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“Otro dia recibimos la informacién de que en una casa habia fascistas escondidos, Enviamos unos hombres a ver de qué se trataba, Volvieron poco después informindonos de que era un grupo de ‘monjas. Di drdenes de que montaran una guardia en la casa y avisamos a ta direccién del Partido para que, si era posible, enviase a Dolores Ibarruri a hablar con ellas, Poco después nos presentamos Dolo- res y yo en casa de las monjas. Eran unas 20 y las habia de todas las edades. Estaban muertas de miedo, pero las fuimos tranguilicando y segin ibamos avanzando en la conversacién ellas iban inter viniendo y preguntando con mds confianza.” Aceptaron encantadas la propuesta que les hicimos de trabajar en la confeccidn de ropas para los sol- dados, y desde ese momento quedaron agregadas a las cientos de mujeres que realizaban esa y otras labores para el 5.* Regimiento, recibiendo, como ellas, su abastecimiento y su salario y respetindose su modo de vida como religiosas.” Enrique Lister: Nuestra guerra: memorias de un luchador, 1977, p. 136 del libro y 70 del PDF Foto 1.E.Lister, Nuestra guerra:Memorias de un luchador Foto 2. J.Diaz, Tres afios de lucha “No queremos atacar los sentimientos religiosos de nadie. Aunque nosotros no los abriguemos, loy respetamos en quienes los sientan de buena fe.” SS a 1 Lo que no ere es que se abuse de esos sentimientos como arma de opresién, No queremos que se utilice el banderin religioso como pantalla de explotacion: el que quiera recar, que rece; el que quiera escuchar un sermon, que lo escuche; nosotros no trataremos de impedirselo, pero, queremos, ante todo, que el parado coma, (Aplausos) No consentiremos que las iglesias sean enormes concentra ciones de riqueza mientras los parados se mueren de hambre,” José Diaz: Tres aitos de lucha, 1936, p. 75 del libro y 77 del PDF Foto 3. P-Vilar, La guerra civil espafola “Yo he visto fotos de iglesias incendiadas en 1909 reproducidas en diarios de Burdeos como documentos de actualidad. En junio, las ventajas sociales obtenidas en Francia por las ocupaciones de fubricas alentaron a los obreros y espantaron a los patronos espa- files”. Fuente: La guerra civil espanola, Pierre Vilar, pagina 26

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