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Educación de jóvenes y adultos

Publicada el 28 DE SEPTIEMBRE 2016, 11:53 En Divulgación , Mendoza, CONICET

Una mirada sociológica.

La educación escolar de jóvenes y adultos está destinada a personas que desean iniciar o
continuar sus estudios de nivel primario o secundario, pues por diversas razones no pudieron
completar dichos niveles durante su infancia o adolescencia.
La investigación enfocada en las trayectorias educativas revela que el abandono
escolar puede explicarse por causas vinculadas al origen social y a las desigualdades
de género vigentes en nuestra sociedad, entre otras razones.
Respecto del origen social, la gratuidad de la educación pública nos hace sostener la
idea ilusoria de que existe una igualdad de oportunidades educativas que resulta
independiente de los recursos familiares. Sin embargo, hay una variedad de recursos
que son necesarios para permanecer en la escuela y uno de los más significativos –y
quizás el menos visible– es la disposición de tiempo.
Niños y adolescentes de sectores populares ingresan a una temprana edad al mundo
del trabajo y a actividades vinculadas con la obtención de recursos, bajo la urgente
necesidad de contribuir a la supervivencia familiar.
Muy lejos del imaginario social que ve a la pobreza como una situación asociada a la
inactividad e incluso vincula bajo rendimiento y abandono escolar con la idea de
“vagancia”, la investigación sociológica muestra que en las trayectorias vitales de estas
personas se destaca el trabajo arduo, mal pago y al margen de toda protección legal
desde edades tempranas. Estudiar, hacer deportes y jugar son actividades que
resultaron, en cambio, limitadas o postergadas en el tiempo.
Respecto de las desigualdades de género, debemos señalar en primer lugar que en
ciencias sociales el concepto de género da cuenta de las normas, estereotipos, valores,
ideas, significados y responsabilidades socialmente construidos en torno de la
diferencia biológica mujer/varón.
La cuestión de la desigualdad social entre los géneros nos habla de concepciones
construidas social y culturalmente que ponen en situación desventajosa tanto a las
mujeres como a las personas que no son heterosexuales y las desvalorizan.
Al analizar las trayectorias escolares de muchas jóvenes y mujeres observamos que,
además de la temprana inserción en el mundo del trabajo –problemática que comparten
con los varones de origen popular–, hay factores de género que contribuyen a explicar
el bajo rendimiento y el abandono escolar que experimentaron siendo niñas o
adolescentes.
Entre tales factores, se destacan la maternidad, la unión conyugal y la carga de
responsabilidades domésticas que pesaban sobre ellas desde la infancia o
adolescencia. Hasta hace pocos años, la ausencia de una normativa que protegiera los
derechos de niñas y jóvenes embarazadas y madres dentro del sistema educativo
posibilitaba que, en los hechos, las escuelas fueran ámbitos muy poco inclusivos.
De este modo, proliferaban prácticas y discursos moralizantes dirigidos hacia las
alumnas madres, que permiten entender que, como decía una joven, no se “sintiera
cómoda” en la escuela cuando quedó embarazada.
Por su parte, el análisis de trayectorias escolares de personas gays, lesbianas,
transexuales y transgénero pone de manifiesto la presencia de pedagogías excluyentes
que lesionaron, de diversos modos, su derecho a educarse. Debemos destacar aquí
los discursos homo y transfóbicos, herederos de concepciones religiosas contrarias a
la perspectiva de géneros.

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