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ATT 111 eS ecen rior 7 UUM ) Atlantico Sur fueron testigo ] de uno de los conflictos 2 7 mas insolitos de nuestro 5 rT Campana siglo, La maquinaria militar PTR | Se eeu M EMU FT 0 el a care lnalan aC a lvinds z MO) Mere Mele tL} Guerra Mundial para enfrentarse a las Fuerzas Armadas argentinas por un problema colonial tan indigno como el de Gibraltar. 4 | = — = = is = — Ss lo Pecurty ae aaa “San ERC Lae c= campanas PRT OEM CUTE Te Los autores: Gerrans Peer oar tm Panic bers cers FRANCISCO BENDALA AYUSO, ac arenrcr Mer Reo eiete cole Eta estes erie tra sa a Neo ay ere er eters Perea ers Poses tanes Coa id PEND Cay eee neem) Salamarca ol 27 de junio de ewe ec ers Pete es Ci ae Peer ger Bishan cis Puneola spicata Nga sureties Peer tae ts ECO caw Pian vocnlecieeeteana is Pace stant Eo renters Ener arg ere oat i i 4 ——d la campafia de las malvinas la compatia tle las malvine Francisco Bendala Ayuso, | Manuel Martin Anguera y Santlago Pérez-Seoane Alvarez de Toledo Prolog Vigja historia de tensiones ‘ ‘Motivos para una guerra 20 £1 mundo conmocionado 31 palabras a los hechos 1 1 ) 40 Argentina abandonada por el mundo 54 Esfuerzo logistico y fuerzas en el teatro de operaciones 95 Primera sangre 4S 140 Hacia la rendicién incondicional “alos. 152. ¢¥ ahora qué? 159° Bibliogratia By Saburo Sakai SEP-2016 Las forografias de este libro praceden de: Revista Acroniiutien y Astrondutiea, Revista Defensa, Revista Ejército, Fuerza Armadas Argentinas, Diario Vasco. Agencia Efe, British Aerospace. Revista General de Marina, Revista Medios Pesados, Westland y Elettronica $. p.. Copyright © EDITORIAL SAN MARTIN, S.L. Difusion: Libreria San Martina Puerta del Sol, 6 28013 MADRID. Impreso en Espafa - Printed in Spain Por Graticas Lormo - Isabel Méndez, 15 - 28038 Madrid Depésito Leyal: M_ 16517-1985 ISBN: 84-7140.233-5 Prologo Cuando el dos de abril de mil nove cientos ochenta y dos, todos fos medios: de comunicacién mundial daban la noti- cia de Ia recuperacién por parte de la Replica Argentina meciante una ope- racion anfibia de su soberanfa en las islas Malvinas, Georgia del Sur y Sand- wich, el mundo comenzd a preguntarse si las razones de esta trascendente Gativa respondia a una fundaca exigen- cia historica o era simplemente un reto al caduco colonialismo de nuestro tiem- po, y del que los ingleses —y Espafia sabe mucho de ello— hacen odavia pro- fesion de fe. De todas formas era o iba a ser una contienda «extraila», que sur- gia también de una manera extrafia y en Ta que Ja sitima ration, fundamento de toda conflagracién no aparecia definida de un modo terminante 0 decisorio. ‘Los argumentos de la Reptblica Ar- sgentine en apoyo de su reivindicaciones son ampliamente conocidos. Las islas Malvinas por su origen y situacién son purte constituyente e irrenunciable del territorio patrio. Pertenevian al Virvei- nato espafol del Rio de la Plata y en 1810 —fecha del establecimiento del 6 primer gobierno, argentino— pasaron 4 integrarse en Ia nueva nacidn. Los derechos de Ia indiscutible soberania sobre Ins islas, le correspondia a Ia Re- piiblica Argentina como heredera legtt ima de Espafa, Se sucedieron expedicio- mes y se reafinnd esta soberania de ‘moda formal, pero en enero de 1833, Ja corbeta Civo, integrante de la flota Dritinica, por un acto de fuerza y sin sustento juridico invocable, invadi6 la isla y desalojé a sus pobladores. Fue por tanto un acto ilicito que n0 podia ‘generar derecho alguno y slo produjo luna posesién de hecho ilegal Desde entonces se sucedieron las re- Glamaciones diplomaticas por parte de ‘Buenos Aires para reenperar su sobera- ‘fa en aguellas islas, apoyadas moral- mente con las Resoluciones de tas Na- ciones Unidas acordes al proceso de descolonizacidn, pero ya se sabe que los ingleses maestros en argucias, y artimaras diplométicas, mantuvieron ju presencia en las mismas sin que las ‘eclamaciones argentinas y las extiorta- ciones mas 0 menos imperativas de Ia ONU, les hiciesen variar de postura, ‘Uns imagon'con sfforanzas de un colorialisme decimonénieo.. La fulminante reaccién de Gran Bre- tafa ante la recuperacidn argentina de Jas Malvinas, con el envio a la zona de ‘una importante fuerza operativa, que logrd no sin pérdidas costosas y eleva das secuperar las islas, teponigndose también el orgullo britanico del duro golpe asestado y sin que las soluciones politicas 0 diplomaticas en una primera aproximacin de urgencia fuesen tenides, en cuenta para un arreglo inmediato del conflicto, han podido evidenciar que les, auténticas y actuales razones del con- tencioso argemtino-briténico, yan més alld de tos condicionantes hist6ricos 0 li pugna de intereses contrapuestos, y de ellas nos dan una exposicién objetiva, documentada y veraz los autores te este libro, que con auténtico rigor doctrinal desentraian las causas y motivaciones que la originaron, algunas de ellas no fan proximas a nosotros y desde luego casi siempre eomplicadas y oscuras. No se trata por tanto de un trenaado relato de sucesos —por otra parte brillante- mente conseguide— sino de algo mucho mas importante: de su valoracion y ae cance tanto en las causas como en. los efecios Colonialismo trasnochado pero sujeto a importantes intereses econémicos, y sentido histérieo de integracién nacional parecen ser los principales factores de esta singular campaiia que ha concitado en st toro valoraciones de. distintos signos, sin que dejen estar presentar tampoco los aspectos. estratgicas y tecnolégicos con las riquezas petroli- feras y minerales de la platatorma de las Malvinas y la proximidad antarsida como felon de fondo; pero camy también donde honor $ patti, valor y abnegacién han aleanzado un primordial protagonismo. Digalo si no, Ja hermosisima carta del soldado Néstor Roberto Estéver, acertadamente inchui- da en el libro por los capitanes Bendala Ayuso, Martin Anguera y Pétez Seoane, cuya leclura pone un nudo en la garganta a todo hombre de bien y en cuyas liness se condensa la expresién de los mis altos valores humanos y castrenses, expo nente de una raza que no desmiente su corigen. JOSE CERVERA PERY Vieja historia de Las islas Malvinas, situadas en un le- jano e inhdspito paraje continuamente zzotado por el viento y el frio, han sido protagonistas del acontecimiento délico mas sorprendente de los tltimos anos, sin embargo, si se revisa su desarrollo histrico, desde su descubrimiento en 1520 hasta nuestros dias, se puede ob- servar que la reciente lucha por su: do- minacién no es otra cosa que un eslaboa mds de una larga cadena de tensiones, reclamaciones diplomiticas, sucesivas ‘ocupaciones y entrentamientos armados de distinta consideracion Las Malvinas son descubicrtas el 9 de noviembre de 1520 por el portugues, al servicio de Espafa, Esteban Gomes, quien al mando del buque San Antonio y tras desertar de la expedicidn que ‘mandaba Hernando de Magallanes, pro- cedia a regresar a su puerto de partida. Si bien el citado navegante no desem- barca en ellas, s{ procede a sitnarlas nuciosamente en su libro de navegacién, por lo que aparecerfan ya en las cartas niuticas espanolas de los aiios 1523, 1529, 1541 y 1545 con el nombre de San Antén o San Son, como légica derive- 8 ‘i6n del nombre de su arco. Pocos afios después y hasta su definitiva ocupacton por los briténicos, éstos las reclaman como suyas adjudicandole su deseubri- miento al corsario de esa nacionalidad Richard Hawkins; sin embargo, esta teoria esta hoy totalmente rechazada in- cluso por los propios briténicos, debido, entre otras cosas, # que su navegante no da claras referencias de las islas en sus, ya de pot sf, contradictorios relatos dé Sus viajes y porque no aparecen en nin gtin planisferio inglés hasta el de Ri- chard Hakluyt, en’ 1599, cuando ya el dexcubrimiento por parte espafiola es hecho suficientemente conocido. La primicia del descubrimiento de las islas es también reclamada en cierto mo- ‘mento por Holanda, quien lo atribuye a su navegante y aventurero Sebald ce ‘Weert; sin embargo, este holandés ha- bia dado el nombre'de islas Sebaldes © Sebaldinas a tres diminutas islas que, si bien forman parte del archipiélago ‘de Tas Malvinas, no son las que hoy se. co- nocen por este nombre, encontrindose situadas al Noroeste de ells, En 1675 se produce el incuestionable | LLouls A. de Bougeinvile, fundedor de Pusrto Srint Louis on ke Isla Soledad, coloniesdor de las Islas Malvinas descubrimiento de las islas Georgias del Sur por el espanol Antonio de la Roca que da el nombre de San Pedro a la ma- yor de ellas, nominacién que ain hoy Conserva. De igual forma, en 1775, el in- alés James Cook descubre y toma pose sién de las Sandwich del Sur, Mientras tanto, el nombre de Falk. land es dado al estrecho que separa las dos islas mayores de las Malvinas por el inglés John Strong, que lo descubre y atraviesa, en memoria de su_difunto protector Lord Falkiand, en 1690. Mas tarde, con las islas en poder de los brité- nicos, este nombre se harfa extensivo a todo el archipiélago. Sin embargo, hasta el momento las islas permanecen desha- bitadas No serfa hasta el 2 de febrero de 1764, cuando arriba a las islas el francés Louis Antoine de Bougainville, proce~ dente del puerto de Saint Malé situado cen Ia costa atléntica francesa, cuando contarfan éstas con sus primeros habi- tantes que no serfan espatioles ni ingle- ses, sino pescadores franceses que fundan Port Saint Louis, en ta actual isla Sole- dad, para que les sirviera de base en sus facnas pesqueras por aquellas aguas. El navegante francés design6 a las islas con al nombre de Malouines (derivado de Mal6) que con el uso de los espafiotes posteriormente pasarfa a ser Malquinas, y Malvinas. Por su parte, Jos britinicos toman conciencia de la inigualable situacién eogtitica del archipiélago, por lo que se desplaza hasta las islas el comodoro Byron, abuelo del que seria famoso poeta inglés, fundando en 1765 Port Eg ‘mont en la otra gran isla del archipiéla- 20, la Gran Malvina o Malvina Occiden- tal, tomando al mismo tiempo posesién de todas ella. ‘Conocidas ambas fundaciones por Es- pafia, ésta siente que la soberanta y el dominio de las isas se le empieza a esca- par de sus manos, por lo que inicia una intensa campaiia diplometica para reco- brar sus derechos exclusivos sobre el ar- chipiélago, aduciendo en su favor y ante su amiga de aquel entonces, Francia, la Bula Inter Coetera Divinis Majestati» del Papa Alejandro VI publicada en 1495 y por la que se concedfa a Espafiato- das las ticrras por descubrir al Oeste de las Azores y a Portugal las tietras al Este de dichas islas. Ademés, Espaia esgri- mia el Pacto de Familia de 1761 por el que Espafia y Francia se comprometian a respetarse todo tipo de territorios es- tuvieran donde estuviesen. Como resul- tado de sus gestiones, el gobierno fran- és oblig6 a Bougainville a abandonar las islas, recibiendo de Espatia, en con- cepto de indemnizacién, 618.000 libras, 13 sueldos y 11 dineros. Si bien los fran” ceses cumplen lo pactado saliendo inme- Giatamente del archipiélago, los britén cos se nicgan a cumplimentar el requeri- miento espaol de desalojar Port Eg- mont. Como consecuencia de la inflexible actitud briténica, en 1770 una pequeita 8 flota espanola, procedente de la colonia de Rio de la Plata, bombardea y ocupa dicho puerto. Sin embargo, ante las pre- siones briténicas y la amemaza de guerra vertida por esta naciOn, Esparia opta por devolver el puerto, La decadencia espafiola comienza ya por entonces a dejarse sentir. ‘Més adelante,cuando en julio de 1816 Jo que seria con el tiempo la actual Ar- pentina, obtiene su independencia, las Malvinas, como herencia de Espaia, pasan a depender de ella. De esta for- mma, argentinos ¥ britinicos, asentados ten diferentes islas, se limitan a coevistir ignorindose mutuamente hasta que el 10 de junio ce 1829 toma posesién como Gobernador General del archipiglago el argentino Luis Vernet, quien a pesar de las agrius protestas briténicas prokibe la ‘pesca en toda la zona y detiene en 1831 a Ja goleta norteamericana Breakwater por no respelar dicha ley, La renecion horteamericana es contundente ya que ese mismo afio, la goleta de esa misma nnacionalidad Lexfurong provedc al bom burdeo y saqueo de la colonia que fun- dara Vernet al hacerse eargo de las sla. Sentado este precedente, el 2 de enc= ro de 1833 y contando con Ja inhibicion de los Estados Unidos, arriban a Puerto Soledad, procedentes de la estacin na: val briténica del Brasil, Is fragatas bri- tinicas Clio y Tyne al mando del capitan de fragata Oslow, quien tras un iniens yo bombardeo obtiene Ia rendicién de sus habitantes. Seguidamente se trash dan a Port Egmont donide se encontraba la fragata argentina Sarandia, cuyo co- rmandante, el teniente coronel de Mari- na José Maria de Pinedo, debe rendirse ante su manifiesta inferioridad, siendo bligado a embarcar con toda la colonia argentina y dirigirse al continente. El argentine Luis Vernet, que some posesién do ls Islas Nalvinas como Gobernador moral en 1829, Results un persona clave fl historia dis isa Gran Bretana, que funda entonces Pott Stanley, se hace de esta forma con el control de las islas, dando comienzo tentonces la larga e snfructuosa lucha di- plomatica entre ambas naciones, uno de ‘cuyos hechos muds significativos suoede cuando Argentina se reserva, al firmat en 1945 Ia Carta de Fundacion de la Oxanizacidn dle las Naciones Unidas, el derecho a Ja soberania sobre las islas, asf como a su recuperacién. Por su parte, Gran Bretana procede a incluirlas en su larga relacién de territo- rios de la Corona a descolonizar y hac ciendlo caso oiniso de diversos mandatos de la correspondiente comision de la ONU, como la resolucién 1.514 para la descolonizacion de todos los territorios, tain bajo dominacin extranjera, pone como condicién esencial para abando- nar ls islas la de contar con ta expresa elicién de sus habitantes previo refe- endum, segura de que esto nunca ocu- rmird, De esta forma, contando eon Ta in- ‘quebrantable voluntad de los habitantes de las Falklands de seguir baio Ia tutcha briténica y poseyendo el derecho al veto. en el Consejo de Seguridad de las Na- ciones Unidas, Gran Bretafa solo nee sita, y es lo que hace, negarse a discutir Ia cucstion de la soberanfa de las islas con Argentina, asunto en el que sin duda ésta tltima posee toda la Historia a su favor. ‘Ahora bien, ZQué poseen estas islas medio deshabitadas, ademas del interés histérico por su domiaio, que provoque tan largo pleito diplomatica entre dos naciones de corte netamente occidental y.con amplias relaciones entre ellas ¢ in- ‘luso haga que las dos leguen a dar por su dominio la vida de sus hijos y buena. pparic del dinero de sus arcas? Motivos para una guerra Analisis geografico de las isias Malvinas Las Malvinas 20 constituyen sino una porcién de esta zona que. por su situa- cidn y abundancia de recursos naturales, posee un elevado valor geoestratégico y econdmieo: el Atlintien Sur. ‘Comencemos por situarnos. A unos ‘800 km de la costa argentina, frente a la entrada oriental del Estrecho de Maga- lanes, al Noroeste del Cabo de Hornos, © extienide un conjunto de doseientos islo- tes: Lay Malvinas-Falkland, Se trata de unos 12.000 km? de superiicie esparci- dos sobre 193 km en el mar, Son islas de litoral muy dentado, que ofrecen aumerosos y buenos fondeade. ros, La superficie es genevalmente acti dentada, excepto en la mitad meridional dk le Malvina del Este. Los puntos més al- tos son Monte Usborne (705 m) en la det Este y Monte Adam (700m) en la del este. Gran parte de la tierra alta tiene relativamente poca vegetacién y consta de lurba erosionada, masas de cantos rodados, glaciares rovosos y rios de pe- iruscos angnlares de cuarcita. Los irbo- les eseasean debido al elima y ta vegeta 12 cin natural es pastizal con algunas pecies de brezos y arbustos naturales La variedad de aves y mamtferos ma- rinos (Ansares, pingtiinos, aves marinas y focas) es extensa y se mantiene relati- vamente en su estado natural. No exis- feros terrestres indjgenas, a es oveiinico, caructerizado por una temperatura media de 5,6°C, pluviosidad bastante baja distribuida Uuniformemente durante todo el afio, nu- hosidad frecuente y vientos muy fuertes con una velocidad anual media de 28 kil6- metros se registran nevadas todos los me ses del aiio con excepeién de febrero, pero la nieve rara vez permanece mucho tiempo ea el suelo. E] mimero de habitantes, segan un censo de 1980, es de 1.813. De ellos 302 nacidos en Gran Bretatia, La mayorfa se remontan al siglo XIX. A pesar de ha- her aleanzado un maximo en 1931 de 2.392, el mimero de habitantes no ha ce- sado de disminuir. La capital de las is- las, y Unica ciudad es Port Stanley, en la Malvina oriental 0 Soledad, con 1.050 habitantes. EL mayor miicleo rural es Goose Green, también en Ja isla oriental, con 95 pobladores. El idioma de los islenos es el ingles. en Port Stanley y sus alrededores hay unos 14 km de earreteras, de los que casi 10 estin asfaltados y el resto consis te en cantos rodados. Casi todos los po- blados y caserios estin unidos por cami- nos sin firme, cuyos usuarios utilizan por reglal general vehfoulos ligeros todo terreno, morocicletas o caballos. sein las condiciones meteorolégicas. En el tertitorio hay unos 1.000 vehieulos de motor. No existen ferrocat les navegables. Port Stanley cuenta con una red tele- fonica a la que estin conectadas casi to- das las explotaciones agricolas de la isla Soledad, y existe un centro anilogo en Ja Gran Malvina con sede en Fox Bi EI trafico entre las islas principales ¥ contacto von caserios en las islas mas pequietias se efectia por radioteléfono. En los afios sesenta se terminé de construir una central eléctrica que sumi- nistra cnergfa a Port Stanley, Casi todas las explotaciones agricolas disponen de sus propios. grupos electrigenos. Una central de filtracién y depuracidn procli- ‘ce agua potable para Port Stanley. La dependoncia de las Malvinas A 1.290 km al ESE. de les Malvinas se encuentra la isla Georgia del Sur 0 San Pedro, y a unos 760 de ella y en ali- neacién com las anteriores, las islas Sandwich del Sur. Son terrenos suma- mente montaiiosos, incluso de actividad volednica y clima précticamente antart- £0 riguroso. La poblacién de Georgia del Sur se li mita al personal de la estacion antértica britémica King Edward Point; en 1980 era de 20 personas. Las islas Sandwich, de desembarco practicamente imposible durante el inviemno, no tienen poblaciéin permanente. Ambos terrenos son sometides a la Gn del gobierno de las Mal- La Antértida El extremo austral de nuestro planeta lo ocupa un continente circumpolar, muy aislado por Ia gran distancia que lo separa del resto de los continentes ¥ por la tortuosidad de los mares que 10 ro- dean: Ia Antartida, ‘Ocupa un quinceavo de la superficie terrestre, con 14 millones de Km de ex- tension, Tiene una altura media de 1.050 m debido a la existencia de largas cordilleras con cumbres que sobrepasan Jos 4.000 m y al espesor de la cupa de hiclo que cubre permanentemente el continente. Si todo el hielo antartico se derritiera, provocaria un aumento de ni= vel de alrededor de 70m en todos los. mares del mundo. Si todas las cindades del mundo se aprovisionaran de agua derritiendo el hielo antértico tendrfan asegurada, al ritmo actual de consumo, tuna reserva de por lo menos un millon de aio. ‘Valoracim geoestratégica de las islas Malvinas Pero, gseria légico pensar en un con- flicto por {2.000 km’ de tierra pobre, repartidas en la mitad del océano’ La situacion de las isas Malvinas las hace poseedoras de un alto valor geoes. tratégico, bajo dos aspectos principales: su situacidn con respecto a los continen- tes americano y antirtico y su papel de posible puente o enlace entre ambos, dada su cercania al cabo de Homes y ai estrecho de Magallanes. El continente americano Io constitu- yen dos enormes masas de tierra uaidas ppor una estrecha franja, América Cen- tral, en fa que el hombre ha construido el més corto y seguro paso entre los 9

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