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Contexto de La Educación Financiera
Contexto de La Educación Financiera
Análisis del concepto de Educación Financiera
Educación Financiera
Se refiere a la transmisión de Se refiere al uso de las finanzas, es decir, el
conocimientos, habilidades, valores y intercambio de bienes de capital, ya sea entre
hábitos para formar un aprendizaje individuos, entre empresas o entre estos y
determinado. gobiernos.
De esta manera, podemos decir que hablamos de transmisión de conocimientos financieros
para tener un aprendizaje en esta materia.
La Educación Financiera permite que las personas adquieran conocimientos y
habilidades básicas para administrar mejor sus recursos, incrementar y proteger
su patrimonio, con la ayuda del uso adecuado y responsable de los productos y
servicios financieros.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios
Financieros (Condusef) organiza la Semana Nacional de Educación Financiera
(SNEF), iniciativa que tiene como fin concientizar a la población en general
sobre la importancia que ésta tiene para mejorar su bienestar. Se han llevado a
cabo catorce ediciones de la SNEF, (doce presenciales y dos virtuales) en las que
se realizaron un total de 1 mil 72 actividades impartidas; 1 millón 30 mil 961
personas impactadas; 39 mil 470 actividades realizadas; 3 millones 63 mil 35
asistentes en todos los estados del país.
Los beneficios que ofrece la Educación Financiera son considerables, tanto para
la economía de cada individuo como para la economía nacional. En el plano
individual, la Educación Financiera contribuye a mejorar las condiciones de
vida de las personas, ya que proporciona herramientas para la toma de
decisiones adecuadas relativas a la planeación financiera y a la
administración de los recursos, así como información pertinente y clara que
da lugar a un mayor y mejor uso de los productos y servicios
financieros. Así, los usuarios con mayores niveles de Educación Financiera
tienden a ahorrar más, lo que normalmente se traduce en mayores niveles de
inversión y crecimiento de la economía en su conjunto.
Adicionalmente, la Educación Financiera, más allá de contribuir a mejorar el
desempeño de las instituciones debido a una clientela más responsable e
informada, puede generar un intercambio de información de mayor calidad
entre las instituciones financieras y sus clientes. Gracias a la educación
financiera los usuarios demandan servicios adecuados a sus necesidades y los
intermediarios financieros tienen mayor conocimiento de las necesidades de los
usuarios, lo que da lugar a una mayor y mejor diversificada oferta de productos y
servicios financieros novedosos, aumentando la competitividad e innovación en
el sistema financiero.
Actualmente, la Educación Financiera carece de espacios en los programas
universitarios y materias especializadas en posgrados de alta dirección, sin
embargo, en años recientes este tema ha cobrado un interés significativo porque
las finanzas personales afectan al sistema económico ya que ahora a través
de las redes sociales muchas personas a edad temprana tienen acceso a
productos financieros.
La importancia de la Educación Financiera en lo personal y familiar radica en su
capacidad para mejorar:
La finalidad de la Educación Financiera es contribuir a tomar decisiones
informadas con relación a los productos y servicios que ofrecen las entidades
financieras para transformar nuestras vidas. En el plano individual, el buen
manejo que tiene una persona sobre sus finanzas, impacta positivamente en su
calidad de vida y en la de su familia, ya que:
Promueve la cultura del ahorro para el corto y largo plazo.
Planea sus ingresos y gastos a través de un presupuesto.
Considera si puede pagar algo antes de comprarlo.
Genera conciencia sobre cuándo y cómo es conveniente endeudarse.
Permite comparar productos financieros.
Otorga protección a los consumidores que, al estar informados,
demandan mayor transparencia en los servicios financieros.
Evita el estrés financiero.
En este sentido, es un hecho que las emociones influyen en las decisiones
financieras, y si no se tiene un buen control de los gastos, en el futuro no sólo se
tendrán problemas de liquidez, sino también de estabilidad emocional.
Con la Educación Financiera se toman decisiones informadas de los productos y
servicios financieros, para transformar nuestras vidas. En el plano individual, el
buen manejo que tiene una persona y que impacta positivamente en su calidad de
vida y en la de su familia.
Una mayor Inclusión Financiera es de interés para todos los agentes que se
desempeñan en el sector financiero. Pero para alcanzar este fin, es necesario que
los intermediarios públicos, privados y sociales se den a la tarea de proporcionar
las bases de Educación Financiera para que las personas usuarias busquen y
utilicen acertadamente los productos y servicios que les resulten más
convenientes o se ajusten a sus necesidades.
La Educación Financiera es un elemento clave para la Inclusión Financiera, que
permite hacer un uso eficiente y consciente de los productos y servicios
financieros. Cuando las personas tienen acceso al sistema financiero tienen
mayores oportunidades de escoger las opciones que favorezcan su desarrollo,
como invertir en su educación, en un negocio, en su salud o ahorrar para su
retiro.
Las políticas y programas de Inclusión Financiera giran, principalmente, en torno
a cuatro pilares: acceso, uso, protección a las personas usuarias y Educación
Económico-Financiera.
Estos cuatro pilares deben sustentarse en datos precisos, objetivos y oportunos,
para lograr los resultados esperados. Esto implica que debe existir una adecuada
medición para, en primera instancia, tener un diagnóstico y, posteriormente,
evaluar el impacto de las acciones emprendidas y, en su caso, hacer los cambios
necesarios y lograr el objeto de dichas acciones. De ahí, la importancia de contar
con indicadores que permitan medir los avances que se van obteniendo.
Frecuentemente el concepto “bancarización” es utilizado para hacer referencia a
la incorporación al sistema financiero de personas en situaciones de
vulnerabilidad, como personas de escasos recursos o trabajadoras en el sector
informal, que tradicionalmente han sido desatendidos por la banca; sin embargo,
esta bancarización puede ser tanto a través de la banca comercial, como a través
de otras instituciones financieras no bancarias reguladas, como la banca de
desarrollo o las entidades de ahorro y crédito popular, por lo que se ha tendido a
utilizar el término Inclusión Financiera en su lugar.
II.II Medición de la inclusión financiera
Por otro lado, en 2021, la población que ha tenido seguro en algún momento se
ubicó en 32 por ciento, cifra menor a la reportada en 2018 y menor a la reportada
en 2015. Solo 21 por ciento de la población reportó tener un seguro al momento
del último levantamiento de la ENIF, porcentaje 4 pp menor al reportado en 2018
y en 2015.
Respecto a las cuentas de ahorro para el retiro o Afores, que son cuentas
individuales a las cuales contribuye la persona trabajadora, el patrón y el
Gobierno Federal, donde los recursos se van acumulando a lo largo de la vida
laboral, y le dan derecho a la persona trabajadora a una pensión al momento de su
retiro, se obtuvo que el 39 por ciento de la población adulta reportó tener una de
ellas. Este porcentaje fue marginalmente menor al reportado en 2018.
Con relación a medios de pago, gracias a la ENIF 2021, se pudo notar que,
aunque la mayor parte de la población usa de forma recurrente el efectivo para
realizar compras y pagos de servicios, con instituciones financieras o incluso
negocios, otros medios están siendo utilizados para realizar estas acciones, como
son las tarjetas de crédito y débito.
Durante el periodo de 2018 a 2021, la población que tiene una tarjeta de débito o
crédito se incrementó. En particular, el porcentaje de la población adulta con una
tarjeta de crédito, bancaria o departamental, se incrementó únicamente en un
punto porcentual para ubicarse en 25 por ciento, la proporción que cuenta con al
menos una tarjeta de débito se incrementó en 12 pp, alcanzando el 46 por ciento.
De igual manera, para 2021, los medios digitales también han ganado terreno,
particularmente, dentro de los medios de pago en supermercados, tiendas
departamentales y en pagos de servicios públicos y privados.
Crédito:
Los resultados referentes a la población adulta que ha tenido crédito —es decir
que tiene o tuvo un crédito—se incrementaron cuatro pp de 2015 a 2021; en
específico, el porcentaje de personas que tiene un crédito fue lo que provocó
dicho aumento.
En este periodo, se observaron brechas a favor de los hombres en la población
que ha tenido crédito. Particularmente para 2015 se tuvo una brecha de cero pp,
mientras en 2018 la brecha fue de 7 pp, que fue la mayor brecha existente en el
periodo de análisis; finalmente, en 2021 se presentó una brecha de 3 pp a favor
de los hombres.
Seguro:
En lo que se refiere al porcentaje de la población que ha tenido seguro —es decir
que tiene o tuvo un seguro—, este se redujo de 37 a 32 por ciento de 2015 a
2021, principalmente en el bloque de las personas que actualmente disponen de
algún tipo de seguro.