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Código: P 08

Localidad: San Miguel


Procedimiento: De Hacienda – Ordinario de Mayor Cuantía
Materia: De Hacienda
Demandante: Orlando Luna Torres
RUN: 5.022.387-6
Abogado Patrocinante y Apoderado: Francisco Javier Amigo Cartagena
RUN: 14.030.446-8
Demandado: Fisco de Chile
RUT: 61.006.000-5
Representante Legal: Procurador Fiscal de la Comuna de San Miguel don Marcelo
Chandía Peña
RUN: 14.269.086-1

En Lo Principal: Demanda de Indemnización de Daños y Perjuicios; Primer Otrosí:


Personería; Segundo Otrosí: Téngase presente

S.J.L. en lo Civil

Francisco Javier Amigo Cartagena, Abogado, en representación de Orlando Luna


Torres, pensionado, reconocido como víctima en el Registro Informe de la Comisión
Nacional sobre Prisión Política y Tortura bajo el N° 13.629, con domicilio en Calle
Los Quillayes, parcela número diez, comuna de Paine, Región Metropolitana, a Vuestra
Señoría con respeto digo:
Que vengo en deducir Demanda de Indemnización de Perjuicios en contra del Fisco
de Chile, persona jurídica de Derecho Público, representado legalmente por el Consejo
de Defensa del Estado, encontrándose este, a su vez representado por don Marcelo
Chandía Peña, de profesión abogado Procurador Fiscal de Santiago, ambos
domiciliados en Almirante Latorre 4820, San Miguel, o por quien le subrogue o
reemplace legalmente, a fin de que Vuestra Señoría conociendo de los hechos que aquí
se denunciaran y de los horrendos daños ocasionados a este demandante por distintos
miembros de las Fuerzas Armadas del Estado de Chile durante la denominada
“Dictadura Militar”, condene a la demandada a la indemnización de perjuicios que se
solicitará más adelante en esta demanda fundada en los siguientes antecedentes de
hecho y de derecho que pasamos a exponer respetuosamente a Vuestra Señoría.
Hago presente que los hechos serán narrados en los mismos términos en que me
fuesen expuestos por mi mandante, y también en relación a los documentos por él
aportados para la redacción de la presente demanda.
Los Hechos
1. Vuestra Señoría el 16 de Octubre de 1973 fue el día que dio inicio el capítulo más
oscuro de mi vida. Ese día me encontraba de visita en la casa de mis suegros en La
Cisterna cuando el domicilio se vio rodeado de personal uniformado que llegó en medio
de un gran contingente que incluía pesado armamento y vehículos. “¡Todos al suelo
mierda! “¡y sin oponer resistencia o disparamos!” gritó un individuo de al parecer alto
rango que había pateado la puerta e ingresado violentamente a la casa. Atrás de él
ingresaron otros uniformados que se identificaron como miembros de la Fuerza Aérea
Chilena (FACH) todos con armas de fuego en sus manos apuntando directamente a mi
rostro y al de mis suegros.
2. Fue en medio de esta confusión y desbocados comportamientos que uno de los
uniformados apuntándome con el dedo señaló “a este comunista agárrenlo

1
inmediatamente” sintiendo raudamente un fuerte apretón en mi espalda mientras me
condujeron violentamente hasta un camión que esperaba en el exterior. En el vehículo
comenzaron a patearme y golpearme con una furia desmedida Vuestra Señoría, me
propinaron fuertes puñetazos en la boca, rostro y en la nuca 1, también usaron las culatas
de sus armas de servicio para golpearme la espalda y entremedio de las costillas hasta
dejarme fatigado del dolor. “¡Nada de dormirse acá todos acostados en el suelo y al
que se resista lo tiramos por la puerta 2!” ordenaron los uniformados a todos lo que
estábamos detenidos en el camión, frente a tal potente amenaza no quedó más remedio
que obedecer y recostarme en el suelo Vuestra Señoría. Nuestros verdugos
aprovechando que nos tenían sometidos comenzaron a caminar y saltar encima de
nuestras espaldas3, Vuestra Señoría me aplastaron la cabeza con sus pesadas botas tantas
veces que perdí el conocimiento.
3. Cuando recuperé la conciencia pude percatarme que el camión nos había trasladado
hasta el Recinto Militar de Cerro Chena. Sentía todo mi cuerpo muy pesado a raíz del
fuerte dolor que la brutal paliza recibida en el trayecto me ocasionó apenas podía
1
GOLPIZAS REITERADAS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, página 226.
A juzgar por la enorme cantidad de testimonios de personas golpeadas, puede afirmarse que las golpizas
reiteradas constituyeron el método de tortura más socorrido durante el régimen militar y, en general, el
primero que se aplicó a las víctimas de la represión. Era habitual que, al momento de efectuarse la
detención, la persona afectada, pese a no ofrecer resistencia, y estando incluso maniatada o esposada,
fuese golpeada de manera intencional e injustificada. Este tipo de golpes, comúnmente llamados uso
excesivo de la fuerza, constituyen tortura, pues no tienen otra finalidad que provocar un sufrimiento
innecesario. Consta el caso de personas golpeadas en todo el cuerpo, de manera reiterada, por varios
agentes, durante tiempo prolongado. También se dieron los golpes en partes específicas del cuerpo, no
rara vez en las más sensibles, a veces hasta el sangramiento. Muchas de las personas golpeadas fueron
previamente desnudadas y privadas del sentido de la vista mediante una venda en los ojos o la
colocación de una capucha, que les impedía advertir los golpes y les generaba una mayor sensación de
indefensión. Las golpizas ocurrieron antes, durante y después de los interrogatorios. La mayoría de las
secuelas permanentes que pudo conocer esta Comisión corresponden a golpes infligidos a los
detenidos; entre otras, pueden mencionarse la pérdida total y parcial de la visión, pérdida total o parcial
de la audición, pérdida de piezas dentales, problemas renales, esterilidad y distintas lesiones en la
columna.
2
AMENAZAS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, págs. 236 y 237. De los
testimonios de personas que sufrieron prisión política recogidos por esta Comisión, una proporción
importante señaló haber sido víctimas de amenazas, las que eran recibidas cuando se encontraban en
situaciones de radical vulnerabilidad. Por amenaza se entiende la intimidación mediante la advertencia
respecto de los graves males o peligros que se ciernen sobre la persona afectada o sobre terceros
relacionados con la misma, en caso de no satisfacer los deseos de sus captores. Reunidos ciertos
requisitos, la amenaza constituye un delito en sí, sancionado por el Código Penal chileno. La amenaza
grave es considerada un método de tortura causante de agudo sufrimiento psicológico en el detenido.
3
LESIONES CORPORALES DELIBERADAS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y
Tortura, páginas 229 y 230. La lesión se define como el daño o detrimento corporal causado a una
persona por una herida (corte o desgarro) o por un golpe. Si esta lesión es provocada intencionalmente
por otro y cuando este otro un agente del Estado, o un particular con el consentimiento de aquel, quien
realiza esta acción con la específica intención de provocar una lesión, esta acción es constitutiva de
tortura. Lo anterior es válido, por ejemplo, para los golpes, los colgamientos y la aplicación de
electricidad. Además, bajo la denominación genérica de lesiones corporales se ha querido reunir hechos
perpetrados con la intención precisa de causar un daño puntual en el cuerpo del detenido, provocado
cuando éste se encontraba inerme, usualmente maniatado y con la vista vendada o encapuchado. No se
trata de lesiones colaterales, previstas como posibilidad, sino de daños en primer grado, medulares del
tipo de agresión constitutiva de tortura. Las extracciones de partes menores del cuerpo -como uñas de
pies y manos, piezas dentales, pelo, cejas, etc.- resultan ilustrativas de este método de tortura. Valgan
como ejemplo las heridas producidas por contacto con el fuego, un objeto caliente o una sustancia
cáustica o corrosiva que descompone el tejido orgánico. En efecto, las quemaduras fueron la modalidad
de lesión corporal deliberada más común durante el régimen militar. Se provocaron quemaduras en
diversas partes del cuerpo de la persona detenida, inclusive en las partes más sensibles, como genitales
masculinos y femeninos. Las quemaduras con cigarrillos fueron las más habituales. Pero también
constan casos de quemaduras con fierros calientes u otros objetos que provocaron serios daños a
quienes fueron las víctimas.

2
moverme cuando nos ordenaron bajar para registrarnos en la institución. El recinto
estaba repleto de gente detenida e inmediatamente tras mi llegada pude percatarme que
los militares a cargo estaban maltratando a los detenidos física y psicológicamente: “ya
ustedes los que llegaron pónganse en fila” ordenó un uniformado de al parecer alto
rango al vernos llegar a la institución, “¿sabí’ porqué te detuvimos comunista de
mierda?” preguntó el militar que lideraba el camino mientras nos llevaban a nuestro
destino, le expliqué que sólo estaba viendo televisión con mi familia y no había existido
vulneración del toque de queda ni tenía ninguna conexión política que explicara mi
detención más este uniformado se limitó con una carcajada a decirme “Claro weon nos
equivocamos, ese debe ser. Tranquilo aquí vai’ a tener tiempo para pensar y contar
todo”.
4. Habíamos llegado a un cobertizo que sería el lugar donde estaría encerrado durante
todo el tiempo de detención en este lugar Vuestra Señoría dejándonos encerrados aquí
desde la llegada. El lugar no era muy grande y por ello cuando nos hicieron ingresar se
llenó de sobremanera al punto que no podía moverme ni para estirar las piernas o brazos
viéndome obligado a permanecer quieto4 durante toda la noche sufriendo fuertes
calambres en piernas y brazos, tampoco recibí atención médica por las heridas derivadas
de las golpizas que sufrí en el trayecto y por ello mis laceraciones aún sangraban
profusamente. No pude conciliar el sueño a raíz de estas horribles condiciones, unido a
ello no pude evitar que la pena se apoderara de mi Vuestra Señoría el dolor e impotencia
de las circunstancias a las que estaba siendo sometido me quebraron.
5. Muy temprano en la mañana vino por mi un uniformado que me dijo “ya flaco vamos
a conversar” guiándome hasta una habitación donde esperaban otros uniformados,
pensaba que se trataría de mi liberación, más los uniformados esperaban para
interrogarme. “Sabemos que tienes conexiones políticas con las Juventudes
Comunistas, cuéntanos todo lo que sabes sobre sus opciones de ataque, cuantas armas
tienen y donde las esconden”, sorprendido por aquellas afirmaciones inquisitivas reiteré
mis explicaciones de que no tenía conocimiento de nada de lo que se me acusaba y que
mi detención era un mal entendido. Mis captores escucharon atentamente mi
explicación más lo único que obtuve como respuesta fue “te vamos a ayudar a refrescar
la memoria, llévenselo”, Vuestra Señoría tras aquella orden la cara de los uniformados
se lleno de ojos de furia, y tras ello iniciaron una ráfaga de fuertes golpes sobre mi que
comenzó con patadas propinadas directamente en mis canillas y genitales haciéndome
caer al suelo gimiendo de dolor y agonía aprovechándose de inmediato mis captores
para continuar golpeándome mientras estaba en posición fetal en el suelo.
6. Cuando los golpes aminoraron me tomaron de brazos y piernas llevaron hasta un
habitación que parecía una bodega -pero la habían transformado en un recinto de
tortura- dentro de ella apestaba a sangre y sudor Vuestra Señoría, claramente habían
torturado a un sinnúmero de personas con anterioridad y yo estaba a punto de ser uno
más de ellos. Me quitaron la ropa y amarraron a un camastro metálico que tenían
dispuesto en una esquina, “¡ya flaco última oportunidad cuenta todo! me gritaron
violentamente justo después de adherir sendos cables metálicos a mis brazos, genitales y
lengua, era tanto el shock y el miedo que no pude decir palabra alguna Vuestra Señoría
escuchando sólo la orden de “ya enchufen a este weon” iniciándose con ello el peor
dolor físico que en mi vida he experimentado: pude sentir como mi carne quemaba a
4
POSICIONES FORZADAS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, página 232.
Por posiciones forzadas se entiende la coacción para que el detenido mantenga una determinada
posición durante un largo tiempo hasta lograr un agotamiento físico extremo. La posición puede no ser
incómoda en sí misma, pero se hace intolerable y desesperante cuando se la debe mantener desde
algunas horas hasta días enteros. La manera de forzar al detenido a mantener estas posiciones se
obtenía mediante golpes propinados al menor movimiento (por los distintos guardias que se alternaban
en sus funciones de vigilancia ininterrumpida) y amenazas de diverso tipo, a lo que puede añadirse
amarras en pies y manos (con cuerdas, alambres, esposas o grilletes) y la privación temporal de la visión
mediante una venda en los ojos o una capucha en la cabeza.

3
fuego vivo con cada chispazo 5 que su maquinaria infernal me propinaba Vuestra
Señoría, todo mi cuerpo temblaba y rebotaba sin cansancio contra la parilla de acero en
que me tenían amarrado. Era tanto el dolor que perdí completo control de mi esfínter
orinando y defecándome mientras era sometido a este vejamen infernal el que se detuvo
solamente cuando perdí el conocimiento a raíz del punzante y agonizante dolor.
7. Desconozco por cuantas horas se prolongó mi tortura con corriente eléctrica pero al
recuperar el conocimiento ya se había hecho de noche y había sido devuelto al cobertizo
con los otros detenidos. Había sido tanta la fuerza de los interrogatorios y torturas a los
que fui sometido que no podía permanecer de pie, no pudiendo obedecer las ordenes de
los militares cuando vinieron a sacarnos para realizar ejercicios forzados provocando mi
paupérrima risas entre los uniformados quienes me amarraron de un brazo y me
arrastraron hacía afuera como si de un verdadero saco de harina se tratara Vuestra
Señoría. “ Ya todos ustedes tápense los ojos con estas vendas y se quedan quietos, el
que mira muere” nos amenazó la voz del oficial a cargo mientras nos entregaban un
exiguo pedazo de pan duro y un liquido que parecía agua sucia para beber 6, esta fue la
5
APLICACIÓN DE ELECTRICIDAD. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura,
páginas 249 y 250. Las personas que concurrieron a esta Comisión relataron que desde el mismo día 11
de septiembre de 1973 fueron víctimas de aplicación de corriente eléctrica, en todas las regiones del
país. Este método de tortura consiste en la aplicación de descargas eléctricas en la totalidad del cuerpo
o bien en zonas específicas, según sean los instrumentos empleados al efecto. Invariablemente, provoca
intensos dolores físicos y agudo sufrimiento síquico. Esta tortura puede provocar secuelas físicas
permanentes. Más de un tercio de las personas que indicaron a esta Comisión haber sido torturadas
recibieron entre otras formas la aplicación de electricidad. Este método se utilizó durante todos los años
del régimen militar; en sus inicios y durante la fase de instalación en el poder su aplicación fue masiva y
a escala nacional. En los principales centros de detención, sea cual fuere su ubicación geográfica, se
contó desde el primer momento con implementos apropiados para aplicar este tipo de tortura, que las
víctimas describen como un magneto del cual salían los cables que se adherían a los puntos más
sensibles del cuerpo del detenido. En muchos casos, los instrumentos disponibles permitían graduar las
descargas eléctricas, aumentando o disminuyendo el voltaje a voluntad de los torturadores. En cualquier
caso, en recintos de detención menores y peor equipados también se aplicó electricidad a los
interrogadores, aunque en forma más rudimentaria. Al momento de aplicar la electricidad, muchas
personas declararon que los interrogadores los sentaban en una silla, de preferencia metálica, o bien los
tendían sobre una cama o un catre metálico. Se procedía a maniatarlos, inmovilizándolos. Previamente
se solía desnudar a las personas: la vista vendada o la cabeza encapuchada agravaba la sensación de
indefensión. En varias ocasiones, los efectivos militares o policiales arrojaban agua al detenido para
asegurarse que la descarga eléctrica se sintiese en todo el cuerpo. Con la aparición de los organismos de
seguridad especializados en la represión –fundamentalmente la DINA y la CNI-, la aplicación de
electricidad se volvió rutinaria y el arsenal de métodos en uso se diversificó. Destaca el procedimiento
conocido como la parrilla. Al detenido se le vendaban los ojos o se le encapuchaba. Luego se le
desnudaba, acostándole sobre un catre metálico, al cual se le amarraba de pies y manos. Listos los
preparativos, se procedía a aplicar descargas eléctricas mediante la colocación de electrodos en
diferentes partes del cuerpo, eligiendo de preferencia las zonas más sensibles: axilas, plantas de los pies,
sienes, ojos, oídos, boca, encías, lengua, senos o tetillas, pene o vagina, testículos, ano, y hasta en
heridas abiertas. El dolor provocado en la zona con electrodos se irradiaba hacia el resto del cuerpo.
Otra modalidad de tortura con electricidad que se informó a la Comisión era la llamada picana eléctrica,
una suerte de bastón con el que se aplicaban descargas focalizadas en el cuerpo del detenido en una
bañera con agua fría, a la cual se aplicaba electricidad. Debido a los riesgos inherentes a la aplicación de
electricidad como método de tortura en cualquiera de sus formas, los agentes de seguridad se hicieron
asesorar por médicos y otros profesionales de la salud, a fin de preservar con vida al detenido. Estos
colaboradores realizaban evaluaciones de la resistencia física de la víctima, antes o durante la tortura,
para ir graduando la intensidad de las descargas. Esto no sólo fue declarado directamente a esta
Comisión; también consta en denuncias y querellas por torturas presentadas ante los tribunales de
justicia por presos por motivos políticos.

6
CONFINAMIENTO EN CONDICIONES INFRAHUMANAS. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión
Política y Tortura, página 247. La prisión no es en sí misma un método de tortura. Condiciones
carcelarias agravantes de la prisión, como la incomunicación, tampoco pueden ser consideradas como
un método de tortura per se, si bien implican una mayor vulneración de los derechos de la persona, aun
en el caso de responder a un dictamen de la autoridad judicial competente en el marco de un debido

4
primera comida que recibía desde mi detención hace 2 días atrás 7 y sería la última que
los militares me entregaran.
8. Durante esa noche nos obligaron a realizar ejercicios físicos sin ropa 8 mientras a
modo de amedrentamiento los uniformados efectuaban disparos al aire o a nuestros pie
para mantenernos aún más en un estado de alerta y miedo. Tras tenernos largas horas
siendo obligados a realizar estos ejercicios nos separaron encerrando a algunos en
caballerizas y a otros en el mismo cobertizo donde ya estuvimos los días anteriores. La
vigilancia y acoso era constante incluso en las horas donde no éramos torturados o
interrogados Vuestra Señoría, ya que en medio de la noche pasaban por fuera del
cobertizo gritando o efectuando disparos al aire para impedir que pudiéramos conciliar
el sueño9.
9. Fue tras todos aquellos vejámenes inhumanos que al día siguiente el 19 de octubre de
1973 fui liberado Vuestra Señoría como ha sido señalado por certificado emitido por la
Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo señalando
derechamente que mi libertad se me otorga sin proceso o cargo en mi contra

proceso. Admitido lo anterior, debe precisarse que el confinamiento de una persona en una celda
construida o ambientada con la expresa finalidad de provocar sufrimiento físico o psíquico, se considera
como un método de tortura.
7
PRIVACIONES DELIBERADAS DE MEDIOS DE VIDA. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión
Política y Tortura, pág. 248. Esta Comisión recibió numerosos testimonios que señalan que las
condiciones de vida en los recintos de detención eran muy precarias, situación que se veía empeorada al
ser habilitados como centros de reclusión lugares no concebidos con tal propósito. También se privó
deliberadamente al detenido de medios básicos de vida como el abrigo mínimo, el agua y los alimentos.
La situación podía incluir ausencia de servicios higiénicos. Cuando las privaciones de medios básicos de
vida son prolongadas y provocan sufrimiento innecesario, perjudicando la salud de la persona,
constituyen un método de tortura destinado a provocar el debilitamiento físico y moral de los
detenidos, con el fin de castigar o disminuir la capacidad de resistencia de los mismos.
8
DESNUDAMIENTO. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, págs. 241 y 242.
Quitarse la ropa y permanecer desnudo han sido conductas reservadas al ámbito privado, dentro de un
contexto de intimidad. Por eso, coaccionar a alguien a desvestirse, o bien quitarle las ropas a la fuerza,
obligándole a permanecer desnudo en presencia de desconocidos con intenciones manifiestamente
hostiles, es un modo de tortura que sume a la persona en un estado de extrema vulnerabilidad e
indefensión. Súmese a ello que la persona así intimidada está privada de libertad y desnuda contra su
voluntad mientras es sometida a interrogatorios irregulares; que en esas condiciones se impone el
temor a ser víctima de afrentas sexuales y que el cuerpo desnudo solía ser expuesto a otras formas de
padecimiento, como golpes o aplicación de electricidad.
9
PRIVACIÓN O INTERRUPCIÓN DEL SUEÑO. Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y
Tortura, págs. 248 y 249. Dormir es una necesidad fisiológica con efectos reparadores que, al no ser
satisfecha de manera sistemática, produce alteraciones en los estados de ánimo y aun en la percepción
de la realidad, así como un generalizado debilitamiento corporal. Impedir a un detenido conciliar el
sueño o interrumpirlo deliberadamente en reiteradas oportunidades, durante uno o varios días,
constituye un método de tortura, debido al daño físico y las perturbaciones psicológicas que ocasiona.
De acuerdo con los testimonios allegados a la Comisión, estas prácticas adquirieron diversas formas de
aplicación, habiendo sido las más recurrentes: mantener iluminado el recinto de 'detención con
potentes focos, provocar ruidos molestos, golpear cada cierto tiempo al detenido.

5
Si bien el oscuro episodio que significaron los horribles vejámenes a los que fui
sometido en mi detención habían terminado las consecuencias de ello nunca se
terminaron Vuestra Señoría. Y es que mi cuerpo realmente nunca pudo sanar
completamente de los golpes, electricidad y maltratos de los que fui objeto, actualmente
mis extremidades quedaron con secuelas permanentes que me impiden hacer el más
mínimo esfuerzo físico sin sentir un punzante dolor, en especial en el brazo que fue
amarrado y tironeado por los Agentes del Estado en un intento de arrastrarme al exterior
y someterme a sus intimidaciones. Junto a mi cuerpo los Agentes del Estado también
lograron mellar mi espíritu Vuestra Señoría y es que los horribles vejámenes a los que
fui sometido en el Recinto Cerro Chena dejaron marcas tan arraigadas que aún en el día
de hoy me dificultan conciliar el sueño por la noches y obtener descanso y tranquilidad
mental, el miedo, la angustia y la impotencia se apoderan de mi originándome
constantes ataques de pánico nocturnos. También sufro de episodios de nerviosismo
extremo cada vez que estoy cerca o veo un uniformado en las cercanías, y es que el
episodio de detención sufrido en 1973 Vuestra Señoría es una herida abierta con la que
cargo día a día.
En razón de lo vivido, es que acudo a Vuestra Señoría para obtener la justicia que
hasta ahora no he tenido.
El Derecho

6
I. Del Fundamento Normativo de la Responsabilidad Estatal
1. La Teoría de la Responsabilidad de Derecho público (o Constitucional del Estado),
pretende por sobre todo dejar sin efecto la impunidad para los actos del Estado que
lesionan los derechos fundamentales de las personas. Siendo el Estado una persona de
Derecho Público que debe desenvolverse en un régimen republicano, donde no se
reconocen privilegios y se ha de actuar con estricto apego a la juridicidad, la
responsabilidad que le afecte no puede buscarse en normas civiles que se refieren a
simples delitos civiles, sino en las normas que regulan la conformación y actuación de
los poderes públicos: esto es, la Constitución. Lo anterior resulta evidente, pues nuestro
Código Civil chileno no fue creado para regular delitos considerados de lesa
humanidad, regulados por normas superiores a la legislación interna de cada Estado.
2. Las normas constitucionales que determinan este régimen público de responsabilidad
del Estado son principalmente los arts. 6 inc. 3º, 7 inc. 3º y 38 inc. 2º de la Constitución
Política del Estado:

“Artículo 6º: Los órganos del Estado deben someter su acción a


la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y
garantizar el orden institucional de la República.
Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares
o integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución
o grupo.
La infracción de esta norma generará las responsabilidades y
sanciones que determine la ley;
Artículo 7º: Los órganos del Estado actúan válidamente previa
investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia
y en la forma que prescriba la ley.
Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas
pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que
expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución
o las leyes.
Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará
las responsabilidades y sanciones que la ley señale;
Artículo 38: Una ley orgánica constitucional determinará la
organización básica de la Administración Pública, garantizará la
carrera funcionaria y los principios de carácter técnico y
profesional en que deba fundarse, y asegurará tanto la igualdad
de oportunidades de ingreso a ella como la capacitación y el
perfeccionamiento de sus integrantes.
Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las
municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que
determine la ley, sin perjuicio de la responsabilidad que
pudiere afectar al funcionario que hubiere causado el daño.”

3. Como se observa, los dos primeros de estos preceptos (en negrita) declaran que los
actos del Estado que infrinjan la juridicidad generan entonces responsabilidad; por su
parte, el tercer precepto indicado reconoce el derecho del particular afectado por una
lesión a sus derechos por parte de la Administración de reclamar a los tribunales de
justicia, sin perjuicio de la responsabilidad personal del funcionario que causa el daño.
Se trata, por tanto, de una responsabilidad constitucional que se imputa
directamente al Estado y no a través de un tercero dependiente.
4. Téngase presente por Vuestra Señoría que nuestra Constitución Política en su artículo
1 inciso 4º señala lo siguiente:

“El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad


es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear
las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de
los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización

7
espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos
y garantías que esta Constitución establece”

Que, además, la responsabilidad del Estado en materia de lesa humanidad guarda


expreso fundamento, como se observa en el artículo 5 inciso 2º de nuestra Carta
Fundamental:

“Artículo 5º: La soberanía reside esencialmente en la Nación. Su


ejercicio se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de
elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta
Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo
alguno puede atribuirse su ejercicio.
El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto
a los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. Es
deber de los órganos del Estado respetar y promover tales
derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes.”

5. De esta forma, es el Estado quien se construye como un garante de respeto de los


derechos y garantías establecidas a favor de la persona humana, desde el
nacimiento de ésta hasta su muerte. En efecto, todo el numerando consagrado en el
artículo 19 de la Constitución Política del Estado se construye sobre el mismo fin;
asegurar a todas las personas garantías que el Estado chileno considera como esenciales
(como la de su integridad física y síquica -art. 19 Nº 1-, o el debido proceso -art. 19 Nº
3-, en todos sus incisos).
6. En concordancia con lo ya señalado respetuosamente a Vuestra Señoría, el art. 4 de la
Ley 18.575, denominada “Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado” señala lo siguiente:

“El Estado será responsable por los daños que causen los órganos
de la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin
perjuicio de las responsabilidades que pudieren afectar al
funcionario que los hubiere ocasionado”.

II. De la Responsabilidad Constitucional del Estado por Crímenes en contra de la


Humanidad. Imprescriptibilidad
1. Como ya hemos expuesto, sostenemos entonces con suficientes fundamentos -ya
expuestos y considerados por nuestra Doctrina y Jurisprudencia- que la
responsabilidad del Estado en estas materias es una responsabilidad
constitucional, y no contractual o extracontractual como ha sostenido por cierta
doctrina. Los fundamentos de aquello –como se dijo– se encuentran en los preceptos de
nuestra propia Constitución, en la naturaleza del hecho generador del daño y en la
existencia de un marco internacional que lo regula expresamente.
Por su parte, la responsabilidad del estado en materia de crímenes de lesa humanidad
(por tratarse de delitos que han sido cometidos sistemáticamente y violándose en su
comisión derechos tan esenciales –como lo son los derechos humanos de la persona–)
han sido considerados como imprescriptibles por nuestros Tribunales Superiores de
Justicia. Los argumentos que justifican dicha imprescriptibilidad según la doctrina son,
entre otros, los siguientes:
a. Existencia de estatutos diferentes regulatorios de distinta naturaleza. Nuestro
Código Civil chileno –que regula la prescripción civil– fue construido para regular las
relaciones de responsabilidad entre los particulares entre sí, y de éstos respecto del
Estado, pero no para regular la responsabilidad internacional del Estado que se
origina con la comisión de delitos en contra de la humanidad. En este sentido se ha
pronunciado el Máximo Tribunal en una miríada de ocasiones, señalando que

8
os artículos 1.1 y 63.1 de
la Convención Americana
de Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
9
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
os artículos 1.1 y 63.1 de
la Convención Americana
de Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si

10
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
os artículos 1.1 y 63.1 de
la Convención Americana
de Derechos
Humanos consagran que la
responsabilidad del Estado
por esta clase de sucesos

11
queda sujeta a reglas de
Derecho Internacional, las
que no pueden ser
incumplidas a pretexto de
hacer primar otros preceptos
de derecho interno, pues si
se verifica un hecho ilícito
imputable a un Estado
surge de inmediato la
responsabilidad internacional
de éste por la violación de
una regla internacional,
con el consecuente deber de
reparación y de hacer cesar
las consecuencias del
agravio.
«Los artículos 1.1 y 63.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos
consagran que la responsabilidad del Estado por esta clase de sucesos queda
sujeta a reglas de Derecho Internacional, las que no pueden ser incumplidas a
pretexto de hacer primar otros preceptos de derecho interno, pues si se verifica
un hecho ilícito imputable a un Estado surge de inmediato la responsabilidad
internacional de éste por la violación de una regla internacional, con el

12
consecuente deber de reparación y de hacer cesar las consecuencias del
agravio.»10

b. Existencia de un Principio de Derecho Internacional Especial. El art. 29 del


estatuto de la Corte Penal Internacional dispone lo siguiente:

“Los crímenes de la competencia de la Corte (de lesa humanidad)


no prescribirán”.

Como se observa, la norma no distingue entre las acciones civiles y penales, siendo
entonces ambas imprescriptibles11.
c. Seguridad Jurídica y la Falsedad de su Argumento en el caso sub-lite. En este
punto, reproducimos lo señalado por CAMPOS12: ¿la seguridad y certeza jurídica,
fundamentos de la prescripción, son para las víctimas y sus familiares o para los
victimarios? ¿Es la prescripción una institución absoluta en el ámbito de los
ordenamientos jurídicos?
No, no es una institución universal. Existen sistemas jurídicos, como, por ejemplo, el
anglosajón, que no la conocen o al menos no le dan un carácter general. En esta línea,
debemos entender que los crímenes contra la humanidad se enmarcan en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, que tiene por eje central la dignidad de la
persona humana, donde el bien jurídico protegido se encuentra, indubitadamente, en un
plano superior.
ZAFFARONI sostiene que “si la prescripción de estos crímenes no presentase
características diferenciales de la prescripción de los restantes, la inviabilidad de la
prescripción de las acciones que emergen de ellos debería investigarse en otro campo.
Adelantamos la tesis de que ello es así, aunque la remisión a otro campo no carece de
significación para el propio ámbito de los fundamentos de la prescripción 13”. Al campo
a que se refiere son las disposiciones del Derecho Penal Internacional, el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario14.
d. Por un Principio de Coherencia. Citamos a ese respecto igualmente a CAMPOS: “Si
de un mismo hecho nacen ciertas acciones, darles un tratamiento distinto no guarda
coherencia. Por lo tanto, si de los crímenes contra la humanidad derivan diversas
acciones (como la acción civil y la acción penal), ambas deben tener la misma suerte, es
decir, se excepcionan de la prescripción extintiva”. En el mismo sentido se ha
pronunciado la Excma. Corte Suprema, que ha consagrado el principio en comento y lo
10
CORTE SUPREMA, rol 19069-2018. Sentencia de 20 de septiembre de 2018.
11
CAMPOS POBLETE, Mario (2011). La prescripción de las acciones reparatorias civiles emanadas de los
crímenes de lesa humanidad. DERECHO Y HUMANIDADES, N° 18, 2011, pp. 145-162. El autor, agrega a
propósito de este argumento lo siguiente: “Se critica que dicho cuerpo normativo es de carácter
especial, establece una CPI, siendo su aplicación en la esfera del DPI. Lo anterior, invita a revisar la
génesis de la CPI, pues es ineludible que esta encuentra sus antecedentes en los hechos posteriores a la
II Guerra Mundial. Los antecedentes a considerar son los TMI y ad hoc, cuyos textos reguladores no
contemplan distinción entre la acción penal y civil. Roulot expresa que “el Acuerdo de Londres, no
aborda el problema de la prescripción. Sin embargo, en referencia a la intención de los Estados
firmantes del Acuerdo, la prescripción de los crímenes nazis es inconcebible tácitamente dentro de las
medidas, donde a lo menos dos de los cuatro signatarios no la conocen” en ROULOT, Jean-François. op.
cit, p. 395).
Esta normativa fue reproducida en los tribunales posteriores, en los cuales no se introdujo modificación
en este aspecto. De acuerdo a esto se puede sostener que el Estatuto de la CPI, más allá de ser creado
para el ámbito penal, también es aplicable en la esfera civil, pues los fundadores de sus bases (TMI
Nuremberg) no consideraron la prescripción de forma expresa.
12
CAMPOS POBLETE, Mario (2011). La prescripción de las acciones reparatorias civiles emanadas de los
crímenes de lesa humanidad, op. cit. pág. 12.
13
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. En torno de la cuestión penal. Montevideo-Buenos Aires: Editorial IB de F,
2005, p. 256.
14
DPI: Derecho Penal Internacional. DIDH: Derecho Internacional de los Derechos Humanos. DIH:
Derecho Internacional Humanitario.

13
ha enaltecido al punto de ser un factor determinante en la responsabilidad que al Estado
incumbe por esta clase de delitos, recalcándolo en todas sus sentencias de los últimos
años acerca de la materia de esta acción.15
Este fundamento es rebatido por quienes señalan que desde la época de la codificación
ambas acciones han sido reguladas de forma distinta, y están establecidas con objetivos
diferentes. La acción penal lleva a cabo el juicio de reproche desde la perspectiva de la
culpabilidad, busca la paz social y, por otro lado, la acción civil es la proyectada a
establecerla responsabilidad del infractor y recibir la reparación del daño, que será para
la satisfacción del ofendido. Sin embargo, desde la óptica de los crímenes
internacionales, se les debe dar un trato igualitario, debido a que los bienes jurídicos
protegidos van más allá de la paz de una sociedad y de la propiedad de un ciudadano, se
ampara la dignidad de la humanidad completa.
e. Enfoque centrado en las víctimas y en la humanidad. AGUILAR CAVALLO expresa
que el derecho penal interno está centrado en el reo, pero el Derecho Penal
Internacional está elaborado en torno a la víctima, por lo cual, frente a los crímenes
internacionales, los jueces nacionales deben realizar un análisis y aplicación de las
normas de una forma diferente. Esta concepción obedece a “un cambio de la cuestión
moral dentro del derecho, el cual fue iniciado por la imprescriptibilidad de los
crímenes contra la humanidad, que es la primera piedra de un derecho universal16”.
f. Principio Finalista. La persecución de los crímenes de lesa humanidad tiene un
fin preventivo; uno de índole sancionador, y otro de índole reparador. Así, si operase
la prescripción civil, no se permitirá que se cumplan a cabalidad los citados fines. Estos
fines obedecen a “la relación del derecho internacional junto a la moral, que parece
haber llevado a una legalización necesaria de la misma–tal es la imprescriptibilidad de
los crímenes contra la humanidad– una justificación moral del poder, en nombre de un
buen derecho17”.
g. Principio de la reparación integral. Este principio es un tema de vital importancia,
ya que se traduce en un derecho para el afectado y una obligación para el infractor de
los DD.HH., y se posiciona como el medio palpable de la represión de los crímenes
contra la humanidad.
Considérese Vuestra Señoría que la reparación integral presenta múltiples funciones;
disuadir, sancionar, ejemplificar, y, sobre todo, restablecer el orden quebrantado cuando
sea posible, o de una forma sustitutiva.
ZAFFARONI advierte que “invocar la simple prescripción civil para negar cualquier
derecho de reparación o de restitución en caso de crímenes contra la humanidad
cometidos siglos anteriores no es una mera cuestión de neutralización del reclamo,
sino un verdadero escándalo jurídico18”.
Que así, a la luz de lo aquí sostenido, se concluye que los crímenes de lesa
humanidad, calificación atribuida a las violaciones a los DD.HH. cometidas durante el
gobierno militar en Chile son de carácter imprescriptible, siendo excepción a la
institución de la prescripción extintiva.
Tal característica no es sólo privativa del orden penal, sino que también alcanza a la
acción civil que surge de tales ilícitos, pues otorgar reparación civil a las víctimas dota
de operatividad a los DD.HH. y da respuesta a la obligación que compete al Estado de
reparar de forma integral a los afectados.
III. Sobre el Factor de Atribución de la Responsabilidad del Estado:
Responsabilidad Objetiva
1. Que como se ha fallado reiteradamente por nuestra Corte Suprema, para la
determinación de la procedencia de la responsabilidad del Estado no es necesaria la

15
Verbigracia, CORTE SUPREMA rol 19301-2018 de 20 de septiembre de 2018.
16
CHAMBE, David. “Réflexions sur la moralisation du droitinternational” en: Revue de la Recherche
Juridique. Marseille, Francia: Presses Universitaires D’Aix-, 2002-1, p. 509.
17
CHAMBE, David. op. cit. (n. 52), p. 510.
18
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. op. cit. (n. 58), p. 263.

14
acreditación del elemento subjetivo (dolo, o culpa), puesto que dichos elementos no
pueden encontrarse en una persona sin sentimientos, como lo es el Estado o su
administración (persona jurídica).
2. Que, con lo anterior, para determinar entonces la procedencia de la responsabilidad
estatal, el agraviado debe probar la existencia de daño o perjuicio provocado; y la
actividad (o inactividad) del órgano del estado que lo genera, y desde luego la relación
de causalidad.
a. Existencia del daño o lesión. La doctrina ha señalado que “basta la lesión de un
interés legítimo y relevante de la víctima para que se entienda que ha sufrido un daño
reparable19”. Actualmente nadie podría negar la procedencia del daño moral en el
marco de la responsabilidad, encontrándose aquella incluso su fundamento en nuestra
propia Carta Fundamental.
En efecto, el aporte más relevante del texto Constitucional a la teoría de la
resarcibilidad del daño moral ha sido la consagración como derechos fundamentales de
las personas y merecedores de tutela jurisdiccional derechos no económicos como la
vida, la integridad psíquica y física, la vida privada, la honra de la persona y su familia.
La tesis de la “constitucionalización del Derecho Civil”, ha abonado la postura de que
“el daño moral debe ser indemnizado incluso con mayores razones constitucionales
que el daño meramente patrimonial20”.
b. Actividad del Órgano en el Ejercicio de sus Funciones. Que como podrá constatar
Vuestra Señoría al tenor de los hechos narrados y de la prueba que se rendirá
oportunamente, la prisión y humillaciones de las que fui objeto se identifican con los
actos de tortura para efectos de configurarse la responsabilidad del Estado, a la luz de
los argumentos que pasamos a señalar:
b.1.El Delito de Tortura en el Ordenamiento Interno. La ley 20.357, que tipifica los
crímenes de lesa Humanidad, Genocidio y Crímenes y Delitos de guerra, establece que:

Art. 7°: Será castigado con la pena de presidio mayor en su


grado mínimo a medio, que, concurriendo las circunstancias
descritas en el artículo 1°:
1° Torturare a otro que se encuentre bajo su custodia o control,
infringiéndole graves dolores o sufrimientos físicos o mentales.
Sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los
sufrimientos que deriven únicamente de sanciones ilícitas o que
sean consecuencia normal o fortuita de ellas.
Si además de la realización de las conductas descritas en este
numeral se causare alguna de las lesiones previstas en el
artículo 397 del Código Penal o la muerte de la persona bajo
custodia o control, siempre que el resultado fuere imputable a
negligencia o imprudencia del hechor, la pena será de presidio
mayor en su grado medio a máximo”.

Por su parte, el Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (o


Informe Valech), entendió a la tortura como: “Todo acto por el cual se haya infligido
intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión,
castigarla por un acto que haya cometido o se sospeche que ha cometido, intimidar o
coaccionar a esa persona u otras, anular su personalidad o disminuir su capacidad
física o mental, o por razones basadas en cualquier tipo de discriminación, siempre y
cuando dichos dolores o sufrimientos se hayan cometido por un agente del Estado u
19
BARROS BOURIE, E. (2010). Tratado de Responsabilidad Extracontractual. (1º Ed.) Chile: Edit. Jurídica de
Chile. P. 287.
20
Señala la jurista nacional Carmen Domínguez que los tribunales, en virtud del principio de legalidad
establecido en el art. 6 de la Constitución, deben brindar una protección adecuada a estos derechos,
concediendo la reparación integral de los daños causados. Al no excluir la Constitución el daño moral
(salvo en el supuesto de expropiación: art. 19 Nº 24), la reparación puede comprender sin problema
dicho daño. DOMÍNGUEZ HIDALGO, C. (2000) El daño moral. Santiago: Edit. Jurídica de Chile. P. 34

15
otra persona a su servicio, o que actúe bajo su instigación, o con su consentimiento o
aquiescencia”.
b.2. El Delito de Tortura en el Derecho Internacional. La Convención Americana
para Prevenir y Sancionar la Tortura de 1985, –convención en la cual Chile es parte-
consagra en su texto:

“Art. 5.
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad
física, psíquica y moral;
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos
crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de su libertad será tratada con el respeto
debido a la dignidad inherente al ser humano”.
“Art 2. Para los efectos de la Convención se entenderá por
tortura todo acto realizado intencionalmente, por el cual se
inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales,
con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio,
como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con
cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la
aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la
personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o
mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica”.

3. Que, con lo anterior, refuerza lo anterior el hecho de que la Corte Internacional


de Justicia de la Haya considera a la prohibición de la tortura como jus cogens;
significando aquello que no existe norma superior a aquella en el ámbito
internacional. En otras palabras, y siguiendo el razonamiento de dicha Corte para
alcanzar la conclusión antedicha, “la prohibición se encuentra fundamentada en una
práctica internacional amplia y en la opinio juris de los Estados. Se encuentra en
numerosos instrumentos internacionales de aplicación universal (…) y ha sido
incorporada en el derecho interno de casi todos los Estados; finalmente, los actos de
tortura son regularmente denunciados en foros nacionales e internacionales”.
IV. Sobre la naturaleza del daño que se demanda
1. El daño demandado en la presente acción es un daño que, en atención a sus
particulares características, obedece a un daño de índole moral. El concepto de esta
clase de daño siempre ha resultado esquiva, tanto a un nivel doctrinario como
legislativo21, dividiéndose usualmente en 2 acepciones: daño moral como una lesión a
los derechos extrapatrimoniales de una persona y otra, que considera al daño moral
como equivalente al pretium doloris (esta última es la posición predominante en
nuestros tribunales), por cuanto el daño moral consiste en el dolor, pesar o molestia que
experimenta una persona en su sensibilidad física o en sus sentimientos, creencias o
afectos.22 Esa en función de lo recién expuesto que, al referirnos al daño moral, estamos
hablando del que existe cuando se ocasiona a alguien un mal, perjuicio o aflicción en lo
relativo a sus facultades espirituales; un dolor o aflicción en sus sentimientos.23
2. Habiendo señalado lo anterior, es ahora pertinente abordar diversas problemática que
surgen en torno a esta clase de daño y, particularmente, en los casos cuando éste se
relaciona con los sucesos acaecidos durante el denominado “Régimen Militar”.
a. Titularidad de la acción. Como en toda clase de acción, un requisito esencial para la
interposición de una demanda consiste en ser el titular de la acción. A modo de exordio
de esta idea cabe traer a colación una antigua sentencia del Máximo Tribunal que, en
líneas generales, establece los parámetros a seguir en esta materia:

21
BARROS BOURIE , E. (2010) op. cit. P. 287
22
ALESSANDRI RODRÍGUEZ, A. (2005). De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chileno. (1º.
Ed) Santiago: Edit. Jurídica de Chile. P. 160
23
DIEZ SCHWERTER, J. (2006). El Daño Extracontractual. Santiago: Edit. Jurídica de Chile. (1º Ed.) P. 82

16
«tratándose de daño moral pueden demandar su reparación la víctima
inmediata o directa, esto es, la persona misma en quien recae la lesión, ofensa
o injuria que lo causa, y los que sin tener esa calidad también lo sufren en
razón de que el daño inferido a aquélla los hiere en sus propios
sentimientos o afectos, incluso aun cuando no sean sus herederos o
parientes».24

Así, los sujetos activos de la reparación del daño moral son la víctima inmediata o
directa y la víctima por repercusión. Si bien la titularidad del primero se encuentra
fuera de toda discusión –en el presente caso la calidad de víctima es abiertamente
reconocida por el Fisco de Chile al haber incluido al afectado, a quien vulneraron sus
DD.HH. los agentes del Estado en tiempos del Régimen Militar, en la nómina de
personas reconocidas como víctimas del Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión
Política y Tortura (llamado coloquialmente Informe Valech)– respecto a la titularidad
de la víctima por repercusión se han suscitado a lo largo de las décadas ciertas dudas
que merecen un análisis propio.
a.1. Las víctimas por repercusión en el daño moral. Desde ya es preciso señalar que,
cuando nos referimos a una víctima por repercusión, nos estamos refiriendo a “aquellos
que reciben un daño, no directamente a su persona o bienes, sino por sufrir ellos las
consecuencias de un daño causado a una persona con la cual tienen alguna
relación.”25. Atendido lo ya expuesto en torno al concepto de daño moral, resulta
aparentemente lógico colegir que la acción por daño moral correspondería únicamente a
la víctima directa del hecho dañoso, por cuanto es ésta quien experimento un agravio
efectivo en sus afectos a raíz de las consecuencias que dicho hecho ha tenido en su vida.
Más, como lo ha sostenido nuestro Máximo Tribunal a lo largo de casi todo siglo XX y
hasta el día de hoy, el daño a reparar sustentado en la angustia o pena, no se
circunscribe únicamente a la persona misma cuya integridad física, mental o patrimonial
se viere perjudicada, sino que alcanza además a aquellos cercanos que han tenido un
vínculo de naturaleza eminentemente afectiva.
Un aspecto fundamental a esclarecer es que la acción ejercida por las víctimas por
repercusión no nace de la acción de la víctima directa, sino que es autónoma e
independiente de la acción de la víctima principal así como de otros ofendidos
indirectos.26 Es así como ha razonado nuestra Excma. Corte Suprema en casos análogos
al de la presente demanda, donde ha señalado:

«18.- Que dicho documento [Declaración sobre los principios fundamentales


de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder de las Naciones
Unidas] expresa “(...) se entenderá por víctima a toda persona que haya
sufrido daños, individual o colectivamente, incluidas lesiones físicas o
mentales, sufrimiento emocional, pérdidas económicas o menoscabo
sustancial de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones
u omisiones que constituyan una violación manifiesta de las normas
internacionales de derechos humanos o una violación grave del derecho
internacional humanitario. Cuando corresponda, y en conformidad con el
derecho interno, el término “víctima” también comprenderá a la familia
inmediata o a las personas a cargo de la víctima directa y a las personas
que hayan sufrido daños al intervenir para prestar asistencia a víctimas
en peligro o para impedir la victimización” (Principio V.8. de la resolución
60/147, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que establece

24
CORTE SUPREMA, sentencia de 15 de diciembre de 1983. Vista en: DIEZ SCHWERTER, J. (2006) op. cit. P.
126.
25
CORRAL TALCIANI, H. (2004). Lecciones De Responsabilidad Extracontractual. (1°Ed.) Santiago: Edit.
Jurídica de Chile. P. 168
26
Ibídem. P. 169

17
Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de
violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos
y obtener reparaciones, 16 de diciembre de 2005).
19.- Que respecto a tales delitos [delitos de lesa humanidad] y conforme al
derecho internacional humanitario corresponde al Estado (de Chile), luego
de investigar los hechos y sancionar a los responsables, reparar a las
víctimas, sean directas o indirectas, además de garantizar la no reiteración de
aquellos. Tales obligaciones tienen carácter internacional y tienen como fuente
un conjunto de convenciones y el derecho consuetudinario.»27

b. Prueba del Daño Moral. Como toda clase de daño dentro de nuestro ordenamiento
jurídico, éste debe ser probado, más las especiales circunstancias que rodean a esta
especie de daño –y en el caso de autos, fundado en hechos acaecidos hace décadas
atrás– hacen menester realizar ciertas consideraciones en torno a la prueba de éste.
Jurisprudencialmente han existido fundamentalmente dos posturas en torno a este punto:
una que derechamente ha señalado que el daño moral no requiere de prueba alguna en
atención a la naturaleza inmaterial del dolor28 y otra, mayoritaria y dominante, que
tiende a relajar la exigencia de prueba del daño moral.
Y es que la postura jurisprudencial difiere dependiendo del tipo de víctima que
acciona: cuando quien demanda es una víctima directa, en la gran mayoría de los casos
nuestros tribunales han entendido que el daño moral existe por la sola ocurrencia del
hecho ilícito –hecho cuya ocurrencia en caso de autos no resulta ser materia de
discusión por cuanto, como ya hemos señalado reiteradamente, la calidad de víctima de
apremios ilegítimos se encuentra reconocida por la contraria con la inclusión del
afectado en la nómina del Informe Valech– no siendo necesaria prueba alguna al
respecto.2930 Por otro lado, cuando quien acciona es una víctima por repercusión, un
razonamiento similar se ha seguido, llegando a afirmarse que es un hecho evidente,
aceptado por la doctrina y jurisprudencia, que las lesiones físicas y mentales de una
persona producen un sufrimiento a ella misma y a los familiares más próximos que no
requiere de demostración. 31 En la materia que nos atañe, nuestros tribunales superiores
de justicia han acogido lo anteriormente señalado y han sostenido dicha línea de
razonamiento a lo largo de todo el siglo XX –que estimamos correcta– y que al día de
hoy aún conservan, razonamiento cuya perdurabilidad podemos corroborar a través de
la lectura de los siguientes fallos:
i. Una antigua sentencia dictada por la Excma. Corte Suprema –de fecha el 8 de
noviembre de 1944- que, en lo pertinente, declara que:

«una de las razones que justifican en derecho la indemnización por el daño


moral, es el efecto de la disminución de la capacidad de trabajo, la depresión de
salud o de las energías, fenómenos naturales y ordinarios que, por ello, no
necesitan ser especialmente probados, ya que la comprobación de su realidad
va incluida en la existencia misma de la desgracia, que para el demandante -
27
CORTE SUPREMA, causa rol 33344-2020, sentencia de 13 de agosto de 2021.
28
CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, 16 de agosto de 1984, RDJ, t. LXXXI, sec. 4ª, p. 140. Citada en CORRAL
TALCIANI, H. (2004) op. cit. P. 89
29
DIEZ SCHWERTER, J. (2006) op. cit. P. 142
30
Relevante en este punto es un fallo del 4° Juzgado de Policía Local de Santiago que en lo pertinente
señala “Se entiende el daño moral como la lesión o agravio, efectuado culpable o dolosamente, de un
derecho subjetivo de carácter inmaterial o inherente a la persona y que es imputable a otro hombre. Se
sigue de este concepto como consecuencia necesaria que la demostración de la trasgresión o agravio del
derecho subjetivo importa, al mismo tiempo, la prueba de la existencia del daño moral.” Visto en CORRAL
TALCIANI, H. (2004) op. cit. P. 91
31
CORTE DE APELACIONES DE SAN MIGUEL, 8 de agosto de 1989. Rev., t. 86, sec. 4ª, p. 73. Vista en DIEZ
SCHWERTER, J. (2006) op. cit. P. 145

18
pariente cercano de la víctima- importa el delito o cuasidelito cometido en la
persona de ésta»32

ii. Por su parte, respetuosamente hacemos presente que la I. Corte de San Miguel, en
sentencia de 8 de Agosto de 1989, sentenció lo siguiente:

«Las lesiones físicas y mentales a una persona producen un sufrimiento en ella


misma y a los familiares más cercanos. Tal daño no requiere de prueba y en
todo caso debe ser indemnizado por quien lo haya ocasionado, tomando en
cuenta todos los antecedentes reunidos, debiendo hacerse al respecto una
apreciación equitativa y razonable por el Tribunal»33

iii. La Excma. Corte Suprema de Justicia, en un pronunciamiento respecto a un recurso


de casación en el fondo sobre una materia análoga a la de estos autos, causa rol N°
31.965-19 de fecha 14 de abril del 2020, afirmó:

«DÉCIMO: (…) En efecto, parece desacertado y contradictorio que se estime


demostrado el hecho dañoso y se le califique como un delito de lesa
humanidad, para después declarar que el daño moral no ha sido probado por los
actores -hermanos de la víctima directa-, a pesar de tener un vínculo de
consanguineidad no discutido, más aún cuando el lazo familiar sí se considera
suficiente en relación con los padres, hijos, cónyuges y convivientes.»

c. Fijación del quantum indemnizatorio por daño moral. Es un hecho indiscutido


que la fijación del quantum indemnizatorio particularmente en esa clase de daño se
encuentra sujeta a la discrecionalidad, la prudencia y la equidad del juzgador, siendo
esta una facultad privativa del Tribunal. Lo anterior no obsta a que, de todas maneras,
abordemos respetuosamente este punto a grosso modo.
Ha sido la doctrina quien, tras un exhaustivo análisis de lo resuelto por los tribunales
del país, ha extraído ciertos parámetros a partir del razonamiento desplegado por
diversos juzgadores34, de los cuales estimamos menester –en consideración a la clase de
delito del cual deriva el daño que se demanda– destacar algunos de ellos.
i. Gravedad del suceso que constituye la causa del daño: En este caso nos
encontramos ante un delito calificado como “de lesa humanidad”, cuya excesiva
gravedad es manifiesta, tornándose –al parecer de esta parte– innecesaria el desarrollo
de ésta.
ii. Naturaleza del Derecho cercenado: Nos encontramos frente a la lesión de Derechos
Humanos: derechos que emanan de la dignidad humana y que se encuentran
consagrados tanto constitucional como internacionalmente, siendo su relevancia algo
patente y cuya significancia35 deviene en fundamental para la determinación y
valoración del daño moral.
iii. Las consecuencias que se derivan del daño causado; su duración y persistencia
que impliquen convertirlo en un perjuicio moral futuro: Nos encontramos frente a
secuelas que han calado en lo más hondo de la personalidad del afectado y sus cercanos,
por cuanto no fueron sólo sucesos particulares los que originaron los daños, sino que
además fue algo sistemático: social, político y cultural, que forzó al afectado y su
cercanos a frenar su desarrollo como persona y a abandonar toda esperanza de hallar
consuelo o esperanza.36 Nos encontramos frente a daños que no sólo han perdurado

32
RDJ, Tomo XLII, sec. 1, p. 392
33
RDJ, Tomo LXXXVI, sec. 4, página 73.
34
Ibídem. P. 250
35
BARROS BOURIE , E. (2010) op. cit. P. 310
36
Un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago desarrolló este factor, señalando que “Para regular el
daño moral… esta Corte tomará en cuenta todas las consecuencias físicas, psíquicas y familiares que la

19
décadas, sino que se han convertido en la sustancia misma de la persona del afectado y
sus cercanos, no pudiendo ser calificados como sólo daños perdurables, sino como
daños que han afectado el pasado, el presente y, sin duda, afectarán su futuro, debiendo
ser indemnizados en atención a la particularidad de los hechos que rodean a la presente
acción.
3. Sin perjuicio de lo ya expuesto, en las oportunidades procesales correspondientes esta
parte se valdrá de los medios de prueba que, a nuestro parecer, no solo acreditan los
daños que se demandan, sino que los corroboran.
IV. Tendencias actuales en materia de indemnización de daño moral por delitos de
lesa humanidad
1. En el último tiempo se ha generado un considerable cambio en la percepción de
nuestros tribunales en torno al significado y la importancia de la reparación del daño
moral causado en esta materia a raíz de la actuación de los agentes del Estado en
tiempos de dictadura. Como muestra de ello recientemente se han dictado diversas
sentencias que han reconocido la trascendencia del rol de los derechos esenciales de la
persona frente al actuar del Estado, trascendencia que se encuentra plenamente
consagrada en nuestro ordenamiento jurídico y que constituye un verdadero límite para
el aparato estatal. Destaca entre éstas la siguiente, del 3° Juzgado de Letras de Punta
Arenas:

“Décimo tercero: Por ende, es a la persona humana a quien debe


respetársele los derechos esenciales que emanan de su naturaleza,
garantizarle su pleno y libre ejercicio, y en caso que ellos sean violentados,
debe repararse el daño en su integridad, sin que el Estado, so pretexto de
alcanzar el bien común, deje de respetar aquéllos ni invoque el Derecho
interno para eximirse de su responsabilidad en caso de habérseles
atropellado.
Décimo octavo: (…) Es necesario explicitar que una de las definiciones que se
ha dado al daño moral es que se trata de bienes que tienen en común el carecer
de significación patrimonial. Otra definición es la lesión a los intereses extra
patrimoniales de la víctima, que son aquellos que afectan a la persona y lo que
tiene de persona pero que es insustituible por un valor en moneda, desde que
no se puede medir con ese elemento de cambio.
Sin embargo, en rigor, sólo las lesiones a bienes de la personalidad
constituyen un daño propiamente moral (entendido como concerniente al fuero
interno o al respeto humano); no lo son, por el contrario, el dolor corporal, la
angustia psicológica o la pérdida de oportunidades para disfrutar de una
buena vida, que, sin embargo, se entienden inequívocamente pertenecientes a
esa categoría.
En este punto, valga expresar que se concuerda con el Informe de la Comisión
Nacional sobre Prisión Política y Tortura, en cuanto a que la comprobación
de que las consecuencias de la prisión política y de la tortura no ha
dependido necesariamente de su duración, sino más bien de sus
características propias, como el tipo de recinto de reclusión, las
condiciones de la prisión o la intensidad y métodos de tortura, ha
determinado que en esa lista no se distinga por la duración de la prisión.
Consecuentemente, el tiempo de prisión no ha sido considerado para las
medidas de reparación propuestas, (…).
Décimo noveno: Relativo al quantum indemnizatorio, se ha indicado como
criterio de determinación el de la equidad, aceptado como regla de valoración
conducta ilícita del imputado ha originado y que fluyen de las motivaciones precedentes, especialmente
cuando ellas han afectado a una persona en su plena juventud y que tanto esperaba de su futuro , sin
desatender, por otra parte, la forma en que fueron causadas las lesiones…” Visto en CORRAL TALCIANI, H.
(2004) op. cit. P. 94

20
del daño moral por códigos recientes; sin embargo, se reconoce que en nuestro
país se entrega a la discreción y prudencia del juzgador esta materia.
Se tiene en mente que la función de la reparación del daño moral es más
bien compensatoria: la víctima recibe una indemnización que no pretende
restablecer el estado de cosas anterior al daño, sino cumplir la función más
modesta de permitirle ciertas ventajas, que satisfagan su pretensión legítima
de justicia y la compensen por el mal recibido.
Prudencialmente, conforme a los hechos acreditados en la presente sentencia
en el considerando décimo primero, la circunstancia acreditada que las
víctimas fueron apresados, torturados y relegados en algunos casos, por agentes
del Estado en un período determinado de nuestra historia reciente, en el marco
de una política de Estado represiva, las secuelas que dichas circunstancias les
han provocado a los actores que duran hasta el día de hoy, […], sin hacer
distingo entre los actores respecto al tiempo de reclusión, como se explicitó
en el considerando anterior, conforme al Informe de la Comisión Nacional
sobre Prisión Política y Tortura.”37

2. La referida sentencia sigue una tendencia jurisprudencial reciente, y correcta al


parecer de esta parte, que enfoca la avaluación del daño moral en la dimensión del
daño ocasionado a la víctima y no en el mero tiempo de reclusión , por cuanto
reducir el dolor y la angustia de las víctimas al período en que estuvieron detenidas
implica desnaturalizar la presente acción. Ello, por cuanto el daño demandado no es la
mera privación de libertad, sino la intensidad y la extensión de la lesión a los derechos
humanos de las víctimas.

V. Los actos cometidos por el Estado de Chile a través de sus órganos son actos
terroristas.
1. Que como podrá observar Vuestra Señoría a la luz de las normas del ordenamiento
interno de Chile, como también aquellas de ius cogens, la conducta vulneradora de
DD.HH. por parte de la demandada reviste un carácter terrorista, pues sin lugar a dudas
persiguió generar sufrimiento físico y mental, con el claro fin de obliterar a todo aquel
que fuere un opositor o se viere relacionado de alguna forma con éstos, e incluso en
ocasiones a personas sin motivo alguno.
VI. Causalidad
1. No existe duda Vuestra Señoría que la causalidad se encuentra fehacientemente
acreditada. De hecho, el mismo demandado Estado de Chile le ha reconocido la calidad
de víctima al incluirle en la nómina de personas reconocidas como víctimas del
Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (llamado
coloquialmente Informe Valech).
Por Tanto
Y de conformidad a los hechos expuestos que dan cuenta de las torturas de las que fui
objeto y a lo prescrito en los artículos 5, 6, 7, 19 y 38 de la Constitución Política de la
República, artículo 4 de la Ley 18.575, las diversas fuentes de derecho internacional
citadas que nuestra legislación ha reconocido como ius cogens, y demás normas que
Vuestra Señoría estime aplicables, venimos en solicitar respetuosamente se tenga por
interpuesta la presente demanda de indemnización de perjuicios por responsabilidad
del Estado en contra del Fisco de Chile, representado por don Marcelo Chandía Peña,
ambos ya individualizados, someterla a tramitación, y en definitiva, acogerla en todas
sus partes, declarando al efecto:
1. Que observándose la evidente responsabilidad del demandado por el daño provocado
y verificándose los requisitos para su procedencia, se condene al Fisco de Chile a pagar
a este demandante la suma de $350.000.000 (trescientos millones de pesos) por
37
GUELET CON FISCO DE CHILE. 3° Juzgado de Letras de Punta Arenas. ROL C-499-2017. Sentencia de 26 de
agosto de 2019.

21
concepto de daño moral; y en subsidio de lo anterior, a la suma que Vuestra Señoría
estime ajustada a derecho en consideración al daño provocado;
2. Que las sumas a las cuales sea condenada la demandada deban ser pagadas más los
reajustes e intereses desde la notificación de esta demanda y hasta el pago efectivo y
total de las mismas, y en subsidio de lo anterior, en la forma que Vuestra Señoría
determine.
3. Que se condena al demandado al pago de las costas de esta causa.
Primer Otrosí: Hago presente a Vuestra Señoría que me patrocina en este
procedimiento y confiero poder con todas y cada una de las facultades señaladas en el
artículo 7 del Código de Procedimiento Civil, ambos incisos, según se observa en el
mandato judicial conferido y que acompaño en este procedimiento -con citación y/o
bajo apercibimiento que en derecho corresponda-, al abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión don Francisco Javier Amigo Cartagena, domiciliado en la
ciudad de Concepción, en calle Tucapel 564, Oficina 67.
Por Tanto
Ruego a Usía tener presente la personería anteriormente señalada.
Segundo Otrosí: Solicito a Vuestra Señoría tener presente que en cumplimiento de lo
ordenado en el artículo 49 del Código de Procedimiento Civil vengo en señalar la
siguiente dirección de correo electrónico franciscoamigo@amigoabogados.cl para los
fines que corresponda, aclarando entonces este demandante que es de nuestra voluntad
que las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa o
aquellas en las que se ordene la comparecencia personal de las partes sean notificadas
por cédula como en Derecho corresponde, y no por correo electrónico.
Por Tanto
Pido a Vuestra Señoría tenerlo presente.

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