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Invocación Taller Hector
Invocación Taller Hector
Un árbol me mira triste, entre una quebrada y una lágrima, entre todos los comensales
desilusionados, un cúmulo de tierra entre los asfaltos, entre los autos frenéticos, todos
resignados cargando cual Sísifo, mochilas llenas de dictámenes, sólo por ser hombres.
Ciudad avitrinada.
¿será que volverse adulto es hacerse implacable, cual acero que aguante los vaivenes de los
dolores que no se pueden decir en la mesa? ¿Será que la tinta es mi sangre seca?
Y la tele nos hace participes de las tragedias, y nos dicen los cómo, los cuando, los dónde y
somos todo la misma capital simultanea que entre tanta bruma no ve las cordilleras, con ríos
de seres atropellándose en la carrera diaria del pan.
Y los sigo mirando, me piensan , me vuelvo recuerdo , se tuercen los momentos detenidos, se
me cargan las conciencias, tengo una red social enfrente y me vuelvo a justificar y me
pongo un pijama que mi madre me seleccionó, miro a mis antiguos compañeros
extraviados en sus exilios mentales, porque acá no tienen butacas, me acuerdo de ti y
tus lágrimas de quince. Quizá el lápiz no es de mina y solo es de seres que germinan,
mientras que un coro de payasos pulula verdades por todo su cuerpo, la micro se
detiene, me bajo y no tengo peso para darles.
Un perro se pone a mirar otra cordillera, distinta a la que apreciamos desde acá
Río de desmemoria
Río coartado
EL gimoteo cansado
Transmutado en
Los perdedores que siguen aunque todos les hayan cerrado las puertas
inerte.
PERO NO PUDIERON
LA SONORIDAD DE LA MONTAÑA
ME DEJA PERPLEJO
FANTASMA DE MIERDA
SUICIDIO, SILENCIO
Cabeza gacha,
Su posibilidad de ser
Ya va a llegar el día
SO-
Y volveremos a nombrar
Su pellejo a la ciencia.
Donde homogenicen
Hacia dónde?
No escribiríamos.
Nada.
“Para eso se le dio al hombre la palabra
Holderlin
Sanfuentes, Puntilla
Se mantendrán en silencio
El petróleo