LA LLEGADA DE MISS PIGGY
VAQUERA
Andrea Salgado
‘Nunca tuve un Ken. El tio Gustavo llegé de Nueva York
con Miss Piggy Vaquera: falda volantona roja, corsé
negro atado con cintas rojas, collar de perlas grises,
tacones puntilla y debajo calzones y brasier, que
repujaban en flores el plistico de su cuerpo.
Exhalacién de cabaret.
Nunca volvi a insistir en lo del Ken. Mi mamé me
habia dicho que conociéndome lo iba a volver una
escoba en menos de una semana. Tenfa raz6n: a Lina
Franco le trajo uno el Niiio Dios y, al comienzo, un
suefio de telenovela. Eduardo Capetillo el mismisimo
volviendo a Rosa salvaje. Quince dias después, galin
mexicano recién levantado, Imposible hist6rico,
gargajo a la cara de los ochenta, Alexis Colby acabando
Dinastfa con la pestaiina corrida.
‘Miss Piggy Vaquera les daba a la altura de las tetas a
Liliana, Diana y Rosario, mis Barbies. Eso me jodfa la
cabeza, no sé, la misma sensacién de ver un pesebre
con ovejas més grandes que el pastor o el san José més,
chiquito que la Virgen. Sin embargo, las Barbies y yo
solucionamos rapido el problema: la volvimos nuestra
cempleada del servicio. Miss Piggy les levaba el jugo, la
comida, los encargos y las razones a la piscina. Le
pusimos un chiro viejo, ylisto.
Rosario, la mas nueva, la més bonita, la més mala,
la sin tijeretazos en el copete gritaba: imovete pues! La
pobre, humildita —como dice mi mamé cuando la
muchacha de la finea llega mirando al piso—, corria a
ver qué se le ofrecia a la sefiorita Rosario: no pregunte
pendejadas, lo que sabemos. Yo entonces me iba con
Miss Piggy para la casa, le armaba la figurita deplastilina, se Ta ponfa en la bandeja y la devolvia répido
para que no la siguieran regafiando. Miss Piggy
cachetes colorados. Liliana sentada en la cara de Diana
moviéndose como licuadora. Diana tendida en la silla
playera con las piernas tan abiertas que se Te sale un
alambre por detrés de las rodillas y Rosario sentada
encima salte que salte. Miss Piggy cachetes mas,
colorados, coff, coff, mufiecas que se separan, salto a
Jas sillitas playeras. Contentas, llegé, lleg6. Turnos:
pipi de plastilina entre piernas de goma.
3.
Viendo Mazinger Z se me ocurrié que queria una
Afrodita, la que tiene tetas bombas.
Diana y Rosario habian estado hablando toda la
tarde de lo fea que se habia puesto Liliana, desgrefiada
y cuellicortita, La bola que mantenia su cuello altivo y
en movimiento desaparecié por la alcantarilla cuando
vaciaba la piscina. Quedé repechada como una
paloma, Diana y Rosario levaban demasiados dias
yéndose solas a la coca de peltre que les acomodé
como tina, Ahi se quedaban tardes enteras déndose
besos, muchos besos.
Afrodita, si legaba, podrfa dispararle a Liliana
con las tetas. Yo sola no me atrevia a mandarla a la
pieza del rebujo.
Le dije a mi mamé lo de Afrodita y al dia siguiente
se aparecié con una Bambie, una Barbie chiviada y sin
articulaciones. Cuando le doblaba las piernas le
quedaban aplastadas y llenas de rayas blancas. Tenia,
como si fuera poco, pelo pajizo. Nachita techa mi
choza, pero quién techa la choza de Pachita Chucena,
nadie. Bsa si se fue sin pesares pa’ la famosa pieza.
4
‘Mi mamé Ilegaba a ratos a ver en qué andaba. Yo ahi
mismo agarraba una esponjita y comenzaba a bafiar a
‘mis mufiecas como bebés. No creo que le hubiera
gustado ver esa besuquiadera, esa tocadera, La of
hablando con mi tia Gilma de la prima Dieny. Esa, esaes una vieja cochina, anda con camisa de hombre,
‘maneja una camioneta y la finca también y anda con
otra vieja igual que ella. No aleaneé a ofr nada més, mi
‘mami vio que saqué la cabeza de la tarea, mand6 a la
tia a fritar las tajadas y salié corriendo para el patio
como si los delantales de mi papa levaran demasiado
sol esperéndola. Yo me fui detras. Se empind y jal6 una
sébana. Me le puse en frente y le pregunté: mami, por
qué la prima Dieny es una vieja cochina. Ella se da
besos con otras mujeres y eso nada mas lo hacen las
viejas cochinas. Punto. Conversacién cerrada.
Entonces, mami, Javier, el primo bigotudo, es un viejo
cochino, Usted de dénde saca esas cosas, fruncié el
cefio acentuando esa arruga gorda que ahora yo
también tengo en la frente, presagio de chaneleta café
cortando el aire. Es que mi papa dijo que era un
mariposo y yo le pregunté que cémo asi y él me dijo
que un hombre que se da besos con otro hombre...
frené en seco. No, mamita, alisé la frente y tomé aire,
Javier es diferente, eso en una enfermedad y hay que
quererlo,
Entendi por qué mis tias y mis primas no dejaban,
que los nifios se acercaran a Javier. De pronto se les
pegaba.
5
Los sébados salfa a mercar con mi mamé. Después de
comprar el revuelto en Ia galeria nos fbamos para el
granero de don Carlos, Alla siempre estaba una sefiora
con bozo deseargando bultos de frijoles. Mama, desa
también es una vieja cochina? S{, mamita, pero céllese
que Ta oye. En la cabeza, répida asociacién: vieja
cochina sefiora grandota camisa a cuadros pantalones
Lee camioneta de estacas carga bultos bota maridos,
resultado: negro futuro. Un Ken urgente, eso era lo
que necesitaba. Miss Piggy, Liliana, Diana, Rosario y
yo nos shamos a convertir en no sé qué cosa, pinico,
pero si yo ya caminaba, a mis nueve, con tanta
maestria en los tacones ocho y medio de mi mamé.
A ella no se le ocurrié regalarme un Ken. Intenté
cambiar el guion de mis juegos, pero ya era una adictaalas Barbies, a Miss Piggy y a las orgias en la piscinita
de plastico.
En la television a Juanita la ungia dona Inés de
Hinojosa. Yo sonaba con ser dofia Inés.
Andrea Salgado
(Sevilla, 1977). Escritora, profesora y periodista.
Autora de la novela La lesbiana, el oso y el ponqué.