How should legislatures be organized, what voting procedures should they adopt,
and how ean the power of interest groups and lobbies t disrupt the political pro-
ceas be constrained? What are the roles of administrative agencies and expert
knowledge in promoting citizens’ capabilities? We shall return to these issues~—as
yetunderexplored in the Capabilities Approsch—in the final chapter.
Wolff and De-Shalit introduce two further concepts of great interest: fertile
funetioning and corrosive disadvantage. A fertile functioning is one that tends to
‘promote other related capabilites. (At this point they do nat distinguish ax clearly
as they might between functioning and capability and | fear that alliteration has
superseded theoretical clarity.) They argue plausibly that affiliation is a fertile
funetioning, supporting capability-formation in many areas. (Do they really mean
that it i the functioning associated with affiliation, or si the capability to form
alfiiations that has the good effect? This is insufficiently clear in their analysis.)
Fertile funetionings are of many types, and which funetionings (or capabilities) are
fertile may vary from context to contest, InVasanti’s story. we can see that access to
credit isa fertile capability forthe loan enabled her to protect her bodily integrity
(not returning to her abusive husband). to have employment options, to partiipate
in polities, to have a sense of emotional well-being, to form valuable affiliations,
and to enjoy enhanced self-respect. In other contexts. education plays a fertile
role, opening up options of many kinds across the board. Landownership cat
sometimes havea fertile role, protecting a woman from domestic violence, giving
her exit options, and generally enhancing her status. Corrosive disadvantage isthe
flip side of fertile capability it isa deprivation that has particularly large effets in
other areas of life, In Vasanti’s story, subjection to domestic violence was a corro
sive disadvantage: this absence of protection for her bail integrity jeopardized
her health, emotional well-being, affiliations, practical reasoning, and no doubt
other eapabilities as well
‘The point of looking for fertile capabilites/Tunctionings and corrosive disad-
vantages is to identify the best intervention points for public policy. Each eapabil-
‘ty has importance on its own, anda citizens should be mised above the threshold
on all ten capabilities. Some capabilities. however, may justly eake priority, and
‘one reason to assign priority would be the fertility ofthe item in question, or its
tendency to remove a corrosive disadvantage. This idea helps us think about tragic
choices for often the best way of preparing a tragedy-Free future willbe to select an
‘specially fertile functioning and devote our scarce resources to that,
ot
captruos
LA.NUEVA ARQUITECTURA DEL SISTEMA DE COOPERACION
PARA EL DESARROLLO
JOSE ANTCNIO ALONSO
INTRODUCCION
Son muchas las sefales que sugieren que nos encontramos ante unajetapa de
ae os en larealidad faterna donall Algunas de las tendencia
de cambio (como la evalucién demografica o el deterioro ambiental) tienen
Jarga trayectoria, otras son misiSvedosas (como el ineremente de la de-
‘sigualdadal interior delos paises ola emergencia de nuevos poles dinémicos
cen la economia mundial) y aparecen acentuadas por la crisis desatada en
2007. En su conjunto, estas mutaciones hacen pensar que el mundo al que
accedamos en 2080, la fecha a la que remite la mueva Agenda de Desarrollo,
serd muy distinto de aquel en el que se configuré el sistema intemacional de
cooperacisn para el desarrollo, hace ahora mas de seis décadas.
Silas previsiones aciertan, nos estariamos encaminando ¢ un mundo,
en 2030, en el que el miimero de paises de bajo ingreso (tal como ahora se
mide) apenas alcanzaré la treintena y en el que las personas afestadas por
pobreza extrema apenas superar el 5% de la poblacién mundial: un mundo
‘en el que los paises donantes —al menos, los tradicionales— se encontrarin
altamente condicionados por presupuestos piblicos restritivos, eomo conse~
cuencia de su mis moderado crecimiento econémico y del drenaje de recursos
Toe Rani Alone ex tedrticode Economia Aplin enn Universidd Compltnae de Madea
Deciorea Ciencias Eonimins. es vocal espero del Conejo de Cooperscién pas el Desarallo y
‘miembo del Commie for Development aig de ECOSOC, de ss Navones Uni.
299>
«que comportala atencién.a su poblacién envejecida; un mundo en el que nue-
yas potencias procedentes del mundo en desarrollo comapartirén protagonis
‘mo con las hasta ahora vigentes, contribuyende a alterarla dinamica de aecién
internacional; y un mundo, enfin, obligado a revisar ls pautas pretéritas de
Ja produccién y el consumo si quiere alejar lo riesgos ambientales, agudiza~
dos por la extensién del crecimiento a nuevas ireas del planeta, y en el que la
financiaeiGn asociada a este tipo de programas (piénsese en el cambio climé-
tico, por ejemplo) multiplicaré la propia de la ayuda internacional.
En este contexto es obligado un cambio profundo en el sistema de coo-
peracién internacional para el desarrollo. De hecho, ese cambio ya se esté
produciendo, si bien todavia las mutaciones son leves y no siempre operan
‘ena misma direccién. Parte de esos cambioshan dado origen alo que en la
literatura especializada se ha llamado “la nueva arquitectura del sistema de
cooperacién internacional”. Las piginas que siguen tratarén de reflexionar
sobre esos cambios, sirviendo de marco alos ‘extos que la secciGn acoge.
CAMBIOS EN EL ENTORNO INTERNACIONAL
Como se ha seftalado en péginas previas, son muchos los cambios que afee-
tan al entorno internacional y que tienen ineidencia sobre la configuracién
del sistema de cooperacién para el desarrollo (un analisis més detenido de
«estos cambios puede verse en Alonso y Ocampo, 2012).
HETEROGENEIDAD DEL MUNDO EN DESARROLLO
La teoria de desarrollo nacié en los aos exarents del pasado ciglo, confiada
en que los paises en desarrollo constitulan una realidad relativamente
homogéneay diferenciada del mundo industriizado. Basicamente, se pen-
saba que los paises se encontraban sumidos en una trampa de pobreza,
‘motivada por los bajos niveles de ingreso que, a su vez, les imposibilitaban
el esfuerzo inversor requerido para salir de su postracién socioeconémica,
En este contexto, la ayuda internacional podis constituirse en una palanca
promotora del desarrollo, en la medida en que impulsase alos paises a salir
de la trampa de pobreza en la que estaban sumidos.
Desde entonces, los paises han experimentado sendas de progreso muy
dispares, inerementindose como consecuencia la heterogeneidad en el
seno del "mundo en desarrollo". De hecho, ese rétulo ha dejado de tener
sentido, sii con él se quiere expresar una realidad reconocible y
300
relativamente compartida: mejor seria hablar hoy de ls existencia de diver-
0s y dispares "mundos en desarrollo”. La desigualdad internacional sigue
siendo levada, pero frente a la North-South divide que caracterizaba el
mundo del pasado, hoy tenemos un mundo mas complejo diferenciado, en
tel que los paises ocupan una escala mis dilatada y gradual de niveles de
desarrollo,
Los cambios descritos tienen muy diversas conseeuencias, pero dos se
xrevelan eentrales para lo que aqui se discute. En primer lugar, a heteroge-
nneidad ereciente del mundo en desarrollo confirma que no hay espacio para
‘erapias que sé pretendan universales. Las estrategias de desarrollo pueden
ser tan diversas como diferentes son las condiciones de partida de los pai-
ses. En segundo lugar, la heterogeneidad del mundo en desarrollo obliga a
xrevisar el prineipio de "responsabilidad comin pero diferenciada”, que se
asenté enla Cumbre de Rio, en 1992. Hoy ese principiono cabe interpretar-
To como una mera segregacin dual de responsabilidades entre paises desa~
rrollados yen desarrollo, sino como una distribucién mis gradual de tare
ide acuerdo a la escala de capacidades de ceda cual.
‘LANUEVAGEOGRAFIA DELA POBREZA GLOBAL.
‘Tradicionalmente, se ha supuesto que existia una correspondencia entre los
‘paises més pobres y aquellos donde vivia el grueso de la poblacién pobre
(aguella con menos de 1,25 délares de gasto al dia). Semejante asociacién res
‘pondia a un fenémeno estadisticamente comprobable: 2 nivel de incidencia
‘de la pobreza era mayor en los paises mas pobres y estos aportaban el grueso
de lapoblacién con mayores carencias. En correspondencia con esta vision se
‘demand6 que la ayuda internacional se centrase, de forma mis focalizada,
‘sobre los paises més pobres: una demanda que se hizo mas exigente tras la
definicién de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El problema es que este nuevo patrén de la distribucién de la ayuda no
‘coincide con la nueva geografia de la pobreza global. En la actualidad, hay
‘cerca de mil millones de pobres —dos tercios del total que estan viviendo
‘en paises de renta media, quedando un tercio restante (cerea de 300 millo-
snes) que reside en paises de bajo ingreso (Sumner. 2010 y 2012). Este
‘importance cambio ha sido debido, en buena medida, la reciente gradua~
‘cién como paises de renta media de un significativo numero de patses, entre
cellos algunos de muy elevada carga demografica, como China, India,
Indonesiz, Nigeria o Pakistan. La poblacién agregada de estos cinco pai
‘es préxima alos 3.000 millones de personas y entre los cinco acogen acerca
Bordel 70% de la poblacién pobre mundial. Pese a ello, el cambio aludido
cexpresa una tendeneia que probablemente se mantendri en el tiempo. La
pobreza global ya no es meramente, ni dominantemente, un problema aso~
\do alos paises de bajo ingreso.
Este cambio tiene implicaciones, porque no solo supone una mutacién
de la geografia de la pobreza, sino también afecta al modo de combatirla. En
los pafses de ingreso medio, la pobreza es consecuencia més de wna mala
distribucién dela renta que de las carencias extremas del pais. Dicho de otro
‘modo, si hay pobres y el pais tiene una renta media, necesariamente tiene
que haber ricos: combatirla pobreza comporta, por tanto, mejorar Ia distri-
bucién de la renta a través de politicas sociales y fiscales adecuadas. Los
aspectos distributivos ~relacionados mas con la desigualdad que con la
pobreza— han de entrar, por tanto, con ws fuerza en la Agenda de
Desarrollo,
UNMUNDO MULTIPOLAR
La teoria al desarrollo nacié en el contexto de un mundo bipolar, earacteri-
2ado por la presencia de dos bloques en conilicto, euya pugna permeaba el
‘conjunto de las relaciones internacionales. En la actualidad, esa realidad
internacional ba desaparecido y frente a ella se ha ido consolidando un
mundo cada vez mas complejo y multipolar. Alas potencias tradicionales se
hhan sumado otras procedentes del mundo en éesarrollo, con notable capa~
cidad de proyeceién: es el caso de Brasil y Mexieo en América Latina; Egipto,
en el norte de Africa: Nigeria, en Africa Occidental; Sudafrica, en Africa
Meridional; Irin, en Asia Occidental; China e Indonesia, en Asia Oriental;
India, en Asia Meridional y Rusa y Turquia, en Europa Oriental. Se trata en
todos los casos de potencias emergentes provenientes del mundo en desarro-
Uo que parecen estar lamadas a tener una creciente relevancia en el futuro,
Asi pues, nos encaminamos hacia un mundo cada vex més multipolar.
El andlisis del peso —tanto demogrifico como econémico— que estos
paises tienen en su entorno regional los identifica como actores eruciales en
sus respectivas éreas; pero mis alla de estos entornos, algunas de estas poten
cias en ciernes ejercen una influencia que trasciende su entorno regional
Algunas han puesto en marcha politicas activas de inversién en el exterior, ya
sea para garantizar el abastecimiento de recursos su economia, ya paraasen-
‘ar sus capacidades exportadoras. Como resultado, varias se han convertido en
polos dinémicos de la economia internacional. Adicionalmente, mantienen
politicas activas de cooperacién Sur-Sur, con procedimientos en algunos
oa
‘easos mis giles y menos condicionados que Ia cooperacién tradicional,
iganando seas de influencia en el entorno de los paises en desarrollo,
El eambio deserito tiene implicaciones para la Agenda de Desarrollo,
En primer lugar, la nueva situacién posibilita que los paises ex desarrollo
‘puedan ampliar el ambito de sus opciones estratégicas, buscando en estas
nuevas potencias emengentes el respaldo que quiza las potenciastradiciona
‘es les nieguen. En segundo lugar, la moltipolaridad ha puesto bajo presién
las estructuras de gobernanza del sistema internacional, que tradicional -
mente han descansado sobre el peso de las potenciales tradicioaales, otor
gando limitadé vor y representatividad a los patses de ingreso medio. Esa
presién puede conducir a una reforma de la gobernanza global en el sentido
de propiciarestructuras mas incluyentes y democriticas, aunque este no es
cl nico resultado posible. Por iltimo, la ereciente multipolaridad puede
sentar las bases para una distribucién mas compartida de las responsabili~
dades en ha gestion del proceso de globalizacién,
BIENES PUBLICOS INTERNACIONALES
El procesc de globalizacion ha tendido a acentuar las interdependencias de
carécter transnacional, dilatando el espacio propio de los bienes publicos
internacicnales (BPI). Caracterizan a estos bienes una especial externalidad
que hace que, una vex provistos, sus beneficios estén disponibles para todos
de una forma no limitada (de manera equivalente, aunque inversa, eabria
hablar de males piblicos). Se trata, por lo demas, de bienes de muy diversa
naturalezs, que se relacionan con el orden normiativo internacional, la 808-
tenibilidad de la vida y las posibilidades de progreso de las sociedades.
Muchos de ellos estn estrechamente relacionados con los objetivos de
desarrolle. El descubrimiento de una vacuna contra la malaria ola adecuada
sgestién del cambio climitico, la preservacién de la pat o el mas fil acceso
al conocimiento, la promocién de la estabilidad financiera o el estableci-
miento de un orden comercial mis abierto y justo, todos estos objetivos que
tienen naturaleza de bienes publicos internacionales pueden ser medidas
‘que tengaa mayor efecto sobre la pobreza que la propia ayuda in‘ernacional.
Las caracteristicas de los bienes piblicos hacen que, con frecuencia, el
mercado se revele incapaz de asegurar su provisién eficiente, siendo reque-
rida cierts forma de accion colectiva. En el seno de los paises, esa respuesta
se canalizs a través principalmente del Estado. En el imbito supranacional,
sin embargo, no existe institucidn semejante al Estado, de modo que la res~
puesta ha de propiciarse a través de formulas diversas de coordinacién y de
308cooperacién voluntaria entre los actores del sistema internacional. El siste-
‘ma multilateral constituye e1 mareo més apropiado para promover y articu-
lr esa accién cooperativa. No obstante, existe el juicio ampliamente com
partido de que el sistema multilateral, tal como hoy esté configurado, no
retine las condiciones adecuadas para prover de una forma eficiente los
bienes pablicos que la sociedad demanda. Organizar Ia provisién de estos
bienes constituye, pues, una tarea pendiente.
De entre los bienes pablicos internacionales, os que plantean mayores
desafios son los que tienen que ver con la sostenibilidad ambiental, inclu-
xyendo la aecién frente al cambio climético y la proteccién de la biodiversi-
dad, En estos casos, se trata de movilizar los recursos, las politicas y los
‘mecanismos institucionales para garantizar que el mundo transita hacia
estrategias de desarrollo sostenibles, tanto a nivel nacional como interna
cional. No ¢s una tarea sencilla, porque ello comporta cambiar las pautas de
produccién y de consumo sobre las que se ha asentado, en buena medida, el
‘modelo de crecimiento hasta ahora vigente. Sabemos que se ha de cambiar
ese modelo, pero esté por definir el escenario al que se pretende llegar. Es
obligado, por tanto, que las estrategias de desarrollo abran espacio a la
innovaeién, ala prueba y al error, ala busqueda de alternativas: lo que obli-
gaaun trabajo cooperativo de todos, Norte y Sur.
BASES ORIGINARIAS DE LA POLITICA DE AYUDA,
Constituye un t6pico atribuir al punto IV de la Declaracién que el presiden-
te norteamerieano Truman hace ala nacién, en 1949. el punto de origen de
1a politica de cooperacién para el desarrollo, Desde entonces, hasta aq)
han sido muchos los cambios que ha experimentado el sistema de ayuda,
Se fundament6 mejor su potencial contribucién a la correecién de las de-
sigualdades internacionales, al tiempo que se adopté una nueva visién del
desarrollo (la del desarrollo humano, véase el capitulo 4 de este libro), se
definieron de forma més exigente los procedimientos y las buenas practi-
cas y se despleg6 un arsenal mas amplio de instrumentos. En el proceso de
mejora tuvo un papel clave la presién critica que ejercié la ciudadania,
tanto en el Norte como en el Sur, poniendo en evidencia los abusos, 0
malas précticas de la ayuda, La investigacién académica también contribu-
‘6a ese proceso, al poner en evidencia algunas de las causas atribuibles a
la limitada eficacia de la ayuda internacional. De forma adicional, los
donantes pusieron en marcha mecanismos de aprendizaje mutuo y de
04
evaluacién entre pares (peer review) que se han demostrado, al cabo, acep-
tablemente eficaces en la tarea de promover una mejora en las practicas de
laayuda,
En todo caso, y mas al de estos cambios, han permanecido en el tiem-
po algunos rasgos que se configuran como elementos identificativos de la
politica de ayuda. Buena parte de ellos estin siendo puestos en cuestién en
Jos iltimos tiempos. Me referiré centralmente a cinco:
EL DESARROLLO: UN PROYECTO NACIONAL
Laayuda se basa en la idea de que los problemas del desarrollo se expresan
y se resuelven preferentemente en el espacio nacional. Por este motivo, la
ayuda se concibe como un mecanismo dominantemente bilateral, orientado
a fortalecer las eapacidades y respaldar los esfuerzos que los gobiernos y las
sociedades hacen para superar el subdesarrallo,
La globalizacién ha venido a desafiar, al menos en parte, esta idea. Por
supuesto, se sigue admitiendo que la responsabilidad bisica del desarrollo
Ja tienen cada uno de los paises, pero, al tiempo, se sabe que el desarrollo,
tentendido como un proceso sostenido en el tiempo, es imposible si no se
actia sobre los mareos internacionales que definen las reglas de juego y los
‘mecanismos de gobernanza del sistema internacional.
Este iltimo juicio se ha visto reafirmado como consecuencia del estudio
mas detenido de la relacién existente entre ciertos bienes piiblicos globales
ylos objetivos de desarrollo, En esa tarea tuvieron un papel clave una serie
de estudios promovidos por el PNUD (Kaul et al., 1999 y 2003). En ellos se
hace un repaso de los ambitos relacionados con el desarrollo en los que para
obtener logros no basta la accién individual de los Estados, requiriéndose de
cierta accidn coordinada a escala internacional. Para que esa accién se pro-
duzea es necesario disponer de instituciones y recursos globales, pero tam-
bien es necesario corregir las desigualdades internacionales, para garanti-
tar que todos los paises estén en condiciones de implicarse en esa accién
coordinada a escala internacional,
Asi pues, el dilatado espacio de los bienes (y males) puiblicos interna
cionales define un nuevo ambito problematico para la cooperacién inter-
nacional. Al igual que lo constituye la definicién de aquellas reglas y estruc~
turas de gobernanza globales que condicionan los mérgenes de accién de los
paises. Con ello no hace sino reconocerse que el propésito del desarrollo en
jundy interdependiente no solo nos afecta a todos, sino tambien a todos
conjuntamente,
305SEMEJANZA Y DIFERENCIA
En 2007, Stuart Corbridge, conocido profesor del Development Studies
Institute, de la London Shool of Economics, publicé un trabajo titulado The
(m)possibilty of development studies, en el que sugeria que en la base de los
studios de desarrollo subyacian dos principios de aparieneia contradicto-
ria: el "principio de la diferencia” (el Sur es sustancialmente diferente del
Norte y requiere, por tanto, de un campo de estudios propio) yel “principio
de la semejanza” (con una politica adecuada se puede conseguir que el Sur se
‘haga mas similar a nosotros, el Norte).
"Ambos principios han quedado seriamente cuestionados en los ltimos
‘tiempos. En primer lugar, el mundo de hoy dificilmente puede caracterizar
se por una simple division Norte-Sur. Los paises ocupan una escala més
dilatada y continua de niveles de desarrollo. En segundo lugar, porque no
cabe aceptar tampoco el principio de a similitud, habida cuenta de los nue~
vos imperativos que impone la sostenibilidad ambiental. Bl planeta simple
‘mente no puede soportar que el modelo de desarrollo hastaahora practicado
cen ol Norte se generalice al conjunto del mundo. Para hacer susteuible el
desarrollo, ha de alterarse el modelo de produccién y consumo hasta ahora
vigente, y este es un desafio que comparten el Norte y el Sur: ambos deben
cencaminarse hacia un nuevo (¥ hasta cierto punto desconocido) modelo de
desarrollo compatible con las imitaciones biofisicas del planeta.
Desde esta perspectiva la relacién entre el Norte y el Sur no es aquella
sobre la que se constituyé la ayuda, que presuponia la existencia de un Norte
cexperimentado, poseedor de un modelo socioeconémico deseable, que con los
rmedios adecuados cabia replicar en el Sur. Ahora, mas bien, de lo que se trata
ces de que ambos, Norte y Sur, trabajen juntos para encontrar respuestas a un
‘mundo que ansia el progreso, pero que es (mas) consciente de los efectos per~
versos que las formas vigentes de conseguitlo han generado sobre el planeta,
UNA POLITICA CONCESIONAL.
La ayuda internacional se concibié desde su origen como ano de los meca~
nismos concesionales que los paises desarrollados ponian, de forma volun
taria y unilateral, al servicio de los paises en desarrollo para promover st
progreso econémico y social. No existe ningiin compromiso en el marco de
Ia ayuda que tenga la naturalera de exigible alos paises donantes. Estos, en
cesencia, dan la cantidad de ayuda que quieren, alos paises que desean (den-
tro de los potencialmente elegibles) y para las actividades que consideren
$06
(de entre las que genérieamente tienen relacién con el desarrollo). La ayuda
s, por tanto, una politica notablemente discrecional, si bien los donantes
se ven levemente condicionados por una ciertadisciplina internacional que
ellos mismos han disefado,
Este carcter discrecional y unilateral dela ayuda ha sido determinante en
la configuracién y eficacia de esa politica. Por muy diversas razones: a) en primer
lugar, porque los flujos quedaron sometides alos ciclos politicos o alos ritmos
presupuestarios de los donantes, haciéndolos poco previsibles para el receptor,
») en segundo lugar, porque introdujo en a ayuda objetivos espurios, no necesa~
riamente coneciados con las necesidades del receptoryy mis dependientes, sin
‘embargo, de las conveniencias delos donantes: c) en tercer lugar, porque poten
ci los grados de autonomia de los donantes obligando a los receptores a operar
en el marco de un sistema internacional —en realidad, un “no-sistema"—enor-
rmemente complejo y desordenado, con miltiples agencias, eada una con sus
‘exigencias y procedimientos:y d) enfin, porque reprodujo las relaciones asimé-
tricas de poder que subyacen al sistema internacional, generando dependenciay
‘sumisi6n del receptor a los eriterios y prioridades del donante, en ocasiones a
través de formulas estrictas de condicionalidad de la ayuda.
En Jos altimos afios, los donantes han tratado de corregir alguna de las
consecuencias que se derivan de ese vicio originario de la ayuda. A través de
la Agenda de Paris, puesta en marcha en 2005 y ampliada en Accra (2008) y
Busan (2011), se ha pretendido inerementar los niveles de coordinacién
entre los donantes, potenciando la armonizacién de sus procedimientos yel
alineamiento de estos con los sistemas e instituciones propias del pais
receptor: y se ha tratado de potenciar la voluntad y el protagonismo de este
liltimo, promoviendo los procesos de apropiacién del desarrollo y una as0-
ciaci6n (partnership) mis estable y equilibrada con el donante.
‘No cabe subvalorar los logros derivados de estos esfuerzos, pero se esta
‘muy lejos de conseguir lo que se pretendia, Las resistencias y dificultades
el proceso son notables, en parte por la propia naturaleza del sistema de
cooperaciénala que aqui se alude, Avanzar en a coordinacién internacional
obligarfaalos donantes a perder parte de la autonomia dea que hasta ahora
han gouado; y tampoco es facil avanzar en un reequilibrio de las relaciones
entre donantey receptor, cuando una parte de la relacién concentra el dine~
10 y la capacidad de decisién y la otra parte apenas tiene algo més que sus
demandas de apoyo.
Superar de forma efectiva los problemas sefialados obliga a avanzar
hacia un sistema en el que los paises en desarrollo tomen parte en los
rocesos de decision y gobernanza de la cooperacién, un sistema basado
307‘en garantias y reglas, que se nutra de recursos menos sujetos a la disere-
cionalidad de los donantes (impuestos globales, por ejemplo) y donde la
naturaleza de los acuerdos de eooperacién adquieran una mayor fuerza
Vinculante, particularmente en aquellos casos relacionados con los bie~
nes publicos.
LADESPOLITIZACIONDELA AYUDA,
El cuarto rasgo alude al caricter téenico que se le ha querido otorgar a la
ayuda, velando su inocultable dimensién politica. Los donantes asentaron
Ja ayuda sobre el supuesto de que tanto las prioridades como las estrategias
de desarrollo respordian a un conocimiento téenico, que encontraba su
respaldo en la exitose experiencia de los paises desarrollados. Se conocian,
pues, las soluciones, bastaba con aplicarlas. Expuesto de la manera mas
simple posible, ese enfoque vendria a sugerir que lo que condieiona el logro
de resultados es basicamente la disposicién de los recursos para promover-
los. Semejante enfocue condujo a juicios enormemente dafiinos para la
ayuda, como suponerque siempre un mal proyecto es mejor que la ausencia
de proyectos o que siempre es mejor mas que menos ayuda, sin advertir de
los costes que generauna intervencién mal disefada o, en general,
siva dependencia de la ayuda,
En la base de estos planteamientos esté esa equivoca eonviecién de los
donantes de hacer dea ayuda un proyecto meramente téenico, coma si de
una operacién de ingenieria social se tratase. Es obvio que la cooperacién al
desarrollo tiene componentes téenicos obligados, pero més allé de estos
mbitos, el desarrollo comporta cambios en la estructura de vor y de poder
enel seno de las sociedades, modificaciones en las instituciones y reglas con
las que operan los actores, y todo ello tiene implicaciones politicas.
Comprender esa realidad supone eludir algunos de los planteamientos mas
{ngenuos de la ayuda y desechar las visiones simplificadas del cambio social
que, en ocasiones, abrazan los donantes.
UNA POLITICA PROTAGONIZADA POR LOS ESTADOS.
EB iltimo rasgo es el predominio que en la politica de ayuda han tenido tra-
dicionalmente los gobiernos, donante y receptor. En su origen, la ayuda se
coneibié como una politica interestatal. Los gobiernos donantes retiraban
vuna parte de los recursos procedentes de sus contribuyentes y los trensfe-
srlan a los gobiernos d: los paises receptores, para que estos los inviriiesen
308
en aquellos proyectos de desarrollo previamente convenidos. No varia en
nada este esquema el hecho de que una parte de la ayuda se hiciese a través
deinstituciones multilaterales, cuya membresia esta conformada igualmen-
te por Estados.
La situacién descrita comenzé a cambiar en la década de 1980, cuando
Jas ONG adquirieron un papel mas relevante en el sistema de cooperacién,
tanto como generadoras de agenda cuanto como proveedoras de servicios de
desarrollo, Su capacidad para detectar las necesidades de los sectores mis
desfavorecidos, su mayor agilidad y permeabilidad social, las convirtieron
‘en agentes cruciales del sistema de cooperacién.
Desde comienzos de la pasada década, a es08 dos actores se han sumado
‘otros actores procedentes del sector privado, como fundaciones y empresas,
que han adquirido mayor relevancia en el sistema de cooperacién y han
{incorporado nuevas formas de hacer y nuevas culturas de organizacién y de
trabajo en el seno de la ayuda.
Los cambios mencionados han supuesto un enriquecimiento de la
politica de ayuda, al ampliar las capacidades, visiones y formas de hacer
‘que operan en su seno. Pero, por supuesto, también ese proceso incorpo-
12 riesgos, derivados del efecto que la diversidad de propésitos de los
actores puede tener sobre el sentido de la politica de cooperacién en su
conjunto.
UNA MIRADA DE FUTURO: HACIA UNA POLITICA GLOBAL
DE DESARROLLO
De cuanto se ha expuesto se desprenden algunos delos eambios a que esti
convocada la cooperacién para el desarrollo si pretende seguir siendo
un instrumento eficaz para la correceisin de las asimetrias internacio-
nales y para la promocién de una distribucién mas equitativa de las
oportunidades de desarrollo. Trataré de articular esos cambios en
torno a cineo grandes transformaciones, que aqui simplemente se enun-
UNAAGENDA COMPREHENSIVA
El primer cambio afecta a la Agenda de Desarrollo. En los tltimes atos, la
cooperacién ha convertido ala lucha contra la pobreza en el objetivo central
de su accién, al menos a nivel declarative. Sin duda, la lucha contra la
309pobreza debera seguir siendo parte central de la Agenda de Desarrollo, pero
—junto aello— deben integrarse un conjunto més amplio de dimensiones en
las que se debe desplegar la cooperacién internacional para el desarrollo,
Estas debieran articularse en torno a tres grandes ees: a) en primer lugar.
.garantizarla prestacion de los servicios sociales bisicos ala peblacién mun-
dial: es decir, establecer un suelo minimo de estindares de proteceién social
al que todos los ciudadanos tengan acceso; b) en segundo lugar, prover los
bienes piiblicos internacionales que la sociedad demanda, especialmente
aquellos que garantizan la seguridad y el progreso colectivo, gestionando las
externalidades que el proceso de globalizacién ha acentuado: yc) por tltimo,
corregir las asimetrias internacionales y promover la convergencia en los
niveles de renta y bienestar entre paises. Una agenda, pues, que es mas
amplia y comprehensiva que la que hasta ahora ha manejado la ayuda. La
Agenda de Desarrollo Post-2015 de algiin modo traduee este trénsito hacia
una concepeién més compleja, comprehensiva y universal de la aceién de
desarrollo. Una consecuencia de este cambio es que la politica de desarrollo
que se sugiere dejara de ser competencia de un solo departamento ministe-
rial (tradicionalmente, el de Exteriores, que es donde se ubica la ayuda),
para ser responsabilidad del conjunto de los gobiernos.
NUEVOS RECURSOSY POLITICAS
[La nueva agenda descrita debe comportar también un ensanchamiento del
espacio propio en el que se definen las politicas de desarrollo. No se trata de
persistiren el limitado perimetro que, hasta el momento, ha caracterizado a
Ja Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Si se quiere operar con la agenda des~
rita, necesariamente deben considerarse el conjunto de las polticas nacio-
rales y de las reglas globales que tienen impactos en los ambitos
mencionados. Ha de pasarse, por tanto, hacia una vision del desarrollo que
trascienda los problemas de a financiacién y, su vez, hacia una visin de la
financiacién que vaya mas alé de lo que se computa como ayuda internacio-
nal, Entrarian en este ambito los problemas asociados a lot marcos que
reyulan las relaciones internacionales (comercio, inversion, ceenologia...)
para asegurar una mejor distribucion de las oportunidades de desarrollo,
incluyendo la penalizacion de aquellas précticas que limitan esas posibili
dades (Alujos financieros iicitos, paraisos fiscales, ete.) Parc hacer viable
sa politica seria necesario buscar en alguna(s) figura(s) impositiva(s) de
scala internacional una base financiera complementaria a la que aporta la
ayuda,
B10
UN SISTEMA MAS COMPLEJO.
Més allé de los cambios mencionados, es necesario preservar el carécter
piiblico de la politica global de desarrollo a la que se alude. Ahora bien,
entendiendo lo puiblico no como el espacio reservado a los Estados, sino
como aquel que convoea al conjunto de actores de una sociedad en torno
a intereses que les son comunes. En consonancia con ello, es necesario
abrir la politica de cooperacién al desarrollo a la colaboracién mis activa,
no solo de gobiernos y ONG, sino también del conjunto de los actores
sociales, incluyendo al sector privado. Al tiempo, en un mundo mucho
mas heterogéneo es necesario superar la tradicional escisin entre do-
nantes y receptores en que s¢ ha basado el sistema de ayuda, para abrir
paso aun marco de responsabilidades compartidas, aunque diferencia-
das, en el que los paises industriales, pero también los paises en desarro-
Io con experiencia y recursos suficientes, pueden tomar parte de las
tareas de cooperacién internacional. Un sistema de este tipo sera, sin
duda, mis rico y complejo, al integrar capacidades, visionesy cultures de
organizacién y trabajo muy diferentes. Se ampliaré, también de este
modo, el respaldo social de Ia politica de desarrollo, al dilatar el espectro
de cuantos se sienten implicados en ella. Ahora bien, se hard més dificil
la coordinacién entre actores. En un sistema descentralizado como el que
se sugiere, esta no puede derivar del ejercicio de Ia autoridad y la coae-
‘ién, sino del establecimiento de redes de trabajo entre actores y de la
definicién de incentivos correctos para propiciar la suma de esfuerzos y
capacidades.
UN SISTEMA MAS INGLUYENTE Y DEMOCRATICO
La politica deserita requiere también de nuevas estrueturas de gobernanza
que otorguen vox al conjunto de los actores del sistema. Es claro que el
Comité de Ayudaal Desarrollo, que resine a 28 paises donantesmiembros de
la Organizacién para la Cooperacién y el Desarrollo Econémicos (OCDE) no
es representativo del conjunto de los actores que debieran former parte de esa
‘nueva politica global de desarrollo: ni siquiera es representativo de los actores
que ya hoy estin participando en las acciones de cooperacién internacional,
Para generar una estructura de gobernanza mas incluyente, se han puesto en
‘marcha dos iniciativas recientes. La primera es el Development Cooperation
Forum (DCF), ubicado en el seno de las Naciones Unidas y dependiente de
Economic and Social Council (ECOSOC). en el que tienen participacién tanto
an‘paises donantes como receptores. La segunda iniciativa deriva de la Con-
ferencia de Alto Nivel de Busan, el Global Partnership for Effective De-
‘velopment Cooperation (GPEDC), en el que se encuentran integrados buena
‘parte de los actores del sistema de cooperacién, incluidos paises, empresas y
organizaciones. No esti daro que ninguna de estas opciones satisfaga las con-
diciones de una estructura de gobernanza deseable. En el caso del DCF, se
trata de una instancia altamente incluyente y que est localizada en el seno de
Ja organiaacién mas representativa de 1a gobernanza internacional, las
Naciones Unidas. Vista su trayectoria, hay que admitir que se trata de un buen
foro para suscitar temas y debates, pero es mis dudoso que cubra adecuada-
‘mente su papel como espacio generador de normas, acuerdos en materia de
politicasy de seguimiento y evaluacién de o acordado. Por su parte, el GPEDC
tiene una mis dudosa representatividad y est muy marcado en su origen por
el papel que los donantestradicionales, através de la OCDE. han jugado en su
promocién. Es todavia pronto para un juicio definitivo sobre estas dos inicia-
tivas, pero todo parece sugerir que latarea de construir una gobernanza inclu~
_yente y eficaz dela cooperacién internacional esta todavia por realizarse.
LUNANUEVA NARRATIVA
Por iltimo, la nueva politiea de desarrollo requiere ser comprendida y apo-
yada por la ciudadania y para ello es necesario edificar una nueva narra
‘iva que ayude a justficar el esfuerzo. En el pasado, la justificacién de la
ayuda descansaba en los supuestos basicos de justicia y solidaridad, que
eran facilmente entencidos al remitir a las necesidades de la poblacién
en extrema pobreza. Er la medida en que la politica de desarrollo amplia
sus objetivos y dilata el espacio de los actores implicados, hay que cons~
truir una narrativa mie compleja. La pobreza, la correccién de las desi-
sgualdades, la garantia de derechos de las personas debe seguir ocupando
el centro de la justificacion de los esfuerzos de cooperacién. Pero, junto a
ello, es necesario insistir en el mensaje de la responsabilidad comparti
da, del esfuerzo por una justicia global, por la cohereneia de las politicas
puestas en uso por los paises, por unas reglas y estructuras de gobernan-
za incluyentes, transparentes y equitativas. Se trata, en suma, de hacer ver
quela mejor de las intervenciones de desarrollo puede no rendir frutos si
no se alteran, al tiempo, algunas de las reglas basicas que gobiernan el
entorno internacional. Insistir en que en un mundo interdependiente la
promocién del desarrollo no solo es una empresa que nos concierne a
todos, sino a todos conjuntamente.
Bin
‘CONSIDERACIONES FINALES
El anilisis realizado en los epigrafes anteriores es suficiente para confirmar
que nos encontramos ante un momento de cambio también en el sistema de
ayuda internacional. El panorama actual es muy distinto del que existia
‘euando el sistema de ayuda inicid su andadura; se han definido mejor los
objetivoe, es mayor el nimero de actores que operan en su seno,y sedispone
de un arsenal de instrumentos més amplio. Al tiempo, el fin de la guerra
fia, al restar valor geoestratégico a la ayuda, ha permitido que losdonantes
presten més atencidn a los aspectos relacionados con la eficaciay el impacto
de ous intervenciones, Son todos cambios positivos que deben considerarse.
No obstante, el mundo ha cembiado masy de forma mis répida que el siste~
rma de ayuda. De acuerdo con las tendencias de cambio vigentes, el mundo
ppost-2015 ser muy distinto de aquel en el que ha venido operando la ayuda:
seré otrela estructura de las relaciones internacionales y otros los proble~
‘mas, afedidos alos todavia no resueltos. Se hace necesario, por tanto, que la
ayuda seplantee su futuro si quiere estar a laaltura de los tiemposy respon
der alos desaffos que impone la gobernanza de un mundo complejo y cam~
iante, altamente integrado pero notablemente desigual, con nuevas
potencics emergentes procedentes del mundo en desarrollo, que en breve
acogeria mas de nueve millones personas y que se enfrenta a problemas
ambientales dficiles de gestionar.
Desde Inego, no faltan quienes, en las condiciones deserites, abogan
por la progresiva disolucién de la politica de ayuda, salvando acaso como
‘inico reducto la accién humanitaria (la ofrecida frente a catistrofes o gue-
ras). Se confia, desde estos sectores, en que los efectos positivos dela glo-
alizacion, ejemplificados en el publicitado éxito de algunos mereados
temergentes, aleancen a todo el planeta: y se piensa que en un mundo de
‘mercados de capital abiertos, el papel de una finaneiacién oficial (como la
ayuda) resullari crecientemente irrclevante. En los eatos mis acerhamente
eritieos, se considera, ademis, que la ayuda ha sido una politica fallida, ala
que debe ponerse fin cuanto antes, mientras otros, més complacientes,
‘admiten que la ayuda pudo haber sido itil en el pasado, pero ya 20 lo es en
cl presente (y, desde luego, lo ser menos en el futuro).
Frente a esta posicion esti In de aquellos que piensan que la ayuda
puede seguir siendo util, siempre que su accién se oriente de manera mis
selectiva y eficaz.a combatir la pobreza extrema, en los paises de menores
niveles de renta. Se trataria, en este caso, de reforzar el mensaje originario
de la ayuda (el combate contra la pobreza) y acentuar su sentido de politica
33especializada, orientada a las necesidades de aquellos colectivos humanos
que han quedado definitivamente marginados de las ventajas de la globali-
zacién, De esta argumentacién se deriva la idea —no siempre explicita~ de
otorgara la ayuda una fecha de eaducidad definida: e logro de su objetivo la
convertiria en innecesaria
Por tltimo, est la posicién que se ha defendido paginas atris yes lade
quienes jurgan que Ja cooperacién internacional puede tener un papel
importante en el futuro como mecanismo obligado para la correccién de las
asimetrias internacionales que el mereado genera, Si bien, para ello es
requerido que esa politica se someta a un cambio dristico en sus plantea~
anlentos yenfoque, alterando la narrativa que la justifica las formas en que
se financia y opera. En eseneia, se trataria de transitar desde una politica
concesional, dominantemente bilateral, basada en la financiacidn oficial y
orientada a combatir las carencias extremas (pobreza), a otra dotada de una
agenda mis amplia, orientada a combatirlas asimetrias del sistema interna-
cioral, con mas espacio para la concertacién internacional y la implieacién
de un elenco mas plural de actores (no solo publicos) y con la capacidad de
trascender el imbito estricto de la financiacion para ineidir sobre ls reglas,
polisicas y mecanismos que condicionan las posibilidades de desarrollo a
scala internacional.
BIBLIOGRAFIA
‘Aut. yea, IA (i) (01) Deon Chernin Tne of Cis, Colaba Unive
Pre Nurs ork, ren So anand
au Coven, Gowen, K, Ly Monoce RU. (ed) (23) Poiding Gaal Pole Code
sels alate, Oxf ninety Pen ue Yor "
Gna y SERN M.A (a) 6999) lll Pai Cod: maint Capri inthe
eay alr Unversity Pree Meena ar "
‘Sunt (zo) “Gltal poner ar the new boston billion” IS king Paper. 349,105, Brighon.
~ (Goi "her dose welds por lve! A eu update IDS Wong Pans TS Ache
ang
Lec
The End of ODA: Death and Rebirth
of a Global Public Policy*
Jean-Michel Severino and Olivier Ray"*
INTRODUCTION
“Official Development Assistance” (ODA) ie dying. Not that it really ever existed.
st least in the neat form ofa global fight agsinet poverty with consensual objectives
and means. Nor that international solidarity is decreasing: it isnt less but more
‘money that is being poured each year into what ean be called “international publie
policies", But what we are witnessing isthe dilution of an outdated concept one
basedon long gone illusions about the unity. the clarityand the purity fthe“inter~
national community's” goals~into a new complex breed of public policies that
attempt to confront the challenges ofa globalized world. A triple revolution of
objoetives players and instraments is reshuffling the cards, dynamiting ald prac-
tices snd habits, The busting creativity of development finance is precipitating a
change of era: new phoenix i rising from the ashes of half-century old policy
‘This sudden metamorphosis of the world of international development
sssisunce leads to a problematic question. Do global standards such as the
famous objective of allacating 0.7% of donor countries’ GDP to Offical
Development Assistance remain relevant? We will show that the fact that what
this benchmark measures is senseless may give us a clue as to why it is not
reached, As to why it cannot be reached. Time has come to change the thermo-
‘meter~and speak the truth. For behind seemingly technical questions of mea-
surement lay complex policy issues made even more abstruse by the absence of
clear benchmarks: the world is treading a perilous mountain path blindfolded.
Gener Tor Gina Development, Warkng Paper 6, march 2009. bpu/emm cpa’
fenteag9flecin.o OOK FNAL pa
ert! Sorino athe Managing Diet fhe Agence Frage de Divippemen and
fmer Ves reset she Word Bre, Or Raya sso icharge of erh We wuld
‘eo han rl eer ancy Bra. ama! Der Lae Dri: rnc re. Emmanuel
Gace Jee Hom Karn, Over aun. Mianie Lange. Ay Maoh Serge
Nit ed Otny Med Over, rangle Paquemen Carlin Baits ad Ce Wie
‘Mir engl ean sd coment To veered Me pope: howe ate th x
by oth urn hone
$Roerm eran publ pls iased in sire dacs ens that
seve beady aed plc nds, One fhe hte fe pope wht ineroaioed deeopnent
‘Slane onto id ofgitlpubi poly delngwithNorSowtheatonwichaecome 0
corjnt ie dieret aoa of eoectves. tn ccovoiecomerpence of ero ann
ticprovionftaiarcent ail humaetelng nd te poeton flop goa.
a5