Droit - Ética Explicada A Todo El Mundo - Caps 1 y 2-1-40

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PAIDGS CONTEXTS ‘Olkimos tftulos publicados: 195, BG ade plantar, Ur itr mtr dem 6 FM cet an fia ‘iden deb msde og, Pee he ons BLS ees te ond 1 ee Macon le Seer 569, B Zinbaroy | Bo, Loa da seo. a ue pale eompe 16s Bie ne Point 18 § Otbach Le atone 1, J Sigur qe som wl 100 formas de dtc ‘lec des pales ln trata» ley rr Ges 186, Mocs Tramps mons. Co dient der eee pony once 187, Ghede Nee lor bo de Bchmenn. Cota « Kans Eeheaes 185, KP Dray Le exlinde a odo mando ROGER-POL DROIT LAETICA EXPLICADA A TODO EL MUNDO a PAIDOS DP ‘Thu tga bie expignde’ tout le onde abcd en emp fnccn fr Eons a Sad “Trade de Mat Jot Fai Clits de aime Feng |e, septembre 2010 cae ee a a an, BSpentipe eel dace ena Be erpespns Di spe ars So tase 207 2010 ce tac, Mata Jot Fuss © span Libros, SEU, 2010 ‘Peace de Recletor, 28002 Madi Ediciones Pldés Irie un nlc de Epete Lbeo, SLU, 2x Doge 6 Gt Oth conn pee irs, ISBN. 978 94-493.24062 epee 84.39.91 2010, impress en Tales Brosmse, SI Ped, Aryans 1 ele C31 29952 Méutles (Madd) Iimpreso en Espn Print ln Spain [No es posible ser justos si no somos humanos. ‘VAUvENARGUES, Reflexiones 9 méevinaas, 12 INTRODUCCION De vuelta al principio En todas partes se habla de ética. Nunca se habia utilizado con tanta profusién esta palabra como en la actualidad. Cada dfa la encontramos en un sinfin de discursos, impresa en todos los diatios y en incontables libros, Ia oimos en la radio, en la televisi6n, en la escuela, en Ia univer sidad. Nuestra época se preocupa por la ética en muchos ambitos: en los negocios y en la vida econémica (donde la actual crisis ha revelado Ccuiintas reglas son necesarias), en los deportes (donde el dopaje y los partidos amaviados ame- nazan con desteuir el concepto de «juego lim- pio»), en los medios de comunicacién (donde la informacién sucle estar sesgada 0 manipulads). 'Y por afiadidura, la medicina se ha converti- do en un campo donde los debates éticos estén 10 Laetica sxpuicaa.a ran BL wonDo ala orden del dia, Gracias alas nuevas técnicas, hoy son posibles situaciones que antes eran in. pensables. Si 1s que amenazan con cam biar_radicalmente [a istencia asi seam fos sistemas de ee 7 aa Ta ¥ que pos abli; reguntarnos qué convie- he impulsar, gutorizar 9 prohibir, Y en nombre de qué habria que hacer una cosa u otra. Estos interrogantes son los que han dado forma a lo largo de las tiltimas décadas a la biog nim: bito de reflexién que acoge debates fildsoficos Iundamentates: ct sentido dela vida Ese ‘de nuestra ihtcrvencién sobre la materia viva, 0 incluso la dignidad humana. Fn |: 1a, la _ética esta también osininresente Las aatcionss Sat ST Se multiplican, las explosiones de violencia y los actos incivicos van ento mientras pier. Ja disiplia y la autordad, DoT que cada vez sean mas frecuentes Tos lamamien- tos al respeto a las personas, ala solidaridad, ala necesidad de defender unas normas colectivas ara mantener la convivencia, No obstante, por més omnipresente que esté la palabra «ética, no estamos seguros de tener claro su significado. ¢De qué hablamos en reali- dad cuando hablamos de ética? bite: eirindulmenela -Sihay que volver al punto de partida es para dilucidar mejor los aspoctos claves de los debates éticos que hoy ‘estan sobre la mesa. Si al acaber de leer este libro, el lector tiene las ideas claras, y mayor «profundidad de cam- po», podré decir que he alcanzado mi objetivo. CAPITULO 1 Las aventuras de una palabra _—Extratia palabra, ;aética! ¢De donde viene? Viene del griego éthos. Sin embargo, no creas que es facil explicar qué significaba érbos para los griegos. Porque es imposible encontrar en auestro vocabulario actual una Gnica palabra que sirva para traducir este término, No es fil a que poseia vatios si y ‘an equivalente tinico, pues el esquema de Jelagpoca eramuy distinta del nuesteo. Eshos significaba, en primer lugar, cL chabi- tab, exactamente la -6mo una especie animal «habitaba el mundo». . — ‘Ahi tenemos Ta primera de Tas posibles defi niciones, y sin duda la mejor, de «ética» para los ‘etiegos: una forma de conocimiento relativa a Jos comportamientos. Pero, enseguida, uno se ‘Greuenta de que exisie una distinciOn impor tante entre dos actitudes, dos maneras, de con- siderar los comportamientos. Deun lado, podemos decir como se compor- ta la gente en tal region, tal pueblo o tal tibu, No nos pondremos a juzgar ni a averiguar silo que hacen esta bien o mal, si se portan peor 0 mejor que sus vecinos. Nos limiaremos a decir cémosecomportan, —jAst resulta mas objetivo! No estoy muy seguro de eso. En todo caso, es un método pur Procedemos ast adem tunndo observamos una especie ani mal. Nadie diré que esta «mab» que los peces respiren con branquias, 0 que los mamifetos ha- cen «bien» en respiar con los pulmones. Noslis jmitamos.a describir sus distintas maneras de ser 16 LATICA mRPLICADA. TOBORL MUNDO Sin embargo, al observarlos comportamientos, es posible otra actitud. Consis mo semporte dela mejor mane, Unaactud qe intenta determinar cuales son Tos cbuenos» com- portamientos, que busearemos y trataremos de seguis,y cudles son los «malas», aquellos que con- viene evitas, descartar 0 combatis. Ahise planteard In cuestién de los jicios nonmatidos- que scala” ar Bien Y entonces es preciso averiguar desde qué punto de vista son mejores estos comportainientos y no aquellos. Se trata, por te tam Je cmincios morales sobre los com- ‘portamientos; de discemir aquellos que son porta. que: «No, es diferente». —Y ceémo se sale de exe callején sin salida? Muy sencillo, se trata de dos términos pareci- dos y diferentes, pero a un nivel distinto. Empecemos por el nivel donde se confunden. Acabamos de decir que los griegos de la Anti: Las AVRISTURAS BE OWA PALABEA 7 siiedad utiizaban la palabra «ética» para desia nar todo lo rela rtamientos de ‘una colectividad o de un indiviciuo, lo relative a ‘as costumbses, buenas o malas, «fos seres bu- anos en un momento dado. Los romanos, luc “go, hicieron To mismo en su lengua, el latin, Para traducie étbike al latin, Cicerén tomé primero el equivalente latino de érbos, es decir, 70s, «cos: tumbres», que en plural es juores. Para expresar «do relativo a las costumbres», inventé cLiésmi- ‘no monalia, ¢st0 es, los wdatos morales», término construido sobre el mismo modelo que 2¢bike. Asi, «morab» dice en latin exactamente lo mismo que 2ebik? en griego. Son dos palabras may sithlares, a pesar de que estin forjadas a partir de rafces distintas «Morabs es precisamente la traduceién, en latin clisico, de lo que los griegos Hamaban ‘«étican, A partir deestos fundamentosidénticos, se conformaron una serie de mbitos parecidos: <<ética» y «moraby se preocupan indistintamente de los valores, y primordialmente del bien y del mal; una y otra reflexionan idénticamente sobre los fundamentos de dichas distinciones, y se plantean también cémo reconocer y emo aplicar las reglas fundamentales. Estos pasos se producen cn paralelo, en griego o en lati. —Entonces, edénde esté la diferencia? —Aiin hoy algunos pensadores afirman que, 18 LAgMICA meticADA A-Tope et Men90 dehecho, no existe unaverdaderadiferenciaentre ética y moral. Yo creo que es verdad que po hay un corte radical entre ambas nociones. Pero si se 1a ido estableciendo una distincion progresiva ‘en el uso que se da a estos dos términos. En Ja época moderna, con frecuencia se con- sideraba que el término «moral» podia quedar reservado are el tipo de noma v de-walarss heredados del pasado an_o bi delacdsion «Moral» se ha especializado en mayor 0 me- nor grado con el significado de «lo transmitido», como un cédigo de comportamientos y de juicios ya construido y mds o menos establecido. En este sentido, aceptamos o rechazamos la to¥al de nuestra familia y de nuestro medio social, segui- ‘mos ono los preceptos quela caracterizan,o bien Jos transgredimos. La moral parece constituir un abado de ix Hoy, por el contrario, el término «ética» seem: plea sobre todo .co-aquellos émbitos dande las. Jas reglas de comportamiento estin por Sonstnaly Por inveniat por Poser eon ee feflexidn, en general de tipo colectivo. Por ejem- plo, los avances técnicos en medicina han creado cn nuestra época situaciones completamente des- conocidas para las generaciones precedentes. Hoy dia resulta posible practicar fecundaciones iv vf- ro, 0 conseguir que una mujer, durante su perio- do de gestacién, geste un nifio para otra —es lo {LAS AVENTURAS DE.UNA PALABRA 9 que llamamos una «madre sustituta» 0 «madre portadora>— y se lo entregue al nacimiento. ‘Anteeste conjunto de situaciones inécltas, n0s preguntamos si hay que autorizar 0 prohibit tales ppricticas si son buenas o malas, y en qué casos, ppara qué personas y en qué condiciones. Enton- ‘ees hay que elaborar unas reglas, darles forma, tomar en cuenta varios puntos de vista y, final- ‘mente, dar con un compromiso. Ast se entiende el trabajo de la ética en el mundo contemporiineo, En resumen, si queremos distinguir ambos téeminos, morals se referiria.alas.normas here. dadas, y «ética» a las normas en construcciGn. «Moral» designara principalmente los val seinen yt Tans does adtons Cera ode ‘claboracion o de ajuste que exigen los cambios ‘que se estan produciendo en la actualidad. cs ésa la tinica diferencia? | No, claro que no. A esta distinci6n habria que afadir el hecho de que, en los iiltimos tiempos, la palabra emaralna menudo equivalis acscomés- ‘morality. Suponemos entonces que la «moral», pores sereferea un dpo de discusoaburi do, represivo, superado, a la vez penoso ¢ int porque ni nos ayuda ni nos dice nada. «Morab> pparece haberse convertido en un término pesado, duro, que evoca reprimendas y limites, prohibi- ‘ciones, preceptos que parecen rigidos y obsoletes. En consecuencia, preferimos dejarla de lado. 20 LaBTIcA EXALICADA 4 TOO st mSBO Y por ese motivo he decidido volver al téemi- ‘ho antiguo, que, parad6jicamente, parecia mas nuevo. Hemos empezado por hablar de «ética» en lugar de hablar de «moral», Prevefamos tu respuesta: «No me sueltes un rollo moral, es abu ttido. Pero, bueno, hablame de ética, parece mas interesante», En realidad, no seria mas que un juego de manos, un cambio de palabras y no de puntos de vista; sies que admitimos que ambos términos designan el mismo tipo de reflexién, —En tu opinién, cbay alguna diferencia entre estas dos términos? Durante mucho tiempo no hubo préctica- mente ninguna: Luego, como ya he dicho, el término «ética» en épocas recientes ha sido ati lizado para hablar de lo que esta pendiente de claboracién en el terreno moral. La ética s el nombre que recibe la moral que se esté forjan- do, mientras la buscamos, en particular la que se cocupa de temas nuevos que suscitan preocupa- cin, Esos casos nuevos no estan reservados al terreno dela medicina, al que ya me he referido. El matrimonio homosexual, la proteccién de los menores en Internet, la libre difusién de la por- nnografia, lalegalizaciGn de las drogas blandas, y muchos otros temas de nuestra sociedad, no suscitan la unanimidad en la opinién piblica La discusién, por lo tanto, sigue abierta y las opiniones estan divididas. _Las AVENTURAS DE UNA PALABRA at Pero convicne tomar conciencia de una cosa: todos estos debates, a los que se van sumando ‘ottos nuevos, y que seguiran multiplicandose en el futuro, estén relacionados con el hecho de que nuestra época ha dejado de vivir bajo la in- fluet de una moral dominante capaz de regir- lo todo, Al contrario, a menudo lo que ‘domina ‘Son Tas dudas sobre las reglas que hay que se suis, la perplejidad ante los principios que con- vendria aplicar. —cAdénde quieres ir a parar? ; Tmaginate una sociedad enteramente domi- nada por una religidn y que sélo tenga autoridad para proclamar qué hay que hacer. Su tradicién dicta qué comportamientos y qué valores hay {ue seguix. En tal caso, pricticamente no hay Iu- gar para la reflexién. Es cierto que podemos pre guntarnos cémo aplicar tal o cual regla en un aso peliagudo, pero, en conjunto, bastari con seguir las reglas: a solucién existe, independien- temente de cualquier reflexi6n. La verdad ya esta dada, ya esti fijada, ya es conocida. No hay que claborarla ni construirla No ocurre asi en las sociedades contemporé- neas desarrolladas, Las evidencias morales son ‘menos obvias, pues siempre hay vatias maneras de enfocar las cuestiones morales. No hay res- puestas tnicas. Vivimos en un mundo plural en Cuanto a criterios de moralidad, con una especie 22 LABTICA EXPLICADA A 7000 BL MUNDO de policentrismo o de estructura en archipiélago, ‘que ha supuesto una explosién de valores, y de ‘maneras de apreciar qué esti bien y qué esta mal. Dada esta pluralidad de morales, la reflexién ética como biisqueda, como indagacién, necesa- riamente ha de set més activa. E incluso se vuel- ve indispensable en la medida en que, en una sociedad en vias de globalizacién, hay que elabo- rar formas de coexistencia de distintos sistemas de valores que en ottos tiempos no se conocian y que muy ocasionalmente tenian la oportuni- dad de oponerse en la vida diaria, No vivimas ‘alo el impesio: de-une moral nea saparde dominarlo todo y de controlario todo. De ahora en adelante, nos vamos a encontrar frente a puin- tos de vista diversos, diversos criterios. El de- saffo actual consiste en hacer que converjan, en intentar equilibrarlos, en proponer soluciones que puedan suscitar un consenso o, en todo caso, un acuerdo aceptable para todos. En este sentido, nadriamos decir que la nueva tarea de In tica consist, cealgtn modo, en ompiaTeg Ts ‘ida comin de las diferentes morales —Para conseguirlo, babré que conocerlas, imagino, Por supuesto, En todo caso, al menos es nece- sario haber comprendido las principales actitudes que se registran en nuestras sociedades. Y para ello, todavia nos queda un trecho por delante. CAPITULO . 2 Un ambito sin fronteras —En definitive, ede qué se ocupa la éica? nuestras acciones! De nuestras ocupa- ciones de cada dia, sbign de las gransies decisiones que tomamos en momentos deter: minados de nuestra vida. Pero esta respuesta no esta completa, pues también es preciso expe- cificar de qué modo conereto la ética considera nuestros hechos y nuestros gestos més diversos. Porque hay numerosas maneras de examinar nuestro comportamiento... Por ejemplo, desde el punto de vista de la energia muscular em- pleada (leer esta pagina quema menos calorias que subir cinco plantas por la escalera), 0 bien desde el punto de vista de las motivaciones psi- col6gicas (sentirse més atraido por la lectura que por el esfuerzo fisico, 0 ala inversa), o tam- ign desde el punto de vista del rendimiento nr eenennnccnenn naicadiiasas ces 24 LAgTICA ExPLIcapA 4 TODO EL MUNDO ‘econémico (entregar un paquete en el quinto piso puede proporcionar alguno, leer este capf- tulo es seguramente enriquecedor, pero en otro sentido). Cuil es, entonces, el enfoque particular desde el que la étiéa aborda nuestros comportamientos? ‘Para encontrar una respuesta, conviene recordar ‘que nunca dejamos de preguntamos «cémo he de actuar», Porque no somos maquinas, no somos robots programados para ejecutar una tarea sin reflexionar previamente. Al contratio, a lo largo del dia, y alo largo de toda nuestra vida, toma- mos decisiones. Asumimos responsabilidades, hasta en las cosas més simples que hacemos. ‘Deniifios, nos preguntamos si es mejor desobe- decer las érdenes que nos dan. Podemos decidir si hay que delatar al nifio que ha hecho una tra- vesura y ha provocado un desastre. De adoles- centes, nos preguntamos si hay que guardar los secretos de nuestros mejores amigos o si, en si- ‘tuaciones concretas, es preferible revelarlos. De adultos, se nos presentarén miles de ocasiones de cuestionarmnos si es bueno 0 malo decir esta 0 aquella verdad a nuestros hijos, a nuestros pa- dres, allegados, amigos 0 colegas. De ancianos, podremos preguntarnos si debemos esperar & que llegue la muerte, sin importar qué enferme- dades padecemos y qué sufrimiento nos causan, © sies posible elegir el dia y la hora de nuestro adiés definitive. DN Asprro SIN FRONTERAS 2 'Y éstos son sélo algunos ejemplos. En rea- lidad, nunca dejamos de preguntarnos cémo actuar «de la mejor manera». Esto nos permi- te ofrecer una nueva respuesta, también muy simple, a tu pregunta: Ia ética es ante todo el conjunto de reflexiones ‘derivadas de estas dos cuestiones: <¢Qué debo” st? ¢Cémo debo actuare>. —¢Significa eso que siempre queremos hacer lo mejor? De hecho, si. Peto lo que complica las cosas es que ese «angjor» no es necesariamente lo mis- mo para todos nosotros. Na sis mayoria de la gente considera que esta «bien». ‘Fhginate que alguien se pregunta: «Qué po: dria hacer yo para comportarme de la peor ma- neta?». No es una hipétesis imposible. Por ejemplo, esa pregunta se la podria hacer alguien que busca venganza, impulsado por el odio 0 porla intencién de hacer dafio. Es obvio, en este caso, que, al hacernos esta pregunta pensamos fen realidad que ese «peor» seri... jlo mejor! Lo mejor sera «lo peor que puedo hacer». De ma- “nera que, incluso en este caso siempre queremos hacerlo «bien». ‘Sécrates, el fildsofo que vivi6 en Atenas en el siglo V antes de nuestra era, fue el primero en subrayar esta paradoja: también el ladrén, el exi- minal y el dictador quieren el bien. Lo que ocu- 26 saltrica BxPLacana a TODO #t MUNDO te es que ellos se equivocan de bien. Por lo tanto, segtin Sécrates, no existe una voluntad enteramente negativa: no podemos querer el mal por el mal. Parece que se elige el mal, pero cn realidad se quiere el bien. El problema es que se confunden, se equivocan de bien, —De todos modos, parece algo curioso. A primera vista, sin duda, Lo que por ahora debemos recordar es que, detris de nuestras decisiones cotidianas, por banales que puedan parecer, surgen muchas preguntas. Como telén de fondo, nos planteamos muchas teflexiones que resultan necesarias para saber cOmo debe- mos actuar. Ya se trate de elecciones simples o de deci- siones fundamentales, sobre todo sentimentales © politicas, de tomas de posicién individuales 0 colectivas —en asociaciones, empresas, o en ins- tituciones—, cada vez resulea més pertinente este interrogante ético. Ademés, el campo de la éti- ca no termina abi; es mucho mas vasto, ya que {a ética concierne también a las decisiones de la fe internacional, como son I guerra yla paz, 0 ia lucha contra las desigualdades, af ses del mundo, aaa Podemos incluso ampliar la lista, dado que existe, ademés, una dimensién ética en las ac- ciones destinadas al mantenimiento de los equi- librios naturales, como la preservacién de las Anes St FRONTERAS ar condiciones de vida de las futuras generaciones © remediar los estragos contra el planeta. Como ves, el imbito de los interrogantes éticos no tie- ne fronteras, Lo encontramos por todas partes, €n todos los sectores de las actividades huma- nas, individuales 0 colectivas. —Entonces, en todos estos émbitos la ética deberéa proporcionarnos respuestas para actuat, cno? Debe decirnos cémo hemos de actuar? No exactamente. Es, a la vez, més sencillo y més sutil. Porque no se trata simplemente ‘de saber qué debemos decidir dentro de quince ‘minutos; en funci6n de la situacién concreta en ‘que nos encontremos\Se trata también de saber cen nombre de quévarnos a tomar una decisién en lugar de otra, cudles son los valores que vamos a tener en cuenta, y qué criterios rigen nuestra de- cisién. La cuestién fundamental no es qué de sin vamos a tomar, sino entender en funcién de qué asumimos 0 rechazamos una soluci6n entre dos —o entre cuatro, cinco o diez— posibilida- des que se presentan. Dicho de otro modo, la ética no es tna acti- vidad préctica donde basta con aplicar unas reglas de manera mecinica. También es preciso que reflexionemos sobre lo que justifica esas reglas, sobre qué se basar las alternativas que se nos ofrecen antes de tomar una decisién, sobre el punto de partida que adoptamos, los méto- 28 LA TICA EXPLicADA A TOGO HL MUNDO dos que queremos poner en practica, los resul- tados que queremos obtener... jy las razones que justifican todo eso! —Sin embargo, muchas veces tomamos deci- siones sin pararnos a pensar. ¢Significa es0 que, cuando actuamos de inmediato, esponténeamen- te, lo hacemos al margen de la ética? No, no necesariamente. En realidad, cuando actuamos sin detenemos a pensar, cuando deci- dimos rapidamente, sin devanarnos los sesos, también estamos ofreciendo un modelo de con: ducta a los demés. Incluso sin pensar, incluso sin quererlo, estamos construyendo uni ética —ePodrias explicar eso? yo decido actuar de una determinada ma. neta en vez de otra, es porque considero mi manera de actuar la mejor, 0 la menos mala, Hago lo que cteo que hay que hacer. Eso sigue siendo cierto incluso cuando tengo la impresién de actuar «sin pensar», maquinalmente. Incluso sino me hago demasiadas preguntas, estoy pro- poniendo a los otros, por el mero hecho de ac- tuar asf, una especie de modelo. Esta idea fue defendida, sobre todo, por el f- J6sofo francés Jean-Paul Sartre, que mutié en 1980. «Al elegirme, elijo al hombre», afirmé, ¢Qué significa esta sentencia? Imaginate que alguien hace trampas en el juego (evidentemen- ‘ summito SIN FRONTERAS 2 te, no seremos ni tiini yo). La persona que hace tampas seguro que se dice algo como: «Sé bien ‘que esto no se hace, que no hay que hacer tram- as, porque falsea el resultado del juego. Pero, por una vez, yo, a solas con mi conciencia, he decidido hacerlo. Es una decisi6n que me con- cierne solo a mé. Sartre le habria respondido esto, poco mis o menos: «Cuando haces tram- pas, ests diciendo “hay que hacer trampas”: sugieres que eso esti bien, y que todos debemos hacer trampas. Con tu pequefio fraude personal estés ofreciendo un modelo. En ese sentido, tt cliges que el hombre sea un tramposo. Eso es lo que ofteces como modelo a la humanidad. -Di- ces que no afecta a los otros? Eso es una pelicu- Ia china que te cuentas a ti mismo para eludir tu responsabilidad. —Entonces, si lo he entendido bien, cuando hago algo que en apariencia sblo me concierne a ‘mi, cen realidad estoy proponiendo un ejemplo a todo el mundo? Si, lo has entendido perfectamente. Es eso lo que Sartre queria decis. En nuestras actuacio- res, no actuamos para nosotros mismos nada més; nunca actuamos sélo por nuestra cuenta, también decidimos, indirectamente, para los demés, para todo el mundo. Esta idea se resume cen esta frase: «Al clegirme (es decir, al tomar decisiones que parece que sélo conciernen a mi 30 AG tICA EEPLICADA 4 Tone st sHUNOO caso concreto, a mi existencia personal), elijo al hombre (decido, en realidad, en iltimo extre~ mo, para la humanidad entera)s. —iMe parece bastante exagerado! Por stern aa eee Pero es una manera de explicar que nunca esta- hacemos, aunque parezcan egofstas, afectan a los demas. —Sin embargo, si decido, por ejemplo, ocupar- ‘me sblo de mt, vivir en mi rincin sin preocuparme de los demés, ;no puede decirse que esté ofrecien- do ningiin modelo! iPiénsalo un poco mas! —eEl qué? Lo que acabas de decir. Creo que estis con- fundido, sin datte cuenta. Estas diciendo, si no me equivoco, que quedindose en casa y vivien do de manera egoista, sin compartir nada con nadie, no se esté proponiendo un ejemplo a na- dic, y por lo tanto, menos que nadie a la huma- nidad. ¢Es eso? Si, ;me parece muy evidente! Bien, repito entonces: jpiénsalo un poco més! Si cliges vivir as, es porque consideras que es mejor para ti. ¢De acuerdo? un Anarr0 St FRONTERA i —Sé, claro. Al creerlo asi, piensas que «cada uno tiene que vivir para sf mismo, ése es el secreto, ésa es Ja mejor manera de salir adelante». Es logico. Entonces, no es menos l6gico llegar ala con- clusién de que, al pensar eso, ests proponien- do como modelo para la humanidad la vida egoista y el «sélvese quien pueda»... Y asf he- mos vuelto a la casilla de salida: puedes elegir ser egofsta, tanto como ser altruista, vivir para tus intereses nada mas u ocuparte del préjim Pero cada vez, en realidad, Jo que eliges también Io estis proponiendo a los demés. ~;Vale! ;Abora lo he entendido! Eso quiere decir que el béroe 0 el traidon, el bueno 9 el malo, estén diciendo cada uno, a través de sus actos, hay que ser un héroen, shay que ser un traidore, etc. Efectivamente. Si actuamos de la manera que consideramos mejor (con independencia de cual sea esa manera), estamos planteando una regla de conducta, estamos utilizando un criterio para de- cidir. El problema es que la mayoria de las veces no nos damos cuenta. Podrfamos decir que la éi- ca consiste en realizar el esfuerzo de dediucir esas replas y esos-criterios. Es preguntarse cudles son las reglas por las que nos regimos, y con qué crite- ios valoramos las actuaciones de otras personas. 32 EAE TICARXPUICADA.A ToDo EL MUNDO Con esto, no hemos llegado al final del cami- no, Al contrario, nos encontramos en el punto de partida nada més. A partir de abf surgen un montén de preguntas, del tipo equién decide lo que estd bien ylo que esta mal? gEn nombre de qué? ¢Las reglas que determinan nuestras ac: ciones son transmitidas 0 son producto de una elaboraci6n? ¢Las formulé un dios y se las hizo egar un dia alos hombres, de manera que basta, con aplicarlas? certezas, y «auestras» maneras de ver, que proyectamos sobre Ia totalidad de la historia y de las culturas. Desde esta perspecti- va, veremos entonces que determinados puntos clave de nuestros conceptos —como dignidad, 36 _LADTICA ExPLICABA A TORO EL ENDO integridad fisica, respeto a la libertad indivi- dual—no existen necesariamente con esa forma, cen todas les sociedades. —Entonces, cno bey soluci6n? Afortunadamente, no. Pero si buscamos un primer denominador comin, simple y exacto, me parece posible encontrarlo, Fste es el que yo propongo: la es, en primer lugar, la pre. ‘cocupacion por los dem: Boruc’ Ta existencia ‘Se tipore la presence de los otros, lag mili. ciones entre ellos y yo, consiituysn ef versal de todas las for- mas de ética. ‘A [a inversa, imaginemos que los otros no existen, Si yo estuviese, 0 ti estuvieses, comple- tamente solo en el mundo, practicamente no se plantearian més problemas éticos. «Qué podria significar actuar bien o mal hacia ti mismo si es- tuvieses solo? Siése fuera el caso, te preguntarias ‘qué puede hacerte daio o bien, qué es positive ‘onegativo para tu salud 0 para tu supervivencia, Pero, al margen de estas cuestiones elementales, no tendrias verdaderos problemas éticos, ya que éstos existen solamente en funcién de nuestras relaciones con los demés. Ese es el punto principal que debemos tener presente. Cuando alguien pregunta: «Qué ac- ciones son las mejores?», 0 bien: «¢Qué princi- pios nos permiten discernic las mejores accio- ‘Un Ano SIN FRONTERAS 37 nes?» estas preguntas siempre se refieren a las relaciones entre «nosotros y los demas», y entre «los demis y nosotros». La ética es, en primer ugar, la preocupacién por el préjimo, el inte- rés que nos suscita su existencia, su presencia, sus expeciativas, sus deseos, su dignidad y su libertad. Es algo ast como «ama a tu projimno como a Hi mismo», eno? Noexactamente. Esta maxima ctistiana supo- ne una especie de heroismo sublime. No ¢s nece- sariamente lo que la ética exige. Llegar a amar a todos los seres bumanos como a uno mismo es un objetivo muy dificil de conseguit. La ética es mas modestay més accesible, y dice aptoximadamen- te: «Piensa que los otros estan ahi, Empieza por nohacerles lo que no te gustaria que te hiciesen a tis. Antes de amar, antes incluso de ayudar, se trata de no perjudicar, deno hacer dai, «No hacer a los otro: nos gustaria ‘que nos hiciesen> es fo que se llama ‘La Regla de Oro, La encontramos, bajo una fornia wotra, en pricticamente todas las culturas. En el fondo, se basa en el respeto a los demés. El micleo de la reflexidn ética tiene que ver con que los seres hhumanos son miiltiples, y que se relacionan en- tre ellos de maneras muy distintas. En tltima instancia, se trata de elaborar las teglas que ayu- den a vivir mejor 38 LA TIER ExELICADA.A TODO Ht MUNDO —Y una vez tenemos esas reglas, ya estd? No es tan sencillo. Primero porque esas re- alas pueden ser distintas de una cultura a otra, como acabamos de ver. Pero también porque pueden darse conflictos entre diferentes reglas, segiin las circunstancias. Imaginemos aun juga- dor de péquer. Est convencido de que no hay que hacer trampas, es una regla que considera indiscutible, un deber fundamental. Pero su hijo cae gravemente enfermo, y él no tiene dinero suficiente para que lo operen de urgencia. Sal- var la vida de su hijo es también su deber, ésa es otza regla fundamental, Por lo tanto, deberd ele- gir entre dos formas de deber, entre dos reglas que entran en conflicto. En realidad, la mayorfa de los «casos de conciencia» surgen de un con- flicto entre reglas éticas. Creo que eso empieza a responder a tu pre- guata. Porque el problema de la reflexion y de las decisiones éticas es que, aunque tengamos reglas generales, nos enfrentamos a casos par- ticulares, Y por eso hay que distinguir entre la -

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