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Ética del cuidado de sí y desarrollo humano:

un reto para la Educación Superior


Gladys del Socorro García Restrepo

Docente: José Gabriel Silva Sánchez


Alumna: Martha Patricia Rodríguez Valencia
Matricula: 183Q3006
Correo: mapat3009@hotmail.com
Objetivo:

Conocer los temas que se relacionan con el desarrollo humano en el estudio profesional y académico.

El desarrollo humano ha estado en los últimos años presente debido a que el mundo ha
pasado un sinfín de eventos que ha dejado marcada a la humanidad tanto a nivel
sociedad, familiar como individual, porque nosotros como seres humanos que estamos
interactuando con la sociedad hemos pasado por cambios emocionales, psicológicos y
conductuales.

En los programas académicos debería de estar presente a lo largo de la formación


profesional los cursos o materia de desarrollo humano porque es un elemento esencial en
el ser humano porque demuestra lo que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida, esos
atributos o valores que demuestran lo que realmente somos como seres humanos; la
forma en como hemos ido evolucionando ha demostrado nuestro lado humano, ósea
hablamos del humanismo, pero ¿Qué se entiende por humanismo? La respuesta a este
interrogante es compleja y extensiva, dado que puede darse desde diferentes
perspectivas políticas y de pensamiento, y ubicarse en determinados momentos
históricos; en tal sentido, es comprensible por qué muchas de las concepciones sobre
este tema sigan siendo susceptibles de fuertes críticas; de ahí que el mismo Foucault
expresara cierto sigilo al pronunciarse al respecto.

El humanismo lo que busca o pretende que el ser humano tenga valores, y que de
acuerdo con sus creencias este actúe de la mejor manera, que tenga una ética humana y
profesional intachable, que tuviera o mantuviera su confianza aun en las adversidades. En
la actualidad el ser humano a demostrado en múltiples ocasiones su lado humano, pero
este se ha asustado por lo que, dejado de ser, porque se ha reencontrado consigo mismo.

La idea de “ornamentos inútiles” ha ido calando de manera paulatina en los diferentes


estamentos de la sociedad y más específicamente en el sector educativo, al punto que
cuando se entra en esas inexplicables transacciones de créditos a fin de que los planes
de estudio se ciñan a la ley del momento o por cualquier otra circunstancia, con
recurrencia se trasladan créditos de las áreas humanísticas a las disciplinares, sin
ninguna o poca reflexión al respecto y, lo que es peor, en nombre de las reformas
curriculares se exhiben argumentos para transformar los currículos pero esa
transformación a lo que apunta, en muchos casos, es a hacer desaparecer las cátedras
de orden humanístico. Situaciones como esta deberían de alertar a los actores del
sistema educativo, y remitirlos a una profunda reflexión, en tanto negociar las cátedras
humanísticas de un currículo es negociar, en cierta medida, el sentido de humanidad de la
universidad y, por tanto, de la sociedad a la que se debe.

Ortega y Gasset (1964) advertía: “Es preciso que el hombre de ciencia deje de ser lo que
hoy es con deplorable frecuencia: un bárbaro que sabe mucho de una cosa” (p. 68).
Avanzando en esta reflexión es oportuno traer nuevamente a Nussbaum (2005) cuando
en su libro El cultivo de la humanidad propone en esta misma línea, tres habilidades para
cultivar la humanidad en el mundo actual: la primera es la referente a la “(…) habilidad
para un examen crítico de uno mismo y de las propias tradiciones, que nos permita
experimentar lo que, siguiendo a Sócrates, podríamos llamar ‘vida examinada’” (p. 28); en
la segunda llama la atención sobre la “(…) capacidad de verse a sí mismo no solo como
ciudadanos pertenecientes a alguna región o grupo, sino también, y sobre todo, como
seres humanos vinculados a los demás seres humanos por lazos de reconocimiento y
mutua preocupación” (p. 29), y la tercera “(…) puede llamarse imaginación narrativa. Esto
significa la capacidad de pensar cómo sería estar en el lugar de otra persona, ser un
lector inteligente de la historia de esa persona, y comprender las emociones, deseos y
anhelos que alguien así pudiera experimentar” (p. 30).

En la actualidad el ser humano a demostrado en múltiples ocasiones su lado humano,


pero este se ha asustado por lo que, dejado de ser, porque se ha reencontrado consigo
mismo y con los que están a su alrededor, en medio de la pandemia muchas familias se
han unido mas y otras se han separado porque han demostrado quienes son en realidad,
como decimos ha demostrado de que este hecho y de lo que tiene en su interior, que ha
decir verdad se nos ha olvidado de donde vengo y quien soy.

El autor Las reflexiones que hace Foucault desde su perspectiva genealógica de


epiméleia heautou, que significa el cuidado de uno mismo (1994, p.34), tienen como
referente la cultura griega*, e implican una serie de actividades que el sujeto emprende en
el marco de su reflexividad con el propósito de volver su mirada sobre sí mismo, sus
pensamientos, sus actuaciones y su relación con los otros y que el autor ha denominado
Tecnologías del yo, las cuales le posibilitan (…) efectuar, por cuenta propia o con la ayuda
de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos,
conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos, con
el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría e inmortalidad (1991, p. 48).

El humanismo no quiere ver al ser humano como un numero más, sino que se ve a si
mismo como alguien que va aportar algo grande y maravilloso a la humanidad y sobre
todo a el mismo, que los conocimientos adquiridos o los cursos llevados los ponga en
práctica, que su formación sirva para hacer un aporte en el futuro que para eso es que se
formó; tal como lo menciona Orozco: el hecho de que el estudiante apruebe estos cursos
no lo hace automáticamente ni más humano ni más ético; no obstante, lo que se
esperaría es que lo vivido en el aula le otorgue pistas para aproximarse al mundo de tal
modo que vaya marcando en él una tendencia, ojalá ética y humana, que permee su vida
en todas sus esferas y lo proyecte al futuro como un profesional idóneo. En esta
intencionalidad no pueden desfallecer las instituciones educativas; por el contrario, sus
actores deben acudir a las estrategias que les sean posibles, para permear de esta
filosofía los distintos ámbitos de la vida universitaria.

De otro lado es oportuno tener en cuenta que “Si se forman docentes, verdaderos
intelectuales, creativos, participativos, etc., el efecto en el sistema educativo se notará
para su beneficio; pero también se notará en el caso contrario” (Vargas, 1993, p. 29). De
acuerdo con esta consideración si el docente está mejor preparado y canaliza sus
esfuerzos para ir construyéndose como un intelectual*, podrá abordar los temas de
contenido humanístico o los que le correspondan. Esta parte es interesante porque nos
habla acerca de cuándo el docente está bien preparado, capacitado, ese conocimiento
que adquirió lo desea transmitir a sus alumnos y tomen ese ejemplo de compartir los
conocimientos y sean más humanos cada día, de que porque ya tengo ese conocimiento
no lo debo de compartir con los demás porque, así como a mi me costo prepararme que
le cueste también, desde ahí ya mostramos lo que somos porque no queremos compartir
lo aprendido.

De acuerdo con lo analizado de la lectura desde mi punto de vista el desarrollo humano


debe de estar a lo largo de la formación académica, porque nos enseña cómo es que
hemos ido adquiriendo esos valores, aptitudes y habilidades a lo largo de nuestra vida,
que debemos de ver al desarrollo humano como una estrategia del aprendizaje o del
saber diario, que dentro de este tenemos inmerso el humanismo que nos ha servido para
darnos cuenta de quienes somo, hacia donde debemos guiarnos, como debemos
conducirnos que sobre todo esto debemos darnos cuenta la clase de ser humano que
soy, que he adquirido conocimientos nuevos para un futuro, no para tenerlos guardados
sino para ponerlos en práctica tomando en cuenta esos valores y esa ética profesional
que me harán conducir mi persona.
El humanismo me es difícil entenderlo pero considero que es una parte importante de
nuestra formación como ser humano porque con mi actuar demuestro que tanto me
preocupa las personas con las que convivo a diario o están a mi alrededor, es decir
demuestro empatía por estas, como cuando hacemos una acción que es reconocida y la
sientes gratificante decimo te saco el lado humano, considero que eso es el humanismo,
ponernos en ocasiones en la situación del otro y si esta en tus posibilidades ayudarlo lo
haces sin esperar nada a cambio. Esta ardua labor la aplicamos en nuestra profesión
como trabajador social al poner en marcha la ética del cuidado del sí, porque todo el
tiempo estamos ayudando al prójimo como trabajadores sociales sabemos que nuestra
labor es detectar problemáticas y resolverlas de la mejor manera posible, o investigar
porque esta fallando este sistema que se puede hacer para mejorarlo, nuestra profesión
es de intervención todo el tiempo como que somos la pieza de un engrane que hace falta
en cualquier institución, porque sabemos como actuar, como resolver ese problema,
analizamos, planeamos, prevenimos, somo visionarios nos adelantamos a situaciones
que probables que suelan ocurrir, buscamos mejorar ciertas situaciones para brindar la
mejor solución. En este momento en el servicio social me doy cuenta de que todos los
seres humanos tenemos fallas, que nos cuesta trabajo entender a las personas, que
tratamos de dar lo mejor de si y que sin embargo hay personas que abusan, que hay otros
pocos humanos y que no se dan el tiempo para reflexionar que viven su vida deprisa y no
les importa el daño que causen, hay otros que sienten el dolor de los demás, de que en
este momento la vida se les puede ir y ya no hay marcha atrás, de que queremos que nos
atiendan rápido, este mundo esta cambiado totalmente se nos han olvidado los valores y
la ética que como ser humano tenemos desde que nacemos, hemos sacado en los
últimos años lo que somos.
Bibliografía

Del Socorro García Restrepo, G. (2014). Ética del cuidado de sí y desarrollo humano: un reto para la Educación
Superior. . Revista Lasallista De Investigación. Volumen 11(1), 125-132., 125-132.

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