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UNIVERSIDAD CATOLICA DE

HONDURAS

Maestría Economía y Finanzas

“RESUMEN CULTURA INNOVADORA,


CULTURA SENSIBLE AL CLIENTE,
ESPIRITUALIDAD Y CULTURA
ORGANIZACIONAL.”
PhD. Sandra Velasquez

Asignatura: Administración

Presentado por:
Stefani Gissel Guevara
Merin Yessenia Alvarez Martell
Luis Felipe Mejía Morales
Edgar Tomas Rivera Rosales
Iris Grisel Montoya Sauceda
Jerónimo Miguel Cabrera Padilla
Ángel Gabriel López Cálix

Jueves 6 de julio de 2023

Tegucigalpa, MCD, Honduras

UNICAH
RESUMEN
CULTURA INNOVADORA
La cultura innovadora puede entenderse como una mentalidad y una práctica orientada a la
generación, desarrollo y establecimiento de valores y actitudes que propician la emergencia,
adopción e impulso de ideas y cambios que optimicen el funcionamiento y eficacia de una
organización, incluso cuando esto signifique romper con convencionalismos o tradiciones
arraigadas. Esta cultura se configura en base a un conjunto de creencias y valores compartidos
que alientan la generación de ideas frescas y útiles en todos los ámbitos de la actividad
empresarial.

En el contexto actual de competitividad, la cultura innovadora es vital para las organizaciones.


Su relevancia radica en su capacidad para fomentar ambientes propicios para resultados
innovadores. No obstante, su modificación puede resultar desafiante, ya que a menudo se
encuentra resistencia en las personas para asumir nuevos roles, estilos y formas de actuar. Los
cambios pueden implicar una transformación en la manera de interactuar en el lugar de trabajo,
desarrollar las actividades del negocio, relacionarse con clientes y competidores, entre otros. La
inclusión de nuevas dimensiones culturales promueve un ambiente de trabajo dispuesto a
aceptar nuevas ideas, adoptar cambios tecnológicos y asumir una participación activa en la
innovación. Pero la cultura no solo involucra personas, también comprende los sistemas,
procedimientos y estructura organizativa que determinan cómo esas personas interactúan.

El conocimiento es otro elemento crucial para las empresas del siglo XXI. La habilidad para
adquirirlo, transmitirlo y transformarlo para generar innovación es esencial, y depende tanto de
quién lo posee como de cómo se utiliza. Por ello, es necesario desarrollar estrategias de
comunicación menos formales y burocráticas, promoviendo el flujo de conocimiento en todas
direcciones. Los empleados deben organizarse en equipos de trabajo interdisciplinarios que
fomenten el intercambio de conocimientos y prácticas. Para gestionar la innovación, es
necesario conocer y, si es necesario, modificar la cultura propia de la organización. Como
manifiesta Schein, E. (1989), "La cultura es la restricción más grande sobre la innovación".

ELEMENTOS DE LA CULTURA INNOVADORA

Para Chris Argyris (2001), una organización que pretende mantenerse y proyectarse en el tiempo
debe incorporar características culturales que fomenten la innovación. Esto permitirá a la
organización asumir nuevos retos y enfrentar los desafíos que presentan las futuras
generaciones. La cultura innovadora se caracteriza por romper con esquemas tradicionales y
abrir el camino a la innovación. Esto implica la promoción de nuevos valores y creencias,
incluyendo la innovación como motor de transformación. Para que esta cultura sea efectiva, es
necesario que estos valores estén profundamente arraigados en la organización.

Las características de la cultura innovadora incluyen condiciones vitales que favorecen la


internalización de valores, tales como la confianza entre los miembros de la organización, el
trabajo en equipo, la aceptación de cambios innovadores, la orientación hacia la acción, la
proximidad con el cliente, la flexibilidad en los procesos, la satisfacción en el trabajo y el
reconocimiento del éxito.

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Las creencias deben estar enfocadas en que las buenas ideas merecen la oportunidad de tener
éxito y permitir el incremento de iniciativas en proyectos innovadores. La evolución de una
cultura organizacional tradicional, con valores orientados al control, hacia una cultura con
valores orientados al desarrollo es un indicativo del progreso necesario para estimular procesos
innovadores. Los valores comprometen a todos a trabajar para alcanzar metas comunes. El éxito
de estas, se debe al resultado de un proceso de sensibilización y consenso, de definir y conocer
los valores a través de la comunicación por todos los miembros de la organización. Los valores
son considerados el núcleo de la cultura de una organización, son el sello distintivo que identifica
a la empresa y uno de los elementos fundamentales de la cultura deseada.

El conjunto de valores fundamentales que guían a los empleados debe ser coherente con los
demás componentes básicos de la cultura, como normas, prácticas, creencias y símbolos
corporativos. Estos valores y creencias actúan como el cimiento que sostiene el enfoque
innovador de la organización, proporcionando un marco que permite y estimula el pensamiento
creativo, el intercambio de ideas y la implementación de cambios innovadores.

Una cultura innovadora se caracteriza por su capacidad para romper con los paradigmas
tradicionales y estimular la generación de nuevas ideas y procesos. Esta cultura es un factor
crítico para las organizaciones que buscan mantenerse competitivas en la economía del siglo
XXI, proporcionando la base para la adopción y la implementación de la innovación en todos los
aspectos de la actividad empresarial.

CULTURA SENSIBLE AL CLIENTE


En el panorama empresarial actual, la cultura centrada en el cliente se ha convertido en un factor
crucial para el éxito de cualquier organización. La atención al cliente ya no es simplemente una
función o departamento dentro de una empresa; se ha convertido en un elemento esencial de
la cultura corporativa y la estrategia de negocio.

Una cultura centrada en el cliente es aquella en la que cada decisión, proceso y política se realiza
con el cliente en mente. Se trata de entender profundamente las necesidades, deseos y
expectativas de los clientes para poder ofrecerles productos y servicios que les aporten un valor
excepcional. Esta orientación al cliente debe ser integrada en todas las funciones de la empresa,
desde el diseño del producto, pasando por la producción, hasta la entrega y el servicio posventa.

Existen varios elementos clave en la administración que pueden contribuir a fomentar una
cultura centrada en el cliente:

1. Liderazgo: Los líderes de la organización juegan un papel crucial en la creación de una


cultura centrada en el cliente. Deben comunicar claramente la importancia de poner al
cliente en primer lugar y liderar con el ejemplo. El liderazgo orientado al cliente implica
tomar decisiones que pueden no maximizar los beneficios a corto plazo pero que crean
valor a largo plazo para los clientes.
2. Estrategia: La estrategia de la empresa debe estar alineada con el enfoque en el cliente.
Esto significa que los objetivos y metas de la empresa deben estar centrados en mejorar
la experiencia del cliente y satisfacer sus necesidades.
3. Estructura organizacional: La estructura de la organización debe facilitar la atención al
cliente. Esto puede implicar la eliminación de barreras o silos entre departamentos para
permitir una comunicación más fluida y una mayor colaboración en torno a las
necesidades del cliente.

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4. Procesos: Los procesos de la empresa deben estar diseñados teniendo en cuenta al
cliente. Esto incluye procesos de desarrollo de productos, procesos de ventas, procesos
de atención al cliente, etc.
5. Gestión del cambio: Fomentar una cultura centrada en el cliente puede implicar un
cambio significativo en la organización. La gestión del cambio es fundamental para
superar la resistencia, alinear a las personas con la nueva dirección y fomentar la
adopción de nuevos comportamientos y actitudes.
6. Capacitación y desarrollo del personal: Los empleados son el rostro de la empresa ante
el cliente. Deben estar capacitados y empoderados para ofrecer un servicio al cliente
excepcional. Esto requiere una inversión continua en formación y desarrollo.
7. Métricas y evaluación del rendimiento: La empresa debe tener mecanismos para medir
y evaluar su rendimiento en términos de satisfacción del cliente. Esto proporciona una
retroalimentación valiosa para la mejora continua.

La creación de una cultura centrada en el cliente es un proceso estratégico que requiere un


enfoque integrado y un compromiso a largo plazo. Sin embargo, los beneficios de tal enfoque
pueden ser significativos, incluyendo una mayor lealtad del cliente, una mayor diferenciación en
el mercado y, en última instancia, un mejor rendimiento financiero.

ESPIRITUALIDAD Y CULTURA ORGANIZACIONAL


¿Qué es la espiritualidad?

La espiritualidad en el lugar de trabajo es un concepto que trasciende las prácticas religiosas


organizadas y no necesariamente implica creencias teológicas o divinas. En lugar de eso, se
refiere a una dimensión de la existencia humana que aprecia la profundidad de la vida interna
de los individuos y cómo ésta puede ser nutrida y potenciada a través de un trabajo significativo
dentro de un contexto comunitario. Las organizaciones que cultivan una cultura espiritual
entienden que sus miembros poseen tanto una mente como un espíritu, buscan un propósito y
significado en su labor y anhelan conectar con otros seres humanos para formar una comunidad
unida y armoniosa.

¿Por qué la espiritualidad ahora?

Históricamente, los modelos de gestión y comportamiento organizacional han ignorado la


espiritualidad. Al igual que las emociones eran consideradas irrelevantes en un ambiente de
trabajo racional, la vida interior del empleado era percibida como inconsecuente. Sin embargo,
al igual que reconocer las emociones ha enriquecido nuestra comprensión del comportamiento
organizacional, incorporar la espiritualidad proporciona una perspectiva más integral para
entender el comportamiento de los empleados en el siglo veintiuno.

Razones para el creciente interés en la espiritualidad

1. Equilibrio frente a las presiones de un ritmo de vida acelerado. La naturaleza efímera del
trabajo moderno y los estilos de vida contemporáneos han reducido la sensación de
pertenencia a una comunidad y han incrementado la necesidad de compromiso y
conexión.
2. Un número creciente de personas sienten un vacío que las religiones organizadas no
pueden llenar y buscan alternativas espirituales.

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3. En un mundo donde el trabajo domina la vida de muchas personas, surge una cuestión
persistente sobre el verdadero significado del trabajo.
4. Existe un deseo creciente de integrar los valores de la vida personal con la vida
profesional.
5. Muchas personas están descubriendo que la adquisición de bienes materiales no es
suficiente para alcanzar una plenitud duradera.

Características de una organización espiritual

Las organizaciones espirituales ayudan a las personas a desarrollar y alcanzar todo su potencial,
equilibrando sus vidas laborales y personales. Se identifican cuatro características culturales
prominentes en las organizaciones espirituales:

1. Un sentido profundo de propósito. Estas organizaciones construyen sus culturas


alrededor de un propósito que consideran significativo y beneficioso.
2. Confianza y respeto. Estas organizaciones se caracterizan por la honestidad, la
transparencia y la confianza mutua.
3. Prácticas laborales humanísticas. Las organizaciones espirituales implementan políticas
que favorecen a los empleados, tales como horarios flexibles de trabajo,
compensaciones basadas en los logros grupales y organizacionales, reducción de las
brechas salariales y de estatus, empoderamiento de los empleados y seguridad laboral.
4. Tolerancia a la expresión de los empleados. Las organizaciones espirituales no inhiben
las emociones de los empleados; en cambio, fomentan la autenticidad y la expresión
personal.

En términos de cómo la espiritualidad puede influir en la cultura organizacional, hay varias


maneras:

Valores: Si una organización adopta la espiritualidad en el lugar de trabajo, estos valores


espirituales pueden formar parte de la cultura organizacional. Por ejemplo, una empresa puede
valorar la compasión, la generosidad, la integridad y el respeto, y estos valores pueden guiar el
comportamiento y las decisiones de la organización y sus empleados.

Actitudes hacia el trabajo: La espiritualidad puede influir en la forma en que los empleados ven
su trabajo. En lugar de verlo simplemente como un medio para ganar dinero, los empleados
pueden ver su trabajo como una forma de servicio a los demás, de contribuir al bien común o
de alcanzar un propósito más elevado. Esta actitud puede formar parte de la cultura
organizacional.

Relaciones: La espiritualidad puede fomentar una mayor empatía, respeto y consideración entre
los miembros de la organización, lo cual puede influir en la forma en que las personas se tratan
entre sí y en la forma en que la organización trata a sus clientes, proveedores y otras partes
interesadas.

Es importante destacar que, si bien la incorporación de la espiritualidad en la cultura


organizacional puede tener muchos beneficios, también debe manejarse con cuidado para
respetar la diversidad de creencias y prácticas entre los empleados y para evitar la imposición
de creencias o prácticas específicas.

Críticas a la espiritualidad en el lugar de trabajo

A pesar de sus potenciales beneficios, la integración de la espiritualidad en las organizaciones


también ha atraído críticas.

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1. En primer lugar, existe la cuestión de la evidencia científica. ¿Qué es exactamente la
espiritualidad en el lugar de trabajo? ¿Es simplemente un término novedoso de gestión
o tiene una base científica sólida? La espiritualidad puede ser un concepto abstracto y
subjetivo, lo que dificulta su medición y análisis empíricos.
2. En segundo lugar, hay preocupaciones sobre la legitimidad de las organizaciones
espirituales. Específicamente, ¿tienen derecho las organizaciones a imponer valores
espirituales a sus empleados? Este es un territorio delicado que puede entrar en
conflicto con la libertad de pensamiento y creencias personales de los empleados.
3. En tercer lugar, existe el dilema económico: ¿Son compatibles la espiritualidad y las
ganancias? Algunos pueden argumentar que los esfuerzos para fomentar una cultura
espiritual pueden distraer de la misión principal de una empresa, que es generar
beneficios. Sin embargo, otros sostienen que un ambiente de trabajo más saludable y
equilibrado puede, a largo plazo, aumentar la productividad y, por ende, las ganancias.

En resumen, la espiritualidad y la cultura organizacional están interrelacionadas y pueden jugar


un papel crucial en la creación de un ambiente laboral saludable, productivo y significativo. Sin
embargo, también es esencial abordar las críticas y los desafíos asociados a la espiritualidad en
el lugar de trabajo para implementarla de manera efectiva y respetuosa.

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