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Breve Abordaje Histórico de los Métodos de Estudio Bíblico

David Castillo

Los Métodos de Estudio Bíblico son herramientas críticas elaboradas desde las ciencias sociales, la
Filosofía, la Literatura, la Hermenéutica, entre otras, para interrogar y comprender el texto bíblico en
sus diversas dimensiones. En nuestro caso, abordaremos lo perteneciente a su dimensión histórica,
literaria y de apropiación de lectura, que uno podría decir que preguntan específicamente por tres
aspectos concretos del texto:

1. Dimensión Histórica (detrás del texto):


Pregunta por el origen y proceso de
composición de los diversos textos
bíblicos. En otras palabras, por la historia
que recorrió el texto para convertirse en
lo que es. Busca establecer a través de
los diferentes manuscritos encontrados
por la arqueología la posible lectura del
texto original, reconstruir los contextos
sociales, políticos y económicos de
composición, los grupos sociales
reflejados, las cosmovisiones del mundo
bíblico, entre otras. Busca analizar la
plausibilidad histórica de los eventos narrados, su proceso de composición y redacción, así
como la relación entre las formas literarias de los textos y los espacios vitales donde
surgieron. La premisa es que el sentido de un texto está en la intención original del autor.
2. Dimensión Literaria (en el texto): Pregunta las formas literarias en que un texto se
organiza para dar sentido. Pregunta por el género literario de un texto, las palabras que lo
componen, la organización de las ideas, y los temas centrales propuestos a nivel textual. Se
concentra en el texto como producto final y busca sentido a partir de éste a través de
léxicos y herramientas de análisis que vienen desde la crítica literaria, de su estructura, de
componentes como personajes, espacios de narración, repeticiones, etc.. La premisa es que
el sentido de un texto no depende de la intención original del autor, sino que se halla en la
dimensión literaria del texto, en sus dinámicas internas.
3. Dimensión Interpretativa (delante
del texto): Compone los llamados
abordajes contextuales del texto
bíblico, siendo lo contextual los
condicionantes vitales de quienes
leen. Los abordajes desde las
preocupaciones económicas,
ecológicas, de género, identidad sexual,
raza, o grupos etáreos, entre otros, son
parte de esta aproximación que
coloca los intereses de la comunidad lectora como el lugar real donde se produce el sentido.
La premisa es que el sentido de un texto no depende ni de la intención original del autor, ni de las
dinámicas literarias internas de un texto, sino en las condicionantes sociales, políticas, religiosas,
en otros términos, contextuales, que condicionan la forma de leer de la comunidad o persona
lectora.

1. La Biblia, un producto hermenéutico…

No abordaremos en esta sección el


proceso de análisis textual interna de
los textos bíblicos. Bastará con decir
que dentro de la comunidad
israelita que inicia la escritura de
los textos, y los posteriores grupos
judíos que reciben y amplían las
tradiciones antiguas, se
practicaron una serie de métodos
de apropiación y re-interpretación,
que a la postre dieron con la
confección de nuevas tradiciones
que posteriormente fueron
canonizadas. El tema de un éxodo a través del desierto hacia una tierra prometida se encuentra,
probablemente de forma inicial en el libro de Éxodo, pero luego, a través de la reapropiación, en el
Génesis y en Esdras-Nehemías. Bastantes porciones del Nuevo Testamento se consideran
actualizaciones del texto antiguo, y términos como halaká y hagadá indican construcciones de la
exégesis judías para discutir el sentido antiguo y actual de un texto legal particular. El Midrash será
una forma exegética de comprensión de una tradición antigua y una aplicación a una situación actual,
ejemplificada en textos como los de Mateo 2 (La matanza de los niños que evoca Éxodo 1.8-6) y lel
envío de la legión de cerdos al mar por mano de Jesús (Un poder opresor ahogado en el mar que evoca
Éxodo 14). Con esto lo que deseamos aclarar es que hay formas de aproximación crítica a las
tradiciones bíblicas ya desde el antes del inicio del judaísmo, y que estas aproximaciones inclusive
se convirtieron en productoras de texto sagrado.

2. Exégesis y Hermenéutica Patrística:


Tampoco la abordaremos en esta ocasión, sólo vale mencionar que el inicio del cristianismo es
caracterizado por distintos abordajes para comprender “el sentido” del texto. Entre estos, la
lectura alegórica, a través de los trabajos de Agustín y Orígenes, toma relevancia hasta el final del
medioevo como la principal forma de comprensión y explicación de la Escritura.

3. Antecedentes del abordaje crítico a la Escritura:


El Método Histórico Crítico de la exégesis
bíblica tiene sus antecedentes en las preguntas por el
origen de la Escritura. El judaísmo, y así lo abrazó el
cristianismo, sostenía que la escritura del Pentateuco
se había llevado a cabo por mano de Mosiés. Ibn
Ezra, judío erudito que vivió en torno al año mil d.e.c.,
es conocido como la figura que cuestiona
sistemáticamente dicha afirmación, esto a través de
incosistencias que encuentra en el relato.
Posteriormente, en el siglo XV, Baruch Espinoza, un
judío de origen portuguez, sigue el mismo camino, y
con otros plantea que Moisés no pudo haber escrito,
al menos, todo el Pentateuco, y esboza alternativas como las de que dicho texto fue editado
posteriormente por Esdras, o que fue este último quien asumió toda su escritura. Witter, Austruc, y
otros continuaron el trabajo, argumentando que el proceso de confección de esa porción de la Biblia
fue caracterizado por la aparición de distintas manos, en diferentes momentos de la historia. Serán
las bases para lo que será el nacimiento del Método Histórico Crítico a través de su gran teoría fundante:
La Hipótesis Documentaria.

4. Aproximación Histórica al texto bíblico

La aproximación histórica al texto bíblico,


que se consolidó a partir del siglo XVII y
tomó el nombre de Método Histórico-Crítico,
tenía como principal interés aproximarse al
estudio de la Biblia a partir de las nuevas
herramientas de la ciencia, estudiando la
Escritura como cualquier otro texto. Se
vincula el nacimiento de este método con la
figura de Julius Welhausen, quien habría
llegado al reconocimiento internacional con
su Hipotesis Documentaria, que establecía
que el origen del Pentateuco estuvo
mediado por un largo proceso de
composición, incorporando 4 documentos
distintos (J, E, D y P) que unidos por un
redactor se convirtieron en el texto que
tenemos hoy. Así Wellhausen respondía a la pregunta por la confección del texto, ya no desde Moisés,
sino desde estas 4 fuentes unidas en un solo documento. De
ahí en adelante, la Hipotesis Documentaria fue el epicentro de
distintos esfuerzos desde la historia para comprender el
proceso de formación del texto bíblico, desde la búsqueda
de los manuscritos originales para definir el texto fundante,
hasta la pregunta que definía el último estrato de edición de
una porción biblica.

El presupuesto de esta aproximación es que el sentido del


texto equivale al interés original del autor, por lo que se
aplican las herramientas de los nuevos paradigmas científicos
de la época posterior a la edad media (siglo XVI) para
escarbar y determinar ese sentido original. La idea detrás era
la de evitar a toda costa la influencia de las personas en la
lectura del texto, y más bien garantizar que lo que se dice del
texto proviene del texto mismo y no es un discurso mediado.
Entre las heramientas del método Histórico Crítico contamos
con la Crítica de las Fuentes, la Crítica Textual, la Crítica de
las Tradiciones, la de las Formas, y la Redacción, así como la
Historiografía, y ya en el siglo XX, la Arqueología, la
Sociología, y la Antropología Cultural.
5. Aproximacón literaria:

Hasta inicios del siglo XX la búsqueda de sentido de un texto, cualquiera que fuese, se ligaba con el
“sentido original dado por un autor”. Los esfuerzos se dedicaban a reconstruir la vida y pensamiento
del autor de acuerdo al texto leído, sus intereses y valores, y asi esbozar la posible intención de un texto
para descubrir su sentido. En esa misma época, en torno a los años 20, surge la Nueva Critica
Literaria, postulando que una lectura cercana de una pieza literaria, utilizando únicamente los recursos
del texto, era suficiente para
determinar su sentido.
Movimientos como el
Estructuralismo, la Semiótica, la
Crítica Retórica, entre otros,
fueron siendo parte de este
paradigma y poco a poco
incorporados al estudio de la
Biblia. Pero es hasta los años 70,
con trabajos como el del profesor
James Muilenburg y su escrito
Form Criticism and Beyond, que
se da inicio al abordaje literario de
manera crítica en la ciencia
bíblica, después de casi 3 siglos
de prevalencia de los métodos
históricos. En torno a esta época
se empiezan a gestar libros de Poética Hebrea, que se dedican a investigar las dinámicas literarias
implementadas por los autores bíblicos. Ya para el inicio de los 80s, con el libro El Arte de la
Narrativa en la Biblia, de Robert Alter, crítico literario estadounidense, se define el punto de partida de
textos científicos que analizan los textos libros desde un paradigma únicamente literario.

El presupuesto de este abordaje es que las preguntas históricas no son necesarias para comprender un
texto, y que su sentido puede determinarse a partir y únicamente de los datos que ofrece el texto.
Entre los pasos más importantes del análisis narrativo encontramos la Estructura, la identificación de
personajes y su personificación, las reiteraciones, el escenario, y el punto de vista.

6. Análisis del proceso de lectura: la respuesta de lector

La posmodernidad trajo nuevas teorías de comprensión del mundo y lo que nos rodea, afectando
también la aproximación a la literatura y los textos bíblicos. Si antes de esto la comprensión de un texto
dependía de su origen histórico, o de su poética, después de Gadamer, Ricoeur, y sus contribuciones a
la hermenéutica filosófica, la pregunta por el sentido del texto se ubicó en el lector o lectora. A
partir de estos autores, y otras contribuciones desde las ciencias de la literatura, se postuló que el
sentido de un escrito estaba fuertemente condicionado por la persona que lee, esto a través de sus
presupuestos ideológicos, cosmovisión, proyecto de vida, valores, e intereses, entre otros. Entonces,
para este paradigma, el sentido de un texto se haya, grandemente, en la persona que lee, necesaria para
que un texto tenga significado.

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