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Hidrología, Recursos Hídricos y Cambio Climático (2ª Parte)

Dr Osvaldo F. Canziani, IPCC, FEU

Introducción
La premisa sobre el valor del agua como elemento insustituible en la vida y desarrollo de la
sociedad humana incluye, sin lugar a duda alguna, a la vida de las innumerables
comunidades animales y vegetales que constituyen los ecosistemas naturales y los sistemas
manejados por el hombre. (p.e. sistemas agrícola-ganaderos y agroforestales). El análisis
anterior se refirió a las implicaciones de la variabilidad y el cambio climáticos sobre las
variables hidrometeorológicas. consideró, además, la cuestión de las aguas subterráneas.
Los sistemas hidrográficos, a la vera de los cuales comenzaron su desarrollo numerosas
civilizaciones, como ocurrió con :
 la civilización de Ur y Sumeria, puestas al día con la reciente guerra en Irak, en la
cuenca del Eufrates y el Tigris,
 la civilización egipcia, sobre el Nilo, o
 las civilizaciones pre-incaicas, de los valles aledaños al altiplano andino, incluida la
ceja de montaña, que se desarrollaron a través del imponente y complejo sistema
hidrográfico andino, donde nacen los ríos Amazonas y Orinoco,
junto con los cuerpos lacustres y los humedales, continúan siendo centros de desarrollo
y evolución de formas de vida. El análisis que sigue se ocupa de los efectos de los
cambios climáticos sobre los sistemas hidrográficos.

El ciclo hidrológico de cuenca


La cuenca de un río, como unidad geográfica, está limitada por su sistema de drenaje que,
por acción de la gravedad, la somete al desplazamientos de las masas de agua, en forma
superficial y sub-superficial, hacia el océano o hacia lagos interiores, o hacia direcciones
diferentes, a veces erráticas, como ocurre en cuencas arrheicas.
La cuenca constituye una unidad de área lógica para la realización de estudios hidrológicos.
Dentro de tal marco se puede, de manera conveniente, establecer balances hídricos y
evaluar los recursos de agua; y, dentro de ciertos límites, estimar la probabilidad de
ocurrencia de eventos extremos, tales como inundaciones y sequías. Esto es particularmente
importante pues tales eventos definen excesos o deficiencias hídricas y afectan los caudales
y las masas de agua depositada en reservorios, produciendo impactos diversos sobre el
individuo, su bienestar y su salud, y la producción de bienes de consumo.
La cuenca permite, también, hacer uso de la información hidrometeorológica relevante,
para un manejo más efectivo del recurso hídrico, a través del conocimiento sobre como y de
que manera se puede intervenir localmente en el ciclo hidrológico de la cuenca, o de alguna
sub-cuenca específica. El manejo de la información hidrometeorológica permite identificar
los insumos, depósitos y reservas, transferencias y extracciones. Lógicamente, la
información y el monitoreo continuo, tarea fundamental en este período de modificación
climática, de la cuenca constituyen los elementos básicos para el manejo del recurso
hídrico y el establecimiento de sistemas de vigilancia de cuenca.
Conocidos los efectos de las condiciones extremas, pues la variabilidad climática (p.e.
procesos de El Niño) nos ha mostrado ya condiciones extraordinarias, con crecidas o

IPCC: Panel Intergubernamental sobe Cambio Climático , FEU Fundación Ecológica Universal
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períodos de seca, según la región, es coherente que el calentamiento terrestre genere


situaciones cuando menos análogas. En efecto, asociado a proyecciones de las variables
hidrometeorológicas que insinúan cambios en la distribución, temporalidad e intensidad
de las precipitaciones e incrementos de temperatura que exacerbarán las tasas de
evaporación y evapotranspiración, es simple deducir que el cambio climático aparejará
modificaciones, en algunos casos sustanciales, del balance hídrico de una cuenca..
La figura 1 muestra las componentes de ciclo hidrológico de cuenca.

Insertar la figura 1

Caudales de los ríos


La evaluación de los trabajos sobre el impacto del cambio climático sobre los sistemas
hídricos, muestra que el número mayor de estudios hidrológicos sobre los efectos del
cambio climático se concentra en los cambios potenciales del flujo fluvial y la escorrentía.
La distinción entre flujo fluvial y escorrentía puede ser vaga, pero, en términos generales, el
flujo fluvial es el agua en un canal o lecho del río, normalmente expresado como una tasa
del flujo que pasa por una sección del río, medido típicamente en m3 / seg, mientras que le
escorrentía es la cantidad de precipitación que no se evapora, expresada comúnmente
como un equivalente de la altura o espesor de agua, a través del área de captación o cuenca
de drenaje. Como lo definen la UNESCO y la OMM, es la parte de la precipitación que, al
alcanzar el lecho del río, forma parte del flujo fluvial.. En este contexto, se define como
coeficiente de escorrentía a la relación entre la escorrentía y la precipitación, ambas
expresadas del altura de agua.
Una relación simple entre ambas variables puede ser la que resultaría de considerar a la
escorrentía como el flujo fluvial dividido por el área de la cuenca de drenaje, aun cuando
no se mantiene necesariamente en áreas secas debido a que la escorrentía generada en una
parte del área de captación puede infiltrarse antes de alcanzar un canal o lecho y
transformarse en flujo fluvial. En intervalos de tiempo cortos, la cantidad de agua que deja
el área de captación a través de una salida / canal / lecho se expresa normalmente como
flujo fluvial. Para períodos de un mes o más, usualmente, es considerada como escorrentía.
En algunos países “ escorrentía “ implica sólo la escorrentía superficial ( o, más
precisamente, la respuesta rápida a un insumo de precipitación) y no incluye la contribución
de la descarga de agua subterránea al flujo.

Tendencias observadas en los caudales


En líneas generales, los sistemas hidrográficos estudiados muestran consistencia entre
precipitaciones y caudales. Las observaciones realizadas en los últimos años muestran que
el flujo fluvial tiende a crecer donde la precipitación ha aumentado y viceversa Las
variaciones de caudales, de año en año, están mejor relacionadas con las precipitaciones
que con los cambios en las temperaturas. Sin embargo, en extensas partes de Europa
oriental, , centro de Canadá y California, se observan ciertos desplazamientos sutiles, y sin
precedentes, en los flujos fluviales entre la primavera y el invierno, que han sido vinculados
al incremento de las temperaturas. En estos casos, la precipitación ha caído como lluvia y
no como nieve, razón por la cual ha alcanzado los ríos más rápido que cuando éste se
alimentaba con la fusión de la nieve. En regiones más frías, como ocurre en el norte de
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Canadá y de Siberia, un reciente aumento de la temperatura ha tenido poca influencia sobre


la temporalizad de los caudales, porque la precipitación continúa cayendo en forma de
nieve.
Sin embargo, por diversas razones, resulta difícil identificar las tendencias en los datos
hidrológicos. Los registro suelen ser cortos, especialmente en países en desarrollo, y
muchas series de datos provienen de cuencas con una extensa historia de intervenciones
humanas, debido a los diversos usos de la tierra, con sus impactos diferentes en las
condiciones de escurrimiento, infiltración, evaporación, etc. Por otro lado, la variabilidad
del comportamiento hidrológico en el tiempo es muy alta, particularmente en entornos
secos, por lo que la detección de señales, que podrían atribuirse al cambio climático, es
dificultosa. Pero, la variabilidad que deriva de ritmos climáticos de baja frecuencia, está
siendo crecientemente reconocida, de manera que los investigadores que tratan de
identificar las tendencias debidas al calentamiento terrestre, necesitan realizar correcciones
respecto de tales configuraciones de baja frecuencia. De todas maneras, debe hacerse
abundantemente claro que los tipos de uso del suelo y cambios como los que introducen
terraplenes, rutas y otros, que se introducen continuamente en la cuenca receptora, pueden
producir efectos que excedan los de cualquier tendencia climática. Algunos estudios (1)
muestran que los cambios inducidos por acción humana enmascaran los efectos de cambios
climáticos, en una muestra de cuencas del medio oeste de los Estados Unidos de América.
Esto hace que, aún cuando se identifique una tendencia, puede ser difícil atribuirla al
calentamiento global debido a que también se producen, de manera continuada, otros
cambios en la cuenca. Situaciones similares ocurren en las cuencas de la llanura pampeana,
donde el desarrollo de sistemas de canales y de terraplenes, principalmente de caminos, han
constituido elementos adversos para la escasa escorrentía de una llanura excesivamente
plana. Frente a recientes eventos hidrológicos ha resultado necesario cortar rutas o
dinamitar obstáculos que, en vez de proteger a las poblaciones, excedido ciertos niveles de
precipitación, se han transformado en condicionantes opuestos a los que dieron origen a su
construcción. El caso del muro protector de las poblaciones aledañas al Rio Salado del
Norte, en la Provincia de Santa Fe, constituye un ejemplo del doble problema de permitir la
ubicación de asentamiento humanos en zonas de marcado riesgo de inundación y carecer de
información apropiada ante los excesos hídricos que generan la variabilidad y el cambio
climáticos. La exacerbación de eventos extremos, con precipitaciones máximas que en
algunas regiones de la Región Pampeada, han producido tormentas con precipitaciones que
excedieron los 300 milímetros en varias oportunidades, no ha sido tomada en cuenta por los
niveles de decisión, políticos y privados, con los resultados lamentables que registra los
medios de información.
En lo que corresponde a países en desarrollo, como es el caso de Argentina, una marcada
falta de datos y de análisis consistentes hace difícil obtener una imagen representativa de
las condiciones pasadas y recientes del comportamiento de la cuenca e imposible definir
tendencias de su comportamiento hidrológico futuro. Los recientes desastres sociales,
económicos y ecológicos registrados en las cuencas de la región Chaco-Pampeana
constituyen un ejemplo indiscutible de tales falencias. No sólo se ha reducido en forma
dramática la densidad de estaciones de observación sino que los niveles de decisión no han
desarrollado sistemas apropiados de monitoreo y los servicios de alerta hidrometeorológica
/ hidrológica. Los sistemas existentes, como el que suministra el COAH- Centro Operativo
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de Alertas Hidrológicas, que establecimos y desarrollamos, en la Secretaría de Recursos


Hídricos, con el apoyo del CONICET, en ocasión del evento de El Niño, de 1983, se ocupa
sólo de algunos segmentos de cuencas principales. Pero, como es sabido, su tarea de
vigilancia se halla muchas veces adversamente afectada, tanto por falta de información
como por la carencia de la debida coordinación con los servicios provinciales, por cuyos
territorios transcurren ríos como el Salado del Norte.
Puesto que los procedimientos recomendados para comprender las características de las
variaciones naturales, en escala decadal, plantean la reconstrucción de series largas de
datos. La escasez de los mismos y las conocidas interrupciones de observaciones,
continuamente notificadas, desde los ámbitos científicos y operativos (por ejemplo
CONICET, Servicio Meteorológico Nacional y entidades privadas), a los niveles de toma
de decisión política, hacen imposible los estudios necesarios. Evidentemente, la seguridad
de las poblaciones y la efectividad en el uso de los recursos naturales, no puede depender
más de soluciones coyunturales, tomadas a la ligera y sin racionalidad alguna, cada vez que
ocurra un evento extremo ( inundación o sequía). El futuro del país y su ordenamiento
territorial requiere una acción política-científica integrada, que permita establecer y,
lógicamente, llevar a ejecución planes de mediano y largo plazo, con los ajustes periódicos
necesarios.
Una cultura del agua real y efectiva no puede limitarse solamente a recomendar el uso
conservativo de este recurso, debe abarcar todas las fases de sus excesos, deficiencias y
calidad.

Efectos del Cambio Climático sobre los caudales


De manera general, a pesar de la diferencia de escala entre los modelos climáticos globales
y las cuencas fluviales, la mayoría de los estudios sobre los efectos del calentamiento
terrestre sobre los caudales han utilizado modelos de circulación general de la atmósfera,
para definir los cambios en el clima que son aplicados a los insumos climáticos observados,
para dar origen a series modificadas que pretenden ser representativas de proyecciones
climáticas posibles en el ámbito de la cuenca donde se han obtenido los insumos climáticos
observados. Estos datos así modificados son utilizados en modelos hidrológicos, mediante
los cuales se evalúan los cambios futuros en los caudales. El grado de confianza en los
resultados que se logran es, grandemente, una función de la confianza que se tenga respecto
de los escenarios de cambio climático en la escala de la cuenca de captación. Sin embargo,
es oportuno destacar que la utilización de modelos hidrológicos no apropiados puede llevar
a resultados erróneos.
La utilización, alrededor del mundo, de modelos hidrológicos de macro-escala, con una
resolución espacial de 0.5º por 0.5º, tomando como base climática los datos de 1961 a
1990, con escenarios derivados de experimentos realizados en Hadley ( HadCM2 y
HadCM3), provee una imagen de los cambios absolutos en la escorrentía anual ,para el año
2050. Ambos modelos fueron corridos para un incremento en las concentraciones efectivas
de CO2 del 1 % anual.
Las configuraciones del cambio son ampliamente similares a los cambios en la
precipitación anual, aumentos en las latitudes altas y muchas regiones ecuatoriales, con
disminuciones en latitudes medias y algunas regiones subtropicales – sin embargo, el
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aumento general en la evaporación significa que en algunas áreas, aunque se observen


aumentos en las precipitaciones, , experimentarán una reducción en la escorrentía.
La Tabla I incluye una referencia sobre los efectos posibles del cambio climático en las
escorrentías y caudales, en regiones climáticas diferentes.
En relación con esta cuestión, es importante destacar que, por la falta de capacidad de los
modelos matemáticos corrientes para proyectar eventos extremos, no se dispone de
información sobre los efectos de los eventos extremos de precipitación sobre escorrentía y
caudales. Sin embargo, las tormentas intensas observadas en muchas regiones del mundo y
la exacerbación de los procesos pluviosos en huracanes, tormentas y ciclones tropicales
puede ser atribuida al calentamiento antropogénico. Las observaciones del calentamiento de
los océanos, que, en el orden global, suman cantidades varias veces mayor que 10 22 Joules
( equivalente a más de 10.000 trillones de KW-H, usando la nomenclatura americana),
muestran un aumento marcado de la evaporación de los océanos y, en función de la
distribución de las corrientes atmosféricas, la advección sobre los continentes, de masas con
alto contenido de agua precipitable.
Estudios realizados en la Pampa Húmeda y sobre la Cuenca del Río Salado del Sur (1)
muestran un incremento sustancial de tormentas extremas, con intensidades y frecuencias
varias veces mayores que las observadas en los primeros setenta años del Siglo XX. Ellas
son la causa de las inundaciones que se observan en la región estudiada, que mantienen
inundadas algunos millones de hectáreas productivas y que, hacia el oeste, particularmente
en el territorio de la Provincia de La Pampa, han permitido aumentar la frontera agrícola,
antes impendida, por condiciones prevalecientes de sus balances hídricos.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), estos
procesos deben ser estudiados, constituyendo un tema importante en el próximo período de
evaluación, recientemente iniciado.
Estas condiciones hacen obligatorio reiterar lo expresado en artículos anteriores, cuando ya
se expresaba que la realización de estudios orientados al planeamiento territorial carece de
valor científico si no se toman en cuenta las condiciones que emergen del calentamiento
global y sus efectos regionales. Lamentablemente, la carencia de estudios ambientales
integrados, la destrucción de los sistemas de observación, la carencia de sistemas de
monitoreo del cambio ambiental global, la falta de estudios interdisciplinarios, el
desconocimiento de la hidrología subterránea, la falta de sistemas de vigilancia de cuencas
y , por sobre todo, esa típica falta de coordinación que domina a la operación de
administraciones aisladas, sin contacto con entidades privadas, etc, han demostrado ser
fatales en el reciente caso de las inundaciones fatales de la Provincia de Santa Fé.

Referencias.

1.- Chagnon S.A. and M.Demissie, 1996. Detection of changes in streamflow and floods
resulting from climate fluctuations and land use drainage changes, Climate Change 32
2.- Canziani O.F., J.C Gimenez, 2002. Impact of Climate Change and Extreme Events on
the Hydrometeorological Conditions of the Pampas ´Region. Analysis of potential socio-
economic effects. (Under private contract)

Buenos Aires, Mayo 2003.

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