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La tesis de Church y el ideal del rigor informal

Por

Georg Kreisel

Traducción de

Emilio Méndez Pinto


Edición digital para la Biblioteca Digital del ILCE

Georg Kreisel, “Church’s Thesis and the Ideal of Informal Rigour”, en Notre Dame Journal of
Formal Logic, volumen 28, número 4, pp. 499-519. Derechos reservados, 1987, Universidad de
Notre Dame. Todos los derechos reservados. Republicado por permiso del titular de los derechos de
autor y del editor actual, Duke University Press. www.dukeupress.edu

© De la traducción: Emilio Méndez Pinto

2
Introducción IR, abreviatura de “informal rigour” [rigor informal], es una idea
venerable en la amplia tradición de analizar de manera precisa nociones comunes o, como
se dice a veces, nociones implícitas en el razonamiento común. CT, abreviatura de
“Church’s thesis” [tesis de Church], concierne a la noción común de computabilidad
efectiva, y es así un candidato para IR.

Como sucede con otros ideales y, de manera más general, con otros objetivos, hay
dos etapas posiblemente alternándose al trabajar con IR: primero, las posibilidades de
perseguir IR, y segundo, de examinar la persecución, esto es, su contribución al amplia
área de conocimiento a la que pertenecen las nociones en cuestión. Parte de la examinación
consiste en encontrar medidas apropiadas para la contribución que, al menos de manera
general, no estén dadas como parte de los datos.

Hay una buena cantidad de literatura sobre estos asuntos, incluyendo doctrinas
extrañas sobre algún tipo de imposibilidad lógica de persecución o examinación o ambas;
pero también sobre su papel central para el conocimiento. (¿Con qué otra cosa deberíamos
empezar si no es con nociones comunes?) Dichas frustradas y frustrantes payasadas no son
infrecuentes cuando simplemente no hay nada en absoluto gratificante que decir al nivel de
generalidad en el que suelen discutirse las ideas involucradas. Ser específico tampoco es
una panacea, porque los contraejemplos son susceptibles de evaporarse con distinciones
simples.

¿Qué, si es que hay algo, debe hacerse con tales ideas? Ocasionalmente es mejor
relegarlas a aquellas cosas tontas que debemos aprender a olvidar. Pero a menudo hay una
alternativa que ha sido exitosa en la tradición científica, al menos cuando se ha acumulado
un cuerpo de conocimiento que está, o puede estar, más o menos íntimamente relacionado
con algunas de las ideas en cuestión, y tiene suficientes consecuencias para juzgar su
significancia (en contraste con los contraejemplos “específicos” aludidos arriba). La
experiencia muestra que las interpretaciones de tal conocimiento en términos de aquellas
ideas ocasionalmente revelan no sólo nuevos aspectos de él, sino también niveles de
generalidad más gratificantes para las ideas. Una directiva familiar para este tipo de
investigación es: dégager les hypothèses utiles. Ya que se ha hecho mucho trabajo
alrededor de CT, también es un candidato al uso para examinar IR.

3
Puede habérsele escapado al lector que el último párrafo es menos inocente de lo
que suena.1 Por un lado, la directiva entra en conflicto con la piadosa esperanza de que los
resultados hablarán por sí mismos, esto es, sin ninguna formulación de condiciones
explícita, las así llamadas hipótesis. Por otro lado, al menos tal como entiendo aquí la
directiva, es una cuestión de experiencia descubrir si las formas literarias de la lógica
matemática u otras partes de las matemáticas suministran formulaciones más efectivas. Las
alternativas son metáforas, comentarios, o cualquiera de los muchos otros dispositivos
disponibles para decir memorablemente lo que puede mostrarse sólo débilmente, o
viceversa. (Bon mots desempeñan aquí el papel de teoremas en las matemáticas.) Esta
apelación a la experiencia al elegir el estilo de formulaciones está, desde luego, en conflicto
con las así llamadas doctrinas empiristas de lo que “debería” ser efectivo o, para el caso,
claro, preciso, y lo que se quiera.

El material de abajo está organizado como sigue. Primero, hay algunos


recordatorios simples sobre la asunción maestra de la tradición mencionada al principio, y
del malestar sobre ella en distintos niveles de sofisticación. Los lectores acostumbrados a
exposiciones formales deberían pensar en tales recordatorios como contrapartes de
generalidades al comienzo de, digamos, la teoría de grupos, sobre inversos de mano
izquierda y de mano derecha. Y si los recordatorios son un poco más largos, tampoco son
tan triviales como tales generalidades.

Segundo, hay recordatorios (más detallados) sobre CT, y especialmente sobre IR


aplicado dentro de las matemáticas generales [mainstream], que sirven como base para una
discusión más completa de CT.

Las tres secciones siguientes conciernen a tres variantes de CT bajo encabezados


autoexplicativos, en extremos opuestos, por así decirlo.

1
Más adelante hay otras advertencias en contra de tal apariencia de inocencia. Están incitadas por una queja
de un miembro de la audiencia en una conferencia de junio de 1986 en Utrecht, donde se presentó una versión
anterior de este artículo. El quejoso encontró al párrafo incontrovertido. (Desde luego, quiso decir “aburrido”,
porque no hay virtud en ser controvertido excepto quizá entre disidentes profesionales.) Aprovecho esta
oportunidad para agradecer no solamente esta crítica, sino también a los lógicos de Utrecht por su
hospitalidad, y a la Fundación Ford por una beca que apoyó el trabajo del artículo.

4
La sección final revisa lo que, en mi opinión apropiadamente, se ha llamado el valor
cultural del trabajo sobre CT. Es un caso particular de una perspectiva amplia sobre los
fundamentos lógicos que parece estar extendida, aunque no tenga un nombre pegajoso.

1 Base: la asunción maestra implícita en la(s) no diluida(s) tradición(es) lógica(s)


concerniendo las nociones comunes que han sido santificadas como “fundamentales”

La asunción es que, siempre que sólo tal noción pueda hacerse precisa sin convenciones
arbitrarias, el resto se seguirá automáticamente. El “resto” incluye la comprensión que se
necesita para reconocer si, y de qué modo, las definiciones precisas de las nociones en
cuestión contribuyen a resolver problemas que se presentan por sí mismos en el área a la
que pertenecen las nociones. Vista de este modo, la generalidad realza una noción porque
elimina preocupaciones inquietantes sobre la extensión exacta de tal área.

Como ya se mencionó, la noción de regla efectiva o, más exactamente, regla en-


principio-efectiva, se considera fundamental en una tradición. Pero que no haya error. La
asunción maestra opera igualmente en tradiciones que estarían compitiendo; por ejemplo,
cuando la separación P/NP remplaza recursivo/recursivo numerable o, en una veta distinta,
[cuando] la máquina (universal) de Kolmogorov remplaza a la de Turing.

Hay un malestar generalizado sobre la tradición lógica, a veces descrito como


“prejuicio contra la lógica”. Sin embargo, el malestar ha sido expresado de manera muy
poco convincente; como dijo alguien, en ladridos y gruñidos.2 He aquí dos muestras, de
sabor algo diferente.

Primero, está la superstición de que no puede establecerse ninguna relación precisa


entre nociones matemáticas y no matemáticas (comunes). Hay dos debilidades. La trivial es
el conflicto obvio con la vieja tradición de 2000 años en las matemáticas de definir
nociones geométricas comunes, desde el círculo hasta la convexidad en el último siglo (y
hay más; cf. la sección sobre IR, más abajo). Menos obvio, pero más consecuente, es que al
negar la mismísima posibilidad de definiciones correctas y precisas, uno desvía la atención

2
La frase se refiere al ideal epistemológico (a menudo citado, aunque extraño) de A. E. Housman de un
terrier irlandés. Cuando se le pidió definir la “poesía”, A. E. H. se refirió a los terriers que pueden oler una
rata, pero no definir “rata”. En distintas partes del mundo se tienen cerdos que gruñen cuando olfatean una
trufa.

5
de la más demandante segunda parte de la asunción maestra – en línea con la perogrullada
de que dudas dudosas oscurecen problemas genuinos.

Segundo, está aquella vulgaridad particularmente tosca, llamada “pragmatismo”,


que “identifica” Verdad y Uso, preferiblemente en la esfera social. Casi lo opuesto está a
discusión aquí:

Lejos de involucrar cualquier identificación así, el problema (genuino) sobre la


asunción maestra es si la mera verdad es suficiente: suficiente para la comprensión
adicional que, en la asunción maestra, viene gratis con la verdad de aquellas tesis
formuladas de manera precisa, apodadas “fundamentales” en la literatura sobre los
fundamentos. Más descaradamente, la preocupación es que, al menos en general, es un
poco más difícil cualquier uso para (la verdad de) tal tesis que decidir su verdad. Esto se
entiende en contraste con (hipó)tesis en alguna rama madura de conocimiento que se han
establecido como significantes por consecuencias que uno quiera saber, en breve, por usos;
por ejemplo, la hipótesis de Riemann en la teoría de números.

Vista de este modo, la palabra “pragmatismo” podría utilizarse para la duda


filosófica de arriba sobre la naturaleza de los problemas que son más prominentes en la
filosofía académica. La duda resulta familiar por la literatura filosófica contemporánea (y
ni siquiera particularmente descarada comparada con expresiones como “brujería” o
“matemáticas sin fundamentos”). El material a continuación va más allá en dos
puntuaciones: Primero, se señalan con precisión las excepciones, indicadas con las palabras
“en general” en la formulación descarada de arriba. Segundo, se examina hasta qué punto
se aplica la formulación en un área particular – aquí, CT – cuando se toma en cuenta todo
el conocimiento disponible.

2 Base (ctd.): preliminares sobre CT, usados aquí genéricamente para varias relaciones
en la literatura entre la noción matemática de recursividad y la(s) noción(es) común(es)
de computabilidad efectiva Originalmente, se suponían computaciones numéricas, ahora
también sobre estructuras (de datos) abstractas. De manera más significativa, las relaciones
difieren con respecto a las idea(lizacione)s de los sistemas para los que han de ser efectivas
las reglas de computación.

6
La moderna terminología “procesamiento de datos” es mejor que “computación”,
porque nombra los parámetros que están descuidados en CT, que se ocupa de aspectos
lógicos (∀∃) , y así ignora detalles específicos de los datos procesados, y la estructura de
los procesadores. Entre los últimos están no sólo los de tipo digital o, equivalentemente, los
de tipo electrónico discreto, sino también computadoras análogas (al menos, de acuerdo con
la teoría clásica, por lo general no discretas), y desde luego nosotros mismos, las
computadoras más familiares (aunque sin ninguna teoría convincente del wetware, como se
le llama al cerebro en la jerga de la computación). Presumiblemente, nuestro procesamiento
de datos involucra elementos discretos y otros elementos, porque alguna de la información
procesada es más permanente, y los intentos por seguir reglas mecánicas son más propensos
al error de lo que parecería probable desde procesadores completamente no discretos,
respectivamente procesadores completamente discretos.

Observación: Consecuentemente, algo del trabajo (más satisfactorio) reportado abajo se


describe mejor mediante el anticuado idioma de computabilidad en un número finito de
pasos descaradamente sin especificar que mediante la más habitual “computabilidad
efectiva”.

Hay una gran cantidad de literatura sobre la idea de la computadora digital perfecta,
que por lo tanto sólo será tocada más abajo. En su lugar, se han ido algunas variantes
descuidadas de CT, principalmente en las secciones 4-6, naturalmente con recordatorios
frecuentes de problemas que son o no son sensibles a los detalles de los procesadores
considerados.

Advertencias de conflictos con la literatura: Abajo se enfatizan similitudes entre CT y otro


trabajo en la tradición de IR. Algunos de los pasajes más efusivos en el tema hacen lo
opuesto; por ejemplo, von Neumann vio la excepcional contribución del teorema de
incompletitud de Gödel, obviamente pertinente para CT, en su supuestamente inaudita
generalidad. Empero, la humilde idea de función continua de una variable real no es una
iota menos general, y útil para calzar. Una excepción a este delirio es el aperçu de René
Thom sobre una única ecuación diferencial teniendo a veces más contenido que una noción
lógica general. Esto está perfectamente ilustrado al comparar la forma normal familiar de

7
Kleene U [ µ yT (e, x, y )] en la teoría de la recursión con la variedad de soluciones a,

digamos, la ecuación de Laplace, especialmente cuando los parámetros – dominio y


condiciones iniciales – están restringidos (sólo) en los modos ahora habituales.

En una veta distinta, el interés que tenemos aquí en unas pocas variantes de CT
entra en conflicto con un par de principios preciados en la literatura fundacional, en lados
opuestos de la escala, por decirlo así. Así, las palabras “esencia de la computación” son una
directiva a mirar para una variante o, equivalentemente, a lo que es común a todas aquellas
[variantes] consideradas aquí. Por otra parte, la homilía familiar “todo depende” (de
situaciones, propósitos, etc.) sugiere la necesidad de una matriz interminable de variantes,
ilustrada por ejemplo en interminables distinciones en ciertas partes de la así llamada
filosofía analítica. Cierto es que aparentemente no hay garantía de

relativamente pocas variantes [que] podrían ser adecuadas

para relativamente muchas situaciones

que se presenten por sí mismas. Pero la experiencia en matemáticas con relativamente


pocas (así llamadas) estructuras básicas – e incluso con descripciones privilegiadas de ellas
(en los axiomas habituales) – es alentadora, tácitamente siempre que se ejerza discreción al
recordar excepciones.

3 Base (ctd.): auge y caída de IR en matemáticas Como se mencionó en la introducción,


IR está involucrado en la tradición de 2000 años de analizar nociones comunes en términos
matemáticos (en boga en un tiempo dado). En particular, las definiciones y otras
propiedades de tales nociones se establecen de modos rigurosos.3 Cuando este modo
consiste en la inspección del ojo de la mente, uno habla de “axiomas” en el viejo sentido de
esta palabra, ahora llamado “informal”. Cuando este modo consiste en deducción formal a
partir de conocimiento establecido, uno habla de rigor formal.

Tomado literalmente, el dominio de nociones que son “comunes” varía en espacio y


tiempo (y otras dimensiones). La idea es que hay un núcleo duro; cf. la expresión “lenguaje
3
Una propiedad P de una noción, digamos, N, es una definición de N si N es el único objeto (considerado)
que satisface P. El paso al rigor formal es estándar, una vez que se ha establecido P como un análisis
matemático de P, y que se ha probado que ∃! NP ( N ).

8
natural”, donde, por ejemplo, literalmente se ignoran la mayoría de las metáforas naturales
o de los kenningar. En cualquier caso, hasta hace unos 50 años floreció la tradición en
cuestión. Ocasionalmente se utilizó una nueva palabra para una noción común, por ejemplo
“integral de Riemann” para “área bajo la curva y = f ( x) ” (al menos si f ( x ) ≥ 0 en el
intervalo considerado, de modo que “bajo” tenga sentido). Aquí, las propiedades de
monotonicidad y de aditividad de la noción común de área están establecidas por el tipo de
inspección mencionada, y después formalmente mostradas para determinar la medida de
esta área (para f apropiada).

En el siglo XIX, este tipo de rigor fue cultivado en elegantes, aunque ahora medio
olvidados, teoremas de representación. Incidentalmente, no sólo se analizaron nociones
geométricas con IR, sino también aquellas que pertenecen al bien llamado tema de la
mecánica racional, con nociones de un valor científico sin igual, incluyendo la
notoriamente imperfecta noción de líquido perfecto.

Durante el último siglo este estilo retrocedió, como muestra un vistazo a la literatura
matemática. En lugar de palabras comunes, tácitamente con sus significados comunes,
como “convexidad”, “dimensión”, etc., se introdujeron neologismos como “homotopía”, o
palabras sin ningún significado en absoluto, como “bien-comportado”. ¡Ciertamente, para
este tipo de palabra no puede suscitarse la cuestión de establecer definiciones que sean
correctas (en el sentido de IR)! CT tiene el brillo de originalidad inaudita (como la
generalidad al final de la sección 2) sólo si se ve contra esta base reciente, que se volvió
dominante justo por el tiempo cuando se formuló CT. Vale la pena detenerse un momento,
y revisar la literatura a la luz de lo que recién se ha dicho, incluso si tales asuntos están
demasiado entrelazados como para hablar de causa y efecto.

Si se descarta la posibilidad de establecer CT, y si, no obstante, se ha de suministrar


evidencia para CT, es perfectamente apropiado tener estándares laxos; recuérdese la curiosa
“evidencia” supuestamente suministrada por equivalencias entre varias definiciones, como
si no toda noción tuviera muchas definiciones. Todo el sentimentalismo acerca de
definiciones naturales o simples distrae del nuevo problema de evidencia cuando se rechaza
IR (o, de manera más general, cuando ya no se le considera adecuado):

9
Encontrar evidencia para el uso de una noción o incluso de una definición particular
(= descripción) de ella.

Como ya se dijo en conexión con la asunción maestra en la sección 1, este asunto es mucho
más demandante que el mero IR.

Los últimos 50 años de matemáticas Puesto de manera abstracta – y por lo tanto


simple, pero también superficial – el trabajo sobre las nociones comunes previamente
dominantes resultó alcanzar puntos de rendimientos decrecientes, al menos en cualesquiera
direcciones remotamente como aquellas que se habían perseguido. La tradición de IR puede
fallar cuando sus nociones son aplicadas a áreas no comunes o a cuestiones no comunes
sobre áreas familiares. Menos trivialmente, falla cuando se descubre que una cuestión
simple está relacionada con asuntos no familiares. Falla no por falta de rigor, sino porque
las nociones comunes consideradas simplemente no son apropiadas para todos los asuntos –
fenómenos en la ciencia, tareas en la tecnología – que se han vuelto tópicos.

Que no haya error acerca de la pérdida involucrada. Cuando menos, sin trabas
doctrinarias de rigor formal, el conocimiento de nociones comunes y la deducción formal
pueden combinarse para establecer (nuevas) propiedades matemáticas. Quizá incluso más
significativamente, la experiencia con nociones comunes conduce sin dolor a áreas
(comunes) sobre las que queremos saber, donde tales propiedades matemáticas contribuyen
a conocimiento efectivo. En breve, para estas nociones la asunción maestra está
satisfecha: relativa a nuestro limitado apetito de conocimiento.

¿Qué sigue? Como podría esperarse, cuando el “cuerpo sólido” de nociones


comunes alcanza puntos de rendimientos decrecientes, las cuestiones que planteamos sobre
estas nociones al comienzo de esta sección se vuelven decisivas. Entre aquellos de nosotros
que se han familiarizado con un área generalmente desconocida [unfamiliar], nuevas
nociones se vuelven comunes, a veces mucho antes de que obtengan un nombre, con una
extensión obvia a cuestiones desconocidas sobre objetos familiares. Ciertamente, los
matemáticos reflexivos ven las cosas de ese modo, por ejemplo, Manin al comienzo de
[12], con citas de otros. Cierto es que en su discusión no se refiere a la tradición de IR, no
sólo no al nombre, sino [tampoco] a aquellas formas literarias como teoremas de

10
representación, mencionada antes, que parecen suministrar formulaciones de conocimiento
más eficientes sobre las nuevas nociones comunes que la moda actual.

Conflictos con la literatura: en línea con la abstención de este artículo con respecto a la
extendida práctica4 que contradice verdades incómodas [home truths] abstractamente
inocentes

Con el paso de los años, Gödel intentó llamar la atención hacia una nueva dirección en la
teoría de conjuntos (por encima de deducciones formales a partir de conocimiento
codificado en axiomas actuales); o, más al punto, en continuar con la vieja dirección que
había establecido los axiomas existentes. Mencionó, bastante inocentemente, la
familiaridad con el tema; en particular, para el progreso con cuestiones desconocidas acerca
de cardinales grandes de conjuntos familiares generados por iteraciones transfinitas de la
operación del conjunto potencia. Había un extendido escepticismo mucho antes de que
intentara “argüir” un caso con bocados como “platonismo” (y su cercana asociación con la
creencia en otros objetos abstractos como los fantasmas; cf. el documento 040411.5 del
Nachlass, sobre el desarrollo moderno de los fundamentos de las matemáticas a la luz de la
filosofía, que Gödel divide en una tradición de derecha y de izquierda. El ala derecha
incluye tanto al platonismo como al espiritismo, aparentemente con la esperanza de que la
asociación hiciera a ambas más creíbles).

Conclusiones para CT Como significaba hace 50 años, CT pertenece directamente a


la tradición de IR, que ciertamente permite distinciones dentro de las nociones comunes,
del tipo hecho al comienzo de la sección 2 concerniente a los distintos sistemas para los que
ha de ser efectivo un programa. Está la cuestión separada sobre la adecuación de la(s)
noción(es) común(es) considerada(s) para el procesamiento de datos. Y, finalmente, está la
posibilidad de descubrir otras áreas, en las matemáticas puras o en sus aplicaciones, donde
el equivalente matemático, la recursividad, sea apropiado para describir los hechos. Como
es (o debería ser) bien sabido, el prototipo de un descubrimiento tal es la respuesta de
Higman a la pregunta: ¿cuáles grupos finitamente generados pueden incrustarse en grupos

4
También extendida, sería revolucionaria obiter dicta: por ejemplo, sobre una supuesta “relatividad” de
verdad (de tesis), que sería espectacular, en lugar de cambio en su utilidad marginal con conocimiento
aumentado, que es de hecho importante pero una cuestión de rutina.

11
finitamente presentados? [La respuesta] está dada en términos de la teoría de la recursión, y
es un modelo de evidencia para el uso de una noción para que nos diga qué queremos saber
(sobre grupos); cf. también el final de la sección 6 sobre nuevas cuestiones.

Comentarios adicionales sobre la literatura temprana concerniente a CT Para la tradición


de IR, la presentación hecha por Church en [4] no es en absoluto satisfactoria, lo que se
refleja, incidentalmente, en el malestar de algunos de sus contemporáneos; cf. la nota al pie
18 en la p. 356 de [4]. Hoy es fácil de elaborar.

Hay todo un arsenal de nociones que hoy se sabe que satisfacen las leyes del
cálculo-λ de Church. Pero ninguna descripción de cualquiera de ellas lleva la marca de
nociones comunes, que son el objetivo de IR. Este simple hecho no cambia por el
descubrimiento de que algunos elementos de ese arsenal parecen ser sumamente adecuados
para algunas áreas de procesamiento de datos por algunos procesadores. Por el contrario,
este hecho subraya las limitaciones de IR a medida que se expande el conocimiento.

En contraste, la descripción de Turing de las computaciones, mediante las reglas de


su máquina universal, es tan vívida que establecería una noción común junto con sus
propiedades elementales incluso si ésta no estuviese presente antes (y, como alguien dijo,
tales distinciones entre descubrimiento y manufactura son difíciles porque por lo general
hacen tan poca diferencia como aquí). Esto constituyó un progreso esencial para IR, y, de
nuevo, no cambia por los muchos defectos de la noción para comprender procesamiento de
datos. Por ejemplo, muy a menudo la lista particular de reglas básicas es un artefacto, no
sólo para computaciones en paralelo con la última maravilla en el campo del hardware, sino
también para el tipo familiar que incluye al wetware. “Subrutinas” completas pueden
llevarse a cabo con “unidades”, no sólo pasos básicos únicos. Recordatorio: Banal como
pueda ser esta observación, pone en duda una gran parte de la pretendida ciencia
computacional (teórica) aplicada sobre la así llamada teoría de la complejidad, donde el
número de pasos básicos se utiliza como la medida de complejidad. Desde luego, todo esto
no es nuevo en la historia de la civilización humana, siendo reminiscente de –
¡impecablemente precisos! – problemas Tripos sobre pretendidas matemáticas aplicadas,
como la hidrodinámica de fluidos perfectos.

12
El tema de arriba – de hacer algunas o de evitar cualesquiera elecciones de reglas –
se presta para un análisis gratificante en la tradición de IR, mediante el uso de una variante
particularmente modesta de CT, aunque habitualmente no vista de esta manera. Ese es el
tema de la siguiente sección.

4 Definibilidad efectiva mediante ecuaciones: la prioridad de la computabilidad sobre


la(s) (reglas de) computación Aquí, un prototipo es definición por recursión; por
ejemplo, la exponenciación, nm , mediante el uso de funciones auxiliares de adición y
multiplicación. Las constantes 0 y s son interpretadas como cero y sucesor. Abajo, sistemas

finitos de ecuaciones se denotan con E ( f , f , x), donde f representa la función a ser
→ →
definida, f las auxiliares, y x es la secuencia, digamos x1 ,...xN , de variables (en lugar de
n y m de arriba). Varían sobre los números naturales.

Como ya se mencionó, f está definida por E si es la única función que satisface


→ →
∃ f ∀xE ( f , f , x ). No hay nada efectivo o mecánico sobre esta propiedad. Hoy en día esto es
claro por el hecho de que toda función hiperaritmética está definida de este modo mediante
un E adecuado. Pero incluso sin tal conocimiento base, el carácter no-mecánico es claro
desde E0 ( f , f1 , x) abajo:

f1 (0) = 0, f1 ( sx) = ssf1 ( x) para la duplicación; f ( x) = f1 f ( sx).

Se necesita un argumento para ver que sólo f : x | → 0 satisface E0 para toda x.

Específicamente, si f (0) = p entonces f ( p) = p / 2 p , y entonces no integral a menos que


p = 0. Alternativamente, si uno piensa en funciones parciales, E0 está satisfecho también

si f no está definida en absoluto. Visto de este modo, el carácter no-efectivo de la


definición yace en el hecho de que f (0) y, más generalmente, f (α ) para otros numerales
específicos α , no están determinadas por (un número finito de) sustituciones αi para x en

E. Esto está en contraste con el caso de, digamos, f1 , donde el valor de f1 (α ) : α = sα ' está

determinado por: f1 (0) = 0, y f1 ( sβ ) = ssf1 ( β ) para β = 0, β = s 0,...β = α '. En símbolos:

13
∀f1{[ f1 (0) = 0 ∧ ... f1 (α ) = ssf1 (α ')] → f1 (α ) = 2α };

de hecho, el valor es único: ∀x∀f1{([ f1 (0) = 0 ∧ ... f1 (α ) = ssf1 (α ')] ∧ f1 (α ) = x) → x = 2α }.

Instancias de sustitución correspondientes de f ( x) = f1[ f ( sx)] están satisfechas por

toda f tale que, para 0 ≤ x ≤ α : f ( x) = 2α + β − x , con β ≥ 0. Las palabras “determinado” y


“satisfechas” tienen aquí su significado común: las variables varían sobre los números
naturales, respectivamente el conjunto de todas las funciones número-teoréticas. Así que el
requerimiento adicional está expresado por la noción común de f estando finitamente
determinada por E. En símbolos:

Para cada número natural α hay un único β tal que

→ →
donde, para algún Pα , 1 ≤ i ≤ Pα , y cada χ i es una sustitución numérica apropiada para x .

( * ) no es todavía efectiva, porque ( * ) parece “trascendental”. Pero un poco de



entrenamiento muestra cómo, para cualesquiera α , β , y χ dadas, ( * ) puede decidirse;
véase [10], mejorado en la contribución de Statman a [1] mediante una mejor información
cuantitativa. Lo último puede interpretarse ya sea como midiendo la complejidad del
método de decisión o el rango de funciones (de apoyo finito con límites en sus valores) que
forman una así llamada base para ( * ).

En cualquier caso, el procedimiento de decisión es recursivo en el sentido habitual,


para E arbitrario y sustituciones numéricas. Como un corolario: si f está finitamente
determinada entones f es recursiva porque, para cualesquiera α , β puede encontrarse

mediante ensayo y error, al ensayar todos los β y las secuencias χ .

Comentarios bibliográficos Como es bien sabido, por ejemplo a partir de la exposición de


Kleene de la teoría de la recursión bajo el propietario nombre de “Herbrand-Gödel”, el
proyecto general de definibilidad ecuacional se remonta a una sugerencia hecha por

14
Herbrand, mejorada por Gödel, y publicada en sus conferencias de Princeton en 1934. La
correspondencia relevante, ahora disponible, proporciona una vívida imagen de ideas
brillantes y comienzos falsos, pistas falsas y nuevas direcciones que de ninguna manera es
válida sólo para el presente tema parroquial, ya no digamos para las personas involucradas.

La carta original de Herbrand, del 7 de abril de 1931, tiene un requerimiento crucial


(3) sobre las ecuaciones a ser utilizadas: pruebas intuicionistas que muestren que es posible
computar los valores de las funciones (de manera única: eindeutig zu berechnen). La
respuesta de Gödel del 25 de julio, la víspera de la muerte de Herbrand, está, muy
comprensiblemente, preocupada por el alcance de los métodos intuicionistas, pero sin una
sola palabra sobre los medios de computación concebidos. Como se muestra por el ejemplo
f ( x) = 2 f ( sx ) de arriba, una prueba intuicionista de que f está definida, y por lo tanto un
medio de computación desde la prueba, no asegura que f esté finitamente determinada.
Aquí debería observarse que el operador-μ está definido por ecuaciones superficialmente
similares al ejemplo de arriba.

En sus conferencias de Princeton en 1934, Gödel simplemente evitó el asunto que le


había preocupado, al presentar un cálculo particular, después modificado por Kleene (y con
ello facilitando ciertos argumentos metamatemáticos, por ejemplo, mediante el uso de la
forma normal ya mencionada). Todo esto está muy en la particular tradición matemática de
continuar con el trabajo, que puede perturbar incluso a aquellos que son privilegiados; por
ejemplo, Wittgenstein se quejó de impaciencia en esta conexión, Goethe lo puso más
poéticamente, etc. “Particular” porque está la reciente tradición de exponer distinciones
elementales bajo el ligeramente afectado encabezado de “fundamentos” del asunto en
cuestión. Pero leerla bien a menudo es un valor muy bueno. Después de esta digresión,
regresemos a la definibilidad ecuacional y al cálculo de Gödel de 1934.

Simplemente ninguna noción común a la vista era siquiera un candidato para ser
descrito por ese cálculo; no más que para el cálculo-λ en ese entonces, y mucho menos que
ahora (cf. el final de la última sección). En particular, no había ninguna idea(lización) de un
sistema para el que el cálculo suministrara las reglas efectivas o los programas. Quizá
había, y ciertamente podía generarse, una sensación de confianza en su amplia
aplicabilidad, simplemente al recordar la propia aritmetización de Gödel de deducciones

15
formales; no sólo, desde luego, la numeración de objetos formales, que Cantor también
conocía, sino la representación aritmética de relaciones entre tales objetos, por ejemplo,
entre los números de una derivación y la fórmula derivada. Las relaciones fueron definidas
por ecuaciones. En otras palabras, la preocupación “estrecha de miras” con reglas
ecuacionales incuestionablemente aburridas se ensancha cuando a la mente se le permite
vagar sobre las ilimitadas posibilidades de distintas interpretaciones de las ecuaciones.

Esta sensación se condensa, por así decirlo, en una proposición por – la prueba de
Kleene de – la equivalencia a la computabilidad de Turing. La prueba es sencilla (mediante
el uso de aritmetización), pero esencial para IR: proporciona acceso a los recursos de la
noción común involucrada en el esquema de Turing. En otros contextos, las propiedades
del cálculo de Kleene que son defectos severos para la tradición lógica, en particular, su
evidente incompletitud con respecto a un E arbitrario, no son siquiera defectos. El cálculo
proporciona una nueva descripción, que, como mostró Kleene, es muy apropiada para
cierto número de problemas acerca de la noción común en cuestión.

Como se acaba de mencionar, el cálculo no satisface las demandas de la tradición


lógica. Si los autores pueden juzgar tales cosas por sí mismos, Kreisel y Tait [10] quisieron
corregir ese defecto. Para 1960, la estrategia era clara. Uno necesitaba una (así llamada)
noción semántica, llamada “determinación finita” arriba, y después establecía la
completitud de un cálculo apropiado para una clase apropiada de fórmulas. Después de 25
años enfatizaré un aspecto distinto, ya tocado al final de la última sección, y resumido en el
subtítulo de la presente sección.

El asunto no es ninguna completitud o incompletitud de un cálculo particular, sino


los artefactos producidos por la elección de cualquier cálculo; tácitamente, de cualquier
cálculo universal (para toda la clase de fórmulas considerada). Esto ha de compararse con
la experiencia en la lógica ordinaria, donde la palabra “demostrabilidad” oscurece la
asunción de que las pruebas o incluso ciertas reglas de prueba son primarias. Esto se hace
explícito al cambiar la atención hacia la noción común de validez. En la siguiente sección
este asunto se tratará en un contexto adecuadamente amplio.

16
Comentarios diversos El último párrafo puede reafirmarse como un posible conflicto
entre clases de problemas (aquí, en lo que sigue, en algún lenguaje lógico) que tienen
soluciones cualitativas gratificantes (formuladas en términos de validez), y aquellas que se
prestan por sí mismas a tratamiento algorítmico. Es simplemente falta de experiencia
científica5 el asumir que las primeras, siendo acerca de la más gruesa noción de validez,
constituyen un primer paso, tácitamente, en la dirección correcta. Reculer pour mieux
sauter es una buena advertencia, incluso si no nos dice qué dirección entre 180° tomar. En
cuanto a la teoría de la complejidad, los defectos prácticos mencionados al final de la
sección 3 constituyen una contribución filosófica a la examinación de los ideales lógicos:
son pruebas notables del conflicto de arriba; por ejemplo, para la elección de clases de
ecuaciones polinomiales en el álgebra real o de ecuaciones diofánticas lineales (cf. la nota
al pie 2a a la reseña de [6]). Naturalmente, estos conflictos no excluyen la posibilidad de
elaborar teorías (desde luego, coherentes) en línea con la perogrullada de que la mera
verdad y, a fortiori, la mera coherencia, no es, por mucho, suficiente.

Hace unos 15 años, en la parte no publicada de su disertación, H. P. Barendregt


elaboró lo que después se vino a llamar “la súpertesis de Church” (para un breve reporte, cf.
la parte superior de la p. 43 en la 2ª edición de [1]). No sólo son iguales las clases de
funciones definidas por los distintos esquemas familiares, sino que las mismas definiciones
(= términos) se emparejan para preservar pasos de computación. De manera más precisa,
esto aplica para aquellos esquemas que se sienten como naturales, y no, por ejemplo, al
cálculo determinista de Kleene (en contraste con sus posteriores reglas S1-S9). Digresión
para especialistas: Un proyecto diferente, pero en la misma veta, ha venido a conocerse
bajo el encabezado de “estabilidad de teoremas-E”, “súper teoremas-E”, por así decirlo,
para los sistemas intuicionistas usuales. En lugar de establecer solamente que, para algún
numeral α , A[ x / α ] es un teorema formal si ∃xA lo es (y está cerrado), ahora los términos

α πσ : A[ x / α ] están asociados con pruebas π de ∃xA ; σ se refiere a varios esquemas de

interpretación, realización, normalización, etc. Ahora se emparejan los [términos] α πσ para

distintos [esquemas] σ . Aquí, una excepción ya no familiar es el esquema implícito en el

5
Está desde luego en la naturaleza de la falta de experiencia que se necesita de un particular talento nativo
incluso para sospechar de la necesidad de más experiencia: cf. la observación de Goethe a Eckermann sobre
el alto costo de bon mots, derivado de experiencia traída, literalmente, de ver más del mundo.

17
método de sustitución de Hilbert para la aritmética, que tiene un sabor similar al cálculo
determinista de Kleene. Naturalmente, aquellos totalmente absorbidos en perseguir tales
equivalencias no preguntan si los esquemas son todos igualmente sensibles o igualmente
absurdos. De manera menos obvia, no preguntan si los detalles que se dejan fuera en el
emparejamiento son significantes; basta con hacer un esquema prácticamente superior, al
menos ocasionalmente.

IR y flexibilidad (de reglas) Quizá no es más que un juego de palabras el confrontar el


rigor formal o informal y la flexibilidad. Pero en el caso particular de la noción común de
regla, la definitividad es simplemente parte de la (del) idea(l). Deja abierta, para repetir lo
que no puede repetirse muy a menudo, la asunción maestra: hasta qué grado contribuye el
ideal en un área particular. Una vez que se conoce un rango apropiado de indefinitividad,
puede, como siempre, manejarse mediante el uso de varios dispositivos literarios. Distintos
rangos están concretamente ilustrados, por ejemplo, en las pp. 144-145 de [9]. Los rangos
involucran distintas formas normales o sólo la selección desde procedimientos de
computación tradicionales. Otra digresión (para los mismos especialistas que en el último
párrafo): Contrariamente a una superstición extendida, pruebas no constructivas π de ∃xA ,
para A libre de cuantificadores, posiblemente con parámetros (en otras palabras, para
problemas algorítmicos típicos), también suministran programas, pero están menos
definidos. Específicamente, en la lógica clásica tenemos una disyunción:
A[ x / ti ], 1 ≤ i ≤ Nπ , con los términos ti dependiendo de π ; en contraste, una prueba

intuicionista suministra un único [término] tπ . Esto se ve bien si uno olvida que, en

general, distintos ti , entre aquellos para los que A[ x / ti ] es correcta, son eficientes para
distintos valores de los parámetros. Las (los) idea(le)s intuicionistas nos fuerzan a ser
inflexibles al hacer una elección uniforme, y por tanto, para la mayoría de los valores,
ineficiente.

5 Leyes del pensamiento: este lado de la paleta La última sección pertenece a lo que los
ingleses solían llamar tradición “domesticada”, especialmente en las matemáticas. Uno
comienza con la inocente noción de determinación finita, puntúa las is y tacha las ts, y
expande mediante interpretaciones novedosas; en otras palabras, mediante el
descubrimiento de relaciones entre esta noción y otras cosas (desde programas de

18
computadora hasta grupos finitamente generados). Una de las disciplinas más glamorosas
en esta tradición es la teoría de la probabilidad, que comenzó con frívolos juegos de azar, y
acabó siendo una parte integral de algunas teorías fundamentales de la naturaleza.

El álgebra proposicional es un ejemplo notable de la dirección opuesta,


especialmente si se añaden reglas de inferencia para formar un cálculo. Fue puesta en el
mapa por un libro de Boole, en realidad con “Leyes del pensamiento” como (principal parte
del) título. Más tarde en esta sección habrá unos pocos recordatorios generales sobre el tipo
de pasos que han traído progreso a esta tradición; evidentemente no mediante expansión,
sino a partir de cortar a la medida los objetivos (las pretensiones) originales, por así decirlo;
de nuevo, mediante interpretaciones novedosas, aunque desde luego distintas. Como
siempre, están aquellas raras disciplinas excepcionales, donde uno comienza con lo que
parece ser la parte superior, y nunca mira hacia atrás.

A pesar de mucha palabrería juiciosa, originalmente CT fue pretendida y entendida


en el sentido de la segunda tradición. En términos de la sección 2, se pretendía la
efectividad para el matemático ideal. Así, se anunciaron resultados de indecidibilidad
recursiva bajo el eslogan: lo que los matemáticos no pueden hacer. Éste es un tema
impecable para IR en tanto que haya una noción o idea(l) común de “el matemático”. Una
vez más, es una cuestión aparte si esta noción o norma común es adecuada para los
fenómenos en cuestión. De acuerdo con la sección 1 – sobre dudosas dudas que oscurecen
problemas genuinos – la discusión de abajo ciertamente elimina dudas acerca de la mera
posibilidad de cualquier análisis del matemático ideal; en primer lugar, el ideal según la fe
intuicionista.

Observación sobre la elección superficialmente arbitraria de este ideal (para otros no


creyentes, cf. el final de la sección 4): En vista de cuán poco se sabe sobre los límites
externos de la imaginación matemática, CT, en su sentido original, está simplemente más
allá de la paleta. Si ha de perseguirse algo remotamente parecido, se requiere algún cambio
de énfasis (por el título de esta sección), y la variante intuicionista se presenta al menos
como un candidato, por las obvias razones recordadas en el siguiente párrafo. Lo que se
gana, si se gana algo, por la persecución está más eficientemente considerado una vez que
están los hechos; cf. el Manifiesto al final de esta sección, así como la última sección.

19
Realizabilidad recursiva y otras interpretaciones de sistemas formalmente intuicionistas

El vínculo con la noción común en cuestión es el significado de la lógica intuicionista tal


como fue originalmente explicada por Brouwer y Heyting: en términos de construcciones
mentales (del matemático ideal). Vistas de este modo, las leyes formales son desde luego
afirmaciones sobre tales construcciones; en otras palabras, sobre ciertos aspectos de
procesos de pensamiento. Ciertamente las leyes no son descubiertas, ya no digamos
justificadas, al referirse a evidencia psicológica o fisiológica, así llamada evidencia
inductiva, pero entonces las leyes de los líquidos perfectos tampoco son descubiertas
hurgando en el agua o en el campo.

Dados tales sistemas formales, hay maneras sencillas, y ahora muy familiares, de
formular CT; ambas cuando están y no están presentes variables, digamos, para funciones
(legalizables):

∀f ∃e∀x∃z[T (e, x, z ) ∧ f ( x) = U ( z )]

∀x∃yA → ∃e∀x∃z{T (e, x, z ) ∧ A[ y / U ( z )]},

donde T es el predicado T de Kleene. Para una refutación convincente de CT, se requieren


pruebas de ∃f ∀e∃x∀z ¬[T (e, x, z ) ∧ f ( x) = U ( z )], respectivamente, de ambas

∀x∃yA y de ∀e∃x∀z{T (e, x, z ) → ¬A[ y / U ( z )]},

porque una mera negación formal es débil (en la lógica intuicionista).

Es bien sabido que la realizabilidad recursiva excluye no sólo tales refutaciones de


CT, sino incluso las débiles, porque está establecida la consistencia de CT. (Que conste que
también se han utilizado otras interpretaciones.) En una veta similar, el trabajo formal ha
establecido lo que se ha venido a llamar la regla de Church: si ∀x∃yA es un teorema
formal, también lo es ∃e∀x∃z{T (e, x, z ) ∧ A[ y / U ( z )]}. Como en las digresiones al final de
la última sección, este trabajo ha sido refinado para establecer la correspondiente “súper
regla”.

20
En los últimos 15 años, el tema de la realizabilidad recursiva se ha convertido en un
jardín holandés, en donde las respuestas a una gran variedad de cuestiones formales pueden
verse casi de un vistazo. Así que, en gran medida, mi reporte sobre tales asuntos en la Parte
II de [7] es ahora obsoleto. Pero, como sucede muy a menudo en tales situaciones, el tema
no está cerrado; algunos de los puntos más útiles loc. cit., en desacuerdo con
preocupaciones posteriores, no han llegado a ser conocidos, y ahí se pasaron por alto
algunas cuestiones pertinentes, incidentalmente en la tradición de IR. He aquí un par de
muestras.

Primero, está el dilema para las refutaciones de CT: si un sistema tiene la propiedad
(numérica) E y es formal, hay un procedimiento mecánico, digamos e0 , que extrae, desde

cualquier prueba de ∀x∃yA y cualquier n, algún mn tal que A[ x / s n 0, y / s m 0] es un


teorema formal, con los refinamientos habituales cuando la propiedad E está establecida
mediante metamatemáticas restringidas para partes adecuadas del sistema formal. No es un
dilema teórico, porque sistemas firmes no necesitan tener la propiedad E. Específicamente,
si ∃yA[ x / s n 0] es un teorema formal, A[ x / s n 0, y / s m 0] debe ser demostrable para algún m,
pero no necesariamente en el mismo sistema (formal). Y una restricción “en principio” a
sistemas formales no sería menos que una petitio principii cuando está en cuestión la
validez de CT. El dilema es práctico, porque no hay a la vista candidatos de sistemas
gratificantes que puedan establecerse con IR valiendo para las construcciones del
matemático ideal, pero no tienen las dos propiedades.

Segundo, y esto es, creo, mucho más central, y (¿por lo tanto?) mucho más
descuidado, las fanfarrias en la literatura intuicionista acerca de tomar en cuenta
construcciones o procesos parecen un engaño. Las leyes lógicas utilizan poco más de
pruebas o construcciones que la relación entre una prueba y el teorema probado,
respectivamente, entre una construcción y su resultado. Y cuando se hace un intento, como
en los ciertamente torpes embellecimientos de Brouwer de su teorema de barra, por
introducir aspectos más delicados de las construcciones involucradas (definiciones o
pruebas, no importa), el trabajo posterior pronto suprimió los nuevos elementos. Aquí, la
Historia se repite. Russell comenzó tratando de hacer un inventario del zoológico
matemático, pero pronto se encontró analizando “lejos” nociones abstractas.

21
Estos desarrollos no fueron meramente una cuestión de una columna vertebral débil,
incluso si los asuntos así le parecieran a Gödel en su ensayo sobre la lógica matemática de
Russell (y, en efecto, tuvo resultados similares en cuanto al irreflexivo culto de la navaja de
Ockham o, en jerga moderna, de las cajas negras). Simplemente sucede que es
objetivamente difícil descubrir elementos gratificantes dentro de tales cajas negras (como
el mismo Gödel tuvo problemas en encontrar axiomas del infinito gratificantes). El sentido
común dice: Si quieres descubrir sobre cosas, por ejemplo, procesos, ¡no las escondas en
cajas negras! Intenta mirarlas. De manera específica, en conexión con una refutación de
CT, no confíes en la remota posibilidad de que algún proceso sea gravemente no-mecánico;
tanto así que ni siquiera sus efectos que llaman la atención, el así llamado output, pueden
computarse mecánicamente desde el input. Una contraparte formal de esta perspectiva, de
la crudeza de CT, es la

Conjetura: Hay condiciones simples, fácilmente verificadas para sistemas intuicionistas


actuales, que implican fácilmente la consistencia de CT y la clausura bajo la regla de
Church.

Una prueba remplazaría a las pruebas actuales, que a menudo son laboriosas, y por
tanto meramente avergonzaría al lógico domesticado. Pero, filosóficamente, constituiría
progreso al confirmar la sospecha anterior sobre la propuesta de utilizar la pretendida
interpretación de la lógica intuicionista para el tema de CT. (Mostraría que el proyecto es
un descuido, no un intento valiente, refutable sólo mediante estudios detallados, como
ingeniosas interpretaciones de realizabilidad.)

Recordatorios: Sobre la, incidentalmente, perspectiva bastante común de que la


interpretación original no tiene sentido, el proyecto tampoco lo tiene. La realizabilidad
recursiva se toma entonces para dar sentido a la maquinaria formal. (Una alternativa mucho
más sencilla es ignorar por completo al proyecto.) También hay otros ideales de “el
matemático”, por ejemplo, el de Gödel, que requieren una búsqueda implacable de nuevos
axiomas del infinito.

Observaciones bibliográficas sobre las leyes del pensamiento Los pioneros, en particular
Frege, tenían desde luego mucho que decir acerca de la distinción anterior entre los

22
procesos del pensamiento y sus resultados. Frege llamó pensamientos “objetivos” a los
últimos, colgando así sus observaciones en ganchos suministrados por algunos “ismos”
canosos. Vio un uso principal de su análisis objetivo (ignorando procesos subjetivos) en la
mayor seguridad que daba al razonamiento común. Pero nunca reconoció la asunción en
suponer que la seguridad-en-principio, esto es, la seguridad de principios, era un factor
dominante en el área (de la certeza matemática). Un instructivo ejemplo de abstracción de
procesos que estaba enraizada en la experiencia, no en una dudosa asunción, se remonta a
150 años, y está asociada con Dirichlet.

La gráfica de una función descuida, esto es, se abstrae de, definiciones particulares
y reglas de computación. Fue un descubrimiento genuino. Por siglos, las funciones se
habían pensado como reglas. Pero los teoremas realmente establecidos sobre ellas en aquel
entonces dependían solamente de sus gráficas. Había recompensas matemáticas inmediatas.
Además, en efecto, si no en propósito, esto condujo a progreso filosófico, como sigue.

Cuando los fundamentalistas, renacidos con la gracia de la intensionalidad, hablaron


efusivamente sobre tales elementos descuidados, olvidaron la dificultad de hacer una
selección gratificante. Por ejemplo, algunas de las partes populares de la pretendida ciencia
de la computación aplicada ya mencionadas se presentan como si la mitad de la batalla ya
estuviera ganada por sólo mirar dentro de las cajas negras; queriendo decir aquí medidas de
complejidad dentro de las gráficas de funciones. Se espera que las medidas suenen
familiares y sean precisas, pero rara vez se prueba su adecuación (recuérdese el final de la
sección 2, sobre las reglas básicas de Turing). A veces se niega la posibilidad de tal prueba,
y así no se da cuenta de qué tan demandante resulta una elección apropiada, comparable a
la situación con IR de antes. La tradición domesticada lo hace mejor al añadir estructura
extra a la gráfica sólo si se siente que es necesario. Así, esta tradición es más filosófica al
prestar atención, automáticamente, por así decirlo, a una selección significante de tales
estructuras (= elementos “intensionales” útiles).

Aguas más profundas: reflexiones sobre la vieja impresión de un conflicto entre


asuntos lógicos y psicológicos (u otros asuntos biológicos) como los procesos del
pensamiento. Más pedantescamente, la impresión es que los aspectos lógicos, que desde
luego están presentes, son más bien marginales para estos fenómenos. En consecuencia,

23
tales objetivos característicos de la tradición lógica como la unidad por reducción a unos
pocos [elementos] primitivos pueden estar fuera de lugar aquí. Los biólogos reflexivos son
sensibles a estos objetivos, y nos dicen que no son compatibles con el proceso de
evolución. Ésta selecciona, desde una masa de mutaciones aleatorias, aquellos elementos
específicos que se adaptan a los alrededores en los se encuentran. Simplemente, el proceso
no tiene una sensación lógica, y entonces no podría esperarse que las leyes tuviesen tal
sensación. A lo mucho, en algún lugar al nivel molecular las leyes podrían satisfacer las
(los) idea(le)s de la tradición lógica, aunque a menudo no lo hacen.6 Corolarios
descuidados. Primero, dado que el código genético viola aquellas (aquellos) idea(le)s de la
manera más brutal, el éxito de la ingeniería genética refuta – una vez más, y de manera
sorprendente – una asunción tácita detrás de tales idea(le)s; específicamente, que las
capacidades intelectuales humanas están en su mejor momento o, al menos, son eficientes,
cuando utilizan conocimiento lógico. La experiencia muestra, como dijo alguien, que la
razón no es razonable (en el sentido que da el bobo7 a esta palabra). El segundo corolario
concierne a la inteligencia artificial, una parte de otra nueva rama de la ingeniería, que
utiliza otros programas (no al código genético). Casi por consentimiento común entre los
ingenieros experimentados, el éxito en su(s) tema(s) requiere flexibilidad en el uso de los
recursos disponibles, no reglas sistemáticas en la tradición lógica, incluso cuando estas
últimas puedan haber ayudado en edificar los recursos de la tecnología material e
intelectual.

Conclusiones para CT No hay un final a la vista de las posibilidades de un análisis


coherente e imaginativo en la tradición de IR; específicamente, de la(s) noción(es)
común(es) del matemático ideal y, así, de CT, tal como se la interpreta en la presente
sección. Lo que está en duda es la adecuación de estas nociones, no sólo para los
fenómenos del pensamiento (procesos) matemático(s), sino incluso para nuestro
conocimiento práctico de ellos. Sin mucha exageración, la literatura teórica actual
contribuye infinitesimalmente a ese conocimiento. Corolario. Las diferencias entre
distintas partes de esa literatura, por ejemplo, a favor y en contra de la inteligencia artificial

6
Cf. [5]. Este fracaso científico contiene una espléndida pieza de IR en su análisis de la noción de código
racional (dada la estructura del ADN). Los códigos reales, tanto para la mitocondria como para el resto de
nosotros, son muy diferentes.
7
Simple Simon en el original. Nota del Traductor.

24
(o incluso diferencias entre programas de entrevistas [talkshows] en la televisión) no son
evidentes si se les mide por el valor absoluto de sus contribuciones.

Manifiesto El conocimiento teórico existente de nuestro propio procesamiento de datos


es tan limitado que (incluso) los aspectos lógicos de las nociones comunes aquí
considerados permanecen como elementos principales de ese conocimiento. Aquellos de
nosotros que reconocen esto todavía pueden querer analizar lo poco que sabemos con [la
ayuda de] IR, y sentir que, en cuanto no nos extraviemos más allá de la paleta, nos podemos
permitir este lujo en nuestra era de afluencia intelectual. En cuanto a elegir partes
apropiadas de la literatura actual, por el corolario anterior la elección no puede depender de
las diferencias en el valor absoluto (de sus contribuciones). Pero sus proporciones [ratios]
usualmente separan de manera notablemente aguda las partes más allá de la paleta de
aquellas que aún están de este lado.

Los lectores satisfechos con el manifiesto pueden querer detenerse aquí. Aquellos
curiosos únicamente en mi concepción del lujo en cuestión deberían saltarse la siguiente
sección, que está destinada a los lectores que, como yo, quieren meditar sobre las
consecuencias para CT de saber un poco más sobre las leyes del pensamiento;
naturalmente, con referencia a un paralelo apropiado.

6 Teorías en la ciencia natural: leyes racionales y computables El paralelo referido en el


último párrafo concierne a CT aplicada a, digamos, sistemas físicos o, de manera más
precisa, a teorías acerca de ellos. Las palabras “input” y “output” se utilizarán en lo que
sigue para condiciones iniciales dadas en la naturaleza o bajo control experimental,
respectivamente, para un comportamiento observable; en ambos casos: de acuerdo con la
teoría. Las primeras corresponden a reglas o programas, incluso cuando, en general, no
necesite haber – ¡de acuerdo con la teoría! – cualesquiera pasos discretos que terminen en
el comportamiento observado.

Hay otro paralelo que nos ayuda a mantener nuestros pies en la tierra cuando
bocanadas como computabilidad-en-principio comienzan a marearnos: la tesis, atribuida a
Pitágoras, sobre el número siendo la medida de todas las cosas. Esto ha de compararse con:
programas para una máquina de Turing universal siendo tal medida. En particular cuando,

25
como se pretendió originalmente, la geometría euclidiana se piensa como una teoría del
espacio físico, hay cantidades sin dimensión que no son racionales; por ejemplo, las
proporciones [ratios] de la diagonal a la longitud del cuadrado o de la circunferencia al
radio del círculo. En el caso de los procesos, representados por funciones, hay una
distinción entre aquellos que no son proporciones de polinomios (con coeficientes
racionales), y aquellos que no toman valores racionales para algunos argumentos
racionales; por ejemplo, sin x : 0 < x ≤ 2π .

Los dos resultados, de la irracionalidad de 2 y de π , fueron descubiertos hace


más de 2000, respectivamente 200, años. Así que hay mucha experiencia para reflexionar al
momento en el que se pregunta por consecuencias realistas; para la ciencia experimental y,
sobre todo, para el estilo de la última teoría.

En los últimos 50 años se han acumulado resultados de no computabilidad,


correspondientes a la irracionalidad en el paralelo mencionado; en trabajos hechos por Pour
El y Richards, con especial énfasis en cuestiones que surgen, más o menos, en la física
matemática (cf. por ejemplo, sus más recientes artículos: [14] y [15]). En particular, el
último contiene una buena descripción en términos de operadores lineales acotados y no
acotados, donde previamente se tenían (interminables) listas de ejemplos típicos, familiares,
como al comienzo de la reseña de [13]. Pero, una vez más, por experiencia con el paralelo,
un trabajo mucho más demandante es la interpretación apropiada de los resultados
matemáticos; en términos trillados: no olvidar la física detrás de las matemáticas.

Consecuencias experimentales (de la irracionalidad de 2 oπ) Por lo general se


asume que no hay, y parece muy plausible que no hay, una única medición que podría
interpretarse como estableciendo la irracionalidad; o la racionalidad, si a esas vamos. Que
conste que no estoy convencido de que los resultados de (ir)racionalidad no tengan
implicaciones experimentales en absoluto; por ejemplo, en las así llamadas teorías
fundamentales caracterizadas por relaciones con muy diversos fenómenos, y admitiendo
ingeniosas interpretaciones estadísticas. Sea como fuere, surgen problemas de un sabor
similar con las dos demarcaciones, entre racional/irracional y computable/no-computable.

26
Puede decirse mucho más acerca del otro tipo de consecuencia, para nuevos tipos de
solución.

Nuevos tipos de solución, digamos, de ecuaciones diferenciales, y nuevas cuestiones


acerca de ellos Sería algo casi cercano a la simulación apelar a la historia antigua; el
paso de las soluciones racionales a las expresiones elementales, edificadas al añadir
funciones trigonométricas, exponenciación y sus inversos; pasando a series (efectivamente)
convergentes de tales expresiones. Quizá menos familiar es el cambio de énfasis a una
clasificación cualitativa; no a la manera de (prueba de) convergencia, sino mediante
propiedades relacionadas como la analiticidad o la continuidad en los parámetros. Y los
descubrimientos de las así llamadas soluciones débiles y de las distribuciones son parte de
la memoria viva. Incidentalmente, estas cosas no están confinadas a refinamientos
marginales, sino que se utilizan en partes centrales de las matemáticas y de la física
matemática.

Por otro lado, como decía un anuncio de United Technology sobre tecnología, nada
se pierde por completo. Implicaciones de la vieja y buena racionalidad alguna vez
inesperadas fueron recientemente descubiertas en conexión con las ecuaciones de Yang-
Mills, y debidamente anunciadas, también. Aquí, “en conexión con” tiene que ver con
nuevas cuestiones.

Vale la pena citar uno de los encantadores aperçus de P. A. M. Dirac: “Si quiero
saber algo acerca de una ecuación diferencial, derivo la respuesta directamente sin resolver
la ecuación.” En otras palabras, por lo general no quería meramente conocer la gráfica de
una solución, ni nadie más lo quiere. Desde el cambio de siglo ha crecido el tema de la
dinámica cualitativa, concerniente a las propiedades topológicas, esto es, no locales, de las
soluciones. Más recientemente tuvo que hacerse un cambio en una dirección distinta
cuando, como lo expresa el título de la legible exposición [11], se reconoció el fracaso de la
predictibilidad en la dinámica newtoniana; no de la predictibilidad-en-principio (=
determinismo), sino del tipo de orden que hace gratificante el ocuparse de él. Más allá del
llamado horizonte de predictibilidad, se utilizan propiedades de la solución que son
familiares en la estadística; como, ocasionalmente, se aplican nociones de la teoría de la

27
probabilidad en la teoría de números para secuencias impecablemente recursivas
(primitivas).

La moraleja para la versión de CT discutida en esta sección – o, equivalentemente,


para la cuestión de si las teorías de la naturaleza actuales son mecanicistas en el sentido de
[8] – es irresistible. La respuesta a la cuestión es una de las muchas cosas que uno querría
saber sobre una teoría así. Y si es negativa, uno sólo tiene que buscar problemas apropiados
con soluciones que sean no sólo computables-en-principio, sino también en la práctica.
Cuando menos, para empezar, las palabras “apropiados” y “en la práctica” no son tan claras
como “mecanicistas”. Pero entonces, como la mera verdad, la mera claridad no es, por
mucho, suficiente. Un significado claro de tales palabras es parte de la solución; cf.
Schiller: Spruch des Confucius: Nur die Fulle bringt die Klarheit.

Observaciones sobre otro cambio de énfasis en el área general de la recursividad, y lejos de


las preocupaciones de CT: El modelo aquí es la respuesta de Higman, tocada en la sección
3, a la (nueva) cuestión: ¿Cuáles grupos finitamente generados pueden ser incrustados en
grupos finitamente presentados? Un mero corolario a su respuesta “positiva” es un grupo
finitamente presentado con un irresoluble problema de palabras; en otras palabras, algo de
interés para CT. Así que la respuesta de Higman desvía la atención de la última. La
respuesta, en términos de recursividad, se testea por su contribución a las demandas de la
teoría de grupos; no ante todo por la validez de CT en cualquiera de sus versiones.
Incidentalmente, casi el mismo tipo de cambio se transmite por el subtítulo del capítulo, en
[3], sobre el décimo problema de Hilbert, acerca de ecuaciones diofánticas: aspectos
positivos de una solución negativa. Queda por ver si las teorías en la ciencia natural
también se beneficiarán de este tipo de cambio.

7 Pedazos de conversación: un mercado más amplio para las formas literarias de la


lógica matemática, ¿y especialmente de IR?, más amplio que el mercado para sus
contribuciones a la ciencia y la tecnología Incluso si estas contribuciones fuesen
más centrales de lo que son, el mercado estaría limitado por el conocimiento de fondo que
se necesita para algo más que una ilusión de entendimiento. Es un sello de calidad de las
cuestiones filosóficas que por sí mismas se nos presenten a aquellos que no tenemos tal
conocimiento (e incluso sin requerirlas).

28
Tal como lo leo, Bertrand Russell expresa una perspectiva un tanto relacionada en
algún lugar de la introducción a su Historia de la filosofía occidental: la filosofía ha de
enseñarnos cómo actuar ante la incertidumbre. Esta es una tarea difícil. La variante aquí
propuesta pone “hablar” por “actuar”. Nótese bien: Esto está en conflicto directo con uno
de los pasajes más célebres en Marx (tal como estaba destinado, esto es, sin sutilezas acerca
de los cambios que puedan resultar, por ejemplo, en el mundo de la academia a partir de un
estilo de hablar distinto). La idea de que los filósofos, esto es, aquellos que han recibido
una educación filosófica, deberían estar particularmente bien preparados para cambiar
también el mundo material, es una de las muchas asunciones raras de ese autor (para
muchos, irresistible). Para mí, no es persuasivo. Así, en este artículo no hay rastro de medir
el valor por el trabajo; más bien, por lo opuesto, ¡del interés del resultado dividido por el
trabajo! Regresemos ahora a la cuestión de arriba:

¿Cómo hablar ante la incertidumbre (= ignorancia)? La respuesta más fácil es in


dubio non, expresada, a menudo vocalmente, en el consejo de guardar silencio. Este
consejo no se sigue. Ciertamente no lo siguió Wittgenstein, quien ha dado la formulación
más célebre de esa respuesta en nuestro siglo. Tampoco lo sigue la llamada mayoría
silenciosa, que rompe su silencio (véase la nota 2) con ladridos y gruñidos, no domesticada,
por así decirlo, por una buena crianza; cf. Aristóteles Met Γ 4, 1006a, 6-9. Parafraseando a
Pascal: si intentas ser un ángel silencioso, terminarás rebuznando como un burro (L’homme
n’est ni ange ni bête…).

¿Cómo podrían entonces ayudar IR y la lógica matemática? La idea está en el


Manifiesto al final de la sección 5; aquí hay un par de muestras (relacionadas con CT);
cuando menos, de la existencia de varias posibilidades, si no de su (sumamente importante)
peso.

La primera muestra concierne a la inteligencia artificial y a las leyes del


pensamiento, un tema ya tratado. La cuestión es cómo hablar sobre este tema; por ejemplo,
en un círculo de mentes parecidas, no necesariamente como un misionero. La mayoría de
las discusiones que conozco (a favor o en contra, no importa) me parecen estropeadas no
sólo por exageraciones torpes, sino, sobre todo, por el siguiente hecho: Hay un aura
glamorosa de computadoras electrónicas, con un hardware que es, cierto, una de las

29
maravillas del mundo moderno, pero sin mención a sus detalles. Sin exagerar, las
discusiones se basan en la idea del bobo de una máquina de computación, en breve, en esta
noción común. Las palabras vienen del mundo de la ingeniería, pero los pensamientos
[vienen] directamente de la tradición lógica.

Vistas de este modo, es probable que las discusiones se beneficien de una referencia
explícita al incuestionable progreso lógico, incluyendo atención a IR, que se ha hecho
desde las discusiones entre los (mismos) pros y contras de hace 100 años, que entonces eran
llamados “formalistas” y “anti-formalistas”, respectivamente.

Observaciones bibliográficas y un descargo de responsabilidad En los últimos 20 años


de su vida, Wittgenstein fue ciertamente muy sensible a la banalidad del (en contraposición
a los errores lógicos en) tipo de discusiones populares de arriba, así como de sus
contrapartes en la jerga académica. Pero el estilo dramático de sus objeciones (me) parece
que es discorde, por así decirlo objetivamente, con su contenido. Puede haber algo
dramático sobre las pretensiones – verdaderas o falsas – de haber encontrado “la forma
general de las proposiciones”. Una corrección es seguramente saludable. Pero, ¿es
dramática? (Cf. también las refutaciones al programa de Hilbert.) ¿Constituyen unos pocos
fans emocionados de la inteligencia artificial evidencia de brujería (por el ciertamente
facilón lenguaje de ese tema)?8 Que conste que yo también estoy impresionado por el
fenómeno de los por lo demás científicos reflexivos que repiten frases vacías como un
mantra en las discusiones sobre alguna cuestión filosófica amplia. Pero he pensado en esto
como la consecuencia “natural” de su sensación de sentirse obligados a tener una opinión
cuando de hecho no tenían ninguna. (Los expertos pueden atribuir esa sensación de
obligación a alguna bruja malvada.) El estilo coloquial de arriba requiere de un descargo de
responsabilidad en el siguiente recordatorio.

Recordatorio sobre nuestro conocimiento práctico, aquí, de los procesos del pensamiento:
Es una suposición que tales discusiones generales se benefician significativamente de

8
Grandes palabras como computable-en-principio pueden ser adictivas, y así parecer también hechizantes.
Recordatorio: Los matemáticos viven con ellas, por ejemplo, “imaginario” o “trascendental” aplicadas a los
números; originalmente, por razones ahora consideradas (por la mayoría de nosotros) equivocadas. Pequeñas
palabras como “real” también tienen un recorrido con ellas. Hilbert consiguió mucho “kilometraje” a partir de
sus elementos reales e ideales, cuando habría tenido buen sentido el detenerse después de haber recorrido una
pulgada.

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añadir al conocimiento práctico cualquier experiencia especializada, ya no digamos
académica, como la lógica. Por ejemplo, la experiencia cotidiana del pensamiento creativo
y mecánico (= seguir reglas mecánicas) muestra que el primero nos es simplemente más
agradable, menos propenso a errores, y por lo tanto más seguro; pero también (quizá
decepcionantemente) el último puede ser más eficiente. Así, una computadora moderna
suma ∑ : 1 ≤ n ≤ 100
n
de manera más rápida – no de manera más segura – mediante la

adición de rutina que Gauss hizo cuando tenía 6 años con el uso de una idea brillante. (Las
computadoras hacen el trabajo mecánico de manera más segura de lo que lo hacen las
personas.)

Si se descubre que este estilo coloquial del pensamiento, no sólo de las palabras, es
tan bueno como cualquiera, entonces el estilo académico es un ritual, a lo mucho útil como
terapia ocupacional. Plenamente consciente de esto, paso ahora al segundo ejemplo de
utilizar el estilo lógico.

Significado y uso Las cuestiones sugeridas por este par de palabras aparecen en casi
todas partes; desde situaciones encantadoras con albañiles y sus compañeros, hasta textos
eruditos sobre semántica moderna o sobre el pragmatismo de la bendita memoria. En
cuanto que las cuestiones sean suficientemente generales, por la naturaleza del caso pueden
discutirse “en principio” en todos esos contextos; por ejemplo, cuestiones sobre conflicto o
correspondencia, pero también sobre la contribución relativa de establecer propiedades
formales de significado y de usos de señalamiento. Aquí, la muy modesta sección 4 me
parece buen valor, desde luego, en el sentido no marxista.

Ahí no hay conflicto entre significado y uso. Diferentes significados de


“definibilidad ecuacional” corresponden a diferentes usos, rigurosamente al calzado. En
cuanto a las contribuciones relativas, difieren para diferentes significados. El lado formal
era más demandante para el caso de definiciones directas, necesitándose conocimiento de
funciones hiperaritméticas. Por otra parte, una vez que se hubo reconocido el uso de
ecuaciones finitamente determinadas, los ejercicios formales fueron asunto de rutina.
Recordatorio: Mi propia experiencia está demasiado desequilibrada como para juzgar cuál
del material de arriba vale en el mercado concebido en esta sección. En particular, no estoy

31
suficientemente familiarizado con las muchas alternativas (al estilo lógico y al IR) que,
como en una advertencia anterior, resultan sumamente importantes para tales juicios.

Otras formas literarias están disponibles para “hablar ante la incertidumbre”,


excepto desde luego para aquellos paralizados por alguna doctrina, por ejemplo, de
precisión formal, de acuerdo con la cual sólo los teoremas formales tienen sustancia, y todo
lo demás es embalaje. La alternativa comúnmente mencionada es el estilo filosófico
discursivo, con sus grandes palabras abstractas (y su venerable tradición). Otra alternativa,
mucho más reciente, es la novela filosófica, aunque rara vez se ve de esta manera (menos,
en conexión con los fundamentos).

Aquí, aperçus y bon mots toman el papel de teoremas en el estilo lógico; y los
eslóganes, que han de usarse repetidamente, corresponden a los lemas. Tal como la veo,
una diferencia principal con respecto al más viejo estilo es que tales aperçus, etc., no se
introducen aisladamente y son disecados, sino que aparecen “vivos” en situaciones
memorables, y así nos ayudan a aprender en dónde se aplican. Vistos de este modo, los
diálogos escenificados y las historietas en la literatura contemporánea sobre los
fundamentos son variantes menores del viejo estilo. Quizá un paralelo más cercano al estilo
de la novela filosófica se encuentra en la tradición científica oral. Aquí, pruebas y
definiciones memorables se ven “interrumpidas” por comentarios perceptivos cuando y
donde sea apropiado. De nuevo, aparecen vivos, y entonces casuales en forma.

Observación: Algunos de los pioneros de la lógica matemática, tan lejos como Leibniz,
tenían la esperanza de que este estilo cerraría la brecha entre la consignación formal (no nos
toca razonar por qué) y el entendimiento expresado en comentarios letrados. Su estilo podía
aprenderse más fácilmente, porque no requiere talento literario. Una vez más, queda abierto
qué tan efectivo es este estilo para comunicar el entendimiento (adicional) de dónde aplicar
el conocimiento lógico; “una vez más” como con la asunción maestra en la sección 1.

Una anécdota: Recientemente, el resultado de incompletitud de Gödel llamó la atención de


los políticos austriacos; exitosamente, en el sentido de que uno de ellos lo citó durante una
“discusión” patrocinada por un movimiento llamado Nova Spes. Su propósito era subrayar
la, incidentalmente muy obvia, debilidad de alguna panacea destinada a traer salud,

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bienestar, y otros ingredientes de la felicidad; en breve, nueva esperanza. Aunque la
propuesta ciertamente era ingenua, como lo quiso la suerte, no era formal ni ofrecía
esperanza alguna de resolver ningún problema recursivamente insoluble. Un hombre astuto
fue llevado a faire la bête.

Que no haya ningún error. Algún aprendizaje se transmitió al aprender la verdad del
resultado de Gödel; sólo que fue poco aprendizaje. Aquellos con una mente empírica, que
no deben confundirse con los llamados filósofos empiricistas, podrían estar interesados en
buscar más evidencia empírica de este tipo.

REFERENCIAS

[1] Barendregt, H. P., The Lambda Calculus, 2ª edición revisada, North Holland,
Ámsterdam, 1984.

[2] Barwise, K. J. (ed.), Handbook of Mathematical Logic, North Holland, Ámsterdam,


1977.

[3] Browder, F. E. (ed.), “Mathematical developments arising from Hilbert’s problems”,


Proceedings of the Symposium on Pure Mathematics, vol. 28, American Mathematical
Society, 1976.

[4] Church, A., “An unsolvable problem in elementary number theory”, American Journal
of Mathematics, vol. 58 (1936), pp. 345-363.

[5] Crick, F. H. C., J. S. Griffith, y L. E. Orgel, “Codes without commas”, Proceedings of


the National Academy of Sciences, vol. 43 (1957), pp. 416-420.

[6] Fitting, M. C., Fundamentals of Generalized Recursion Theory, North Holland, 1981;
res. Bulletin of the American Mathematical Society, vol. 13 (1985), pp. 182-197.

∏ − paths through
1
[7] Kreisel, G., “Which number-theoretic problems can be solved on 1

O?”, The Journal of Symbolic Logic, vol. 37 (1972), pp. 311-334.

[8] Kreisel, G., “A notion of mechanistic theory”, Synthese, vol. 29 (1974), pp. 11-26.

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[9] Kreisel, G., “Proof theory and the synthesis of programs: potential and limitations”,
Springer Lecture Notes in Computer Science, vol. 203 (1985), pp. 136-150.

[10] Kreisel, G. y W. W. Tait, “Finite definability of number-theoretic functions and


parametric completeness of equational calculii”, Zeitschrift für mathematische Logik und
Grundlagen der Mathematik, vol. 7 (1961), pp. 28-38.

[11] Lighthill, J., “The recently recognized failure of predictability in Newtonian


dynamics”, Proceedings of the Royal Society, A407 (1986), pp. 35-50.

[12] Manin, Yu. I., “New directions in geometry”, Russian Mathematics Survey, vol. 39,
núm. 6 (1984), pp. 51-83.

[13] Pour El, M. B. y I. Richards, “The wave equation with computable initial data such
that its unique solution is not computable”, Advances in Mathematics, vol. 39 (1981), pp.
215-299; res. The Journal of Symbolic Logic, vol. 47 (1982), pp. 900-902.

[14] Pour El, M. B. y I. Richards, “Computability and noncomputability in classical


analysis”, Transactions of the American Mathematical Society, vol. 275 (1983), pp. 539-
560.

[15] Pour El, M. B. y I. Richards, “Computability and noncomputability in analysis and


physics: A complete description of a class of noncomputable linear operators”, Advances
inf Mathematics, vol. 48 (1983), pp. 44-74.

Salzburgo, Austria

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