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SEXUALIDAD FEMINISTA

Dana Hart
 

¿Cuáles son las razones para escribir un libro hoy, en esta época
de profundos cambios sociales, cargada de nuevas tecnologías, donde
se cree que ya no se lee, donde la lectura atraviesa las pantallas de los
celulares y computadores? Hay libros que exponen. Libros que educan.
Libros que razonan. Libros que inventan. Que crean. Que derrumban.
Que construyen. Este libro es un intento de esclarecer viejas heridas,
huellas infantiles. Esclarecer aquellos sucesos profundos que no solo
han calado en nuestras subjetividades, sino que han moldeado, muchas
de las formas, que constituyen lo que somos ahora.

Pertenezco a ese porcentaje de la población que ha sido abusada


sexualmente durante la infancia, por un padrastro, desde los 6 a los 10
años. Período durante el cual este hombre cumplió el rol de padre,
supuesto protector y educador. Me enseñó a andar en bicicleta, a comer
combinando la carne con la verdura. Mantuvo durante esos años un
aparente rol familiar que creyó todo el que lo rodeara. Actuó como padre,
pero en la oscuridad de la noche, lo siniestro era mucho más que un
lugar en el que perderse. Allí la tragedia personal es una carga que tiene
una sola forma de alivianarse, y eso es lo que intenta transmitir este libro:
esclarecer.

¿Cómo sacarse de encima tantos años de abuso y sus secuelas si


moldea la manera en la que nos relacionamos con el mundo, la manera
en la que nos vemos a nosotras mismas y a los demás?

Médicos profesionales evaluaron el caso; hubo diagnósticos,


recetas de pastillas y nada pudo con la angustia de una vida adulta
condicionada por el recuerdo (afortunadamente mantuve casi siempre los
ojitos bien cerrados).

Este libro está realizado en base al relato de cerca de veinte


mujeres que lamentablemente vivieron el abuso sexual durante su
infancia de distintas maneras. Para algunas fue un episodio trágico, para
otras fue la historia de toda su niñez. Se apoya además, en el estudio
critico de las Obras Completas de Sigmund Freud, y autores como
Sylvia, Hugo y Emilce Dio Bleichmar, Karen Horney e importantes
referentes.

Solo la reflexión, la discusión y la teorización sobre las opresiones


que cargamos las mujeres y disidentes, nos pueden liberar de la carga.
Solo la emergencia colectiva. Entrevistar a otras, converger con otras,
compartir con otras. Luego de muchas experiencias que cambian nuestra
forma de ver y de ser, desde un feminismo nacido así, no solo en la
defensa de la mujer, sino también de la niña y la disidencia, aprendimos y
adquirimos, forzosamente, la habilidad de ver, sin querer, aquello que
está tras un velo de sombra.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PRIMERA PARTE

 
GÉNESIS
 

ORIGEN INFANTIL
 

Vivimos en una época que derriba mitos. Una época que cuestiona.
Aquellas verdades ya dichas, afirmadas como un absoluto, han sido
puestas en duda y hoy se reflexionan en instancias sociales y públicas.
¿Es la infancia la génesis de nuestra vida adulta? ¿Existe realmente el
complejo de Edipo? ¿Es correcto hablar de complejo de Electra? En el
plano personal, ¿es lo sexual el motor del desarrollo? ¿Qué vinculación
se tiene con el contexto económico, social y cultural? ¿Son los vínculos o
el apego la clave del crecimiento? Y otras tantas preguntas.

Cuestionamientos. Dudas. Reflexiones. Hay una cosa que nadie


puede negar: durante el desarrollo de la infancia, las personas
establecemos nuestras primeras conexiones, no solo neuronales, sino
cognitivas, emocionales, sociales y sexuales. Funciones como la
memoria, la concentración y la atención, brotan como un río en el infante.
Es real que durante esta etapa se fijan muchas de las características que
gobernarán la vida adulta. Los sucesos infantiles por lo tanto, serán
marcas de fuego.

La infancia es el período modelador en la historia de todo ser


social. Es la génesis del desarrollo. Son los años más importantes a nivel
cerebral, para el buen afianzamiento cognitivo, entablar lazos y
determinar qué tipos de lazos se forjarán. El crecimiento físico objetivo se
produce a grandes saltos en este período (muy a diferencia del de la vida
ya adulta formada).

En relación a lo sexual, es un período donde también se caminan


los primeros pasos, un período de emergencia de las necesidades, de las
sensaciones de placer y desagrado, del apego y de la formación de los
iniciales vínculos con las figuras referenciales básicas.

Muchos han sido los autores y autoras que se han aventurado a


investigar el desarrollo infantil, entre ellos, Jean Piaget, uno de los
pioneros en establecer la importancia fundamental de las conexiones que
se establecen en este período a nivel cognitivo. Demostrando que el
desarrollo posterior estará marcado por estos primeros años de vida.
Seguirá sumando experiencias, fases del desarrollo, pero una base, no
menor, quedará ya constituida durante estos primeros años.

Si durante la primera infancia el mundo es un lugar hostil, la


persona en crecimiento manifestará muchas formas de rechazo a esa
hostilidad, serán muchas las repercusiones que eso tendrá en su
desarrollo y las implicancias sobre la vida adulta. Otros sucesos se
sumarán y la concatenación de un hecho con otro, irán moldeando día a
día la personalidad del sujeto, sus costumbres, incluso como veremos
más adelante junto a Horney, sus deseos y aspiraciones más profundas.
Para reflexionar en torno a esta temprana edad infantil, otro gran
referente fue el conocido Sigmund Freud (1856-1939), amado y odiado.

Amado como padre fundador del psicoanálisis, por dejar atrás el


hipnotismo y aventurarse en el mundo del análisis de las ocurrencias, los
sueños y hasta de los errores del habla o gramaticales. Destacado por su
teoría del inconsciente, el preconsciente y el consciente. Por su método
terapéutico. Por haber separado en el análisis el ello (que explica lo
infantil, primitivo, instintivo), del yo (como mediador), del super-yo (que es
profundamente la representación moral del padre). Por descubrir, sobre
todo, que en la infancia se desarrollan los primeros atisbos de lo sexual
en el ser humano y que es esto, justamente, el motor de todo su
desarrollo. Freud desarrolla la teoría de la libido, definiéndola como la
energía que impulsa las fuerzas físicas de los individuos. La piedra
angular que se sublima luego en el trabajo y puede sublimarse también
en el arte y en otras áreas, completando toda actividad humana. Muchos
catalogaron esto como reduccionista. Freud, amado y odiado.

Odiado a su vez por miles de mujeres que han pasado por uno,
dos, tres, mil terapeutas y han sido diagnosticadas por trastornos de
personalidad, bipolares, con depresiones, estados de ansiedad, neurosis,
histerias y, en general, tantas otras psicopatologías que acuden al
término enfermedad como base fundamental para explicar cualquier
desajuste. Mujeres que han tomado litio, lamotrigina o reguladores del
ánimo, que viven su vida rutinaria amaneciendo pastillas. Por mujeres del
mundo feminista, teóricas, filósofas, por mujeres psicólogas y
psicoanalistas incluso, que han roto -o no- con Freud, amado y odiado.

Lo cierto es que la infancia es la génesis de nuestro desarrollo y los


sucesos acaecidos en esta temprana edad, intentarán imponerse como
una carga en nuestra vida adulta, como una marca de fuego en la piel, a
menos que nos aseguremos de encontrar las vías para librarnos de ella.
Se cuestiona a su vez, que el concepto origen sea un hecho tan
determinante y se ha planteado que los problemas y características
presentes en las personales, no se remontan a un único evento o período
(el infantil por ejemplo), sino que son concatenaciones de hechos,
sucesos que como un mosaico van agolpándose sin jerarquías,
sumándose unos a otros, como una red. Sin embargo, en la práctica, el
peso de un acontecimiento traumático durante la infancia, volverá a caer
una y otra vez durante la vida adulta, especialmente en coyunturas
críticas, sumándose a las nuevas experiencias, y sentando un telón de
fondo angustioso que todo lo tiñe.

Aquello que sucedió en la infancia -los recuerdos- moldea el


desarrollo. Y pueden suceder muchos acontecimientos y muchas fases
que se presentarán por superar. Entre ellas, dice Freud, el infante
tendrán que atravesar por el complejo de Edipo. ¿Cómo se avanza por
dicho camino? ¿Es posible liberarse del peso de los sucesos de la vida
infantil? ¿Crece por dentro el malestar o se descarga?
 

COMPLEJO DE EDIPO
 

La infancia, durante los últimos siglos, ha tenido como telón de


fondo a la familia. Una constitución monogámica parental que fue
evolucionando diversamente a lo largo de los siglos, hoy en día la familia
se encuentra abierta a parejas del mismo sexo, a la madre como
referente unitaria, al padre como referente unitario (en menor medida), a
abuelos, abuelas o familiares, cumpliendo el rol formador, a familias
adoptivas y otras formas.

Para Freud, autor que moldeó muchas de las ideas vinculadas a la


psicología humana durante el siglo pasado, era una norma general que la
familia tuviera en su constitución un padre y una madre. Bajo esta regla,
teorizó sobre el complejo de Edipo, según el cual, todo niño que nace y
crece se identifica con su madre, floreciendo en él cierta forma de ternura
que se interpreta como un deseo sexual instintivo, primario, al que se
nominó como la libido. El niño se fija en la madre, por ser ella quien lo
protege, lo acaricia y lo amamanta. Siente placer en el acto de
amamantar, que no reconoce como placer sexual por su temprana edad,
pero que es su forma más pura, más sencilla y primitiva. Para el niño, en
la medida que crece a su vez, el padre, otro sujeto constantemente
interactuante, pasa a ser, un rival, un competidor por la madre, aquel
contra quien luchar por su amor y cariño.

Toda niña por su parte comienza identificándose también con la


madre, del mismo modo que lo hace el niño, pero para Freud, pasa
rápidamente a dirigir su atención hacia su padre, en forma de ternura,
como una canalización primitiva, instintiva e inconsciente de sus
nacientes impulsos sexuales, entrando en una rivalidad con la madre,
compitiendo con ella por el amor del papá. Este complejo, plantea, puede
sufrir alteraciones, tornarse “positivo” o “negativo” según si se invierte o
se mantiene en su constitución típica.

Se trata de una relación triangular básica, que es cuestionada


posteriormente por autores psicoanalíticos, y aun así es muy común
escuchar en nuestra cultura referencias a esta teoría, expresadas
popularmente de la siguiente manera: “Las niñas son del papá y los niños
son de la mamá”. Muchas personas creen firmemente que los varones
tienen un vínculo más estrecho con la madre y que las niñas mujeres son
la debilidad del papá. ¿Es esto cierto?
La primera inclinación de la niña tiene como objeto al padre, y la del niño, a la
madre […] La atracción sexual actúa también, generalmente, sobre los mismos
padres, haciendo que por un rasgo natural prefiera y proteja la madre a los varones,
mientras que el padre dedica mayor ternura a las hijas. […] Una niña de ocho años,
hija de un amigo mío aprovechó una ocasión en que su madre se ausentó de la mesa
para proclamarse su sucesora, diciendo a su padre: `Ahora soy yo la mamá ¿No
quieres más verdura, Carlos? Anda, toma un poco más […] Mamá puede irse ya.
Papá se casará conmigo. Yo quiero ser su mujer`. (FREUD, 1898-1899: 504 y 505)

A este peculiar fenómeno, que para algunos puede ser un mito, y


para otros puede ser un desarrollo típico, Freud lo llamó complejo de
Edipo, en referencia a una tragedia griega, que él mismo relata de la
siguiente manera.
Edipo, hijo de Layo, rey de Tebas, y de Yocasta, fue abandonado al nacer
sobre el monte Citerón, pues un oráculo había predicho a su padre que el hijo que
Yocasta llevaba en su seno sería un asesino. Recogido por unos pastores, fue
llevado Edipo al rey de Corinto, que lo educó como príncipe. Deseoso de conocer su
verdadero origen, consultó el oráculo, que le aconsejó no volviese nunca a su patria,
porque estaba destinado a dar muerte a su padre y a casarse con su madre. No
creyendo tener más patria que Corinto, se alejó de aquella ciudad, pero en su
camino, encontró al rey Layo y lo mató en una disputa. Llegando a las inmediaciones
de Tebas adivinó el enigma de la Esfinge que cerraba el camino hasta la ciudad, y los
tebanos, en agradecimiento, le coronaron rey, cediéndole la mano de Yocasta […]
Edipo es el asesino de Layo y al mismo tiempo su hijo y el de Yocasta. Horrorizado
ante los crímenes que sin saberlo ha cometido, Edipo se arranca los ojos. (FREUD,
1898-1899: 506 y 507)

Edipo no puede escapar a su trágico destino, casarse con su madre


y matar a su padre. Se trata claro, de una representación simbólica. Así
los cientos de ensayos, libros y documentos que Freud escribe van
elaborando y ampliando la teoría de que las personas, durante la
infancia, transitamos de formas variables, pero con el mismo esquema,
por este complejo que desata nuestras primeras pasiones infantiles.
«Quizás nos estaba reservado a todos dirigir hacia nuestra madre
nuestro primer impulso sexual y hacia nuestro padre el primer
sentimiento de odio y el primer deseo destructor». (FREUD, 1898-1899:
507)

Crece la lucha al interior de una relación triangular entre el infante,


la madre y el padre. Desea y odia –simbólicamente-. El desenlace final
es la idea de matar al padre, que se expresa muy claramente en otro
mito griego: Crono, casado con su hermana Rea, se tragaba cada año a
sus hijos, pues su padre Urano, había profetizado que uno de ellos lo
destronaría. Cuando Rea dio a luz a su tercer hijo, al que nombró Zeus,
hubo de esconderlo, colgando su cuna de oro de un árbol, para que
Crono no lo hallara ni en la tierra, ni en el mar, ni el cielo. Cuando Zeus
se convirtió en adulto, hizo beber a Crono una pócima que liberó de su
vientre a sus hermanos, para derrotarlo luego en una batalla que duró
diez años.

Crono es también una representación simbólica, proyecciones


sociales y culturales que emergen durante la infancia de todos los
sujetos, según Freud, base para cientos de angustias.
El complejo de Edipo toma un mero carácter simbólico, la madre significa en él
lo inasequible, aquello a lo que hemos de renunciar en interés de la civilización. El
padre, asesinado en el mito de Edipo, es el padre interior, del que tenemos que
liberarnos para llegar a ser independientes. (FREUD, 1914: 1929)

Matar al padre. Del padre real al padre simbólico. En una sociedad


patriarcal como la actual, el rol del padre es indispensable de analizar.
Podríamos homologarlo a destronar al patriarca, que en nuestra sociedad
se ubica en la cima de los más variados tipos de organización, desde las
instituciones tradicionales como la Iglesia y el Estado -las más grandes
instituciones de lo simbólico-, hasta aquellas que lo declaran abolido.

Se trataría de un profundo proceso infantil, típico, en un sentido


real, y en un sentido más amplio, metafórico, que se realiza,
independientemente de quienes sean los sujetos que cumplan el papel
de padre o madre, es decir, más allá de la composición monogámica
parental padre-madre concreta.
En el lenguaje de las tribus australianas […] un individuo llama padre no
solamente al que le ha engendrado, sino también a todos aquellos hombres que,
según las costumbres de la tribu, habrían podido desposar a su madre y llegar a serlo
efectivamente, y madre a toda mujer que sin infringir los usos de la tribu habría
podido engendrarle. (FREUD, 1912-1913: 1750)

El complejo de Edipo es tan importante para Freud que llega a


plantear que es no solo la génesis de la infancia individual, sino también
la génesis de la historia de la civilización humana, ya que está
involucrada la prohibición del incesto.
Con el título de Tótem y Tabú, formulé la hipótesis de que es el complejo de
Edipo el que ha surgido a la Humanidad, en los albores de su historia, la conciencia
de su culpabilidad, última fuente de la religión y la moral. (FREUD, 1915-1917: 2330)

Y es, además, la base sobre la cual se origina el super-yo. Si las


personas tenemos un yo que constituye nuestra consciencia y tiñe
nuestra personalidad, un ello que es lo infantil, primitivo, instintivo y
reprimido, también tenemos un super-yo que es no solo lo cultural, la
máxima instancia moral, sino directamente para Freud, es la voz del
padre.
“La más importante situación conflictual que el niño se ve obligado a resolver
radica en la relación con sus padres, en el complejo de Edipo; ante su resolución
fracasan siempre los seres destinados a sufrir una neurosis. Las reacciones contra
las demandas instintuales del complejo de Edipo representan la fuente de las más
valiosas y socialmente más importantes conquistas del espíritu humano, tanto en lo
que se refiere a la existencia del individuo como también, probablemente, a la historia
de toda la especie humana. En el curso de la superación del complejo de Edipo
origínase también el super-yo, la instancia moral que domina el yo. (FREUD, 1926:
2907)

Para Silvia Tubert, la importancia del complejo de Edipo como hito


fundador radica en que «las funciones fundamentales que Freud le
atribuye: I. Elección del objeto del amor, en tanto éste, después de la
pubertad, está marcado por la ocupación de objetos y por las
identificaciones inherentes al complejo de Edipo. II. Acceso a la
genitalidad, en tanto esta no está asegurada por la mera maduración
biológica. La organización genital infantil supone la instauración de la
primada del falo, pero no se establece la genitalidad adulta hasta que no
se resuelve la crisis edípica por la vía de la identificación. III. Efectos
sobre la estructuración de la personalidad, sobre la constitución de las
diferentes instancias, particularmente del superyó y el ideal del yo.»
(TUBER, 1988: 25)
Paralelamente, en referencia al desarrollo psicosexual de la mujer,
Freud niega completamente la existencia del complejo de Electra
propuesto por Carl Gustav Jung en 1912. «No veo en la introducción del
término complejo de Electra progreso ni ventaja alguna que aconseje su
adopción». (FREUD, 1920: 2550) Según la mitología griega, una vez más
traída a colación, Electra, hija de Agamenón, rey de Micenas y de
Clitemnestra, organiza junto a su hermano Orestes, el asesinato de su
propia madre y de su amante, Egisto, para vengar la muerte de su padre.
Pudiendo ser este mito, según Jung, el correlativo al Edipo para la mujer,
Freud lo niega. ¿Es válida la teoría del Edipo?
 

 
 

CONSUMACIÓN EDÍPICA IMPUESTA


 

Aquí, es donde queremos detenernos. ¿El complejo de Edipo antes


descrito y sus variantes son el único escenario posible? ¿Puede haber
otras tendencias, además de las diversas constituciones familiares que
pueden ir alternándose, o de los diferentes roles de género que pueden
cambiar? ¿Puede haber otros caminos, algunas fallas quizás, del
proceso edípico? ¿Puede haber, estadísticamente, para una amplia
cantidad de mujeres, otro desenlace posible? Considerando que a partir
de este complejo fundamental, Freud desarrollará importantes hipótesis
de síntomas, diagnósticos, tratamientos y generalizaciones: ¿Qué otras
cosas pueden pasar?

Si consideráramos típico el conflicto edípico, en el marco de una


sociedad patriarcal, si lo diéramos por hecho y viéramos que realmente
ocurre como determinante en el desarrollo sexual infantil. Que siendo así,
se comprende como algo común que la niña se enamore platónicamente
del padre, y dirija hacia él sus ternuras simbólicas, así considerar como
común que el niño dirija las suyas hacia su madre. Absolutamente
normal, común, esperable, típico.

Pero hay algo que no puede parecerle normal a nadie y que casi no
entra en la lógica de Freud (pese a que fue tan profundo en el análisis de
los siniestros aspectos del espíritu del hombre), que es que el padre (o
sus sustitutos representativos como cuidadores, padrastros, abuelos,
tíos, hermanos mayores, primos, maestros u otros) fije su impulso sexual
en la niña. Y pasa. Pasa, crudamente, a menudo en nuestra realidad,
que hombres adultos, encomendados a cuidar a las niñas, especialmente
allí donde hay viviendas abarrotadas producto de la pobreza y el
desempleo, abusan sexualmente de ellas (también en menor medida de
niños varones), en lo que podríamos llamar una especie de complejo de
Edipo forzosamente consumado, trágicamente realizado, consumado.
Impuesto. Hecho realidad en la más terrible y siniestra oscuridad de la
noche en esta sociedad patriarcal.

¿Qué pasa cuando aquella fantasía edípica de la infancia, que


aparece como un hecho tan típico en las 3.500 páginas escritas por
Freud, se transforma en una realidad brutal? ¿Qué pasa cuando ese
amor edípico de una niña se convierte en el vientre hinchado de un
embarazo por una dolorosa violación, en imágenes mentales, en las
secuelas físicas, psicológicas y emocionales de un ataque sexual, que no
han de borrarse nunca?

Porque una cosa es el enamoramiento platónico y la ternura, y otra


cosa muy distinta es el dolor de su consumación a causa de una
violación o del abuso sexual. Otra cosa son los tocamientos de un padre
borracho, de un tío jadeantemente desagradable. Y pasa. Pasa, a
menudo. Mujeres que en su infancia viven durante años bajo el alero de
un abusador, sufriendo no solo los efectos de violaciones directas y
descarnadas, maltrato y golpes, violencia psicológica y física, sino
también una alteración permanente del desarrollo de la subjetividad. El
que es tu padre, te viola. El que debería cuidarte, atenta contra ti. El que
te protege, te hiere.

Por otra parte, para Freud el super-yo es justamente, la


representación de la figura paterna. ¿Cuál es el super-yo entonces de
una mujer adulta que ha sido abusada durante su infancia?

Emilce Dio Bleichmar, quien reflexiona respecto a la sexualidad


femenina, se pregunta entre otras cosas, cómo se desarrolla el super-yo
femenino. «Nuestro planteamiento se centrará en la necesidad de
incorporar al estudio del super-yo femenino las formas de acción y los
modos específicos, en que la ley imperante en la cultura sobre el
ejercicio desigual de la sexualidad de ambos géneros, ejerce sus
efectos». (BLEICHMAR, 1997: 130)

¿Cómo se constituye el super-yo de una mujer adulta que fue


abusada sexualmente durante su infancia por su padre o sustituto
simbólico?

A su vez, siguiendo la analogía con el mito griego de Crono y aquel


deseo originario infantil de matar al padre simbólico, ¿se mantendría
igual para la niña abusada? ¿O puede aparecer una inversión del objeto
que el complejo de Edipo triangula como el niño, mata al padre; la niña,
mata a la madre? ¿No puede probablemente aparecer el deseo simbólico
inverso, de matar al padre, en la niña abusada y aún más en la mujer
consciente adulta, como deseo edípico antagónicamente invertido? ¿Qué
relación y posibles variantes se podrá desarrollar respecto a la madre, en
la niña abusada? Preguntas abiertas, necesarias de generar en la
discusión.
 

ABUSO SEXUAL: DORA


 

Un caso muy controvertido en la agenda de Freud, es el de Dora.


Las interpretaciones que se han hecho sobre esto, han sido bastas.
Lamentablemente no a todo el mundo va a perturbarle de la misma
manera el siguiente relato.
Pero luego, en lugar de subir con ella la escalera, se detuvo al llegar a su lado,
la estrechó entre sus brazos y le dio un beso en la boca. Esta situación así era
apropiada para provocar en una muchacha virgen, de catorce años, una clara
sensación de excitación sexual. Pero Dora sintió en aquel momento una violenta
repugnancia: se desprendió de los brazos de K. (hombre adulto amigo de su padre) y
salió corriendo a la calle por la puerta interior […] La conducta de Dora, muchacha
entonces de catorce años, es ya totalmente histérica. Ante toda persona que en una
ocasión favorable a la excitación sexual desarrolla predominante o exclusivamente
sensaciones de repugnancia, no vacilaré ni un momento en diagnosticar una histeria,
existan o no síntomas somáticos […] Dora no sintió tan sólo el abrazo apasionado y
el beso en los labios, sino también la presión del miembro en erección contra su
cuerpo. (FREUD, 1901: 946 Y 947)

¿Dora debió sentir excitación? Porque de lo contrario, ¿padece una


histeria, una neurosis? ¿Excitación ante el miembro de un amigo de su
padre teniendo ella 14 años? Esto es abuso. Es abuso sexual. Abuso de
poder. Abuso deshonesto. Es abuso. La reacción de Dora de
repugnancia, no puede ser otra cosa que la reacción esperada de
cualquier niña de 14 años ante el manoseo indebido de un adulto. Pero
para Freud el tema del abuso casi no aparece como una posibilidad real,
y es más bien producto de las fantasías.
La seducción por niños de igual o mayor edad que el seducido es mucho más
frecuente que la efectuada por personas adultas, y cuando una niña acusa en el
análisis como seductor a su propio padre, cosa nada rara, no cabe duda alguna sobre
el carácter imaginario de tal acusación, ni tampoco sobre los motivos que la
determinan. Inventando una falsa seducción. (FREUD, 1915-1917: 2353)

¿Imaginación? ¿Un hombre escabulléndose por los pasillos de la


casa a la mitad de la noche con el objetivo de provocar el más abrupto de
los dolores? ¿Fantasías? ¿Por qué esta concepción? ¿Por qué la casi
ausencia y negación del problema del abuso sexual? Llega a plantear
que la niña abusada seguramente era altamente libidinosa previo a los
episodios de abuso, atrayendo de esa manera al hombre. Se trata
evidentemente, en este aspecto, de concepciones necesarias de superar.
«Que lo que era imperfecto sea reemplazado por algo mejor». (FREUD,
1905: 1169)
 

 
 

PELIGROSA NIÑEZ
 

En la actualidad las cifras son alarmantes. A nivel mundial, según


Unicef, casi el 90% de las denuncias de abusos sexuales, son a menores
de edad.1

México ocupa, según la Organización para la Cooperación y el


Desarrollo Económicos (OCDE), el primer lugar en términos de abuso
sexual a niños y niñas. Por año, 4.5 millones de infantes sufren abuso en
dicho país. El 80% de los abusadores son familiares directos. No son
extraños. De ellos el 30% son padrastros o abuelos; 13% tíos; 11%
padres biológicos; 10% primos; 8% vecinos; 7% maestros, 3%
hermanos.2

En Chile hay siete denuncias por abuso sexual a infantes al día.


Mayoritariamente allí donde se trata de las comunas de escasos recursos
como Puente Alto, Maipú, San Bernardo y La Pintana. País en el que
casi 250.000 menores de edad viven en situaciones de pobreza y
hacinamiento, lo que establece condiciones que no ayudan a evitar el
abuso sexual.3 Al interior de la Iglesia por su parte, se denunciaron 246
abusos solo durante el último año. En el Servicio Nacional de Menores
(Sename), casi el 70% de las niñas y niños abusados siguen en contacto
frecuente con sus agresores.4 Se registraron además, graves denuncias
de violaciones, acoso a menores, manoseos y abuso sexual por parte de
la policía durante las últimas movilizaciones.

En Argentina, Unicef detectó que el 40% de las veces el abusador


es el padre y el 16% es el padrastro. Recientemente niñas, embarazadas
por violadores, son obligadas a parir, empujadas al suicidio, o a la muerte
por un aborto clandestino, por lo que la mujer levanta tan alto la pancarta
del aborto legal para no morir.

Cada tres horas se denuncia un hecho de abuso sexual a menores


en España, 70% de los cuales nunca llega a un juicio. El 90% de las
agresiones sexuales viene de hombres que pertenecen al entorno
cercano. El mismo porcentaje (y no por coincidencia) realiza los abusos
como un juego, y no de manera directa. El 75% de las víctimas son
niñas.

En países como Guatemala, 1.520 padres biológicos embarazaron


a sus hijas el año 2018.5

A nivel internacional las cifras del destape de los abusos sexuales


infantiles al interior de la Iglesia y de las instituciones encargadas
precisamente de cuidar infantes, son escandalosas. Y estas son las
cifras visibles.6 Sabemos que existe un gran porcentaje oculto de
víctimas no denunciado. Estos datos alarmantes, convierten el problema
del abuso sexual infantil, especialmente a las niñas, en un asunto de
emergencia internacional.
 

¿ENVIDIA DEL PENE?


 
Con las cifras en la mano de la situación de la niñez en el mundo,
volvemos a Freud, quien sentó las bases teóricas del sentido común
imperante, estableciendo que además de la ruta edípica, durante el
desarrollo sexual infantil, la niña atraviesa por una fase que puede no
superar nunca en la que invariablemente, envidia el pene del niño, siendo
esta envidia la génesis de nuestra llamada debilidad femenina. ¿Será
así?

¿Envidiar el pene? También simbolizado como: Bastón. Tronco de


árbol. Sombrilla. Paraguas. Arma larga y aguda. Cuchillo. Puñal. Pica.
Lima de uñas. Serpiente. Lagartija. Niño. Fusta. Bastón. Cigarrillo.
Zeppelin. Globo. Número 3. Pie. Mano. Llave. Corbata. Llama. Seta. Ojo.
Todos símbolos fálicos en la literatura freudiana, objetos de envidia para
las mujeres y niñas.
De poco sirve al niño que la ciencia biológica dé la razón a sus prejuicios y
reconozca el clítoris femenino como un verdadero equivalente del pene. La niña no
crea una teoría parecida al ver los órganos genitales del niño diferente de los suyos.
Lo que hace es sucumbir a la envidia del pene, que culmina en el deseo, muy
importante por sus consecuencias, de ser también un muchacho. (FREUD, 1905:
1208)

Envidia al niño por su órgano genital superior, dice. Se siente como


mujer, desventajada, carente, algo le falta. Quiere ser un muchacho.
Añora ser un varón como su hermano.
No es difícil observar que la niña comparte la elevada valoración que su
hermano concede a los genitales masculinos. Muestra por esta parte del cuerpo de
los niños un vivo interés, en el que no tarda en transparentarse la envidia. Se siente
desventajada, intenta orinar en la misma postura que los niños y afirma que hubiese
preferido ser un chico.” (FREUD, 1908: 1267)

La niña se siente inferior por no tener un pene largo y visible,


asegura. Descubre lo que Freud llama una pequeña deficiencia en su
clítoris y se resiste a esta inferioridad, lucha contra ella. La padece.
Por lo que respecta a las niñas, sabemos que consideran como un signo de
inferioridad la ausencia de un pene largo y visible, que envidian a los niños la
posesión de este órgano, envidia de la cual nace en ellas el deseo de ser hombre, y
que este deseo forma después parte de las neurosis provocadas por los fracasos que
puedan llegar a sufrir en el cumplimiento de su misión femenina. (FREUD, 1915-
1917: 2320)

La misión femenina es ser hombre, se desprende de lo que dice


Freud, quien cree que la niña aprende temprano que no tiene un pene
porque fue castrada y desea tenerlo durante toda su vida, creciendo con
la esperanza de que obtendrá un pene alguna vez de un hombre. Y la
gran culpable para la niña, de la falta de pene dice, es, obviamente, la
madre.
La falta de pene es casi siempre achacada a la madre de la niña, que la echó
al mundo tan insuficientemente dotada […] la niña desarrolla celos contra otro niño
[…] la envidia fálica –o del descubrimiento de la inferioridad del clítoris-. (FREUD,
1925: 2900)

La inferioridad del clítoris, que no asumiríamos las mujeres, o lo


que llama una criatura carente de pene. Envidia del pene, que como
hemos planteado, para Freud, en ocasiones, no llega a superarse nunca.

Diferentes obras se han escrito en respuesta a este problema.


Greenacre lo llama el temor reverente al pene. Moulton dice que la
envidia del pene existe, es frecuente, pero no universal ni primaria.
Kohurt, enfatiza en la diferencia anatómica, pero no acuerda en que
exista la envidia del pene, focalizándose en la importancia de la
emergencia de la feminidad. Edgcumbre, plantea que hay una relación
diádica o triádica previa. Kleeman, dice que la envidia del pene existe,
pero no como un organizador del desarrollo de lo femenino.

Grossman sostiene que la envidia del pene es un sueño o un


recuerdo encubridor, que esconde la deprivación, insignificancia y temor
al abandono. Otros autores se refieren al tema: Lester. Karme. Ross.
Chehrazi plantea que la envidia del pene no es la roca del desarrollo
sexual femenino, sino una etapa que debe atravesar. Silverman propone
revisar la importancia dada a esta envidia. Tyson asegura que no es ni
universal ni hace a la ansiedad de la niña.

Abraham introduce la noción de don o regalo y expresa que en el


desarrollo de la sexualidad de la niña, aparece la idea de que le llegará
de regalo el pene que le falta y luego descubre que no le llegará ni
crecerá. Helene Deutsch dice que la niña pasa por una fase fálica igual,
sin órgano. Jean Lampl-de Groot plantea que en los casos más
frecuentes las niñas rechazan el hecho de su castración y buscan
compensar su inferioridad.

Ruth Mack Brunswick entiende que el deseo de tener un hijo es


anterior a la envidia del pene. Marie Bonaparte opina que la existencia
del clítoris es determinante, haciendo de la mujer un hombre detenido en
su desarrollo.

Jacques Lacan analiza profundamente el complejo de Edipo y


teoriza sobre sus tiempos, concluyendo con frases como que la mujer no
existe y que la necesidad de la función fálica solo es contingente.
Lemoine se cuestiona si la mujer escapa de la castración simbólica.
Distintas respuestas y otras más.

Pero, ¿puede una niña sentir envidia del pene mientras llora del
dolor que le produce la abominable penetración de un adulto que cumple
el rol de ser su padre? ¿Puede sentir envidia, una de cada cinco niñas,
según la Unicef y la Organización Mundial de la Salud, que vive durante
su infancia abuso sexual, con constantes sensaciones de asco (como la
repugnancia de Dora) por esas noches de abuso que quedarán
penosamente doliendo, física y psíquicamente por el resto de su vida en
su memoria?
O la envidia es una palabra muy amplia o de envidia no puede
tener nada. Si se trata de una de cada cinco mujeres, en el marco de la
cultura patriarcal, los efectos del abuso y la violencia sexual, transmitirán
sus efectos por radiación como veremos.
 

ENVIDIA DEL ÚTERO


 

Hay otras respuestas a Freud. Hay otras envidias. Karen Horney,


psicoanalista expulsada de la Asociación de Psicoanalistas por sus
diferencias con el legado de Freud, formuló, partiendo del propio Freud,
que los niños hombres pasan por un período de envidia del útero, envidia
de la maternidad, del parto, envidia hasta de los senos, de amamantar.
Freud ya dibuja esta posibilidad. Dice que los niños desarrollan una
teoría, llamada teoría de la cloaca, mediante la cual piensan que los
bebes son paridos por el ano, y que por lo tanto ellos también podrían
parir. «Si los niños son paridos por el ano, también el hombre puede
parirlos. Así, pues, el niño puede fantasear que da a luz a un niño.»
(FREUD, 1908: 1267)

En este sentido, existe un caso clínico que Freud estudia


extensamente, de un niño llamado Juanito, al que analiza junto a su
padre, también psicoanalista. En este estudio, reproduce el diálogo entre
Juanito y su padre, expresando la envidia que puede sentir un niño por el
útero materno.
YO.-¿Te gustaría tener una niña? JUANITO.-Si; el año que viene tendré una. Y
se llamará también Hanna. YO.-¿Por qué no quieres que mamá tenga una niña?
JUANITO.-Porque la quiero tener yo. (FREUD, 1909: 1409)

Horney profundiza en este fenómeno, lo aprovecha para invertir


lógicas y muy inteligentemente elabora su propia teoría, que incluye la
envidia por el útero, por la posibilidad de dar a luz y perpetuar la especie
humana.
Desde el punto de vista biológico la mujer tiene en la maternidad, o en la
capacidad de ser madre, una superioridad fisiológica absolutamente incuestionable y
de ningún modo, despreciable. Donde esto se refleja mejor es en el inconsciente de
la psiquis masculina, concretamente en la intensa envidia de la maternidad que
experimenta el niño […] envidia del embarazo, el parto y la maternidad, así como de
los senos y del acto de dar de mamar. (HORNEY, 1937: 64)

De mínima se puede decir, con bastante certeza, que tiene sentido


esta hipótesis, ya que no por nada históricamente en el patriarcado, el
género masculino, ha buscado gobernar sobre la capacidad reproductiva
de las mujeres, arrebatándonos derechos fundamentales como el de
decidir sobre nuestros propios cuerpos.
 

 
 

DEBATES Y REFLEXIONES
 

Junto a Sigmund Freud (1856-1939) otros autores emergieron


dentro del mundo del psicoanálisis, pioneros en el desarrollo de sus
teorías y continuadores luego de su obra, con mayores o menores
grados de acuerdo. Revisaremos brevemente algunos de estos
pensamientos posteriores, con el fin de bosquejar una actualización del
estado de la cuestión, respecto a los temas fundamentales en abierta
reflexión.

Contemporáneos a Freud, emergieron autores como Alfred Adler


(1870-1937), con sus escritos sobre la protesta masculina, que se refiere
al supuesto deseo de la mujer de superar su desventaja frente al hombre
y sus complejos de inferioridad frente a la superioridad masculina. Karl
Abraham (1877-1925) completó la teoría de la evolución de la libido de
Freud, subdividiéndola en etapas, considerándose como su mejor
discípulo. Otto Rank (1884-1939), aun trabajando en una fábrica de día,
mientras estudiaba de noche, sumó a la teoría el concepto de la voluntad
como fuerza motriz. Alfred Ernest Jones (1879-1958) escribió la biografía
oficial de Freud y sistematizó sus ideas centrales.

Wilhelm Reich (1897-1957) se concentró en la estructura global del


carácter, categorizándolo en tipo histérico, compulsivo, fóbico, narcisista
y masoquista. Franz Alexander. Otto Fenichel. Ludwing Binswanger.

Ana Freud, hija de Freud, dedicada el psicoanálisis infantil, muy


destacada, extendiendo el legado de su padre. Heinz Hartmann, definió
el concepto de adaptación como una relación recíproca entre el medio y
el organismo.

René Spitz. Margaret Mahler redactó sus teorías del desarrollo


infantil. Jacobson. Erik Erikson estudió la relación entre el individuo y la
sociedad y marcó una serie de etapas para la evolución psicosocial.
Melanie Klein, quien entre otros temas marcó las transiciones más
directas entre las etapas edípicas, reconociendo un alto grado de
organización yoica presente en las personas.

Bion que identifica un complejo de Edipo temprano. Donald Meltzer


y las etapas transferenciales del psicoanálisis. Rosenfeld. Racker.
Grinberg con su concepto de la contra-identificación proyectiva.
Liberman. Etchegoyen. Fairbairn. Balint. Karen Horney (1885-1952).

Sándor Ferenczi (1873-1933) realizó importantes experimentos


respecto a la recreación del vínculo entre madre e hijo en la terapia,
otorgando importancia a lo relacional. Planteando que la mente que
crece en el contexto interhumano, no puede pensarse aisladamente, sino
en permanente interacción y que no se puede reducir el funcionamiento
psíquico a las respuestas dadas ante el complejo de Edipo.

En el mismo sentido, Coderch profundizó en estas hipótesis,


mostrando la importancia de las relaciones humanas, del vínculo, el
diálogo, la interacción, más allá del impulso de la libido de Freud.

Por su parte, Jacques Lacan (1901-1981), con un amplio desarrollo


teórico, planteó entre otros puntos, que el inconsciente está estructurado
como un lenguaje, elaboró la teoría del espejo mediante el cual el niño se
identifica originaria e imaginariamente por el reflejo de su madre, escribió
sus etapas propias de desarrollo del Edipo y reflexionó en torno a la
figura paterna, la censura, el deseo, el concepto de lo imaginario. Otto
Kernberg. Ignacio Matte, fundador del movimiento psicoanalítico en
Chile.

Destacadas mujeres como Jeanne Lample-de Groot. Clara


Thompson. J. H. W. Ophuijsen. Karen Horney, a quien citamos con su
teoría sobre la envidia del útero y la personalidad neurótica de nuestros
tiempos. Judd Marmor. Además de Anna Freud, Lou Andrea Salomé,
Helen Deutsch. Joan Riviere. Melanie Klein, Piera Aulagnier, Chasseguet
Smirgel, Margareth Mahler. Julia Kristeva. Silvia y Emilce Dio Bleichmar.

Emilce Dio, Silvia Bleichmar y Hugo Bleichmar desde Argentina,


avanzaron en reflexionar y profundizar en estas discusiones, marcando
definiciones propias respecto a la disidencia sexual, que rompen las
estructuras mecánicas impuestas, en relación a la elección del objeto, el
desarrollo moral y la sexualidad femenina, reivindicando de hecho, las
sexualidades disidentes estableciendo la no determinación mecánica
entre sexo y género.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

SEGUNDA PARTE

 
CAUSAL
 

SUPERDETERMINACIÓN PATRIARCAL
 

Un concepto que aparece en Freud es el de superdeterminación,


que se explica como «la complicación de los motivos y la acumulación y
composición de los impulsos anímicos». (FREUD, 1901: 965)

Aparece implicada una vieja discusión teórica: ¿Qué tiene más


peso, el medio (lo adquirido) o lo innato? Se ha llegado a la conclusión
de que es una relación dialéctica, que puede variar sus acentos acorde a
la situación. Si hablamos de abuso sexual durante la infancia, el peso del
medio es clara y nocivamente determinante. En ese sentido, tomaremos
el concepto de que la infancia se haya superdeterminada por el sistema
social en el que se desarrolla, esto es, tanto para nuestro caso, como
para el de Horney o el de Freud, el patriarcado.
Para Horney, igual que para Fromm, el individuo está moldeado por
el entorno cultural. Ella utiliza brillantes ejemplos de cómo las diferencias
socioculturales van separando concepciones.
Así, el término neurótico, aunque procedente de la medicina, ya no puede
utilizarse sin tomar en cuenta su significado cultural […] Entre nosotros sería
neurótico o psicótico quien se pasara las horas hablando con su finado abuelo,
mientras semejante comunicación con los antepasados es una actividad aceptada en
algunas tribus indias. (HORNEY, 1937: 16 y 17)

En el mismo sentido plantea que la idea de qué es normal y qué no


es normal, puede cambiar según el marco cultural y las diferencias
sociales. También las emociones, los sentimientos y hasta muchos de
nuestros deseos, están superdeterminados, moldeados, por la sociedad
en la que vivimos.
No se halla tan difundida la noción de que no sólo las costumbres sino también
los impulsos y los sentimientos están sujetos a variaciones […] toda cultura se aferra
a la creencia de que sus propios impulsos y sentimientos constituyen la única
expresión normal de la naturaleza humana […] Freud, por ejemplo, deduce de sus
observaciones que la mujer es más celosa que el hombre, procurando justificar luego,
con fundamentos biológicos este presunto fenómeno general. (HORNEY, 1937: 18)

En el mismo sentido, dice Naomi Wolf que «el impulso sexual es


moldeado por la sociedad». (WOLF, 1991: 170) El deseo intenso que
puede tener hoy alguien en España de comerse un chocolate a las 2 de
la mañana por ejemplo, no pudo haber existido hace 600 años, cuando
no se producía la explotación del suelo americano. La compulsión por
lavarse las manos de alguien que vive en un departamento en la ciudad,
no se desarrolló en los individuos de la edad media cuya agua de
circulación era de lo más escasa. Los deseos, las costumbres, todo se
moldea. El deseo vinculado al amor romántico es también una
construcción social, la idea de la monogamia, el mito de que hay una
media naranja que nos complementará y debemos encontrar, son
construcciones sociales. Que así como tienen un origen histórico, un
principio, también pueden tener un final. Cambian. Se transforman con el
paso del tiempo y el transcurso histórico, cambian y se moldean. Pero
Freud, le dio el carácter de universal a formas específicas del
patriarcado.

Es importante considerar que el desarrollo de las tendencias


edípicas, de darlas por hecho, también se hayan superdeterminadas,
florecen alimentadas por el patriarcado.
Los factores susceptibles de engendrar el complejo de Edipo en nuestra
cultura son la falta de armonía matrimonial, como resultado de los conflictos entre los
sexos; el ilimitado poder autoritario de los padres; las prohibiciones impuestas a todas
las vías de descarga sexual accesibles al niño; la tendencia a mantenerlo en un nivel
infantil y en dependencia afectiva de los padres, proponiendo a aislarlo del mundo.
(HORNEY, 1937: 73)

Es la cultura patriarcal el telón de fondo de complejos como el


Edipo, que de desarrollarse como tendencia, imponen formas de relación
determinadas social y culturalmente. Lo que queremos decir, es que
ninguna tendencia edípica pudo haberse desarrollado sin patriarcado.
Estos elementos marcan las dinámicas familiares y con ellas los
conflictos históricos proclives de emerger.
La rivalidad entre padre e hijo, madre e hija y hermanos no es un fenómeno
general, sino una respuesta a estímulos culturales condicionados. Uno de los
relevantes méritos de Freud consiste en haber descubierto el papel de la rivalidad en
la familia, expresándolo en su concepto del complejo de Edipo y otras hipótesis
similares. Cabe agregar, empero, que esta rivalidad no se halla, a su vez,
biológicamente condicionada; antes bien, deriva de circunstancias culturales
determinadas. (HORNEY, 1937: 232)

En el cruce de estas rivalidades, la familia no siempre es un


espacio de protección como se cree. Puede ser un verdadero campo de
batalla, con rivalidades, competencias y luchas intrínsecas. Y en ese
marco, ¿no es el abuso sexual parte de una afirmación del poder
patriarcal, de un intento de supremacía masculina, para imponerse contra
la mujer, las niñas, o quienes considere bajo su dominio? El abuso sexual
es un fenómeno intensificado por las formas de constitución patriarcal, y
no puede explicarse sino es a través de su comprensión. Para esto,
creemos que es necesario profundizar en breves pero fundamentales
aspectos de aquello que entendemos por patriarcado.
 

CIFRAS QUE MATAN


 

El patriarcado es un sistema histórico, por lo tanto se entiende que


tiene un inicio, que Gerda Lerner ubica dentro de un largo proceso que
se dio en el transcurso de casi 2.500 años, desde el 3.100 al 600 antes
de Cristo, en el Próximo Oriente. Pero no es sino hasta 1970, gracias a
Kate Millett que se acuña el concepto de patriarcado. Si tiene un inicio,
puede tener también un final.
Es un sistema, que actualmente podemos describir en números. 1
de cada 3 mujeres en el mundo es víctima de algún tipo de violencia,
física o sexual. El 50% de los asesinatos a nivel internacional son
femicidios. 200 millones de niñas y mujeres son víctimas de mutilación
genital. 26 millones de mujeres y jóvenes no tienen acceso a la
asistencia médica que necesitan. 5 millones de muertes de mujeres se
producen al año por mala atención, por falta de derechos, como al aborto
legal. El 60% de las 900 millones de personas en el mundo que son
analfabetas, son mujeres. Existe una brecha salarial, que implica que por
ser mujer el sueldo varía hasta en un 30%. El 85% de las mujeres tienen
que dejar de trabajar después de ser madres. De las personas que viven
en situación de pobreza, el 60% son mujeres. (HERBÓN ORDOÑEZ,
2016)

En México cada dos horas y media asesinan a una mujer7. En


Argentina matan a una mujer cada 36 horas. España superó las 1.000
mujeres asesinadas durante los últimos quince años y siguen sumando.
Manadas de hombres asesinan mujeres. Niñas violadas son obligadas a
parir o a suicidarse para no tener que ver el rostro de sus violadores en
sus hijos. ¡Nos están matando! ¡Violando! ¡Secuestrando! De niñas a
mujeres. El patriarcado como construcción histórica, mata, razón por la
cual miles de mujeres y disidentes alrededor del mundo se movilizan.
 

 
 

PER VIA DI PORRE


 

Encontramos en Freud, que la causa de lo que llama neurosis,


radica, en la crisis generada por escases, por lo que falta. Durante la
infancia, aquellos niños que son castigados y corregidos por sus hábitos
sexuales, por ejemplo, desarrollarían neurosis.

Se trata de la carencia de algo. Analógicamente, refiriéndose al arte


de Leonardo Da Vinci, escribe que «la pintura, dice Leonardo trabaja per
via di porre; en efecto, sobre la tela en blanco deposita acumulaciones de
colores donde antes no estaban; en cambio, la escultura procede per via
di levare, pues quita de la piedra todo lo que recubre las formas de la
estatua contenida en ella.» (FREUD, 1904: 47) Per via di levare, quita.
Per via di porre, añade.

Durante la vida adulta dice Freud, aparece una neurosis por falta,
es decir, en lo que podríamos homologar como por via di levare, por
insatisfacción, por no poder complacer la libido, el deseo sexual. «Los
hombres enferman de neurosis cuando ven negada la posibilidad de
satisfacer su libido». (FREUD, 1915-1917: 2337) Es bastante literal.

Queda claro en toda la literatura freudiana. La clave de la génesis


de la angustia, la base de la neurosis, es la falta, como en la escultura
(per via di levare), pues se trata de lo que le han quitado, lo que necesita,
lo que quiere y no tiene. «Conduciéndose como angustia real, tiene con
la angustia neurótica un esencialísimo rasgo común: la procedencia de
una libido inempleada.» (FREUD, 1915-1917: 2376) Siempre se trata de
falta, de carencia, de la transformación en angustia de la libido
insatisfecha. Per via di levare.

Pero como hemos dicho, una de cada cinco niñas, según la Unicef
y la Organización Mundial de la Salud, sufre abuso sexual durante su
infancia, lo que le genera efectos durante su vida adulta. Estos efectos,
muy lejos de ser producidos por la privación, son generados justamente
por todo lo contrario, por una imposición sexual adicionada de manera
forzada, per via di porre. Lo llamativo, es que per via di levare o per via di
porre, el resultado aparece como coincidente.
 

AQUELLO QUE LLAMAN SÍNTOMAS


 

Freud habla de síntomas, enfermedad, histeria, neurosis, tanto para


hombres como para mujeres e infantes. Horney se refiere a trastornos de
la personalidad y del carácter, de una personalidad neurótica en nuestro
tiempo. La siguiente descripción corresponde a los llamados síntomas,
recogidos en la extensa literatura de Freud, producidos en lo profundo,
por la insatisfacción de la libido.

Algunos de estos síntomas son, la sensación de espera angustiosa,


estados larvados de angustia, palpitaciones, disnea, sudores, arritmia,
taquicardia duradera, dificultades para respirar, vértigo, mareos, pavores
nocturnos.

Baja autoestima, ensimismamiento. Sensación de llevar la corona de


lo siniestro. Miedo a la propia conciencia. Desvanecimiento, agorafobia,
cansancio, fatiga al andar.

Compulsión, en relación al no control de los impulsos. Obsesiones


como por la limpieza. «Se pasaba el día velando por la limpieza de las
habitaciones, los muebles y los utensilios con una exageración tal, que
hacía casi imposible servirse de ellos». (FREUD, 1901: 941)

Ideas hiperintensas, que oscilan exageradamente de muy alegres a


angustiosas. También ideas desiderativas, refiriéndose al estado
desiderativo como algo que produce una atracción positiva hacia el
objeto deseado, o más bien, hacia su imagen en la memoria. En el
mismo sentido, una supervaloración sexual psicológica del objeto sexual.

Representaciones obsesivas, pensamientos fijos que no se pueden


bloquear o que buscan una forma de canalizarse, reiterándose.

Frecuente sensación de hipersensibilidad psíquica. «Lo que pasa es


que dicha mínima mortificación actual ha despertado los recuerdos de
múltiples e intensas ofensas anteriores, detrás de las cuales se esconde
aún el recuerdo de una grave ofensa jamás cicatrizada, recibida en la
infancia». (FREUD, 1896: 314)

Regresiones a la infancia. También nombradas con el término


resurrección de la infancia o reviviscencias. Predisposición a los
ceremoniales, en el sentido de actos que se repiten siempre de la misma
forma y que se ejecutan cotidianamente.

Manías, como la idea de adelgazar, odiando el propio cuerpo, verse al


espejo con un cuerpo demasiado grueso. Impulso e ideas suicidas.
Tendencia a lastimarse. Trastornos intestinales muy intensos, diarrea,
manifestaciones físicas de tensión y desagrado, bulimia y anorexia.

Tendencia al aislamiento, que se describe como si el mundo se


envolviera tras un velo. Desinterés en las tareas de la vida real, dando
rienda suelta a fantasías sustitutivas. Aparición de la llamada
«melancolía, que se caracteriza psíquicamente por un estado de ánimo
profundamente doloroso, una cesación del interés por el mundo exterior,
la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de todas las funciones y
la disminución del amor propio». (FREUD, 1915: 2091)

Sensación de pérdida de un objeto, sin lograr distinguir qué objeto se


ha perdido. Una emoción relacionada con la ausencia. Se cree que se ha
perdido algo, y no se llega a comprender que lo perdido es el propio yo.

Se trata de conocidos síntomas, que se desencadenan a causa de la


insatisfacción de la libido, es decir, por falta, per via di levare. Y sin
embargo, como veremos, muchos de estos síntomas coinciden, a su vez,
con los efectos del abuso sexual en las niñas manifestado en las mujeres
adultas, y se extienden por radiación patriarcal en mujeres ni
insatisfechas, ni abusadas. Intentaremos explicar por qué. Pues, llama la
atención que los síntomas per via di levare sean similares a los efectos
per via di porre. Efectos que, si no están generados por una
insatisfacción de la libido, ¿dónde tienen su origen?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

TERCERA PARTE

 
EFECTOS
 

 
APROPIACIÓN FÁLICA FORZADA
 

El trágico resultado de una infancia desarrollada en el abuso


sexual, es que se supera, como un hecho forzadamente consumado, el
complejo de Edipo, según el cual la niña fija su primer objeto de deseo,
de amor libidinal, en el padre o sus sustitutos psíquicos y afectivos
(padrastro, tío, abuelo, hermano mayor, profesor, cuñado, cuidador u
otro). O que, sin siquiera haberlo fijado como objeto, se producen
violaciones, abusos, tocaciones y los más espantosos manejos psíquicos
al interior de las familias patriarcales.

La envidia del pene es de este modo, ampliamente superada, de


forma traumatizante, ya que el pene puede llegar, en casos extremos, a
ser un elemento hostil, símil a un arma que sirve para lastimar, muy lejos
de ser un instrumento de satisfacción sexual (refiriéndonos a niñas que
no tienen el cuerpo lo suficientemente desarrollado y pueden llegar a
sufrir dolores y consecuencias extremas de una violación o de
violaciones sistemáticas y abuso).

Para poder comprender estos efectos, hemos recolectado cerca de


veinte entrevistas a mujeres adultas que sufrieron abuso sexual durante
su infancia.
Hará unos 10 años (yo tendría unos 12 años y mi hermano mayor unos 23
años), mi hermano mayor, por el que yo sentía una devoción absoluta, me llamó para
ver unos cómics a su cuarto. Para sorpresa mía y cuando estábamos a solas, me
bajó el pantalón y restregó su mano por mi sexo. Imagina mi sorpresa y estupor al ver
que mi hermano mayor me acariciaba mis partes íntimas mientras yo me encontraba
completamente paralizada y sin poder reaccionar. A pesar de mi incomodidad no
pude reaccionar porque tampoco sabía muy bien qué es lo que realmente estaba
pasando. Me quedé quieta y pensando que mi hermano mayor jamás podría hacerme
algo malo, pero su mano estuvo durante un largo tiempo en mi entrepierna y yo sin
poder reaccionar por miedo. Nunca se me olvidará lo mal que lo pasé y cómo se me
derrumbaba un mito que para mí era mi hermano. Yo apenas tenía 12 o 13 años. Y lo
peor es que la que se sentía avergonzada era yo... Quizás había sido culpa mía, o
quizás era una muestra de afecto de mi hermano. No lo sé. Jamás se lo comenté a
nadie, y jamás volvió a ocurrir. Pero a partir de entonces le tuve miedo. Era 10 años
mayor que yo, y yo apenas una cría a la que nadie creería. (ENTREVISTA A L., 2019)

En la mujer abusada durante la infancia hay apropiación fálica


forzada, obligada, impuesta por el adulto a la niña. Se apropia
forzosamente del órgano fálico, quedando sin nada que envidiar. Cuando
todavía no hay ni siquiera desarrollo de la consciencia plena, allí, se
apropia forzadamente la niña en manos del abusador, del elemento fálico
del que permanecía extranjera. (KRISTEVA, 2019) La apropiación fálica
forzada, puede ser:
 

Directa o manipulada

El adulto manipula de tal manera la situación que puede inducir a la niña


a la situación de abuso, conduciéndola por un camino de silencio y
supuesta complicidad, como un juego, para que no hable, para que no le
cuente a su madre u otros familiares, por las más variadas
argumentaciones. O puede ser directa, forzada, mediante la tiranía de la
fuerza física, tapándole la boca para no gritar, dejando huellas
imborrables.
 

Episódica o sistemática

La niña puede sufrir un episodio de abuso sexual en su vida, puede


padecer un episodio de una terrible violación. O por el contrario, puede
sufrir durante un largo período de su infancia acontecimientos sexuales
impuestos, que van moldeando su pensamiento psíquico a lo largo de los
años y causan un efecto directo sobre su forma de relacionarse con otras
personas. Sus efectos se extienden durante el tiempo, vinculándose más
estrechamente con las respuestas emocionales permanentes ante el
mundo.
 

Con penetración o sin penetración

Trágicamente este elemento es un factor conducente a diferentes


respuestas durante la vida adulta de las mujeres. No es lo mismo, el
efecto que tiene sobre la mujer, una violación directa, con penetración,
que le ocasionó graves lesiones físicas; que el efecto que tienen los
manoseos indebidos e inapropiados durante la edad infantil, u otras
formas que pudieran ocasionarle serios conflictos también, pero a otros
niveles.
Sufrí un abuso sexual cuando niña: Debe ser entre los 3 y los 7 años, íbamos
a la casa de un matrimonio mayor que mis padres llamaban "los papis" y para mí
eran mis abuelos. Cuando jugaban cartas el abuelo me sentaba en sus piernas y me
tocaba; cuando me dejaban durmiendo ahí mi abuelo a mitad de la noche me tocaba
y mi abuela se iba a la otra habitación. Un día pedí a mi madre no ir a esa casa por lo
que me sucedía ahí y ella accedió pero nunca le dijimos a mi padre. Ya adulta
entendí que el caballero no me penetró porque no podía, aunque intentos hacía, me
sentaba sobre él, me pasaba su miembro y me lo introducía en la boca.
(ENTREVISTA A S., 2019)

Redimida o sin ajusticiar

Son cada vez más las mujeres adultas que recuerdan hechos de abuso o
violaciones durante la infancia. Algunas han sido redimidas y los
abusadores fueron detenidos, procesados y juzgados. Pero otras han
quedado sin ajusticiar y claramente la huella en la memoria determinada
por una de estas situaciones o la otra, es muy diferente, necesaria de
diferenciar.
Tuve abuso sexual en mi infancia y adolescencia, desde los 6 a los 14 años. Mi
violador era el primo de mi mamá, él venía a casa por 3 meses al año, ya que es
Director de una Cárcel al sur de Chile. Mi abusador fue el esposo de la prima de mi
mamá, estas fueron hechas cuando yo rodeaba los 12 años, en su casa, fueron
tocaciones. En mi casa era un tabú hablar de sexo, vivíamos muchas personas en la
casa de la tía de mi mamá. Mi mamá no tenía a donde ir y con el tiempo le acomodó
vivir gratis allí, ella supo de mis abusos cuando cumplí 7 años, ya que lo conté en mi
colegio católico, le bajó el perfil, y me cambió de colegio, le dijo a toda mi familia que
yo mentía, pero al mismo tiempo le decía a mi tía abuela que yo tenía pielonefritis
crónica y por eso sangraba de mi vagina. Nadie me protegió, me cuido, ni denuncio.
Me fui de la casa a los 15 con un hombre mayor para escapar de mi familia, pero este
hombre también se aprovechó y quedé embarazada, volví a esa casa embarazada,
con la condición de no decir nunca nada, junté dinero y me fui a los 19 con mi hijo,
actualmente vivo con él y no tengo contacto con nadie de mi familia con excepción mi
hermana pequeña, actualmente tengo 26 años. (ENTREVISTA A B., 2019)
 

RADIACIÓN PATRIARCAL
 

Una de cada cinco mujeres ha sufrido abuso sexual durante la


infancia, una de cada tres a su vez, ha padecido algún tipo de acoso y
seguramente todas las mujeres en su totalidad hayan vivido alguna forma
de violencia en mayor o menor grado. ¿Es una de cada cinco mujeres
una muestra significativa? ¿Representa esta cantidad una regla o es más
bien una excepción? ¿Por qué muchos de los llamados síntomas que
hemos descrito, existen presentes en mujeres que no están ni
insatisfechas ni abusadas? ¿Estableció Freud una regla y estamos aquí
hablando de casos aislados, de una parte y no del todo?

La cultura patriarcal es la responsable de aquello a lo que Freud


llamó neurosis o histeria, de aquello a lo que Horney llamó trastornos del
carácter, y el libro oficial actual que cataloga los trastornos y sus
características, el DSMIV, nombra como trastorno de la personalidad. El
patriarcado es el responsable. Por efecto de radiación, una de cada cinco
mujeres sufre directamente el abuso, pero sus efectos llegan a las
mujeres de los rincones más inhóspitos del planeta (justamente allí es
donde se hospeda).

La radiación es una fuerza que opera con sus propias leyes. Así
como la gravedad es una fuerza que impulsa a los objetos a caer, la
radiación extiende los rallos del sol, por ejemplo, generando calor hacia
la tierra. No tocamos el fuego, pero por radiación, sentimos su calor, nos
abriga y calienta. Del mismo modo, socialmente, aquellas mujeres que no
han sido abusadas, por la radiación de quienes sí lo han sido, por
radiación de una cultura de la violación, se queman por el sol. Una
sociedad patriarcal favorece esta fuerza de radiación social opresiva.

La concepción del cuerpo sexualizado de la mujer como fetiche,


golpea a las niñas, haciéndolas objeto fácil de la demencia de la
hipersexualización machista. La niña es presa fácil de la cultura
patriarcal. Una de cada cinco podemos ser cualquiera de nosotras. Una
de cada cinco puede, además, no volver nunca a casa. Ser golpeada
violentamente. El patriarcado no solo se impone en la calle, sino también
en la tiranía del hogar. Irradia sus efectos.
 

 
 

EFECTOS DEL PATRIARCADO EN LAS MUJERES


 

Una serie de efectos del patriarcado en las mujeres se originan allí


donde hubo abusos, violaciones, maltrato físico o psicológico, pero
también allí donde por radiación, como hemos dicho, se vive en la cultura
de la fetichización sexual de las mujeres en su totalidad, con sus
diferencias de clase –ancla de separación fundamental-.

Mucho se ha escrito y se ha caricaturizado sobre los tipos de


personalidad de las mujeres y se han realizado estereotipos, la llamada
mujer sexual fatal o femme fatale, la catalogada como frígida, la mujer
castradora, el estereotipo de la competitiva, la superbuena virginal o la
santa madre y una larga lista de etcéteras. Autores como Reich
categorizaron en caracteres de tipo fóbico, histérico, narcisista,
masoquista y compulsivo a las mujeres. Pero lo cierto es que, el origen
del problema no puede hallarse en nuestra personalidad.

Los efectos del patriarcado sobre las mujeres y la disidencia, que


podemos observar en la actualidad, pueden ser categorizados en cuatro
grandes bloques para comenzar, que describiremos a continuación.
 

1. EFECTO VASO AL REVERSO

Hay mujeres que buscan. Que buscan toda la vida. A veces, sin saber
con precisión qué buscan. A veces buscándolo todo. La sensación de
búsqueda pudo haber emergido durante la infancia como subproducto de
la apropiación fálica forzada, especialmente en aquellos casos en los que
no fue violento. También por radiación. Un viejo mito doméstico dice que
cuando algo se pierde, es necesario colocar un vaso al reverso en el
interior de la casa para que, en cuestión de minutos, el objeto perdido,
aparezca. Hemos descrito el primer grupo de efectos del patriarcado en
las mujeres, como efecto vaso al reverso, pues como un mito, por
muchos vasos que se esté dispuesto a revertir, el objeto perdido, nunca
aparecerá.

Aquel que aún tenga vestigios machistas en su pensamiento pensará


aquí que lo perdido es aquello que falta fálicamente. Pues no. Lo perdido
es el propio yo (en palabras freudianas). El propio yo de la mujer se ha
perdido. «De este modo se transformó la pérdida del objeto en una
pérdida del yo». (FREUD, 1915: 2095)

No es solo Disney, como influencia durante la infancia, germinando la


idea de que hay que buscar a un hombre para ser feliz, un príncipe azul
encantado, un maravilloso hombre que aparece justo en el preciso
momento a sacarnos del apuro. O ahora en su versión moderna, un no
tan maravilloso hombre, que justamente había estado cerca todo el
tiempo, que nos amará incondicionalmente por siempre. No es solo la
televisión con sus ideas monogámicas. La sociedad impone sus formas
patriarcales en realidades más crudas, como en niñas que
involuntariamente pierden su yo y lo buscan creyendo que es un yo
ajeno, desarrollando así otro elemento de este efecto: la dependencia
psíquica y emocional, el apego extremo a una figura referencial externa,
que puede ser cualquiera, desde un novio, marido o pareja, hasta una
figura simbólica icónica, una amistad, profesor o profesora, una figura
hiperidealizada, que sustituya al yo. No importa qué figura sea.

En este efecto, podemos hablar también de una hipersexualización


constante, de la existencia de una libido revuelta.
 
2. EFECTO RANA

No todas las mujeres buscan. Algunas mujeres simplemente sienten


repugnancia a la hora de formar una pareja y de las relaciones sexuales.
Muchas, simplemente no pueden tenerlas o las tienen bajo ciertas
condiciones. Lo cierto es que puede llegar a dar tanto asco el pene como
tocar una rana. Se detona como una respuesta perfectamente
comprensible, sobre todo en los casos críticos de abuso o violación
sexual durante la infancia. Asco. Repulsión. Rechazo categórico. Como
la reacción de Dora, el no dejarse tocar. Rechazo que puede expresarse
a su vez en la resequedad de la vagina o su cierre, en el llanto durante la
relación sexual, como ataques reiterados de angustia.

Muchos hombres, incluso terapeutas y doctores diagnostican a


mujeres que sufren este efecto, con palabras como frígidas, reprimidas,
ya que a veces comprueban que ni siquiera palabras “groseras” referidas
a los órganos sexuales son capaces de decir a viva voz.
Ya recuerdo bien aún tenía 9 años cuando fui a casa de mi tío de vacaciones en
Zihuatanejo Guerrero, México, recién había salido de vacaciones de la primaria
cuando mi mamá nos envió a casa de su hermano de vacaciones Mis primos eran
tres ya casi eran unos adolescentes la primera vez que nos quedamos solos y entré
al baño, él fue de tras de mí abrió la puerta y me obligó a chupársela quise gritar pero
me dijo si gritas diré a mi mamá que ya jamás los dejé entrar a la casa, siempre fui
miedosa ya que sufrí de violencia por parte de mi mamá, así fue durante las
vacaciones mis tíos se iban por horas y ellos me obligaban a chupárselo de uno por
uno por horas, me tenía que tragar su semen y me metían el dedo por el ano, nunca
le dije a mi mamá... A veces creo que los odio a muerte, no les volví a hablar jamás.
A mis 15 años, hui con el papá de mi hijo, pero cada vez que teníamos relaciones yo
terminaba llorando y él me pegaba cada vez que tomaba. Terminé abandonándolo a
los 6 años. Después conocí al padre de mi hija, y él terminó abandonándome por otra
mujer. Cada vez que teníamos relaciones yo lo mordía y ahora no puedo tener una
relación. A veces creo que todos me utilizan sexualmente y se van. No he podido
olvidar ese trauma, nadie lo sabía, no sé si quedé en trauma pero tengo miedo que
mi hija algún día sufra lo mismo, soy una persona muy solitaria, casi no me gusta
hablar, por lo general siempre estoy de mal humor. (ENTREVISTA A M., 2019)
 

3. EFECTO OLLA

Otro grupo de efectos posibles, tiene que ver con la ansiedad extrema,
que se puede expresar en taquicardias, nervios psíquicos y físicos,
ataques de pánico -sueños de correr o ser perseguidas-; sudoraciones,
palpitaciones; pasar de una cosa a la otra sin interrupción; tener estados
de depresión y de manía alternados: sensación de vivir por adelantado,
buscando saltar los estadios del desarrollo.
Como rápido desde la olla, muy rápido, sin pensar. Me levanto y limpio todo
rápido. Y eso hace que no tenga en cuenta cuánto como y esa es mi lucha constante
con mí ansiedad. (ENTREVISTA A L.F., 2019)

Llamaremos, efecto olla a partir de esta última entrevista, a este grupo


de efectos, para graficar la ansiedad que domina, hasta cosas tan
simples, como la hora de almorzar, sin siquiera poder sentarse a comer,
con un plato y cubiertos en la mesa, sino comiendo directamente de la
olla.

4. EFECTO CERÁMICA

En apariencia, este efecto produce la debilidad como autopercepción,


acentuada socialmente y combinada con una sensación de fatiga, de no
dar más, de baja autoestima, de desvalorización del cuerpo y la
personalidad.
Soy víctima y madre de dos víctimas de abuso sexual en la infancia. Tres
patrones repetitivos. Mis abusos fueron por parte de mi hermano mayor, de un tío y
tengo sospechas de más abusos ya que tengo bloqueo de la infancia y solo algunos
vagos recuerdos. Luego vinieron tiempos de depresión, intentos de suicidio, viajes sin
destino y desvalorización, quedé embarazada, por descuido, de mi primer hijo a la
edad de 24 años, quien desde el año a los 3 fue abusado por su progenitor durante
los regímenes de visita. (ENTREVISTA A R., 2019)

Pero la debilidad es solo una apariencia. ¿Se quiebra la cerámica


cuando se cae al suelo? Generalmente solo rebota, pese a su apariencia
frágil, a la sensación previa que podría generar de que va a romperse.
No se rompe.
 

EFECTOS TRANSVERSALES
 

Los cuatro grupos de efectos que hemos nombrado, pueden


combinarse entre sí, desarrollarse juntos o por separado en una misma
mujer durante diferentes fases de la vida, transmutando. Existen también
otros efectos que son transversales a los cuatro grupos que hemos
descrito.

Es un efecto transversal la tendencia a elegir parejas desiguales


(mayores dominadores y violentos o menores vistos como poseídos y
controlados). Tendencia a elegir hombres que buscan el vaciamiento
(solo quieren acabar, tal vez una o dos veces). Pesadillas, miedos
nocturnos.
Cuando tenía 15 años un familiar intentó abusarme y me acosó por 2 años, dos
años en los que no dormía, no comía, vivía con ataques de pánico, parálisis de
sueño, pérdida de memoria. Ahora sufro trastorno de ansiedad general y depresión,
estuve medicada, fui a grupos de ayuda pero me sigo sintiendo la mierda más mierda
de todo, dejo que las personas pasen sobre mí, me cuesta defenderme, decir NO y
dejo que me maltraten física y psicológicamente (por mi baja autoestima salí con
pibes que me trataban como bosta, uno de ellos me pegaba y cuando quise cortarle
casi me mata). (ENTREVISTA A C.I., 2019)

Aparente bipolaridad anímica. Sentimientos de rencor o venganza.


Enojos violentos. Ataques de ira. Trastornos alimenticios como bulimia y
anorexia, que tienen como trasfondo la idea inconsciente de no
alimentarse, de sentir que no merece el alimento –que precisamente en
teoría provee la madre-.
Hasta la actualidad mi relación con la comida es muy mala, me cuesta mucho
alimentarme y tengo una obsesión por no subir de peso que intento controlar,
sobretodo porque tengo a mi hija y ella no puede palpar mi problema como normal y
que eso le afecte. Antes llegaba a pasar hasta 8 días sin comer, tomando agua y
café, ahora ya soy mayor, tengo 45 y ya no puedo pasar períodos tan largos sin
alimentarme, además intento no hacerlo, pero siempre las personas a mi alrededor le
escucho comentarios como, “vives sólo de café”, “te mantienes del aire”,
sinceramente hago mucho esfuerzo por no tener anorexia y alimentarme, aunque sea
una vez al día; cuando realmente no puedo comer, tomo café con pan para
mantenerme. (ENTREVISTA A C., 2019)

Sentimientos de culpabilidad. Bloqueos de la memoria. Desconfianza.


Miedo a la muerte. Regresiones a la infancia. Sensación de haber sido
usada o de ser un mero objeto sexual.
Tuve varios abusos sexuales... Desde muy pequeña.... Desde exhibicionismo de
un vecino cuando nos veía jugar a mis amigas y a mí... Todas nenas de 5 hasta 10
años, se paraba arriba y sacaba su pene y se masturbaba mientras nos miraba;
familiares lejanos que cuando estaba con mi hermana en casa de ellxs bañándome
en una pileta un viejo de 70 años me quería sacar del agua, me envolvía en la toalla y
metía sus dedos en mi cola y vagina... Yo me asustaba, después de eso me
escapaba de ese tipo. El hijo de él era un chico de 18 años, yo 5, me tocaba y
besaba en la boca (terminó ahorcado, se suicidó). Yo me crié en Salta, capital,
aunque nací en CABA, fuimos con mi mamá a la edad de 4 años, los índices por si
hablan de los abusos intrafamiliares que son muy altos ahí. Mi mamá nos crío un
tiempo sola a mí y dos hermanos más, ella debía trabajar y nos dejaba a cargo de un
primo joven que estudiaba en la Unsa (Universidad Nacional de Salta) que quedaba
cerca de casa de mamá. El me abusaba sexualmente.... Me obligaba a acostarme
con él mientras los enviaba a jugar a mis hermanxs y ponía su pene 🤢 entre mis
piernas y se masturbaba... Cuando eyaculaba me mandaba a lavarme... Yo lloraba y
decía que me calle que era una sucia, y solo sentía jugar a lxs chicxs afuera y quería
irme con ellxs... Recuerdo el olor asqueroso del semen, una bombachita con
dibujos… Yo toda manchada sentada en el bidet... Llorando. Esto sucedió varias
veces, habré tenido entre 5 y 6 años.... Después algo pasó, mamá se peleó y por
suerte lo sacó de casa. Yo no le decía nada a mamá porque me decía que nos iba a
dejar internados en un hogar para chicxs porque ella iba a estar presa, si le hacía
algo. Después que se fue este tipo alquiló la casa, una habitación a una mujer que
tenía dos hijas de la edad mía y de mi hermana (6 y 8) mi hermana es 7 años más
grande que yo; y tenía dos hijos 22 y 23 años... Bueno, ellxs me tocaban, me veían
acostada y se acostaba conmigo para que los toque... Fue asqueroso... Mi mamá
trabajaba todo el día y estudiaba por la tarde noche... Pasábamos mucho tiempo
solxs. Mi mamá se juntó con un gran hombre que puso orden en casa, está gente se
fue. Yo recuerdo que jugaba con las chicas... Un tiempo después en la calle iba con
mi mamá y la encontramos a la Sra. que iba con su hija, y me ofrecen ir a su casa a
jugar... Yo chica, recuerdo que estaba contenta, jugamos y por la noche a la hora de
dormir me envía la mamá de ellas a la cama del hijo el más asqueroso de ellos y fue
horrible, yo por lo que recuerdo me quiso penetrar analmente yo no tenía más de 8
años, menos quizás (hay cosas que no las recuerdo) él se enojaba conmigo y me
tapaba la boca, yo recuerdo que tenía un dolor terrible, no lo soportaba, estaba
desesperada tenía ganas de hacer caca y en un momento me saca de la cama y dice
ándate de aquí. Lo único que recuerdo es que estaba en el patio de una casa, era
todo oscuro no veía nada y yo en cuclillas queriendo hacer caca y llorando mucho...
Después no recuerdo nada más... No sé qué pasó... No sé cómo volví a casa, se
borró todo. Así a lo largo de mi vida sufrí persecuciones de tipos, que a los 14 años
un tipo que me perseguía me orinara la espalda mientras yo trataba de escaparme,
otro que yo ya a los 19 años me siga hasta que me meto en un ascensor y él tapa la
puerta y no se cierra... Era muy chico el ascensor (eran consultorios médicos) me
dice vamos a tomar algo, y le digo no, gracias no puedo... Insiste mucho... No, no
puedo... Se me abalanzo a tocarme los pechos y la vagina, yo empecé a defenderme
y lo saqué gritando... Le tiré un teléfono que tenía en la mano... Pasó todo en un
segundo.... Después me agarró un ataque de nervios... Me puse a llorar, salió gente,
y bueno. Me dijeron que me tengo que cuidar. Yo creo que siempre me vieron como
una cosa sexual, no sé cómo explicarlo... Siempre fui alta, mi cuerpo con curvas
desde chica y un día jugando con vecinxs, uno de ellos varón me dice: "Yo sé porque
vos sos así, distinta y tenés ese cuerpo y yo lo mire asustada y me dijo... Vos ya
tuviste sexo con hombres, porque las mujeres desarrollan ese cuerpo después de
tener sexo"... Y me sentí tan culpable yo, porque pensaba que se me notaba los
abusos que había recibido.... Ahora sé que es una sociedad de mierda hiper
machista... Pero en ese momento era chica, solo sentí vergüenza. De más adulta por
ejemplo no puedo, ni pude jamás tener sexo anal, es más tengo montones de
problemas en esa zona, siempre está lastimado, sufro mucho para mí es imposible
hacerlo por ahí. Los hombres ven en mí una mujer muy garchable, calentona, etc. y
piensan que van a hacer el kamasutra conmigo, y soy distinta... Más tímida Me
llegaron a decir "sos frígida”, hoy les diría y vos un pelotudo... (ENTREVISTA A C.E.,
2019)

Pensamientos trágicos y paranoicos heredados a las hijas


especialmente. Imaginación incontrolable. Ideación e intentos suicidas.
Sufrí abuso por primera vez que recuerde a los 5 por un viejo abuelo de unas
amiguitas vecinas, sólo me manoseo. A los 8 años mis primos, y uno de ellos me
violó, el otro sólo me manoseó, a los 11 años otro viejo amigo de la familia quiso
subirme a un caballo sujetándome de la vagina para subirme (este hombre era un
hombre al que veía como un abuelo y confiaba en él), me di cuenta que su intención
fue sucia "gracias" a haber sufrido abusos anteriormente, fue muy sutil... Mis padres
no me trataron porque no querían supuestamente que vuelva a revivir todo. La
maestra les sugirió una psicóloga pero no cedieron hasta que en la pre adolescencia
entré en las drogas e intente suicidarme varias veces. (ENTREVISTA A I., 2019)

Autoflagelación, tendencia a lastimarse, no coincidentemente en


brazos y piernas, como representaciones fálicas. Pensamiento e ideas
fijas y obsesivas. Miedos irracionales, fobias a arañas (que representa el
miedo a la venganza materna). Fuerte leyenda personal. Sentimiento de
vergüenza. Confusión de roles. Distorsión de la imagen corporal.
Reproducciones espontáneas e inconscientes de fragmentos no
metabolizados del discurso del abusador, en palabras de Silvia
Bleichmar.

Secuelas de embarazos y abortos (en los terribles casos en que las


niñas son violadas y quedan embarazadas de sus violadores, en
ocasiones padres, padrastros o tíos).
Fui violada por mi padrastro a los 12 años. El resultado fue un embarazo que
mi tía materna pudo detectar a tiempo. Ella me llevó a una clínica donde me
practicaron un aborto. Mi progenitora sólo me culpó por supuestamente provocar a su
marido. Tardé muchos años en poder hablar. Me marcó mucho. A los 30 pude hablar
con mi terapeuta. Y me sentí libre. (ENTREVISTA A L., 2019)
 

 
 
 
 
 
CUARTA PARTE

 
PERSPECTIVAS
 

EL PORVENIR DE LAS MUJERES


 

El psicoanálisis se ha extendido por el planeta desde Freud hasta


nuestros días. El método analítico, el sumergirse en los recuerdos
reprimidos y buscar desbloquearlos, es, sin dudas, un paso adelante en
la ciencia y el conocimiento de nuestras psiquis humana, así también el
uso de la palabra para reconocer una crisis, como vía para destrabarla.
Hemos hallado, en efecto, y para sorpresa nuestra, al principio, que los
distintos síntomas histéricos desaparecían inmediata y definitivamente en cuanto se
conseguía despertar con toda claridad el recuerdo del proceso provocador, y con él el
afecto concomitante, y describía el paciente, con el mayor detalle posible, dicho
proceso, dando expresión verbal al afecto. (FREUD, 1895: 138)
El poder de la palabra para advertir la existencia de un problema y
avanzar en resolverlo y destrabarlo verbalizando. La palabra es
fundamental, advirtiendo del riesgo de la omnipotencia del pensamiento
que critica Horney y teniendo el cuidado de no caer en él, considerando
que no todo es posible, no todo es cuestión de voluntad, existen límites
impuestos por el patriarcado, incluso límites autoimpuestos. Y sin
embargo la palabra, cumple un papel relevante, tanto hoy como ayer.
 

SUBLIMACIÓN FEMINISTA
 

¿Qué resolución tiene todo esto? Si la apropiación fálica se ha


impuesto forzosamente, o si por radiación sus efectos han llegado a tocar
la puerta de millones de mujeres, entonces el resultado, es que ya no se
tiene necesidad real de buscar nada. Ni envidia de nada. Ni ausencia de
nada más que del propio yo perdido.

Existe una vía de resolución para descargar la angustia: Sublimar.


Sublimación es, para Freud, la canalización de la energía libidinal hacia
otros fines, además del fin sexual en sí mismo. Dotada de cierta
movilidad, la libido, puede dirigirse, parcelarse, porcentualizarse, ser
plástica y móvil. Esto no quiere decir celibato, no tener vida sexual
durante la adultez, no, quiere decir más bien, que los sentimientos
pasionales, que la libido, pueden elevarse mucho más allá del fin sexual
en sí mismo. El término es polémico.

Erich Fromm explica la utilización de esta definición por Freud,


como el resultado de sus propios traumas e inhibiciones, que lo
conducen a la abstención total de la sexualidad, incluso a rechazar
categóricamente elementos como la masturbación.

Lo innegable es que en la realidad, la sublimación ha sido un arma


en manos de los hombres. Ellos, dedicados a los grandes conflictos y
procesos sociales, han estado sublimando sus impulsos de las mil y una
maneras posibles. Viven su vida sexual, pero viven sobre todo las
grandes pasiones sociales e históricas. Son absolutamente seres
políticos. Y no solo Leonardo Da Vinci como describe Freud, canalizando
en su arte su libido, toda la historia de la humanidad en manos del
género masculino es básicamente una gran canalización libidinal, una
gran sublimación.

Mientras los hombres se dedicaban a sublimar, la mujer era


relegada primero a las tareas del hogar y luego a la doble jornada entre
el trabajo y las labores domésticas de madre y esposa.
A través de largos siglos el amor no sólo fue el dominio especial de la mujer en
la vida, en realidad constituía el único o el principal recurso merced al cual le era
dable realizar sus deseos. En tanto el hombre se educaba en la convicción de que
para progresar debía acometer ciertas obras, la mujer comprendía que por el amor, y
únicamente por él, le sería posible alcanzar la felicidad, la seguridad y el prestigio.
Esta diferente posición cultural de ambos sexos gravitó decisivamente sobre el
desarrollo psíquico del hombre y la mujer. (HORNEY, 1937: 118)

Gravitar. ¿Sobre qué gravita la vida de las mujeres? Los hombres


han gravitado sobre sí mismos, han podido sublimar, sin abandonar su
vida sexual. Es justamente esa sublimación la que ha posibilitado el
surgimiento de la cultura, dice Freud.
La ausencia en Freud de acercamiento emocional a las mujeres se manifiesta
también en el hecho de que sabía poco de ellas. Sus teorías acerca de la mujer son
radicalizaciones ingenuas de prejuicios masculinos, especialmente del hombre que
necesita dominar para ocultar su miedo a las mujeres. Pero la falta de comprensión
de las mujeres por parte de Freud no se deduce únicamente de sus teorías. Él mismo
lo dijo con notable sinceridad cuando manifestó en una conversación: La gran
pregunta que no ha sido contestada nunca, y que yo no he podido contestar a pesar
de mis treinta años de estudio del alma femenina es, ¿qué quiere la mujer? (FROMM,
1959: 41)

¿Qué quiere la mujer? Las mujeres podemos apropiarnos también


de la posibilidad de sublimar, sin renunciar a la vida sexual, sino
potenciándola, socializándola. Canalizar y proyectar nuestra libido, no
únicamente hacia la búsqueda del amor y un hombre en particular, sino
sobre todo hacia los grandes acontecimientos sociales, nacionales e
internacionales, hacia los grandes proyectos, hacia la creación y desde
allí el salto a la vinculación con otras personas. Una canalización libidinal
que no implica renunciar a la sexualidad. Ni quiere decir celibato. Al
contrario, nuestra época puja por la liberación de los instintos libidinales
de las mujeres. «La relación entre la sublimación posible y la actividad
sexual necesaria oscila, naturalmente, mucho según el individuo e
incluso según la profesión». (FREUD, 1908: 1257)

Teledirigir nuestras pasiones, porcentualizarlas como partes de


nuestras vidas, el suministro de nuestras creaciones. Crear, crear y crear.

Simbólicamente, más en lo profundo, se trata de abolir el objeto


como tal y darle otro lugar, otro espacio diferente en la sexualidad. Hay al
mismo tiempo, elementos propios de las necesidades terapéuticas de las
mujeres de nuestros días, como la de objetivar, haciendo responsable al
patriarcado de todo aquello que le corresponda.

Derrumbar al patriarcado es sin duda, nuestra mayor necesidad


terapéutica. Y en ese camino, el uso de fuerzas como la palabra. Palabra
y acción. En tal sentido, el auge de colectivxs de mujeres y disidentes,
como fuerza fundamental. Nadie resuelve sus problemas en soledad. El
apoyo, la discusión, la reflexión con otras mujeres y disidentes es de vital
importancia. Construir vínculos referenciales especiales, incondicionales
y feministas también es vía para resolver estos problemas.

Freud reflexionó sobre diferentes tipos de sublimación, como la


sublimación artística, es decir, la canalización de la libido a través del
arte. También menciona la sublimación religiosa, la sublimación militar,
en el sentido de la guerra. Etcétera.

Podemos plantearnos la necesidad de una sublimación feminista,


de que las mujeres y disidentes seamos capaces de independizarnos no
solo económicamente del hombre, como desde hace ya décadas hemos
venido pujando desde que la mujer se incorporó a la fuerza de trabajo a
nivel mundial, sino también emocional, romántica y libidinalmente.

Se trata de orientar un porcentaje mayoritario de nuestras pasiones


a objetivos superiores, hacia fines sociales elevados, a crear, a
vincularse desde allí con las personas, sin las ataduras socialmente
impuestas.

Finalmente, para terminar, nuestra época trae aparejadas grandes


transformaciones sociales, se cuestionan las estructuras impuestas y
caen a pedazos como escombros los mitos considerados naturales. Las
mujeres explotadas y disidentes toman la delantera, sublimando en
feminismo.
 

Dana Hart, 2019


 

INDICE

PRESENTACIÓN

PRIMERA PARTE: GÉNESIS


ORIGEN INFANTIL

COMPLEJO DE EDIPO

ABUSO SEXUAL: DORA

PELIGROSA NIÑEZ

¿ENVIDIA DEL PENE?

CONSUMACIÓN EDÍPICA IMPUESTA

ENVIDIA DEL ÚTERO

DEBATES Y REFLEXIONES
 

SEGUNDA PARTE: CAUSAL

SUPERDETERMINACIÓN PATRIARCAL

CIFRAS QUE MATAN

PER VIA DI PORRE

AQUELLO QUE LLAMAN SÍNTOMAS


 

TERCERA PARTE: EFECTOS

APROPIACIÓN FÁLICA FORZADA

      - Directa o Manipulada

      - Episódica o Sistemática

      - Con penetración o sin penetración

      - Redimida o sin ajusticiar

RADIACIÓN PATRIARCAL
EFECTOS DEL PATRIARCADO EN LAS MUJERES

1. EFECTO VASO AL REVERSO


2. EFECTO RANA
3. EFECTO OLLA
4. EFECTO CERÁMICA

EFECTOS TRANSVERSALES
 

CUARTA PARTE: PERSPECTIVAS

EL PORVENIR DE LAS MUJERES

SUBLIMACIÓN FEMINISTA
 

BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA
 

Bosch, Esperanza. Ferrer, Victoria A. Alzamora, Aina. Ediciones


Anthropos. “El laberinto patriarcal. Reflexiones teórico prácticas sobre la
violencia contra las mujeres.” España. 2006.

Bleichmar, Silvia. Paidós Psicología Profunda Ediciones. “Paradojas de la


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Bleichmar, Emilce Dio. Editorial Gedisa. “Temores y fobias. Condiciones


de la Génesis en la Infancia”. España. 1991.

Bleichmar, Emilce Dio. Contribuciones Fontamara. “El feminismo


espontáneo de la histeria. Estudio de trastornos narcisistas de la
feminidad”.
Bleichmar, Emilce Dio. Paidós, Psicología Profunda. “La sexualidad
femenina. De la niña a la mujer”. Barcelona, 1997.

Bleichmar, Hugo B. Ediciones Nueva Visión. “Introducción al estudio de


las perversiones. La teoría del Edipo en Freud y Lacan”. Buenos Aires.

Federici, Silvia. Herstoria Ediciones. “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo


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Florenzano, Ramón. Editorial Universitaria. “Breve historia del


psicoanálisis”. Chile.

Fornet, María. Ediciones Urano. “Feminismo terapéutico. Psicología


empoderadora para mujeres que buscan su propia voz”. 2018. España.

Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad. Ediciones Siglo Veintiuno.


Volumen 1. “La voluntad del saber”. Primera edición 1976. Francia.

Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad. Ediciones Siglo Veintiuno.


Volumen 2. “El uso de los placeres”. Primera edición 1976. Francia.

Foucault, Michel, Historia de la Sexualidad. Ediciones Siglo Veintiuno.


Volumen 3. “La inquietud del sí”. Primera edición 1976. Francia.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 1. “Carta sobre el bachillerato”. “Prólogo y notas al libro de
Bernheim”. “Estudio comparativo de las parálisis motrices orgánicas e
histéricas”. “Un caso de curación hipnótica”. “Charcot”. “Estudios sobre la
Histeria”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 2. 1894 “Las neuropsicosis de defensas”. “Obsesiones y fobias”.
“La neurastenia y la neurosis de angusta”. “Crítica de la neurosis de
angustia”. “Proyecto de una psicología para neurólogos”. “La herencia y
la etiología de las neurosis”. “Nuevas observaciones sobre las
neuropsicosis de defensas”. “La etiología de la histeria”. “La sexualidad
en la etiología de la neurosis”. “Los recuerdos encubridores”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 3. “La interpretación de los sueños.”

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 4. “Los sueños”. “Una premonición onírica cumplida”.
“Psicopatología de la vida cotidiana.”

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 5. “Análisis fragmentario de una histeria”. “El método
psicoanalítico de Freud”. “Sobre psicoterapia”. “Psicoterapia”. “El chiste y
su relación con lo inconsciente”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 6. “Tres ensayos para una teoría sexual”. “Mis opiniones acerca
del rol de la sexualidad en la etiología de la neurosis”. “La ilustración
sexual del niño”. “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna”.
“Teorías sexuales infantiles”. “Personajes psicopáticos del teatro”. “El
psicoanálisis y el diagnóstico de los hechos en los procedimientos
judiciales”. “El delirio y los sueños en La Gradiva de W. Jensen”. “Los
actos obsesivos y las prácticas religiosas”. “El poeta y los sueños
diurnos”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 7. “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”. “El
carácter y el erotismo anal”. “Generalidades sobre el ataque histérico”.
“La novela familiar del neurótico”. “Análisis de un caso de neurosis
obsesiva (caso “El hombre de las ratas”)”. “Observaciones psicoanalíticas
sobre un caso de paranoia”. “Prólogos”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 8. “Psicoanálisis”. “El porvenir de la terapia psicoanalítica”. “El
psicoanálisis silvestre”. “Ejemplos de cómo los neuróticos revelan sus
fantasías patógenas”. “Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci”. “El
doble sentido antitético de las palabras primitivas”. “Sobre un tipo
especial de elección de objeto en el hombre”. “Concepto psicoanalítico
de las perturbaciones psicopatógenas de la visión”. “Contribuciones al
simposio sobre el suicidio”. “Los dos principios del funcionamiento
mental”. “el significado de la alteración de las vocales”. “El empleo de la
interpretación de los sueños en el psicoanálisis”. “La dinámica de
transferencia”. “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico”. “La
iniciación al tratamiento”. “Experiencias y ejemplos de la práctica
analítica”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 9. “La fausse reconnaissance durante el psicoanálisis”.
“Recuerdo, repetición y elaboración”. “Observaciones sobre el amor de
transferencia”. “Algunas observaciones sobre el concepto de lo
inconsciente en el psicoanálisis”. “Sobre una degradación general de la
vida erótica”. “Sobre las causas ocasionales de la neurosis”. “Un sueño
como testimonio”. “Sueños con temas de cuentos infantiles”.
“Representación de la gran hazaña en el sueño”. “Dos mentiras
infantiles”. “La disposición a la neurosis obsesiva”. “Totem y Tabú”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 10. “Múltiple interés del psicoanálisis”. “El tema de la elección
de un cofrecillo”. “El Moisés de Miguel Ángel”. “Sobre la psicología del
colegial”. “Historia del movimiento psicoanalítico”. “Carta al Doctor
Friederich S. Krauss sobre la Anthropophyteia”. “Grande es Diana
Efesia”. “Prólogos”. “Historia de una neurosis infantil (caso del “hombre
de los lobos”)”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 11. “Un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica”.
“Introducción al narcisismo”. “Sobre las transmutaciones de los instintos y
especialmente del erotismo anal”. “Los instintos y sus deseos”. “La
represión”. “Lo inconsciente”. “Adición metapsicológica a la teoría de los
sueños”. “Duelo y melancolía”. “Consideraciones de actualidad sobre la
guerra y la muerte”. “Lo perecedero”. “Carta a la doctora Hermine von
Hug-Hellmuth”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 12. “Lecciones introductorias al psicoanálisis”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 13. “Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica”.
“Un paralelo mitológico a una imagen obsesiva plástica”. “Una relación
entre el símbolo y el síntoma”. “Una dificultad del psicoanálisis”. “Un
recuerdo infantil de Goethe en Poesía y Verdad”. “El tabú de la
virginidad”. “Sobre la enseñanza del psicoanálisis en la universidad”. “Los
caminos de la terapia psicoanalítica”. “Para la prehistoria de la técnica
psicoanalítica”. “Pegan a un niño”. “Más allá del principio del placer”.
“Introducción al simposio sobre las neurosis de guerra”. “Sobre la
psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 14. “Psicología de las masas y análisis del yo”. “Sobre algunos
mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad”.
“Observaciones sobre la teoría y la práctica de la interpretación onírica”.
“Popper-Lynkeus y la teoría onírica”. “El sueño y la telepatía”.
“Psicoanálisis y telepatía”. “Observaciones sobre el inconsciente”.
“Psicoanálisis y teoría de la libido”. “Una neurosis demoníaca en el siglo
XVII. “La cabeza de Medusa”. “La organización genital infantil. Adición a
la teoría sexual”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 15. “El yo y el ello”. “Esquema del psicoanálisis”. “Neurosis y
psicosis”. “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”. “La
disolución del complejo de Edipo”. “El problema económico del
masoquismo”. “Autobiografía”. “El block maravilloso”. “Prólogos”.
“Memorias”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 16. “Inhibición, síntoma y angustia”. “La negación”. “La
significación ocultista del sueño”. “Los límites de la interpretabilidad de
los sueños”. “La responsabilidad moral por el contenido de los sueños”.
“Algunas consideraciones psíquicas de la diferencia sexual anatómica”.
“Psicoanálisis: escuela freudiana”. “Análisis profano”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 17. “El porvenir de una ilusión”. “Fetichismo”. “El humor”. “Una
experiencia religiosa”. “Dostoievski y el patricidio”. “El malestar de la
cultura”. “Premio Goethe de 1930”. “La peritación forense en el proceso
Halsmann”. “Sobre los tipos libidinales”. “Sobre la sexualidad femenina”.
“Sobre la conquista del fuego”. “Carta a Maxim Leroy sobre un sueño de
Descartes”. “Mi relación con Josef Popper-Lynkeus”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 18. “Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis”. “El
porqué de la guerra”. “Prefacios”. “Cartas”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 19. “Moisés y la religión monoteísta: tres ensayos”. “La sutileza
del acto fallido”. “Cartas”.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Ediciones Orbis, S.A. Hyspamerica.


Volumen 20. “Los orígenes del psicoanálisis”.

Fromm, Erich. Fondo de Cultura Económica. “La misión de Sigmund


Freud”. Primera edición 1959.
Graves, Robert. Biblioteca Personal Jorge Luis Borges. “Los mitos
griegos”. 1985. Buenos Aires. Argentina.

Greenacre, Phyllis. Ediciones Horme. “Problemas especiales del


temprano desarrollo sexual femenino”. Buenos Aires. Argentina.

Hornstein, Luis. Ediciones Tezontle. “Las encrucijadas actuales del


psicoanálisis. Subjetividad y vida cotidiana”. Fondo de cultura económica.
2013.

Horney, Karen. Editorial Alianza. “Psicología femenina”. Primera edición


1977. Madrid

Horney, Karen. Ediciones Psique. “El autoanálisis. Un libro guía para


quienes quieran indagar su propio subconsciente”. Buenos Aires,
Argentina.

Horney, Karen. Ediciones Psique. “Nuestros conflictos internos”. Buenos


Aires, Argentina.

Horney, Karen. Paidós Studio Editorial. “La personalidad neurótica de


nuestro tiempo”. Edición original 1937. Barcelona. Buenos Aires. México.

Horney, Karen. Ediciones Horme. “La negación de la vagina”. Buenos


Aires. Argentina.

Jones, Ernest. Ediciones Horme. “El desarrollo temprano de la


sexualidad femenina”. Buenos Aires. Argentina.

Lampl-de Groot, Jeanne. Ediciones Horme. “La evolución del complejo


de Edipo en las mujeres”. Buenos Aires. Argentina.

Lerer, María Luisa. Ediciones Plaza & Janes. “Sexualidad Femenina”.


1991. España.

Lerner, Hugo. Lugar Editorial. “Más allá de las neurosis. La práctica


psicoanalítica convulsionada”. Buenos Aires. 2019.
Lorand, Sandor. Ediciones Horme. “Contribución al problema del
orgasmo vaginal”. Buenos Aires. Argentina.

Marmor, Judd. Ediciones Horme. “Algunas consideraciones relativas al


orgasmo”. Buenos Aires. Argentina.

Maslow, A. H. Ediciones Horme. “La autoestima (sentimiento de dominio)


y la sexualidad en las mujeres”. Buenos Aires. Argentina.

Ophuijsen, J. H. W. Ediciones Horme. “Observaciones sobre el concepto


de masculinidad en las mujeres”. Buenos Aires. Argentina.

Piaget, Jean. Biblioteca Ariel. Sudamericana-Planeta. “Seis estudios de


psicología”. Novena edición 1977.

Rich, Adrienne. Ediciones Traficantes de sueños. “Nacemos de mujer. La


maternidad como experiencia e institución. Primera edición 1976.

Segato, Rita Laura. Ediciones Traficantes de sueños. “La guerra contra


las mujeres”. 2016. Madrid.

Thompson, Clara. Ediciones Horme. “Algunos efectos de la


desvalorización de la sexualidad femenina”. Buenos Aires. Argentina.

Thompson, Clara. Ediciones Horme. “La envidia del pene en las


mujeres”. Buenos Aires. Argentina.

Tuber, Silvia. Librería de Mujeres Editoras. “La sexualidad femenina y su


construcción imaginaria”. Buenos Aires. Primera edición 1988.

Wolf, Naomi. Colección Reflexiones. “El mito de la belleza”. Barcelona.


1991.

Zafiropoulos, Markos. Ediciones Logos Kalós. “La cuestión femenina, de


Freud a Lacan. La mujer contra la madre”. 2017. Buenos Aires. Bogotá.
Porto Alegre.
 
Notes

[←1]
https://www.who.int/reproductivehealth/publications/violence/rhr12_37/es/
[←2]
Consejo Ciudadano de la Ciudad de México
[←3]
“Cifra negra de violencia sexual”, Observatorio de la Niñez y Adolescencia
[←4]
Informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH)
[←5]
Datos del Ministerio Público. Guatemala. 2018
[←6]
https://www.unicef.org/ecuador/proteccion-AbusoSexual_contra_NNyA-2016_(1).pdf
[←7]
Secretariado Ejecutivo México, 2019

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