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Anexo: Reglas de discernimiento espiritual (Extraido del libro: Yaquino, Carlos, Discernir lo que agrada al Serior; Ed. de la Palabra de Dios). Estas reglas de discernimiento de espiritus estin adaptadas de los Exercicios Spirituales de San Ignacio de Loyola, N° 313 a 336 (ato 1534). Hemos dado a cada regla un ntimero que indica la semana y la regla; por ejemplo: “1.4” significa “primera semana de Ejercicios, cuarta regla’: 1.1 [314]A las personas que van de pecado mortal en pecado mortal, el enemigo cominmente acostumbra proponerles placeres aparentes, haciéndoles imaginar deleites y placeres sensuales para conservarlas y aumentar sus vicios y pecados. En ellas, el buen espiritu obra de modo contrario, cuestionandolas y remordiéndoles la conciencia a través de la razén. 1.2 [315] En las personas que van purificindose intensamente de sus pecados y creciendo en el servicio a Dios, es al contrario que en la primera regla: es propio del mal espiritu morder, entristecer y poner impedimentos, inquietandolas con falsas razones para que no sigan adelante. Es propio del bueno dar animo y fuerzas, consolaciones, kigrimas, inspiraciones y paz, facilitando y quitando toda traba para que progresen obrando el bien. 1.3 [316] Llamo consolacién cuando en el alma aparece algtin movimiento interior que la inflama de amor a su Creador y Seftor; ya no puede amar a ninguna cosa creada sino al Creador de todas ellas. También cuando derrama lagrimas de amor a su Seiior, ya sea por el dolor de sus pecados, © de la Pasién de nuestro Sefior Jesucristo, o de otras cosas directamente ordenadas a su servicio yalabanza, Finalmente, llamo consolacién a todo aumento de la fe, esperanza y caridad, y a toda alegria interior que llama y atrae a las cosas celestiales y a la propia salud del alma, aquietndola y Pacificandola en su Creador y Seftor. 1.4 [317]Llamo desolacién a todo lo contrario de la consolacién, asi como oscuridad del alma, turbacién, inclinacién a cosas bajas o terrenas, inquietud debida a diversas agitaciones y tentaciones, tendencia a la infidelidad, sin esperanza ni amor, hallandose el alma toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Creador y Sefior: Porque asi como la consolacién es contraria a la desolacién, 1os pensamientos que tenemos en la consolacién son contrarios a los que tenemos en la desolacién. 1 [318] En tiempo de desolacién nunca hacer cambios, sino permanecer firme y constante en 1os propésitos y determinacién en que estaba antes de la desolacién, o en la consolacién anterior. Porque asi como en la consolacién nos guia y aconseja mds el buen Espiritu, asi en la desolacién el malo, con cuyos consejos no podemos tomar un camino acertado, i 1.6 [319]Dado que en la desolacién no debemos cambiar los primeros propésitos, ayuda mucho ‘abajar intensamente contra Ia misma desolacién, insistiendo mds en la oracién y la meditacién, Aiscerniendo con cuidado, y extendiéndonos convenientemente en hacer penitencia. 67 68 ANEXO: REGLAS DE DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL 1.7 [320] Fl que esta en desolacién considere como el Seftor le ha dejado en prueba con sys capacidades naturales, para que resista a las diversas agitaciones y tentaciones del enemigo con ¢| Ausilio divino, que siempre le queda aunque no lo sienta claramente. Porque el Sefior le ha retirady su mucho fervor, crecido amor y gracia intensa, quedandole la gracia suficiente para la salud eterna, 1.8 [321] El que esta en desolacién trabaje por crecer en paciencia, que es contraria a las penas 0 adversidades que le vienen, y piense que pronto sera consolado, poniendo los medios contra la desolacién como esta dicho en Ia sexta regla. 1.9 [322] Hay tres causas principales de desolacién: por ser tibios, perezosos o negligentes en nuestro crecimiento espiritual, y asi por nuestras faltas la consolacién se aleja de nosotros; para probarnos, para ver cuanto valemos y cuanto nos esforzamos en el servicio y la alabanza, sin tantas consolaciones y crecidas gracias; para que interiormente sintamos que no es de nosotros tener gran devocion, amor intenso, lagrimas ni alguna otra consolacién, sino que todo es don y gracia de Dios nuestro Sefior; para que no nos instalemos en esas cosas alzando nuestro entendimiento en alguna soberbia o vanagloria, atribuyéndonos tal consolacién. 1.10 [323] El que esté en consolacién piense cémo estard en la proxima desolacién, y fortalézcase para entonces. 1.11 [324] El que esta en consolacién trate de humillarse y bajarse cuanto pueda, pensando qué poca cosa es en tiempo de desolacién, sin esta gracia de consolacién. Por el contrario, el que esta en desolacién, piense que puede mucho con la gracia de Dios, la cual es suficiente para resistir a todos sus enemigos, y asi fortalézcase en su Senior. 1.12 [325] El enemigo se parece a una mujer en tener poca fuerza y sin embargo parecer fuerte. Es propio de la mujer desanimarse y huir si un hombre la enfrenta; por el contrario, si ¢l varén retrocede, su ira y su ferocidad son muy grandes y desmedidas. De igual manera, es propio del enemigo debilitarse, desanimarse y retirar sus tentaciones cuando se resisten y enfrentan sus ataques. Si uno comienza a temer y a desanimarse en la lucha contra las tentaciones, no hay animal en la Tierra tan fiero como el enemigo de la humana naturaleza, que busque hacer datio con tanta mala fe. 1.13 [326] Asimismo, el enemigo se parece a un vano enamorado en querer ser secreto y 90 descubierto. El hombre vacio y falto de solidez que intenta seducir a una hija o mujer casada quiere que sus palabras y sugerencias sean secretas, y le molesta mucho cuando la hija al padre 0 ta mujer al marido descubren sus palabras engatiosas y su intencién depravada, porque deduct ficilmente que no podré salirse con la suya. De igual manera, cuando el enemigo de la human naturaleza trae astucias y sugerencias al alma justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto, Si se descubren al buen confesor o a otra persona espiritual que conozca sus engatios y malicias, le molesta mucho, porque sabe que al haber sido descubierto ya no podra lograts# objetivo. 1.14 [327] Asimismo, el enemigo acta como un asaltante para v : se : vencer y robar lo que dese Asi como un capitan, estudiando las fuerzas disposicién del adversario, le combate pot !2 ANEXO: REGLAS DE. DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL parte nuis débil, de la misma manera ef enemigo de fa humana naturaleza, rondando, examina todas nuestras virludes -teologales, cardinales y morales-, y por donde nos halla mas d necesitados nos atte y trata de tomarnos. 2.1 [329] Es propio de Dios y de sus angeles en sus inspiraciones dar verdadera a gow espiritual, quitando toda tristeza y turbacién inducidas por el enemigo, del cual es propio luchar arentes, sutilezas y mentiras frecuentes. 2.2 [330] Sélo es de Dios nuestro Sefior dar consolacién al alma sin una causa preceden: porque es propio del Creador entrar, salir y obrar en ella, encendiéndola toda con amor a su Divina Majestad, Digo sin causa, 0 sea sin ningun previo sentimiento o idea por los que venga la ién mediante la accién del entendimiento y la voluntad. [331] Con causa puede consolar al alma tanto el buen Espiritu como el malo, para fines opuestos: el bueno, para provecho del alma, para que crezca y vaya de bien en mejor; ¥ el malo para lo contrario, y asi conducirla a su maligna intencién. 2.4 [332]Es propio del mal espiritu disfrazarse de angel de luz (ver 2 Cor 11,14), entrar con el alma devota y querer salirse con la suya, o sea, proponer pensamientos buenos y santos conforme atal alma justa y después, poco a poco, procurar levarla a sus engafios. 2.5 [333] Se debe cuidar mucho el desarrollo de los pensamientos: si al principio, en el medio y al final ellos son totalmente buenos e inclinados al bien, se trata de una buena inspiracién. Pero si el desarrollo de los pensamientos acaba en algo malo o distractivo 0 menos bueno que lo anteriormente decidido, o bien en algo que debilita, inquieta, confunde o quita la paz, seguramente procede del mal espiritu, 2.6 [334] Cuando se haya sentido al enemigo de la naturaleza humana, y se haya conocido el mal resultado a que induce, a la persona que fue tentada le conviene revisar el desarrollo de los buenos pensamientos que le trajo al principio, y cémo poco a poco traté de hacerla descender de la suavidad y gozo espiritual en que estaba, hasta Ilevarla a su intencién depravada, para que con esa experiencia bien conocida y aclarada se cuide en lo sucesivo de sus engaiios. 2.7 [335]En los que avanzan de bien en mejor, el buen Espiritu toca al alma dulce, leve y suavemente, como la gota que entra en una esponja; y el malo la toca agudamente y con ruido e inquietud, como gota que cae sobre la piedra. A los que van de mal en peor les sucede al revés, Por ser contraria la disposicién del alma, Cuando es contraria, la inspiracién entra con estrépito Ysensiblemente; cuando es semejante entra en silencio como en su propia casa. 2.8 [336]Cuando la consolacién es sin causa, dado que en ella no hay engaiio por ser sélo de Dios, la persona consolada debe estar atenta y discernir con mucha vigilancia y cuidado para distinguir el tiempo propio de la actual consolacién, del tiempo siguiente, en que el alma queda caliente y favorecida con los restos de la consolacién previa. En este segundo momento, se forman Muchas veces diversos propésitos y pareceres que no necesariamente provienen del buen Espiritu de Dios nuestro Sefior, sino de la propia naturaleza o del mal espiritu, y por lo tanto deben ser Muy bien examinados antes de darles entero crédito o ponerlos en prictica. contra esa alegria y consolacién, trayendo razones 69

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