentadas en los
pueblos de la Arabia pétrea, sufre de nuevo al volver a Damasco, donde
atentan contra su vida, también en Jerusalén le aguardan al principio la
incomprensión de los mismos cristianos y el acecho homicida de los judíos
helenistas. ¿Qué le espera en Tarso? ¿Cómo será su vida en la ciudad donde
nació?
Nos gustaría saber muchas cosas sobre estos años en Tarso. Pero se
extiende sobre ellos un velo de silencio. En nuestra mente se agolpan las
preguntas. La primera: ¿Vivían sus padres todavía? Y si vivían, ¿cómo le
recibieron? ¿Supieron comprenderle y creyeron su testimonio? No lo
sabemos. Ya Jesús profetizó que, por su causa, los padres se levantarían
contra los hijos, y los hijos contra los padres, y se dividirían las familias.
¿Tuvo que gustar Pablo también el sufrimiento de sentirse rechazado por
sus padres? Hay un detalle que nos hace concebir la esperanza de que la
familia de Pablo haya aceptado el evangelio, y es que según Hechos 23:16
sus familiares asentados en Jerusalén mantenían con él una buena relación,
pues, aquí se nos dice que “el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar
de la celada (que los judíos habían ideado para matar al apóstol), fue y entró
en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.” Este proceder habla de una buena
relación entre el apóstol y su familia, lo que nos hace presuponer la
conversión de ésta a Cristo, pues, de haber permanecido judíos ortodoxos
habrían rechazado a Pablo y lo considerarían peor que un leproso.
Otra pregunta que se nos ocurre tiene que ver con la ocupación de Pablo en
la ciudad: ¿en qué ocupaba su tiempo? El que escribió a los tesalonicenses
la dura frase: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2
Tesalonicenses 3:10), a buen seguro que no comería su pan de balde. De su
maestro Gamaliel aprendió: “Es una cosa hermosa el estudio de la ley unido
a un oficio manual, porque ocupándose en uno y otro se olvida el pecado.
Todo estudio de la Ley que no está unido a un oficio manual es vano: lleva
al hombre al pecado” (Pirqué Avot II, 2). Fiel a este principio su padre le
enseñó el oficio de hacer tiendas. Y con este se ganaría la vida en Tarso,
como lo haría años más tarde en Corinto convertido ya en apóstol de los
gentiles. Pero Pablo sabe que está llamado a otra cosa, que debe invertir
todo su tiempo en el anuncio del evangelio. Por eso creemos también que
no encontró nunca su realización personal en la práctica de su oficio
manual. Su anhelo era otro. Algunos días le resultaría muy difícil continuar
sentado en su banco de tejedor. También esto hace sufrir.
y
¡Aprobado!
mejor.
todos los caminos del Señor, por extraños y oscuros que estos pudieran
parecer, entonces apareció Bernabé y le llamó para servir
el examen final!
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Capítulo 52
Una comparación
“Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y
eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban
fortalecidas por el Espíritu Santo.”
(Hechos 9:31)
y
Tenían paz
y
Andaban en el temor del Señor
Las iglesias andaban en el temor del Señor, o sea, la clase de vida de los
cristianos evidenciaba que vivían reconociendo sobre ellos el señorío de
Cristo. La vida de aquellos cristianos estaba determinada por su relación
con Cristo. Ellos guardaban las palabras de Cristo, adoraban a Cristo y
procuraban con todo su esfuerzo el progreso de la causa de Cristo.
Hermanos, ¿se manifiesta el temor del Señor en nuestra vida? Una cosa es
hablar de Cristo y otra muy distinta es andar en Cristo. Lo primero es
relativamente fácil, lo segundo es más complicado. Es algo reservado a los
cristianos.
y
Se acrecentaban
Las iglesias crecían en número. Aquellos cristianos tenían una visión
misionera. Ellos no se veían a sí mismos como el fin de la salvación, sino
como medios para la salvación de otros. Amaban a Dios y amaban al
hombre y a la mujer que necesitaban a Dios.
y
Eran fortalecidas por el Espíritu Santo
Esta es otra de las características esenciales de las iglesias que crecen: el ser
fortalecidas por el Espíritu Santo.