Está en la página 1de 1

En la Venezuela de principios del siglo XX la personalidad extrovertida y fiestera del General

Cipriano Castro era todo un tema público. El aguerrido General que introduce a los andinos por
primera vez al poder tiene una gran debilidad: Las mujeres y el alcohol.

Hasta López Contreras perteneciente al Batallón Carabobo de las tropas tachirenses refería
que la "dedicación al amor libre" causó grave impacto en la vida política del presidente. Es
posible que alguna enfermedad venérea mal curada degenerara más tarde en los malestares
que alejaron de la silla presidencial al Cabito.

Según una investigación de la Academia Biomédica Digital de la UCV, los síntomas de la


mengua que fregó al presidente eran fiebre, postración, cefaleas permanente, problemas
urinarios y en sus últimos momentos graves problemas en la uretra y vejiga que le causaron
riñón supurado.

Reseña la Academia Biomédica que el agravamiento de su cuadro clínico es debido al


padecimiento de una fístula colónica-vesical que se diagnostica clínicamente en 1907 y
endoscópicamente en 1908, por el doctor Juan Manuel Iturbe Bescanza.

El 9 de febrero de 1907 se le intentó operar de emergencia en la ‘Guzmania’ en Macuto, luego


que sufriera un ataque de flatos por la uretra y exclamando el General "¡Que bolera es ésta,
que me estoy peyando por el pito!" casi se desmaya.

Durante la operación, se produce una brusca caída de la tensión arterial, con una falla del pulso
y Lino Clemente que fungía como anestesista exclama:- ‘Se nos va’, es entonces cuando los
soldados de la Guardia Negra que estaban en el mismo cuarto de operaciones exclaman
cargando sus escopetones: ¡Si se va mi general, ustedes también se van! y por lo delicado de
la situación, el Dr. Acosta Ortiz le ordena al anestesista Celis que la operación había finalizado.

Después del susto, Castro organiza su viaje con rumbo a Alemania a tratarse de la dolencia. Ya
para esas fechas se sienten las distancias entre los compadres de batalla.

También podría gustarte